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-si bien sólo puedo ocuparme de manera intermitente en él, a causa de las

exigencias de mi labor académica, que me obligan a dedicar más tiempo a


otros asuntos- he acumulado, desde luego, muchísimas deudas de grati-
tud con quienes me han alentado a persistir en lo que, muy a menudo, pa-
recía una empresa quijotesca. Desafortunadamente, varias de las personas a
quienes debo mi mayor agradecimiento ya han fallecido: R. P Blackmur,
Alexandre Koyré, Erich Kahler y H. B. Parkes. Su permanente preocupación
porque yo fuese adelantando en mi trabajo fue un potente estímulo en mo-
mentos de desánimo, y nunca olvidaré una carta de aprobación en una hora
difícil, por parte del primero; una observación amable que abrió ante mí un
horizonte completamente nuevo para la solución de un importante proble-
ma , por parte del segundo; el tercero de ellos me hizo una entusiasmada
llamada telefónica, tras leer un capítulo . El cuarto fue para mí maestro y
fuente de inspiración durante mi juventud, y se convirtió en mi compañero
y colega durante mi madurez; me hubiera gustado regalarle un ejemplar de
este libro , que él nunca dudó que se escribiría.
Otras personas que, a través de los años, me han ayudado en gran me-
dida son Allen Tate , Francis Fergusson y Harry Levin, con quienes estoy
endeudado , tanto intelectual como personalmente, y en cuya amistad siem-
pre pude confiar. john McCormick, Lionel Abel , Ralph Manheim, Charles
Foster, Jackson Mathews, Theodore Weiss, Eugene Goodheart y David
Goldstein son otros amigos que intervinieron en esta obra; de su presencia
he obtenido aliento, apoyo e ideas. Georges Ambrosino y su esposa me pre-
guntaban por mi "Dostoievski" siempre que los veía en París; ella tradujo al
francés varios capítulos de un borrador inicial; la publicación de esos frag-
mentos en la revista Critique fue el resultado de sus esfuerzos. Estoy infini-
tamente agradecido por la ayuda de ambos, que me ofrecieron con cálida
espontaneidad, y no me olvido de las discusiones sobre Dostoievski que se
suscitaban en el cercle (círculo de amigos) que se reunía cada sábado por la
noche en casa de los Ambrosino, para leer algún texto filosófico. Pierre
Andler es otro amigo mío francés que amablemente tradujo artículos y re-
señas relacionados con mis investigaciones sobre el autor ruso para El con-
trato social, y que exteriorizó su cálida estimación del contenido de estas
investigaciones.
Es excepcional que los especialistas en cierta materia den la bienvenida
a los esfuerzos de un intruso , no reconocido , que penetra en sus dominios.
Al no ser un es la vista profesional, me siento más feliz al señalar la buena

14 ... PREFACIO
acogida que he recibido por parte de varios miembros de la comunidad
académica de estudiosos de la cultura eslava en los Estados Unidos . Pasa-
ron por alto, cordialmente, las deficiencias de mi preparación, y estuvieron
amablemente dispuestos a escuchar mis ideas. Sus consejos me han servi-
do siempre para guiar mis propias investigaciones, y sus conocimientos
han estado en todo momento a mi disposición, para llenar mis lagunas .
Estoy agradecido, sobre todo, a Rufos Mathewson, por tantos años de
amistad , y a las conversaciones en Grimaud, París, Nueva York y Londres;
y con Robert L. jackson, Roben Belknap, Donald Fanger, mi colega Cla-
rence Brown, Victor Weintraub, René Wellek y Victor Erlich; a todos ellos ,
porque me apoyaron y estimularon. La buena fortuna me llevó también a
conocer al padre George Florovski en Princeton y, así , a empaparme de
cierto sentido de la tradición que viene desde Dostoievski, de la cual Flo-
rovski -el más grande de los estudiosos, que aún vive, de la historia
rusa- es uno de sus últimos representantes.
Con gran generosidad, Richard Ellmann robó tiempo a su propio tra-
bajo para leer los primeros capítulos del borrador final , y me sugirió mu-
chas correcciones y mejoras que he incorporado al texto. Paul Zweig leyó
una primera versión del mismo material, y sus agudas observaciones críti-
cas me obligaron a la reelaboración completa del original. Roben Belknap
leyó el mismo original y me hizo muchos útiles comentarios. Rufos Ma-
thewson, Harry Levin , Francis Fergusson y S. Frederick Starr leyeron la
versión final y me beneficiaron con sus observaciones. Mi más profundo
agradecimiento a todos ellos.
A través de los años he recibido considerable apoyo por parte de diver-
sas fundaciones e instituciones académicas. Deseo patentizar mi gratitud a
la Guggenheim Foundation, a la Bollingen Foundation y al American
Council of Learned Societies, por su auxilio financiero. Las universidades
de Minnesota, Rutgers , Harvard y Princeton tuvieron a bien proporcionar
fondos para la investigación y para los gastos editoriales. Mi trabajo se faci-
litó gracias a la colaboración de los bibliotecarios de esas universidades, y
gracias también a la ayuda de quienes laboran, en Francia, en la École des
Langues Orientales, en la sala de lectura del Institut des Études Slaves y en
la Bibliotheque de la Sorbonne.
Mi mecanógrafa, la señorita Helen Wright, corrigió pacientemente to-
dos mis errores y me animó en gran medida al manifestarme que conside-
raba el texto de interés absorbente. Gaylord Brynolfson se dedicó a la labo-

PREFACIO
riosa tarea de compilar el índice, y a corregir errores en el texto. El título
del presente volumen me lo proporcionó mi hija mayor, Claudine, en el
curso de un largo viaje automovilístico entre Marbella y Santander. Mi sue-
gra, la señora Paulette Strauss, esperó mucho tiempo la oportunidad para
ayudarme en la corrección del original. Mi correctora de edición, Polly
Hanford, probó ser una paciente y hábil guía al vencer las dificultades de
la preparación del libro para la imprenta.
Mi esposa, francesa por nacimiento y matemática de profesión, revisó
cuidadosamente cada uno de los borradores que terminaba, y me ayudó a
obtener el más alto nivel de rigor conceptual, así como de lucidez y felici-
dad de expresión. Cualquiera de estas cualidades que el libro pudiera tener
se deberá tanto a su trabajo como al mío; y a su fe en la validez en sí de la
tarea que yo había emprendido, en tanto que los años pasaban y el final de
la obra no se vislumbraba, se debe que el proyecto se haya cumplido, por
ahora, con la publicación de este primer volumen.
j OSEPH FRANK
París, febrero de 1976

16 ~ PREFACIO
Abreviaturas

Biografiya Orest Miller y Nicolái Strá_jov, Biografiya, Pisma i Zametki iz


Zapisnoi Knizhki F M. Dostoevkogo (San Petersburgo, 1883), pre-
cedida por el nombre del autor de la sección apropiada .
DMI F M. Dostoevsky, Materia/y i Issledovaniya, A. S. Dolinin, comp.
(Leningrado , 1935) .
DVS F M. Dostoevsky v Vospominaniyaj Sovremennikov, A. S. Dolinin,
comp., 2 volúmenes (Moscú, 1961).
DW F M. Dostoievski, The Diary of a Writer, traducido al inglés
por Boris Brasol (Santa Bárbara y Salt Lake City, 1979).
Pisma F M. Dostoievski, Pisma, edición cuidada y anotada por A. S.
Dolinin, 4 volúmenes (Moscú, 1928-1959).
PSS F M. Dostoievski, Polnoe Sobranie Sochinenii, edición cuidada
y anotada por G. M. Fridlender y otros, 30 volúmenes (Le-
ningrado, 1972) .
Fuentes de los textos

Las citas de los textos en ruso de Dostoievski están tomadas de los volú-
menes de la nueva edición soviética, actualmente en curso de publicación:
F M. Dostoievski, Polnoe Sobranie Sochinenii (Leningrado, 1972) . De los
treinta planeados, veintitrés volúmenes ya han sido publicados al entrar
esta obra en prensa. Para las citas de los relatos y las novelas de Dostoievski
he usado las traducciones de Constance Garnett, porque ella se toma me-
nos libertades con el sentido literal que los traductores más recientes . Sin
embargo, no he dudado en alterar su versión cuando me ha parecido perti-
nente . Si n o se indica la fu ente de una traducción , la he hecho yo mismo.

