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F A C U LT A D D E C I E N C I A S P S I C O L Ó G I C A S

DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA

Jefa de Departamento: Prof. Mg. Agostina Ilari Bonfico

PSICOLOGÍA INSTITUCIONAL Y DE LAS ORGANIZACIONES

Trabajo Práctico
Análisis de una problemática actual en una organización

Profesora: Lic. Vázquez Analía

Estudiantes:
Diaz, Patricia Ruth Leg.N203614

Año: 2019
INDICE

Introducción………………………………………………………………………….. 2

Descripción de la Institución y la problemática a abordar………………………. 3

El grupo en formación, institución y burocracia………………………………….. 4

La burocracia y los obstáculos para el aprendizaje……………………………… 7

Rol del psicólogo institucional en el ámbito escolar y posibles intervenciones 9

Conclusiones…….……………………………………………………………….…... 12

Referencias Bibliográficas………………………………………………………...... 13
Introducción
El presente trabajo aborda la descripción de una institución del ámbito
educativo con el objetivo de inferir un posible punto de conflicto en el que se
plantee una intervención pensada desde la Psicología Institucional.
Para abordar esta problemática, inicialmente se hará una descripción y
caracterización de la institución a fin de realizar una articulación con conceptos
teóricos del campo institucional.
Luego, se partirá desde la mirada sociológica en el análisis institucional de
Lapassade, recurriendo al proceso de formación de grupo y al concepto de
burocratización para dar cuenta de la dialéctica grupal, como así también a los
conceptos de universalidad, particularidad y singularidad de Lourau.
Seguidamente, se tomarán, desde un enfoque sistémico, los aportes de
Senge para pensar los posibles obstáculos y conflictos relacionados con la
problemática.
Finalmente, se recurrirá a Selvini Palazzoli y kofman para reflexionar en
torno del rol de psicólogo institucional y sugerir intervenciones a implementar a
partir de la posibilidad de pensar la institución escolar desde lo planteado por
Garay.
Desarrollo
Descripción de la Institución y la problemática a abordar
Colegio nivel secundario ubicado, en una zona residencial, a tres cuadras
de la Av. Hipólito Yrigoyen y a dos de la Municipalidad de Lomas de Zamora.
A través de un convenio entre el instituto y un centro recreativo cercano los
alumnos realizan actividad física con los profesores de educación física en ese
centro recreativo por no disponer de un espacio para poder realizar las actividades
de esta forma se puede brindar el servicio educativo correspondiente a esa
materia.
Los alumnos del instituto comparten horarios y actividades con sus pares
del turno contrario y esto a veces hace surgir ciertas asperezas entre ellos,
dificultando la concentración y realización de la actividad física, extendiéndose a
las clases curriculares.
Con respecto a la organización interna de la institución, la planta directiva
funcional se compone de un director de estudios, un rector, una vice rectora y una
secretaria, la planta administrativa está constituida por ocho preceptores (cuatro en
la sede central y dos en el centro recreativo) y la planta docente está formada por
aproximadamente veinte profesores que dictan las diferentes asignaturas.
Todos concuerdan que es necesario hallar una solución al problema de
integración de los alumnos ya que su nivel académico ha ido decreciendo en los
últimos meses, a partir de una pelea que hubo entre varios alumnos de 4To año.
A partir de lo expresado anteriormente, desde la institución se encaran
acciones tendientes al seguimiento de las conductas de los estudiantes, acciones
que, desde la planta directiva, se traducen y requieren de un equipo cohesionado.
En este sentido, la problemática que surge y que puede ser comprendida
como una demanda de intervención de un psicólogo institucional, se vincula con la
imposibilidad de integrar a los alumnos en la actividad del centro recreativo y las
del instituto.

