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Saulxerotte estaba a salvo a pesar de su des- terrasen junto a la señora.

Incapaz de saber si hacia


conocimiento de este suceso. De algún modo lo co- bien recurrió a su visión de los espiritus... le parecio
rrecto parecía dar sepultura a la difunta Marie con descubrir a las tres mujeres, juntas y difuminandose
la hipocresía de su asesino presente en forma de exe- en una luz... debía ser lo correcto. Aunque no era un
quias. Ocultar la gran mancha de sangre del vizcon- final agradable.
de fue el segundo paso del encubrimiento. Nadie sa-
bría lo sucedido en el cementerio... nadie lo creería. El vizconde había huido... así lo descubrieron,
el orondo Pierre fue testigo, y se salvó de su alocada
El capitán Garnier no lo creyó cuando Hen- conducción del carruaje por su buena forma y agili-
rik trató de hacerle ver la verdad sobre Beaumont, dad... y la gracia de dios, sin duda. El carruaje tomo
los cazadores no creyeron que hubiesen matado a la el único camino transitable desde alli, hacia el sur,
Bestia sin pruebas de ello. Tan solo había una per- cruzando el extremo de la cordillera de Lucille hacia
sona que podía creer parte de todo aquello... Dana el grueso de la nación. A pesar de las sospechas de
D’Belle, la madre de las fallecidas... y cuando acu- que la Bestia estaba conectada con el clan Skuling
dieron a su casa encontraron a su sollozante criada Henrik advirtió a Constantin de su intención de se-
siendo calmada por los mozos de las cuadras de la guir al vizconde ya que este se había demostrado
casa, los unicos criados que quedaban en la man- util como rastreador y adquiriendo unas mulas para
sión. La mujer se había colgado en la parte de atrás aquellos que no tenían mejor montura emprendie-
de la casa y dejó una nota junto al colgante de Anna ron camino al sur. Sahid, Bruce, Henrik y Constan-
esperando a Henrik. En ella le aseguraba que con- tin no eran amigos, como se ocuparon en recordarse
fiaba en que salvaría a los espiritus de sus hijas, pero unos a otros... pero tenían una causa común tem-
que tras perder a todos quienes amaba no tenía sitio poral. El vizconde había dejado cuentas pendientes
en el mundo. Con tristeza y la duda de si aquello con ellos de un modo u otro... no todos los motivos
tenía algún sentido lo único que pudo hacer fue en- eran solidos, pero si suficientes para indagar en lo
tregar ambos colgantes a la criada para que los en- sucedido.

El viaje al sur fue, para un grupo armado y li-


gero, una semana sin complicaciones. Encontraron
como primera parada la población de Bellegarde en
plena fiesta de la primavera. Allí habían descubier-
to que el vizconde tenía inversiones en la herrería
y armería, como era habitual en la ciudad. Quien
más o quien menos se relacionaba con este negocio.
Pero era la única pista firme a seguir.La ciudad te-
nía 8.000 habitantes, algo mayor que Saulxerotte
pero esta ciudad es afamada por sus maestros espa-
deros, lo cual jutificó su crecimiento... y le ganó el
sobrenombre de la Espada de Gabriel. Además la
gente no se escondía temerosa, no huía de la ciudad
en cuanto había un momento de paz... mucha gente
acudía a la celebración de la primavera de los pue-
blos aledaños y el barullo convertía la urbe en un
centro rebosante de vida, alegría y bullicio.

