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DERECHO PENAL
PARTE GENERAL
Tomo I
EDITORIAL
JURIDICA
D E C H I L E
www.editorialjuridica.cl
CORTE SUPREMA
VI 4
21048
BIBLIOTECA
Para ANTONIO JOSÉ, mi querido Padre.
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida,
almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico,
mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo del editor.
© FERNANDO VELÁSQUEZ V.
J O HN LOCKE
Carta sobre la tolerancia, 1689.
NOTA PREVIA
11
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
FERNANDO VELÁSQUEZ V.
Medellín, 30 de mayo 2009.
12
PRÓLOGO
1 Tratado de Derecho penal. Publicados 7 vols. Losada, Buenos Aires, 1.1, 2 a ed., 1956,
13
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
2 í d e m , pág. 1.294.
3 La metáfora pertenece a ZAFFAROM, en su estudio Los Códigos penales de Latino-
américa, incluido en el volumen h o m ó n i m o editado p o r el Instituto Latinoamericano de
las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el Tratamiento del Delincuente y la
Suprema Corte de Justicia de la Nación de México, México, 2000, págs. 13-132.
14
PRÓLOGO
Doctrina penal, Depalma, Buenos Aires, año 4, número 7, enero-marzo de 1981, cfr.
págs. (85-114) 92-93.
5 ídem, pág. 98. El otro Código sudamericano que eliminó la reincidencia c o m o
15
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
cit., año 14, números 55-56, junio-diciembre de 1991, págs. 631-731. Por su parte, Chile
enarbola resueltamente la bandera contraria a este elemental requerimiento de todo
g e n u i n o D e r e c h o penal de acto, c o n la reforma introducida p o r la espantable Ley
número 20.253, de 14 de marzo de 2008.
16
PRÓLOGO
cambio de siglo, coordinado por JOSÉ LUIS DÍEZ RlPOLLÉS y OCTAVIO GARCÍA PÉREZ.
Edisofer y B. de F., Madrid y Buenos Aires-Montevideo, 2008.
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
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PRÓLOGO
***
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
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ABREVIATURAS MÁS UTILIZADAS
a. C. : antes de Cristo
A-74 : Anteproyecto de Código Penal colombiano (1974)
ADP : Anuario Derecho Penal (Perú)
ADPCP : Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales
(España)
Alie Actio libera in causa
art. artículo
AA.W. Autores varios
cap. capítulo
CASDH Convención Americana sobre Derechos Humanos
C. C. Código Civil
C. de Co. Código de Comercio
CDJ Cuadernos de Derecho Judicial (España)
CDJP Cuadernos de Doctrina yjurisprudencia Penal
(Argentina)
CDP : Cuadernos de Derecho Público (España)
cfr. : confróntese
CIA : Código de la Infancia y la Adolescencia
cit. citado
conc. : concordancia
Const. Pol. Constitución Política
C. de P. P. : Código de Procedimiento Penal
C. P. : Código Penal
CPC : Cuadernos de Política Criminal (España)
C. P. M. : Código Penal Militar
C. Pen. : Código Penitenciario
C. R. P. M. : Código de Régimen Político y Municipal
d. C. : después de Cristo
decr. : decreto
DP : Revista Doctrina Penal (Argentina)
DPC : Revista de Derecho Penal y Criminología
(Colombia)
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
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ABREVIATURAS MÁS UTII.IZADAS
23
PARTE PRIMERA
TEORÍA DE LA CIENCIA
DEL DERECHO PENAL
CAPÍTULO PRIMERO
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
mites del derecho penal, 2 A ed., Bogotá, Temis, 1994; el mismo: "El d e r e c h o penal clásico
de Carrara y la dogmática axiológica de nuestros días", en RCAPV, núm. 19, Medellín,
Lealón, 1988, págs. 65 y ss.: el mismo: "Sobre la lógica y lajusticia en el d e r e c h o penal",
en DPC, núms. 27 y 28, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 1 9 8 5 / 1 9 8 6 , págs.
183 y ss.; el mismo: " ¿ C ó m o es posible una dogmática axiológica?", en Francesco Carrara.
Homenaje en el centenario de su muerte, Bogotá, Temis, 1988, págs. 147 y ss.; el mismo: De-
recho penal liberal de hoy. Introducción a la dogmática axiológica jurídico penal, Bogotá, Edi-
ciones Jurídicas Gustavo Ibáñez, 2002; FF.RRI, ENRICO: Sociología criminal, trad. de Anto-
nio Soto Hernández, 2 ts„ Madrid, Centro Editorial Góngora, s / f ; GAL FANO, EDUARDO:
Las venas abiertas de América Latina, 36A ed., Bogotá, Siglo X X I , 1987; GARCÍA MÉNDEZ,
EMILIO: Autoritarismo y control social. Argentina-Uruguay-Chüe, Buenos Aires, Hammurabi,
1987; GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, ANTONIO: Manual de criminología. Introducción y teorías
de la criminalidad, Madrid, Espasa Calpe, 1988; el mismo: Criminología. Una introducción
a sus fundamentos teóricos, 4 A ed., Valencia, Tirant lo Blanch, 2001; el mismo: Introducción
al Derecho penal, 3 A ed., Madrid, Editorial Universitaria Ramón Areces, 2005; el mismo:
Tratado de Criminología, Valencia, Tirant lo Blanch, 1999; GARELLI, FRANCO: "Control
social", en N. B o b b i o / N . Matteucci/G. F. Pasquino: Diccionario de Política, trad. de Raúl
Crisafio y otros, t. I, México-Madrid, Siglo X X I editores, 1983, págs. 368 y ss.; GAYET,
JEAN: Manual de policía científica, 2 A ed., trad. de José Ferrer A., Madrid, Reus, 1965;
GAROFALO, RAFFAELE: La criminología. Estudio sobre el delito y la teoría de la represión, trad.
de Pedro D o r a d o Montero, M o n t e v i d e o / B u e n o s Aires, Julio César Faria-Editor, 2005;
GIMBERNAT ORDEIG, ENRIQUE: Estudios de derecho penal, 3A ed., Madrid, Tecnos, 1990; el
mismo: Concepto y método de la ciencia del derecho penal, Madrid, Tecnos, 1998; GÓPPINGER,
HANS: Criminología, trad. de María Luisa Schwarck e Ignacio Luzarraga, Madrid, Reus,
1975; el mismo: Kriminologie, 5 A ed., München, C. H.Beck'sche Verlagsbuchhandlung,
1997, reelaborada p o r Alexander B ó h m y Michael Bock; GROSS, HANS/GEERDS, FRIE-
DRICH: Handbuch der Kriminalistik, 10A ed., Berlín, |. Schweitzer, 1977; GROSS, HANS:
Manual del juez, trad. de A r r e d o n d o , Madrid, La España Moderna, s / f ; GROSSO GARCÍA,
MANUEL SALV ADOR: El concepto del delito en el nuevo Código Penal. Una propuesta de interpre-
tación desde el sistema de la Teoría del delito, Bogotá, Ediciones Jurídicas Gustavo Ibáñez,
2003; HABERMAS, JÜRGEN: La lógica de las ciencias sociales, trad. de Manuel Jiménez Re-
d o n d o , reimpresión de la 3 A ed., Madrid, Tecnos, 2001; HASSEMER, WLNFRLED/MuÑOZ
CONDE, FRANCISCO: Introducción a la criminología y al Derecho penal, Valencia, Tirant lo
Blanch, 1989; los mismos: Introducción a la Criminología, Valencia, Tirant lo Blanch, 2001;
HERNÁNDEZ GIL, ANTONIO: Metodología del derecho, vol. I, Madrid, Revista de D e r e c h o
Privado, 1945; HURTADO POZOJOSÉ: "El principio de legalidad, la relación de causalidad
y la culpabilidad: reflexiones sobre la dogmática penal", en NFP, núm. 39, Bogotá, Temis,
1988, págs. 11 y ss.; KAISER, GÜNTHER: Kriminologie. Ein Lehrbuch, 3A ed., Heidelberg, C. F.
Müller, 1996; el mismo: Kriminologie. Eine Einführung in die Grundlagen, 10 ed., C. F.
Müller, 1997; el mismo: Introducción a la criminología, trad. de José Arturo Rodríguez
Núñez, Madrid, Dykinson, 1988; KÜRZINGERJOSEF: Kriminologie, 2 A ed., Stuttgart, Richard
Booberg, 1996; LA MARCA PÉREZ, CARMEN: "Posibilidades y límites de la dogmática penal"
en CPC, n ú m . 33, 1987, Madrid, Edersa, 1987, págs. 527 y ss.; LARENZ, KARL: Metodología
de la ciencia del derecho, trad. de Marcelino Rodríguez Molinero, Barcelona, Ariel, 1994;
LARRAURI, ELENA: La herencia de la criminología crítica, Madrid, Siglo X X I de España
E d i t o r e s , S . A . , 1 9 9 1 ; LEKSCHAS, J O H N / H A R R L A N D , H A R R Y / H A R T M A W , R I C H A R D / I . E H -
MANN, GÜNTER: Kriminologie. Theoretische Grundlagen und Analysen, Berlin, Staatsverlag,
1983; LLSZT, FRANZ VON: "Uber den Einfluss der soziologischen und anthropologischen
Forschungen auf die Grundbegriffe des Strafrechts", en Strafrechtliche Aufsátze und Vor-
tráge, t. II, Berlin, Guttentag, 1905, págs. 75 y ss.; LOCARD, EDMOND: Manual de técnica
policíaca, 4 A ed., trad. de A. Bon, B a r c e l o n a / B u e n o s Aires, José Montesó Editor, 1963;
LÓPEZ REY Y ARROJO, MANUEL: Compendio de criminología y política criminal, Madrid,
Tecnos, 1985; el m i s m o : Criminología. Teoría, Delincuencia Juvenil, Prevención, predicción
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TEORÍ A DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
Grab, México, Siglo X X I Editores, 1977; TIEDEMANN, KLAUS: "Estado actual y tendencias
de la ciencia jurídico-penal y de la criminología en la República Federal alemana", trad.
de Juan Terradillos Basoco, en CPC, núm. 14, Madrid, Edersa, 1981, págs. 265 y ss.; TOCO-
RA LÓPEZ, LUIS FERNANDO: Política criminal en Latinoamérica, Bogotá, Librería del Profesio-
nal, 1990; VÉLEZ ÁNGEL, ÁNGEL: Criminalística general, 2A ed., Bogotá, Temis, 1983; VÉLEZ
CORREA, JAIME: Filosofía moderna y contemporánea, Bogotá, Bibliográfica Colombiana, 1965;
VLLLAVICENCIO TERREROS, FELIPE: Introducción a la Criminología, L i m a , Grijley, 2 0 0 0 ; ZAFFA-
RONI, EUGENIO RAÚL: F.n busca de los penas perdidas, Buenos Aires, Ediar, 1989; el mismo:
Criminología. Aproximación desde un margen, Bogotá, Temis, 1988; ZLPF, HEINZ: Introducción a
la política criminal, trad. de Miguel Izquierdo, Madrid, Edersa, 1979; ZUGALDÍA ESPINAR,
JOSÉ MIGUEL: Fundamentos de derecho penal, 3A ed., Valencia, Tirant lo Blanch, 1993.
I. INTRODUCCIÓN
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TEORÍ A DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
6 B O C K E L M A N N / V O L K , Strafrecht, 4 A e d . , p á g . L J E S C H E C K / W E I G E N D , Tratado, 5 A e d . ,
págs. 10 y 11. Otra n o c i ó n en JIMÉNEZ DE AsÚA, Tratado, t. I, 3a ed., pág. 33.
7 C f r . GARCÍA-PABLOS DE M O L I N A , Introducción, 3 a e d . , p á g . 4 3 ; Q U E I R O Z , Dimito,
pág. 4.
8 Cfr. HASSEMER, Fundamentos, pág. 390; MUÑOZ CONDE, Derecho penaly control social,
p á g s . 36 y ss.; H A S S E M E R / M U Ñ O Z CONDE, Introducción, p á g s . 1 1 4 y ss.; ZUGALDÍA ESPINAR,
Fundamentos, págs. 33 y ss.; GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Criminología, págs. 118 y ss.;
SERRANO-PIEDECASAS FERNÁNDEZ, Conocimiento Científico, p á g . 3.
9 Cfr. BERGALLI, "Introducción" en Historia Ideológica, pág. XII; el mismo, "La ideo-
logía del control social" en Critica, págs. 231 y ss.; GARELLI, "Control social", pág. 369.
10 Véase LUDZ, "Control social", págs. 94 y ss.
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21 FERRI, Sociología, vol. I, pág. 44 y ss., vol. II, págs. 3 3 5 y ss.; el mismo, Principios,
pág. 79.
22 Por eso, la revista que Franz v. Liszt y A d o l f D o c h o w fundaron en 1881, lleva
el mismo, Tratado, vol. I, I a ed., castellana, págs. 6y 7; vol. II, 2 a ed., pág. 8. Críticamente,
FERRI, Sociología, t. II, págs. 338 y 339; sobre ello, capítulo séptimo, VII, B), 3, b)
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expresión es todavía usada por CEREZO Mir, Curso, 1.1, 6A ed., págs. 70 y ss.
26 ZAFFARONI, Tratado, 1.1, pág. 276.
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3'' Cfr. ROXIN, Strafrecht, L1,4 A ed., págs. 194 y ss.; el mismo, Derecho penal, 1.1, págs. 192
sin la constante y estrecha colaboración de todas las disciplinas parciales que integran la
'ciencia total del Derecho penal'"; el mismo, Derecho penal, t. I, pág. 47; MUÑOZ CONDE,
Introducción, pág. 117.
33 Cfr. DE FLGUEIREDO DÍAS, Direito penal, 1.1, pág. 19.
36 No obstante, no falta quien entienda a la Dogmática c o m o la "Ciencia Penal
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A ) NOCIÓN
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45 C f r . B E R D U G O G Ó M E Z D E I A T O R R E / A R R O Y O ZAPATERO/FERRÉ O L I V É / G A R C Í A
RLYAS/SERRANO PIEDECASAS/TERRADILLOS B A S O C O , Curso, p á g . 1 3 1 .
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bien, sería iluso plantear que la dogmática puede garantizar por sí mis-
ma la seguridadjurídica pero 110 postular que ella es condición para su
logro 62 . Lo que se pretende, pues, es la construcción de una teoría del
derecho penal que guarde armonía con los dictados propios del Estado
democrático y posibilite la convivencia de amplias masas populares en
sociedades abiertas y participativas; en fin, de una organización estatal
que lleve a la realidad el programa ideológico promovido por la actual
comunidad de naciones, concretado en los pactos mundiales de derechos
humanos. Se requiere, pues, como marco de cualquier construcción
dogmática un derecho penal de y para los derechos fundamentales de
la persona humana.
al régimen, hicieron dogmática en plena época fascista. En fin, que no decir de la forma
como se emplea ese método en los países latinoamericanos -piénsese en Colombia- para
legitimar legislaciones penales autoritarias.
207 y ss.
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E ) L A D O G M Á T I C A PENAL E N C O L O M B I A
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V. LA CRIMINOLOGÍA
A ) UBICACIÓN
la justicia...", págs. 183 y ss.; "El derecho penal clásico de Carrara", pág. 66; Concepto y
límites, 2 a ed., pág. 38).
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B ) A P U N T E HISTÓRICO
72 ZAFFARONI, Criminología, pág. 20; MARCÓ DEL PONT (Criminología, págs. 3 y ss., 195)
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86 Cfr. BEROALLI, "Origen de las teorías de la reacción social", págs. 175 y ss.
87 MLRALLÉS, Métodos y técnicas, págs. 72 v ss.
88 ANIYAR DE CASTRO, "El movimiento de la teoría criminológica...", pág. 553.
89 Cfr. BECKER, LOS extraños, págs. 18 y ss.
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57
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KIRCHHEIMER, Pena y estructura social, págs. 1 y ss.; sobre ello, GARCÍA MÉNDEZ "Epí-
l o g o " , pág. 257.
97 Cfr. GARCÍA MÉNDEZ, Autoritarismo, pág. 252.
y ss.
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104 MLRAL.LÉS, Métodos y técnicas, págs. 85 y ss.; LARRAUM, La herencia, págs. 112 y
ss.; SANDOVAL HUERTAS, Sistema penal, págs. 1 y ss.; BARATTA, " E n f o q u e crítico...", en
Criminología crítica, págs. 5 y 6.
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ss.; el mismo, Introducción, pág. 25; RODRÍGUEZ MANZANERA, Criminología, págs. 3 y ss.;
GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Manual, págs. 41 y ss.; el mismo, Criminología, pág. 33, la
define así, al destacar q u e ella atiende tanto a la génesis y la etiología del crimen (las
teorías de la criminalidad) c o m o al e x a m e n de los procesos de criminalización: "ciencia
empírica e interdisciplinaria, q u e se o c u p a del estudio del crimen, de la persona del
infractor, la víctima y el control social del comportamiento delictivo, y trata de suministrar
u n a información válida, contrastada, sobre la génesis, dinámica y variables principales
del crimen - c o n t e m p l a d o éste c o m o p r o b l e m a individual y c o m o p r o b l e m a social-, así
c o m o sobre los p r o g r a m a s de prevención eficaz del mismo, las técnicas de intervención
positiva en el h o m b r e delincuente y los diversos m o d e l o s o sistemas de respuesta al
delito"; el mismo, Tratado, págs. 43 y ss.
112 Cfr. GÓPPINGER, Kriminologie, 5A ed., págs. 47 y ss.; CEREZO MIR, Curso, 1.1, 6A ed.,
pág. 74. Bien destaca KÜRZINGER (Kriminologie, 2 A ed., págs. 51 y ss.), q u e la Criminología
no tiene su propio m é t o d o y se debe servir de los e m p l e a d o s p o r las d e m á s ciencias
q u e se integran en el estudio de su objeto de conocimiento, entre los q u e se deben
m e n c i o n a r los sociológicos, sicológicos, médicos, etc.
1 1 3 Por eso, señala GARCÍA-PABLOS DE MOLINA (Criminología, pág. 34): "aporta una
no es igual a "experimental".
115 Cfr. GARCÍA-PABLOS D E M O L I N A , Criminología, p á g . 34; NÜÑEZ P A Z / A L O N S O
PÉREZ, Nociones, p á g . 193.
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TEORÍ A DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
116 Véase, por ejemplo, HABERMAS, La lógica de las ciencias sociales, págs. 81 y ss.
117 C f r . GARCÍA-PABLOS D E M O L I N A , Criminología, p á g s . 3 8 y 3 9 ; N Ú Ñ E Z P A Z / A L O N S O
PÉREZ, Nociones, págs. 195 y 196; CEREZO MIR, Curso, 1.1, 6* ed., pág. 79.
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D) LA CRIMINOLOGÍA EN COLOMBIA
65
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
Acosta Álvarez; PÉREZ - q u i e n , en su Criminobgía, págs. 107 y ss., reivindicaba una con-
c e p c i ó n naturalista del delito-; Rivera Llano; y Reyes Echandía, I a ed., 1966, citados
en la bibliografía.
125 Cfr. las obras de Pérez Pinzón; Reyes Echandía; Sandoval Huertas; Molina Ai ra-
y ss.
1 2 7 ZAFFARONI, Criminología, p á g s . 1 y 2; el m i s m o , En busca de las penas, p á g 177
66
TEORÍA DE LA CIF.NÍ :i A DEL DERECHO PENAL
VI. L A P O L I T I C A C R I M I N A L
A ) UBICACIÓN
131 SALDAN A, en "Adiciones" a VON LLSZT, Tratado, I, 2a ed., 1926, págs. 14 y 15;
ZAFFARONI, Tratado, t. I, p á g . 1 5 0 ; Z A F F A R O N I / A L A G I A / S L O K A R , Derecho penal, 2a e d . ,
p á g . 1 5 5 ; LÓPEZ REY Y ARROJO, Compendio, p á g s . 1 4 7 y s s .
132 GOPPINGER, Criminohgía, pág. 19.
133 ZAFFARONI, Tratado, t . I , p á g . 1 5 1 ; A . D E S O I A DUEÑAS, e n E l pensamiento, t . I I ,
pág. 247. A su turno, RODRÍGUEZ MANZANERA (Criminología, págs. 113 y ss.) habla de
una "política criminológica".
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
B) CONCEPTO
134 Sobre sus desarrollos, cfr. BUSTOS RAMÍREZ, Introducción, 3a ed., págs. 207 y ss.
135 Cfr. BORJAJIMÉNEZ, Curso, págs. 22 y 23.
136 ZLPF, I n t r o d u c c i ó n , pág. 3; Corte Constitucional, Sent. C-646 de 20 j u n i o
2001.
137 C f r . BERDUGO G Ó M E Z DE LA T O R R E / A R R O Y O ZAPATERO/FERRÉ O L I V É / G A R C Í A
RTVAS/SERRANO PIEDECASAS/TERRADILLOS B A S O C O , Curso, p á g . 1 3 4 .
138 JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5 a e d . , p á g . 2 4 ; KAISER, Introducción, p á g . 5 2 ; e l m i s -
m o , EineEinführung, 10a ed., pág. 5; el mismo, Kriminologie, 3 a ed., pág. 1070; GÓPPINGER,
Criminología, pág. 19; ZAFFARONI, Tratado, 1.1, pág. 150, para quien se p u e d e entender en
dos sentidos: c o m o una disciplina de observación que determina cuáles son los objetivos
de los sistemas penales y en qué medida son alcanzados en la realidad; o c ó m o el arte
de legislar o aplicar la ley con el fin de obtener los mejores resultados en la lucha contra el delito.
A su turno, BORJA JIMÉNEZ (Curso, págs. 22 y 23) la c o n c i b e en una d o b l e perspectiva:
en un plano político, c o m o "aquel c o n j u n t o de medidas y criterios de carácter j u r í d i c o
social, educativo, e c o n ó m i c o y de í n d o l e similar, establecidos p o r los p o d e r e s públicos
68
TEORÍA DE LA CIF.NÍ :i A DEL DERECHO PENAL
69
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
en tercer lugar, es una disciplina del deber ser como lo denota la caracte-
rística anterior y el empleo de los métodos propios de estas, aunque sin
descartar la utilización de las técnicas inherentes a las ciencias empíricas
(saberes sociales, criminología, psicología, etc.); amén de que, en cuarto
y último lugar, puede ser entendida como un saber independiente, en
cuanto tiene sus propios objeto, método y postulados generales, lo cual
no le impide - c o m o ya se ha dicho- trabajar en completa armonía con
la dogmática penal y la criminología 142 .
C ) L A POLÍTICA CRIMINAL E N C O L O M B I A
70
TEORÍA DE LA CIF.NÍ :i A DEL DERECHO PENAL
A ) UBICACIÓN
B ) CONCEPTO
71
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
C) LA CRIMINALÍSTICA EN COLOMBIA
D ) O T R O S SABERES
72
CAPÍTULO SEGUNDO
* Bibliografía: AA. W . : Estudios sobre los nuevos códigos penales, Bogotá, Universidad de
Salamanca/Corte Suprema de Justicia, Bogotá, 2001; AA. W . : La insostenible situación del
derecho penal, Granada, Comares, 2000; ABANTO VASQUEZ, MANUEL: "Acerca de la Teoría
de Bienes Jurídicos", en Modernas Tendencias de Dogmática Penal y Política Criminal. Libro
Homenaje alDr. Juan Bustos Ramírez, Lima, IDEMSA, 2007, págs. 1 y ss.; ABBAGNANO, NLCO-
I A: Diccionario de filosofía. México, Fondo de Cultura Económica, reimpresión, 1996;
ACHENBACH, HANS: Historische und dogmatische Grundlagen der strafrechtssystematischen Schuld-
lehre, Berlin, J. Schweitzer Verlag, 1974; AFTALIÓN, ENRIQUE/GARCÍA OLANO, FERNANDO/
VLLANOVA, JOSÉ: Introducción al derecho, 11a ed., Buenos Aires, Cooperadora de Derecho y
Ciencias Sociales, 1980; AGUADO CORREA, TERESA: El principio de proporcionalidad en el de-
recho penal. Madrid, Edersa, 1999; AGUDELO BETANCUR, NÓDIER: Imputabilidad y responsa-
bilidad penal, 2a ed., Bogotá, Temis, 1986; ALEXY, ROBERT: Teoría de los Derechos Fundamen-
tales, trad. de Ernesto Garzón Valdés, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1993;
AMELUNG, KNUT: Rechtsgüterschutz und Schutz der Gesellschaft: Untersuchungen zum Inhalt und
zum Anwendungsbereich eines Strafrechtsprinzips auf dogmengeschichtlicher Grundlage; zugleich
ein Beitrag zur Lehre von der, 'Sozialschádlichkeit' des Verbrechens, Frankfurt/M., Athenáum
Verlag, 1972; BACIGALUPO, ENRIQUE: "El error sobre excusas absolutorias", en CPC, núm.
6, Madrid, Edersa, 1978, págs. 3 y ss.; el mismo: "¿Tienen rango constitucional las conse-
cuencias del principio de culpabilidad?", en DPC, vol. VI, núm. 18, Bogotá, Librería del
Profesional, 1982, págs. 247 y ss.; BARATTA, ALESSANDRO: "Requisitos mínimos del respe-
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TEORÍA DE LA CIF.NÍ :i A DEL DERECHO PENAL
I. INTRODUCCIÓN
79
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
80
TEORÍA DE LA CIF.NÍ :i A DEL DERECHO PENAL
A ) CONCEPTO
6 Así la doctrina italiana. Sobre ello, RODRÍGUEZ MOURULLO, Derecho penal, págs. 91
y ss.
7 Cfr. ANTÓN ONECA, Derecho penal, 2 a ed., págs. 18 y 19; MIR PuiG, Introducción,
81
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
8 Cfr. ROXIN, Strafrecht, t. I, 4a ed., pág. 138; el mismo, Derecho penal, t. I, pág. 137.
9 A F T A L I Ó N / G A R C Í A O L A N O / V I L A N O V A , Introducción, p á g s . 2 1 6 y ss.; REALE, Intro-
ducción, págs. 68, 195 y ss.
10 La asimilación no es válida ni siquiera en el planteamiento kelseniano (cfr. KEI SEN,
Teoría pura, pág. 122); sin embargo, este autor pareciera darle cabida al "derecho penal
subjetivo" (cfr. KELSEN, Teoría general del derecho, pág. 99). Por lo demás, la expresión es
bastante ambigua c o m o para pretender darle un alcance unívoco (cfr. NLNO, Introducción,
págs. 198 y ss.; COBO/VIVES, Derecho penal, 5a ed., pág. 61).
11 C f r . BUSTOS RAMÍREZ, Introducción, 3 A e d . , p á g s . 20 y ss.; OCTAVIO DE T O L E D O Y
UBIETO, Sobre el concepto, pág. 311. No obstante, ZAFFARONI (Tratado, I, pág. 33), cree que
no existe; también, aunque menos escéptico, ZAFFARONI/AIAGIA/SLOKAR, Derecho penal,
2 a ed., pág. 44.
12 Así, MAGGIORE, Derecho penal, t. II, p á g . 230.
13 Sin embargo, B.ACIGALUPO (cfr. Principios, 5a ed., págs. 7 y ss.), tras su conversión a
las doctrinas funcionalistas en la línea Jakobsiana, opta por eliminar de su obra la proble-
82
TEORÍA DE LA CIF.NÍ :i A DEL DERECHO PENAL
B) TITULAR
C)FUNDAMENTOS
mática concerniente al derecho penal subjetivo con lo que parece ser consecuente con tales
posturas autoritarias.
83
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
17 Cfr. SABINE, Historia, págs. 113 y ss., 249 y ss.; TOUCHARD, Historia, págs. 124 y ss.,
1 2 7 y s s . , 3 5 4 y s s . , 5 0 9 y s s . ; BUSTOS RAMÍREZ, Manual, 3 ' e d . , p á g . 4 0 ; GARCÍA-PABLOS D E
MOLINA, Introducción, 3a ed., págs. 468 y ss.
18 BUSTOS RAMÍREZ, Manual, 3 a e d . , p á g . 4 0 .
19 Cfr. ROUSSEAU, El contrato social, págs. 14 y ss.
20 Muy expresivo a este respecto, LOCKE, Carta sobre la tolerancia, pág. 30: " . . d a d o que
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TEORÍA DE LA CIF.NÍ :i A DEL DERECHO PENAL
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
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TEORÍA DE LA CIF.NÍ :i A DEL DERECHO PENAL
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
D ) O R I G E N DEL T Í T U L O I
35 V é a s e GARCÍA-PABLOS D E M O L I N A , Introducción, 3 a e d . , p á g . 4 8 3 .
36 Al respecto, le asiste toda la razón a PASTOR, Recodificación penal, págs. 249
88
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
37 Estos antecedentes y otros en PACHECO GÓMEZ, Los Derechos humanos, págs. 1 y ss.
38 GRISOLÍA, Código penal tipo, 1.1, p á g . 155.
39 La Comisión encargada de redactar un proyecto de Código Penal -creada mediante
el Decreto 416 de 1972, fruto de cuya labor fue el A-74^, jalonada p o r los comisionados
Luis E. R o m e r o Soto y Bernardo Gaitán Mahecha, diseñó un Título Preliminar q u e es
el verdadero precedente del actual agregado de principios. Cfr. GLRALDO MARÍN, Actas,
t. I, págs. 101 y ss.
89
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
40 Sobre ello VELÁSQUEZ VELÁSQUEZ, "Las normas rectoras del Proyecto de Código
90
TEORÍA DE LA CIF.NÍ :i A DEL DERECHO PENAL
46 Cfr. VALENCIA RESTREPO, Nomoárquica, pág. 3; como expresa YACOBUCCI (El sentido
de los principios, pág. 96), "los principios penales son, por un lado, reglas de configuración y,
por el otro, fuente de interpretación e integración de carácter normativo, con un especial sentido
axiológico, pues se ordenan a la realización de ciertos bienes".
47 Véase DEL VECCHIO, Los principios generales, págs. 61 y 62.
91
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
orientar todo el sistema jurídico penal, de tal manera que los diversos
desarrollos guarden plena coherencia con el punto de partida; en fin,
porque constituyen el marco hermenéutico para la interpretación y
aplicación de la ley penal. Fruto de ello, justamente, es la consagración
vertida en el art. 13 del C. P. -repetida por el art. 26 de la Ley 906 de
2004-, con la que el legislador de 2000 ha querido recordarle al intér-
prete cual es el alcance del Título I: "Las normas rectoras contenidas en este
Código constituyen la esencia y orientación del sistema penal. Prevalecen sobre
las demás e informan su interpretación".
Ahora bien, cabe preguntar: ¿hasta dónde pueden calificarse dichos
enunciados como "normas"? Si se parte de la estructura lógica de la re-
gla penal [capítulo quinto, III, A] la denominación no parece del todo
acertada, pues esa noción se utiliza para designar aquellas prescripciones
jurídicas que constan de un supuesto de hecho (tipo penal) y una con-
secuencia jurídica o sanción48; esto es, normas completas. Sin embargo,
como existen también reglas jurídicas que no expresan propiamente
un precepto o una prohibición y sirven únicamente para complemen-
tar disposiciones de tal índole, como ocurre con las llamadas normas
incompletas49, no cabe duda en el sentido de que las "Normas rectoras"
contenidas en el título I son de este carácter; además, la distinción
entre principio y norma -vocablo cada vez más polivalente 50 - termina
por ser ideológica 51 .
92
TEORÍA DE LA CIF.NÍ :i A DEL DERECHO PENAL
93
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
p o r los pensadores del Siglo de las Luces—, también es cierto que aparece en el antiguo
pensamiento chino; en la filosofía griega del clasicismo, aunque no de la m a n o de la
igualdad para todos; y, p o r supuesto, en la Antigüedad Clásica entre los estoicos —ani-
mados p o r una primigenia c o n c e p c i ó n iusnaturalista-, c o m o una idea universal. Cfr.
RECASENS SLCHES, " I g u a l d a d J u r í d i c a " , p á g . 9 4 3 .
6 3 En efecto: " N o hay libertad allí d o n d e las leyes permitan q u e en determinadas
t o d o ser racional, existe c o m o fin en sí mismo, no sólo como medio para usos cualesquiera
de esta o aquella voluntad; d e b e en todas sus acciones, no sólo las dirigidas a sí mismo,
sino las dirigidas a los demás seres racionales, ser considerado siempre al mismo tiempo
como fin... O b r a de tal m o d o que uses la humanidad, tanto en tu persona c o m o en la
persona de cualquier otro, siempre c o m o un fin al mismo tiempo, y n u n c a solamente
c o m o un medio".
65 Cfr. RECASENS SICHES, "Igualdad Jurídica", pág. 942.
94
TEORIA DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
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TEORÍA DE LA CIF.NÍ :i A DEL DERECHO PENAL
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
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TEORÍ A DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
redacción de algunos de los dpos allí previstos (cfr. arts. 135 a 164), es
preocupante atendida la deficiente técnica legislativa con la que fueron
concebidos. A lo anterior, añádase la inclusión en el Título III de las
conductas de desaparición forzada (arts. 165 a 167) y de desplazamiento
forzado de personas (arts. 180 y 181) que, recuérdese, también consig-
naban la Ley 589 de 2000.
Así las cosas, cabe concluir, no hay duda en el sentido de que el
principio de dignidad de la persona humana es el bastión, la columna
vertebral, el venero, de donde dimana todo el sistema penal plasmado
por el legislador, y es a partir de él como deben ser entendidas todas
las disposiciones de la ley penal; se trata, sin duda, de una directriz
fundante, de carácter absoluto, que debe ser observada sin distingo ni
restricción alguna. Es, como lo ha dicho la propia Corte Constitucional,
la piedra angular del derecho penal en un Estado social y democrático
de derecho 72 . No obstante, es lamentable que se introduzcan protube-
rantes excepciones en esta materia para cumplir discutibles compro-
misos internacionales, tal como sucede con el texto del artículo 93 de
la Carta, modificado para darle piso jurídico a la ley 742 de 2002 - q u e
incorporó el Estatuto de Roma sobre la Corte Penal Internacional,
promulgado mediante el decreto 2764 de 26 de noviembre de 2002 y
vigente desde el 30 de noviembre del mismo año-, en la que se prevén
penas perpetuas y la imprescriptibilidad de la acción penal [confróntese
artículos 29 y 77, I b ) ] ; lo mismo cabe decir de la ley 890 de 2004, que
señala como pena privativa de la libertad máxima la de sesenta años,
en caso de concursos delictivos.
99
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
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TEORÍA DE LA CIF.NÍ :i A DEL DERECHO PENAL
desiguales -previa precisión sobre quiénes son los unos o los otros 78 -,
lo que es de vital importancia en el ámbito penal obligado a poner
especial atención a las situaciones de desigualdad entre los hombres,
con miras a que ellas sean plenamente reconocidas por el aparato
conceptual y las elaboraciones legales79; por supuesto, ello no significa
el abandono de la noción de igualdad formal, que se mantiene al lado
de otros tres componentes autónomos: la igualdad social, la ausencia
de discriminaciones y, finalmente, la igualdad sustancial80. Además,
téngase en cuenta, como es imprescindible buscar el criterio o criterios
de diferenciación, con los que se pueda juzgar la validez de la norma
que atribuye relevancia jurídica a cualquiera de las múltiples diferen-
cias fácticas que la realidad ofrece, el juez se debe auxiliar de algunas
fórmulas encaminadas a precisar la trascendencia de esa diferenciación,
entre las que se encuentran las de razonabilidad de la diferenciación y
la de proporcionalidad de los medios incorporados en la norma y los
fines de ésta, de donde surgen dos apotegmas más: proporcionalidad
y razonabilidad (adecuación al fin)81.
Naturalmente, en el mapa jurídico-penal el axioma se manifiesta
en tres ámbitos diferentes: en primer lugar, en el plano sustantivo, su-
pone un tratamiento similar para todos los ciudadanos - p o r supuesto,
acorde con su propia condición y con la naturaleza de la trasgresión
a la Ley penal realizada-, a la hora de aplicar la ley penal, pues todos
los asociados están sometidos a penas o medidas de seguridad, cuando
realizan conductas acriminadas por el derecho positivo.
En segundo lugar, desde el punto de vista procesal, implica para
los miembros de la organización social la aptitud de ser arropados con
las mismas oportunidades y bajo el imperio de todas las prerrogativas
brindadas por el principio de legalidad en este ámbito, de donde se
desprenden tres consecuencias distintas: en el curso del proceso las
partes gozan de idénticas posibilidades para su defensa [audiatur ex
altera parís]; los procedimientos privilegiados atendiendo a la raza, a la
fortuna o a la cuna de las personas son inaceptables. Y, para terminar,
no cabe aplicar formas procesales más desfavorables a unas personas
78 Cfr. BOBBIO, "La regla de o r o de la justicia 'Tratar a los iguales de una manera
igual y a los desiguales de una manera desigual' requiere para no ser una mera fórmula
vacía que se responda a la pregunta: 'Quiénes son los iguales, quiénes son los desiguales'"
(Derecha e izquierda, pág. 149).
79 Cfr. SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p á g . 2 6 2 ; CARBONELL MATEU, Derecho penal,
pág. 107.
8 0 S o b r e ello, CRISTIANI, Istituzioni, p á g . 61.
1993, C-565 de siete diciembre 1993, T-230 de trece mayo 1994, C-22 de 23 e n e r o 1996,
C-364 de 29 marzo 2000, C-840 de seis j u l i o 2000, y C-093 de 31 e n e r o 2001.
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105
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
de que tengan una base objetiva y razonable. .Así las cosas, son posibles
tratos diferentes desde el punto de vista penal cuando se den cuatro
características: que haya desigualdad entre los supuestos de hecho; que
la finalidad sea concreta; que la diferenciación sea razonable; y, final-
mente, que ella, a condición de que sea constitucionalmente admisible
y no atentatoria al derecho a la igualdad, goce de racionalidad.
C) PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
ámbito del Derecho administrativo, se emplea esta denominación en sentido amplio para
cobijar los principios de idoneidad (adecuación al fin), necesidad (intervención mínima) y
proporcionalidad en sentido estricto (contraste de los valores y ponderación de los intereses
según las circunstancias particulares del caso), se le da rango constitucional al axioma
a partir del Principio de Estado de Derecho y de la esencia de los derechos fundamentales
(cfr. GONZÁLEZ CUÉLLAR-SERRANO, Proporcionalidad, págs. 38 y 51). Por ello, es p o c o
frecuente el e m p l e o de la expresión principio de proporcionalidad (en sentido amplio) y
sí mu\ c o m ú n la utilización de la d e n o m i n a c i ó n principio de prohibición de exceso, que se
entiende c o m o una d e n o m i n a c i ó n más genérica (cfr. KLUTH, "Prohibición de exceso",
pág. 219); Corte Constitucional: cfr. sent. C-370 de catorce mayo 2002.
83 Cfr. SÁNCHEZ GARCÍA, "El principio constitucional de proporcionalidad...", pág. 1116;
esta equivalencia, sin embargo, no parece posible en el d e r e c h o positivo (cfr. art. 3°).
No obstante, es muy generalizada la d e n o m i n a c i ó n de prohibición de exceso para arropar
en su seno los apotegmas de necesidad y proporcionalidad (SÁNCHEZ GARCÍA, ídem):
otros autores (cfr. HASSEMER, Fundamentos, pág. 279) identifican los axiomas de pro-
porcionalidad, prohibición de exceso e igualdad en el sacrificio. Además, téngase en
cuenta, la Corte Constitucional delimita los c o n c e p t o s de razonabilidad v racionalidad
en las sen ts. C- 530 de o n c e noviembre 1993, T-445 de d o c e octubre 1994 y T-554 de
30 noviembre 1993.
86 Cfr. BARNES, "El principio de proporcionalidad...", pág. 19. Otros, c o m o BARATTA
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T E O R Í A DE LA CIENCIA DEL D E R E C H O PENAL
y 160.
92 A s í , SÁNCHEZ GARCÍA, " E l p r i n c i p i o c o n s t i t u c i o n a l d e p r o p o r c i o n a l i d a d . . . " ,
pág. 1115; CUERDA ARNAU, "Aproximación al principio de proporcionalidad...", pág. 454;
v KLUTH, "Prohibición de exceso...", págs. 223 y 225; Corte Constitucional, sent. T-015
de 25 enero 1994.
93 C O B O / V I V E S , Derecho penal, 5 A e d . , p á g . 8 1 .
94 Cfr. KLUTH, "Prohibición de exceso...", págs. 223 y 226.
107
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
marzo 1996, y C-239 de 20 mayo 1997, para las que las categorías de la antijuridicidad
y de la culpabilidad están inexorablemente ligadas con el apotegma.
96 Cfr. CUERDA ARNAU, "Aproximación al principio...", págs. 477 y ss.
108
TEORÍA DE LA CIF.NÍ :i A DEL DERECHO PENAL
101 Cfr. RODRÍGUEZ DEVESA/SERRANO GÓMEZ, Derecho penal, 18a ed., pág. 887; sobre
26 de abril 1979, en el caso The Sunday times\ y 25 de marzo 1985, en el caso Bartholdt.
106 Sobre los desarrollos hispanos, véase AGUADO CORREA, El principio de proporcio-
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D E R E C H O PENAL.. PARTE G E N E R A L
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medios para el logro del fin (esto es, que no exista otro m e d i o que pueda conducir al
fin y que sacrifique en m e n o r medida los principios constitucionales afectados por el uso
de esos medios), y la proporcionalidad en sentido estricto entre medios y fin, es decir, que el
principio satisfecho p o r el logro de este fin no sacrifique principios constitucionalmente
más importantes"; en el mismo sentido: sents. C-673 de 2 8 j u n i o 2001, C-370 de catorce
mayo 2002, C-392 de 22 mayo 2002, C-939 de 31 octubre 2002.
apotegma dicha denominación (cfr. LÓPEZ GONZÁLEZ, "El principio...", pág. 148); tam-
bién el art. 3 del C. P. que, luego de mencionar la "necesidad" y la "proporcionalidad"
c o m o principios de las sanciones penales, añade la idea de "razonabilidad" c o n lo que
encontrarían plasmación los tres sub-principios derivados de la prohibición de exceso.
Otros, por el contrario, entienden que la idea de razonabilidad aparece ligada c o n la de
proporcionalidad en sentido estricto (cfr., por ejemplo, AGUADO CORREA, El principio
de proporcionalidad, págs. 70; 144 y 145, apoyada en lajurisprudencia del Tribunal Cons-
titucional alemán). En fin, la Corte Constitucional colombiana - t a m b i é n basada en las
construcciones alemanas- afirma, p o r el contrario, que el c o n c e p t o de razonabilidad es
más general y de él se desprende la noción de proporcionalidad en un sentido amplio (sent.
C-022 de 23 e n e r o 1996). En este último sentido, al mostrar las grandes dificultades que
el distingo ofrece, BAKXI S ("El principio de proporcionalidad...", págs. 37 y 38); así las
cosas, todo indica que la idea de razonabilidad irradia tanto el principio de idoneidad
c o m o el de proporcionalidad en sentido estricto e, incluso, el de necesidad.
111 C f r . GON/.ÁLEZ-CUÉLLAR SERRANO, Proporcionalidad, p á g . 154.
112 C f r . LÓPEZ GONZÁLEZ, "El p r i n c i p i o . . . " , p á g . 1 4 8 .
113 C f r . GONZÁLEZ-CUÉLLAR SERRANO, Proporcionalidad, p á g s . 1 5 4 y ss.
111
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D E R E C H O PENAL.. PARTE G E N E R A L
119 Dicen así: "Funciones de la pena. La pena cumplirá las funciones de prevención
114
TEORÍA DE LA CIF.NÍ :i A DEL DERECHO PENAL
b) El principio de necesidad
En segundo lugar, la proporcionalidad se mide en función de su
necesidad, de donde surge el postulado de necesidad, de la menor inje-
rencia posible, de intervención mínima122, de la alternativa menos gravosa,
de necesidad de intervención, de economía de las prohibiciones penales, de
necesidad de pena, de la intervención penal mínima123, o de necesidad a
secas, etc.
1) Concepto. Este aforismo busca que se logre la optimización
del grado de eficacia de los derechos individuales frente a las limi-
122 Véase COBO/VIVES, Derecho penal, 5 A ed., pág. 85; otras d e n o m i n a c i o n e s son:
de mínima lesión, e incluso del favor libertatis o del in dubio pro libértate. Cfr. SÁNCHEZ
GARCÍA, "El principio constitucional de proporcionalidad...", pág. 1117. No obstante,
se le suele dar al principio de necesidad o t r o alcance para c o m p r e n d e r d e n t r o de él
tanto el postulado de exclusiva p r o t e c c i ó n de bienes jurídicos c o m o el de intervención
mínima; así AGUADO CORREA (Elprincipio de proporcionalidad, pág. 159): "F.l principio
de necesidad se concreta, en el ámbito del D e r e c h o penal, en el principio de exclu-
siva p r o t e c c i ó n de bienes j u r í d i c o s y en el principio de intervención mínima c o n las
dos manifestaciones de este principio: principio de subsidiariedad y el principio de
fragmentariedad".
123 Cfr. MARTOS NÚÑEZ, "El principio de intervención penal mínima", 1987, págs. 99
y ss., pues el D e r e c h o penal sólo tutela aquellos derechos, libertades y deberes que sean
imprescindibles para el mantenimiento y conservación del orden jurídico, frente a aquellos
ataques que se realizan contra el mismo considerados c o m o los más intolerables.
115
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
taciones imponibles por los poderes públicos; por ello, obliga a los
órganos del Estado a comparar las medidas restrictivas aplicables que
sean suficientemente aptas para la satisfacción del fin perseguido y a
elegir, finalmente, aquella que sea menos lesiva para los derechos de
los ciudadanos, esto es, la que sea más apta para la protección de eficaz
de los bienes jurídicos. Desde luego, aunque en abstracto parece fácil
elegir la medida más apropiada de cara al fin propuesto, la verdad
es que en la práctica esa tarea se torna problemática sobre todo si se
tiene en cuenta que, a veces -piénsese en lo que acontece en materia
económica o de policía-, las diversas alternativas son muy variadas y no
es fácil elegir una de ellas124.
2) Notas esenciales. De lo anterior se infiere, entonces, que las
características más sobresalientes del aforismo son las siguientes: en
primera instancia, se afirma que es constitucional, porque como subprin-
cipio del axioma de proporcionalidad que es, encuentra su fundamento
normativo en la Carta Fundamental125. En segunda instancia, es com-
parativo porque el análisis de equiparación que el implica no se limita
sólo a la admisibilidad de la medida únicamente desde la perspectiva
de su contenido, de sus efectos y fines, sino que induce al órgano ac-
tuante a la búsqueda de medidas alternativas idóneas, de tal manera
que de ellas sea predicable una eficacia suficiente para el logro de los
susodichos cometidos - n o un idéntico grado de idoneidad al de la
medida cuya sustitución se intenta, como con un punto de vista rígido
y conservador se exige a veces 126 -, esto es, la protección eficaz del bien
jurídico; en otras palabras: la aplicación de este apotegma implica la
comparación entre distintas alternativas y en la posterior elección de
la menos lesiva para los derechos individuales, a condición de que el
fin perseguido sea legítimo y la medida sea idónea para alcanzar dicho
fin. Y, en tercera instancia, tiende a la optimización del grado de eficacia de
los derechos individuales limitados, pues obliga a rechazar las medidas que
puedan ser sustituidas por otras menos gravosas, mecanismo a través del
cual disminuye la lesividad de la intromisión en la esfera de derechos
y libertades del individuo; en otras palabras: una vez que se ha puesto
en marcha el proceso de aplicación del apotegma de necesidad y se ha
aceptado la idoneidad suficiente de las medidas comparables, se debe
verificar cuál de ellas es la menos gravosa o dañina, de tal manera que
116
T E O R Í A DE LA CIF.NÍ :i A DEL D E R E C H O PENAL
117
D E R E C H O PENAL.. PARTE G E N E R A L
131 Véase MARTOS NÚÑEZ, "El principio de intervención penal mínima", pág. 101.
132 Cfr. COBO/VIVES, Derecho penal, 5a ed., pág. 87.
133 Véase Corte Constitucional: sents. C-549 de primero diciembre 1994, C-285 de
cinco j u n i o 1997, C-237 de 20 mayo 1997, C-647 de 20junio 2001, C-205 de o n c e marzo
2003 y C-355 de diez mayo 2006.
134 Véase FERRAJOLI, Derecho y razón, págs. 465 y ss.
135 Cfr. MARTOS NÚÑEZ, "El principio de intervención penal mínima", pág. 119;
118
T E O R Í A DE LA C I E N C I A D E L D E R E C H O P E N A L
137 Por ello, habla B. SCHÜNEMANN (cfr. Aspectos puntuales, págs. 289 y 290) del
119
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
142 Cfr. MARTOS NÚÑEZ, "El principio de intervención penal mínima", págs. 107
y 108. También la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal (sent. de ocho
agosto 2005, radicado: 18609), con apoyo en el autor español citado: "se relaciona este
principio c o n el de la llamada intervención mínima, c o n f o r m e al c u a l ' e l derecho penal sólo
tutela aquellos derechos, libertades y deberes imprescindibles para la conservación del ordenamiento
jurídico, frente a los ataques más intolerables que se realizan contra el mismo', n o c i ó n en la que
se integran los postulados del carácter fragmentario del d e r e c h o penal, su consideración
de ultima ratioy su naturaleza subsidiaria o accesoria, c o n f o r m e a los cuales el derecho
penal es respetuoso y garante de la libertad de los ciudadanos, p o r lo cual sólo ha de
intervenir en casos de especial gravedad y relevancia, ante bienes jurídicos importantes
y cuando, los demás medios de control resultan inútiles para prevenir o solucionar los
conflictos, esto es, reclamando c o m o necesaria la intervención del d e r e c h o penal".
143 Cfr. MARTOS NÚÑEZ, "El principio de intervención penal mínima", pág. 101.
144 Cfr. MAURACH/ZIPF, Derecho Penal, t. 1, pág. 36: " c o n respecto a las restantes
penal", págs. 153 y ss.; ROMANO, ""Merecimiento de pena"...", págs. 139 y ss.; LuZÓN
PEÑA, "La relación del merecimiento de pena", págs. 115 y ss.; AGUADO CORREA, El
principio de proporcionalidad, págs. 217 y ss.
120
TEORÍA DE LA CIF.NÍ :i A DEL DERECHO PENAL
146 Cfr. LUZÓN PEÑA, "La relación del merecimiento de pena...", cit., pág. 116.
147 Cfr. KLUTH, "Prohibición de exceso...", pág. 228.
148 Cfr. GONZÁLEZ-CUÉLLAR SERRANO, Proporcionalidad, pág. 225.
121
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
atinente a una demanda contra la derogada Ley 40 de 1993 -mediante la que se au-
mentaron hasta 60 años las penas para algunas hipótesis de secuestro y h o m i c i d i o - que
fue declarada constitucional, c o n base en un sofístico manejo del discurso que pisotea
el axioma del cual se decía partir.
122
TEORÍA DE LA CIF.NÍ :i A DEL DERECHO PENAL
123
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
principio de proporcionalidad, pág. 31) se remonta a los derechos romano y medieval, no sin
advertir que su punto de partida se encuentra en la filosofía política de la ilustración.
157 Véase BARNES, "El principio de proporcionalidad...", pág. 23.
159 Véase PECES-BARBA y A A . W , Derecho positivo, pág. 23; Sagrada Biblia, pág. 203.
160 v é a s e PECES-BARBA y A A . W , Derecho positivo, p á g . 25.
161 Cfr. PECES-BARBA y A A . W , Derecho positivo, págs. 30 y 31.
124
TEORÍA DE LA CIF.NÍ :I A DEL DERECHO PENAL
pág. 1.122.
169 En PACHECO GÓMEZ, LOS derechos humanos, pág. 60.
170 Véase PECES BARBA y AA. W, Derecho positivo, págs. 280 y ss.
173 p o r e [ i 0 j afirma KLUTH ("Prohibición de exceso...", pág. 220), "es posible considerar
a Alemania y al Derecho Público alemán, también desde una perspectiva internacional,
c o m o el lugar de nacimiento del 'principio de proporcionalidad'"; también SÁNCHEZ
125
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
174 Cfr. SÁNCHEZ GARCÍA, "El principio constitucional de proporcionalidad...", pág. 1115;
176 Cfr. De los delitos y de las penas, Madrid, Aguilar, pág. 111.
178 Cfr. KLUTH, "Prohibición de exceso...", pág. 221; este autor cita, además, como
precedentes doctrinarios los trabajos de G. H. von Berg (1790, 1802), quien por primera
vez señala el axioma en estudio c o m o límite a la actividad de la Policía; Otto Mayer (1895),
padre del Derecho Administrativo, expositor que lo concibió c o m o postuladojurídico-po-
sitivo y no propio del Derecho natural; Herbert Krüger (1950), que abogó por su carácter
constitucional, seguido por Rupprechtvon Krauss (1955); Günther Dürig (1956) y Peter
Lerche (1961) autores que defendieron su carácter constitucional a partir del art. 19.2 de
la Ley Fundamental alemana. Finalmente, indica c ó m o mediante decisión del Tribunal
Constitucional alemán (1965) se le reconoció su rango constitucional (cfr. BverfGE 19,
342 (págs. 348 y ss.), concepción que se mantiene en la actualidad. Así mismo, SÁNCHEZ
GARCÍA ("El principio constitucional de proporcionalidad...", págs. 1115 y 1116), que
menciona también las obras de F. F. Mayers (1862), F. Fleiner (1911), c o m o trabajos que
sistematizaron este axioma desde la perspectiva del Derecho administrativo alemán.
179 Véase AGUADO CORREA, El principio de proporcionalidad, págs. 63 y ss.
126
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
P. P., en sus arts. 27, 94, 296 y 319, entre otros- intitulado como princi-
pios de las sanciones penales: "La imposición de pena o de la medida de
seguridad responderá a los principios de necesidad, proporcionalidad
y razonabilidad. / E l principio de necesidad se entenderá en el marco
de la prevención y conforme a las instituciones que la desarrollan".
Por supuesto, la denominación dada por el codificador al artículo no
es apropiada: en primer lugar, porque llamar "principios" a uno de los
artículos del tít. I destinado, precisamente, a consignar las "Normas
rectoras de la Ley penal colombiana", no deja de ser un contrasentido
lógico cuando se trataba de construir la armazón que desde un punto
de vista dogmático y político-criminal está llamada a presidir el estatuto
represor; así mismo, en segundo lugar, porque constituye una grave
imprecisión teórica la afirmación de que dichos axiomas sólo tocan
con las sanciones penales, cuando es evidente que se refieren a todo
el entramado del derecho Penal, como ya se ha mostrado. En tercer
lugar, porque las consecuencias jurídicas no sólo están regidas por esos
axiomas sino por otros como los de dignidad de la persona humana,
legalidad, taxatividad, culpabilidad, etc. Incluso, en cuarto lugar, porque
la previsión legal no hace otra cosa que aludir al postulado de propor-
cionalidad en sentido amplio, al comprender las ideas de necesidad,
razonabilidad (adecuación al fin) y proporcionalidad en sentido estricto;
hubiera, pues, bastado que el legislador aludiese al axioma en sentido
amplio para entender que quedaban cobijados los tres subprincipios
que emergen de él.
De igual forma, no cabe duda en el sentido de que el axioma de
proporcionalidad también encuentra cabal plasmación el art. 7 del C. P.
-que es desarrollo del art. 13 constitucional y que tiene acogida expresa
en el art. 5 del C. de P. P- dado que él, como ya se ha dicho, es una
consecuencia del postulado de igualdad180: "La ley penal se aplicará a
las personas sin tener en cuenta consideraciones diferentes a las esta-
blecidas en ella. El funcionario judicial tendrá especial consideración
cuando se trate de valorar el injusto, la culpabilidad y las consecuencias
jurídicas del delito, en relación con las personas que se encuentren en
las situaciones descritas en el inciso final del artículo 13 de la Constitu-
ción Política". Es más, el texto del art. 6 del C. P. dedicado al principio
de legalidad -también contenido en el art. 29 incs. 2o y 3o de la Const.
Pol.- puede verse como una consagración más general del apotegma,
en la medida en que aquél lo supone; igual cabe decir del art. 59 del
127
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
128
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
129
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
del criterio democrático de legitimidad del Derecho que vincula, entre otros sectores, a
las normas sancionadoras" (véase, "La proporcionalidad de la norma penal" págs. 159 y
160); ROXIN, Strafrecht, 1.1, 4a ed., pág. 47; el mismo, Derecho penal, t. I, pág. 65.
185 De esta previsión constitucional española, justamente, deducen el principio de
130
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
HASSEMER, Fundamentos, pág. 298; MIR PUIG, Introducción, pág. 117; de forma matizada,
MLR PUIG, Derecho penal, T ed., pág. 54.
131
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
penal, t. 2, págs. 749 y ss.; FERRA|OLI, Derecho y razón, págs. 258 y ss.; HASSEMER, Funda-
mentos, págs. 347 y ss.; ROXIN, Problemas, págs. 11 y ss.; el mismo, Strafrecht, t. I, 4A ed.,
págs. 69 y ss.
132
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
y sin que ella se torne en una enmienda moral 189 -, de tal manera que
pueda llevar en el futuro una vida sin cometer delitos y reincorporarse
al seno de la sociedad; se trata, pues, no solo de prevenir la comisión
de nuevos hechos criminales, sino también de proteger a la sociedad
de las conductas que infringen el orden jurídico buscando su desqui-
ciamiento. Por supuesto, la teleología que se le asigne a la represión
penal dependerá del punto de partida que se asuma en relación con
el sentido y el fin de la sanción penal, sea que se opte por las teorías
absolutas o retributivas, las concepciones relativas o preventivas, o las
posturas mixtas en sus diversas variantes, todo ello enmarcado dentro
del modelo de organización social y política vigente en una comunidad
determinada, en un momento histórico preciso. Así las cosas, parece
evidente que en un Estado de Derecho social y democrático, sólo se
podrá pensar en una represión penal humanitaria, democrática, propor-
cionada, razonable, con lo cual son rechazables de plano las sanciones
crueles, inhumanas, degradantes, trasunto de concepciones autoritarias
que sólo buscan cosificar al hombre y desconocerle su investidura de
ser racional190.
Desde luego, este axioma por el que tanto se ha luchado a través
de los tiempos está muy lejos de llevarse a la realidad, y apenas sí llega
a formar parte de un programa ideal que espera cabal desarrollo; así
lo evidencia el fracaso de diversos modelos de ejecución penal en el
mundo contemporáneo, lo que ha llenado de escepticismo a los cultores
del derecho penal que, por momentos, navegan en medio de oleadas
de furor como la que despertara en los años sesenta del siglo pasado la
idea de resocialización191, o como la que se presenta en la actualidad
desatada por las ideas prevencionistas.
133
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
134
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
192 Una disposición similar contenida en el P-98 (cfr. art. 4) ha sido criticada p o r
la pena, págs. 49 y 50, c o n bibliografía sobre el asunto; ROXIN, Problemas, págs. 15 y 26.
194 En este sentido MUÑOZ CONDE, Derecho penal y control social, pág. 117; SILVA
135
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
195 Cfr. GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Introducción, 3' ed., pág. 238, c o n b a s e enjESCHECK
(Tratado, 4A e d . , 1993, pág. 56); DEMETRIO CRESPO, Prevención general, pág. 56.
196 La idea de función tiene el significado de o p e r a c i ó n o de a c c i ó n dirigida a
un fin susceptible de ser realizado (lo que es); mientras que el c o n c e p t o de yin hace
referencia al intento o mira, o sea a la finalidad en su aspecto subjetivo, c o m o término
de una cierta intención, p e r o que p u e d e ser también diferente del término al cual esa
intención se dirige en realidad (lo q u e d e b e ser). Estas acepciones, entre otras, en
ABBAGNANO, Diccionario de Filosofía, págs. 556 y 576; FERRAJOLI, Derecho y razón, págs. 322
y 323; DEMETRIO CRESPO, Prevención general, págs. 56 y 57. Confuso, GROSSO GARCÍA, El
concepto, págs. 377-378.
136
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
E) PRINCIPIO DEL A C T O
197 Véase Corte Constitucional, sents. C-176 de seis mayo 1993, C-549 de primero
137
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
(Istituzioni, pág. 86): "Sólo los regímenes totalitarios escudriñan en lo "íntimo" del hombre
e indagan - c o n el fin de su e x a m e n - el más sutil pensamiento. Los regímenes de carácter
liberal, por el contrario, exigen que el delito se tenga que manifestar en un dato objetivo,
para no remitir el juicio sobre la existencia del delito a la fijación, a m e n u d o difícil si no
imposible, de momentos puramente internos a la psique del sujeto. Garantía de libertad,
pues, que no consiente traducir un juicio jurídico en un juicio moral que mira a la sola
intención o al motivo desinteresándose del resultado en el mundo de la experiencia"
2 0 1 Cfr. MANTOVANI, Principi, págs. XVII y XVIII.
138
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
ciudadano puede ser juzgado, antes de ser castigado, sólo por aquello que
ha hecho, y no, como en el juicio moral, también por aquello que es"2m. Así
mismo, en segundo lugar, el fenómeno criminal no puede caracterizarse
a partir del modo de ser de la persona, sus hábitos, su temperamento, su
pensamiento o su afectividad; esto es, se castigador lo que se hace y no por lo
que se es204. En otras palabras: el derecho penal es de acto y las normas penales
se dirigen a la conducta social del hombre, no es un derecho penal de autor
para el que lo fundamental es la peligrosidad del autor o la exteriorización
de una determinada personalidad criminal205.
La importancia de este apotegma ha sido destacada por el mismo
FERRAJOLI, al manifestar que es el "más auténticamente revolucionario
del liberalismo moderno", pues observado en negativo, como límite a la
intervención penal del Estado, "marca el nacimiento de la moderna figura
del ciudadano, como sujeto susceptible de vínculos en su actuar visible,
pero inmune, en su ser, a límites y controles; equivale, por lo mismo, a
la tutela de su libertad interior como presupuesto no sólo de su vida moral
sino también de la libertad exterior para realizar todo lo que no esté prohi-
bido. Observado en positivo, se traduce en el respeto a la persona humana
en cuanto tal y en la tutela de su identidad, incluso desviada, al abrigo
de prácticas constrictivas, inquisitivas o correctivas dirigidas a violentarla
o, lo que es peor, a transformarla; y equivale, por ello, a la legitimidad
de la disidencia e incluso de la hostilidad frente al Estado; a la tolerancia
para con el distinto, al que se reconoce su dignidad personal, a la igualdad
de los ciudadanos, diferenciables sólo por sus actos, no por sus ideas, sus
opiniones o su específica diversidad personal"206.
Si se quiere caracterizar el derecho penal de acto, por oposición al de
autor, pueden otorgársele los siguientes atributos: en primer lugar, esta
concepción del Derecho punitivo solo impone pena a quien ha realizado
culpablemente, un injusto, pues el juicio de exigibilidad dirigido sobre
el infractor se basa en el hecho cometido; se conforma, pues, la dupla
derecho penal de acto-culpabilidad por el acto. Por eso, al recoger tal
postulado, dispone el art. 12 del C. P, que "sólo se podrá imponer penas
por conductas realizadas con culpabilidad", amén de que desarrolla el
contenido de los arts. 9o a 11, especialmente de éste último cuando exige
de manera perentoria que la norma penal tutele bienes jurídicos y no
1.1, págs. 176 y ss.; JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5 a ed., pág. 58yss.; MAURACH/GÓSSEL/
ZIPF, Derecho penal, t. 2, pág. 719.
206 Cfr. Derecho y razón, pág. 481.
139
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
140
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
acto está a la orden del día y se debe librar un combate frontal contra el derecho penal de
la peligrosidad. Cfr. ZAFFARONI, Manual, 6a ed., pág. 9, en "Prefacio a la quinta edición".
208 Sobre ello, GÁLVEZ ARCOTE, "Acción e imputación", págs. 87 y ss.
141
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
el apotegma se infiere del texto del art. 25 inc. Io del C. P.: "Acción y
omisión. La conducta punible puede ser realizada por acción o por
omisión", y de todo el articulado del estatuto punitivo. Igualmente, el
art. T del C. P. M. dice: "Elementos del hecho punible. Para que una
conducta sea punible debe ser típica, antijurídica y culpable". Es tan
radical la adscripción del estatuto penal al derecho penal de acto que
cuando el codificador se ocupa del principio de lesividad o de protección
de bienes jurídicos, de manera expresa, exige que la puesta en peligro
del bien jurídico sea efectiva (cfr. art. 11), con lo que se destierran del
ordenamiento aquellos tipos penales que castigan meras infracciones
al deber propios de los derechos penales de autor y queda claro, como
lo afirma el más consecuente penalismo latinoamericano, que "sólo hay
tipos de lesión y tipos de peligro, y que en estos últimos siempre debe
haber existido una situación de riesgo de lesión en el mundo real"209.
De esta manera, pues, está claro que el derecho penal colombiano
es de acto y que sólo se puede imponer penas a aquellos sujetos activos
que hayan realizado conductas punibles con relevancia penal. No obs-
tante, con desconocimiento de los alcances de este apotegma -y con él
los emanados del axioma de culpabilidad-, la Corte Constitucional ha
señalado que la Carta tolera la responsabilidad penal de las personas
jurídicas210. En fin, no dejan de subsistir protuberantes baches como el
observado en el C. P., art. 319 inc. 3o en concordancia con la ley 788 de
2002, artículo 69, que castiga la reincidencia, o el contenido en el art.
268 que tiene en cuenta los "antecedentes penales" para determinar
si procede o no una diminuente punitiva en materia de delitos contra
el patrimonio económico; también, el art. 68A C. P., prohibe la conce-
sión de subrogados a los reincidentes211. Esto sin olvidar que, acorde
con la ley 890 de 2004 y de la mano del C. de P. P. de 2004 (Ley 906),
se introducen penas privativas hasta de sesenta años lo que desdice de
los postulados de un derecho penal de acto, máxime cuando todo el
sistema procesal -pretendidamente acusatorio- parece construido para
encontrar culpables.
209 Cfr. ZAFFARONI/ALACIA/SLOKAR, Derecho penal, 2 a ed., pág. 492; el mismo, Ma-
27 octubre 1999.
211 Absurdamente, desde luego, la Corte Constitucional - d e s p u é s de tirar por la
142
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
F) P R I N C I P I O DE LESIVIDAD
212 Tal confusión en las sents. de la Corte Constitucional núms. C-070 de 22 febrero
cipi, págs. 81 y ss. que, de forma acertada, lo contrapone al principio del delito como mera
violación de deberes, de base subjetivista.
215 La d e n o m i n a c i ó n es de BETTIOL, Istituzioni, págs. 81 y ss.
216 Así FERNÁNDEZ CARRASQUILLA, Derecho penalfundamental, IA ed., pág. 358; GÓMEZ
218 Por eso, algunos prefieren ubicar este axioma dentro de otro más general, el llamado
"principio material de bien c o m ú n político". Cfr. YACOBUCCI, El sentido de los principios, págs.
188 y ss., quien afirma: "El principio de bien c o m ú n político implica, en consecuencia, un
derecho penal de ciudadanos, en el sentido de personas vinculadas a fines, bienes, valores
y normas cuya juridicidad es reafirmada por el orden legal en el que conviven".
143
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
223 Cfr. FERRAJOLI, Derecho y razón, págs. 472, 711 y 712, 833; FLANDACA/MUSCO,
Dirittopenale, 4a ed., págs. 19 y 20, 174 a 178; BRICOLA, Teoría, págs. 81 a 87; MOCCIA, El
Derecho penal, págs. 195-196; BUSTOS RAMÍREZ, Bases críticas, pág. 82; GÓMEZ PAVAJEAU,
El principio, págs. 93 y ss., entre otros.
144
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
224 Cfr. BUSTOS RAMÍREZ, Bases críticas, pág. 30; ZAFFARONI, Tratado, t. I, págs. 48 y
145
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
225 Así, FERRA|()L.I, Derecho y razón, pág. 467. A s i l o r e c o n o c e la Sala de Casación Penal
vida, la libertad, el patrimonio, etc., dentro de los cuales hay un subgrupo que tienen
un c o n t e n i d o eminentemente personal (el honor, la integridad personal, etc.); y bienes
jurídicos colectivos (universales, comunitarios o supraindividuales), c o m o la seguridad
del Estado, el o r d e n económico-social, la administración pública, etc. Sobre ello, JES-
CHECK/WEIGEND, Tratado, 5 a ed., pág. 277.
229 C o m o ha d i c h o BUSTOS RAMÍREZ (Bases críticas, pág. 81): "prescindir de él es
146
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
a) Evolución230
Son diversas las construcciones que, históricamente, se han ensa-
yado para explicar esta categoría jurídico-penal; aquí se destacan las
más relevantes.
1 ) La postura de P. J. A . FEI F.RBACH ( 1 8 0 1 ) . Originariamente, de la
mano de la concepción del contrato social, este gran jurista concibió el
delito como un atentado contra los derechos subjetivoi231; por eso, sostuvo que
donde no existe ninguna lesión a un derecho subjetivo no podía haber
ningún crimen: "Quien excede los límites de la libertad jurídica comete
una lesión jurídica o injuria. El que lesiona la libertad garantizada por el
contrato social y asegurada mediante leyes penales, comete un crimen.
Por ende, crimen es, en el más amplio sentido, una injuria contenida en
una ley penal, o una acción contraria al derecho del otro, conminada en
una ley penal. Las injurias también son posibles fuera del Estado, pero
los crímenes únicamente lo son dentro del Estado". Esta afirmación era
producto del siguiente principio que él asentaba como el primero del
derecho positivo: " todapenajurídica dentro del Estado es la consecuencia jurídica,
fundada en la necesidad de preservar los derechos externos, de una lesión jurídica
y de una ley que conmine un mal sensible"232. De esta manera, entonces, el
objeto jurídico protegido por el derecho penal era el derecho subjetivo,
concepto tomado del derecho privado y que muy bien se correspondía
con el modelo liberal de sociedad por el que él abogada.
2) Una noción desde el iusnaturalismo. Con los precedentes ya dichos
y a partir del pensamiento propio de la ilustración, seríaj. M. F. BLRNBAUM
(1792-1872)233el encargado de acuñar (1834), por vez primera, una con-
cepción del bien jurídico para el derecho penal; según él, la conducta
delictiva no lesiona "derechos subjetivos", como en FEUERBACH, sino
"bienes". Por eso, dirá: "...en mi opinión, si se entiende el delito como
230 Cfr. Si NA, Die Dogmengeschichte, págs. 19 y ss.; HASSEMER, Theorie, págs. 25 y ss.;
ZAFFARONI, Tratado, t. III, págs. 247 y ss.; BUSTOS RAMÍREZ, Manual, 3a ed., págs. 45 y ss.;
el mismo, Bases críticas, págs. 14 y ss., 31 y ss., 65 y ss.; FERRAJOLI, Derecho y razón, págs. 467
y ss.; FIANDACA/MUSCO, Diritto penak, 4a ed., págs. 7 y ss.; HORMAZÁBAL MALARÉE, Bien
jurídico, págs. 13 y ss.; CADAHD QUINTERO, Introducción, págs. 112 y ss.; HAFT, Strafrecht,
9a ed., págs. 60 a 64; FERNÁNDEZ ESPINAR, Bien jurídico, págs. 11 y ss., 35 y ss.; POLAINO
NAYARRETE, El injusto típico, págs. 330 y ss.; ABANTO VÁSQUEZ, "Acerca de la Teoría de los
bienes jurídicos", págs. 2 y ss.
231 Desde luego, c o m o lo demuestra FERRAJOLI (Derecho y razón, págs. 468, 512 y
513), para el pensamiento ilustrado el objeto del delito tenía que ser, necesariamente,
un derecho subjetivo; por eso, pensadores c o m o Ch. Thomasius, G. Humboldt, G. Fi-
lagieri, G. Romagnosi, M. J. A. Condorcet, J. Bentham, F. M. Pagano y C. Carmignani,
de los que hace citas en la nota (30), coinciden en esa idea.
232 Cfr. Tratado, págs. 63 y 64. Sobre ello, S I N A , Die Dogmengeschichte, pág. 11.
147
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
que "constituye el gran mérito de Binding el de haber sabido elaborar una teoría penal
coherente y funcional con el sistema político de la Alemania de (1) Segundo Imperio,
que sin ser una ruptura, superara los inconvenientes que ahora suponían en la doctrina
los principios del iluminismo y del liberalismo primitivo".
240 Cfr. BlNDING, Die Normen, 1.1, 4a ed., pág. 342.
148
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
talistas en HASSEMER, Theorie, págs. 10 y ss.; también SAI.AZAR MARÍN, Teoría, pág. 338.
2 4 7 BlNDING, Die Normen, 1.1, 4 a ed., pág. 365.
2 4 8 Así, LlSZT, Tratado, t. I, pág. 4 nota (1): "El defecto capital de la teoría de las
149
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
150
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
151
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
239 Así SLEGERT, Grundzüge, págs. 7, 34 y 35, entre otras; MAYER, Das Strafrecht, págs. 95
y ss. Sobre ello, FERRAJOLI, Derecho y razón, pág. 469; MARX, Zur Definition, pág. 7.
260 Sobre ello, SlNA, Die Dogmengeschichte, págs. 79 y ss.; HORMAZÁBAL MALARÉE,
152
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
teoría del bienjurídico 264 , esto es, su condición de límite al ejercicio del
iuspuniendi; además, construcciones como ésta deben servir de ejemplo
a los cultores del derecho penal -sobre todo a los que comienzan- para
que sopesen muy bien las consecuencias de sus elaboraciones y entien-
dan que ellas no se pueden poner al servicio de máquinas de terror o
de regímenes genocidas.
7) Las concepciones inmanentistas de la postguerra. Con el adveni-
miento de la democracia en Alemania y la expedición de la Constitución
de Bonn (1949), las corrientes del derecho natural recobran sus ímpetus
como reacción al positivismo y toda la teoría del derecho penal siente
sus influjos. Por eso, en el ámbito de la concepción del bienjurídico
se observan, al menos, dos corrientes:
a') El concepto realista de H. WELZEL 2 6 5 . Este agudo pensador-pese
a tener algunas afinidades con las corrientes que dominaron el período
de la evolución de la Ciencia penal en Alemania al que se acaba de
hacer mención-, con un punto de partida fenomenológico iusnatura-
lista, rescató la noción para el derecho penal, al concebirla como todo
estado social deseable que aquél quiere resguardar de lesiones, a cuyo
efecto entiende que el orden social es la suma de los bienesjurídicos; no
obstante, no le otorga a esta idea el papel protagónico que le brindan
otras construcciones, pues la reduce a una mera pauta interpretativa a
partir del presupuesto de que la tarea del derecho penal se restringe a
la protección de valores ético-sociales y, solo por inclusión, de bienes
jurídicos: "La misión del derecho penal consiste en la protección de
los valores elementales de conciencia, de carácter ético-social, y sólo
por inclusión la protección de los bienesjurídicos particulares". Ello le
permite definir el concepto en estudio, así: "Bienjurídico es un bien
vital de la comunidad o del individuo, que por su significación social es
protegido jurídicamente ... bienjurídico es todo estado social deseable que el
Derecho quiere resguardar de lesiones"', a su vez, muestra como el concepto
de bienjurídico está interconectado con todo el orden social: "La suma
de los bienesjurídicos no constituye un montón atomizado, sino el
orden social, y, por eso, la significación de un bien jurídico no ha de
apreciarse aisladamente en relación a él mismo, sino sólo en conexión
con todo el orden social"266.
2 6 4 Así HORMAZÁBAL MALARÉE, Bienjurídico, pág. 71: "la historia del bienjurídico en
153
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
436; HORMAZÁBAL MALARÉE, Bien jurídico, págs. 77 y ss. S e g ú n este último expositor
" c o n f o r m e a la teoría j u r í d i c o penal de MAYER, serían punibles todas las conductas
q u e significaran una desobediencia a un determinado o r d e n moral, q u e implicaran
un desvalor ético, ya q u e con ello se estarían protegiendo los b i e n e s j u r í d i c o s que toda
n o r m a contiene" (pág. 81).
154
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
274 BRICOLA, Teoria generale, págs. 15 y ss. También, en Italia, Musco, Angioni, Fian-
155
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
D e s d e l u e g o , l a crítica m á s i m p o r t a n t e q u e s e l e p u e d e h a c e r a
estas c o n c e p c i o n e s r a d i c a e n q u e t i e n d e n a c o n f u n d i r los d e r e c h o s
f u n d a m e n t a l e s p l a s m a d o s e n l a C o n s t i t u c i ó n c o n los b i e n e s j u r í d i c o s ,
c o m o s i n o f u e r a e v i d e n t e q u e los p r i m e r o s r e g u l a n las r e l a c i o n e s entre
la s o c i e d a d p o l í t i c a y la s o c i e d a d civil y constituyen un límite a la inter-
v e n c i ó n d e l Estado, mientras q u e los s e g u n d o s , a l c u m p l i r u n a f u n c i ó n
m u c h o más c o m p l e j a y a m p l i a , s u p o n e n r e l a c i o n e s sociales concretas
d e los i n d i v i d u o s e n r e l a c i ó n c o n t o d o s los p o s i b l e s sujetos q u e p u e d a n
entrar en esa r e l a c i ó n , entre ellos el Estado. A d e m á s , p e s e a señalar algo
c i e r t o en el s e n t i d o de q u e es n e c e s a r i o a c u d i r a la C o n s t i t u c i ó n para
i n d i c a r cuáles s o n los b i e n e s j u r í d i c o s , t i e n e n e l grave i n c o n v e n i e n t e
de que no definen qué es el bien jurídico276.
b') Las posiciones político-criminales de orientación social. Se trata
de una serie de construcciones que se pierden en las elaboraciones
sociológicas funcionalistas y a las que no les queda fácil precisar cuál
es el contenido de la categoría dogmática en examen; no obstante,
debe decirse que su preocupación se centra en explicar el bien jurídico
desde un plano democrático, aunque no se logran establecer límites
al mismo.
