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Reflexiones etnográficas en
Introducción
El objetivo de esta ponencia consiste en reflexionar acerca de la significación que los actores le
atribuyen al consumo de determinados objetos que, dada su presencia en múltiples mercados, son
denominados por cierta literatura como bienes globales. A través del relato de nuestras
experiencias de campo que incluye el estudio de la compra de regalos en los llamados shopping
localmente.
durante las dos últimas décadas la circulación de productos alrededor del globo. Este proceso
trajo aparejado, desde la mirada de los analistas, una concatenación de efectos entre los cuales se
destaca la emergencia de una cultura del consumo donde los actores se encontrarían inmersos,
siendo presos y manipulados por la presión publicitaria y los medios de comunicación, en el afán
de consumir.
Estos analistas presumen asimismo que la apropiación de bienes tiene un impacto sobre los
1
Es intención de este trabajo, tomando a la etnografía como método, ilustrar al consumo como un
proceso y práctica social en la cual los actores resignifican los objetos de acuerdo al contexto en
el cual se desarrolla esta práctica, transformándolos -por tanto- siempre en locales. Las
experiencias de campo de las autoras, llevadas a cabo por un lado en shopping centers y los
negocios de los diseñadores a los cuales aludimos previamente, permitirá indagar cómo el
consumo se constituye como arena, un espacio dónde los actores comunican su adhesión a estilos
económica, política o social, la noción se ha transformado en una herramienta válida para dar
cuenta de las causas de diferentes procesos. Desde hace algunas décadas, el empleo de esta
globalización puede ser definida como la tendencia de los mercados y de las empresas a
1
extenderse, alcanzando una dimensional mundial que sobrepasa las fronteras nacionales existen
contemporáneo.
Tanto los llamados shopping center como los locales de venta al público pertenecientes a
2
productores de vestimenta a los cuales se les otorga actualmente la etiqueta de autores son
considerados expresión de esta era global. Dado que estos espacios pueden encontrarse en
diferentes partes del mundo y acuden a ellos población de diversos países, se asume que los
actores que acuden a ellos le otorgan a la práctica del consumo en ellos el mismo sentido y
valoración. Aún más, algunos analistas proponen inclusive que la apropiación particular de este
1
Diccionario Real Academia Española, www.rae.es
2
Esta categoría, descrita y analizada en la tesis de maestría de Guerschman, remite a la intención del productor de
vestimenta de otorgar su impronta y estilo a estas últimas, contraponiendose a la figura del diseñador quien
2
Uno de los autores que adhieren a esta perspectiva es el autor de nacionalidad polaca Ziygmunt
con la sociedad actual. En esta serie de escritos, propone echar luz sobre tal relación: la
formación que brinda la sociedad contemporánea a sus miembros, está dictada, ante todo, por el
deber de cumplir la función de consumidor. La norma que les presenta es la de ser capaces de
cumplirla y hacerlo de buen grado (Bauman 1999: 3). Esta perspectiva propone que en el mundo
posmoderno las fronteras de las naciones se diluyen, tornándose difusas y los nuevos límites son
impuestos por el acceso o no a la oferta que propone el mercado. Las identidades -entendidas
cómo modos de adscripción que otrora se constituían en relación al género o etnía- actualmente
se definen por el consumo de determinados bienes. Así, diferentes consumidores alrededor del
globo comparten el mismo marco de autoreferencia y experimentan las mismas sensaciones que
brindan los objetos. Bauman afirma: los consumidores son, ante todo, acumuladores de
sensaciones; son coleccionistas de cosas sólo en un sentido secundario (pág. 6). Desde esta
mirada, los consumidores se convierten en actores pasivos sin agencia en relación al consumo:
los individuos son entonces direccionados a través de las fuerzas del mercado a mantener el deseo
En uno de sus últimos trabajos publicados sobre la temática, el autor se refiere a la educación que
reciben los niños: aprenden que poseer y consumir determinados objetos y practicar ciertos
estilos de vida son condiciones necesarias para alcanzar la felicidad (Bauman 2007: 37). Casi
diez años después de la publicación de su primer ensayo sobre la sociedad de consumo, Bauman
reafirma su percepción ante lo que considera el leit motiv de la vida contemporánea: lograr la
Consideramos que este tipo de lectura acota la posibilidad de pesquisa por determinar a priori
cuál es la significación que los individuos le otorgan a determinados bienes, estilos de vida o
identidad que aquellos intentan construir mediante el consumo. El tipo de afirmaciones que el
autor realiza parecieran provenir más de sus supuestos que la realización de un trabajo exhaustivo
de naturaleza empírica .