J. F

NOTA SO BRE LA TRA NSLITERA CJ( lN . En la transliteración de las palabras rusas, principalmente de los nombres

propios, al inglés, joseph Frank recurri ó al Sistema 1 de la tabla de transliteración propuesta en The Tra11sli -
teratio11 aj Modern Russian _{01· English Languagc Publications, de J. Thomas Shaw (Madison-Milwakee-Lon-
dres, 1967).
En esta edición optamos por utilizar la tabla de transliteración elaborada por la UNESCO, aplicable tanto a
la traducción del ruso al inglés como a la del ruso al español, a fin de uniformar, en los cinco tomos de esta
biografía, la escritura de vocablos y nombres propios, recurriendo también al uso castellanizado de aquellas
grafías frecuentes en obras similares a ésta [EE.].
Veo en la crítica un fervoroso esfuerzo para po-
tenciar la obra elegida Todo lo contrario , pues,
de lo que hace Sainte-Beuve cuando nos lleva de
la obra al autor y luego pulveriza a éste en una
llm'izna de anécdotas . La crítica no es biografía
ni se justi fica como labor independiente si no se
propone completar la obra. Esto quiere decir,
por lo pronto, que el crítico ha de introducir en
su trabajo todos aquellos utensilios sentimen ta-
les e ideológicos merced a los cuales puede el
lector medio recibir la impresión más extensa y
clara de la obra que sea posible.
j OSÉ ÜRTEG ..\ y G..\SSET,

Meditaciones del Quijote


PRIMERA PARTE

MOSCÚ
l. Preludio

Los úLTTMos años del reinado de Alejandro I fueron un periodo sombrío, de


inquietud e inestabilidad en la historia de Rusia. Alejandro había llegado al
trono como consecuencia de una revuelta de palacio contra su padre, Pa-
blo I, cuyo gobierno cada vez más excéntrico e insensato despertó en su
Corte la sospecha de que había perdido la razón. El golpe de Estado se lle-
vó a cabo con el consentimiento, al menos implícito de Alejandro , cuyo
ascenso al poder, tras el asesinato de su padre, suscitó en el primer mo-
mento grandes esperanzas de reforma liberal en el reducido sector ilustra-
do de la sociedad rus;a. Alejandro había tenido de preceptor a un suizo de
avanzadas ideas liberales, de apellido La Harpe , que le escogió cuidadosa-
mente su abuela, Catalina la Grande. Este partidario de la Ilustración le
inculcó a su real discípulo ideas republicanas y hasta democráticas; y du-
rante los primeros años de su reinado, Alejandro se rodeó de un clan de
jóvenes aristócratas que compartían sus convicciones progresistas. Mucho
se trabajó en la elaboración de planes para implantar grandes reformas so-
ciales, tales como la abolición de la condición de siervo y el otorgamiento
de los derechos civiles individuales a toda la población. Sin embargo, Ale-
jandro dejó muy pronto de interesarse por los asuntos internos, pues su
atención se vio atraída por el grandioso drama que en aquel momento se
estaba representando en el escenario europeo : el encumbramiento de Na-
poleón como conquistador de alcance mundial. Primero aliado de Napo-
león , y luego convertido en su implacable enemigo, Alejandro I se puso al
frente de su pueblo en el extraordinario levantamiento nacional que culmi-
nó con la derrota del Gran Ejército y de su hasta entonces invencible líder.
El triunfo sobre Napoleón llevó a los ejércitos rusos hasta las costas del

~ 23
Atlántico, donde tanto los oficiales como los soldados rasos (la mayoría de
las tropas estaban integradas por siervos campesinos) estuvieron expuestos
a una prolongada relación con la relativa libertad y los atractivos de la vida
en la Europa occidental. Se esperaba que, para recompensar la lealtad de
su pueblo, Alejandro hiciera algún gesto espectacular, en concordancia con
sus primeras intenciones, y que instituyera las reformas sociales que se ha-
bían postergado para hacer frente a la amenaza de Napoleón . Pero el trans-
curso del tiempo, y los acontecimientos memorables que había vivido, no
dejaron de producir cambios en Alejandro . Fue cayendo cada vez más bajo
la influencia del misticismo religioso y del irracionalismo que tanto preva-
lecieron en los años inmediatamente posteriores a la época napoleónica .
En el periodo comprendido entre 1820 y 1825, en vez de reformas, lo que
pudo notarse en Rusia fue una intensificación de las fuerzas reaccionarias y
la represión de toda manifestación en público de las ideas y tendencias li-
berales.
Al mismo tiempo, habían empezado a formarse sociedades secretas en-
tre los cuadros más talentosos e ilustrados de la oficialidad rusa . Esas so-
ciedades, que agrupaban a los descendientes de algunas familias aristocrá-
ticas más ilustres, ardían de impaciencia ante las dilaciones de Alejandro, y
las consumía el anhelo de transformar a Rusia según el modelo de las ideas
liberales y democráticas de Occidente . Algunas eran moderadas en cuanto
a sus objetivos; otras, más radicales; pero todas compartían el mismo des-
contento ante el eviden te abandono, por parte de Alejandro, de las espe-
ranzas y ambiciones de ser un reformista social, que tuvo cuando ascendió
al trono . En noviembre de 1825 ocurre el inesperado fallecimiento de Ale-
jandro; transcurrido un mes del deceso, y en ocasión de la ceremonia de
coronación de Nicolás 1, estas sociedades aprovecharon la oportunidad
para lanzarse a un levantamiento que lastimosamente fracasó, luego de du-
rar apenas ocho horas, y que se conoce en la historia por el nombre de In-
surrección Decembrista. Según un relato apócrifo de este acontecimiento,
las tropas amotinadas, a las que se había ordenado gritar a favor de "Cons-
tantino y konstitutsia" (Constantino, el hermano mayor de Nicolás, había
renunciado al trono, y tenía fama de liberal), creyeron que el segundo
nombre, cuyo género en ruso es femenino, aludía a la esposa de Constanti-
no. Sea cierto o tan sólo un chiste, el relato pone de relieve el aislamiento
en que se hallaban los aristócratas, lo cual permitió que su revolución fue-
se aplastada por unas cuantas ráfagas de metralla que mandó disparar el

