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Felipe López.

Michel Christol & Daniel Nony – De los orígenes de Roma a las invasiones bárbaras.
Libro primero – Los comienzos de Roma.
Capítulo I – La Italia etrusca (Siglos VIII – V a.C.).
A mediados del siglo VIII a.C. el mundo itálico es muy diverso y se encuentra en plena evolución. Entre los pueblos, nuevos o
viejos, destaca el pueblo etrusco, que luego organiza un gran estado en el centro y norte de la península.
Existen dos tesis contradictorias de acuerdo al origen de los etruscos, para Heródoto responden a una migración indoeuropea
desde Lidia a causa de una hambruna, mientras que para Dionisio de Halicarnaso, estos serían nativos de la zona. Los metales
serán la causa principal de la prosperidad etrusca.
Todas las ciudades del periodo vivieron bajo régimen monárquico, y esto parece haber durado hasta finales del siglo VI a.C.
El imperio etrusco poseía numerosos puertos, navíos y surcaban el mediterráneo.
Hacia el sur, en Lacio y Campania se crearon una docena de ciudades, entre ellas Roma y Capua. La gran expansión etrusca
acaba en el fracaso contra Cumas, derrota que da espacio a comienzos del siglo V a.C. para que Roma se emancipe.
Capítulo II – La Roma de los reyes (Siglos VIII – V a.C.).
Los comienzos de Roma pasan desapercibidos. Esta es ubicada en la orilla izquierda del río Tiber.
Según la tradición, un grupo de troyanos escapa de Troya bajo la dirección de Eneas, un hijo de venus y Anquises. Tras un
largo viaje en las costas de Lacio Eneas se casa con la hija del rey aborigen. El hijo de Eneas, Ascanio parte para fundar Alba
Longa, en la que después de él reinan doce reyes. El decimotercero, Numítor fue destronado por su hermano Amulio, momento
para el cual de un encuentro entre Rhea y Marte nacieron dos gemelos, Rómulo y Remo, el primero es quien fundaría Roma
después de observar el vuelo de las aves (auspicium).
Desde Rómulo hubieron siete reyes, cuando el último, Tarquino de Soberbio es expulsado en el 509 a.C. da fin a la
dominación etrusca sobre Roma. Las investigaciones históricas han rechazado este relato tradicional, sin embargo, las primeras
huellas de ocupación de Roma pertenecen con seguridad al siglo VIII, lo cual coincide con los relatos de Tito Livio.
Los romanos viven inicialmente bajo un régimen monárquico. En cuanto a su organización social, la gens reúne a los
descendientes de un antepasado común, a estos se añaden los clientes de la familia. La plebe o plebs corresponden a los recién
llegados, artesanos y comerciantes atraídos por la prosperidad de Roma hasta entonces. Los sacerdotes aparecen como los
primeros auxiliares de los monarcas.
Es debido a un escándalo en que un hijo de Tarquino abuso de una joven que el pueblo se amotinó para dar fin a la
monarquía, dando inicio a la república, dirigida por dos cónsules anuales que resistían el regreso agresivo de los etruscos. La
dominación etrusca se extiende hasta el 480 a.C. En cuanto a los latinos la posición de Roma no está clara, es posible que hasta
la conquista etrusca que Roma haya formado parte de la Liga Latina. Las fundaciones de colonias que Titio Livio atribuye a Roma
son creaciones la Liga Latina. Roma luego de esto acepta el asentamiento de invasores.
Capítulo III – La emergencia de Roma (Siglos V – IV a.C.).
Roma experimenta una dificultad para encontrar el equilibrio constitucional. La salida de los reyes en el 509 a.C. marcó el
advenimiento de un régimen aristocrático cuyo motor era el Senado. En el 485 a.C. una facción monopoliza el poder, los
patricios, estos eran los hijos de senadores (patres) y se presentan como miembros de las familias más antiguas de Roma.
Aparecen los comicios centuriados como nuevo órgano político, a estos se les atribuye el asegurar la supervivencia de la
ciudad y aceptar a los jefes que han de conducir en combate. Entonces, la ciudad contaba con dos comunidades rivales, los
patricios que tenían a su favor el poder político y la plebs, que tenían un mayor número. En el 449 a.C. se firma un pacto en que
ambos grupos buscan relacionarse y coexistir. Durante tres cuartos de siglos la plebe lucha por acceso a las magistraturas.
Los conflictos de Etruria le resultan provechosos a Roma. Los galos comienzan por arruinar las posesiones etruscas de la
llanura del Po. Una de estas campañas liderada por Brenno aplasta al ejército romano el 18 de julio del 390 a.C. y la república
sale temporalmente arruinada después de la guerra. Roma crea una alianza con Caere y se asocia a sus expediciones marinas,
por lo que ahora Roma comienza a ser conocida por historiadores griegos. Para el 384 – 354 a.C. Roma es la primera ciudad de
Italia central. En un primer momento Roma es aliada de los samnitas, mientras estos luchaban contra los latinos, la victoria de
este conflicto supone la disolución de la Liga Latina. Las guerras samnitas ocurridas entre 326 y 290 a.C. muestran a los samnitas
como adversarios peligrosos. Roma adquiere ventaja en el conflicto concluyendo una paz provechosa en el 304 a.C.
Las leyes de Licinio-sextias del 367 a.C. señalan una victoria decisiva de la plebe. La censura consistía en la examinación uno a
uno de los senadores y ciudadanos, en caso de haber una tacha se podía excluir del senado, cambiarle de tribu o multarle. La
plebe se reunía en asambleas que tomaron el nombre de comicios por tribus, estos votaban plebiscitos que vinculaban solo a los
plebeyos. La ley Hortensia valida estas prácticas, provocando que la actividad legislativa fuera en gran parte tarea de ellos.
