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Tema de la calidad educativa -> Dos movimientos de reforma: los 90 (calidad=eficiencia) y los 2000
(calidad=justicia social)
Objetivo del texto: mostrar que la calidad entendida como rendimiento está vinculada a
parámetros externos, ignorando prácticas y saberes de los sujetos.
Debilitamiento del “programa institucional” (Dubet), modo de socialización que vinculaba valores
universales e individuos particulares. Debilitamiento de lo institucional por sobre el sujeto. La
solución de Dubet es no intentar volver al orden tradicional, sino democratizar las instituciones,
intensificando su “capacidad política”.
Las reformas en Argentina estuvieron a cargo de actores externos, como “especialistas”, marcando
una división de trabajo intelectual (saber experto vs experimentado) que ponía al docente en el
lugar del no-saber, justificando la necesidad de capacitaciones masivas., (davini tradición
eficientista).
Los mejores casos de mejora educativa los relaciona Dubet con descentralización de la gestión
escolar (no por eso la desaparición del Estado) y mayores y más selectivos programas de
formación docente. Alliaud identifica que un eje central es el protagonismo de los actores en las
escuelas.
Para Dubet, los mejores resultados se dan cuando los docentes consideran que la igualdad social y
la individualización de los alumnos no son contradictorias.
Enseñanza como oficio. Acción educativa como “transmisión” -> dos agentes, uno que enseña,
otro destinatario.
Por qué enseñar? Porque llegamos al mundo sin signos, sin medios de orientación, débiles en
términos instintivos (¿)
Al final de todo habla de la relación causal entre enseñanza y aprendizaje, de que en la enseñanza
manda el otro, dado su derecho a la indiferencia.
En el Ancien Regime, en los escritos de Saint Simon, la capacidad poco tiene que ver con la
jerarquía y los privilegios.
Con el auge de la burguesía, aparece la fórmula “carreras abiertas al talento”, dando espacio a la
administración, sobre todo financiera, del Estado.
Las carreras abiertas al talento se fueron haciendo más burocráticas, racionalizadas y la capacidad
misma es cada vez más un enigma.
No hay una profesión centrada en el alumno y otra en el saber. La primaria también requiere del
esfuerzo y la dedicación de los estudiantes, la secundaria también requiere del acompañamiento,
de una labor personal. “Ser profesor es asumir siempre a la vez la presentación del saber y el
seguimiento de su asimilación”: enseñar consiste siempre en lo mismo, saber y seguimiento, que
desde la perspectiva del profesor son una sola cosa. De alguna manera son caras de la misma
moneda, lo esencial de ser profesor, LA TRANSMISIÓN.
Cap 2:
Seríamos menos vulnerables, pues más autosuficientes, si pudiéramos aprender solos, pero
siempre necesitamos de la mediación de otra persona (¿).
“Nosotros somos los encargados de hacer vivir a los demás el acto creador que hemos vivido.”
“En primer término, enseñarnos para mostrarnos dignos de aquel o aquella que antaño nos
enseñó.”
Propone que todos los profesores, pero también los administrativos, deban tener contacto
constante con los alumnos
Cap 3:
“Son siempre los que han cargado con los «ineducables» los que inventan los métodos
pedagógicos más originales y más prometedores, al servicio de esta transmisión del saber que
queríamos «democratizar»’.
“La esperanza de favorecer un contagio del acto pedagógico y de subvertir todas las fatalidades
psicológicas y sociales, familiares y económicas. El deseo de escapar de estas complicidades
culturales que los sociólogos nos describían como violencias simbólicas generadoras de exclusión.”
Cuando la democratización del saber se convierte en un asunto de Estado, la escuela pasa a las
manos de los administradores, que actúan con total legitimidad.
“Abandonar nuestra fascinación con lo espectacular y trabajar lo mas cerca posible del alumno y
del saber”
Siempre pareció que la transmisión cultural funcionaba sola. Necesidad de transmitir. El humano
conoce al muerte y por eso necesita crear continuidad.
Si transmitir se presenta como una construcción, es porque es una necesidad interna. La recepción
del niño no es un acto de pasividad sino de reconocimiento.
Dos aspectos de la repetición. Uno parecería ser negativo, la efectiva vuelta a los sucesos pasados.
El otro es positivo, es la continuidad que impide que nos confrontemos con cosas nuevas
aparentemente inconexas. Solo puedo entrar en contacto con lo nuevo reconociendo allí cierta
familiaridad transmitir es ofrecer un saber-vivir
La igualdad de oportunidades siempre fue parte del proyecto democrático moderno, impulsada
por la burguesía y las elites con el objetivo de romper las jerarquías del antiguo régimen.