1') La postura sistémica de K. A M E L U N G (1972 277 ,1984). Para él, el
contenido del bien jurídico debe precisarse a partir de lo que es "daño-
so socialmente" y ello está determinado por la disfuncionalidad de la
acción; el delito, advierte, es uno de los fenómenos que no armonizan
al interior del entramado social. Así las cosas, esta construcción va ligada
a la teoría de la dañosidad social que, a su turno, está delimitada por
los principios demoliberales atinentes a la persona que la Constitución
prevé278; el bien jurídico, pues, equivale a las condiciones de existencia
de la vida social y este concepto no hace más que individualizar el obje-
to dañado por el delito, pero el legislador - c o m o sujeto encargado de
hacer la valoración respectiva- es el que asume el riesgo de tener que
designar como bien jurídico cualquier objeto en relación con el que,
según su arbitrio, no haya duda en el sentido de que debe ser apreciado
como pleno y merecedor de especial protección 279 . Es más, en contraría
de su punto de partida funcionalista, afirma que las normas portadoras
de los bienes jurídicos son legítimas en la medida en que contribuyan
a mantener el sistema social y que éste, a su vez, lo está por el propio
derecho constitucional; en otras palabras, la legitimidad de las normas
156
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
jurídico, p á g . 1 1 2 .
2 8 1 Cfr. CALLIESS, Théorie, p á g s . 15 y ss., 87 y ss., 1 2 2 y ss., 1 4 3 y ss.; s u s c o n s t r u c c i o n e s ,
jurídico, p á g . 1 2 0 .
157
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
2 8 3 Cfr. JAKOBS, Strafrecht, I a ed., págs. 34 y 36, nota 40; el mismo, Strafrecht, 2 a ed.,
158
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
159
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
297 Este era el panorama al iniciar el nuevo siglo. Cfr. STRATENWERTH, Derecho penal,
160
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
298 Así, MLR PUIG, Derecho penal, 7 A ed., pág. 167, que p r o p o n e hablar de bien jurídico-
300 Así, ABANTO VÁSQUEZ: "...la teoría de bienes jurídicos de base constitucional,
GROSSO GARCÍA (El concepto, págs. 402 y ss.), el más firme y coherente defensor de las ideas
funcionalistas radicales en la discusión nacional, no renuncia a la idea de bien jurídico
concebida al lado de la infracción a la norma: "lo que se desafía c o n el quebrantamiento
de la norma no es la norma misma sino el bien jurídico contenido en ella" (pág. 390).
161
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
c) Funciones
Dicha construcción cumple, entre otras, las siguientes tareai303: en
primer lugar, tiene cometido innegable de ordenación del derecho
penal vigente y se constituye en un concepto medular de la Ciencia
penal; sirve, pues, "como elemento de aglutinación, clasificación y
jerarquización de los distintos tipos delictivos, diseñando - p o r así
decirlo- la arquitectura y el ordenamiento temático de la Parte espe-
cial del derecho penal" 304 . Por ello, cuando el Código penal consagra
las diversas figuras punibles las describe y las clasifica en atención a
un determinado bienjurídico: por ejemplo, en el Libro Segundo del
C. P. se encuentran el homicidio regulado en el título dedicado a los
delitos contra la vida y la integridad personal; la falsedad aparece en
el aparte correspondiente a los atentados contra la fe pública, etc., y
esos son los diversos "bienes" jurídicamente tutelados por el legislador.
Por ello, entonces, se afirma que cumple una función sistematizadora
o sistemática.
Así mismo, en segundo lugar, dicha alzadura teórica sirve como
pauta de orientación de las normas penales y se constituye en su núcleo
central305, pues cuando se logra precisar cuál es el bienjurídico protegi-
do al regular una determinada figura delictiva, la interpretación lógica
302 Cfr. BUSTOS RAMÍREZ, Manual, 3 a ed., pág. 55. Por ello, se quedan cortos otros
Teoría, pág. 166; RUDOLPHI, "Diferentes aspectos...", págs. 329 y ss.; FERNÁNDEZ ESPINAR,
Bienjurídico, págs. 6 a 10; MLR PUIG, Derecho penal, 7a ed., pág. 169; RIVERA LLANO, Derecho
penal, págs. 583 y ss.; POLAINO NAVARRETE, El injusto típico, págs. 525 y ss., que le asigna estas
funciones: axiológicas, sistemática y exegética, dogmáticas y político-criminales; HORMA-
ZÁBAL MALARÉE, Bienjurídico, págs. 9 a 11, le señala cinco cometidos distintos: límite al ius
puniendi estatal, criterio de interpretación de los tipos penales, punto de vista para concebir
el núcleo de los injustos, de garantía, y de legitimación de la norma penal.
304 Así, FERNÁNDEZ ESPINAR, Bienjurídico, págs. 9 y 10.
162
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
págs. 14 y 15.
163
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
págs. 169 y 170), son tres las posturas que se disputan la explicación sobre el asunto: la
subjetiva, para la que la idea de peligro es una mera creación de la imaginación humana;
la objetiva, según la cual es una realidad pues en el m u n d o , independientemente de la
imaginación humana, se p u e d e verificar que "existe ex ante una posibilidad o probabili-
dad de que se produzca el resultado dañoso". Y, finalmente, la teoría objetivo-subjetiva que
entiende el c o n c e p t o de peligro c o m o fruto de posibilidad inmediata, de la probabilidad,
que d e b e ser c o n o c i d a , de la p r o d u c c i ó n de un determinado acontecimiento dañoso,
a partir de "un j u i c i o f u n d a m e n t a d o en la experiencia general, en el conocimiento
objetivo de las leves que regulan los acontecimientos, que expresa el t e m o r fundado e
inmediato de la lesión del bien jurídico".
309 Véase MÉNDEZ RODRÍGUEZ, "Delitos de peligro y bienes j u r í d i c o s colectivos",
pág. 171.
164
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
pág. 173.
312 Véase MÉNDEZ RODRÍGUEZ, "Delitos de peligro y b i e n e s j u r í d i c o s colectivos",
pág. 169.
313 Cfr. Corte Constitucional, sent. C- 430 de d o c e septiembre 1996; sobre ello, ya
165
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
suicidio, y actos cometidos contra la persona misma); y, los llamados delitos de atentado
y los de peligro abstracto) (cfr. FERRAJOLI, idem, págs. 477 a 479).
166
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
315 Con razón, pues, afirma la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Jus-
ticia en lúcida sent. de quince septiembre 2004, radicado: 21064 -ratificada el 19 enero
2006, radicado: 23483-, que "al exigir el precepto mencionado -artículo 11 del Código
Penal- que se requiere que la conducta típica lesione o ponga efectivamente en peligro el
bienjurídico protegido por la ley penal, armoniza la necesidad abstracta de protección
satisfecha con la creación del tipo penal y la garantía de protección al justiciable, bajo
el entendido que su conducta sólo será punible en cuanto con ella cree situaciones de
riesgo inadmisibles, efectivas, al señalado interés".
316 Véase FERRA|OLI, Derecho y razón, notas 54 y 62, págs. 516 y 518; BRICOLA, Teoría,
pág. 84, quien, de lege ferenda, ha sugerido una fórmula como la siguiente: "Un hecho
conforme al tipo de delito no es punible, cuando no ofenda el interés específicamente
protegido por la norma incriminadora, en su concreta dimensión social y constitucional".
No es cierto, entonces, lo afirmado por GROSSO GARCÍA (El concepto, pág. 196), en el
sentido de que "la declaración del artículo 11 es puramente retórica (¡!) en la medida
en que el mismo legislador la consagra (sic) la anula luego con la inclusión de los tipos
a los que se hace referencia".
317 Cfr. MÉNDEZ RODRÍGUEZ, "Delitos de peligro y b i e n e s j u r í d i c o s colectivos",
pág. 175.
318 Cfr. sent. de la Corte Constitucional C-939 de 31 octubre 2002.
167
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
G) PRINCIPIO DE CULPABILIDAD
es el de culpabilidad. Cfr. ACHENBACH, Historische und dogmatische, págs. 2 Y ss.; sobre los
desarrollos contemporáneos y la relación entre el concepto de culpabilidad y las teorías
de la pena: ZlFFER, Lincamientos, págs. 59 y ss.; DEMETRIO CRESPO, Prevención general,
págs. 217 y ss.
322 Cfr. HASSEMER, "¿Alternativas al principio de culpabilidad?", págs. 475 y ss.;
ROXIN, "¿Qué queda de la culpabilidad en Derecho Penal?", págs. 671 y ss.; KÜNSEMÜLLER
LOEBENFELDER, Culpabilidad y Pena, págs. 82-83. Por su parte, MIR PuiG (Derecho penal, T
ed., págs. 132 y ss.) deriva de él cuatro principios distintos: de personalidad de las penas,
de responsabilidad por el hecho, de dolo o culpa, y de imputación personal que, su vez, emanan
del postulado de la dignidad humana, de la idea de seguridadjurídica y del axioma de
igualdad real (pág. 97). Tradicionalmente, sin embargo, se atribuyen a este apotegma
sólo dos consecuencias: la exclusión de la responsabilidad por el resultado y la medición
de la pena respetando el límite máximo de culpabilidad (grado de culpabilidad) (sobre
ello, JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5A ed., págs. 24 y 25).
168
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
noviembre 1996.
326 Cfr. HASSEMER, "¿Alternativas al principio de culpabilidad?", pág. 478.
169
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
170
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
de 27 julio 1995, C-133 de tres marzo 1999, C-J144 de 30 agosto 2000, SU-1553 de 21
noviembre 2000 y SU 1722 de d o c e diciembre 2000; Sala de Casación Penal, Corte Su-
prema de Justicia, sent. de 24 e n e r o 2007, radicado: 24638: "Es p o r tanto el principio de
legalidad el principal límite impuesto p o r el Estado social de d e r e c h o para el ejercicio
171
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
de su potestad punitiva, en la medida que no hay delito ni pena sin una ley que inequí-
vocamente así lo defina, constituyendo esta regla una garantía individual fundamental,
manifestada en la prohibición de aplicar retroactivamente los preceptos legales que
crean delitos o aumentan las penas".
331 C o n razón, pues, afirma la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Jus-
ticia (cfr. sent. de nueve febrero 2006, radicado: 23496) que "el principio de legalidad
no surgió para proteger el etéreo interés general sino a la persona, al individuo concreto
sometido al p o d e r del Estado, para defenderlo de los abusos que la indeterminación
de los delitos o de las penas permitía cometer en su contra"; y añade: "Si, entonces,
el principio de legalidad se estableció para proteger al individuo, no p u e d e un Estado
social y democrático de d e r e c h o , respetuoso del hombre, apropiarse de una garantía que
históricamente le pertenece al ciudadano, para utilizarla en su contra".
332 Véase HURTADO POZO, Manual, 3 a ed., pág. 139; MANTOVANI, Principi, pág. 3;
172
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
pág. 13.
338 MUÑOZ CONDE, Introducción, pág. 80.
339 Así, KREY, Keine Strafe, pág. 1. La evolución del postulado en SCHREIBER, Gesetz
und Richter, págs. 18 y ss.; CABRAL, Ubicación histórica, págs. 17 y ss.; RODRÍGUEZ M o u -
RULLO, "Legalidad", pág. 882; sent. de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema
de Justicia, de nueve febrero 2006, radicado: 23496.
340 Así, KREY, Keine Strafe, pág. 5.
173
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
342 HALL, "El principio de legalidad", pág. 810. En contra, sin embargo, JIMÉNEZ
174
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
ed., pág. 387. El desarrollo histórico en Francia en DESPORTES/LE GUNEHEC, Droit penal,
12a ed., págs. 155 y ss.
352 MUÑOZ CONDF., Introducción, p á g . 8 2 .
175
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
353 Cfr. FEUERBACH, Tratado, pág. 63: "De la precedente d e d u c c i ó n se derivan los
siguientes principios primeros del derecho punitivo: toda pena jurídica dentro del Estado es la
consecuencia jurídica, fundada en la necesidad de preservar los derechos extemos, de una lesión jurídica
y de una ley que conmine un mal sensible. De aquí surgen, sin excepción alguna, los siguientes
principios derivados: I) toda imposición de pena presupone una ley penal (nulla poena sine
lege). Por d o n d e , sólo la conminación del mal p o r la ley es lo que fundamenta el concepto
y la posibilidad jurídica de una pena. II) La imposición de una pena está condicionada a
la existencia de la acción conminada [nullapoena sine crimine). Por ende, es mediante la
ley c o m o se vincula la pena al h e c h o , c o m o presupuesto jurídicamente necesario. III) El
h e c h o legalmente c o n m i n a d o (el presupuesto legal) está c o n d i c i o n a d o p o r la pena legal
(nullum crimen sine poena legali). Consecuentemente, el mal, c o m o consecuencia jurídica
necesaria, se vinculará mediante la ley a una lesión jurídica determinada".
354 SCHREIBER, Gesetz und Richter, p á g . 118.
176
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
177
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
360 véase "Apéndice" en ZDRAVOSMILOY y otros, Derecho penal soviético, pág. 552.
3 6 1 V é a s e GOLOVKO, Le Code Penal, p á g . 46.
362 BUSTOS RAMÍREZ, "Estado de D e r e c h o " , pág. 12; el mismo, Obras completas, t. II,
pág. 548.
178
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
a) El fundamento político
El axioma de legalidad es fruto de la Ilustración, del pensamiento
liberal foijador del Estado de derecho; por ello responde al principio
político de la separación de poderes 365 , erigido como postulado garanti-
3A ed., pág. 148; crítico, CUELLO CONTRERAS, El Derecho penal, 3A ed., pág. 201. Otra, sin
embargo, es la visión de DE FIGUEIREDO DÍAS (Dirátopenal, 1.1, págs. 167 y ss.), que habla
de fundamentos externos (ligados a la concepción fundamental del Estado; principio liberal
o democrático y el principio de la separación de poderes) e internos (de naturaleza especí-
ficamente jurídico-penal: la idea de prevención general y el principio de culpabilidad).
365 PAGLIARO, Principi, 8 A ed., pág. 36; DONNA (Derecho penal, t. I, págs. 346 y ss.),
179
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
b) El fundamento jurídico
Ahora bien, este basamento se lo dio P. J. A. FEUERBACH 3 6 7 , como
ya se indicó, quien, hacía 1801, lo expresó en el siguiente brocardo
latino: nulla poena sine lege, nulla poena sine crimine, nullum crimen sine
poena legali 368. Esta formulación estaba asentada en la Teoría de la
pena como coacción sicológica, esto es, en la prevención general como
función básica de la pena; pues solo una amenaza penal establecida
por la Ley con anterioridad al hecho es susceptible de paralizar los
impulsos tendentes a su comisión; únicamente, la previa conminación
legal de la sanción para una conducta es capaz de actuar en prevención
pág. 535), sólo desde Feuerbach "se encuentra de forma cabal la unidad entre contenido
y f o r m a que el principio de legalidad requiere".
180
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
369 Cfr. FEUERBACH, Tratado, págs. 58 y ss.; el mismo, Lekrbuch, págs. 36 y ss.
370 Véase Corte Constitucional, sents. C-739 de 22 junio 2000 y C-647 de 20 junio
2001.
181
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
procesal y ejecutiva. Véase JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, t. II, 3A ed., pág. 403; ORDEIG
Fos, "Principios Penales", pág. 73; QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS, Parte General
Ia ed., págs. 67 y ss.; CEREZO MIR, Curso, t. I, 6A ed., págs. 204 y ss.; MLR PuiG, Derecho
penal, 7a ed., pág. 115; CUELLO CONTRERAS, El Derecho penal, 3A ed., págs. 203 v ss. Para
la jurisprudencia nacional: sent. de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de
Justicia, de nueve febrero 2006, radicado: 23496.
372 Véase HASSEMER/KARGL en K i n d h á u s e r / N e u m a n n / P a e f f g e n , Strafgesetzbuch.
1.1, 2A ed., págs. 156 y ss.; HAFT, Strafrecht, 9A ed., págs. 32 a 37; FRISTER, Strafrecht, 2'
ed., págs. 38 y ss.; EBERT, Strafrecht, 3A ed., págs. 6 a 10; SCHMIDT. Strafrecht, 4A ed., págs.
8 y ss., aunque sólo en referencia a la legalidad de las penas; DONNA, Derecho penal, 1.1,
págs. 364 y ss.
182
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
373 Corte Constitucional, sents. C-241 de 20 mayo 1997, C-211 de primero marzo
2000, C-996 de dos agosto 2000, C-1161 de seis septiembre 2000 y C-101 de diez febrero
2004.
374 Cfr. Corte Constitucional, sent. C-559 de cuatro agosto 1999.
375 Cfr. JAÉN VALLEJO, Principios, pág. 25, aunque alude sólo a la prohibición de
retroactividad.
376 Así, ROXIN, "La culpabilidad", pág. 19; el mismo, Iniciación, págs. 105 y ss. Sobre
las garantías penales consúltese: KREY, Keine Strafe, págs. 35 y ss.; SCHÜNEMANN, Nulla
poena sine lege?, pág. 3; ESER, Strafrecht, 1, págs. 105 y ss.
183
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
184
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
3 8 0 BERISTAIN, Medidas, pág. 86. Para este autor, "el principio de peligrosidad (nulla
185
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
186
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
187
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
"la ley permisiva o favorable, aun cuando sea posterior se aplicará, sin
excepción, de preferencia a la restrictiva o desfavorable", que reproduce
casi textualmente el art. 29 inc. 3o de la Carta Fundamental. En igual
sentido se expresa la ley 153 de 1887, arts. 40 a 45.
188
TEORÍA DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
B) EL PRINCIPIO DE TAXATIVIDAD 3 8 6
385 Sobre ello, MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho penal, 6a ed., págs. 102 y ss.;
QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS, Parte General, I a e d . , p á g . 6 8 ; GARCÍA-PABLOS DE
MOLINA, Introducción, 3A ed., págs. 495 y ss.).
386 Cfr. VELÁSQUEZ VELÁSQUEZ, "El principio de determinación del hecho punible",
189
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
pág. 306.
392 Cfr. ZAFFARONI, En busca de las penas perdidas, pág. 195: "a la luz de este principio
resultan claramente inconstitucionales los tipos sin límites ciertos, las escalas penales
c o n máximos indeterminados y los presupuestos penales administrativizados que no co-
n o c e n la tipicidad legal y los que, incluso estando en la órbita judicial, se dejan librados
a tipicidades de construcción judicial".
190
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
191
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
sucede, verbigracia, con el concepto de acceso carnal del art. 212 del C. P.
-llamado a complementar las descripciones típicas contenidas en los
arts. 205 y ss.- cuando, por un evidente error en la redacción 397 , emite
esta vaga noción: "...se entenderá por acceso carnal la penetración del
miembro viril por vía anal, v aginal u oral, así como la penetración vaginal
o anal de [ sic] cualquier otra parte del cuerpo u otro objeto". ¡Obvio es
decirlo, salvo que se haga una interpretación restrictiva correctiva del
texto, se puede caer en un evento de indeterminación del supuesto de
hecho, porque "penetración vaginal o anal de cualquier otra parte del
cuerpo" no existe, y menos de "otro objeto"!
Igual acontece con el parág. del art. 3o de la ley 919 de 2005 -des-
tinada a castigar el tráfico de componentes anatómicos-, en uno de
cuyos apartes se pune a "quien realice publicidad sobre la necesidad
de un órgano o tejido sobre su disponibilidad, ofreciendo o buscando
algún tipo de gratificación o remuneración". Otro ejemplo, no fácil de
precisar -pues, a ratos da la impresión de ser una modalidad de cláusula
general a la que se alude en seguida-, es el plasmado en el art. 144,
que castiga los "actos de terrorismo" cometidos por el oponente con
ocasión de un conflicto armado, cuyo supuesto de hecho está llamado
a ser aplicado a todo contendiente u opositor que no logre ser puesto
fuera de combate.
2) Las cláusulas generales. Es un mecanismo en virtud del que el
legislador confecciona las disposiciones de una forma excesivamente
amplia398, de tal manera que los tipos penales terminan convirtiéndose
en verdaderas fórmulas globales, extensivas, que pueden arropar en su
seno cualquier comportamiento 399 ; se trata, pues, de situaciones en las
que no es posible determinar lo que se quiere regular dada la vaguedad
de las expresiones utilizadas, quedando allí una especie de "portillo
abierto" por el que se cuelan diversas conductas que se pueden o no
reprimir, a criterio de quienes manejen las clavijas del poder. Es lo que
sucede, por ejemplo, en el tipo vertido en el art. 455: "el que realice
actos que tiendan a menoscabar la integridad territorial de Colombia,
o a someterla en todo o en parte al dominio extranjero, a afectar su
naturaleza de Estado soberano, o a fraccionar la unidad nacional"; o
con la cláusula del art. 102, en materia de apología del genocidio: "el
que por cualquier medio difunda ideas o doctrina que propicien o
192
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
193
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
es el tipo de discriminación racial del artículo 147 del C. P.: "El que,
con ocasión y en desarrollo de conflicto armado, realice prácticas de
segregación racial o ejerza tratos inhumanos o degradantes basados
en otras distinciones de carácter desfavorable que entrañen ultraje
contra la dignidad personal, respecto de cualquiera persona protegi-
da...". Desde luego, el empleo de estos elementos resulta inevitable y
tampoco es cierto que el lenguaje sea un instrumento tan idóneo para
describir "completamente" las figuras punibles en la ley402, como a
veces se pretende; de todas maneras, lo que se cuestiona es el abuso en
el empleo de esta técnica —que lesiona los postulados de taxatividad y
de legalidad " 13 - no su empleo o utilización.
4) Las leyes penales en blanco. Otra forma de indeterminación del
supuesto de hecho por el aspecto en estudio, en el que de manera encu-
bierta se elude la tipificación, se presenta con las leyes penales en blancom.
Este mecanismo se observa en aquellas disposiciones en las cuales está
precisada la sanción, pero el precepto a que se asocia esa consecuencia
no está formulado más que como prohibición genérica, que debe ser
definido por una ley presente o futura, por un reglamento, o incluso
por una orden de autoridad (cfr., por ejemplo, los arts. 328, 330, 368,
etc.). Por supuesto, el peligro de este instrumento de técnica legislativa
no radica tanto en su uso - q u e casi siempre es inconveniente- como
en el hecho de que la remisión legislativa sea a veces inexistente o, si
acaso se hace, sea muy controvertida o de bastante difícil precisión.
El uso o abuso en el empleo de este procedimiento técnico-legislativo
dificulta extraordinariamente la labor del penalista, no solo porque se
ve remitido a otros sectores del ordenamiento jurídico que no conoce
bien, sino también porque el alcance y contenido de la norma penal es
diferente del de otras normas jurídicas, y se crea una desarmonía que
poco ayuda a la certeza y a la seguridad jurídicas.
5) Las cláusulas de equivalencia. Finalmente, otra manera de desco-
nocer la prohibición de indeterminación es la que se presenta cuando
el legislador prevé mecanismos para que los aplicadores de justicia
completen los elementos del supuesto de hecho por la vía judicial,
con base en fórmulas que acogen conceptos de diversa índole, como
es frecuente en los Códigos penales modernos cuando se regulan los
delitos de omisión o los delitos culposos (imprudentes), que se castigan
de manera general con la pretensión de salvaguardar el principio de
194
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
405 En contra de lo que creía el Positivismo italiano, hoy parece indiscutible que las
"medidas de seguridad" tienen carácter coercitivo porque privan o restringen los derechos
de las personas, p o r lo que quedan también cobijadas p o r el principio de legalidad y los
axiomas derivados de él. Véase HURTADO P o z o , Manual, 3 a ed., pág. 176.
406 Cfr. sent. C-232 de cuatro abril 2002.
195
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
196
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
407 El art. 384 (que reprodujo la derogada Ley 30 de 1986 en esta materia), cuando
dispone que "El mínimo de las penas previstas en los artículos anteriores se duplicará en
los siguientes casos", fue demandado p o r inexequible, pero la Corte Constitucional (cfr.
sent. C-1080 de cinco diciembre 2002), lo declaró ajustado a la Carta en el entendido de
que en ningún caso podía ser aplicable una pena que superara el máximo, esto es, tornó
la norma c o m o de pena única. No obstante, meses antes de este cuestionable pronuncia-
miento de constitucionalidad condicionada, la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema
de Justicia (cfr. sent. de o n c e abril 2002, radicado: 12579), c o n un acertado Salvamento y
dos aclaraciones de voto, llegó a una conclusión sorprendente y preocupante: entendió
que el "máximo" era el mínimo y el "mínimo" el máximo, con lo que, enfrente a un caso
concreto, no sólo legisló (¡!) sino que desconoció elementales principios en materia de
técnica legislativa y, por supuesto, los límites al ejercicio del ius puniendi del Estado: "De
esta manera, si en casos c o m o el presente, la pena 'mínima' aumentaría a d o c e años de
prisión y la 'máxima' permanece en o c h o , este nominal contrasentido i m p o n e recuperar
la materialidad de la norma, que a no dudarlo, en tratándose de aquellas que prevén la
pena legal límite respecto a una determinada conducta punible, está dada p o r su cantidad
y calidad. Objetivamente, no surgiendo variante alguna en cuanto a su naturaleza, es la
cantidad numéricamente considerada la que indica cuál será la pena mínima y cuál la
máxima, y no su literal nominación (¿?), que ante la contraria concreción, necesariamente
resulta irrelevante, frente a la ratio legis, el contenido y el tenor de la previsión legal, impo-
niéndose de lógica colegir que el mínimo de pena legal es la magnitud menor, 8 años, y el
máximo la superior, 12 años, sin que ello implique interpretación analógica ni extensiva
alguna (¿?) sino, por el contrario, la recuperación y aplicación del contenido material del
precepto, con p l e n o respeto (¿?) al principio de legalidad de las penas". Una providencia
tan desafortunada debe, desde luego, motivar a la reflexión y a la crítica, para que nunca
se repitan semejantes "interpretaciones". Desde luego, c o n los incrementos punitivos de
la Ley 890 de 2004 el asunto adquiere nuevas facetas.
197
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
198
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
199
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
(25) años, multa de dos mil (2.000) a cuarenta mil (40.000) salarios
mínimos legales mensuales vigentes, e inhabilitación para el ejercicio
de derechos y funciones públicas de quince (15) a veinte (20) años".
Estas dos normas están plagadas de expresiones libradas a la interpre-
tación del juez y, por ende, de imposible concreción pues implican
valoraciones de diverso grado: ¿cómo se sabe, en la primera de ellas,
qué tipo de "actos" están encaminados a "menoscabar la integridad de
la República"? ¿Cuáles tienden a "someterla ... al dominio extranjero"
o a afectar su naturaleza de Estado soberano..."? Y ¿qué es eso tan vago
de "fraccionar la unidad nacional"? Y, para ocuparse de la segunda:
¿Cómo hacer para saber qué se entiende por "conflicto armado"? ¿Qué
es eso de "ataques indiscriminados o excesivos"? ¿En qué consisten
los "ataques, represalias, actos o amenazas de violencia cuya finalidad
principal sea aterrorizarla"? En fin, no cabe ninguna duda en el sentido
de que dichos supuestos de hecho se llevan de calle las normas rectoras
vertidas en los arts. 6 y 10 del C. R - q u e son concreción de disposiciones
constitucionales-, el último de los cuales, recuérdese, dispone en su inc.
Io que "La ley penal definirá de manera inequívoca, expresa y clara las
características básicas estructurales del tipo penal".
Desde luego, consideraciones similares pueden hacerse con res-
pecto al art. 345 del C. R, que reprime el delito de terrorismo, cuando
emplea expresiones tan vagas c o m o "provoque o mantenga en estado
de zozobra o terror a la población", o emplear "medios capaces de
causar estragos"; o en relación con los arts. 157 y 178, que castigan a
título de tortura a quien "inflija a una persona dolores o sufrimien-
tos graves, físicos o psíquicos", con diversos fines, entre los que cabe
mencionar el de "intimidarla o coaccionarla por cualquier razón que
comporte algún tipo de discriminación", etc. Igual sucede, desde lue-
go, cuando se lee el art. 102, destinado a castigar el delito apología
del genocidio, que más bien parece una verdadera cláusula general
también violatoria del axioma en examen: "El que por cualquier medio
difunda ideas o doctrinas que propicien o justifiquen las conductas
constitutivas de genocidio, o pretendan la rehabilitación de regímenes
o instituciones que amparen prácticas generadoras de las mismas".
Igual sucede con la figura prevista en los incs. Io y 2o núm. 4 del art.
101, donde se puede leer: "El que con el propósito de destruir total o
parcialmente un grupo nacional, étnico, racial, religioso o político409,
por razón de su pertenencia al mismo, ocasionare la muerte de sus
miembros ... cuando con el mismo propósito se cometiere cualquie-
4 0 9 La frase "que actúe dentro del marco de la Ley" f u e declarada inexequible, mediante
200
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
rante en los arts. 10 y 25, el último de los cuales prevé también la Teoría de las funciones
(Arm. Kaufmann). Adicionalmente, se da cabida a la c o n c e p c i ó n de B. Schünemann, en
cuya virtud d e b e precisarse cuál es el ámbito de dominio [sobre ello, capítulo U n d é c i m o ,
V, B), 2, a]. Desde luego, no hay ninguna oposición entre las dos disposiciones c o m o
para afirmar que en la N o r m a rectora se a c o g e la Teoría formal mientras que en el art.
25 sólo la de las funciones y la del ámbito de d o m i n i o ; si se observa bien el c o n t e n i d o
del art. 10 se puede concluir que de él no se desprende la exclusión de dichas posturas,
entre otras cosas p o r q u e allí se afirma que " también el deber de garante tendrá que estar
consagrado y delimitado claramente en la Constitución Política o en la ley". El adverbio
también se usa para indicar semejanza, igualdad, c o n f o r m i d a d o relación de una cosa c o n
otra ya nombrada, según indica el Diccionario, c o n lo cual se quiere significar que ese
deber de garante no sólo d e b e emanar de la Constitución o de la Ley, sino que p u e d e
surgir de otras fuentes a c o n d i c i ó n de que se ajusten a ellas.
201
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
así las cosas, se da cabida a las cláusulas generales en las que la labor
de complementación judicial juega un papel definitivo, aunque se ha
querido paliar la indeterminación al asegurar, por lo menos, el reproche
a título de culpa "en los casos expresamente determinados en la ley"
(cfr. art. 21). Otro mecanismo encubierto al que se acude para violen-
tar la exigencia del art. 10, es de las leyes penales en blanco, de las cuales
aparecen ejemplos más o menos aproximados y discutibles -aunque
ninguna de ellas supone un tipo totalmente en blanco- en los artículos
135,143,145,153,188, 200, 232, 260, 297, 298, 301, 305, 309, 312,318,
325, 328, 330, 331, 332, 334, 336, 337, 338, 358, 359, 368, 375, 376,377,
378, 379, 380, 381, 382, 408, 410, 454, del C. P., y otros.
En segundo lugar, se observan algunos ejemplos de indeterminación
de las consecuencias jurídicas, como los evidenciados en materia de la pena
de multa que - c o m o lo indica el art. 39.1, modificado por la ley 890 de
2004- puede llegar hasta la suma de 75.000 salarios mínimos legales
mensuales, monto máximo que aparece en algunas previsiones de la
Parte especial (cfr. arts. 320, 322, 323, 327, 335, 337, 338, 376, 382 y
402); además, téngase en cuenta, se observan casos de indeterminación
relativa de las penas privativas de libertad que, a veces, tienen unas
escalas demasiado amplias cuando no muy elevadas, al punto de que
en los casos de unidad y pluralidad de acciones típicas llegan hasta los
sesenta años de privación de la libertad y en los demás hasta los 50.
Además, aparece un curioso evento que puede generar indetermina-
ción, derivado del hecho de que se ha prev isto en la Parte especial la
pena de interdicción de derechos y funciones públicas (cfr. arts. 165 y 180,
entre otros), sin que ella aparezca con tal denominación en el catálogo
de penas de la Parte general (cfr. arts. 35 y 43), que habla de la "inha-
bilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicos". Ciertamente, si
se parte del supuesto de que el contenido de estas dos sanciones es el
mismo, se podría obviar la situación, pero no deja de ser preocupante
esta imprecisión en materia tan importante.
Incluso se encuentran situaciones llamativas -producto de la prisa
y de la falta de pulimento del texto-, como el error de redacción con-
tenido en el art. 180, cuando, para castigar la conducta de desplaza-
miento forzado, habla de la pena de prisión a secas y, a continuación,
se dice "o multa", con lo que sólo cabe una disyuntiva: o se prevé una
pena indeterminada por ausencia de duración (en contra sent. C-232
de cuatro abril 2002), esto es, una pena indeterminada; o se consagra
una pena alternativa.
Además, el art. 51 inc. 2 o -redacción que "excepciona" dos veces
la misma sanción-, al tratar de armonizar el texto legal con la Cons-
titución, introduce una pena indeterminada: la inhabilitación para el
202
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
411 BAUMANN, Gmndbegriffe, 5a ed., pág. 58; FERRAJOLI, Derechoy razón, págs. 381 y 382,
203
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
4 1 3 Sobre ello, cfr. PÉREZ PINZÓN, Introducción, 6 a ed., págs. 143 y ss., con un rastreo
doctrinario y jurisprudencial.
204
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
414 Sobre ello, Corte Suprema de Justicia, sents. de quince marzo 1961 y tres sep-
205
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
4 1 5 Cfr. JORGE BARREIRO, Las medidas de seguridad, pág. 132; con razón, al criticar la
normativa alemana que prohibe la aplicación de la ley más favorable en materia de medidas
de seguridad, habla ROXIN de "un agujero en el Estado de Derecho". Cfr. Strafrecht, 1.1,4'
ed., pág. 166; el mismo, Derecho penal, t. I. pág. 165.
416 La expresión "prohibición de la analogía" ha sido calificada de imprecisa. Cfr.
206
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
419 Véase CURYURZÚA, Derecho penal, 7 A ed., pág. 201; sobre el c o n c e p t o de analogía,
421 .Así, JIMÉNEZ DE ASL A, Tratado, t. VI. 4A ed., pág. 455; c o n parecidos argumentos,
207
D E R E C H O PENAL.. PARTE G E N E R A L .
208
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
sents. T-460 de quince julio 1992, T-001 de d o c e enero 1993, C-007 de 18 enero
1993, C-037 de cinco febrero 1996, T-039 de cinco febrero 1996, T-204 de 21 abril
1997, C-475 de 25 septiembre 1997, SU-960 de primero diciembre 1999, T-589 de
trece agosto 1999, y C-392 de seis abril 2000; Consejo de Estado, Sala de lo conten-
cioso-administrativo, sección segunda-subsección " B " , expediente AC-10855, sent.
de o c h o junio 2000.
4 2 9 Así, FERRAJOLI, Derecho y razón, pág. 538.
209
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
en Gaceta de la Corte Constitucional 1995, Santa Fe de Bogotá, Diké, 1996, pág. 668), "una
adecuada y eficaz representación dentro de un proceso, que necesariamente comporta
la utilización de instrumentos y del variado repertorio de actos y recursos procesales
se asegura c o n la presencia y actividad de un defensor profesional que hace efectiva la
exigencia constitucional de que el sindicado deba estar asistido p o r un abogado, pues
se s u p o n e que éste c o m o c o n o c e d o r de las disciplinasjurídicas, es quien está habilitado
para actuar c o n la dinámica y habilidad requeridas para la defensa técnica de las garantías
procesales de aquél". En el mismo sentido, sent. C-071 de 23 febrero 1995 en Gaceta de
la Corte Constitucional 1995, t. 2, Santa Fe de Bogotá, 1996, págs. 364 y ss.
431 Véase L I N ARES, El debido proceso, págs. 13, 26 v 27.
210
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
F ) E L PRINCIPIO DEL J U E Z N A T U R A L
211
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
432 CLARIÁ OLMEDO, Tratado, 1.1, p á g . 237; FERRAJOLI, Derecho y razón, p á g s . 574 y ss.
433 Corte Constitucional, sents. C-208 de tres j u n i o 1993, C-037 de c i n c o febrero
1996 y C-597 de seis noviembre 1996.
4 3 4 Cfr. VÁSQUEZ Rossi, La defensa, p á g . 76.
212
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
213
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
214
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
439 Cfr. VELÁSQUEZ VELÁSQUEZ, Principios rectores, págs. 92 y ss.; BUSTOS RAMÍREZ/
215
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
rao hecho, o sea, ninguno puede ser juzgado dos veces por idéntico
comportamiento. La expresión hecho debe entenderse como conducta
humana, mientras que la identidad alude a la persona [eadem personara],
al objeto [eadem re], y a la causa de persecución [eadem causa petendi], de
lo contrario no se podría hablar de la identidad del hecho.
Pese al carácter estricto del principio general, hoy ya no se habla de
la inmutabilidad de la cosajuzgada y se le concibe como un mito. Antes
que el apego al lapidario postulado de que la cosajuzgada se tiene por
verdad, se ha impuesto lajusticia442; por ello, aparecen como excepcio-
nes eljuicio de revisión, la sentencia proferida por el juez extranjero, la
rehabilitación del condenado y la liberación condicional, la amnistía y
el indulto, los casos de prescripción de la pena impuesta, de incompe-
tencia y los eventos de aplicación de la ley más favorable, entre otros.
Estas excepciones obran contra la presunción de verdad de la sentencia
condenatoria, pues lo que sí es intangible es la sentencia absolutoria,
porque, como dice L O N D O Ñ O JIMÉNEZ, "si el acusado declarado ino-
cente no pudiera tener la seguridad jurídica de esa situación procesal,
él mismo y la sociedad a que pertenece se mantendrían en la incierta
posición de una expectativa adversa, de una zozobrante amenaza... Por
eso aceptamos la intangibilidad de la sentencia absolutoria aun en el
caso de confesión posterior del delito, si para llegar a dicha absolución
se utilizó el fundamento de la duda probatoria y en verdadero juicio
de contradicción, con las limpias armas dialécticas del razonamiento,
de la motivación lógica, de la ética"443.
216
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
apoyo en el texto del inc. 3o del art. 29 de la Const. Pol.: "Quien sea
sindicado tiene derecho ... a no ser juzgado dos veces por el mismo
hecho". También, se deriva del art. 14.7 del PIDCP: "Nadie podrá ser
juzgado ni sancionado por un delito por el cual haya sido ya conde-
nado o absuelto por una sentencia firme, de acuerdo con la ley y el
procedimiento penal de cada país"; y del art. 8 núm. 4o de la CASDH:
"El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido
a nuevo juicio por los mismos hechos".
De la misma manera, el art. 21 del C. de P. P. dispone: "Cosajuzgada.
La persona cuya situación jurídica haya sido definida por sentencia eje-
cutoriada o providencia que tenga la misma fuerza vinculante, no será
sometida a nueva investigación o juzgamiento por los mismos hechos,
salvo que la decisión haya sido obtenida mediante fraude o violencia,
o en casos de violaciones a los derechos humanos o infracciones graves
al Derecho Internacional Humanitario, que se establezcan mediante
decisión de una instancia internacional de supervisión y control de de-
rechos humanos, respecto de la cual el Estado colombiano ha aceptado
formalmente la competencia". Además, el art. 14 del C. P. M. señala:
"Cosajuzgada. El procesado, condenado o absuelto mediante sentencia
ejecutoriada, o por providencia que tenga la misma fuerza vinculante,
no será sometido a nuevo proceso por el mismo hecho, salvo las excep-
ciones legalmente previstas respecto de la acción de revisión". Ahora
bien, las providencias que generan cosajuzgada según se desprende
de la ley procesal penal son, a más de la sentencia ejecutoriada, las que
decretan la preclusión de la instrucción (arts. 331 y ss.) y la aplicación
del principio de oportunidad (art. 329), básicamente.
El apotegma sufre diversas excepciones, entre las cuales deben
señalarse las que consagra el art. 17 del C. P. con referencia a los arts.
15 y 16 nums. Io y 2 o , cuando se trata de las sentencias pronunciadas
por jueces extranjeros en casos precisos. Igual cosa sucede con la
acción de revisión regulada en la Ley (cfr. C. de P. P., arts. 192 y ss.)
como mecanismo elitista para corregir errores judiciales, o sentencias
basadas en medios probatorios secretos o falsos, o cuando se logran
arrimar medios probatorios nuevos, se trata de casos de prescripción
de la acción, o de querella ilegítima, o cuando se haya producido
cambio de jurisprudencia a favor del imputado. Naturalmente, la
trascendencia de la acción de revisión es manifiesta, pues, en caso de
prosperar, el afectado puede solicitar indemnización de perjuicios de
los magistrados, jueces, testigos, peritos y abogados por cuya torcida
actuación se haya producido su condena, acorde con las normas ci-
viles correspondientes, como se desprende de los arts. 9.5 y 15.6 del
PIDCP; 10 de la CASDH; y, por supuesto, del art. 90 de la Const. Pol.
217
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
218
C A P Í T U L O TERCERO
219
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
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las penas perdidas, Buenos Aires, Ediar, 1989; el mismo: "El sistema contravencional de
la ciudad de Buenos Aires. La minimización formal para la represivización material",
220
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
I. INTRODUCCIÓN
221
D E R E C H O PENAL.. PARTE G E N E R A L .
A) PÚBLICO
pág. XVII.
4 LATORRE, Introducción, p á g . 1 8 5 .
5 BAUMANN/WEBER/MITSCH, Strafrecht, 11A e d . , p á g s . 29 y 30; WESSELS/BEULKE,
Strafrecht, 36 A e d . , p á g . 4; STAMPA BRAUN, Introducción, p á g . 48.
222
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
B ) V I G E N C I A C O N M A R C A D O C A R Á C T E R JUDICIAL
6 Cfr. ROXIN, Strafrecht, t. I, 4 a ed., pág. 3; el mismo, Derecho penal, t. I, pág. 43;
RANIERI, Manual, t. I, pág. 6; POLITOFF LLFSCHITZ, Derecho penal, t. I, pág. 21; POLITOFF
LIFSCHITZ/MATUS ACUÑA/RAMÍREZ G., Lecciones, 2a ed., pág. 76; DE FIGUEIREDO DÍAS,
Direito penal, t. I, pág. 13.
7 RODRÍGUEZ MOURULLO, Derecho penal, t. I, pág. 12.
223
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
do juez natural (cfr. Const. Pol., art. 29 inc. I o , C. P. R, art. 19); no hay
posibilidad de que los particulares realicen por sí mismos el ius poenak,
como es frecuente en otros ámbitos del derecho, en los que existen
figuras de amplia operancia, como la transacción o el desistimiento,
que autorizan a las partes comprometidas a poner fin al litigio inicia-
do o impedir que él se desate. Tampoco, por supuesto, pueden los
funcionarios administrativos invadir la órbita de la ramajurisdiccional
para aplicar justicia penal so pena de desconocer el rasgo examinado
[cfr. capítulo segundo, IV, F) ]. Pese a lo anterior, en el ordenamiento
jurídico se observan diversas excepciones a este postulado general, pues
-a veces- los involucrados pueden poner fin al proceso penal mediante
las figuras del desistimiento [cfr. C. de P. P, art. 76] y la conciliación
[cfr. C. de P. P„ art. 522].
C) FINALISTA O TELEOLÓGICO
Al igual que los demás sectores del plexo jurídico, el derecho penal
persigue un fin: velar por la seguridad jurídica, esto es, la salvaguardia de
los valores fundamentales que aseguran la coexistencia del individuo en
el seno de la sociedad (la vida, el honor, el orden económico social, el
medio ambiente, la salud, etc.) y que han sido elevados al rango de bienes
jurídicos por las normas correspondientes. No obstante, el ordenamiento
punitivo se diferencia de las demás ramas del orden normativo por la
manera como cumple con dicho cometido. En efecto, si se afirma que
el fin de este sector del ordenamiento es proteger esos valores vitales
para la convivencia (entiéndase, en adelante, los valores ético-sociales),
independientemente del reconocimiento que de ellos haga la norma,
el derecho penal será de autor y castigará sus peculiaridades, sus ideas,
pensamientos, su peligrosidad, etc., hasta llegar a la manifestación más
extrema del mismo (el llamado derecho penal del sentimiento)', esto es, se
fijará sólo en el desvalor de acción. En cambio, si se reprimen las conductas
humanas, los actos de los hombres, según la lesión que ellos acarrean
para los bienes jurídicos (esos mismos valores reconocidos por la norma
penal y salvaguardados por ella), el derecho penal se calificará como de
acto, esto es, atenderá únicamente al desvalor de resultado 9.
Hay, pues, de entrada, un dilema ante el que se sitúa el estudioso,
que algunos pretenden solucionar al afirmar una tutela conjunta de
9 Cfr. R O X I N , Strafrecht, 4 a ed., 1.1, págs. 319 y ss.; el mismo, Derecho penal, 1.1, págs. 318
224
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
225
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
D) LIBERAL
226
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
pág. 36.
17 Cfr. GARCÍA MÉNDEZ, Autoritarismo, págs. 33 y ss., 245 y ss.
227
D E R E C H O PENAL.. PARTE G E N E R A L .
E) GARAXTIZADOR
S i s e e n t i e n d e e l d e r e c h o c o m o u n c o n j u n t o d e n o r m a s reguladoras
de la fuerza, es i n n e g a b l e q u e t o d o él es garantista, esto es, suministra
l a certeza d e q u e n i n g u n a f o r m a d e c o n s t r i c c i ó n física o d e otra índole
p u e d e ser utilizada más q u e e n los casos p e r m i t i d o s p o r e l o r d e n jurí-
d i c o 2 0 ; a h o r a b i e n , si se parte d e l p r e s u p u e s t o de q u e él es el conjunto
de p r e c e p t o s r e f o r z a d o s p o r la a m e n a z a de la f u e r z a (al estilo de H.
KELSEN, O de A. R o s s ) , no c u m p l i r á u n a f u n c i ó n garantista sino repre-
siva. En v e r d a d , el d e r e c h o s o l o p u e d e asegurar a c a d a i n d i v i d u o una
esfera d e libertad d e n t r o d e l a q u e este a c t ú e c o n p l e n a autonomía,
a c o n d i c i ó n de r e p r i m i r las actividades de los d e m á s individuos que
constituyan u n a i n t e r f e r e n c i a i n d e b i d a e n ella.
Así las cosas, d i c h a h e r r a m i e n t a se presenta de m a n e r a ambivalente:
p o r un lado, al p r e t e n d e r evitar la realización de c o n d u c t a s q u e conlleven
un riesgo grave para el m a n t e n i m i e n t o y la c o n s o l i d a c i ó n d e l sistema
social, es un i n s t r u m e n t o e f i c a z p a r a garantizar la libertad individual
y f a v o r e c e r la c o n s e c u c i ó n de metas de j u s t i c i a y b i e n e s t a r social; por
e l o t r o , s e t o r n a e n u n p o d e r o s o m e c a n i s m o q u e posibilita a quienes
e j e r c e n el p o d e r llevar a c a b o el c o n t r o l s o b r e el i n d i v i d u o y abusar de
él, anular su libertad v r e f o r z a r las p o s i c i o n e s de privilegio en los planos
p o l í t i c o , e c o n ó m i c o v social d e a q u e l l o s . D e esta m a n e r a , prevención
v r e p r e s i ó n ( v e r d a d e r a e s p a d a d e d o b l e f i l o : p r o t e c c i ó n d e bienes ju-
rídicos m e d i a n t e l e s i ó n de b i e n e s j u r í d i c o s , al d e c i r de F. YON" LlSZT)
s o n las d o s facetas d e u n d e r e c h o p e n a l s i n c r é t i c o ; tanto l a f u n c i ó n d e
garantía c o m o l a represiva, p u e s , s o n d o s caras d e l a m i s m a moneda,
q u e e x t e r i o r i z a n la t e n s i ó n dialéctica e n t r e la e f i c a c i a y la garantía que
e s consustancial a l d e r e c h o p e n a l d e u n e s t a d o d e m o c r á t i c o d e dere-
c h o 2 1 . X o obstante, s e observa, e l carácter d e p r o t e c c i ó n e x a m i n a d o n o
reside tanto e n l a i n c l u s i ó n d e f i g u r a s p e n a l e s e n los C ó d i g o s , cuanto
en el a s e g u r a m i e n t o de la d i s c o n t i n u i d a d de las ilicitudes en la ley, por
l o q u e esa p r o t e c c i ó n radica e n los silencios d e l t e x t o legal 2 2 .
D e e l l o s e i n f i e r e , e n t o n c e s , q u e u n a a c c i ó n p u e d e ser inmoral,
r e p r o c h a b l e d e s d e el p u n t o de vista é t i c o y social, p e r o si la lev penal no
l a t i p i f i c a c o m o p u n i b l e n o p u e d e i m p u t a r s e a los c i u d a d a n o s 2 3 ; aquí,
c o m o e n n i n g ú n o t r o s e c t o r d e l o r d e n a m i e n t o j u r í d i c o , tiene honda
20 LUMIA, Principios, p á g . 2 0 .
C f r . BERDUGO GÓMEZ DE IA TORRE/ARROYO ZAPATERO/FERRÉ OLIVÉ/GARCÍA
21
228
T E O R Í A DE I.A CIENCIA DEL D E R E C H O PENAL
F) V U . O R A T I V O Y NORMATIVO
24 MAURACH, Tratado, I, p á g . 1 1 2 .
25 JESCHECK WEIGEND, Tratado, 5 a e d . , p á g . 2.
26 C f r . SILVA SÁNCHEZ, Aproximación, p á g . 1 8 6 .
229
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
G) MONISTA
gada.
230
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
págs. 33 y ss.
231
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
232
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
I) FRAGMENTARIO
38 ROXIN, Strafrecht, 1.1, 4a ed., pág. 45; el mismo, Derecho penal, 1.1, pág. 65; MUÑOZ
CONDE, Introducción, pág. 7 1 ; M U Ñ O Z C O N D E / G A R C Í A ARAN, Derecho penal, 6 a ed., pág.
82; QUEIROZ, Direito, pág. 19. C o m o señala BUSTOS RAMÍREZ (Introducción, 3A ed., pág.
28): "El carácter fragmentario apunta justamente al h e c h o de que dada la gravedad del
control penal no es posible utilizarlo siempre, sino frente a determinados hechos muy
específicos y que tienen cierta significación en la vida social. Si así no fuera, el Estado
se convertiría en un Estado simplemente policial y, además, se correría el riesgo de
paralizar la actividad social p o r m e d i o de la violencia penal".
3 9 B U S T O S R A M Í R E Z , Manual, 3 a ed., pág. 45.
233
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
J) OTROS CARACTERES
A) CLASIFICACIÓN TRADICIONAL
234
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
pág. 22.
4 8 G Ó M E Z O R B A X E J A / H E R C E Q U E M A D A , Derecho procesal penal, 10 J ed., pág. 11.
235
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
49 GÓMEZ ORBANEJA/HERCE QUEMADA, Derecho procesal penal, 10A ed., pág. 12.
50 Así, LEONE, Tratado, t. I, pág. 6; MAIER, Derecho procesal penal, t. I, págs. 106 y ss.
5 1 V Á S Q U E Z Rossi, Derecho procesal penal, 1.1, págs. 72 y ss.: "reservamos la denomi-
nación de Derecho Procesal Penal para la rama jurídica compuesta por la regulación
relativa a la organización y procedimientos de la justicia en materia penal, y Ciencia del
Derecho Procesal Penal, al estudio de tal regulación; es una zona de los conocimientos
jurídicos que considera los principios fundamentales, categorías y sistematización de la
realización penal" (págs. 74 y 75).
52 Cfr. S A N D O V A L H U E R T A S , La pena, pág. 10.
236
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
53 Así, PASTOR, Recodificación penal, pág. 253: "Un Código constituye un programa
237
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
238
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
239
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
55 Por ejemplo, se debate la vigencia del parágrafo del art. 402 del C. P. En efecto,
240
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
es, la Parte especial, estatuye las diversas figuras delictivas y las sanciones
aplicables a ellas, junto con un agregado de "Disposiciones genera-
les" (título XIX); ambos libros están di\ididos en títulos, capítulos y
artículos, respectivamente. Estas normatividades integran el derecho
penal fundamental permanente, aunque no es descartable la discutible
existencia de un derecho penal fundamental transitorio conformado por
regulaciones de esta índole expedidas en períodos de excepción, en
casos muy específicos 3 ', de conformidad con las prensiones del texto
constitucional (Const. Pol., arts. 212 y ss.).
Frente al derecho penal fundamental aparece el complementario,
esto es, el contenido en otras leves distintas del C. R, sean de vigencia
anterior o posterior, las que pueden llegar a consagrar bien tipos penales
y sus respectivas consecuencias jurídicas, o bien principios generales
de diversa índole. Entre las regulaciones más importantes -aunque la
cascada legislativa generada por la improvisación, el caos y la falta de
técnica jurídica, es incesante-, sin olvidar las modificaciones introdu-
cidas a las mismas por obra del legislador o por decisiones de la Corte
Constitucional que declaran la correspondiente inexequibilidad, pueden
mencionarse las siguientes:
• Ley 35 de 1892 (diez de octubre), por medio de la cual se incor-
pora el tratado de extradición entre Colombia y España.
• Ley 184 de 1888 (28 de noviembre), por la que se acoge el tratado
de extradición entre Colombia y la Gran Bretaña.
•Ley 153 de 1887 (quince de agosto), regula en sus arts. l°vss.,40
v ss., diversos tópicos en materia de hermenéuticajurídica v postulados
generales varios.
• Lev 26 de 1913 (ocho de octubre), por medio de la cual se incor-
pora el Primer Congreso Boliviano en materia de extradición.
• Ley 74 de 1935 (19 de diciembre), por medio de la que se agrega
al ordenamiento la MI Conferencia Internacional Americana sobre
extradición.
• Lev 28 de 1959 (27 de mayo), que allega al ordenamiento co-
lombiano la Convención para la prevención y sanción del delito de
genocidio.
• Lev 159 de 1959 (30 de diciembre), que convirtió de nuevo en
legislación ordinaria la ley 29 de 1944 (nueve de diciembre) en materia
y antepuesto a los delitos concretos descritos en la Parte especial". .Así las cosas, en ella
se discuten las cuestiones centrales de la teoría del d e r e c h o penal y las teorías sobre la
función del derecho penal v los fines de la pena.
241
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
242
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
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TEORÍA DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
246
TEORÍA DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
penal, 2 A ed., págs. 143 y ss.), con una excelente exposición sobre el asunto, prefiere
hablar de la interdisciplinariedad del derecho penal con otros saberes.
6 6 M E S S I X E O , Manual, 1.1, pág. 54.
247
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
al derecho penal e indica los valores de los que se debe servir el orde-
namiento punitivo, de donde se desprende que hay una relación de
dependencia entre el derecho penal y el derecho constitucional68. Sin
duda, el derecho penal es la rama que mayores ligámenes tiene con la
Constitución, fruto de los cuales son las denominadas "normas rectoras
de la ley penal colombiana", que emergen directamente de la misma
Carta Fundamental (cfr. tít. I del C. P.).
Así mismo, tiene lazos con el derecho administrativo, o normatividad
reguladora del complejo de principios y normas de derecho público
interno atinentes a la organización y actividad de la administración
pública y su control, esto es, aquella rama del ordenamiento que se
ocupa de la organización, los medios y las formas de la actividad de las
administraciones públicas y las consiguientes relaciones jurídicas entre
aquéllas y otros sujetos69, con la que entabla relaciones especialmente
peculiares, objeto de examen más adelante. También, está unido a otro
derecho público como el procesal, referido a las formas o instrumentos
idóneos para aplicar el derecho material a casos concretos 70 , mediante
una relación de medio a fin, como ya se indicó al hablar del derecho
procesal penal.
Igualmente, aparece ligado con el derecho internacional, que regula
los vínculos entre los entes estatales y los diversos organismos interna-
cionales (público), o entre los nacionales de los diversos Estados (priva-
do). En el segundo caso, ha dado lugar al surgimiento de un auténtico
derecho penal internacional, entendido como todas aquellas disposiciones
jurídicas convenidas por los Estados mediante la celebración de tratados
bi o multilaterales que -normalmente convertidas en derecho inter-
n o - permiten llevar a cabo una más efectiva represión de la delincuencia
mediante la cooperación y la asistencia mutua (pactos en materia de
extradición, cooperación judicial, ejecución de las sentencias penales
extranjeras, etc.), así como las disposiciones atinentes a la aplicación
de la ley penal en el espacio71.
Incluso, se habla de un derecho internacional penal1- - ¡ n o se confunda
71 Cfr. MANTOVANI, Dirittopenale, 4 a ed., págs. 931 y ss.; FIERRO, La ley penal, pág. 41;
aúnente a las relaciones entre el Derecho Penal y el Derecho internacional (sea público
o privado). En efecto, Z A F F A R O N I / A L A G I A / S L O K A R (cfr. Manual, I A ed., págs. 147yss.;
el mismo, Derecho penal, 2a ed., págs. 195 y ss.) entienden que esos nexos dan lugara
cuatro disciplinas distintas: Derecho internacional penal, Derecho penal internacional. Derecho
internacional de los derechos humanos y Derecho internacional humanitario. Para A M B O S / S T E I -
248
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
NER ("Sobre los fines de la pena", pág. 195),JESCHECK/WEIGEND (Tratado, 5 A ed, pág.
126); GIL GIL (Derechopenal internacional, págs. 23 y ss.), CEREZO MLR (Curso, t. I, 6A ed.,
pág. 258), entre otros, se d e b e hablar de un Derecho penal internacional. Obviamente,
las dificultades empiezan c o n la traducción de la expresión Volkerstrafrecht - u n a de
las tantas que se han ensayado en lengua a l e m a n a - vertida al castellano c o m o derecho
penal internacional mientras q u e otros la convierten en Derecho internacional penal (así
los traductores de las tercera y cuarta e d i c i o n e s del Tratado de JESCHECK) c u a n d o
técnica y literalmente se d e b i ó hablar del Derecho penal de los pueblos; hay, pues, h o n d a
confusión terminológica en estas materias. No obstante, c o m o en el texto, POLITOFF
L I F S C H I T Z / M A T U S A C U Ñ A / R A M Í R E Z G . , Lecciones, 2 A e d . , p á g . 7 8 ; y M A N T O V A N I , Diritto
penale, 4 a ed., págs. 983 y ss.
73 Así, P R A D E L , Droit penal, 15 A ed., pág. 60; DESPORTES/LE GUNEHEC, Droit penal,
12a ed., pág. 9.
74 Cfr. F I E R R O , La ley penal, pág. 4 3 .
249
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
250
TEORÍ A DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
tal modo que, por lo demás, con ánimo de alcanzar una pureza metódica
-y como fruto del pensamiento ilustrado—, al derecho se le asignan notas
como la exterioridad, la coercibilidad, la heteronomía y la bilateralidad,
mientras que a la moral se le atribuyen rasgos como la interioridad, la
incoercibilidad, la autonomía y la unilateralidad85. De todas maneras,
el ordenamiento jurídico es producto de una concepción determinada
de la moral, y cuando el legislador penal erige en comportamientos
mandados o prohibidos determinadas conductas, retoma del cúmulo de
valores éticos un mínimo de ellos que aspira a proteger convirtiéndolos
en bienesjurídicos, garantizando así la paz y la seguridad jurídica; por
ello, el derecho penal no puede abandonar la ética, pero solo puede
convertir en normas el mínimo absoluto de sus exigencias86. En fin, si
algo es evidente en las organizaciones estatales contemporáneas, es la
confusión entre el derecho y la moral como bien lo enseña el proceso
vivido por el Estado colombiano a lo largo de las últimas décadas.
ss. Una visión actual de las relaciones entre derecho y moral, en F E R R A J O L I , Derecho y
razón, págs. 218 y ss.
8 6 F E R N Á N D E Z CARRASQUILLA, Derecho penal, t. I, 2 a ed., pág. 47, con matizaciones
M A T T E S , Problemas, págs. 138 y ss.), se remonta al surgimiento del Estado liberal cuando el
ejercicio del ius puniendi quedó vinculado al principio de legalidad de los delitos y de las
penas, lo que hizo necesaria la distinción entre el ilícito penal y el ilícito administrativo;
el primer intento delimitador surgió, justamente, del Derecho penal de policía.
8 8 S Á I N Z C A N T E R O , Lecciones, 1.1, pág. 49.
251
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
las demás ramas del poder público y con sujeción a pautas de derecho
administrativo en el ejercicio de las susodichas potestades.
Ello explica la sustracción de numerosas conductas de índole pe-
nal de su seno encomendándoselas al derecho administrativo, para
robustecer el llamado derecho penal administrativo que —de hecho- ya
venía vigorizándose gracias al ejercicio de la potestad sancionadora
mencionada. El ordenamiento patrio, desde luego, no ha sido ajeno a
este fenómeno, por lo que se presenta la dificultad teórica de tratar de
caracterizar una normatividad de naturaleza compleja que, sin éxito,
clama autonomía en el momento actual89.
89 Cfr. ZAFFARONI, Tratado, I, pág. 248; c o m o un híbrido entre los derechos penal y
252
TEORÍ A DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
254
TEORÍ A DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
al buscar controlar los excesos del franquismo, dispuso en su art. 25-3: "La adminis-
tración civil no podrá i m p o n e r sanciones que, directa o subsidiariamente, impliquen
privación de libertad".
102 Así, sent. T-490 de la Corte Constitucional de trece agosto 1992. Cfr. JD, t. XXI,
256
TEORÍ A DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
103 Así, C E R E Z O M I R (Curso, 1.1, 6 " ed., pág. 6 1 ) : "Al n o haberse p o d i d o determinar
257
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
106 Así sucede, p o r ejemplo, c o n la ley 49 de 1993 (cuatro de marzo), "por la cual
sent. T-438 de cuatro octubre 1994, en Gaceta de la Corte Constitucional 1994, t. 10, Santa
Fe de Bogotá, 1995, pág. 202, en la que se transcriben las consideraciones de la misma
c o r p o r a c i ó n contenidas en la sent. T-438 de primero j u l i o 1992, en la cual se dijo de
manera tajante que los principios inspiradores del d e r e c h o penal también imperan en
el ámbito disciplinario que, se afirma, forma parte del " d e r e c h o penal administrativo";
también s e n t C - 2 1 4 d e 28 abril 1994 en Gaceta de la Corte Constitucional 1994, t. 4. Santa Fe
de Bogotá, Imprenta Nacional, 1995, págs. 240 y ss. Sin e m b a r g o , la misma corporación
se ha encargado de d e s c o n o c e r la vigencia del principio de culpabilidad en el derecho
disciplinario en materia del juzgamiento de los profesionales del D e r e c h o , al declarar
ajustadas a la Constitución normas q u e consagran la reincidencia, c o m o se desprende
de la sent. C-060 de 17 febrero 1994, publicada en Gaceta de la Corte Constitucional 1994,
t. 2, Santa Fe de Bogotá, Canal Ramírez Antares Ltda., 1995, págs. 218 v ss.
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TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
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TEORÍ A DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
117 Fuera de la sent. T-490, ya citada, véase la T-521 de 19 septiembre 1992, en JO,
t. X X I , 1992, págs. 1115 y ss. En materia del derecho disciplinario, una de las modalidades
del d e r e c h o administrativo sancionador, se observan interesantes desarrollos: cfr. sents.
C-708 de 22 septiembre 1999, C-124 de 18 febrero 2003, C-818 de nueve agosto 2005,
T- 806 de c i n c o agosto 2005 y T-l 102 de 28 octubre 2005.
262
CAPÍTULO CUARTO
* Bibliografía: A E T A L I Ó N , E N R I Q U E C . / G A R C Í A O L A N O , F E R N A N D O / V I L A N O V A , J O S É : In-
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Francisco Sebe, S.A., 1960, págs. 204 y ss.; R E A L E , M I G U E L : Introducción al derecho, 9 a ed.,
trad. de Jaime Brufau Prats, Madrid, Pirámide, 1989; R O S S , A L F : Sobre el derecho y ¡ajusticia,
trad. de Genaro Carrió, Buenos Aires, Eudeba, 1977; S A N D O V A L H U E R T A S , E M I R O : Sistema
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Bibliográfica Argentina, 1958, págs. 185 y ss.; Z U G A L D Í A E S P I N A R , J O S É M I G U E L : Fundamentos
de derecho penal, 3a ed., Valencia, Tirant lo Blanch, 1993.
I. INTRODUCCION
Al igual que las demás ramas del plexo jurídico, el derecho penal
objetivo no es producto de la casualidad, ni se gestó de la noche a la
263
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
264
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
II. NOCIÓN
265
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
III. CLASIFICACIÓN
Las fuentes de las que procede o fluye el derecho penal objetivo son
susceptibles de ser sistematizadas de diversas maneras, como se puede
constatar a continuación, sin peijuicio de otras divisiones -propias de
la doctrina contemporánea- que aparecen por oposición a las tradi-
cionales, según criterios vinculados con el sistema constitucional: los
diversos factores de legitimación de la producción normativa (fuentes
de origen político, conforme a la forma de Estado; y de origen jurídi-
co, con arreglo a la actividad de los juristas); si surgen o no a partir de
una producción jurídica preestablecida (legales y extraordinarias: extra
ordinem); si la producción normativa se deriva de un comportamiento
previo, o de disposiciones específicamente destinadas a ser observadas
como normasjurídicas por los destinatarios (fuentes de hecho y fuentes
de acto); a partir del origen político o sociocultural (fuentes políticas v
culturales); en fin, con base en los diversos grados de eficacia normativa
(fuentes constitucionales, primarias y secundarias)5.
A) F U E N T E S DE PRODUCCIÓN Y DE C O N O C I M I E N T O
1. Directas e indirectas. Las primeras son las que revelan por sí mismas
el derecho, mientras que las segundas lo expresan solo en la medida
Tratado, t. II, 3 a ed., pág. 231. La crítica de esta clasificación en M O D L ' G N O ("Fonti...",
pág. 1), para quien las dos especies no se c o r r e s p o n d e n c o n un g é n e r o ú n i c o v ambos
c o n c e p t o s se c o n f u n d e n .
9 Véase COBO VlYF.S, Derecho penal, 5 a ed.. pág. 135.
266
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
207), los elementos que impulsan el nacimiento de las normas jurídicas son de carácter
moral, sociológico y técnico.
267
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
A ) L A COSTUMBRE
Sin duda ella es fuente del derecho en general, lo que debe aclararse
es si cabe predicar lo mismo del derecho penal en particular.
13 REALE, Introducción, pág. 111; incluso, p u e d e afirmarse q u e todas las fuentes son
Santa Fe de Bogotá, Canal Ramírez Antares Ltda., 1995, págs. 120 y ss., 133 y ss., con
clarificador salvamento de voto (cfr. págs. 152 y ss.); A N T Ó N O N E G A , Derecho penal, 2a
ed., pág. 113.
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TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
28 FONTÁN BALESTRA, Tratado, 1.1, 2a ed., pág. 109; JAKOBS, Derecho penal, pág. 108.
270
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
B) L A JURISPRUDENCIA
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
33 Cfr. RODRÍGUEZ DEVESA/SERRANO GÓMEZ, Derecho penal, 18a ed., pág. 268.
34 BUSTOS RAMÍREZ, Manual, 3 a ed., pág. 78.
35 C E R E Z O M L R , Curso, 1.1, 6 a ed., pág. 197.
36 V I L L A M I L , "Doctrina", pág. 185; C U E T O R Ú A , Fuentes, págs. 202 y ss.
272
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
que sean desfavorables para el reo, pues este -cuanto actúa al amparo
de la interpretación constitucional vigente al momento de la comisión
del h e c h o - no puede ser sorprendido con la aplicación de disposi-
ciones legales fundadas en decisiones posteriores más desfavorables;
desde luego, cabe invocar la retroactividad de la decisión posterior
más favorable al tenor de lo establecido en el art. 29 inc. 3o de la Carta
Fundamental, por lo que deben, incluso, rectificarse sentencias emitidas
con anterioridad por los tribunales ordinarios con base en la antigua
interpretación constitucional37.
C ) L A DOCTRINA
37 Véase, COBO/VrvES, Derecho Penal, 5 A ed., pág. 203, en especial la nota 9; JAKOBS,
Derecho penal, págs. 126 y 127, con abundantes referencias doctrinarias a favor en la nota
118; S C H Ó N K E / S C H R Ó D E R / E S E R , Strafgesetzbuch, 27 A ed., pág. 6 1 .
38 REALE, Introducción, pág. 136.
273
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
274
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
275
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
de los votos de los asistentes (Const. Pol., art. 146); absoluta, o sea, la
mitad más uno de los miembros de la respectiva corporación o comisión
(como en los casos de los arts. 150-10, inc. I o , y 167, etc.); y calificada o
especial, equivalente a las dos terceras partes de los votos de los miembros
de una y otra Cámara (caso del art. 150-17, en materia de amnistías e
indultos). Como puede apreciarse, el quorum se refiere alas personas,
mientras que la mayoría hace alusión al número de votos.
En cuarto lugar, la aprobación. Como resultado de la discusión o
deliberación, los participantes emiten su decisión en torno al rechazo o
aprobación del proyecto por la mayoría de los votos de los legisladores
que se exija en cada caso concreto. Por ello, según la Carta Funda-
mental, un proyecto se torna en ley cuando ha "sido aprobado en cada
Cámara en segundo debate" (art. 157-3). Ahora bien, si se acepta-como
debería hacerse- que toda normatividad penal debe tramitarse como
ley estatutaria (Const. Pol., art. 152), habida cuenta de que, con mayor
énfasis que otras, afecta derechos fundamentales, para poder aprobar,
modificar o derogar una ley penal, se requeriría la mayoría absoluta de
los miembros del Congreso y que ello se llevara a cabo "dentro de una
sola legislatura" (Const. Pol., art. 153); no obstante que ello es claro aun
en las Constituciones que sirvieron de modelo a la colombiana -como
en la española-, la jurisprudencia constitucional mayoritaria le da un
alcance distinto a la Carta Fundamental.
En quinto lugar, la sanción constitucional. Es el acto por medio del
cual el gobierno refrenda y convierte en ley el proyecto aprobado por
las Cámaras; esta función le corresponde al Presidente de la República,
que puede objetarlo por inconveniencia o inconstitucionalidad. Por
eso, la propia Const. Pol. establece que un proyecto solo puede ser ley
cuando haya "obtenido la sanción del gobierno" (art. 157-4 en concor-
dancia con los arts. 165 a 167, 189-9 y 200-1).
En sexto lugar, la publicación o promulgación. Consiste en dar a co-
nocer la ley sancionada, acto que se cumple insertando su texto en el
Diario Oficial, la promulgación debe ser ordenada por el Presidente de
la República y, en casos de excepción, por el presidente del Congreso
cuando aquel se niegue (Const. Pol., arts. 165, 168 y 189-10).
En séptimo y último lugar, la iniciación de la vigencia. Una vez pro-
mulgada la ley entra en vigencia, momento en el que se entiende incor-
porada al ordenamiento jurídico nacional que, como regla general, es
dos meses después de su promulgación (vacatio legis o vacancia legal);
salvo dos casos: uno, cuando la misma ley señale el día en que ha de
empezar a regir o autoriza al gobierno para hacerlo; y, otro, cuando "por
causa de guerra u otra inevitable" se suspenden las comunicaciones de
algún territorio con la capital (C. R. P. M., arts. 52 y 53).
276
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
277
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
257, Santa Fe de Bogotá, Legis, 1993, pág. 483; C-145 de 23 mayo 1994, en JD, t. XXIII.
n ú m . 270, Santa Fe de Bogotá, Legis, 1994, págs. 760 y 761; v C-252 de 26 mayo 1994,
en JD, t. XXIII, núm. 272, Santa Fe de Bogotá, Legis, 1994, págs. 1026 y ss. También,
sent. C-193 de tres marzo 2005 que, de manera increíble, ha declarado ajustada a la
Constitución la Lev 890 de 2004 que, p o r lo demás, se había c o m e n z a d o a tramitar en
el Congreso c o m o estatutaria y l u e g o se rituó c o m o ordinaria.
48 Cfr. sent. C-313 de siete j u l i o 1994, en JD, t. XXIII. núm. 273, Santa Fe de Bogotá,
278
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
279
CAPÍTULO QUINTO
LA NORMA PENAL*
* Bibliografía: A F T A L I Ó N , E N R I Q U E / G A R C Í A O L A N O , F E R N A N D O / V I L A N O V A J O S É : Introduc-
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281
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
282
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
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de Estudios Jurídicos, 1973, págs. 7 y ss.; R O D R Í G U E Z M O L I N E R O , M A R C E L I N O : Introducción
283
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
I. INTRODUCCIÓN
284
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
285
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
A) NATURALEZA DE LA NORMA
2 BUSTOS RAMÍREZ, Manual, 3 a ed., pág. 8; el mismo, Introducción, 3a ed., pág. 51;
BACIGALUPO, "La función...", págs. 61 y ss. U n e n f o q u e crítico en H A F E R K A M P , Herrschafi,
págs. 29 y ss.
286
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
287
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
8 BlNDING, Die Normen, I, Ia ed., págs. 3 y ss.; KAUFMANN, Teoría, págs. 3 y ss.
9 BlNDING, 1.1, 3 a ed., pág. 4.
10 BlNDING, 1.1, 3a ed., págs. 38 y ss.; KAUFMANN, Teoría, págs. 262 y ss. En la doctrina
288
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
2 7 2 y ss.
14 VON LlSZT, "Der Zweckgedanke...", págs. 149 y ss.; el mismo, Lehrbuch, 1 6 a / l 7 a ,
pág. 116.
1 5 M E Z G E R , "Die subjektiven...", págs. 216, 217, 240 y 241.
289
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
290
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
291
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
292
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
C ) GÉNESIS D E L A N O R M A
293
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
294
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
A ) N O R M A S PENALES COMPLETAS
295
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
296
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
297
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
C) N O R M A S PENALES EN BLANCO
298
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
Curso, 1.1, págs. 146 y ss.; SOI TO, "Las leyes penales en blanco", págs. 13 y ss.
48 Otros conceptos en R A N I E R I , Manual, t. I, pág. 4 4 ; F O N T Á N B A L E S T R A , Tratado,
1.1, 2a ed., pág. 229; C U R Y U R Z Ú A , "Contribución...", págs. 7 y ss.; el mismo, La ley penal,
págs. 38 y ss.
4 9 B I N D I N G , Die Normen, t. I, 3 A ed., págs. 1 6 1 y ss., que utiliza la expresión Blan-
pág. 31.
51 M U Ñ O Z C O N D E , Introducción, pág. 19; M U Ñ O Z C O N D E / G A R C Í A A R A N , Derecho
299
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
agosto 2007, radicado: 27337: "...el recurso p o r parte del legislador a estas leves se jus-
tifica, c o n independencia de otras razones de índole política, p o r un motivo técnico: la
necesidad de evitar el rápido anquilosamiento, la petrificación de la ley penal en materias que se ven
sometidas, por la evolución social y económica, a rápidos y bruscos cambios, es decir, atando se
protegen relaciones sociales variables, que requieren ser actualizadas permanentemente"
(las cursivas son del original).
54 Cfr. J A K O B S , Derecho penal, pág. 345; C A S T I L L O G O N Z Á L E Z . El dolo, págs. 1 0 5 y ss.
300
TEORÍA DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
pág. 3 3 8 .
57 No obstante, de forma equivocada, B E R D U G O G Ó M E Z D E L A T O R R E / A R R O Y O Z A -
P A T E R O / F E R R É O L I V É / G A R C Í A R I V A S / S E R R A N O P I E D E C A S A S / T E R R A D I L L O S B A S O C O , Curso,
pág. 22, pretende que ellas son una modalidad de las normas "incompletas".
5 8 C O B O / V I V E S , Derecho penal, 5 A ed., págs. 1 5 2 y 1 5 3 ; parcialmente de acuerdo
301
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
A) EL SUPUESTO DE H E C H O
materiales de los tipos penales en blanco", pág. 123, cuando clama, incluso, porque se
prescinda "de todas estas figuras violatorias de principios fundamentales del derecho
penal" y se busquen "otras técnicas uniformes c o n el Estado de Derecho"; el problema,
desde luego, es encontrar esos otros mecanismos alternativos para estos efectos.
60 Cfr. BERDL GO G Ó M E Z DE LA T O R R E / A R R O Y O ZAPATERO/FERRÉ OLIVÉ/GARCÍA
RIVAS/SERRANO PIEDECASAS/TERRADILLOS BASOCO, Curso, págs. 23 y ss.
61 JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, t. III, 3 A ed., págs. 2 4 y ss.
302
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
desde el ángulo del derecho positivo, esto es, formalmente, para entender
por tal toda conducta humana que el ordenamiento jurídico castiga con
una pena62. Con semejante noción se rinde tributo al principio nulla
poena sine lege vigente en el derecho penal positivo (Const. Pol., art. 29
y C. P, art. 6 o ), que impide consagrar como delito toda conducta que
no caiga dentro de los dictados de la ley penal. Sin embargo, una defi-
nición como esta no indica cuándo un determinado comportamiento
merece o no castigarse con una pena, esto es, no indica cuáles son los
criterios materiales sobre los que descansa la conducta punible; como
se recordará [cfr. capítulo segundo], gracias al principio de la necesidad
de intervención, el Estado -y con él el legislador- solo puede asegurar
la protección de bienes jurídicos cuando ello resulte imprescindible,
puesto que la pena es el más severo mecanismo con el que cuenta el
ordenamiento jurídico. En fin, parece evidente que la nocividad social
de ciertos comportamientos es la ratio essendi de las prohibiciones y
de los mandatos penales, y que del estudio de la génesis de las pro-
hibiciones penales se infiere que esta tiene un sustrato material63. Lo
anterior obliga, entonces, al penalista a estudiar el contenido de ese
concepto, esto es, a precisar cuáles son los supuestos materiales de los
que depende el sí de la pena1'4; se hace necesario, pues, determinar el
concepto material de delito.
