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Karl Riiter * Karl Ritter 169

LA ORGANIZACION DEL ESPACIO organismos presentan, tanto en los vegetales como en los animales y en
EN LA SUPERFICIE DEL GLOBO Y SU FUNCION el hombre, una base y una cúspide, una derecha y una izquierda. Sí, este
Todo terrestre perfectamente asimétrico, al no obedecer aparentemente
EN EL DESARROLLO HISTORICO **
a ninguna regla y ser difícil de captar como un conjunto, nos deja una
impresión extraña y nos vemos obligados a utilizar diversos métodos de
clasificación para borrar la idea de caos que de él se desprende. Por eso
han interesado más hasta ahora sus partes constitutivas que su apariencia
global, y los compendios de geografía se han dedicado fundamentalmente
a describir sus partes. Habiéndose contentado hasta ahora con describir
y clasificar someramente las diferentes partes del Todo, la geografía no
ha podido, en consecuencia, ocuparse de las relaciones y de las leyes ge­
nerales, que son las que únicamente pueden convertirla en una ciencia
y darle su unidad.
Aunque la Tierra, como planeta, sea muy diferente de las represen­
taciones a escala reducida que de ella conocemos y que no nos dan más
que una idea simbólica de su modelado, hemos tenido que acudir a esas
miniaturizaciones artificiales del globo terrestre para crear un lenguaje
abstracto que nos permitiese hablar de ella como un Todo. Así es, en
efecto, y no inspirándonos directamente en la realidad terrestre, como
Examinemos un globo terrestre. Por muy grande que sea, no puede hemos podido elaborar la terminología de las relaciones espaciales. Sin em­
aparecemos más que como una miniaturización y una representación im­ bargo, teniendo en cuenta que la red matemática proyectada sobre la
perfecta del modelado externo de nuestro planeta. Sin embargo, su per­ Tierra a partir de la bóveda celeste se ha convertido así en el elemento
fecta esfericidad, que contiene tanta diversidad, no deja de ejercer una determinante, esta terminología ha permanecido hasta ahora incompleta
profunda influencia sobre nuestra imaginación y nuestro espíritu. Lo que y no permite actualmente una aproximación científica a un conjunto es­
nos sorprende al observar un globo terrestre es la arbitrariedad que pre­ tructurado considerado en sus extensiones horizontales y verticales o en
side la distribución de las extensiones de agua y de tierra. No hay espacios sus funciones.
matemáticos, ninguna construcción lineal o geométrica, ninguna sucesión Existe una diferencia fundamental entre las obras de la naturaleza y las
de líneas rectas, ningún punto; sólo la red matemática establecida a partir creaciones del hombre: por bellas, simétricas o acabadas que estas últimas
de la bóveda celeste nos permite medir artificialmente una realidad inapre- puedan parecer, un examen atento revelará su falta de cohesión y su tosca
hensible: los propios polos no son más que puntos matemáticos defi­ trama. El tejido más fino, el reloj más elegante, el más hermoso cuadro,
nidos en función de la rotación de la Tierra y cuya realidad se nos escapa el pulido más liso del mármol o de los metales nos reservaría, visto ai
todavía. No hay simetría en el conjunto arquitectónico de este Todo microscopio, semejante sorpresa. Inversamente, la asimetría y la apariencia
terrestre, nada que lo emparente en este sentido con los edificios cons­ informe de las obras de la naturaleza desaparecen con un examen profun­
truidos por la mano del hombre o con el mundo vegetal y animal, cuyos do. La lupa del microscopio hace surgir en la tela de una araña, en la
estructura de una célula vegetal, en el aparato circulatorio de los animales,
* Karl Ritter (1779-1859). Además del que corresponde al texto traducido en este
libro, entre sus trabajos principales se encuentran: en la estructura cristalina y molecular de los minerales, elementos y con­
Ritter, K. (1822-1859): Die Erdkunde im Verhaltms tur Natur und zur Geschichte des juntos de una textura siempre más fina. Pero las obras de la naturaleza
Menschen oder allgemeine vergleichende Geographie, ais sichere Grundlage des y las creaciones del hombre difieren también por la amplitud y el ca­
Studiums und Unterrichts in physicalischen und historischen Wissenschaften, Ber­ rácter que se trasluce en su composición y en sus funciones. En efecto,
lín, G. Reimer, 19 tomos, 21 vols.
