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La Biblia: un texto, diferentes lecturas

¿Cómo leer la Biblia hoy?


Claves para una lectura bíblica encarnada en la vida
En los primeros siglos de la Iglesia, la lectura de la Biblia era una práctica común en las
comunidades cristianas y constituía una parte importante de la vida espiritual de los
creyentes. Con el pasar de los siglos, se va imponiendo, en la vida del pueblo de Dios,
una concepción diferente de la fe, que, poco a poco, fue reservando la lectura de
la Biblia a los “entendidos”, en general, los miembros del clero. La lectura espiritual va
reemplazando la lectura bíblica con textos de meditaciones y reflexiones. La lectura de
la Palabra no se fomenta. El texto bíblico íntegro no era accesible a todos. Desde los
siglos XII-XIII, estas posturas se van consolidando en el seno de la Iglesia, para
constituir la “norma” de los siglos venideros.

Desde comienzos de nuestro siglo, en parte impulsado por el renovado empuje que
produjeron los estudios críticos literarios de los textos bíblicos, el proceso comenzó a
revertirse muy lentamente.

Sin embargo, el Concilio Vaticano II se pronuncia con insistencia en retomar la práctica


de la lectura bíblica, despejando el camino para que la Biblia vuelva a todo el pueblo
cristiano.

“Es conveniente que los cristianos tengan amplio acceso a la Sagrada Escritura.”
Dei Verbum 22
“El santo Concilio exhorta con vehemencia a todos los cristianos, en particular a los
religiosos, a que aprendan el sublime conocimiento de Jesuscristo con la lectura
frecuente de las divinas Escrituras.
Porque el desconocimiento de las Escrituras es desconocimiento de Cristo.”
Dei Verbum 25
“Así, pues, con la lectura y el estudio de los libros sagrados la palabra de Dios se
difunda y resplandezca y el tesoro de la revelación, confiado a la Iglesia,
llene más y más los corazones de los hombres.”
Dei Verbum 26

En nuestro continente latinoamericano, los documentos de Medellín, Puebla y Santo


Domingo renuevan la invitación a leer la Biblia para llevar a la vida cotidiana la Palabra
de Dios.

En nuestros días, la lectura de la Biblia es una práctica encarnada en el corazón de la


vida de fe del pueblo. La Palabra de Dios se lee en los encuentros de catequesis con
niños, jóvenes y adultos; en las comunidades de base; en los grupos bíblicos que
surgen, numerosos, como fruto de la acción del Espíritu.

El pueblo de Dios, retornando a la Palabra de Dios, intenta caminar con mayor fidelidad
al proyecto de Vida que inspira la Biblia.

A la pregunta ¿cómo leer hoy la Biblia? puede responderse de muchas maneras.


Existen diversas formas y métodos que enriquecen la vida eclesial. Así como también
hay prácticas que promueven una lectura de la Biblia alienante y fundamentalista que
nada tiene que ver con el proyecto liberador de Dios.

Nuestra propuesta nace de la contemplación de la práctica de Jesús en el evangelio. El


nos orienta y nos brinda las claves para leer la Biblia desde una postura de fe, a partir
de la realidad que nos toca vivir, en una perspectiva comunitaria que nos lleva a la
conversión y al anuncio de la buena Noticia del Reino.

• El evangelio nos enseña...


Una mirada al relato evangélico de los discípulos de Emaús nos presenta numerosos
elementos para tener en cuenta. Nuestra reflexión recoge las grandes intuiciones que el
biblista Carlos Mesters ha venido trazando en su metodología de lectura y reflexión
bíblica, tan utilizada por muchísimos grupos bíblicos en toda Latinoamérica.

En Lucas 24, 13-35:

El evangelio nos cuenta que dos discípulos iban de camino al pueblo


de Emaús conversando sobre los hechos acontecidos en esos días, desanimados,
desorientados, sin entender bien qué había pasado. Dejaban su comunidad
de Jerusalén donde habían conocido y seguido a Jesús. Lo sentían ausente de sus
vidas. Estaban tristes y desilusionados. Temerosos de lo que podían hacer los judíos
con ellos.