3
Este tipo de enfoque, que se plasma en ensayos de gran éxito editorial, no resulta demasiado
novedoso. Esta perspectiva puede enmarcarse en la tradición de reflexión que iniciaron autores
como Veblen (2004 [1899]). Con su teoría de la clase ociosa, Veblen inauguró a fines del siglo
XIX una perspectiva que permanece presente en los debates contemporáneos. Veblen sostenía
que el aumento del consumo en el capitalismo, especialmente aquel que demandaba un gasto
excesivo, obedecía a estrategias para alcanzar y comunicar a otros la posición social que un
individuo ocupaba en una sociedad; clasificando a este tipo de consumo como conspicuo.
Baudrillard (1969, 1974), quien puede considerarse como un seguidor de la teoría de Veblen,
apuntó en sus trabajos que el consumo durante el siglo XX se convirtió en un nuevo eje del orden
social que moldea las conductas a través de un complejo sistema simbólico. A su entender, el
consumo genera un sistema de prestigio e identidades que distorsiona las necesidades reales.
Considera que este sistema da cuenta de la dominación del sujeto por el objeto, y apunta que los
hombres pueden transformarse en autómatas ignorantes pues al consumir, si bien creen estar
satisfaciendo sus deseos privados, contribuyen al sistema capitalista. Si bien el tipo de análisis
realizado por estos dos últimos autores reviste de mayor densidad que el realizado por Bauman,
debemos objetar que en los tres se encuentra ausente un análisis respecto a cómo los propios
actores sociales conciben la práctica del consumo. Desde estas perspectivas, la rapidez y fluidez
del movimiento de las mercancías alrededor del globo provoca el advenimiento de cierta
Si bien entendemos que es necesario realizar un análisis que contemple una mirada global sobre
la circulación de bienes, entendiéndolos como parte del sistema productivo capitalista, estos
deben ser estudiados en relación a los marcos locales de significación, dado que son los actores
quienes a partir de sus propios contextos de significación, dotan de sentido al consumo de los
mismos.
4
3
antropología del consumo- se produce a fines de la década de 1970 con la publicación de los
libros El mundo de los bienes de Douglas e Isherwood (1978) y La distinción de Bourdieu
en el año 1979. A lo largo de la década de 1980, una serie de trabajos retomaron y desarrollaron
varias de las temáticas y perspectivas presentes en estos escritos: La vida social de las cosas de
Appadurai (1986), Material Culture and Mass Consumption de Miller (1987) y Culture and
A fin de comprender en que consiste la relevancia del trabajo de Douglas e Isherwood, es preciso
comenzar por señalar la importancia que ambos autores otorgan a las dimensiones simbólicas y
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económica se ha aproximado al análisis de estos actos ; los bienes se situan en un entramado
cultural cuya función consiste en otorgar sentido al cambiante flujo de los acontecimientos. Los
objetos, en este sentido, resultan necesarios para hacer visibles y estables las categorías de una
cultura así como cimentar las relaciones sociales. Considerado un ritual por ambos autores, el
consumo tiene por fin otorgar sentido a los acontecimientos señalados. En oposición a la
relevancia otorgada por la economía al carácter utilitario de las mercancías, estas sirven
5
principalmente para pensar . En el caso de Bourdieu, es la interacción entre los capitales
culturales, económicos y sociales en la lucha por el status -el capital simbólico- la que contribuye
al desarrollo del gusto y consumo. Este último forma parte, para el autor, de un juego en el cual
los agentes compiten por apropiarse de los señalados capitales. Asimismo y en correspondencia
6
con lo planteado por Veblen respecto a la clase ociosa , el consumo se inscribe en una sociedad
jerárquica donde rigen diferencias de status entre sus miembros, procurando estos marcar lo que
3
Esto no significa que previamente no se hayan realizado aproximaciones a la temática desde la antropología. A este
respecto y como antecedente de la antropología del consumo señalada por Miller cabe mencionar el trabajo de de
algunos economistas objetan la presunta voracidad destructiva de los actos de consumo, otros atribuyen un carácter
Isherwood- respecto al sentido que adquieren determinados alimentos en marco del totemismo. Lejos de adquirir
relevancia por su condición de alimento, Los animales tabú son escogidos por ser considerados buenos para
pensar.
