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Emoción y motivación. La adaptación humana.

Volumen I
Autores: Fernández, E. G., Jiménez M. P., & Martín, M. D.
Centro de Estudios Ramón Areces, Madrid, 2003, págs. 49-67
ISBN: 978-84-8004-618-X

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su posterior reproducción, distribución, transformación y comunicación pública en cualquier
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cada usuario autorizado.
Volumen 1
--
EM OCIO N~
MOTIVACION
La adaptación
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humana
Enrique G. Fernández-Abascal
e:> María Pilar Jiménez Sánchez
María Dolores Martín Díaz
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~ EDITORIAL
Q. 1 CENT,RO DE ESTUDIOS
RAMON ARECES, S. A.
ENRIQUE G. FERNÁNDEZ-ABASCAL
Catedrático de Emoción y Motivación (UNED)
MARÍA PILAR JIMÉNEZ SÁNCHEZ
Profesora Titular de Emoción y Motivación (UNED)
MARÍA DOLORES MARTÍN DÍAZ
Profesora Titular de Emoción y Motivación (UNED)

EMOCIÓN Y MOTIVACIÓN
La adaptación humana
I

COLECCIÓN DE PSICOLOGÍA


L:

EDITORIAL CENTRO DE ESTUDIOS RAMÓN ARECES, S. A.


Primera edición: diciembre 2003
Primera reimpresión: julio 2007
Segunda reimpresión: julio 2009

Reservados todos los derechos.


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ningún procedimiento electrón ico o mecánico, incluyendo fotocopia,
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lSBN-13: 978-84-8004-617-6 (O.C.)


TSBN- l3: 978-84-8004-618-3 (Vol. 1)
Depósito legal: M-29.716-2009

Impreso por: Lave!, S.A.

Impreso en España/ Printed in Spain


preparar recursos psicológicos para un tipo de situaciones emocionales especí-
ficas.
H) A su vez, cada emoción produce una serie de efectos, por un lado, efec-
tos subjetivos que constituyen los sentimientos o estados emocionales y que

1 configuran una de sus características diferenciales. Por otro lado, efectos fisio-
lógicos que se refieren a alteraciones en la regulación de la actividad fisiológica.
Otro tipo de efectos son los funcionales , es decir, las emociones tienen la carac-
terística de preparar para la acción, para actuar sobre el medio modificando las
condiciones desencadenantes de la emoción o sus consecuencias. Por último,
las emociones también poseen una forma de expresión característica, que cum-
ple importantes funciones sociales.
1) La respuesta emocional prototípica no se manifiesta directamente, sino
que es filtrada por efecto del aprendizaje y la cultura, modulando los distintos ele-
mentos de ésta y ajustándolos a contextos socioculturales de la persona.
J) Por último , la dinámica por la que se guían las emociones se compone
secuencialmente de dos procesos : en primer lugar, un proceso emocional pri-
mario, intenso pero breve; y, en segundo lugar, un proceso emocional secunda-
rio u oponente, lento y cuyas características se contraponen a las del proceso
primario para retornar a la persona a las condiciones previas a las de iniciarse la
respuesta emocional.

1. INTRODUCCIÓN

En cualquier momento de nuestra vida diaria, podemos experimentar emocio-


nes con suficiente intensidad como para que tomemos conciencia de este proceso.
Si reflexionamos sobre el recuerdo reciente de alguno de estos acontecimientos,
nos daremos cuenta de que tienen una causa, algo ha pasado o ha cambiado y nos
ha afectado. Como consecuencia de ello, sentimos algo agradable o desagradable,
nuestro organismo altera súbitamente su actividad e, incluso, se producen cambios
en nuestro comportamiento. Se trata de una emoción, un proceso psicológico que
por cotidiano nos parece accesible y fácil de comprender, pero que sin embargo a
la Psicología le ha costado más de cien años comenzar a entender.
Así pues, las emociones son procesos que se activan cada vez que nuestro apa-
rato psíquico detecta algún cambio significativo para nosotros; lo que las convier-
te en un proceso altamente adaptativo, ya que tienen la propiedad de dar prioridad
a la información relevante para nuestra supervivencia, la cual debe ser procesada en
cada momento. Implica un sistema de procesar información altamente jerarquiza-
do, que asigna tiempos y recursos, para proporcionar la respuesta más adecuada, lo
más rápidamente posible y con la intensidad proporcionada a las demandas.
Esta capacidad adaptativa de las emociones no solo ha jugado un papel
imprescindible en nuestra supervivencia como especie, sino que ha sido indis-
48 EMOCIÓN Y MOTIVACIÓN (Vol. 1)
pensable en la nuestra como personas individuales. De hecho, cuando nacemos
nuestra capacidad de sobrevivir depende totalmente de las emociones. Sin capa-
cidad de pensamiento lógico/simbólico, sin un lenguaje de comunicación y sin
capacidad de planificación de nuestro comportamiento, solo los programas de

1
acción emocional genéticamente determinados son los recursos con que hemos
contado para juzgar que lo que nos acontecía era "bueno" o "malo", comunicarlo
a los demás con una sonrisa o un llanto, y realizar rudimentarias conductas de
acercamiento o alejamiento adecuadas a cada situación. Es más, en esos momen-
tos de nuestra vida en los que dependemos totalmente del cuidado de otras per-
sonas, la visión de nuestra cara de bebés - con ojos grandes y formas redondea-
das- ha puesto también en marcha programas emocionales en nuestros
progenitores, que les ha llevado a cuidarnos y atender todas nuestras necesidades.
Pero las emociones son mucho más que programas de acción genéticamente
dotados, lo que les podría hacer rígidos y estereotipados. Como procesos adapta-
tivos por excelencia que son, tienen una alta plasticidad y capacidad para evolu-
cionar, desarrollarse y madurar. Así aprendemos desde un amplio elenco de nue-
vas situaciones con significación personal, a la modulación de nuestras propias
respuestas emocionales, el desarrollo de nuevas emociones e, incluso, a anticipar
respuestas para prevenir situaciones emocionales no deseadas. Así pues, las emo-
ciones no son procesos estáticos, sino que van cambiando en fu nción de las
demandas del entorno, por acción de la experiencia personal y social.
En resumen, la principal función de las emociones es la organización de toda
nuestra actividad. Organización del entorno y de nuestras experiencias, y organi-
zación de complejas actividades que en muchos de los casos debemos realizar en
un lapso muy breve de tiempo, no solo como reacción a las propias exigencias de
las situaciones, sino con la finalidad de anticiparse a consecuencias que aún no
han ocurrido. Para ello las emociones reclutan a los restantes procesos psicológi-
cos como la percepción, la atención, la memoria, el pensamiento, la comunicación
verbal y no verbal, y la motivación. Así pues, las emociones son un sistema de
procesamiento de información prioritaria para la supervivencia y la adaptación al
medio, y se convierten en el proceso que coordina a los restantes recursos psico-
lógicos necesarios para dar la repuesta más rápida y puntual ante una situación
concreta.
A lo largo de este capítulo intentaremos desarrollar las características más des-
tacadas del proceso emocional, así como plantear aquellas cuestiones que han
condicionado la forma en que se plantea el posterior desarrollo del estudio de las
emociones en los siguientes capítulos.