Elementos esenciales del delito, mirado desde esta perspectiva, son
el injusto y la culpabilidad; delito es todo injusto culpable. Ello ha permitido
a la ciencia del derecho penal, desde hace más de un siglo, elaborar un
concepto material de delito que, simplificando, se reduce a una doble
desvaloración: desvalor sobre el hecho o injusto, y desvalor sobre el autor o
culpabilidad 65; el injusto es la desaprobación del acto por el legislador,
mientras que la culpabilidad es el "reproche" dirigido contra el autor
de ese acto por parte del juez 66 . El injusto (desvalor sobre el hecho), a
su turno, implica la constatación de dos juicios negativos de valor: por
303
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
un lado, cómo el delito para que merezca una pena debe lesionar o
poner en riesgo un determinado bienjurídico - p o r ejemplo, la vida-,
en él tiene que ubicarse el desvalor de resultado (el bienjurídico); y para
que el delito sea merecedor de pena, es necesaria una transgresión de
los valores ético sociales, por lo cual debe incluirse el desvalor de acción
dentro de aquel. La culpabilidad o el desvalor sobre el autor, se traduce en
un "juicio de reproche" [o en un juicio de exigibilidad de índole jurídica
dirigido al autor de ese hecho], o sea, la reprochabilidad. De esta manera,
entonces, desvalor de acción, desvalor de resultado y desvalor sobre el
autor o reprochabilidad, son los tres pilares sobre los que asienta la
actual ciencia del derecho penal el concepto material de delito.
La distinción anterior tiene un valor sistemático, pues gracias a ella
se ha elaborado la teoría del delito; y un valor práctico, dado que posi-
bilita saber cuándo se aplica o no una consecuenciajurídica. Así, una
medida de seguridad solo se le puede imponer a quien ha realizado un
injusto; mientras que una pena supone un injusto culpable. Ni siquiera
todo injusto culpable merece pena, puesto que el ordenamiento jurídi-
co dispone de muchos mecanismos para proteger el bien jurídico y la
comivencia social; así, por ejemplo, quien incumple una compraventa
culpablemente, realiza un injusto culpable y debe responder por el
daño causado, pero tal ilícito jurídico es del resorte del derecho civil
(C. C., art. 1546); en cambio, si la persona además de no cumplir se alza
con sus bienes, puede incurrir en un injusto culpable sancionado con
pena (C. P., art. 362), esto es, propio del derecho penal. Ahora bien,
dentro del desvalor de acto o injusto, que equivale a la conducta típica
y antijurídica, se suelen ubicar, según el contenido que se quiera dar al
concepto dogmático (causalista, finalista o funcionalista, según se verá
luego), los siguientes elementos: la acción, la omisión, los medios, la
relación de causalidad, la relación psicológica entre el autor v su he-
cho, etc.; en sentido contrario, en el desvalor de autor o culpabilidad
se incorporan las facultades psíquicas del autor, las motivaciones, el
conocimiento de la ilicitud del acto, etc. Así se desprende, por lo demás,
de los arts. 9o y ss. del C. P.
Para concluir esta aproximación al concepto material de delito,
debe tenerse en cuenta que las tres variables de las que depende la
imposición de una pena y que dan lugar a dicho concepto cambian de
un ordenamiento jurídico a otro, y de una época a otra67, acorde con
las concepciones políticas, jurídicas y ético-sociales68 que marcan el
rumbo a las diversas organizaciones estatales en su devenir histórico. Así.
304
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
6 a ed., p á g s . 45-46.
305
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
B) L A CONSECUENCIA JURÍDICA
a) Concepto
Es la consecuencia jurídica que tradicionalmente se ha impuesto
por la comisión de un delito y su origen se pierde en la historia de los
tiempos, remontándose hasta el pensamiento mágico, aunque la pena
pública se encuentra ya en el derecho de Israel, en Roma y en el derecho
germánico 72 . Formalmente hablando, la pena es un mal que impone el
legislador por la comisión de un delito; o la consecuencia asignada a la
persona que ha realizado un hecho punible. Pero esta noción no dice
nada sobre la naturaleza de ese mal, ni por qué ni con qué fin se impone;
en otras palabras: debe suministrarse un concepto material de pena que
permita abordar su contenido; responder a estos últimos interrogantes
ha sido, sin embargo, uno de los asuntos más discutidos a lo largo de la
historia del derecho penal, y lleva involucrada toda una problemática
70 JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, t. III, 3A ed., pág. 152. Bien lo expresa REYES ECHANDÍA
(Derechopenal, 11a ed., pág. 94): "Forzoso es, entonces, concluir que la distinción entre
delitos y contravenciones no p u e d e hacerse c o n criterio o n t o l ó g i c o sino valorativo, y,
aun en este caso, refiriéndolo al c o n c e p t o que emana del legislador".
71 NÚÑEZ, Temas, pág. 23.
306
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
b) Naturaleza
A no dudarlo, la pena es una manifestación del Estado, es expresión
del poder traducida en una injerencia directa sobre el condenado, a
quien se priva de determinados bienes jurídicos (la libertad, el patri-
monio, el honor, etc.), con miras a asegurar la protección eficaz de
los intereses tutelados por la ley. Históricamente, la pena ha envuelto
siempre despliegue de poder, coacción, lo que posibilita la supervivencia
del derecho penal como suprema herramienta de control social.
c) Justificación
El problema en torno al porqué de la pena es el más clásico de la
filosofía del derecho, pudiéndose agrupar en dos las teorías que tratan
de resolverlo. De un lado, aparecen las llamadas doctrinas justificadoras,
que emiten razones de diverso orden parajustificar la pena y, por ende,
el derecho penal: se impone para mantener el ordenjurídico, condición
fundamental para asegurar la convivencia en comunidad, pues sin ella
el ordenamientojurídico dejaría de ser coactivo para convertirse en una
simple recomendación no vinculante {justificación jurídico-política); es
necesaria para "satisfacer la sed de venganza de la comunidad" {justifi-
cación sicológica-sociat); se busca posibilitar "la expiación como actividad
moral autónoma" {justificación ético-individual)De otro lado, un amplio
grupo de corrientes -las llamadas doctrinas abolicionistas- postulan que
la pena no tiene justificación alguna y que debe suprimirse el derecho
penal, sea porque impugnen de raíz su fundamento ético-político, o
sea porque entiendan que las ventajas que reporta son inferiores a los
costos que representa7'1.
Sin embargo, más allá de esas explicaciones, es evidente que la pena
tiene su razón de ser en aquellos eventos en los cuales el comportamien-
to prohibido peijudica de manera insoportable la coexistencia libre
y pacífica de los ciudadanos y no resultan adecuadas para impedirlo
otras medidas jurídico criminales menos radicales77, según el sistema
307
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
d) Fundamento
El basamento que se le atribuya a la pena depende del punto de
vista adoptado 81 . En efecto, de una parte, quienes creen en el derecho
penal retributivo, acorde con la función asignada a la pena por las
teorías absolutas, la hacen fincar en la culpabilidad del agente, esto es,
ella se traduce en un reproche dirigido al autor por haber dirigido su
comportamiento en un sentido contrario al orden jurídico, por haber
obrado en contra de los patrones del derecho pudiendo abstenerse de
hacerlo (capacidad de libre autodeterminación del ser humano o libre
albedrío); desde luego, ningún funcionario judicial o científico -por
avisado que sea- ha podido probar, a partir de premisas incontrasta-
bles objetivamente irrefutables, que una persona en un caso concreto
pueda determinarse libremente. Ello explica el motivo por el que este
fundamento ha sido blanco de innumerables críticas, aunque no debe
dejar de reconocerse que también ha cumplido un cometido garantís-
tico en cuanto ha servido como límite para la imposición de la pena,
al permitir que esta se gradúe con base en el monto de la culpabilidad
deducida al agente. De otra parte, los defensores de un derecho penal
prevencionista, que le asignan a la sanción una función utilitarista
(prevención general o especial), luego de rechazar el principio de
culpabilidad como fundamento de la pena, buscan otros conceptos,
como los de necesidad, peligrosidad, proporcionalidad, imputación
individual, idea de fin, dirigibilidad normativa, etc., todos ellos tan
rechazables como la idea misma de culpabilidad.
Por supuesto, de lo anterior se colige que el ambicionado fundamento
objetivo, científicamente verificable, constatable empíricamente, que
tanto preocupa a la doctrina es inalcanzable; los cultores del derecho
penal, pues, si quieren ser respetuosos del modelo penal garantista -el
único compatible con un Estado verdaderamente democrático-, tendrán
81 Para una discusión sobre el tema, véanse M A I W A L D , "Gedanken...", págs. 149 y ss.;
308
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
82 Cfr. S C H M I D H Á U S E R , Vom Sinn, págs. 16 y ss.; el mismo, Vom Sinn, 2" ed., págs.
309
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
310
TEORÍ A DE LA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
8 6 B U S T O S R A M Í R E Z / H O R M A Z Á B A L M A L A R É E , Lecciones, t. I, pág. 1 3 7 ; F E R R A J O L I ,
311
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
312
TEORÍA DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
91 Así, por lo demás, parece reconocerlo JAKOBS, Derecho penal, págs. 22 y 23.
92 Cfr. HlLGENDORF, "Introducción" a Schmidháuser, Vom Smn, pág. XIV.
93 Cfr. LlSZT, "Der Zweckgedanke im Strafrecht", págs. 149 y ss.
87 y ss.; Bl'STOS RAMÍREZ, Bases, pág. 168; el mismo, Manual, 3a ed., pág. 28; FERRAJOLI,
Derecho y razón, págs. 270 y 271; JAKOBS, Derecho penal, págs. 29 y ss.
313
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
314
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
97 Así ROXIN, Problemas básicos, págs. 19 y 20; el mismo, Strafrecht, t. I, 4 a ed., págs.
315
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
103 Cfr. JAKOBS, Strafrecht, Ia ed., págs. V, 3 y ss., 9 y ss.; el mismo, Strafrecht, 2a ed.,
316
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
104JAKOBS, Strafrecht, 2 a ed., pág. 14; el mismo, Derecho penal, pág. 18; de f o r m a
1 0 7 Cfr. SCHMIDHÁUSER, Strafrecht, 2 a ed., págs. 52 y ss.; el mismo, Vom Sinn, I a ed.,
317
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
págs. 111 y 112: "En la pena hay que distinguir dos aspectos diferentes: u n o es el referido
a qué es la pena y el otro a la imposición de la pena. En cierto m o d o u n o referido a la
razón en sí y otro a la razón práctica. En cuanto al primer aspecto, la pena no es sino
a u t o c o m p r o b a c i ó n ideológica del Estado; no es, en consecuencia neutral, c o m o no es
neutral el Estado. Mediante la pena el Estado demuestra su existencia frente a todos los
ciudadanos, señala que el sistema p o r él elegido sigue vigente ... El otro aspecto es el de
la imposición, que solo p u e d e tener un carácter individual, esto es, dirigido al hombre
en c o n c r e t o . En tal m e d i d a d e b e tener c o m o base fundamental la consideración de la
dignidad de la persona humana, que implica necesariamente que el h o m b r e es un fin en
sí mismo y, p o r tanto, no p u e d e ser instrumento del Estado para sus fines". Con algunas
variantes, B U S T O S R A M Í R E Z / H O R M A Z Á B A L M A L A R É E , Nuevo sistema, pág. 57: "con la pena
el Estado se autoafirma c o m o p o d e r coercitivo ante la relación social global".
318
TEORÍA DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
113 Así, p o r ejemplo, MAURACH/ZIPF, Derecho penal, 1.1, págs. 78 y 79; JESCHECK/WEI-
GEND, Tratado, 5A ed., pág. 81 yss.; BAUMANN/WEBER/MITSCH, Strafrecht, 11A ed., págs.
2 7 - 2 9 ; S C H Ó N K E / S C H R Ó D E R / S T R E E , Strafgesetzbuch, 2 7 A e d . , p á g s . 7 2 0 y ss.; BRINGF.WAT,
Grundbegriffe, págs. 46 y ss.; WESSELS/BEULKE, Strafrecht, 36A ed., pág. 4; KLNDHÁUSER,
Strafrecht, pág. 40; NAUCKE, Strafrecht, 10A ed., pág. 37; HURTADO POZO, Manual, 3A ed.,
págs. 39 y 40; QUINTERO OLIVARES/MORALES PRATS, Parte General, IA ed., págs. 116 y
ss.; MANTOVANI, Principi, p á g . 3 5 6 ; REGIS P R A D O , Curso, v o l . I , 6 A e d . , p á g . 5 3 3 ; e t c . E n
el d e r e c h o nacional, LONDOÑO JIMÉNEZ, "La prevención especial...", págs. 151 y ss.;
REYES ECHANDÍA, Derecho penal, 11 A e d . , p á g . 2 5 1 ; FERNÁNDEZ CARRASQUILLA, Derecho
penal, t. II, 2 a ed., pág. 88.
319
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
320
TEORÍA DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
a) Concepto
Desde un punto de vista formal, se entiende por tal la consecuencia
jurídica imponible por el ordenamiento jurídico a quien ha cometido
culpablemente un hecho punible, o a quien ha transgredido la ley penal
en situación de inculpabilidad, atendida su inimputabilidad; o, como dice
la doctrina, la medida de seguridad es la privación de bienes jurídicos,
impuesta jurisdiccionalmente por el Estado con un fin socializador o
asegurativo, a persona socialmente peligrosa, con ocasión de la comi-
sión de un delito, y, en principio, mientras aquél fin no se cumple 119 .
Sin embargo, esta noción no dice nada sobre la naturaleza, ni por qué
ni para qué se imponen las medidas de seguridad, por lo que se debe
formular un concepto material-, a pesar de ello, para poder hacerlo es
necesario precisar algunos aspectos que aparecen involucrados en la
págs. 66 y ss.; TERRADILLOS, Peligrosidad social, págs. 129 y ss.; BERISTAIN, Medidas penales,
págs. 44 y ss.
321
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
b) Naturaleza
En torno a la pregunta ¿qué son las medidas de seguridad?, es tra-
dicional la polémica entre los que las conciben como meros recursos
de índole administrativa en manos del Estado, y quienes las entienden
como verdaderas sanciones penales121.
1) Teoría administrativa. Para esta concepción se trata de herra-
mientas situadas por fuera del derecho penal, cuya pertenencia al
ámbito administrativo es indiscutible; son, pues, verdaderos medios de
policía garantizados jurisdiccionalmente, que no pretenden imponer
un precepto jurídico penal y que tampoco acarrean responsabilidad
jurídica. Son, entonces, reacciones estatales que no suponen una
acción prohibida, son revocables y de carácter discrecional 122 .
2) Teoría penal. Para esta elaboración, las medidas de seguridad
son de naturaleza estrictamente punitiva y se encuentran sometidas
en todo al derecho represivo; tienen la naturaleza de sanciones im-
puestas por funcionarios judiciales que buscan imponer un precepto
penal, implican responsabilidad jurídica, son reacciones a una acción
prohibida y no se pueden imponer discrecionalmente 123 . Desde luego,
si se atiende al origen de estas consecuencias jurídicas es evidente
que pertenecen al amplio grupo de las medidas de policía, debién-
dosele dar la razón a la primera tesis. Sin embargo, si se advierten las
similitudes entre penas y medidas de seguridad -confundidas en la
práctica y dotadas de un alto grado de aflictividad-, debe aprobarse
la segunda postura mientras se eliminan de los sistemas penales estas
ESTRADA VÉLEZ, Derecho pena!, pág. 266. Para ZAFFARONI (Tratado, I, págs. 91 y ss.; ZA-
FFARONI/ALAGIA/SLOKAR, Derecho penal, 2a ed., págs. 4 y 70; el mismo, Manual, 1" ed.,
pág. 495) son administrativas (materialmente h a b l a n d o , pues formalmente tienen
carácter penal) las imponibles a inimputables; las medidas pre y postdelictuales para
imputables, en cambio, las c o n c i b e c o m o formas de pena. Ahora, sin embargo, afirma
el expositor argentino que todas son penas ontológicamente hablando (cfr. En busca
de las penas, pág. 166).
123 AGUDELO BETANCUR, Imputabilidad y responsabilidad penal, págs. 47 y ss.;JES-
CHECK/WEIGEND, Tratado, 5 a e d . , p á g . 2 5 4 ; BERISTAIN, Medidas penates, p á g . 78; JORGE
BARREIRO, Las medidas de seguridad, p á g . 9 0 ; OLESA MUÑIDO, Las medidas, p á g s . 124 y ss.;
SOTOMAYOR AGOSTA, Inimputabilidad, p á g s . 1 6 2 y ss.
322
TEORÍA DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
c) Justificación
La pregunta acerca de la razón por la que se imponen las medi-
das de seguridad, ha dado lugar a una discusión previa encaminada
a determinar si ellas son o no legítimas; esto es, si se ajustan o no a
los dictados del Estado de derecho, pues "pueden convertirse en un
temible instrumento aniquilador de los derechos fundamentales del
individuo"124. En torno a ello se han dado dos tipos de respuestas: una
en sentido negativo, que puede denominarse c o m o abolicionista, y otra
de manera positiva o justificadora125.
1) Teoría negativa o abolicionista. Para esta corriente las medidas
de seguridad no son legítimas y atentan contra los postulados del
Estado de derecho, por lo que no pueden ser aplicadas 126 , máxime
si se tiene en cuenta que aparecieron c o n el Estado liberal inter-
vencionista y alcanzaron un inusitado desarrollo en los modelos de
organización social autoritarios, que han llevado la represión penal
hasta límites insospechados; por ello, entonces, parece lógico plantear
que estas consecuenciasjurídicas amenazan gravemente los cimientos
del Estado democrático y debe prescindirse de ellas.
2) Teoría legitimadora ojustificadora. Señala que están cabalmente
aceptadas y no pugnan con el Estado de derecho, lo que permite res-
ponder a la pregunta inicialmente formulada diciendo que se explica
su imposición por tratarse de instrumentos necesarios para el individuo
y la sociedad (criterio de necesidad); o por razones de justicia (criterio
de justicia); o, sencillamente, por cuestiones de mera utilidad (crite-
rio de la utilidad) 127 . No obstante, esta concepción ha sido sostenida
con variantes por parte de quienes las admiten, a condición de que
Peligrosidad social, págs. 23 y ss. Para WF.I.ZEL (Derecho penal, 2A e d . , págs. 333 y ss.)
y JORGE BARREIRO (Las medidas de seguridad, págs. 82 y ss.) tienen una j u s t i f i c a c i ó n
ética.
CORTE
JSUPREMAj
323 / \
' BIBLIOTECA )
CHILE )
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
d) Función
A diferencia de la controversia suscitada en este punto en el ám-
bito de las penas, como ya se vio, en materia de medidas de seguridad
poco se discute el carácter de prevención especial como función130. No
obstante, en la doctrina contemporánea se afirma que ellas cumplen
dos tipos de cometidos: uno de carácter primario, cual es la preven-
ción especial; y otro secundario, traducido en la prevención general,
funciones que también se atribuyen a la pena131. Incluso, se asevera
que tienen una misión genérica: la prevención especial, y unas tareas
específicas determinables según la clase de medida: la inocuización y
la resocialización, si se trata de internamiento en casa de custodia; la
reeducación mediante la reclusión en establecimiento educativo; y la
curación en el internamiento psiquiátrico132.
324
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
e) Fundamento
Se trata de responder a la pregunta ¿por qué o con base en qué se
aplican las medidas de seguridad? Mientras que el basamento de las
penas es muy discutido, como ya se dijo, no sucede lo mismo en tratán-
dose de las medidas de seguridad, que se fundan en la peligrosidad del
agenté3 - e l llamado principio jurídico de la proporcionalidad}34-, esto es, la
probabilidad de que quien ya ha cometido un delito vuelva a delinquir
en el futuro -posdelictual-, o que se espera lo cometa -predelictual-,
trátese en el primer caso de imputable o de inimputable 135 . Así, pues,
se sostiene un fundamento irracional, científicamente indemostrado,
que pugna en todo caso con los postulados que gobiernan el Estado
de derecho, pues se olvida que "el juicio de peligrosidad no puede
sino hacer referencia a elementos sustancialistas, de carácter moral,
natural o social, no identificables sobre la base de la ley y por tanto
sólo legitimables externamente, aun violando la garantía de estricta
legalidad"136. Desde luego, sorprende que las mismas elaboraciones
que critican duramente el principio de culpabilidad claudiquen en
este ámbito137. Naturalmente, si se entiende que las medidas de se-
guridad son una forma de pena, el fundamento no puede ser otro
Tratado, 1.1, 3 a ed., pág. 122; M U Ñ O Z C O N D E / G A R C Í A A R Á N , Derecho penal, 6 a ed., pág. 53;
F E R N Á N D E Z C A R R A S Q U I L L A (Derechopenal, t. II, 2 a ed., págs. 100 y ss.), de otra opinión en
la pág. 225. Tal posición tiene también e c o en la jurisprudencia: cfr. sent. T-401 de tres
junio 1992, en NFP, núm. 56, Santa Fe de Bogotá, 1992, págs. 277 y ss., c o n comentario
de Alfonso Cadavid Quintero.
136 Así, F E R R A J O L I (Derecho y razón, pág. 2 1 8 ) ; Q U I N T E R O O L I V A R E S , "Reflexio-
penal, 1.1, págs. 1 0 3 y ss.; J A K O B S , Derecho penal, pág. 3 8 ; el mismo, Strafrecht, 2 A ed., pág.
3 0 ; M U Ñ O Z C O N D E / G A R C Í A A R A N , Derecho penal, 6 A ed., pág. 5 3 , que, incluso, ve en ello
una expresión del principio del acto (¡cosa que no logra demostrar!): "Actualmente ya
nadie discute que el presupuesto de las medidas de seguridad jurídico-penales lo cons-
tituye la peligrosidad postdelictual. Ello se deriva de la propia naturaleza y c o n c e p t o del
Derecho penal c o m o un Derecho penal de acto y no meramente c o m o un Derecho penal de
autor1'. Sin embargo, d e b e advertirse, la misma obra señala que "la peligrosidad criminal,
es un juicio de probabilidad y c o m o tal p u e d e ser erróneo: el que se considera peligroso
vuelve a reincidir y el que se considera altamente peligroso p u e d e no volver a delinquir
nunca más" (ibidem, pág. 54).
325
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
f) Carácter sancionatorio
Uno de los problemas que más han preocupado a los estudiosos
es el atinente a si las medidas de seguridad son o no "sanciones"138;
desde luego, para poder hacer alguna claridad al respecto es necesario
precisar los conceptos de "sanción" -cosa poco clara para los teóricos
del Derecho- y de "medida de seguridad". Según un conocido punto
de partida, la noción de sanción se caracteriza por la presencia de va-
rias notas: es un acto coercitivo, esto es, un evento de fuerza efectiva o
latente; tiene por objeto la privación de un bien; debe mediar autoriza-
ción por una norma válida para el ejercicio de dicho acto; y debe ser la
consecuencia de una conducta de algún individuo139. Sin embargo, así
se pueda formular un concepto de "sanción" más o menos pacífico, las
dificultades no logran ser superadas, pues tampoco existe claridad en
torno a lo que deba entenderse por "medida de seguridad" ni a cuáles
eventos puede darse tal denominación: ¿sólo a las postdelictuales o
también a las predelictuales? ¿Y dentro de las postdelictuales sólo las
imponibles a imputables o también las administrables a los inimputables?
¿Únicamente las privativas o restrictiv as de la libertad o también las que
privan o restringen de otros derechos? ¿Las personales o las reales? Es
más, cómo hacer para saber cuándo se está enfrente a una pena o una
medida de seguridad?140
Como es obvio, si se parte del concepto enunciado más arriba, no es
posible predicar el carácter sancionatorio de las medidas de seguridad
predelictuales que no alcanzan a configurar dichas exigencias, pues no
siempre son la consecuencia de determinadas conductas y en ellas no
hay un deber incumplido; y en relación con las posdelictuales, ello sería
cuando menos discutible aunque no imposible. Por ello, se impone una
consideración amplia del término "sanción", de tal manera que se pue-
dan aglutinar las diversas formas de medidas bajo dicho género, lo que
sucedería si se entiende que hablar de sanción penal equivale a evocar
la idea de un castigo infligido al autor de un hecho ilícito141, para com-
prender por lo menos las medidas de carácter postdelictual imponibles
ordenamientos jurídicos al respecto. Cfr. JORGE BARREIRO, Las medidas de seguridad, págs.
99 y ss., quien demuestra cómo diversas medidas de seguridad que preveía la legislación
española eran verdaderas penas.
141 Sobre ello, FIANDACA/MUSCO, Dinttn penale, 4a ed., pág. 645.
326
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
146 .Así, dice SOLER ("Las medidas de seguridad...", págs. 227 y ss.): "El empleo de
Principi, 8A ed., págs. 709 y ss., 701 y ss.; AGUDELO BETANCUR, lnimputabilidad, págs. 7 y
ss., 44, a partir de la postura kelseniana.
327
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
328
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
149 ANTOLISEI, Manual, 1988, pág. 36; para BIXOING, en cambio, la ley se dirige aljuez
y la norma al ciudadano. Cfr. Die Normen, t. I, 3a ed., págs. 7 y ss.; t. II, 2a ed., pág. 147.
150 A s í , MAGGIORE, Derecho penal, t. I, p á g . 4 2 ; RANIERI, Manual, v o l . I, p á g . 4 2 .
151 KAUFMANN, Teoría, p á g . 1 7 5 .
152BETTIOL, Dirittopenale, 11a ed., pág. 102.
153 BlNDING, Die Normen, 1.1, 3 a ed., pág. 99; el mismo, Die Normen, t. II, 2 a ed., pág.
147; MERKEL, Kriminalistische Abhandlungen, págs. 43 y 44; RUIZ, Teoría del hecho punible,
pág. 36.
154 MAGGIORE, Derecho penal, 1.1, p á g . 4 2 ; RANIERI, Manual, v o l . I, p á g . 4 2 ; JESCHECK/
WEIGEND, Tratado, 5 a e d . , p á g . 2 5 4 .
329
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
A ) D E GARANTÍA
330
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
B ) D E PROTECCIÓN
1.1, págs. 121 y ss.; HURTADO POZO, Manual, 3A ed., págs. 150 y ss., 162. Se suele hablar de
la "Función de garantía de la lev penal"; sobre ello, véase: BRINC.EWAT, Grundbegriffe, págs.
1 0 4 - 1 3 7 ; B A U M A N N / W E B E R / M I T S C H , Strafrecht, l l 1 e d . , p á g s . 1 3 7 y s s . : WESSLES/BEULKE,
Strafrecht, págs. 12 y ss.; KINDHÁUSER, Strafgesetzbuch, 2A ed., págs. 6 y 7.
157 Cfr. FERRAJOLI, Derecho y razón, pág. 931: "la f u n c i ó n garantista del d e r e c h o en
general consiste en la minimización del poder, de otro m o d o absoluto: de los poderes pri-
vados, tal y c o m o se manifiestan en el uso de la fuerza física, en la explotación y en las
infinitas formas de opresión familiar, de d o m i n i o e c o n ó m i c o y de abuso interpersonal;
de los poderes públicos, tal y c o m o se expresan en las arbitrariedades políticas y en los
abusos de p o d e r policiales y administrativos".
158 C f r . M U Ñ O Z C O N D E / G A R C Í A ARAN, Derecho penal, 6 a e d . , p á g s . 6 1 - 6 2 .
159 C f r . GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Introducción, 3 a e d . , p á g . 1 7 6 .
331
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
C ) D E MOTIVACIÓN
D) SIMBÓLICA
164 Así, VAN DER KERCHOVE, "¿Las leyes penales están hechas para ser aplicadas?",
págs. 181 y ss.; GARCÍA VILLEGAS, "Eficacia simbólica...", págs. 5 y ss.; el mismo, La efica-
cia..., págs. 79 y ss., 237 y ss.
332
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
E ) L A FUNCIÓN R E A L D E L A N O R M A PENAL
333
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
VII. L A I N T E R P R E T A C I Ó N D E L A N O R M A P E N A L
A) CONCEPTO
167 Cf r. GUASTINI, Distinguiendo, págs. 201 y ss.; el mismo, Estudios, págs. 1 y ss.
168 GUASTINI, Estudios, págs. 3 y ss.
1 6 9 G A R C Í A M A Y N E Z , Introducción, pág. 246.
1 7 0 G U A S T I N I , "Interpretazione...", pág. 2.
ed., pág. 99. En sentido similar, GÓMEZ M E J Í A (La interpretación, págs. 74 y ss.), cuando
la entiende c o m o un acto de c o m p r e n s i ó n o r i e n t a d o a captar las valoraciones que
subyacen a la norma y al contexto cultural en que ella se p r o d u j o .
334
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
ser interpretado", debe ser mirado como una auténtica falacia. Desde
luego, para precisar el sentido del texto legal, debe tomarse partido
frente a la tradicional disputa doctrinaria entre quienes afirman que
para lograr tal cometido se debe acudir al significado objetivo de aquel
(teoría objetiva: la voluntad de la ley)172 y quienes postulan que debe
indagarse la voluntad histérico-sociológica del legislador (teoría subjetiva)173.
Hoy prima una opinión intermedia para la que cada una de las posiciones
enfrentadas tiene parte de la verdad y, por lo tanto, ninguna puede ser
aceptada sin limitaciones174; aunque, a decir verdad, no faltan intentos
de concebirla desde el punto de vista de la perspectiva analítica del
derecho, de la llamada "hermenéutica ontológica" o de la teoría de la
argumentación175; incluso, en el ámbito penal, se ha formulado una
"interpretación orientada hacia las consecuencias" 176 .
De todas maneras, debe tenerse en cuenta, la teoría de la inter-
pretación ha dado lugar a muchas discusiones y las concepciones en
torno a ella varían según la posición que se asuma enfrente al Derecho
penal como disciplina del conocimiento. Es, pues, evidente que sin
plantear unas pautas generales en este ámbito es imposible llevar a
la realidad cualquier empeño metódico que aspire a sistematizar, con
rigor académico, una parcela del saber jurídico como esta. La ley penal,
se ha dicho con toda razón, no consiste en un "puro recetario" que
simplemente se aplica al caso concreto; por el contrario, ella requiere
ser interpretada177.
B ) C L A S E S D E INTERPRETACIÓN
177 Sobre ello, CUELLO CoNTRERAS, El Derecho penal, 3A ed., pág. 223.
II, 3 a ed., págs. 4 0 8 y ss.; C O B O / V I V E S , Derecho penal, 5 a ed., págs. 116 y ss.; B A U M A N N / W K -
B E R / M I T S C H , Strafrecht, 11a ed., págs. 151 yss.; M U Ñ O Z C O N D E , Introducción..., págs. 139
335
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
1. Según el sujeto que la realiza. Como ella puede ser llevada a cabo
por distintas categorías de personas, se puede dividir en cuatro varie-
dades179.
a) Auténtica
Es la designación que permite explicar el contenido de la norma
penal a partir del sujeto de quien emana, vale decir, el legislador, que es
su autor; es frecuente encontrarla en los preámbulos, en las exposiciones
de motivos, en las declaraciones del órgano legislativo e, incluso, en
normas de carácter interpretativo, y parece remontarse a la legislación
imperial romana, más concretamente al Digesto: leges interpretan solo
dignurn esse imperio oportet (C.l, L.4, 12, 1). A su vez, puede ser contextual
si se efectúa en el mismo tenor de la ley, como sucede con el derecho
penal vigente cuando emite diversos conceptos (C. P., arts. 9 o , 22 a 24,
33, 132, inciso 2 o ; 154 par.; 212, 294, etc.) o con la ley 30 de 1986, que
prevé una serie de definiciones mediante las que se fija el alcance del
estatuto antidrogas (arts. Io y ss.); y, posterior, cuando se lleva a cabo
una vez expedida o puesta en vigencia la norma para, en casos de
especial trascendencia, aclarar su sentido y alcance180. Por lo anterior,
no constituyen interpretación auténtica posterior las llamadas "leyes
de erratas", expedidas con posterioridad a la expedición o entrada en
vigor del texto legal para corregir yerros y omisiones, pues en tal caso
se trata de una verdadera enmienda de disposiciones; ni tampoco los
casos en que se aprovecha tal circunstancia para emitir una nueva ley.
Buenos ejemplos de este tipo de leyes, referidos al Código Penal de-
rogado, eran los decrs. 141 y 172 de 1980, expedidos por el ejecutivo
de entonces para enmendar "errores de redacción, de construcción
y omisiones en el texto del nuevo Código Penal", según rezaban sus
respectivos considerandos.
A la interpretación auténtica se refiere expresamente la Const.
Pol. en el art. 150-1, cuando le atribuye al Congreso de la República
la función de "interpretar ... las leyes", y el C. C. en los arts. 14 y 25, el
último de los cuales señala con toda propiedad: "la interpretación que
336
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
se hace con autoridad para fijar el sentido de una ley oscura, de una
manera general, solo corresponde al legislador".
b) Doctrinal
Es el humus cultural para la formación del jurista y, por esto, representa
el presupuesto de las otras formas de interpretación181; así las cosas, es la que
realizan los estudiosos en su tarea de desentrañar el contenido de las leyes
penales, aunque en un sentido distinto la entiende el C. C., en su art. 26,
cuando se refiere tanto a la interpretación efectuada por losjueces como a la
realizada por los funcionarios públicos. Especial trascendencia tienen, para
tal efecto, las elaboraciones efectuadas por los estudiosos cuando abordan
el derecho penal positivo en aplicación del llamado "método dogmático";
como es obvio, tales construcciones no tienen carácter auténtico y se trata
de desarrollos que en cada caso concreto pueden ser asumidos por el juez
o el intérprete. Ni siquiera, es bueno precisarlo, las notas y los comentarios
legales o las concordancias efectuadas por los compiladores encargados
de reproducirlas o difundirlas constituyen interpretación auténtica. Por
último, téngase en cuenta, como la pretensión de los doctrinantes es llevar
a cabo una sistematización de esta rama del orden jurídico con la formu-
lación de una teoría del derecho penal, a tal forma de interpretación se
le denomina también como "científica"182.
c) Judicial
Es la llevada a cabo por los órganos jurisdiccionales con el fin de
aplicar las leyes y descubrir la verdadera voluntad contenida en ellas, o
el significado objetivo del texto legal; por ello, es válido denominarla
como jurisprudencial. Esta clase de operación mental, a diferencia
de la auténtica, no es obligatoria para todos y solo ejerce su fuerza en
el caso concreto; no obstante, tiene una inusitada importancia en la
práctica184, sobre todo cuando se trata de posturas asumidas por los más
altos tribunales de justicia que -casi siempre de manera ciega y acrítica,
en plan de halagar al superior- son acogidas por los funcionarios judi-
ciales de inferior categoría y suelen ser invocadas por los abogados en
sus escritos y alegaciones ante los tribunales. Ello pone de manifiesto,
una vez más, la necesidad de que tales organismos creen verdadera
jurisprudencia y dejen de rendir culto al texto frío de la ley, como es
frecuente cuando se observa un notable atraso de la teoría penal.
337
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
d) Oficial
Es la cumplida por órganos del Estado en ejercicio de sus propias
funciones, como acontece cuando un ministro - e n organizacionesjurídi-
cas en las que ello es posible- aclara el alcance de una disposición legal
mediante una circular, o si el Consejo de Estado emite un concepto en
cumplimiento de su función consultiva, cosa que bien puede suceder
en el ámbito del derecho penal185.
a) Semántica
Es la que emplea como medio para realizar tal actividad mental las
diversas técnicas suministradas por la lingüística -ciencia del lenguaje-y
la gramática, con miras a precisar el significado de los signos utilizados
por el legislador así como de sus diversas combinaciones, tanto desde
el punto de vista sincrónico como diacrónico; por ello, también se le
denomina "literal" o "gramatical". Al efecto, se vale de diversos elemen-
tos: en primer lugar, el sintáctico, que permite acudir a la sintaxis o parte
338
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
en el texto.
1 9 1 L A R E N Z , Metodología, pág. 316.
339
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
b) Lógica
Como su nombre lo indica, esta operación mental es la que se
vale de la lógica -formal y material- como medio para el cabal des-
entrañamiento del sentido de la ley, y cumple una triple función: en
primer lugar, opera de manera subsidiaria en relación con la inter-
pretación semántica, aunque la complementa; en segundo lugar, se
constituye en medio primario cuando no es posible esta última; y,
en tercer lugar, actúa c o m o mecanismo de control de los resultados
logrados con la primera forma de interpretación 192 . Como es obvio,
cuando se habla de interpretación "lógica", se alude al medio y no
al elemento - q u e también, desde F. C. S A V I G N Y : 1779-1861, hacia
1840, suele conocerse con la misma designación- y se emplea dicha
expresión en un sentido amplio y no estricto c o m o es usual [supra
B) ]; esta especie de interpretación se vale, a su turno, de los siguien-
tes elementos:
1) El racional y teleológico. A través de él se trata de precisar e\ fun-
damento racional objetivo de la norma o la ratio legis, el telos o la finalidad,
esto es, busca establecer los fines de la norma 193 , de las instituciones
jurídico-penales, del orden jurídico punitivo e, incluso, del conjunto
normativo en general; el fin para el que fue creada, no es otro que la
protección de bienesjurídicos, por lo que el intérprete debe precisar
cuál es el interés tutelado, su naturaleza, y cómo se puede saber cuál o
cuáles son los bienesjurídicos protegidos por ella194.
Así mismo, para poder cumplir de manera cabal con su tarea e
indagar la razón de ser del texto legal, el estudioso debe optar por
el fin objetivo de la ley, de tal manera que sea posible conciliaria con
el presente y las necesidades históricas (teoría objetiva en materia de
la interpretación, c o m o ya se dijo), no por la voluntad del legislador
(teoría subjetiva). Tampoco podrá perderse de vista la perspectiva
material a la hora de realizar la tarea hermenéutica, pues no se trata
solo de realizar interpretaciones dirigidas hacia el bienjurídico tute-
lado respetando el fin objetivo de la ley, sino de que ellas se compa-
dezcan con el derecho material; es el llamado principio de la justicia,
que es lo perseguido por el codificador cuando establece el derecho
positivo. En fin, para culminar, cabe recordar que la utilización de
este elemento es de una importancia tal que mediante él se tiene
en cuenta el hecho social presente en la base de la norma penal, y
pág. 60; M E Z G E R , Tratado, t. I, pág. 405; C O B O / V I V E S , Derecho penal, 5 a ed., pág. 118.
340
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
341
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
4) El político social. Dado que el derecho penal, como toda otra rama
del plexo jurídico, forma parte de la vida humana en colectividad y es
producto de unas determinadas condiciones económicas, políticas y
sociales, y busca proteger ciertos intereses, es de vital importancia no
desligar la norma penal de la realidad circundante, de las elaboraciones
político-criminales constantes y presentes en cada momento concreto, así
el intérprete no acepte o esté de acuerdo con el contenido de la misma.
Es, pues, evidente que "un jurista puede aceptar o no aceptar moralmente
las leyes o, acaso, los mismos principios constitucionales que están en la
base del ordenamiento que investiga; pero esto no le impide ni debe
impedirle interpretar su significado, aceptar su validez o invalidez y, en
general, poner de manifiesto las antinomias y las lagunas del ordenamien-
to"199. La interpretación según el elemento político supone, pues, tener
en cuenta las directrices particulares que inspiran la acción estatal que,
para el caso colombiano, están constituidas por los lineamentos propios
de un Estado social y democrático de derecho, como se desprende del
Preámbulo y de los "Principios fundamentales" de la Constitución.
Los instrumentos anteriores - q u e no tienen un orden de aplicación
y no se excluyen mutuamente- también se desprenden del derecho po-
sitivo. En efecto, el art. 27-2 del C. C. toma en consideración el elemento
racional cuando establece: "pero bien se puede, para interpretar una
expresión oscura de la ley, recurrir a su intención o espíritu, claramente
manifestados en ella misma ..."; y, el art. 32 ibidem señala: "en los casos
a que no pudieren aplicarse las reglas de interpretación anteriores, se
interpretarán los pasajes oscuros o contradictorios del modo que más
conforme parezca al espíritu general de la legislación y a la equidad
natural". Por supuesto, allí se da cabida al elemento político-social.
Al elemento sistemático, con la introducción de la llamada "inter-
pretación analógica" que es el producto de la utilización del mismo,
alude el art. 30-2 de la codificación citada cuando indica: "los pasajes
oscuros de una ley pueden ser ilustrados por medio de otras leyes,
particularmente si versan sobre el mismo asunto"; y el art. 30 consagra:
"el contexto de la ley servirá para ilustrar el sentido de cada una de sus
partes, de manera que haya entre todas ellas la debida correspondencia
y armonía". Esta herramienta se desprende también del art. 32 y de la
ley 153 de 1887 en su art. 5 o . Para concluir, el elemento histórico apa-
rece en el art. 27-2 del C. C. cuando expresa que para interpretar una
ley con base en el componente racional, se puede acudir a "la historia
fidedigna de su establecimiento".
342
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
a) Declarativa
Se está enfrente a ella cuando las palabras de la ley dicen con pre-
cisión lo que el texto quería y debía decir, de modo que el intérprete
no puede ni ampliar ni restringir el alcance de su tenor literal y este se
limita a resolver la eventual duda, con la exacta correspondencia entre el
espíritu v la letra de la ley201. A decir verdad, en este caso el hermenauta
otorga a la ley un ámbito de aplicación que coincide con el derivado
de entender las palabras según el uso común del lenguaje202. Así, por
ejemplo, cuando el codificador establece que el hurto se agrava si es
realizado "en lugar despoblado o solitario" (art. 241, num. 9, mod. art.
51 ley 1142 de 2007) y el juez determina el alcance de tales expresiones,
hace una interpretación declarativa; lo mismo sucede cuando fija el
sentido de la locución "lugar habitado" (art. 240, num. 3) e indica que
no se puede tomar como morada un edificio, aunque en él entren a
menudo personas que no residen allí.
b) Restrictiva
Se presenta cuando en el tenor literal de la ley el legislador ha dicho
más de lo que quería, por lo que debe limitarse el alcance de las pala-
bras contenidas en ella; o, de manera más breve, es la que restringe el
significado de la disposición interpretada203. Así, por ejemplo, cuando el
C. P., en el art. 383, castiga el porte de "escopolamina" o de "cualquier
otra sustancia semejante", debe entenderse que se hace referencia a
aquellas materias al ser equivalentes a la primera sirvan para "colocar
en estado de indefensión a las personas", y no a cualquier compuesto
que guarde algún parecido con la indicada; el codificador, pues, no
pretendía extender la norma y de consiguiente, es necesario limitar su
alcance mediante una interpretación de dicha índole. De igual manera,
cuando en el texto del art. 212 del C. R - q u e ha sido redactado con
yerros idiomáticos- se concibe como acceso carnal "la penetración va-
ginal o anal de cualquier otra parte del cuerpo humano u otro objeto",
debe entenderse que el legislador pretendía -según los dictados del
Código Penal español de 1995, en sus arts. 179,182 y 183- que también
se castigara como tal la "introducción de objetos o [la] penetración
200 Cfr. HURTADO P o z o , Manual, 3 A ed., pág. 220; MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARAN,
Derecho penal, 6A ed., pág. 127; PAGLIARO, Principi, 8A ed., pág. 82.
201 JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, t. II, 3A ed., pág. 458.
343
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
c) Extensiva
Se presenta, en cambio, cuando el intérprete estima que se debe
ampliar el alcance de las palabras legales para que la letra se corres-
ponda con el espíritu y la voluntad que el legislador quiso plasmar; esta
forma de interpretación es cuestionada por un sector minoritario de
la doctrina, hoy en franca retirada, para el que solo se puede acudir a
ella cuando se trata de favorecer al reo -principio del in dubiopro reo-;
de lo contrario no 204 . Desde luego, en la discusión contemporánea
ha hecho carrera la tesis según la cual esta modalidad de operación
mental es admisible, con la condición de que no desborde el "marco
literal posible", sobre todo para corregir evidentes errores de redacción
legales205. Así, por ejemplo: el tenor literal del derogado art. 257 del
C. P. -modificado por la ley 1032 de 22 de junio de 2006-, después de
la emisión de la sentencia C-311 de 30 de abril de 2002, que lo declaró
parcialmente inconstitucional, debía interpretarse extensivamente,
por vía correctiva o rectificadora, para entender cobijadas en él las
conductas de acceso o uso ilegal de líneas de telefonía pública básica
conmutada, sin que el pequeño yerro gramatical que suponía el empleo
repetido del verbo usar-por medio de la expresión uso de- desvirtuara
dichos alcances.
Similares disputas se presentaron en el pasado con la expresión "cosa
mueble" (hoy empleada por el art. 239), dentro de la que se discutía si era
viable incluir o no como hurto el apoderamiento de la energía eléctrica
-que es una "cosa incorporal" 206 - o de un crédito. También, se generaron
polémicas con el derogado inc. 2o del art. 222 del C. P. de 1980 que, si se
remitía no al inc. Io de esta disposición sino a los arts. 218 a 220 para efec-
tos de cuantificar la punibilidad, podía comportar el empleo de semejante
modalidad de interpretación207, incluso en peijuicio del reo.
d e r e c h o positivo c o n la introducción del art. 256 del C. P. de 2000, que castiga la de-
fraudación de fluidos c o m o figura especial.
207 Así, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, en sents. de 23 febrero
344
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
d) Progresiva
Como la norma penal aparece en un determinado medio social,
sujeto a cambios y a evoluciones continuas, ella debe adaptarse a las
situaciones que se vayan presentando so pena de tener que modificarla
a diario; por ello, es misión del intérprete armonizarla acorde con las
transformaciones producidas en los ámbitos científico, jurídico y social211.
De allí que se le conozca también con la denominación de evolutiva?12
o de histérico-evolutiva, aunque sin olvidar que en ninguna circunstancia
puede desatenderse el principio del favor rei, es decir, que las dudas han
de resolverse siempre en beneficio del encartado y no en su contra. Un
ejemplo de este tipo de operación mental es el que empleó la Corte
Constitucional, en contraría de la Carta Fundamental, al actualizar - s o
pretexto de una analogía en favor del reo— el alcance de las cifras fijas
de dinero señaladas por el legislador de 1980 en los artículos 372.1 y
357, inciso 2o del C. P. derogado, tornándolas equivalentes en salarios
mínimos legales mensuales vigentes213.
la rechazaba en providencia de 26 julio 1988, en NFP, núm. 42, Bogotá, Temis, 1989,
págs. 509 y ss., con comentario del autor.
2 1 1 Cfr. BELLAVISTA, L'interpretazúme, págs. 179 y ss., FONTÁN BALESTRA, Tratado, 1.1,
213 Cfr. sent &070 de 22 febrero 1996, en JD, núm. 293,1996, Bogotá, Legis, 1996,
págs. 655 y ss.; sent. C-118 de 21 marzo 1996, en JD, núm. 294, 1996, Bogotá, Legis,
1996, págs. 774 y ss.
345
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
346
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
347
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
348
CAPÍTULO SEXTO
349
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
I. INTRODUCCIÓN
350
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
A) CONCEPTO
de 1986, que fue puesta en vigencia desde el día de su sanción presidencial (31 e n e r o
351
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
B ) PRINCIPIOS GENERALES
1986), sin esperar siquiera a su publicación en el Diario Oficial (cfr. JIMÉNEZ RODRÍGUEZ,
"Algunos aspectos...", págs. 8 y ss.).
p o n e que otra anterior queda sin vigencia; la subrogación, si se reemplaza una ley por otra
distinta; y la derogación en sentido estricto, c u a n d o se sancionan leyes nuevas que modifican
parcialmente las anteriores. Sobre ello, CUETO RÚA, Fuentes, pág. 60.
7 Cfr. sents. C-145 de 23 marzo 1994 y C-501 de 15 mayo 2001.
352
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
353
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
C) CASOS
354
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
355
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
13 Un caso interesante, que se presta para muchos debates, es el que se presenta con
la supresión c o m o pena principal del arresto en la actual legislación, para delitos como
el peculado culposo que, ahora, tiene señalada pena de prisión también c o m o sanción
principal (art. 400 del C. P.; antes: art. 137 del C. R de 1980). Al respecto, la jurispru-
dencia se ha mostrado dubitativa: en un principio, entendió que tal comportamiento
c o m e t i d o durante la vigencia de la ley derogada no era susceptible de ser castigado con
pena de arresto (cfr. sents. de la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal,
de 21 enero 2004, radicado: 17012; 19 febrero 2005, radicado: 19766; 23 febrero 2005,
radicado: 19367; primero j u n i o 2005, radicado: 23132, y o c h o j u n i o 2005, radicado:
20421; antes, en un caso de c o h e c h o : sent. de trece agosto 2003, radicado: 20946); y
luego, c o n salvamento de voto en el primer sentido, dijo t o d o lo contrario: "Un nuevo
examen del punto, sin embargo, lleva a la Sala a reconsiderar esa tesis, para sostener
ahora que c o m o en t o d o caso, tanto en el anterior C ó d i g o Penal c o m o en el actual, la
ley previo pena privativa de libertad para el peculado culposo, d e b e mantenerse la de
arresto aunque disminuida su cantidad, c o m o se detallará adelante. En efecto, si en
aquella legislación el h e c h o estaba sancionado c o n arresto y en la de hoy con prisión,
se d e b e partir de que el legislador quiso hacer más severas las consecuencias punitivas
incrementando cualitativamente la medida corporal. En este evento, sin embargo, entran
en pugna la normatividad pretérita y la actual, conflicto de leyes que impulsa hacia la
pasada para utilizarla ultractivamente pues es más benéfica que aquella que ahora rige
el tema. C o m o es claro, en los dos articulados se ha previsto pena privativa de la liber-
tad, que, por tanto, se d e b e sostener pues en estricto sentido no h u b o despenalización
radical. Y c o m o la anterior es menos gravosa que la vigente, a ella se d e b e acudir" (sents.
de 19 j u l i o 2006, radicado: 22263; 24 e n e r o 2007, radicado: 24638; auto de seis febrero
2007, radicado: 26573; tres octubre 2007, radicado: 28326). En verdad, parece tratarse
- e n p r i n c i p i o - de un evento en el que la ley posterior es m e n o s benigna, en cuyo caso
se d e b e acudir a la anterior [así, lo señala, p o r ejemplo, J I M É N E Z D E ASÚA (Tratado, t. II,
4 a ed., pág. 627): "Si la ley posterior es m e n o s benigna, el h e c h o ejecutado bajo la ley
derogada d e b e juzgarse c o n f o r m e a ésta; es decir, que la ley antigua es ultractiva, en obe-
diencia al principio tempus regit actum"; c o m o él, A N T O L I S E I , Manual, 8 a ed., pág. 75]; el
argumento invocado p o r algunos (cfr. "Salvamento de Voto" a la sent. de 19 julio 2006,
356
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
D) EL P O S T U L A D O DE I R R E T R O A C T I V I D A D Y EL D E R E C H O VIGENTE
penal, págs. 126 y ss.; R O X I N , Strafrecht, 1.1, 4 a ed., pág. 168; el mismo, Derecho penal, 1.1,
pág. 165; Q U E I R O Z , Direito, págs. 97 y 98.
357
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
358
TEORÍA DE LA CI ENCIA DEL DERECHO PENAL
359
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
20 Así, FIERRO, La ley penal, págs. 231 y 232; JIMÉNEZ DE Asi A, Tratado, t. II, 3' ed.,
el juez es llamado a escoger de entre dos o más leyes la más benigna, tiene, en primer
término, que resolver el caso que se le presente según una de las leyes en cuesüón; des-
pués, según la otra; luego, según las restantes leyes que tal vez aún existen; por tanto,
constatar el hecho según cada una de estas leyes y determinar la pena. Toda combinación
de leyes penales diferentes es absolutamente inadmisible".
24 S o b r e ello, PRADEL, Droit penal, 15 a ed., págs. 190 y ss.
360
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
25 Así, P R A D E L , Droit penal, 15" ed., pág. 191; R E Y E S E C H A N D Í A , Derecho penal, 11" ed.,
2001 (radicado: 16837), aunque, paradójicamente, aplica la vieja ley más desfavorable
en lo atinente al principio de prohibición de la d o b l e valoración (cfr. Salvamento de
voto).
2 9 Lajurisprudencia nacional no ha sido constante: en efecto, la aplicación de las
dos leyes es negada p o r la Corte Suprema de Jusücia, Sala de Casación Penal, en provi-
dencias de 24 abril 1981 (cfr. GJ, n ú m . 2404, t. CLXVII, 1981, págs. 177 y ss.), cuatro
agosto 1987 (véase GJ, núm. 2428, 1987, págs. 112 y ss., c o n clarificador salvamento,
págs. 116 y ss.), 27 agosto 1987 (en JD, t. XVI, Bogotá, Legis, 1987, págs. 1.062 y ss.,
también c o n salvamento de v o t o ) , 29 septiembre 1992 (en GJ, n ú m . 2460, t. C C X X I ,
segundo semestre de 1992, Primera parte, págs. 521 y ss.) y o c h o octubre 1992 (cfr. GJ,
núm. 2460, t. C C X X I , s e g u n d o semestre de 1992, Primera parte, págs. 643 y ss.).
En cambio, sin titubeos, la admite en decisiones de tres octubre 1939 (GJ N o s 1957-8,
t. XLIX, pág. 628), diez diciembre 1981 (en GJ, núm. 2404, t. CLXVII, 1981, págs. 723 y
724), tres septiembre 2001, radicado: 16837yseis octubre 2004, radicado: 19445 ["frentea
la sucesión de leyes en el tiempo es perfectamente posible tomar de una norma lo favorable y desechar
lo odioso, así como tomar de la otra u otras lo benigno y dejar de lado lo desfavorable"].
361
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
362
TEORÍA DE LA CIENÍ :IA DEL DERECHO PENAL
363
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
36 Véase FIERRO, La ley penal, pág. 292; BACIGALUPO, Principios, 5a ed., pág. 124. Un
364
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
1986, en GJ, núm. 2424,1986, págs. 16 y ss.; 22 noviembre 1986, en GJ, ibidem, págs. 577 y
ss.; doce mayo 1988, en GJ, núm. 2432,1988, pág. 438, todas ellas c o n insular salvamento
de voto. Para la doctrina, cfr. R E Y E S E C H A N D Í A , Derecho penal, 11a ed., pág. 62.
39 Cfr. B U S T O S R A M I ' R E Z / H O R M A Z Á B A L M A L A R É E , Lecciones, pág. 1 1 5 .
126.
42 En contra, para el d e r e c h o alemán - a l interpretar el discutido alcance del § 2
Derecho penal, t. I, págs. 168-169. De otra o p i n i ó n , J A K O B S , Derecho penal, págs. 117 y ss.;
M A U R A C H / Z I P F , Derecho penal, t. 1, pág. 204; B U S T O S R A M Í R E Z / H O R M A Z Á B A L M A L A R É E ,
mayo 1981), en JD, t. X, Bogotá, Legis, 1981, págs. 387, 536 y ss.
365
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
A) CONCEPTO
366
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
B) PRINCIPIOS GENERALES
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
cho delictuoso, ora como víctima de este, es decir, como autor o como
sujeto pasivo. Se habla entonces, en uno y otro caso, de personalidad
activa y de personalidad pasiva'3. Ahora bien, mirado desde el aspecto
activo, significa que la ley penal del Estado se aplica al ciudadano que
delinque en el extranjero, sin importar quién fuere el titular del bien
jurídico vulnerado -sea el Estado al que pertenezca el delincuente o
sus ciudadanos, o un Estado extranjero o sus subditos-; y, por el aspecto
pasivo, la ley estatal solo se impone a quien delinque en el extranjero
cuando el bienjurídico afectado por el delito sea del propio Estado o
de sus conciudadanos 54 , esto es, se impone la ley de la víctima, lo que
explica por qué algún sector doctrinario lo asimila al principio real o
de defensa al que se alude en seguida55.
En tercer lugar, el principio real, de protección o de defensa permite que
la ley penal se aplique a todos los delitos cometidos por toda persona
y en cualquier parte, siempre y cuando ataquen los bienes o los intere-
ses jurídicos del Estado o de sus nacionales56; esto es, "la ley penal del
Estado se aplica a todas las infracciones que lesionan sus intereses"57.
Así las cosas, el postulado otorga extraterritorialidad a la ley penal del
Estado y les da jurisdicción a los tribunales nacionales para conocer de
hipótesis delictivas que en principio no podrían juzgar 58 , pues el Estado
tiene derecho a defender determinados bienesjurídicos, lo que justifica
su acción encaminada a tal fin. Por ello, se denomina este axioma como
de defensa, o principio de la protección del Estado.
Finalmente, se tiene el principio de la extraterritorialidad absoluta, de
justicia universal, o de jurisdicción mundial, cuyo fundamento es la soli-
daridad entre los Estados, que preconiza la imposición de la ley penal
estatal a todo suceso criminoso cometido por cualquier persona, sin
importar el sitio ni el bienjurídico afectado; por eso se habla de una
"competencia universal de la ley penal" 59 , o del "sistema de la universa-
lidad del derecho de castigar"60. Se trata de un axioma bastante antiguo
que se remonta, incluso, a H. GROTIO61.
p á g . 270.
6 1 A N T Ó N O N E C A , Derecho penal, 2 A ed., pág. 140.
368
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
369
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
del piélago que baña las costas, denominado "territorial" por formar
parte del Estado; en segundo lugar, incluye la zona contigua o franja
de mar dentro de la que el Estado puede ejercer actos de control en
materia aduanera, fiscal, de inmigración o sanitaria, zona que, según la
Convención sobre el Derecho del Mar de 1982, no puede extenderse
más allá de 24 millas marinas, contadas desde las líneas de base a partir
de las que se mide la anchura territorial.
Así mismo, en tercer lugar, comprende la plataforma continental, que
tradicionalmente se ha entendido como la parte submarina que está en
inmediato contacto con la línea de la costa, en una profundidad oscilante
entre 100 y 200 metros hasta llegar a los 600, según las regulaciones
que acuerden los Estados. No obstante, el art. 76-1 de la Convención
de 1982 la define de manera sustancialmente distinta: "la plataforma
continental de un Estado ribereño, comprende el lecho y el subsuelo de
las áreas submarinas que se extienden más allá de su mar territorial y a
todo lo largo de la prolongación natural de su territorio hasta el borde
exterior del margen continental o bien hasta una distancia de 200 millas
marinas contadas desde las líneas de base a partir de las cuales se mide
la anchura del mar territorial, en los casos en que el borde exterior del
margen continental no llegue a esa distancia".
Para terminar, en cuarto lugar, la zona económica exclusiva, o exten-
sión de hasta 200 millas náuticas, en la que la nación ejerce derechos
de soberanía para la exploración, explotación, conservación y admi-
nistración de los recursos naturales de toda especie, y que en el caso
de diversos Estados puede llegar a coincidir o superponerse con la
plataforma continental.
Según la Carta Fundamental, son parte del territorio estatal "el
mar territorial, la zona contigua, la plataforma continental, (y) la zona
económica exclusiva" (art. 101-4).
Como es obvio, la persecución penal del Estado se extiende a to-
das las conductas punibles realizadas en dichas porciones marinas, a
condición de que estén vinculadas con los cometidos que cada una
de ellas persigue, según el derecho positivo. Ahora bien, las llamadas
aguas jurisdiccionales o mar territorial tienen una extensión de 12 millas
marinas, según preceptúa la ley 14 de 1923 en su art. 17 y lo ratifícala
Convención de Jamaica de diez de diciembre de 1982, en su art. 2-3:
"todo Estado tiene derecho a establecer la anchura de su mar territorial
hasta un límite que no exceda de doce millas marinas a partir de las
líneas de base determinadas de conformidad con esta convención";
de la misma manera, la ley 10 de 1978, en su art. I o , en armonía con
los arts. 1429 y 1430 del C. de Co., señala que la extensión expresada
equivale a 22 kilómetros 224 metros.
370
TEORÍA DE I A CIENCIA DEL DERECHO PENAL
371
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
b) El conjunto de cosas
Las cosas sobre las cuales ejerce el Estado su imperio y que forman
parte del territorio estatal, son las siguientes:
1) Las naves del Estado o explotadas por éste y los buques privados.
Las embarcaciones se agrupan dentro de lo que la ley, al acudir a una
372
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
373
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
2) Las aeronaves del Estado o explotadas por este y los aviones pri-
vados. Así mismo, las naves aéreas que pertenezcan al Estado o que él
explote forman parte de lo que la ley penal denomina "territorialidad
por extensión", sean públicas, de guerra o no, o privadas. En tratándose
de aeronaves públicas que no sean de guerra y las privadas, están sometidas
a la ley nacional siempre que se hallen en territorio colombiano o so-
374
TEORÍA DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
375
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL.
11a ed., pág. 91; B A C I G A L U P O , Principios, 5 a ed., pág. 114; A R E N A S , Comentarios, 4a ed.,
1983, pág. 51; H U R T A D O P O Z O , Manual, 3a ed., pág. 247.
71 De lege ferenda es la teoría más socorrida, c o m o lo demuestra el ejemplo del § 9
Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sent. de 27 mayo 2004, radicado: 19697.
376
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
pág. 141.
74 MAURACH/ZlPF, Strafrecht, 1.1, 8 a ed., pág. 141.
377
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
378
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
E ) L A E X T R A T E R R I T O R I A L I D A D D E L A LEY PENAL
379
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
380
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
F ) L A SENTENCIA EXTRANJERA
381
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
A) CONCEPTO
382
TEORÍA DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
este axioma todas las personas deben ser tratadas sin discriminaciones
de ninguna índole por parte de la normatividad punitiva. Es este el
principio acogido por el derecho positivo, que confunde los ámbitos
de validez espacial y personal (C. P., arts. T y 14; Const. Pol., art. 13;
PIDCP, incorporado mediante le)' 74 de 1968 (26 de diciembre), art.
26; CASDH, incorporada mediante ley 16 de 1972 (30 de diciembre),
art. 24 y C.R.P.M, art. 57); sin embargo, tiene algunas limitaciones que
es necesario precisar.
ed., pág. 233. Desde luego, en la doctrina alemana también se habla de las exenciones para
aludir a aquellas hipótesis en las cuales el derecho penal material de un determinado
país retrocede, para ser sustituido por otro.
79 Cfr. Corte Constitucional, sent. SU-047 de 29 enero 1999; Const. Pol., art. 185.
383
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
384
TEORÍ A DE I.A CIENCIA DEL DERECHO PEN AL
C) L o s FUEROS
385
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
V. LA E X T R A D I C I Ó N
A) CONCEPTO
B ) CLASES
164, que, c o n toda razón, distingue dos modalidades de extradición: una, para perseguir
el delito; y, otra, para hacer efectiva la condena; Q U I N T E R O O L I V A R E S / M O R A L E S P R A T S , Parte
General, I a ed., pág. 170; C E R E Z O M I R , Curso, 1.1, 6 a ed., pág. 275.
8 4 A N T Ó N O N E C A , Derecho penal, 2 a ed., págs. 145 y 146.
85 Cfr. JIMÉNEZ DE A S Ú A , Tratado, t. II, 3 a ed., pág. 888; SÁINZ CANTERO, Lecciones, t. II,
pág. 194; RODRÍGUEZ MOURULLO, Derecho penal, 1.1, pág. 169; MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARW,
Derecho penal, 6a ed., págs. 162-163; CEREZO MIR, Curso, t. I, 6a ed., págs. 279-280.
386
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
387
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
C ) PRINCIPIOS E N ESTA M A T E R I A
90 Cfr. VERDROSS/SlMMA, Universettes Vólkerrecht, pág. 820; CEREZO MIR, Curso, 1.1,
388
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
del hecho. Solo puede, pues, ser procesado y juzgado por el togado
competente o natural y con la observancia del debido proceso legal
(cfr., Const. Pol., art. 29 y C. P„ art. 6 o ).
En cuarto lugar, opera el principio de la doble incriminación, cuya fina-
lidad estriba en que debe haber identidad de norma, de tal manera que
el hecho delictivo por el que se reclama al individuo esté incriminado
tanto en el Estado requerido como en el requirente, y sea punible en
el caso concreto (C. P., art. 8o y C. de P. R, art. 493, num. 1).
También, en quinto lugar, impera el principio de la conmutación o de la
prohibición de la pena capital, fundado en que si el delito está conminado
con pena de muerte en el Estado requirente este no puede imponerla,
pues la extradición se hace bajo la condición de que dicha sanción se
conmute por otra (Const. Pol., art. 11 y C. de P. P., art. 494 inciso 3 o ).
En sexto lugar, el principio del "non bis in idem". Como norma gene-
ral, la extradición solo procede cuando el hecho que motiva la solici-
tud correspondiente no ha sido aún juzgado por el Estado requerido,
pues se pretende evitar a toda costa el doble castigo del extradido o la
violación de la cosajuzgada; este axioma sufre, normalmente, algunas
excepciones provenientes de los respectivos derechos internos.
De la misma manera, en séptimo lugar, se observa el principio de
reciprocidad, pues en esta materia las naciones se comprometen a actuar
de igual manera en relación con los puntos consignados en el tratado
que da lugar a la extradición, o en la regulación que la posibilita (C. de
P.P., art. 494 inciso 1°).
En octavo lugar, predomina el principio de humanidad, pues tanto el
país requirente como el requerido se comprometen a dar un tratamiento
humanitario al extraditado, acorde con la dignidad de la persona; esto
es, con respeto de los derechos humanos fundamentales [cfr., Const.
Pol., arts. I o , 2°, 5o y 12; PIDCP, art. 10; CASDH, art. 5 o ; C. R, art. Io y
C. de P.P., arts. Io y 3 o ],
Igualmente, en noveno lugar, se observa el principio de no extradición
por infracciones de poca gravedad [ minima non curat praetor], que se justi-
fica porque la comunidad internacional no tiene interés en perseguir
delincuencias de poca monta91.
En décimo lugar, rige el principio de la prohibición de extraditar a los
propios nacionales, conforme al que los entes estatales prefieren, en prin-
cipio, juzgar y condenar a las personas pertenecientes a la comunidad
nacional, antes que entregarlas a potencias extranjeras; esta prohibición
no es de usanza en los países anglosajones92 [véase Const. Pol., art. 35
389
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
390
CAPÍTULO SÉPTIMO
391
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
392
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
tores, 2001, págs. 39 y ss.; el mismo: "El Finalismo, hoy", en la misma obra, págs. 381 ss.;
el mismo: " O n t o l o g i s m o y normativismo en el Finalismo de los años cincuenta", en
EDPCT Época, núm. 12, 2003, págs. 45 y ss.; C Ó R D O B A R O D A , J U A N : Una nueva concepción
del Delito, Barcelona, Ariel, 1963; D E M E T R I O C R E S P O , E D U A R D O : "Del ' D e r e c h o penal
liberal' al ' D e r e c h o penal del e n e m i g o " ' , en Fernando Pérez Alvarez: Serta. In memoriam
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393
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
Falle und Lósungen zum Lehrbuch des Strafrechts, Allgemeiner Teil mit Aufbaumustern, 3A ed.,
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dríguez Núñez, Madrid, Dykinson, 1 9 8 8 ; K E L S E N , H A N S : Sociedad y naturaleza, trad. de
Jaime Perriaux, Buenos Aires, Depalma, 1 9 4 5 ; K U N K E L , W O L F G A N G : Historia del derecho
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histórica al derecho español, Barcelona, PPU, 1 9 8 9 ; L A R E N Z , K A R L : Metodología de la ciencia
394
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
delderecho, trad. de Marcelino Rodríguez Molinero, Barcelona, Ariel, 1994; LESCH, HEIKO
395
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
396
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
397
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
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mismo: "Verdad y límites del D e r e c h o natural", trad. de Ernesto Garzón Valdés, en RJV,
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Túbingen, VerlagJ.C.B. Mohr (Paul Siebeck), 1949; el mismo: Introducción a la filosofía del
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Montevideo-Buenos Aires, B. de F., 2002; el mismo: El nuevo sistema del Derecho Penal, trad.
de José Cerezo Mir, Montevideo-Buenos Aires, Julio César Faria Editor, 2001, con estudio
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1958, reimpresión de 1986; W Ü R T E N B E R G E R , T H O M A S : Die geistige Situation der deutschen
Strafrechtswissenschaft, 2a ed., Karlsruhe, C. F. Müller, 1959; el mismo: La situazione spiritua-
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Milano, Giuffré, 1965; Z A F F A R O N I , E U G E N I O R A Ú L : "¿Qué queda del Finalismo en Latino-
américa?", e n J a k o b s / S c h ü n e m a n n / M o r e n o / Z a f f a r o n i : Fundamentos de la Dogmática Penal
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págs. 115 y ss.; también en http://www.lexstricta.com/Doctrina/articulo%20zaffaroni.
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Penales en memoria del Profesor Agustín Fernández Albor, Santiago de Compostela, Universidad
Santiago de Compostela, 1989, págs. 747 y ss., también: Hacia un realismo juridicopenal
marginal, Caracas, Monte Avila Editores, 1992, págs. 59 y ss.; el mismo: El enemigo en el
Derecho penal, Bogotá, Universidad Santo T o m á s / G r u p o Editorial Ibáñez, 2006.
I. INTRODUCCIÓN
398
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
399
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
pág. 24.
400
TEORÍ A DE I A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
A ) E L DERECHO HEBREO
401
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
B) EL DERECHO ROMANO
9 Cfr. FoNTÁN B A L E S T R A , Derecho penal, 10 a ed., pág. 40; así mismo: La Biblia, Éxodo,
402
TEORÍA DE LA CIENCIA DEL DERECHO PF.NAI.
403
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
B) EL DERECHO CANÓNICO
ed., págs. 286 a 288; S O L E R , Derecho penal, t. I , 4 A ed., pág. 58; F O N T Á N B A L F . S T R A , Derecho
penal, 1 0 A ed., pág. 4 4 ; T E R Á N L O M A S , Derecho penal, t. I , pág. 50.
16 Sobre ello, VON HIPPEL, Deutsches, 1.1, págs. 77 y ss.; SOLER, Derecho penal, 1.1,4A ed.,
págs. 54 y ss.; JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, t. I, 3A ed., págs. 288 y ss.; FONTÁN BALESTRA,
Derecho penal, 10a ed., pág. 45.
404
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
405
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
C ) E L D E R E C H O HISPÁNICO
406
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
D ) L o s G L O S A D O R E S Y LOS PRÁCTICOS
407
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
V. LA EDAD MODERNA
18 Cfr. vo.N H I P P E L , Deutsches, 1.1, págs. 90 y ss.; J I M É N E Z D E A S Ú A , Tratado, 1.1, S" ed.,
FRBNF31000340.htm.
408
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
A) LA RECEPCIÓN EN ALEMANIA
B ) E L HUMANISMO
409
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
derecho penal, con gran influencia entonces y que llevó, por ejemplo,
a Federico el Grande a ordenar la supresión de la tortura en Alemania
(1740), gestándose una reforma general del derecho penal (1779); y
a José II de Austria a promover la expedición del primer código penal
humanista (1787). La máxima manifestación del Período de las Luces
como también se le denomina, fue la gesta que concluyó con la Revo-
lución Francesa, de la cual proviene la famosa Declaración de los derechos
del hombre y del ciudadano (1789), la cual incidió en los códigos penales
europeos que empezaron a expedirse: el francés de 1810, cuyas bases
se remontan a 1791, y el bávaro de 1813, cuya elaboración se debe a
P . J . A . FEUERBACH.
C ) E L P E N S A M I E N T O D E C E S A R E B E C C A R I A
Sin duda alguna fue este el más grande pensador de la época del
Iluminismo y se le considera como el padre de la moderna ciencia del
derecho penal.
410
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
411
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
33 Cfr. BECCARIA, De los delitos y de las penas, 1979, págs. 74, 148 y 149.
34 Cfr. BECCARIA, De los delitos y de las penas, 1979, pág. 140 y cap. XXIV.
35 Cfr. BECCARIA, De los delitos y de las penas, 1979, págs. 111, 137, 138 y 188.
36 BECCARIA, De los delitos y de las penas, 1979, pág. 115 y cap. XVI.
412
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
A) INTRODUCCIÓN
413
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
B ) L A ESCUELA CLÁSICA
414
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
415
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
416
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
C ) L A E S C U E L A POSITIVA
417
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
418
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
6 yss.; BETTIOL, Diritto penale, 11 a ed., págs. 25 yss.; MESA VELÁSQUEZ, Lecciones, págs. 32
419
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
y ss.; SÁINZ CANTF.RO, Lecciones, 1.1, págs. 136 y ss.; RANIERI, "Origen y evolución...", págs.
397 y ss.; GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Introducción, 3a ed., págs. 642 y ss.
420
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
421
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
D) L A L L A M A D A " T E R Z A SCUOI.A"
74 FERRI, Principios, pág. 193; el mismo, Sociología, 1.1, págs. 171 y ss.
75 Principios, págs. 238 y ss.; el mismo, Sociología, 1.1, págs. 259 y ss.
76 Cfr. G A R C Í A - P A B L O S DE M O L I N A , Introducción, 3 " ed., pág. 6 6 6 .
422
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
E ) L A DIRECCIÓN TÉCNICO-JURÍDICA
deüa Scienza del Diritto Pénale", que aparece en el Volumen tercero de sus obras, el p r o p i o
Arturo R o c c o señala el día quince de e n e r o de 1910 c o m o la fecha en la que p r o n u n c i ó
su famoso discurso (cfr., Opere Giuridiche, vol. III, pág. 263); dicha nota también aparece
en la publicación primigenia: cfr. Rivista di Diritto e Procedura penale, 1910, vol. I. p. I,
págs. 497 y ss., 561 y ss., que se p u e d e consultar en http://www.trani-ius.it/radici/Roc-
co-penale-l.htm. No obstante, algunos citan el año 1908 c o m o el m o m e n t o en el cual
tuvo lugar d i c h o suceso (cfr. B E T T I O L , Diritto penale, 1 0 A ed., pág. 5 7 ) .
83 Para J I M É N E Z D E A S Ú A (Tratado, t. II, 3 A ed., pág. 1 2 4 ) , el fundador de esta escuela
423
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
424
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
en el garantismo-; A. P A G L I A R O ; G. F L A N D A C A / E . M U S C O - c o n la
9 1 9 2
98 Cfr. B R I C O L A , Teoría generóle, págs. 7 y ss., que es su trabajo más representativo; este
425
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
426
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
A ) ORÍGENES
427
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
428
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
B ) E L POSITIVISMO
429
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
a) Factores determinantes
Sin lugar a dudas, esta postura metódica se vio favorecida por la
aparición de especiales circunstancias:
En primer lugar, la Escuela Histórica. Sin discusión, fue este el mo-
vimiento más importante en la teoría general del derecho antes del
Positivismo, gestado en contraposición a la Escuela de la Exégesis y al
Naturalismo, que partió de un romanticismo irracionalista que le servía
de soporte e impulso109, gracias a los aportes de G. HUGO (1764-1844),
F. C. VON SAVIGNY (1779-1861), y G. F. PUCHTA (1798-1846). Con esta
tendencia hizo crisis la metafísica jurídica y resurgió la lógica, al preco-
nizar para el método jurídico el rigor y las construcciones sistemáticas
abstractas, a la par que centró cometido en la interpretación filológica de
los textos históricos y destacó el mero análisis intranormológico apegado
al texto legal110. Como se recordará, dicha dirección del pensamiento
430
TEORÍA DE LA CIE\( :IA DEL DERECHO PENAL
b) Principales representantes
Como ya se ha insinuado, el máximo exponente de este ideario fue
K. BlNDING, a cuya prolífica pluma se debe la monumental obra Las
normas y su trasgresión (publicada en cuatro tomos entre 1872 y 1920),
que se constituye - e n unión del Tratado de las Pandectas (1900-1901)
de B. WlNDSCHElD y de La jurisprudencia y la filosofía del derecho (1896)
de K. BERGBOHM (1849-1927)- en el más alto punto científico de esta
corriente113. Ya en su Manual de derecho penal (1885), explicaba BlNDING
su cometido: esta es una obra de la ciencia del derecho positivo114. Ejem-
plos de su metodología son su teoría de las normas ya mencionada [cfr.
capítulo quinto, II, A), 2]; su concepción del ius puniendi, formalmente
entendido como uno de los polos subjetivos de la relación jurídica
creada por la norma; su idea de la pena como retribución; y, en materia de
interpretación, la defensa de la postura objetiva, pues afirmaba que la ley
piensa y quiere lo que de ella deduce el racional espíritu del pueblo 115 .
De ello se desprende, sin duda, que el derecho positivo fue el objeto
de las indagaciones de dicho jurista y que su sistemática rendía culto a
las ideas liberales, como se colige de su concepción de la pena y de la
radical formulación de un derecho penal de acto o de hecho 116 .
A K. BlNDING, no obstante, se enfrentó muy pronto F. VON LlSZT
que, a partir de una concepción liberal intervencionista, preconizó un
431
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
p o s i t i v i s m o naturalista; e n m e d i o d e l o s d o s , j u g a n d o u n p a p e l d e tran-
s i c i ó n A . MERKEL; y l u e g o E . BELING e n l a d i r e c c i ó n b i n d i n g n i a n a .
a) Factores determinantes
D o s circunstancias o r i g i n a r o n este n u e v o r u m b o m e t ó d i c o : d e u n
l a d o , l o s c a m b i o s e n l a e s t r u c t u r a s o c i a l ; y , d e l o t r o , e l a p o g e o d e las
c i e n c i a s n a t u r a l e s e n g e n e r a l , y e l e v o l u c i o n i s m o d e C H . DARWIN e n
particular119.
En primer lugar, políticamente, la crisis del liberalismo trajo consigo
el ascenso del modelo de Estado social intervencionista; de un Estado
del dejar hacer, dejar pasar, se avanzó hacia otro que intervenía radi-
calmente en la vida social y buscaba, ante todo, la "defensa social". La
aparición de esta nueva forma de organización estatal constituye, en
verdad, una respuesta política a las demandas cada vez más crecientes
de un proletariado en ascenso que no reclama más reconocimientos
formales de las libertades, sino transformaciones reales de la sociedad,
libertades materiales. Esta nueva concepción incidió en el derecho pu-
nitivo, hasta entonces de meras garantías, para dar paso a un derecho
penal defensista, de prevención; se pretendía, así, poner coto al aumento
de la delincuencia generado por la industrialización.
Desde un punto de vista científico, en segundo lugar, a la sombra del
desarrollo vertiginoso alcanzado por las ciencias naturales, se perseguía
erigir el derecho penal en una disciplina del saber, pues se partía del
supuesto que el único concepto válido de "ciencia" era el positivista, para
el que, salvo la lógica y las matemáticas, solo el método experimental
podía permitir caracterizar una actividad como tal120.