Capítulo IV – La ciudad romana.
No ha sido posible conocer cuál fue la originalidad romana antes de su expansión. Los dioses pasan de la primitiva tríada
indoeuropea (Júpiter, Marte y Quirino) a la capitolina de origen etrusco (Júpiter, Juno y Minerva) la cual pasa a ser nacional. A
estos dioses se les unieron otros griegos, etruscos, latinos e itálicos. No se preocupaban por una organización teológica
coherente.
Obra de los etruscos y con siglos de elaboración se compone un calendario lunar primitivo, en el que se contaban 109 días
nefastos o consagrados y 235 fastos, de los cuales 192 podían reservarse a negocios públicos (comiciales). La figura del Sumo
Pontífice (Pontifex Maximus) adquiere importancia por su responsabilidad sobre el calendario.
Habían nueve augures que realizaban auspicios en nombre del estado, por lo que adquieren importancia política. El rey
Tarquino adquiere los libros sibilinos que contienen “recetas” para conjurar los prodigios. Estos dos no resolvían todos los
problemas por lo que aparecen los arúspices, que examinaban entrañas e interpretaban los rayos.
Desde el 339 a.C. se les da forma humana a los dioses. Entre los ritos habían invocaciones a los dioses, rezos y ofrendas
cruentas (sacrificios) o no cruentas (pasteles, vino, etc.) Entre los conceptos importantes se encuentran la paz de los dioses (pax
deorum) que corresponde a no encontrar en el curso de una acción la hostilidad de una divinidad. Y la religio, que se entiende
por el conjunto de relaciones entre hombres y dioses.
Respecto a las instituciones, Roma es una agrupación de hombres libres que obedecen a leyes que están por encima de ellos.
Entre estas instituciones pueden distinguirse las asambleas del pueblo o comicios, el consejo o senado y los magistrados.
Para el siglo III a.C. existen tres asambleas del pueblo, pero la de los comicios curiados (la más antigua) ya es solo simbólica,
por lo que solo cuentan los comicios centuriados y las asambleas de la plebe (comicios por tribus). En estas solo participan
ciudadanos varones mayores de edad obligatoriamente encuadrados en grupos bien definidos.
El senado ya no congrega a los jefes de familia, sino sobre todo a los ex magistrados. Es un consejo, se reúne por
convocatoria de un cónsul o de un pretor. Su opinión es un parecer y ha perdido el antiguo derecho de rechazar una ley votada
si, sin embargo, su autoridad moral sigue siendo considerable. A este le corresponde la gestión del tesoro público (junto con las
cuestores) y la dirección (con ayuda de los cónsules) de los asuntos exteriores y de la guerra.
Los magistrados se pueden dividir en dos, en superiores e inferiores. Los primeros eran constituidos por los dos cónsules y el
pretor. Los cónsules dirigen los asuntos públicos y militares, mientras que el pretor puede reemplazarle, pero de por sí se dedica
a la organización de la justicia. A mitad del siglo III a.C. se integra un segundo pretor (peregrino) que se ocupa de los litigios
civiles y crímenes entre extranjeros. Los magistrados inferiores se encargan de la policía del mercado, los viales y los edificios
públicos.
Como los cónsules se ausentan cada vez más el Senado aparece como un amplio colegio que debe cuidar de todo. Si bien el
derecho es igual para todos, no todos los ciudadanos tienen los mismos derechos, solo los más ricos eligen a los magistrados.
En roma conviven ciudadanos, esclavos y extranjeros o peregrini, estos últimos por lo general eran aliados o soldados al
servicio de Roma. Los ciudadanos romanos en pleno derecho son los nacidos de padre y madre ciudadanos. La célula familiar
obedecía al padre de familia quien tenía autoridad sobre su mujer y sus hijos. Habían numerosas divinidades que operaban en la
casa y acompañaban a los romanos desde su nacimiento hasta su muerte.
El comercio era activo y a comienzos del siglo III a.C. Roma empezó a acuñar la moneda. Su economía monetaria ya existía
con anterioridad a base de monedas importadas, pero las primeras acuñaciones de monedas romanas de plata y bronce habría
que situarlas en el primer cuarto del siglo III a.C. donde las primeras monedas de plata con el rostro de Marte son reflejo del
tratado del 279 entre Roma y Cartago.
Capítulo V – La conquista del mediterráneo occidental.
A comienzos del siglo III el territorio de Roma antes bastante reducido comienza a ser vasto a base de alianzas que le vinculan
con ciudades teóricamente autónomas. Roma se había interesado en el sur para acabar con los samnitas, y ante diferencias con
la ciudad griega de Tarento estalló un conflicto. Al realizar una alianza con la aristocracia local Roma acabó por apoderarse de
Tarento. Así Roma se hizo con el poder de numerosas ciudades marítimas, lo que implicó la hegemonía del mar Tirreno. Entre
Roma y su aliada Cartago, se interpuso como conflicto la posesión de Sicilia.
Los mamertinos ocupaban Mesina, los cuales estaban bajo la protección de Cartago, y los romanos al ocupar la zona se dio
origen a la primera guerra púnica, que se extendería por 23 años. Fue una disputa pareja con victorias y derrotas para ambos
bandos, al final del conflicto Cartago pactó dejar Sicilia, mientras esta seguía siendo ocupada por Hierón, aliado romano,
convirtiéndose oficialmente en una provincia romana. Así luego Roma ocupó Cerdeña y Córcega expulsando a los púnicos.
