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ANÁLISIS SOCIAL DE LA EDUCACIÓN EN PERÚ

Los días de cuarentena en el Perú siguen transcurriendo, las actividades se


reanudan de forma gradual y progresiva dentro del marco de la reactivación
económica.

Sin embargo, el ámbito educativo es la asignatura que el Estado no logra


aprobar desde siempre, siendo aún más evidente en los tiempos de la Covid-
19.

La educación constituye el pilar fundamental para el desarrollo y el


mejoramiento de la competitividad de un país. Aunado a ello, ha sido
reconocido en nuestro texto constitucional como un derecho fundamental,
dignificando de esta manera a la persona humana.

Como resultado de la pandemia, el gobierno ejecutó la educación a distancia


con “Aprendo en casa”. Estrategia que tiene como finalidad contribuir en el
aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes.

El mencionado programa educativo tiene una gama de actividades para ser


realizadas desde el hogar. Cabe indicar, que es de libre acceso, a través de la
página web, radio nacional, cadenas de televisión y emisoras regionales.

No obstante, ¿qué sucede con los niños, niñas y adolescentes que se ven
imposibilitados de acceder a la plataforma instaurada por el Ministerio de
Educación? La sensibilidad de la respuesta ha penetrado hasta el alma más
insondable.

Recordemos que el año académico escolar inició el 6 de abril; en


consecuencia, a la fecha, son miles los estudiantes peruanos que han
expresado sus deseos de aprender, pero no con palabras, sino con hechos.
Hechos que por un lado alegran, y por otro, duelen en lo más profundo.

“Si bien el aislamiento social obligatorio nos tiene confinados, existen niños que deben

caminar por horas para acceder a la señal de radio, y así poder escuchar la clase programada.

Otros, simplemente no cuentan con internet o un televisor”


Un claro ejemplo son los niños de la aldea Qhantati Ururi (Puno), quienes caminan 15
km diarios —dos a tres horas aproximadamente— apoyados de sus padres para llegar a
la zona radial del altiplano. Quedando así el “Aprendo en casa” como un mero título sin
fines.

Muchos de estos niños corresponden al sector de pobreza extrema. Un sector que, a lo


largo de los años, ha sido olvidado por los gobiernos de turno.

En otras palabras, fue relegado al último círculo del infierno dantesco. Nótese,
la carencia de sensibilidad por parte del Estado, el cual ha destinado para el
presente ejercicio fiscal el 3.8% del Producto Bruto Interno (PBI) respecto a
las actividades académicas, consolidándonos de este modo uno de los países
que menos invierte en educación de América Latina, según el Banco Mundial.

Este contexto social, además de mostrar en su máximo esplendor la


precariedad del sistema educativo peruano, ha originado la riqueza de los
educandos al metamorfosear la educación en su única y verdadera esperanza,
a pesar de las condiciones en las que se encuentran. Sus ansias por aprender,
los convierte en seres dignos de admirar.

“Siguiendo ese mismo orden de ideas, aplaudimos la labor que vienen realizando algunos
maestros, quienes al percibir que sus alumnos no cuentan con los medios de comunicación
exigidos por la educación remota, ellos mismos les han proporcionado lo necesario”

Un modelo del desprendimiento, entrega y vocación a la enseñanza es Gerson


Ames, profesor de Huancavelica, quien recorrió alrededor de 10 km para
impartir conocimiento a sus pupilos.

Empero, el escenario suscitado provoca indignación, porque los derechos de


los profesores y alumnos se han visto menoscabados con mayor ahínco en la
cuarentena.

¡Basta de ocupar los últimos puestos en las pruebas Pisa! ¡Basta de pagar un salario
mísero a los profesores! ¡Basta de la podredumbre del sistema educativo! ¡Basta
gobierno de ridiculizar la educación peruana! ¡Basta! Ya sea por piedad o por
vergüenza.

Todos estos años, hemos sido títeres de gobiernos que soslayan la educación a lo más
ínfimo. En suma, merecemos un servicio de calidad, sin escatimar recursos económicos;
porque mientras exista la posibilidad de alcanzar la excelencia, nada será suficiente.
Una sociedad que no apuesta por la educación denota el rechazo al linimento que
necesita un país plagado de ignorancia.