24 ... MOSCÚ
nuevo zar, quien condenó a cinco de los cabecillas a morir en la horca , y al
exilio de por vida , en Siberia, a treinta y uno de ellos. Así pues , gracias a
Nicolás, la incipiente intelectualidad rusa tuvo sus primeros candidatos
para el nuevo martirologio que pronto remplazaría a los santos de la Iglesia
ortodoxa.
Fiódor Mijaílovich Dostoievski nació en Moscú , el 3 de octubre de
1821, pocos años antes de ocurrir este acontecimiento decisivo de la histo-
ria rusa; y, por supuesto, era entonces demasiado pequeño para compren-
der el malogrado levantamiento y sus consecuencias trágicas Sin embargo,
tales sucesos estarían destinados a entretejerse íntimamente con su propia
vida. Dostoievski creció en un mundo ensombrecido por la Insurrección
Decembrista, que sufría la dura atmósfera de dictadura instituida por Nico-
lás I para asegurarse de que no volviera a ocurrir nada similar. Cuando
después, el propio Dostoievski fue deportado a Siberia, tuvo la oportunidad
de conocer a las esposas y a las familias de los decembristas sobrevivientes,
que se dedicaban a mitigar la suerte de los "desdichados" recién llegados al
lugar. Esas mujeres habían seguido voluntariamente a sus maridos hasta
Siberi.a; y su devoción altruista, así como sus incesantes esfuerzos por ali-
viar los golpes del destino a una nueva generación de exiliados políticos ,
sirvieron a Dostoievski como una refutación viviente de todas las teorías
que niegan la existencia del libre albedrío y de la posibilidad de heroísmo
moral y sacrificio personal.
Más importante que todo ello fue que la Insurrección Decembrista sig-
nificó la primera escaramuza del largo duelo mortal entre la intelectualidad
rusa y el supremo poder autocrático que determinó el rumbo de la historia
de Rusia y plasmó su cultura durante toda la vida de Dostoievski. Y las
crisis internas morales y espirituales de esta intelectualidad - su autoena-
jenación y su desesperada búsqueda de nuevos valores que dieran funda-
mento a sus vidas- fueron los elementos que aquel niño nacido en Mos-
cú, cuando concluía el reinado de Alejandro I, utilizaría un día para crear
sus grandes novelas .

PRELUDIO
lI. La familia

DE TODOS los grandes escritores rusos de la primera parte del siglo x 1x


-Pushkin, Lermontov, Gógol, Herzen, Turgueniev, Tolstoi, Nekrásov-,
Dostoievski fue el único que no descendía de una familia perteneciente a la
acomodada clase media terrateniente. Éste es un hecho de gran importan-
cia porque influyó en su modo de ver su propia posición como escritor. Al
compararse con su gran rival Tolstoi, como lo hizo con mucha frecuencia
al final de su vida, Dostoievski afirmaba que la obra de Tolstoi no era la de
un novelista, sino la de un "historiador". Pues, según su concepción, Tols-
toi describía la vida "tranquila , estable e inmutable del tipo de familia de
terratenientes que se habían establecido desde hacía mucho tiempo en
Moscú, y que pertenecían a la clase media alta". En el siglo x1x, ese estilo de
vida, que se caracterizaba por sus tradiciones culturales firmemente arrai-
gadas, y por sus normas morales y sociales fijas, se había vuelto la clase de
existencia que sólo distinguía a una reducida "minoría" de rusos: era "la
vida de los menos". En cambio , la mayoría vivía en medio de la confusión y
el caos moral, existencia que era un orden social en movimiento continuo,
caracterizado por la constante destrucción de todas las tradiciones del pa-
sado. Dostoievski consideraba que su propia obra era un intento de afe-
rrarse a algo, y de luchar contra el caos de su momento, mientras que las
obras de Tolstoi: Infancia, Adolescencia, juventud y La guerra y la paz (eran
éstas en las que concretamente pensaba Dostoievski) eran esfuerzos piado-
sos de guardar como reliquia para la posteridad la belleza de una vida de
tipo clase media , que ya empezaba a desaparecer y estaba condenada a la
extinción. (Incluso en Ana Karenina, a pesar de que en esta novela Tolstoi
describe realmente algo de esa inestabilidad moral que , a mediados del si-

26 ~
glo, comenzó a minar a la clase media -inestabilidad cuyas consecuencias
pueden apreciarse en las obras teatrales de Chéjov-, sin embargo todavía
retrata la vida burguesa con más simpatía de la que nunca pudo sentir
Dostoievski.) 1
Desde luego , esa definición que Dostoievski hizo de sí mismo en una
etapa muy posterior de su trayectoria artística representa la quintaesencia
de muchos años de reflexión acerca de su posición como escritor. Pero tam-
bién ilumina con luz muy clara su propio pasado, y nos ayuda a compren-
der que pasó sus primeros años en medio de una atmósfera que lo preparó
para convertirse en el cronista de las consecuencias morales del flujo y el
cambio, y de la desintegración de las formas tradicionales de la vida rusa.
Esto no significa, como han tratado de hacérnoslo creer muchísimos bió-
grafos, que cuando niño Dostoievski vivió en medio de un "caos moral"
parecido al que encontramos en sus novelas. El supuesto de que debió su-
frir en su propia persona todos los maltratos y ultrajes que acumula sobre
sus diferentes personajes infantiles - sobre todo, en el joven héroe de Un
adolescente- deriva del postulado positivista, desde hace ya mucho tiempo
desacreditado , que afirma que la literatura sólo puede ser un trozo literal de
la propia vida del escritor. Sin embargo, a pesar de que es falso identificar la
vida y la obra de Dostoievski de esta manera fotográfica , no debemos ex-
cluir una versión como mecánica de dicha relación; porque es indudable
que su visión imaginaria estuvo plasmada por la falta , durante sus primeros
años de vida, de una tradición social unida, dentro de la cual pudiera sen-
tirse en su elemento. El trasfondo familiar de Dostoievski se caracteriza por
el choque entre lo antiguo y lo moderno en la vida rusa, característica que
posteriormente captaría el escritor con sensibilidad y perspicacia poco co-
munes; y también podemos percibir una inseguridad resentida acerca de la
posición social, que nos ayuda a explicar su penetrante comprensión de las
cicatrices psicológicas originadas en la desigualdad social.
Por la rama paterna, los Dostoievski fueron en sus raíces una familia
perteneciente a la nobleza lituana, cuyo nombre derivaba de una aldehuela
(Dostoevo, en el distrito de Pinsk) que le fuera otorgada a un antepasado,
1
F M. Dostoevsky, T11e Diary of a Wliter, trad. al inglés de Boris Brasol (George Braziller,
1954; enero de 1877), p . 6. Citaré la obra de Dostoievski Dnevnik Pisatelya en esta versión in-
glesa como DW, toda vez que sea posible, aunque con numerosas revisiones de la traducción;
véase también, para la comparación que establece nuestro autor entre él mismo y Tolstoi, F M.
Dostoevsky, T11e Notebooks far a Raw Yout11, ed. Edward Wasiolek ( Chicago / Londres, 1969),
pp. 425, 544-545.