El estoque que el vizconde dejo atrás era su


mejor baza, en la cruz la espada mostraba un ro- un súbito pavor inundó los corazones de todos ellos,
setón labrado con una especie de sello, símbolo sin aquella riña y bravuconadas podían acabar en una
duda del artesano que la realizó, pues no tenía rela- muerte segura para cualquiera de ellos. Acordando
ción alguna con las enseñas que mostraba la man- en favor de su decoro batirse en otro momento los
sión de Edgard Beaumont. Henrik tenía nociones tres hostigadores se retiraron con el coro de insultos
de he- rrería de su juventud y aseguraba que a pesar que Constantin les lanzaba a sus espaldas. Solo este
de ser un arma de alfeñiques la hoja estaba trabaja- reía a su regreso escoltando a la agredecida joven,
da con excelente habilidad y buen acero. que lloraba mientras declaraba que Ueda era muy
valiente por estar dispuesto a batirse por ella. La
Siguiendo esta pista los remitieron a la ca- joven se presentó como Eloise Du Ferdeine y sin ga-
lle de las Rosas, donde se encontraban los mejores nas de fiesta alguna les pidio que la acompañasen a
maestros espaderos de la ciudad. No cabía duda su casa, tras recoger a su hermana menor. La her-
que alguien como Beaumont había acudido a uno mana de Eloise resultó carecer de toda la hermosura
de ellos. Buscando este lugar cruzaron la concu- de la mayor, fea con todo lo que la palabra signifi-
rrida plaza de la Luna, donde se realizaban juegos, caba y algo entrada en carnes, tan solo su cabello,
bailes y corría la bebida y la comidad por las fies- cuidado y radiante competía con Eloise, pero en lo
tas locales. Fue necesario desmontar para cruzar demás la pobre Elena no tenía nada que hacer. Aún
sin percance y en estas se les acercó un joven alto, así llevaba por el brazo al joven que instantes antes
delgado y musculoso, su pelo blanco y sus rasgos le bailaba con ella cuando en la plaza sonaba su pieza
delataban como daevar pero carecía de la tez oscu- favorita... una tonada jovial con la que los hombres
ra de su etnia, su piel pero era como la leche, tan acostumbraban a declararse. Elena estaba radiante
pálida que relucía. Este pretendía servirles de guía y el muchacho hastiado. Recien llegado de Hele-
por unas monedas, aseguraba conocer la ciudad y nia, Vincent Guran no había dejado atrás sus pas-
ser de utilidad para unos extranjeros, pero su tos para bailar con damas como aquella. A sus pies
aspecto de pordiosero no convenció al ladraba un perro pastor, y a su espalda lucía
grupo, apestaba como la basura y las un mandoble propio de soldados, como el
liendres poblablan sus ropas y pue- resto de su apariencia.
de que su cabeza.
Como última adquisición
Haciendolo a un lado cru- Eloise se encontró de frente al
zaron la plaza solo para descubrir emprender camino a casa con
como en un callejón aledaño una el piojoso daevar, que aunque
muchacha de buena cuna, una todos aseguraron no conocer
dama noble quizás, estaba siendo de nada les seguía de cerca.
increpada y arrinconada por tres La joven le pidió que los
mozos con espadines y algunas copas acompañase tras estu-
de más en el estomago. El grupo se diarlo un instante...
acercó presto a rescatarla, aunque pero a cierta distancia,
Bruce se mostró reacio, no era co- donde el olor no fuese
nocida y tenían intereses que impedimento.
les apremiaban. Con todo
cuando los bravucones insis- Al llegar a la casa
tieron en que marcharan fue la joven les explicó que
el primero en replicarles con su mozo de cuadras ha-
mucha dureza, buscando bía enfermado reciente-
quizás una pelea, que tanto mente, y la suciedad se
tiempo le eludía desde que amontonaba, demasiado
salió de sus tie- rras. cerca de la casa, el olor
era molesto. Esa era la
tarea que tenía en mente
para Alucard, el peculiar
Cuando
Eloise DucasiFerdeine,
habían la daevar de piel nivea.
logrado un reto uno a
damisela en apuros uno
Mientras tanto los demás entraron a la gran- A la noche por tanto todos acudieron a la fiesta
diosa mansión que los marqueses Du Ferdeine te- donde se anunciaba el compromiso de Elena con un
nían en el centro de la ciudad, tres plantas de gran extranjero, la gente cuchicheo al principio temien-
extensión y una zona ajardinada, cuadras propias do que se hablase de Eloise, mucho más cuando fue
con varios carruajes en su cochera y criados sufi- esta la que inicio el baile con Vincent que se negaba
cientes para atender en exclusiva a todo el grupo sin a bailar, quizás furioso por el encontronazo verbal
que viesen una cara repetida en una semana. que tuvo antes con Constantin. El joven helenio sos-
pechaba que todos se burlaban de él por verse enre-
Las jovenes los dejaron a solas un instate para dado en aquel asunto. Las risas de Ueda y Sahid no
advertir de lo sucedido a sus padres, mientras los habían ayudado a hacer remitir esa sensación, pero
criados recogían sus capas polvorientas del viaje, y la mentira descarada pero creíble del zigeneur sobre
aliviaban a demás a los viajeros con agua fresca. La el amor que veía en los ojos del joven soldado hacia
primavera era patente en el sur de las montañas, a Elena le había sacado de sus casillas. Aún así pronto
diferencia del fresco tiempo que una semana atrás se aclaró el equivoco, y cuando la gente supo que
vivían en Saulxerotte. Fueron rápidamente adver- era el prometido de la hermana menor los jovenes
