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Doctorado en Ciencias de la Educación

Análisis del comportamiento humano

Edinguer Vázquez Ayala


000-00-2112

2.1 Ensayo
“Familia, sociedad y cultura como determinantes del
individuo (comportamiento del estudiante de nivel
superior)”
Unidad 2

Dra. María Isabel Bobadilla Domínguez


02 de agosto de 2020
“Un hombre consecuente con su sistema de vida

es ciertamente un espíritu estrecho”

Ernest Renan

Introducción
En el presente ensayo se exponen las opiniones del autor acerca de los factores

familiares, sociales y culturales que determinan el comportamiento de los estudiantes de

nivel superior. Cada uno de estos factores es presentado por separado, pero sin dejar de

lado la relación que existe con los otros factores. De esta manera se afirma que la

conducta individual es el resultado de los factores familiares, sociales y culturales en las

que una persona se desarrolló desde su concepción hasta la actualidad, y que en efecto,

sigue desarrollando, por lo que su comportamiento aún puede ser influenciado, para bien

o para mal, y por ende, puede ser modificado.

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Familia, sociedad y cultura como determinantes del
comportamiento del estudiante de educación superior.
El comportamiento de los estudiantes de nivel superior es influenciado por el entorno

familiar en el que creció, que, a su vez, algunas características comunes entre los individuos de

dicho entorno familiar están relacionadas por la sociedad y cultura del lugar donde viven,

trabajan y conviven los miembros de esta familia. Pero el término <<familia>> es muy amplio, y

por la gran diversidad de sociedades y culturas a lo largo y ancho del mundo, este término puede

tener diferentes definiciones, pero considerando únicamente las características principales y

comunes, la familia es una comunidad constituida por un conjunto de individuos relacionadas

por una afinidad y, generalmente, por lazos de consanguinidad o por lazos de matrimonio. Cabe

aclarar que los lazos de consanguinidad no son estrictamente necesarios, y esto lo podemos ver

en las familias con hijos adoptivos o con hijos de otros matrimonios (Candamil & Grajales, 1998)

Los estudiantes de nivel superior en nuestro estado (Aguascalientes, México), en

su gran mayoría provienen de familias nucleares, predicando un matrimonio monógamo

y viven padres e hijos bajo el mismo techo, teniendo establecidos los roles que la

sociedad nos ha dictado; esto es lo que en nuestra sociedad conocemos como familia,

pero en la práctica existen variantes que pueden verse reflejados en el comportamiento

de los hijos. La monogamia es un ejemplo, ya que, como se mencionó, en el concepto de

familia en nuestra sociedad es moralmente inaceptable que uno de los dos cónyuges

tenga una relación extramarital y si alguno de los dos la tiene, esta tiene un efecto en la

relación familiar y como consecuencia, se refleja en la conducta de los hijos que son

estudiantes. Este reflejo, desafortunadamente, provoca por lo general un deterioro en el

aprovechamiento académico y en las relaciones sociales con sus compañeros, amigos y


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en otras relaciones sentimentales. Otro problema que puede afectar a lo que conocemos

como familia, es cuando uno de los miembros de este grupo no cumple con los roles

prestablecidos históricamente. El ejemplo más visto, es el hecho que para las mujeres es

más difícil desarrollarse profesionalmente cuando también tiene el rol de madre en la

familia, ya que nuestra sociedad definió (no se sabe exactamente cuándo) que la madre

debe estar en casa cuidando a los niños y atendiendo a su esposo, por lo que el hombre,

si bien en la mayoría de las veces no le prohíbe a la esposa trabajar, tampoco le facilita

el compartiendo las responsabilidades y los roles dentro del hogar. Otra vez, esta falta

de empatía, inconscientemente o no, se transmite a los hijos estudiantes y cuando se

pide realizar trabajos en equipo en la escuela de manera natural hay actividades que las

hacen los hombres y otras, las mujeres, para dar un toque “femenino”. Solo basta dar un

vistazo al Instituto Tecnológico de Aguascalientes, donde es posible ver que la población

escolar en Ingeniería Eléctrica, Ingeniería Mecánica e Ingeniería Industrial es mayor el

número de estudiantes hombres (aproximadamente, por cada cuarenta hombres, hay una

mujer), mientras que en otras carreras como en Ingeniería Industrial o en Ingeniería en

