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TRATAMIENTO DE CURACIÓN-MAESTRO HILARIÓN

En caso de que alguno de sus vehículos llegara a padecer alguna enfermedad, eso se debe a que
esa parte – ya sea del cuerpo físico, mental o emocional- no se encuentra realizando la Verdad;
como la Llama Triple es la propia y máxima expresión de esa cualidad dentro de cada uno de
ustedes, ubiquen esa parte del cuerpo dentro de dicha Llama, y sientan su presencia pulsando una
y otra vez. Envuélvanla así, por completo, hasta que logren manifestar la Verdad, liberándose, de
esta manera, de toda apariencia, ya sea de enfermedad o angustia.

(del libro Recintos de Curación-Colección Maestros Ascendidos)

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Hilaron

El Maestro Hilarión

Chohán del Quinto Rayo

Hilarión es el chohán del quinto rayo de la curación y la verdad. Es el jerarca del Templo de la
Verdad que está en el plano etérico, cerca de Creta, en Grecia.

Hilarión fue el sumo sacerdote del Templo de la Verdad en la Atlántida y transportó la llama de la
Verdad junto con los artefactos del Templo a Grecia poco antes del hundimiento del continente. El
foco de la Verdad que él estableció se convirtió en el punto de concentración de los Oráculos de
Delfos, mensajeros de la Verdad que prestaron servicio bajo la dirección de Palas Atenea durante
cientos de años, hasta que sacerdotes negros penetraron en la Orden de Delfos y pervirtieron la
Verdad que se había traído. La Hermandad entonces retiró este servicio a la humanidad
encarnada, puesto que la gente era incapaz de distinguir entre la Verdad y el error.

Hilarión encarnó después como Saulo de Tarso, que se convirtió en el apóstol Pablo. Hilarión ha
recordado para nosotros su encuentro con el Cristo en aquella encarnación:

«Jesús el Cristo lo llamábamos, y él nos llamaba como os llama a vosotros hoy día. Revivo los
recuerdos de su venida a mí, otorgándome poder con su Palabra. Sin embargo, primero me
humilló en aquel camino a Damasco, la humillación que tanto necesitaba para poder inclinarme
ante mi propia llama Crística que él me reveló, al igual que me dio la clave para la meditación en
esa llama para que pudiera seguir sus pasos en el quinto rayo de la ciencia, la curación, el
apostolado y la prédica de la Palabra.

» Con frecuencia me sentía como las manos, los pies y el corazón de Hércules, luchando con las
espirales descendentes de la Tierra con su ateísmo, su agnosticismo, su orgullo espiritual y su
rencor contra los profetas y el Santo de Dios, que había estado hacía tan poco tiempo entre
nosotros. Pero entretanto recordaba que yo había formado parte de ellos. Haber sido tan
orgulloso y tan deliberado contra la voluntad de Dios grabó en mi memoria para siempre la
indefensión que todos tenemos como instrumentos de Dios. Pero el gran otorgamiento de poder
de la Palabra llega, amados míos, en la hora de la conversión. No es en la hora del llamado, sino en
la hora de la conversión cuando el alma responde con algo profundo. Es el fluir, es el dar, es la
entrega cuando, como Él dijo, “dura cosa te es dar coces contra el aguijón…”.
»Mi alma Lo conocía de antaño y trajo a mi mente exterior la memoria del voto interior. No era la
primera vez que veía al Señor Cristo. Lo había visto antes de encarnar, y sin embargo tenía que
resolver ese orgullo, ese karma en el quinto rayo de mucho aprendizaje, mucho estudio y una
superioridad en la posición social e intelectual que tenía comparado con los primeros cristianos. Y
así, mi propio karma que tenía encima era lo que me hacía resistirme a la llamada».1

Puesto que en esa vida el apóstol Pablo había consentido el apedreamiento de san Esteban (el
primer mártir cristiano) y había perseguido activamente y matado cristianos, no ascendió al final
de esa vida. Cuando se mata en una encarnación con frecuencia se necesita otra para saldar ese
karma. El maestro ascendido Hilarión explicó por qué debió encarnar otra vez antes de ascender:

«Recordad, pues, que nosotros, los apóstoles de Cristo, vinimos bajo la dispensación de la Ley que
exigía que la persona saldara el cien por cien de su karma antes de que el alma pudiera entrar en
la ascensión en la luz.* Así, tenía la exigencia de expiar en mi vida del apóstol Pablo, y en la
siguiente como san Hilarión, los pecados que había cometido antes de recibir a mi Señor»2.

Jesús, que elevó a Pablo como su apóstol, lo patrocinó en una última encarnación como san
Hilarión (aprox. de 290 a 372 d.C.), fundador del monacato en Palestina.

La Hermandad de la Verdad en el retiro de Hilarión, sobre Creta, utiliza la llama de la curación, la


ciencia y la constancia concentrada allí. Trabajan con los que se han quedado desilusionados con la
vida y la religión y con el prójimo que ha representado mal o que ha malinterpretado la Verdad, y
por eso se han vuelto ateos, agnósticos o escépticos. Los Hermanos de Creta también trabajan con
médicos y científicos para ayudarlos en sus investigaciones. Usted puede llamar a Hilarión
pidiendo curación y plenitud, la conversión de las almas y que la verdad sea expuesta en los
medios de comunicación.

* Desde la inauguración de la nueva dispensación a principios del siglo XX, es posible ascender
habiendo saldado el 51 por ciento del karma, siendo saldada la cantidad restante en los niveles
internos, después de la ascensión.

1. Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Lords of the Seven Rays (Señores de los Siete Rayos)
(1986), segundo libro, págs. 171–73.

2. Hilarión, “The Revolution of Truth (La revolución de la verdad)”, Perlas de Sabiduría, vol. 36,
núm. 45, 3 de octubre 1993.

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Este artículo está tomado de fragmentos del Los Maestros y Sus Retiros Volumen 1.

(Publicado por The Summit Lighthouse Español, em 21 de outubro de 2018)

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