Ritter, K. (1861): Geschichte der Erdkunde und der Entdeckungen. Vorlesungen an las investigaciones efectuadas en fisiología han revelado la existencia de
der Üniversitat zu Berlín gehalten. Herausgegeben von H. A. Daniel, Berlín, una relación entre las fuerzas de la naturaleza; han permitido descubrir
G . Reimer. sistemas y leyes naturales a los que la química, la física, la óptica y la me­
* * Ritter, C. (1850): «De l’organisation de l ’espace á la surface du globe et de cánica deben especialmente su existencia.
son role dans le cours de l ’histoire» (Discurso pronunciado el 1 de abril de 1850), en
Ritter, C. (1852): Introduction a la géographie générale comparée. Traduction de ¿No deberíamos volver a encontrar esta diferencia en el caso del mayor
D. Nicolas-Obadia. Introduction et notes de G. Nicolas-Obadia, París, Les Belles cuerpo natural que conocemos, es decir, nuestro planeta, aunque es cier­
Lettres, 1974, pp. 166-189. Traducción de Isabel Pérez-Villanueva Tovar. to que no lo conocemos más que superficialmente... y su superficie mo-
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delada por las fuerzas ciegas de la naturaleza parece deber su apariencia nidamente los detalles de sus relaciones. Basta con recordar aquí que, en
actual y tan extraña al azar y al desarrollo arbitrario de las aguas y de los tres continentes del Viejo Mundo, la forma oval de Africa, romboé­
las tierras? Pero ¿cómo conciliar esta aprehensión global de nuestro drica de Asia y triangular de Europa han determinado para cada uno de
planeta con lo que sabemos de todo lo que en él vive, pueblos y demás; ellos tres tipos de relaciones dimensionales. El carácter uniforme que
con lo que conocemos de la aventura humana que en él se ha desarrolla­ adquieren en Africa (el mismo largo y el mismo ancho en longitud y en
do, y cómo conseguirlo si concebimos el globo como el lugar y la morada latitud) se opone fundamentalmente al que asumen en Europa. Aquí,
que ha ofrecido al hombre, durante el tiempo de su paso por la Tierra, en efecto, la longitud este-oeste del continente equivale a dos o tres veces
el marco necesario para desarrollarse? ; su anchura, que decrece sucesivamente desde la base del triángulo adosa­
Toda planta quiere tener y encuentra un suelo propicio para florecer da a Asia hasta su vértice orientado hacia el Atlántico. Si Africa, ese
y dar frutos. Toda criatura, para prosperar, ha ,de vivir en su elemento. cuerpo compacto y replegado sobre sí mismo, está desprovista de toda
¿Será el hombre una excepción y será el único en vivir en un medio articulación, el corazón del continente asiático, igual de macizo pero más
modelado por fuerzas ciegas que acosan la tierra, las aguas y los aires, potente, es menos penetrable; al este y al sur se encuentra además muy
teniendo en cuenta que ha asegurado su supervivencia durante milenios? finamente articulado. Europa, por su parte, se abre en todas las direc­
Aun reconociendo su gran riqueza y diversidad formal, por considerar ciones; no sólo al sur y al oeste, sino hacia el norte y hacia el interior
la Tierra, ese cuerpo inorgánico, como un todo rígido que ha aparecido en mismo de las tierras cuyas ramificaciones han tenido tanta importancia
nuestro sistema para permanecer inmutable, ¿habría que inducir que no está como la que tuvo el núcleo central respecto al desarrollo del proceso de
en condiciones de procurar a nuestra especie lo que necesita para desarro­ civilización. Teniendo en cuenta la menor superficie de las tierras y la
llarse; habría que admitir que, contrariamente a todas las criaturas que mayor riqueza natural de los miembros aislados, en este caso la civilización
alberga, sólo la Tierrra está desprovista de esa fuerza creadora que en­ ha podido penetrar, en efecto, en el interior de las tierras. El cuerpo más
gendra una fuerte estructura interna? Todo nos lleva a no buscar en el recogido de Asia no se abre en todas partes a los mares como el de Euro­
presente la imagen de la eternidad, a no confundir apariencia y esencia, pa. Los mares no penetran allí en el interior de las tierras, aunque las
las impresiones que obtenemos de una cosa o de un fenómeno y la reali­ hienden profundamente al este y al sur. No consiguen, pues, como en
dad de esa cosa o de ese fenómeno, a no interpretar las leyes naturales Europa, instaurar un equilibrio entre diferentes formas que se interpe-
establecidas como construcciones lógicas de nuestro intelecto, sino a con­ netran. Así es como el amplio núcleo central de este individuo terrestre
siderarlas como una feliz descubrimiento de un mundo fenoménico que que es Asia (y que se asemeja desde este punto de vista a la masa com­
nos rodea y que todavía no habíamos logrado dilucidar. La génesis de pacta del conjunto de Africa) se' ha encontrado privado de las ventajas
ese enjambre de estrellas que constituyen las nebulosas planetarias, el inherentes a sus articulaciones y de sus efectos. Si es hacia el sur donde
estudio de la formación de los vientos se cuentan entre las cosas que la periferia de Asia está mejor articulada, es hacia el norte donde lo está