tidos de que sus espadas, mandobles gigantescos y que instantes antes le miraban con desprecio ahora
pieles no serían de ninguna forma bien vistas en la estrechaban su mano y le aseguraban que debería
ciudad, y fueron dejadas a buen recaudo en casa de empezar a portar estoque, a salir de caza con ellos y
los marqueses. Los padres de las damiselas agrade- comportarse acorde a su posición. Mientras esto le
cieron profusamente la ayuda para con su hija, y sucedia Sahid y Constantin aseguraban a quien lo
atendieron con halagos y amabilidad al pretendien- ponía en duda que el joven era un rico terratenien-
te de su hija, que no entendía porque lo tomaban te en Helenia, lo cual alegró sobremanera al mar-
por tal hasta que fue demasiado tarde para decir qués que veía que aquella boda no solo salvaba a
que no la pretendía sin resultar en una grave ofen- su poco agraciada hija de convertirse en monja sino
sa. El marqués los invitó a todos a una fiesta esa que además de cara a la sociedad, tan importante
noche, y prevenidos todos se ocuparon en buscar- en Gabriel, no iba a aparentar ser inapropiada de
se ropas adecuadas a Gabriel y su exquisito senti- ningún modo.
do de la moda. Bruce y Sahid no renunciaban a sus
estilos patrios de vestimenta, pero removieron los Alucard a pesar de servir con un uniforme algo
talleres de sastrería de la ciudad sin escatimar en estrecho y ridiculo disfrutó de la fiesta enormemen-
gastos para hacerse con prendas vistosas y de cali- te. En sus bolsillos se perdían gemelos enjoyados,
dad. Para equipararse a la moda local de estoques botones de marfil y bronce, copas de cristal y plata,
y floretes el kushistaní se hizo con una daga cur- monedas y broches, pasadores y pulseras... El bo-
va enjoyada mientras que el phaiano un tanto más tín que amontonaba fuera solo era comparable a la
sencillo. Constantin, Henrik y el propio Vincent se criada con la que cruzaba miradas seductoras desde
conformaron con lo que podían pagar de su bolsillo, el momento que llegó a las cocinas. Entró en tratos
sencillas ropas tan a la moda como cada uno pudo con Constantin para llevarle especias de la cocina, no
pagar. pudo encontrarlas todas pero llevo cuantas había,
amen de un licor extranjero de gran vigor, apropia-
Para ese entonces Alucard apestaba y era unas do para camuflar el sabor de cualquier mezcla que
monedas más rico, no solo por el pago sino porque pretendieran usar. No sabía que pretendían hacer
poco antes había cortado algunas bolsas en la plaza con eso, pero solo eran especias, nada peligroso de
de la Luna, mientras la gente reía, bebía y danzaba. modo que se olvidó de ello pronto y siguió buscan-
Había trabajado bien y con interes de modo que el do su botín, piezas pequeñas y valiosas, cualquier
mayordomo de la casa le avisó que necesitarian ca- cosa que cayese en su poder... así como las sonrisas
mareros para la fiesta de la noche, si es que era ca- furtivas de Linette, la criada... aunque ni siquiera
paz de aparecer sin apestar y sin piojos por allí. Con conocía el nombre de esta.
sus monedas se pagó un baño, un corte de pelo y un
afeitado, en los barrios más modestos de la ciudad En una de sus salidas discretas a dejar oculto
eso no le costó demasiado, y con unas pocas mone- cerca de las cuadras parte del robo que llevaba en
das más se hizo con un atuendo que no dejaba lugar los bolsillos hizo una señal evidente a la joven, que
a dudas que era pobre... pero que no tenía agujeros le siguió fuera segundos despues, casi sorprendien-
ni mugre. dole en su delito al buscarle por la parte posterior
de la casa. La joven no sospechaba nada, sencilla- Sobre todo porque muchos de los invitados
mente se sentía atraida por el joven y guapo daevar sintieron deseos súbitos, el ambiente se caldeó y mu-
con aire misterioso, ni siquiera su rara piel lechosa chos se despedían apresurados por llegar a sus casas
le disgustó, unas cuantas palabras de amor susurra- o carruajes para desvestirse y dar rienda suelta a
das al oído mientras la abrazaba contra el muro y su lujuria. Incluso el poco interesado Guran miraba
fue suya, entregandose sin dudarlo al hermoso aun- ahora a su prometida con otros ojos.
que extraño daevar que la había cautivado. Cuando
regresaron al interior con las ropas desordenadas y Henrik se había retirado hace tiempo, aburrido de
arrugadas el mayordomo los reprendió con la mira- las fiestas de Gabriel que le parecían tediosas e in-
da pero sin más incidentes. comprensibles, había rechazado la conversación de
jovenes interesados en la vida del mercenario con
Eloise entre tanto repartía sonrisas con gene- respuestas cortas y simples a sus curiosidades, y es-
rosidad, y bailes con Ueda y algun otro afortunado. tos, como él deseaba, le habían dejado a un lado al
Este le aseguró que se sabía la envidia de muchos, la poco tiempo. Antes de marcharse se aseguró de que
muchacha respondía con risas y negaciones. Ella no el marques le prometiese que uno de sus negocios de
atraía la atención de nadie, aseguraba, era el com- herreria le permitiría arreglar la hoja del estoque.
promiso de Elena y ella debía ser la estrella, pero Desde que lo recogió tras el enfrenamiento en el ce-
todos a su alrededor comprobaban y sabían que no menterio tenía en mente reparar la mella, era una
era de ese modo. hoja de calidad, sería una pena perderla.