El Estado debe garantizar el acceso universal e irrestricto a una educación integral, por
ser de equidad y justicia social. Asimismo, la focalización del estado de vulnerabilidad
de los alumnos, será de vital importancia.

Finalmente, es momento de reafirmar el compromiso de los actores sociales y la defensa


de los derechos de los estudiantes peruanos. Solo así, seremos testigos del éxito de la
estrategia “Aprendo en casa”, dejando atrás una educación en ruinas.

Otro idea

Perú fue el primer país de América Latina en decretar el distanciamiento

social obligatorio de su población el 16 de marzo, sólo 10 días después de

detectar el primer caso de COVID-19 en el país. La cuarentena ha impactado

en la educación de 9,9 millones de estudiantes peruanos ya que el inicio de

las clases fue postergado y las clases presenciales suspendidas. La rápida y

decisiva acción del gobierno peruano ha sido reconocida como una de las

mejores respuestas a la pandemia en la región. Milagros Lechleiter y Rosa

Vidarte, dos peruanas, trabajando como especialistas en educación en el

equipo del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (GEM por

sus siglas en inglés) y viviendo la crisis desde lejos, se preguntan si la

respuesta del sistema educativo ha sido tan notable como la del gobierno

central peruano.

 
La cooperación es clave
El 27 de marzo, el Ministerio de Educación (MINEDU) anunció la fase inicial

de una nueva estrategia. El año escolar comenzó con una modalidad virtual

desde el 6 de abril a través de Aprendo en Casa, una nueva estrategia de

educación a distancia para la educación preescolar, primaria y secundaria.


El MINEDU ha anunciado que a partir del 4 de mayo, las clases comenzarán

progresivamente a impartirse en persona.

Aprendo en Casa es una iniciativa de enseñanza no presencial creada por el

MINEDU con la cooperación de organismos privados, agencias

multilaterales, en comunicación con los ministerios de educación de la

región, y para la transmisión de contenidos cuenta con el apoyo de las

empresas nacionales de radio y televisión, y de las empresas de

telecomunicaciones (para eximir el consumo de datos móviles). Su objetivo

es cubrir el currículo escolar integrando nuevas materias como la

ciudadanía y ciertos aspectos socio-emocionales de la educación. 

El MINEDU cuenta con el apoyo de la Oficina de la UNESCO en el Perú, que

busca asegurar una respuesta articulada a la crisis del sector educativo. Los

esfuerzos de la UNESCO incluyen: el apoyo al MINEDU en reuniones

interministeriales con otros ministerios de la región, la organización de

debates virtuales por parte de expertos y especialistas en educación a

distancia, incluyendo un seminario web para profesores sobre

herramientas socio-emocionales en contextos de emergencia y aislamiento,

y la preparación de una propuesta de respuesta a la emergencia con

énfasis en las zonas rurales y las poblaciones vulnerables.

La crisis no afecta a todos por igual


Otro objetivo del plan aplicado es garantizar no sólo la equidad sino

también la calidad de la educación, lo que es especialmente preocupante

en un país como Perú donde, según el INEI, sólo el 39% de los hogares a

nivel nacional tienen acceso a Internet y en el área rural sólo el 5%.

También se han hecho esfuerzos para ayudar a los estudiantes de bajos

ingresos que se benefician del Programa de Alimentación Escolar de Qali

Warma. Cincuenta mil escuelas de todo el país ya han recibido raciones de

alimentos que se distribuirán en marzo. El Ministerio de Desarrollo e


Inclusión Social restablecerá el suministro de alimentos a partir del 6 de

abril para beneficiar a cerca de 1,1 millones de estudiantes incluso cuando

las escuelas permanezcan cerradas. Esas estrategias ayudan a la inclusión,

como se verá en el Informe GEM 2020 sobre educación e inclusión y en el

informe regional centrado en América Latina y el Caribe.

Un sistema en el camino correcto


Es en tiempos de crisis cuando se puede observar la resistencia de un

sistema. Aunque ningún país podría haber estado totalmente preparado

para enfrentar esta crisis, Perú está en el camino correcto. En un país

socialmente fragmentado y desigual como el Perú, ver a múltiples actores

del sector de la educación trabajando juntos de manera orgánica como

parte de un sistema con el objetivo común de salvaguardar el derecho a la

educación para todos los estudiantes, es un signo de esperanza. El gran

esfuerzo y la cooperación que han dado lugar al sistema Aprendo en Casa

continuarán más allá de la cuarentena, ya que el sistema cumplirá un rol

complementario a las clases presenciales para ofrecer oportunidades de

aprendizaje a los estudiantes de zonas remotas como los entornos rurales.

