Sei sulla pagina 1di 5

Teoría del conocimiento 2 11/Abril/2019

Dr. Ricardo Vázquez Resumen


7
Lic. Nicco Tiburcio Clase 8 y 9

LAS RESPUESTAS A LOS PROBLEMAS DE HUME


KANT (CRP Y PROLEGÓMENOS A TODA METAFÍSICA FUTURA)

En el prólogo a los Prolegómenos a toda metafísica futura, Kant afirma que fue David
Hume quien lo despertó de su sueño dogmático y dirigió sus investigaciones por un nuevo
camino que eventualmente lo llevaría a redactar la Crítica de la Razón Pura. En esos
pasajes, Kant menciona explícitamente que los problemas planteados por Hume, sobre todo
en lo relacionado a la falta de justificación para la idea de conexión necesaria, fueron claves
para comprender que los principios que rigen a la razón no provienen de la experiencia,
sino que son principios a priori. El asunto, sin embargo, es que aun si Kant reconoció la
importancia del planteamiento de Hume, rechazó categóricamente sus conclusiones. En
términos generales, las conclusiones de Hume implicaban que el conocimiento no podía ser
universal y necesario, algo que Kant simplemente no estaba dispuesto a aceptar. Por un
lado, Kant comprendía la fuerza de las críticas de Hume a la metafísica tradicional, pero
por el otro tenía frente así a la física newtoniana y su éxito sin precedentes. La cuestión es
que si las conclusiones naturalistas de Hume eran correctas, las leyes de Newton no estaban
justificadas racionalmente, no eran, pues, universales y necesarias. Eso último es algo que
Kant no hubiera nunca aceptado. Él estaba convencido de que las leyes de Newton eran, en
efecto, universales y necesarias, lo que significaba que Hume debía estar equivocado.
Ahora, es posible identificar por lo menos cuatro problemas que Hume desarrolla en
el Tratado de la Naturaleza Humana a los que Kant responde con su aproximación
trascendental: 1) el problema de la causalidad, 2) el problema de la unidad del objeto, 3) el
problema de la identidad del sujeto, y 3) el problema de la inducción. Kant no atiende a
estos problemas exactamente en este orden y tampoco los menciona explícitamente como
respuestas a Hume (excepto, quizá, por el problema de la causalidad), pero en ciertos
pasajes de la CRP sí es posible encontrar algunas respuestas al respecto. En todos los casos,
la aproximación de Kant tiene que ver con una forma particular de preguntar, tiene que ver
con su estudio trascendental.
Teoría del conocimiento 2 11/Abril/2019
Dr. Ricardo Vázquez Resumen
7
Lic. Nicco Tiburcio Clase 8 y 9
El problema de la causalidad es enunciado por Hume de dos formas: i) el problema
de determinar el origen de la idea de conexión necesaria, y ii) el problema de establecer un
principio general de inferencias causales. Su conclusión a grandes rasgos es que la
conexión necesaria, y por lo tanto la idea misma de causalidad, no tiene justificación
racional, sino que es un producto psicológico. Eso significa, en el fondo, que el
conocimiento es contingente, algo que, como ya mencioné, Kant no podía aceptar. Para
entender cómo llega Hume a semejante conclusión, es sumamente importante tener en
cuenta su principio empirista de correspondencia: según él, a toda idea simple de nuestra
mente, le debe corresponder una impresión simple. A partir de ese principio, Hume
desarrolla un análisis de la idea compleja de causalidad y encuentra que está conformada
por cuatro ideas simples: la prioridad temporal de la causa, la contigüidad espacial, la
conjunción constante y, por supuesto, la conexión necesaria. Hume investiga una por una
haciéndose siempre la misma pregunta: ¿cuál es la impresión simple correspondiente? En
los primeros tres casos no parece haber problema alguno, pero Hume nota que el asunto se
complica al llegar a la idea de conexión necesaria. Esa idea, como bien apunta, no tiene una
impresión sensible que le corresponda.
Pero, además, Hume va más allá al argumentar que el principio general ‘todo suceso
debe tener una causa’ no está justificado racionalmente. En su contexto de discusión, la
justificación racional tenía que ver con dos tipos de prueba: la demostrativa y la probable.