2. CONCEPTO DE EMOCIÓN

En una primera aproximación al concepto de emoción, debe evitarse un error


que se presenta frecuentemente, y es el confundir lo que es la emoción humana en
PROCESAMIENTO EMOCIONAL 49
sí misma para una persona y lo que es la compresión de la emoción por parte de la
Psicología. Esta diferenciación lleva a discriminar entre una aproximación mera-
mente descriptiva de los procesos emocionales y una más prescriptiva, que inten-
ta desarrollar una serie de conceptos científicamente válidos que aglutinen todos

1
los eventos y fenómenos emocionales (Russell y Lemay, 2000).
Emoción es el concepto que utiliza la Psicología para describir y explicar los
efectos producido por un proceso multidimensiona/, encargado de :
• El análisis de situaciones especialmente significativas.
• La interpretación subjetiva de las mismas, en función de la historia personal.
• La expresión emocional o comunicación de todo el proceso.
• La preparación para la acción o movilización de comportamiento.
• Los cambios en la actividad fisiológica .
La emoción es estudiada desde enfoques e intereses muy distintos, así la
neurociencia se interesa por el conocimiento de los mecanismos cerebrales, hor-
monas y neurotransmisores implicados en la emoción; la psicología evolutiva se
centra en el desarrollo delimitando cuáles son los cambios emocionales que se
producen a lo largo de la vida de una persona; la psicología social pone de relie-
ve la importancia comunicativa de la expresión emocional; la psicología cogniti-
va acentúa la importancia de la relación entre emoción y cognición; la psicología
de la personalidad se centra en el estudio de los rasgos desde el punto de vista de
emociones discretas; y la psicología clínica se interesa por la relación entre
desórdenes psicológicos y tipos de experiencia emocional.
Es preciso diferenciar el proceso emociona/ en sí, es decir, el cambio puntual
que se produce en un determinado momento y con una duración delimitada en el
tiempo; del rasgo o tendencia emocional, es decir, de las formas habituales de res-
ponder emocionalmente de una determinada manera o la tendencia a tener casi
siempre la misma respuesta emocional, que hace referencia más a estructuras rela-
tivamente estables en el tiempo (temperamento), que a procesos, y que se escapa
de los temas que son de interés por lo que no será abordado aquí.
También es preciso diferenciar el concepto de emoción de otros, que en el len-
guaje coloquial se utilizan como sinónimos, pero que tienen otra significación
dentro de este campo. Estos conceptos son los de afecto, humor (tono emocional
de base) y sentimiento.
Si consideramos conjuntamente los conceptos de afecto, tono emocional de
base y sentimiento, podemos resaltar que el primero es el más general de los tres.
Además, desde un punto de vista filogenético y ontogenético, es el más primitivo.
El afecto es una condición neurofisiológica accesible conscientemente, como en
sentimientos más simples (no reactivos), evidente en el tono emocional de base y
en las emociones. El afecto posee tono o valencia, que puede ser tanto positiva
como negativa, e intensidad, que a su vez puede ser baja o alta. Prácticamente
todas las especies poseen un proceso afectivo. Como indica Buck (1985), se
especula con la posibilidad de que el tono o valencia esté directamente relacio-
50 EMOCIÓN Y MOTIVACIÓN (Vol. 1)
nado con algunas estructuras diencefálicas (hipotálamo) y la intensidad con la for-
mación reticular. El afecto tiene que ver con la preferencia y permite el conoci-
miento del valor que tienen para la persona las distintas situaciones a las que se
enfrenta. El afecto es primitivo, universal y simple (irreducible en el plano men-