 Jesús se acerca y comienza a hablar con ellos. Se interesa por conocer qué
estaban viviendo, qué les estaba pasando, cómo se sentían. Les pregunta dos
veces, "¿qué es lo que venían conversando?", y ante el asombro de ambos,
insiste: "¿qué pasó?". Los compromete a contar "su" versión de lo que había
pasado. Los invita a analizar la vida y las cosas que estaban ocurriendo.
 Jesús no les pregunta si habían leído las Escrituras. Los escucha y sólo después
de escucharlos toma la iniciativa y recorre los textos sagrados para explicárselos
y, así, abrirles el corazón y la mente a su mensaje. La Palabra de Dios les ayuda
a iluminar y a entender desde la fe las cosas que iban pasando y la realidad que
les tocaba vivir. El porqué de las cosas cambia, cuando las miramos desde Dios.
La palabra de Dios da sentido a la vida y a los acontecimientos que
vivimos. Cuando se la escucha con atención, transforma a las personas, y uno
siente cómo "arde su corazón".
 A lo largo de la narración, Jesús se muestra preocupado por acompañar a los
peregrinos. Se acerca a ellos. Se gana su confianza. Los escucha. Los alienta y
los ayuda a encontrar una respuesta y una salida a su situación de angustia y
desesperanza. Construye un clima afectuoso y los contiene, a tal punto que, al
“caer la tarde”, ellos le piden que permanezca con ellos. El relato termina
presentando cómo los discípulos lo reconocen en la cena compartida, en la
fracción del pan. No solamente entienden lo explicado, sino que su miedo se
transforma en valentía, su tristeza, en alegría, su angustia, en sentido, desandan
sus pasos y vuelven gozosos a Jerusalén, a su comunidad a llevar la Buena
Noticia del encuentro con Jesús Resucitado.

A través del relato de los peregrinos de Emaús, Jesús nos enseña un camino para leer
la Biblia:

 Parte de la realidad de los discípulos.


 Los textos bíblicos iluminan esa realidad y ayudan a discernir el camino del
Resucitado.
 El proceso se realiza en una comunidad de fe.
 La Palabra inspira la conversión, activa la esperanza y moviliza a los discípulos.

La comunidad que lee la Biblia desde la realidad libera la fuerza transformadora de la


Palabra, que vuelve a la realidad para transformarla.

Los discípulos de Emaús reconocen al Señor. Son capaces de descubrir las señales de
la nueva vida del Resucitado, y esto se traduce en un cambio profundo en sus
vidas. Dan media vuelta y retoman el camino. La raíz de la palabra conversión es
precisamente darse vuelta, dar un giro, volver al camino.

El relato nos aporta, además de la metodología que propone Jesús, un acertado criterio
para evaluar nuestra propia práctica.
Una lectura, tanto personal como comunitaria, de la Biblia, según el Espíritu de Jesús,
produce la conversión. Nos da fuerzas y ánimo para meternos en la realidad que
vivimos, aunque sea difícil y desalentadora como la de los peregrinos. La Palabra de
Dios convierte nuestros criterios, nuestra mirada de la realidad se vuelve esperanzadora
y utópica. La perspectiva de vida del Reino nos impulsa, y lo que antes era miedo,
desaliento y sin sentido, se transforma en desafío, coraje y audacia.

La “Biblia” o “Sagrada Escritura” está abierta a muchas interpretaciones, no solamente


las espirituales, religiosas y teológicas, sino también otras más laicas. Así que deja la
mano del autor, el texto adquiere vida propia y significados que ya no dependen de quien
lo escribió. Con la Biblia no es diferente: hay muchos modos de leer la Escritura, muchos
sentidos para el mismo texto, muchas interpretaciones para el mismo versículo.

Lo que da riqueza y pobreza a una lectura de la Bíblia no es el texto en sí mismo, sino


la capacidad (o falta de ella) de encontrar las diversas posibilidades de interpretarlo,
desde los significados más aparentes hasta los significados más profundos.