LA FAM ILIA ... 27


en el siglo xvi. A partir de aquella época , el apellido Dostoievski aparece
con frecuencia en los anales de las conflictivas provincias fronterizas del
sudoeste de Rusia . Se trata de una región en la que existía una continua
lucha entre nacionalidades y credos opuestos (la ortodoxia rusa y el catoli-
cismo polaco), de modo que había ramas de la familia que luchaban en
uno y otro bando. Pero, cuando los Dostoievski ortodoxos cayeron en des-
gracia, descendieron a la clase inferior del clero no monástico . El bisabuelo
paterno había sido arcipreste uniato del pueblo ucraniano de Bratislava; su
abuelo, un sacerdote de la misma secta; y allí fue donde nació su padre. La
denominación uniato fue una componenda inventada por los jesuitas para
conquistar prosélitos entre los campesinos de la región, que en su gran
mayoría eran ortodoxos: los uniatos continuaban celebrando los ritos orto-
doxos, pero aceptaban la autoridad suprema del papa. La fascinación de
horror que sentía Dostoievski hacia los jesuitas, a quienes creía capaces
de cualquier vileza para dominar las almas de los hombres, acaso haya sido
estimulada por algún comentario que oyó de niño acerca del credo de sus
antepasados .
Como en Rusia el clero no monástico integra más una casta que una
profesión o vocación, lógicamente el padre de Dostoie\·ski estaba destina-
do a seguir la misma carrera que su progenitor. Pero, tras graduarse en un
seminario a los quince años de edad, se escapó de su casa y se dirigió a
Moscú, donde logró ingresar en la Academia Imperial Médico-Quirúrgica,
en el año 1809 . Durante la campaña de 1812 fue transferido a un hospital
de Moscú, y luego siguió prestando servicios en diferentes puestos, como
médico castrense, hasta 1821 , año en que aceptó un cargo en el Hospital
Mariinsky para los Pobres, que estaba ubicado en lo que entonces eran los
suburbios de Moscú. Su progreso escalafonario al servicio del Estado fue
seguro y constante, pero de ninguna manera espectacular. En abril de 1828,
al premiársele con la Orden de Santa Ana de tercer grado "por [haber mos-
trado] especial celo en su servicio", 2 fue ascendido a la categoría de asesor
colegiado. Como ese título le daba derecho a aspirar a la posición legal de
noble dentro del sistema clasista oficial de Rusia , se apresuró a reclamar los
privilegios de dicha posición. El 28 de junio de 1828 inscribió su propio
nombre y los de sus dos hijos , Mtjaíl y Fiódor (que, respectivamente, te-

2
Leonid Grossrnan, Zhizn i Tnidy Dostocvslwgo (Moscú / Leningrado, 1935), p. 21. Citado en
adelante como ZT

28 .... MOSCÚ
nían ocho y siete años de edad), en los archivos de la nobleza hereditaria de
Moscú.
Así pues, con una gran dosis de empeño y tenacidad, el doctor Dostoiev-
ski logró elevarse desde la menospreciada clase sacerdotal hasta la de ser-
vidor civil, miembro de una profesión culta y, además , noble. Resulta evi-
dente, a partir de las Memorias del hermano menor de Dostoievski, Andrei
-nuestra única fuente confiable en lo referente a esos años de infancia-,
que los niños habían sido informados acerca del antiguo título de noble-
za que poseía la familia , de modo que lógicamente habrán considerado que
el reciente ascenso de su padre no era sino una justa restitución del rango al
cual éste tenía derecho. En tono de burla, Andrei comenta que su padre no
insistió antes en reclamar su derecho nobiliario, porque reunir los docu-
mentos necesarios habría sido demasiado costoso. 3 Parece evidente que , a
juicio de los Dostoievski, ellos pertenecían más a la antigua aristocracia de
clase media que a la nueva nobleza de servicio creada por Pedro el Grande,
es decir, la clase a la que su padre acababa de ascender. Pero el lugar que de
hecho ocupaban dentro de la sociedad estaba en flagrante contradicción
con la ilusoria imagen que ellos tenían de sí mismos .
La medicina era, en Rusia, una profesión digna , pero no muy honorífi-
ca. Además , el sueldo que ganaba con sus servicios el doctor Dostoievski
apenas le alcanzaba para satisfacer sus necesidades, de modo que se veía
obligado a complementarlo con la práctica privada. Los Dostoievski habi-
taban en un departamento pequeño, estrecho , dentro de los terrenos pro-
piedad del hospital , y el espacio vital constituía un problema permanente.
Mijaíl y Fiódor dormían en un compartimiento sin ventanas, separado de
la antesala por un cancel; su hermana mayor, Bárbara, dormía en un sofá
de la sala, y los niños más pequeños , en el dormitorio de sus padres. Es
verdad que, como escribe Andrei con envidia, su familia contaba con un
personal constituido por seis sirvientes (un cochero, un llamado lacayo,
una cocinera, una criada, una lavandera y una niania o institutriz para los
niños), pero este hecho no era indicio de opulencia. Por el comentario que
hace Andrei acerca del "lacayo", quien en realidad era un dvomih, o sea,
portero o conserje, nos damos cuenta de cuán grande era el afán de los
Dostoievski por guardar las apariencias y por llevar un estilo de vida acor-
de con el de la clase media. El trabajo de ese "lacayo" consistía en alimen-

3
A. M. Dostoevsky, Vospominania (Leningrado, 1930), pp. 17-18.

LA FAMILIA ... 29
tar las estufas con leña durante el invierno y acarrear agua para el té desde
una fuente que se encontraba a la distancia de dos verstas* del hospital.
Pero cuando María Feodorovna iba a la ciudad a pie , se ponía una librea y
un tricornio y caminaba orgullosamente detrás de su señora. Cuando salía
sola en coche, es decir, cuando no la acompañaba el doctor, la librea volvía
a aparecer y entonces el "lacayo" subía al estribo posterior y viajaba ergui-
do y con aire solemne. "Ésta era la regla inquebrantable que imponía la
etiqueta de Moscú en aquellos tiempos", 4 comenta Andrei. No cabe duda
de que Dostoievski recordaba esta regla y la observancia de sus padres a
sus preceptos, porque en El doble el señor Golyadkin alquila un coche y
una librea para su sirviente descalzo Petrushka con el objeto de elevar su
posición social a los ojos del mundo.
Los Dostoievski, por tanto, aspiraban a un estilo de vida muy por enci-
ma de sus verdaderos medios, y sus presunciones de pertenecer a la clase
media acomodada eran del todo incongruentes con su posición real dentro
de la sociedad. Llegaría el día en que Dostoievski compararía a Alexander
Herzen, quien había nacido (aunque fuera de la institución matrimonial)
dentro del mismísimo estrato más alto de la clase dirigente, con el crítico
Vissarion Belinski, el cual "¡para nada era un gentilhombre! ¡Oh, no! (¡Sabrá
Dios de quién desciende' Parece ser que su padre era un cirujano mili-
tar.)"5 Como también su padre tenía esa profesión, cabe suponer que este
comentario indica lo que debió aprender a percibir como la realidad de la
situación de su familia. A pesar de su derecho legal a un título nobiliario ,
ni el doctor Dostoievski ni su prole gozaron nunca de aquella considera-
ción que creían merecer en su calidad de descendientes de antepasados
nobles. Años después, Dostoievski describiría esta antigua aristocracia en
sus obras, ya sea satíricamente, o bien, en el único caso del príncipe Mish-
kin, como un "ideal" moral que todavía no había llegado a cristalizarse
dentro de la realidad social rusa. En Un adolescente insinúa la posibilidad
de formar una aristocracia "democrática" basada en los méritos, que con -
sistiría en "una asamblea de la mejor gente en el sentido auténtico y literal;
no en el sentido en que , en el pasado, se aplicaba esta denominación a la

"' Verst o ve rsta: antigua medida de longitud rusa equivalente a 1067 kilómetros. [T. ]
• F M. Dostoevshy v Vospominaniahh Sov mnmenihov, vol. 1, ed . A. Dolinin (Moscú, 1964),
p. 44. Para mayor comodidad, citaré las reminiscencias de Andrei Dostoievski que figuran en
esta colección toda vez que sea posible. Citado en adelante como DVS.
5
DW (1873, núm. 1), p 6.