nos han enseñado a no tachar de incoherente el desorden aparente del menos, con las ventajas y los inconvenientes que esto implica. Aunque
mundo que nos rodea. abarque una superficie igual a la mitad de la de Europa, los miembros
En efecto, cuanto más avanzamos en el conocimiento de la distribu­ siguen siendo aquí mucho menos importantes que el cuerpo compacto y
ción espacial en la.superficie del globo terrestre y cuanto más nos intere­ potente que ha conseguido frenar la evolución de la civilización en el con­
samos, más allá de su desorden aparente, en la relación interna de sus junto del continente. Los pueblos de la periferia que habían alcanzado un
partes, más simetría y armonía descubrimos en él, y en mayor medida desarrollo superior han permanecido, en efecto, aislados en sus sistemas
las ciencias naturales y la historia pueden ayudarnos a comprender la peninsulares.
evolución de las relaciones, espaciales. Si, gracias a la determinación astro­ Si el núcleo central del continente asiático se ha mantenido, por tanto,
nómica de los lugares, a la geodesia, a la hidrografía, a la geología, a la como la patria monótona de los pueblos nómadas, sus antepaíses, sus
meteorología y a la física, han podido realizarse hasta ahora grandes penínsulas articuladas y privilegiadas por la naturaleza — pensamos ahora
progresos en materia de orden espacial, queda todavía mucho por hacer en China, en Indochina, las Indias, Arabia, Asia Menor y sus subdivisio­
y podemos esperar conseguirlo mediante la intervención en el estudio de nes— han constituido individualidades físicas y humanas. Estas, sin em­
las relaciones espaciales de nuestros conocimientos relativos a la historia bargo, no han sido capaces de propagar su civilización en el interior del
de los hombres y de los pueblos y a la distribución local de los productos continente.
de los tres reinos de la naturaleza. Al ser las costas africanas periféricas poco articuladas, son más cortas
(...) que las de los demás continentes. De ahí la pobreza de los contactos
Los comentarios que hemos hecho anteriormente sobre las dimensio­ entre el mar y el interior de las tierras y la dificultad de acceso al corazón
nes horizontales de los continentes nos dispensan de estudiar más dete­ del continente. Las condiciones naturales y humanas han negado al cuerpo

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al carácter gigantesco de las formas naturales orientales, tanto más difí­


inarticulado de Africa toda individualización. Teniendo en cuenta que aqui
cilmente comprensibles cuanto que no se cuenta con ningún dato histórico
los diversos extremos se sitúan a igual distancia del interior de las tierras,
sobre ellas. Y depende, finalmente, de la excesiva riqueza de los dones
como la situación astronómica del continente a un lado y otro del ecua­
y de los productos naturales que, debido a las variaciones climáticas, apa­
dor hace que los contrastes climáticos se repartan regularmente en las
recen en este caso fuertemente contrastados. Extendiéndose desde el ecua­
zonas tropicales y subtropicales, todos los fenómenos característicos de
dor hasta las. tierras polares, este continente posee, en efecto, sobre su
este individuo terrestre, que constituye el verdadero Sur de la Tierra y
suelo las plantas y los animales más diversos. Se los encuentra no sólo
donde culmina el mundo ..tropical, han conservado un carácter uniforme
y sin embargo particular. Esto es lo que explica que el estado primitivo a lo largo de las diferentes latitudes, sino, debido a su formidable exten­
y patriarcal en el que viven los pueblos de este continente haya permane­ sión de oeste a este, a lo largo de los meridianos que se reparten entre
cido al margen de los progresos y del tiempo, qije Africa parezca obligada un mundo oriental y un mundo occidental con caracteres fuertemente con­
a ofrecer todavía durante milenios asilo a la elaboración de un futuro trastados. Para ilustrar esta oposición, bastará comparar entre sí la civi­
desconocido. Esta tierra presa del inmovilismo no conoce efectivamente lización china y la civilización del Próximo Oriénte. Para ilustrarla en el
más que desarrollos colectivos. Las plantas, los animales, los pueblos y terreno de los resultados naturales, basta apuntar la presencia del cocote­
los hombres no evolucionan individualmente. Se encuentran palmeras y ca­ ro, del sagú, del tigre en el este, y de la palmera datilera y del león al
mellos en los extremos norte y sur, este y oeste de la tierra africana. oeste; poner en paralelo, en lo que se refiere a Asia septentrional y
La. raza negra, que constituye aquí la principal población autóctona, está meridional, una vegetación alpina, el bosque de coniferas, el reno y, por
dispersa en todas las direcciones. Al igual que el continente, no ha otra parte, el árbol del pan, la caña de azúcar, el pisang de anchas hojas,
conocido más que una evolución colectiva y somera que no ha favorecido el elefante, el rinoceronte, el tapir y el mono.
