Sei sulla pagina 1di 4

Lacan y Spinoza: notas sobre el deseo y los afectos

Dr. Ignacio Iglesias


Colillas

“Admito absolutamente mi dependencia de la doctrina de


Spinoza”.
Freud, 1931 1.

Deseo

Lacan se refiere a Spinoza en varias oportunidades para hablar, principal


pero no exclusivamente, de dos cosas: el deseo y los afectos. Las primeras
referencias las encontramos tanto en el epígrafe de su tesis doctoral como en las
últimas páginas (De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad,
1932).
En relación al deseo, ya en el seminario XIII (1965-66) encontramos que
Lacan interpreta el “wo Es war, soll ich werden” de Freud como “allí donde Ello
era, allí como Sujeto debo advenir” (Lacan, 1965-66: 8). Según Lacan, el axioma
freudiano implica “asumir mi propia causalidad” (Ibídem), devenir en la “causa de
sí” de Spinoza. Y es en este mismo contexto que Lacan se apoya en Heidegger,
en el sentido de que “el lenguaje es la casa del ser”, o, como lo propone Lacan, “el
inconsciente está estructurado como un lenguaje”.
Para Spinoza se trataba de llegar a ser máximamente causa de nosotros
mismos, causa sui dice el filósofo, en el sentido ontológico del término. Se trata así
de una ética de lo Real en la cual el bien y el mal quedan subordinados al deseo
de existir. Esta es la estrategia de la potencia individual, el conatus. Además, la
máxima perfección de esta potencia se alcanza para Spinoza en comunidad, es
decir, en un ser-con el otro, para decirlo con Heidegger en términos más
modernos.
Es en este sentido que Spinoza la confiere a la ética un giro subjetivista:
algunas cosas se componen como relaciones con nosotros y otras no. La “ética”
es actuar pensando prácticamente, pensar “lo que hay”, lo que es, combinando los
1
Se trata de una carta en respuesta al spinozista Lothar Bickel, citado por Attal (Attal, 2012: 27).

1
encuentros de manera tal que se incremente nuestra potencia de vivir, y de evitar
aquellos que la merman y reducen.
Seguir a Spinoza en estos conceptos le permite a Lacan sacar al
psicoanálisis del campo de la moral, instalando –como ya lo venía haciendo en el
Seminario VII- una “ética de lo Real”, es decir, sosteniendo las mismas ideas que
Spinoza. Se trata así de una perspectiva existencial similar a la phronesis
aristotélica, un modo de inteligencia práctica ligada a una concepción ética.
Por otra parte, el método sintético de Spinoza es un excelente contrapunto
al método analítico freudiano, siendo muy útil para reflexionar sobre qué significa
terminar un análisis. Esto implica reflexionar sobre distintos modos de habitar,
distintas posiciones subjetivas que se organizan en torno a una perspectiva ética.

Afectos

Pero ahora debemos hacer referencia a cómo encaja en esta perspectiva


la doctrina spinozista de los afectos. Según Spinoza hay afectos que aumentan mi
potencia de existir, es decir mi capacidad para componer relaciones que me
permitan desplegar al máximo posible la potencia de mi Ser, y otros que la
disminuyen y la restringen.
Estar en el mundo significa afectar y ser afectados. Para Spinoza es una
ilusión pensar que nos rige la razón. Y más ilusorio aún es que el pensamiento
pueda reprimir las pasiones. “Una pasión no puede ser vencida si no es por otra
pasión más fuerte” (Tatián, 2012: 58). El poder del pensamiento sólo puede
entenderlas, más no reprimirlas. Esto significa que las pasiones son inteligibles;
más aún, Spinoza sostenía que si queremos comprender a los hombres debemos
estudiar las pasiones:

“La alegría y la tristeza funcionan en Spinoza como las pasiones


matrices. La alegría es la pasión en virtud de la cual nuestra potencia de
existir verifica un pasaje de menor a mayor, es decir, nuestra potencia de
existir se incrementa. En tanto que la tristeza es la pasión que inhibe, que
hace decrecer, que disminuye nuestra potencia de existir” (Ibídem).

2
Esta “fuerza de existir” (vis existendi) es la esencia del Ser: es aquello de
lo que somos capaces. “Es el conatus, la capacidad de perseverar en el ser y de
producir efectos: sobre otros, con otros, y en nosotros mismos” (Ibídem: 59).
En oposición directa a Descartes, que pretendía fundar al sujeto de la
razón basado en el ego cogito –y a distancia del cuerpo que quedaría atrapado en
la lógica de la res extensa-, Spinoza afirma que lo que pasa en el cuerpo es lo
mismo que lo que pasa en el alma, y en este sentido, las pasiones tristes –como la
melancolía- separan a los cuerpos de su propia potencia.
En el capítulo IV de Televisión, donde Lacan vuelve a referirse
explícitamente a Spinoza, se está ocupando –no casualmente- del problema de
los afectos. Aquí afirmará que los afectos son descargas del pensamiento, tal
como lo había establecido Freud: “que el inconsciente está estructurado como un
lenguaje (…) permite verificar más seriamente el afecto” (Lacan, 1996: 104). Es
decir que el cuerpo está afectado por la estructura, y la cobardía moral, lo que
Dante llamaba falla moral al referirse a la tristeza (Ibídem: 106), implica el no
reconocerse en lo Inconsciente.
Por último, es necesario volver a mencionar a Heidegger. Lacan lo sigue –
desde una perspectiva metodológica- para fundamentar que sólo podemos tener
noticia de los afectos porque habitamos el lenguaje. Cuando el afecto no
encuentra dónde ser alojado, se convierte en mal humor y pesadumbre (Ibídem:
109). Cabe mencionar que en su estudio sobre el tema, Attal no comenta las
fuertes improntas de Heidegger en Lacan. Pero su ensayo permite ubicar de
manera clara y precisa importantes analogías entre Freud y Spinoza, que también
resuenan en Lacan. Nos referimos especialmente al hecho de que los afectos sólo
se entienden en el marco de un cuerpo que no es una “cosa” como en Descartes
(res extensa), sino que se trata de algo dinámico, en intercambio permanente con
otros cuerpos. El cuerpo, o mejor dicho, la corporalidad, existe en el acto de
afectar y ser afectado por otros cuerpos. En Freud, ya desde el Proyecto de
psicología, el cuerpo se constituye dentro del Complejo del Prójimo, es decir, en
un ser-con (Heidegger) el otro.
Sólo por mencionar un ejemplo, si nos detenemos en Tratamiento
psíquico (tratamiento por el espíritu) (1890) de Freud, su concepción de los
afectos, divididos en tristes y alegres, es nítidamente spinoziana, y son concebidos
en el marco de las relaciones recíprocas entre lo anímico y lo somático.

3
Referencias

-Attal, J. (2012). La no-excomunión de Jacques Lacan. Cuando el psicoanálisis


perdió a Spinoza. Bs. As: El cuenco de plata.
-Deleuze, G. (2008). En medio de Spinoza. Bs. As: Cactus.
-Faig, C. Sobre Spinoza y Lacan. Inédito.
-Lacan, J. (1965-66). El seminario. Libro XIII. El objeto del psicoanálisis. Inédito.
-Lacan, J. (1996). Psicoanálisis. Radiofonía y televisión. Bs. As: Anagrama.
-Spinoza, B. (2005). Ética demostrada según el orden geométrico. Bs. As:
Terramar.
-Tatián, D. (2012). Spinoza. Bs. As: Quadrata.

Potrebbero piacerti anche