1
tal). Puede existir sin estar etiquetado, interpretado o atribuido a cualquier causa.
Existe una tendencia innata hacia el afecto positivo, de tal suerte que la meta de
toda persona es obtener placer.
Por su parte, el humor que es un término de uso coloquial ambiguo al que nos
referiremos técnicamente como "tono emocional de base" (ya que induce a equi-
voco con la emoción denominada "humor", ver Capítulo 7), es una forma espe-
cífica de estado afectivo, la cual también implica Ja existencia de tono e intensi-
dad. El tono emocional de base implica la existencia de un conjunto de creencias
acerca de la probabilidad que tiene la persona de experimentar placer o dolor en el
futuro, esto es, de experimentar el afecto positivo o el afecto negativo. Un tono
emocional de base concreto puede durar varios días, variando según lo haga la
expectativa de futuro de la persona. La emoción, que también es una forma con-
creta de afecto, por el contrario, suele durar muy poco tiempo, refiriéndose a una
relación concreta de la persona con su medio ambiente en el momento presente.
Schwarz y Clore (1988) distinguen el tono emocional de base de la emoción, per-
filando el tono emocional de base como más difuso y generalizado, mientras
que Ja emoción es una reacción específica a eventos particulares. Por otra pai1e,
también se diferencian ambos conceptos en la proximidad de la causa, ya que el
tono emocional de base tiene una causa que es más remota en el tiempo de lo que
lo es la de Ja emoción. En definitiva, el tono emocional de base refleja la proba-
bilidad de que la persona obtenga placer o dolor a partir de sus relaciones con el
medio ambiente físico y social en el que se encuentra inserto.
Por último el sentinúento es la experiencia subjetiva de la emoción. En este
sentido Izard, Kagan y Zajonc (1990) enfatizan la controversia que suscita, ya
que, muchas veces, la cuestión importante es determinar si se trata de un estado de
sentimiento, de un tipo especial de proceso cognitivo o una combinación de sen-
timiento y cognición. En cualquiera de Jos casos, como indican Carlson y Hatfield
(1 992), el término sentimiento se refiere a la evaluación, momento a momento,
que un sujeto realiza cada vez que se enfrenta a una situación.
De este modo, podemos plantear que las emociones son procesos intensos
pero muy breves, el tono emocional de base es menos intenso pero más duradero,
mientras que los sentimientos son impresiones pasajeras, apenas perceptibles.
Ahora bien, el hecho de que la emoción se refiera a fenómenos transitorios,
caracterizados por un rápido inicio y una duración muy reducida, no implica
necesariamente la rápida transitoriedad de la experiencia emocional. La duración
de la experiencia emocional o sentimiento no puede ser deducida a partir de la
expresión emocional. Más bien, la duración de un sentimiento depende de diver-
sas variables, tales como las cognitivas y las fisiológicas.
Por su parte, el proceso emocional implica una condición especial de proce-
samiento de información, mediante el cual se pone en relación algo ya conocido o
PROCESAMIENTO EMOCIONAL 51
que se percibe en ese momento, con una escala de valores; análisis del cual
depende tanto la cualidad como la intensidad de las emociones evocadas . Y,
también, como consecuencia de tal procesamiento se producirá una apreciación
subjetiva, cambios en la activación fisiológica, así como la posible movilización

1
de comportamientos en relación con la propia valoración.

3. CARACTERÍSTICAS DE LAS EMOCIONES

Quizás la principal característica de las emociones es la de ser una modalidad


de operación para el conjunto de la arquitectura psicológica. Por lo tanto, su
caracterización es compleja, como la vida mental a la que dan soporte.
Intentaremos delimitar las principales características de las emociones, reco-
giendo las funciones que cumplen, las tareas que emplean para alcanzar estos
fines , y las leyes o principios que rigen su funcionamiento.

3.1. Funciones de las emociones


En lo que se refiere a las funciones que todas las emociones deben cumplir,
que es lo que las hace útiles y beneficiosas, según Reeve (1994) son: la función
adaptativa, la función social y la función motivacional. En el Cuadro 2.1 se reco-
gen las principales funciones que cumplen las emociones.

CUADRO 2.1. Funciones que cumplen las emociones.

FUNCIÓN EFECTO

Adaptativa

Social

Motivacional

La función adaptativa de las emociones fue puesta de manifiesto en primer


lugar por Darwin, quien argumentó que la emoción sirve para facilitar la conducta
apropiada a cada situación, lo cual le confiere un papel de extraordinaria rele-
vancia en Ja adaptación. Como hemos visto en el primer epígrafe, la función
más importante de la emoción es precisamente la de preparar al organismo para
que ejecute eficazmente una conducta exigida por las condiciones ambientales,
que movilice la energía necesaria para ello y que dirija la conducta a un objetivo
52 EMOCIÓN Y MOTIVACIÓN (Vol. 1)
determinado. Esto estaría especialmente delimitado en el caso de las emociones
primarias, cuyas funciones pueden verse resumidas en el Cuadro 2.2.

1
CUADRO 2.2. Funciones adaptativas de las emociones primarias.

EMOCIÓN FUNCIÓN ADAPTATIVA

Sorpresa Exploración

Asco Rechazo

Alegría 1 Afiliación

Miedo 1 Protección

Ira 1
Autodefensa

Tristeza Reintegración

Así pues, estas funciones adaptativas permiten desarrollar las respuestas ade-
cuadas a las condiciones que elicitaron cada una de las emociones concretas:
• Por ejemplo, en el caso de la emoción de sorpresa, su principal función
adaptativa es la exploración, que sirve entre otras cosas para:
- Facilitar la aparición de la reacción emocional y comportamental apro-
piada ante situaciones nuevas. Para lo cual, elimina la actividad residual
en el sistema nervioso central, que pueda interferir con la reacción apro-
piada ante las nuevas exigencias de la situación sorpresiva.
- Facilitar la dirección de los procesos atencionales, focalizándolos y pro-
moviendo conductas de exploración, curiosidad e interés por la situación
novedosa.
- Por último, reclutar recursos y dirigir los procesos cognitivos a la situa-
ción novedosa que se ha presentado.
• En el caso de la emoción de asco, su función adaptativa fundamental es la
del rechazo, y sirve para:
- Producir respuestas de escape o evitación ante estímulos desagradables o
que son potencialmente dañinos para la salud.
- Potenciar el desarrollo de hábitos saludables, higiénicos y, por lo tanto,
altamente adaptativos.
• En el caso de la emoción de alegría, su función es la de afiliación, que entre
otros objetivos sirve para:
- Incrementar la capacidad para disfrutar de diferentes aspectos de la vida.
- Generar actitudes positivas tanto hacia uno mismo, como hacia los demás;
lo cual a su vez favorece la aparición del altruismo y la empatía.

PROCESAMIENTO EMOCIONAL 53
- Establecer nexos de unión entre las personas y favorecer las relaciones
interpersonales.
- Dotar a la persona de sensaciones de vigorosidad, competencia, trascen-
dencia y libertad.