432
TEORÍA DE l.A (IIENCIA DEL DERECHO PENAL
Como se recordará [supra VI, C), 3 y 4], estos dos mismos factores
originaron en Italia la aparición de la Escuela Positiva y dieron lugar a
un cambio en el planteamiento metódico de la ciencia penal, fenómeno
que no experimentó el derecho alemán para el que la normatividad
vigente era el objeto de estudio de dicha disciplina, c o m o parte de un
doble enfoque.
b) Principal representante
Nadie mejor que un lúcido pensador c o m o F. VON LlSZT, compen-
dia una concepción c o m o la indicada. En efecto, para él el derecho
penal debe ser abordado, de una parte, en sentido estricto, a partir
del método posibilitado por el positivismo jurídico; y, de la otra, con
el estudio del delito y de la pena c o m o fenómenos empíricos, bajo la
égida de la concepción positivista naturalista. Intervienen, pues, dos
grandes componentes en lo que él denomina la ciencia total del derecho
penal: el jurídico y el político criminal; la dogmática jurídica y la polí-
tica criminal. No obstante, cuando se examina el pensamiento de este
autor se observa una transición: al comienzo le da mucha importancia
al métodojurídico y, al final, centra todas sus preferencias en el método
empírico121.
Cuatro fases distintas pueden señalarse: en primer lugar, la dogmática,
cuya mayor expresión es su Tratado de derecho penal publicado cuando el
autor contaba treinta años de edad (1881), y en el que se percibe con
toda claridad el influjo del positivismo normativista. En segundo lugar,
un período caracterizado por un doble planteamiento metódico señalado
por su Programa de Marburgo, ya mencionado (1882), en el que da
entrada parcial a los estudios empíricos de la cuestión criminal: por un
lado, hace hincapié en la dogmática penal y, por el otro, en la política
criminal manifestada en la antropología, la psicología y la estadística
criminales. Suyas son las siguientes palabras: "solo con el efecto con-
junto de las mencionadas disciplinas con la ciencia del derecho penal,
es posible obtener éxito en la lucha contra la criminalidad" 122 . Luego,
en tercer lugar, pone énfasis en lo que denominaba la política criminal.
En su ponencia presentada ante la Unión Criminalística Internacional,
cofundada por él en unión de G. A. VAN HAMMEL (1842-1917) y A.
PRIN'S (1845-1919), intitulada "Sobre la influencia de las investigaciones
sociológicas y antropológicas en los conceptos fundamentales del dere-
cho penal" (1893), sostiene que éste no es una verdadera ciencia sino
un "arte", cosa distinta de lo que ocurre con la sociología y la política
433
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
123 Cfr. VON LlSZT, "Über den EinfluB...", págs. 77, 78 y 80.
124 VON LlSZT, "Die Aufgaben und die Methode...", págs. 284 y ss.
125 Véase, VON LlSZT, Lehrbuch, Ia ed., págs. 94 y ss.
126 Así, VON LlSZT, "Rechtsgut und Handlungsbegriff...", págs. 217 y 218.
434
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
C ) E L NEOKANTISMO
435
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
e n la m e t o d o l o g í a j u r í d i c a c o n R . STAMMLER ( 1 8 5 6 - 1 9 3 8 ) , p e r o que no
tuvo i n c i d e n c i a en el d e r e c h o p e n a l ; y, d e l o t r o , la Escuela de Badén o
Sudoccidental, d e W. WlNDELBAND ( 1 8 4 8 - 1 9 1 5 ) , H . RICKERT ( 1 8 6 3 - 1 9 3 6 ) ,
q u e tanta i n f l u e n c i a e j e r c i ó en el d e r e c h o p e n a l gracias a G. RADBRUCH
( 1 8 7 8 - 1 9 4 9 ) , W . SAUER ( 1 8 7 9 - 1 9 6 2 ) Y E . LASK ( 1 8 7 5 - 1 9 1 5 ) , para posibi-
litar la r e e s t r u c t u r a c i ó n de la t e o r í a d e l delito 1 3 8 .
págs. 494 y ss.; sobre la segunda, RECASÉNS SlCHES, Panorama, t. I, págs. 223 y ss.
436
TEORÍA DE TA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
437
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
"la ciencia del derecho es una rama de las ciencias culturales empíri-
cas", y le añadió el carácter teleológico de los valores143; por su parte,
G. RADBRUCH completó la tarea de aquel, e influyó de manera notable
en la dogmáticajurídico-penal al lado de E. MEZGER ( 1 8 8 3 - 1 9 6 2 ) , M. E.
MAYER ( 1 8 7 5 - 1 9 2 3 ) y W . SAUER, ya mencionado.
Sin embargo, el neokantismo no logró abandonar el positivismo
jurídico y, en la práctica, se limitó a ser una teoría complementaria de él;
con razón, pudo decir H. WELZEL: "la filosofía del derecho neokantiana
no solo hace suyo el concepto positivista del derecho, sino que lo agudiza
incluso, eliminando restos terminológicos procedentes de una época
prepositiva, y complementando la realidad positiva con componentes
de otra esfera, de la esfera de la irrealidad, del "mero" criterio, de tal
suerte que el derecho de la práctica jurídica y de la ciencia jurídica
queda abandonado plenamente al "estricto concepto del derecho" del
positivismo"144; desde luego, estas apreciaciones generales son válidas
para el derecho penal en particular.
Las contradicciones observadas en el sistema neoclásico se deben, justa-
mente, al carácter complementario del neokantismo frente al positivismo:
no se quiso derruir el edificio clásico del delito, sino introducirle correctivos,
con lo que se hizo una mezcla entre elementos imposibles de conciliar:
orígenes positivistas y revisión neokantiana, naturalismo y referencia a va-
lores; a lo objetivo se añadió lo subjetivo, al ser el deber ser145. El concepto
de delito levantado por los penalistas defensores de esta concepción, se
examina con posterioridad [cfr. capítulo noveno, III, B), 3].
D) EL IRRACIONALISIMO NACIONALSOCIALISTA
438
TEORÍA DE TA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
págs. 25 y ss., 123 y ss., 201 y ss.; concluyente, M U Ñ O Z C O N D E , Edmund Mezger y el Derecho
penal, citado en la bibliografía.
131 Sobre su obra y el "volver a comenzar" a partir de 1945, véase el p o n d e r a d o
439
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
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TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
E) EL FINALISMO
159 Cfr. M A Y E R , Das Strafrecht, págs. 66 y ss.; M A R X E N , DerKampf págs. 172 y ss.
160 Cfr. H A R T L , Das nationalsozialistische, págs. 337 y ss., 380.
161 Cfr. D U R A N M I G L I A R D I , Introducción, págs. 131 y ss.
162 Su nombre completo fue Hans Fritz Welzel, nació el 25 de marzo de 1904 y
murió el cinco de mayo de 1977. Sobre su biografía véase STICHT, Sachlogik ais Natur-
recht?, págs. 17 a 33.
163 S T I C H T , Sachlogik ais Naturrecht?, págs. 62 y ss., 86 y ss.
441
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
442
TEORÍA DE TA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
443
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
444
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
181 Véase CEREZO MlR, "La naturaleza de las cosas...", t. I, págs. 49-50.
183 Obviamente, que el d e r e c h o esté ligado a la realidad no significa que esté atado
445
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
pág. 40.
1 8 6 Z A F F A R O N I , "¿Qué queda del finalismo en Latinoamérica", pág. 1 1 5 ; S C H L N E -
.VL\NN, "La relación entre ontologismo y normativismo", pág. 660.
187 Cfr. "Naturrecht und Rechtspositivismus", págs. 286 y 287.
188 Cfr. "El p r o b l e m a de la validez del D e r e c h o " , pág. 109; el mismo, "Verdad y
446
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
192 Cfr. Introducción, págs. 256 y 257; el mismo, "Prólogo" a El nuevo sistema, págs.
31 y 32.
447
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
193 Véase "Prólogo" a Derecho Penal, 1956, pág. VIII: "Las normas del derecho penal, vale
ción, págs. 31 y 257; STICHT, Sachlogik ais Nalurrecht?, págs. 261 y ss., 272 y ss. Sobre ello,
críticamente, SILVA SÁNCHEZ (Aproximación, págs. 135 y ss.); SERRANO MAÍLLO, Ensayo
sobre el Derecho penal, págs. 186 y ss.
195 Cfr. " L o permanente y lo transitorio...", pág. 206.
448
TEORÍA DE TA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
yss.
199 Cfr. WÜRTENBERGER, La situazione spirituale, págs. 84 y ss.
200 Cfr. M A R X E N , Der Kampf, págs. 20 y ss.; 71 y ss.; 197 y ss.; 217 y ss. No obstante,
logo del régimen"; el mismo, "Adecuación Social y terror en América...", págs. 73 y ss.
449
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
204 Para una exposición crítica sobre la doctrina del "ilícito personal", véase a
mente nota 27, con base en FROMMEL, aunque no deja de reconocer que WELZEL tuvo
"cierta relevancia" en la época nacionalsocialista (cfr. pág. 122, nota 73); BORJAJIMÉNEZ,
Ensayos, pág. 101, no sin advertir que "no ha quedado todavía claro cuál pudo ser la
implicación del prestigioso jurista en este régimen del terror".
208 Así, HlRSCH, "Zum 100. Geburtstag", págs. 1 y ss., especialmente N° 5; STICHT,
450
TEORÍA DE TA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
209 véase SCHMIDT, Einführung, pág. 429. Es sintomático, por lo demás, que este
expositor no aluda a sus demás artículos y libros de la época.
210 Cfr. STICHT, Sachlogik ais Naturrecht?, págs. 27 y 28.
211 Algún expositor, de forma exagerada, dice que el sistema de W E L Z E L no es "finalista"
sino "finista". Cfr. F E R N Á N D E Z C A R R A S Q U I L L A , Derecho penal, vol. 1 , 3a ed., págs. 543 y 544.
212 Pueden verse, entre otros: J A K O B S , Derecho penal, "prólogo" a la primera edición
y ss.; con antelación a este trabajo es importante "Die finale Handlungslehre", donde
afirma que es posible hacer una construcción del delito imprudente a lo largo de las
categorías del delito, al estilo de lo que sucede con los delitos dolosos (cfr. pág. 317);
el mismo, Um die finale Handlungslehre, págs. 3 y ss., 17 y ss.
214 Cfr. R O X I N , "Contribución a la crítica de la teoría final de la acción", en Problemas
451
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
b a s e e n citas d e s e g u n d a m a n o 2 1 5 ; n o o b s t a n t e , c u a r e n t a y c i n c o años
d e s p u é s , e l j u b i l a d o P r o f e s o r d e M ü n c h e n n o h a o f r e c i d o u n a respuesta
satisfactoria y t o t a l m e n t e c o n v i n c e n t e al r e s p e c t o 2 1 6 . A s í m i s m o , en 1968,
l u e g o d e q u e H . MAYER p u b l i c a r a s u " M a n u a l " e n e l q u e s e l e hicieron
d i v e r s o s c u e s t i o n a m i e n t o s , e l f u n d a d o r d e l f i n a l i s m o l e r e p l i c ó dura y
c o n t u n d e n t e m e n t e , n o sin d e s a p r o v e c h a r l a o c a s i ó n p a r a debatir las
i d e a s e x p u e s t a s p o r E . GlMBERNAT ORDEIG q u e , s e g ú n él, tergiversaban
los alcances de teoría final de la acción217.
Por supuesto, sin entrar en polémicas estériles y con miras a evaluar
las censuras que se le han hecho a tan insigne académico desde una pers-
pectiva política, es irrefutable que el trabajo con el que WELZEL se habilitó
como catedrático en 1935 -"Naturalismo y filosofía de los valores"- fue muy
bien recibido por algunos de los partidarios del derecho penal autoritario
de entonces218; es más, debe recordarse que en él saludó con beneplácito
el advenimiento del régimen entonces imperante, cuando se refirió a "la
revolución espiritual de 1933" que, en su sentir, tenía gran significación
"para nuestra ciencia"219, como parte de la necesaria adhesión política que
tal ascenso implicaba en su vida académica. Así mismo, como prueba de
su compromiso con esa "revolución espiritual", concurrió como ponente
al encuentro promovido por la NS.-Rechtswahrerbund, los días 30 y 31 de
marzo de 1937 en Eisenach-TagungderstrafrechtlichenArbeitsgemeinschafider
Reichsfachgruppe "Hochschulleherer"-, donde disertó con profundidad sobre
"el honor de la comunidad" (tanto el del Estado como el de la familia) y
coincidió, en buena medida, con los planteamientos de G. DAHM, temática
de suma importancia para el nacionalsocialismo y que él abordó, remon-
tándose hasta la antigua filosofía griega y al derecho romano, apoyado en
KANT y HEGEL, para rendir claro tributo a las ideas de la época220.
215 Véase Abhandlungen, págs. 345 y ss.; el mismo, "Lo permanente y lo transitorio",
ss.; así lo confirma una afirmación suya según la cual un WELZEL pletórico de energías
saluda al régimen desde su tribuna de académico y anuncia una ciencia combatiente
contra el liberalismo (cfr. pág. 118).
220 Cfr. "Uber die Ehre von Gemeinschaften", págs. 28 y ss. De especial importancia
452
TEORÍA DE TA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
226 Cfr. "Persónlichkeit und Schuld", en Abhandlungen, pág. 186. Muy crítico, L L O B E T
ss., 239 y 240, d o n d e aparecen párrafos en los cuales el autor ponía toda su construcción
al servicio del régimen de terror que entonces imperaba en .Alemania.
228 C o m o dice BUSTOS RAMÍREZ (Introducción, 3 a ed., pág. 206): "al incorporarse
453
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
ugr.es/recpc.
230 p o r e ¡ ¡ 0 ; e s a t o f j a s lu C es equivocado afirmar que la Escuela de Kiel es un precedente
del Finalismo (cfr. FERNÁNDEZ CARRASQUILLA, Derecho penal, vol. 1, 3a ed., pág. 518).
231 Cfr. M U Ñ O Z C O N D E , Edmund Mezgery el Derecho penal, pág. 87, nota 29; el pro-
pio W E L Z E L así parece reconocerlo, cfr. Estudios, pág. 17, además, con citas concretas,
muestra la aceptación que su postura ha tenido entre partidarios de la Escuela de Kiel
(pág. 30, nota 23); el mismo, Abhandlungen, págs. 121, nota 6 y 129, nota 22; en contra
HlRSCH, "Acerca de la crítica al Finalismo", en Moreno Hernández/Struensee/Cerezo
Mir/Schóne, Problemas capitales, págs. 30 y ss.
232 Así, V I V E S A N T Ó N , Fundamentos, pág. 427.
2 3 3 Bien diciente es al respecto la acertada crítica de BUSTOS RAMÍREZ, Bases Críticas,
págs. 26 y ss.
234 Véase W E L Z E L . , Derecho penal, 2 a ed., pág. 15.
454
TEORÍA DE TA CIENCI A DEL DERECHO PENAL
455
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
F ) E L FUNCIONALISMO N O R M A T I V I S T A
Es esta la fase vivida por la ciencia penal alemana a partir de los años
sesenta del siglo pasado -sin descartar el influjo de otras corrientes, como
la abanderada por la llamada Escuela de Frankfurt o la propulsada por
los propios finalistas ortodoxos tras la muerte de su fundador242-, cuya
denominación proviene del influjo ejercido por las directrices sociológicas
conocidas con tal nombre, para las que la sociedad se contempla como un
complejo organismo armónico integrado por miembros que desarrollan una
"función" específica, lo que permite la coherencia del sistema y contribuye
a su desarrollo dinámico, manteniendo así su estructura básica243.
las consecuencias, lo que no era h u m a n o exigirle". En fin, p o r eso es viable afirmar con
DONNA ("El pensamiento de Hans Welzel, entre el positivismo y el Nacionalsocialismo",
en M o r e n o H e r n á n d e z / S t r u e n s e e / C e r e z o M i r / S c h ó n e , Problemas capitales, pág. 45) que
"el sistema de Welzel no es otra cosa que el regreso a las fuentes de la Ilustración, y solo
desde allí se entiende el problema en su conjunto".
241 Así, MOCCIA, El Derecho penal, pág. 19; algunos c o m o AGUDELO BETANCUR ("Fran-
cesco Carrara y Hans Welzel: "La ciencia del D e r e c h o criminal c o m o límite al control
punitivo del Estado", en M o r e n o H e r n á n d e z / S t r u e n s e e / C e r e z o M i r / S c h ó n e , Problemas
capitales, págs. 209 y ss.) hacen, p o r eso, un paralelo entre el pensamiento de Carrara
y el de Welzel.
242 Así, H L R S C H , "El desarrollo de la dogmática...", en Estudios jurídicos, pág. 44: "ni
456
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
a) En el ámbito científico
Estas corrientes son producto del regreso a las concepciones teleo-
lógico-valorativas de los años treinta y a las elaboraciones de los grandes
filósofos del idealismo alemán: I. KANT y F. HEGEL, especialmente, con
base en las que se ha producido la perpetuación del pensamiento siste-
mático (la dogmáticajurídico-penal) y la entrada en escena del llamado
"pensamiento problemático" (la política criminal y las referencias a
disciplinas metajurídicas)247.
1) La continuidad del pensamiento sistemático. Sobre ello, puede
precisarse lo siguiente: La expedición de la reforma penal (1969, vigente
desde 1975), tildada de transaccional248, después de un proceso de cerca
de ochenta años de discusiones plasmadas en diversas propuestas, ayudó
a consolidar este nuevo momento; por ello, una vez superada la polémi-
ca entre causalistas y finalistas, que copó toda la atención a lo largo de
los años cincuenta del siglo pasado, se han continuado los desarrollos
propios de la dogmática penal, a partir de las consecuencias extraídas
por H. WELZEL para la sistemática del delito, aunque a lo largo de todos
estos años se discutieron y se rechazaron sus postulados metodológi-
cos249. Así se comprueba cuando se les echa una ojeada a los más usuales
245 Cfr. ROXIN, Strafrecht, t. I, 4 A ed., págs. 204 y 205; el mismo, Derecho penal, t. I,
págs. 201-203.
246 Cfr. SCHÜNEMANN, El sistema, págs. 63 y ss.; el mismo, Grundfragen, pág. 45;
ROXIN, Strafrecht, t. I, 4A ed., pág. 205; el mismo, Derecho penal, 1.1, pág. 203. No obstan-
te, ya SCHMIDHÁUSER ("Zur Systematik der Verbrechenslehre", págs. 268 y ss.) plantea
un "sistema funcional" apoyándose en RADBRUCH; el mismo, "Sobre la sistemática...",
págs. 41 y ss.
247 Sobre ello, G A R C Í A - P A B L O S D E M O L I N A , Introducción, 3 a ed., págs. 728 y ss.
457
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
250 Cfr. Strafrecht, 35a ed.. págs. 1 y ss., aparecido a pocos días de la muerte de su
autor (21 de agosto de 2005) con la actualización de B E L L K E , hay 36a ed. de 2006.
251 véase Strafrecht, 4a ed., pág. 1 y ss.
252 Cfr. ESER/BURKHARDT, Strafrecht, t. I, 4a ed.; y ESER, Strafrecht, t. II, 3a ed.
253 Ahora actualizado por KUHLEN. Cfr. Strafrecht, 5a ed., págs. 2 y ss.
254 Cfr. Strafrecht, 9a ed., págs. 1 y ss.
256 Cuya obra, en dos tomos, ha visto la luz: t. I (4 a ed., 2006), t. II (I a ed, 2003).
261 Cfr. Strafrecht, ts. I (págs. 1 y ss.) y II (págs. 1 y ss.). Una obra de un Profesor
joven que - a l inicio del nuevo siglo-, con mucha claridad expositiva, expresa muy bien
el estado actual de la discusión al combinar el sistema y la Política Criminal, desde una
óptica teórico-práctica y en la que se logra intercalar lajurisprudencia, la teoría científica
y las necesidades prácticas de la justicia penal, así sus destinatarios principales sean los
estudiantes o los abogados que preparan sus pruebas estatales.
262 Cfr. B A U M A N N / W E B E R / M I T S C H , Strafrecht, 11a ed., págs. 193 y ss.
264 Sólo a título de ejemplo, pues la bibliografía es muy numerosa, pueden mencio-
narse entre los recientes: J Á G E R , Examms-Repetitorium, 2a ed. 2006, págs. 1 y ss.; HlLGF.NDORF,
Fallsammlung, 4a ed., 2003, págs. 1 y ss.; G R O P P / K Ü P P E R / M L T S C H , Fallsammlung, págs. 1 y ss.;
R U D O L P H I , Falle zum Strafrecht, págs. 1 y ss.; J E S C H E C K , Falle und Losungen, págs. 13 y ss.
458
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
págs. 11 y ss.
459
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
b) En el plano político
Sin duda, también los nuevos desarrollos son producto de la con-
solidación del Estado social y democrático de derecho, sobre todo a
finales de la década de los ochenta con la caída del muro de Berlín
y la consiguiente reunificación alemana, lo que le ha dado un nuevo
270 Véase, especialmente, sus Aspectos puntuales, págs. 19 y ss., pero sobre todo el
Portugal (Costa Andrade; Souza e Brito, De Figueiredo Días), España (Muñoz Conde;
Mir Puig; Silva Sánchez, en parte, pues ha terminado inclinándose hacia las corrientes
sociológicas abanderadas por Jakobs, y García Pablos, entre otros) y a Latinoamérica
(Queiroz y Greco). Sobre ello, véase GRECO, "Das Subjektive an der objektiven Zurech-
nung", pág. 536, nota 96, con citas precisas.
272 Cfr. Strafrechtsdogmatik und Kriminalpolitik, p á g s . 68 y ss.
460
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
a) La concepción moderada
En 1970 C. ROXIN, como se recordará uno de los padres del Proyecto
alternativo, lanza su programa intitulado "Política criminal y sistema del
derecho penal"277, en el que plantea la necesidad de superar el dualismo
metódico de F. VON LlSZT entre dogmática penal y política criminal, de
tal manera que aquella se enriquezca con las aportaciones de esta; con
ello la política criminal cumple la función de límite interno de la dogmá-
tica penal -a diferencia de aquel gran pensador para quien era un límite
externo- y se postula un sistema del derecho penal abiert(P&, dispuesto
a recibir tales valoraciones. Dicho de otra forma: una construcción que
no prescinde de consideraciones sistemáticas pero que tampoco está
determinada por concepciones ontológicas, en procura de encontrar
soluciones más justas y adecuadas desde un prisma político-criminal, sin
que éstas estén determinadas por meras opciones de aquellas.
Con este punto de partida es posible, entonces, diseñar una nueva
alzadura teórica edificada sobre dos piezas centrales: la teoría de la
Sánchez citadas en la bibliografía en VIVES ANTÓN, Fundamentos, págs. 433 y ss.; PEÑA-
R A N D A R A M O S , "Sobre la influencia", pág. 2 8 9 .
277 Cfr. ROXIN, Política criminal, págs. 1 y ss.
278 Véase SERRANO MAÍLLO, Ensayo sobre el Derecho penal, pág. 156.
461
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
imputación objetiva [sobre ello, cfr. capítulo undécimo, IV, B), 2., d)]
y la nueva concepción de la culpabilidad como límite de la respon-
sabilidad erigida en torno a las necesidades de prevención 279 , lo que
va de la mano del replanteamiento total de las diversas categorías del
delito. Bien lo expresa ROXIN: "El camino acertado solo puede consis-
tir en dejar penetrar las decisiones valorativas político-criminales en
el sistema del derecho penal"; y añade: "las concretas categorías del
delito -tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad- deben sistematizarse,
desarrollarse y contemplarse desde un principio bajo el prisma de su
función político-criminal"280. Con ese punto de partida, entonces, es
posible concebir el injusto penal desde una perspectiva material, como
una lesión del bienjurídico y asumir que la tarea del derecho penal es
la protección subsidiaria de los bienesjurídicos; este último concepto
se entiende desde la perspectiva del sistema social como lo que es útil
para el desarrollo del individuo o para el sistema mismo281. A su tur-
no, la culpabilidad es entendida desde la perspectiva de los fines de
la pena aunque anclada en la idea de dignidad de la persona humana
y, por ende, en la Constitución, con lo que el viejo debate filosófico
en torno a ella resulta irrelevante, pues lo decisivo no es ya el "poder
actuar de otro modo" sino que el legislador, desde el punto de vista
jurídico-penal, quiere hacer responsable al autor de su actuación; se
acuña, pues, la idea de responsabilidad 282, de la que la "culpabilidad" es
apenas un límite.
Se pretende, así, evitar el contrasentido propiciado por las cons-
trucciones positivistas en el ámbito jurídico, perdidas en el mundo de
las abstracciones, según las cuales era viable afirmar que lo que era
correcto desde la perspectiva dogmática no tenía que serlo desde el
ángulo de la Política criminal. Por eso, el citado profesor propone una
normativización de todas las categorías y subcategorías del sistema, a
través de la que persigue la anhelada coordinación entre la Dogmática
y la Política criminal que le permite salvar el sistema283.
Sin duda, tal concepción está influida por las corrientes neohegelia-
nas y neokantianas de los años treinta284 que, por boca de H. MlTTASCH
(1939), también durante la vigencia del nacionalsocialismo, plantearon
279 Véase SERRANO MAÍLLO, Ensayo sobre el Derecho penal, pág. 156.
280 Cfr. ROXIN, Política criminal, págs. 30 y 40; el mismo, Strafrecht, t. I, 4 a ed., págs.
222 y ss.; el mismo, Derecho penal, 1.1, págs. 217 y ss.
2 8 1 Así, ROXIN, Iniciación al Derecho penal, pág. 129.
462
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
463
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
b) La concepción radical288
288 Esta concepción, dice SCHÜNEMANN (Aspectospuntuales, pág. 84), uno de sus más
290 Así, JAKOBS, Strafrecht, I a ed., pág. V; el mismo, Derecho penal, págs. IX y X.
464
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
292 Además, debe recordarse con F E R R A J O L I que los precedentes de esta concepción
penal sistémica?", págs. 237 y ss.; S E R R A N O M A Í L L O , Ensayo sobre el Derecho penal, págs. 151
y ss.; L Ó P E Z D Í A Z , Acciones, págs. 48 y ss., 147 y ss. Sobre la concepción del autor alemán,
cfr. D U R Á N M I G L I A R D I , Introducción, págs. 165-209.
295 Cfr. F E R R A J O L I , Derecho y razón, nota 1 7 5 , págs. 3 1 6 y 3 1 7 , quien transcribe al pie
866 y ss.
465
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
302 Cfr. J A K O B S , Strafrecht, I a ed., 1983, págs. 28 y ss.; en el "Prólogo" a la segunda edición
de esa obra (1993, pág. V ) , dice: "El universo de los conceptos jurídico-penales tiene que
ajustarse a la función social del Derecho Penal y no a f e n ó m e n o s naturales o de otro modo
ajenos a lo social". También, A L C A C E R G U I R A O , Los fines del Derecho Penal, pág. 82.
303 C f r . PEÑARANDA R A M O S / S U Á R E Z G O N Z Á L E Z / C A N C I O M E L I Á , " C o n s i d e r a c i o n e s sobre
la Teoría de la i m p u t a c i ó n de Günther Jakobs", en J A K O B S , Estudios, pág. 17; PEÑARANDA
466
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
304 Cfr. J A K O B S , Strafrecht, I a ed., pág. VI; el mismo, "La idea de la normativización en
por lo demás, que se trate de una teoría moderna (cfr. págs. 19 y ss.).
307 Cfr. A L C A C E R G U I R A O , LOS fines del Derecho Penal, págs. 68 y ss., 81 y ss.
308 Cfr. J A K O B S , Strafrecht, I a ed., págs. VI y ss. No obstante, debe destacarse, la fun-
467
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
sus costes, sus consecuencias penales (cfr. Strafrecht, IA ed, págs. VI y ss., nota 20). Sobre
ello, P E Ñ A R A N D A R A M O S , "Sobre la influencia", págs. 2 9 5 y 2 9 6 , 3 0 3 .
309 Véase, ALCACER GUIRAO, LOS fines del Derecho Penal, pág. 82.
310 BARATTA, "Integración-prevención", pág. 537.
311 Cfr. BARATTA, "Integración-prevención", pág. 537.
312 Cfr. JAKOBS, Strafrecht, I a ed., págs. 7 y ss.; no obstante, podría plantearse que como
468
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
469
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
Introducción, 3a ed., pág. 717; ZUGALDÍA ESPINAR, Fundamentos, pág. 78. No obstante,
pretende lo contrario PEÑARANDA RAMOS, "Sobre la influencia", pág. 310.
323 Cfr. BARATTA, "Integración-prevención", pág. 548.
3 2 4 BARATTA, "Integración-prevención", págs. 548 y 549. Para ALCACER GL'IRAO (LOS
fines del Derecho penal, pág. 96), "esta teoría conlleva una petición de principio, ya que
establece el fin del Derecho penal pero no establece los medios con los que dicho fin
debe realizarse"; además, pueden verse diversas críticas en el pie de página 223.
470
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
actos; e l ser h u m a n o , p u e s , e s u n m e r o s u b s i s t e m a s i c o f í s i c o , u n c e n t r o
d e a d s c r i p c i ó n d e r e s p o n s a b i l i d a d c o n b a s e e n s u " c a p a c i d a d " y p o r sus
p r o p i a s " c o m p e t e n c i a s " , o sea, casi u n a n a d a . . . 3 2 5 .
A s í m i s m o , e n s e x t o lugar, t a m b i é n c o m o c r í t i c a e x t r a s i s t e m á t i c a , s e
h a d i c h o q u e esta e l a b o r a c i ó n e s a l t a m e n t e c o n s e r v a d o r a 3 2 6 , autoritaria 3 2 7 ,
tecnocrática 3 2 8 y, c o m o ya se e x p r e s ó , l e g i t i m a n t e d e l statu que?29, t e n d e n t e
al inmovilismo, n e g a d o r a del c a m b i o y de los c o n f l i c t o s sociales, p o r
l o q u e a v a l a - e s t o es, e s p e r f e c t a m e n t e c o h e r e n t e o ' ' f u n c i o n a l " 3 3 ° - , sin
discusión alguna, la t e n d e n c i a expansionista d e l d e r e c h o p e n a l actual
y la intensificación de la respuesta p e n a l para enfrentar los p r o b l e m a s
sociales, p o r q u e h a c e p a r t e d e u n m o d e l o t e c n o c r á t i c o d e l s a b e r s o c i a l
q u e s ó l o s e p r e o c u p a p o r r e p r o d u c i r i d e o l ó g i c a y m a t e r i a l m e n t e las
r e l a c i o n e s s o c i a l e s e x i s t e n t e s 3 3 1 . N o o b s t a n t e , l o s d e f e n s o r e s d e esta
corriente del p e n s a m i e n t o v e n e n ella u n a e l a b o r a c i ó n tributaria d e
los p o s t u l a d o s p r o p i o s d e u n d e r e c h o p e n a l l i b e r a l y , a u n q u e s u e n e
p a r a d ó j i c o , t e ó r i c o s c o m o G . JAKOBS s o n vistos c o m o l a m á s c l a r a e x -
presión del p e n s a m i e n t o liberal c o n t e m p o r á n e o 3 3 2 .
T a m b i é n , e n s é p t i m o l u g a r , s e d i c e q u e estas p r o d u c c i o n e s a c a d é -
micas i n c u r r e n e n u n a e v i d e n t e c o n f u s i ó n e n t r e d e r e c h o y m o r a l , c o n
325 Para J A K O B S (Strafrecht, I a ed., págs. 394 y ss.), el sujeto sólo es portador de una
747 y ss.), la dirección alemana del funcionalismo sistémico "es una nueva versión del
organicismo o un neo-organicismo" que "se acerca peligrosamente a un equivalente central
de la llamada 'doctrina de la seguridad nacional' de uso periférico" (pág. 747). Esta última
crítica es tomada de G A R C Í A M É N D E Z , Autoritarismo y Control Social, págs. 117 y ss.
328 Cfr. B A R A T T A , "Integración-prevención", págs. 544-545; el mismo, "Jenseits der
Strafe", pág. 413. De otra opinión, sin embargo, A L C A C E R G U I R A O , LOS fines del Derecho
penal, pág. 94.
329 Cfr. G A R C Í A - P A B L O S DE M O L I N A , Introducción, 3 A e d . , p á g s . 7 1 9 ; Z T ' O A I . D Í A E S P I N A R ,
471
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
pág. 747): "...sus consecuencias jurídico-penales llevan al ocaso del llamado 'derecho
penal liberal' (o de garantías o realizador de Derechos H u m a n o s ) " .
337 Véase S C H Ü N E M A N N , Consideraciones, págs. 46-47; el mismo, "Sobre la crítica a la
teoría de la prevención general positiva", en Política Criminal y Derecho Penal, pág. 92.
338 Cfr. SCHÜNEMANN, "La relación entre ontologismo y normativismo", en Modernas
472
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
339 S o b r e ello, MUÑOZ CONDE, Edmund Mezger y el Derecho penal, pág. 117.
34,1 M U Ñ O Z C O N D E , Edmund Mezger y el Derecho penal, págs. 1 1 7 - 1 1 9 ; el mismo, Derecho
Penaly Control Social, pág. 42; el mismo, "El nuevo D e r e c h o penal autoritario", en El Derecho
ante la globalización, pág. 173; el mismo, "De nuevo sobre el 'derecho penal de enemigo'",
en Derecho penal liberal, págs. 405 y ss.
341 Cfr. Z A F F A J R O N I / A L A G I A / S L O K A R , Derecho Penal, 2 a ed., pág. 3 4 9 .
3 4 2 Así, VIVES A N T Ó N , Fundamentos, p á g . 444.
473
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
351 Cfr. G A R C Í A A M A D O , "¿Dogmática penal sistémica?", págs. 233, 263. Se trata, pues,
474
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
y ss.
357 Piénsese, en efecto, en Latinoamérica. Cfr. Z A F F A R O N I , "El Funcionalismo sis-
475
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
lado de la del "derecho penal del ciudadano" 359 con lo que, acotan los
críticos, "derecho y guerra no resultan antónimos" 360 , y "en un Estado
de Derecho no puede existir un enemigo como no-persona"361.
G ) O T R O S ENFOQUES
cipación del ejercicio del ius puniendi a un estado previo a la lesión de bienesjurídicos,
(ii) por la exacerbación de las penas y (iii) la supresión de las garantías procesales".
en Estudios, págs. 322 y 323; el mismo, La ciencia del derecho penal ante las exigencias del
presente, págs. 33 y 34; el mismo, "Das Selbstverstandnis der Strafrechtwissenschaft" en
Eser/Hassemer/Burkhardt, Die deutsche Strafrechtswissenschaft, págs. 53 y 54; J A K O B S / C A N C I O
M E L I Á , Derecho penal del enemigo, págs. 21 y ss.; c o m o él, G R O S S O G A R C Í A , El concepto, págs. 371
a 374, habla de un "derecho penal para el enemigo". Contra tan nefasta construcción, ESER,
"SchluBbetrachtungen" en Eser/Hassemer/Burkhardt, Die deutsche Strafrechtswissenschaft,
págs. 445 y ss.; A M B O S , en A A . W . , Derecho penal del enemigo, vol. 1, págs. 119 yss., quien en
lugar de esa división habla de un "Derecho penal para todos los seres humanos" (pág. 150);
el mismo, Derecho penal de enemigo, págs. 47 y ss.; S C H Ü N E M A N N , en A A . W . , Derecho penal del
enemigo, vol. 2, págs. 963 yss.; A P O N T E C A R D O N A , Guerra y derecho penal de enemigo, págs. 32 y
ss.; el mismo, "Derecho penal de enemigo en Colombia", págs. 6 y ss.; el mismo, ¿Derecho
penal de enemigo... ?, págs. 1 y ss.; B A R A T T A , "Prefazione", págs. 16 y ss.; P O R T I L L A C O N T R E R A S ,
"Los excesos del formalismo jurídico", págs. 863 y ss.; Z A F F A R O N I , El enemigo, págs. 213 yss.;
G R A C I A M A R T I N , "El trazado histórico iusfilosófico...", págs. 447 y ss., 490-491: "El Derecho
penal de enemigo no tiene cabida en el horizonte de la democracia y del Estado de Derecho,
porque sólo (en) el horizonte de una sociedad no democrática y de un Estado totalitario
es imaginable la emergencia de un Derecho penal del enemigo" (pág. 490); y F E R R A J O U ,
Derecho y razón, pág. 830: "La razón jurídica del Estado de Derecho, en efecto, no conoce
enemigos y amigos, sino sólo culpables e inocentes. No admite excepción a las reglas más
que como hecho extra o antijurídico, dado que las reglas -si se las toma en serio como reglas
y no c o m o simples técnicas- no pueden ser doblegadas cada vez que conviene".
3 6 0 F E R N Á N D E Z C A R R A S Q U I L L A , Derecho penal, 1 . 1 , 3 A ed., pág. 6 5 1 ; también, F E R R A I O U ,
476
TEORÍA DE LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL
que rechazan de manera franca- y afirma que el derecho penal debe estar
dirigido al individuo como centro de un derecho penal humanista366,
de corte clásico, que debe retomarse367, por lo que la herramienta penal
sólo se puede utilizar cuando se proteja directamente un interés indivi-
dual y se debe dejar la protección de los sectores generales al derecho
administrativo sancionador, o a un derecho intermedio entre el derecho
administrativo y el derecho penal que, incluso, se denomina como "dere-
cho de intervención"368. Naturalmente, no se trata de una dirección de
pensamiento monolítica, unificada, pues entre sus diferentes miembros
hay diversidad de pensamiento y de directrices metodológicas369, pero sí
de un grupo de pensadores que coincide en su rechazo a las directrices
básicas del funcionalismo370 y, por supuesto, en el combate frontal contra
el expansionismo del derecho penal.
una apresurada crítica a esta dirección del pensamiento. Para una crítica fundamentada,
SCHÜNF.MANN, Aspectos puntuales, págs. 147 y ss.
370 Véase el "Prólogo" de SILVA SÁNCHEZ, en La insostenible situación, pág. XII; GARCÍA
477
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
y Turquía.
374 Cfr. AMBOS, Interna!tonales, págs. 301 y ss.
375 Así, desde la óptica italiana, LUIGI STORTONI, "Presentación" en Arroyo Zapate-
478
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
378 Cfr. ESER, "Una Justicia penal 'a la medida del ser h u m a n o ' en la é p o c a de la
479
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
379 Cfr. ROXIN, Dogmática penal, pág. 447; el mismo, La Teoría, págs. 3 y ss.
380 Cfr. P E R R O N , "Sind die nationalen Grenzen des Strafrechts überwindbar?", págs.
282 y ss., 301; el mismo, "Hat die deutsche Straftatsystematik eine europáische Zukunft?',
págs. 227 y 228; S I L V A S Á N C H E Z , La expansión, 2 a ed., págs. 82 y ss.
381 MARTIN/SCHUMANN, La trampa, págs. 19 y 297.
480
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
penal liberal, págs. 410 y ss.; R O X I N , Strafrecht, 1.1, 4 a ed., pág. 56.
384 Así, H A S S E M E R , "El destino de los derechos del ciudadano en el D e r e c h o Penal
'eficiente'", en Crítica al Derecho Penal de hoy, pág. 48, c o n críticas expresas a Jakobs.
385 C o m o lo expresa D E M E T R I O C R E S P O : ".. .es imprescindible n o pasar p o r alto que
481
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
ed., págs. 81 y ss., 97 y ss.; P A S T O R , Recodificación penal, págs. 15 y ss. En contra de ese
d e r e c h o penal, H A S S E M E R , "El destino de los derechos..." en Persona, mundoy responsa-
bilidad, págs. 39 y ss.
389 En este sentido la n o compartible p r e m o n i c i ó n d e S I L V A S Á N C H E Z . Cfr. La expan-
sión, 2" ed., págs. 81 y ss.; es más, t a m p o c o parece cierta su afirmación en el sentido de
que "es muy posible que el D e r e c h o penal global resulte en su conjunto más represivo
que cualquiera de los sistemas que hayan contribuido a su génesis" (cfr. pág. 85).
390 Cfr. G A R C Í A P A B L O S , "Tendencias del actual D e r e c h o penal" en AA. W . , Mo-
392 Cfr. A L B R E C H T , en La insostenible situación del Derecho penal, págs. 471 yss.; ZAFFA-
riesgo, Derecho penal del riesgo, regulación del riesgo. Perspectivas más allá del Derecho
penal", en Arroyo Z a p a t e r o / N e u m a n n / N i e t o Martín, Crítica y justificación, págs. 249 y
ss.; P R I T T W I T Z , "Sociedad d e riesgo y D e r e c h o penal", en la misma obra, págs. 259 y ss.
482
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
483
C A P Í T U L O OCTAVO
* Bibliografía: AA. W: Régimen penal colombiano, Bogotá, Legis Editores, S. A., 2006;
ARCHILA, JOSÉ A N T O N I O : Código Penal, Bogotá, Editorial Cromos, 1938; A P O N T E C A R D O -
N A , A L E J A N D R O D A V I D : "Derecho penal de enemigo en Colombia: entre la paz y la
485
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
486
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
487
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
de la Nación, desde el "Sueño de la Mariposa", Ibagué, Forum Pacis, 1999; VELÁSQUEZ VE-
LÁSQUEZ, FERNANDO: "El d e r e c h o penal c o l o m b i a n o y la ley importada", en NFP, núm.
38, Bogotá, Temis, 1988, págs. 427 y ss.; el mismo: Los Códigos Penales Iberoamericanos 13.
Colombia, Santa Fe de Bogotá, Forum Pacis, 1 9 9 4 ; ZAFFARONI, E U G E N I O R A Ú L : Los códigos
penales iberoamericanos 1, Santa Fe de Bogotá, Forum Pacis, 1994; el mismo: "Considera-
ciones acerca de la figura del "agent provocateur"", DPC N° 22, Bogotá, Universidad
Externado de Colombia, 1984, págs. 7 y ss.
I. INTRODUCCIÓN
488
TEORÍA DE LA < .1 ENCIA DEL DERECHO PENAL
489
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
7 Cfr. QUIJANO, Ensayo, págs. 1 y ss.; CÁRDENAS, El Código Penal colombiano, 1.1, págs. 40
490
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
491
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
492
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
V. LA ÉPOCA DE LA REPÚBLICA
Este lapso, que corre desde 1810 hasta hoy, debe enmarcarse en
cuanto a lo político dentro de una situación bastante convulsionada,
como lo demuestran las diversas denominaciones que ha tenido el
Estado colombiano: Provincias Unidas de la Nueva Granada (1810-
1819); República de la Gran Colombia (1819-1831); República de la
Nueva Granada (1831-1858); Confederación Granadina (1858-1861);
Estados Unidos de Colombia (1861-1886); y, para terminar, República
de Colombia (1886 hasta hoy) 17 . Durante estafase solo se han sucedido
pugnas intestinas por el poder, enmarcadas en las disputas liberal-con-
servadoras que han desatado guerras, inestabilidad institucional, atraso
y subdesarrollo; los privilegios han sido usufructuados por diversos y
escogidos núcleos familiares, que los han transmitido de generación en
generación, con el consecutivo ascenso de la miseria, el descontento
social, la violencia, el terrorismo y la criminalidad organizada.
En cuanto a lo penal, esta etapa supone la continuidad de la le-
gislación española hasta que se produce la sanción del Código Penal
de 1837, primera codificación en el ámbito sustantivo, con el que se
inicia el trasplante de instituciones mediante una normatividad que se
perpetuó en la práctica durante un siglo18. A continuación, se examina
la forma como se ha desenvuelto la legislación penal desde el grito de
independencia hasta hoy19.
yss.
493
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
aun perdonar las penas aflictivas, aunque sean capitales", con concepto
previo del poder judicial20. Desde luego, ello no evitó el caos legislativo
pues la ley 285 de ocho abril 1826 declaró "válidas las sentencias pronun-
ciadas por los tribunales establecidos en las provincias independientes en
la primera época de transformación política", aunque con una salvedad
muy importante -propia de una nación que, como la Gran Colombia, de
la que formaba parte la Colombia actual, recientemente había proclamado
su independencia del dominio español-: "Artículo 3o. Exceptúanse de la
regla general establecida en el artículo anterior las sentencias, autos o
providencias penales dictadas en la época de la revolución política por
los jueces o tribunales españoles contra alguna persona, considerándola
criminal en razón de su opinión o servicios por la causa de la indepen-
dencia, pues que estas sentencias, autos o providencias son nulas, de
ningún valor ni efecto, y a aquellas contra quienes se dictaron servirán
de documento honroso que acrediten su patriotismo"21.
Ahora bien, dado que no existía todavía un estatuto penal, la Cons-
titución de Cúcuta (1821) dio validez a las Leyes de Indias, pragmáticas
y cédulas originarias de la Corona, como se desprende del art. 188: "se
declaran en su fuerza y vigor las leyes que hasta aquí han regido en todas
las materias y puntos que directa o indirectamente no se opongan a
esta Constitución ni a los decretos y las leyes que expidiese el Congre-
so"22. A su turno, la ley del 13 mayo 1825 dispuso que rigieran, a falta
de normas republicanas, las ordenanzas reales, las recopilaciones y las
Siete Partidas:
"Artículo 1°.- El orden con que deben observarse las leyes en todos
los tribunales y juzgados de la República, civiles, eclesiásticos o mili-
tares, así en materias civiles como criminales, es el siguiente: I o . Las
decretadas o que en lo sucesivo decretare el poder legislativo; 2o. Las
pragmáticas, cédulas, órdenes, decretos y ordenanzas del gobierno
español, sancionadas hasta diez y ocho de marzo de mil ochocientos
ocho, que estaban en observancia bajo el mismo gobierno español en
el territorio que forma la República; 3 o . Las leyes de la Recopilación
de Indias; 4 o . Las de la Nueva Recopilación de Castilla; y 5 o . Las de las
Siete Partidas.
"Artículo 2o- En consecuencia, no tendrán vigor ni fuerza alguna
en la República las leyes, pragmáticas, cédulas, órdenes y decretos del
gobierno español posteriores al diez y ocho de marzo de mil ochocientos
494
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
23 Véase Codificación Nacional, años de 1825 y 1826, t. II, págs. 151 y 152.
24 Cfr. Codificación Nacional, años de 1821-1824,1.1, pág. 47. Era tal la dependencia
de España que, incluso, esta ley fue copiada de la expedida por las Cortes el 22 febrero
1813 y puesta en vigor por Fernando VII el 8 marzo 1820 (cfr. J A R A M I L L O U R I B E , El
pensamiento, pág. 141).
25 El origen de este primer Proyecto de Código penal fue el Decreto de cinco
enero 1822 ("Que crea una comisión para presentar proyectos de legislación análoga a
la República"), firmado por Francisco de Paula Santander (Vicepresidente de la Repú-
blica) y José Manuel Restrepo (Secretario del Interior), en el que se dijo lo siguiente:
"Artículo I o . Se crea una comisión de letrados para que en vista de los códigos civiles y
penales más celebres en Europa, de las legislación española, y de las bases fundamentales
sobre que se ha organizado el sistema de gobierno de Colombia se redacte un proyecto
de legislación propio y análogo a la República. (...) Artículo 3 o . Se nombra para con-
formar dicha comisión al Secretario del Interior, al Ministro de la Alta Corte, doctor
Félix Restrepo, al Senador doctor Jerónimo Torres, al Ministro de la Corte Superior de
Justicia del centro, doctor Diego Fernando Gómez, y al abogado doctor Tomás Tenorio"
(el texto se puede ver en Codificación Nacional, tomo VII, Suplemento a los años 1819 a
1835, págs. 44 y 45, en el año de 1822, con el núm. 23). Sobre ello, A R A G Ó N , Elementos,
pág. 433, nota 1; Q U I J A N O , Ensayo, págs. 76 y ss.
2 6 R O M E R O S O T O , Derecho penal, pág. 1 6 9 ; no obstante, para Q U I J A N O , se basaba
495
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
B ) E L C Ó D I G O PENAL D E 1 8 3 7
31 Su texto completo, en Codificación Nacional, años de 1836 y 1837, t. VI, págs. 425
a 562.
32 La ubicación histórica de este estatuto en R O M E R O S O T O , "El Código de 1837...",
pág. 413; Q U I J A N O , Ensayo, págs. 96 y ss.; P E Ñ A S F E L I Z Z O L A , Génesis del sistema, pág. 93,
que ve en el Código una expresión de la tensión entre utilitarismo y tradicionalismo
(pág. 279).
33 Cfr. G U T I É R R E Z A N Z O L A , "El Código Penal de 1837", pág. 425; A R A G Ó N (Elemen-
tos, pág. 433): "Es de notarse que los diversos Códigos que han regido en Colombia se
han inspirado en el Código español de 1822, el que, a su turno, tuvo c o m o fuente el
Código francés de 1810".
34 Véase C.ódigo penal, págs. 1 y ss.
496
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
497
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
41 En efecto, mediante Decreto de diez mayo 1853 (número de orden 2179) "que
498
TEORÍA DE LA CIENCIA DEL DERECHO I'EN'AI.
C) EL C Ó D I G O PENAL DE 1 8 7 3
499
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
y 378.
47 Véase POMBO/GUERRA, Constituciones, págs. 203 y ss.
500
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
E ) E L C Ó D I G O PENAL D E 1 8 9 0
501
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
F) EL FRACASADO C Ó D I G O DE 1 9 2 2
pág. 1447.
502
TEORÍA DE LA CIENCIA DEL DERECHO I'EN'AI.
yecto y su Exposición de motivos, los Informes del Senado y de la Cámara, los Informes
del Consejo de Estado, el debate adelantado en el Congreso en 1922 y el Informe sobre
la Ley 109 presentado p o r la Corte Suprema de Justicia el día 31 de agosto 1923.
5 8 Sólo una voz solitaria - p e r o revestida de mucha autoridad y desde el seno de
(cfr. art. I o ) , sino que c r e ó una "Comisión de tres especialistas en estudios penales" a
la que, después de oír todas las propuestas de modificación, se le encargó la revisión
del mismo y la c o n f e c c i ó n de un "proyecto de reforma definitivo, c o n una completa y
detallada exposición de motivos, en los primeros días de las sesiones ordinarias de 1924"
503
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
(Art. 2 o ) (cfr. Leyes, 1923, pág. 409). La Comisión que, finalmente, estuvo integrada
p o r José A n t o n i o Montalvo, Rafael Escallón, Parmenio Cárdenas, Luis Rueda Concha y
Valerio Botero Isaza, publicó un estudio intitulado La Reforma Penal en Colombia, Bogotá,
Imprenta Nacional, 1925, que contenía un proyecto de C ó d i g o penal nunca aprobado
p o r el Congreso (cfr. V Á S Q U E Z A B A D , Tratado, t. I, págs. 7 y 8; G Ó M E Z P R A D A , Derecho
penal, I a ed., págs. 49 y 50).
504
TEORÍA DE LA CIENCIA DEL DERECHO I'EN'AI.
violatorias de las leyes; y hacer apología del delito. Con ello, se buscaba
utilizar la herramienta penal para reprimir los movimientos huelguísticos
que entonces estallaron, sobre todo en las zonas bananeras, producto
del descontento popular, los que fueron aplastados mediante la fuerza
bruta y la matanza cuando la ley penal no cumplía su cometido; se
entronizaba, así, un derecho penal defensista62.
G) EL C Ó D I G O PENAL DE 1 9 3 6
L a c o m i s i ó n n o m b r a d a p a r a revisar l a l e y 1 0 9 d e 1 9 2 2 c u l m i n ó sus
trabajos c o n l a p r e s e n t a c i ó n d e u n n u e v o p r o y e c t o e n e l a ñ o d e 1 9 2 5 ,
q u e r e p r o d u c í a d e m a n e r a casi t e x t u a l l a P a r t e g e n e r a l d e l p r o y e c t o d e
FERRI p a r a Italia d e 1 9 2 1 , a u n q u e s e d i s t a n c i a b a d e e s t e a l i n t r o d u c i r
causales d e i n i m p u t a b i l i d a d y e x i m i r d e r e s p o n s a b i l i d a d p e n a l a l d e -
mente 6 3 . Esta p r o p u e s t a t a m p o c o f u e a c o g i d a p o r e l g o b i e r n o , p r e s i d i d o
por Abadía M é n d e z (1926-1930), q u e o p t ó , a l p a r e c e r p o r sugerencia d e
J . V . CONCHA, a l a s a z ó n e m b a j a d o r e n R o m a , p o r c o n t r a t a r u n a m i s i ó n
técnica italiana p a r a q u e , c o n b a s e e n e l C ó d i g o d e 1 9 2 2 y e n e l p r o y e c t o
reseñado, elaborara u n n u e v o estatuto. D i c h a tarea f u e e n c o m e n d a d a
a tres f u n c i o n a r i o s i t a l i a n o s de i n f e r i o r c a t e g o r í a : A. CORDOVA 6 4 , DELLA
VECCHIA y GHEDINI q u i e n e s a r r i b a r o n al p a í s en 1 9 2 7 y r e d a c t a r o n el
Proyecto d e 1927 d e o r i e n t a c i ó n c o m p l e t a m e n t e clásica, q u e c o n t a b a
c o n u n total d e 4 0 2 a r t í c u l o s ; esta p r o p u e s t a f u e a c o g i d a i n i c i a l m e n t e
p o r l a C o m i s i ó n L e g i s l a t i v a d e l S e n a d o , p e r o las i n n u m e r a b l e s c r í t i c a s
a las q u e f u e s o m e t i d a p o r l o s p r o f e s o r e s R. ESCALLÓN y P. CÁRDENAS
(1891-1978), c o r r e d a c t o r e s del p r o y e c t o d e 1925, l o g r a r o n sepultarla e n
e l olvido, para dejar c o m o e n s e ñ a n z a q u e "jamás d e b e e n c o m e n d a r s e
l a r e f o r m a legislativa d e u n p a í s a l o s e x t r a n j e r o s " 6 5 .
Como resultado de esta desconfianza gubernamental hacia los
juristas patrios, la reforma penal se paralizó durante seis años, hasta
que el gobierno de Olaya Herrera (1930-1934) retomó sus riendas;
en efecto, con el apoyo presidencial se expidió la ley 20 de 1933, por
505
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
luego, fue aplazada para el I o de e n e r o 1938 [cfr. ley 205 de 30 diciembre 1936, en Leyes
1936, pág. 165, que, además, disponía en su art. 2 o la obligatoriedad para las Facultades
de Derecho Oficiales de establecer, a partir de febrero 1937, "un curso de especialización
jurídico-criminal"]; finalmente, el art. 13 de la ley 124 de 1937, señaló la fecha indicada
en el texto. Cfr. Proyecto de Código Penal, 2" ed. 1935, págs. 7 y ss.; C Á R D E N A S , El Código
Penal, t. I, págs. 15 y ss.
67 Así reza, p o r lo demás, la nota c o l o c a d a p o r el c o m p i l a d o r oficial en el lugar
69 Así lo demuestran BEJARANO, "La e c o n o m í a " , en Manual, t. III, pág. 49; KUMA-
506
TEORÍA DE LA CIENCIA DEL DERECHO I'EN'AI.
507
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
para expedir un severo Código penal militar (decr. 250 de 1958, con-
vertido en legislación ordinaria como todo el régimen legal autoritario
mediante ley 141 de 1961); tornar en delito severamente castigado las
"actividades de tipo comunista" (cfr. decr. 434 de 1956, expedido con
base en el acto legislativo núm. 6 de 1954, que prohibía las actividades
del comunismo internacional). Así mismo, se puso en vigencia un rígido
estatuto de corte peligrosista que reprimía conductas como la de vago,
maleante o alcohólico, con imposición de medidas de seguridad pre y
posdelictuales -decreto 14 de 1955 que rememoraba, hasta extremos
inconcebibles, las leyes 48 de 1936 y 50 de 1939 del período de López
Pumarejo-, derogado luego mediante un promocionado Estatuto de
Conductas Antisociales (decr. 1699 de 1964)72, que moderaba los ex-
cesos autoritarios de aquel73.
De todas maneras, así la codificación fuese criticable desde el punto
de vista político, estaba bien redactada y hacía gala de una depurada
técnica legislativa; desde luego, ello se explica porque sus redactores
representaban lo más granado del penalismo de entonces, amén de que
con ello -tal vez de muy buena f e - se creía que se ponía el país a tono
con las más avanzadas concepciones jurídico penales de la época. No
obstante, la cruda realidad colombiana y el despertar de una nación
semifeudal, después de la azarosa crisis capitalista de los años treinta
del siglo XX, se encargarían de demostrar que no se había hecho una
verdadera reforma penal y que no era cierto lo expresado por uno de
sus corredactores, en el sentido de que contenía "las mejores conclu-
siones generales de la ciencia penal contemporánea" 74 . La vigencia de
esta codificación se prolongó hasta el 28 de enero 1981.
H) EL C Ó D I G O PENAL DE 1 9 8 0
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TEORÍA DE LA CIENCIA DEL DERECHO I'EN'AI.
75 Así, BACIGALUPO, Manual, pág. 45; es que, c o m o afirma ZAFFARONI (Los códigos,
pág. 112), "el código tipo refleja el estado de la doctrina de una época, que se había
desplazado hacia el neo-kantismo en la teoría del delito, p e r o q u e continuaba siendo
positivista en la pena".
76 Esta propuesta legislativa seguía los derroteros del A-74, aunque introducía algu-
509
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
análisis, habla Z A F F A R O N I (Los códigos penales iberoamericanos 1 (págs. 25 y ss.), del "des-
e m b a r c o de modelos".
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TEORÍA DE LA CIENCIA DEL DERECHO I'EN'AI.
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DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
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TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
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DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
85 Así, por ejemplo, FERRAJOLI (Derecho y razón, págs. 820 y ss.), al caracterizar el
d e r e c h o de excepción en Italia.
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TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
I) EL C Ó D I G O PENAL DE 2 0 0 0
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DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
Críticamente, GROSSO GARCÍA (El concepto, págs. 77 y ss.) para quien "es sacando al juez
del C ó d i g o y llevándolo a la Constitución que se logra la constitucionalización del de-
r e c h o penal y no transcribiéndole la Constitución en el C ó d i g o " (pág. 84).
87 Muy crítico G R O S S O G A R C Í A (El concepto, págs. 94-97) que muestra cómo, pese
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TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
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DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
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TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
97 Sobre ello, JAKOBS/CANCIO MEHÁ, Derecho Penal de enemigo, págs. 78 y ss.; APONTE
todos los casos lo contrario. Cfr., entre otras, sents. C-193 de tres marzo, C-194 de dos
marzo, C-238 de quince marzo, C-239 de quince marzo, C-783 de 28 julio y C-897 de 30
agosto, todas de 2005.
519
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
p o r la Constitución española de 1978 en cuyo art. 81 se dice que son "orgánicas" las leyes
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TEORÍA DE TA (TENCIA DEL DERECHO PENAL
2. Apuntes sobre las reformas procesales. Sin duda, a grandes rasgos y desde
una perspectiva teórica, el C. de P. P. expedido en 2004 se compadece
con las notas propias de un sistema "acusatorio"101: el poder de decisión
(lajurisdicción) pertenece al órgano estatal (eljuez) -aunque en ciertos
modelos acusatorios se da amplia cabida al jurado de conciencia, que apa-
rece como connatural a este sistema-; el poder de iniciativa corresponde
a un órgano distinto del juez (modernamente el ministerio público o
"relativas al desarrollo de los derechos fundamentales y de las libertades públicas", dentro de las
cuales quedan incluidas sin e x c e p c i ó n alguna las penales, tal c o m o lo han r e c o n o c i d o
de manera unánime el Tribunal Constitucional y la Doctrina hispana. Cfr., p o r todos,
D O V A L P A Í S , Posibilidades y límites, págs. 36 y ss. c o n abundantes citas; C U E L L O C O N T R E R A S ,
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DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
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TEORÍA DE LA CIENCIA DEL DERECHO I'EN'AI.
523
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
íos p r u e k a <je e i ] 0 era el exabrupto contenido en el art. 449 inc. 2 del texto original,
que - e n tratándose de delitos de competencia de la d e n o m i n a d a Justicia Especializa-
d a - disponía la privación de la libertad de quien era declarado inocente al momento de
anunciar el sentido del fallo, hasta que la sentencia absolutoria estuviera debidamente
ejecutoriada! .Afortunadamente, mediante sent. C- 1260 de c i n c o diciembre 2005, la
n o r m a fue declarada inexequible.
109 Cfr. ZAFFARONL "Consideraciones acerca de la figura del 'agent provocateur'",
págs. 7 y ss.
524
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
525
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
quiere preservar el postulado de legalidad y, por ende, la Carta Fundamental. Con razón,
pues, señala P A S T O R (Recodificaciónpenal, págs. 255 y 256): "...en tanto que partes de una
misma rama del orden jurídico, deben estar en concordancia, y hacia el derecho de la
organización judicial que debe estar contenido en el mismo C ó d i g o Procesal Penal y en
sintonía c o n él, pues se trata de reglas necesarias para predisponer los cuerposjudiciales
requeridos para desarrollar el derecho procesal penal y aplicar el derecho penal sustantivo.
La sistematicidad, accesibilidad e inteligibilidad de los preceptos procesales responde a la
inseparabilidad que hay entre ellos y las disposiciones sustantivas y al h e c h o de que consti-
tuyen siempre también coacción estatal c o n motivo de un supuesto h e c h o punible...".
113 Cfr. PASTOR, Recodificación penal, p á g . 254.
526
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
A ) FASE CLÁSICA
527
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
118 El título de la obra no parece del t o d o preciso, pues el mismo autor se encarga
528
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
1 2 2 A R A G Ó N , Elementos, pág. 429; en este lugar, hace un listado de todas las contribu-
ciones del positivismo y reitera que " c o m o se ve, es enorme el aporte que los penalistas
de esta escuela han traído a la sistematización científica de esta materia".
1 2 3 A R A G Ó N , Elementos, pág. 433.
529
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
530
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
Derecho penal colombiano. Parle general (1964); luego, aparece una segunda edición intitulada
Comentarios al Código Penal colombiano. Parte general (1968). Cfr. bibliografía general.
531
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
o b e d e c e a q u e n o p u e d e c o n s i d e r á r s e l e c o m o u n trabajo dogmático,
lo q u e no le resta i m p o r t a n c i a para el e n t e n d i m i e n t o de la legislación
en vigor. T a m b i é n , se a p r e c i a la m e t o d o l o g í a positivista de la é p o c a en
la o b r a de L. E. MESA VEIÁSQUEZ ( + 2 0 0 5 ) q u i e n , c o n los auspicios de
la Universidad de A n t i o q u i a d o n d e p r o f e s a r a la cátedra, p u b l i c ó sus
Lecciones de derecho penal ( 1 9 6 2 ) , a m é n de o t r o s trabajos d e d i c a d o s a la
parte especial.
Tampoco pueden pasar sin mencionarse diversos estudiosos de
la parte especial que, en una u otra forma, han recibido el influjo de
la sistemática ferriana. Entre ellos, debe citarse al profesor de la Uni-
versidad de Cartagena P. PACHECO O S O R I O ( 1 9 1 3 - 1 9 8 2 ) , autor de un
Derecho penal especial (4 ts., 1 9 7 0 - 1 9 7 5 ) , en el que asume una posición
intermedia entre las corrientes tradicionales y la dogmática penal; a no
dudarlo, el más grande exponente del tema a lo largo del siglo XX, con
maestría y erudición insuperables, aunque tampoco logró confeccionar
una obra completa sobre la Parte especial. También debe recordarse
a J. E. GUTIÉRREZ A N Z O L A ( 1 9 1 0 - 1 9 9 1 ) , profesor de las universidades
Nacional y Javeriana, a cuya fecunda pluma se deben diversos ensayos;
igual sucede con L . GUTIÉRREZ JIMÉNEZ, H . BARRERA DOMÍNGUEZ ( 1 9 1 5 -
1 9 9 0 ) , J. BERNAL PINZÓN y G . RENDÓN GAVIRIA, entre otros.
132 GAITÁN MAHECHA, "El derecho penal c o n f o r m e . . . " , págs. 331 y ss.; no obstante,
532
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
533
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
Así mismo, aunque no muestra una sistemática del delito muy de-
finida, debe incluirse en este período la obra de S. T. RUIZ, intitulada
La estructura del delito (1969), en la cual se perciben influencias de la
dogmática italiana de los años cuarenta y cincuenta (cuya segunda edi-
ción se editó con el nombre de Teoría del hecho punible [1981], adaptada
al estatuto punitivo de 1980); a él se debe, de la misma manera, una
contribución a la Parte especial.
Otro expositor que realizó notables aportes en este período fue el
profesor de la Universidad de Medellín, R ESTRADA VÉLEZ (1926-1990),
motor de la reforma penal como presidente de la Comisión Redacta-
ra del proyecto de 1979, quien, luego de recoger las enseñanzas de
F. GRISPIGNI, publicara un Manual de derecho penal (1972) que encaja
parcialmente en la sistemática neoclásica mezgeriana, adobada de las
enseñanzas de su profesor italiano. Bajo la vigencia de la legislación
derogada difundió su Derecho penal. Parte general, del que se hicieron
dos ediciones (1981-1986) con la misma orientación.
De igual forma, bastante apegado a la sistemática de A . REYES ECHANDÍA
aunque en algunos aspectos profundizando su neoclasicismo, E. PÁEZ
P O L O publicó un Derecho penal general (1977) con segunda edición bajo
el título Nuevo derecho penal colombiano (1982), en el que examina el Có-
digo Penal de 1980. Otro doctrinante en quien se puede observar una
rígida sistemática influida por la obra de E . MEZGER, es el profesor de
las universidades Santo Tomás y Nacional de Bogotá, J. E . R O Z O ROZO,
con un volumen intitulado Comentarios de derecho penal general (1978),
que ha quedado inconcluso.
En orden cronológico debe mencionarse el Manual de derecho penal
general de G. PEIÁEZ VARGAS (1981), ex profesor de la Universidad
Pontificia Bolivariana, con su tentativa de exponer la Parte general
siguiendo las enseñanzas de F. CARRARA a las que adoba, con relativo
éxito, algunos lineamentos dogmáticos; desde luego, por tratarse de
un manual elemental dirigido a estudiantes que se introducen en el
tema, no brinda una contribución significativa.
Por lo demás, una concepción peculiar es la presentada por el ex
catedrático de la Universidad de Medellín, J. FERNÁNDEZ CARRASQUI-
LLA, en su Derecho penal fundamental (1982-1986-1989, 2005 133 ), con
la pretensión de superar las elaboraciones finalistas con base en una
concepción del delito parecida a la defendida por R. YON HLPPEL ha-
cia los años veinte del pasado siglo y con base en las monografías de
E. BELING y a W. GALLAS; el resultado fue una sistemática compleja, a
ratos deshilvanada, pero novedosa en algunos aspectos. Su mayor mérito,
534
TEORÍ A DE I.A CIENCI A DEL DERECHO PENAL
Ahora, muy crítico: cfr. Derecho penal, Vol. I, 3a ed., págs. 19 y 20, 647 y ss., 663 y
135
535
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
136 Cfr. G R O S S O G A R C Í A , El concepto, pág. 22. Este autor, n o obstante, comete dos
536
TEORÍA DE LA CIENCIA DEL DERECHO I'EN'AI.
537
PARTE SEGUNDA
541
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
542
TEORÍ A DEL DELITO
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inciso final del art. 40 del C. P. se refiere tanto al error de tipo c o m o al error de prohibi-
543
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
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el mismo: El nuevo sistema del derecho penal, trad. de la 4a ed. alemana por José Cerezo Mir,
Barcelona, Ariel, 1964; el mismo: "Die deutsche strafrechtliche Dogmatik derletzten 100
Jahre und die finale Handlungslehre", en JuS, cuaderno 11, München/Berlin/Frankfurt,
1966, págs. 421 y ss.; Z A F F A R O N I , E U G E N I O R V Í ' L : En busca de las penas perdidas, Buenos
Aires, Ediar, 1989; el mismo: "Acerca del c o n c e p t o finalista de la conducta en la teoría
general del delito", en NFP, núm. 16, Bogotá, Temis, 1983, págs. 979 y ss., con introducción
y notas de derecho colombiano a cargo del autor; Z A F F A R O N I , E U G E N I O R A Ú L / Y U N G A N O ,
M A R T A A U R O R A : "Notas sobre la estructuración del concepto de delito en el Código Penal
colombiano", en Estudios de derecho penal. Homenaje al profesorforge Enrique Gutiérrez Anzola,
Bogotá, Impresora Gama Ltda., 1983, págs. 175 y ss.
I. INTRODUCCIÓN
544
TEORÍ A DEL DELITO
A ) PRECISIONES TERMINOLÓGICAS
545
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
5 Para una distinción de los vocablos crimen y delito, véase BlNDING, Handbuch, 1.1,
c o m o "superconcepto" el de delito.
1 Véase, p o r e j e m p l o , J E S C H E C K / W E I G E N D , Tratado, 5 a ed. 59 y 60; S C H Ó N K E /
546
TEORÍ A DEL DELITO
siciones (cfr. art. 235-2), mientras que la de "delito" es usada de manera reiterada (cfr.
arts. 35-1, 35-2,116-3,122-5,150-17,175-2,175-3,179-1,186,199,201-2,221, 232-3, 250-1
párr. I o , 299-4, y 30 trans.); además, también habla de "infracción" (cfr. art. 175-2).
547
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
B) D E L I T O Y CONTRAVENCIÓN
12 JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, t. III, 3a ed., pág. 132; LEVENE, Introducción, págs. 23
y ss.
13 LEMKE en K i n d h á u s e r / N e u m a n n / P a e f f g e n , Strafgesetzbuch, t. I, 2a ed.,
pág. 306.
14 Véase FIANDACA/MI'.SCO, Diritto penale, 4A ed., págs. 136 y ss.; PAGLIARO, Principi, 8A
ed., págs. 248-249. La distinción se remonta a los Códigos Toscano de 1856 y Zanardelli
de 1889; sobre ello, CARMIGNANI, Elementi, pág. 57.
15 Al r e s p e c t o LEVF.NE, p á g s . 29 y ss.; JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, t. III, 3 A e d . , págs. 140
y ss.; MANZINI, Trattato, 5A ed., vol. I, págs. 663 y ss. Conocida es la distinción propuesta
por BlNDING {Die Normen, I, 3A ed., págs. 406 y 407), para quien la contravención es una
mera desobediencia a la norma que no afecta ningún bienjurídico, distinto de lo que
sucede con el delito; otra diferencia invocada a menudo es la de ROCCO (L'oggetto, pág.
352), para la que el castigo del delito persigue un "interés-fin", mientras que el de la
contravención busca un "interés-medio"; c o m o este último, GAITÁN MAHECHA, Curso,
pág. 8 9 .
16 Así FERRI, "Relazione sul Progetto...", pág. 20.
548
TEORÍ A DEL DELITO
549
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
550
TEORÍ A DEL DELITO
C ) DIVERSAS NOCIONES
22 MAGGIORE, Derecho penal, vol. I, pág. 251; RUIZ, Teoría del hecho punible, págs. 58
y 59.
551
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
12a ed., pág. 102; C E R E Z O M I R , Curso, 1.1, 6 a ed., págs. 287 y 288; P É R E Z , Los Delitos políticos,
págs. 41 y ss.; P O S A D A M A Y A , "Los actos delictivos", págs. 2 y ss.; F E R N Á N D E Z C A R R A S Q U I L L A ,
Derecho penal, 1.1, 3a ed., págs. 301 y ss., que se inclina por una postura objetiva; V E L Á S Q U E Z
V E L Á S Q U E Z : "¿Delito político o delito común", en Jueces para la democracia, N° 60, págs. 136y
ss., que opta por la tesis mixta. También, la Corte Suprema de Justicia, Sala Constitucional,
sent. de 22 octubre 1981, en JD, t. XI, Bogotá, Legis, 1982, pág. 222; Corte S u p r e m a de Jus-
ticia, Sala de Casación Penal, providencia de cinco de diciembre 2007, radicado: 25931.
PRADEL, Droit pénal, 15 a e d , p á g . 248.
25
Cfr. CEREZO MIR, Curso, t. I, 6A ed., pág. 88, que acuña una concepción mixta
26
restringida: "sólo son delitos políticos aquellos que atentando contra la organización
política o constitucional del Estado se realizan además con un fin político".
552
TEORÍ A DEL DELITO
la ley 975 de 2005, que convirtió el concierto para delinquir en una de sus modalidades
agravadas en "sedición".
553
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
ed., págs. 129-130. También, la jurisprudencia: así la Sala de Casación Penal de la Corte
Suprema de Justicia, en providencias de 26 mayo 1982, en NFP, núm. 15, Bogotá, Temis,
1982, pág. 887, aunque parecieran privar los criterios subjetivos; 22 octubre 1981, en JD,
t. XI, pág. 224; 27 mayo 1986, en JD, t. XV, Bogotá, Legis, 1986, pág. 608; 26 noviembre
2003, radicado 21639 que, p o r lo demás, recuerda una viejajurisprudencia: "...el delito
político tiene que serlo objetiva y subjetivamente: la expresión así lo indica, esto es, que
el bien, interés o d e r e c h o jurídicamente tutelado en las ocurrencias en que acontece es
lo político, vale decir, la organización del Estado, el buen funcionamiento del gobierno;
y, además, los móviles que deben guiar al delincuente tienen que ser, consecuencial-
mente, los de buscar el mejoramiento en la dirección de los intereses públicos. Tal es el
sentido natural y obvio del vocablo. "Mas, también ese es el sentido obvio y natural de
la expresión que la ley emplea para consagrar los delitos políticos, cuando requiere el
propósito específico de derrocar al g o b i e r n o legítimo, o de cambiar en todo o en parte
el régimen constitucional existente, o de impedir el funcionamiento normal del régi-
m e n constitucional o legal rigentes, o de turbar el pacífico desarrollo de las actividades
sociales. Y eso es lo que en forma patente acredita también la circunstancia de que las
infracciones c o m u n e s que se realicen durante un movimiento subversivo, tales como
incendios, homicidios y lesiones causadas fuera de un combate y, en general, los actos
de ferocidad y barbarie, se sancionen p o r separado, acumulando, p o r excepción, las
penas". (Auto del 25 abril 1950, M. P. Agustín G ó m e z Prada)"; sent. de 24 noviembre
2004, radicado 22450: "Ni la Constitución ni la ley definen qué es delito político ni
especifican cuáles son los c o n e x o s c o n éste; sin embargo, esta Corte tiene sentado que
el primero es "aquella infracción penal cuya realización busca el cambio de las institu-
ciones o sistemas de g o b i e r n o para implantar otros que el sujeto activo, generalmente
caracterizado p o r su espíritu altruista y generoso, considere más justos", por lo que se
califican c o m o tales los de rebelión, sedición, conspiración y seducción, usurpación y
retención ilegal de m a n d o , es decir, los que atentan contra el régimen constitucional
y legal"; Auto de 18 octubre 2005, radicado: 24222, que vuelve a citar la decisión de 25
abril 1950 ya referida.
También, el Tribunal Superior de Medellín en decisión de tres diciembre 1982, en
NFP, núm. 20, Bogotá, Temis, 1983, págs. 521 y ss.; Corte Constitucional, sent. C-009 de
17 e n e r o 1995 (cfr. Gaceta de la Corte Constitucional, 1.1, Bogotá, Diké, 1996, pág. 37):
"El delito político es aquel que, inspirado en jn ideal de justicia, lleva a sus autores y
copartícipes a actitudes prescritas del o r d e n constitucional y legal, c o m o medio para
realizar el fin que se persigue...". Sobre la distinción entre delito c o m ú n y delito político
- d e nuevo en defensa de las posturas mixtas en esta materia- dijo la Corte Constitucional
en sent. C-171 de 1993, sin fecha (reiterada p o r la sent. C-069 de 23 febrero 1994), lo
siguiente: "El Estado no p u e d e caer en el funesto error de c o n f u n d i r la delincuencia
c o m ú n c o n la política. El fin que persigue la delincuencia c o m ú n organizada, particular-
mente a través de la violencia narcoterrorista, es el de colocar en situación de indefensión
a la sociedad civil, bajo la amenaza de padecer males irreparables, si se o p o n e a sus
proditorios designios. La acción delictiva de la criminalidad c o m ú n no se dirige contra
el Estado c o m o tal, ni contra el sistema político vigente, buscando sustituirlo por otro
distinto, ni persigue finalidades altruistas, sino que se dirige contra los asociados, que
se constituyen así en víctimas indiscriminadas de esa delincuencia. Los hechos atroces
en que incurre el narcoterrorismo, c o m o son la c o l o c a c i ó n de carrobombas en centros
urbanos, las masacres, los secuestros, el sistemático asesínate? de agentes del orden, de
j u e c e s , de profesionales, de funcionarios gubernamentales, de ciudadanos corrientes
554
TEORÍ A DEL DELITO
3. Como ente jurídico. Tal vez una de las nociones jurídicas de delito
más c o n o c i d a s sea la q u e p r o p u s i e r a F. CARRARA, c o n base en la tradición
clásica, c o m o s e e x p l i c ó e n s u m o m e n t o [cfr. c a p í t u l o s é p t i m o , VI, B ) ,
5]; este c o n c e p t o , q u e no es d e l c a s o volver a transcribir, c o m p e n d i a
toda la arquitectura d e l ilícito p e n a l c o n p r e c i s i ó n y rigor l ó g i c o s i n c o m -
y hasta de niños indefensos, constituyen delito de lesa humanidad, que jamás podrán
encubrirse con el ropaje de delitos políticos" (subrayas ajenas al texto)". También, en
la sent. C-456 de 23 septiembre 1997, que declaró exequible el antiguo art. 127 del C. P.
de 1980, se dijo: "Al delito político se le otorga un tratamiento distinto del aplicable al
delito c o m ú n , en razón de los móviles de beneficio social que eventualmente p u e d e n
anidar en el alma de los rebeldes, p e r o nunca p o r q u e se j u z g u e apropiado el recurso a
la violencia. De h e c h o en las sociedades democráticas que, c o m o la colombiana, ofrecen
canales múltiples para ventilar el disenso y buscar la transformación de las estructuras
sociales, económicas y políticas, el ámbito del delito político no p u e d e tener ya el mis-
mo alcance que p u d o tener en el pasado, lo que no quiere decir que esta modalidad
delictiva haya desaparecido de los códigos y de la Constitución". Así mismo, en la sent.