El mar Tirreno entonces era de dominio romano. Roma entre el 241 y el 226 a.C. manifestó una actividad desbordada en
Italia a favor de la civilización urbana, lo que inquietó a los vecinos galos quienes acabaron por invadir en el 226 perdiendo el
conflicto.
A vísperas de la segunda guerra púnica Roma aseguraba que el conflicto haría crecer sus riquezas. Hispania eran entonces
una base de operaciones del bando enemigo y estaba ocupada por mercenarios. Se fundó Cartago Nova (Cartagena) y por la
misma fecha nació Aníbal, hijo de Amílcar, quien se crio entre soldados y para los 18 años ya era lugarteniente, llegando a ser
jefe único del ejército púnico para el 221 a.C. Cuando se declaró la guerra con Roma, Aníbal condujo a setenta mil hombres por
Italia, cruzando los Alpes en cinco meses. Mientras, Roma reunía su ejército, este se basaba en 3 líneas, donde un primer grupo
atacaba con jabalinas para que luego el segundo luchara cuerpo a cuerpo, una tercera línea armada de lanzas actuaba como
último recurso. Poma para el 221 a.C. contaba con doscientos setenta y tres mil hombres movilizables para la guerra, por lo que
Aníbal, al no poder superar en número solo le quedaba hacerlo por sorpresa. Cartago no poseía tanta gente y tampoco
dominaba el mar.
La llegada de Aníbal por los Alpes hizo inútil la estrategia romana, destruyó algunas legiones y pasó a la Italia meridional. La
ballata de Cannas (216 a.C.) fue un desastre para Roma, y hombres comenzaron a cambiar de bando. A partir del 215 a.C.,
durante 10 años la guerra fue un conflicto de desgaste. Para el 212 a.C. Cartago había dominado, pero ahora Roma recuperaba
ventaja.
En el 205 los romanos hicieron paz con Filipo V (Macedonia). En el 201 se firmó paz con Cartago y este tuvo que entregar
todas sus posesiones fuera de África además de pagar indemnización. Junto con esto, Roma ganaba las posesiones cartaginesas
de Hispania, Siracusa, entre otras tierras itálicas. El denario se impuso como moneda en Italia y Sicilia.
Grecia estaba más dividida que nunca y era ocupada por Filipo V, lugar donde intervino Roma por ambición de gloria dando
origen a la primera guerra macedónica. En la batalla de Cinoscéfalos (197 a.C.) Filipo V fue vencido, y para el 194 a.C. las tropas
romanas abandonaron Grecia.
Otras potencias seguían siendo los Seléucidas en Siria y los Lágidas en Egipto. Antíoco, un rey del imperio seléucida llegó en
auxilio a los griegos, conflicto en el entró Roma, y junto a los aqueos y Filipo V hicieron escapar a Artíoco (batalla de las
Termópilas) y al año siguiente fue derrotado. Los etolios perdieron el control de Delfos y de las islas del mar Jonio.
Roma entonces tenía libertar de actuar por su dominio del mar. Hispania esta indispensable ya que se buscaba explotar su
tierra. Roma debía terminar de tomar Córcega y Cerdeña y de dos provincias de Hispania lo que le obligaba a tener activas
guarniciones.
Libro segundo - El apogeo de la república y el establecimiento del imperio.
Capítulo VI – La república oligárquica.
La victoria sobre Cartago aseguró a Roma dominio de la cuenta occidental del mediterráneo, mientras que la victoria sobre
Macedonia y Siria le otorgaron dominio sobre la oriental. El periodo entre el 188 y el 133 a.C. es un periodo de calma, donde
interiormente Roma adoptó un aire aristocrático. Roma ahora era muy rica, y poseía un gran ejército (un millón de hombres
movilizables) sin embargo tras un periodo de hambrunas ocurre una revolución agraria en que los hombres partieron a las tierras
recientemente incorporadas (más ricas para trabajar) produciendo una despoblación de Italia. Es una época de desahogo
económico, al que le sigue una depresión económica que se sentirá en todo el mediterráneo.
Sigue existiendo intercambio de ideas entre Roma y Grecia debido a un contacto directo y profundo. Tanto romanos como
extranjeros aprenden griego y se interesan por adoptar sus temas, sin embargo, en el 154 a.C. se prohibió en Roma la
construcción de un teatro permanente.
Los nobles eran conocidos por su origen familiar, y la nobleza corresponde a las grandes familias con el poder político. Los
hombres nuevos son los que acceden al consulado sin precedentes familiares, y existieron muy pocos de estos, lo que nos hace
dar cuenta que el nacimiento era un elemento importante, al igual que la fortuna de las familias. La clientela aparece como un
elemento bajo la lógica de la jerarquía. La nobleza se dedicaba a vigilar a los magistrados, y su cualidad era estar a disposición de
la función pública, al no practicar negocios (gran comercio) podían consagrarse a la comunidad.
El senado entonces aparece como la asamblea de los nobles. Varias familias nobles estaban afectadas por esterilidad por lo
que era común la adopción, esto quizá culpa del matrimonio entre consanguíneos. Habían constantes peleas entre las familias.
Dentro de esta jerarquía social quedaban excluidas las elites itálicas.
Hasta el 172 a.C. Roma mantuvo el equilibrio de sus fuerzas, hasta que estalló la guerra contra Perseo que consistió en la
neutralización de Macedonia, a partir de ahí hubo conflictos en la zona, y para el 146 a.C. se prohibieron las ligas, y el mundo
griego fue entonces solo un grupo de pequeñas ciudades.