Gestión Empresarial, la población escolar esta balanceada en un cincuenta porciento

hombres y cincuenta por ciento mujeres. Este fenómeno se da por la percepción que se

tiene sobre las actividades que desempeña un profesionista en las carreras

mencionadas, la cual es influenciada por la familia o por la sociedad etiquetando

profesiones para hombres y profesiones para mujeres ¡Qué absurdo! Tengo diez años

enseñando temas de Automatización en la carrera de Ingeniería Electrónica a estudiantes

entre octavo y noveno semestre de dicha carrera, y hasta el momento, no he detectado

alguna ventaja biológica o estructural de los estudiantes hombres sobre las estudiantes

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mujeres, teniendo un rendimiento prácticamente igual, sobresaliendo en la misma

proporción los hombres y las mujeres, desafortunadamente el número de mujeres

estudiantes en esta carrera es muy bajo. Solo para reforzar esta afirmación de las

carreras para cierto sexo, ¿cuántos educadores (hombres) de nivel preescolar hay en el

estado de Aguascalientes? Sin contar a los maestros de Artes y Educación Física, el 99.9

% del personal docente responsable de los grupos de educación preescolar son mujeres.

¿Los hombres no somos capaces de aprender a educar a niños entre tres y seis años?

¿Somos, los hombres, tan soberbios que es más masculino ser profesor de Ingeniería

que de Preescolar? Analizando las actividades y roles familiares en diferentes épocas y

diferentes locaciones, nos sorprende que darnos cuenta que algunos roles que se creen

exclusivos para un hombre, eran de la misma manera exclusivos para una mujer en otras

culturas (Burguiére, 1988), lo que hace cuestionarnos si el modelo familiar que tenemos

es el correcto, al que todos debemos aspirar.

La cuestión en este momento no es definir el modelo de familia correcto,

considerando y defendiendo nuestra perspectiva, sino el impacto que tendrá este sobre

nuestros descendientes, ya que los cambios familiares responden a las condiciones

económicas y sociales actuales. Cualquiera que sea la estructura familiar que rodea a un

estudiante, si esta estructura definida con roles, actitudes, cultura y valores, permanece

estable y en feliz convivencia, entonces se tiene como reflejo una estabilidad emocional

en los hijos estudiantes, motivándolos a su propia realización sin perder de vista el rol

que tiene en la sociedad. De nada sirve seguir a un modelo de familia ideal, envidiable,

social y moralmente aceptado, si no se tiene la convicción de tener un comportamiento

acorde al modelo. Lo anterior no quiere decir que el modelo de familia nuclear, basado,
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apoyado y fortalecido en alguna religión no funcione en la actualidad, pero para lograr

esto, hay que estar convencido para que el comportamiento natural de todos los

integrantes de la familia sea coherente y por ende genere y preserve ciudadanos de bien.

El segundo factor influyente en el comportamiento de los estudiantes de nivel

superior es la sociedad, relacionado implícitamente con las familias. Las sociedades

definen en gran medida los roles de cada uno de los miembros en una familia y por ende

su comportamiento en la sociedad (lugares de trabajo, escuela, lugares públicos).

Cuando se es niño, los miembros de la familia moldean a este niño siguiendo un patrón

general definido por la sociedad a la que se pertenece con la intensión, tal vez de manera

inconsciente, de ser un miembro aceptado en esta sociedad. El hombre teme al rechazo

y muchas veces, prefiere ser aceptado en contra de sus ideales y sentimientos, que

luchar por su autorrealización. Los roles no deben ser definidos únicamente por el sexo,

sino por las cualidades, valores y creencias individuales y genuinas propias de cada

persona, sin caer en el extremo de que para lograr una realización individual se vean

desvalorizadas otras personas. La sociedad no debe definir roles exclusivos ni basados

en el sexo, en la familia a la que pertenece, en las características fisionómicas, o cualquier

otra característica solo por el simple hecho de que a alguien se le ocurrió. Si la sociedad

deja de hacer exclusivos los roles, no se estigmatizaría el hecho de que los hombres se

hagan cargo de la limpieza del hogar y cuidado de los hijos mientras la mujer trabaja en

un entorno externo, o si un egresado de una licenciatura termina emprendiendo un

negocio de abarrotes, o si un miembro de la familia que por generaciones se han

dedicado a la medicina, éste decide no estudiar una carrera universitaria y emprender un

negocio electrónico, y particularmente no habría carreras para hombres ni carreras para