en absoluto la aparición de culturas, de Estados, de pueblos y de seres A la riqueza inagotable de las relaciones naturales en esta parte del
fuertemente individualizados. Los diversos dialectos hablados por estas po­ Globo, corresponde la diversidad de las relaciones humanas. Aunque desde
blaciones negras convergen finalmente en una fuente lingüística común. el comienzo de las grandes migraciones este continente haya suministrado
En este sentido, sólo estrechas bandas costeras repartidas discontinuamen­ a sus vecinos contingentes de población, nunca ha agotado sus recursos
te en las regiones más favorecidas del continente constituyen una excep­ humanos. Al contrario, siempre ha estado abundantemente provisto de
ción. Pero esta situación privilegiada procede la mayor parte de las veces pueblos de raza, de talla y de color diferente, con modos de vida, nacio­
de aportaciones exteriores. nalidades, religiones, organización política, castas, Estados, civilizaciones,
Aunque no es más que parcialmente esférico, el extraordinario desarro­ lenguas y etnias propias. Comparativamente y desde el comienzo de la
llo costero de Asia ha engendrado un mundo de fenómenos completamen­ historia de la humanidad, ningún otro continente ha podido mostrar se­
te diferentes. Los miembros articulados del continente poseen aquí, en mejante diversidad. Por eso Asia se encuentra en el origen de todas las
todas partes, una individualidad propia. Aislados del resto del continente, civilizaciones humanas.
ero comunicados entre sí por el mar, han sido diversamente configura­ Europa es la amplia prolongación dél Asia media. Según va, al alejarse,
5 os en su totalidad por la naturaleza, sus montañas, sus valles, sus ríos,
sus mares, sus vientos y sus productos. Sus propios pueblos y sus culturas
progresando hacia el oeste, desarrolla sus superficies con una autonomía
creciente. Así, y con miembros proporcionalmente más importantes que
los convierten en mundos aparte. Esto es lo que explica por lo demás el el cuerpo, supera a su vecina oriental precisamente en el sentido de
carácter fuertemente diferenciado de las individualidades constituidas por que, no constituyendo obstáculo ni en altura ni en anchura, el núcleo
el mundo chino, malayo, hindú, persa, árabe, sirio y próximo oriental. central no consigue aislar los miembros. Este individuo terrestre fuerte­
Sin embargo, contrastando de forma sorprendente con el cuerpo del con­ mente compartimentado que es Europa ha podido, pues, conocer un des­
tinente que ha permanecido replegado entre sí mismo, los progresos lleva­ arrollo armónico y unificado que ha condicionado desde el comienzo su
dos a cabo por su civilización no han podido todavía influir o modificar carácter civilizador y ha antepuesto la armonía de las formas a la fuerza
la vida de los nómadas que circulan por aquél desde hace milenios, esos de la materia. El menor de los continentes estaba así destinado a dominar
pueblos cuyos antepasados debieron dispersarse en los amplios espacios a los más grandes. Así como Asia, continente que se extiende sobre las
occidentales y que llamamos hoy mongoles, turcomanos, kirguises, bukaros tres zonas climáticas, beneficiándose de notables dones naturales y con
(uzbekos), kalmukos y demás. Menos aún han podido alcanzar el norte esencial predominio de las pesadas masas de tierra, estaba abocada desde
del continente, que, a pesar del aspecto espectacular de los fenómenos su configuración a beneficiar con sus riquezas a los continentes vecinos