30 .. MOSCÚ
clase privilegiada" (8 : p. 186). Igual que su padre , Dostoievski nunca dejó
de valorar la posición "aristocrática"; pero soñaba con una aristocracia que
estuviese liberada de todas aquellas características del esnobismo, opulen-
cia y arrogancia clasista que fueron la causa de que nunca pudiera su fami-
lia reconquistar el lugar que le correspondería en las filas de la clase media
acomodada.

En el año 1819, mientras trabajaba en un hospital de :\1oscú , el doctor


Dostoievski, que por entonces tenía treinta años de edad. debió confiar a
un colega suyo el deseo de encontrar una nmia que fuese conveniente
para él, pues en aquel tiempo fue presentado a la familia de Fiódor Timo-
feevich Nechaev, comerciante moscovita acomodado que tenía una hija
muy atractiva de diecinueve años, llamada María FeodoroYna. En aquellos
días , los matrimonios -sobre todo en la clase comerciante- no se deja-
ban librados al azar ni al afecto . Luego de ser aprobado por los padres , es
probable que se le permitiera al doctor Dostoievski ver fugazmente a su
futura novia en la iglesia , y que, después de aceptar un noviazgo formal, lo
hayan invitado a que conociera a la joven; la presentación de la muchacha
era señal de consentimiento , y en este asunto para nada contaban la opi-
nión ni los sentimientos de la futura novia . En 1840 , la hermana de Dos-
toievski, Bárbara, un año menor que él, había sido casada exactamente de
la misma manera por su parentela materna. Tanto el doctor Dostoievski
como sus nuevos familiares políticos se parecían en que se habían elevado
desde sus orígenes humildes hasta alcanzar una posición más elevada en la
escala social rusa , y estos últimos alardeaban, además, de tener una tradi-
ción de cultura y de espíritu cívico: la madre de Dostoievski estaba muy
lejos de ser la rústica hija de un típico hogar de comerciantes. No es de
extrañar que su familia y el doctor Dostoievski se hayan considerado mu-
tuamente afines, y que al principio las relaciones entre ellos fueran muy
cordiales. Sin embargo, pronto surgieron las desavenencias que, sin llegar
a una franca ruptura, hicieron que la atmósfera entre ambas familias fuese
siempre tensa e irritante.
Los Nechaev estaban muy orgullosos de su antepasado materno, Mijaíl
Feodoróvich Kotelnitski , quien, gracias a su cultura , pudo trabajar como
corrector de pruebas en una editorial de Moscú especializada en literatura

LA FAMILIA ~ 31
religiosa, y que, debido a ello , según dice Andrei, "estuvo en contacto es-
trecho con todos los escritores de aquel tiempo" (finales del siglo xvm). 6
Andrei afirma que Kotelnitski pertenecía a un linaje noble; pero aunque
esto fuese cierto, se trataba de un individuo que aún no había adoptado ni
la vestimenta ni las costumbres europeas. Su retrato lo muestra con atuen-
do ruso y barba muy larga , que sólo usaban los miembros del clero, los
comerciantes, los disidentes religiosos (muchas veces estos dos últimos
grupos eran uno solo) y los campesinos. Su hijo , tío de María Feodorovna ,
estudiaba medicina y, con el tiempo, llegó a ser profesor en la Facultad de
Medicina de la Universidad de Moscú. Este culto tío abuelo, a quien sólo
se le veía en las ocasiones festivas, es evocado muy vívidamen te por An-
drei , y debió parecerles menos extraño a los niños Dostoievski - más
como su propio padre- que los otros miembros de la familia de su madre.
Todos los años, durante la Semana Santa, se llevaba a los varoncitos Dos-
toievski a visitar la feria callejera - los titiriteros, los malabaristas, los Pe-
troushkas, los osos bailarines- que se instalaba en el campo frente a su
cabaña de madera.
Sin embargo , en el horizonte del futuro escritor descollaban, a mucha
más altura, otros miembros de la familia materna, todos todavía firmemen-
te arraigados en sus orígenes mercantiles. Los jueves iba a cenar con ellos
su abuelo materno, y los chicos esperaban con ansiedad su visita porque
siempre les llevaba dulces . Invariablemente aparecía vestido con su anti-
cuada levita pasada de moda , color leonado, y colgándole del ojal una cin-
ta con una medalla de la Orden de Santa Ana. Ésta llevaba una inscripción
que decía "¡No en el nuestro , No por el nuestro, sino en Tu Nombrel ";7 y
ese adorno llegó a ser para los niños Dostoievski el símbolo de una tradi-
ción familiar que los vinculaba con el pasado heroico de su país.
Muchas veces la madre hablaba a los chicos de la invasión de Moscú,
en 1812 , cuando su familia huyó de la ciudad apenas en la víspera de la
llegada de Napoleón al frente de sus tropas. En el momento de cruzar el
río en su carruaje , sufrieron un accidente y estuvieron a punto de ahogar-
se; pero , aunque salvaron la vida , la fortuna de la familia quedó destruida .
El abuelo de los niños llevaba todo el capital en papel moneda escondido
entre sus ropas, y cuando todos cayeron al agua , por supuesto, los billetes
se mojaron y perdieron su valor. A pesar de ello , cuando pudo regresar, el
6
A. M. Dostoevsky, op. cit., pp. 18-1 9.
7
DVS, vol. 1, p 49.

32 ... MOSCÚ
abuelo insistió en pagar a todos sus acreedores hasta el último rublo. Sin
duda , Dostoievski oyó por primera vez el nombre aterrador y amenazante
de Napoleón a través de ese relato; pero en cuanto al ejemplo de probidad
comercial dado por su abuelo, nos preguntamos hasta qué punto lo habrá
admirado. A un muchachito cuya imaginación habría de alimentarse , como
pronto veremos, de los acontecimientos más hechiceros de la historia de
Rusia escrita por Karamzin, y de los personajes aristocráticos de la román-
tica n ovelística histórica , tanto de Rusia como de Europa , es probable que
esa anécdota familiar no le haya resultado muy atractiva. El doctor Dos-
toievski no estaba educando a sus hij os - en particular a los dos mayores,
sobre los cuales ejercía una influencia más fuerte que obre los menores-
para ocupar un lugar, por muy honrado que fuese. en ese medio comer-
cial, en el cual un relato de tal índole habría sido apreciado y conservado
como una reliquia.
La hermana mayor de la madre de Dostoie\·ski, Aleksandra Feodorovna,
había ingresado, con su casamiento, en una familia muy parecida a la suya.
Su marido, A. M. Kumanin, era de origen mercantil, pero había mejorado su
posición social al ocupar varios puestos oficiales; dos de sus hermanos
llegaron a ser alcaldes de Moscú. Los Kumanin pertenecían a esa especie
de familias de comerciantes cuya riqueza les permitía competir con la clase
media en cuanto a la opulencia de su estilo de vida ; Andrei nos ha dejado
una descripción muy reveladora acerca de la llegada de su tía a visitar a su
madre, y de la impresión que estas visitas causaban en los niños . "Aproxi-
madamente dos veces al mes, la modesta . .. calle resonaba con el grito del
postillón: '¡Parenl ¡Más despacio ! ¡Paren! ... ', y entonces entraba en el patio
del Hospital Marinsky un coche de dos asientos tirado por un tronco de
cuatro caballos, y con un lacayo parado en el estribo posterior; el coche se
detenía frente a la entrada de nuestro departamento. "8 Por lo que podemos
apreciar, a los Kumanin no les repugnaba exhibir su riqueza; además , vi-
vían en una casa lujosa y muy amplia, con dos lacayos siempre de servicio
en la puerta principal (que, sin embargo, sólo se usaba en ocasión de algu-
na visita formal). Pero, a juzgar por los testimonios que han llegado hasta
nosotros , los adornos exteriores de un estilo de vida de clase media ejer-
cían poca influencia en la mentalidad o en los hábitos de esta familia . An-
drei recuerda a su tío Kumanin, quien regularmente entraba en la casa de

