El documental “Rwanda: 25 años de la masacre” es un esbozo, muy superficial, de aquel cruel genocidio. Por qué digo superficial, bueno, hay muchas razones, pero esencialmente sería en base a el enfoque del documental: El trabajo autónomo y solidario de una pareja por hacer justicia. No se hace una referencia directa a los hechos, ni se mencionan sus causas; el centro está en la reparación, algo muy importante, pero superficial -espero no estar pecando-. A pesar de esto, me parece muy útil e informativo su contenido, sobre todo porque su enfoque permite ver las continuidades del conflicto, como lo son las amenazas a testigos, la re- victimización y la impunidad sistemática; todas estas muy presentes -virtualmente- en los procesos de posconflicto del “tercer mundo”. Con eso en mente: ¿Qué dice exactamente el documental?. El documental nos pone en contexto y revisa la actualidad del genocidio. La cual está hoy sobre el plano de la memoria y la justicia. En lo primero, es una batalla por resignificar el conflicto, entenderlo, saber la verdad y honrar sinceramente a las víctimas, los Tutsi, casi un millón. Lo segundo es la lucha legal contra los victimarios y la impunidad sistemática. Para esto se analiza el caso en relación a Francia y como este país ha servido de refugio a muchos victimarios que aparecen protegidos por su estatus migrante y un aparato judicial permisivo que brilla por su omisión. Ambas batallas se vinculan directamente a las acciones e iniciativas realizadas de Alain Gauthier y su esposa, Dafroza. Esta pareja, él francés y ella sobreviviente Tutsi, ha trabajado incansablemente por justicia. Recogiendo datos, realizando entrevistas, viajando a Rwanda, contratando abogados, denunciando activamente los casos; en resumen, haciendo del hecho una cuestión pública. Pero se han encontrado con un aparato judicial lento -como lo mencioné- en su búsqueda de condena a los victimarios refugiados en Francia. Aquellos refugiados y demás victimarios impunes están libres, y esa condición les ha permitido seguir activos en su defensa, ya sea a través de medios legales o ilegales. Legalmente han contratado abogados y niegan su inculpación, dicen que las denuncias de la pareja son falsas o por lo menos sesgadas, pidiendo entonces más transparencia y la presunción de inocencia. Ilegalmente han re-victimizado a las víctimas, valiéndose de amenazas y campañas de terror para impedir los relatos de los y las testigos. Quiero aclarar que no todos los victimarios libres hacen esto. Por último, tengo que mencionar el papel de Rwanda en esto. La sociedad rwandesa está en constante crecimiento, y ha dejado atrás estos hechos, constituyéndose hoy en paz y respeto entre todos y todas. Todo esto ha sido fruto de los esfuerzos gubernamentales con su llamado a la reconciliación. Además, el mismo gobierno ha venido buscando, al igual que Alain y en colaboración con este, justicia, mas no la ha conseguido dada la existencia de varios grupos de rebeldes y exiliados alzados en armas, al igual que los migrantes victimarios en el exterior; el gobierno se ha visto superado. Este documental es interesante, pues su contenido puede tomarse -y lo voy a tomar- de modelo de los postconflictos del “tercer mundo”. Se evidencian las luchas por la memoria, la reconciliación, la reparación, la justicia, el respeto, y muchas más; mostrando igualmente esos sobrantes de ilegalidad y violencia que persisten siempre e impiden el sano desarrollo de cualquier postconflicto. Algo triste, pero que al parecer no escapa de escenarios históricamente violentos como los son los países del “tercer mundo” y su pasado colonial. Ese pasado precisamente, integrado de disputas, jerarquías, odios e injusticia, donde la ley del más fuerte era la institución, dejó sus continuidades, y -yo diría- eso explica de forma normal los giros y el camino que siguen las realidades de estos países en todos los campos de sus vida social. Referencia Dw Documentales. (2019). Documental: Rwanda: 25 años de la masacre. Recuperado de: https://youtu.be/-ekRoF45QX0