La velada transcurrió para los invitados con El resto observaban satisfechos como se desarrolla-
la anecdota de una canción popular de Phaion rega- ba todo. Les había presentado al espadero que bus-
lada por parte de Bruce y caban, un hombre calvo y robusto, con perilla negra
una audaz actuación de como el tizón y una hija hermosa que había enta-
malabares con fuego blado conversación con el zinner durante un buen
por parte de Cons- rato en la balconada de la sala. El hombre confirmó
tantin. Sin duda el haber forjado un arma para el vizconde, del que
marqués que pre- aseguro que era una persona noble y buena pero
tendía que su fies- que no sabía nada de él. Otros nobles afirmaron
ta de la primavera igualmente a Ueda que nada se sabía en la ciudad
se acrecentase en de Beaumont, y que raro sería que pasase por allí
fama con el com- y no estuviese presente en los eventos sociales
promiso de su hija como las fiestas de la primavera de los nobles
y la presencia de de Bellegarde, que competían entre sí por
los salvadores de ofrecer el más agradable de los eventos, el
su hija estaba más pintoresco o el más refinado, según el
contento con gusto de cada cual.
lo pintoresco
de estos. Su Los últimos se estaban retirando cuando
fiesta sería se percataron de la ausencia de Elena y su
recordada. prometido, que llevados por la pasión ha-
bían salido de la estancia y encerrandose en
el despacho de su padre la doncella se había
entregado a su amado confesandole que ardía
Linette, la criada de pasión por él, que deseaba entregarse en
seducida cuerpo y alma al helenio desde que cruzaron el
primer baile. Con violencia salvaje, sobre la mesa
de roble que acabo volcada y a un lado Vincent
tomó todo lo que la muchacha tenía que dar.

