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1. Definición.
Vanguardia:
1. f. Parte de una fuerza armada, que va delante del cuerpo principal.
2. f. Avanzada de un grupo o movimiento ideológico político, literario, artístico, etc.
Vanguardista:
1. adj. Calificativo que se aplica a alguien o algo que tiene relación con las vanguardias.
2. adj. Calificativo que se aplica a alguien o a algo que, en su tiempo, va a la cabeza de la renovación y
de la experimentación artísticas.
2. Introducción.
El siglo XX comienza cargado de nuevas inquietudes y propuestas artísticas. Entre 1918 (fin de
la Primera Guerra Mundial) y 1924 se desarrollan los vanguardismos o vanguardias (que van
evolucionando durante toda la primera mitad del siglo pasado), caracterizados por la ruptura deliberada
con el realismo 1 precedente. Artistas visuales, músicos y escritores arremeten en la búsqueda de
nuevas formas, temas y motivos para sus obras, volcándose en el universo de lo inexplorado hasta
entonces. Se crearán manifiestos2 artísticos y muchos autores se adherirán a las distintas escuelas,
plasmando en sus obras las líneas fundamentales que las caracterizan. Otros permanecerán al margen
de dichos movimientos, optando por una creación autónoma que, sin embargo, adoptará esporádica e
inevitablemente algunos de los elementos que estos propugnan.
Rebeldía frente a lo
establecido. Audacia
Vanguardias Experimentación
Literatura
Cinematografía
Teatro
1
Movimiento estético que en convivencia con el Romanticismo acaba por desterrarlo, se conoce la postura
literaria (y del arte en general) mediante la que el escritor se erige , a través de un narrador por lo común
omnisciente, en fingido copista de la realidad, es decir en “cronista” artístico de la vida y las gentes de su época,
de sus problemas, de su entorno, de sus fisonomías y de sus caracteres, que contempla y describe con
minuciosidad científica, rehuyendo en el estilo la grandilocuencia de los románticos.
2
Escrito breve en el que se exponen las bases teóricas de un movimiento literario.
2
"Por todas partes tiende a hacerse una división de más en más precisa: los viejos y los jóvenes.
Con estos dos vocablos se designan las dos corrientes del espíritu humano. Los “ismos” no son más que
subdivisiones sin importancia. Al arte de los jóvenes André Salmon le llama “el arte vivo”. Al arte de
los viejos se le llama generalmente “arte oficial”; se reviste de toda la pompa gubernativa, se explaya
como la cola del pavo real y ostenta medallas, diplomas y honores. Lo que hay de más curioso es que
entre los jóvenes se encuentran a menudo artistas de 60 y más años y que entre los viejos abundan los
adolescentes. Paradoja o ironía, no lo sé. En todo caso no es mala elección de los vocablos como a
primera vista podría creerse. Pues no se trata de canas ni de “negros y sedosos bozos” como ha dicho el
poeta de las cristalizaciones cursis. Se trata del espíritu.
Espíritu viejo que, como los viejos, quiere sosiego, comodidad y reducir la existencia justo a lo
que es indispensable para existir: para el cuerpo, comer y dormir; para el alma de artista, especular con
prudencia en los lugares comunes de las ideas y las fórmulas generales.
Espíritu joven que, como los jóvenes, encuentra su mayor razón de ser en la inquietud e
inagotable curiosidad propias de la juventud; espíritu joven que, por instinto, huye de las repeticiones y
cuyo alimento natural es la renovación perpetua.
Es espíritu joven aquel que reclama el derecho de ensayar y que, como Derain, reclama el
derecho humano de haberse equivocado en sus ensayos. Es espíritu viejo aquel que temeroso del error,
prefiere repetir las maneras de una obra de arte creyendo que con esto toca a las fuentes mismas de la
vida. El joven no define ni busca en las bibliotecas los argumentos que sostengan su obra, pues todo su
tiempo se halla ocupado en vivir. Y si nacen entre ellos las argumentaciones, estas provienen del
estudio posterior de su propia vida que es su obra. En cambio, el viejo ha aprendido de antemano todos
los argumentos y definiciones y sobre esta armazón fabrica, como hacían los teólogos para explicar el
mundo.
El joven procede como lo hacen los hombres de ciencia: primero la observación de la vida,
luego la ley se formulará, contradiciendo tal vez lo que hasta entonces se había formulado, mas , nunca
contradiciendo una verdad.
Los “ismos” son totalmente secundarios. No basta hacer cubismo para ser joven y la fabricación
del futurismo no coloca forzosamente al autor en el futuro. Mientras un ismo sea una investigación
apasionada, lleva en sí una esperanza; cuando la investigación da sus frutos, se convierte en una
realización. Junto con esto, la realización ofrece a los espíritus perezosos una manera de hacer y los
viejos, los oficiales, abren entonces las puertas de sus salones a lo que les causó pavor mientras fue un
ensayo de las fuerzas jóvenes. Ya empiezan muchos pintores en todo el mundo, a no seguir los caminos
seguidos por Cézanne, sino a “hacer” cézannes; y muchos escritores a poner en sus plumas “la manera”
de Proust...de aquí a algunos años, los señores Presidentes de Repúblicas y sus Majestades los Reyes
abrirán al son de himnos patrióticos, grandes salones oficiales de académicos cubistas, futuristas y
dadaístas, como hoy inauguran salones de impresionistas retrasados.