En África Cartago se recuperaba, explotaron sus tierras y nuevamente surcaban los mares. Sin embargo, Massinissa (rey
númida) les acosaba en intento de anexarlos a su estado, y tras una lucha los venció. Roma se alarmó ya que había recibido
indemnización por parte de Cartago hace 50 años, por lo que la tercera guerra púnica significo arrancar a Massinissa de Cartago.
Roma venció y tiempo después Cartago desapareció, sin embargo, su civilización sobrevivió pasando a Roma o a ciudades
vecinas.
Hubo una paz relativa entre el 180 y el 155 a.C. respecto a la ocupación de Hispania. Para el 154 a.C. los indígenas se
sublevaron, conflicto que tardó una docena de años en solucionarse. En la conquista de la península murieron muchos hombres,
pero Roma sucumbía a su apetito de dominio y exceso. Luego de esto sobrevino una crisis económica que afectó al
mediterráneo.
Capitulo VII – Los tribunos revolucionarios.
Entre el 133 y el 90 a.C. Roma tiene muchas ideas en el ámbito político pero las tensiones exteriores no permiten llevar a
cabo transformaciones. La acumulación de las tierras en pocas manos causa descontentos. La clase baja y medie están siendo
perjudicadas en todo sentido. Por estas razones, el segundo tercio del siglo II a.C. contempla varios movimientos sociales.
Roma posee muchas tierras, quizá un tercio de Italia. Partes de las tierras están alquiladas, estériles o acaparadas por
propietarios. Los pueblos aun eran variados y la lengua latina aun no adquiría tanto éxito. Varios pueblos disfrutan de relaciones
con Roma, pero pocos se benefician del derecho latino (casi ciudadanos, pero sin derecho a voto). Los itálicos ricos están en una
situación incómoda pues se ven como antiguos vencidos.
Dos hermanos, Tiberio Sempronio Graco y Cayo Graco, ambos tribunos de la plebe en algún momento intentan poner fin a
los movimientos. Se repartiría entonces, la tierra en lotes con fin de desahogar a los pobres y aumentar la clase media. Todos los
ciudadanos pobres podían obtener estas tierras si estaban dispuestos. Después de implementar la ley agraria (133), los
hermanos y el suegro de uno repartieron las tierras. Tiberio luego planteó modificar el tribunado (implementar reelección) y lo
pagó con su vida. Mientras, Cayo resignó la posición de los caballeros, dejando por el suelo al senado. Propuso además, la
concesión de la ciudadanía romana a los latinos y la ciudadanía latina al resto de itálicos. El poder político para el momento se
repartía entre senadores y caballeros.
Se asesinaron ambos hermanos y a sus partidarios. De haber funcionado sus leyes se habría generado una clientela tan
numerosa que podría haber sido mayoría en las asambleas, por lo que se veía como peligro. Sin embargo, las ideas de Graco
siguieron siendo de actualidad. La ley agraria del 133 fue sucedánea para el 123 a.C.
La familia Fenicio Metelo adquirió un poder extraordinario, y dominó hasta en el poder hasta el 108 a.C. cuando fue elegido
Cayo Mario para cónsul. Su personalidad dominó hasta el 100 a.C. Inició su carrera como cliente de Metelo y tuvo una exitosa
carrera militar. Fue elegido cónsul ilegítimamente durante 5 años seguidos (104 – 100 a.C.). Extendió el reclutamiento militar con
el fin de formar un ejército más numeroso, justificado en un esfuerzo constante por lo bélico y la guerra. Dos nobles, Servilio
Glaucia y Apuleyo Saturnio le apoyaron en su reelección y actuaron luego como jefes populares. Para el 99 a.C. fueron mandados
a arrestar por el senado, pero los nobles triunfaron.
El 92 a.C. la vida política se reanimó, constantemente se acusaban senadores y tribunos. Livio Druso fue elegido tribuno de la
plebe y en venganza al senado retornó parte del programa de Graco. Atacó a los caballeros implementando una ley que devolvía
en parte facultades a los senadores que se le habían quitado, doblando el número de estos últimos. Finalmente propuso que los
aliados itálicos recibieses ciudadanía romana. El senado acabó por rechazar su proyecto, y votadas sus leyes fue asesinado. Su
muerte llevó a perder la esperanza de los itálicos por la ciudadanía romana, por lo que se alzaron para fundar un estado
antiromano. En este periodo a la ilegalidad se le agregó la violencia por parte de todas las facciones.
Capítulo VIII – Los problemas del imperio.
El periodo de herencia de Atalo hasta el regreso de Sila enfrentan a Roma con los problemas de la conquista, actúa como un
periodo de transición donde el poder político se fortalece.
La estación fría pausaba los conflictos con Hispania. Roma terminó al fin con la conquista de las islas (Cerdeña, Córcega y
Baleares) fortaleciendo su ruta marina. Firmó numerosos tratados de alianza y amistad. Apareció la provincia de Galia como paso
entre los Alpes e Hispania, provincia que fue pensada para soldados licenciados. En quince años la romanización avanzó de
forma inminente y los galos tuvieron que elegir entre ella o la amenaza germánica.
Escipión Emiliano dirigió la organización romana del África tras la tercera guerra púnica, u el reino númida, por su destacado
auge económico favorecía sus relaciones económicas con Roma. Sin embargo, un asesinato por parte de Yugarta (un númida),
hizo retornar las operaciones en la zona, conflicto zanjado por Cecilio Metelo. Luego se mantuvieron buenas relaciones, pero
debido a las guerras civiles estos estados funcionaron prácticamente como independientes.