Un largo abanico de interpretaciones se abre para el lector que no se contenta con


apenas una lectura, pero que acepta la máxima rabínica: “la Escritura tiene setenta
faces”, esto es, tiene muchos modos diferentes de leer la Palabra de Dios y, por tanto,
no hay “un” significado del texto, y sí “diferentes” significados del texto.

Esta multiforme interpretación de la Biblia deriva de varios factores: del propio texto (la
lengua y el estilo del autor), del lector, de las etapas de la historia (dogmas,
controversias, concilios) y de las ciencias en general (arqueología, historia, sociología).

Por “modo científico” de leer la Biblia, se comprende no solamente la aplicación de los


postulados y de los instrumentos de las varias ciencias modernas (psicoanálisis,
medicina, sociología) sobre el texto bíblico, sino un conjunto de metodologías,
presupuestos y criterios para hacerse “exegesis”, es decir, para “extraer, llevar para
fuera” el significado más profundo.

Hay distintos acercamientos a la lectura de la Biblia. Nos podemos acercar al texto con
el “método histórico-crítico”, “análisis de la estructura literaria”, “lectura socio-
antropológica”, “crítica textual”.

A su vez, el término “Lectura”, es muchas veces usado para designar los modos de
interpretación. En primer lugar, cuando la lectura no sigue criterios y categorías de
interpretación, pero valoriza el diálogo con el texto y, como consecuencia, puede ser
practicado más de forma práctica que de forma sistemática. Este es el caso de
la “lectura popular”, de la “lectura orante” y de la “lectura pastoral”. Cuando la
lectura aplica al texto bíblico criterios y procedimientos de otras ciencias, éste es el caso
de la “lectura socio-antropológica” y la “lectura psicoanalista”. Además cuando la
lectura asume un horizonte hermenéutico o un aspecto del mismo. Es el caso de
la “lectura feminista” y de la “lectura liberadora”.

Lectura por la antropología cultural


El acercamiento a los textos bíblicos que utilizan las investigaciones de la antropología
cultural está en relación estrecha con el acercamiento sociológico. La distinción de estos
dos acercamientos se sitúa a la vez a nivel de la sensibilidad, a nivel del método, y al de
los aspectos de la realidad que retienen la atención. Este acercamiento antropológico
se interesa por un conjunto de otros aspectos que se reflejan en el lenguaje, el arte, y la
religión, pero también, en los vestidos, los ornamentos, las fiestas, las danzas, los mitos,
las leyendas y todo lo que concierne a la etnografía.

En general, la antropología cultural define las características de los diferentes tipos de


personas en su medio social -como, por ejemplo, el hombre mediterráneo-, con todo lo
que ello implica de estudio del medio rural o urbano y de atención a los valores
reconocidos por la sociedad (honor y deshonor, secreto, fidelidad, tradición, género de
educación y de escuelas); al modo como se ejerce el control social; a las ideas sobre la
familia, la casa, la relación familiar, la situación de la mujer; a los binomios institucionales
(patrón-cliente, propietario-arrendatario, benefactor-beneficiario, hombre libre-esclavo),
sin olvidar el concepto de sagrado y profano, los tabúes, el ritual de pasaje de una
situación a otra, la magia, el origen de los recursos, del poder, de la información,
etc. Sobre la base de los diferentes elementos, se constituyen tipologías y “modelos”
comunes a varias culturas.

APORTACIONES

Este género de estudio puede evidentemente ser útil para la interpretación de los textos
bíblicos, y es efectivamente utilizado para el estudio de concepciones de parentesco en
el Antiguo Testamento, la posición de la mujer en la sociedad israelita, el influjo de los
ritos agrarios, etc.

En los textos que presentan la enseñanza de Jesús, por ejemplo las parábolas, muchos
detalles pueden ser clarificados gracias a este acercamiento.

Lo mismo ocurre con concepciones fundamentales, como la del reino de Dios, o con el
modo de concebir el tiempo en la historia de la salvación, así como los procesos de
aglutinamiento de las comunidades primitivas.

Este acercamiento permite distinguir mejor los elementos permanentes del mensaje
bíblico que tienen su fundamento en la naturaleza humana, y las determinaciones
contingentes, debidas a culturas particulares.