Mi buen amigo –hombre amante de las soluciones fáciles- había descubierto la primera verdad,
la manera, y quería aplicarla con el modelo indiscutible ante la vista. Habría sido una tarea demasiado
ardua convencerle de que en Nueva York no están los letreros en inglés, ni en París en francés, ni en
Berlín en alemán, sino que en cada parte, en el idioma que el pueblo entiende, en cada parte, en la
forma que corresponde y que obedece a una razón de ser, viva..."
(fragmento de un articulo aparecido en el diario La Nación, martes 6 de mayo de 1924)
Responde en tu cuaderno.
1. ¿Por qué el autor sostiene que los vocablos joven y viejo, no son una mala elección de palabras?
2. ¿Cómo se define en el ensayo lo que se entiende por viejo y lo que se entiende por joven? Haz
un listado de características para cada concepto.
3
Las vanguardias
Movimientos estéticos minoritarios, también llamados Ismos, que suponen una brusca ruptura
con el arte anterior. Empiezan a manifestarse en Europa, a veces en las mismas revistas, por los
primeros años del siglo XX y coinciden en ciertas características básicas que afectan no sólo a la
literatura sino también a las demás artes, incluido el cine.
Se sucedieron tan rápidamente que muchos fueron coetáneos y todos, excepto el Surrealismo,
fugaces. Alcanzan su esplendor entre los años veinte y treinta, aunque algunos sitúan antes el comienzo
de la decadencia. En España se considera pionero del vanguardismo literario, del “arte nuevo”, de la
“joven literatura” a Ramón Gómez de la Serna. La llegada a España del poeta chileno Vicente
Huidobro en 1918 acrecienta los contactos entre este país y las vanguardias de moda en París y, hasta
1925, se cultivan el Ultraísmo y el Creacionismo. Precisamente en esa fecha se publica La
deshumanización del arte de Ortega y Gasset, que más que con el inicio, coincide con el cierre de una
tendencia europea ampliamente divulgada que considera que la obra de arte debe evitar o humano, ser
arte por el arte (arte cuya función no es la divulgación de una tesis, sino la creación de una obra bella),
arte de escrupulosa realización, arte con base en la ironía, arte como juego, arte intrascendente. Desde
entonces hasta 1930 triunfa el Surrealismo, que decae ya en años anteriores a la guerra (1936).
Son movimientos vanguardistas los siguientes3:
Vanguardia rehumanizadora: dentro de los principios estéticos del arte abstracto, pero con
predominio del sentimiento.
- Surrealismo.
Movimiento poético de vanguardia que se nutre de rasgos propios del Futurismo, del Cubismo y
del Dadaísmo, muchos de ellos difundidos a través de la revista Prometeo (1908 – 1910), dirigida por
Ramón Gómez de la Serna. El primer manifiesto data de 1918 y es obra del inicial impulsor, Rafael
Cansinos Asséns quien expresa en el periódico El Parlamentario, donde lo publico, la voluntad de
romper con el Novecentismo (movimiento de escritores cultos e intelectualistas, que rechazan el
concepto de “arte por el arte” y producen obras para las minorías, con un estilo lingüístico muy rico,
conceptualmente denso, lleno de tecnicismos, cultismos, metáforas y otros procedimientos retóricos) y
de cultivar una literatura ultra, que vaya “más allá”, en conexión con las vanguardias europeas en auge:
"Nuestra literatura debe renovarse, debe lograr su ultra"
El más importante promotor del Ultraísmo fue Guillermo de Torre, poeta y ensayista. Los
ultraístas publican sus obras sobre todo en revistas, como Ultra, Grecia, Cervantes. Entre sus
principales características figuran:
En cuanto a los géneros literarios: predilección por la poesía lírica y predomino del culto a la
imagen y la metáfora (reducción de la lírica a su elemento primordial: la metáfora). Una poesía
entendida como síntesis y fusión de imágenes y estados anímicos: simultaneísmo, velocidad
imaginativa.
En el contenido teórico: supresión del elemento sentimental y erótico, del confesionalismo o
posibles referencias morales. Preferencia por temas de la vida moderna, tratando de descubrir
3
De acuerdo a la clasificación de Guillermo de Torre en Literaturas europeas de vanguardia, 1925
4
sus connotaciones líricas. Se trata de vislumbrar el fondo primigenio de las realidades del
mundo. El gusto por la abstracción y lo irracional, lo industrial, lo deportivo y lo mecánico.
En el plano lógico y sintáctico: se suprimen las cadenas de nexos y las fórmulas de equivalencia
(como, semejante a), se eliminan los adjetivos, etc., con lo cual se rompe la continuidad del
discurso, resaltando las percepciones fragmentarias, con la convicción de que se está
potenciando de esta forma la pureza del flujo lírico. Se rehúye lo anecdótico, lo personal y se
predica la independencia de la metáfora y de la imagen, que han de ser insólitas y provocadoras.
En el aspecto formal: supresión de elementos ornamentales; desaparición de la rima y de ciertos
valores retóricos y musicales, y atención a los valores visuales y plásticos: los ultraístas
relacionan la poesía con la pintura y la arquitectura, se entusiasman con el cubismo; de ahí su
interés por imitar gráficamente los objetos sugeridos en el poema por medio de una
presentación tipográfica en la que se juegan los espacios en blanco, las alineaciones quebradas,
las ondulaciones y círculos y otras figuras geométricas.
Ejemplos:
Guillermo de Torre
1. ¿Qué características propias del ultraísmo ves reflejadas en estos poemas? Explica.
2. En el poema de Guillermo de Torre, ¿Qué figuras literarias puedes encontrar?
Observa con atención el siguiente dibujo de un pintor ultraísta. ¿Qué características del ultraísmo se
manifiestan aquí?
5
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