Esta dificultad ha sido manifestada en comunicación personal por los


propios directivos del instituto secundario.
El grupo en formación, institución y burocracia
Para comenzar, se recurre a Lapassade (1973) con el objetivo de pensar la
institución y las fuerzas que operan, las cuales son comunes a todo el universo:
orden y entropía, cohesión y dispersión. Extrapolando este concepto a la
institución, pueden retomarse las ideas de la corriente dinamista de Lewin (1988),
que entiende al grupo como un conjunto de individuos con una meta común,
sentido de pertenencia y que perciben su interdependencia y dentro de él busca
analizar el conjunto de fuerzas, tanto repulsivas (entropía) como cohesivas
(orden). Podría observarse la similitud de esta definición de grupo con la de
institución entendida como superestructura supra-individual que, sin embargo, está
compuesta por distintos individuos y por la interacción resultante entre éstos.
Ahora bien, puede considerarse que, en el caso de los grupos humanos, si
bien se ha de analizar la institución como un todo que excede a cada individuo
singular, no puede ignorarse la subjetividad, donde pueden ponerse en juego
razones individuales para dejar el grupo o terminarlo. Es a partir de esta idea que
pueden entenderse las afirmaciones de Lapassade (1973) respecto a que el grupo
es una estructura que oscila entre serialización y totalización, entre el
conglomerado de personas sin relación alguna (sin un objetivo en común, sin
división de funciones, sin identificarse como parte de algo que va más allá de ellos,
etc.) y el todo en el cual cada uno de los miembros se ha alienado a tal punto que
ya no actúan como sujetos sino como meros engranajes.
Lapassade (1973) visualiza distintas “etapas” en el devenir del grupo, donde
la burocracia como etapa final podría entenderse como el fin último de toda
organización humana. Las distintas fases que el autor esquematiza son:
Serialización: no hay unidad entre los individuos
Grupo en formación: hay una unión debido a un propósito/problema en
común. Para que este pasaje entre el conjunto de individuos y el grupo
estabilizado ocurra es necesario que surja una juramentación. Pero, ¿Qué se jura?
Se jura pertenencia y para hacerlo, se jura contra la propia subjetividad. Es aquí
donde la alienación del sujeto comienza, pues progresivamente su capacidad de
intervenir sobre la organización y generar cambios se va perdiendo.
Organización: el grupo se organiza como tal, realizándose una distribución
de tareas y división de funciones. La pérdida de la individualidad se ve potenciada
por el horror que le produce al grupo la idea de la fragmentación que implicaría
una vuelta a la serialización. Esto puede ser analizado como un factor que hace a
la cohesión del grupo (resistencia al cambio y terror respecto al mismo, conceptos
ampliamente estudiados por la psicología social).
Institución: en esta etapa el grupo, ya constituido como tal, establece
sistemas de normas que le dan estructura, regulando su vida y funcionamiento.
Burocratización: aquí el individuo ha perdido la totalidad de su voz y su voto,
habiéndose alienado totalmente a su función dentro del grupo, perdiendo su
capacidad creativa.
Partiendo de los planteos de este autor, podría entenderse este proceso, en
lugar de un desarrollo evolutivo unilineal, como una gama de situaciones posibles,
es decir que, en lugar de pensar que todas las organizaciones/ instituciones
seguirán este recorrido, sería pertinente suponer que, por sus cualidades internas,