LIMITACIONES

Este acercamiento no está en condiciones, por sí mismo, de dar cuenta de la


contribución específica de la Revelación. Conviene ser consciente de ello en el momento
de apreciar el alcance de sus resultados.

Veamos por ejemplo el relato de Génesis 11, 1-11 analizado por Elsa Tamez:

"El mito de Babel (Gn. 11, 1-11) por todos conocido y muy analizado hoy día, es un mito
etiológico, es decir, que tiene la función de explicar el origen de un hecho observable en
el mundo del autor”. En este caso se trata de la existencia de diferentes lenguas y
culturas. El mito, como todo mito, está abierto a diferentes interpretaciones; la
explicación dominante, más tradicional, ha sido la de ver la dispersión y diversidad de
lenguas como un castigo divino por querer ser como Dios. Sin embargo aquí en América
Latina, la interpretación del mito en el movimiento de lectura bíblica va por otro camino.
La diversidad de las lenguas es vista como una protección divina frente a una sola
lengua homogenizadora y tirana, que exige que toda la humanidad haga lo mismo y
tenga un solo nombre. Los versículos 1 y 5 apuntan al problema de fondo: toda la tierra
hablaba una misma lengua y unas mismas palabras (lit. y era toda la tierra de un labio
y unas palabras). Esta característica de una sola lengua permite la unificación de la
población para el proyecto de la fundación de una ciudad con una torre cercana al cielo.
Los semas de esta torre apuntan a superioridad y control desde lo alto; se trata de un
proyecto fuera de proporciones que sobrepasa todos los límites. El número uno se repite
en la narración: una lengua, una ciudad, una torre y un nombre. Como tienen una sola
lengua y son un solo pueblo, tienen todo el potencial de fundar una ciudad, una torre y
darse un nombre. El narrador no dice cuál es el nombre que se piensan dar, lo
importante para el relato es que quieren darse un solo nombre para ser conocidos por
todos los confines de la tierra. Yahvé interviene y los dispersa al hacer que hablen
diferentes lenguas. Solo así, con la diversidad de lenguas fue posible impedir que los
humanos concluyeran su proyecto hegemónico.
Los humanos no alcanzaron a terminar la ciudad, ni su torre ni a nombrarse a sí mismos.
Pero Yahvé sí le dio un nombre a la ciudad inacabada, “Babel” la llamó, cuyo significado
es “embrollo”, “confusión”. El nombre que planeaban darse a sí mismos los fundadores
de la ciudad y la torre, por lo tanto tendrá que relacionarse con algo contrario a
confusión: ¿“claridad”? o ¿“poder”?, ¿los únicos? La univocidad, dibujada en la figura
“torre” erigida con medidas desproporcionadas, connota arrogancia, poder y control. Las
palabras de Yahvé son clave en la comprensión del problema de fondo que es la
peligrosidad potencial de contar con una sola lengua, una sola cultura. Por algo el
lingüista Ferdinand de Saussure percibía «la excesiva unificación de las capacidades
lingüísticas como génesis de comportamientos fascistas»" ("Desafíos del
multiculturalismo a la traducción de la Biblia", por Elsa Tamez).

En América Latina, encontramos una diversidad cultural, que no siempre se integró, más
bien vemos la dificultad de descubrir o asumir al “otro”, los pueblos originarios o
afroamericanos, cuya cultura y lengua nos separan. Porque nosotros, los indígenas,
mestizos y blancos, que hablamos español o portugués, tenemos que aprender a vivir
la diversidad cultural, de lenguas y de costumbres. Y llegar a comprender a los "sin
voz", aprender la lectura de la Biblia desde los pobres dejándonos evangelizar por los
otros.

Lectura feminista
La lectura feminista de la Biblia surgió al final del siglo XIX, en el contexto de la lucha
por la igualdad de derechos, y se la asocia a la teología feminista. El punto de partida
es saber si es posible leer la Biblia y hacer teología “como mujer”. No solamente si es
realizable, sino también y principalmente si es académicamente válido e importante.