típicamente orientales que se manifiestan en su inmenso territorio, se en­ sin empobrecerse por ello , Europa, continente circunscrito a la zona tem­
cuentra desprovisto de esa armoniosa unidad que proporciona una civiliza­ plada, finamente articulado, dotado de un relieve a escala humana y de
ción adquirida en común. Este estado de cosas se debe además igualmente formas continentales y marítimas que se interpenetran, estaba particular­

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mente predispuesta, por no disponer ni de los extremos ni de las riquezas Finalmente, y en comparación con los demás continentes, las islas
de aquélla, a acoger lo que le era extraño. La energía desplegada por sus que rodean a Europa se distinguen por varios aspectos. Integradas, en
pueblos industriosos para ordenar las condiciones locales la han hecho tanto que islas costeras, al territorio continental, enriquecen, como ver­
apta para utilizar sus dones planetarios de forma que ha producido una daderas estaciones marítimas, las extensiones oceánicas satélites y dan más
civilización humana caracterizada por la armonía misma que le confiere amplitud al Todo. Manteniendo con el cuerpo y los miembros del conti­
el hecho de ser un lugar de paso que garantiza a todos los demás pueblos nente una relación de amplitud relativamente importante, han ofrecido
del Globo la mejor de las acogidas. Si se sabe que la vocación, que se ha grandes superficies favorables al establecimiento de conexiones entre los
unido a la infinita riqueza- de las formas a lo largo de la historia de esta pueblos y las civilizaciones que han contribuido mucho no sólo a doblar la
parte del mundo que es Europa, se ha encontrado confirmada en la' historia superficie de los espacios considerados, sino a intensificar su desarrollo. No
universal, es menos sabido que estaba en cierta forma inscrita en ella son, sin embargo, pequeñas islas aisladas, archipiélagos rocosos alineados
desde toda la eternidad; se ha atribuido el honer únicamente al hombre, en los océanos o promontorios áridos y de difícil acceso; en efecto, Ingla­
en este caso el europeo, cuando sólo lo merece en parte. Para ser conci­ terra meridional es una prolongación natural del norte de Francia, igual
sos, no destacaremos en la estructura básica de Europa más que tres de que Sicilia de Calabria y Candía (Creta) de Morea. ¡Imaginemos sencilla­
sus relaciones características: el desarrollo de sus costas, la articulación mente cuál sería el empobrecimiento de la historia, del desarrollo local
de sus tierras septentrionales, las islas que la rodean. y de las relaciones marítimas de Europa del norte provocado por la súbita
Desde el punto de vista de la relación de su desarrollo costero con desaparición del archipiélago británico! Privada de Seeland y de Fionia,
su superficie, Europa es indiscutiblemente el mayor de los continentes. la península de Jutlandia no sería más que una simple lengua de arena;
Si Asia, cuya superficie es cinco veces la de Europa, posee 7.000 millas en la antigüedad, sin el granero de trigo siciliano, la historia de Roma y
(52.000 km.) de costas, Africa, con su superficie tres veces superior a la de Italia hubiera sido muy diferente; finalmente, y gracias a Creta, el
de Europa, no posee más que 3.800 (28.000 km.). Las 5.400 millas archipiélago egeo y las islas jónicas han servido de puente a las civiliza­
(40.000 km.) del litoral europeo alcanzan, por el contrario, una longitud ciones jónicas e indoeuropeas en Grecia y en Hesperia (Magna Grecia).