 
Estado de la Salud y Coronavirus 19

El Coronavirus 19, o COVID 19, se ha extendido por todo el mundo y en Perú


las cifras oficiales de infectados al 30 de marzo sumaban 950 y los fallecidos
24. Las proyecciones que cada día se realizan sobre la expansión del virus,
llevaron al gobierno a extender el plazo inicial del distanciamiento y
confinamiento social preventivo para toda la población de dos a cuatro
semanas, hasta el 12 de abril.

El mundo no ha estado preparado para esta pandemia, inclusive aquellos


países que más invierten en sanidad. Si bien es relativamente baja la tasa de
mortalidad de este virus, es alta la tasa de contagios y la precariedad de
muchos sistemas de salud. Ese es precisamente el caso de los países
latinoamericanos. Los estudios sobre los impactos que podría tener el COVID
19 son poco alentadores en la perspectiva de enfrentar una crisis mayor de
infectados y fallecidos como la que ahora registran los Estados Unidos o
Europa. En US$ corrientes PPT, las estadísticas de la OMS revelan que, en el
año 2017, la región tenía un gasto per cápita en salud de US$ 1 076 anuales,
cifra que representa la tercera parte de lo que destinaron los países de la Unión
Europea, que en promedio fue de US$ 3 364. En Perú el gasto per cápita
apenas alcanza los US$ 681, es decir, 63% del promedio de América Latina.

Estas estadísticas explican el escaso promedio de camas hospitalarias,


laboratorios y respiradores. Solo tres países -Cuba, Argentina y Uruguay-
superan el promedio global de camas hospitalarias de 27 por cada 10 000
habitantes. En Perú ese promedio desciende a 16. Más dramático resulta el
indicador camas hospitalarias en salas de cuidados intensivos. Aunque el dato
es algo antiguo, es lo que se dispone. El estudio publicado por la revista Critical
Care Clinics en el 2006, estimaba que el número de esas camas por cada 10
000 habitantes era 10 para México, 2,9 en Argentina, 2,3 en Uruguay, 2,2 en
Venezuela, 0,8 en Brasil, 0,3 para Chile, Colombia y Ecuador y 0,2 para Perú.
Denuncias recientes, en Ancash y San Martín terminaban por desnudar esta
triste realidad: las camas de las salas de cuidados intensivos no funcionan o
varias están inservibles.

Económicamente el país se encuentra en mejor situación que otros para


enfrentar la pandemia. El costo es difícil de calcularlo y lo más probable es que
no se tenga crecimiento económico este año o que sea negativo y que los
indicadores de desempleo y subempleo alcancen niveles no conocidos hasta
ahora. Dependerá mucho de cuanto dure la lucha contra este virus.

Se espera que las medidas adoptadas por el gobierno tengan éxito para que la
pandemia no llegue a niveles incontrolables. Sería muy difícil atender
adecuadamente a un número mayor de infectados que requieren atención
médica y/o hospitalización con la actual infraestructura sanitaria disponible, a lo
que se suma el déficit de personal médico y asistencial especializado. La crisis
debe ser la oportunidad para mejorar otros factores que condicionan la salud,
en especial, la dotación de servicios básicos de saneamiento para la población
más pobre.

Hospitales y laboratorios privados, así como algunas universidades se vienen


sumando a los esfuerzos del Estado. Se hacen investigaciones, que podrían
ser más apoyadas, y se aplican pruebas para detectar casos de contagio. La
BBC de Londres ha recabado información en base a reportes de prensa que da
cuenta de lo costoso que resulta para una persona, recurrir a las clínicas
privadas. Según esa fuente, los precios de las pruebas van desde 250 US$ en
Ecuador, 400 US$ en México o 475 US$ en Perú.

La manera como evolucione la curva de infectados y fallecidos en las


siguientes semanas depende de las medidas que el gobierno dicte, pero
principalmente, del confinamiento de la población, que es la más efectiva
estrategia de combate.