C-928 de seis septiembre 2005, se señala: "En f o r m a general, p u e d e considerarse que el
delito político es aquella infracción penal cuya realización busca el c a m b i o de las insti-
tuciones o sistemas de g o b i e r n o para implantar otros que el sujeto activo, generalmente
caracterizado p o r su espíritu altruista y generoso, considere más justos". Sin embargo,
en las sents. C-1055 de o n c e noviembre 2003 y C-037 de 27 e n e r o 2004, ya citadas, que
recogen las pautas contenidas en normativa internacional sobre la materia, pareciera
hacerse hincapié en las teorías subjetivas. Un postrer intento p o r distinguir entre delito
político y delito c o m ú n (para el caso, el concierto para delinquir) ha h e c h o la Sala de
Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, en el auto de o n c e j u l i o 2007, radicado
26945, reiterada el c i n c o de diciembre 2007, radicado: 25931; para una crítica de esta
decisión, véase VELÁSQUEZ VELÁSQUEZ: "¿Delito político o delito c o m ú n " , en Jueces para
la democracia, núm. 60, págs. 139 y ss.
555
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
556
TEORÍA DEL DELITO
38 SOLER, Derecho penal, 1.1, 4a ed., págs. 213 y 214; otras críticas en JIMÉNEZ DE AsÚA,
BIBLIOTECA
i
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
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TEORÍ A DEL DELITO
"el homicidio" como uno de los eventos en los cuales coinciden sujeto
pasivo y objeto material!
En tercer lugar, incluye la acción dividida en psíquica (elemento
subjetivo del delito) y física (elemento objetivo); la primera, dice, es "la
voluntad guiada por la intención para alcanzar un fin"43, mientras en
torno a la segunda señala que para el surgimiento del delito se precisa
una acción humana que en el medio ambiente social modifique, ataque
o viole las relaciones exteriores entre los hombres. La acción física y la
psíquica, en su conjunto constituyen el llamado iter criminis (recorrido del
crimen o del delito) compuesto por la idea criminosa, la manifestación
de esta, los actos preparatorios, ejecutivos y de consumación.
En cuarto lugar, alude al daño, conformado también como un ele-
mento doble: público, que es el experimentado por la sociedad civil y a
través de ella el Estado, por el solo hecho de que una acción humana
infringe la ley penal; y privado, el que recae directamente o no sobre
una persona natural o jurídica, como titular del derecho o bienjurídico
lesionado con la infracción.
Esta construcción del delito permite, como es obvio, explicar desde
el punto de vista de su estructurajurídica las diversas figuras delictivas; y
muestra que no está tan distante de la concepción carrariana del "ente
jurídico" como a veces se cree. Ello no es de extrañar, si se tiene en cuenta
que E. FERRI se nutrió del pensamiento positivista tanto en su vertiente
naturalista como en la normativista44, para dar en un comienzo primacía
a la primera orientación y terminar inclinándose por la segunda que,
por cierto, abrió las puertas a la dirección técnico^urídica 45 . En fin,
para concluir, no sobra recordar que este concepto analítico del delito
ha jugado un papel muy importante en la doctrina nacional, después
de que la teoría positivista penetrara de manera copiosa a través de la
legislación de 1936; incluso, todavía algunos estudios de la Parte especial
exponen las diversas tipologías delictivas con base en dicha sistemática
[sobre ello, capítulo octavo, VI, B) y C)] 46 .
43 F E R R I , Principios, pág. 3 9 1 .
44 Sin duda, la elaboración carrariana puede ser también calificada c o m o de "po-
sitivista", pues en ella influyen los postulados filosóficos del positivismo normativista.
Sobre ello, con razón, M E Z A M O R A L E S , "El positivismo jurídico en el pensamiento...",
págs. 299 y ss.
45 Así, AGUDELO BETANCUR, Grandes corrientes, pág. 89.
L O Z A N O , Elementos, 3a ed., págs. 117 y ss.; G Ó M E Z P R A D A , Derecho penal, 2 a ed., págs. 159
559
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
158.
560
TEORÍ A DEL DELITO
5a ed., págs. 209 y ss.; D E F L G U E I R E D O D Í A S , Direito penal, 1.1, págs. 221 y ss.
51 Cfr. JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5 a ed., pág. 213.
53 La teoría del delito permite, pues, "ordenar adecuadamente todas esas categorías
561
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
54 ROXIN, Política criminal, pág. 33; el mismo, Strafrecht, 1.1, 4 a ed., págs. 227 y ss.; el
56 Cfr. las siguientes obras: RADBRUCH, "Zur Systematik...", págs. 158 y ss.; VON
WEBER, Zum Aufbau, 1 y ss.; el mismo, "Para la estructuración...", págs. 567 y ss.; BUSCH,
Moderne Wandlungen, págs. 1 y ss.; el mismo, Modernas transformaciones, págs. 1 y ss.;
G R A F ZU D O H N A , Der Aufbau, 4 ed., págs. 1 y ss.; el mismo, La estructura, págs. 1 y ss.:
A
G A L L A S , Zum gegenwártigen Stand, págs. 1 y ss.; el mismo, La teoría del delito, págs. 1 y
ss.; WEL ZEL, Das neue Bild, 2A ed., págs. 1 y ss.; el mismo, El nuevo sistema, págs. 1 y ss.;
el mismo, "Die deutsche strafrechtliche...", págs. 421 y ss.; CÓRDOBA RODA, Una nueva
concepción, págs. 1 y ss.; SCHMIDHÁUSER, "Zur Systematik...", págs. 268 y ss.; el mismo,
"Sobre la sistemática...", págs. 41 y ss.; GlMBERNAT ORDEIG, "El sistema del derecho
penal...", en ¿Tienefuturo...?, págs. 49 y ss.; AGUDELO BETANCUR, "Diversos conteni-
dos...", págs. 1 y ss.; el mismo, Curso de derecho penal, 2A ed., págs. 17 y ss.; ZAFFARONI,
"Acerca del concepto...", págs. 9 7 9 y ss.; Z A F F A R O N I / A L A G I A / S L O K A R , Manual, I ed.,
A
págs. 288 y ss; SCHÜNEMANN, Grundfragen, págs. 1 y ss.; el mismo, El sistema moderno,
págs. 31 y ss.; JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5A ed., págs. 214 y ss.; AMBOS, "100 años de
la 'Teoría de delito' de Beling", págs. 2 7 3 y ss.; H A F T , Strafrecht, 9 ed., págs. 1 5 a 2 4 ;
A
MAURACH, "Tres conferencias", págs. 313 y ss.; DE FlGUEIREDO DIAS, Direito penal, 1.1,
págs. 2 2 5 y ss.; S E R R A N O M A Í L L O , Ensayo sobre el Derecho penal, págs. 2 2 1 v ss.; GÓMEZ
562
TEORÍ A DEL DELITO
563
DERECHO PENAI.. PARTE GENERAL
564
TEORÍ A DEL DELITO
justificación. M e t a f ó r i c a m e n t e d i c h o : l a t i p i c i d a d era e l h u m o - h e c h o
c o n o c i d o - q u e lleva, p o r vía de i n f e r e n c i a , hasta la a n t i j u r i d i c i d a d o
fuego - h e c h o d e s c o n o c i d o - .
C o m o e s o b v i o , c o n s e m e j a n t e m a n e r a d e c o n c e b i r este estrato
del h e c h o p u n i b l e no era viable h a b l a r de u n a antijuridicidad material,
esto es, c o m o l e s i ó n o a t a q u e a los intereses tutelados en la ley ( b i e n e s
j u r í d i c o s ) ; s e trataba, p u e s , d e u n c o n c e p t o naturalista d e antijuridici-
dad. No obstante, F. VON LlSZT v i s l u m b r ó u n a n o c i ó n r e f e r i d a a valor,
acogida l u e g o p o r los n e o c l á s i c o s , e n los siguientes t é r m i n o s : "el a c t o
contrario al d e r e c h o es un a t a q u e a los intereses vitales de los parti-
culares o de la c o l e c t i v i d a d , p r o t e g i d o s p o r las n o r m a s j u r í d i c a s ; p o r
consiguiente u n a lesión o r i e s g o de un b i e n j u r í d i c o " 6 2 . S u r g i ó así el
c o n c e p t o material d e a n t i j u r i d i c i d a d q u e , n o o b s t a n t e , todavía p o d í a
ser calificado e n parte c o m o natural p u e s e n t e n d í a l a lesión d e b i e n e s
j u r í d i c o s en s e n t i d o causal.
Finalmente, la culpabilidad era el estrato o categoría q u e reunía t o d o s
los procesos espirituales y p s í q u i c o s q u e se desarrollaban en el interior
del autor, c o n c i b i é n d o s e la imputabilidad c o m o un presupuesto de aquella
- d e b í a ser tratada antes-; y el d o l o y la c u l p a c o m o " f o r m a s " o "especies",
mientras el estado de n e c e s i d a d - p o r e j e m p l o , el n á u f r a g o q u e mata a su
c o m p a ñ e r o para lograr asirse al ú n i c o n e u m á t i c o , gracias a lo cual salva
su v i d a - era m i r a d o c o m o u n a causal e x c l u y e n t e de esta categoría. A su
turno, el c o n o c i m i e n t o p o r parte d e l a g e n t e de la antijuridicidad de su
hacer, se entendía a veces c o m o un c o m p o n e n t e de la culpabilidad d o l o s a
(E. VON BELING), mientras q u e otros lo rechazaban (F. VON LlSZT). De esta
manera, pues, t o d o el c o n t e n i d o de la v o l u n t a d d e l agente, la finalidad
perseguida c o n su actuar, se desplazaba a este p l a n o de análisis; surgió así
el concepto psicológico de culpabilidad, c o n lo q u e esta categoría se r e d u c í a ,
en síntesis, a u n a r e l a c i ó n p s i c o l ó g i c a entre el autor y su h e c h o .
A m a n e r a d e c o n c l u s i ó n , p u e d e afirmarse q u e esta sistemática d e l
hecho punible p r e t e n d i ó excluir t o d o tipo de valoración del c a m p o
j u r í d i c o al r e d u c i r el d e l i t o a un a g r e g a d o de d o s r e l a c i o n e s o n e x o s :
una causal (el injusto: lo o b j e t i v o ) y o t r a psicológica (la c u l p a b i l i d a d : lo
subjetivo); u n a c o n c e p c i ó n q u e , a d e c i r v e r d a d , r e c o n o c í a t o d o s los
elementos d e l d e l i t o o r d e n á n d o l o s d e m a n e r a r a z o n a b l e , c o h e r e n t e ,
acorde c o n la c o n c e p c i ó n naturalista de la c i e n c i a y de la t é c n i c a p r o p i a
de la é p o c a , s e g ú n la q u e c u a l q u i e r o b j e t o e q u i p a r a b l e a u n a m á q u i n a
p e r f e c t a m e n t e c o n s t r u i d a era susceptible d e ser c o m p u e s t o c o n base
en distintos e l e m e n t o s 6 3 .
565
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
566
TEORÍ A DEL DELITO
los f e n ó m e n o s f i s i o l ó g i c o s y f í s i c o s i n v o l u c r a d o s ; e s t o es, s e d a c a b i d a
a la valoración. A d e m á s , c o m o según el c o n c e p t o clásico era imposible
explicar la o m i s i ó n , q u e no s u p o n e m o v i m i e n t o c o r p o r a l a l g u n o y ya
se había d i c h o q u e era indispensable e n t e n d e r l a en un s e n t i d o social
(F. VON LlSZT, q u e e m p e z a b a a a b a n d o n a r e l p o s i t i v i s m o ) , s o l o l a n o t a
de "comportamiento h u m a n o " podía agrupar en un único c o n c e p t o
ambas f o r m a s d e c o n d u c t a .
A su turno, la tipicidad también fue sacudida gracias al "descubri-
miento" de la existencia de elementos normativos y subjetivos en el tipo
penal que no podían ser, en consecuencia, asignados a la culpabilidad,
por ser su lugar el "injusto típico", como empezó a decirse en el len-
guaje de entonces, gracias a los responsables de este logro: E. MEZGER y
J. NAGLER (1876-1951). Así las cosas, el elemento "ajena" contenido en
el tipo de hurto del § 242 del Código alemán de 1871 (similar al 239 del
C. P. colombiano) no podía entenderse ya como un elemento descriptivo,
sino normativo. Y, elementos como "el propósito de obtener provecho"
presente en estay otras figuras típicas, o "el ánimo de lucrarse", ya eran
susceptibles de calificarse como elementos descriptivos sino subjetivos64.
Desde luego, en materia de las relaciones entre tipicidad y antijuridicidad,
se observan en los autores de la época, por lo menos dos corrientes: una,
según la cual la tipicidad se concebía como indicio de antijuridicidad (ratio
cognoscendi); y, otra, que la entiende como su razón de ser (ratio essendi),
con lo que las dos categorías terminan confundiéndose en una sola (el
"injusto típico", como empezó a decirse en el lenguaje de entonces).
Entre los partidarios de esta última concepción -para la que el delito es
conducta típicamente antijurídica y culpable- son posibles dos enfoques
distintos: quienes sostienen que las causas de justificación descartan la
antijuridicidad y los que, con base en las pautas propias de la teoría de los
elementos negativos del tipo, creen que ellas descartan la tipicidad.
La antijuridicidad tampoco podía ser concebida ya desde el punto de
vista formal, como una mera oposición a la normajurídica; ahora, dadas
las repercusiones del neokantismo también en este elemento, de la fina-
lidad de los tipos penales se deduce esta categoría, entendida en sentido
material como dañosidad social (A. CRAF ZU DOHNA y L. ZLMMERL). Por
ello pudo afirmarse, como ya se advirtió, que este elemento cumplía una
función protagónica (predominante) dentro del injusto, mientras que el
tipo penal quedaba convertido en un instrumento auxiliar de aquella y,
por ende, la nota de la tipicidad pasaba a un segundo plano; a causa de
esta prioridad, se habla hoy, no de la "tipicidad", sino del "tipo de injus-
brechens", págs. 19 y ss.; M. E. M A Y E R , Der Allgemeine, págs. 182 y ss., 185 y ss.
567
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
66 Esta categoría dogmática fue introducida por H. A. FlSCHER (1911) [FlSCHER, Die
Rechtswidrigkeit, págs. 293 y ss.] y la retomaron A. HEGLER (1915) [cfr. "Die Merkmale des
Verbrechens", págs. 19 y ss.], M. E. MAYER (1915) [Der Allgemeine, págs. 182 y ss.,] y, por
supuesto, E. MEZGER en diversos trabajos (1923, 1926, 1950 y 1958) [cfr., por ejemplo,
"Die subjektiven Unrechtselemente", págs. 207 y ss.; Moderne Wege, págs. 21 y ss.; Tratado,
t. I, págs. 346 y ss.]. Sobre ello, Capítulo decimosegundo, II, D).
568
TEORÍ A DEL DELITO
66 Sobre ello, CEREZO MIR, " L a naturaleza de las cosas...", en Problemas, págs. 49 y
569
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
expresado explica por qué las consecuencias para la teoría del delito
emanadas de tales planteamientos, solo empezaron a sentirse después
de la Segunda Guerra Mundial, una vez fracasada la tentativa de erigir
un derecho penal nacionalsocialista por sus más reconocidos cultores:
G. D A H M , F. SCHAFFSTEIN y E. M E Z G E R .
Esta "revolución copernicana", como de forma exagerada se le ha
denominado, incidió de manera radical en cada uno de los diversos
estratos del concepto de delito, como se ve en seguida68.
La acción, presupuesto común de todas las formas de aparición del
hecho punible (dolosas o culposas, de comisión o de omisión), se concibe
como "ejercicio de actividad final" y no solamente causal, en el entendido
de que esa finalidad se basa en la capacidad de previsión del hombre de
las consecuencias posibles de su obrar y puede, por tanto, proyectar fines
diversos y dirigir su actividad conforme a un plan, a la consecución de estos.
Este concepto ya había sido planteado con anterioridad en el campo de
la filosofía, e incluso diversos pensadores lo habían llevado al terreno del
derecho penal aunque, desde luego, sin vislumbrar las consecuencias ex-
traídas por H. WELZEL para la sistemática del delito en sus diversos trabajos
[cfr. capítulo décimo, IV, C) ]; es este el concepto final de acción.
También la tipicidad sufrió un vuelco muy grande derivado del hecho
de que, al ubicarse el contenido de la voluntad del agente en la acción,
el tipo penal pasaba, a entenderse como la descripción concreta de la con-
ducta prohibida para aparecer integrado por una parte objetivada y otra
subjetiva, cuyo núcleo es el dolo; por ello, ya desde el injusto, es posible
separar los delitos dolosos de los imprudentes, para establecer modalidades
especiales del mismo con una diversa configuración en cada uno de los
niveles de análisis de la construcción dogmática, sean de comisión o de
omisión. Aparece, pues, en todo su esplendor la concepción del tipo complejo,
y se podrá decir que este se halla integrado por elementos descriptivos,
normativos y subjetivos. La ubicación del dolo en el tipo en los hechos
dolosos era apenas lógica, si se tiene en cuenta que los mismos neoclásicos
lo habían admitido en los casos de tentativa; de allí que fuera muy puesta
en razón la célebre crítica dirigida por el mentor de esta corriente a sus
contradictores, cuando preguntaba cómo era posible que la ubicación
del dolo en el tipo o en la culpabilidad dependiese de que el disparo
efectuado por el agente diese o no en el blanco 69 .
La antijuridicidades entendida, por un lado, como el juicio según el
cual la acción típica es contraria al derecho, al orden jurídico, lo que sucede
570
TEORÍ A DEL DELITO
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QUILLA ("Sobre el subjetivismo", págs. 795 y ss., 800), en el sentido de que el finalismo
entendió la culpabilidad c o m o "un reproche ético-social".
72 Sobre ello HlRSCH, "Die Entwicklung der Strafrechtsdogmatik", págs. 402 y ss.
73 Véase, HURTADO POZO, Manual, 3A ed., págs. 373 y ss.
74 Véase, R O X I N , Strafrecht, t. I, 4 A ed., págs. 2 2 1 y ss.; el mismo, Derecho penal,
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pág. 204.
79 Sobre ello, R O X I N , en Problemas básicos, págs. 181 y ss.
573
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
80 Cfr. ROXIN, Strafrecht, t. I , 4 a ed., pág. 224; el mismo, Derecho penal, 1.1, pág. 219.
81 Cfr. ROXIN, Strafrecht, t. I , 4 a ed., pág. 224; el mismo, Derecho penal, 1.1, pág. 219.
8 2 R O X I N , Strafrecht, 1.1, 4 a ed., pág. 618; el mismo, Derecho penal, 1.1, pág. 575.
mismo, Strafrecht, t. I, 4 a ed., pág. 618; el mismo, Derecho penal, t. I, pág. 575.
84 Cfr. R O X I N , Strafrecht, 1.1, 4 a ed., pág. 225; el mismo, Derecho penal, 1.1, pág. 220.
574
TEORÍ A DEL DELITO
86Cfr. ROXIN, Strafrecht, t. I , 4' ed., pág. 852; el mismo, Derecho penal, t. I , pág. 792.
87Cfr. ROXIN, " S o b r e la significación d e la sistemática", en Política Criminal,
pág. 58.
88 JAKOBS, Sociedad, norma y persona, pág. 20; BORJA JIMÉNEZ, "Algunos planteamien-
tos", pág. 34.
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93 JAKOBS, Derecho Penal, pág. 159; por eso, se habla de la imputación como injusto.
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101 JAKOBS, Derecho Penal, pág. 159; bien lo expresa el autor: "Esta responsabilidad
577
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578
TEORÍ A DEL DELITO
Una vez sentadas las bases de la teoría del delito o hecho punible,
debe precisarse cuál de esos planteamientos metódicos sirve de punto
de partida a la elaboración del derecho penal positivo que aquí se
propone.
A ) U B I C A C I Ó N
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112 Cfr. V E L Á S Q U E Z V E L Á S Q U E Z , "¿El inciso final del artículo 40 del C . P...?", págs. 304
580
TEORÍ A DEL DELITO
115 Todavía hoy, sin embargo, G R O S S O G A R C Í A [El concepto, págs. 20, 21, 235 y ss., 246,
la estructuración", págs. 175 y ss.]; pero lo más grave es que, con ese punto de partida,
construye un nuevo paralogismo: en contraste con el C. P. de 1980 que -alaba c o m o un
verdadero monumento al pensamiento sistemático, c o m o si no fuera cierto que tam-
bién surgió en un momento en el que ya se planteaba la interacción entre el sistema y
el problema- pretende, sin éxito, mostrar el Código penal de 2 0 0 0 c o m o un estatuto
punitivo que "renuncia expresamente a la adopción de un pensamiento sistemático"
fruto de "una regulación aislada y asistemática de las diferentes categorías dogmáticas..."
(págs. 238, 250-251, 289, lo que busca demostrar a través de un análisis superficial
de las mismas: cfr. págs. 150 a 236) y que asume "en su confección el método tópico,
remitiéndolo todo a la solución aislada de los problemas, restándole toda importancia
a la coherencia interna del sistema" (ídem). ¡En fin, pareciera que para poder asimilar
dicho texto fuese necesario acompañarse del "sutil arte de detectar camelos" del que
habla S A C A N {El mundo y sus demonios, págs. 223 y ss.)!
581
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
tación", pág. 95; de otra opinión, sin e m b a r g o , GROSSO G a r c í a , El concepto, págs. 165
y ss., 183, 187.
582
TEORÍ A DEL DELITO
583
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
119 Así, con toda razón, GÁLVEZ ARCOTE ("Acción e imputación", págs. 101-102):
"...se ha estatuido un nuevo elemento del tipo objetivo, bajo el entendido de que para
poderse imputar un resultado típico, o dicho en otros términos, para que sea imputable
el aspecto objetivo del tipo penal, es necesario que con la acción se haya creado un riesgo
jurídicamente desvalorado y éste se haya realizado en el resultado, y que por ende, cuando
esta imputación no sea posible la conducta será atípica, para lo cual deberá acudirse a
los diversos criterios que en el marco de esta teoría se han propuesto, fundamentados
en el riesgo al bien jurídico, quedando claro que si la función del derecho penal es
la protección de ellos, será su creación o aumento el que sea objeto de imputación y
no su disminución, el ámbito de protección de la norma o más precisamente el ahora
precisado como el alcance típico, el principio de confianza, y en fin, todos aquellos que
valorativa-normativamente se discuten en el campo de esta teoría...".
584
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" P r ó l o g o " de su obra, planteó la construcción de una ciencia penal integrada en la que
tuviesen cabida las elaboraciones dogmáticas y las político-criminales.
121 Al respecto, ya para el d e r o g a d o C. P. d e 1980, V F I Á S Q U E Z V E L Á S Q U E Z , "Biblio-
grafía", pág. 897; el mismo, "¿El inciso final...?", págs. 304 y ss.; Z A F FARO NT / Y ' \ (-.VN O,
"Notas sobre la estructuración...", págs. 175 v ss.; B A C I G A L U P O , Manual, págs. 106 y ss.,
154, 167; S O T O M A Y O R A C O S T A , "Reseña", pág. 266.
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
cfr. "Hacia un D e r e c h o penal", págs. MI y ss.; Derecho penal, t o m o I, 3 a ed., págs. 23 y ss.,
c o n evidente rigor y seriedad académicas], S A L A Z A R M A R Í N [quien, en 1 9 9 9 , decidió
declarar "fundada la "Escuela Dialéctica" del d e r e c h o penal" no sin reconocer que era
"una intrepidez académica o una ambiciosa aspiración científica (¡) de poca modestia
(¡)": Cfr. Injusto penal, pág. 31], S Á N C H E Z H E R R E R A [ c o n una "Dogmática jurídico penal
fundada en principios constitucionales y orientada a las consecuencias": cfr. Dogmática
penal, págs. 24-25, 43 y ss.] y G R O S S O G A R C Í A [El concepto, págs. 274, 323] quien - e n una
obra esclarecedora desde el punto de vista político-criminal, p e r o c o n graves falencias en
el análisis d o g m á t i c o - , después de hacer una breve exposición y crítica de las propuestas
"teleológico-valorativas" (págs. 139 y ss., 255-273), pretende ponerse p o r encima de C.
Roxin y G. Jakobs, c u a n d o acuña lo que llama "El nuevo pensamiento sistemático":
"De cara a las insuficiencias de las dos propuestas teleológicas antes analizadas en el
presente trabajo se pretenden trazar los presupuestos generales de una nueva propuesta
de construcción de la teoría del delito ( ; ! ) , que teniendo c o m o punto de partida los
presupuestos epistemológicos aquí esbozados (¡!), intente superar esas deficiencias".
Desde luego, es muy saludable que los estudiosos nacionales formulen sus propias ten-
tativas (¡de eso, justamente, se trata, ni más faltaba!); sin embargo, cabe preguntarse,
¿no será mejor que antes de dedicarse a acuñar d e n o m i n a c i o n e s pomposas y a "fundar
escuelas", se debatan las ideas a p r o f u n d i d a d y luego, después de un largo proceso de
decantación, se exploren nuevos caminos?
125 CUETO RÚA, Fuentes, pág. 202.
590
C A P Í T U L O DÉCIMO
LA CONDUCTA*
591
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
1974, págs. 56 y ss.; el mismo: "Sobre el estado de la doctrina del injusto personal", trad.
de L e o p o l d o Schiffrin, en NPP, Buenos Aires, Depalma, 1975, págs, 159 y ss.; M A I H O F E R
W E R N E R : DerHandlungsbegriff im Verbrechenssystem, Tübingen, J.C.B. Mohr, 1953; el mismo:
"Der soziale HandlungsbegrifF', en Festschrifi für Eberhard Schmidt, Góttingen, Vanden-
hoeck-Ruprecht, 1961, págs. 156 y ss.; M A R 1 N U C C I , G L O R G I O : El delito como"acción". Crítica
de un dogma, trad. de José Eduardo Sainz-Cantero Caparros, Madrid, Marcial Pons, 1998;
O T T E R , K L A U S : Funktionen des Handlungsbegriffs im Verbrechensaufbau ?, Bonn, Ludwig Róhrs-
cheid Verlag, 1973; P E R D O M O T O R R E S , J O R G E F E R N A N D O : La problemática de la posición de
garante en los delitos de comisión por omisión, Bogotá, Universidad Externado de Colombia,
2001; el mismo: El delito de comisión por omisión en el nuevo Código Penal colombiano, Bogotá,
Universidad Externado de Colombia, 2001; R A D B R U C H , G U S T A V : Der Handlungsbegriff in
seinerBedeutungfür das Strafrechtssystem, Berlin, Guttentag, 1904; el mismo: "Zur Systematik
der Verbrechenslehre", en Festgabe für Reinhard von Frank, 1.1, Tübingen, J.C.B. Mohr,
1930, págs. 131 y ss.; R E Y E S A l . V A R A D O , Y E S I D : "Fundamentos teóricos de la imputación
objetiva", en DPC, vol. XIII, núm. 45, Santa Fe de Bogotá, Universidad Externado de
Colombia, 1992, págs. 97 y ss.; el mismo: Imputación objetiva, Santa Fe de Bogotá, Temis,
1994; R O X I N , C L A U S : Problemas básicos del derecho penal, trad. d e Diego Manuel Luzón Peña,
Madrid, Reus, 1976; R O X I N , C L A U S / J A K O B S , G Ü N T H E R / S C H Ú N E M A N N , B E R N D / F R I S C H ,
W O L F G A N G / K Ó H L E R , M I C H A E L : Sobre el estado de la teoría del delito, Madrid, Civitas, 2000;
S A A V E D R A R O J A S , É D G A R : Corporación, criminalidad y ley penal, Bogotá, Temis, 1984; SILVA
S Á N C H E Z , J E S Ú S M A R Í A : Delito de omisión. Concepto y sistema, Barcelona, Bosch, 1986; el
mismo: "La f u n c i ó n negativa del c o n c e p t o de acción. Algunos supuestos problemáticos
(movimientos reflejos, actos en cortocircuito, reacciones automatizadas)", en ADPCP, t.
X X X I X , fascículo III, septiembre-diciembre 1986, Madrid, Ministerio de Justicia, 1986, págs.
905 y ss.; el mismo: "Sobre los movimientos "impulsivos" y el c o n c e p t o jurídico-penal de
acción", en ADPCP, t o m o XLIV, fase. I, enero-abril 1991, Madrid, Ministerio de Justicia,
1991, págs. 1 y ss.; el mismo: ""Comisión" y "Omisión". Criterios de distinción", en CDf.
La comisión por omisión, núm. 23,1994, Madrid, Consejo General del Poder Judicial, 1994,
págs. 11 y ss.; el mismo: Consideraciones sobre la teoría del delito, Buenos Aires, Ad-Hoc, 1998;
T I E D E M A N N , K L A U S : "Responsabilidad penal d e las personas jurídicas", en ADP 96, Lima,
1997, págs. 97 y ss.; T R A P A N I , M A R I O : LaDivergenza tra il "voluto" eil "realizzato"I, Torino,
G. Giappichelli Editore, Ritampa inalterata, 2006; V E L Á S Q U E Z V E L Á S Q U E Z , F E R N A N D O :
"La responsabilidad penal de lo entes colectivos en el D e r e c h o Colombiano" en DPC
núm. 62, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 1997, págs. 31 yss.; V I V E S A N T Ó N ,
T O M Á S S.: Fundamentos del sistema penal, Valencia, Tirant lo Blanch, 1996; W E L Z E L , H A N S :
El nuevo sistema del derecho penal, traducción y notas de José Cerezo Mir, Barcelona, Ariel,
1964; el mismo: "Kausalitát und Handlung", en ZStW, t. 51, Berlin, Walter de Gruyter,
1 9 3 1 , págs, 7 0 3 y ss.; Z A F F A R O N I , E U G E N I O R A Ú L : En busca de las penas perdidas, Buenos
Aires, Ediar, 1 9 8 9 ; Z U G A L D Í A E S P I N A R , J O S É M I G U E L : "Conveniencia político-criminal e
imposibilidad dogmática de revisar la fórmula tradicional societas delinquere non potesf,
en CPC, núm. 11, Madrid, Edersa, 1980, págs. 67 y ss.
I. INTRODUCCIÓN
592
TEORÍ A DEL DELITO
593
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594
TEORÍ A DEL DELITO
pág. 307; RUIZ, Teoría, págs. 111 a 117, c o n base en la doctrina italiana.
4 En la dogmática alemana se utiliza la expresión Handlung que bien puede ser
traducida c o m o acción. Cfr. R O X I N , Strafrecht, 1.1, 4 a ed., págs. 236 y ss.; el mismo, Derecho
penal, t. I , págs. 232 y ss.; S C H O N K E / S C H R Ó D E R / L E N C K N E R / E I S E L E , Strafgesetzbuch, 27a
ed., págs. 1 5 9 y ss. En Latinoamérica, J I M É N E Z D E A S Ú A (Tratado, I I I , 3 a ed., págs. 330 y
ss.) introduce la de acto y rechaza la voz "conducta".
595
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
596
TEORÍ A DEL DELITO
8 Para los partidarios de esta postura t o d o tipo penal exige un resultado en sentido
jurídico, sea de pura acción ( p o r e j e m p l o la injuria descrita en el art. 220 del C. P.), o de
resultado (el h o m i c i d i o del art. 103 ibidem). C o m o es obvio, tal c o n c e p t o crea equívocos
como lo r e c o n o c e el mismo MEZGER; "la 'controversia' respecto a si todo delito tiene un
resultado, es solo de índole terminológica" (Tratado, t. I, pág. 176).
9 Sobre los diversos contenidos de esta categoría, véase FlANDACA/MuSCO, Diritto
597
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
598
TEORÍ A DEL DELITO
14 Fuera de los trabajos citados, véase WELZEL, Derecho penal, 2 a ed., págs. 60 y ss.;
MAURACH, Tratado, t. I, págs. 182 y ss.; C o u s i Ñ o MAC IVER, Derecho penal, I, págs. 429 y
ss.; BAUMANN/WEBER/MITSCH, Strafrecht, 11a ed., págs. 207 yss.; SCHÓNKE/SCHRÓDER/
LENCKNER/EISELE, Strafgesetzbuch, 27 a ed., págs. 160 y ss.; PUPPE en Kindháuser/Neu-
mann/Paeffgen, Strafgesetzbuch, t. I, 2A ed., págs. 333 y ss.; HUERTA TOCILDO, Problemas
fundamentales, págs. 281 y ss.; SILVA SÁNCHEZ, Delito de omisión, págs. 21 y ss.; COBO/VIVES,
Derecho penal, 5A ed., págs. 367 y ss.; ZAFFARONI/ALAGIA/SLOKAR, Derecho penal, 2a ed.,
págs. 401 y ss.; el mismo, Manual, IA ed., págs. 326 y ss; HAFT, Strafrecht, 9a ed., págs. 25
yss.; BRINGEWAT, Grundbegriffe, págs. 160 y ss.; WESSELS/BEULKE, Strafrecht, 36a ed., págs.
3 0 a 3 7 ; B A U M A N N / W E B E R / M I T S C H , Strafrecht. 1 1 a e d . , p á g s . 6 4 y ss.; H U R T A D O P O Z O ,
Manual, 3a ed., págs. 384 yss.; CLRLNO DOS SANTOS, A Moderna, págs. 11 yss.; CEREZO MLR,
Curso, t. II, 6a ed., págs. 29 y ss.; MIR PUIG, Derecho penal, 7a ed., págs. 183 y ss.
599
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
600
TEORÍ A DEL DELITO
como la época del concepto idealista de acción y comprende hasta los años
ochenta del siglo XIX 19 . Desde luego, no debe olvidarse, originalmen-
te, se entendía por imputación la relación entre la voluntad y el hecho
tanto en el sentido objetivo (el resultado de esa voluntad o causalidad)
como en el subjetivo (el contenido de la misma); por ello, se habla de
imputación objetiva [imputatio facti] e imputación subjetiva [imputatio
iuris]. De esta manera fue posible entender la acción como un acontecer
atribuible o imputable (achacable), idea que se conserva en el concepto
de imputabilidad de los códigos modernos (cfr. C. P., art. 33).
B ) E L C O N C E P T O CIENTÍFICO N A T U R A L
ss.; B E L I N G , Die Lehre, pág. 17; M A U R A C H , Tratado, t. I , pág. 199; J A K O B S , Derecho penal,
págs. 160 y ss.
601
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
23 En la 20 a edición de su obra (1914). Véase, VON LlZST, Tratado, vol. 2, 3" ed.
25 Cfr. VON LlSZT, Tratado, vol. 2, 3 a ed. española, págs. 314 v 315.
602
TEORÍ A DEL DELITO
C ) E L CONCEPTO FINAL
603
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
31 Cfr. WF.LZEL, "Kausalitát und Handlung", págs. 703 y ss.; el mismo, El nuevo sistema,
604
TEORÍ A DEL DELITO
37 Cfr. ROXIN, Strafrecht, 1.1, 4 a ed., pág. 247; el mismo, Derecho penal, 1.1, pág. 243;
e inaceptable.
605
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D ) E L C O N C E P T O SOCIAL
págs. 2 4 - 2 5 , 4 7 .
606
TEORÍ A DEL DELITO
E ) E L CONCEPTO NEGATIVO
607
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608
TEORÍ A DEL DELITO
50JAKOBS, Strafrecht, I a ed., pág. 120; 2 a ed., pág. 143; y Derecho penal, pág. 177.
51 Semejante planteamiento en sent. de la Sala de Casación Penal de la Corte
Suprema de Justicia, de 20 mayo 2003, Radicado 16636.
609
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
dicha construcción, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sent. de cator-
ce noviembre 2007, radicado: 28017: "Modernas corrientes dogmáticas (funcionalismo
radical de JAKOBS) han señalado la vacuidad de delimitar la acción de la omisión, para
llegar a definir un d e b e r negativo o un d e b e r positivo (delito c o m ú n y delito de infrac-
c i ó n al d e b e r ) ya que el delito es entendido c o m o la defraudación de una expectativa
normativa" (pie de página N° 4).
54 Cfr. JAKOBS, La imputación penal, págs. 69 y 70.
55 A Welzel se le reprocha, justamente, no haber integrado su construcción de la
adecuación social a la acción: "Si Welzel hubiese integrado su teoría de la adecuación
social en la teoría de la acción, habría superado m e d i o siglo de evolución". Cfr. JAKOBS,
El concepto jurídico, pág. 33.
56 Cfr. JAKOBS, El concepto jurídico, págs. 10 y 11.
57 Cfr. JAKOBS, El concepto jurídico, pág. 53.
610
TEORÍ A DEL DELITO
G ) E L CONCEPTO PERSONAL
58 Cfr. R O X I N , Strafrecht, 1.1, 4 a ed., pág. 256; el mismo, Derecho penal, 1.1, pág. 252. No
611
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
612
TEORÍ A DEL DELITO
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DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
68 Cfr. PÉREZ (Tratado, I, 2a ed., 1975, pág. 597), quien, no obstante defender tal
punto de partida, entiende el hecho punible al estilo de F. VON LlSZT en su 20a ed. de
1913 (cfr. Tratado, vol. 2, 3a ed. castellana, 1927, págs. 262 y ss.) como todo "acto humano
culpable, antijurídico y sancionado con una pena" (ibídem, pág. 588).
69 PÉREZ, Derecho penal, t. I, pág. 121; ello, le permitía estudiar la ley vigente para
y ss.
72 Cfr. L O Z A N O Y L O Z A N O , Elementos, 3 a ed., pág. 123.
614
TEORÍ A DEL DELITO
615
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
80 Así RUIZ, Teoría, pág. 147; desde luego, c o m o él mismo lo confiesa, se basa en una
de las figuras cimeras del d e r e c h o penal autoritario italiano, esto es, G R I S P I G N I , Diritto
penale, vol. I, 2 a ed., págs. 206 y ss.
81 Cfr. F E R N Á N D E Z C A R R A S Q U I L L A , Derecho penal, t. II, 2 a ed., págs. 132 y 133; en
616
TEORÍ A DEL DELITO
como de una imputación subjetiva". Desde luego, según indica, "lo que
interesa es la existencia de defraudaciones a las expectativas sociales", y
"lo que al derecho penal incumbe como conducta es aquella actuación
con la cual una persona se aparta de las expectativas de comportamiento
social, generando con ello una defraudación" 82 . En fin, de la misma
manera que acontece con el citado expositor alemán, por esta vía se
llega a un derecho penal de defraudadores, de traidores.
A su turno, p a r a j . O. GÓMEZ LÓPEZ (2003) 8 3 , "la c o n d u c t a se c o n -
sidera c o m o un a c o n t e c e r h u m a n o e n c a u s a d o p o r la voluntad hacia
un objetivo o varios objetivos previstos, así lo d e b e e n t e n d e r el d e r e c h o
penal, pues sólo al h o m b r e en c u a n t o es capaz de dirigir sus actos, se
puede exigir q u e o m i t a o realice d e t e r m i n a d o s c o m p o r t a m i e n t o s " ;
ello es así, p o r q u e para este expositor, "la c o n d u c t a h u m a n a resulta
c o m o expresión de la actividad individual en un m u n d o de relaciones
en la cual c o b r a sentido y valor (un acto estrictamente individual es
acto h u m a n o p e r o no será o b j e t o de valoraciones sociales y j u r í d i c a s ) ,
por lo tanto para efectos punitivos, la a c c i ó n c o b r a significación en su
interacción y en su c o n t a c t o c o n los valores normativos y sociales" 8 4 .
Obvio es decirlo, se trata de un c o n c e p t o q u e no dista m u c h o del q u e
aquí se p r o p o n e [cfr. infra I) ].
Para culminar, M . SALAZAR M A R Í N 8 5 pretende formular un concepto
"dialéctico de acción", a cuyo efecto señala que "la conducta del ser
humano que se comunica con los demás. Es lo que el sujeto piensa y
quiere y lo hace trascender a la sociedad y lo que la sociedad asume
como interacción entre sujetos"; es más, en lo que parece un juego de
palabras, dice que "la acción es acción y comunicación", para concluir
que "partimos del concepto de conducta del hombre como límite y
control al poder punitivo del Estado", pues "solo pueden ser punibles
aquellas conductas que -aparte de ser típicas, antijurídicas y culpables
jurídico-penalmente hablando- sean comportamientos humanos cons-
cientes y voluntarios". Desde luego, poco o nada aporta a la discusión
contemporánea este "concepto dialéctico" que más parece un mote
para edificar la pretendida "Escuela Dialéctica del Derecho Penal" que
el autor dice acaudillar.
617
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
618
TEORÍ A DEL DELITO
V. EL TITULAR DE LA CONDUCTA
619
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
H E C , Droit pénal, 12a ed., págs. 545 y ss.; P R A D E L , Droit pénal, 15a ed., págs. 473 y ss.
93 Véase RODRÍGUEZ MOURULLO, Derecho penal, pág. 228; S.VWEDRA ROJAS, Corpora-
ción, criminalidad y ley penal, págs. 19 y ss., 79 y ss. Por supuesto, la discusión respectiva
debe afrontarse en los planos dogmático y político-criminal (véase ZUGALDÍA ESPINAR,
"Conveniencia político-criminal e imposibilidad...", págs. 67 y ss.).
94 No obstante, se ha plasmado en las derogadas leyes 365 de 1997 y 491 de 1999.
620
TEORÍA DF.I. DELITO
621
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
622
TEORÍA DEL DELITO
623
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
D ) L O S E V E N T O S D E F U E R Z A I R R E S I S T I B L E
102 Cfr. SILVA SÁNCHEZ, "La f u n c i ó n negativa del c o n c e p t o de acción", pág. 907,
nota 3.
103 ROMERO SOTO, Derecho penal, t. I, pág. 275.
624
TEORÍA DEL DELITO
que el h o m b r e actúa c o m o una masa mecánica, dentro de las que incluye los estados
de plena inconsciencia (cfr. Strafrecht, t. I, 4 a ed., pág. 266; el mismo, Derecho penal, t. I,
pág. 261).
105 Cfr B U S T O S R A M Í R E Z , (Manual, 3 a ed., pág. 1 9 2 ) , que se refiere a disposición
cho penal, t. II, 2 A ed., pág. 191. Estos últimos, se apoyan en la ley 95 de 16 n o v i e m b r e
1890, de carácter estrictamente civil, para la que el caso fortuito o la fuerza mayor es
el "imprevisto a que no es posible resistir, c o m o un naufragio, un terremoto, el apre-
samiento de e n e m i g o s , los actos de autoridad ejercidos p o r un f u n c i o n a r i o p ú b l i c o "
(art. I o ) . Sobre ello, Corte Suprema de Justicia (Sala de Casación Civil), en sentencia
de 20 noviembre 1989, en JD, t. X I X , Bogotá, Legis, 1990, págs. 1 y ss., c o n posiciones
encontradas. En materia comercial, en c a m b i o , la diferencia es clara (cfr. C. de Co.,
art. 9 9 2 ) . Para la doctrina italiana, T R A P A N I , La Divergenza, págs. 6 1 y ss.
625
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
E ) L o s M O V I M I E N T O S O A C T O S REFLEJOS
(ley 19 de 18 octubre del mismo año, vigente desde el quince j u n i o 1891) distinguió las
dos figuras -a pesar de que la ley civil las asimilaba- en su art. 29 nums. 2 o (similar al 106
del C. P. de 1837) y 4 o : "Son excusables...2 o . El que comete la acción contra su voluntad,
forzado en el acto de cometerla p o r alguna violencia a que no haya p o d i d o resistir ... 4o.
El que, con motivo de acciones u omisiones lícitas, p o n i e n d o en ellas la debida diligencia,
causa un mal p o r m e r o accidente, sin que razonablemente pudiera preverse de antema-
no". Esta distinción, no tenida en cuenta p o r el C. P. de 1936, pero sí por el de 1980, es
retomada p o r el C. P. vigente al hablar de "caso fortuito y (¡con alcance distinto!) fuerza
mayor" (art. 32 num. I o ) . Interpretación similar en la doctrina italiana, de cuyo art. 45
fue copiado el texto colombiano (cfr. F I A N D A C A / M V S C O , Diritto penale, 4 a ed., pág. 194;
P A G L I A R O , Principi, 8 a ed., págs. 402 y ss. quien, además, les dedica al caso fortuito y a la
fuerza mayor numerales separados).
108 Ella proviene del art. 23-1 del C. P. de 1936, que no hablaba de caso fortuito
movimiento reflejo se entiende aquel p r o c e s o en el que el impulso externo actúa por vía
subcortical, periférica, pasando directamente de un centro sensorio a un centro motor.
T o d o ello, sin intervención primaria de la conciencia que, a lo sumo, aprehenderá al
f e n ó m e n o c o n posterioridad".
626
TEORÍA DEL DELITO
111 Cfr. SILVA S Á N C H E Z , "La función negativa del concepto de acción", pág. 913: "se
nota 12.
113 Estos casos, dice S I L V A S Á N C H E Z ("La función negativa del concepto de acción",
pág. 915, nota 41), "suelen ser acciones complicadas en el sentido de que la acción, junto
con el impulso pasional, constituye un todo ordenado y con sentido. Tales actos, si bien
no pueden ser conducidos, frenados o controlados por las capas altas de la personalidad,
ni por consideraciones racionales o representaciones emocionales contrarias, se hallan
en un marco general de personalidad".
627
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
cepto de acción", págs. 931; el mismo, " S o b r e los movimientos 'impulsivos'", pág. 19.
117 Cfr. SILVA SÁNCHEZ, "Sobre los movimientos 'impulsivos'", pág. 22.
628
TEORÍ A DEL DELITO
G ) E L CASO FORTUITO
hecho se causare por mero accidente, sin dolo ni culpa del sujeto, se reputará fortuito
y no será punible" (art. 6 bis b). Adviértase, sin embargo, que tales situaciones pueden
ser miradas también c o m o causales de atipicidad (así, B U S T O S R A M Í R E Z , Manual 3a ed.,
pág. 193) o de inculpabilidad (en general la doctrina causalista), según la sistemática del
delito adoptada.
121 No ha sido fácil distinguir la vis maiory el casits (fuerza irresistible y caso fortui-
to), sobre todo cuando se trata de interpretar los textos romanos. Sobre ello, J I M É N E Z
D E A S Ú A , Tratado, t. III, 3 a ed., pág. 729, que los identifica.
629
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
630
CAPÍTULO UNDÉCIMO
LA TIPICIDAD*
631
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
derecho penal, Bogotá, Temis, 1982; el mismo: "A propósito de la culpa y el dolo", en
Fernando Velásquez V. ( C o o r d i n a d o r ) : Derecho penal liberal y dignidad humana. Libro ho-
menaje al Dr. Hernando Londoño Jiménez, Bogotá, Temis, 2 0 0 5 , págs. 1 6 7 y ss.; el mismo:
"La imputación objetiva", en Teorías actuales en el Derecho penal, 75° aniversario del Código
Penal, Buenos Aires, A d - H o c , 1 9 9 8 , págs. 2 1 1 y ss.; B U S T O S R A M Í R E Z , J U A N / L A R R A U R I ,
E L E N A : La imputación objetiva, Bogotá, Temis, 1 9 8 9 ; B U S T O S R A M Í R E Z , J U A N / H O R M A Z A B A L
El objeto material del delito, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 1979; el mismo:
"El consentimiento en materia penal", en DPC, vol. XII, núm. 40, Bogotá, Universidad
Externado de Colombia, s / f , págs. 3 3 y ss.; C A N C I O M E L I Á , M A N U E L : Los orígenes de la
adecuación social. Teoría final de la acción e imputación objetiva, Santa Fe de Bogotá, Univer-
sidad Externado de Colombia, 1994; el mismo: Conducta de la víctima e imputación objeti-
va en Derecho penal. Estudio sobre los ámbitos de responsabilidad de víctima y autor en actividades
arriesgadas, Barcelona, Bosch, 1998; el mismo: "La teoría de la imputación objetiva y la
normativización del tipo objetivo", en RCJnum. 1 , año 2 0 0 0 , Buenos Aires, Fabián J . Di
Plácido Editor, 2 0 0 0 , págs. 2 1 y ss.; C A R D E N A L M U R I L L O , A L F O N S O : "Naturaleza y límites
de los delitos cualificados p o r el resultado", en ADPCP, t. XLII, Madrid, Ministerio de
Justicia, Centro de Publicaciones, 1 9 8 9 , págs. 5 9 3 y ss.; C A S T A L D O , A N D R E A R A F F A E L E :
La imputación objetiva en el delito culposo de resultado, trad. de A n t o n i o Bonanno, Monte-
v i d e o / B u e n o s Aires, Julio César Faria-Editor, 2 0 0 4 ; C A S T I L L O G O N Z Á L E Z , F R A N C I S C O :
Causalidad e imputación del resultado, San José, Editorial Juritexto, 2 0 0 3 ; el mismo: El dote.
Su estructura y sus manifestaciones, San José, Editorial Juritexto, 1999; el mismo: El consen-
timiento del derecho-habiente en materia penal, San José, Editorial Juritexto, 1 9 9 8 ; C O R C O Y
B L D A S O L O , M L R E N T X U : El delito imprudente. Criterios de imputación del resultado, Barcelona,
biano. Complicidad y acuerdo previo; el "interviniente" del artículo 30, párrafo final",
en DPC núm. 7 7 , 2 0 0 5 , Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2 0 0 5 , págs. 4 5 y
ss.; D Í A Z P I T A , M A R Í A D E L M A R : El dolo eventual, Valencia, Tirant lo Blanch, 1 9 9 4 ; D Í E Z
R I P O L L É S , J O S É L U I S : " L O S delitos calificados p o r el resultado más grave culposo y el prin-
Verlag, 1941; el mismo: La estructura de la teoría del delito, trad. de la 4A ed. alemana a
cargo de Carlos Fontán Balestra y Eduardo Friker, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1958;
D O N N A , E D G A R D O A L B E R T O : "La imputación objetiva", en RDPC, núm. 2 , Madrid, Uni-
632
TEORÍ A DEL DELITO
633
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
en NFP, núm. 61, Santa Fe de Bogotá, Temis-Universidad de Antioquia, 1999, págs. 125
y ss.; el mismo: "Los delitos de comisión p o r omisión (una exposición óntica de la doc-
trina d o m i n a n t e ) " , en Modernas tendencias en la ciencia del derecho penal y en la criminología,
Madrid, Universidad Nacional de Educación a Distancia, 2 0 0 1 , págs. 4 1 1 y ss.; G R E G O R I ,
G L O R G I O : Adequatezza sociale e teoría del reato, Padova, C e d a m , 1 9 6 9 ; G R O S S O G A R C Í A ,
M A N U E L S A L V A D O R : El concepto del delito en el nuevo Código Penal. Una propuesta de interpre-
tación desde el sistema de la Teoría del delito, Bogotá, Ediciones Jurídicas Gustavo Ibáñez,
2 0 0 3 ; H A S S E M E R , W I E N F R I E D : Fundamentos de Derecho penal, trad. d e Francisco Muñoz
C o n d e y Luis Arroyo Zapatero, Barcelona, Bosch, 1 9 8 4 ; H A S S E M E R , W L N F R L E D / M u Ñ o z
C O N D E , F R A N C I S C O : La responsabilidad por el producto en derecho penal, Valencia, Tirant
lo Blanch, 1 9 9 5 ; H A V A G A R C Í A , E S T H E R : La imprudencia inconsciente, Granada, Comares,
2 0 0 2 ; H E G L E R , A U G U S T : "Die M e r k m a l e des V e r b r e c h e n s " , en ZStW, t. 3 6 , Berlin,
Guttentag, 1 9 1 5 , págs. 1 9 y ss.; H E R Z B E R G , R O L F D.: "Die Abgrenzung von Vorsatz und
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d e r n o cuatro, München/Frankfurt, C. H. Beck, 1986, págs. 249 y ss.; el mismo: "Das
Wollen beim Vorsatzdelikt und dessen Unterscheidung v o m bewuBt fahrlássigen Ver-
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M o h r (Paul Siebeck), 1 9 8 8 , págs. 6 3 5 y ss.; H I R S C H , H A N S J O A C H I M : "El desarrollo de la
dogmática penal después de Welzel", trad. de Mariano Bacigalupo, en Miguel Polaino
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Daniel Pastor, en NDP, 1 9 9 8 A , Buenos Aires, Editores del Puerto, 1 9 9 8 , págs. 8 7 y ss.;
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Grundlagen des Rechts und Strafrecht, Festschrifl für Ernst-Joachim Lampe zum 70 Geburtstag,
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Verlag, 1 9 6 9 , págs. 1 7 4 y ss.; H O R M A Z Á B A L M A L A R É E , H E R N Á N : Bien jurídico y Estado social
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T A D O P O Z O , J O S É : "El consentimiento en D e r e c h o penal suizo", en Homenaje al Profesor
Dr. Gonzalo Rodríguez Mourullo, Madrid, Thomson/Civitas, 2 0 0 5 , págs. 5 3 1 y ss.; IÑIGO
C O R R O Z A , M A R Í A E L E N A : "El caso del 'Producto protector d e la madera' (Holzschutz-
mittel). Síntesis y breve comentario de la sentencia del Tribunal Supremo Alemán", en
Actualidad Penal 1 9 9 7 . 1 , Madrid, La Ley-Actualidad S. A . , 1 9 9 7 , págs. 4 3 9 y ss.; la misma:
La responsabilidad penal del fabricante por defectos de sus productos, Barcelona, Bosch, 2001;
J A K O B S , G Ü N T H E R : La imputación objetiva en derecho penal, trad. d e Manuel Cancio Meliá,
Santa Fe de Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 1994; el mismo: La competen-
cia por organización en el delito omisivo, trad. de Enrique Peñaranda Ramos, Santa Fe de
Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 1994; el mismo: Sociedad, norma, persona
en una Teoría de un Derecho penal funcional, trad. Manuel Cancio Meliá/Bernardo José
F e i j ó o Sánchez, B o g o t á , Universidad E x t e r n a d o de C o l o m b i a , 1996; el mismo: La
imputación penal de la acción y de la omisión, trad. de Javier Sánchez-Vera Gómez-Trelles,
Bogotá, Universidad Externado d e C o l o m b i a , 1 9 9 6 ; J I M É N E Z H U E R T A , M A R I A N O : La
tipicidad, M é x i c o , Porrúa, 1 9 5 5 ; K A M I N S K I , R A L F : Der objektive Mafistab im Tatbestand des
Fahrlássigkeitsdelihts. Struktur und Inhalt, Berlin, Duncker-Humblot, 1 9 9 1 ; K A U F M A N N ,
A R M I N : DieDogmatik der Unterlassungsdelihte, reimpresión d e la 2 A ed., Góttingen, Otto
Schwartz & C o , 1988; el mismo: "El d o l o eventual en la estructura del delito", trad. de
634
TEORÍA DEL DELITO
635
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
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TEORÍA DEL DELITO
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DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
I. INTRODUCCIÓN
Cfr., p o r ejemplo, JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5 a ed., págs. 249 y ss. Por eso, es válido
plantear c o n COUSIÑO MAC IVER (Derecho penal, t. II, pág. 7), que "los tipos están empa-
pados de antijuridicidad".
2 Es esta la construcción acogida p o r el d e r e c h o c o l o m b i a n o . Cfr. sents. de la Sala
638
TEORÍ A DEL DELITO
A ) N o c : IONES BÁSICAS
639
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
penal, 2 a ed., pág. 434: "el tipo penal es la fórmula legal necesaria al p o d e r punitivo para
habilitar su ejercicio formal, y al d e r e c h o penal para reducir las hipótesis de pragmas
conflictivos y para valorar limitativamente la prohibición penal de las acciones sometidas
a decisión jurídica"; el mismo, Manual, I a ed., págs. 336-337.
7 Sobre ello, H U R T A D O P o z o , Manual, 3 A ed., pág. 4 1 0 ; W E S S E L S / B E U L K E , Strafrecht,
640
TEORÍA DEL DELITO
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DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
642
TEORÍA DEL DELITO
15 ZAFFARONI, Tratado, t. III, pág. 187; Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación
Penal, sent. de seis abril 2006: "El j u i c i o de tipicidad consiste en adecuar una conducta
a un tipo penal y no en buscarle un tipo penal a una conducta, lo cual p o r supuesto es
distinto. En ese proceso - e n el primero, desde l u e g o - , el j u e z d e b e respetar la o n t o l o -
gía, finalidad y axiología de la conducta, el desvalor que expresa y el b i e n j u r í d i c o que
afecta, pues se trata de valorar comportamientos que se manifiestan en una realidad
social concreta frente a un tipo penal en particular, para lo cual es necesario establecer
dos verdades: una fáctica, relacionada c o n la verificación del supuesto de h e c h o , y otra
jurídica, comprobable a través de la interpretación de enunciados normativos que ca-
lifican la conducta o el h e c h o c o m o delito y del cual el sujeto sería o es autor (artículo
232 de la ley 600 de 2000). No ocurre lo mismo c o n la segunda perspectiva. En efecto,
cuando se le busca un tipo penal a una conducta, se desdeña de la ontología y axio-
logía del comportamiento y del c o n t e n i d o que expresa el b i e n j u r í d i c o en conflicto,
como lo hizo el Tribunal, para concluir sin más, p o r q u e eso le parecía, que estaba bien
asumir desde la perspectiva de la concusión, la similitud que pudiese encontrar entre
esa definición y la actuación del j u e z - l a realmente ocurrida, consistente en llamar te-
lefónicamente al j u z g a d o para averiguar de un asunto-, c o m o también en su m o m e n t o
lo pensó el instructor".
643
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
juicio de tipicidad debe no sólo ser vigente sino también válida tanto
en sentido formal como material, so pena de quebrantar las bases cons-
titucionales y legales en que descansa el derecho penal positivo cuyo
factura garantista es indiscutible; por supuesto, ello es producto de la
concepción según la cual es tarea del juez y del jurista emprender la
crítica del derecho inválido e injusto y de inaplicarlo, en cumplimiento
del mandato contenido en la ley fundamental del Estado colombiano
(cfr. Const. Pol., art. 4° inc. I o ).
644
TEORÍA DEL DELITO
coincidente con el supuesto de hecho del art. 109: "el que par culpa matare
a otro", en cuyo caso debe decirse que ese comportamiento es atípico
de homicidio simple doloso, pero típico de homicidio culposo.
Como puede verse, los conceptos de tipicidady atipicidadson corre-
lativos y están uno en función del otro, por lo que se hace necesario
ahondar en ellos para comprender de manera más cabal la teoría de
la tipicidad penal, cuyas repercusiones son innumerables tanto para la
parte general del derecho penal como para la especial. En fin, adviér-
tase, el fenómeno de la tipicidad también puede ser plural, en aquellos
casos en los que una misma conducta es desvalorada -apreciada nega-
tivamente- por la ley penal en más de una oportunidad; es la figura
conocida como concurso formal o ideal. Inclusive, puede suceder que el
agente realice de manera reiterada el mismo comportamiento, o diver-
sas conductas, y se presente también un fenómeno de tipicidad plural
que -a diferencia del anterior- tiene básicamente repercusiones de
tipo procesal; son los casos de concurso real o material, a los que se hace
referencia más adelante, al lado de la figura del delito continuado.
te, tanto a las funciones del tipo c o m o de la tipicidad;, a su turno, R O X I N , (Strafrecht, 1.1,
4" ed., pág. 280; el mismo, Derecho penal, t. I, pág. 277) emplea tres conceptos de tipo:
tipo sistemático, tipo de garantía y tipo de error, y le atribuye a cada uno de ellos una
doble función; c o m o él, CLRINO DOS SANTOS, A Moderna, pág. 33. Por su parte, BUSTOS
I U M Í R E Z / H O R M A Z Á B A L M A L A R É E (Lecciones, págs. 1 8 5 y ss.), habla de tres funciones: de
garantía, indiciaría y de instrucción.
645
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
646
TEORÍ A DEL DELITO
penal, 2a ed., págs. 445 y ss.; el mismo, Manual, I a ed., pág. 2 9 2 y ss.; C U E L L O C O N T R E R A S ,
El Derecho penal, 3a ed., págs. 457 y ss.
22 Así S C H W E I K E R T , Die Wandlungen, págs. 7 y ss.
647
DERECHO PENAL.. PARTE GENERAL
Solo con la teoría del tipo expuesta por E. VON BELING (1906) se
inicia la moderna doctrina del tipo penal, de la que se ha ocupado la
ciencia penal contemporánea de manera profusa; punto de partida de tal
concepción fue su noción de delito como "una acción típica, antijurídica,
culpable, susceptible de una adecuada punición y suficiente para las condi-
ciones de amenaza penal"28, en la que aparece por primera vez la tipicidad.
Typizitát o TatbestandsmafSigkeit, como elemento del hecho punible; y el
tipa. Tatbestand, como el "contorno del tipo de delito"29, convertido en el
concepto central del mismo: no puede haber delito sin tipcP. Esta concepción
ha sido denominada objetiva, porque entendía que la descripción típica
comprendía solo el aspecto externo de la acción humana; para su autor,
como se recordará, todo lo subjetivo era un problema de culpabilidad,
pues hablar de elementos subjetivos en el tipo equivalía a una verdadera
contraditio in adjecta'1, lo que era apenas explicable a la luz de la postura
mecanicista que inundaba su pensamiento. De la misma manera, este
tipo "acromático" debía separarse completamente de la antijuridicidad
y de la acción entendida como "un fantasma sin sangre".
Contra esta concepción dirigió sus críticasJ. GOLDSCHMIDT (1907),
quien, al recordar la noción de delito de F. V O N LlSZT, negó que la ti-
picidad fuese el elemento central del concepto de delito y advirtió que
su inclusión en este constituía "un gran error desde el punto de vista
lógico", pues se trataba de una idea propia del derecho público32. Por
su parte, K. BINDING (1910) cuestionó también dicha postura y formuló
penal, véase AMBOS, " 1 0 0 años de la 'Teoría de delito' de Beling", págs. 271 y ss.
2 8 B E L I N G , Die Lekre, pág. 7.
648
TEORÍ A DEL DELITO
completa, HlRSCH, Derecho penal, t. IV, págs. 15 y ss. Por eso, no parece acertado afirmar
-como lo hace la Corte Suprema de justicia, Sala de Casación Penal, en casación de
16 marzo 2000, radicado: 16208- que también los componentes del juicio de reproche
integran la tipicidad: "La teoría de los elementos negativos del tipo que, como se sabe,
surgió en crítica a la concepción de los tipos abiertos, de acuerdo con ella, la descripción
legal debe abarcar además de las circunstancias 'típicas' del delito, todas aquellas que
afecten la antijuridicidad, o lo que es igual, que el tipo penal contiene además de la
abstracta descripción de una conducta lesiva de bienesjurídicos, el concreto juicio de
reproche sobre ella, de donde si se encuentra amparada por una circunstancia excluyeme
de desvalor, ella sería atípica".
36 M A Y E R , Der Allgemeine, págs. 10, 49, 52 y 182.
37 M A Y E R , Der Allgemeine, pág. 49.
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DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
650
TEORÍ A DEL DELITO
40 MEZGER (Strafrecht, I a ed., 1931, págs. 175 y 176) distingue tres conceptos de tipo:
tipo de injusto, tipo de acción (tipo total) y tipo en la teoría general del derecho. C o n ligeras
variantes, 2 a ed., 1933, pág. 175; el mismo, Tratado, t. I, págs. 365 y ss.
41 BELING, El rector de los tipos, págs. 9 y ss.
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DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
44 DAHM, Verbrechen und Tatbestand, págs. 5 y ss., 32; H. MAYER, Das Strafrecht, págs. 161
y ss.
45 SCHAFFSTEIN, Das Verbrechen ais Pflichtverletzung, págs. 1 y ss.
46 WEBER, "Para la estructuración...", pág. 580.
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TEORÍ A DEL DELITO
pág. 289.
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DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
p e r j u d i c i a l e s ... el t i p o es un s í n t o m a de c r i m i n a l i d a d objetiva, de la
d a ñ o s i d a d social y de la p e l i g r o s i d a d social de un obrar" 5 3 ; esta es su
n o c i ó n de t i p o en sentido restringido, p u e s en su acepción amplia abarcaría
t a m b i é n los presupuestos de la p e n a , q u e s o n i n d e p e n d i e n t e s del querer
y d e l o b r a r d e l autor. P o r s u p u e s t o , esta d o b l e c o n c e p c i ó n del tipo no
aparecía en sus trabajos anteriores. A su t u r n o , E. MEZGER plantea ahora
u n a n o c i ó n dual: p o r un l a d o , h a b l a d e l tipo de acción - c o m p r e n s i v o de
t o d o s los p r e s u p u e s t o s d e l a a c c i ó n p u n i b l e , i n c l u i d a l a culpabilidad-;
y, p o r o t r o , d e l tipo de injusto -o a q u e l l a parte d e l t i p o q u e se relaciona
e x c l u s i v a m e n t e c o n la a n t i j u r i d i c i d a d - . La p r i m e r a equivalía al tipo en
sentido amplio, tipo total, o s u m a de injusto y c u l p a b i l i d a d ; la segunda, al
c o n c e p t o r e s t r i n g i d o de Tatbestand en el s e n t i d o d e l d e r o g a d o § 59 del
C. P. alemán 5 4 ; estas c o n c e p c i o n e s , es b u e n o insistir en ello, se sostienen
d e s d e e l á n g u l o d e u n a c o n s t r u c c i ó n n e o k a n t i a n a d e l h e c h o punible
( n e o c a u s a l i s t a ) , en los t é r m i n o s ya e x p u e s t o s .
sobre ello, Coi'SlÑo MAC IVF.R, Derecho penal, t. II, págs. 151 y ss.
56 Defienden esta estructura K. Engisch, Art. Kaufmann, R. Lange, H. Otto, E.
654
TEORÍ A DEL DELITO
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DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
7 2 Cfr. E S T R A D A VÉLEZ, Manual, pág. 88; el mismo, Derecho pena!, I a ed., pág. 138,
q u e atribuye en ambos casos a ese tipo penal - c o n f u n d i d o con el tipo de garantía- una
función garantizadora (ibidem, pág. 138).
7 3 Así, R o z o R O Z O , Comentarios, t. I , págs. 339 y 340; F E R R E I R A D E L G A D O (Teoría
658
TEORÍ A DEL DELITO
lizarse como esta lo previene, se conmina con pena"; esto es, pareciera
adherirse a una concepción totalista, pues incluye la pena dentro de él.
No obstante, con base en figuras lingüísticas, lo concibe también como
"un recipiente que da su forma, sabor y color a las sustancias vaciadas
en él" y niega, según lo hace saber de manera expresa, la concepción
del delito tipo, su carácter indiciario y la construcción del tipo de in-
justo74. En fin, pretende formular una noción estricta del tipo - e n la
que reconoce elementos normativos y subjetivos- pero la confusión
conceptual le impide lograrlo.
A su turno, otro expositor como PÁEZ POLO hace una clara distin-
ción entre tipo y tipicidad, a partir de una concepción neoclásica que
aspira a sistematizar con rigor el estatuto de 198075.
El panorama anterior no siempre claro, se dificulta cuando se exa-
minan posteriores exposiciones dogmáticas que, como la de F E R N Á N D E Z
C A R R A S Q U I L L A , formulan una concepción totalizadora con supuestas
74 PÉREZ, Derecho penal, t, I, 2a ed., págs. 141, 145, 146, 148, 152 y 153.
75 Cfr. P Á E Z P O L O , Nuevo derecho, págs. 161 y ss.
76 Cfr. F E R N Á N D E Z C A R R A S Q U I L L A , Derecho penal, t. I I , 2 A ed., págs. 1 1 2 y ss.; de los
primeros dos autores utiliza las obras ya citadas, de R O X I N , Teoría del tipo penal, trad. de la
2 A ed. alemana, 1970. Sin embargo, r e p r o d u c e - s i n citar la o b r a - la c o n c e p c i ó n de VON
H I P P E I . , Deutsches, t. I I , págs. 86 y ss. quien, desde luego, partía de un "tipo total".
77 En efecto, hablaba de "tipo cerrado" (Derecho penal, t. II, 2 a ed., pág. 30), "tipo
penal", "tipo objetivo", "tipo subjetivo", "tipo básico de error", "tipo amplio de error",
"tipo normativo", "tipo de acción", "tipo de injusto", "tipo de culpabilidad", "tipo total
de injusto", "tipo de delito", "tipo total de delito", "tipo total (ideal) de error", "tipo de
garantía", "tipo de prohibición", "tipo permisivo", e incluso de "tipo legal" (cfr. t. II,
págs. 112 y ss.). C o m o es de suponer, se afiliaba a la teoría de los elementos negativos
del tipo (ibidem, pág. 116).
659
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
u n a s u p u e s t a p o s t u r a t e l e o l ó g i c o - f u n c i o n a l i s t a 7 8 , e m p e ñ a d a e n alejar
e l d e r e c h o p e n a l d e l a r e a l i d a d , a h o n d a n d o l a b r e c h a e n t r e e l ser y e l
d e b e r s e r d e las c o s a s , c o m o l o h a c e n s i m i l a r e s i d e a s e n l a d o g m á t i c a
g e r m a n a c o n t e m p o r á n e a q u e e l a u t o r n a c i o n a l n o imitaba entonces
c o n el rigor deseable.
A s í m i s m o , p a r a GÓMEZ LÓPEZ e l t i p o p e n a l s e d e b e e n t e n d e r c o m o
" u n m e c a n i s m o o p a u t a q u e u t i l i z a l a l e y p a r a d e t e r m i n a r los c o m p o r -
t a m i e n t o s p r o h i b i d o s y q u e s e c o n s i d e r a n c r i m i n a l e s y c u y a realización
s e a m e n a z a c o n p e n a " ; esta n o c i ó n , d e s d e l u e g o , dista m u c h o d e ser
e s t r i c t a p u e s a l c o b i j a r t a m b i é n las c o n s e c u e n c i a s j u r í d i c a s d e l delito s e
t o r n a e n u n c o n c e p t o d e " t i p o t o t a l " , a u n q u e e s t e e x p o s i t o r s e cuida d e
h a c e r los distingos pertinentes c o n otras n o c i o n e s d e "tipo"79.
penal, págs. 192 y ss. Por su parte, G R O S S O G A R C Í A (El concepto, págs. 189 y ss.), propone
un "concepto total del delito" con la idea de acoger la sistemática jakobsiana; no obs-
tante, esta postura debiera precisar los alcances de conceptos como los de "principio
de tipicidad", "tipicidad" y "tipo", empleados de manera confusa (cfr., por ejemplo,
págs. 187 y ss., 191-192).
79 GÓMEZ LÓPEZ, Teoría, págs. 199 y ss.
660
TEORÍ A DEL DELITO
IV. E L T I P O C O M I S I V O D O L O S O
A) UBICACIÓN
B ) A S P E C T O OBJETIVO
80 No e m p e c e ello, en las tres ediciones anteriores de esta obra, escrita a partir del
661
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
81 Así JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5 a ed., pág. 293; con razón WELZEL (Derecho
penal, 2 a ed., pág. 93) prefiere hablar de lo objetivado: "El tipo objetivo no es objetivo en
el sentido de ajeno a lo subjetivo, sino en el sentido de lo objetivado. Comprende todo
aquello del tipo que tiene q u e encontrarse objetivado en el m u n d o exterior".
82 Cfr., p o r ejemplo, KÜHL, Strafrecht, 5 A ed., págs. 16 y ss.; JESCHECK/WEIGEND,
Tratado, 5A ed., págs. 292 y ss.; WESSELS/BEULKE, Strafrecht, 36A ed., págs. 56 y ss.; STRA-
T E N W E R T H / K . U H L E N , Strafrecht, 5 ed., págs. 8 5 y ss.; EBERT, Strafrecht, 3 ed., págs. 4 4 y
A A
ss. que, no obstante, hace una ligera referencia a los d e m á s elementos; lo mismo, KLND-
HÁUSER, Strafrecht, p á g s . 6 5 y s s . ; CLRINO D O S S A N T O S , A Moderna, p á g s . 4 7 y s s . ; QUEIROZ,
Direito, págs. 138 y ss.; BACIGALUPO, Principios, 5A ed., págs. 164 y ss., que ya, ni siquiera,
distingue a estos efectos los tipos de comisión dolosa de los de comisión culposa. Sin
e m b a r g o , u n a obra d e excelente factura dogmática c o m o la de D E FLGUEIREDO D í a s
(Direito penal, t. I, págs. 267 y ss.) - c o n s e c u e n t e con su punto de partida funcionalista
m o d e r a d o , q u e lo lleva a estructurar la exposición del delito a partir del binomio tipo
de injusto-tipo de culpabilidad-, dedica un capítulo para presentar el aspecto objetivo
del tipo en "los hechos punibles dolosos de acción"; otro, el 12° (págs. 304 y ss.), a la
imputación objetiva q u e encabeza con el e x a m e n de la causalidad; y u n o más, el 13°, al
aspecto subjetivo (págs. 328 y ss.).
662
TEORÍ A DEL DELITO
aspecto objetivo del tipo83; por ello, debe partirse del presupuesto de
que el esquema básico de cualquier supuesto de hecho de resultado se
compone de tres exigencias: la acción, el nexo de causalidad y el resultado,
no así en los de acción, en los que no se hallan las dos últimas, como
se puede establecer cuando se examinan los tipos contenidos en los
arts. 103 y 220 del C. P., que describen el homicidio y la injuria. No obs-
tante, si se hace abstracción de la división indicada, hay tres elementos
comunes a todos los tipos penales: el sujeto activo, la conducta (en este
caso la acción) y el bien jurídico 84.
a) El sujeto
Cuando se reseñan los componentes exteriores del comportamien-
to objeto de prohibición, se debe comenzar por el sujeto activo, el sujeto
agente, el actor o el autor -la equiparación entre sujeto activo y autores, sin
embargo, criticada por quienes aducen que la calidad de autor supone la
responsabilidad penal, mientras que la de sujeto activo no-, esto es, por la
persona natural que lleva a cabo la conducta tipificada en la ley; por regla
general, las prohibiciones jurídico-penales se dirigen indistintamente a
todos los ciudadanos, sin ninguna diferencia, como se desprende de la
locución utilizada por la ley: "el que", aunque algunas veces se emplean
otras como "quién", "el responsable"; no pueden, pues, ser sujetos activos
de las conductas punibles las cosas inanimadas o los animales85 y, en el
derecho penal vigente, tampoco las personas colectivas o jurídicas. Por
ello, normalmente, basta que una persona realice la acción; no obstante,
es factible hallar supuestos de hecho en los que se exige la presencia de
dos o más sujetos activos, como se desprende del uso de expresiones
como "los que" (piénsese en las figuras descritas en los arts. 467 a 469 y
471), "cuando varias personas" (art. 340, inc. Io en su nueva redacción),
etcétera. Desde luego, estos casos son distintos de aquellos en los que se
produce la realización mancomunada de las conductas penales, que da
lugar a un problema específico: el concurso de personas en la realización de
la conducta (C. P., arts. 28 a 30), que se examina más adelante.
Así mismo, hay conductas típicas que no pueden ser realizadas por
cualquiera, sino por quienes reúnan ciertas calidades especiales, como su-
cede en una de las modalidades de aborto cuando se dispone que solo
puede cometerlo "la mujer" (art. 122, inc. I o , primera parte); y en el
Teoría, págs. 209 y ss.; 213 y ss.; C E R E Z O M L R , Curso, t. II, 6 a ed., págs. 100 y ss.
84 M l ' Ñ o z C O N D E , Teoría, 2 a ed., págs. 37 y ss.
663
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
abandono, cuya autora solo puede ser "la madre" (art. 128). De la mis-
ma manera, existen ciertos supuestos de hecho en los que solo encajan
aquellos comportamientos realizados por personas investidas de un deber
especial (los tipos consistentes en la infracción de un deber), como acontece,
por ejemplo, con los que requieren la calidad de "servidor público" (arts.
397 a 400, 404 a 406, 408 a 410, etcétera). Así mismo, la omisión en la
consignación de retención en la fuente solo puede cometerla "el agente
retenedor o autorretenedor", no por quien tenga otra calidad; y, por
supuesto, la misma conducta sobre el impuesto a las ventas solo puede
llevarla a cabo "el responsable del impuesto" (C. P., art. 402, inc. 2o).
En otras oportunidades, la calidad de autor dimana de una determinada
relación interpersonal, como ocurre en el incesto, cuyo sujeto activo debe
ser un pariente de la víctima, con la calidad exigida en la ley (art. 237); o
con el ejercicio arbitrario de custodia de hijo menor, que sólo puede ser
realizado por el "padre" -voz genérica- (art. 230A, introducido por la ley
890 de 2004). En fin, es indispensable, a veces, poseer un determinado
estado o situación jurídica, como el atribuido al "privado de libertad" en
la fuga de presos (art. 448), o la de "director, administrador, representante
legal o funcionario de las entidades sometidas a la inspección y vigilancia
de las Superintendencias Bancaria, de Valores o de Economía Solidaria",
en la utilización indebida de fondos captados del público (art. 314).
Así mismo, como la acción del hombre recae sobre otros hombres
o entidades -dotados o no de personería jurídica- que sufren la ame-
naza o lesión de sus intereses, es indispensable estudiar el sujeto pasivo,
esto es, el titular o portador del bien jurídico protegido en cada caso
concreto y que puede resultar o no peijudicado con la conducta del
sujeto activo86. Sujeto pasivo puede ser una persona física, como sucede
en el homicidio (art. 103); o jurídica, si se trata de un hurto (art. 239),
que también pueden afectar a una persona física; o el mismo Estado, si
se comete una cualquiera de las conductas previstas en los títulos XVII
y XVIII de la parte especial. Incluso, puede ser el conglomerado social,
como acaece en diversas figuras típicas en materia del orden econó-
mico social (título X); una agrupación de personas unidas por un interés
común, como cuando se realiza una estafa colectiva (art. 246, inc. I o )
e incluso la propia comunidad internacional87.