igual a la del ecuador. Aunque situada en el corazón del universo terres­ No tenemos la intención de analizar aquí las consecuencias de la ausen­
tre, Europa, al dejar sus articulaciones que penetren todos los mares del cia total de islas a lo largo de las costas africanas, a las que ni siquiera
Viejo Mundo, se beneficia del más rico contacto posible con el mundo pertenece la gran isla de Madagascar, aislada y rechazada hacia el mundo
marino. A esta cualidad de contacto se añaden una situación marítima oceánico por las corrientes y los espacios marinos. También! está fuera de
privilegiada respecto al movimiento general de los mares y los vientos, y lugar intentar comprender las especificidades de la giganteca extensión
una abundancia de golfos y de puertos naturales cuya configuración, con­ insular, en el sudeste asiático, del mundo malayo marítimo, es decir, del
secuencia lógica de la articulación del continente, ha favorecido el desarro­ grupo indochino y de sus prolongaciones en las islas de la Sonda hacia
llo del arte de la navegación, asegurándole así el dominio de los mares. Australia: el mayor y más rico en individualidades del planeta, puesto que
Desde este punto de vista, es el archipiélago británico, con sus numerosos su superficie triangular es igual a la de Europa. Este istmo asiático ofrece
puertos y sus costas bien recortadas, el que actualmente ocupa el lugar por k demás, a causa de su posición entre dos continentes, una cierta
que tuvo en el Mediterráneo y durante la antigüedad la Grecia peninsu­ analogía con el istmo de Panamá, entre las dos Américas. Señalaremos
lar en su época de plenitud. Las costas árticas de Europa, bañadas por simplemente el hecho de que la densidad demasiado elevada de estas islas
el Báltico y el mar del Norte, profundamente hendidas por el mar Blanco, tan extendidas y ricamente dotadas les ha permitido constituir un universo
que se extienden por los distintos antepaíses, islas y penínsulas escan­ autónomo con su propia población insular, los malayos. En efecto, no se
dinavas, han asegurado a esta parte septentrional del continente un des­ pueden considerar estas islas como miembros desgajados y dependientes
arrollo tan rico como el que proporcionan a la parte meridional las tres del continente vecino y de su litoral, sino como miembros autónomos que,
notables penínsulas de Grecia, Italia y España. E l mundo escandinavo independientemente de esta proximidad, han sido menos enriquecidos por
confiere a Europa del norte una gran superioridad sobre la vecina Asia. el continente vecino de lo que lo han sido otras islas costeras del resto
del mundo.
Por no estar tan bien articuladas, por estar separadas de la parte meridio­
nal y mejor desarrollada de Asia, por padecer, encontrándose encajadas La observación de Estrabón a propósito de Sicilia, esto es, que las
entre las tierras polares y la alta Asia central de los nómadas, una situa­ articulaciones dirigidas hacia los continentes, y sobre todo las islas, son las
ción doblemente desfavorable, por estar, finalmente, insuficientemente do­ partes del mundo más ricamente dotadas, se confirma tan completamente
tadas por la naturaleza, las tierras llanas de Siberia han sido tributarias en el archipiélago que se extiende de Ceilán a Nueva Guinea, que cada
de la Europa del noreste en materia de progreso y de civilización. una de sus islas parece haber recibido un capital específico de dones natu­
rales que incluyen en el proceso de desarrollo del comercio universal en

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la zona ecuatorial. Así se encuentra, en Ceilán, el elefante blanco, perlas,
canela y rubíes; en Sumatra rinocerontes, tapires, orangutanes, tintes tantos dones que, en comparación con las formas insulares precedentes,
naturales y maderas preciosas; en Bangka los yacimientos de estaño más la han provisto de las condiciones espaciales naturales más propicias para
ricos del mundo; en Borneo oro, diamantes y mil riquezas más; en Java la realización precoz de su vocación planetaria inscrita desde el origen en
el alimento más nutritivo, la cebada, conocida desde la época de Tolomeo, su estructura. Como individuo terrestre quizá aparentemente menos pro­
el árbol del pan y la caña de azúcar; las pequeñas islas de la Sonda visto de dondes naturales, Europa estaba efectivamente destinada a con­
tienen, cada una, especias particulares; en las Molucas y en Nueva Gui­ vertirse en el crisol de las riquezas y de las tradiciones del Viejo Mundo
nea, finalmente, las auténticas maderas preciosas, el sagú, las palmeras de al mismo tiempo que en el lugar privilegiado para el desarrollo de la acti­
aceite muy rico en sustancias nutritivas, las aves del paraíso y numerosas vidad intelectual y espiritual apropiada para absorber y organizar el con­
producciones de los tres reinos de la Naturaleza han encontrado su patria junto de la humanidad. Posteriormente, esta vocación se ha extendido al
sin tener que instalarse en el continente. Aquí/ en la más estrecha unión conjunto más amplio constituido por el Viejo y el Nuevo Mundo, que,
de los mundos terrestres, oceánicos y tropicales, dotados de las más ricas receptivos a todo, han podido librarse mejor de las coacciones naturales
producciones de los tres reinos de la Naturaleza, la vida física del globo locales, permitiendo así a sus pueblos alcanzar su pleno desarrollo humano.
terrestre aparece con toda su intensidad y su potencia. Si el grado más En los encadenamientos de causa a efecto que la Naturaleza y la His­
alto de desarrollo y de civilización hubiera debido coincidir con una posi­ toria nos muestran se puede prever, puesto que el planeta parece tener
ción planetaria muy favorable, aquí es donde debiera haberse producido. una vocación más noble revelada por la continuidad histórica, una organi­
La ley que dirige el mundo del espíritu es, sin embargo, diferente de la zación superior y que por lo demás no sería de naturaleza puramente
física. Esta organización debe ser fundamentalmente diferente de la de los
que gobierna el mundo físico.