1
- Favorecer los procesos cognitivos, de aprendizaje y memoria, aumen-
tando la curiosidad y la flexibilidad mental.
• En el caso de la emoción de miedo, su función primordial es la de protec-
ción y sirve para:
- Facilitar la aparición de respuestas de escape o evitación ante situaciones
peligrosas.
Focaliza la atención casi exclusivamente en el estímulo temido, facilitan-
do de este modo que el organismo reaccione rápidamente ante el mismo.
Movilizar una gran cantidad de energía, lo que permitirá ejecutar res-
puestas de manera mucho más intensa y rápida, que como lo haríamos en
condiciones habituales.
• En el caso de la emoción de ira, la función fundamental es la de autode-
fensa, aunque puede llegar a la destrucción, sirve para:
- La movilización de la energía necesaria en las reacciones de autodefensa
o de ataque.
- La eliminación de obstáculos que impiden la consecución de los objetivos
y metas deseadas, y cuya obstrucción genera frustración.
- Por último, la reacción de ira no siempre tiene que concluir en agresión
- verbal o física-, ya que una de sus funciones adaptativas es precisa-
mente intentar inhibir las reacciones indeseables de otras personas y evi-
tar así la situación de confrontación.
• En el caso de la emoción de tristeza, que es la emoción básica en la que
habitualmente resulta más difícil ver su función adaptativa, ésta es la de la
reintegración, que sirve para:
- Aumentar la cohesión con otras personas, de manera especialmente mar-
cada con aquéllas que se encuentran en la misma situación.
- La reducción del ritmo de actividad general del organismo. Potenciando
de esta manera la posibilidad de valorar otros aspectos de la vida, que
antes de aparecer la respuesta emocional no se les prestaba atención.
- Reclamar la ayuda de otras personas, mediante la comunicación a los
demás de que no se encuentra bien. Así mismo, sirve para apaciguar las
reacciones de agresión por parte de otros.
- Por último, fomenta la aparición de empatía y otros comportamientos
altruistas.
La función social de las emociones, que se basa en la expresión de las mismas,
lo cual permite a las demás personas predecir el comportamiento que vamos a
desarrollar y a nosotros el suyo, lo que tiene un indudable valor en los procesos de
relación interpersonal. La expresión de las emociones puede considerarse, por lo

54 EMOCIÓN Y MOTIVACIÓN (Vol. 1)


tanto, como una serie de estímulos discriminativos que facilitan la realización de
conductas sociales.
Estas funciones se cumplen mediante varios sistemas de comunicación dife-
rentes: la comunicación verbal , o información a los demás de nuestros senti-
mientos, la comunicación artística y la comunicación no verbal. Esta última tiene
una importancia especial ya que, al menos las emociones primarias, tienen un
patrón específico y universal para su comunicación , configurado por la postura
corporal, la expresión facial, y la prosodia del lenguaje, es decir el tono emocio-
nal del habla.
11
Izard (1989) destaca varias subfunciones dentro de esta
función social, como son:
• La de facilitar la interacción social,
• La de controlar la conducta de los demás,
• La de permitir la comunicación de los estados afectivos o
• La de promover la conducta prosocial.
Incluso la falta de comunicación o represión de las emo-
ciones, también puede cumplir una función social. En muchas
situaciones sociales es necesario la inhibición de la mani- Carroll E. lzard
festación de ciertas reacciones emocionales, ya que en caso
de no hacerse podrían alterarse seriamente las relaciones sociales y afectar al fun-
cionamiento de los grupos. Aunque de forma general la inhibición emocional pro-
duce malos entendidos y reacciones indeseables, que no se hubieran producido en
el caso de que los demás hubieran conocido el estado emocional en el que se
encontraba (Pennebaker, 1993).
El efecto motivacional de las emociones no se limita al hecho de que en toda
conducta motivada se produzcan reacciones emocionales, sino que una emoción
puede determinar la aparición de la propia conducta motivada, dirigirla hacia
determinada meta y hacer que se ejecute con un cierto grado de intensidad. Así
pues, Ja conducta motivada produce una reacción emocional y, a su vez, la emo-
ción facilita la aparición de conductas motivadas.
La expansión filogenética de la corteza cerebral en el ser humano ha posibi-
litado una variedad creciente de interpretaciones, emociones y opciones de com-
portamiento. Las emociones, aunque aún motivan el comportamiento humano, tie-
nen su aportación más importante en la posibilidad de "desacoplar" la motivación
de la percepción del estímulo, para hacer de esta manera posible su reconsidera-
ción. Por ejemplo, el miedo crea una tendencia para escapar, pero una persona
rápidamente puede darse cuenta de que la amenaza va dirigida a otra persona
-reinterpretación del acontecimiento- o que una postura agresiva intimidará al
asaltante -reinterpretación de alternativas de respuesta-. De esta manera las emo-
ciones permiten flexibilizar tanto la interpretación de los acontecimientos, como
la elección de la respuesta más adecuada. Las emociones, desde este punto de vis-
ta, representan una alternativa evolucionista muy importante.
PROCESAMIENTO EMOCIONAL 55
De esta manera, las emociones se constituyen en el primer sistema motiva-
cional para la conducta humana, ya que juegan un papel crítico en la energización
de la conducta motivada, y en los procesos de percepción, razonamiento y acción
motivadora (Izard y Ackerman, 2000).

1 De hecho las principales emociones dibujan Jo que son los dos grandes ejes de
regulación del comportamiento: la aproximación y la evitación o, si se prefiere ape-
titivo y aversivo (Hamm, Schupp y Weike, 2003). En el Cuadro 2.3 se representa
la distribución de las emociones y los ejes motivacionales que éstas configurarían.

CUADRO 2.3. Dimensión motivacional de las emociones.

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3.2. Tareas de las emociones


Según Stemmler (2003), todas las emociones cumplen una
serie de tareas, entre las que destacan:
• La de codificar las condiciones estimulares como positivas
o negativas, o alternativamente, como apetitivas o aversivas.
• La de interrumpir las cogniciones y el comportamiento en
curso, refocalizando la atención.
• La de escudriñar la memoria emocional, para localizar
contingencias estímulo-respuesta aprendidas y probadas
como exitosas en el pasado, tanto para la especie como
Gerhard Stemmler para uno mismo.
56 EMOCIÓN Y MOTIVACIÓN (Vol. 1)
• La de influenciar tendencias de respuesta comportamental hacia una dispo-
sición motivacional particular como la aproximación o la evitación, inclu-
yendo la modulación de circuitos reflejos.
• La de involucrar procesos explícitos e implícitos para la evaluación de los