6
El consumo especializado de bienes supone, tal como Veblen (2004) señaló respecto a este concepto, una prueba
de la fortaleza pecuniaria, como demostración y signo distintivo de riqueza y reputación de una clase social ociosa.
5
En lo que respecta el trabajo de Appadurai (1986), su perspectiva sobre el consumo se enmarca
movimiento de los bienes que se produce dentro y entre diferentes sociedades y de qué modo se
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les asigna valor en estas trayectorias, entre las cuales se incluye el consumo . La historia de vida
del objeto; esto es, su paso por diferentes personas, contextos y usos. Por otra parte, se encuentra
la historia social de una categoría o clase de objetos que comprende movimientos históricos de
largo plazo. Es en el análisis del artefacto en lo que se centra Miller (1987), en los atributos
sociales que se asignan a este último. Específicamente, este autor se concentra en el proceso de
objetivación; esto es, la relación que se establece entre el sujeto y objeto en diferentes
instancias de la vida social; la diversidad extrema de usos y connotaciones que adquieren los
artefactos más allá de su forma física, de acuerdo al contexto en el cual se inscriben. Basándose
en los trabajos de Douglas y Isherwood (1978) al cual aludimos previamente y Sahlins (1988
[1976]), McCracken (1988) se pregunta de qué manera es posible dar cuenta de los significados
este interrogante, el autor propone tres instancias en la cual es posible ubicar estos sentidos: el
los bienes. Respecto a la primera instancia, categorías culturales de tiempo, espacio, clase y
persona son las que constituyen en mundo fenoménico. Como expresión de la cultura material,
los bienes contribuyen a hacer visibles las categorías culturales antes señaladas. Finalmente,
transferir significados del mundo culturalmente constituido a los bienes como la publicidad y la
moda.
las prácticas de consumo. En este sentido, Miller (1995) destaca como estas prácticas adquieren
(2009: 189), los antropólogos y geógrafos han contribuido a evidenciar como las culturas locales
7
Al preguntarse acerca de la determinación del valor de las mercancías, Appadurai se propone comprender cual es el
marco cultural en el cual los objetos son clasificados moralmente y valorados en consecuencia, los estándares y
criterios implicados en esta clasificación. Se trata de un objetivo compartido por Kopytoff, otro de los autores cuyo
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juegan un rol activo al momento de configurar el consumo global. Sumado a este tipo de
alude Miller coadyuva a dar cuenta de las clasificaciones nativas presentes en la apropiación de
los bienes, cuáles son las categorías culturales implicadas en las distinciones que los actores
asignan al acto de consumir, a los objetos en cuestión y las diferencias entre ellos mismos.
La antropología actual enfrenta el desafío de estudiar en su propia aldea: lejos quedaron las
comunidades aisladas donde lo exótico y la extrañeza eran la condición sine qua non del trabajo
de campo. En el caso de nuestras investigaciones, este reto se presenta de manera doble: por un
que nos resultaba cotidiana como recorrer un centro comercial o comprar una vestimenta.