Si el desmenuzamiento en las islas separadas del continente hubiera organismos naturales sustentados por el planeta, que se mueven en él y
sido el principio general de estructura de la Tierra, lo que vemos aquí dotados de una existencia forzosamente más breve. Pues si los pensadores
realizado en el más alto grado, el continente europeo, que tiene 150.000 que contemplan la superficie aparentemente disimétrica y caótica de la
leguas cuadradas (8 .2 8 2 .0 0 0 km2), hubiera podido dividirse en quince gran­ Tierra se encuentran turbados por los resultados de su contemplación, ello
des islas como Borneo, Sumatra, las Célebes, o comparables en su super­ no se debe a la ausencia de organización en las relaciones espaciales que
ficie a Anatolia y a España; los pueblos de la Tierra hubieran estado pueden ser analizadas gracias a estudios más profundos.
perfectamente aislados en una falta total de cohesión. En la forma de A pesar del desorden aparente en que se encuentra inmerso el Globo
Europa encontramos realizado, por el contrario, el contacto y la penetra­ para un ojo inexperto, es en las diferencias entre superficies y formas
ción recíproca más favorables, así como el más perfecto equilibrio entre donde reside el secreto del sistema interno y superior de organización
las oposiciones de las formas sólidas y fluidas en el globo terrestre. No planetaria que expresa una infinidad de fuerzas cuyos efectos invisibles
encontramos por eso, en este caso, los inconvenientes de la excesiva articu­ están en interacción. Estas fuerzas, que influyen en la Naturaleza y en
lación y del desmenuzamiento del archipiélago indonesio, tan opuesto a la Historia, actúan de una forma análoga a la actividad fisiológica que
las grandes masas continentales inarticuladas. En la fragmentación de la determina la vida de los organismos vegetales y animales.
corteza terrestre en ese archipiélago y en su concentración en las masas Es precisamente en la repartición diferencial y en la amplitud irregular
terrestres compactas de Africa, tenemos dos formas extremas que actúan de las extensiones de tierra y de agua, así como en las temperaturas
diferentemente, incluso de forma opuesta, sobre las relaciones naturales variables que las acompañan necesariamente y en los movimientos aparen­
y humanas. Han debido ejercer ambas influencias negativas e inhibidoras temente desordenados de los vientos, donde reside la razón fundamental
sobre el desarrollo de sus primeros habitantes. En un caso, en la máxima de su ubicuidad y de su interacción general. Así, el hecho de que los
parcelación, la etnia más dividida y más desgarrada de la Tierra: los pue­ continentes tengan superficies diferentes explica el poderío de los pueblos
blos malayos del archipiélago indonesio; en otro, en la máxima compacti­ y la posibilidad que les es dada de dominarlas. E l aparente azar que pre­
bilidad de las tierras, los diferentes grupos de pueblos negros se encuentran side la disposición relativa de las masas de tierra refleja una ley cósmica
en el entorno natural más monótono, más uniforme y menos desarrollado superior que ha determinado necesariamente todo el proceso de desarrollo
de la humanidad. La separación a primera vista puramente física del Viejo
que existe.
Estas dos formas terrestres resultan bastante poco favorables a la evo­ y del Nuevo Mundo, de los continentes y de las islas resulta ser la esencia
lución que hace salir a los pueblos del estado de barbarie primitiva. Entre de la relación espacial universal. La desigual distribución de los dones
estos dos extremos, Europa, lejos de inhibir, estimula. Su superficie, me­ naturales es el estimulante fundamental del desarrollo de los intercam­
nos importante a escala humana y, por tanto, más rápidamente dominada bios universales. La débil superfide de Europa y la armonía de sus formas
en el tiempo, su desarrollo costero, sus articulaciones, sus islas, son otros limitadas es la condición de su libertad y de su capacidad de dominación.
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