Un juicio demostrativamente cierto era aquel cuya negación implicaba contradicción. Por
ejemplo, el juicio ‘todos los cuerpos son extensos’; no se puede, después de todo, concebir
cuerpos sin extensión. Esos juicios son los que en terminología más técnica se denominan
‘juicios analíticos a priori’. En cambio, un juicio probable era aquel que se aceptaba como
verdadero porque se ofrecían muchos casos concretos que lo sustentaban. Es decir, los
juicios sintéticos a posteriori. Lo que muestra Hume es que el principio causal no está
justificado de ninguno de los dos modos. Lo que implica, por tanto, que la causalidad no
tiene justificación racional. Kant entendió con eso que, en efecto y como bien había
señalado Hume, la conexión necesaria no tenía su soporte en la experiencia, pero rechazó
contundentemente las conclusiones naturalistas que Hume derivó de ahí.
Según Hume, como la conexión necesaria no tiene su origen en una impresión
sensible, más bien se trata del resultado de un proceso natural, psicológico de la mente
Teoría del conocimiento 2 11/Abril/2019
Dr. Ricardo Vázquez Resumen
7
Lic. Nicco Tiburcio Clase 8 y 9
ocasionado por la repetición constante. Lo que para Kant solamente era una forma de decir
que no había justificación racional para la necesidad de las leyes naturales. En contraste,
Kant inaugura una forma completamente distinta de aproximarse al problema. A diferencia
de Hume, Kant sí parte de la universalidad y la necesidad de las leyes; no se pregunta si la
necesidad es o no posible, sino que se pregunta cómo es posible. En otras palabras, Kant
investiga cuáles son las condiciones de posibilidad del conocimiento universal y necesario.
Esa aproximación es justamente la aproximación trascendental.
Así que ante el problema de la causalidad, Kant afirma que Hume tenía razón al
denunciar que la idea de conexión necesaria no tenía un origen empírico y también en
criticar la forma de abordar el asunto de la metafísica tradicional, pero también sostiene que
las conclusiones de Hume fueron completamente equivocadas porque no planteó de forma
adecuada la pregunta. Según Kant, la causalidad no es una idea proveniente de la
experiencia, sino que es una de las categorías formales con las cuales ordenamos la
experiencia misma. Como tal, se trata de un concepto puro del entendimiento, se trata de
una regla a priori que determina los objetos de conocimiento; la necesidad no es una
cuestión que se encuentre en los objetos, sino que es una de las determinaciones que el
sujeto impone sobre los objetos para conocerlos. Es, pues, una categoría del entendimiento.
Con esa peculiar aproximación trascendental, Kant pretende dar cuenta de la necesidad de
las leyes naturales sin volver a caer en la metafísica que Hume había atacado tan
certeramente, ni en el tipo de empirismo que se alzaba cono una forma más de
escepticismo.
Con una estrategia similar se enfrenta a los otros tres problemas. El problema de la
unidad del objeto tiene que ver con que, como bien señaló Hume, la idea de unidad que le
atribuimos a los objetos tampoco tiene una impresión sensible correspondiente que la
sustente. Desde su empirismo, la experiencia era concebida de forma atómica: cortamos el
flujo del tiempo a partir de las distintas impresiones que obtenemos a través de nuestros
sentidos. Es decir, que en una tiempo t1 se tiene una impresión del objeto o1, y en un tiempo
t2, una del objeto o2. La pregunta de Hume es: ¿dónde está el origen de la idea de que o 1 y
o2 constituyen un mismo objeto? ¿por qué le atribuimos unidad a los objetos si lo único que
tenemos son impresiones sensibles fragmentadas en tiempos distintos? Así como con la
idea de causalidad, Hume señala que la idea de unidad del objeto no tiene una impresión
Teoría del conocimiento 2 11/Abril/2019
Dr. Ricardo Vázquez Resumen
7
Lic. Nicco Tiburcio Clase 8 y 9
sensible, no está, pues, sustentada en la experiencia; o, dicho de otro modo, la unidad no es
una propiedad del objeto.
Contra eso, Kant va a responder nuevamente desde su estudio trascendental. Para él,