Ingresar a un negocio, revisar un perchero y escoger una prenda, pedir a la vendedora que destine
a un objeto un envoltorio especial por tratarse de un regalo, entrar a un probador para probarse
ropa resultan acciones en las cuales se despliegan determinadas performances. Como miembro de
una sociedad, el antropólogo comparte con sus informantes determinados marcos de comprensión
y códigos sociales. Desembarazarse de ellos y hacerlos conscientes forma parte de la labor diaria
Asimismo, llevar a cabo el trabajo de campo en la ciudad implica plantear la discusión respecto a
emprender una pesquisa cuando las unidades de estudio no tienen límites precisos y fijos, es
decir, no están acotados. Ambos universos -el shopping y el barrio donde se emplazan los
locales de diseñadores- son espacios complejos en sí mismos. Sin embargo, restringir la tarea de
permitiría aprehender estas prácticas de consumo en su totalidad. Por esta razón, creemos que es
preciso adoptar el concepto de etnografía multilocal de Marcus (2001: 111-127), entendiendo que
Adoptando a la etnografía como enfoque, método y texto nos aproximamos a nuestros problemas
de investigación articulando por un lado la voz nativa de los actores con nuestras propias
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expuesto en la primer parte de este trabajo, nos preguntamos cómo es posible afirmar que existe
una cultura mundializada (Ortiz 2004) o una sociedad de consumo (Bauman 1999) que
compartiría los mismos valores, motivaciones y la misma visión del mundo sin haber realizado
trabajo de campo para obtener la perspectiva nativa de esas poblaciones a las cuales se les imputa
Afirmamos, por tanto, que la etnografía constituye una valiosa herramienta para abordar al
fenómeno del consumo: son los actores quienes a partir de sus contextos culturales y sociales
locales dotarán de sentido a sus prácticas y las moldearán en relación la circulación de los bienes
globales. Seguidamente, las autoras de este trabajo -Guerschman y Gallo- expondrán empleando
la primera persona del singular, sus propias experiencias de trabajo de campo respecto a la
compra de objetos.
Acudir a un negocio para probarse una prenda constituye una práctica que se desarrolla
despierte mayor sorpresa en algunos individuos. Estos pueden preguntarse en que radica
lugares diferentes. Trascender este aparente carácter general posibilita, a nuestro entender,
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de una misma ciudad . Es concretamente esta especificidad local de la apropiación de vestimenta
La compra constituye una práctica usualmente vinculada con la moda, considerada -en el
discurso feminista- una institución patriarcal que contribuyó por siglos a la opresión femenina,
relegando las mujeres a una condición social inferior. La dedicación que ellas han otorgado a su
guardarropa aparenta ser un interés banal cuando, en realidad, constituye un intento por adecuarse
a estilos de moda vigentes impuestos por diseñadores. Desde la perspectiva feminista, la moda
constituye la quintaesencia de una maquinaria a partir de la cual las mujeres son puestas en su
8
En este sentido, no se otorga el mismo significado al hecho de apropiarse de una prenda exhibida en un comercio
situado en área comercial de Once donde la vendedora advierte seriamente que está prohibido toquetear la ropa. Si
te interesa algo, me avisás que hacerlo en un local ubicado en el barrio de Palermo, donde la dependienta sonríe
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sitio por hombres erigiéndose como objetos de exhibición frente a estos (Davis 1994; Church
Gibson 2000). Del mismo modo que ocurre con la moda, el consumo ha sido objeto de escrutinio
autoras feministas proponen, sin embargo, trascender este histórico rechazo a la moda. En este
sentido, Wilson (2003) plantea la necesidad de considerarla un placer estético que debe ser
explorado para dar cuenta de los significados que las mujeres le atribuyen. Así como la postura
respecto a la moda ha sido revisada, también lo ha sido el consumo, considerado una instancia de
creatividad y placer como conformación de la identidad femenina (Clarke, Doel y Housiax 2003;
Taylor 2002).
A esta perspectiva adherimos en este escrito, a la idea que la compra merece ser explorada como
9
empresarios. Una etnografía acerca del diseño de indumentaria en la ciudad de Buenos Aires
permitió advertir cómo en esta actividad se formulan enunciados respecto al cuerpo de la clienta
y sus actividades cotidianas. Este intercambio verbal se desarrolla en comercios donde predomina
un ambiente despojado de adornos. De las paredes blancas, se desprenden barras de metal de las
cuales se suspenden vestimentas nunca superpuestas entre sí. Lejos de distribuirse aleatoriamente,
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la ropa se ubica siguiendo criterios temporales propios del mundo de la moda . Al centro del
negocio, se sitúa una mesa sobre la cual reposan prendas que las clientas escoge en un entorno
donde se reproducen melodías en tono bajo y monocorde. Los negocios se emplazan, a su vez, en
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barrios de la ciudad de Buenos Aires donde coexisten en las mismas calles mueblerías, negocios
9
Trabajo de campo realizado entre los años 2005 y 2008, para su tesis de maestría finalizada en el año 2009. La
permanencia en los locales de venta al público realizando observaciones constituyó una instancia de este trabajo,
junto con las visitas a eventos de moda y diseño realizadas en la ciudad de Buenos Aires.
