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La humanidad no necesitó de dioses

moralizantes para crear sociedades


complejas.
Las deidades llegaron después.
Elsa Velasco

Los principios morales de las religiones se


extendieron después de que surgieran las primeras
grandes civilizaciones y no al revés, como se había
propuesto

La primera religión que incorporó principios morales fue la del antiguo Egipto.
Según la mitología, cuando una persona moría, el dios Anubis ponía el corazón del
difunto en una balanza para compararlo con la pluma de Maat, la diosa que
encarnaba el orden, la verdad y la justicia. Si el corazón pesaba lo mismo que la
pluma, el fallecido podía continuar su viaje hacia el más allá (British Museum).

A finales del neolítico, la humanidad comenzó a organizarse en sociedades cada


vez más y más complejas. Lo que habían sido pequeños pueblos aislados se
convirtieron con los siglos en grandes civilizaciones, como los reinos faraónicos
del antiguo Egipto, el Imperio Romano o las grandes dinastías de China. Hasta
ahora, se pensaba que una pieza fundamental en este cambio podría haber sido la
aparición de las religiones morales, que con sus principios habrían fomentado la
convivencia. Sin embargo, una investigación internacional liderada desde la
Universidad de Oxford prueba que no fue así.

Los resultados, publicados hoy en la revista Nature , indican que más bien ocurrió
al revés: la adoración a dioses moralizantes comenzó justo después de que las
sociedades ganaran complejidad. Después de su aparición, este tipo de religiones
tampoco propiciaron un aumento aún mayor de la complejidad, aunque sí pudieron
ayudar a mantener la estabilidad de los grandes imperios.

Muchas religiones antiguas imponían sacrificios a los dioses o tabúes, pero no


intervenían en las relaciones entre personas. Sin embargo, a partir del tercer
milenio antes de Cristo, algunas empezaron a incorporar principios morales en
forma de grandes dioses que dictaban códigos de conducta, como en el caso del
judaísmo, el cristianismo o el islam. Otras lo hicieron a través de elementos
sobrenaturales que castigaban a quienes incumplían los valores considerados
éticos, como el concepto de karma en el budismo.

Tradicionalmente se ha propuesto que las religiones que promueven


valores morales fueron esenciales para que los seres humanos se
empezasen a agrupar en grandes sociedades

Ya que estos principios impulsan a las personas a adoptar conductas que benefician
a la sociedad, como la cooperación o el altruismo, tradicionalmente se ha propuesto
que las religiones morales fueron esenciales para que los seres humanos se
empezasen a agrupar en grandes sociedades, donde debían aprender a convivir con
individuos desconocidos.

Para comprobarlo, los investigadores liderados desde la Universidad de Oxford han


realizado un análisis sistemático que ha abarcado datos de 30 regiones del mundo,
desde el neolítico hasta la época industrial. A partir de una de las bases de datos
históricos más extensas y rigurosas –el proyecto Seshat–, han cuantificado el grado
de complejidad social y de imposición moral de las religiones en más de 400
poblaciones.

La primera diosa moralizante fue Maat del antiguo Egipto, que


surgió alrededor del 2.800 antes de Cristo y personificaba el orden,
la verdad y la justicia

Los dioses moralizantes aparecieron en algún momento del periodo analizado en 20


de las 30 regiones. El primero surgió en Egipto en alrededor del año 2.800 antes de
Cristo: fue la diosa Maat, que personifica el concepto de orden, verdad y justicia.
Según la mitología egipcia, cuando una persona moría, el dios Anubis ponía su
corazón en una balanza junto con la pluma de Maat, que representaba la virtud. Si
el corazón, símbolo de la conciencia, pesaba lo mismo que la pluma, el fallecido
podía continuar su viaje hacia el más allá. Si pesaba más, su alma era devorada
por el monstruo Ammut.

Los siguientes dioses morales emergieron en Mesopotamia (2.000 antes de Cristo),


en la Península de Anatolia (donde está buena parte de la actual Turquía, en el
1.500 antes de Cristo) y en China (1.000 antes de Cristo). No fue hasta después
del año 1.000 antes de Cristo que surgieron las primeras grandes religiones
morales que se extendieron a varios países, como el budismo, el cristianismo o el
islam.

Tras la aparición de las religiones morales, las sociedades no se


volvieron significativamente más complejas, pero los valores
morales tal vez ayudaron a mantener la cohesión social y la
estabilidad de los grandes imperios multiétnicos, como el Imperio
Romano
Sin embargo, al examinar los datos de las 12 de las 30 regiones de las que hay
información de antes y después de la aparición de estas religiones, los
investigadores han comprobado que el incremento de la complejidad social se
produjo antes de que surgieran los elementos morales. “Los dioses moralizantes
normalmente siguen, en lugar de preceder, al aumento de la complejidad social.
Notablemente, la mayoría de sociedades que sobrepasaban un cierto umbral de
complejidad desarrollaron un concepto de dioses moralizantes”, escriben los
autores en Nature.

Tras la aparición de las religiones morales, estas sociedades no se volvieron


significativamente más complejas, pero los investigadores señalan que los valores
morales tal vez ayudaron a mantener la cohesión social y la estabilidad de los
grandes imperios multiétnicos, como pudo ocurrir cuando el Imperio Romano
convirtió el cristianismo en su religión oficial.

Fuente:
https://www.lavanguardia.com/ciencia/20190320/461147054376/religiones-
morales-dioses-historia-complejidad-civilizaciones.html

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