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(no interrupciones)
Vimos que dado un sitio, cuyo aparecer es un aislado, hay que decidir, esto es,
dado un sitio hay un punto. Vimos que dicha decisión se juega entre el hecho y la
singularidad. Ahora decimos que esa decisión1 se juega entre la interferencia en la
consistencia y la interrupción de la consistencia del mundo. Vimos también que una
clase es un mundo. Pues bien, en la teoría de Badiou puede haber mundos sin puntos,
mundos en lo que nada se decide y, por ende, nada ocurre, mundos sin sitios y, en
consecuencia, sin acontecimientos. Son los llamados mundo átonos en términos de
Lógicas de los Mundos, o mundos construibles en términos de El Ser y el
Acontecimiento. Estas nociones nos servirán para pensar en el próximo capítulo la clase
atontadora.
Lo que nos proponemos en este capítulo es pensar cómo es un mundo en el que
nada ocurre, en el que nada hay que decidir. Para esto trabajaremos la relación entre las
ya nombradas nociones de mundo átono, desarrollada en que son Lógicas de los
Mundos y de pensamiento constructivista, trabajada en El Ser y el Acontecimiento.
Comencemos.
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Aún no lo vimos (lo veremos en la segunda parte de este libro), pero esta decisión, la que va asociada a
un sitio, lejos está de ser una decisión consciente que pueda concretar una persona determinada (el
maestro, una alumna, o un alumno), el sujeto de la decisión no es una persona, es otra cosa, ya lo
veremos.
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Esta cursiva es de Badiou.
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Las cursivas que siguen son mías.
… un mundo sin aislado es átono. Allí donde todo se comunica hasta el
infinito, no existe ningún punto. (464)
En un mundo constructivista sólo existe lo que se nombra por una lengua bien
hecha, esto es, por una lengua predecible, una lengua que permita demostrar cualquier
hecho en una cantidad determinada de pasos lógicos, de frases, de fórmulas, una lengua
que posibilite la protocolización de cualquier procedimiento, una lengua que sea el
triunfo del algoritmo sobre el azar, una lengua que mantenga a raya lo imprevisto. En un
mundo constructivista, al igual que en un mundo átono, todo está asegurado.
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La cursiva es de Badiou.
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Las cursivas son de Badiou.
partes), dónde todos esos nombres están bien definidos por una lengua bien hecha. En
un mundo constructivista se puede nombrar todo, decirlo todo, comunicarlo todo. En
otros términos, en un mundo constructivista, al igual que en un mundo átono, todo se
comunica hasta el infinito.
… puesto que todo múltiple construible tiene nombre6 (una frase, una fórmula,
lo designa), el orden de los nombres induce un orden total de esos múltiples. (Badiou
A., p. 341)
Veníamos diciendo, puesto que todo tiene nombre, todo puede ser comunicado.
En todo caso, en un mundo constructivista puede haber, a lo sumo, malos entendidos,
pero nunca desacuerdos ranciêreanos, puede haber ruidos en la comunicación, pero
nunca interrupciones verdaderas. Todo se puede decir, todo se puede nombrar y,
consecuentemente, todo se puede ordenar de manera total: cualquier cosa es
comparable, medible, con cualquier otra cosa (el diccionario impone un orden total). En
un mundo constructivista, al igual que en un mundo átono, todo está organizado.
Y si, un habitante de un mundo constructivista, acaso se topara con algo sobre lo
que no sabe el nombre, siempre tendrá la tranquilidad de saber que la falta de ese
nombre es una falta suya, no una falta de la lengua bien hecha, y sólo será cuestión de
estudiar más tiempo, aprender más palabras, de producir más protocolos, hasta dar con
ese nombre que le está faltando, sabiendo que ese nombre está, como lo está todo
nombre, en algún lugar del lenguaje del mundo. En otras palabras, si, muy a pesar suyo
(en tanto fiel habitante del mundo átono-constructivista), se topase imprevistamente con
que su diccionario está incompleto, siempre podrá apelar al Diccionario del diccionario,
el cual (aun cuando a veces pareciera que no logra acceder a él) sabe que existe, puesto
que la lengua de su mundo es una lengua bien hecha, esto es, una lengua completa.
Tener una lengua bien hecha, una lengua completa, es lo que permite que en un
mundo constructivista lo múltiple se mantenga bajo control (que este todo asegurado)
¿Qué es lo que se quiere tener bajo control de un múltiple? Que no le ocurra torsionarse
en un sitio. Es más, si acaso ocurriera que un objeto del mundo se torsionase en sitio (el
azar nunca es totalmente mantenido a raya), esa torsión solamente sería visible para un
extranjero, para alguien que no viva en el mundo constructivista. Desde adentro del
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La cursiva es de Badiou.
mundo átono-constructivista esa torsión permanece invisible, inaudible, a lo sumo el
habitante constructivista podrá escuchar ruidos en la comunicación, interferencias, más
no interrupciones, puesto que en mundos de ese estilo sólo son admitidos los múltiples
en la transparencia de los signos. En otras palabras, la opacidad del sitio no se ve, no se
ve la imposibilidad de ver todo.
… lo que el saber paciente desea y que solicita a través del amor por la lengua
exacta, aunque fuera al precio de un enrarecimiento del ser, es que nada sea indecidible.
(Badiou A., p. 350)
Puesto que en un mundo constructivista sólo existen los múltiples que, tanto
ellos mismos como sus elementos, son nombrados por el lenguaje del mundo, un
múltiple paradójico como lo es un múltiple acontecimiental (lo que se entiende como un
sitio en términos de Lógicas de los Mundos) no puede existir puesto que, por definición
además de tener elementos propios no presentados, se tiene a sí mismo como elemento,
y en ninguna lengua bien hecha existe nombre para esas cualidades acontecimientales.
Al estar vedada la posibilidad de existencia de lo paradójico el devenir mundano
transcurre de forma natural sin ninguna necesidad de decisión alguna. Un mundo
constructivista es un mundo sin decisión.
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La cursiva es de Badiou.
es interventora (o legal) y la des-mesura del estado puede medirse con exactitud.
(Badiou A., p. 339)
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Las cursivas son de Badiou.
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La cursiva es de Badiou.
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La cursiva es de Badiou.
iv).Una normalidad permanente:
En un mundo átono todo está organizado, no hay ningún punto y, por ende,
solamente hay hechos (ninguna singularidad). En otras palabras, hay una normalidad
permanente. Lo mismo sucede en un mundo constructivista, la situación no cambia. En
términos de Lógicas de los Mundos, el devenir del mundo transcurre entre
modificaciones y hechos, sin nunca interrumpirse ante ningún filtrado de un Dos. En
términos de El Ser y el Acontecimiento, lo único que hay en un mundo constructivo es
el despliegue constructivo de sus partes.