10
La colección más reciente del diseñador se emplaza en la parte adyacente a la vidriera mientras que las
transformación urbana que pasó de ser un área residencial a instituirse en un área comercial donde se comercializan
objetos a los cuales se les asigna la categoría diseño. Respecto al segundo barrio, el mismo constituye el área más
antigua de la ciudad de Buenos Aires. Situado a cuadras de la casa de gobierno, sus calles comprenden actualmente
caserones coloniales, iglesias antiguas y tiendas de antigüedades. Situado al norte de la ciudad, Recoleta es un barrio
que se caracteriza por sus edificios de valor histórico y arquitectónico. Intensamente transitado por turistas, en sus
calles se sitúan sucursales de importantes y lujosas casas de moda así como confiterías y restaurantes destinados a un
9
Para quien acude al local del diseñador, la compra se inicia con un lento y silencioso recorrido
por el espacio donde se exhibe la vestimenta, seguida por una selección de prendas. A menos que
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la clienta se dirija a la vendedora para preguntarle algo, esta no intervendrá en su recorrido . A
partir del momento que la primera ingresa al probador, se desarrolla un intercambio verbal
constante con esta última quien sugiere conjuntos varios de prendas, que serán aceptados como
rechazados amablemente. Durante el transcurso de media hora, ambas partes formulan numerosos
enunciados respecto a las características de la vestimenta, el modo en el cual luce sobre el cuerpo
y la forma del mismo. Iniciado el año 2007, obtuve el permiso formal de dos diseñadoras para
realizar observaciones en sus locales; lo cual le permitió escuchar algunos de estos enunciados.
vendedora quien indicaba que tal pantalón formaba parte de la última colección del diseñador y
podía ser utilizado para asistir a una fiesta, cóctel nocturno o reunión matinal de trabajo; a lo
cual la propia clienta sugería otros eventos dónde el pantalón podía ser igualmente utilizado.
Probarse una prenda implicaba además que las potenciales compradoras emitieran juicios
respecto al modo en el cual evaluaban que la misma se adecuaba a su cuerpo o cuerpo ajeno:
este vestido te queda divino u horrible, me gusta como me queda o esta camisa me hace ver
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gorda, me resalta los rollitos . Frente a estos juicios, la vendedora se aproximaba para sugerir
posibles empleos del vestido que supuestamente permitian ocultar esa parte no apreciada;
acomodándolo frente a un amplio espejo. La visita al local finalizaba cuando la clienta se retiraba
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sin comprar nada o, contrariamente, abonaba lo escogido en efectivo o tarjeta de crédito .
Seleccionar un conjunto de prendas supone una tarea compleja, en virtud de las opciones
auto expresión, al tiempo que genera ansiedad e insatisfacción (Banim, Green y Bay 2001).
Transcendiendo la noción extendida de una mujer oprimida que lidia con la restricción que ejerce
12
Generalmente, fueron clientas y vendedoras mujeres las que acudían a los locales donde Guerschman realizó el
trabajo de campo.
13
Expresión coloquial empleada para referirse a una parte del cuerpo; particularmente, la piel cercana al abdomen.
14
Registrando además su nombre y dirección de correo electrónico para ser notificada respecto a futuras
1
al concepto de performatividad desarrollado por Butler (1990), el cuerpo no tiene status
ontológico sino a partir de los actos que constituyen su realidad. De qué manera contribuye pues
la moda -se pregunta Church Gibson (2000)- a la configuración social del cuerpo. Atendiendo al
objetivo propuesto para este trabajo, debemos preguntarnos cómo el mismo se configura en el
acto de vestirlo ¿Cuáles son los sentidos otorgados al cuerpo de la clienta y los enunciados
relativos a el, en la compra realizada en el local del diseñador? A este respecto, Featherstone
(1982: 22) destaca aspectos presuntamente inmodificables como la talla y conformación ósea de
modificables sobre los cuales los individuos pueden intervenir mediante gimnasia o cirugías.