8
Ibid, p 51.

LA FAM ILIA ... 33


paso para visitar a su madre, siempre tomando como refresco sólo un vaso
de agua con algunos terrones de azúcar que luego comía uno por uno , a
medida que se iban disolviendo, usando para ello una cuchara. Esta ima-
gen nos transmite muy claramente algo de aquella antigua cualidad rusa
que aún perduraba en las costumbres de los Kumanin.
Al principio, las relaciones entre ambas familias fueron muy armonio-
sas, y el doctor Dostoievski atendía como médico a todos sus parientes
políticos. Pero, tiempo después, y por algún motivo que se desconoce, los
dos hombres riñeron. No volvieron a dirigirse la palabra hasta que su sue-
gro común cayó enfermo, ya para morir, e insistió en una reconciliación
ante su lecho de muerte. Empero, esta tregua formal, concertada sólo por
cumplir con el último deseo del viejo, siguió siendo puramente exterior.
Nunca se restableció la cordialidad de otros tiempos, y los dos hombres se
visitaban sólo en aquellas ocasiones en que el decoro exigía una demostra-
ción de solidaridad familiar. Sospechamos que el orgulloso y susceptible
doctor Dostoievski, quien tal vez se consideraba superior a su cuñado, tan-
to por su origen como por su cultura, se ofendió por alguna observación
que le hizo su pariente más rico . De todos modos, más tarde tuvo que tra-
garse su orgullo y recurrir a él varias veces en busca de ayuda financiera, lo
cual seguramente no le ayudaba a mejorar su equilibrio emocional.
La propia actitud de Dostoievski hacia sus parientes Kumanin, a quie-
nes siempre consideró gente vulgar, interesada sólo en el dinero , evidente-
mente seguía siendo el reflejo de una concepción que primero recogió de
su padre. En una carta que le escribió a Mijaíl en cuanto se enteró de la
muerte de su padre , Dostoievski le dice que "escupa a esos insignificantes
seres mezquinos"9 (refiriéndose a sus parientes moscovitas) que eran inca-
paces de comprender las cosas superiores ; pero luego se sienta a escribir
una florida carta llena de disculpas, por no haber tenido nunca con ellos
correspondencia , cuando se fue de Moscú para continuar sus estudios en
San Petersburgo . Andrei habla de los Kumanin con mucho afecto. Y real-
mente se comportaron, según los alcances del entendimiento de estos pa-
rientes, de un modo generoso y digno de alabanza; cuidaron a los peque-
ños huérfanos Dostoievski como si fuesen sus propios hijos. Sin embargo,
a pesar de que también Dostoievski tuvo que recurrir después a los Kuma-
nin para pedirles ayuda en los momentos críticos de su vida , cuando ha-
9 F M. Dostoevsky, Pisma, vol. 2, ed . y anotado por A. S Dolinin (Moscú , 1928- 1959; 16 de
agosto de 1839), p. 549. Citado en adelante como Pisma.

34 ... MOSCÚ
blaba de ellos en la intimidad nunca dejaba de hacerlo con cierto despre-
cio. Quizá una de las razones haya sido que su primer conocimiento de la
injusticia de la desigualdad social surgió en él cuando tomó conciencia de
la desproporcionada riqueza que poseían los Kumanin -que, además,
eran inferiores desde el punto de vista espiritual- . en comparación con
los medios modestos con que contaba su propia familia .. o es de asom-
brar que años después se identificara tan íntimamente con los personajes
que sufrían; ¡no tanto por la pobreza en sí misma , como debido a la humi-
llación de su posición inferior frente a los ricos y a los pode ro o !

Dostoievski pasó los primeros trece años de su vida completamente reclui-


do en su casa, pues sólo en 1835 comenzó a asistir a la escuela. ¿Qué sabe-
mos de su madre y de su padre, y sobre la vida familiar que crearon7
Dostoievski siempre hablaba de su madre con gran entusiasmo y afec-
to; y el retrato que surge del material biográfico la presenta como una per-
sona que debió ser muy simpática y atractiva. Como ya dWmos , María
Feodorovna tenía una educación poco común en una muchacha pertene-
ciente a la clase comerciante y, lo mismo que su marido -daremos más
detalles en el capítulo v- , había asimilado muchos elementos de la cultura
de la clase media. Un retrato al pastel pintado por un pariente suyo cuan-
do María tenía veintitrés años de edad la presenta como una joven de ros-
tro jovial , redondo, pómulos muy pronunciados, mirada cálida y bonda-
dosa , y sonrisa atractiva y amistosa, mucho menos formal que el cuello de
encaje de su vestido de fiesta. En una carta , ella misma dice que tiene un
carácter "n aturalmente alegre", 10 y a pesar de que esta jovialidad innata
muchas veces fue duramente puesta a prueba por las tensiones de la vida
doméstica , brilla en todo lo que sabemos acerca de ella.
Si la casa de Dostoievski, durante los años de infancia de Fiódor, siem-
pre estuvo poblada de los agradables sonidos de una vida social amistosa ,
era porque las otras esposas que constituían la sociedad del hospital, de la
cual los Dostoievski formaban parte , sentían un gran afecto por María Feo-
dorovna. Andrei nombra a aquellas que regularmente llegaban a la casa