El primer y principal criterio de la lectura feminista es la “cuestión de género” como


herramienta de interpretación y análisis de los textos bíblicos. En la práctica eso significa
asumir algunos presupuestos: que la sociedad en la cual la Biblia nació y fue escrita era
patriarcal y androcéntrica; que también las traducciones y las interpretaciones de textos
bíblicos son marcadas por el patriarcalismo y androcentrismo; que el propio texto bíblico
tiene, casi en su totalidad, una visión masculina, aun cuando habla de mujeres.

APORTACIONES

Adopta sus propios presupuestos a los métodos de la exégesis, bien como de otras
ciencias (sociología, antropología, historia etc.), la lectura feminista busca poner en
evidencia el androcentrismo bíblico y revertir la interpretación de los textos.

Asume varias líneas, tales como: analizar críticamente el patriarcado y los conceptos
que de él dependen, ligados a la sociedad y a la religión.

Pone de relieve la forma en que las mujeres actuales leen e interpretan la Escritura
desde los supuestos de su feminidad, un camino que debe conducir hacia una
antropología ampliada donde se integren y completen lo masculino y femenino.

LIMITACIONES

Si el trabajo de la lectura feminista consiste en estudiar sociedades vivientes, es


necesario esperar dificultades cuando se quieren aplicar sus métodos a medios
históricos que pertenecen a un lejano pasado.

Los textos bíblicos y extrabíblicos no proporcionan necesariamente una documentación


suficiente para dar una visión de conjunto de la sociedad de la época.
1) En lo que concierne a los escritos neotestamentarios, el objeto de estudio, en
definitiva, no es la concepción de la mujer expresada en el Nuevo Testamento, sino la
reconstrucción histórica de dos situaciones diferentes de la mujer en el siglo primero:

 La que era habitual en la sociedad judía y greco-latina, y


 La otra, innovadora, instituida en el movimiento de Jesús y de las iglesias
paulinas, en las cuales se habría formado “una comunidad de discípulos de
Jesús, todos iguales“.

Uno de los apoyos invocados para fundamentar esta visión de las cosas es el texto de
Gálatas 3,28. El objetivo es redescubrir para el presente la historia olvidada del papel
de la mujer en la Iglesia de los orígenes.

2) En cuanto al Antiguo Testamento, muchos estudios se han esforzado por llegar a una
mejor comprensión de la imagen de Dios. El Dios de la Biblia no es la proyección de una
mentalidad patriarcal. Es el Padre, pero también el Dios de la ternura y del amor
maternal.

En el relato de Génesis 16, 1-14:

Descubrimos cómo en ese tiempo la sociedad era fuertemente patriarcal: no reconocía


a la mujer los mismos derechos y la consideraba inferior al hombre. Siempre pertenecía
a un varón, su padre, su marido, su hermano, su hijo, su cuñado. El hombre era su
dueño y propietario.

La bendición estaba en los hijos que tenían. Por eso ser estéril era considerado una
maldición, y la mujer era la responsable; nunca se le atribuía al varón. En el texto que
analizamos, contemplamos cómo eran los vínculos entre Sara, Abraham y Agar.

Las relaciones de poder entre Agar y Abraham son distintas. Agar es mujer, esclava de
mujer y extranjera. Socialmente la importancia de la mujer está en procrear los hijos. Su
papel social en el grupo es garantizar el equilibrio de reproducción.

Abraham es patriarca, por tanto autoridad dentro del clan.

Sara es mujer de Abraham pero es estéril, no puede dar descendencia ni fuerza de


trabajo. Por eso Sara da a Agar, su esclava, a Abraham para tener descendencia.

Algunas preguntas que podemos hacer al texto en esta lectura feminista:

 ¿Cuál es la opresión que vive Agar?


 ¿Qué nos muestra el texto sobre la situación de la mujer en ese tiempo?
 ¿Cuál es la experiencia de Dios que tiene Agar en su búsqueda de liberación?

Hoy también en medio de los diversos desiertos, muchas veces no reconocemos la


presencia de Dios "que nos ve y escucha" y que camina junto a su pueblo. En las
situaciones de mayor soledad él nos sostiene en la palma de su mano.