Respecto a los aspectos inamovibles, es preciso dar cuenta de los significados sociales que
estos adquieren. En este sentido y para Bourdieu (1998), el cuerpo es un producto social, portador
y generador de signos en función de los cuales se distingue a los individuos respecto a su mayor o
volumen, estatura y peso. De acuerdo a lo formulado por este autor, los juicios formulados por las
clientas respecto a un signo físico -los rollitos- da cuenta de un gusto de clase en virtud del cual
se pretende disimular formas corporales no apreciadas. Para ciertas autoras feministas, estas
valoración masculina. Desde una observación más atenta, tal participación supone una pretensión
construye en relación a los eventos dónde este será exhibido socialmente y la aprobación o
desaprobación que genera la mirada ajena o propia. Respecto a este proceso, éste se desarrolla en
barrios de la ciudad de Buenos Aires, en cuyas casas antiguas restauradas se asientan tiendas de
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ropa, bares o restaurantes .
15
En la entrada a estos comercios se sitúa ocasionalmente un guardia de seguridad para seleccionar el tipo de público
que ingresa. En otras ocasiones, el visitante debe tocar un portero eléctrico para que el vendedor determine si lo
1
No es posible hablar, en suma, de un consumo en general de vestimenta como tampoco de un
mismo significado atribuido al cuerpo vestido y sus formas. Tampoco es posible aseverar que la
la compra se desarrolle del mismo modo en centros y áreas comerciales ubicadas en una misma
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qué sentido se atribuye a las formas corporales en otros comercios ubicados en la misma ciudad.
Del mismo modo, cabe preguntarse que sentidos se otorga al hecho de palpar una prenda antes de
colocarsela. Por otra parte y como expresamos en el título del apartado, la elección de vestimenta
creatividad en la cual la clienta participa activamente. Dar cuenta de las dimensiones implicadas
Desde el comienzo de la década de 1990 con el gobierno del justicialista Carlos Menem
gran afluente de inversiones extranjeras. Parte de estas inversiones, representadas por grandes
principales ciudades del interior del país, confluyen locales de venta de diversos productos, tanto
de procedencia nacional como extranjera. Los diversos comercios allí reunidos, ofrecen a la
venta una variada gama de bienes, como ser, electrodomésticos, indumentaria, libros, perfumes,
etc. Mas también, los shoppings, cuentan con salas cinematográficas, plazas de juego y patios de
comida.
geografía urbana donde los shoppings fueron construidos, fue interpretado por algunos
analistas como producto de la expansión del consumo como eje vector de la vida social en el
mundo posmoderno. Si bien esta perspectiva es compartida por diversos analistas como los
16
Entre las cuales se incluye redondeces femeninas como los rollitos.
1
17
de la investigación para mi tesis doctoral , permite develar algunas dimensiones del uso y
Surge como dato de la investigación llevada a cabo que los informantes comparten las narrativas
sobre los efectos nocivos del consumo en la sociedad actual. Cuando iniciaba los contactos, vía
lado, con una apreciación negativa sobre el consumo en general, y el no reconocimiento como
usuario/ consumidor de este tipo de espacios: los shopping son templos de consumo no soy
shoppinera, no uso el shopping, no me gusta no soy consumista... no vivo para comprar en el
shopping está todo preparado para que consumas porque ahí adentro perdés la noción del
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tiempo e incluso no sabés si afuera llueve, truena o hay sol . Ante este tipo de respuesta
preguntaba cómo podría resolver el dilema, dado que efectivamente, sospechaba que mis
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potenciales informantes hacían uso de estos lugares. Bajo que tipo de prácticas, experiencias y
Durante una observación participante, noté que gran parte de las personas que utilizaban el
espacio del shopping, lo hacían llevando en sus manos bolsas de compra que se distinguían
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como regalos . Siguiendo la intuición, me contacté nuevamente a los potenciales informantes y
les pregunté sobre si eran usuarios del shopping en relación a la compra de regalos. Y, para mi
convertía desde el discurso y desde la práctica en el lugar elegido para la compra de regalos:
siempre vengo acá (al shopping) a comprar los regalos para mi familia compro los regalos de
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Dicha investigación es llevada a cabo gracias a una beca de nivel inicial financiada por AGENCIA-FONCYT,
correspondiente al PICT 2006 N 489 Prácticas de delimitación social de la clase media en la Argentina. Una
estructuradas y de acompañamientos a realizar la compra de regalos. Esta última modalidad sigue la metodología
con estampados de moños, coloridos, etc, y además las bolsas tienen adheridas en una de sus solapas el ticket de
cambio -donde no aparece el precio-, evitando la situación socialmente incómoda de revelar el monto que se ha
gastado en el regalo.