10
V S. Nechae\'a , V Semc i Usadbe DostocvsJiihh (Moscú , 1939), p. 109.

LA FAMILI A ~ 35
por la mañana a tomar una taza de café y a charlar acerca del precio de los
alimentos, de las últimas modas y de las posibilidades de conseguir los ma-
teriales que necesitaban para hacerse sus vestidos. Los niños esperaban
ansiosamente, además, que llegara el domingo, porque entonces su madre
dab a un concierto improvisado de guitarra , acompañada por el tío de los
chicos; es decir, el hermano menor de ella, que también era ejecutante ta-
lentoso (Dostoievski heredó de su madre su afición por la música , y toda
su vida fue un entusiasta concurrente a los conciertos). Esta diversión, que
tanto apreciaban los niños, llegó a su fin en 1834, al descubrirse que el jo-
ven tenía amoríos con una bonita criada de los Dostoievski. Cuando su
hermana lo sermoneó por su mala conducta, el JOVen le respondió con un
epíteto grosero, y entonces el doctor le dio una bofetada. El tío Mtjaíl Feo-
doróvich nunca volvió a poner los pies en esa casa y, desde luego , el inci-
dente no mejoró las relaciones entre el doctor y sus parientes políticos
moscovitas . A partir de ese momento, sólo en las raras ocasiones en que
los padres salían de noche los niños gozaban de alguna diversión musical.
María Feodorovna siempre les decía a los sirvientes que los entretuvieran,
y entonces ellos salían de la cocina, y cantaban y bailaban en la sala.
María Feodorovna no era sólo una madre comprensiva, cariñosa y ale-
gre, sino también una administradora enérgica y eficaz de los bienes de la
familia . A los tres años de haberse convertido en noble, el doctor Dostoiev-
ski utilizó su derecho recientemente adquirido de poseer tierras, para com-
prar una pequeña finca situada a unos doscientos kilómetros de Moscú,
llamada Darovoe; puesto que la compra se hizo a nombre de su esposa,
esto probablemente sea indicio de que los fondos procedían de la familia
de ella. Un año después, a consecuencia de una disputa con un vecino so-
bre demarcación de terrenos , los Dostoievski se apresuraron a adquirir un
trozo adyacente de propiedad -el caserío de Cheremoshnia-, cuya com-
pra los obligó a endeudarse excesivamente. No cabe duda de que la adqui-
sición de una finca con tierras, que incluía además siervos campesinos, le
pareció un buen negocio al doctor ; se trataba, por otra parte , de un lugar
en el cual su familia podría pasar el verano al aire libre. Pero es probable
que en lo más recóndito de su pensamiento existiera también el anhelo de
dar alguna forma social concreta a su sueño de convertirse en un miembro
de la burguesía terrateniente. Sin embargo , era María Feodorovna quien
iba al campo cada primavera para vigilar los trabajos; el doctor sólo podía
escapar de la práctica de su profesión en visitas fugaces .

36 .... MOSCÚ
Ubicada en un terreno agrícola poco fértil , que ni siquiera proveía de
suficiente pastura para el ganado, la finca de los Dostoievski producía sólo
lo más indispensable para que su población campesina llevara una existen-
cia miserable; pero en el tiempo en que María Feodorovna estuvo al frente
de la finca, las cosas no fueron tan mal. Durante el primer verano se las
ingenió para introducir agua en la aldea, acarreándola por medio de un
sistema de canales desde un manantial próximo, con el objeto de alimentar
un estanque de gran tamaño, que luego pobló con peces que su marido le
envió desde Moscú. A los campesinos les resultó más fácil dar de beber a
su ganado; los niños podían divertirse con la pesca, y la producción de
alimentos aumentó . Además, era una propietaria muy humanitaria y bon-
dadosa que repartía grano para la siembra entre los campesinos más po-
bres al comenzar la primavera, cuando ellos no tenían semillas propias, a
pesar de que se considerara que esto propiciaba la pereza, y que constituía
una mala administración de la hacienda. Impuso normas que eran lo más
opuesto de una disciplina rigurosa , y varias veces, en sus cartas, el doctor
Dostoievski la reprende por no ser más severa. Casi cien años después
(1925) todavía perduraba la leyenda sobre su indulgencia y su compasión
entre los descendientes de los campesinos de Darovoe. 11 Es indudable que
fue de María Feodorovna de quien Dostoievski aprendió a sentir esa com-
pasión por los desdichados y por los despojados, que tanta importancia
habría de tener más tarde para su obra.
El padre de Dostoievski, Mijaíl Andreévich, tenía un carácter comple-
tamente opuesto al de su esposa. Su retrato nos muestra a un hombre ele-
gante, en un sentido de elegancia inculta o tosca, someramente labrada ,
aunque con rasgos fuertes y ordinarios . El uniforme de gala , con su alto
cuello tieso y bordado en oro, le otorga un aire de rigidez al porte de la
cabeza que apenas consigue neutralizar la más tenue de las sonrisas; la ri-
gidez era una característica más propia de este hombre , que ese vestigio
de afabilidad insinuada por la sonrisa. Puesto que en torno de la figura de
Mijaíl Andreévich se han acumulado tantas historias deformadas, resulta
difícil obtener de él una imagen que nos dé la impresión de un sano equi-
librio. Mucho daño ha causado la comparación casual sugerida por la hija
de Dostoievski, Lyubov, entre su abuelo paterno y Fiódor Pavlóvich Kara-
mázov. "Siempre he creído - escribe Lyubov- que Dostoievski pensaba

11
Ibid., p. 5.

LA FAMILIA ... 3/
en su padre cuando creó el personaje del viejo Karamázov." 12 Cierto es
que, algunas frases más abajo, ella misma pone limitaciones a esta identifi-
cación, cuando dice : "Debe entenderse que este parecido entre mi abuelo y
el viejo Karamázov es una mera suposición de mi parte, y que no existen
pruebas documentales que permitan sustentarla". Pero rara vez se cita esta
aclaración, y tampoco ha impedido que los comentaristas -el principal de
ellos, Sigmund Freud- acepten con entusiasmo la identificación entre el
doctor Dostoievski y la fascinantemente repulsiva creación ficticia de su
hijo. Por consiguiente, se ha vuelto costumbre exagerar y deformar cual-
quier clase de hechos que se puedan conseguir acerca del doctor Dostoiev-
ski con el objeto de que su descripción coincida con los rasgos de su
presumible alter ego. El doctor Dostoievski era un hombre de muchos de-
fectos; pero debemos insistir muy categóricamente en que para nada se
parecía al cínico y disoluto patriarca de la familia Karamázov. Era un médi-
co que ejercía su profesión trabajando con tesón admirable , y cuya capaci-
dad era tan apreciada por sus superiores que, cuando decidió jubilarse, le
ofrecieron un aumento considerable de sueldo para hacerle cambiar de
idea (lo cual convierte en muy dudosa la tan repetida afirmación de que
era un notorio alcohólico); también era un marido fiel, un padre responsa-
ble y un cristiano devoto. Esas cualidades no lo convertían en un ser hu-
mano simpático, atractivo, o que se hiciera querer; pero sus virtudes fue-
ron tan importantes como sus defectos para la plasmación del ambiente en
el que se crió el escritor Dostoievski.
En primer lugar, el doctor padecía de cierta afección nerviosa que le
trastornaba completamente el carácter y el talante. El mal tiempo siempre
le provocaba jaquecas muy fuertes y, como consecuencia de ellas, sufría
estados de depresión y melancolía; cuando volvía el buen tiempo , sentía a
la vez un alivio de su dolencia y una mejoría del humor. Resulta imposible
decir si esta neurastenia era o no síntoma de una forma benigna de epilep-
sia; pero, posteriormente, Dostoievski descubrió que la frecuencia de sus
propios ataques epilépticos dependía de esos cambios climáticos. Si el doc-
tor era , como hasta su hijo Andrei se vio obligado a reconocerlo, "muy
exigente e impaciente y, más que nada, muy irritable",13 pueden atribuirse
estos rasgos de su carácter al constante y extremoso estado de tensión ner-
viosa que le causaba su enfermedad. Dostoievski, que heredó esta predis-
12
Aimée Dostoevsky, Fcodo1· Dostocvsliy (Londres, 1921 ), pp. 34-35.
13
DVS, vol. l. p. 76.

