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EL FENÓMENO SUCESORIO.
1) La apertura de la sucesión:
Concepto:
1- Somarriba la define como el hecho jurídico que habilita a los herederos para
tomar posesión de los bienes de la herencia y se los transmite en propiedad.
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¿Por qué es importante determinar el momento de la apertura?
Los asignatarios deben ser, por regla general, capaces y dignos al
momento en que se produce la apertura de la sucesión. Art. 962.
La validez de las disposiciones testamentarias se rige por la ley vigente al
momento de la apertura de la sucesión. Sin embargo, las solemnidades
externas de los testamentos se rigen por la ley coetánea a su otorgamiento.
Art. 18 y 19 ley sobre efecto retroactivo de las leyes.
A partir de ella se podrá, por regla general, aceptar o repudiar la asignación
por causa de muerte. Art. 956 y 1226.
Los efectos de la aceptación o repudiación de las asignaciones se
retrotraen a la fecha de la apertura. Art. 1239.
Desde ese momento se pueden otorgar pactos sobre la sucesión del difunto
sin que ellos adolezcan de objeto ilícito. 1909 y 1910.
Comienza la etapa de indivisión hereditaria.
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En cuanto a los aspectos procesales: sirve para determinar el tribunal que
conocerá de las cuestiones a que de lugar la sucesión. Esto es, todas las
diligencias judiciales relativas a la apertura, formación de inventario, tasación y
partición de bienes, apertura y publicación de testamento, acción de petición de
herencia, juicios de desheredamiento, etc.
Sin embargo, esta competencia no es para los casos en que terceros que tenían
créditos contra el causante hagan valer sus derechos en contra de la sucesión,
pues en tal caso rigen las normas generales sobre competencia de los tribunales.
Se distingue:
1- Sistema de unidad sucesoria: de acuerdo al cual la sucesión del causante se
rige por una sola ley, la que se determina según el domicilio o la nacionalidad del
causante. No implica que la sucesión quede sometida a la jurisdicción de un solo
juez, sino que la ley aplicable a la sucesión será una sola.
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Excepciones:
En estos casos normalmente habrá conflicto de legislación aplicable.
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2) y 3) Delación y vocación sucesoria:
Vocación, proviene del latín vocatio que significa llamar. Es un estado previo al de
la delación.
La vocación sucesoria es entendida como el llamamiento de todos los que, por
una u otra razón, pueden asumir la sucesión del causante.
No existe un llamamiento actual ni preciso a aceptar o repudiar, sino que
solamente es una especie de convocatoria de todos los interesados a la sucesión
del causante. Es el llamamiento de todos los posibles herederos, sean testados e
intestados. Se llama a todas las personas que posiblemente puedan suceder al
causante, lo que la diferencia de la delación, que implica un llamamiento actual y
efectivo a los herederos o legatarios para aceptar o repudiar la asignación.
La delación supone la vocación, pero podría haber vocación sin delación.
// Caso del heredero designado sustituto del instituido como heredero en primer
lugar. Ambos tiene vocación sucesoria, pero el sustituto no tendrá delación si el
primero acepta la asignación.
Otros sin embargo, no hacen esta distinción, ellos afirman que la vocación
sucesoria es el llamamiento que tiene una persona para recibir una herencia
determinada. Dicho llamamiento puede provenir de la ley, o de la voluntad del
causante expresada en un testamento.
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Al producirse la muerte del causante tiene lugar tanto la apertura de la sucesión
como la delación de las asignaciones.
Mientras la apertura se produce por la muerte del causante, la delación puede no
producirse si el llamamiento está sujeto a condición.
Por eso se distinguen cronológicamente 3 etapas:
La apertura de la sucesión, que habilita a los herederos para tomar
posesión de los bienes de la herencia y se los transmite en propiedad.
La delación de las asignaciones, que se produce aunque solo sea un
instante después de la apertura, y que es el llamamiento preciso a aceptar
o repudiar.
La aceptación o repudiación del asignatario.
Por ello, es que algunos autores sostienen que producida la muerte del causante,
la herencia se radica provisoriamente en el patrimonio de los herederos, puesto
que el ingreso definitivo se produce no con la apertura ni con la delación, sino que
con la aceptación de la asignación de que se trate.
Si bien el art. 956 no distingue, refiriéndose a las condiciones en general, hay que
entender que solamente es aplicable a la condición suspensiva.
La delación en este caso no se produce hasta que se verifica el hecho incierto.
Tratándose de la condición resolutoria se sigue la regla general, la delación se
produce con la muerte del causante y no se suspende la adquisición del derecho,
el asignatario adquiere pero sujeto a condición resolutoria, y si ella se cumple
posteriormente el asignatario pierde el derecho.
// Dejo mi casa a Pedro, pero que será para Juan si el contrae matrimonio.
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confiere al asignatario de aceptar la asignación haciéndola suya y convirtiéndose
en sucesor, o bien repudiarla, quedando excluido de la sucesión del causante),
este derecho de opción no le viene del causante, es un derecho personal de
origen legal.
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El art. 956 por su parte establece que por regla general, no se puede aceptar una
asignación hasta que se ha producido la muerte del causante, dado que allí se
produce la delación de la asignación. Sin embargo, si la asignación es condicional,
la delación no se produce hasta que se verifica la condición, solo en ese momento
podrá ser aceptada.
