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Facultad de Humanidades
Diplomado en Psicopedagogía
21 de mayo de 2020
Ever Moises Navarro Ramirez
Asignatura 5 – Unidad 1
Introducción
Sin duda alguna la culminación del primer ciclo del diplomado de psicopedagogía consiste
en, una invitación a comprometerse con los estudiantes, con la transmisión de
conocimientos, con la autonomía del estudiante en su propio proceso de aprendizaje, y más
aún, un compromiso con uno mismo, seguirse profesionalizando, adquiriendo más
conocimiento, sabiendo ahora que navegamos en el mar de la incertidumbre, donde todo
conocimiento es susceptible de ser perfeccionado y clarificado.
Este es un texto paralelo que integra la mayoría de los conocimientos adquiridos en las
asignaturas anteriores, y no solo eso, sino, comprender cómo debe aplicarse el
conocimiento adquirido y nos coloca como un atleta, listos para el banderazo de salida y
con la total disposición de coadyuvar en el desarrollo de estudiantes inquisitivos y
desarrolladores de su propio universo cognitivo.
Conocimiento es conocer, eso lleva implícito que “algo” se conoce. Hace algún tiempo,
para ser exacto el martes 28 de abril de este año, estaba revisando una de mis páginas
sociales, de pronto, descubro una mensaje de alguien que desconozco. Yo había escrito un
párrafo en esa red social y dentro de ese párrafo iba el siguiente mensaje: “creo en la
existencia efímera de las formas que adquiere la materia”, la persona que desconozco, al
cual me referiré como Josué, me respondió: la materia no suele ser efímera, la existencia se
basa en un bucle, la humanidad no podrá ver su existencia hasta que esta se vea afectada”.
Josué, me respondió: la existencia se distorsiona, creando una realidad errónea que lleva a
una percepción, la cual la humanidad acepta como razón y la misma humanidad trata de
tener el control de aquello que considera real.
Como bien lo dice Edgar Morin (2001), “todo conocimiento conlleva el riesgo del error y
la ilusión”, todo conocimiento que poseemos está formado por los estímulos que
percibimos del entorno, somos la suma de lo que leemos, escuchamos, de los estímulos
producto de aquellas personas que influyen en nuestra vida, de la genética, de la
naturaleza… nuestro cerebro está en constante cambio, día a día, minuto a minuto nuevas
conexiones neuronales se forman, el cerebro se construye a cada instante, y cada vez
comprendemos mejor la realidad y la existencia, con el tiempo puede ser que percibamos
todo de diferente manera, sin embrago, no es porque la realidad y la existencia cambien,
sino, porque nuestro universo cognitivo se va ampliando y este nos permite adentrarnos en
un lugar cada vez más profundo de la verdad.
La racionalidad consiste en los medios y elección de las posibilidades que tengo para
alcanzar un fin, esta -la racionalidad - consiste en una acción racional y para ello algunos
filósofos como Aristóteles indican que ese camino racional se transita utilizando la lógica.
En cambio, la racionalización es un proceso sociocultural por medio del cual la misma se
convierte en el estilo de vida de las personas y en general de la sociedad.
Existe una necesidad, en donde la educación propicie una inteligencia general, los saberes
en los estudiantes están fragmentados, muchos de esos saberes son producto de la cantidad
de estímulos a los que actualmente estamos sometidos, la televisión, la radio, el internet, las
redes sociales, canales de noticias, personas que nos rodean… todos ellos contribuyen a que
mucha información ingrese a nuestro universo cognitivo de una forma desordenada,
formando islas de conocimiento sobre nuestro mar cognoscitivo.
Como profesionales de la educación tenemos un reto inmenso, formar puentes para que las
islas se conecten unas con otras, y así, de poco a poco lograr que todos esos conocimientos
se integren sin contradicción, puede parecer que el conocimiento de una de esas islas no
tenga relación con otra isla, sin embargo, los conocimientos se complementan y es justo ahí
donde encajan los conceptos de polidisciplinarios, transversales, multidimensionales,
transnacionales, globales, planetarios...
Para que ese universo que nos rodea pueda ser entendido, es necesaria la comprensión del
mismo, esa comprensión lleva implícita la facultad del ser humano como ser consciente, de
poder percibir lo que nos rodea y tener una idea clara de eso que nos rodea, como
educadores, esa misma comprensión es la que debemos promover y coadyuvar para que los
estudiantes la alcancen y así lograr que ellos tengan una idea clara de su propio universo
cognitivo.
En el texto de Morin (2001) un tema que me pareció muy interesante es la ética del género
humano, aquella que según cita el texto leído, debe estar considerada como una ética de
bucle o bien cíclica, en donde se relacionen individuo-sociedad-especie, esta ética debe
estar fundamentada en el comportamiento humano, en su relación con sus congéneres y con
el resto de la vida, así como desarrollar un conjunto de normas que dirijan su actuar en una
sociedad de convivencia pacífica, en la que cada individuo esté consciente que dependemos
de todo lo que nos rodea, que la tierra no nos necesita y que puede seguir existiendo sin
nosotros, pero nuestra existencia si depende de ella.
Otro de los saberes que me gustó mucho es enseñar la identidad terrenal, nada más
grandioso que saber y creer en el tesoro creativo de la humanidad, el ingenio del hombre
cuando este se lo propone. Y claro los saberes que ya comenté en este texto.
tensiones
contradicciones
incertidumbre PUZZLE
Islas con
conocimientos
Mar de conocimientos
Conclusión
Es imperativo que, como profesores, nos comprometamos en coadyuvar con el desarrollo
de estudiantes con conocimiento autónomo, capaces de ser los arquitectos de su propio
conocimiento, en donde su universo cognitivo se convierta en una catedral.
Conscientes de la realidad nacional y de la gran desigualdad que hay entre los diferentes
centros educativos en cuanto al modelo de enseñanza-aprendizaje, debemos tomar
conciencia del inmenso campo de oportunidad que tenemos para colocar nuestro granito de
arena y así ser transformadores de vidas.
Bibliografía
Morín, E. (2001). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. (Síntesis de 6
páginas).
Nóvoa, A. (2009). Educación 2021: para una historia del futuro. Artículo elaborado para la
Revista Iberoamericana de Educación, No. 49. (pág. 181 -199)