Para el 113 a.C. los germanos llegaron hasta la orilla del Danubio, derrotando a los romanos, Mario acabó por enfrentarlos,
aniquilándolos para el 102 a.C. espacio que permitió pacificar los Alpes y terminar con la revuelta de los esclavos sicilianos. Aun,
por el resto del mundo romano se extendieron las revueltas sociales. Roma fundó la nueva provincia de Cilicia ya que Rodas,
empobrecida, ya no era capaz de asegurar la vigilancia del mar y se Asia (anexada a Roma). Mitrídates acabó por ocupar la
provincia de Asia, consiguiendo como aliado a la Grecia europea, por lo que Roma perdía el dominio del Egeo. Sila para el 86 a.C.
reconquistó Atenas y expulsó a las fuerzas enemigas de Grecia, y tras revueltas en Asia Mitrídates prefirió negociar.
La condición de romano se volvía ventajosa, y ante las problemáticas presentes los sublevados, antes aliados, crearon un
nuevo estado mársico-samnita, hecho que destaca la guerra social. Roma a través de leyes consideró traídos a todo ciudadano
que favoreciera a los sublevados. La ley Julia (90 a.C.) daba ciudadanía a los aliados itálicos aun fieles. La ley Plautia-Papiria (89
a.C.) daba ciudadanía a cualquier itálico. Y la ley Pompeya (89 a.C.) otorgó derecho latino a ciudades de Galia. Medidas que para
el 88 a.C. ya habían mitigado los peligros.
Sila, Pompeyo y Estrabón se distinguieron en las operaciones militares. Las guerras permitieron la unidad de la península y el
enriquecimiento de Galia. Los ciudadanos entonces fueron inscritos en 8 de las 35 tribus, para así no generar tanto impacto en la
constitución. En el 133 a.C. se contaba con 6 provincias, ahora, para la época de Sila habían 10.
Capitulo IX – La restauración silana.
En el 88 a.C. Roma había triunfado, pero la pacificación aun no concluía. La situación monetaria era catastrófica y la perdida
de Asia afecto inmensamente a sus ingresos.
El cónsul Sila y el senado daban importancia a las guerras contra Mitrídates. El tribuno Sulpicio Rufo a base motines
implementó leyes que distribuían a los nuevos ciudadanos en las 35 tribus, además a través de otra ley, confió a Mario la
expedición a Asia, expedición de la que estaba a cargo Sila. Este último al negarse marchó hacia Roma y se la tomó, este es el
primer golpe de estado militar romano. Sulpicio fue degollado y se abolieron sus leyes, Mario huyó hacia África. Entonces Sila
dispuso que cualquier ley propuesta debía ser aprobada por el senado, medida que amordazaba a los tribunos.
Cinna y Octavio, cónsules para el 88 a.C. se enfrentaron, y como el primero apoyaba la moción de Sulpicio de dividir a los
nuevos ciudadanos en las 35 tribus fue expulsado. Condenado a muerte, volvió a Roma con un ejército. Fueron entonces Cinna y
Mario reintegrados, y su vuelta estuvo marcada por ejecuciones sumarias en donde se dio muerte al cónsul Octavio. Mario
murió en su séptimo consulado, dejando a Cinna al mando por 3 años más.
Así, se inscribieron por fin a los nuevos ciudadanos en las 35 tribus, y se saneó la situación financiera. El regreso de Sila en el
85 a.C. provocaría nuevas tenciones. Este, para el 83 a.C. recibió apoyo de Pompeyo en su camino a Roma y en dos años triunfó
sobre Mario. Pompeyo partió entonces a la conquista de Sicilia y luego de África. Hispania fue sustraída a Sertorio. Sila en su
mandato acabaría ejecutando a todos sus enemigos.
Fue nombrado dictador bajo la creación de la ley Valeria, esto con el fin de reconstituir la república. Para la fecha producto
del clientelismo los nobles controlaban la maquina electora. En esta época de reformas aparecen realmente las 10 provincias
permanentes. Con el implemento de varias leyes y la organización de los tribunales permitió armonizar la legislación. Se reforzó
la clase media y la unidad itálica. En general el papel constitucional del senado mejoró. Sila se retiró voluntariamente del poder y
en el 78 a.C. se eligieron nuevos cónsules.
Metelo propuso leyes a favor de los itálicos (restituir sus tierras) y al ser rechazado marchó sobre Roma. Pompeyo tomó
partido en su contra y le expulsó, por lo que comenzó a adquirir popularidad. Se le confió luego la guerra de Hispania.
Las fuentes nos hablan indirectamente sobre la magnitud del esclavismo romano.
En la revuelta liderada por Espartaco, un esclavo tracio, acabó por aplastar a varias legiones y ejércitos consulares romanos.
Roma ante esto se le otorgó el mando de la batalla a un antiguo pretor, Craso, quien para el 71 a.C. ya había liquidado la
revuelta. Mientras, Pompeyo salió Victorioso en Hispania, y al volver a Roma se detuvieron los últimos esclavos rebeldes dando
fin al periodo de guerras.
Pompeyo y Craso postularon a cónsules con ayuda de los tribunos de la plebe, por lo que al salir electos se apresuraron a
restaurar la potestad tribunicia. Los tribunales se volvieron mixtos, formados por 3 tercios, uno de senadores, otro de caballeros
y el último de tribunos del tesoro público. Así, se imposibilitó al senado para gestionar por sí solo las finanzas públicas. En
general, se generó un mayor provecho para los gobernadores y hombres de negocios, lo que traería repercusiones más tarde.