Como norma general, el legislador utiliza diferentes expresiones
de las que se deduce esta exigencia: "a otro" (arts. 221, 103, 111 en
tal carácter a los animales. Cfr. RODRÍGUEZ DFA'ESA/SERRANO GÓMEZ, Derecho penal, 18a
ed., pág. 398; CEREZO MIR, Curso, t. II, 6a ed., pág. 75.
664
TEORÍ A DEL DELITO
armonía con el art. 112, inc. 2 o ), "a otra persona" (arts. 213 y 220), "a
persona" (art. 208), "ajena" (arts. 239 y 249), "una persona" (arts. 168
v 169), "con otra persona" (art. 205), etc. Sin embargo, al igual que
con el sujeto activo, a veces los tipos penales exigen ciertas calidades
en el sujeto pasivo, como sucede, por ejemplo, cuando se requiere la
condición de "hijo fruto de acceso o acto sexual sin consentimiento"
(art. 128), o ser "la persona del ascendiente o descendiente, cónyuge,
hermano, adoptante o adoptivo o pariente hasta el segundo grado de
afinidad" (arts. 103 y 104, num. 1), o "persona menor de catorce años"
(arts. 208, 209 en concordancia con el art. 33 de la ley 679 de 2001),
etc. Desde luego, no siempre el sujeto pasivo se encuentra explícito en
la descripción, pues a veces aparece implícito o es de difícil concreción:
así sucede, verbi gratia, en el acaparamiento (art. 297), o en la conta-
minación ambiental (art. 332), de los que se desprende que el titular
del bienjurídico es el conglomerado social; lo mismo del prevaricato
(arts. 413 y siguientes), cuyo sujeto pasivo es el Estado-administración
pública, etcétera88.
Ahora bien, cabe advertir que el sujeto pasivo no debe confundirse con
el perjudicado, es decir, la persona que recibe el perjuicio o menoscabo
directo como consecuencia de la conducta desplegada por el agente,
aunque muchas veces las dos calidades coinciden. Prueba de ello es
que en el homicidio el sujeto pasivo es el "otro", la víctima, mientras
que los perjudicados son los familiares inmediatos que dependían de
él (art. 103); en el hurto (art. 239) puede resultar también perjudica-
da la persona poseedora de la cosa por encargo del dueño, verdadero
sujeto pasivo. Por eso, justamente, el Código regula la responsabilidad
civil derivada de la conducta punible de manera independiente (arts.
94 yss.).
Finalmente, es necesaria otra distinción: tampoco el sujeto pasivo
puede equipararse siempre con el sujeto sobre el que recae la acción, como
lo muestra el ejemplo de los delitos contra el patrimonio económico.
En efecto, en la descripción típica vertida en el art. 239, la conducta de
apoderarse debe recaer sobre una cosa mueble "ajena", por lo que el
objeto le puede ser sustraído no solo al dueño, sino también al posee-
dor, al tenedor, o al usufructuario; cuando el bien se le arrebata, v. gr., al
poseedor, él es el sujeto sobre el que recae la acción, pero en realidad el
88 Eventos en que el sujeto pasivo es de muy difícil precisión, son el aborto (arts.
665
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
b) La acción
Como los tipos penales describen conductas humanas, es apenas
normal que en todos ellos aparezca este elemento, con mayor razón si se
trata de un derecho penal de acto. El tipo doloso de comisión describe
acciones en sentido estricto, para lo cual se vale generalmente de una
inflexión verbal, de un verbo encargado de regir la acción o verbo rector,
que es concreción de una prohibición; ahora bien, como para redactarlas
descripciones típicas el legislador acude a categorías lingüísticas, el verbo
aparece formando parte de una oración -se supone, gramaticalmente
correcta- que expresa un proceso o un fenómeno en sus nociones de
acción, suceso o estado. Por desgracia, no siempre los codificadores al
redactar las figuras punibles respetan la estructura gramatical de la frase
castellana, por lo que aparecen tipificaciones defectuosas e ininteligibles,
que generan no pocas dificultades interpretativas y que contribuyen a
enturbiar la tarea judicial en vez de dotarla de herramientas idóneas
y, de paso, fomentan el menoscabo de las garantías fundamentales y
ponen en entredicho la tan preciada seguridad jurídica.
Ahora bien, lo normal es encontrar en todo tipo penal un verbo
rector, como sucede, por ejemplo, en el art. 103, en el que se utiliza
la inflexión matar debidamente conjugada: "el que matare a otro"; o
en el art. 239, que emplea la voz apoderar: "el que se apodere"90, etc. Sin
embargo, ello no siempre es así, y es frecuente hallar descripciones
con dos o más verbos rectores: así, en el art. 248, inc. I o , se castiga al
666
TEORÍ A DEL DELITO
c) El resultado
Todo comportamiento humano se manifiesta en el mundo exterior
al generar efectos de tipo físico e incluso psíquico [cfr. capítulo décimo,
II], por lo que no hay conducta humana sin efectos, sin resultado92; no obs-
667
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
93 C o n este p u n t o de partida, pues, todos los tipos penales serían "de resultado" y
no tendría sentido distinguir entre tipos "de mera actividad" y "de resultado". Sobre los
diversos conceptos de "resultado", véase, L A U R E N Z O C O P E L L O (El resultado, págs. 1 7 y ss.),
que p r o p o n e eliminar la categoría de los tipos "de mera actividad" (págs. 167 y ss., 182
y ss ); crítico, C E R E Z O M I R , Curso, t. I I , 6 A ed., pág. 1 0 1 , en especial notas 4 y 5 .
668
TEORÍ A DEL DELITO
669
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
ed., pág. 1 7 .
96 Véase la exposición de A N A R T E B O R R A L L O , Causalidad e imputación, págs. 379 y ss.
97 Cfr. P R I G O G I N E , El fin de las certidumbres, págs. 17 y ss., 174 y 175, 218 y 219.
102 Cfr. sent. del Tribunal Supremo Federal Alemán, de seisjulio 1990, que confirmó
670
TEORÍ A DEL DELITO
103 Oec itlíclo por el Tribunal S u p r e m o Federal, en Asuntos Penales, el dos agosto
1995, en extensa sentencia de 366 páginas. Cfr. IÑIGO CORROZA, "El caso del 'Producto
protector de la madera'", págs. 439 y ss.
104 Cfr. KÜHL, Strafrecht, 5 1 ed., págs. 18 y 19. En estos casos, se c o n d e n ó a algunos
348 y ss.; HASSEMER/MUÑOZ CONDE, La responsabilidad por el producto, págs. 50 y ss., 118
y ss., 188 y ss.; IÑIGO CORROZA, La responsabilidad penal, págs. 53 y ss.
671
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
107 Así, Strafrecht, 1.1, 4 a ed., pág. 351; el mismo, Derecho penal, 1.1, pág. 347;
ROXIN,
REYES A L V A R A D O ,"Causalidad y explicación del resultado", pág. 10.
108 Como dice ANARTE BORRALLO (Causalidad e imputación, pág. 394): "en los limitados
672
TEORÍ A DEL DELITO
111 Véase BAUMANN/WEBER/MITSCH, Strafrecht, 11 a ed., pág. 234; CEREZO MIR, Curso,
673
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
y ss.
Cfr. J A K O B S , Derecho penal, págs. 2 2 7 y ss., con abundante bibliografía; J E S C H E C K /
118
674
TEORÍ A DEL DELITO
675
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
t. II, pág. 143; G I M B E R N A T O R D E I G , Delitos cualificados, págs. 28 y ss.; CEREZO MIR, Curso,
t. II, 6 a ed., pág. 63, nota 54.
125 Véase B A U M A N N / W E B E R / M I T S C H , Strafrecht, 11a ed., pág. 248.
676
TEORÍ A DEL DELITO
126 Cfr. GlMBERNAT ORDEIG, Delitos cualificados, págs. 28 y ss. Por su parte, V. HlPPEL
(Deutsches, t. II, págs. 146 y ss.) llegó a acuñar una fórmula objetivo subjetiva en materia
de previsibilidad c o n base en la que se pretendía resolver las dificultades generadas
por esta construcción.
1 2 7 M U Ñ O Z C O N D E , Teoría, 2 a ed., pág. 18.
trucción c o n su teoría "de la causa típica" ( 1 9 3 1 ) : sólo es causa aquella acción que q u e d e
comprendida en el verbo c o m o n ú c l e o del tipo (golpear, apoderarse, matar, etc.). Cfr.
J I M É N E Z D E ASÚA, Tratado, t. I I I , 3 A ed., págs. 558 y ss.
677
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
131 MEZGER, Strafrecht, l 1 ed., pág. 122; el mismo, Tratado, t. I., pág. 241.
132 Cfr. SCHÓNKE/SCHRODER/LENCKNER/EISELE, Strafgesetzbuch, 27A ed., págs. 189-
190.
133 Así, ROXIN, Strafrecht, 1.1, 4A ed., pág. 370; el mismo, Derecho penal, 1.1, pág. 362;
MARTÍNEZ ESCAMILLA, La imputación, p á g . 14; LUZÓN PEÑA, Derecho penal, 1.1, págs. 369
y ss.; RIVERA LLANO, Derecho penal, pág. 378, nota 2.
134 Cfr. BACIGALUPO, Principios, 5 a e d . , p á g . 1 8 8 .
135 G E [ e examina en diversas sedes: Parte especial [cfr. RUEDA MARTÍN, La teoría
de la imputación objetiva, pág. 438], la acción, el aspecto objetivo del tipo, el aspecto
subjetivo del tipo; o, en fin, en la antijuridicidad (cfr. BL'STOS RAMÍREZ, "La imputación
objetiva", págs. 213 y ss.; el mismo, Obras completas, t. II, págs. 813, 814 y 818; BUSTOS
RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARF.E, Lecciones, p á g . 2 4 6 ) . S o b r e e l l o , ANARTE BORRALLO,
Causalidad e imputación, págs. 331 v ss.
136 Las dificultades sobre el asunto comienzan, incluso, c o n los equivalentes se-
678
TEORÍ A DEL DELITO
a') O r í g e n e s
E n realidad, los o r í g e n e s del c o n c e p t o d e " i m p u t a c i ó n " (imputatio
e n l a t i n , o Zurechnung e n l e n g u a a l e m a n a ) se r e m o n t a n a la o b r a de
S . PUFENDORF ( 1 6 9 4 ) q u e l a e n t e n d i ó c o m o l a i m p u t a c i ó n d e l h e c h o
m i s m o (tanto e n s e n t i d o o b j e t i v o c o m o subjetivo) y n o s ó l o d e l resul-
t a d o 1 3 7 ; n o o b s t a n t e , f u e F . HEGEL e l q u e e c h ó las b a s e s d e l a a c t u a l
teoría d e l a i m p u t a c i ó n o b j e t i v a q u e f u e r o n r e t o m a d o s p o r los penalistas
a l e m a n e s s e g u i d o r e s d e estas c o r r i e n t e s , d e s p u é s d e s u m u e r t e , y a m u y
c e r c a n a la m i t a d d e l s i g l o XIX 1 3 8 . N o o b s t a n t e , el a u g e d e l n a t u r a l i s m o
hacia los a ñ o s setenta d e l siglo a c a b a d o d e s e ñ a l a r h i z o q u e esta i d e a
pasara a u n s e g u n d o p l a n o , p a r a r e s u r g i r h a c i a l o s a ñ o s t r e i n t a d e l s i g l o
p a s a d o 1 3 9 g r a c i a s a l o s t r a b a j o s d e K . LARENZ 1 4 0 . P a r a e l d e r e c h o civil
-se recuerda la utilización del c o n c e p t o de "imputación objetiva" p o r
oposición al de " i m p u t a c i ó n subjetiva" en la C i e n c i a p e n a l a l e m a n a
d e l s i g l o X I X ( 1 9 2 7 ) - , R . H O N I G 1 4 1 ( 1 9 3 0 ) , K . ENGISCH 1 4 2 ( 1 9 3 1 ) y H .
WELZEL 143 ( 1 9 3 9 ) , e s t o s ú l t i m o s d e s d e l a p e r s p e c t i v a d e l D e r e c h o p e n a l ,
q u e f u e r o n r e t o m a d o s p o r W . HARDWIG ( 1 9 5 7 , 1 9 6 8 ) 1 4 4 y C . R O X I N e n
diversas p u b l i c a c i o n e s ( 1 9 6 2 , 1 9 7 0 1 4 5 , 1 9 9 2 - 1 9 9 7 y 2 0 0 3 ) , y c u e n t a c o n
679
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
146 Cfr. R O X I N , Strafrecht, 4 A ed., 1.1, pág. 3 7 2 , con amplia bibliografía (págs. 3 4 3 y ss.),
aunque advierte que muy otro es el caso de lajurisprudencia austríaca (cfr. nota 104);
el mismo, Derecho penal, 1.1, pág. 3 6 3 , nota 6 0 ; S C H O N K E / S C H R O D E R / L E N C K N E R / E I S E L E ,
Strafgesetzbuch, 2 7 A ed., págs. 1 8 9 y ss.; L A R R A U R I P I J O A N , "Notas preliminares para una
discusión...", págs. 7 1 5 y ss., 7 7 4 y 7 7 5 ; M A R T Í N E Z E S C A M I L L A , La imputación, págs. 3 y ss.;
R E Y E S A L V A R A D O , "Fundamentos teóricos...", págs. 9 7 y ss. De otra opinión, F R I S C H , Tipo
penal, págs. 2 8 y 2 9 , para quien - ¡ l o afirma en 1 9 9 5 ! - algunas de sus tesis ya han sido
acogidas, "si bien bajo una denominación diferente". El alcance de esta teoría es, sin
embargo, discutido: Cfr. R E Y E S A L V A R A D O , Imputación objetiva, págs. 5 8 y ss., 7 8 y ss.
147 Cfr. A N A R T E B O R R A L L O , Causalidad e imputación, págs. 1 3 y ss., con amplias refe-
rencias, incluidas las reservas del autor en la segunda edición de esta obra ( 1 9 9 5 ) .
148 Cfr. A N A R T E B O R R A L L O , Causalidad e imputación, pág. 100; no obstante, la teoría
mismo, Strafrecht, t. I, 4a ed., págs. 351 y 372; el mismo, Derecho penal, t. I, págs. 347 y
363; E B E R T / K Ü H L , "Kausalitát...", pág. 562; F R I S C H , Tipo penal, pág. 26; K L N D H Á U S E R ,
Strafgesetzbuch, 2a ed., págs. 54 y 55.
1 5 0 FRISCH, Tipo penal, pág. 26.
680
TEORÍ A DEL DELITO
5A ed., pág. 307): una acción humana sólo puede ser imputada cuando ella "ha creado
una puesta en peligrojurídicamente prohibida del objeto material protegido y el riesgo
se ha realizado en el resultado típico".
con respecto a los del delito culposo, a saber, más exigentes. Pues, en el delito culposo no
alcanza la creación de peligros inadecuados; si así fuera sería enormemente limitada la
libertad de acción. En cambio en el delito doloso, el riesgo permitido debe ser determinado
al menos de un m o d o considerablemente más restringido en los casos en que el autor actúa
con el propósito de lesionar. Allí el autor domina la provocación del riesgo p o r sí solo y no
permite que la víctima pueda autoprotegerse" (Aspectos puntuales, pág. 41).
154 Sin incluir la causalidad c o m o primer nivel, p e r o s u p o n i é n d o l o , véase R O X I N ,
"Reflexiones sobre la problemática", en Problemas básicos, págs. 128 y ss.; el mismo, "La
Teoría de la imputación objetiva", págs. 301 y ss.; W E S S E L S / B E U L K E , Strafrecht, 36 a ed.,
págs. 64 y ss.; H U R T A D O P O Z O , Manual, 3 a ed., págs. 436 y ss.; M U Ñ O Z C O N D E / G A R C Í A
A R A N , Derecho penal, 6 a ed., pág. 230; A N A R T E B O R R A L L O , Causalidad e imputación, págs.
advierte q u e la causalidad d e b e ser el primer nivel: "parece más razonable un uso del
idioma que c o m p r e n d a también la causalidad c o m o parte integrante de la imputa-
ción objetiva, pues también ese requisito recibe su legitimación de consideraciones
681
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
155 Así, GÁLVEZ ARCOTE, " A c c i ó n e i m p u t a c i ó n " , págs. 87 y ss.; esto contrasta
expresó, no existe una sino plurales teorías de la imputación objetiva, aquí se acude a
la más difundida en la discusión actual y que puede ser calificada, sin duda, como de
opinión mayoritaria. Cfr. ANARTE BORRALLO, Causalidad e imputación objetiva, págs. 125
y ss.; F R I S C H , "La imputación objetiva", en Sobre el estado, págs. 21 y ss.
682
TEORÍ A DEL DELITO
683
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
684
TEORÍA DEL DEL.ITO
el mismo, Strafrecht, t. I, 4a ed., pág. 376; el mismo, Derecho penal, t. I, pág. 365.
165 Cfr. ROXIN, Strafrecht, 1.1, 4 a ed., pág. 375; el mismo, Derecho penal, 1.1, pág. 365;
pág. 366.
685
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
pág. 367.
169 Cfr. R O X I N , Strafrecht, t. I, 4 a ed., págs. 379 y ss.; el mismo. Derecho penal, t. I.
686
TEORÍA DEL DEL.ITO
y 298; el mismo, Derecho penal, 1.1, pág. 295; W O L S K I , Soúate Adaquanz, págs. 15 y ss., c o n
extensa casuística; R E Y E S A L V A R A D O , Imputación objetiva, pág. 86.
173 Cfr. C O R C O Y B L D A S O L O , Delitos de peligro, págs. 72 y ss.; P A R E D E S C A S T A Ñ Ó N , El
687
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
688
TEORÍA DEL DEL.ITO
689
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
690
TEORÍA DEL DEL.ITO
691
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
186 ROXIN, Derecho penal, 1.1, pág. 375; el mismo, Strafrecht, 1.1, 4A ed., págs. 386 y 387.
187 ROXIN, "Reflexiones sobre la problemática", en Problemas básicos, pág. 134, a quien
se d e b e la erección y desarrollo de este criterio; desde luego, no son fáciles de precisar
los eventos de elevación del riesgo y esta regla p u e d e llegar a comportar la violación
del principio in dubio pro reo. Sobre ello, REYES ÁLVARADO, Imputación objetiva, pág. 248;
JAKOBS, La imputación objetiva, págs. 104 y 105; el mismo, Derecho penal, pág. 281.
692
TEORÍA DEL DEL.ITO
págs. 377-378.
190 PUPPE, La imputación objetiva, pág. 77.
693
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
de nombre y le llama "el alcance del tipo". Cfr. Strafrecht, 1.1, 4a ed., pág. 401; el mismo,
Derecho penal, 1.1, pág. 386.
694
TEORÍA DEL DEL.ITO
695
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
200 Sobre ello, R O X I N , Strafrecht, t. I, 4 a ed., págs. 409 y ss.; el mismo, Derecho penal,
ss.; la misma, Acciones, págs. 250 y ss.; Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de
Justicia, en sent. de 20 mayo 2003, radicado: 16636, que señala sus requisitos: "Para que
la acción a propio riesgo o autopuesta en peligro de la víctima excluya o m o d i f i q u e la imputa-
c i ó n al autor o partícipe es necesario que ella: Uno. En el caso c o n c r e t o , tenga el poder
de decidir si asume el riesgo y el resultado. Dos. Q u e sea autorresponsable, es decir, que
c o n o z c a o tenga posibilidad de c o n o c e r el peligro que afronta c o n su actuar. Con otras
palabras, que la a c o m p a ñ e capacidad para discernir sobre el alcance del riesgo. Tres.
Q u e el actor no tenga posición de garante respecto de ella".
696
TEORÍA DEL DELITO
201 ROXIN, Derecho penal, t. I, págs. 398 y ss.; el mismo, Strafrecht, t. I, 4 a ed., pág.
417.
202 Sobre ello, ROXIN, Strafrecht, t. I, 4" ed., pág. 420; el mismo, Derecho penal, t. I,
pág. 401.
203 Sobre ello, S C H Ü N E M A N N , Aspectos puntuales, págs. 47 a 51.
697
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
698
TEORÍA DEL DEL.ITO
206 Cfr. ROXIN, Strafrecht, t. I, 4 a ed., pág. 1078; el mismo, Derecho penal, t. I, pág.
1012.
207 Cfr. G Ó M E Z R I V E R O , La imputación de los resultados, págs. 1 1 V ss.
208 Estos eventos, dice F R I S C H (Tipo penal, pág. 43), se caracterizan " p o r q u e la con-
ducta del autor p r o d u c e en la víctima, no solamente una determinada lesión primaria,
sino que implica, además, el peligro de que se produzcan más tarde, a causa de la lesión
primaria producida (por ejemplo, la amputación de una pierna o la lesión de un órgano)
otras consecuencias corporales o incluso la muerte de la víctima". Sobre ello, PUPPE, La
imputación objetiva págs. 149 y ss.
2 0 9 S E R R A N O M A Í L L O , Ensayo sobre el Derecho penal, págs. 276 y ss.
699
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
214 Bien lo dice CEREZO MIR (Curso, t. II, 6 a ed., págs. 171-172), "El cirujano puede
Justicia, señala la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia (cfr. sent. de
tres agosto 2005, radicado: 22901) que "la determinación de la efectividad del principio
de confianza en un ámbito de interrelación está guiada p o r la apreciación racional de las
pautas que la experiencia brinda o de las concretas condiciones en que se desenvuelve
una actividad u organización determinada, porque son elementos que posibilitan señalar
si una persona, al satisfacer las reglas de c o m p o r t a m i e n t o que de ella se esperan, está
habilitada para confiar en que el d o l o o la culpa de los demás que interactúan en el
tráfico j u r í d i c o no la van a afectar"; también, sent. de 27 j u l i o 2006, radicado: 25536.
Así mismo, al hacer referencia a la vigencia de este postulado en el seno de la
Administración pública, expresa: "Es cierto que una de las características del mundo
c o n t e m p o r á n e o es la complejidad de las relaciones sociales y, en materia de producción
de bienes o s e n i c i o s , la especialización en las diferentes tareas que c o m p o n e n el pro-
ceso de trabajo. Esta implica la división de funciones entre los miembros del equipo de
trabajo y p o r lo tanto un actuar c o n j u n t o para el logro de las finalidades corporativas.
C o m o no siempre es controlable t o d o el p r o c e s o p o r una sola persona y en considera-
700
TEORÍA DEL DEL.ITO
ción a que exigir a cada individuo que revise el trabajo ajeno haría ineficaz la división
del trabajo, es claro que u n o de los soportes de las actividades de e q u i p o c o n especia-
lización funcional es la confianza entre sus miembros. Esta, cuando ha p r e c e d i d o una
adecuada selección del personal, impide que un defecto en el proceso de trabajo c o n
implicaciones penales se le pueda atribuir a quien lo lidera, a c o n d i c i ó n naturalmente
de que no lo haya p r o v o c a d o dolosamente o propiciado p o r ausencia o deficiencia de
la vigilancia debida" (cfr. sent. de 21 marzo 2002, radicado: 14124, reiterada en sent.
de diez agosto 2005, radicado 21489).
Cfr. sent. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, de nueve febrero
216
2005, radicado: 2 1 5 4 7 .
217 Así, C O R C O Y B I D A S O L O , El delito imprudente, págs. 3 2 7 y ss.; F E I J Ó O S Á N C H E Z , "El
Dice, en efecto: "...el principio de confianza es un principio amplio que tiene su fun-
damento normativo en el principio de autorresponsabilidad y que no tiene el mismo
fundamento que el instituto del riesgo permitido, entendido éste en sentido estricto y no
como una f o r m a de definir todos los institutos que limitan valorativamente la tipicidad
de un comportamiento" (pág. 109).
220 Cfr. HASSEMER/MuÑOZ C O N D E , La responsabilidad por el producto, pág. 9 9 , nota 5 4 .
evento de adecuación social de la conducta; el mismo, Derecho penal, 1.1, 296; el mismo,
Política Criminal y Sistema, pág. 53. Recuérdese c o m o él tiene su origen en la vieja máxima
ninima non curatPraetor (cfr. Z A F F A R O N I / A L A G I A / S L O K A R , Derecho penal, 2 A ed., pág. 4 9 4 ;
el mismo, Manual, I a ed., pág. 372).
701
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
MIR, Curso, t. II, 6 a ed., pág. 99 que lo considera "incompatible c o n las exigencias de
la seguridad jurídica" máxime si se parte del Libro III del C. P. español destinado a
regular las faltas.
702
TEORÍA DEL DEL ITO
224 Según la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, radicado: 16336,
en sentencia de 20 mayo 2003, ella consiste en que "una conducta es típica cuando,
además de reunir los elementos e ingredientes tradicionales del tipo penal objetivo, es
socialmente relevante, es decir, cuando afecta la relación del hombre con su entorno
o mundo circundante y las consecuencias de su actuación alcanzan a este último. /
De acuerdo con un primer nivel de adecuación social, que corresponde al legislador, éste
solamente prohibe aquellos comportamientos que ofenden a la comunidad. Desde este
punto de vista, lo socialmente rechazado también lo es jurídicamente; o, si se prefiere,
cuando el legislador rechaza un comportamiento, lo hace porque la sociedad también
lo veta. De aquí se infiere que el legislador, si no reglamenta determinadas conductas,
prohibiéndolas, es porque tácita o implícitamente las admite o tolera. / Desde un segundo
nivel de adecuación social, que compete al intérprete, una conducía es socialmente adecuada
cuando a pesar de estar formalmente definida en la ley como típica, reviste escasa gravedad;
constituye un riesgo jurídicamente irrelevante o aprobado; es insignificante, modesta o
irrita; o se dirige contra un titular del bienjurídico que la acepta o consiente, siempre
que pueda disponer libre y voluntariamente del mismo, tenga capacidad para hacerlo
y lo haga antes o durante la acción".
225 Cfr. WELZEL, "Studien zum System...", págs. 491 y ss., 516 y ss. La génesis cultural
del principio en GREGORI, Adequatezza sociale e teoría del reato, págs. 21 y ss.; su evolución
en BERNERT, ZurLehre von der "sozialen Adaequanz", págs. 5 y ss. La versión más acabada
de la formulación welzeliana en Derecho penal, 2a ed., págs. 83 y ss.
2 2 6 WELZEL, Derecho penal, 2 a ed., pág. 83.
2 2 7 Así lo demuestra BERNERT, Zur Lehre von der "sozialen Adaequanz ", págs. 89 y ss.
703
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
228 Véase B E R N E R T , Zur Lehre von der "sozialen Adaequanz", págs. 1 8 y ss.; C A N C I O
M E L I Á , LOS orígenes de la adecuación social, págs. 1 3 y ss.; R O X L N , "Observaciones sobre la
adecuación social", págs. 82 y ss.
2 2 9 Cfr. la relación d e autores que hace R O X L N , Strafrecht, 1.1, 4 a ed., pág. 2 9 6 , nota
70; el mismo, Derecho penal, t. I, pág. 293, nota 67; WOLSKI, Soziale Adaquanz, págs. 11 y
ss.; R E Y E S A L V A R A D O , Imputación, págs. 8 7 , 8 8 y 9 0 .
230 Así, Z A F F A R O N I (Tratado, t. I I I , pág. 492), quien le da, apenas, un "alcance re-
sidual", con la advertencia de que debe ser "jurídica" pues, de lo contrario, tiende "...
un puente a la ética social, de dimensiones sumamente considerables" (pág. 491); por
ello, en su lugar, formula la no menos discutible teoría de la "tipicidad conglobante",
en la que pretende ubicar todas aquellas conductas que pese a ser típicas quedan fuera
del alcance prohibitivo de la norma. Cfr. Tratado, t. III, págs. 235 y ss., págs. 485 y ss.;
en contra, C O U S I Ñ O M A C I V E R , Derecho penal, t. I I , págs. 1 1 4 y 1 1 5 . De todas maneras,
el cuestionamiento del profesor argentino parece ser consecuente con su rechazo a la
categoría de la antijuridicidad material.
2 3 1 R O X I N , "Observaciones sobre la adecuación social", pág. 81; CORCOY BlDASOLO,
"La distinción entre causalidad e imputación", pág. 610. No obstante, en contra CEREZO
MIR (Curso, t. II, 6a ed., pág. 98), pues considera este criterio como "sumamente im-
preciso" y atentatorio contra "la seguridadjurídica" amén de que no es necesario pues
"mediante una interpretación teleológica restrictiva quedarían excluidas de los tipos de
lo injusto las conductas socialmente adecuadas"; como él, HlRSCH, "Adecuación social",
págs. 9 y ss., 73 y ss.
704
TEORÍA DEL DEL.ITO
705
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
706
TEORÍA DEL DEL.ITO
Esto supone la más absoluta normativización del rol (el papel social
que cada uno cumple): "se imputan aquellas desviaciones respecto
de aquellas expectativas que se refieren al portador de un rol. No es
decisiva la capacidad de quien actúa, sino la de un portador del rol,
refiriéndose la denominación "rol" a un sistema de posiciones defi-
nidas de modo normativo y que puede estar ocupado por individuos
cambiantes"240; por eso, previamente, había señalado: "la imputación
objetiva del comportamiento es imputación vinculada a la sociedad
concreta"241. Ello lleva, necesariamente, a afirmar que en todos los casos
(trátese de conductas comisivas, omisivas, dolosas o imprudentes), el
autor se encuentra en posición de garante, pues el "criterio clave" es
la "competencia", el "ser competente" sea como producto de un status
negativo o positivo242; dicho de otra manera: "todo titular de un círculo
de organización es garante de la evitación de un output que exceda
del riesgo permitido, sólo que, por tratarse de un deber que incumbe
a cualquiera, no constituye ello ninguna especialidad y, por cierto, ni
en el delito de comisión activa, ni en el de omisión" 243 . Así las cosas, la
causalidad aparece como el escalón mínimo de la imputación objetiva
del resultado que debe ser completado con el concepto de la relevan-
cia jurídica de la relación de causalidad entre la acción y el resultado,
que es objeto de regulación mediante cuatro "instituciones jurídico
penales": el riesgo permitido, el principio de confianza, la prohibición
de regreso y la competencia de la víctima244, a los que ya se ha hecho
referencia en la exposición precedente y que son "los fundamentos del
edificio de la imputación objetiva".
Esta construcción, como ya se mostró [capítulo séptimo, VII, F),
3., b), 3)], ha sido objeto de numerosos reproches que no es del caso
repetir en esta sede. Sin embargo, bien vale la pena recordar que la
pretensión de normativizar el concepto de "rol" fracasa cuando - d e
espaldas a las mismas construcciones sociológicas de las que se dice
partir- lo confunde con la idea de deber jurídico para, por esta vía,
afirmar que el agente cuando actúa (sea porque realice acciones u
omisiones) lo hace en posición de garante; la elaboración es, pues,
artificiosa245.
245 Cfr. ZAFFARONI/ALAGIA/SLOKAR, Derecho penal, 2a ed., págs. 475 y ss.; el mismo,
707
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
p á g s . 3 6 2 y ss.
2 4 7 L Ó P E Z D Í A Z , Introducción, págs. 1 y ss.; R E Y E S A L V A R A D O , Imputación objetiva,
págs. 85 y ss.
248 Así, las siguientes providencias de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema
DO, Curso, vol. I, 6A ed., págs. 327 y ss.; SCHÜNEMANN, Aspectos puntuales, págs. 29 y ss.
250 p o r ejemplo, las d e H L R S C H , para quien (cfr. "El desarrollo de la dogmática...",
págs. 27 y 29) " n o queda espacio alguno para una teoría de la imputación objetiva en
sentido p r o p i o " , y "esta teoría no se mantiene en pie"; el mismo, "Acerca de la Teoría
de la imputación objetiva", pág. 110, asevera que "su significado práctico es mínimo";
c o m o él, D O N N A , "La imputación objetiva", pág. 1 5 1 . T a m p o c o la negativa de Z A F F A R O N I
(Tratado, t. III, págs. 277 yss., 488 yss.) -referida, básicamente, a las construcciones roxi-
nianas- d e b e ser plenamente atendida, aunque son compartibles muchas de sus críticas.
C o n razón, pues, ha d i c h o Z A E F A R O N I / A L A G I A / S L O K A R (Derechopenal, 2 A ed., págs. 4 6 7 y
ss.) que " r e c o n o c e r la existencia de los problemas de imputación objetiva, no significa
plegarse a ninguna teoría de la imputación objetiva, si p o r tal se entiende el ensayo
de hallar un criterio ú n i c o que aspire a resolverlos todos y en todas las formas típicas
(dolosas y culposas, activas y omisivas", pág. 468). De h e c h o , estos autores proponen su
propia construcción de la imputación objetiva a partir de la idea de "dominabilidad"
que es el criterio de imputación del cual se extraen tres reglas diferentes (cfr. Manual,
I a ed., págs. 392 y ss.; Derecho penal, 2 A ed, págs. 507 y ss.).
708
TEORÍA DEL DEL.ITO
"Uber die objektive Zurechnung", págs. 213 y ss., no obstante destacar los importantísimos
logros de esta construcción; R U E D A M A R T Í N , La teoría de la imputación objetiva, pág. 438, p o r
ejemplo, afirma que ella " n o es incompatible c o n los postulados y sistemas finalistas".
254 Cfr. Z A E F A R O N I / A L A G I A / S L O K A R , Derecho penal, 2 a ed., pág. 461; el mismo, Ma-
nual, I a ed., pág. 360; "Si, p o r el contrario, existen dudas sobre si el h e c h o fue causa del
resultado, se trata de un p r o b l e m a procesal que no tiene otra solución que el principio
in dubio pro reo. No es posible resolver cuestiones de prueba mediante una manipulación
de conceptos penales básicos que haga tambalear un límite de irracionalidad infran-
queable al p o d e r punitivo".
709
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
710
TEORÍA DEL DEL.ITO
e) El bien jurídico
Consecuencia de que una de las funciones de la norma penal es la
protección de bienesjurídicos, es la exigencia según la cual todo tipo
penal contiene en su aspecto objetivado un determinado objeto de
protección denominado "bienjurídico" (C. P., art. 32, num. 2) o "bien
jurídicamente tutelado", como de manera no del todo acertada señala
la ley (art. 11); por eso, cuando la ley penal describe las conductas valo-
radas de manera negativa, tiene como norte el concepto en examen 257 .
Así, por ejemplo, no es concebible el tipo de homicidio sin la "vida"
como interés protegido, o el hurto sin "el patrimonio económico", o el
de contaminación ambiental sin "el ambiente", etc. Los bienesjurídicos
son conceptos abstractos [sobre ello, capítulo segundo, III, F), 3] que
en ningún caso pueden ser confundidos con el objeto sobre el que re-
cae la acción del agente (el objeto de ataque) 258 como se verifica, verbi
gratia, en el hurto (art. 239), en el que el objeto es la "cosa mueble" y
el bienjurídico consiste en "el patrimonio económico" como concepto
abstracto.
Tampoco, el "bienjurídico" se puede asemejar a la idea de "objeto
jurídico" (objeto de protección u objeto del bienjurídico) propia de
las construcciones italianas de finales del siglo XIX, a veces asimiladas
aunque se trata de conceptos diferentes: en efecto, el "bienjurídico"
es un valor ideal que sólo puede ser afectado desde una perspectiva
normativa mientras que el "objeto del bienjurídico" puede serlo tanto
en sentido naturalístico como en un plano meramente organizacional;
por ejemplo, no se puede confundir la protección de la salud pública
o del medio ambiente (bienjurídico) con la pureza o limpieza de las
aguas en tratándose del delito de contaminación de aguas (objeto ju-
rídico), al tenor de lo señalado en el art. 371 del C. R, mod. art. 4o ley
1220 de 2008259. Hay que distinguir, pues, una triada de conceptos: bien
jurídico, objeto sobre el cual recae la acción y objeto jurídico.
Desde luego, para poder predicar que una determinada conducta es
típica se requiere que afecte de alguna manera el bienjurídico, enten-
257 Por eso, dice J I M É N E Z H U E R T A (La tipicidad, pág. 9 3 ) : "el origen, existencia, es-
711
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
f) Los medios
En algunos casos, la adecuación de la conducta a un determinado
tipo penal depende de que el autor haya empleado ciertos medios o
instrumentos para la comisión del hecho, de los contemplados en la
correspondiente descripción legal. Así, por ejemplo, el hurto puede
verse calificado cuando el agente emplea "escalamiento", "llave sustraída
o falsa", "ganzúa" (art. 240, num. 4, mod. art. 36 ley 1142 de 2007); del
mismo modo, la calumnia o la injuria se agravan si se utiliza "cualquier
medio de comunicación social u otro de divulgación colectiva" (art. 223),
etc. Sin embargo, no todos los tipos penales exigen medios determina-
dos: en principio, se puede matar a otro con cualquier procedimiento
(art. 103), aunque si se emplean medios catastróficos se configura un
tipo penal distinto (art. 104, num. 3); el tipo de lesiones personales
con incapacidad de más de treinta días tampoco indica cómo se pue-
de afectar la integridad personal (art. 112, num. 2 o , por ejemplo); y,
para citar otros dos ejemplos: la moneda se puede falsificar con base
en cualquier proceder (art. 273), y el impedimento o perturbación de
audiencia pública se puede llevar a cabo "por cualquier medio" (art.
454C introducido por la ley 890 de 2004). En fin, como toda exigencia
de la descripción legal, el medio puede aparecer consignado para cum-
plir diversas funciones en la descripción típica. Pero no solo pueden
servir de instrumentos en manos del autor las cosas, sino también las
personas", así, por ejemplo, el homicidio y el hurto pueden realizarse
valiéndose "de la actividad de inimputable" (art. 104, num. 5, y 241,
num. 3), aunque la ley debió decir trastornado mental o menor, para
no confundir la inimputabilidad con su causa.
g) El momento de la acción
Así mismo, algunos tipos prevén determinadas circunstancias de ca-
rácter temporal, consistentes en momentos o límites pasajeros durante los
que debe realizarse la acción prohibida, que es bien distinto del tiempo de
comisión del hecho al que se aludió cuando se expuso el ámbito de validez
temporal de la ley penal. Así, por ejemplo, la muerte del hijo fruto de ac-
ceso carnal violento, abusivo, o de inseminación artificial, solo se configura
si el hecho se realiza "durante el nacimiento" o "dentro de los ocho días
siguientes" (art. 108); el hurto de uso supone que la cosa se utilice durante
712
TEORÍA DEL DEL.ITO
un lapso "no mayor de veinticuatro horas" (art. 242, num. 1). Otros tipos
penales no indican ningún momento: se puede matar a alguien a cualquier
hora (art. 103), o realizar acceso carnal mediante violencia en cualquier
instante del día o de la noche (art. 205), etc. Las referencias al tiempo no
deben ser tampoco confundidas con la ocasión, así algunas veces aparezcan
implicadas mutuamente. Por ejemplo, el agravio a personas o cosas del
culto debe inferirse "públicamente" (art. 203); la perturbación de certamen
democrático supone una "votación pública" (art. 386, mod. art. 39 ley 1142
de 2007); y la obstrucción de obras de defensa o asistencia debe realizarse
"con ocasión de calamidad o desastre público" (art. 364).
h) El lugar de la acción
También, algunas descripciones típicas exigen la realización de la
conducta en determinados lugares, trátese o no de ámbitos delimita-
dos; este elemento debe distinguirse del lugar de comisión de la conducta
punible, ya estudiado al exponer el ámbito de validez espacial de la ley
penal, y puede operar en tales tipificaciones de diversas maneras: para
agravar alguna figura o figuras; para integrar la tipificación básica, o
para atenuarla. Así, verbigratia, el hurto realizado "en lugar despoblado o
solitario" (art. 241, num. 9, mod. art. 51 de la ley 1142 de 2007) adquiere
una configuración especial, lo mismo si se lleva a cabo en "hoteles, ae-
ropuertos, muelles, terminales de transporte terrestre" (art. 241, num.
5, mod. art. 51 ley 1142 de 2007); a su vez, la violación de domicilio se
tipifica solo si se produce "en habitación ajena o en sus dependencias
inmediatas" (art. 189). Desde luego, muchas figuras típicas pueden
realizarse en cualquier lugar, como sucede con el homicidio (art. 103),
la violencia carnal (art. 205), o el incesto (art. 237), etc.
i) El objeto de la acción
Es la persona o cosa material o inmaterial sobre la que recae la ac-
ción del agente260, esto es, puede tratarse de un hombre vivo o muerto,
consciente o inconsciente, de una persona jurídica o ente colectivo, de
una colectividad de personas, del ente estatal mismo, toda cosa animada
o inanimada de carácter material o no 261 ; sin embargo, pareciera más
preciso entender por tal todo aquello sobre lo que se concreta la trasgresión del
bien jurídico tutelado y hacia el cual se dirige el comportamiento del agente 262.
713
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
Así las cosas, el objeto de la acción puede ser personal, como acontece
en el homicidio (art. 103) o en las lesiones personales (arts. 111 y 112,
num. 2 o , por ejemplo), esto es, el "otro" al que aluden las descripciones
típicas263. Así mismo, puede ser real cuando la acción del agente recae
sobre una cosa: en el tipo de hurto, se habla de "cosa mueble" (art. 239);
en las figuras de hurto agravado, puede tratarse de un "medio motori-
zado" (arts. 239 y 241, num. 6 en armonía con la ley 1142 de 2007); así
mismo, puede ser una cosa avaluada en dinero: "sobre una cosa cuyo
valor fuere superior a cien (100) salarios mínimos legales mensuales..."
(art. 267, num. 1, en armonía con los arts. 239 y ss., 249 y ss.). En fin, el
objeto puede ser un "inmueble", un "objeto de interés científico, histórico,
cultural, artístico...", un "bien de uso público o de utilidad social" (art.
350, inc. 2 o ), una "obra destinada a la captación... de aguas" (art. 351),
una "nave", "construcción flotante" o "aeronave" (art. 354). Incluso, el
objeto puede ser una cosa que pertenezca al propio agente, como sucede
con el alzamiento de bienes (art. 253), o que se disponga de un "bien
propio" (art. 254). Finalmente, la cosa puede ser inmaterial, como sucede
con "la patria" (art. 456, inc. I o ), "el gobierno nacional" (art. 467) o un
"descubrimiento, invención científica" (art. 308), etc.264.
j) Otros componentes
Más concretamente se alude a dos situaciones asociadas con el
aspecto objetivo -e incluso con el subjetivo- del tipo penal: las circuns-
tancias agravantes y atenuantes de carácter genérico y específico y las condiciones
objetivas de punibilidad.
1) Las circunstancias agravantes y atenuantes de carácter genérico y
específico. Ellas pueden previstas en las Partes general y especial del C. P.,
aunque en gran parte de los casos conforman verdaderos elementos del
tipo (C. P., arts. 55 a 58,104,166,170,179,181,185, 211, 216,241,266,
entre otros). En relación con este evento, no cabe duda que muchas de
las "circunstancias" genéricas agravantes y atenuantes - l o mismo que las
específicas- son elementos que integran los tipos penales, no obstante
su dudosa generalidad, pues sería absurdo predicar que se refieren a
toda clase de figura punible; así, por ejemplo, a nadie se le ocurriría
pensar que el acceso carnal violento (art. 205) se puede ejecutar "sobre
áreas de especial importancia ecológica o en ecosistemas estratégicos
definidos por la ley o los reglamentos" (art. 58, num. 16), o que se lleve
263 En estas figuras coinciden, sin duda, el "objeto material"y el sujeto pasivo, aunque
714
TEORÍA DEL DEL.ITO
a cabo "por motivos nobles o altruistas" (art. 55, num. 2). Desde luego,
estas "circunstancias" atienden a los elementos ya examinados, aunque
ha de advertirse que algunas de ellas, incluso, enfrentan al intérprete a
componentes del tipo en su aspecto subjetivo; así, verbigracia, pueden
referirse a exigencias modales, temporales o locales (art. 58, nums. 5,
15 y 17), al objeto de la acción (art. 58, num. 16), a elementos subjetivos
del tipo distintos del dolo (art. 58, nums. 2 y 3), etc. Como es obvio, para
emitir un juicio de tipicidad, se debe distinguir qué clase de elemento
es el examinado y clasificarlo, bien en la descripción típica, o bien en
la culpabilidad o en la punibilidad, según el caso.
2) Las condiciones objetivas de punibilidad265. También, esta figura
supone la existencia de elementos unidos a la acción tipificada en el texto
legal, pero que no dependen del sujeto activo, sino -generalmente- de
una tercera persona, como ocurre con la emisión de la providenciajudicial
respectiva en las falsas imputaciones ante las autoridades (arts. 435 y ss.)
o con la comprobación -mediante providenciajudicial de fondo, para
el caso debería exigirse la sentencia condenatoria debidamente ejecu-
toriada266- en el enriquecimiento ilícito (cfr. art. 327). Desde luego, lo
primero que debe precisarse es si realmente existen condiciones "objetivas"
de punibilidad -cuya admisión podría comportar el desconocimiento
del principio de culpabilidad267-; y, en segundo lugar, si se responde de
manera afirmativa a la anterior cuestión, debe aclarase si ellas se ubican
dentro o fuera de la estructura del concepto de delito268, lo que es de
importancia pues la figura no ofrece consagración expresa en el derecho
positivo269. En realidad, los tropiezos dogmáticos en este ámbito se derivan
no solo del olvido del postulado mencionado, sino también del hecho
de que no existe unidad de criterio en relación con el tratamiento de las
recht, 1.1, 4 a ed., págs. 1035 y ss.; el mismo, Derecho penal, 1.1, págs. 969 y ss.), para quien
esta figura no se p u e d e c o n f u n d i r c o n el f e n ó m e n o procesal d e n o m i n a d o condiciones
objetivas deprocedibilidad o de perseguibilidad, ejemplos de las cuales serían la querella y la
denuncia criminal; J I M É N E Z D E A S Ú A , Tratado, t. VII, 2 a ed., págs. 47 y ss.
269 Excepcionalmente, el C. P. italiano la consagra en los arts. 44 y 152-2, lo que
715
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
nidad diplomática (ley 6 a de 1972, arts. 29 y ss.), la petición del Procurador general de
la nación en casos de delitos cometidos fuera del territorio (C. P., art. 16 ords. 4 o , 5° y
6 o ) , la inviolabilidad de los congresistas que también p u e d e ser entendida c o m o causa
de exclusión de la pena (Const. Pol., art. 185) y la petición del procurador general o
el representante del g o b i e r n o respectivo en los casos de violación de inmunidad diplo-
mática y ofensa a diplomáticos (C. P, arts. 464, 465 y 466), entre otras. Desde luego,
no se d e b e n c o n f u n d i r las condiciones objetivas de punibilidad c o n las condiciones objetivas
de perseguibilidad o de procesabilidad, estas últimas aluden a "aquellos requisitos previos
a la apertura del p r o c e d i m i e n t o criminal, pues tales c o n d i c i o n a m i e n t o s procesales
presuponen la existencia de un delito" (cfr. S C H Ó N K E / S C H R Ó D E R / L E N G K N E R / E I S E L E ,
Strafgesetzbuch, 2 7 a e d . , p á g . 2 6 0 ; R O D R Í G U E Z D F . V E S A / S E R R A N O G Ó M E Z , Derecho penal, 18A
e d . , p á g . 4 1 9 ; C E R E Z O M I R , Curso, t . I I I , I a e d . , p á g . 2 7 6 ) .
274 Así, p o r ejemplo, JESCHECK/WEIGEND (Tratado, 5 a ed., págs. 596 y ss.), para quien
716
TEORÍA DEL DEL.ITO
C ) ASPECTO SUBJETIVO
a) El dolo
Esta figura, predicable en principio de todos los comportamientos
previstos en la ley penal, ha sido definida de manera expresa por el
275 No se olvide que algún sector doctrinario preconiza una doble ubicación del
ello, para el derecho austríaco, K L E N A P F E L / H Ó P F E L , Strafrecht, 11a ed., págs. 91,96 y 162.
Incluso, todavía hay quien lo estudie en la culpabilidad c o m o forma de la misma: cfr.
P O L I T O F F L L F S C H I T Z , Derecho penal, t. I, pág. 446.
276 Cfr. M E Z G E R , "Die subjektiven...", págs. 207 y ss., al retomar las elaboraciones
717
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
718
TEORÍA DEL DEL.ITO
719
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
720
TEORÍA DEL DEL.ITO
2 8 8 Este criterio, hoy generalizado, se d e b e a MEZGER, Tratado, t. II, pág. 155; véase,
JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5 a ed., pág. 316; SCHMIDT, Strafrecht, 4 a ed., pág. 78; CEREZO
MlR, Curso, t. II, 6 a ed., pág. 133.
289 Véase S C H M I D T , Strafrecht, 4 a ed., pág. 78.
2 9 0 Cfr. JAKOBS, Derecho penal, pág. 344.
291 Cfr. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sent. de catorce marzo
2002, radicado: 9921: "El error de tipo, que elimina la tipicidad dolosa, esto es el as-
pecto negativo del elemento cognitivo del dolo, supone la falta de conocimiento de los
ingredientes del tipo objetivo"; sent. de 21 febrero 2007, radicado: 26070: "En el error
de tipo no obstante que el autor obra voluntariamente, no alcanza a representarse por
ejemplo que la persona con la cual realiza acceso carnal es menor de 14 años; o que
emitió cheque sin tener suficiente provisión de fondos, o que dañó un bien ajeno, o
que la resolución que emite es opuesta a la ley, en otras palabras, siempre en este evento
como se ha dicho, el sujeto activo de la acción ignora que su comportamiento se adecúa
a un tipo penal" al resolver como error de tipo vencible un discutible caso que tiene visos
de error de prohibición. También, sent. de 19 mayo 2008, radicado: 28984.
721
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
error de tipo es la cara negativa del dolo; por eso, quien actúa sin que
medie una situación de error obra con dolo. No obstante, como este
problema está íntimamente vinculado con el aspecto negativo de la
tipicidad, será expuesto más adelante [cfr. infra, IV, E), 2].
3) Componente volitivo292. Sobre el componente volitivo debe preci-
sarse lo siguiente. Como no basta con el conocimiento de los hechos
constitutivos de la infracción penal (aspecto objetivo del tipo) y con
la previsión del desarrollo del suceso, es indispensable, además, que
el agente se decida a realizar la conducta tipificada; por ello se exige
un segundo momento en el dolo, denominado también voluntario,
voluntativo e, incluso, conativo293, esto es, un querer, como dice la ley.
Ahora bien, para saber cuándo el autor ha querido realizar el tipo en
su aspecto objetivo, es necesario distinguir las diversas maneras como
se manifiesta la voluntad realizadora del fin, lo que ha originado una
división del dolo en tres clases distintas294 - c o n la que, por supuesto,
no comulgan las corrientes que renuncian al elemento volitivo del
dolo-, que pueden presentarse en relación con todos los elementos
del aspecto objetivo del tipo.
prescinden del elemento volitivo o lo hacen casi inexistente (cfr. D Í A Z P I T A , El dolo even-
tual, págs. 47 y ss.) y entienden que "situación de peligro, c o n o c i m i e n t o correcto de la
misma y decisión conscientemente adoptada en contra del b i e n j u r í d i c o constituyen así
las tres secuencias del nuevo c o n c e p t o de d o l o " (ídem, pág. 321); en el mismo sentido:
L A U R E N Z O C O P E L L O , Dolo y conocimiento, págs. 2 4 8 y ss.; R A G U E S Y V A L L E S , El dolo y su
I a ed., pág. 4 0 1 .
294 Véase P U P P E en Kindháuser/Neumann/Paeffgen, Strafgesetzbuch, 1.1, 2 a ed., págs.
págs. 483 y ss.; K Ü H L , Strafrecht, 5 a ed., págs. 73 v ss.; W E S S E L S / B E U L K E , Strafrecht, 36a ed.,
pág. 78; S T R A T E X W E R T H / K U H L E N , Strafrecht, 5 a ed., págs. 121 y ss.; E B E R T , Strafrecht, 3a
ed., págs. 59 y ss.; S C H M I D T , Strafrecht, 4 a ed., págs. 84 a 93; K I N D H Á U S E R , Strafrecht, págs.
123 y ss.; el mismo, Strafgesetzbuch, pág. 103; T R E C H S E L / N O L L , Schweizerisches, 6 a ed., 1.1,
pág. 100; Q U I N T E R O O L I V A R E S / M O R A L E S P R A T S , Parte General, I A ed., págs. 327 y ss.; D E
F L G U E I R E D O D L \ S , Direitopenal, 1.1, págs. 349 v ss.; G I R I N O D O S S A N T O S , A Moderna, págs.
722
TEORÍA DEL DEL.ITO
723
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
1.1, 4 a ed., págs. 452 y ss., que cita diez c o n c e p c i o n e s diferentes; el mismo, Derecho penal,
1.1, págs. 430 v ss.; Z A F F A R O N I , Tratado, t. III, pág. 353; D Í A Z P I T A , El dolo eventual, págs.
47 y ss.; L A U R F . N Z O C O P E L L O , Dolo y conocimiento, págs. 36 y ss., e x p o n e la evolución a
partir del siglo XVIII; C E R E Z O M I R , Curso, t. II, 6 a ed., págs. 147 y ss.; R I V E R A L L A N O ,
Derecho penal, págs. 498 y ss.
724
TEORÍA DEL DEL.ITO
de Dogmática, págs. 53,54 y 126; el mismo, Constitución, pág. 90), el C. P. acogió la teoría del
"tomarse en serio", según la que hay d o l o eventual " c u a n d o el sujeto cuenta seriamente
con la posibilidad de la realización del tipo, p e r o a pesar de ello sigue actuando para
alcanzar el fin perseguido, y se resigna así - s e a de buena o de mala gana— a la eventual
realización de un delito, se c o n f o r m a c o n ella" (cfr. R O X I N , Derecho penal, 1.1, págs. 427 y
428). No obstante, en la "Exposición de motivos" del Proyecto de C. P. se da a entender
que se prevé la teoría "del peligro n o cubierto o asegurado" de H E R Z B E R G (cfr. R O X I N ,
idem, pág. 443, que la entiende c o m o una variante de su postura) e incluso, también
c o m o apoyo doctrinario de la propuesta, se cita de f o r m a i n c o n e x a - s i n reparar que
los autores aluden a diversas c o n c e p c i o n e s - a E S E R / B U R K H A R D T (Derecho penal, págs.
168 y ss.), c o m o si se tratara de asumir esa postura (cfr. Proyecto de Ley, pág. 21); es más,
las mismas transcripciones las hace G Ó M E Z P A V A J E A U (Estudios, pág. 126), para tratar de
explicar la fórmula asumida - s i n distinguir-, c o m o si todas aludieran a lo mismo. En
definitiva, cabe concluir, no h u b o claridad en torno a cual de las teorías sobre la materia
se remitieron los redactores del C ó d i g o , aunque n o cabe duda de que H E R Z B E R G , al
tratar de delimitar el d o l o eventual de la culpa consciente, acuña la "teoría del riesgo
no cubierto o asegurado" [cfr. "Die Abgrenzung", págs. 249 y ss.; "Das Wollen beim
Vorsatzdelikt", primera parte, págs. 573 y ss.; el mismo, "Das Wollen beim Vorsatzdelikt",
segunda parte, págs. 635 y ss.], p e r o eso no significa que esa sea la c o n c e p c i ó n acogida
por el legislador c o m o - s i n hacer las necesarias claridades dogmáticas- se pretende.
725
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
eventual, la llamada teoría del tomarse en serio. Sin duda, pues, se trata de
una concepción mixta sobre la materia que pone el acento en criterios
objetivos de delimitación, llamada a generar dificultades a la hora de
llevar a la vida práctica el asunto306; adicionalmente, debe precisarse, el
726
TEORÍA DEL DEL.ITO
310 Cfr. Derecho penal, pág. 1 0 8 ; en contra W E L Z E L , Derecho penal, 2 A ed., págs. 1 0 0
y 105.
311 Cfr. J A K O B S , Derecho penal, pág. 3 3 5 .
727
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
querer realizar algo ya ocurrido 312 ; y, del otro lado, tampoco existe
dolo antecedente 313 . Todo dolo debe presentarse al momento de la
realización del hecho habida cuenta de que él es el elemento final
de la acción 314 .
Así mismo, en tercer lugar, según la manera como se forma el dolo
y su intensidad, se dice que es de ímpetu cuando la voluntad de realiza-
ción de la conducta típica se manifiesta impulsivamente en el acto315; y
deliberado, premeditado o de propósito, si supone un lapso de tiempo entre
la idea criminosa y la ejecución de la acción.
En cuarto lugar, como producto de una de las clasificaciones del tipo
penal -infra D), 4 - , se habla de dolo depeligroy de dolo de lesión, según si se
pone en riesgo o se afecta el objeto de la acción y, con él, el bien jurídico
tutelado; por supuesto, los mismos argumentos expuestos para rechazar
tal concepción deben ser esgrimidos aquí en contra de esta división.
Finalmente, se suele distinguir entre dolo genérico y dolo específico.
El primero, supone que el agente actúe con la finalidad de ejecutar
la conducta típica, mientras que el segundo estaría representado por
aquella finalidad particular que mueve al agente a realizar la conducta
típica y que, en verdad, equivale a la noción de elementos subjetivos del
tipo distintos del dolo; esta clasificación parte, pues, de un equívoco.
De todas maneras, debe quedar claro que las diversas divisiones
expuestas solo cumplen un cometido didáctico, pues cuando la ley habla
de dolo les da a sus distintas formas un tratamiento equivalente.
3 1 2 Así, WELZEL, Derecho penal, 2 a ed., pág. 105; JAKOBS, Derecho penal, pág. 310;
ROMERO SOTO, Derecho penal, t. II, pág. 108. De otra opinión, ANTOLISEI, Manual, 1988,
pág. 253.
3 1 3 Así JAKOBS, Derecho penal, pág. 310.
542; el mismo, Manual, Ia ed., pág. 419. También lo ya dicho en los capítulos noveno,
III, B), 3 y décimosegundo, II, D).
728
TEORÍA DEL DEL.ITO
317 Así ROXIN, Strafrecht, 1.1, 4 A ed., págs. 313 y ss.; el mismo, Derecho penal, 1.1, págs.
311 y ss.; JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5a ed., págs. 339 y ss. La distinción se remonta a
M. E. MAYER y a A. HEGLER ( 1 9 1 5 ) .
STRATENWERTH/KUHLEN, Strafrecht, 5a ed., pág. 130.
318
TOFF, Los elementos subjetivos, págs. 108 y ss.; POLAINO NAVARRETE, LOS elementos subjetivos,
p á g s . 2 5 1 y s s . ; J E S C H E C K / W E I G E N D , Tratado, 5 A e d . , p á g s . 3 4 2 y ss.; CIRINO DOS SANTOS,
A Moderna, págs. 91 y ss.
320 A s í R O M E R O S O T O , Derecho penal, 1.1, p á g . 3 1 5 .
729
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
de los tipos".
325 Interesa, también, la clasificación de los tipos penales según los elementos sub-
jetivos del injusto que presenten o contengan. En efecto, se dividen en primer lugar en
tipos de intención, esto es, aquellos que contienen un determinado fin perseguido por el
autor, c o m o el ánimo de lucro en la inducción a lo prostitución (cfr. art. 211), estos se
suelen subdividir en dos grupos: a) tipos mutilados de dos actos, en los que la consumación
se p r o d u c e c u a n d o el autor realiza el primer acto c o n el fin de llevar a cabo el segundo
[piénsese en el tipo de rebelión del art. 467]; y b) tipos de resultado cortado, o sea los que
consisten en la realización de un acto c o n el fin de que se produzca un determinado
resultado que queda fuera del tipo [un buen e j e m p l o es el alzamiento de bienes del art.
253]. En segundo lugar, se clasifican en tipos de tendencia, o sea aquellos en los cuales
el agente persigue una determinada p r o p e n s i ó n subjetiva, c o m o sucede con las miras
voluptuosas implícitas en los diversos atentados sexuales (arts. 205 y ss.); y, finalmente,
en tercer lugar, los tipos de expresión, esto es, los que contienen c o m o elemento del tipo
la discordancia entre una declaración y el saber del sujeto, c o m o sucede con el falso
testimonio (cfr. arts. 442 y ss.). Cfr. ROXIN, Strafrecht, 1.1, 4 a ed., págs. 318 y 319; el mismo,
730
TEORÍA DEL DEL.ITO
Derecho penal, 1.1, págs. 3 1 6 y 317; CEREZO MIR. Curso, t. II, 6a ed., págs. 122-123; POLAIXO
NAVARRETF., LOS elementos subjetivos, págs. 251 y ss.
326 Cfr. MI x o z COXDE, Teoría, 2 A ed.. pág. 36; p o r ello, dice REYES ECHANDÍA (Derecho
penal, 11A ed., pág. 112) que constituyen la "espina dorsal" del C. P.
327 ASÍ,JIMÉXEZ HUERTA, Derecho penal, t. I, 5 A ed., pág. 254. Distingue los especiales
de los autónomos REYES ECHANDÍA, Derecho penal, 11A ed., págs. 112 y 113.
328 Cfr. JAKOBS, Derecho penal, pág. 215.
731
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
330 Cfr. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sent. de 18 febrero
2000, radicado 12820: "el tipo penal c o m p l e j o o consuntivo, que p o r regla general se
presenta c u a n d o su definición contiene todos los elementos constitutivos de otro de
m e n o r relevanciajurídica. Se caracteriza por guardar c o n éste una relación de extensión-
c o m p r e n s i ó n , y p o r q u e no necesariamente protege el mismo bien jurídico".
331 Q r Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sent. de o c h o mayo
1996, radicado: 10800.
732
TEORÍA DEL DEL.ITO
733
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
734
TEORÍA DEL DEL.ITO
735
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
342 SCHMIDT, Strafrecht, 4 a ed., pág. 40; KlNDHÁL'SER, Strafrecht, pág. 69.
343 Los tipos especiales son, incluso, objeto de u n a subdivisión en propios (cuando la
caracterización especial d i m a n a del tipo y no se corresponden con un Upo común) e
impropios (los que p u e d e n ser cometidos por cualquiera, pero cuando son realizados por
personas cualificadas se agrava la penalidad; se corresponden, pues, con un tipo común).
Cfr. J E S C H E C K / W E I G E N D , Tratado, 5 a ed., pág. 286; J A K O B S , Derecho penal, pág. 214; S C H M I D T ,
Strafrecht, 4 a ed., pág. 37; K I N D H Á U S E R , Strafrecht, pág. 69; M U Ñ O Z C O N D E / G A R C Í A A R Á N ,
Derecho penal, 6 a ed., págs. 259-260; C E R E Z O M I R , Curso, t. II, 6 a ed., pág. 119.
3 4 4 L o s distinguen ROXIN, Strafrecht, 1.1, 4 a ed., p á g . 340; el m i s m o , Derecho penal,
p á g . 338: "... en los delitos especiales sólo p u e d e ser autor quien r e ú n a una determinada
c u a l i d a d ("cualificación de a u t o r " ) . Por regla general esa c u a l i d a d consiste en una
posición de d e b e r extrapenal, p o r lo q u e en estos casos es mejor hablar de "delitos de
infracción de d e b e r " " ; SCHMIDT, Strafrecht, 4 a ed., p á g . 37; DÍ AZ Y GARCÍA CONLLEDO,
" L a problemática de la codelincuencia", pág. 58; ARIAS H O L G U Í N / S O T O M A Y O R A C O S T A ,
"Consideraciones criticas", pág. 174; CÓRDOBA ANGULO, " L a figura del interviniente",
p á g s . 73 y ss.; c o n f u s o MUÑOZ CONDE/GARCÍA A R A N , Derecho penal, 6 a ed., págs. 239,
449 y 603. N a t u r a l m e n t e , los tipos consistentes en la infracción de un deber, a su vez, no
se d e b e n c o n f u n d i r con los tipos de dominio, esto es, a q u e l l o s q u e e x i g e n el dominio
del h e c h o p a r a p o d e r p r e d i c a r la autoría. Esta c a t e g o r í a tiene p o c a influencia en la
doctrina y en l a j u r i s p r u d e n c i a c o l o m b i a n a s : la admite, T O R R E S T Ó P O G A , "Autoría en
los delitos de infracción de d e b e r " , p á g s . 79 y ss., 96 y ss., q u e p r e t e n d e derivarla de
la Parte especial del C. P., d e s p u é s de r e c o n o c e r q u e no tiene r e c o n o c i m i e n t o en la
Parte g e n e r a l ; t a m b i é n sents. de la Sala de C a s a c i ó n Penal de la C o r t e S u p r e m a de
J u s t i c i a de 25 abril 2002, r a d i c a d o : 12191 y o c h o j u l i o 2003, r a d i c a d o : 20704.
3 4 5 KINDHÁUSER, Strafrecht, pág. 70.
736
TEORÍA DEL DEL.ITO
338; el mismo, Derecho penal, t. I, pág. 336; WESSELS/BEULKE, Strafrecht, 36 a ed., pág. 8;
737
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
SOLER, Derecho penal, t. II, 4 a ed., pág. 158; S C H M I D T , Strafrecht, 4 a ed., pág. 37; KlNDHÁUSER,
Strafrecht, pág. 70. Sobre ello, sents. de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema
de Justicia de 25 marzo 1998, radicado: 13141, diez noviembre 2005, radicado: 20665 y
quince septiembre 2004, radicado: 21064.
349 Es, pues, incorrecto afirmar que los llamados tipos de "peligro abstracto", sean
una subdhisión: se habla de los tipos de peligro potencial, esto es, aquellos que prevén
conductas que p u e d e n llegar a generar un peligro c o n c r e t o para el bienjurídico. Cfr.
W E S S E L S / B E U L K E , Strafrecht, 3 6 A ed., pág. 8.
351 Díganlo si n o los voceros del funcionalismo p o r b o c a de J A K O B S (Derecho penal,
pág. 210).
352 Cfr. B U S T O S R A M Í R E Z (cfr. Manual, 3 A ed., pág. 1 6 5 ) en relación con los tipos de
738
TEORÍA DEL. DELITO
E) CAUSAS DE ATIPICIDAD
739
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
740
TEORÍA DEL DEL.ITO
Derecho penal, 2a ed., pág. 532; el mismo, Manual, Ia ed., pág. 409. Bien dice la Sala de
Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, en sent. de seis julio 2005, radicado:
22299, que "en el error de tipo si bien el autor obra voluntariamente, no se ha represen-
tado, por ejemplo, que el documento que entrega a otro es falso, que la persona con
la cual realiza acceso carnal es consanguínea, la cosa es ajena o que la resolución que
dicta es contraria a la ley, en una palabra, en esta forma de error el autor desconoce
que su comportamiento se subsume en un tipo penal".
359 La distinción entre "error de tipo" (aunque sin darle exactamente esta denomi-
741
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
teria (¡desde hace cerca de un siglo!), que en Europa y Latinoamérica llena bibliotecas
enteras, algún autor nacional - p a r a quien, c o n profunda aversión p o r las construcciones
dogmáticas, sólo existe el derecho penal estadounidense, amén de las previsiones del Es-
tatuto de la Corte Penal internacional- pretende ahora resucitar la vieja distinción entre
error de hecho y error de derecho, c o n el pretexto de que la moderna división no conduce a la
"aplicación justa del derecho" y de que se trata de un "laberinto de clasificaciones". Cfr.
M U Ñ O Z N E I R \ , "La "moderna" teoría del error de prohibición", pág. 1 6 .
362 Sobre ello, críticamente, V E L Á S Q U E Z V E L Á S Q U E Z , "La problemática del error...",
742
TEORÍA DEL DELITO
Lecciones, p á g . 3 6 9 .
3 6 6 S C H M I D T , Strafrecht, 4 A ed., pág. 1 0 6 ; D E F I G U I I R E D O D Í A S , Direito penal, 1 . 1 , pág.
345; para C E R E Z O M L R (Curso, t. II, 6 A ed., pág. 1 4 1 ) el error in personam eS una variante
del error en el objeto.
367 S C H M I D T , Strafrecht, 4 a ed., pág. 106; C E R E Z O M L R , Curso, t. II, 6 a ed., pág.
142.
3 6 8 S C H M I D T , Strafrecht, 4 A ed., pág. 1 0 7 ; C E R E Z O M I R , Curso, t. II, 6 A ed., pág. 1 4 1 .
743
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
un daño en bien ajeno culposo -tampoco punible de lege lata (cfr. arts
21, inc. 2 o , y 265)- 369 .
2') El error en el golpe. También conocido como aberratio ictuso error
en la ejecución, que se presenta cuando se produce un extravío del acto
doloso, una "aberración", en cuya virtud -si bien el autor ha individualizado
de manera suficiente el objeto de la acción y ha dirigido sobre él su actua-
ción- el proceso causal lesiona en realidad un objeto distinto, no incluido
en su representación370. Así, por ejemplo, sucede en estos tres casos: 1)
"J" dispara sobre un perro y mata a un hombre que, con el propósito de
ahuyentar al animal, de improviso se atraviesa en la línea de tiro; 2) "L"
lanza un dardo venenoso contra "C", pero alcanza a "M", que paseaba por
el lugar -y a quien no quería matar ni lesionar-; 3) "A" dispara sobre 'J"
y alcanza a "P", quien se interpone para evitar una riña371. En estos casos,
cuando los resultados no son típicamente equivalentes (así sucede en la
primera hipótesis), una buena parte de la doctrina entiende que el error
es relevante y suele ver tentativa (aquí de daño en bien ajeno) en relación
con el objeto propuesto (arts. 27 y 265), seguida de una conducta comisiva
culposa con respecto al objeto alcanzado372 (homicidio culposo: art. 109);
la relevancia es, sin embargo, limitada373. No obstante, si los resultados son
típicamente equivalentes (como en las dos últimas hipótesis), la solución
es discutida: una opinión resuelve estos eventos de la misma manera que
en el error sobre el objeto, al afirmar que existe conducta dolosa consu-
mada374; otra, por su parte, entiende que el error es relevante y se debe
afirmar tentativa de delito doloso (para el caso homicidio: arts. 27 y 103)
en concurso con actuar culposo (homicidio: art. 109), que es la tesis más
lógica si se tiene en cuenta que el resultado producido no estaba com-
prendido por el dolo que animaba al agente375.
cia, Sala de Casación Penal, sent. de seis noviembre 2 0 0 1 , radicado: 1 3 9 7 6 , que resolvió
744
TEORÍA DEL DEL.ITO
un interesante caso: un sujeto dispara sobre su yerno p e r o mata a su hija (la esposa de
éste) que se interpone en la línea de tiro.
745
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
de casos d e error; p o r su parte R O X I N (Strafrecht, 1.1, 4 a ed., pág. 522; el mismo, Derecho
penal, t. I , pág. 488) ve aquí un p r o b l e m a de imputación objetiva. Para K Ü H L , Strafrecht,
5 a ed., pág. 368, es una cuarta m o d a l i d a d especial de error de tipo.
379 W E L Z E L , Derecho penal, 2 ed., págs. 1 0 8 y 1 0 9 ; Z A F F A R O N I (Tratado, t. I I I , págs.
A
332 y 333), con precisiones de diversa índole, incluida la crítica a la noción de dolus
generalis p o r considerarla "equívoca y peligrosa"; Z A F F A R O N I / A L A G I A / S L O K A R , Derecho
penal, 2A ed., pág. 538.
3 8 0 Así, MAURACH ( Tratado, t. I, p á g . 346) quien r e c o n o c e q u e tal solución "no
746
TEORÍA DEL DEL.ITO
Derecho penal, 2 a ed., págs. 541 y ss.; el mismo, Manual, I a ed., págs. 417 y ss.; A G U D E L O
B E T A N C U R , "El error sobre circunstancias", págs. 62 y ss. con diversos ejemplos.
747
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
383 La doctrina alemana tradicional se inclina por reconocer el tipo atenuado, así el
privilegio "tan solo haya sido imaginado por el autor". Cfr. MAURACH, Tratado, 1.1, págs.
340 y 341; en contra, CÓRDOBA RODA, en nota de pie página, pág. 341. La tesis del autor
germano, planteada a partir del derogado § 59 del C. P. alemán, asimilaba curiosamente
las circunstancias atenuantes del tipo con los elementos subjetivos del mismo: "lo único que
interesa es que se hallen en la esfera de representación del autor, no sin embargo el
que existan en el plano objetivo y el que, en consecuencia, deban ser abarcadas por el
dolo" (pág. 338); hoy, a partir del § 16-2, que no prevé esta subhipótesis aunque sí el
verdadero error sobre las atenuantes, la doctrina postula su aplicación analógica (cfr.
ROXIN, Strafrecht, t. I, 4a ed., pág. 505; el mismo, Derecho penal, t. I, pág. 481).
384 En tal sentido deben entenderse las propuestas de ZAFFARONI (Tratado, t. III, pág.
748
TEORÍ A DEL DELITO
385 Distinta, en todo caso, del delito putativo. Puede hablarse incluso de la realización
749
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
Penal de la Corte Suprema de Justicia: "Es vencible c u a n d o se advierte que le era viable
al autor superar la situación, p o r ello en este caso si bien la figura excluye el dolo el
sujeto d e b e responder p o r la conducta a titulo de culpa, siempre y cuando el legislador
la hubiera previsto c o m o tal" (sent. del 2 1 febrero 2 0 0 7 , radicado: 2 6 0 7 0 ) .
3 8 8 L O Z A N O Y L O Z A N O , Elementos, 3 A ed., pág. 2 3 3 . N o obstante, para C o i S I Ñ O MAC
I\TR (Derechopenal, t. III, págs. 191 y ss.) esta clase de error no existe. Por ello, dice la Sala
de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, "se trata de una situación que le era
insuperable al autor c o n f o r m e la situación (sic) concreta en la que actuó" (sent. de 21
febrero 2007, radicado: 26070; también, sent. de 19 mayo 2008, radicado: 28984).
389 Cfr. Providencia de la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, de
750
TEORÍA DEL DEL.ITO
751
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
Queda, pues, claro que el inc. Io del num. 10 regula el error inven-
cible sobre la descripción típica (error de tipo), que recae sobre "un hecho
constitutivo" de esta, es decir, sobre los elementos que la conforman; ese
error excluye la tipicidad dolosa y culposa y la conducta deviene atípica.
A su vez, el error vencible o evitable está previsto en el art. 32, num. 10, inc.
2 o : "si el error fuere vencible la conducta será punible cuando la ley la
hubiere previsto como culposa", consagración no del todo afortunada,
pues el error no se origina en la culpa, sino en un comportamiento
humano que el legislador, por motivos político criminales, le atribuye
a dicho título por entender que la exclusión de la tipicidad dolosa deja
subsistente la culposa (imprudente), que - e n todos los casos- impli-
ca una inferior punición. Así mismo, debe aclararse que la locución
"cuando la ley la hubiere previsto" supone la existencia de unos pocos
casos en que ello sucede: el homicidio, las lesiones, el peculado, incen-
dio, etc.; cuando la legislación no consagre como punible la comisión
culposa (art. 21, inc. 2 o ), la conducta es atípica por ausencia de tipo
imprudente. Finalmente, el codificador destaca cómo el error señalado
atrás se presenta en los comportamientos comisivos o en los omisivos
dolosos cuando emplea la locución conducta, pues es bien sabido que
esta puede ser comisiva u omisiva (art. 25, inc. I o ).
Así mismo, obsérvese, también, el derecho vigente prevé junto a las
causales de exclusión de la responsabilidad penal "el error invencible
sobre una circunstancia que diere lugar a la atenuación de la punibi-
lidad", esto es, aquel que se presenta cuando el agente cree que en su
conducta concurre una circunstancia de menor punibilidad sin que
ella realmente se presente, caso en que procederá "la aplicación de la
diminuente" (art. 32, num. 12); por supuesto, el texto hace referencia a
los casos de suposición de la atenuante que, como ya se dijo, no son v erda-
deras situaciones de error, sino de atenuantes putativas. De todos modos,
la redacción legal es imprecisa porque en estos casos no se excluye la
responsabilidad penal - c o m o lo dice el encabezamiento del art. 32-,
aunque sí se le reconoce al autor la circunstancia atenuante supuesta
sin que ella, realmente, se presente; en otras palabras: si puede hablarse
de exclusión de la responsabilidad penal, ello solo sucede parcialmente
en relación con la conducta punible que, de verdad, lleva a cabo el
agente, puesto que no es esta la que se le imputa, sino la acompañada
de la atenuante supuesta.
Otra modalidad de error, largamente reclamada por la doctrina
nacional, es la que introduce el C. P. en el art. 32, num. 10, inc. 3o:
"Cuando el agente obre en un error sobre los elementos que posibi-
litarían un tipo penal más benigno, responderá por la realización del
supuesto de hecho privilegiado". Allí se ha plasmado - c o n base en los
752
TEORÍA DEL DEL.ITO
a) Origen
Desde hace más de dos mil años, los juristas romanos acuñaron el
principio según el cual si el derecho habiente está de acuerdo con la
lesión a su bien jurídico disponible, el autor del acto no realiza ninguna
conducta punible392, tal como se desprende de la célebre frase atribuida
a Ulpiano: volenti non fit iniuria-'9''. Este axioma ha pervivido a través
de los siglos y, en las últimas décadas del siglo pasado, ha resurgido
con un ímpetu indiscutible la discusión en torno a los alcances de esta
construcción, a la que se ha sumado el legislador colombiano de 2000
cuando lo ha previsto expresamente como causal de exclusión de la
responsabilidad penal (cfr. art. 32, num. 2) 394 ; ello, por supuesto, en
desarrollo de claros y precisos principios constitucionales, entre los
3 9 1 Así, por ejemplo, BACIGALUPO, Principios, 5 a ed., págs. 199 y ss., lo e x p o n e direc-
C. P. italiano de 1930; arts. 155 v 156, en materia de lesiones personales, del español de
1995; § 228 del C. P. alemán de 1969 que, no obstante, no la prevé dentro del catálogo
de causales de justificación ( K Ü H L , Strafrecht, 5a ed., pág. 250); 29 del C. P. para el Estado
de México Distrito Federal de 2002; 38 inc. 1° del C. P. portugués; y, art. 20 num. 10
del C. P. peruano de 1991.
