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ADOLF HITLER, ¿GENIO O GENOCIDA?

 #UnDíaComoHoy #Alemania #UnPocoDeHistoria

Uno de los personajes históricos contemporáneos más biografiados del siglo XX fue Adolf Hitler. Nació un
20 de abril de 1880 y es curioso, pero no era alemán sino austríaco, aunque, ¿qué diferencia hay si ambos hablan el
idioma germánico? Austria era como una “provincia” alemana meridional, que debido a la querella de las
investiduras (Edad Media) entre el emperador (guibelino) de Enrique IV y Federico Barbarroja contra el papado
(güelfos), obligó a la Iglesia a trasladar la sede imperial del SIRG a Austria, por lo tanto, la historia está íntimamente
ligada.

¿Cómo fue Austria durante la juventud de Hitler?, es decir, entre 1889 hasta la Primera Guerra. En Europa, se vivía el
periodo conocido como la paz armada o “belle époque”. En primer lugar, ambas naciones (Alemania y Austria)
vivían un esplendor similar a la Florencia de Lorenzo de Médici (s. XV-XVI) o la Atenas de Pericles. Por todos lados
se sentía el ambiente cultural: era la época de Nietzsche, muerto en 1900 cuando Hitler contaba con 11 años; Richard
Wagner, aunque en otra vida logró que el rey de Baviera construyera el teatro más grande del mundo solo para
escuchar la música del autor de las Valquirias; científicos; empresarios; escritores… En fin, todo un ambiente que
permitía según las crónicas, memorias, epístolas y biografías, que los alemanes y austriacos imiten el ideal griego de
“mente sana en cuerpo sano”. Era común en los germánicos poseer en su vivienda una variada y copiosa biblioteca y
el sentido de la cultura física. No hace mucho Chamberlain y Gobineau habían propuesto la teoría de las razas
superiores, Madame Blavatzky desde 1881 iniciaba el estudio de la “raza de los arios” refugiados en el Tíbet.
Además, en el siglo XIX ya existía un fuerte antisemitismo. Hitler no fue el primero en difundir la tesis de que los
judíos eran los culpables de la crisis moral y económica de estos pueblos.

Su padre fue el típico burócrata de perfil patriarcal y despótico; y su madre, sensible como los artistas. Adolf Hitler
hereda entonces el espíritu ferrero del padre y la sensibilidad por parte de la madre. Se habla de que su profesor de
sociales fue antisemita. Por la amistad con Kubishek quien escribió el libro “El joven Hitler que conocí”, se sabe que
el futuro Reichführer tenía el sueño de ser pintor, mientras que su amigo quería ser músico. El primero lo logró.
Hitler no pudo ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Viena. Algunos sugieren que el que calificó a Hitler cuando
pintaba un bodegón para postular a la escuela de artes fue un judío, y le recomendó que postule a la escuela de
arquitectura. Le dio una palmadita en el hombro y le dijo: “Jovencito, su futuro está en la escuela de arquitectura. Se
equivocó de escuela”. Y puede ser cierto, porque cuando caminaba por las calles de Viena, solía modificar puentes y
edificios en su mente, y luego los dibujaba de manera excepcional. Le fascinaban los edificios. Así lo cuenta su
amigo de juventud, Kubishek. Además, cuando se convirtió en canciller, volvió a su amada ciudad natal y restauró
algunos puentes como los había dibujado en su juventud.

Al morir su padre (1903) y años después su madre (1907), la pasó mal pintando cuadros que vendía solo para
sobrevivir. Vivía en un cuarto con gente de dudosa reputación, estaba tan delgado que cuando intentó ingresar a la
milicia, no lo aceptaron por su delgadez extrema. En su libro, considerado como una biblia para la Alemania nazi,
Hitler cuenta detalles de la Austria de la pre-guerra y post-guerra, de cómo participaba en los debates públicos, de su
ideología y de su lectura de revistas como Ostara, y de su admiración por los ya citados Wagner, Nietzsche y también
las rubias, como lo fue su esposa Eva Brown, hija de su fotógrafo.

Hitler como muchos otros, entre intelectuales y aficionados creía que la moral y voluntad de la juventud alemana
estaban siendo socavadas y corrompidas por foráneos, cuyo objetivo era dominar la política, economía y cultura de
este pueblo europeo. Los datos señalan que los bares, clubes nocturnos y similares aumentaban desde el siglo XX y
más que otros tiempos, por lo tanto, el futuro del país estaba siendo amenazado. El resultado de todo esto fue el
asesinato del archiduque un 28 de junio de 1914 y el pretexto de la Primera Guerra Mundial. Es fácil deducir que la
Triple Alianza la conformarían Alemania y el Imperio Austrohúngaro, y que Italia se saldría de esta alianza. Turquía
entraría por Italia con Bulgaria. El otro bando lo conformaban Francia, Rusia e Inglaterra, Francia buscando la
revancha de la guerra perdida con Prusia en 1871 (Prusia, la pequeña Alemania). Hitler aprovecha la circunstancia del
estallido de la Gran Guerra y otra vez se presenta al Ejército, pero no del austrohúngaro sino del alemán. Y como en
la guerra todo vale, Adolf Hitler fue admitido. Al culminar la guerra, recibe la Cruz de Hierro, algunos dudan de su
autenticidad. Además, hay un vacío en su historia acerca de lo que realmente hizo entre 1919 y 1920, justo en la
época de la crisis de la postguerra.

También hay otra controversia acerca de su origen. Algunos creen que tuvo un abuelo judío, otros creen que fue su
abuela. El debate continúa, todo esto porque Hitler destruyó todos los documentos de su nacimiento y familia. En
octubre de 1920 de repente aparece un partido nuevo llamado popularmente NAZI. Hitler se involucra tanto en
política que, con su poder de convencimiento y atracción de las masas, se convirtió en presidente del partido. “Cabo
bohemio”, así lo llamarán los altos mandos militares como Luddendorf, Falkenhayn o Hindemburg. Y de 80
miembros afiliados a un partido inicialmente desconocido en una taberna de Múnich, solo tuvo que pasar 13 años
para que más de 60 millones de personas apoyen el proyecto del partido, pero eso, mi estimado lector, es otra historia.
Heracles Galo.

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