Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Derecho Canónico
La Iglesia Católica nos enseña, una doctrina de fe que Cristo le dio a la Iglesia en sus apóstoles,
una estructura jerárquica de naturaleza episcopal y que dentro de la jerarquía la Iglesia estableció
una primacía de autoridad en el sucesor de San Pedro. Todos los fieles, desde el Papa hasta el niño
que acaba de ser bautizado, comparten una misma gracia. Interpreto que cuando se afirma que la
Iglesia es una sociedad jerárquica, se refiere que a pesar de la igualdad radical o fundamental que
se encuentra entre el Pueblo de Dios, la Iglesia tiene estructuras, características y diferenciaciones
en virtud de las cuales es una sociedad en la que existe una "desigualdad funcional”. Es decir, no
todos los fieles tienen la misma función o misión. Por esta razón, el Papa San Pío X podría decir
que "la Iglesia es esencialmente una sociedad desigual, es decir, una sociedad compuesta por dos
tipos de personas: pastores y ovejas”, esta analogía que leí fuera del material me resulto muy
cómica y acertada.
Es providencial que el Sínodo de los Obispos se instituya en el contexto del último Concilio
Ecuménico. De hecho, el Concilio Vaticano II, siguiendo los pasos del Concilio Vaticano Primero,
profundizó la doctrina del episcopado dentro de la auténtica Tradición eclesiástica, enfocándose
particularmente en su sacramentalidad y su naturaleza colegial. Se hizo evidente que cada Obispo
posee responsabilidad simultánea e inseparable de la Iglesia particular asignada a su cuidado
pastoral y solicitud por la Iglesia universal.
Esta solicitud, que expresa la dimensión supra-diocesana del mundo episcopal, se ejerce en forma
solemne en un Consejo Ecuménico y también se expresa en la acción unida de los Obispos
dispersos por todo el mundo, cuando esta acción es proclamada como tal o libremente aceptada
por el pontífice romano. Debe recordarse que le corresponde de acuerdo con las necesidades del
Pueblo de Dios, seleccionar y promover formas en que el Colegio de Obispos pueda ejercer su
autoridad apropiada sobre la Iglesia universal.
En el curso de las discusiones conciliares, junto con la doctrina sobre la colegialidad episcopal, la
solicitud también surgió varias veces para que algunos obispos se asociaran con el ministerio
universal del Romano Pontífice a través de un cuerpo central permanente distinto de los dicasterios
de la Curia romana; Se esperaba que este cuerpo, más allá de la forma solemne y extraordinaria
del Consejo Ecuménico manifestara la solicitud del Colegio de Obispos por las necesidades del
Pueblo de Dios y por la comunión entre todas las Iglesias.