Capitulo X – La crisis de la república (69 – 49 a.C.).
Se conocen relativamente bien los últimos años de la república, esta poseía una vida política a plena luz y se caracterizó por
un ir y venir de alianzas por parte de Roma y las provincias.
Los caballeros habían pasado a un primer plano en la escena política, estos eran un grupo de la gran burguesía, auxiliar al
senado, estos tenían intereses financieros y comerciales. Sus intereses iban más allá de los límites del mundo romano ya que
tenían influencia en otras provincias. A inicios del siglo II no eran más de 2400, numeró que aumentó considerablemente.
Significaron un elemento de moderación y de conservadurismo social.
En la Roma de Cicerón (con quinientos mil o un millón de habitantes) hay más grupos sociales. Los esclavos aparecen con
abundancia, y muchos de estos logran acceder a la libertad. Había ayuda por parte del gobierno para poder vivir. Italia se
muestra como un país activo a pesar de estar en crisis.
Hay una receptividad de lo helenístico basada en una parte por la necesidad de aprender filosofía. También se reciben cultos
a dioses extranjeros, en el 42 a.C. el senado aceptó la construcción de un templo a Isis. El pueblo se dirige con mucha devoción a
la divinidad Fortuna ya que garantiza éxitos ambiciosos y cambios milagrosos a la vida de los probres. La divinidad en general
seguía estando arraigada en el mundo occidental, así se seguían utilizando como estrategia política, ejemplo de esto es el cómo
la familia Julia afirmó ser descendiente de Lulo, hijo de Eneas y nieto de Venus.
El ganar la guerra en Hispania dio pie al iniciar y retomar conflictos anteriores. Se encomendó la guerra con los piratas, que
acabó en una derrota para Roma. Se retomó el conflicto con Mitrídates y en seis años no había ningún avance. Así se le
encomendó ambas campañas a Pompeyo, el que aniquiló a los piratas en tres meses y acabó por expulsar a Mitridates de la
Cólquide, tomando también el Ponto, Siria, Líbano y Jerusalén, lugar donde se enteró que Miitrídates había muerto.
Así, el mediterráneo oriental se convertía en un lago romano. Roma ante la ausencia de Pompeyo tuvo un vacío en el senado,
se anulaban elecciones consulares a conveniencia de estos. Catilina postuló a cónsul y fracaso, por lo que propuso una
revolución agraria revolucionaria, conflicto que mitigó Cicerón (de la facción de Pompeyo).
César fue pretor para el 62 a.C. siendo Catilina derrotado por segunda vez tomó el poder a la fuerza, momento para el que
fue expulsado y en Etruria, mientras alzaba un ejército rebelde murió.
César, del partido popularis, fue cónsul en el 59 a.C. con el apoyo de Craso. Realizó el primer triunvirato, votó una ley agraria
para los veteranos de Pompeyo, se ganó a los hombres de negocios y así tuvo la posibilidad de hacerse con un ejército. Los
conservadores Catón y Cicerón fueron mitigados.
Para el 56 a.C. la situación política es complicada, hay mucha violencia. En el segundo triunvirato, una entrevista con César,
este recibió prórroga de su mandato, Craso la guerra contra los crasos y Pompeyo un mandato provincial tranquilo (recibió las
dos Hispanias). La situación política se aclaraba, pero murió Craso trayendo consigo nuevas tensiones. Ante el asesinato de
Clodio (un tribuno de la plebe bastante popular) el senado tuvo que acudir a Pompeyo y fue nombrado único cónsul.
Creció así una rivalidad entre César y Pompeyo. César realizó la conquista militar de Galia, conflicto que terminó en el 51 a.C.
favorecido para Roma, por lo que César obtenía fama. Al verse venir el segundo consulado de César, el senado lo depuso
votando estado de emergencia, por lo que se dirigió a Italia con su ejército con el objetivo de tomar la dirección del estado. El
conflicto del 49 a.C. entonces tuvo una magnitud mediterránea, correspondiente al amplio poderío romano.
Capítulo XI – Los príncipes quiméricos: César y Antonio.
Tras el cruce del Rubicón y la batalla naval de Actiaum la república sufrió desordenes, seguido de la guerra civil que se
extendió durante 18 años.
Pompeyo fue sorprendido sin preparación ante la iniciativa de César, entonces evacuó Roma llevándose consigo a la mayoría
de senadores. El paso al otro lado del Adriático fue exitoso, por lo que la estrategia de César fue un completo fracaso. Ahora era
dueño de Italia, pero estaba en la misma posición que los marianistas 35 años atrás. César buscó contacto con Pompeyo, pero
este le rechazaba, y acabaron por enfrentarse en Farsalia (Tesalia). El ejército de Pompeyo era más numeroso, pero aun así César
obtuvo una victoria total. Pompeyo se refugió en Egipto y fue asesinado. César que le perseguía casi muere en Alejandría, arregló
tensiones en Egipto, pacificó el Bósforo y el norte de Anatolia.
Oriente entonces le obedecía a César, a excepción de un ejército pompeyano que se fortificó en África a órdenes de Labieno.
En el 45 a.C. se disipó el último ejército pompeyano y el mismo año se triunfó sobre Hispania.