todo grupo se ubicará más cerca o más lejos de la fusión/serialización.
Puede considerarse que lo que le ocurre al sujeto una vez que la
burocratización ha sido establecida es algo que impide al grupo seguir creciendo y
adaptarse a los cambios que le plantean las demandas sociales. Si bien la
burocratización otorga unidad y estabilidad al grupo, ésta surge precisamente por
el miedo a la fragmentación. Sin embargo, el miedo nunca es un buen guía, a
menos que se trate de sobrevivir en el aquí y ahora: si se trata de planificar un
plan, el miedo es un consejero que jamás debe ser escuchado. Es así que una
institución burocratizada podría homologarse a un sujeto con defensas rígidas, el
cual no podrá adaptarse correctamente al Umwelt (Freud, 1923), pues teme
implementar nuevas técnicas y arriesgarse.
Este temor a la fragmentación podría ser es el motivo por el cual la
intervención de un psicólogo institucional es solicitada: la directora del C.E.N.S.
consideraría que tener una sede no regulada sería algo digno de ser temido. De
esta forma se buscaría la fusión, que respondería al ideal de la planta directiva
acorde a una estructura burocrática. Teniendo en cuenta que la burocratización
surge del miedo, puede plantearse necesario erradicar este sentimiento (o al
menos no permitir que éste sea el guía de las acciones de la institución) para
conformar una nueva modalidad de grupo. Esto es precisamente lo que plantea
Senge (1996) a partir del concepto de organización inteligente.
Asimismo, pueden retormarse los conceptos de universalidad, particularidad
y singularidad que Lourau (1987) visualiza como tres momentos en el devenir
institucional, momentos que, más allá de ser entendidos como parte de un proceso
unilineal, podrían pensarse como coexistentes.
La universalidad podría asemejarse a lo previamente esquematizado como
burocratización, donde el grupo se comporta acorde a una ideología determinada y
responde a intereses únicos. Esto está en relación con lo que llamamos “lo (ya)
instituido”.
Por otro lado, la particularidad surge cuando los sujetos cuestionan los
intereses y las políticas de la organización. ¿Cómo responde la organización ante
este cuestionamiento? Con horror. Es por este motivo que aquello que podría ser
una buena sugerencia en pos a una mejoría de la organización, es reprimido y
entendido como una insubordinación.
Por último, la singularidad hace alusión a la capacidad de tener puntos de
vista pluralistas y heterogéneos, sin necesidad de responder con horror al cambio,
el cual es tramitado despóticamente, diciéndole al miembro no dirigente que no
tiene derecho a opinar. Sin embargo, entender el desarrollo de una organización
como algo dinámico, no implica que a partir de la consolidación de esta
singularidad a posteriori no vayan a surgir nuevos momentos de universalidad y
nuevas particularidades, producto de las variaciones del Umwelt.
Cabría comentar la enorme similitud (cuasi-isomórfica) entre estos tres
momentos planteados por Lourau y la dialéctica hegeliana: tesis, antítesis y
síntesis. ¿Qué ocurre con la síntesis? Se convierte en una nueva tesis. ¿Qué
ocurre con esta nueva tesis? Ha de poder ser cuestionada (antítesis) para poder
lograrse una nueva síntesis. En este sentido, Lourau sostiene que “lo instituyente,
en su calidad de creación y cambio, se define entonces negativamente con
relación a lo instituido” (1987, p. 20) pudiendo observarse aquí cómo invención y
estabilidad (homeostasis) son opuestos que han de poder llegar a una síntesis.

