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¿Podemos afirmar entonces que toda la Biblia es acerca de una misión? No, si
creemos que las misiones es algo que nosotros hacemos. La misión no es
nuestra, es de Dios. No es que Dios le ha dado una misión a su Iglesia en esta
tierra, la realidad es que Dios tiene a su Iglesia en esta tierra para cumplir su
misión.
Desde Génesis conocemos que Dios ha hecho un pacto eterno para bendecir a
todas las naciones por medio de los hijos espirituales de Abraham. Jesús no
solamente vino al mundo; él fue enviado con una misión. En su bautismo Jesús
recibió la afirmación de su verdadera identidad y misión. La misión del ciervo
que tiene que ser agente de la salvación de Dios alcanzando los límites de la
tierra. (Isaías 49 versículos seis). La misión del rey mesías era por un lado
gobernar la tierra y recibir las naciones como herencia. Salmo 2: 8. La misión
emana de la identidad de Dios y su hijo. La misión para nosotros significa que
participamos en los propósitos del pueblo de Dios para redimir toda la
creación.
Esto echa por la borda algunas de las ideas comunes que tenemos sobre la
misión y que hemos escuchado a lo largo de nuestra vida cristiana.
Constantemente nos obliga a abrir los ojos a la gran figura, en lugar de
conformarnos con quedarnos en nuestro pequeño templo, la única orden que
tenemos nos ha sido dada a nosotros en la Biblia.
Tarea:
Busquen su Biblia los siguientes versículos, haga un pequeño comentario
sobre lo que usted comprende por cada uno de ellos. Realice su trabajo en
una página de texto y lo cargamos en el área de tareas del curso.
Este es el siglo de África, Asia y América Latina, las iglesias necesitan unirse
para avanzar el reino de Dios en esos lugares. Sin embargo hay al menos seis
barreras que debemos enfrentar antes de comenzar a trabajar para el reino
de Dios.
3. Estrategias iniciales:
o Empiece a hablar de misiones! Para saber cómo piensan los demás.
o Conduzca estudios sobre misiones. Si no es el pastor, pida permiso antes.
o Invite a alguien de fuera para que hable sobre misiones
o Organice un viaje misionero de corto plazo
Estrategias: Si la misión nos dice cómo vamos a realizar el trabajo para alcanzar
nuestra visión, las estrategias son las grandes ideas sobre las cuales nos
movemos. Más adelante enumeramos algunas estrategias que se pueden
seguir, por ejemplo crear cadenas de oración, orar por las familias en los
servicios misioneros, buscar gente que nos apoye en el trabajo del Comité de
misiones, todas estas cosas son estrategias.
Objetivos SMART. Una vez que hemos determinado una estrategia a seguir,
ésta se convierte en un objetivo. Por ejemplo si deseo empezar una cadena de
oración, se dice que los objetivos deben de ser específicos, medibles,
alcanzables, realistas y temporales. Si mi estrategia es una cadena de oración,
traducido a objetivo puede decirse que queremos involucrar a 10 hermanos
para que por el período de un año oren por la familia “González” que se
encuentran trabajando en España. Aquí, hemos especificado claramente
cuanta gente queremos, por cuanto tiempo van a orar, por quienes van a orar
y finalmente en donde están ubicados.
Desarrollar una cadena de oración. Por cada área geográfica o por cada
misionero que conozcamos es importante mantener una cadena de oración.
Considere una reunión mensual únicamente para orar por un misionero o un
lugar en específico.
Organizar un momento de oración en toda la congregación. Por ejemplo en un
servicio dominical cada domingo o siquiera una vez al mes dedicar cinco minutos
para orar por un misionero o por una región. Previo a la oración se debe dar alguna
información exacta de la persona por la que vamos a orar o del lugar; si se puede de
ambos mucho mejor.
5. Mantener una comunicación abierta con aquellos misioneros por los cuales
oramos.
6. Traer invitados especiales para este tipo de oración, gente que ha viajado al
exterior, que ha servido como misionero en algún lugar o que trabaja en
organizaciones misioneras.
7. Adoptar una familia misionera. No necesitamos conocer directamente a la
persona; podemos informarnos de una familia de nuestra ciudad que se encuentre de
misionera en otro país o en otra localidad y una vez que entremos en contacto con
ellos empezar a orar regularmente. Hace algún tiempo supimos de una familia
misionera que se encontraba en cierta ciudad de África, por muchos años habían
predicado en ese lugar con muy pocos resultados, en realidad muy poca gente se
había convertido después de casi 20 años de servicio. Algún tiempo después tuvo
lugar en esa ciudad un avivamiento como nunca antes se había visto; nuestra familia
misionera estaba sorprendida porque en realidad no habían hecho nada nuevo
durante todo ese tiempo, no habían llegado visitas, no habían ocurrido casos de
sanidad divina, tampoco habían repartido mayor literatura cristiana debido a las
restricciones legales en ese país. Sin embargo estaban sorprendidos por la cantidad
de personas que estaba viniendo a los pies del Señor. No mucho tiempo después
fueron invitados a visitar una pequeña iglesia en su país de origen, jamás habían
escuchado de esta iglesia. Cuando llegaron los hermanos les contaron que habían
sabido del trabajo que estaban realizando, y que, Iglesia habían decidido orar por
ellos todos los domingos durante los últimos dos años. Ahora, nuestros hermanos
sabían exactamente porque se había dado el avivamiento.
8. Orar por los pueblos no alcanzados. Terminamos recordando la historia de
aquel pastor en Brasil que no quería invertir en la misión a nivel internacional. Su
viejo compañero certeramente le dijo: agradezca Dios que los europeos y
estadounidenses te hace un siglo no pensaron como usted. Tenemos una deuda con
esa gente, esas personas que vinieron a vivir entre nosotros y predicaron el
evangelio entre nuestros padres y abuelos. Gracias a ellos tenemos nosotros luz en
nuestra vida y por lo tanto si no podemos ofrendar y nadie puede viajar lo que sí
podemos hacer es orar.