Coronavirus y manejo del año escolar 2020

El confinamiento social empezó un día antes de iniciarse el año escolar en las


escuelas públicas. Las escuelas privadas, en su mayoría, había empezado
clases una o dos semanas antes. Durante las semanas que los estudiantes no
podrán ir a escuelas, institutos o universidades, se organizan clases a distancia
usando las tecnologías que estén más cercanas a los estudiantes. Tratándose
de la educación básica el Ministerio de Educación pondrá en ejecución el
programa “# Yo Aprendo en casa”, para lo cual se ha coordinado con Radio
Nacional y RTV Perú la difusión de contenidos de aprendizaje. También se
utilizarán plataformas digitales. Cada herramienta de comunicación tiene
fortalezas que aprovechar y limitaciones a tener en cuenta.  Además, siendo
evidente ese encomiable esfuerzo, habrá que encontrar rápidas soluciones al
hecho que en muchos hogares no existen las condiciones adecuadas para
aprovechar el programa, ni las escuelas y personal docente están
suficientemente preparados para administrarlo.

En relación a las tecnologías digitales, la ventaja es su atractivo como


herramienta de aprendizaje para los estudiantes. La desventaja es que no
todos los que asisten a una escuela pública viven en hogares donde existe una
PC, laptop o tableta, además que al 2017, no tenía conexión a Internet el 72%
de los hogares. Lo más difundido y que puede aprovecharse es el celular. Una
alternativa es que el Estado agilice el aporte de varias inversiones que ha
realizado en tecnologías. Una de ellas es la Red Dorsal, a cargo del Ministerio
de Transportes y Comunicaciones. Comenzó a diseñarse desde el 2008 pero
no tiene cuando terminar de implementarse. Según Edwin Santos, ex
viceministro de comunicaciones, existen 21 proyectos de redes regionales que
debieron estar listos para el 2019 conectando a 7 100 colegios. De ellos,
informa Pronatel (ex Fitel), que por ahora habría cinco en capacidad enlazar a
2 065 escuelas públicas de Ayacucho, Apurímac, Huancavelica, Lambayeque y
Cusco. Hay 433 490 tabletas, en parte ya distribuidas, a las que se podría
empezar a sacar provecho si se complementa con la facilidad de acceso al
internet, lo que también se venía trabajando.

En tanto, el Ministerio de Educación ha venido sosteniendo reuniones para


lograr la colaboración de actores privados que trabajan en el desarrollo de las
tecnologías digitales en educación. Se desconoce el éxito que hayan tenido
estas coordinaciones, pero si las autoridades del Ministerio quieren sumar
esfuerzos, la sugerencia es asegurar una cierta flexibilidad de colaboración.
Hay que considerar que la situación generada por la pandemia fue sorpresiva y
nadie estaba preparado para trabajar en un contexto de confinamiento
obligatorio. Los materiales para uso de las tecnologías digitales disponibles en
su gran mayoría han sido diseñados para un trabajo en donde el profesor y el
estudiante están juntos en el salón de clase, no así para que cada alumno
trabaje en su hogar. Son materiales que no se improvisan y que toman tiempo
para ser bien producidos. Lo que hay que evitar es publicar contenidos sin
explicación alguna, tareas sin seguimiento ni retroalimentación, así como
evaluación de aprendizajes dudosos. Habría que promover la realización de
actividades lúdicas que desarrollen habilidades.

En ese objetivo, el Ministerio de Educación debería alentar la buena disposición


de iniciativas como las de Fundación Telefónica, Khan Academy, Microsoft,
Google, Cisco, Fundación Slim, editoriales que producen textos escolares,
entre otras, que han logrado importantes avances en plataformas y/o
producción de material de aprendizaje interactivo y ludico muy valioso para
estas circunstancias. Como cada iniciativa tiene su propia lógica y la dotación
de equipos es muy dispar, otra vez resultan claves los criterios de flexibilidad
en la aplicación de las mismas y de mayor autonomía a las escuelas.
De otro lado, si bien hay la intención de que la población reinicie
paulatinamente sus actividades a partir de la segunda quincena de abril, en el
caso de las escuelas y universidades ello podría y debería tardar más; inclusive
dependiendo de la evolución de la pandemia, el confinamiento podría llegar a
ser periódico; es decir, unas semanas se podría asistir a la escuela y otras, si
los infectados aumentan, estudiar en el hogar. El director general de la
Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus ha dicho:
“Lo último que necesita un país es reabrir las escuelas y los negocios, solo
para cerrarlos de nuevo porque el virus resurge“. Es verdad, la concentración
de estudiantes en un local escolar puede ser causa de un rebrote de contagios.