753
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
b) Concepto
Desde luego, también en estos eventos se está ante acciones que
no reportan dañosidad alguna, pues las conductas realizadas quedan
comprendidas dentro del marco de significación social de los compor-
tamientos en las relaciones de convivencia en comunidad 396 , dado que
se trata de una facultad que tiene el sujeto en virtud de la cual puede
excluir de la esfera de protección de las normas penales un bien jurídi-
co que le pertenece y del que puede disponer -para el caso los bienes
jurídicos personales-, todo ello de forma jurídicamente relevante397.
Por ello, pues, es posible afirmar -ya desde el aspecto objetivo del
tipo- que en estos casos no hay tipicidad de la conducta y se les puede
dar a todos un tratamiento uniforme.
c) Naturaleza jurídica
Tal vez, lo más debatido en torno a esta figura es la problemática
atinente a su naturaleza jurídica 398 . En efecto, algunos tipos penales
requieren para su configuración - d e manera expresa o tácita- de la
no concurrencia de la voluntad del sujeto pasivo, caso en el que la doctrina
admite el consentimiento como causal de atipicidad, mirado desde la
perspectiva del bien jurídico tutelado, mientras que -según otras postu-
ras- se trataría de unajustificante, o de ambas cosas al mismo tiempo399.
395 Así, G Ó M E Z L Ó P E Z , Teoría, pág. 4 7 5 . Igual para el derecho alemán KÜHL, Strafrecht,
5* ed., pág. 250, que lo hace descansar no sólo en la máxima romana ya indicada sino
en el art. 2 I de la Ley Fundamental.
3 9 6 B U S T O S R A M Í R E Z , Manual, 3 a ed., pág. 194.
398 véase SEGURA GARCÍA, "El consentimiento del sujeto pasivo", págs. 828 y ss.;
FERNÁNDEZ ESPINAR, Bien Jurídico, pág. 184.
399 Un panorama general de la discusión, que incluye a Italia y Portugal, en A A . W . ,
Rechtfertigung, t. III, págs. 137 y ss. En España hay diversas posiciones: justificante (MU-
Ñ O Z C O N D E / G A R C Í A A R Á N , Derecho penal, 6 A ed., pág. 3 4 4 y A N T Ó N O N E C A , Derecho penal,
2 A ed., pág. 288); causal de atipicidad y de justificación al mismo tiempo (CEREZO MIR,
Curso, 6 A ed., t. II, págs. 326 y ss.); "en la frontera entre el tipo y la antijuridicidad":
CUELLO CONTRERAS, El Derecho penal, 3A ed., págs. 723 y ss.); y causal de atipicidad (cfr.
SEGURA GARCÍA, El consentimiento del titular, págs. 106 y ss.). En el d e r e c h o alemán tam-
bién se plantean diferentes enfoques: la o p i n i ó n mayoritaria, distingue entre acuerdo:
Einverstándnis -causal de atipicidad- y consentimiento: Einwilligung -justificante- [cfr.
JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5A ed., págs. 399 y ss.; BAUMANN/WEBER/MITSCH, Strafrecht,
11A ed., págs. 390 y ss.; SCHÓNKE/SCHRÓDER/LENCKNER, Strafgesetzbuch, 27A ed., págs.
754
TEORÍA DEL DEL.ITO
592 y ss.; MAURACH/ZLPF, Derecho penal, 1, pág. 285; SCHMIDT, Strafrecht, 4' ed., pág.
172; HAFT, Strafrecht, 9" ed., págs. 73 y ss., KÜHL, Strafrecht, 5A ed., págs. 250 y ss.; EBERT,
Strafrecht, 3 A ed., págs. 86 y 87 y WESSELS/BEULKE, Strafrecht, 36A ed., pág. 125]; un sector
minoritario, entiende que es causal de atipicidad p o r ausencia del aspecto objetivo del
tipo [ROXIN, Strafrecht, t. I, 4A ed., págs. 539 y ss.; el mismo, Derecho penal, t. I, págs. 511
y ss.; el mismo, La Teoría, págs. 2 6 1 y ss.; K I N D H Á U S E R , Strafrecht, págs. 1 0 4 y ss. que, sin
embargo, estudia el consentimiento presunto c o m o causal de justificación: cfr. pág.
19]; otro, distingue entre acuerdo corno causal de atipicidad y consentimiento excluyente
tanto del tipo c o m o de la antijuridicidad (JAKOBS, Derecho penal, págs. 288 y ss., 522 y ss.);
finalmente, se afirma que es causal de justificación (STRATENWERTH/KUHLEN, Strafrecht,
5 A ed., págs. 135 y ss.). En el Perú se entienden todos los casos c o m o causal de atipicidad
(cfr. HURTADO POZO, Derecho penal, 3A ed., págs. 489 y ss.). En Austria, se distingue entre
acuerdo c o m o causal de atipicidad y consentimiento c o m o causal de justificación (véase
FUCHS, Ósterreichisches, 6 A ed., págs. 1 2 4 - 1 2 5 ; K L E N A P F E L / H Ó P F E L , Strafrecht, 1 1 A ed., pág.
75); para Portugal, DE FIOUEIREDO DÍAS, Direitopenal, 1.1, págs. 442 y 443. En el d e r e c h o
costarricense, CASTILLO GONZÁLEZ, El consentimiento, págs. 15, 37 y ss., 121 y ss., defien-
de las c o n c e p c i o n e s mixtas. En el d e r e c h o c o l o m b i a n o acogen la tesis mixta ROMERO
SOTO, Derecho penal, t. I, pág. 442 y REYES ALVARADO, Imputación objetiva, pág. 166; p o r
su parte, ubican gran parte de las hipótesis c o m o causales extralegales de justificación,
REYES E C H A N D Í A (Derecho penal, 11 A e d . , p á g s . 1 8 4 y ss.) y CANCINO M O R E N O ("El c o n -
sentimiento...", págs. 33 y ss.). Lo c o n c i b e c o m o causal de atipicidad -salvo los eventos
de consentimiento presunto, que son tratados c o m o causal de justificación- GÓMEZ
LÓPEZ, Teoría, págs. 773 y 774. En el d e r e c h o uruguayo FERNÁNDEZ ESPINAR (Bienjurídico,
pág. 185) lo ubica c o m o causal de justificación; en Brasil es causa extralegal que p u e d e
excluir la tipicidad o la antijuridicidad (cfr. CIRINO DOS SANTOS, A Moderna, pág. 189);
y, en fin, en la Argentina (cfr. ZAFFARONI/AIAGIA/SLOKAR, Derecho penal, 2A ed., págs.
498, 501) se entiende la aquiescencia c o m o g é n e r o (que c o m p r e n d e el consentimiento
y el asentimiento) c o m o causal de atipicidad.
755
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
d) Fundamento
En torno al cimiento en el que se apuntala esta figura se han formu-
lado, básicamente, dos teorías404: una, que lo concibe como un verdadero
negocio jurídico privado que le garantiza al autor del hecho el derecho
a lesionar el bien jurídico, facultad que es revocable por el derecho
400 Por todos, CEREZO MIR, Curso, 6 a ed., t. II, pág. 337 y bibliografía citada, ZAMORA
Derecho penal, p á g s . 5 2 5 y 5 2 6 .
402 Sobre ello, véase los trabajos de BACIGALUPO y MAIWALD, en Eser/Gimbernat/
LEN, Strafrecht, 5a ed., págs. 136 y 137; HURTADO POZO, "El consentimiento...", págs.
537-538; el mismo, Manual, 3a ed., págs. 486 y ss.; DE FLGUEIREDO DÍAS, Direito penal,
1.1, págs. 440-441.
756
TEORÍ A DEL DELITO
e) Requisitos
Para su reconocimiento se deben reunir diversas exigencias larga-
mente elaboradas por la doctrina 406 y que tienen apoyo en la ley (cfr.
art. 32, num. 2). En efecto, en primer lugar, es indispensable que exista
la declaración de voluntad, esto es, que sea efectivamente emitido, ver-
balmente o por escrito, de forma expresa o tácita; lo importante es
que se manifieste de forma tal que, externamente, sea reconocible de
forma inequívoca 407 mediante actos concluyentes, sin que se requieran
determinados formalismos 408 . Por eso, justo es decirlo, dice el texto
legal que "se actúe". Desde luego, debe tenerse en cuenta que existen
casos en los que opera el llamado consentimiento presunto409, en los que
no es posible contar con la manifestación de voluntad real por parte
del titular del bienjurídico; en estos eventos, se debe presumir que el
agente ha consentido que se le peijudique en relación con uno de los
bienesjurídicos de los cuales es titular, lo que debe hacerse a partir de
pautas estrictamente normativas que posibiliten precisar la voluntad del
titular en relación con el peligro o daño que le iba a afectar410.
En segundo lugar, que haya disponibilidad sobre el bien jurídico, esto
porque el consentimiento solo puede ser tenido en cuenta como causal
excluyente de la tipicidad cuando el titular del bien jurídico sea un
individuo (persona natural o jurídica), mas no si se tratare de bienes
757
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
posturas; en contra C. ROXIN, Strafrecht, t. I, 4 a ed., pág. 561; el mismo, Derecho penal,
t. I, pág. 530.
4 1 4D E F I G U E I R E D O D Í A S , Direito penal, 1.1, pág. 4 4 9 .
413 D E F I G U E I R E D O D Í A S , Direito penal, 1.1, pág. 447.
758
TEORÍ A DEL DELITO
759
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
A) UBICACIÓN
760
TEORÍ A DEL DELITO
(Derechopenal, 2 A ed., pág. 572; el mismo, Manual I A ed., pág. 440), por su parte, niegan
la existencia de omisiones en el plano pretípico. U n a postura extrema en R E Y E S A I . V A -
R A D O (Imputación objetiva, pág. 2 9 7 ) para quien, d a d o su punto de partida normativista,
761
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
429 ARM. KAUFMANN, DieDogmatik, pág. 89; R I V E R A L L A N O , Derecho penal, pág. 673.
430 Cfr. A R M . K A U F M A N N , DieDogmatik, págs. 2 0 6 y ss., 2 7 5 y ss.; W E L Z E L , Derecho penal,
2" ed., pág. 2 7 9 ; S T R A T E N W E R T H / K U H L E N , Strafrecht, 5 A ed., págs. 3 2 9 y 3 3 0 ; D E F I G U E I R E D O
D I A S , Direito penal, t. I , págs. 6 7 9 y ss., con exposición y crítica de los diversos puntos de
vista; B U S T O S R A M Í R E Z / H O R M A Z Á B A L M A L A R É E , Lecciones, pág. 3 2 8 . Otros puntos de vista
en B R I N G E W A T , Grundbegriffe, págs. 173y 1 7 4 ; E B E R T , Strafrecht, 3 A ed., pág. 1 7 5 ; Z A F F A R O N I ,
Tratado, t. I I I , pág. 4 5 8 ; Z A F F A R O N I / A L A G I A / S L O K A R , Derecho penal, 2 A ed., pág. 5 7 5 ; el mismo,
Manual, I A ed., pág. 4 4 3 ; M U Ñ O Z C O N D E / G A R C Í A A R Á N , Derecho penal, 6 A ed., pág. 2 4 0 ; B A U -
M A N N / W E B E R / M I T S C H , Strafrecht, 1 I A ed., págs. 1 1 8 - 1 1 9 , 2 6 5 y ss.; W E S S E I . S / B F . U I . K E , Strafrecht,
3 6 A ed., págs. 2 6 3 - 2 7 4 ; S C H M I D T , Strafrecht, 4 A ed., págs. 3 9 v 3 0 1 ; G I M B E R N A T O R D E I G , "La
omisión impropia en la dogmática", en ensayos, págs. 2 6 3 - 2 6 4 . Para J E S C H E C K / W E I G E N D
(Tratado, 5A ed., pág. 653), partidario de esta última postura, el asunto se explica así: "De
modo correlativo a los delitos de resultado y de actividad aquí existen delitos de omisión
propia e impropia. Estos últimos consisten en no evitar el acaecimiento del resultado típico
frente a la vigencia de un deber de garante, mientras que los primeros se fundan en la
mera permanencia inactiva frente al mandato normativo de intervención que impone una
disposición. En tanto que, por su propia definición, los delitos de omisión propia deben
estar siempre contenidos en la Ley, en cambio y de conformidad con el § 13, la mayoría
de los delitos de omisión impropia se configuran a través de la interpretación de los tipos
que contienen delitos de comisión ya que tan solo algunos de aquéllos han sido regulados
expresamente por el legislador" (pág. 2 8 4 ) ; en el mismo sentido, C L R L N O D O S S A N T O S , A
Moderna, pág. 1 2 8 ; C E R E Z O M L R , Curso, t. I I I , I A ed., pág. 2 5 5 ; M I R PUIG, Derecho penal, 7 A
ed., pág. 3 1 2 . Por un punto de partida ecléctico se pronuncia, en cambio, G I M B E R N A T
O R D E I G , "La distinción entre delitos propios", pág. 706. Las diversas clasificaciones en
S I L V A S Á N C H E Z , Delito de omisión, págs. 3 1 1 y ss.
762
TEORÍ A DEL DELITO
B ) ASPECTO OBJETIVO
763
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
a) El sujeto
Como cualquier tipo penal, el omisivo doloso presenta un sujeto activo
y un sujeto pasivo, concebidos en los términos que fueron ya expuestos;
no obstante, es indispensable distinguir las características del autor en
los propios y en los impropios. En efecto, determinar quién es el agente
en los primeros -omisión propicir- no ofrece muchas dificultades, pues el
respectivo supuesto de hecho se refiere al "servidor público" (art. 417), al
"agente retenedor o autorretenedor" (art. 402), al "empleado o director
de una institución financiera o de cooperativas" (art. 325); o a "el que"
(C. R, arts. 127; 128; 130; 131; 233; 441, en concordancia con la ley 1121
432 Así, con toda claridad, W E L Z E L , Derecho penal, 2 A ed., pág. 2 8 1 ; J E S C H E C K / W E I G E N I > ,
132 y ss., distingue los elementos c o m u n e s a ambas formas de omisión y luego expone
los específicos para la omisión impropia; MIR PuiG, Derecho penal, 7 a ed., págs. 315 y ss.
764
TEORÍ A DEL DELITO
de 2006, arts. 18; 454 y 454B), lo que no significa que se trate de sujetos
activos indeterminados, puesto que de ellos siempre es predicable un de-
terminado deber jurídico de actuar derivado de la propia ley penal y, por
supuesto, de los arts. 2o inc. 2o y 6o inc. 2o de la Const. Pol.434. El primero
señala: "Las autoridades de la República están instituidas para proteger
a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes,
creencias y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimento
de los deberes sociales del Estado y de los particulares"; a su turno, el
segundo expresa: "Los particulares sólo son responsables ante las autori-
dades por infringir la Constitución y las leyes. Los servidores públicos lo
son por la misma causa y por omisión o extralimitación en el ejercicio de sus
funciones". En esta primera modalidad de omisión, pues, está claramente
delimitado el sujeto activo de la conducta sin tener que acudir a ninguna
construcción extrapenal para determinarlo.
Ahora bien, en los segundos {impropioso no escñtos) el autor debe ser
determinado por eljuez, individualizando sus características conforme
a los modelos legales y, más concretamente, con base en la llamada
posición de garante como criterio general435, temática sujeta a múltiples
debates y siempre abierta a la discusión dogmática. Este criterio - q u e no
puede exigirse también en los tipos comisivos, como lo quiere alguna
corriente 436 - supone en el agente, en relación con el conglomerado
social donde desenvuelve su vida, una especial relación con el bien jurí-
dico437 como la de cuidador, vigilante, evitador de riesgos, etc., exigida
ya por la ley en el caso del servidor público, del agente de la fuerza
por la c o n c e p c i ó n jakobsiana, cfr. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal: "el
deber jurídico emerge del mandato constitucional establecido en el artículo 2 o de la Carta,
según el cual, las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las
personas residentes en C o l o m b i a en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos
y libertades, sin alguna discriminación, y para asegurar el cumplimiento de los deberes
sociales del Estado" (sent. del catorce noviembre 2007, radicado: 28017).
435 Cfr. B A U M A N N / W E B E R / M I T S C H , Strafrecht, 1 I A ed., págs. 282-283; T R E C H S E L / N O L L ,
sent. de 2 7 j u l i o 2006, radicado: 25536: "Para decirlo de otra manera, existe posición de
garante en todos aquellos eventos en los cuales, frente a cualquier bien jurídico, la persona
tiene la obligación constitucional o legaláe actuar y no lo hace, pudiendo y debiendo hacerlo
(primera hipótesis); y existe posición de garante en los casos en que, frente a los bienes jurídicos
particularmente mencionados, la persona asume voluntariamente la protección real de otra
o de una fuente de riesgo, dentro del propio ámbito de dominio; mantiene una estrecha
comunidad de vida c o n otras; emprende la realización de una actividad riesgosa con otros
individuos; o crea c o n antelación una situación antijurídica de riesgo cercano para el bien
jurídico correspondiente"; también, catorce noviembre 2007, radicado: 28017.
765
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
Strafrecht, 11a ed., págs. 283 y ss.; KÜHL, Strafrecht, 5" ed., págs. 537 y ss.; WELZEL, Derecho
penal, 2a ed., págs. 293 y ss.; ARM. KAUFMANN, DieDogmatik, págs. 282 y ss.; MAURACH/
GÓSSEL, Strafrecht, t. II, págs. 195 y ss; BAGIGAI.UPO, Principios, 5a ed., págs. 399 y ss.; el
mismo, Delitos impropios, págs. 116 y ss.; JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5a ed., págs. 668 y
ss.; W E S S E L S / B E U L K E , Strafrecht, 3 6 a e d . , p á g . 2 7 0 y ss.; S T R A T E N W E R T H / K U H L E N , Strafrecht,
5 a ed., págs. 332 y ss., que e x p o n e todos los criterios; WOHLERS en Kindháuser/Neu-
m a n n / P a e f f g e n , Strafgesetzbuch, 1.1, 2a ed., págs. 433 y ss.; ZAFFARONI, Tratado, t. III, págs.
465 y ss.; ZAFFARONI/ALAGIA/SLOKAR, Derecho penal, 2a ed., págs. 576 y ss.; el mismo,
Manual, I A ed., págs. 445 y ss.; M U Ñ O Z C O N D E / G A R C Í A A R Á N , Derecho penal, 6 a ed., pág.
245; HAFT, Strafrecht, 9a ed., págs. 185 y ss.; SCHMIDT, Strafrecht, 4a ed., págs. 307 y ss.;
DE FIGUEIREDO DÍAS, Direito penal, t. I, págs. 698 y ss. La discusión gira en torno a los
criterios formales, materiales y mixtos.
Para lajurisprudencia, véase sent. de la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación
Penal, de 27 julio 2006, radicado: 25536, que distingue dos conceptos: u n o estricto y otro
amplio, este último d e f i n i d o c o n coqueteos manifiestos a las corrientes funcionalistas
jakobsianas, que no tienen acogida en el texto del art. 25 del C. P.: "En sentido restringido,
viola la posición de garante quien estando obligado específicamente p o r la Constitución
y / o la ley a actuar se abstiene de hacerlo y c o n ello da lugar a un resultado ofensivo que
p o d í a ser impedido. Es el c o n c e p t o que vincula el f e n ó m e n o estudiado c o n los denomi-
nados delitos de comisión p o r omisión, impropios de omisión o impuros de omisión.
En sentido amplio, es la situación general en que se encuentra una persona que tiene el
d e b e r de conducirse de determinada manera, de acuerdo c o n el rol que desempeña
dentro de la sociedad. Desde este punto de vista, es indiferente que obre por acción o
p o r omisión, pues lo nuclear es que vulnera la posición de garante quien se comporta en
contra de aquello que se espera de ella, p o r q u e defrauda las expectativas".
439 Su fundador es, sin duda, P. J. A. Feuerbach, c o m o lo enseña DE FIGUEIREDO DIAS,
Direito penal, 1.1, pág. 699. Críticamente, CEREZO MIR, Curso, t. III, IA ed., pág. 266, por enten-
derla "demasiado amplia", pues "no basta con la existencia de un deberjurídico para afirmar
una posición de garante"; amén de que, por otra parte, se trata de un criterio "demasiado
estrecho" pues "existen casos en que debemos reconocer la concurrencia de una posición
766
TEORÍ A DEL DELITO
de garante aunque no exista un deber jurídico formal", a cuyo efecto cita la protección de la
vida o la salud entre integrantes de parejas de hecho (homo o heterosexuales), entre abuelos
y nietos u otras personas que vivan juntas, cuando el contrato sea nulo, si se da una asunción
de, facto de la función de protección de esos bienesjurídicos.
Ia ed., pág. 263; Corte Constitucional, Sent. SU-1184 de trece noviembre 2001. Desde
luego, se han formulado otras posiciones materiales en torno a la posición de garante:
por ejemplo, J A K O B S (Derechopenal, págs. 970 y ss.), afirma que ella deriva no solo de
los peligros que genera la propia organización de la actividad del omitente sino de su
posición institucional.
441 Formulada por SCHÜNEMANN, Grund und Grenzen, págs. 229 y ss., 334 y ss.; el
mismo, "Sobre el estado actual de la dogmática", págs. 21 y ss.; el mismo, "el dominio
sobre el f u n d a m e n t o del resultado", págs. 21-22; el mismo, Aspectos puntuales, págs. 246
y ss. Para el d e r e c h o español, G R A C I A MARTIN, "Los delitos d e comisión p o r omisión",
págs. 411 y ss., con abundantes referencias, notas 7 a 9.
442 Defendida, para el derecho portugués, por D E F I G U E I R E D O D L A S , Direito penal,
-sin tener para nada en cuenta la discusión nacional-, incluso, estima improcedente la
regulación legal (cfr. El delito de comisión por omisión, pág. 12). Por su parte, G R O S S O G A R C Í A
(El concepto, págs. 211 yss.) cree que la norma del artículo 25 "es confusa y contradictoria
en la medida en que no se define en una única línea doctrinal sino que refunde varias
de ellas", amén de que según él entra en contradicción con el art. 10° al punto de que,
se atreve a afirmar, "habría dos dogmáticas distintas del delito de comisión por omisión
en un mismo estatuto punitivo" (pág. 212); naturalmente -sin olvidar que la discusión
en estas materias es difícil en todas las latitudes-, para poder hacer claridad en torno
a los alcances de los desarrollos legislativos nacionales sería necesario, como punto de
partida, precisar si las "contradicciones" y "confusiones" pretextadas se deducen de la
Ley o están en la mente de sus apresurados críticos.
767
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
444 Véase JAKOBS, Derecho penal, págs. 946 y ss., 968 y ss.
445 Véase JAKOBS, Derecho penal, pág. 946.
446 Véase JAKOBS, Derecho penal, pág. 949.
447 Véase JAKOBS, Derecho penal, págs. 970-971.
448 Véase JAKOBS, Derecho penal, págs. 972 y ss.
449 Véase JAKOBS, Derecho penal, págs. 993 y ss.
768
TEORÍ A DEL DELITO
450 véase ROXIN, "Injerencia e Imputación objetiva", pág. 143; KÜHL, Strafrecht, 5A
ed., pág. 5 3 8 .
451 Sobre ello, ROXIN, "Injerencia e imputación objetiva", pág. 140 y ss.
769
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
770
TEORÍ A DEL DELITO
453 Cfr. GRACIA MARTÍN, "La comisión por omisión", págs. 132-133.
771
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
772
TEORÍ A DEL DELITO
454 No obstante, esto que parece claro e indiscutible ha sido olvidado por la Sala de
773
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
b) La situación típica
Lo primero que capta el supuesto de hecho omisivo, propio o im-
propio, son aquellos presupuestos descritos en el tipo cuya concurrencia
hace que el ordenamiento jurídico exija al sujeto activo su intervención458,
esto es, se requiere una amenaza o peligro para el bienjurídico. Así, por
ejemplo, la "situación objetiva" - c o m o también se le denomina- en el
caso del supuesto de hecho vertido en el art. 424 es encontrarse frente
a una autoridad competente que demanda apoyo (omisión propia);
en otros casos, se deriva de la producción de una afectación al bien
jurídico en la misma forma que en los tipos de acción, casos en los que,
como ya se dijo, la omisión "equivale" a la acción (omisión impropia
o comisión por omisión). Desde luego, en relación con los delitos de
omisión propia no se suscita aquí ninguna dificultad, habida cuenta
de que el propio tipo penal describe de forma más o menos completa
cuál es la acción debida; en cambio, en tratándose de los delitos de
omisión impropia, que no están escritos, se debe acudir a la cláusula
de equiparación correspondiente para saber -a partir de los elementos
Casación Penal: "Esta disposición fundante, sin embargo, no conforma posición de garante,
primero porque es un enunciado general y abstracto; segundo, p o r cuanto este postulado
quiere resaltar, c o m o exigencia del "Estado Social", la preeminencia, c o m o anhelo, de
la c o m u n i d a d , del altruismo, sobre el individualismo y el egoísmo que caracteriza al
Estado Liberal escueto; tercero, porque, c o m o es sabido, la posición de garante sólo se
p u e d e predicar de situaciones concretas, especificadas en la ley, jamás en la ley moral
o social; y, cuarto, p o r q u e , c o m o es obvio, ese d e b e r se torna imperativo, c o n fuerza y
capacidad coercitiva, sólo c u a n d o la ley - e n cumplimiento y desarrollo de la Constitu-
c i ó n - , lo establece. Expresado en breve síntesis: la Constitución plasma el principio de
solidaridad social y a la ley le c o m p e t e , en cada caso, fijar el c o n t e n i d o y alcance de esos
deberes. Mientras tanto, en la ley penal, o en aquella que la complementa, no existe
para el ciudadano raso la obligación de impedir que una persona quite la vida a otra"
(sent. de cuatro abril 2003, radicado: 12742).
45ÍI W E L Z E L , Derecho penal, 2" e d . , p á g . 2 8 1 ; ZAFFARONI, Teoría, p á g . 3 6 9 ; ZAFFARO-
NI/ALAGIA/SLOKAR, Derecho penal, 2 A ed., pág. 573; el mismo, Manual, I A ed., pág. 441;
D E FIGUEIREDO D Í A S , Direito penal, 1 . 1 , p á g . 6 9 2 ; C E R E Z O M I R , Curso, t . I I I , I A e d . , p á g s .
257-258.
774
TEORÍA DEL DELITO
459 De manera acertada, CEREZO MIR (Curso, t. III, I a ed., pág. 258) acuña esta
775
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
e) La causalidad hipotética
Ya se dijo que no hay propiamente una causalidad en la omisión
impropia pues la nada no causa nada (ex enhilo Gilfit) o, mejor, que
es potencial o hipotética463, una casi causalidad464, esto porque en la
omisión propia -salvo pocos casos- no hay resultado y basta con la
infracción de un deber de actuar. No obstante, un sector doctrinario
prefiere hablar del "nexo de evitación"465 al utilizar una denominación
que parece más ajustada a las previsiones contenidas en el art. 25, inc.
2 o , ya trascrito y que, en todo caso, logra hacer un contraste cabal con el
nexo de causación propio de los comportamientos comisivos. Un ejemplo
de cátedra ayuda a entender mejor el asunto: la madre que teje calce-
tines mientras su hijo de pocos días de nacido perece de inanición en
la cuna situada a su lado 466 no "causa" la muerte del párvulo en sentido
físico, pues el comportamiento de tejer "causa" los calcetines, pero no
el deceso de la criatura. Por ello, entre la acción de salvamento omitida
(alimentar al bebé) y el resultado muerte existe un nexo de evitación
o una causalidad hipotética que es el presupuesto para poder predicar
que la lactante ha quitado la vida (art. 103 en concordancia con el art.
104, num. 1: "matare"), porque, como acentúa por vía de exigencia
general el art. 25, inc. 2o del C. P., queda sujeto a la pena contemplada
en la norma penal respectiva quien no impide el resultado teniendo la
posición de garante y la posibilidad de hacerlo.
pág. 667. Sin embargo, para BAUMANN/WEBER/MITSCH, Strafrecht, 11a ed., pág. 270, hay
una verdadera causalidad. A su turno, DE FIGUEIREDO DIAS (Direitopenal, 1.1, pág. 694), la
entiende como un problema de imputación objetiva. No obstante, ROXIN ("La causalidad
en la omisión", pág. 965) la admite aunque precisa que es diferente a la de la acción:".. .al
afirmar la posibilidad de una omisión causal se ha de ser consciente de que existe una
diferencia entre la causalidad de la acción y la causalidad de la omisión. La causalidad de
la acción presupone junto al enlace legal del comportamiento del autor con el resultado
una entrada en acción de energía activa 'positiva', mientras que la causalidad de la omisión
se limita a la conexión legalmente establecida entre omisión y resultado".
4 6 4 FUCHS, Strafrecht, 6 a ed., pág. 330; SCHMIDT, Strafrecht, 4 a ed., pág. 318; KÜHL,
penal, 2a ed., pág. 574; el mismo, Manual, Ia ed., pág. 442. De "causalidad hipotética"
hablan A R M . K A U F M A N N , DieDogmatik, págs. 57 y ss.; M U Ñ O Z C O N D E , Teoría, 2a ed., pág.
27; M U Ñ O Z C O N D E / G A R C Í A A R Á N , Derecho penal, 6a ed., pág. 244.
4 6 6 ZAFFARONI, Manual, 6 a ed., pág. 451.
776
TEORÍ A DEL DELITO
CARRASQUILLA, Derecho penal, t. II, 2* ed., pág. 169. C o m o en el texto, BUSTOS RAMÍREZ,
Manual, 3 a ed., págs. 246 y 247.
4 6 8 Cfr. PERDOMO TORRES, El delito de comisión por omisión, pág. 48.
777
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
f) El resultado
Como es obvio, en los tipos de omisión impropia se requiere también
la presencia de un resultado en un sentido físico, exigencia prevista de
manera expresa en el art. 25, inc. 2 o : "Quien tuviere el deber jurídico
de impedir un resultado ... y no lo llevare a cabo..."; desde luego, este
elemento deberá también inferirse del tipo comisivo respectivo.
g) Otros elementos
También, en todo tipo omisivo -propio o impropio- se exige un
bien jurídico determinado, pues, como ya se explicó, se trata de un
elemento esencial a toda figura comportamental; así mismo, es posible
encontrar otras circunstancias de tiempo, modo o lugar, el objeto de la
acción, etc., según los caracteres imaginados por el legislador en cada
caso concreto.
C ) A S P E C T O SUBJETIVO
a) El dolo
Las dificultades comienzan cuando se trata de precisar si las reglas
formuladas para el dolo en los tipos comisivos se pueden extender a los
omisivos. Desde luego, no podrá predicarse una asimilación semejante,
en la medida en que el supuesto de hecho omisivo tiene una configura-
ción especial469, lo que no impide entender que también está integrado
469 véase KÜHL, Strafrecht, 5 a ed., págs. 568 y ss. Rechazan la existencia del dolo
omisivo ARM. KAUFMANN (Die Dogmatik, págs. 66 y ss., 110 y ss., 149 y ss., 309 y ss.) y
WELZEL (Derechopenal, 2 A ed., pág. 282), para quienes bastaría c o n el m e r o c o m p o n e n -
te cognoscitivo, p u d i é n d o s e hablar de un cuasidolo. En contra: JESCHECK/WEIGEND,
Tratado, 5A ed., pág. 679; MAURACH/GÓSSEL, Derecho penal, t. 2, págs. 209 y ss.; GÓSSEL,
778
TEORÍ A DEL DELITO
Dos estudios, pág. 65; WESSELS/BEULKE, Strafrecht, 36A ed., pág. 278; ZAFFARONI, Tratado,
t. III, pág. 4 7 8 ; Z A F F A R O N I / A L A G I A / S L O K A R , Derecho penal, 2 A ed., págs. 5 8 3 - 5 8 5 ; el mismo,
Manual, I a ed., pág. 453.
779
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
D) L A S CAUSAS DE ATIPICIDAD
A ) UBICACIÓN
474 Cfr. SCHMIDT, Strafrecht, 4a ed., pág. 321; JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5a ed.,
pág. 685.
780
TEORÍ A DEL DELITO
475 Véase Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sent. de 30 mayo
no es que en este último no exista acción final, sino que la finalidad en la acción im-
prudente no se refiere a los elementos típicos. La diferencia entre el delito d o l o s o y el
imprudente no está p o r tanto, en el plano de la acción sino en el de la tipicidad" (cfr.
"Acción, norma, injusto y delito imprudente", pág. 228).
477 La palabra "culpa" empleada en los arts. 21, 23 y 360, entre otras disposiciones,
781
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
mismo, Manual, 3 a ed., págs. 228 y ss.; FEIJÓO SÁNCHEZ, Resultado lesivo, págs. 33 y ss.
782
TEORÍ A DEL DELITO
480 Cfr. ROXIN, Strafrecht, 1.1, 4a ed., pág. 1063; el mismo, Derecho penal, 1.1, pág. 997.
No obstante, es bastante difundida la idea según la que ella se debe ubicar doblemente
-también el d o l o - tanto en el tipo c o m o en la culpabilidad. Cfr. JESCHECK/WEIGEND,
Tratado, 5a ed., pág. 608; WESSELS/BEULKE, Strafrecht, 36a ed., págs. 245-246. Incluso,
en el derecho alemán todavía se le concibe como "forma de culpabilidad". Cfr. BAU-
MANN/WEBER/MLTSCH, Strafrecht, 11a ed., págs. 444, 523 yss. En la doctrina colombiana
construida a partir del C. P. de 1980 se le entendía, al estilo de las más añejas formu-
laciones causalistas, como "forma" de culpabilidad al lado del dolo, c o m o ya se dijo.
Los diversos puntos de vista en los derechos austríaco y alemán, en BURGSTALLER, Das
Fahrlássigkeitsdelikt, págs. 21 y ss.
4 8 1 GÓSSEL, DOS estudios, pág. 8.
483 No obstante, todavía se oyen voces para las que "durante mucho tiempo, la ciencia
años ochenta del siglo p a s a d o - señala CORCOY BlDASOLO, El delito imprudente, págs. 585
y ss.; de f o r m a más reciente ROXIN (Strafrecht, t. I, 4 a ed., pág. 1062; el mismo, Derecho
penal, t. I, pág. 996).
783
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
485 Cfr. BUSTOS RAMÍREZ, "A propósito de la culpa y el dolo", en Derecho penal liberal,
pág. 149.
487 POLITOFF L L F S C H I T Z , Derecho penal, 1 . 1 , págs. 4 9 6 y ss.
488 Cfr., por ejemplo, KAMINSKI, Der objektive Mafitab, págs. 135 y ss., que parte de
pautas propias del derecho civil. Por el contrario, desde un ángulo subjetivista, JAKOBS
(Strafrecht, 2a ed., pág. 318), después de rechazar la lesión al deber objetivo de cuidado medio
debido c o m o criterio para delimitar la comisión culposa, propone la "reconocibilidad
de la realización del tipo" o el "posible conocimiento de la realización del tipo" por
parte del autor (según la traducción que se haga de lo expresado por dicho autor, des-
de luego). Así mismo, un funcionalista moderado como ROXIN, empeñado en tornar
gaseoso el tipo culposo, lo reduce todo a un criterio de imputación objetiva que en
última instancia se remite al "peligro para el bienjurídico" (cfr. Strafrecht, t. I, 4a ed.,
págs. 1067 y ss.; el mismo, Derecho penal, 1.1, págs. 1001 y ss.); mientras que GÓSSEL, con
base en la teoría de las normas de Binding, acuña el criterio de "la evitabilidad" como
directriz (Dos estudios, págs. 11 y ss.). En la doctrina nacional, FERNÁNDEZ CARRASQUILLA
(Derechopenal, t. II, 2a ed., pág. 271), al ocuparse del C. P. de 1980, hablaba del "deber
objetivo de cuidado".
489 Cfr. GIL GIL, "Acción, norma, injusto y delito imprudente", pág. 240.
784
TEORÍ A DEL DELITO
B) ASPECTO OBJETIVO
no es frecuente encontrar una exposición detallada que se ocupe de todos y cada uno de los
elementos; ahora, los estudiosos sientan unas pautas generales sobre el asunto y se ocupan,
a renglón seguido, de la problemática de la imputación objetiva. Cfr. ROXIN, Strafrecht, 1.1,
4A ed., págs. 1062 y ss.; el mismo, Derecho penal, 1.1, 3* ed., págs. 996 y ss.; KÜHL, Strafrecht, 5A
ed., págs. 4 6 3 y ss.; W E S S E L S / B E U L K E , Strafrecht, 3 6 ed., págs. 2 5 2 y ss.; D E FIGUEIREDO DÍAS,
A
785
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
a) El sujeto
Como todo tipo penal, el culposo exige la presencia de un sujeto
activo, que puede ser indeterminado, como se deduce de la utilización
que hace el legislador de la expresión "el que" (arts. 109 y 120), o puede
requerir una cualificación especial, como la de "servidor público" (art.
400); al mismo tiempo, contiene un sujeto pasivo, trátese del anónimo
"a otro" (arts. 109 y 120) o, sencillamente, del "Estado-administración
pública", como sucede en las hipótesis de peculado culposo (art. 400),
que es el titular del bienjurídico. Por supuesto, la determinación del
sujeto activo en los supuestos de hecho imprudentes genera algunas
dificultades adicionales, si se tiene en cuenta que la realización de con-
ductas riesgosas en la vida moderna corresponde a un número plural
de personas, y es indispensable precisar cuál de los intervinientes ha
determinado la producción del resultado con su actuar imprudente;
piénsese, por ejemplo, en lo que sucede en la actividad médica-el repar-
to de funciones en un quirófano- o en la construcción. Naturalmente,
se trata de una discusión que debe adelantarse en sede de la teoría
del concurso de personas en la conducta punible con miras a precisar
si es posible - c o m o sucede en los comportamientos dolosos- que los
diversos intervinientes respondan en la medida que se han producido
sus aportes (concepto restrictivo de autor), o si deben hacerlo todos
al mismo título, esto es, como autores (concepto extensivo de autor),
y descartar la participación criminal en sentido estricto (véase infra,
capítulo decimocuarto).
b) La acción
Así mismo, se requiere un comportamiento consistente en una acción
socialmente concebida, dirigida a la realización de un resultado extra-
típico, esto es, por fuera de la descripción legal, la que - p o r tratarse de
tipos abiertos, como se dijo- no está determinada en la ley494. Así, quien
guía su automóvil realiza la conducta de "manejar" o "conducir", esa
es su finalidad, y debe hacerlo con el cuidado debido, como lo llevaría
Direito penal, 1.1, págs. 636 y ss.; JAKOBS, Derecho penal, págs. 378 y ss., con su peculiar punto
de partida; KINDHÁUSER, Strafrecht, págs. 2 5 7 y ss.; M U Ñ O Z C O N D E / G A R C Í A A R Á N , Derecho
penal, 6 A ed., págs. 2 8 8 a 2 9 1 ; EBERT, Strafrecht, 3 A ed., págs. 1 6 5 y ss.; SCHMIDT, Strafrecht, 4 A
ed., págs. 339 y ss.; KLENAPFEL/HÓPFEL, Strafrecht, 11A ed., pág. 161. Distintos, sin embargo,
B A U M A N N / W E B E R / M I T S C H , Strafrecht, 1 1 A e d . , págs. 524yss.; STRATENWERTH, Schweizerisches,
3 A ed., págs. 4 5 0 y ss.; S T R A T E N W E R T H / K U H L E N , Strafrecht, 5 A ed., págs. 3 6 8 y ss.; J E S C H E C K /
WEIGEND, Tratada, 5A ed., págs. 620 y ss.; CLRLNO DOS SANTOS, A Moderna, págs. 96 y ss.
786
TEORÍA DEI. DELITO
c) El resultado
Dé igual manera, en los tipos imprudentes suele requerirse la pre-
sencia de un resultado en sentido físico en forma no dolosa, que es el
punto de referencia fundamental para poder caracterizar debidamente el
cuidado objetivo en el caso concreto 496 , como producto de la confluencia
en el tipo de injusto culposo (imprudente) de los desvalores de acción y
de resultado -esto, desde luego, para rechazar aquellos planteamientos
según los cuales el resultado es un componente del azar, ubicable como
condición objetiva de punibilidad 497 -. Lo anterior significa que es ex-
cepcional la consagración de tipos imprudentes en los que no se exija la
presencia de un resultado material (cfr., art. 360 en armonía con los arts.
356 -conducta de disparar-, 358 -conducta de tener en su poder-, 359
-conducta de emplear-, entre otros; obviamente, la afirmación contenida
en el citado art. 360 en el sentido de que la imputación a título de culpa
solo es viable en los casos allí mencionados, cuando "ello sea posible según
su configuración estructural", no parece salvar los obstáculos dogmáticos
que el asunt ) plantea). Este componente típico emana de las locuciones
utilizadas por el codificador: "matare" (art. 109), "cause ... alguna de las
lesiones" (art. 120); y es una exigencia derivada de la Parte general y, más
concretamente, de los arts. 23 y 25, cuando aluden al "resultado típico" o
al "resultado perteneciente a una descripción típica", respectivamente.
des fahrlássigen Delikts", pág. 522; J E S C H E C K / W E I G E N D , Tratado, 5 a ed., págs. 727 y ss.;
C E R E Z O M I R , Curso, t. II, págs. 179 y ss.
787
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
d) El nexo de causalidad
El resultado debe, además, haber sido producido causalmente por la
acción del autor; de donde se desprende que aquel no podrá ser impu-
tado a ésta si no media una relación causal, verificable, de conformidad
con la teoría de la equivalencia de las condiciones. Esta exigencia emana
de cada uno de los tipos en concreto, y está expresamente contenida
en el art. 9 o , inc. 2 o , del C. P.: "La causalidad por sí sola no basta para
la imputación jurídica del resultado".
La ley civil, en su art. 63, hace referencia a "la diligencia y cuidado" que debe
499
observar el h o m b r e m e d i o .
500 Desde luego, se discute la ubicación de este elemento y se produce lo que COBO/
VIVES (Derechopenal, 5 a ed., pág. 639) denomina una "verdadera procesión"; lo ubican c o m o
elemento del tipo WELZEL (El nuevo sistema, pág. 71), JESCHECK/WEIGEND (Tratado, 5a ed.,
pág. 609, aunque también en la culpabilidad), WESSELS/BEULKE, Strafrecht, 36a ed., págs. 248
yss., ZAEFARONI (Tratado, t. III, págs. 396yss.), ZAEFARONI/ALAGIA/SLOKAR, Derecho penal,
2 a e d . , p á g . 5 5 6 , S C H M I D T , Strafrecht, 4 a e d . , p á g . 3 3 9 y K Ü H L , Strafrecht, 5 a e d . , p á g s . 4 7 0 y ss.
Un buen panorama en CORCOY BLDASOLO, El delito imprudente, págs. 43 y ss.; BRINGEWAT,
Crundbegriffe, págs. 284 y ss.; HAVA (LARCÍA, La imprudencia, págs. 142 y ss., 177 y ss.
788
TEORÍ A DEL DELITO
págs. 1064y ss.; el mismo, Derecho penal, 1.1, págs. 999y ss.); sobre ello, FEIJÓO SÁNCHEZ,
Resultado lesivo, pág. 243.
503 Otros, c o m o W. FRISCH (Sobre el estado, pág. 44, apoyado en Burkhardt), afirman
JAKOBS (Derecho penal, pág. 250, con citas bibliográficas) y BURGSTALLER (Das Fahrlássi-
gkeitsdelikt, págs. 31 y ss.). Por su parte, WELZEL (El nuevo sistema, pág. 71) adhiere a un
criterio mixto.
789
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
sostiene que el deber objetivo se adscribe al injusto y el deber subjetivo a la culpabilidad (idem,
p á g . 2 1 4 ; FUCHS, Ósterreichisches, 6 A e d . , p á g s . 8 6 y 2 0 3 ; G Ó M E Z L Ó P E Z , Teoría, p á g . 3 1 0 ) .
5 0 9 BURGSTALLER, Das Fahrlássigkeitsdelikt, págs. 44 y ss.; ZAFFARONI, Tratado, t. III,
págs. 398 y ss.; ZAFFARONI/ALAGIA/SLOKAR, Derecho penal, 2 a ed., págs. 556-557; ROXIN,
Strajrecht, 1.1, 4 a ed., págs. 1067 y ss.; el mismo, Derecho penal, t. I, págs. 1001 y ss.
790
TEORÍ A DEL DELITO
pauta c o m o "la figura del m o d e l o diferenciado"; contra este punto de partida FREUND,
"Fundamentos de la imprudencia punible", págs. 84 y ss.
511 Cfr. ZAFFARONI/ALAGIA/SLOKAR, Derecho penal, T ed., pág. 557.
51 " A este principio acude la Sala de Casación Penal de la Corte, en un caso que
791
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
792
TEORÍ A DEL DELITO
793
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
517 Así, ROXIN (Strafrecht, t. I, 4 a ed., pág. 1071; el mismo, Derecho penal, t. I, pág.
1005), para quien no habría imputación objetiva; también la Corte Suprema de Justicia,
Sala de Casación Penal, sent. de 17 marzo 2003, radicado: 11023: "Ello p o r cuanto si se
sanciona al conductor, sin establecer ese vínculo determinante entre la acción disvaliosa
y el evento dañino, se incurriría en responsabilidad objetiva, determinación entonces
contraria al principio tutelar de la culpabilidad...".
ZAFFARONI, Tratado, t. III, pág. 406; el mismo, Manual, 6 a ed., pág. 432.
518
794
TEORÍ A DEL DELITO
5 2 0 Véase R O X I N , Strafrecht, L 1 , 4 a ed., pág. 391; el mismo, Derecho penal, L I , pág. 378: "Pese
a todo no tiene sentido la imputación del resultado: pues el fin del precepto que impone la
iluminación consiste en evitar accidentes que procedan directamente de la propia bicicleta,
pero no en que se ilumine a otras bicicletas y se eviten sus choques con terceros".
795
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
las cosas, para poder atribuirle al agente una conducta punible impru-
dente e imponerle una sanción penal, es indispensable que él - e n primer
lugar- haya creado un riesgo no permitido relevante para el bien jurídico
(por ejemplo, cruzó el semáforo en rojo); en segundo lugar, es necesario
que ese riesgo se haya traducido en la producción de un resultado (para el
caso, la muerte); y, en tercer lugar, que ese resultado quede cobijado por el
tipo (piénsese en un homicidio culposo; arts. 109 y 110: la prohibición de
cruzar un semáforo en rojo busca proteger a los peatones). Desde luego,
si - p o r ejemplo- el conductor conduce su vehículo en forma ajustada a
las normas de tránsito y, de forma repentina, un peatón desengañado de
amores se lanza a la vía y es atropellado, aquél no ha realizado la figura
típica imprudente porque al conducir su automotor acorde con las reglas
del tránsito ha realizado un riesgo permitido cuyas consecuencias no le son
imputables521, acorde con el segundo nivel de imputación objetiva. No hay
lugar, pues, a realizar debates adicionales sobre la relación de determinación
ni sobre la relación de causalidad que se integran a dicha construcción.
g) Otros elementos
También, al igual que el tipo doloso, deben tenerse en cuenta otros
componentes sustanciales o accidentales propios de las figuras en exa-
men: en todas ellas habrá siempre un bien jurídico entendido, como ya
se dijo; y, por lo general, se encuentra un objeto de la acción, y se hace
a veces referencia a los medios, etc. Como se puede suponer, también
operan aquí las clasificaciones de las figuras típicas ya estudiadas, con
las variantes de rigor.
C) ASPECTO SUBJETIVO
El delito imprudente, págs. 225 y ss.; HAVA GARCÍA, La imprudencia, págs. 193 y ss. Por su
parte, DE FLGUEIREDO DÍAS (Direito penal, t. I, pág. 654) lo denomina como "El tipo de
ilícito subjetivo negligente".
796
TEORÍ A DEL DELITO
a) El componente volitivo
El tipo penal imprudente supone, en primer lugar, la voluntad de
realizar la conducta casual-final-social de que se trata con los medios
elegidos; esto es, el resultado típico producido no debe quedar abar-
cado en la voluntad realizadora de la acción o, si lo hace, debe llevarlo
a cabo con una causalidad distinta de la que el agente programó. En
otras palabras: la descripción típica que se estudia supone la presencia
de un elemento volitivo o voluntario.
penal, págs. 205 y ss.: "en la contrariedad a cuidado de la acción se esconde el tipo sub-
jetivo del delito imprudente, legalmente no tipificado (o tipificado sólo parcialmente
en los delitos cualificados p o r el resultado). También la acción contraria a c u i d a d o es,
parafraseando la metáfora d e W E L Z E L , n o "ciega", sino "vidente"" (pág. 2 0 9 ) .
797
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
b) El componente cognoscitivo
En segundo lugar, se requiere la posibilidad de conocer la ame-
naza que la conducta representa para los bienesjurídicos y de prever
el resultado de acuerdo con ese conocimiento 527 . Se requiere, pues,
un módulo cognoscitivo o intelectivo que contribuya con el volitivo a
entender la faceta interna del tipo imprudente, lo que se explica si se
tiene en cuenta, como ya se dijo, que la infracción al deber de cuidado
no solo debe ser objetiva, sino también subjetiva, esto es, se necesita
que el riesgo sea previsible atendidas consideraciones individuales y
ex ante. Ahora bien, las anteriores manifestaciones del elemento cog-
noscitivo deben ser cuidadosamente distinguidas de la posibilidad de
conocer el deber de cuidado que, como conocimiento potencial de la
antijuridicidad, es un verdadero problema de culpabilidad y el error
que sobre ella recaiga es de prohibición.
798
TEORÍ A DEL DELITO
Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Cfr. sents. de 25 noviembre 1987, radicado:
612 y 29 octubre 2001, radicado: 10009.
532 Véase M A U R A C H , Tratado, t. I, págs. 317 y ss.; J E S C H E C K / W E I G E N D , Tratado, 5 a
ed., págs. 322 y ss.; Z A F F A R O N I , Teoría, págs. 296 y ss.; A N T O L I S E I , Manual, 1988, pág. 264.
Sobre ello sent. de la Corte Suprema de Justicia de 25 noviembre 1987, en JD, t. XVII,
1988, pág. 35.
533 Cfr. C O R C O Y B I D A S O L O , El delito imprudente, págs. 2 7 0 y ss., 2 8 2 y ss.; L A U R E N Z O
799
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
c) Otras clasificaciones
Finalmente, ténganse en cuenta otras divisiones de la imprudencia,
como aquella que la clasifica en temeraria y no temeraria o simple, esto es,
crasa y no crasa, defendida por algunos expositores contemporáneos
-aunque con precedentes históricos claros- 536 no tiene ningún asidero
en el derecho positivo, por lo que solo puede ser tenida en cuenta de
800
TEORÍ A DEL DELITO
D) CAUSAS DE ATIPICIDAD
801
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
802
TEORÍ A DEL DELITO
803
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
A) UBICACIÓN
Fuera de los tipos simples que hasta ahora se han estudiado, sean
dolosos o culposos, a veces los legisladores suelen englobar en un mismo
tipo penal diversas conductas dolosas y culposas que por sí mismas pueden
llegar a configurar descripciones típicas autónomas (tipos complejos) o, en
su caso, son la resultante de una mixtura específica de dolo o culpa (tipos
preterintencionales). Estos eventos, para una mejor comprensión, se pueden
reunir bajo la denominación de "figuras de carácter especial", lo que permite
tal vez aprehenderlos con un poco más de claridad porque aglutina tanto
a los tipos complejos en sentido estricto como a los preterintencionales547.
Lo anterior significa, entonces, para ir adentrándose en el tema, que son
posibles varias combinaciones típicas. En primer lugar, puede presentarse
una doble conjunción dolosa en un tipo penal, como sucede, entre otros, en
los siguientes eventos: arts. 456, inc. 2o; 457, inc. 2 o ; 418, inc. 2o; 302, inc.
3 o ; 198, inc. 2 o ; 199, inc. 2o; 211, nums. 3 y 6, en armonía con los arts. 205
y siguientes; 130, incs. Io y 2o, en armonía con los arts. 127 y 128; 157, inc.
2 o ; 251, inc. 2o; 103,104, num. 3, y 119, en relación con los arts. 350 a 367
y 368 a 374, hipótesis de homicidio y lesiones personales, que se valen de
medio catastrófico. En todos estos supuestos de hecho, algunos de ellos de
804
TEORÍ A DEL DELITO
B ) E L TIPO PRETERINTENCIONAL
548 Por ello, estos tipos no son de "doble resultado" sino que sólo üenen uno; otra
cosa es que el agente planee realizar un determinado resultado y, finalmente, logre otro.
De otra opinón, sin embargo, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal,
sent. de catorce marzo 2002, radicado: 15663, reiterada sent. de 18 junio 2008, radicado:
29900, al recoger un antecedente legislativo -desde luego equivocado-: "Desde la época
de los trabajos preparatorios para la redacción del Código Penal de 1980, los integrantes
de la Comisión de 1974 convinieron en que el fenómeno de la preterintencionalidad es
una mezcla de dolo y culpa que se presenta en los tipos de doble resultado, el primero de los cuales
debe ser imputado a título de dolo y el segundo a título de culpa. Es, por lo tanto, la realización
de una acción que se inicia dolosamente y que produce unos resultados que exceden el
querer de quien la ejecuta".
5 4 9 J I M É N E Z DE A S Ú A , Tratado, t. V , 2 A e d . , p á g . 1 9 .
550 Cfr. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sent. de catorce marzo
805
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
551 JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, t. V, 2 a e d . , págs. 60 y ss.; ROMERO SOTO, Derecho penal,
m i x t u r a de d o l o y c u l p a es i n c o m p a t i b l e c o n la de la f o r m a de c u l p a b i l i d a d : "elevar a una
e s p e c i e a u t ó n o m a esa m i x t u r a d e las d o s e s p e c i e s d e c u l p a b i l i d a d , n o s p a r e c e imposible,
s o b r e t o d o p o r q u e n o s e f u n d e n o r g á n i c a m e n t e y subsisten c a d a u n a e n e l agente, hasta
e l p u n t o d e p o d e r s e r e e m p l a z a r l a s e g u n d a p o r e l casus, c u a n d o l a previsibilidad trope-
zó c o n lo i n c a l c u l a b l e " (Tratado, t. V, 2 a e d . , p á g . 1 9 ) ; y a ñ a d e : " n o se trata del m i s m o
m o m e n t o p s i c o l ó g i c o m i t a d d o l o s o m i t a d c u l p o s o , s i n o d e d o s , a u n q u e s e separen p o r
f r a c c i o n e s d e s e g u n d o , p u e s t o q u e r e c a e n s o b r e e l a c t o q u e r i d o d i r e c t a m e n t e y sobre
la c o n s e c u e n c i a de él" (Tratado, t. V, p á g . 1 4 9 ) . En c o n t r a , FERNÁNDEZ CARRASQUILLA,
Derecho penal, t. II, 2 a e d . , p á g . 278.
5 5 4 Estas c o m b i n a c i o n e s n o d e j a n d e ser p r o b l e m á t i c a s y g e n e r a n , a d e m á s , dificul-
806
TEORÍ A DEL DELITO
807
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
808
TEORÍ A DEL DELITO
557 No obstante, pretende que hay preterintención en este caso -y en todos los que
italiana que, enfrente a una regulación similar (cfr. arts. 42-2, 43-2, 584 - h o m i c i d i o pre-
terintencional-, 18-2 de la ley 22 mayo 1978 - a b o r t o preterintencional-), plantea una
interpretación estricta y respetuosa de los principios de legalidad y culpabilidad aunque,
debe reconocerse, la regulación del h o m i c i d i o preterintencional en la Parte especial
es más precisa. Cfr. FLANDAGA/MUSCO, Diritto penale, 4a ed., págs. 598-599; TRAPANI, La
Divergenza, págs. 274 y ss.
560 Cfr. MOLINA LÓPEZ, La preterintención, pág. 65.
561 Cfr. RODRÍGUEZ DEVESA/SERRANO GÓMEZ, Derecho penal, 18A ed., págs. 441 y
442; DÍEZ RLPOLLÉS, "LOS delitos calificados...", págs. 324 y ss.; JIMÉNEZ DE ÁsÚA, Trata-
do, t. VI, 4A ed., págs. 22 y ss.; CARDENAL MURILLO, "Naturaleza y límites de los delitos
calificados...", págs. 539 y ss.
809
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
Así las cosas, el tipo básico puede ser doloso o culposo, de comi-
sión o de omisión, con resultado o sin él, y a él va ligado un resultado
más grave. Como es obvio, esta institución jurídica no es pensable en
legislaciones respetuosas del principio de culpabilidad, por lo que -de
manera paulatina- ha sido eliminada y reemplazada por otras en las
que el resultado más grave solo puede ser atribuido a título de dolo
o imprudencia; así sucede, por ejemplo, en los §§ 15 y 18 del C. P.
alemán, lo que ha dado lugar a combinaciones típicas de dolo-dolo o
dolo-imprudencia. El asunto es todavía más claro en el derecho penal
nacional, pues el codificador -además de haber consagrado en la Parte
general un principio semejante (arts. 12, 21, y 61, inc. 5 ° ) - en la Parte
especial no parece haber regulado ninguna hipótesis en la que, de
manera expresa, se pueda castigar el resultado más grave a título de
imprudencia; por ello puede predicarse que, de lege lata, no existen
tipos calificados por el resultado más grave y las únicas combinaciones
posibles son las de dolo-dolo 562 .
810
C A P Í T U L O DECIMOSEGUNDO
LA ANTIJURIDICIDAD*
811
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
812
TEORÍ A DEL DELITO
I. INTRODUCCIÓN
813
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
814
TEORÍ A DEL DELITO
815
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
del tipo penal, por lo que se torna en extremo difícil exponer su ges-
tación de manera independiente máxime que las directrices centrales
ya han sido planteadas [cfr. capítulo undécimo, III]; no obstante, para
mayor claridad, es bueno mostrar cómo se han formado algunas de las
equivalencias frecuentemente utilizadas por la dogmática penal actual,
cuando se discute sobre el tema7.
A) L A A N T I J U R I D I C I D A D OBJETIVA
de d i c h a o b r a , págs. 3 9 6 y ss.
1 0 Cfr. JHERING, "Das S c h u l d m o m e n t . . . " , p á g . 5; u n a e x p o s i c i ó n m u y detallada en
816
TEORÍ A DEL DELITO
B ) L A ANTIJURIDICIDAD SUBJETIVA
817
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
C ) L A ANTIJURIDICIDAD F O R M A L Y L A M A T E R I A L
818
T E O R Í A DEL D E L I T O
DEL INJUSTO"
23 C f r . ZAFFARONI, Tratado, t . I I I , p á g . 5 6 3 .
24 SlEGERT, Grundzüge, p á g . 3 4 , a p o y a d o , d e s d e l u e g o , e n v o n L i s z t .
25 C O U S I Ñ O M A C IVF.R, Derecho penal, t. II, p á g . 5 1 .
26 C f r . R O X I N , Strafrecht, t . I , 4 a e d . , p á g . 6 0 4 ; e l m i s m o , Derecho penal, t . I , p á g . 5 6 1 .
27 C f r . C E R E Z O M i r , Curso, t . I I , 6 a e d . , p á g s . 1 2 0 y 1 2 1 , c o n a m p l i a d o c u m e n t a c i ó n
e n las n o t a s 3 - 1 0 .
2 8 FlSCHER, Die Rechtswidrigkeit, p á g s . 2 9 3 y ss.; P O L A I N O NAVARRETE, LOS elementos
subjetivos, p á g s . 7 5 y ss. R e c u é r d e s e c ó m o , e n 1 8 6 7 , R . v o n J h e r i n g y e l p r o p i o A . M e r k e l
819
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
29 Cfr. NOWAKOWSKI, "Zur Lehre von der Rechtswidrigkeit", págs. 308 y ss.; POLAINO
820
TEORÍ A DEL DELITO
821
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
822
TEORÍ A DEL DELITO
41 Véase Derecho penal, 1.1, págs. 166 y 167; PÁEZ POLO, Nuevo derecho, pág. 353. Tam-
general, págs. 284 y ss.) quien, después de atribuir al finalismo welzeliano una " c o n c e p c i ó n
objetiva de lo antijurídico" (!), d e f i e n d e una postura "intermedia" en la q u e mezcla lo
objetivo c o n lo subjetivo.
43 Cfr. ESTRADA VÉLEZ, Derecho penal, I a ed., pág. 202.
823
DERECHO PENAL. PARTE GENER AL
SIÑo MAC I\T,R, Derecho penal, t. II, págs. 151 a 169; WELZEL (Derecho penal, 2 a e d . , págs.
1 1 7 a 119) la c o n s i d e r a un " b r o t e t a r d í o " de la t e o r í a de l o s imperativos.
824
TEORÍ A DEL DELITO
825
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
También esta categoría del hecho punible tiene una faz negativa
constituida, básicamente, por la teoría de las diversas justificantes53
aunque sin olvidar -claro está- los casos en los cuales no se configura
la antijuridicidad en su aspecto material.
A ) A P U N T E S PREVIOS
a) Naturaleza
No cabe duda en el sentido de que las causales de justificación
son auténticas normas permisivas, lo que se infiere del hecho de que
el plexo normativo no solo consagra prohibiciones y mandatos sino
también autorizaciones para actuar; por ello, puede afirmarse que los
tipos penales contienen reglas generales que encuentran sus excepciones
en las causales de justificación (sistema de la regla-excepción), lo que
torna a la tipicidad en un indicio de antijuridicidad54, en su ratio cognos-
cendi [cfr. cap. undécimo, III, B)]. Lo anterior significa, entonces, que
se rechazan las posturas de la ratio essendi y de los elementos negativos
del tipo ya explicadas.
b) El fundamento
La razón de ser de este instituto ha sido un problema ampliamente
debatido y su trascendencia es tal, que de la respuesta dada al asunto
dependerá la sistematización de todas y cada una de las causales de
826
TEORÍ A DEL DELITO
827
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
jurídico penal por parte del agente. También, con un punto de partida
marcadamente funcionalista y en conexión con las teorías pluralistas,
se ha pretendido dividir las causales de justificación -incluso con la
introducción de algunas nuevas- en tres grupos diferentes que, a su
turno, se corresponden con una tríada de postulados: los axiomas de la
responsabilidad (también denominado como principio de la causación)58
[que operaría en la legítima defensa, el estado de necesidad defensivo,
el derecho de resistencia enfrente a agresores, la captura por particula-
res, el autoauxilio, así como diversas hipótesis de ejercicio legítimo de
un cargo], de la definición de intereses [el consentimiento justificante, la
autorización oficialjustificante, el consentimiento presunto, el estado de
necesidad sobre bienes de la persona amenazada por un peligro], y el de
la solidaridad [supuestos de ejercicio del cargo, y el estado de necesidad
agresivo]59. Como es obvio, semejante postura solo es posible cuando se
parte de un derecho penal basado en conceptos como la "defraudación
de expectativas", u otros de similar jaez utilizados recurrentemente por
alguna de las vertientes ya indicada.
Naturalmente, las pautas pluralistas combinadas entre sí permiten
explicar el fundamento de las diversas causales, como se constata a lo
largo de la exposición.
828
TEORÍ A DEL DELITO
829
D E R E C H O PENAL. PARTE GENERAL.
e s t a r d e s p o j a d a s d e r e f e r e n c i a s d e í n d o l e s u b j e t i v a , p u e s t o q u e las s i t u a c i o n e s q u e l o s
p r e c e p t o s q u e ese d e r e c h o d e b e b u s c a r p r e v e n i r s o n a q u e l l a s q u e s o n disvaliosas p o r
afectar a o t r o s i n d i v i d u o s y no p o r p r e s e n t a r rasgos a n í m i c o s d e l a g e n t e q u e reflejan
un carácter moral defectuoso".
830
TEORÍ A DEL D E L I T O
831
D E R E C H O PENAL. PARTE GENERAL.
832
TEORÍ A DEL DELITO
77 PAEFFGEN, e n K i n d h á u s e r / N e u m a n n / P a e f f g e n , Strafgesetzbuch, t . I , 2 a e d . , p á g .
1028.
78 MORALES PRATS, e n Q u i n t e r o O l i v a r e s , Comentarios, 2 a e d . , p á g s . 1 9 2 y ss.; Q U I N -
TERO OLIVARES/MORALES PRATS, Parte General, I a e d . , p á g s . 4 7 3 y ss.; CEREZO MIR, Curso,
t. II, 6 a e d . , p á g . 2 9 0 .
833
D E R E C H O PENAL. PARTE GENERAL.
834
TEORÍ A DEL DELITO
80 Cfr. COUSIÑO MAC IVER (Derechopenal, t. II, págs. 110 y ss., 4 3 9 y ss.), c o n diversos
ejemplos.
8 1 Cfr. CEREZO MIR (Curso, t. II, 6 a e d . , p á g . 2 9 0 ) , c o n a b u n d a n t e s citas; REYES
835
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
86 BAUMANN/WEBER/MITSCH, Strafrecht, 11 a e d . , p á g . 4 1 4 .
87 CEREZO MIR, Curso, t. II, 6 a e d . , p á g . 2 9 5 .
88 CEREZO MlR, Curso, t. II, 6 a e d . , p á g . 2 9 4 .
836
TEORÍ A DEL DELITO
89 HURTADO P O Z O , Manual, 3 a e d . , p á g . 5 7 3 .
837
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
porque el ofendido le ofrece parte del dinero o de los objetos que sean
recuperados, no puede invocar la causa estudiada, pues no actúa con
la finalidad de cumplir el deber legal; en cambio, si lo hace con tal
cometido y de paso "salda" con el delincuente al capturarle una vieja
rivalidad de amores, sí se configura.
838
TEORÍ A DEL DELITO
otra u n a d e sus e s p e c i e s .
92 S o b r e ello, RODRÍGUEZ DEVESA/SERRANO GÓMEZ (Derechopenal, 18A ed., pág. 5 2 7 ) ,
839
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
840
TEORÍ A DEL DELITO
b) La existencia de la orden
Por "orden", en un sentido técnico - n o en la acepción común del
vocablo—, debe entenderse un mandato dirigido por el superior a su
subordinado jerárquico encaminado a obtener de este un determinado
comportamiento, de conformidad con la investidura legal correspon-
diente99; de ello se infiere, entonces, que no basta con el mero deseo o
ruego, sino que debe tratarse de una manifestación expresa, inequívoca y
terminante de la voluntad del superior, dirigida al inferior o al particular
para que este observe la conducta requerida. La orden, pues, debe ser
emitida por los medios legales, ya que es indispensable que la conozca
el destinatario para poderle exigir su cumplimiento 100 .
c) La legitimidad de la orden
Esto significa que el mandato ha de tener un contenido lícito y no
implicar la realización de un hecho punible; debe, pues, en otras pala-
bras, ser conforme a derecho 101 . Mucho se ha discutido en el derecho
841
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
parte, MORILLAS CUEVA (La obediencia debida, págs. 147 y ss.), e n t i e n d e la o r d e n legítima
- q u e para él es f o r m a de d e b e r l e g a l - c o m o causal de justificación, y la ilegítima sin carácter
o b l i g a t o r i o (delictiva) c o m o causal de i n c u l p a b i l i d a d ; GÓMEZ LÓPEZ, Teoría, págs. 739 y
ss. Para ZAFFARONI (Tratado, t. IV, págs. 278 y ss., 281 y ss.; ZAFFARONI/ALAGIA/SLOKAR,
Derecho penal, 2 a e d . , p á g . 7 6 0 ; el m i s m o , Manual, I a e d . , págs. 5 9 2 a 5 9 5 ) el a s u n t o d e b e
r e c o n d u c i r s e a la e x c l u s i ó n de las diversas c a t e g o r í a s d e l d e l i t o , sin q u e la figura tenga
a u t o n o m í a al m a r g e n de las e x i m e n t e s ; se trata, p u e s , de u n a c o n s t r u c c i ó n "inútil" y p o r
p e l i g r o s a p a r a la s e g u r i d a d j u r í d i c a se p o s t u l a su e x c l u s i ó n d e l t e x t o legal.
103 VÉASE FERNÁNDEZ CARRASQUILLA, Derecho penal, t. II, 2A e d . , págs. 358 y ss. El legis-
l a d o r no ha d e s a r r o l l a d o a c a b a l i d a d el art. 91-2 de la C o n s t i t u c i ó n Política ( C o n s t . Pol.
de 1886, art. 2 1 ) q u e p l a n t e a el p r o b l e m a de la orden o mandato manifiestamente contrarios
a la Constitución, de d o n d e p u e d e n derivarse h i p ó t e s i s de i n c u l p a b i l i d a d .
842
TEORÍ A DEL DELITO
843
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
844
TEORÍ A DEL DELITO
845
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
s u p e r i o r no t i e n e e f e c t o s e x c u s a n t e s f r e n t e a c r í m e n e s c o n t r a la h u m a n i d a d o graves
v i o l a c i o n e s a los d e r e c h o s h u m a n o s , o f r e n t e a ó r d e n e s de violar la C o n s t i t u c i ó n , p u e s
en esos e v e n t o s la o r d e n es m a n i f i e s t a m e n t e c r i m i n a l o ilícita".
114 CEREZO MIR, Curso, 6 a e d . , t. II, p á g . 3 0 4 ; CÓRDOBA RODA, Comentarios, 1.1, pág.
405.
115 V é a s e , p o r e j e m p l o , LOZANO Y LOZANO, Elementos, 3 a e d . , págs. 2 0 5 y ss.; REYES
846
TEORÍ A DEL DELITO
847
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
nante 11 '. Por otro lado, la locución "en servicio" significa que los actos
son los propios de la prestación de la asistencia militar según los fines
acabados de señalar, y no de favores de carácter personal ordenados
por el superior jerárquico; pero, además, se alude al momento de la
prestación del servicio, pues si el acto está comprendido dentro de las
obligaciones legales asignadas al militar pero el servicio se cumple en
otro tiempo (por ejemplo, de vacaciones, en franquicia, etc.), queda
automáticamente excluido. Por ello, justamente, la Carta se refiere a
"los delitos cometidos por los miembros de la fuerza pública -incluidos
los militares como se d i j o - en servicio activo, y en relación con el mismo
servicio' (Const. Pol., arts. 221, 250 inc. I o ).
Igualmente, cuando la Constitución dice que los militares "quedan
exceptuados" de esta disposición, no quiere significar que las órdenes
emitidas por el superior eximan de responsabilidad al subordinado
cuando aquellas sean de carácter delictivo, como en un primer momen-
to pudiera pensarse. Desde luego, la Carta consagra la institución de
la orden militar ilegítima y excluye del inciso las órdenes legítimas, las que
- d e conformidad con el art. 26-2 del C. P. M., en armonía con el inc.
Io del citado art. 9 1 - constituyen causal de justificación: "El hecho se
justifica cuando se comete: ... 2. En cumplimiento de orden legítima
de autoridad competente, emitida con las formalidades legales"118. Por
ello, como el C. P. y el C. P. M. regulan de igual manera la justificante,
la única conclusión viable es que en esta materia la situación en relación
con los militares es la misma.
Sin embargo, debe sustentarse en debida forma la afirmación ini-
cial en relación con las órdenes ilegítimas, cuyo tratamiento dogmático
ha de hacerse en la culpabilidad, a cuyo efecto se deben realizar las
siguientes precisiones. Si se entendiera el inc. 2o del art. 91 de manera
estricta, habría de concluirse que en todo caso de cumplimiento de un
mandato superior, constitutivo de infracción manifiesta de un precepto
constitucional (orden ilegítima o antijurídica), el subordinado podría
invocar una "eximente de responsabilidad" cualquiera, pues la "res-
ponsabilidad" -concepto utilizado en un sentido meramente procesal
en este contexto, a diferencia del uso que en el primer inciso se hace
de la locución "exime de responsabilidad"- recaería únicamente en el
superior. De esta manera, el soldado que por mandato de un coronel
848
TEORÍ A DEL DELITO
D ) E L L E G Í T I M O EJERCICIO D E U N D E R E C H O SUBJETIVO
849
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
850
T E O R Í A DEL D E L I T O
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DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
127 BUSTOS RAMÍREZ, Manual, 3 a e d . , p á g . 188. Para ROMERO SOTO ("El ejercicio...",
852
TEORÍ A DEL DELITO
853
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
854
TEORÍA DEI, DELITO
a) El derecho de corrección
Por tal se entiende la facultad que asiste a determinadas personas
naturales para imponer la restricción de derechos individuales a quienes
están supeditados a ellas (hijos, pupilos, discípulos, aprendices, etc.)143.
Así, por ejemplo, en el ámbito familiar se ha consagrado expresamente
este derecho en el art. 262 del C. C. (modificado por el decr. 2820 de
1974, art. 21): "Los padres o la persona encargada del cuidado personal
de los hijos, tendrán la facultad de vigilar su conducta, corregirlos y
sancionarlos moderadamente"; por ello, se ha dicho, el padre puede
golpear lícitamente al menor, ofenderle en su honor, privarle de su
libertad, sin que esos comportamientos sean antijurídicos144. No obs-
tante, cada vez gana más adeptos la opinión según la cual es contraria
a la moderna pedagogía el ejercicio de la violencia como medio de
corrección, máxime si llega a constituir conducta típica; el concepto de
855
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
424; MAURACH, Tratado, 1.1, p á g . 421. C o m o lo d i c e ANTÓN ONECA (Derecho penal, 2 A ed.,
pág. 2 8 4 ) : " T o d o e l l o m o d e r a d a m e n t e , l o cual significa a d e c u a c i ó n a l f i n e d u c a d o r , pues
los castigos i n m o d e r a d o s antes pervierten q u e e d u c a n . La m e d i d a será dada p o r las normas
de cultura, variables s e g ú n el m o m e n t o h i s t ó r i c o y el m e d i o social de q u e se trate".
149 DE FlGUEIREDO DIAS, Direito penal, t. I, págs. 4 6 8 - 4 6 9 .
Cfr. GÓMEZ LÓPEZ, Teoría, p á g . 796. En c o n t r a de esta e x i g e n c i a , ROXIN, "Otras
150
856
TEORÍ A DEL DELITO
b) El derecho de retención
Se hace referencia a la potestad otorgada a determinadas personas
para hacerse justicia por su propia mano, mediante las vías de hecho,
cuando sufran amenaza o menoscabo de un derecho otorgado por la
misma ley, en virtud del que pueden retener los bienes que estén bajo
su custodia o cuidado 151 . De lege lata, se han consagrado diversos eventos
en este campo: existe el derecho de retención para el usufructuario,
hasta el pago de los reembolsos e indemnizaciones a que está obligado
el propietario (C. C., art. 859); para el poseedor de la cosa material,
raíz o mueble, mientras no se le reembolse lo pagado o gastado en su
mantenimiento y reparación (C. C., art. 947); en las prestaciones mu-
tuas (C. C., art. 970); para el vendedor mientras no se le haya cubierto
el precio (C. C., art. 1882); para el comprador cuando existiese una
acción real (C. C., art. 1929), etc. Lo mismo sucede en otras hipótesis
(arts. 1995, 2000 ibidem, etc.). También, en materia comercial, se han
previsto algunas, entre las que se destacan el derecho del dueño del
hotel a retener los equipajes del viajero, cuando este se niega a pagar
(C. de Co., art. 1199; cfr. también: arts. 1007, 1033, 1059, 1177, 1188,
1199, 1205, 1302, 1326, 1624 y 1745, ibidem).
857
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
e) Otros eventos
Finalmente, se mencionan otras figuras discutibles como la violencia
deportiva (práctica del deporte aficionado), las intervenciones quirúrgicas,
etc., que pueden entrañar, sobre todo en el primer caso, no así en el
segundo, verdadero ejercicio de un derecho; aunque en otras situacio-
nes -y las fronteras no son siempre fáciles de establecer- puede tratarse
de otra justificante como la estudiada a continuación, cuando no de
causas de atipicidad.
154 S o b r e ello, ONTIVEROS ALONSO, Legítima defensa e imputación objetiva, págs. 55 y ss.
858
TEORÍ A DEL DELITO
E) E L L E G Í T I M O EJERCICIO D E U N A A C T I V I D A D LÍCITA
859
D E R E C H O PENAL. PARTE GENERAL.
860
TEORÍ A DEL DELITO
a) La existencia de la actividad
Es decir, en el caso concreto, el agente debe realmente haber ejer-
cido la profesión u oficio en cuyo desempeño se ampara para invocar
la eximente: el abogado realmente debe haber actuado en defensa de
su cliente y no el cumplir el papel de periodista o de consejero matri-
monial, pues si realizó el hecho en ejercicio de una de estas actividades
serán ellas las que puede invocar y no la primera; el médico está obli-
gado a obrar, no a confiar el deber a un tercero (una enfermera, un
estudiante o practicante, etc.), y así en las diversas hipótesis. Por ello,
si no se ejerce el oficio invocado, mal puede ampararse el agente en
algo que no ha llevado a cabo.
b) La licitud de la ocupación
Esto es, conforme a la Constitución y la ley, según las pautas trazadas
al respecto por el ordenamiento, sin que sea necesaria la reglamentación
de la profesión en todo caso, ya que la misma Carta Fundamental prevé
que "las ocupaciones, artes y oficios que no exijan formación académica
son de libre ejercicio, salvo aquellas que impliquen un riesgo social" (art.
26 inc. 3 o ). De aquí se infiere, entonces, que las actividades ilícitas no
están amparadas por esta eximente: el hurtador, secuestrador, traficante
de drogas ilícitas o proxeneta, no pueden alegar nunca el ejercicio de
su oficio como eximente.