1
estímulos, el ambiente y la memoria, así como de los procesos implícitos de
valoración.
• La de preparar clases de comportamiento, como la defensa, el abatimiento o
el ataque, a través de una coordinación de los sistemas autonómico, somá-
tico, hormonal e inmune.
• La de poner las intenciones de uno en conocimiento de los demás, tanto oral-
mente como a través de la postura, el color de la piel, la expresión facial, etc.
• La de comunicar las actividades autonómica y somática a las aferencias para
su integración en los centros cerebrales.
• La de responder con extrema rapidez para contrarrestar amenazas de lesio-
nes o de integridad del organismo, es decir, protegiendo el cuerpo y sus
órganos más importantes de cualquier tipo de daño.
En función de estas tareas, podemos considerar que las emociones funcionan
como programas de orden superior o módulos de la mente, que son responsables
de ajustar prioridades de procesamiento y de respuesta. Así, cuando una emoción
se dispara, activa algunos mecanismos subordinados como la atención, el proce-
samiento heurístico o la urgencia en los programas de acción, y desactiva otros
como las metas de alto nivel, el procesamiento sistemático, la digestión, etc. Por
lo tanto, son una modalidad de funcionamiento del sistema psicológico (Mineka,
Rafaeli y Yovel, 2003).

3.3. Leyes de las emociones


Por último tenemos las leyes de la emoción que rigen el proceso emocional
-aunque sería más preciso llamarlas principios-, que fueron formuladas en primer
lugar por Frijda (1988) y que han sido recientemente reeditadas (Frijda, 2001).
Estas "leyes" han supuesto un de los más importantes avances en la caracteriza-
ción de las condiciones y procesos que rigen el complejo mundo de las emocio-
nes. Estas once leyes y su formulación son:
• La ley del significado situacional, que formula que las emociones surgen en
respuesta a la estructura de significado que nos da la situación.
• La ley de lo concerniente, que formula que las emociones surgen en res-
puesta a situaciones que son importantes para las metas, deseos, motiva-
ciones o preocupaciones de las personas.
• La ley de la realidad aparente, que formula que las emociones van a ser eli-
citadas por situaciones que son valoradas como reales y que la intensidad de
estas se corresponderá con el grado de realidad que se asume.

PROCESAMIENTO EMOCIONAL 57
• La ley del cambio, que formula que el cambio, la presencia de condiciones
favorables o desfavorables, facilitará la aparición de la respuesta emocional,
pero es necesario que esas condiciones se den como fruto de cambios reales
o esperados.

1
• La ley de la habituación, que formula que los placeres o dificultades conti-
nuadas tienden a desvanecerse o perder fuerza.
• La ley del sentimiento comparativo, que formula que la intensidad de una
emoción dependerá de la relación entre el evento ante el que se tiene esa
emoción y el marco de referencia en el que es evaluado.
• La ley de la asimetría hedónica, que formula que el placer es siempre con-
tingente con el cambio y que desaparece con la satisfacción contínua, mien-
tras que el dolor puede persistir en el tiempo, si persisten las condiciones
adversas.
• La ley de la conservación del momento emocional, que formula que los
momentos emocionales retienen su capacidad para elicitar las emociones
indefinidamente a menos que sean contrarrestados por exposiciones repeti-
das que podrían llegar a permitir que se dieran los fenómenos de extinción
o de habituación.
• La ley final, que formula que las emociones tienden a estar sujetas a juicio,
en término de relatividad, sobre el impacto y los requerimientos de metas y
objetivos, que van más allá de los que inicialmente se tenían.
• La ley del cuidado con las consecuencias, que formula que cada impulso
emocional elicita un segundo impulso que tiende a modificar esa primera
respuesta emocional en relación con las posibles consecuencias que tendría.
• La ley de la menor carga y el mayor beneficio, que formula que cuando una
situación puede ser vista desde distintas alternativas, existe una tendencia a
verla desde aquella postura que minimice la carga emocional negativa y/o
que maximice una ganancia emocional.
En este punto, al menos debe quedar claro que nos encontramos ante uno de
los procesos psicológicos más complejos. Proceso que cumple importantes fun-
ciones, desarrolla múltiples tareas, y obedece a complejas leyes y principios de
regulación .

4. TIPOS DE EMOCIONES

El estudio del proceso emocional ha seguido dos direcciones distintas, a la


hora de investigar como se organizan las emociones concretas o específicas,
estos enfoques corresponden con:
• El estudio dimensional de las emociones, que tiene su fundamentación en la
existencia de importantes diferencias individuales en las emociones que
58 EMOCIÓN Y MOTIVACIÓN (Vol. 1)
las personas adultas llegan a desarrollar, por lo que se considera que el
empleo de categorías discretas no es la mejor forma de describir la realidad.
En su lugar, se utilizan dimensiones generales que definen el mapa de
todas las posibles emociones que pueden ser desplegadas.
• El estudio de las emociones discretas o específicas, por contra, parte de la
existencia de características únicas y distintivas para cada categoría emo-
cional, lo que permite hablar de emociones discretas a pesar de las diferen-
cias individuales que surgen en el desarrollo personal de cada una de ellas.
1
4.1. Emociones dimensionales
El estudio dimensional de las emociones, tiene una larga tradición en la
investigación psicológica, siendo defendida en primer lugar por Wundt (1896).
Entre los diferentes autores, parece existir un acuerdo bastante generalizado a la
hora de identificar las dimensiones que delimitan el campo afectivo. Estas dimen-
siones tienen un carácter bipolar y estarían definidas por tres ejes:
• El eje de valencia afectiva que va del agradable al desagradable -placer al
displacer-, y que permite diferenciar las emociones en función de que su
tono hedónico sea positivo o negativo.
• El eje de activación que va de la calma al entusiasmo, y que permite dife-
renciar las emociones por la intensidad de los cambios fisiológicos entre las
condiciones de tranquilidad o relajación, y el de extrema activación o páni-
co incontrolable.
• El eje de control que va del extremo controlador de la situación, al extremo
contrario de controlado por la situación, y que permite diferenciar las emo-
ciones en función de quién ejerza el dominio, la persona o la situación
desencadenante.
De estas tres dimensiones, las dos primeras son las que proporcionan el
mayor nivel de discriminación, entorno al 85% del total. De hecho la única dife-
renciación crítica con el eje de control es la que se produce entre la ansiedad y la
hostilidad. Por ello, habitualmente solo se utilizan los ejes de valencia afectiva y
activación.
En el Cuadro 2.4 se presenta el mapa emocional que más investigación ha
acumulado hasta el momento (Lang, Bradley y Cuthbert, 1999), como puede
apreciarse la configuración emocional tiene una forma de cuarto de luna. Esta for-
ma viene determinada porque no hay ocurrencia de situaciones extremas en
valencia afectiva (tanto positiva como negativa) que presenten una baja activa-
ción, del mismo modo que cuando hay una extrema activación las situaciones no
pueden ser neutras en valencia afectiva.
El principal atractivo de las propuestas dimensionales es que pueden dar
explicación de un número infinito de estados emocionales y proporcionan un
esquema para delimitar similitudes y diferencias entre las emociones.
PROCESAMIENTO EMOCIONAL 59
CUADRO 2.4. Espacio emocional bidimensional.