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mujeres, reflejándose en un incremento en la población estudiantil femenina de carreras

como la Ingeniería Electrónica, o en la Ingeniería Mecánica. La sociedad nos puede servir

como guía o para tomar algunas referencias, pero no debe ser exclusivamente quien

defina el comportamiento de una persona (Mead, 1973)

El tercer factor determinante en el comportamiento estudiantil a nivel superior es

el aspecto cultural, que a su vez, este en gran medida se deriva de las conductas

enseñadas por la familia y la sociedad, aunque no son los únicos factores que definen la

cultura en un individuo. La cultura en una persona no necesariamente igual que los demás

miembros de la familia o de la sociedad a la que se pertenece, y esto lo podemos ver

cada vez más en los estudiantes de nivel superior, que aunque aún son pocos, cada vez

hay más estudiantes reflexivos sobre los roles y comportamientos de ellos, de sus

docentes y de sus compañeros en la escuela y en la sociedad, de la misma manera que

este sector de la sociedad se ha vuelto más tolerante hacia las diferentes formas de

pensar pero que de manera simultanea señalan con menos temor cuando alguien no

actúa de manera correcta. Entonces, los estudiantes son el reflejo de la familia, de la

sociedad, pero también de su cultura. Como sociedad, tenemos un esquema cultural,

pero en la cultura individual es lo que hace sobresalir o no a un estudiante quien se

convertirá en un profesionista y un miembro económicamente activo en la sociedad. No

puede haber un hombre sin cultura, ¿qué le dejaría a la sociedad? De manera análoga,

no es posible que exista la cultura sin el hombre, sería absurdo. El cambio y adaptación

del hombre ha sido por su crecimiento cultural (Geertz, 1983)

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Conclusiones
Generalizar el comportamiento de un estudiante de educación superior por el tipo

de institución en la que estudian es un error, incluso se podría calificar como una actitud

clasista cuando se describe a los estudiantes de instituciones públicas como personas

de bajo nivel económico y que cuando egresen serán simplemente mano de obra barata,

con pocas probabilidades de ocupar puestos importantes en una empresa u organización,

siendo etiquetados como personas con bajo nivel cultural. Cuando la sociedad pone

etiquetas, más de alguno de los miembros del sector social etiquetado se verá

influenciado por dicha etiqueta y muy difícilmente tendrá la actitud para demostrar lo

contrario. Por lo que, nosotros como docentes, también influimos en la cultura de cada

estudiante y aún podemos cambiar mucho de lo que la sociedad y las familias etiquetan.

Tenemos una gran labor, un trabajo lleno de recompensas pero de la misma manera llena

de retos. Cuando se está al frente de un grupo de estudiantes no debemos únicamente

enfocarnos en transmitir conocimiento técnico, debemos fomentar la innovación, el

cuestionamiento sobre las teorías actuales, favoreciendo la autorrealización en los

estudiantes de nivel superior.

Aunque los estudiantes de nivel superior son adultos, la mayoría de ellos son

influenciables por el docente, ya que para fortuna o no, el profesor de nivel superior sigue

siendo un referente entre sus estudiantes, por lo que una de nuestras actividades no es

tratar de que ellos sean como nosotros o que sean nuestro reflejo exacto, sino que

debemos motivarlos para que formen su propia cultura, sus ideales, sus valores, su

comportamiento, de tal manera que vea por el bien común sin descuidar el propio.

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Referencias
Candamil P., E. M., & Grajales S., G. M. (1998). Comportamiento Humano, familia, sociedad y
cultura como determinantes del individuo. Universidad del Valle, sistema institucional
de educación desescolarizada, Santiago de Cali.

Burguiére, A. (1988). Historia de la familia. Alianza Editorial. España.

Geertz, C. (1983). La interpretación de las culturas. Editorial GEDISA. Barcelona, España.

Mead, M. (1973). Sexo y temperamento en las sociedades primitivas. Editorial Lata. Barcelona,
España.

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