Hubo varias matanzas en África, y ejecuciones sistemáticas en Hispania. César contó con la oposición de algunos tribunos y
hubo intentos de sublevación armada. En un inicio tenía condición de pontífice máximo, luego de su primera campaña a Hispania
fue dictador y se hizo elegir cónsul para el 48 a.C. llegó a ser dictador cuatro veces en total, realizó numerosas obras públicas,
remodeló el foro entre otras cosas. Disolvió asociaciones populares causantes de desórdenes. César siempre subrayó su favor
divino como descendiente de Venus, su estatua se llevaba en procesiones junto a la de Victoria y finalmente recibió el título de
divus (condición divina). Para el 44 a.C. César se negaba a convertirse en ciudadano ordinario y fue asesinado ese mismo año. Su
compañero, el cónsul Marco Antonio fue eximido de su cargo. El dictador había cubierto todas las magistraturas lo que provocó
un vacío. Para su funeral, Marco Antonio realizó un motín, los asesinos de César escaparon (tiranicidas) y se adueñó de Roma
actuando como cónsul único. Los tiranicidas mientras reunían un ejército. Su papel de cónsul fue discutido por los tiranicidas y
por los otros herederos, Lépido y César Octaviano (sobrino nieto de César). Este último volvió a Roma para legitimar su adopción,
pero Marco Antonio lo expulsó, y terminó su consulado reuniendo un ejército para combatir a los tiranicidas.
En el 43 a.C. sin haber hecho frente a los tiranicidas el consulado pasó a manos de Hircio y Pansa, que apoyaban la causa
senatorial, César Octaviano había reunido un pequeño ejército en Campania y lo puso a disposición de los cónsules. Cicerón le
dio el derecho de mando a sus 19 años, y se le otorgó la misión de salvar a uno de los asesinos de su padre, Decimo Bruto.
LA operación fue un éxito, pero ambos cónsules murieron, por lo que el senado quedaba desarmado. El senado declaró
enemigo a Marco Antonio por lo que huyó. A la vuelta de Décimo Bruto los soldados de los cónsules muertos se negaron a
obedecerle y se unieron a César Octaviano. Este pidió el consulado y ante la negativa del senado marchó sobre Roma y lo logró
para él y un primo suyo, volviendo con prisa ilegales a los tiranicidas.
Marco Antonio en Galia se ganó tropas cesarianas. César Octaviano entonces no podía pensar en enfrentarse ante un ejército
tan fuerte. Marco Antonio propuso alianza ante la ejecución de Décimo Bruto, por lo que seguido de esto se realizó el triunvirato
constituyente, por el cual el poder político se compartió entre Lépido, Marco Antonio y César Octaviano. Mientras los tiranicidas
reunían un ejército en oriente. Se enfrentaron finalmente en Filipos el 42 a.C. ganando la batalla. Así, Marco Antonio y César
Octaviano eran los amos. César Octaviano se haría cargo de occidente (Galia e Hispania) y Marco Antonio de oriente, quedando
Italia indivisa. Marco Antonio se unió con Octavia, hermana de César Octaviano y se dieron fin a los disturbios.
Marco Antonio proseguía su obra en oriente, mientras en Roma sus amigos se alternaban las magistraturas con los de César
Octavio. Una nueva invasión produjo que Marco Antonio realizara un contrataque en el 36 a.C. que terminó en un completo
fracaso. Marco Antonio despachó a Octavia dando más importancia a su relación Cleopatra, que había tenido mellizos suyos.
Después de ser eliminado Sexto Pompeyo, Lépido rompió con César Octaviano, pero su ejército no le siguó. Así empezó a
ascender César Octaviano, joven que había logrado la gloria en la batalla de Filipos, excelente general y autor de varias victorias.
Para el 32. Los nuevos cónsules atacaron a César en el senado, y al actuar Amenazante estos huyeron. Marco Antonio seguía
su relación con Cleopatra, por lo que César Octaviano hizo público este apego ante el senado, por lo que hizo deponer de sus
poderes a Marco Antonio, así aprobó la guerra contra Cleopatra, reina de Egipto, estratégicamente para que en el caso de que
Marco Antonio se aliara con ella actuaría como traidor a la patria. Marco Antonio esperaba el ataque en Grecia, pero no pudo
vencer las flotas de César Octaviano. Abandonó a sus tropas y huyó con Cleopatra para resistir mejor el ataque desde Egipto o
Siria, pero sus lugartenientes cambiaron de bando. Marco Antonio se suicidó al siguiente Año y luego lo hizo Cleopatra, Así
Egipto pasó a ser una provincia romana. Al volver a Roma César celebró una triple victoria (contra los ilirios, Accio y Alejandría),
tras el consulado del 31, 30 y 29 a.C. lo retuvo un año más y el 27 a.C. abdicó sus poderes al senado quedando con mando
especial y sin responsabilidad directa. Este le dio el nombre inédito de Augusto.
Capítulo XII – De Augusto a Domiciano: Los fundadores del principado (27 a.C. – 96 d.C.).
Augusto y Tiberio aceptaron la carga del imperio, nunca quedó claramente establecido el carácter monárquico del régimen
que se disimulaba bajo la calificación de principado.
Egipto se redujo a provincia, y luego se anexó Judea. En Asia menor, Galacia se convirtió en provincia. Así mismo, frente a la
provincia de Siria establecieron una fuerte guarnición. Roma ganó al precio de una vigilante atención, una frontera relativamente
pacífica. Mientras en occidente los cambios fueron más importantes.
Para el 6 d.C. se buscó extender la Germania romana. En África el rey númida, Juba II tuvo que ceder sus estados. Luego de
treinta y cinco años Augusto presentaba un occidente transformado, pero sus políticas de conquistas siguen siendo poco
conocidas. Fueron los comerciantes romanos que negociaban más allá de las fronteras los que dieron a conocer estas regiones
incorporadas, ya que según decían, serían de fácil conquista.