1 +

o
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Q)

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11

Activación +

A pesar de todo lo dicho, las dimensiones bipolares no son la única propues-


ta dimensional que se ha desarrollado. Gilboa y Revelle (1994) realizaron una
investigación para comprobar, entre otras, la hipótesis de que la independencia de
las emociones de tono hedónico positivo y negativo podría ser demostrada no sólo
en la estructura, sino también en el patrón temporal de las respuestas emocionales.
60 EMOCIÓN Y MOTIVACIÓN (Vol. 1)
Los datos revelaron bastantes diferencias entre emociones positivas y negativas
con respecto a su característica temporal, es decir, La cantidad de tiempo durante
el cual Las personas experimentan las emociones; así La duración de las emociones
asociadas con sucesos negativos fue mayor que la asociada con sucesos positivos.

1
En lo que se refiere a la intensidad, es decir, al grado en que las emociones son
experimentadas; las emociones positivas presentaron un pico de intensidad que
estuvo asociado con un incremento promedio de una duración de cuarenta minu-
tos, mientras que en las emociones negativas fue de ciento diez minutos. Estos
resultados son coherentes a su vez con lo propuesto por Frijda (2001) en la deno-
minada "ley de la asimetría hedónica", que hemos visto en el epígrafe 2. Este
hecho, que sin duda es lamentable, está al mismo tiempo altamente constatado y
nos permite hacer una diferenciación entre emociones positivas y negativas basa-
do en la existencia de dos sistemas unipolares, diferentes y parcialmente inde-
pendientes entre sí.
De este modo, tendríamos dos dimensiones unipolares para definir la valencia
afectiva. Por una parte, una dimensión formada por las emociones de tono hedó-
nico negativo que son emociones desagradables, que se experimentan cuando se
bloquea una meta, se produce una amenaza o sucede una pérdida ; estas emo-
ciones también requieren la movilización de importantes recursos cognitivos y
comportamentales, para ser empleados en la creación y elaboración de planes que
resuelvan o alivien la situación. Y una segunda dimensión formada por las emo-
ciones de tono hedónico positivo que son las emociones agradables, que se expe-
rimentan cuando se alcanza una meta; de tal manera que en ellas es menos pro-
bable que se necesite la revisión de planes y otras operaciones cognitivas, por esta
razón se podría esperar que las emociones negativas sean más prolongadas en el
tiempo que las positivas.
De esta forma las emociones positivas y las negativas, además de en su desi-
gual duración, también se diferencian con respecto a la necesidad y urgencia de
movilizar afrontamientos. Ya que es en las emociones negativas en las que no se
alcanza una meta, en las únicas que es urgente movilizar planes y acciones para
intentar conseguir la citada meta; cosa que no ocurre en las positivas, frente a las
cuales, y dada su brevedad, solo nos queda el recuerdo como forma de prolongar
sus efectos gratificantes. Por otra parte, muchas emociones no son totalmente
negativas o positivas, sino que poseen en un cierto grado cualidades de ambas
dimensiones.
Desde este punto de vista, la representación espacial de las emociones se
asemejaría más a la que vimos en el Cuadro 2.3, en la que el eje de aproximación
correspondería con las emociones de tono hedónico positivo y la evitación con las
negativas. Es decir, los nuevos ejes surgirían de girar 45º la valencia afectiva y la
activación, ver Cuadro 2.5. Pero sea cual sea la orientación que demos a los
ejes, en ellos pueden situarse las diferentes emociones discretas - lo que puede
verse también en el Cuadro 2.5- lo que hace que el estudio de las emociones
dimensionales no sea incompatible con el de las emociones discretas, que abor-
daremos en el siguiente epígrafe.

PROCESAMIENTO EMOCIONAL 61
CUADRO 2.5. Emociones dimensionales vs. discretas.

1 + o

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Activación +

4.2. Emociones discretas


El estudio de las emociones discretas o específicas tiene su origen en el
hecho de que al menos algunas emociones -las consideradas "primarias" como
veremos más adelante-, poseen características distintivas en alguno o varios de
sus elementos.
Entre estas características se han utilizado por ejemplo la correspondencia
entre el tipo de afrontamiento, es decir, la movilización para la acción que pro-
ducen, y la propia forma emocional. Por ejemplo, la movilización típica del mie-
do es siempre una huida o evitación de la situación desencadenante, mientras que
el resto de las emociones no presentan este afrontamiento, lo que le hace a ésta
una característica distintiva de la emoción de miedo. Otras características en las
que se han basado estas clasificaciones de las emociones, son por ejemplo en el
hecho de que algunas emociones poseen una forma de expresión facial concreta y
unívoca, y que esta sea reconocida a lo largo de diferentes culturas, es decir, que
su expresión tenga un carácter universal. O el que presenten un procesamiento
cognitivo propio y distintivo de las restantes emociones.
62 EMOCIÓN Y MOTIVACIÓN (Vol. 1)
No obstante, los criterios que han sido utilizados son muy diversos como puede
apreciarse en el Cuadro 2.6. Así, se han empleado criterios que relacionan las emo-
ciones con instintos, que las emociones sean estados emocionales innatos, que no
requieran contenidos proposicionales, que se relacionen con procesos biológicos

1
adaptativos, que produzcan una alta densidad de descarga nerviosa o que posean
independencia de procesos atribucionales, etc. Esto ha dado como consecuencia una
amplia dispersión y variedad de emociones reconocidas como poseedoras de una
entidad propia, y al mismo tiempo una falta de criterios universalmente aceptados.

