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Un mundo más barato en dinero y sufrimiento

En esta página se desarrolla, la idea del valor de la palabra en el


mundo para un bien común. Comparando los altercados con el
agua, las disputas se resuelven oralmente, escuchando y
comprendiendo equitativamente las partes llegando a un acuerdo o
una decisión también oral.
Se evidencia que la palabra honra al hombre y deshonra a quien se
atreve a no cumplir con lo acordado. Generando una confianza
mutua permitiéndole que las cortes, no sean una carga para la
comunidad, puesto que sus decisiones con por un buen común.
En este mundo prima inicialmente el dinero. La ética se ve reflejada
y rentable en cuanto a la amargura y el dolor de la persona cuando
esta pasa por algún conflicto, muchas veces la ética no compensa y
en ocasiones la parte monetaria resulta vencedora.
Este trabajo se ve reflejado en las perspectivas moral, sobre las
acciones y las dinámicas que nos han llevado a esta situación actual
de crisis y desafección ciudadana actual. Incluyendo al mismo
tiempo el cruce de valores morales como la justicia y la igualdad,
resultan tan básicos para construir ciudadanos decentes, como
instituciones justas y fiables. Al final estos valores resultan ser
componentes centrales para las sociedades democráticas, en la que
puedes llegar a realizar tu proyecto de vida pero teniendo en
cuenta a los más vulnerables.
Las condiciones económicas, sociopolíticas actuales, caracteriza la
crisis económica y una desconfianza generalizada por la misma
ciudadanía como actores políticos y exponiendo siempre la idea de
que la ética nunca es rentable.
En el marco social, el compromiso y la confianza se convierten en el
eje central de las conversaciones. Cuando ambos valores son
derrotados en las sociedades se ve un gran sufrimiento. Debemos
cultivar la confianza como uno de los recursos morales importantes
de nuestras comunidades. Según Adela Cortina “que nuestro
mundo sea más económico en dolor evitable y también en dinero”.
Para cumplir con esta tarea, es importante reconocer que no todo
puede ser justificable y los vacíos éticos, que han servido abunden
la corrupción en sus diferentes ámbitos profesionales, no se
pueden seguir incentivando.
Se debe reivindicar el carácter moral de las instituciones
económicas y políticas, porque así solo dichas entidades
reconocerán la responsabilidad social de sus acciones y decisiones.
Consecuentemente, estar altos de moral, debería ser objetivo
central de cualquier persona o institución social que se evalúe.

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