A modo de conclusión

Todos los métodos de lectura y todas las hermenéuticas tienen fortalezas y debilidades.
Por lo tanto, ningún modo de interpretar la Biblia es tan completo que pueda substituir a
todos los demás. Más bien, la Biblia está siempre abierta a nuevos abordajes y nuevas
interpretaciones.

Es importante señalar que los tres documentos post-conciliares de la Iglesia Católica


respecto a la interpretación de la Biblia – La Interpretación de la Biblia en la Iglesia, de
1993; Verbum Domini, de 2010; Inspiración y Verdad de la Sagrada Escritura, de 2014
– afirman enfáticamente que todos los métodos de lectura son válidos y útiles para
buscar los significados del texto bíblico. La única lectura rechazada es la lectura
fundamentalista.

Lectura del perdón


Fundamentación
Inspirados en la expresión de san Pablo en la 2 carta a los Coríntios capítulo 5, versículo
18: “todo esto procede de Dios, que nos reconcilió con Él por intermedio de Cristo y nos
confió este ministerio de la reconciliación”, nos adentramos a ofrecer un programa de
capacitación de Animadores Bíblicos como Mensajeros de esta Reconciliación.

El Papa Francisco en el documento Evangelium Gaudium n° 229 menciona que “El


anuncio evangélico comienza siempre con el saludo de paz, y la paz corona y cohesiona
en cada momento las relaciones entre los discípulos. La paz es posible porque el Señor
ha vencido al mundo y a su conflictividad permanente «haciendo la paz mediante la
sangre de su cruz» (Col 1,20).”

“Pero si vamos al fondo de estos textos bíblicos, - nos dice el Papa- “tenemos que llegar
a descubrir que el primer ámbito donde estamos llamados a lograr esta pacificación en
las diferencias es la propia interioridad, la propia vida siempre amenazada por la
dispersión dialéctica [183].

“Con corazones rotos en miles de fragmentos” -termina diciendo - “será difícil construir
una auténtica paz social”.

APORTACIONES

Re-interpretar un acontecimiento propio y/o del entorno, ya sea inmediato o remoto,


superando la etapa del dolor y resentimiento o venganza, para ser capaces de anunciar
buenas noticias.

Superar la memoria estancada en el pasado, facilitando el equilibrio en las relaciones y


procesos comunitarios/ sociales. De esta manera la lectura del perdón favorece la
generación de espacios de convivencia que garanticen la continuidad de la vida grupal
y comunitaria.

Esta lectura de la Palabra de Dios ayuda a re-interpretar aspectos de la propia vida y


favorece el proceso de establecer vínculos de cooperación y compromiso en base a la
propia motivación. Promueve la reconciliación individual.

Este proceso lleva a la persona a estudiar/analizar la propia vida y la de su entorno


desde la mirada bíblica, de tal manera que al finalizar puede ver/descubrir el valor del
perdón y cambiar su percepción y compromiso socio-pastoral.

LIMITACIONES

Una de las limitaciones de ésta lectura es entrar en un mundo muy subjetivo, quedarse
en la dificultas de no perdonar y no superar ésta etapa.
También puede suceder que se vea el proceso del perdón en los pueblos, en los
personajes de la Biblia y no en el área personal.

Se puede creer que el perdón se soluciona una vez que se inicia este proceso y que allí
concluye, sin embargo es un camino que hay que recorrer para aprender a perdonar
siempre.

Creer que el perdón es una cuestión psicológica, puramente humana y no ver la


posibilidad de crecer en lo espiritual aprendiendo a perdonar como Jesús enseñó.

El perdón es un camino posible y la reconciliación es más difícil de alcanzar.

El CAMINO DEL PERDÓN

Durante el ciclo "El camino del perdón" se realizará una "lectura del perdón" en la
Biblia, siguiendo la clasificación de los libros en: Pentateuco, Históricos, Profetas y
Sapienciales.

El propósito es que los participantes:

1. Comprendan y vivencien la Palabra de Dios desde la dinámica del perdón.


2. Infundan lo comprendido y vivenciado en los ámbitos sociales y pastorales donde
se desenvuelven.

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