A partir de este recorrido por algunos conceptos teóricos de Lapassade,


Lourau y Senge puede analizarse el pedido por parte del instituto en cuestión, la
demanda puede traducirse como:“ necesitamos que los alumnos se integren,
tengan una buena convivencia , que se cree un grupo homogéneo”
Los autores psicoanalíticos (Bleger, 1984) han alertado de lo peligroso que
puede ser responder a nivel de la demanda: el sujeto cree que sabe lo que quiere
y lo que necesita, pero la verdad es que no sabe por qué quiere lo que quiere; y es
allí a dónde cabe remitirse. Puede entenderse esta demanda como una búsqueda
de burocratización, un intento de imponer un discurso único y cabría suponer que
lo que la motiva es el miedo a la serialización/desfragmentación.

Rol del psicólogo institucional en este ámbito y posibles intervenciones


Selvini Palazzoli et. al. (2004) realizan un análisis, desde una perspectiva
sistémica, del rol del psicólogo en el ámbito educativo que si bien refiere al
psicólogo escolar, sus reflexiones pueden ayudar a dilucidar el rol del psicólogo
institucional y las expectativas en torno a su intervención.
La escuela puede caracterizarse estructuralmente como un sistema
burocratizado estructurado con niveles jerárquicos superpuestos, donde cada nivel
es controlado por uno superior y a su vez controla a uno inferior, regido por
normas rígidas y roles prefijados. En este sistema basado en roles consolidados,
el psicólogo representa a alguien sin un rol fijo (Selvini Palazzoli et. al., 2004,
p.23).
Dentro de este ámbito, es interesante reflexionar en torno a la posición del
cliente y sus expectativas. Al respecto, los autores sostienen que el cliente en la
escuela es quien solicita la intervención, pero no lo hace para él y además
convoca al psicólogo a ocupar un lugar “de “mago omnipotente”, poseedor de los
conocimientos y de la práctica requerida para resolver el caso” (Selvini Palazzoli
et. al., 2004, p.25) para desde ese lugar desafiar su pretendida omnipotencia. Es
este sentido el que podría atribuirse a lo manifestado por los directivos refiriéndose
a la problemática de integración de los alumnos : “si descubrís cómo hacerlo,
avisame”. De esta forma, en el pedido de intervención está implícita la posibilidad
de obtener una solución mágica que no implique al cliente, quien se sitúa por fuera
del problema relacional esperando que el psicólogo asuma la responsabilidad del
caso.
Una posible primera intervención podría ser recordarles a los directivos su
participación en el sistema, sistema en el cual, si bien los sujetos que asisten a la
institución lo hacen guiados por el “deber ser” (terminar su propia formación), es
necesaria la promoción de un sentimiento de pertenencia que los haga “sentirse
parte”. Lo mismo ocurre con preceptores y profesores: son operarios que buscan
cumplir su función, sin poder ver a la institución total conformada por las dos sedes
como un sistema del cual forman parte.
Con posterioridad, podría pensarse una intervención pensada a partir de los
conceptos teóricos de Kofman (2001) y el metamanagement que estaría orientada
a acortar la brecha entre el aquí y ahora (lo que es) y la aspiración (lo que se
quisiera que fuera). En este sentido, podría orientarse a crear actividades que
promuevan el sentimiento de pertenencia y unidad como jornadas recreativas en
las cuales preceptores y profesores de ambas turnos puedan conocerse a nivel
humano y generar empatía (unión), así como otros eventos que les hagan recordar
de cuando eran compañeros en el nivel anterior ,1ro – 3er año del nivel secundario
y muchos de ellos ya eran compañeros en el nivel primario y que son parte de un
grupo que está dispuesto a ayudarles, generando simpatía por los otros miembros.
Asimismo pueden tomarse los conceptos de Kofman (2001) para retomar la
idea de la consecución de la “existencia auténtica” dentro de la institución y
profundizarla. Este autor busca desarrollar la conciencia y el mejoramiento de las
relaciones humanas dentro de la institución. El concepto de existencia auténtica
surge del existencialismo, especialmente de autores que marcan la importancia del
espíritu y del sentido de la vida como distingos humanos. Resulta llamativo que los
conceptos que el autor maneja tengan similitud con los de esta corriente filosófica:
responsabilidad, trascendencia, compromiso, “ser la mejor versión de uno mismo”,
miedo al cambio, ser humano como ente consciente de sí mismo, de lo externo y
como tomador de decisiones.
De este modo podría establecerse una comparación entre la polaridad
existencia inauténtica - existencia auténtica y los conceptos de Kofman (2001) de