CUADRO 2.6. Criterios utilizados para diferenciar las emociones discretas.

CRITERIOS AUTORES Y EMOCIONES "BÁSICAS"

A1710 ld ( 1960) :
Afrontamiento amor, aversión, desaliento, deseo, desesperación, esperanza, ira, miedo,
odio, tristeza y valor.
Ekman, Friesen y Ellsworth ( 1982):
Expresión facial
ira, alegría miedo, asco, sorpresa Y. tristeza.
l~ra (1991 ):
Procesam iento alegría, ansiedad, culpa, desprecio, asco, exitación, ira, miedo, sorpresa,
vergüenza.
Relación con Mcdouga/l ( 1926):
instintos asombro, euforia, ira miedo, asco, sometimiento y ternura.
Mowrer ( 1960):
Innatos dolor y placer.
Sin contenido Oatley y Johnson-laird ( 1987):
proposicional felicidad, ira, miedo, asco y tristeza.
Plutchik ( 1980):
Adaptac ión biológica
aceptación alegría, expectación, ira, miedo. asco sorpresa Y. tristeza.
Tomkins ( 1984):
Descarga nerviosa ansiedad, desprecio, interés, ira, alegría, miedo, asco, sorpresa y
vergüenza.
Independencia Weiner ( 1986):
atribucional culpa, desesperanza, felicidad, ira, sorpresa y tristeza.

Sin duda, entre todas estas propuestas, la que es más atractiva y ha tenido una
mayor transcendencia, es la que proviene de la orientación evolucionista que
propone la existencia de unas emociones primarias, que serían categorías emo-
cionales primitivas -tanto filogenética como ontogenéticamente- de carácter
universal y a partir de las cuales se desarrollarían las demás emociones o emo-
ciones secundarias.

4.2.1. Emociones primarias

A nivel ontogenético, el desarrollo de las emociones está ligado a la madura-


ción de los mecanismos y estructuras neurales que sustentan el proceso emocional;
así, es a lo largo del desarrollo evolutivo cuando se estructuran, con el concurso del
PROCESAMIENTO EMOCIONAL 63
aprendizaje y la propia historia personal, los patrones propios de evaluación valo-
rativa y de respuesta a las emociones, siguiendo el curso madurativo propio de
nuestra especie (Dunn , 2003).
Unas cuantas emociones discretas emergen en los primeros momentos de la

1 vida, entre las que se incluyen la sorpresa, el asco, el miedo, la alegría, la triste-
za y la ira (Ekman, 1992, 2003); son las que se consideran emociones primarias,
aunque hay una tendencia cada vez mayor a hablar de "familia" de emociones pri-
marias -como veremos en el epígrafe 7.3-. Ya que hay constelaciones emocio-
nales que comparten recursos y funciones, que actúan de forma complementaria y
que tienen su origen precisamente en estas emociones primarias. Además existe
otro conjunto de emociones que emergerán más tarde en la infancia intermedia,
fruto de la maduración y de los procesos sociales; estas emociones incluyen la
culpa, la vergüenza, el orgullo, los celos, etc.
Cada una de estas emociones primarias se corresponde con una función adap-
tativa -ver epígrafe 3- y, además, poseen condiciones desencadenantes específi-
cas y distintivas para cada una de ellas, un procesamiento cognitivo propio, una
experiencia subjetiva característica, una comunicación no verbal distintiva y un
afrontamiento diferente; en lo que se refiere a la activación fisiológica, posible-
mente también se diferencien, aunque este punto aún no se encuentra del todo
establecido (para una revisión exhaustiva sobre este último punto puede verse
Cacioppo et al., 2000).

4.2.2. Emociones secundarias

Ademas de las actitudes emocionales cognitivas, que se desarrollarán en el


epígrafe 7.2, y que se corresponde con desarrollos cognitivos más o menos direc-
tos de las emociones primarias; existen otra serie de emociones secundarias que
no se derivan directamente de éstas y que son fruto de la socialización y del
desarrollo de capacidades cognitivas.
Estas emociones secundarias, también denominadas sociales, morales o auto-
conscientes, corresponden con la culpa, vergüenza, orgullo, celos, azoramiento,
arrogancia, bochorno, etc. La gran mayoría de los autores sitúan la aparición de
estas emociones en torno a los 2 años y medio de edad a los 3 años (Dunn, 2003),
aunque podemos encontrar alguna excepción a este hecho (ver Draghi-Lorenz,
Reddy y Costall, 2001). Por lo general, es a partir de los 2 años de edad cuando los
niños comienzan a sonrojarse, a avergonzarse en público por haberse caído, a
intentar "consolar" a otro niño al que han pegado, etc. No en vano, son necesarias
tres condiciones primarias para la aparición de estas emociones:
• En primer lugar, es necesaria la aparición de la identidad personal.
• En segundo lugar, el niño debe estar iniciando la internalización de ciertas
normas sociales (lo que está bien y lo que está mal).
• Y, por último, debe ser capaz de evaluar su identidad personal de acuerdo a
estas incipientes normas sociales.
64 EMOCIÓN Y MOTIVACIÓN (Vol. 1)
Por lo tanto, estas tres condiciones sólo pueden comenzarse a reunir en torno
a los 2 1/ 2-3 años de edad.

CUADRO 2. 7. Desarroflo de las emociones en los 3 primeros años de vida (Lewis, 2000).