A la mañana siguiente habría mucho que hacer


y de lo que responder pero esa noche las cartas
ya estaban echadas...
Mientras Sahid dedicaba la mañana siguiente vigilantes. Había más de una docena de hombres y
a investigar sobre el vizconde, Constantin cortejaba en el centro del descampado uno solo estaba junto a
a la hija del espadero y el resto hacía cabalas sobre los rehenes, que parecían ilesos.
su fortuna el ladronzuelo daevar de piel plateada
trataba de colocar sus beneficios de la noche ante- Jean du
rior sin mucho exito. Malache,
esgrimista
Entretanto Eloise tenía un especial regalo de
bodas para su hermana invitando al novio y a sus
salvadores al estreno de la opera en la que la mucha-
cha cantaría una aria escrita especialmente para ella
y su estreno en el canto. La obra era muy esperada y
las entradas eran un regalo realmente valioso.

Alucard regresó a la mansión, había ocultado


un gran botín alrededor de los establos privados y
el azar quiso que escuchase, oculto sobre las vigas
del lugar, una conversación reveladora. Planeaban
robar la casa esa noche, aprovechando la ausencia
de toda la familia con ayuda de un criado miembro
del grupo de ladrones. Recuperado el botín se pro-
puso pensar en ello cuando lo hubiese vendido y se
hubiese armado un poco, lo cual le llevo gran parte
del día.

Por desgracia las cosas no resultaron nada


simples... llegada la hora de iniciar la obra en el tea- Este hombre resulto ser un esgrimista cono-
tro Eloise no aparecía y tras indagar un poco su- cido, amigo o maestro de algunos de los afectados
pieron que el cochero que debía recogerla en casa y por el encontronazo su primer día en Gabriel que
a otros actores y que debía haber llegado con sufi- buscaban atraer al grupo para darles la lección que
ciente adelanto no había aparecido. Sabiendo que el primer día no pudieron. Jean du Malache estaba
la chica había subido a este solo podían suponer que allí para dar dicha lección, reparar el orgullo de sus
algo había sucedido despues de que pasase por alli. compañeros. Pero Constantin tenía otros planes...
Tomando unas monturas Vincent, Sahid y Constan- empleo su magia para hacer invisible a Eloise y en
tin se dispusieron a deshacer el camino posible bus- la confusión creada Vincent lanzó su montura en
cando señas de que le había sucedido al carruaje. carrrera en cuanto la muchacha se hizo visible y la
No tardaron en encontrar a los responsables... una recogió llevandola fuera del lugar cruzando entre
pareja de hombres aguardaba en una esquina y re- espadachines y rehenes sin atender a nada. Sahid
conocieron facilmente a uno de los que molestaba desde el otro extremo corría hacia el lugar, viendose
a Eloise cuando ellos llegaron a la ciudad. Aunque sorprendido por la maniobra de sus compañeros se
estaban alli para guiarles hasta la chica no perdie- encontró en mitad de los oponentes mientras que
ron laocasión de tratar de vengarse, cosa que Sahid Eloise ya estaba a salvo, cruzando su acero con un
arregló con una demostración de habilidad marcial experto esgrimista. La lucha se detuvo de mutuo
que le salio cara a uno de ellos. acuerdo tras lograr herir levemente a Malache, ase-
gurando este que no sería la ultima vez que cruza-
Guiados por sus respuestas acudieron cerca sen aceros.
de la costa, tras una conocida iglesia donde al pa-
recer muchos espadachines arreglaban sus asuntos Al regresar a la opera Elena sorprendio a to-
con discreción. Sahid no quiso riesgos y llegados al dos ocupando el lugar de su hermana y demostran-
lugar se apartó de sus compañeros para buscar un do una voz excepcional. Eloise confesó que ella le
acercamiento sigiloso mientras que los otros dos lo había enseñado a cantar, pero que su hermana ja-
hacían abiertamente. El carruaje estaba a la vista, más había revelado en público tal habilidad hasta
iluminada la zona por antorchas y un puñado de ese día para cubrir su ausencia.
Alucard, armado y listo para conseguir un aviso al teatro de la opera donde sus compañeros de-
botín extra al tiempo que se lucía ante Linette, re- bían estar, aquello resultaba extremadamente sos-
gresó a la mansión, observó como un puñado de em- pechoso. No sabían cuan ciertas iban a resultar sus
bozados entraba en la casa con la ayuda de uno de sospechas cuando pidieron una descripción de ese
los criados que en sigilo les granjeo paso franco al Virgil Nox... sin duda debía tratarse del vizconde
interior. Colandose por el muro y la puerta trasera Beaumont. Alucard se ofreció a ayudarles y dado lo
que conocía bien de su trabajo el día de la fiesta lo- peligroso e inmortal que parecía ser este individuo
gró acceder al interior, donde por desgracia tuvo un toda ayuda parecía poca.
encontronazo con los ladrones, perdiendo el
efecto sorpresa rápidamente.