Además, debe considerarse que los locales escolares y universidades han


estado cerrados varias semanas y necesitan limpiarse e implementarse con los
utensilios de aseo esenciales; su personal directivo y docente necesita
disponer de orientaciones para saber cómo actuar ante distintas situaciones
que se les puedan presentar. En la eventualidad que las clases se regularicen
semanas después, debe tenerse en cuenta que será una época de cambio de
clima, posiblemente con una mayor incidencia de resfríos y problemas
bronquiales entre estudiantes y profesores. ¿Cómo reaccionar frente a esos
casos?, ¿cómo organizar una clase guardando los estudiantes cierta distancia?
¿al ir a la escuela deben usar necesariamente mascarillas y guantes? Si es así,
¿habrá la cantidad suficiente?, ¿a qué costo?, ¿quién las proveerá?

Igualmente, la interrupción de clases presenciales implica que muchos de los


alcances de la Resolución Viceministerial 220-2019-Minedu, sobre
orientaciones para el año escolar 2020, tengan más flexibilidad y los docentes
más libertad para establecer la mejor manera de trabajar con sus estudiantes.
Serán los contextos específicos de actuación los que definan las horas de
duración del calendario escolar, los objetivos y metas de la programación
curricular, las estrategias de evaluación del estudiante. Tendrían que eliminarse
este año los simulacros, los concursos, los desfiles, los torneos deportivos;
simplificar los agobiantes informes, trámites y comisiones para que el director y
los docentes dediquen todos sus esfuerzos a sacar el mejor provecho a las
horas de clase disponibles. El Ministerio debe igualmente decidir si realizará o
no de la evaluación censal de estudiantes y las evaluaciones docentes
previstas para este año. Las prioridades de trabajo que surjan como
consecuencia del enfrentamiento del COVID 19 son otras y es la oportunidad
para avanzar en un mayor nivel razonado de descentralización en favor de las
instituciones educativas.

COVID 19 y educación privada

De acuerdo a la Ley 29571, Código de Defensa del Consumidor, corresponde a


INDECOPI verificar que las instituciones educativas privadas cobren a los
padres de familia la contraprestación económica correspondiente al servicio
efectivamente prestado por el proveedor de servicios educativos. Ante la
suspensión de clases el Ministerio de Educación emitió la Resolución
Viceministerial 079-2020-Minedu en la cual dispone que las instituciones
educativas privadas están obligadas a reprogramar las horas lectivas del año
escolar e informar por escrito de tal reprogramación a la UGEL respectiva.
Según la norma, la reprogramación debe asegurar que se cumplan las horas
previstas del calendario escolar. Además, que la suspensión y/o
reprogramación del inicio del servicio educativo no debe afectar las
obligaciones contraídas por los usuarios del servicio, siempre que la institución
educativa apruebe y cumpla su plan de recuperación de clases. La
reprogramación de horas lectivas no implica para el usuario del servicio nuevos
pagos, sino cumplir con el pago de las pensiones a que se había comprometido
en el contrato educativo al inicio del año. Los colegios tienen un costo fijo anual
para su funcionamiento: sueldos, seguros, CTS, alquileres, bienes y servicios,
material didáctico, equipos tecnológicos, licencias de los programas, arbitrios,
impuestos, etc.

Las buenas intenciones que puede tener la resolución viceministerial del


Ministerio de Educación tienen dos limitaciones. Por un lado, se trata de una
norma de menor rango que una Ley y podría ser objetada en su cumplimiento.
En segundo lugar, se establece una vigencia al 29 de marzo, pero dado que
hay confinamiento hasta por lo menos el 12 de abril, y probablemente por más
tiempo, habría que ampliar la validez de su contenido, mejor si es con una
norma de mayor rango.