EMOCIONES PRIMARIAS
Satisfacción Interés Distress
TIEMPO
1
'
6meses
Alet ría Sorpresa , nsteza,
T ' '
asco

Ira, ~iedo
Conciencia, como en
~----- el comportamiento
autorreferente

. - - - - - - - - Adquisición y retención
de normas y reg las

En el Cuadro 2.7 puede verse una representación de la secuencia temporal de


desarrollo de las emociones primarias y secundarias.
Desde esta perspectiva las emociones primarias se asemejan a los colores
primarios (azul, rojo y amarillo) a partir de cuya mezcla se obtendrían todos los
demás colores y matices. Además, las emociones secundarias no tienen porqué
presentarse en su estado "puro'', es decir, dependerán de la cultura en la que se
desarrolle la persona y de su propia historia personal. De este modo, la propia
reacción emocional es a su vez fruto de la mezcla personal de esas emociones pri-
marias, por ejemplo en el caso de los celos, que suelen ser el resultado de una
mezcla de ira, tristeza y miedo; su manifestación emocional es también de carác-
ter personal y mezcla de sus componentes, por ejemplo el afrontamiento en unos
casos lleva a destruir al ser amado, en otros a espiar sus movimientos, en otros a
intentar reconquistarle y en otros al llanto inconsolable.
Para concluir este epígrafe dedicado a los tipos de emociones, es necesario
hacer una breve reflexión sobre las dos alternativas existentes para su estudio, las
emociones dimensionales frente a las discretas. Siguiendo con el ejemplo de los
colores primarios, podemos considerar el azul, rojo y amarillo como colores
"discretos", lo cual no es incompatible con que al mismo tiempo podamos refe-
rirnos a los mismos estímulos en términos de brillo y longitud de onda, lo que nos

PROCESAMIENTO EMOCIONAL 65
daría unos colores "dimensionales". Sin duda, lo que procesan nuestros conos y
bastones son radiaciones electromagnéticas continuas, pero solo ciertas propie-
dades de la luz contribuyen a la experiencia psicológica de la visión (el matiz, el
brillo y la saturación), y es la saturación de una longitud de onda la que da lugar a

1
los colores puros. De la misma manera podemos estudiar las emociones de forma
dimensional y discreta, estaríamos estudiando lo mismo, pero la experiencia psi-
cológica de la emoción se corresponde con las emociones discretas, y las emo-
ciones "puras" con las primarias. Por encima de las posibles diferencias indivi-
duales, las emociones primarias tienen características que las diferencian de los
restantes fenómenos afectivos, como son: la presencia de las mismas en otros pri -
mates, poseer señales universales distintivas, tener situaciones desencadenantes
particulares, una fisio logía distintiva, un procesamiento auto mático, una apa-
riencia distintiva de desarrollo, una aparición rápida, una duración breve, una ocu -
rrencia inesperada y tener una experiencia subjetiva característica (Ekman, 1999).

5. PROCESO EMOCIONAL

Antes de pormenorizar en cada uno de los componentes del proceso emocio-


nal, es conveniente tener una vis ión global del mismo, que nos permita encajar
cada uno de los elementos que le configuran. Para ello en el Cuadro 2.8 se repre-
senta esquemáticamente los diferentes componentes que intervienen en el mismo
y su relación.

C UADRO 2.8. Representación del proceso emocional.

E Activación A Efectos observables


V p
a r

~
1 ~ Expe rienc i a
subjetiva
n..,.
e
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Autoinforme

z
a Comunicación
Situación
no verbal
externa e
interna
Conducta
motora
a
t
i Soporte Respuestas
v ~ fisiológico fisiológicas
a a

66 EMOCIÓN Y MOTIVACIÓN (Vol. 1)


Como puede apreciarse, el proceso tiene su inicio en la percepción de unos
cambios en las condiciones internas y/o externas (ver epígrafe 6, dedicado a los
desencadenantes emocionales), que son procesadas por un primer filtro que supo-
nemos formado por un proceso dual de evaluación valorativa (ver epígrafe 7,

1
dedicado a la evaluación y valoración emocional).
Como consecuencia de este procesamiento tiene lugar la reacción afectiva o
activación de la respuesta prototípica, la cual se compone de una experiencia sub-
jetiva o sentimiento, una expresión corporal o comunicación no verbal, una ten-
dencia a la acción o afrontamiento y unos cambios fisiológicos, que son los res-
ponsables de dar el soporte físico a todas las actividades anteriores (ver epígrafe 8,
dedicado a la activación emocional).
Sin embargo, las manifestaciones externas de la emoción, es decir los efectos
de esta respuesta que podemos observar externamente para su estudio, son fruto
de un segundo procesamiento o filtro que tamiza las mismas. Así, la culturización
y el aprendizaje hacen que las manifestaciones emocionales se vean sensiblemente
modificadas, de esta manera, las experiencias subjetivas que recogemos median-
te técnicas de autoinforme están moduladas y/o distorsionadas llegando a ampliar,
reducir o incluso negar las mismas. Y lo mismo ocurre con lo que observamos
mediante técnicas de observación de la comunicación no verbal, la observación de
la conducta manifiesta o, incluso, en los registros de las respuestas fisiológicas
(ver epígrafe 9, dedicado a la manifestación emocional).

6. DESENCADENANTES EMOCIONALES

El antecedente que pone en marcha el proceso emocional es la percepción de


un cambio en las condiciones estimulares tanto externas como internas al orga-
nismo. Este cambio por lo tanto tiene como vías de acceso todos los sistemas per-
ceptivos del organismo -vista, oído, olfato, gusto, tacto, propioceptivo- y, adi-
cionalmente, la propia actividad mental, ya que un mínimo recuerdo puede servir
de desencadenante de todo el proceso.
Además este cambio debe reclamar nuestra atención, aunque muchas veces es
detectado por procesos automáticos y tenemos un bajo nivel de conciencia de los
mismos, lo que ocurre especialmente en el caso de las denominadas emociones
primarias. Pero si el mismo cambio ha aparecido de forma reiterada, perderá su
capacidad de elicitar la respuesta emocional -ley de la habituación-.
El tipo de condiciones desencadenantes típicas, son por ejemplo, para el caso
de la sorpresa la aparición inesperada de estímulos nuevos, típicamente débiles o
moderadamente intensos; la percepción de acontecimientos no esperados; el
cambio producido por unos incrementos bruscos en la estimulación; o por la
interrupción de la actividad que se está realizando en ese momento. En el caso del
asco el antecedente es la aparición de estímulos desagradables o molestos. Para la
PROCESAMIENTO EMOCIONAL 67

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