1
21
la oficina para Navidad toda mi familia elige comprar los regalos acá . Durante el
con cierta familiaridad; mientras realizábamos el recorrido, en el caso de que tuvieran presente
qué iban a escoger una prenda, determinado libro, etc.- nos dirigíamos directamente al local, ya
conversaciones que manteníamos durante la compra, incluso, confirmaban también que usaban
periódicamente las salas de cine o el patio de comidas en las salidas de fin de semana
Cuando les consultaba sobre los motivos que los llevaban a elegir al shopping como espacio de
consumo para la compra de regalos, sus respuestas apelaban a razones de naturaleza pragmática:
pueden cambiarlo en cualquier local de esta firma, en este shopping o en cualquier otro acá
encuentro variedad, puedo entrar con una idea sobre que quiero comprar, y lo encuentro, que
estén todos los locales juntos me ayuda a decidir qué comprar, etc. Los informantes, entonces,
reconocen la elección del espacio del shopping como un espacio válido para la realización de la
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compra del regalo. El regalo, es presumido por los informantes como una ofrenda desinteresada
que no puede ser asociado con un acto de consumo, dado que éste, como mencionábamos más
arriba, es considerada una práctica negativa, signo de los tiempos actuales. Por tanto, el espacio
del shopping es evaluado moralmente por los informantes según la finalidad por la cual es
utilizado: de una manera negativa si se lo visita para el consumo personal, y positiva en el caso de
que se realice la compra de un regalo para un tercero. La evidencia etnográfica recabada hasta
ahora, entonces, reafirma la noción que mantenemos durante este trabajo: el consumo debe ser
estudiado como una actividad social, particular e históricamente situada, y que además, dado que
consideramos que todo espacio es construido socialmente, y que esto implica la participación de
dimensiones significantes (Gupta & Ferguson 1997), el shopping center debe ser entendido
como un espacio complejo, donde confluyen el consumo de bienes con rutinas de sociabilidad.
21
Los informantes se refieren al Shopping Plaza Oeste, localizado en el Partido de Morón, el shopping Unicenter
localizado en Martínez y el shopping Alto Palermo del barrio de Palermo en Capital Federal.
22
Desde el trabajo fundacional de Marcel Mauss Ensayo sobre los Dones (1979), entendemos al don como una
sistema de contraprestaciones que involucran las obligaciones de dar, recibir y devolver. Sucesivos trabajos han
demostrado que en el caso del regalo se despliegan una serie de estrategias que forman parte de la elección del bien a
regalar (véase Miller, 1993; Carrier 1991; Metcalfe & Game 1998; Giesler 2006).
1
Conclusiones
Las aproximaciones teóricas al análisis del consumo han estado teñidas, desde las primeras
formulaciones realizadas por Veblen respecto al consumo conspicuo, por una intención
moral implícita al consumo y la compra como práctica considerada frívola o expresión del
sometimiento femenino. Del mismo modo y respecto a lo expuesto al comienzo del trabajo, es
preciso tener en cuenta que realizar un estudio sobre la compra implica inicialmente situarla
temporal y espacialmente. Lejos de aludir a la compra en términos generales, hay que referirse
a las compras y en esta referencia incluir una descripción de lo que se adquiere, cómo se lleva a
cabo la adquisición y cuáles son los sentidos que los actores imprimen a esta acción.
De acuerdo a lo expuesto por una de las autoras, el espacio del shopping adquiere una
connotación negativa por los informantes, por el hecho de oponerse estos al consumo. No
obstante, el mismo espacio es empleado para realizar una búsqueda de regalos para un otro,
desarrollado por la otra autora, adquirir ropa constituye una práctica en la cual supuestamente se
adecúa el cuerpo a estándares masculinos o un gusto de clase. Lejos de esta lectura algo simplista
constitución del cuerpo de la clienta y la proyección de las situaciones donde la ropa será
local constituye uno de los objetivos que Guerschman se propone desarrollar en su tesis de
doctorado. En correspondencia con el propósito principal del proyecto PICT al cual pertenecemos
las autoras de este escrito, nos proponemos comprender de qué manera se inscribe la adscripción
a la clase social en la dualidad planteada por Gallo o la conformación del cuerpo en la compra
1
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