38 ~ MO SCÚ
posición del carácter de su padre, en los últimos años de su vida se queja-
ba constantemente de su propia incapacidad para dominar sus nervios, y
también era propenso a los estallidos de cólera incontrolable.
El doctor Dostoievski era, pues, un hombre desdichado y gruñón, cu-
yas tendencias depresivas teñían todos los aspectos de su vida. Tales ten-
dencias le hacían desconfiado, receloso, e incapaz de encontrar felicidad
en su carrera o en su familia. Sospechaba que los sirvientes de la casa le
robaban dinero con engaños , y eso lo llevaba a mirarlos de soslayo, con la
actitud de vigilancia de un lunático , típica, por otra parte, de su posición
frente al mundo en general. Respecto de su trabajo , creía que no se lepa-
gaban sus servicios como era debido , y que sus superiores cosechaban los
beneficios de su labor no remunerada en el hospital. Aun cuando estas dos
conjeturas no hayan carecido de cierto fundamento, las rumiaba con una
amargura desproporcionada a su importancia real. Sus relaciones con los
Kumanin eran también una constante excusa para sentirse vejado, pues
como no era una personalidad fuerte o interiormente segura su orgullo
sólo tenía el efecto de llenarlo de amarga impotencia ante sus sentimientos
de inferioridad. En una de sus cartas, dice que le desagrada visitar a su hija
Bárbara, que por entonces estaba viviendo con los Kumanin, porque siente
que su presencia allí "aburre" a sus parientes.1-t Esta exagerada susceptibilidad
social es otro rasgo de carácter que el padre transmitió al hijo; muchos de
los personajes de Dostoievski se verán atormentados por la poco halagüe-
ña imagen de sí mismos que ven reflejada en los ojos de los demás.
Lo que sostenía a Mijaíl Andreévich en medio de todas sus angustias y
sufrimientos -lo que le permitía, a pesar de todo , llevar una vida normal
y moderadamente próspera- era, antes que nada , la ilimitada y nunca es-
catimada devoción de su esposa; pero en sus momentos más sombríos,
cuando ningún auxilio terrenal parecía servirle, se refugiaba en la convic-
ción de su propia probidad y rectitud, y en la creencia de que Dios estaba
de su lado en contra de un mundo hostil e indiferente.

En Moscú -le escribe a su esposa que regresaba del campo- encontré que
sólo me estaban esperando disgustos y vejaciones; entonces me senté y, cu-
briéndome la cabeza con las manos, me dije apesadumbrado que no existe
ningún lugar donde pueda apoyar mi cabeza, por no mencionar a alguien con

1
• V S. Nechaeva, V Seme ... , op. cit., p. 90.

LA FAMILIA ~ 39
quien pueda compartir mi dolor; pero Dios los juzgará y les pedirá cuentas
de mi desgracia. 15

Esta asombrosa convicción de que él era uno de los escogidos de Dios;


esta inquebrantable seguridad de encontrarse entre los elegidos , constituía
la esencia misma del ser del doctor Dostoievski. A esa convicción se debía
que fuese tan santurrón y farisaico, tan intolerante con la falta más insigni-
ficante, y que estuviese tan persuadido de que solamente la perfecta obe-
diencia , por parte de su familia , a todos sus deseos , podía compensar sus
esfuerzos y trabajos para beneficio de ellos. Si años después, a Dostoievski
le resultaba insoportable esta virtud mojigata , e insistió en que más impor-
tante para los pecadores es que tenían el amor y el perdón, que la rigurosa
condena de sus faltas, no cabe duda de que su actitud se debía a haber su-
frido cuando niño por el insoportable código de moralidad de su padre, y a
haberse sentido interiormente agradecido ante la versión más benigna y más
generosa de su madre respecto de las obligaciones de la religión cristiana.
Sin embargo, al pintar el retrato del doctor Dostoievski debemos evitar
los colores demasiado oscuros. Pues si bien acaso le haya hecho pagar a su
familia un elevado precio psíquico por sus virtudes , esas virtudes consti-
tuían una realidad en sus vidas cotidianas. Como pronto lo veremos con
más detalle , el doctor era un padre exageradamente consciente que dedi-
caba una cantidad inusitada de su tiempo a educar personalmen te a sus
hijos. En lo que a su familia se refería, tampoco fue un hombre duro o
cruel, en ningún sentido de la fuerza física brutal. A principios del siglo
x1x , el castigo corporal era considerado un medio indispensable para incul-
car disciplina; y en Rusia, flagelar y golpear tanto a los niños como a las
clases bajas era algo que se aceptaba como cosa natural. No obstante , el
doctor Dostoievski nunca golpeó a ninguno de sus hijos, a pesar de su ca-
rácter irascible; el único castigo que debían temer era una reprimenda ver-
bal que, aunque hay que reconocer que a veces era severa, con todo, resul-
taba más suave que un golpe. Fue precisamente para evitar que sus hijos
fuesen golpeados que, a pesar de que apenas podía permitírselo , no los
envió a instituciones públicas , sin o a escuelas privadas . Incluso cuando
sus dos hijos mayores se marcharon de casa para ir a estudiar a institucio-
nes militares , el doctor seguía preocupándose por ellos , y los bombardeaba

15
Ibid. , p 77.

40 ... MOSCÚ
-así como a otras personas, cuando sus hijos no le escribían- con pre-
guntas respecto de su bienestar.
Si hacemos caso omiso de su carácter, y reparamos sólo en cómo cum-
plió con sus responsabilidades paternales, entenderemos el sentido de una
observación que hizo Dostoievski a finales del decenio de 1870-1879, en
un momento en que se sentía sumamente preocupado a causa del desmem-
bramiento de la familia rusa, que, según él, estaba ocurriendo a su alrede-
dor. Sin duda , al recordar su propia vida hogareña como el polo opuesto de
las "familias accidentales" de esa época, Dostoievski le dice a su hermano
Andrei que sus padres habían sido "personas sobresalientes", y añade que ,
de haber vivido en ese momento, y no a principios de siglo, seguirían mere-
ciendo esa misma calificación. "Y hombres de familia como ésos, padres
como ellos .. . ¡Nosotros mismos somos completamente incapaces de serlo,
hermano' ",16 termina diciendo. Aunque estas palabras representan sólo uno
de los aspectos de la relación que tenía Dostoievski con su padre, constitu-
yen un homenaje que, para un observador imparcial, no resulta desmentido
por los hechos.

A pesar de que sus caracteres eran muy divergentes , hay razones suficien-
tes para creer que el doctor Dostoievski y su esposa formaban una pareja
fiel y que se amaba entrañablemente. Sus veinte años de matrimonio fruc-
tificaron en una familia de och o hijos (una hermana gemela murió a los
pocos días de nacida); y nadie que lea sus cartas con imparcialidad puede
dudar del profundo afecto que los unía. "Adiós, mi alma, mi pequeña tór-
tola , mi felicidad , alegría de mi vida, te beso hasta quedar sin aliento. Besa
a los niños por mí. "17
Éstas son las palabras que le escribe a María Feodorovna su marido
después de catorce años de matrimonio; y aunque debamos hacer cierta
concesión a la prosa florida de la época , son expresiones que exceden, con
mucho, las exigencias de la etiqueta o de la costumbre. María Feodorovna
es igualmente pródiga en sus manifestaciones de cariño: "Regresa pronto ,
mi querido - le escribe a su marido desde Darovoe- , ven, mi ángel; mi

16
DVS, vol.l , p. 87.
17
V S Nechaeva, V Seme .. , op. cit., p. 81.

LA FAMILIA ... 41

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