861
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
a) La profesión periodística
Los comunicadores en el cotidiano desempeño de su actividad,
cuando emiten informaciones o hacen consideraciones críticas de di-
versa índole (en la política, el deporte, la economía, etc.), incurren a
862
TEORÍ A DEL DELITO
b) La profesión médica
Esta actividad genera múltiples dificultades en este ámbito, si se tiene
en cuenta que se trata de un ejercicio que cotidianamente enfrenta al
profesional con comportamientos desvalorados de forma especial por
la lev- penal (delitos contra la vida y la integridad personal), el problema
radica principalmente en determinar si las muertes o lesiones produci-
das en desarrollo de esta profesión se pueden ubicar o no dentro de la
justificante. Aquí, desde luego, debe tenerse en cuenta que cuando no
haya dolo en la conducta del actor (y culpa en los hechos culposos), o
esta sea socialmente adecuada, no se podrá hablar ni siquiera de acción
típica, como sucede con la herida quirúrgica realizada por el galeno
en su actividad curativa o de cirugía estética165; cosa distinta ocurre,
sin embargo, cuando el médico obra con la finalidad de experimentar
con el enfermo o doliente, o actúa para curar a un tercero (trasplante
de órganos, transfusiones, etc.), eventos en los que parece claro que
se presenta la conducta típica dolosa de lesionar y se puede invocar la
justificante166. Por supuesto, en diversas situaciones el galeno puede
escudarse en el consentimiento del paciente, en cuyo caso difícilmen-
te concurre una causal de justificación, aunque sí de exclusión de la
863
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
c) La profesión de deportista
Se hace referencia aquí a la práctica profesional del deporte, no al
derecho subjetivo a practicarlo, que puede originar comportamientos
atípicos o justificados, según el caso, como son el ejercicio de un dere-
cho o la ausencia de imputación objetiva. Aquí se trata de la actividad
deportiva acorde con unas pautas legales claramente establecidas en
los diversos ordenamientos jurídicos, que enfrenta a los deportistas
a comportamientos constitutivos de lesiones personales, homicidio,
daño en bien ajeno, calumnia, injuria, constreñimiento ilegal, etc.167.
Piénsese, en efecto, en actividades como el boxeo, el fútbol, el balon-
cesto, el ciclismo, el automovilismo, etc., en cuyo desarrollo, en mucha
ocasiones, se causan lesiones de carácter no doloso o culposo a los
bienesjurídicos ajenos o que siéndolo revisten poca monta, en cuyo
caso debe pensarse en la exclusión de la tipicidad; ahora bien, si las
conductas fuesen típicas el agente puede ampararse en estajustificante
a condición de que observe las "reglas del juego", aunque no basta con
ello dado que deben reunirse todos los elementos de la justificante,
sin olvidar que la profesión de deportista no ampara a quien la utiliza
como escudo para delinquir168.
d) La profesión de abogado
Como es sabido, los juristas al actuar en defensa de los intereses de
sus clientes, como demandantes en un proceso civil, como defensores
o acusadores en el proceso penal, como apoderados del trabajador en
un juicio laboral, etc., realizan con frecuencia conductas que, a pesar
de estar tipificadas en la ley, no son antijurídicas: constreñimientos
ilegales, injurias, calumnias, etc.; ello es tan evidente que el mismo
legislador, con clara consciencia del fenómeno, ha previsto algunas de
estas hipótesis en la parte especial del estatuto, cuando en el art. 228
declara que no se configura conducta típica: "Imputaciones de litigantes.
Las injurias expresadas por los litigantes, apoderados o defensores en
los escritos, discursos o informes producidos ante los tribunales y no
864
TEORÍ A DEL D E L I T O
F ) E L L E G Í T I M O E J E R C I C I O D E U N C A R G O P Ú B L I C O
derecho comparado.
865
D E R E C H O PENAL. PARTE GENERAL.
866
TEORÍ A DEL DELITO
867
D E R E C H O PENAL. PARTE G E N E R A L .
deberes del funcionario, así como las tareas que le competen; por ello, no
quedan comprendidos los eventos de ejercicio ilegítimo. Así, por ejemplo,
no puede invocar esta figura el agente del ministerio público que -previa
aducción de tal calidad con la exhibición de los documentos correspon-
dientes- se presenta en una ferretería y se hace entregar mercancías con
la promesa de pagarlas luego, a lo que se niega cuando se le hace el cobro
respectivo tras invocar su calidad y pretextar ser "la ley"; tampoco puede
ampararse en ella el policía que, a pesar de estar en servicio, se embriaga
y empieza a disparar contra los concurrentes a un establecimiento de
recreación pública. Ni el militar que, en uso de la llamada "ley de fuga",
da muerte al reo esposado; ni, por supuesto, el agente de la autoridad
cuando simula tal situación para asesinar al delincuente. Este requisito
es más profundo de lo que parece a primera vista, pues el funcionario
debe actuar de manera proporcional y adecuada según las circunstancias
del caso, previa ponderación de los intereses enjuego; en otras palabras:
son indispensables "los requisitos de competencia objetiva, y de necesidad en
abstracto y en concreto, que a su vez requiere, al estar inspirado en el
principio de menor lesividad, la adecuación, racionalidad y proporcio-
nalidad de aquellos medios al daño realizado y a las características del
caso concreto"174. El agente debe, pues, respetar estrictamente los marcos
legales estatuidos, apartándose de todo abuso o desmán, tan frecuentes
en esta materia y enfrente a los que el administrador de justicia debe ser
muy cauteloso para poner freno a la arbitrariedad.
, 174 PORTILIA CONTRERAS, "El ejercicio legítimo del cargo...", pág. 150; CARBONELL
MATEU, La justificación penal, págs. 168 y ss.; CÓRDOBA RODA, Comentarios, 1.1, págs. 370
y ss.
175 Cfr. SÁNCHEZ GARCÍA, Ejercicio legítimo, págs. 114 y ss.
868
TEORÍ A DEL DELITO
G ) L A LEGÍTIMA DEFENSA
1. Concepto. Según el art. 32, num. 6, del C. P., tampoco hay lugar a
responsabilidad penal -para el caso una verdadera causal de justifica-
ción- cuando el agente obre "por la necesidad de defender un derecho
propio o ajeno contra injusta agresión actual o inminente, siempre que
la defensa sea proporcionada a la agresión. Se presume la legítima de-
fensa en quien rechaza al extraño que, indebidamente, intente penetrar
o haya penetrado a su habitación o dependencias inmediatas". De esta
manera se consagran dos figuras: la legítima defensa o defensa necesaria y
la presunción legal de legítima defensa. Ya en las civilizaciones más pretéritas
176 CARBONELL MATEU, La justificación benal, pág. 165; COBO/VIVES, Derecho penal, 5A
ed., pág. 488; CÓRDOBA RODA, Comentarios, 1.1, págs. 381 a 384; PORTILLA CONTRERAS,
"El ejercicio legítimo del cargo...", pág. 151; GÓMEZ BENÍTEZ, El ejercicio legítimo, págs.
27 y ss.
177 Así, MAURACH, Tratado, I, pág. 416.
178 Para una reconstrucción histórica de la institución, véase CASTILLO GONZÁLEZ,
La legítima defensa, págs. 19 y ss.
179 Cfr. BAUMANN/WEBER/MITSCH, Strafrecht, 11a ed., pág. 344.
869
D E R E C H O PENAL. PARTE G E N E R A L .
180 Su evolución en JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, t. IV, 3 A ed., págs. 2 7 y ss.; COUSIÑO
MAC 1VF.R, Derecho penal, t. II, págs. 171 y ss.; GÓMEZ LÓPEZ, Legítima defensa, pág. 15.
181 Cfr. PRADEL, Droit pénal, 15 a e d . , p á g . 309.
182 Estos antecedentes en ROMERO SOTO, Derecho penal, 1.1, pág. 414; GÓMEZ LÓPEZ,
Ilegítima defensa, págs. 17 a 19; ZAFFARONI, Tratado, t. III, págs. 6 2 0 y ss.; ZAFFARONI/ALA-
GIA/SLOKAR, Derecho penal, 2 A ed., pág. 6 3 0 .
183 p o r s u brevedad, se destaca la noción de COUSIÑO MAC I\"ER: "es la acción adecuada
al derecho dirigida a la protección de los bienesjurídicos amenazados por una agresión
injusta" (Derecho penal, t. II, pág. 1 9 6 ) . Para JIMÉNEZ DE ASÚA, en cambio, "es la repulsa ala
agresión ilegítima actual o inminente, por el atacado o tercera persona, contra el agresor,
sin traspasar la necesidad de la defensa y dentro de la racional proporción de los medios
empleados para impedirla o repelerla" (Tratado, LIV, 3A ed., pág. 26). Siseo (La defensa justa,
pág. 39) la entiende como "la repulsa racional contra un ataque injusto, llevado contra un
bien, propio o ajeno, jurídicamente defendible"; también, GÓMEZ LÓPEZ, Legítima defensa,
pág. 12. DE FIGUEIREDO DÍAS (Direito penal, t. I, págs. 3 8 4 y 3 8 5 ) , la concibe como "una
agresión actual e ilícita de intereses jurídicamente protegidos al agente o a un tercero".
Otra noción en CUELLO CONTRERAS, El Derecho penal, 3A ed., pág. 801. Al respecto ha dicho
la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema, en sent. de 26 junio 2002, radicado: 11679:
"La legítima defensa es el derecho que la ley confiere de obrar en orden a proteger un bien
jurídicamente tutelado, propio o ajeno, ante el riesgo en que ha sido puesto por causa de
una agresión antijurídica, actual o inminente, de otro, no conjurable racionalmente por vía
distinta, siempre que el medio empleado sea proporcional a la agresión".
870
TEORÍA DE1, D E L I T O
Sobre ello, PRADEL, Droit pénal, 1 5 A ed., pág. 3 0 0 ; LUZÓN PEÑA, Aspectos esenciales,
184
págs. 18V ss.; ROMERO SOTO, Derecho penal, 1.1, págs. 3 5 9 y ss.
185 .Así, MAX/IXI, Trattalo, vol. II, págs. 381 y 382. En contra, JIMÉNEZ DE ASÚA.
penal, 1, pág. 452: en contra, KÜHL, Strafrecht, 5A ed., págs. 150 y ss. Las diversas posturas
en ROXIN. Strafrecht, t. I , 4 A ed.. págs. 7 0 8 y ss., quien también la admite (pág. 7 1 0 ) ; el
mismo, Derecho penal, t. I, págs. 6 5 6 y ss.
187 Cfr. COI SINO MAC IVER, Derecho penal, t. II, pág. 199.
188 .Así, J I M É N E Z D E ASÚA, Tratado, t. I V . 3 a ed., págs. 108 y ss.; MAURACH, Tratado, L I ,
pág. 378; C O L SINO MAC I V E R , Detecho penal, t. II, págs. 205 y ss.; R O M E R O S O T O , Derecho penal,
1.1, pág. 367; ROXIN, Strafrecht, 1.1, 4 a ed., pág. 657; el mismo, Derecho penal, 1.1, pág. 611.
871
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
189 LUZÓN PEÑA, Aspectos esenciales, págs. 18 a 92; JIMÉNEZ DE AsÚA, Tratado, t. IV, 3a
ed., págs. 58 y ss.; COUSIÑO MAC IVER, Derecho penal, t. II, págs. 179 y ss.; SANDOYAL FER-
NÁNDEZ, Legítima defensa, págs. 7 y ss.; NIÑO, La legítima defensa, págs. 25 y ss. C o n f u n d e
el fundamento c o n la naturaleza, GÓMEZ L Ó P E Z , Legítima defensa, págs. 19 y ss.
190 Cfr. BUSTOS RAMÍREZ/HORMAZÁBAL MALARÉE, Lecciones, pág. 259; CASTILLO
GONZÁLEZ, La legítima defensa, págs. 7 9 y ss., 9 1 y ss.; HAFT, Strafrecht, 9 A ed., pág. 84.
872
T E O R Í A DE1, D E L I T O
Ultima defensa, págs. 101-103; LUZÓN PEÑA, Aspectos esenciales, págs. 79 y ss.; el mismo, "El
doble fundamento de la legítima defensa", págs. 101 y ss.; CEREZO MIR, Curso, t. I I , 6a ed.,
pág. 207; BACIGALUPO, Principios, 5a ed., págs. 257-258; MIR PUIG, Derecho penal, 7a ed., pág.
428; WESSELS/BEULKE, Strafrecht, 36 a ed., pág. 112; KlNDHÁUSER, Strafgesetzbuch, pág. 203.
De los principios de la protección individualy de la salvaguardia del derecho, hablan SCHÓNKE/
SCHRÓDER/LENCKNER/PERRON, Strafgesetzbuch, 27 a ed., pág. 639 y ROXIN, Strafrecht, 1.1, 4 a
ed., pág. 654; el mismo, Derecho penal, t. I, pág. 608; BRINGEWAT, Grundbegriffe, pág. 229;
KÜHL, Strafrecht, 5a ed., págs. 103 y ss., que completa la fórmula con el "principio de la
responsabilidad del agresor"; DE FIGUEIREDO DÍAS, Direito penal, t. I, pág. 382; MORALES
PRATS, en Quintero Olivares, Comentarios, 2a ed., pág. 163; QUINTERO OLIVARES/MORALES
PRATS, Parte General, I ed., pág. 485; CEREZO MIR, Curso, t. I I , 6a ed., págs. 207-208; NIÑO,
A
La legítima defensa, págs. 61 y ss. que, no obstante, opta por una "fundamentación compleja"
en la que involucra diversos principios. Para la doctrina nacional, véase FERNÁNDEZ CARRAS-
QUILLA, Derecho penal, 2a ed., t. II, pág. 333; SANDOVAL FERNÁNDEZ, "Anotaciones críticas
al fundamento...", págs. 287 y ss.; el mismo, "Reflexiones sobre la legítima defensa", pág.
223; GÓMEZ LÓPEZ, Teoría, pág. 568. Sobre el tema, ZAFFARONI/ALAGIA/SLOKAR, Derecho
penal, 2a ed., págs. 609-611 que, no obstante, opta por un solo fundamento: "no puede
ser otro que el derecho del ciudadano a ejercer la coerción directa cuando el estado no
puede proporcionarla en el caso concreto con parecida eficacia" (pág. 612).
192 Cfr. SCHÓNKE/SCHRÓDER/LENCKNER/PERRON, Strafgesetzbuch, 27 A ed., págs. 6 4 0
873
D E R E C H O PENAL. PARTE G E N E R A L .
193 STRATENWERTH/KUHLEN, Strafrecht, 5A ed., pág. 153; KINDHÁUSER, Strafrecht, pág. 137;
GÓMEZ LÓPEZ, Teoría, pág. 576. Bien precisa DE FIGUEIREDO DÍAS (Dimtopenal, 1.1, pág. 385)
que la agresión se deriva de "un comportamiento humano", porque de esta figura quedan
excluidas las actuaciones de los animalesy los peligros corridos por los bienesjurídicos que
se derivan de cosas inanimadas, en los que cabe invocar el estado de necesidad.
V é a s e KÜHL, Strafrecht, 5 a e d . , p á g . 108.
194
diante omisión, opinión sin duda minoritaria (cfr. Las citas que el propio autor hace
en la nota 16).
197 Para COUSIÑO MAC IVER, es "toda acción, acometimiento, ataque, intrusión,
quebranto, invasión, ofensa, desprecio o irrupción que acarree peligro para los bienes
o intereses protegidos por el ordenamiento jurídico" (Derecho penal, t. II, pág. 242).
De manera muy general, dice LUZÓN PEÑA que es "la acción de puesta en peligro de
algún bien jurídico" (Aspectos esenciales, pág. 140). Otros conceptos en WELZEL, Derecho
penal, 2a ed., pág. 122; JIMÉNEZ DE AsÚA, Tratado, t. IV, 3a ed., págs. 167 y ss.; SANDOVAL
FERNÁNDEZ, Legítima defensa, págs. 26 y ss.; ANTÓN ONECA, Derecho penal, 2a ed., pág. 273;
TRECHSEL/NOLL, Schwázerisches, 6 a ed., t. I, pág. 126; HURTADO POZO, Manual, 3 a ed.,
pág. 525. Desde luego, las diversas nociones utilizan el criterio borroso del "peligro"
acorde con la tradición ya criticada.
198 BAUMANN/WEBER/MITSCH, Strafrecht, 11A ed., pág. 346.
874
T E O R Í A DE1, D E L I T O
199 Cfr. DE FlGUEIREDO DIAS, Direito penal, 1.1, p á g . 385. C o m o r e c u e r d a CEREZO MIR
págs. 696 y ss., a partir del principio de la prevalencia del derecho; el mismo, Derecho
penal, t. I, págs. 6 4 6 y ss.; c o m o él, KLENAPFEL/HÓPFEL, Strafrecht, 11A ed. pág. 50.
201 Cfr. MAURACH/ZLPF, Derecho penal, t. 1, pág. 10; ROXIN, Strafrecht, t. I, 4 a ed.,
pág. 659; el mismo, Derecho penal, t. I, pág. 611; JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5a ed.,
pág. 363; BAUMANN/WEBER/MITSCH, Strafrecht, 11A ed., pág. 347; KÜHL, Strafrecht, 5 a ed.,
pág. 109; KINDHÁUSER, Strafrecht, pág. 138; SCHÓNKE/SCHRÓDER/LENCKNER/PERRON,
Strafgesetzbuch, 27a ed., pág. 643; LuzÓN PEÑA, Aspectos esenciales, págs. 153 y ss.; JIMÉNEZ
DE ASÚA, Tratado, t. IV, 3a ed., págs. 167 y 172; CASTILLO GONZÁLEZ, La legítima defensa,
págs. 128yss., aunque lalimitaala comisión por omisión (pág. 133);REYES ECHANDÍA,
La antijuridicidad, pág. 1 4 5 ; G Ó M E Z LÓPEZ, Legítima defensa, págs. 7 5 a 7 8 ; JAKOBS, Derecho
penal, pág. 4 6 7 ; Comisión Redactara del A - 7 4 (cfr. GIRALDO MARÍN, Actas, I, pág. 1 8 7 ) ;
STRATENWERTH/KUHLEN, Strafrecht, 5 A ed., pág. 1 5 3 . En contra, CEREZO MIR, Curso, t. II,
6 A ed., pág. 2 1 2 ; BOCKELMANN, Strafrecht, 3 A ed., pág. 9 1 ; DE FlGUEIREDO DIAS, Direito
penal, t. I, pág. 306, quien advierte como procede la legitima defensa en frente a agre-
siones derivadas de omisiones propias e impropias y cita, en relación con las primeras
(las propias), el caso del que fuerza a un automovilista a transportar a un herido en
un accidente de tránsito a la clínica, que algún sector doctrinario rechaza (cfr. ROXIN,
Strafrecht, 4 A ed., 1.1, pág. 661; el mismo, Derecho penal, 1.1, pág. 6 1 4 ) .
202 Así WELZEL, Derecho penal, 2 A ed., pág. 122; SCHÓNKE/SCHRODER/LENCKNER/
PERRON, Strafgesetzbuch, 2 7 A ed., pág. 6 4 0 . En contra, LUZÓN PEÑA (Aspectos esenciales, pág.
1 7 9 ) , ZAFFARONI (Tratado, t. III, pág. 597; ZAFFARONI/ALAGIA/SLOKAR, Derecho penal, 2A
ed., págs. 6 1 9 - 6 2 0 ) ; MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN (Derechopenal, 6 A ed. pág. 3 2 3 ) y GÓMEZ
L Ó P E Z , Legítima defensa, pág. 4 7 , para quienes -debe concluirse- el atacado está obligado
JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, t. IV, 3 A ed., pág. 117; incluso LUZÓN PEÑA (Aspectos esenciales,
págs. 329 y ss.), aunque lo considera solo posible cuando el animal es azuzado por el
dueño y no cuando lo hace un tercero, o el ataque es causado de manera imprudente,
con independencia de quien lo genere.
205 BAUMANN/WEBER/MITSCH, Strafrecht, 11A ed., pág. 346; SCHMIDT, Strafrecht, 4A ed.,
pág. 128; FUCHS, Ósterreichisches, 6 A ed., pág. 139.
875
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
206 Como dice LOZANO Y LOZANO, ella debe entenderse "durante todo el espacio
876
T E O R Í A DE1, D E L I T O
Elementos, 3 a ed., pág. 215; CASTILLO GONZÁLEZ, La legítima defensa, pág. 151.
2 1 3 SCHÓNKE/SCHRÓDER/LENCKNER/PERRON, Strafgesetzbuch, 27 a ed., pág. 645.
877
D E R E C H O PENAL. PARTE G E N E R A L .
2 1 6 Cfr. COUSIÑO MAC; IVER, Derecho penal, p á g . 2 5 9 ; CEREZO MIR, Curso, t. II, 6" ed.,
p á g . 232.
2 1 7 DE FIGUEIREDO DÍAS, Direito penal, 1.1, pág. 390.
más amplia y conveniente -en contra del penalista hispano- la entendió la Comisión
Redactora del A-74. Cfr. GLRALDO MARÍN, Actas, I, pág. 191.
220 Cfr. BAUMANN/WEBFR/MITSCH, Strafrecht, 11A ed. pág. 352; KÜHL, Strafrecht,
5A ed., págs. 119 y ss.; WESSELS/BEULKE, Strafrecht, 36a ed., pág. 114; TRECHSEL/NOLL,
Schweizerisches, 6 a ed., t. I, pág. 126; SCHMIDT, Strafrecht, 4 a ed., pág. 132; KlNDHÁUSER,
Strafrecht, pág. 140.
221 Así, la legislación p e r u a n a . Cfr. HURTADO P o z o , Manual. 3 a e d . , p á g . 527.
222 DE FIGUEIREDO DÍAS, Direito penal, 1.1, p á g . 391.
223 Sobre ello, L U Z Ó N PEÑA (Aspectos esenciales, págs. 1 9 5 y ss.), para quien "no tiene
878
T E O R Í A DE1, D E L I T O
224 Véase K Ü H L , Strafrecht, 5a ed., pág. 119; COUSIÑO MAC IVER, Derecho penal, t. I I ,
pág. 252.
225 La ilicitud o antijuridicidad de la agresión es entendida por la doctrina a
879
D E R E C H O PENAL. PARTE G E N E R A L .
231 Cfr. CASTILLO GONZÁLEZ, La legítima defensa, pág. 163; CEREZO MIR, Curso, t. II,
6a ed., pág. 244.
232 Cfr. SANDOVAL FERNÁNDEZ, Legítima defensa, pág. 156; GÓMEZ LÓPEZ, Legítima
defensa, págs. 195 y ss.
233 Véase KÜHL, Strafrecht, 5 a ed., p á g . 124.
234 Por eso, es equivocada la expresión "legítima defensa putativa", pues en tal
caso la "defensa" nunca es legítima; tal denominación es una verdadera contradictio in
adjecto. Cfr. COUSIÑO MAC IVER, Derecho penal, t. II, pág. 235; AGUDELO BETANCUR, Defen-
sa putativa, pág. 3; MLR Pl'LG, Derecho penal, 7 a ed., pág. 440. No obstante, la emplea, a
veces, la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia: cfr. sent. de 27 marzo
1996, radicado: 10189.
880
TEORÍA DE1, D E L I T O
241 Véase, en su orden, CEREZO MIR, Curso, t. II, 6 A ed., págs. 2 4 0 y ss.; JIMÉNEZ DE
ASÚA, Tratado, t. IV, 3 A ed., págs. 2 4 9 y ss.; ZAFFARONI, Tratado, t. III, págs. 6 0 4 y ss.; ZAFFA-
RONI/ALAGIA/SLOKAR, Derecho penal, 2 A ed., págs. 6 2 4 y ss.; C O U S I Ñ O MAC IVER, Derecho
penal, t. II, págs. 2 8 6 y ss. Una exposición muy exhaustiva en CASTILLO GONZÁLEZ, La
legítima defensa, págs. 2 6 5 y ss.
2 4 2 JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5 a ed., p á g . 371; ROXIN, Strafrecht, 1.1, 4 a ed., págs.
687 y ss.; el m i s m o , Derecho penal, 1.1, págs. 639 y ss.;jAKOBS, Derecho penal, págs. 4 8 4 y ss.;
KÜHL, Strafrecht, 5 a ed., págs. 171 y ss.
243 REYES ECHANDÍA, La antijuridicidad, págs. 169 y ss.
244 V é a s e KÜHL, Strafrecht, 5 a e d . , p á g . 171.
881
D E R E C H O PENAL. PARTE G E N E R A L .
ed., págs. 6 6 2 y ss.; ROXIN, Strafrecht, t. I, 4 a ed., págs. 6 8 7 y ss.; el mismo, Derecho
penal, t. I, págs. 6 3 9 y ss.; BAUMANN/WEBER/MLTSCH, Strafrecht, 11 a ed., págs. 363-
365; KL'HL, Strafrecht, 5 a ed., págs. 178 y ss.; COUSIÑO MAC IVER, Derecho penal, t. II,
págs. 295 y ss.
247 Al respecto, JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5a ed., pág. 371; MAURACH, Tratado,
t. I, pág. 381; las diversas posturas en R O X I N , Strafrecht, t. I, 4a ed., pág. 688; el mismo,
Derecho penal, 1.1, pág. 640; con razón, dice MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN (Derecho penal,
6a ed., pág. 326) que dicha interpretación "podrá conducir a una pura responsabilidad
por el resultado"; HURTADO POZO, Manual, 3 a ed., pág. 452.
248 No obstante, no es imposible: si el provocador huye del provocado o no le
es posible huir y se defiende del ataque de éste, mal se le podría negar la eximente
(cfr. C A S T I L L O GONZÁLEZ, La legítima defensa, pág. 278); es más, como ha dicho la
Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia (cfr. sent. de diez octubre
2002, radicado: 16053), "...cuando el tiempo, el lugar y las circunstancias ulteriores
rompen los efectos de la primitiva ofensa, el inicial provocador puede alegar la jus-
tificación de la legítima defensa, al rechazar una respuesta violenta tardía, porque
en tal evento, mediando esa distancia entre los hechos precedentes y los posteriores,
la primera provocación queda desvanecida. Por el contrario, si no hay solución de
continuidad entre la provocación y el resultado, el que ha suscitado la agresión no
puede después alegar en su favor la legítima defensa cuando repele la reacción justa
de su provocado".
882
T E O R Í A DE1, D E L I T O
249 Cfr. DÍAZ PALOS, La legitima defensa, pág. 72. Como dice JIMÉNEZ DE ASÚA
(Tratado, t. IV, 3a ed., pág. 214): "si buscamos ex profeso ser agredidos, para vengarnos
de secretos resquemores contra otro a quien sabemos excitable; si lo excitamos o le
provocamos con burlas, en voz baja, haciendo que el individuo explosivo saque el
arma, para así matarle con todas las apariencias de una causal de justificación, no
ejecutamos una legítima defensa, sino que la hemos buscado como pretexto y no nos
será aprovechable". Bien lo expresa la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación
Penal, en sent. seis agosto 2003, radicado: 12588 -ratificada por sentencia de quince
abril 2004, radicado: 13207-: "el orden jurídico no tolera, patrocina ni privilegia a
quien obrando en forma injusta y provocadora pretende encontrar en la legítima
defensa un mecanismo para favorecer conductas que no hacen nada distinto sino
ratificar el contenido del proceder inicialmente exhibido frente a quien asistido por el
derecho reacciona en defensa de sus intereses. Es que, mediando una acción agresiva
e injusta, dentro de los límites que señalan la proporcionalidad y racionalidad, resulta
legítima la defensa en tanto se actúa dentro del ámbito del derecho, encontrándose
en ello razón suficiente para que no sea admisible la legítima defensa contra quien,
en condiciones semejantes, precisamente actúa en un verdadero estado de legítima
defensa. 9. De ahí que resulte insostenible jurídicamente, aceptar que existe derecho a defenderse
por parte de quien ha provocado la agresión, menos aún cuando ésta dentro de dicho contexto
debe expresarse como justa reacción, ya que es la primera lo que jurídicamente se desvalora y por
ende en relación con la cual el derecho no está llamado a ampararla como conducta legítima o
conforme con el derecho. Por eso, la conducta presuntamente defensiva en una situación
que se ha provocado no sólo resulta antijurídica, sino también merecedora de un
plenojuicio de reproche".
250 Así, con algunas variantes, PÉREZ, Derecho penal, t. I , pág. 2 1 1 ; REYES ECHANDÍA,
Derecho penal, 1 1 ed., pág. 169; FERNÁNDEZ CARRASQUILLA, Derecho penal, t. II, 2A ed.,pág.
A
342; ESTRADA VÉLEZ, Derecho penal, I a ed., pág. 239; GÓMEZ LÓPEZ, Legítima defensa, págs.
171 a 193, con abundantes citas y con un balance crítico de la doctrina nacional.
251 Bien afirma SANDOVAL FERNÁNDEZ (La legítima defensa, pág. 155): "parece que
en nuestros días, cuando más se propende hacia un derecho penal de acto y no de au-
tor (proscrita la peligrosidad), resulta por demás inexplicable mantener este requisito
legal, de tan dudosa procedencia, que tantos problemas y tan pocas ventajas ofrece, más
aún si contradice el principio central de la legítima defensa, cual es la defensa contra
agresiones injustas".
252 S o b r e e l l o , JAKOBS, Derecho penal, p á g . 486.
883
D E R E C H O PENAL. PARTE GENERAL.
2 5 3 Cfr. ROXLN, Strafrecht, 1.1, 4 a ed., págs. 669 y ss.; el mismo, Derecho penal, 1.1, págs.
6 2 3 y ss.; JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, t. IV, 3a ed., pág. 127; COUSIÑO MAC: I\T.R, Derecho
penal, t. II, págs. 2 2 0 y ss.; LUZÓN PEÑA, Aspectos esenciales, págs. 344 y ss. En la doctrina
nacional admiten la defensa de bienes colectivos, con diversas matizaciones, REYES
ECHANDÍA, La antijuridicidad, pág. 191; SANDOVAL FERNÁNDEZ, Reflexiones, págs. 218 y
ss.; sin hacer distinciones, GÓMEZ LÓPEZ, Legítima defensa, pág. 123.
2 5 4 Cfr. BOCKELMANN, Strafrecht, 3 a e d . , p á g . 9 2 ; JAKOBS, Derecho penal, p á g . 458;
884
T E O R Í A DE1, D E L I T O
885
D E R E C H O PENAL. PARTE G E N E R A L .
c) La necesidad de la defensa
Así mismo, en tercer lugar, es indispensable que por parte del
agredido se requiera ejercer la defensa a condición de que -y ello
supone la emisión de un juicio de valor ex ante- se le ocasione al
agresor el mínimo daño posible263; no hay, pues, legítima defensa
cuando el agredido dispone de otros medios menos gravosos264. Por
ello, con precisión se ha dicho que el concepto de necesidad no sólo
proporciona el límite inferior, sino también la frontera superior de la
legítima defensa265. Este requisito es tan básico como el del ataque
o agresión y que sin su concurrencia no puede hablarse de defensa
ni completa ni excesiva266. Naturalmente, para que la defensa pueda
ser considerada como necesaria es indispensable que la repulsa guar-
de coetaneidad con la agresión, entendida en los términos en que se
indicó, pues si la defensa no es oportuna tampoco podrá predicarse
de ella esta exigencia; lo mismo sucede con la proporcionalidad -que
no puede confundirse con la necesidad- a la que se hará referencia
más adelante.
Ahora bien, ¿cuándo la defensa es "necesaria"? Se trata de una
condición de no fácil precisión, la que debe derivarse del cúmulo de
defensa, págs. 90 y ss.; GÓMEZ LÓPEZ, Legitima defensa, págs. 2 4 0 y ss.; KÜHL, Strafrecht, 5 a
e d . , págs. 131 y ss.
886
T E O R Í A DE1, D E L I T O
ser por tanto 'necesario' matar al agresor que quiere robar la cartera si no existe otra
posibilidad de defensa menos lesiva"; JAKOBS, Derecho penal, pág. 472: "cuando la agresión
no se puede repeler de otro m o d o , puede amparar hasta la muerte del agresor"; con
restricciones, WELZEL, Derecho penal, 2 a ed., pág. 126. En contra, ROXIN, Strafrecht, t. I,
4 a ed., pág. 697; el mismo, Derecho penal, 1.1, pág. 647: "el alto rango de la vida humana
(arts. 1 y 2 GG) no autoriza a matar o lesionar gravemente a personas en defensa frente
a agresiones irrelevantes".
887
D E R E C H O PENAL. PARTE GENERAL.
d) La proporcionalidad
La defensa debe ser proporcionada a la agresión, tal como de manera
expresa lo exige el numeral en comento, pues debe haber un equilibrio
entre la conducta de quien ejerce la defensa y el ataque del que es víc-
tima; dicho de otra forma: debe haber proporcionalidad entre la defensa y
la agresión210. Es bueno precisar que tal requisito no está referido solo
a los medios desplegados por los sujetos activo y pasivo de la defensa,
sino que debe mirar las circunstancias de tiempo, modo y lugar, la
persona del atacado y del atacante, la entidad del ataque, los bienes
en conflicto, etc. Así las cosas, sería notoriamente desproporcionada la
defensa ejercida por quien utiliza una ametralladora para repeler un
ataque con una pequeña navaja, o un tanque de guerra para enfrentar
una agresión a pedradas; de la misma manera, es desproporcionada la
defensa cuando el atacado toma el cuchillo de un matarife para rechazar
a quien le golpea con los puños. Por el contrario, dadas las circunstan-
cias, puede ser proporcionada la defensa por parte del anciano postrado
en una silla de ruedas que se defiende de la agresión llevada por un
corpulento atleta de dos metros de estatura, utilizando un revólver, etc.
Es que, como ha dicho la más acertada doctrina, la proporcionalidad
debe ser medida individualmente, en cada caso, pero no subjetivamente,
sino conforme al criterio objetivado del hombre razonable que en ese
instante y circunstancias se ve agredido271.
Este requisito es tan indispensable como el de la necesidad de la
defensa sin la que no es concebible, pues la presupone y se constituye
en su medida; no obstante, es frecuente confundir ambas exigencias,
aunque no faltan quienes prefieren que el concepto de proporcionalidad
sea desterrado de los textos legales y de los tratados sobre la materia, por
888
T E O R Í A DE1, D E L I T O
e) Animo de defensa
Finalmente, se requiere el ánimo o la voluntad de defensa276, elemento
de carácter subjetivo -esto es, el aspecto subjetivo de este tipo permi-
sivo- deducible del empleo que hace el legislador de la proposición
"por", como se dijo; se requiere, pues, la actuación del agente con "vo-
luntad de legítima defensa", lo que no impide su compatibilidad con
otras motivaciones277. Para decirlo de manera más precisa: la persona
272 Así C O U S I Ñ O MAC IVER, Derecho penal, t. I I , pág. 268; C E R E Z O M L R , Curso, t. I I , 6A ed.,
pág. 235, que, pese a negar en un comienzo la exigencia de proporcionalidad ("es incompatible
con elfundamento de la causa de justificación de la legítima defensa la exigencia de proporcionalidad, o
de que no exista una gran desproporción, entre el mal causado en la reacción defensiva y el
que se pretendía producir con la agresión ilegítima": pág. 225), termina aceptándolo ("La
reacción defensiva será ilícita, por ello, cuando aparezca como absolutamente desproporcionada
no con el bien jurídico agredido, sino con la entidad del ataque": pág. 237, donde ilustra
su explicación con el caso del propietario que da muerte al ladronzuelo que sustrae un
mendrugo de pan, pequeñas cantidades de fruta o de dinero).
273 Cfr. CEREZO MIR, Curso, t. II, 6 a e d . , p á g . 2 3 5 .
274 V é a s e ROMERO SOTO, Tratado, 1.1, p á g . 4 0 7 .
2 7 5 BAUMANN/WEBER/MlTSCH, Strafrecht, 11 a e d . , p á g . 361.
2 7 6 Sobre ello, KÜHL, Strafrecht, 5 A ed., págs. 143 y ss.; WESSELS/BEULKE, Strafrecht,
889
D E R E C H O PENAL. PARTE G E N E R A L .
e d . , pág. 719; el mismo, Derecho penal, t. I, pág. 667; ROMERO SOTO, Derecho penal, t. I,
págs. 392 y ss.
Así, MEZGER, Tratado, I, pág. 458; aunque luego rectifica su criterio (Derechopenal.
279
Parte general, págs. 170 y 171). En la doctrina nacional defiende la postura objetivista
FERNÁNDEZ CARRASQUILIA (Derecho penal, t. II, 2 A ed., pág. 3 3 2 ) ; en contra: ROMERO
SOTO (Derecho penal, 1.1, pág. 398), al invocar las injusticias a que conduce tal tesis: "no
puede prescindirse del aspecto subjetivo, puesto que repugna al sentido de equidad
considerar que hay legítima defensa en quien da muerte a otro con la intención de
vengarse o de robarlo, y ve justificada su acción solo porque ese otro, sin que el agente
se diera cuenta, le estaba apuntando con un arma o se proponía robarlo"; y GÓMEZ
LÓPEZ, Legítima defensa, págs. 2 3 5 y ss., con argumentos irrefutables.
280 Así la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, en sent. de cinco mayo
2004, radicado: 1 9 9 2 2 que acoge expresamente el planteo del texto.
281 Cfr. NFP, núm. 7, Medellín, Acosta, 1980, págs. 140 y ss.; es ilustrativa la casuística
890
T E O R Í A DE1, D E L I T O
a) Concepto
Se trata de una figura en virtud de la que el ordenamiento jurídi-
co, en aras de velar de mejor manera por la protección de los bienes
jurídicos, supone que cuando el agente actúa en ciertas circunstancias
obra en ejercicio de una defensa legítima que -para el caso- se pre-
sume. Esta modalidad de defensa necesaria no difiere, sin duda, de la
general ya estudiada, por lo que sus requisitos conformadores son en
esencia los mismos; no obstante, deben hacerse algunas precisiones: la
defensa privilegiada supone, desde luego, uva. presunción de carácter legal
que admite prueba en contrario284, en cuya virtud se presupone que
las exigencias ya estudiadas concurren en favor del defensor quien -de
esta manera- se ve investido de un privilegio probatorio no extensible a
las exigencias sustantivas; por tanto, si se demuestra la inexistencia del
ánimo de defensa, o la ausencia de proporcionalidad entre la repulsa
y el ataque, o que no hubo agresión, etc., el morador o dueño de casa
no puede ampararse en la justa causa.
b) Requisitos
Las exigencias para que se configure esta eximente, son las men-
cionadas a continuación:
SOTO, Derecho penal, 1.1, págs. 411 y ss.; JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, IV, 3 a ed., págs. 274 y
ss.; REYES ECHANDÍA, La antijuridicidad, págs. 221 y ss.
2 8 4 Cfr. PÉREZ, Derecho penal, 1.1, pág. 2 1 3 ; REYES ECHANDÍA, La antijuridicidad, págs.
221 y ss.; el mismo: Derecho penal, 10A ed., pág. 171; ROMERO SOTO, Derecho penal, 1.1, pág.
414; COUSIÑO MAC IVER, Derecho penal, t. II, págs. 311 y ss.; ZAFFARONI, Tratado, t. III,
pág. 6 2 0 ; ZAFFARONI/ALAGLVSLOKAR, Derecho penal, 2 A ed., pág. 6 3 0 ; GÓMEZ LÓPEZ,
Teoría, págs. 6 1 4 y 6 1 5 . También en la doctrina vjurisprudencia francesas se admite que
la presunción es legal. Cfr. PRADEL, Droit pénal, 15A ed., pág. 310.
891
D E R E C H O PENAL. PARTE G E N E R A L .
piscina, las canchas, los depósitos de víveres o enseres, etc. Cfr. PÉREZ, Derecho penal, 1.1,
pág. 214; LUZÓN PEÑA, Aspectos esenciales, pág. 495.
288 Así REYES ECHANDÍA, Derecho penal, 11 a ed., pág. 171; en contra, desde el plano
del derecho chileno, COUSIÑO MAC IVER, Derecho penal, t. II, pág. 313.
892
T E O R Í A DE1, D E L I T O
289 Cfr. FERNÁNDEZ CARRASQUILLA, Derecho penal, t. II, 2a ed., pág. 340; también es
inadmisible la defensa -desde luego, políticamente interesada- que hace GÓMEZ LÓPEZ
(Legítima defensa, págs. 422 y ss.) de esta anacrónica figura.
290 Así, REYES ECHANDÍA, Derecho penal, 11a ed., pág. 171: "resulta hoy difícil compren-
der este privilegio otorgado sin el lleno de los requisitos propios de la legítima defensa
verdadera"; en contra GÓMEZ LÓPEZ, Legítima defensa, págs. 4 1 7 y ss. La conveniencia o
no de introducir esta institución fue ampliamente discutida por la Comisión Redactara
del A-74, con oposición del comisionado Londoño Jiménez. Cfr. Actas, I, págs. 198 y ss.;
también, cuando se discutía el actual C. P. en el Congreso se excluyó en la ponencia
para el tercer debate en la Comisión Constitucional de la Cámara de Representantes y
luego, en la plenaria, se reintrodujo aunque de forma más limitada.
291 Véase CASTILLO GONZÁLEZ, La legítima defensa, págs. 330 y 342.
893
D E R E C H O PENAL. PARTE G E N E R A L .
MAC IVER afirma que "no tiene historia", aunque la expone (Derecho penal, t. II, págs.
331 y ss.). Su evolución en España y Alemania en ROLDÁN BARBERO, La naturaleza, págs.
3 y ss.; el desarrollo legislativo alemán en ROXIN, Strafrecht, t. I, 4A ed., págs. 723 y ss.; el
mismo, Derecho penal, t. I, págs. 671 y ss.
295 Dice así tan significativo precedente; "la absoluta necesidad justificada por el
894
T E O R Í A DE1, D E L I T O
297Cfr. ROXIN, Strafrecht, 1.1, 4 A ed., pág. 7 2 4 ; el mismo, Derecho penal, 1.1, pág. 6 7 1 ;
SCHÓNKE/SCHRODER/LENCKNER/PERRON, Strafgesetzbuch, 27A ed., págs. 675 y ss., 701 y ss.;
JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5 A ed., págs. 378 y ss., 5 1 5 y ss.; BAUMANN/WEBER/MITSCH,
Strafrecht, 11A ed., págs. 3 6 7 y ss., 558 y ss.; JAKOBS, Derecho penal, págs. 4 9 3 y ss.; HAFT,
Strafrecht, 9 A ed., págs. 9 3 y 1 4 0 ; KÜHL, Strafrecht, 5 A ed., págs. 1 9 2 y ss., 3 1 1 y ss., que
muestra como la teoría diferenciadora era defendida por I . Kant ( 1 7 9 7 ) , S . Pufendorfy
Fichte (cfr. págs. 252 y 253); KINDHÁUSER, Strafrecht, pág. 149. Para el caso colombiano,
G Ó M E Z LÓPEZ, Teoría, págs. 6 3 5 y ss., a pesar de que entiende que el num. 7 del art. 3 2
QUINTF.RO OLIVARES/MORALES PRATS, Parte General, IA ed., págs. 5 0 9 y ss.; CEREZO MIR,
Curso, t. II, 6 A ed., págs. 2 5 3 y ss.; MIR PUIG, Derecho penal, 7 A ed., pág. 4 5 2 ; CUELLO CON-
TRERAS, El Derecho penal, 3A ed. págs. 8 3 8 y ss.
299 Por la teoría diferenciadora -que no coincide con la alemana del mismo nom-
bre- se inclina CEREZO MIR, Curso, t. II, 6A ed., págs. 253 y ss., y bibliografía allí citada;
JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, t. I V , 3 ed., págs. 3 6 6 y ss. La teoría de la unidad, en cambio,
A
es defendida por GIMBERNAT ORDEIG, "El Estado de necesidad...", págs. 218 y ss.; ROLDÁN
BARBERO, La naturaleza, págs. 3 7 y ss.; y MUÑOZ CONDE/GARCÍA A R Á N , Derecho penal, 6 A
ed., pág. 329. Por su parte, siguen los desarrollos alemanes, ZAFFARONI (Tratado, t. III,
págs. 6 2 3 y ss., IV, 2 3 5 y ss.; ZAFFARONI/ALAGIA/SLOKAR, Derecho penal, 2 A ed., pág. 631 y
ss.); COUSIÑO MAC. IVER (Derechopenal, t. II, págs. 341 y ss., 361 y ss.); y HURTADO POZO,
Manual, 3 A ed., pág. 5 4 8 .
895
D E R E C H O PENAL. PARTE G E N E R A L .
2 1 8 y ss.; ROMERO SOTO, Derecho penal, 1.1, pág. 4 2 6 ; ESTRADA VÉLEZ, Derecho penal, I a ed.,
pág. 2 4 5 ; FERNÁNDEZ CARRASQUILLA, Derecho penal, t. II, 2 A ed., pág. 349. Así mismo, la
pretensión de los reformadores de entonces fue acoger la tesis unificadora. Cfr. GLRALDO
MARÍN, Actas, 1.1, págs. 195 y ss., 5 3 3 . También, en el derecho brasileño, cfr. CLRINO DOS
SANTOS, A Moderna, pág. 167; QUEIROZ, Direito, pág. 278.
301 Véase J I M É N E Z D E ASÚA, Tratado, t. IV, 3a ed., pág. 369.
302 Un amplio sector de la doctrina alemana trata el primer caso como error de
tipo, mientras que para el segundo también existe disposición expresa (cfr. §§ 16 y 35-2).
Véase J E S C H E C K / W E I G E N D , Tratado, 5a ed., págs. 496 y ss., 525 y 545; S C H Ó N K E / S C H R Ó D E R /
L E N C K N E R / P E R R O N , Strafgesetzbuch, 27a ed., págs. 698 y ss., 714; R O X I N , Strafrecht, 1.1, 4a
ed., págs. 622 y ss., 987 y ss.; el mismo, Derecho penal, 1.1, págs. 579 y ss., 922 y ss.
896
T E O R Í A DE1, D E L I T O
303 Cfr. COUSIÑO MAC IVER, Derecho penal, t. II, págs. 3 7 5 y 376.
304 Cfr. SOLER, Derecho penal, t. I, pág. 462, para quien en la acción coacta "la si-
tuación de necesidad proviene de una coacción humana, de una amenaza, mientras
que en el estado de necesidad se trata de una situación natural, física de peligro para un
bien jurídicamente protegido. En el primer caso, la salvación cometiendo el delito es
impuesta; en el otro, es necesaria, sin que para ello medie ningún imperativo extraño";
y pone ejemplos: robar un pan a causa de hambre extrema es un estado de necesidad,
mientras que robar un pan porque un tercero amenaza con un arma en el pecho, es
una situación coacta; como él, JIMÉNEZ DE AsÚA, Tratado, t. IV, 3a ed., págs. 325 y 367.
En cambio, con argumentos contundentes, ZAFFARONI, Tratado, t. III, pág. 626 y t. IV,
págs. 2 3 5 y ss.; ZAFFARONI/ALAGIA/SLOKAR, Derecho penal, 2 a ed., pág. 632; el mismo,
Manual, I a ed., pág. 491; JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5 a ed., págs. 527 y ss.; WELZEL,
Derecho penal, 2a ed., pág. 252. La situación es aún más clara frente al art. 54 del C. P.
italiano: cfr. FlANDACA/MUSCO, Diritto penale, 4 a ed., pág. 273.
305 El estado de necesidad justificante por coacción ajena se contempla en el art. 32
num. 7; el exculpante por coacción ajena en el art. 32 num. 8: "Se obre bajo insuperable
coacción ajena" [sobre ello, capítulo décimo VI, D)].
306 COUSIÑO MAC IVER (Derecho penal, t. II, pág. 376) pretende que solo es sujeto
pasivo el titular del bien jurídico, identificándolo con el "sujeto pasivo del delito".
307 Cfr. JAKOBS, Derecho penal, p á g . 499.
897
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
308 Cfr. providencias del Juzgado Octavo Penal del Circuito de Medellín, de 24 fe-
brero 1983, en TP, núm. 2, Medellín, Lealón, 1984, págs. 81 y ss.; y once abril 1985, en
TP, núm. 4, Medellín, Lealón, 1985, págs. 73 y ss. Sobre ello, JIMÉNEZ DE AsÚA, Tratado,
t. IV, 3' ed., págs. 447 y ss.; COI SIÑO MAC IVER, Derecho penal, t. II, págs. 354 y ss.
309 Así, providencia del Tribunal Superior de Medellín de cuatro julio 1979, en
NFP, núm. 4, Medellín, Acosta, 1979, págs. 77 y ss.: "subsistir es un derecho subjetivo
de la persona humana, tan respetable y trascendental que, en casos especiales, es lícito
anteponerlo a cualquier otro, cuando por los medios ordinarios y permitidos no puede
conservársele, con grave riesgo" (pág. 78). En el mismo sentido, Tribunal Superior de
Medellín, providencia de trece agosto 1990, en NFP, núm. 51, 1991, págs. 121 y ss., con
comentario de M. A. Arenas Alzate; también, con el reconocimiento de un estado de
necesidad por adicción a las drogas, providencia de siete febrero 1990 emanada del
Juzgado Primero Penal Municipal de Bello (Ant.), en NFP, núm. 48, págs. 293 y ss., con
comentario de G. González Agudelo.
898
T E O R Í A DE1, D E L I T O
penal, 5 A ed., pág. 5 2 4 ; CEREZO MIR, Curso, t. II, 6 A ed., pág. 2 6 0 y bibliografía allí citada;
JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, t. IV, 3A ed., pág. 3 5 0 ; ZAFFARONI, Tratado, t. III, pág. 6 2 6 ;
SCHÓNKF./SCHRÓDER/LENCKNER/PERRON (Strafgesetzbuch, 27A ed., págs. 6 7 6 y 6 8 5 ) que
añade como criterio "la perturbación del orden jurídico"; BAUMANN/WEBER/MITSCH,
Strafrecht, 11A ed., pág. 368, se inclina por un doble fundamento: el principio de necesidad
y el principio de la ponderación de intereses. Por un fundamento múltiple se pronuncia
PÉREZ, Derecho penal, t. I, pág. 2 2 7 ; a su turno ROXIN (Strafrecht, t. I, 4A ed., pág. 7 6 7 ; el
899
D E R E C H O PENAL. PARTE G E N E R A L .
mismo, Derecho penal, t. I, pág. 714) combina la teoría del interés preponderante con
la idea del fin.
3 1 4 ROXIN, Strafrecht, t. I, 4" ed., pág. 770; el mismo, Derecho penal, t. I, pág. 717;
CEREZO MIR, Curso, t. II, 6A ed., pág. 2 7 0 ; FERNÁNDEZ CARRASQUILLA, Derecho penal, t. II,
pág. 350, aunque no extiende esta exigencia a las demás causas de justificación.
3 1 5 Casos c o m o estos se h a n d e b a t i d o ante los tribunales e s p a ñ o l e s y alemanes. Cfr.,
ser confundido con el de agresión -propio de la legítima defensa-, que es apenas una
modalidad de aquel que es el género. Sobre ello, BAUMANN/WEBER/MLTSCH, Strafrecht,
11a ed., pág. 369.
318 Cfr. STRATENWERTH/KUHLEN, Strafrecht, 5 a e d . , p á g . 167.
900
T E O R Í A DEL D E L I T O
dentro de la que ubica los casos de inminencia. Cfr. KÜHL, Strafrecht, 5a ed., pág. 208.
3 2 5 Así, ROXIN, Strafrecht, t. I, 4 a ed., pág. 728; el mismo, Derecho penal, t. I, pág.
675; JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5 a ed., pág. 387; KÜHL, Strafrecht, 5 a ed., pág. 197;
STRATENWERTH/KUHLEN, Strafrecht, 5a ed., pág. 167; JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, t. IV, 3a
ed., pág. 376. Cosa distinta, sin embargo, sucede con el estado de necesidad excluyente de
la culpabilidad que, por lo menos en el derecho alemán y atendida la redacción del § 35
del C. P., sólo procede para ciertos bienesjurídicos como la vida, la libertad, etc. (cfr.
BAUMANN/WEBER/MITSCH, Strafrecht, 11A ed., pág. 3 7 1 ) .
3 2 6 CÓRDOBA RODA, Comentarios, 1.1, pág. 285; véase la casuística que expone JIMENEZ
902
T E O R Í A DE1, D E L I T O
327 Similar previsión legal en el § 34 inc. Io del C. P. alemán. Sobre ello, SCHÓN-
KE/SCHRODER/LENCKNER/PERRON (Strafgesetzbuch, 27* ed., pág. 683); ROXIN, Strafrecht,
1.1, 4 1 ed., págs. 734 a 735; el mismo, Derecho penal, t. I, págs. 681 y 682; JAKOBS, Derecho
penal, pág. 503; JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5 a ed., pág. 387.
328 Bien lo expresa JESCHECK/WEIGEND (cfr. Tratado, 5a ed., págs. 387-388): "esto
significa que los bienes que se encuentran en discordia deben entrar en conflicto entre
sí de modo tal que sólo uno puede ser salvado mediante el sacrificio del otro".
329 NIÑO, La legítima defensa, pág. 183: "La posibilidad de una huida sólo convierte
en innecesaria a una acción defensiva cuando ella no implica sufrir la lesión a bienes
primarios o de mayor jerarquía que los que se evita lesionar (como podrían ser el honor
o la libertad de movimiento)".
3 3 0 Cfr. JIMÉNEZ DEASÚA, Tratado, t. IV, 3 A e d . , p á g . 417; CÓRDOBA RODA, Comentarios,
903
D E R E C H O PENAL. PARTE G E N E R A L .
332 Así, ROXIN (Strafrecht, 1.1, 4a ed., págs. 736 y ss.; el mismo, Derecho penal, 1.1, págs.
6 8 3 y ss.), al citar doce criterios distintos elaborados por la doctrina y la jurisprudencia
alemanas.
333 En contra, sin embargo, JAKOBS, Derecho penal, pág. 508.
334 S o b r e e l l o , CEREZO MlR, Curso, v o l . II, 6 A e d . , p á g . 2 7 7 ; BUSTOS RAMÍREZ,
Manual, 3 A e d . , p á g s . 2 1 7 y ss.; CÓRDOBA RODA, Comentarios, v o l . I, p á g . 2 8 7 ; ZAFFARO-
NI, Tratado, t. III, p á g s . 6 2 9 y 6 3 0 ; ZAFFARONI/ALAGIA/SLOKAR, Derecho penal, 2 A e d . ,
p á g . 6 3 6 ; el m i s m o , Manual, I a e d . , p á g . 4 9 5 ; COUSIÑO MAC IVER, Derecho penal, t. II,
p á g s . 3 9 5 y ss.; WELZEL, Derecho penal, 2 A e d . , p á g . 132; JIMÉNEZ DE ASÚA, Tratado, t. IV,
3 A e d . , p á g s . 4 2 0 y ss.
904
T E O R Í A DE1, D E L I T O
3 3 5 Así, COUSIÑO MAC IVER, Derecho penal, t. II, pág. 4 0 7 ; CEREZO MIR, Curso, vol.
num. 5), fue objeto de interpretaciones disímiles: Para PÉREZ (Derechopenal, 1.1, pág. 230)
solo comprendía una forma de culpa: "nada más que la imprudente, pues las restantes
formas de la culpa no se mencionan en la disposición. De modo que quien obró con
culpa inconsciente o con simple negligencia, y como resultado de su acción se produjo
un siniestro, le asiste lajustificante"; en el mismo sentido: ESTRADA VÉLEZ, Derecho penal,
2 A ed., pág. 221 y REYES ECHANDÍA, La antijuridicidad, pág. 126. Críticamente, sin embar-
go, ROMERO SOTO, "Apuntes sobre el estado de necesidad", pág. 60. A su turno, para
FERNÁNDEZ CARRASQUILLA, Derecho penal, t. II, 2 A ed., pág. 35, era sinónima de "culpa".
905
D E R E C H O PENAL. PARTE G E N E R A L .
117 Así, FONTÁN BALESTRA, Tratado, t. II, 2A ed., pág. 189; por ello, dice JIMÉNEZ DE
t. I V , 3 ed., pág. 4 1 2 ) : "cuando el estado necesario se origina por negli-
A S Ú A (Tratado, A
que no debería incluirse este requisito en la regulación del estado de necesidad como
causa de justificación. La existencia de un deber de sacrificio por parte del necesitado
podría ser tenida en cuenta en la ponderación de intereses y a pesar de la existencia de
dicho deber, en ocasiones, el interés o intereses salvaguardados podrían ser de superior
valor a los lesionados y no implicar la conducta un grave atentado a la dignidad de la
persona humana. Únicamente debería hacerse referencia a este requisito en el estado de
necesidad como causa de inculpabilidad, de modo que quedará excluida la aplicación
de la eximente cuando, por la existencia de un deber de sacrificio, le fuera exigible al
sujeto la obediencia al Derecho".
906
T E O R Í A DE1, D E L I T O
340 Así CEREZO MIR, Curso, t. II, 6 A ed., págs. 2 8 7 y 288. En contra, ROLDAN BARBERO,
907
D E R E C H O PENAL. PARTE G E N E R A L .
Según el art. 32, num. 7, inc. 2o, del C. P.: "el que exceda los límites
propios de las causales consagradas en los numerales 3, 4, 5, 6 y 7 prece-
dentes, incurrirá en una pena no menor de la sexta parte del mínimo ni
mayor de la mitad del máximo de la señalada para la respectiva conducta
punible", institución denominada por la doctrina como exceso en las causales
de justificación del hecho. Este texto es más amplio que el contenido en el
art. 27-1 del C. P. de 1936, basado en el C. P. italiano de 1889 (art. 50), y
es muy similar al del art. 30 del Código derogado. La disposición cobija
a la persona que al realizar una conducta típica desborda las exigencias
legales en virtud de las que puede, en principio, invocar lajustificante; en
otras palabras: cuando el agente, encontrándose en un comienzo dentro
de los linderos propios de una de las justas causas contempladas en los
susodichos numerales del art. 32, se extralimita, automáticamente pierde
el derecho a ampararse en ellas, y la conducta realizada es antijurídica y
culpable, a no ser que, en este último caso, concurra otra eximente de
responsabilidad346. No obstante, esta situación no pasa inadvertida para
t a r o n el A - 7 4 (cfr. Actas, I, p á g . 2 1 9 ) .
345 Cfr. CÓRDOBA RODA (Comentarios, 1, p á g . 2 8 1 ) , q u e critica p o r c o n s e n a d o r a a
l a j u r i s p r u d e n c i a d e s u país.
346 Cfr. GÓMEZ LÓPEZ, Legítima defensa, págs. 3 0 7 a 369; Corte Suprema de Justicia,
Sala de Casación Penal, sent. de seis agosto 2003, radicado: 12588. Como señala la mis-
ma corporación: "El precepto cobija al procesado que, encontrándose en un principio
dentro de los límites propios de una de las causales de justificación allí contempladas,
se extralimita, caso en el cual si bien no le asiste el derecho de ampararse en ellas para
enervar la acusación, lo cobija un tratamiento especial que se traduce en un menor grado
de exigibilidad y, por tanto, de punibilidad. La locución "El que exceda los límites..." está
demostrando que para poder hablar de exceso resulta indispensable que el sujeto activo
se encuentre en determinado momento dentro de los límites propios de lajustificante
que se alega. 2. El concepto básico del exceso en la legítima defensa cuando surge de la
desproporción entre la agresión y la reacción, ha dicho la Sala (Sentencia de abril 21 de
908
T E O R Í A DE1, D E L I T O
1998, Rad. 10453, M.P. Doctor Gómez Gallego), precisa en todo caso de una valoración
que por naturaleza es esencialmente subjetiva e implica un juicio ex ante, tomando en
consideración, entre otros aspectos, el conjunto de circunstancias concretas en que se
manifiesta la reacción; la identidad del propósito asumido, es decir, que el agente obre
con la finalidad de defenderse; los medios escogidos y utilizados para repeler o hacer
cesar la agresión; y la imagen o idea que de los hechos se formó el agredido ante la
presión sicológica del temor, en forma tal que la decisión tomada se ajuste en lo posible
a la situación vivida por los protagonistas".
3 4 7 U n p a p e l e s p e c i a l c u m p l e este p r i n c i p i o e n t r a t á n d o s e d e l e x c e s o e n l a legítima
909
D E R E C H O PENAL. PARTE G E N E R A L .
351 REYES ECHANDÍA (La antijuridicidad, págs. 335 y ss.), que parte de una concep-
ción según la que dolo y culpa son "formas de culpabilidad", lo clasifica en fortuito,
doloso y culposo; c o m o él, ESTRADA VÉLEZ, Derecho penal, Ia ed., pág. 254; PÉREZ, Derecho
penal, t. I, pág. 232; y GÓMEZ LÓPEZ, Legítima defensa, pág. 117. De opinión contraria,
al comentar el C. P. de 1936, MESA VELÁSQUEZ (Lecciones, pág. 2 6 7 ) , considera que el
exceso siempre es doloso.
352 Esta clasificación en SCHONKE/SCHRODER/LENCKNER/PERRON (Strafgesetzbuch,
27 A ed., pág. 6 6 9 ) ; ROXIN, Strafrecht, 1.1, 4 A ed., págs. 9 9 8 y ss.; el mismo, Derecho penal, 1.1,
págs. 9 3 4 y ss.; JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5A ed., pág. 5 2 7 ; ZAFFARONI, Tratado, t. III,
pág. 640; ZAFFARONI/ALAGIA/SLOKAR, Derecho penal, 2 A ed., pág. 6 4 5 ; el mismo, Manual,
Ia ed., págs. 501-502. Los ejemplos mencionados corresponden a la legítima defensa;
otras hipótesis en REYES ECHANDÍA, La antijuridicidad, págs. 3 3 9 y ss.
353 Cfr. ROXIN, Strafrecht, t. I, 4 a ed., pág. 997; el mismo, Derecho penal, t. I,
pág. 933.
354 Así, para la legislación derogada, PÉREZ, Derecho penal, t. I, pág. 232; ESTRADA
VÉLEZ, Derecho penal, I a ed., pág. 253. Para ZAFFARONI (Tratado, t. IV, pág. 6 4 2 ) , "es ne-
cesario que la misma (la conducta) se inicie justificadamente; ello se debe a que nadie
puede 'exceder el límite' de un ámbito dentro del que nunca ha estado", por lo que
rechaza el exceso intensivo ab initio y limita la figura solo al exceso sobreviviente; en el
mismo sentido, ZAFFARONI/ALAGIA/SLOKAR, Derecho penal, 2A ed., pág. 645. Esta última
distinción es criticada, sin razón, por BACIGALUPO, "Una sentencia trascendente...", pág.
53, que la califica de "pura ficción". Para lajurisprudencia, véase Corte Suprema de
Justicia, Sala de Casación Penal, sent. de seis agosto 2 0 0 3 , radicado: 1 2 5 8 8 ; como señala
la misma corporación en sent. cinco mayo 2 0 0 4 , radicado: 1 9 9 2 2 : "El precepto cobija
al procesado que, encontrándose en un principio dentro de los límites propios de una
de la;, causales de justificación allí contempladas, se extralimita, caso en el cual si bien
no le asiste el derecho de ampararse en ellas para enervar la acusación, lo cobija un
910
T E O R Í A DE1, D E L I T O
335 Cfr. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sent. de cinco mayo
2004, radicado: 19922, que transcribe la sent. de seis agosto 2003, radicado: 12588, que
es un antecedente más en esta materia.
356 Cfr. GÓMEZ LÓPEZ, Legítima defensa, p á g . 368.
Lo niegan providencias de la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal,
357
de 25 marzo 1993, radicado: 6835, tres agosto 1995, radicado: 8844 y 31 diciembre 2001,
radicado: 12099. En la segunda de ellas se lee: "consideraciones sicológicas y jurídicas
que puedan ensayarse sobre el particular, cabe observar que el exceso defensivo y la ira o
intenso dolor san dos fenómenos autónomos e independientes, que no pueden converger a explicar de
modo razonable el comportamiento del procesado B. V., porque aquél supone la existencia de una
agresión actual e injusta que genera un peligro inminente contra un bien jurídicamente
tutelado (la vida y la integridad personal), mientras que la segunda hipótesis emerge de
un agrario o de una ofensa ya consumados, que desata en el ofendido reacciones de ira o
de dolor. El exceso, que resulta punible aunque en menor grado, es una desproporción
en la respuesta defensiva ante una agresión actual inminente, al paso que la ira y el intenso
dolor constituyen perturbaciones emocionales generadas en la causa ya cumplida, esto es,
en la ofensa o provocación grave e injusta de un tercero. En otras palabras, la actualidad
es uno de los factores que permite distinguir la agresión de la provocación: en la defensa
911
D E R E C H O PENAL. PARTE G E N E R A L .
de doce diciembre 2002, radicado: 18983 ["...doctrina yjurisprudencia han admitido que
el miedo puede ser lo que lleve a una persona a excederse en la legítima defensa..."] y 21
abril 1998, radicado: 10453, en la que se lee lo siguiente: "El concepto básico del exceso
en la legítima defensa, cuando surge de la desproporción entre la agresión y la reacción,
precisa en todo caso de una valoración que por naturaleza es esencialmente subjetiva e
implica un juicio ex ante, tomando en consideración, entre otros aspectos, el conjunto
de circunstancias concretas en que se manifiesta la reacción; la identidad del propósito
asumido, es decir, que el agente obre con la finalidad de defenderse; los medios escogidos
y utilizados para repeler o hacer cesar la agresión; y la imagen o idea que de los hechos seformó
el agredido ante la presión sicológica del temor, en forma tal que la decisión tomada se ajuste
en lo posible a la situación vivida por los protagonistas".
912
T E O R Í A DE1, D E L I T O
360 Los acepta solo en los delitos culposos de actividad negándolos en los de resul-
tado, gran parte de la doctrina alemana: cfr. JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 5A ed., pág.
634; SCHONKE/SCHRODER/LENCKNER (Strafgesetzbuch, 27 A ed., pág. 6 2 1 ) y bibliografía
allí citada. Por su parte, ZAFFARONI (Tratado, t. III, pág. 6 3 7 , con base en MAURACH,
Tratado, t. II, págs. 234 y 235) exige "el querer del resultado socialmente valioso". Al
tema, dedica una monografíaJUNGCLAUSSEN, donde expone su desarrollo histórico (Die
subjektiven, págs. 1 y ss.), su aplicabilidad al hecho culposo (págs. 67 y ss.) y el estado de
la discusión doctrinaria (págs. 79 y ss.).
361 JUNGCLAUSSEN, Die subjektiven, págs. 175 y 180. Para la legítima defensa, lo de-
mandan ROXIN, Strafrecht, t. I, 4 A ed., pág. 1100; el mismo, Derecho penal, t. I, pág. 1033;
CEREZO MIR, Curso, 1.1, 6 A ed., pág. 200. A su turno, WELZEL (Derecho penal, 2 A ed., pág.
140) lo admite en el consentimiento, entendido como causal de justificación.
362 Cfr. STRATENWERTH/KUHLEN, Strafrecht, 5 a ed., pág. 355.
913
ÍNDICE G E N E R A L T O M O I
Nota previa 11
Prólogo 13
Abreviaturas más utilizadas 21
P A R T E P R I M E R A
CAPÍTULO PRIMERO
LA DOGMÁTICA PENAL
Y LOS SABERES PENALES
I.Introducción 30
II.El control social y el control punitivo 32
III.El m o d e l o integrado de ciencia penal 35
IV. La dogmática penal 39
A) N o c i ó n 39
B) La dogmática jurídica en general 39
C) La dogmática jurídico penal en particular 40
D) Las relaciones c o n la criminología y la política criminal 47
E) La dogmática penal en Colombia 48
V. La criminología 49
A) Ubicación 49
B) Apunte histórico 50
C) Aproximación a la criminología contemporánea 61
D) La criminología en Colombia 65
VI. La política criminal 67
A) Ubicación 67
B) C o n c e p t o 68
C) La política criminal en Colombia 70
915
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
CAPÍTULO SEGUNDO
I. Introducción 79
II. El derecho penal en sentido subjetivo 81
A) Concepto 81
B) Titular 83
C) Fundamentos 83
1. Material 84
2. Político o formal 84
D) Origen del Título I 88
E) Norma rectora y principio rector 90
III. Los límites materiales al ejercicio del ius puniendi 92
A) Principio de dignidad de la persona humana 92
1. Concepto 92
2. Consagraciones positivas 96
B) Principio de igualdad material ante la ley penal 99
1. Concepto 99
2. Apunte histórico 102
3. Consagraciones positivas 104
C) Principio de proporcionalidad 106
1. Concepto 106
2. Presupuestos 109
3. Los requisitos 110
a) El principio de idoneidad 111
1) Concepto 111
2) Notas esenciales 111
3) Exigencias 112
4) El principio y el derecho penal 113
b) El principio de necesidad 115
1) Concepto 115
2) Notas esenciales 116
3) El principio y el derecho penal 117
c) El principio de proporcionalidad en sentido estricto . . . 121
1) Concepto 121
2) Notas esenciales 122
3) El test de razonabilidad 122
4) El principio y el derecho penal 123
916
ÍNDICE GENERAL
917
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
CAPÍTULO TERCERO
I. Introducción 221
II. Las características del derecho penal objetivo 222
A) Público 222
B) Vigencia con marcado carácter judicial 223
C) Finalista o teleológico 224
D) Liberal 226
E) Garantizador 228
F) Valorativo y normativo 229
G) Monista 230
H) Independiente en sus efectos 231
I) Fragmentario 233
J) Otros caracteres 234
III. Las divisiones del derecho penal objetivo 234
.V Clasificación tradicional 234
918
ÍNDICE GENERAL
CAPÍTULO CUARTO
I. Introducción 263
II. Noción 265
III. Clasificación 266
A) Fuentes de producción y de conocimiento 266
1. Directas e indirectas 266
2. Mediatas e inmediatas 267
3. Escritas y no escritas 267
B) Fuentes formales y materiales 267
IV. Examen de las diversas fuentes 268
A) La costumbre 268
1. Concepto 268
2. Relaciones entre la costumbre y la ley 268
3. Diferencias entre la costumbre, los usos sociales y lajuris-
prudencia 269
4. La costumbre en el derecho penal 270
B) Lajurisprudencia 271
1. Concepto 271
2. Carácter de fuente 271
C) La doctrina 273
D) El proceso legislativo penal 274
1. Concepto 274
2. Etapas 274
3. Vigencia del proceso legislativo 277
919
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
CAPÍTULO QUINTO
LA NORMA PENAL
I. Introducción 284
II. La teoría de la norma penal 286
A) Naturaleza de la norma 286
1. Teoría monista o de los imperativos 286
2. Teoría de las normas de Binding 287
3. Teoría dualista 289
4. Teoría pura del derecho 290
B) Ubicación de la norma y estructura del sistema jurídico 291
1. Teoría analítica 291
2. Teoría funcionaüsta 292
C) Génesis de la norma 293
1. Teorías del consenso 293
2. Teorías del conflicto 294
D) Hacia una concepción mixta 294
III. La estructura lógica de la norma penal 295
A) Normas penales completas 295
B) Normas penales incompletas o dependientes 296
C) Normas penales en blanco 298
IV. Los elementos integrantes de la norma penal 302
A) El supuesto de hecho 302
1.E1 delito 302
2. La contravención penal 305
B) La consecuencia jurídica 306
1. La pena 306
a) Concepto 306
b) Naturaleza 307
c) Justificación 307
d) Fundamento 308
e) Sentido y fin (teorías sobre la pena) 309
2. La medida de seguridad 321
a) Concepto 321
b) Naturaleza 322
c) Justificación 323
d) Función 324
e) Fundamento 325
f) Carácter sancionatorio 326
g) El fin real de la medida de seguridad 328
V. Los destinatarios de la norma penal 328
VI. Las funciones de la norma penal 330
A) De garantía 330
B) De protección 331
920
ÍNDICE GENERAL
C) De motivación 332
D) Simbólica 332
E) La función real de la norma penal 333
VII. La interpretación de la norma penal 334
A) Concepto 334
B) Clases de interpretación 335
1. Según el sujeto que la realiza 336
a) Auténtica 336
b) Doctrinal 337
c) Judicial 337
d) Oficial 338
2. Según los medios utilizados 338
a) Semántica 338
b) Lógica 340
3. Según el resultado 343
a) Declarativa 343
b) Restrictiva 343
c) Extensiva 344
d) Progresiva 345
C) Reglas que rigen la interpretación 346
CAPÍTULO SEXTO
I. Introducción 350
II. El ámbito de validez temporal 351
A) Concepto 351
B) Principios generales 352
C) Casos 354
D) El postulado de irretroactividad y el derecho vigente 357
E) Determinación de la ley más favorable o benigna 360
F) Tiempo de realización de la conducta punible 362
G) La ley intermedia. Leyes temporales y excepcionales 364
III. El ámbito de validez espacial 366
A) Concepto 366
B) Principios generales 367
C) El principio de territorialidad y el derecho vigente 369
1. Concepto de territorio 369
a) La porción del espacio 369
1) El suelo territorial y el subsuelo 369
2) El mar y las aguas territoriales 369
3) El espacio aéreo 371
921
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
CAPÍTULO SÉPTIMO
I. Introducción 398
II. La época primitiva 399
III. La Edad Antigua 401
A) El derecho hebreo 401
B) El derecho romano 402
IV. La Edad Media 403
A) El derecho germánico 404
B) El derecho canónico 404
C) El derecho hispánico 406
D) Los glosadores y los prácticos 407
V. La Edad Moderna 408
A) La recepción en Alemania 409
B) El humanismo 409
C) El pensamiento de Cesare Beccaria 410
1. El derecho penal de la época 410
2. Postulados básicos 410
VI. La evolución de la ciencia penal italiana 413
A) Introducción 413
B) La escuela clásica 414
1. La denominación 414
2. Principales representantes 414
3. El momento político social 415
4. El momento filosófico 415
5. Postulados básicos 415
922
ÍNDICE GENERAL
923
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
CAPÍTULO OCTAVO
I. Introducción 488
II.
La época precolombina 489
III.La época de la conquista 490
IV.La época de la colonia 491
V.La época de la república 493
A) La legislación penal entre 1817 y 1837 493
B) El Código Penal de 1837 496
C) El Código Penal de 1873 499
D) La regeneración y las normas provisionales 500
E) El Código Penal de 1890 501
F) El fracasado Código de 1922 502
G) El Código Penal de 1936 505
H) El Código Penal de 1980 508
1. Orígenes 508
2. Características básicas 510
I) El Código Penal de 2000 515
J) La reforma de 2004: hacia un derecho penal expansionista . . 519
1. Apuntes sobre las reformas sustantivas 519
2. Apuntes sobre las reformas procesales 521
K) Hacia una verdadera reforma penal 525
VI. La doctrina penal en Colombia 527
A) Fase clásica 527
B) Fase del positivismo 530
C) Fase de la dogmática jurídico penal 532
924
ÍNDICE GENERAL
PARTE SEGUNDA
T E O R Í A DEL D E L I T O
CAPÍTULO NOVENO
I. Introducción 544
II. El c o n c e p t o de delito 545
A) Precisiones terminológicas 545
B) Delito y contravención 548
C) Diversas nociones 551
1. Formal y material 551
2. Legal, jurídica y extrajurídica, política 551
3. C o m o ente jurídico 555
4. Natural 557
5. El delito legal 557
6. Dogmática 559
III. La teoría del delito 560
A) Estructura, sentido y m é t o d o 561
B) Evolución de la moderna teoría del delito 562
1. Antecedentes 563
2. El c o n c e p t o clásico 563
3. El c o n c e p t o neoclásico 566
4. El c o n c e p t o finalista 569
5. El c o n c e p t o funcionalista moderado 572
6. El c o n c e p t o funcionalista radical 575
7. Conclusión 578
IV. La estructura del delito en la ley penal 579
A) Ubicación 579
B) La teoría del delito y el derecho positivo 581
C) Hacia una concepción sincrética 588
CAPÍTULO DÉCIMO
LA CONDUCTA
I. Introducción 592
II. Apuntes generales 594
III. Las funciones del c o n c e p t o de conducta 598
IV. Las teorías sobre la conducta 599
A) Orígenes del c o n c e p t o 600
B) El c o n c e p t o científico natural 601
925
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
CAPÍTULO UNDÉCIMO
LA TIPICIDAD
I. Introducción 638
II. Conceptos generales 639
A) Nociones básicas 639
1. El tipo 639
2. El juicio de tipicidad 643
3. La tipicidad y la atipicidad 644
B) Las funciones del tipo penal 645
1. Función garantizadora 645
2. Función fundamentadora 646
3. Función sistematizadora 646
III. Evolución de la teoría del tipo penal 646
A) Orígenes del concepto 647
B) La c o n c e p c i ó n objetiva y sus desarrollos 648
C) La c o n c e p c i ó n del "tipo de injusto" 650
D) La negación de la teoría por la Escuela de Kiel 652
E) La c o n c e p c i ó n desde la posguerra hasta hoy 652
1. Los desarrollos finalistas 652
2. La c o n c e p c i ó n del tipo de injusto 653
3. La teoría de los elementos negativos del tipo 654
4. El tipo de delito 654
5. La c o n c e p c i ó n monista del tipo 656
6. Síntesis 656
926
ÍNDICE GENERAL
7 0 o
7) Evaluación y crítica
711
e) El bien jurídico
f) Los medios
g) El m o m e n t o de la acción 71 ¿
h) El lugar de la acción
i) El objeto de la acción
j) Otros componentes
1) L a s circunstancias agravantes y atenuantes de carác-
ter genérico y específico 714
2) Las condiciones objetivas de punibilidad 715
C) Aspecto subjetivo
1. Estructura
2. Elementos
a) El d o l o
1) Concepto
2) Componente cognoscitivo
3 ) Componente volitivo 1 ¿ ¿
927
DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
928
ÍNDICE GENERAL
CAPÍTULO DECIMOSEGUNDO
LA ANTIJURIDICIDAD
I. Introducción 813
II. Evolución del concepto de antijuridicidad 815
A) La antijuridicidad objetiva 816
B) La antijuridicidad subjetiva 817
C) La antijuridicidad formal y la material 818
D) La antijuridicidad y la teoría de los "elementos subjetivos del
injusto" 819
E) La antijuridicidad y la teoría del "injusto personal" 820
F) El concepto en la dogmática nacional 821
G) Un concepto orientado hacia la política criminal 825
III. El aspecto negativo de la antijuridicidad: las causales de justifica-
ción 826
A) Apuntes previos 826
1. Naturaleza y fundamento 826
2. Las fuentes 828
3. Los elementos subjetivos 829
4. Las consecuencias jurídicas 832
5. La concurrencia de causales de justificación 832
B) El estricto cumplimiento de un deber legal 833
1. Concepto y naturaleza jurídica 833
2. Fundamento 835
3. Requisitos 836
a) La existencia de un deber jurídico 837
b) El deber ha de ser estricto 837
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DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
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ÍNDICE GENERAL
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DERECHO PENAL. PARTE GENERAL.
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