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Romero y Zúnica (p.16) indican que problemas aparecidos en las áreas más dispares
han jugado papeles fundamentales motivando el desarrollo de la que hoy
denominamos como Estadística. Así:
Las necesidades económicas y militares de los Estados incitaron, desde tiempos muy
remotos, la realización por éstos de censos de su población y de sus riquezas.
Las piraterías berberiscas en el Mediterráneo motivaron el desarrollo de los seguros
marítimos, con sus problemas asociados de evaluación de riesgos.
El gran interés por los juegos de azar motivó, sobre todo a partir del siglo XVII, el
desarrollo teórico del Cálculo de Probabilidades.
La Teoría de Errores se desarrolló inicialmente en conexión con problemas
aparecidos en el área de la Astronomía;
la Teoría de la Correlación surgió en el contexto del estudio de problemas biológicos;
la teoría del Análisis Factorial aparece en el campo de la Psicología;
la de los Tests Gi·dos en el de la Sociología;
la del Diseño de Experimentos en el de las Ciencias Agronómicas;
la del Análisis de series temporales se desarrolla especialmente en el de la Economía
y Meteorología; etcétera…
Podemos afirmar, en definitiva, que rara es el área del conocimiento humano que no
haya contribuido con su problemática al desarrollo de la Ciencia Estadística y que no
se haya, a su vez, aprovechado de dicho desarrollo.
De acuerdo con Ross (p.9):
El término Estadística, que se utilizó hasta el siglo XVIII como una abreviatura de la
ciencia descriptiva de los Estados, se identificó cada vez más, en el siglo XIX, con las
cifras cuantitativas. Hacia 1830, en Francia e Inglaterra, el término ya fue usado de
forma general como sinónimo de la ciencia numérica de la sociedad. Este cambio de
significado se debió a que, desde 1800, los gobiernos de Europa occidental y de
Estados Unidos comenzaron a recopilar y publicar sistemáticamente una gran
cantidad de registros de censos y de otros tipos de tablas.
Aunque a lo largo del siglo XIX la teoría de la probabilidad había sido desarrollada
por matemáticos tales como Jacob Bernoulli, Karl Friedich Gauss y Pierre Simon
Laplace, su aplicación al estudio de hechos estadísticos fue casi inexistente, ya que la
mayor parte de los estadísticos sociales de la época se contentaban con dejar que los
datos hablaran por sí mismos. En particular, en esa época los estadísticos no estaban
interesados en sacar inferencias a partir de individuos, más bien se centraban en la
sociedad en su totalidad. Por consiguiente, no estaban preocupados por el muestreo
sino que intentaban obtener censos de la población al completo. Como resultado, la
inferencia probabilística sobre la población a partir de muestras era prácticamente
desconocida en las estadísticas sociales del siglo XIX. No fue hasta finales de este
siglo cuando los estadísticos empezaron a preocuparse por inferir conclusiones a
partir de los datos numéricos.