Los maleantes retenían a los criados Alucard antes


en uno de los salones y allí es donde Alucard de la llegada
se los tropezó, recibiendo un disparo poco
efectivo en el hombro trbó combate con el
de Henrik y
grupo siendo sorprendido en mitad de este Bruce
por Henrik y Bruce. Estos dos habían des-
pedido a Eloise cuando el carruaje del teatro
la recogió y se disponían a marchar hacia la
opera cuando vieron acercarse al grupo a la
mansión. Alertados por sus capas y sombre-
ros, sus gestos sospechosos esperaron y les
vieron entrar, de modo que se acercaron de
nuevo a la casa, Bruce superó el muro con na
elegante acrobacia mientras que el goldaria-
noprefirio una impresionante demostración
de fuerza arrancando la verja de entrada; de
este modo se unieron a la lucha para salvar
la mansión. El combate fue enconado pero
rápidamente se decanto del lado de los tres
salvadores... un rápido recuento les hizo ver que fal- Sahid, Vincent y Constantin recibieron la no-
taba uno de ellos que encontraron en la planta su- ticia cuando acababan de alcanzar de nuevo el tea-
perior, había revuelto el despacho y al verles venir tro con la rescatada Eloise, el padre de esta acogió
saltó por la ventana para huir cruzando el jardín. con una sorpresa mayuscula el asalto a su mansión
No tuvo suerte pues le siguieron sin dudarlo en su y despachó a los valientes salvadores de su hija para
salto y le atraparon antes de que pudiese salvar el que acudiesen con sus compañeros sin demora. Vin-
muro. cent se lamentaba de haber dejado su arma de gue-
rra en la mansión pero no había tiempo para viajes
Descrubrieron así que el robo estaba encar- innecesarios, cada minuto contaba...
gado por un tal Virgil Nox, que buscaba un libro
especifico en la biblioteca de marques, y que debía A las afueras de la ciudad, ante la hosteria, se
llevarselo esa misma noche a una hostería de las reunió el grupo al completo. El edifcio era ancho y
afueras. El libro estaba escrito en un dialecto des- sencillo, dos plantas algo achaparradas y antiguas,
conocido, que resultó ser irula, con algunas ilustra-con establos y una amplia parcela a su alrededor.
ciones de mucha calidad, una edición muy antigua Un muro bajo de piedra algo abandonado rodeaba
y cuidada que Alucard aseguró que valdría, solo por el lugar, la luna nueva no ayudaba a vislumbra el
su aspecto, al menos cien escudos imperiales. lugar pero por suerte el cielo estaba despejado, las
estrellas permitían al grupo comprobar que el lugar
Tras asegurarse de que los prisioneros no es- parecía desierto en las inmediaciones. El plan tra-
caparían y que la guardia estaba alertada, mientras zado con cierta premura llevó a Alucard y a Sahid a
Alucard era abrazado por una asustada Linette, buscar acceso por la parte posterior, quizás una en-
Bruce y Henrik decidieron tomar sus monturas de trada a las cocinas que solían requerir leña y otras
los establos del los marqueses DuFerdeine y mandar cuestiones, mientras que Vincent, a quien el vizcon-
de no conocía, entraria fingiendo ser el ladrón con el daevar de piel plateada no lo dudaron, corrieron al
que se había citado. exterior para perseguir a los que se fugaban, no po-
dían dejar escapar a ninguno sin saber que sucedía,
El hostero respondió a la llamada a la puerta y el vizconde debia ser uno solo y aquello era otro de
señaló al fondo de las ala cuando preguntó por Nox, sus ensalmos.
alli el helenio pudo ver a un hombre de pelo cano
sentado con una copa de vino. Al verle el vizcon- Dentro el hostero escapaba por la puerta san-
de pareció extrañado, pero no alertado. Esperaba a tiguandose mientras la lucha estallaba... Vincent
otra persona, pero no demostró miedo o preocupa- fue rápidamente derribado sin conocimiento no sin
ción. Bruce, Henrik y Constantin no esperaron al antes habes prendido fuego al artesonado del techo
oir que el vizconde estaba en la planta baja, forza- tratando de incendiar a uno de los vizcondes, Hen-
ron su paso antes de que el asustado dueño pudiera rik y Bruce dieron cuenta de los enemigos que al ser
cerrar de nuevo la puerta y se encararon a Edgard. golpeados se deshacían en brillantes haces sin que
Henrik preguntó para que buscaba el libro asegu- pudiesen evitar que Constantin se llevase una terri-
rando que si eso le ayudaba a morir se lo darían con ble estocada que lo incapacito.