Si la condición es suspensiva y de no hacer algo que dependa de la sola voluntad
del asignatario, la delación se produce con el fallecimiento, siempre que se rinda
caución para el caso de contravención.
// El testador deja su casa a María bajo condición que ésta no se vaya a vivir a
Perú.
En consecuencia, no se puede aceptar en vida del causante, pues en ese caso se
estaría violando el art. 1463.
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Si transcurrido el plazo el asignatario no se pronuncia, se entiende que repudia la
asignación art. 1233.
De acuerdo al art. 1225 por regla general todo asignatario puede aceptar o
repudiar libremente. Nadie, en principio, es obligado a aceptar o repudiar la
asignación deferida.
Excepciones:
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Estas personas no pueden repudiar una asignación cuyo valor supere un centavo,
el representante legal o el incapaz autorizado requieren de autorización judicial
para hacerlo, de lo contrario la repudiación adolecerá de nulidad relativa.
En lo que se refiere a la mujer casada en sociedad conyugal, queda claro que
quien acepta o repudia es el marido en su calidad administrador de los bienes
sociales y de los propios de su mujer, y que ella solamente se limita autorizar este
acto ajeno.
Si el marido se niega injustificadamente a aceptar una asignación a favor de su
mujer, entrará a regir el art. 138 bis.
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b) Tácita: a ella se refiere el art. 1241, 1244, también es tácita en el caso del art.
1230.
No lo sería el art. 1243, pues se trata de evitar que los potenciales herederos, por
temor a que se les considere como aceptantes de sus asignaciones, se inhiban de
ejecutar los actos necesarios para la buena conservación del patrimonio del
causante; de lo contrario, no ejecutarían ningún acto, aun en perjuicio de la masa
hereditaria.
Para algunos, debe seguirse la misma regla que para la aceptación. Somarriba
señala que una de las características del derecho de aceptar o repudiar una
asignación consiste en que el pronunciamiento de los asignatarios pueda ser
expreso o tácito.
Otros señalan que la repudiación debe ser expresa, a menos que la ley permita
otra cosa.
Meza Barros señala que mientras la aceptación puede ser expresa o tácita, la
repudiación debe ser generalmente expresa. Art. 1235.
La razón para esta exigencia vendría dada porque la renuncia es un acto
excepcional y por lo mismo necesita de un hecho concreto y de una prueba
especial, debiendo constar de modo inequívoco y notorio.
Además, debe tenerse en cuenta que la ley solo ha dicho que la aceptación puede
ser expresa o tácita (art. 1241) algo que no ha dicho respecto de la repudiación.
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El caso del art. 1233 es particular, en él, el asignatario no ha manifestado voluntad
alguna, ni en forma expresa ni tácita, siendo la ley la que otorga valor a ese
silencio.
4- Deben ejercerse en forma pura y simple: art. 1227. Debido a que en la sucesión
no solo tiene interés el asignatario, sino que también otras personas.
6- Una vez hechas operan de manera retroactiva: art. 1239. esta norma se refiere
exclusivamente a los herederos y a los legatarios de especie. El legatario de
género no es mencionado.
El heredero que acepta se entiende que adquirió la herencia desde el fallecimiento
del causante.
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El legatario de especie que acepta, se entiende dueño de la especie legada desde
el mismo momento, y desde ese momento les pertenecen los frutos. Si repudia, se
entenderá que jamás ha sido heredero o legatario.
7- Por regla general una vez hechas no pueden dejarse sin efecto, son
irrevocables: art. 1234 para la aceptación y 1237 para la repudiación. Tanto la
aceptación como la repudiación son actos jurídicos unilaterales, quedan perfectos
desde que se otorgaron.
La expresión rescindir, está tomada en un sentido distinto del de mera nulidad. Se
trata de impedir la revocación por parte de quien ha ejercido el derecho de opción
que la ley confiere.
Excepciones:
a) Cuando la aceptación o repudiación la hace un incapaz sin las formalidades
legales, ella puede quedar sin efecto por la vía de la nulidad absoluta o relativa
según el caso.
¿Qué efecto produce la nulidad de la aceptación o repudiación?
Retrotrae las cosas al estado anterior a la aceptación o repudiación. Por lo que se
concluye que renace el derecho de opción para el asignatario.
Al respecto, la doctrina ha entendido que la nulidad de la aceptación no equivale a
una renuncia de la asignación. Ni la nulidad de la repudiación equivale a una
aceptación.
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posible que la afecte un vicio de la voluntad. Los arts. 1234 y 1237 solo se refieren
a la fuerza y el dolo.
La fuerza debe reunir los requisitos de los arts. 1456 y 1457.
El dolo, en este caso, no debe ser obra de la contraparte, pudiendo emanar de
cualquier persona que desee perjudicar al asignatario.
El error para muchos no tendría cabida como vicio del consentimiento del
asignatario.
Los efectos de la nulidad recién señalados resultan aplicables a la nulidad de la
aceptación o repudiación por vicios del consentimiento.
c) Cuando hay lesión en la aceptación: art. 1234. no cabe la rescisión por lesión si
el asignatario repudió. No se entiende sin embargo, el sentido práctico de esta
norma. Pues, aún cuando el asignatario resulte lesionado en mas de la mitad de
su asignación, algo recibe.
Si la aceptación se rescinde a instancia de él, renace su derecho a repudiar, y si
hace esto, no llevará nada en la herencia.
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