sabelotodos (knowers) - aprendices (learners). Los sabelotodos (p. 122) son
aquellos individuos que, motivados por el miedo y la necesidad de tener razón,
tienen por único objetivo creer que están en lo cierto, siendo incapaces de asumir
responsabilidad en la toma de decisiones en la institución y constituyéndose como
meros espectadores de las circunstancias. Por el contrario, los aprendices arraigan
su autoestima en el éxito de la institución a largo plazo, motivo por el cual asumen
una responsabilidad incondicional y se consolidan como protagonistas que
modifican las variables necesarias para obtener lo deseado.
En sintonía con las concepciones detalladas anteriormente podría
destacarse la esfera del espíritu del hombre, el cual constituirá instituciones
hechas “a imagen y semejanza”, donde todo sujeto se sentirá más comprometido
con la institución a la cual pertenece si los valores de la misma son acordes a los
propios: el ser debe actuar desde la autonomía, actuando acorde a su conciencia y
a los valores.
Reflexionando sobre la problemática desde la función del líder, Kofman
(2001) plantea la importancia de un liderazgo de carácter innovador (p. 44), el cual
tiene por esencia ayudar a las personas a descubrir su raíz más profunda para que
no tengan miedo al cambio, como así también darles permiso de anclarse en su
espíritu y que la demanda se adapte al constante cambio. Desde aquí, otra
intervención posible (las cuales pueden coexistir, sin necesidad de una disyuntiva
–o la una o la otra-)se podría asesorar a los directivos del instituto para buscar un
líder transformador ya sea dentro del plantel de autoridades del instituto o dentro
de los grupos de los alumnos así más allá de su “malestar” pueda trasformar la
situación , (Garay, 2006) por la necesidad de integración.
La transformación, tal vez, implique pensar la institución escolar como
diferente al modelo burocrático, racionalista que busca rendimiento y eficiencia.
Entender la escuela como institución no de producción sino de “existencia”
(Enríquez, 1987, citado en Garay, 2006), centrada en las relaciones humanas (por
tanto siempre fuente de tensión, malestar y disputas) y cuya finalidad fundamental
es permitir a quienes “allí se forman y trabajan, aprenden o enseñan, a ser
capaces de vivir, amar, encontrar fuente de sentido a sus proyectos históricos,
cambiar y, tal vez, crear el mundo a su imagen” (Garay, 2006, p. 147),
seguramente contribuya a la consecución de una existencia auténtica.
Conclusiones
A partir del análisis de la institución-escuela entendida como una estructura
burocrática, nos permitimos pensar el problema subyacente a la demanda
integración de los alumnos .
Por este motivo consideramos que una intervención pertinente sería el
proponer la realización de ferias , eventos recreativos en la cual cada uno de los
integrantes pudiera demostrar algún talento, actividades artiticas , salidas
educativas con ambos grupos , lo cual creemos promovería un sentimiento de
unidad y de pertenencia, así como la simpatía por aquellos que también son
miembros del mismo sistema.
De esta manera, tal vez se permitiría que la unificación de las actividades
con los grupos de alumnos produzca a nivel emocional una empatía por su par.
De promoverse este sentimiento de pertinencia y unidad, cada miembro del
sistema buscaría ayudarse entre sí y a la totalidad del sistema, conformando así
una “organización inteligente”.
Referencias bibliográficas
BLEGER, J. (1984). Psicohigiene y psicología institucional. Buenos Aires: Editorial
Paidós
FREUD, S. (1992). El Yo y el Ello (1923). En Obras completas, vol. XIX Buenos
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FREUD, S. (1992). El Malestar en la Cultura (1930). En Obras completas, vol. XXI
Buenos Aires: Amorrortu Editores
GARAY, L. (2006). La cuestión institucional de la educación y las escuelas.
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KOFMAN, F. (2001). Metamanagement. La nueva con-ciencia de los negocios.
Buenos Aires: Ediciones Granica S. A.
LACAN, J. (1981) La báscula del deseo (Cap. 13). En El Seminario de Jacques
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Editorial Laia
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SELVINI PALAZZOLI, M., CIRILLO, S., D’ETTORRE, L., GARBELLINI, M.,
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MAZZUCCHELLI, F. y NICHELE, M. (2004). El mago sin magia. Cómo
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SENGE, P. M. (1996). La quinta disciplina. El arte y la práctica de la organización
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