en efecto, la idea de unidad del objeto no tiene un origen empírico, pero eso no significa
que no tenga justificación alguna. Al contrario, la unidad del objeto no proviene de la
experiencia, sino que es el resultado de una síntesis que hace el sujeto a partir de las
categorías del entendimiento. La unidad, dice Kant, es lógicamente anterior a la pluralidad;
hay, pues, que suponer la unidad para poder tener percepción de distintas impresiones. La
percepción de la pluralidad del objeto implica necesariamente la unidad del objeto. La
unidad del objeto es una regla que imponemos a los fenómenos; es algo que es necesario
suponer para que haya conocimiento teórico. Si la regla fuera al revés, si supusiéramos lo
contrario, el conocimiento teórico no podría existir.
De forma análoga, el problema de la identidad del sujeto tiene que ver con la idea de
unidad que le atribuimos al sujeto. Hume plantea que así como percibimos distintos objetos
en distintos tiempos, nada nos garantiza que nosotros como sujetos perceptores seamos los
mismos en un tiempo t1 y en un posterior tiempo t2. Lo único que tenemos, otra vez, es
impresiones fragmentadas sobre nuestro propio yo, y no hay ninguna impresión sensible de
nuestra identidad a través del tiempo. Es decir, que tampoco la identidad del yo tiene
sustento empírico. Su respuesta, de nuevo, es de corte psicologista: la identidad del sujeto
es una idea provocada por una operación natural de la mente. Ante eso, Kant vuelve a
argumentar que la identidad del sujeto, en efecto, no es una cuestión empírica, pero que se
trata de un principio a priori que es necesario suponer para poder tener conocimiento
universal y necesario. Sin la continuidad del yo, después de todo, no podría haber
percepción alguna; debe haber un sujeto que se mantenga a través del tiempo para que la
ciencia sea posible.
Por último, Kant se enfrenta a lo que se ha pasado a la historia de la filosofía como
el problema de la inducción. Según Hume, así como no está justificada la conexión
necesaria, tampoco está justificado el principio general de inferencias inductivas: no está
justificado racionalmente el supuesto de que la experiencia pasada será igual a la
experiencia futura. Para sostener eso último, habría que defender algo así como un
principio de uniformidad de la naturaleza, un principio que garantizara que la naturaleza es
Teoría del conocimiento 2 11/Abril/2019
Dr. Ricardo Vázquez Resumen
7
Lic. Nicco Tiburcio Clase 8 y 9
invariable. Pero un principio de ese tipo, como bien argumenta Hume, no es ni
demostrativa ni probablemente cierto. Su negación no implica contradicción y al intentar
sustentarlo con casos empíricos simplemente se caería en petición de principio.
El principio de uniformidad de la naturaleza no es demostrativamente cierto porque
podemos concebir que la naturaleza se salga de su curso sin caer en contradicción. Pero
tampoco es probable porque si intentáramos justificarlo a partir de muchos casos concretos,
estaríamos asumiendo lo que queremos probar; estaríamos, pues, cayendo en petición de
principio. Otra vez, Hume ofrece una respuesta naturalista al asunto: el principio de
uniformidad de la naturaleza y con él la inducción misma son mecanismos psicológicos
contingentes. Pero si eso es fuera cierto, entonces no se podría hablar de universalidad
alguna: el conocimiento sería siempre particular porque la universalidad no estaría
justificada. Kant, evidentemente, también rechaza esa conclusión.
Así como con el resto de los problemas, Kant responde de forma trascendental:
parte de la universalidad y la necesidad y se pregunta cómo es posible. En el caso de la
inducción, se trata de una síntesis que hace el entendimiento a partir de las categorías que
determinan la experiencia. Es decir, que el principio de uniformidad de la naturaleza no es
una cuestión empírica, sino que es una regla a priori del sujeto que determina la
experiencia. Hay que suponer que la naturaleza es uniforme para realizar ciencia. Sin ese
supuesto, no podría haber mecánica newtoniana.

Potrebbero piacerti anche