Para la educación privada el COVID 19 trae dos problemas adicionales. El


inmediato es tener caja para pagar a su personal docente y los gastos fijos de
la institución. A un plazo mayor, esta pandemia nos está llevando a una
recesión económica, a una reducción de la actividad de muchas empresas y a
un inminente aumento de las tasas de desempleo y subempleo. Se verán
mermados los ingresos de muchos trabajadores independientes mientras que
otros dependientes podrían quedarse sin trabajo. La pregunta es ¿cuánto
afectará este panorama en la morosidad en el pago de pensiones o en la
posibilidad de que parte de los centros educativos privados no puedan
sostenerse? Para el sector empresarial se adoptan medidas de apoyo temporal
para que puedan enfrentar la crisis; ¿no cabría esa posibilidad para las
instituciones de educación privada, bajo el aseguramiento de determinadas
condiciones básicas de calidad, puedan acceder a algún tipo de facilidad
crediticia? El Ministro de Educación tiene la palabra.

Otra idea

Estamos viviendo la que es potencialmente una de las mayores


amenazas en nuestra vida para la educación global. Al 28 de marzo
de 2020, más de 1600 millones de niños y jóvenes no asisten a la
escuela en 161 países por la pandemia del COVID-19.  Esto
representa cerca del 80 % de los estudiantes en edad escolar en el
mundo. Ya estábamos experimentando una crisis global de
aprendizajes. Ya sabíamos que muchos estudiantes, aún cuando
estaban en la escuela, no estaban adquiriendo las habilidades
fundamentales necesarias para la vida. El indicador de "pobreza de
aprendizajes" del Banco Mundial, es decir el porcentaje de niños
que a los 10 años no pueden leer ni comprender un texto simple,
era de 53 % en niños en países de ingresos bajos y medianos. Esto
era antes de la crisis. Esta pandemia tiene el potencial de empeorar
aún más estos resultados si no se actúa de manera adecuada.
¿Cómo puede afectar esta fase de la crisis a los niños y jóvenes? 1.
Pérdidas en los aprendizajes. 2. Aumento de las tasas de deserción.
3. Niños que pierden la comida más importante del día. Más aún, la
mayoría de los países tienen sistemas educativos muy desiguales, y
los niños más pobres son quienes se verán más afectados. Lloverá
sobre mojado para ellos.
Aprendizajes. El comenzar el año escolar tarde o interrumpirlo
(dependiendo de si viven en el hemisferio sur o norte) alterará por
completo la vida de muchos niños, sus padres y maestros. Pero
bastante se puede hacer para al menos reducir este impacto a
través de estrategias de aprendizaje remoto. Los países más ricos
están mejor preparados para avanzar hacia estrategias de
aprendizaje en línea (aunque con mucho esfuerzo y desafíos para
los maestros y los padres). En cambio, en los países de ingresos
medios y los más pobres, la situación es muy heterogénea; y sin
intervenciones correctas, la gran desigualdad de oportunidades
que existe (ya inmensa e inaceptable para empezar) se amplificará.
Muchos niños no tienen un escritorio, libros, material de lectura,
conexión a internet, una computadora en casa o padres que los
apoyen. Otros si los tienen. Lo que debemos evitar, o minimizar en
la medida de lo posible, es que esas diferencias en las
oportunidades se expandan y causen que la crisis tenga un efecto
negativo aún mayor en los aprendizajes de los niños pobres.
Afortunadamente, estamos viendo mucha creatividad. A muchos
ministerios de educación les preocupa que basar el aprendizaje
remoto sólo en estrategias en línea implicará llegar solo a los niños
de familias más acomodadas. La estrategia apropiada en muchos
países es utilizar todas las modalidades posibles de entrega
utilizando la infraestructura existente. Usar herramientas en línea
para asegurar que las guías pedagógicas con planes de clase
detallados, videos, tutoriales y otros recursos estén disponibles
para algunos estudiantes y probablemente para la mayoría de los
maestros. Pero también, podcasts y otros recursos que requieran
menos uso de datos al bajarlos en un smartphone. Trabajar en
conjunto con compañías de telecomunicaciones para implementar
programas de “Tasa-cero’, eliminando el costo de bajar material de
sitios web educativos, o portales del ministerios de educación
puede incentivar el acceso a través de un teléfono inteligente,
dispositivo al que más estudiantes tienen acceso.
Pero eso no es suficiente. La radio y la televisión también son
herramientas muy poderosas. La ventaja que tenemos hoy en día