Dubet – Una experiencia sitiada
Diferencia en la concepción del propio trabajo entre maestros y profesores. El mundo de los
profesores está mediado por quejas, como si colisionara una representación ideal del oficio con
condiciones de trabajo imposibles.
La escuela primaria forjaba el cuerpo de la nación, la secundaria la mente: allí se formaban las
elites.
Jerarquía de disciplinas.
El Estado formó profesionalmente a los maestros, mientras que para los profesores bastaba el
conocimiento de cultura y ciencia profesión liberal, en la que uno solo rinde cuentas a sí mismo.
En el liceo la ficción de una competición entre iguales era creible porque los demasiado desiguales
ni siquiera podían entrar. La selección escolar libraba al liceo de tener que lidiar con problemas
sociales.
Cuando el modelo del liceo se impuso sobre el colegio, el programa institucional se empezó a
resquebrajar.
Pasaje a una escuela de masas, más ciencias, más lenguas vivas, menos humanidades
clásicas, más literatura. Formaciones más técnicas y profesionales. Relación más
instrumental del estudiante con los estudios.
Los problemas de los adolescentes, de sus padres, económicos, etc. no pueden quedar más en los
umbrales del aula. Esos alumnos no están dispuestos a aceptar la autoridad del profesor como
natural, esperan ser convencidos de la utilidad de sus estudios.
La legitimidad es suplantada por una legitimidad racional, construida sobre la eficacia de las
practicas escolares y, sobre todo, de su eficacia comprobable. Casualmente, en el espíritu de la
democracia y del servicio publico se encuentra el rendir cuentas acerca de los recursos utilizados.
Las distancias entre los alumnos son sobrevaloradas por los profesores
Ya no se puede creer que la escuela sea mero ejercicio de merito, es claro que la jerarquía de los
cursos es también una jerarquía social. La democratización escolar es una democracia
segregacionista.
Mérito o igualdad. Qué hacer con los alumnos difíciles? Tenerlos es fastidiarse, dejarlos de lado es
lavarse las manos.
En el primer año de docencia se descubre que los alumnos no siguen las reglas de juego. Hay una
especie de trabajo de duelo: para enseñar hay que deshacerse de la imagen que se tenía de sí y de
los alumnos; entrar al mundo real.
Evaluación de los progresos del alumno: para los maestros es más fácil, en la primaria cambian
más. En la secundaria hay mayor incertidumbre, suelen evaluar según los fracasos, aquello que
separa los alumnos reales del alumno ideal.
Una parte de la identidad del profesor se identifica con el estatuto, la otra con el oficio. Hay
distintas “combinaciones” (¿), distintas a una burocracia profesional. (páginas 172-174)
Dictar clase, para los profesores de secundaria, no es un fin en sí sino una necesidad agotadora y
tediosa.
El oficio de profesor consiste menos en dar clases que en crear las condiciones para darlas. Este
trabajo se hace más difíciles en cuanto los alumnos son mas autónomos, menos impresionables
por el aspecto discplinario y más “despiertos” que antes. A diferencia de los niños, los
adolescentes no son conquistados a priori. Pueden desarrollar una cultura de resistencia.
La crisis de la institución es acompañada, según los profesores, por una crisis de autoridad. Ésta ya
no es un dato evidente. No descansa sobre la tradición indiscutible de la ciencia y el
conocimiento, de orden sagrado. Son verdaderos modernos, la única autoridad legitima es la
Razón.
El docente debe lograr la adhesión subjetiva del alumno, su motivación. La caída de la motivación
debe interpretarse en términos de la decadencia de la institución. Los alumnos ya no son
“herederos”, la masificación de la educación hace que ésta, y su utilidad, se prolonguen en el
tiempo.
Los docentes suelen pensar que la técnica definitiva es que ellos estén motivados: hay que
interesarse en los alumnos para que ellos se interesen los docentes secundarios no creen tanto
en técnicas pedagógicas como en virtudes individuales. Aquello que la institución no puede hacer,
lo suple el individuo. Sociedad de individuos.
Oficio como puesta a prueba. Subjetividad en el nucleo intimo del vínculo pedagógico. El éxito o
fracaso del alumno parecen de verdad obra del docente.
El desajuste del programa institucional se puede entender de dos maneras: como una crisis, como
el fracaso de la socialización; o como el producto normal de la modernidad cultural, de la
promoción del sujeto, de la intensificación de la lógica de servicios.
El oficio del alumno no consiste en someterse a modelos bajados desde arriba sino a construir su
experiencia, en dar sentido a su trabajo. Sociedad en la que la socialización es más un trabajo de
creación de uno mismo que la simple inculcación cultural.