Entre el optimismo tuvo lugar una grave crisis en las conquistas que acabó por afectar profundamente la política occidental.
En un inicio Dalmacia y Panonia se sublevaron. Varias legiones en germanas desaparecieron y Augusto no las reemplazó. A su
muerte graves motines se dieron en África, y Tacfarinas dirigió un alzamiento que duraría diez años.
César a su llegada de Oriente, en el 28-27 a.C. restauró las formas republicanas para detener los abusos de la dictadura de
César, recibidos los poderes censorios inscribió cuatro millones de ciudadanos, eliminó a doscientos senadores y creó nuevos
patricios. Volvieron las elecciones libres. A su regreso de Hispania estalló una crisis (23 - 19 a.C.) producto del descontento de
unos nobles por el favor de Augusto hacia su sobrino y su yerno, desencadenando el conflicto de Murena. Tras este hecho,
Augusto cambió de política, entonces abdicó de su undécimo consulado. Después pasó dos años en Oriente, y su regreso fue
triunfal, su autoridad entonces fue aceptada.
El 12 a.C. fue el apogeo del gobierno de Augusto cuando ciudadanos de toda Italia acudieron a elegirlo pontífice máximo. En
adelante el príncipe contaba con potestad tribunicia y el pontificado máximo.
Augusto mejoró los ingresos fiscales. Desarrolló un impuesto por cabeza y por propiedades. No se detuvo inmediatamente el
saqueo de las provincias por parte de sus gobernadores, pero mejoraron los cobros y los impuestos. Junto con el tesoro público
existía la fortuna de Augusto (Que luego pasaría a Tiberio). Los treinta años posteriores a Accio, Roma disfrutó es una
prosperidad relativa, pero luego, el estado sufrió falta de dinero que duraría hasta el principado de Claudio.
En cuanto a la justicia se mantuvieron los tribunales permanentes. La apelación al pueblo fue sustituida por la apelación al
príncipe. La sociedad romana se basaba en la existencia de dos órdenes, el senatorial y el ecuestre.
Augusto y Tiberio se ganaron a la plebe mediante distribuciones de dinero y celebración de juegos.
Los libertos tuvieron normas especiales que subrayaban su condición inferior a los ciudadanos, fueron excluidos de los
honores, no disponían libremente de sus bienes los solteros, las libertas no se podían casar con senadores, entre otras leyes.
La mayoría de la masa popular seguía apegada a la religión tradicional, las clases superiores se jactaban de escepticismo.
Augusto construyó templos a dioses, pero él mismo se dejó honrar al igual que un dios, tanto en oriente como en occidente.
Augusto decía ser intelectual, pero no tenía dotes para la oratoria, para escribir ni para la filosofía. Estimuló a Virgilio, Horacio y a
Tito Livio a exaltar la gloria pasada y presente de Roma mediante la literatura.
Augusto sigue siendo un hombre de estado enigmático, fue cruel y ambicioso, tenía pasión para gobernar. Estableció un
gobierno monárquico, pero respetando en lo posible los intereses de los propietarios. Su mando fue aceptado unánimemente
Augusto había conquistado el poder y Tiberio fue asociado a él desde el 23 a.C. Augusto buscó heredero, dejando a su
hijastro Tiberio el cual adoptó, y al marido de su nieta, Germánico. Tiberio eligió como sucesor al hijo de Germánico, Cayo César,
apodado Calígula (37 - 41). Se manifestaba un régimen dinástico. Calígula era un enfermo cuyas extravagancias e incompetencia
arruinaron el capital de popularidad que obtuvo el principado de Tiberio. Asumió aires tiránicos, aumentó los impuestos, sus
familiares lo hicieron matar. Sin herederos designados, los pretorianos impusieron a Claudio (41 - 54), quien restauró el orden en
el estado. Saneó la moneda y realizó conquistas. Luego de él, un bisnieto de Augusto accedió al poder, y trajo en un inicio
grandes esperanzas, este fue Nerón (45 - 68).
Algunas familias republicanas para entonces querían disputar a los Julio-Claudios el monopolio del poder. Desde entonces los
príncipes eran "niños mimados", no eran sino herederos que no ganaron nada por sus propios méritos. La crisis del 68 no fue el
fracaso de un régimen, sino de un hombre, Nerón, el cual no se condujo como jefe de ejército (imperator), tal como debía hacer
merecer su puesto. Hubo revueltas iniciadas por gobernadores en las provincias. El senado notó que el príncipe estaba aislado,
así que lo proclamó decaído, siendo sustituido por Sulpicio Galba.
Para entonces la nobleza ya no era indispensable, y el senado ya no garantizaba la posesión del poder.
Vespasiano (69 - 79) en el poder, sin tradición familiar se vio desembarazado a la hora de hacer concretar sus poderes. Como
Augusto, Vespasiano acumuló sus consulados e hizo volver la censura. El segundo sucesor fue Domiciano (81 - 96). Para entonces
ya no son las grandes familias de Roma las que dominan el senado, sino las de Italia en general.
En el exterior se tomó Judea, se conquistó la isla de Britania, se organizaron las provincias de Germania. Los dacios atacaron
bajo el Danubio, pero Domiciano los contuvo. Para Vespasiano existían tensiones entre el príncipe y algunos círculos
senatoriales, estas tensiones rebrotaron con Domiciano y acabó por ser asesinado en el 96 d.C.

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