es que, a través de las redes sociales, WhatsApp o SMS, los
ministerios de educación pueden comunicarse de manera efectiva
con los padres y los maestros y proporcionar pautas, instrucciones
y estructura para el proceso de aprendizaje, utilizando contenido
entregado por radio o TV. El aprendizaje remoto hoy no solo es
aprendizaje en línea, es el aprendizaje utilizando todas las
plataformas de comunicación, con el objetivo de llegar a la mayor
cantidad de estudiantes posible.
Mantenerse enganchados. Es fundamental mantener el vínculo
de los estudiantes con el proceso educativo, especialmente los
jóvenes de secundaria. Las tasas de deserción escolar siguen
siendo muy altas en muchos países, y un largo período de falta de
clases puede resultar en un aumento mayor.  Muchos jóvenes
pueden simplemente no regresar a la escuela. Es importante
mantenerse conectado con la escuela por cualquier medio
necesario.  
Este es además un momento para desarrollar habilidades
socioemocionales y aprender más sobre cómo contribuir a la
sociedad como ciudadano. La escuela no es solo aprender
matemáticas y ciencias; es también relaciones sociales e
interacciones (y aprendizaje) entre pares. El papel de los padres y la
familia, que siempre ha sido extremadamente importante,
adquiere ahora una mucho mayor importancia. Por eso, gran parte
de la ayuda que proporcionan los ministerios de educación,
trabajando a través de la radio, la televisión y los mensajes SMS
debe dirigirse a apoyar a los padres,  dándoles consejos y
sugerencias sobre cómo apoyar mejor a sus hijos en esta compleja
coyuntura.
Alimentación. En muchas partes del mundo, los programas de
alimentación escolar brindan a los niños la comida más nutritiva
del día. Son esenciales para el desarrollo cognitivo y el bienestar.
Estos programas son esfuerzos logísticos y administrativos muy
complejos. No es fácil, pero los países deben encontrar la manera
de proporcionar estas comidas utilizando las instalaciones
escolares de manera organizada, o redes comunitarias o, si es
necesario, distribuirlas directamente a las familias. Si la entrega de
comidas o alimentos no es factible desde el punto de vista logístico,
los programas de subsidio monetario deben ampliarse o
implementarse para compensar a los padres.
Las respuestas a la crisis generado por el COVID-19  requieren
planificación, pero hay que estar preparado para ir ajustando los
planes, ya que los escenario sobre la pandemia cambian día a día,
y existe además incertidumbre en torno a la efectividad y
cumplimiento de las medidas de mitigación que los países están
tomando. Las  reaperturas de escuelas podrían ser graduales, ya
que las autoridades querrán reducir la aglomeración o la
posibilidad de una segunda ola de la pandemia. En este contexto
incierto, podría ser mejor tomar decisiones suponiendo un
escenario de suspensión de clases largo que uno corto.
La buena noticia es que muchas de las mejoras, iniciativas e
inversiones que los sistemas escolares tendrán que hacer podrían
tener un efecto positivo a largo plazo. Algunos países podrán
aumentar las habilidades digitales de sus maestros. Las estaciones
de radio y televisión reconocerán su papel clave en el apoyo a los
objetivos educativos nacionales y, esperemos, mejorarán la calidad
de su programación entendiendo su inmensa responsabilidad
social. Los padres estarán más involucrados en el proceso
educativo de sus hijos. Los ministerios de educación tendrán una
comprensión más clara de las brechas y desafíos (en conectividad,
hardware, integración de herramientas digitales en el plan de
estudios) que existen para usar la tecnología de manera efectiva y
podrán actuar para reducir esas brechas. Todo esto puede
fortalecer el sistema educativo de un país.
La misión de todos los sistemas educativos se mantiene. Es superar
la crisis de aprendizajes que ya estábamos viviendo. El desafío
actual es reducir al máximo el impacto negativo que esta pandemia
tendrá en el aprendizaje y la educación, y aprovechar esta
experiencia para retomar una ruta acelerada de mejora en los
aprendizajes. A medida que los sistemas educativos hacen frente a
esta crisis, también deben planificar cómo recuperarse, con un
renovado sentido de responsabilidad de todos los actores y con
una mejor comprensión y un sentido de urgencia de la necesidad
de asegurar que todos los niños tengan las mismas posibilidades
de recibir una educación de calidad.

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