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para él es “el más alto bien y ella es energía y práctica perfecta de la virtud.” (p. 309) y más
allá de esto está lo que conforma la felicidad del hombre: la virtud, los bienes y la polis.
Cada aspecto hace parte de la naturaleza humana, “y su naturaleza es, en sí misma, un fin”
(p. 39). Pero ¿qué es un fin? Para Aristóteles “el fin de una cosa es lo mejor.” (p. 39), y lo
mejor para el hombre es apegarse a la naturaleza, porque “decimos que nada llega a su
Entonces, teniendo en cuenta que “Toda polis es, de alguna manera, una comunidad”
(p.35), que “toda comunidad es instituida en vista de un bien” (p. 35) y que “toda polis es
una asociación natural”(p. 39), podemos ver que el hecho de pertenecer a una polis influye
Pero para formar parte de una polis, se debe tener virtud, ya que Aristóteles dice que la
virtud es necesaria para el hombre y su felicidad porque “si no tiene virtud, es el más
profano y salvaje, el más voluptuoso y glotón” (p. 40), características que dificultan la
convivencia entre hombres, y “quien es incapaz de vivir en sociedad (…) es una bestia, o es
un dios, pero no es parte de la polis” (p. 40), porque “el ser humano está naturalmente
equipado con armas al servicio de la inteligencia y las virtudes, pero que puede usar para
relación del ser humano consigo mismo, Aristóteles establece lo siguiente: “Nadie,
ciertamente, dudaría que hay una sola división de bienes en tres clases: a saber, los
exteriores, los del cuerpo, y los del alma; todos los cuales han de poseer los hombres
Bienes exteriores: “tienen un límite, como cualquier instrumento, pues todo lo que
es útil pertenece a aquellas cosas cuyo exceso perjudica o no sirve de nada a los
Bienes relativos al alma: “cada uno de los bienes relativos al alma cuanto más se
excedan tanto más útiles son, si a ellos pueden aplicarse los términos no sólo ‘útiles’
Bienes del cuerpo: “ya consista para los hombres en el placer, ya en la virtud, ya en
Cabe aclarar, que “la causa de los bienes exteriores al alma es espontánea, frutos del
azar, mientras que nadie es justo ni prudente por azar, o debido al azar” (p. 293). En
conclusión, el hombre no solo debe ser feliz por sí mismo sino también buscar un entorno
que le ayude a encontrar la felicidad, adaptarse a él y nutrirlo con su virtud, porque “la
mejor polis es a la vez feliz y procede bien; pero es imposible que tengan prosperidad