gusto... el vizconde no respondió a la provocación y La hosteria al regreso de Bruce y Sahid


prefirió guardarse sus secretos sabiendo que aquello
no acabaría bien. La lucha se prolongo mientras el fuego comen-
zaba a consumir la estancia y los vencedores tuvie-
Mientras Alucard se colaba hasta la cocina ron que arrastrar a sus dos compañeros caidos fue-
con el kushistaní pudieron ver como el encaramien- ra. A lo lejos Bruce pudo ver como Sahid emprendía
to rápidamente se traducía en un combate. En un la persecución de un jinete y tomando su montura
borrrón el vizconde se difuminó en trece personas, se unió a ella.
todas identicas entre sí que echaron mano a sus es-
toques a la par. Mientras unos cerraban paso cinco En los establos de la hosteria dos de loz voz-
de ellos saltaban por las ventanas traseras de la sala condes habían frenado a los perseguidores mientras
en un estallido de cristales rotos. Sahid y el extraño los otros tres trataban de hacerse con las monturas,
Sahid lanzó su turcus en un arco demasiado amplio
mientras que Alucard blandia sus dos espadas cortas hacia un bosquecillo cercano, ambos le siguieron al
con mortal eficiencia, pero los enemigos se deshacian hallar su rastro evidente entre la hierba, pero den-
al paso de sus hojas como sucedía en el interior. Los tro vieron a su montura pastar libremente y des-
caballos se lanzaron sobre ellos pero lograron frenar de el cielo caer la capa del vizconde mientras este
a dos de ellos en la lucha... solo uno escapó finalmen- se elevaba en la negra noche con unas niveas alas
te... el autentico vizconde Beaumont. El kushistaní mientras en su ascenso dejaba caer sobre ellos una
tomó una de los monturas libres y emprendió jun- lluvia de plumas.
to con Alucard que le imitó la persecución a la que
pronto se sumo Ueda, el phaiano. Pero Beaumont El vizconde había huido con su hechicería de
resultó ser un jinete aventajado y no había forma de nuevo, sin revelar que buscaba en ese libro... de re-
recortar distancia, es más, Alucard pronto perdió a greso con los marqueses el dueño del libro les asegu-
sus compañeros quedando muy atrás. ró que no sabía porque era tan importante, se tra-
taba de un libro de cuentos comprado en Baho, un
Por desgracia para el perseguido la llanura no reino al sur muy peculiar, y lo hizo por puro placer
le ofrecía lugares donde evadirse de sus perseguido- de tener un recuerdo del lugar. Aunque eso confir-
res. Pero guardaba aún trucos en la manga... como maba algo que el sicario de Beaumont había dicho...
en la vez anterior el vizconde desprendió una oleada que este tenía prisa por emprender un largo viaje
de magia que a su paso iba prendiendo la alta hier- al sur. Al parecer la pista del hechicero estaba fres-
ba, la tierra e incluso las piedras a su paso, creando ca, cada cual por sus propios motivos iban tras él, y
una ancha barrera imposible de saltar, mientras ro- probablemente ya conocían su nuevo destino.
deaban el incendio el vizconde dirigió su montura

~Fin del capitulo primero~

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