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Marco Teórico

4.3 ANTECEDENTES

PARALISIS CEREBRAL:

A través de la historia, múltiples investigaciones se han hecho presentes para tratar de entender,
definir y clasificar a la parálisis cerebral infantil. En 1843 William Little, un ortopedista inglés, fue el
primer médico en tratar de agrupar las alteraciones esqueléticas que se asociaban a
padecimientos cerebrales. Observó que existía una relación entre una hemiplejía y alteraciones
esqueléticas que se repetían como un patrón y que generalmente se presentaba en niños con
antecedentes de prematurez o asfixia perinatal.1 Compiló sus investigaciones y logró publicar un
tratado conocido como «Deformities of the human frame»,2 el cual tuvo rápidamente gran
aceptación a nivel mundial, por lo que a partir de ese momento se le conoció a la parálisis cerebral
infantil como la enfermedad de Little. Para el año de 1900 y tras lo publicado por Little, Phelps
incursionó en un tratamiento moderno para estos niños, el cual abarcaba un programa de terapia
física, uso de órtesis y bloqueo de nervios. Describió cuatro objetivos principales a tratar:

1. Locomoción

2. Independencia en las actividades de la vida diaria,

3. Lenguaje y 4. Apariencia general.3

En 1957, el club de Little, formado por expertos en la materia, publicó otra definición de la
parálisis cerebral (PC) denotándola como un desorden permanente pero cambiante del
movimiento y postura que aparece en los primeros años de la vida, debido a un desorden no
progresivo del cerebro que resulta en la interferencia durante su desarrollo. Presentaron así
mismo una nueva clasificación que la agrupa en distintas categorías: espástica, distónica,
coreoatetósica, mixta, atáxica y atónica.4 Hacia finales de los años 80 y principios de los 90 y tras
múltiples reuniones de expertos en América y Europa, se realizó una nueva revisión con un interés
profundo en subrayar la heterogeneidad de esta condición, acuñándose el término de «paraguas»;
el cual cubre a un grupo de síndromes de dificultad motora no progresivos, pero constantemente
cambiantes, secundarios a lesiones o anormalidades del cerebro, que aparecen en las primeras
etapas del desarrollo.5 Finalmente para el año 2004 en Bethesda, Estados Unidos, un grupo de
expertos a nivel mundial, reunidos en el «Taller Internacional para la Definición y Clasificación de
la Parálisis Cerebral» introdujo al acervo médico que la parálisis cerebral no es una enfermedad
específica,6 y finalmente se definió como «un grupo de desórdenes permanentes del desarrollo
del movimiento y postura, que causan una limitación; y se atribuyen a alteraciones no progresivas
que ocurren en el desarrollo del cerebro fetal o infantil. Los desórdenes motores de la PC
frecuentemente se acompañan de alteraciones en la sensación, percepción, cognición,
comunicación, conducta y por problemas musculoesqueléticos».7,8 El desarrollo de las
clasificaciones también ha sido problemático, describiéndose en la historia diferentes sistemas de
clasificación. Cada sistema toma en cuenta la descripción clínica de los trastornos motores, la
búsqueda de asociaciones entre tipos clínicos y etiología, la realización de estudios
epidemiológicos y la intervención terapéutica. Debemos saber que las causas de la parálisis
cerebral son múltiples y éstas se clasifican en tres grupos principales de alteraciones: prenatales,
perinatales y postnatales. Se estima que entre un 70 y 80% de las ocasiones, la PC tiene su origen
en factores prenatales. Hasta el momento, la prematurez sigue siendo uno de los principales
antecedentes de la parálisis cerebral. Sin embargo, los avances en la ciencia y la tecnología, que se
extienden desde imágenes en sus diversas modalidades a técnicas avanzadas de biología
molecular, indican que la mayoría de los casos de encefalopatía neonatal y parálisis cerebral no se
originan durante el parto.9 En la actualidad se acepta que la mayoría de los casos de encefalopatía
neonatal y PC tienen su origen en la hipoxia neonatal consecuencia de anomalías del desarrollo,
anomalías metabólicas, defectos autoinmunes y de la coagulación, infecciones, traumatismos o
combinaciones de éstos.

Algunas clasificaciones iniciales, como la realizada por Evans, sólo contemplaba cuatro
parámetros: 1. No ambulatorio, 2. Restricción del estilo de vida, 3. Marcha funcional pero no con
fluidez, y 4. Marcha con soltura.10

La parálisis cerebral se define como “un trastorno del movimiento y de la postura debido a un
defecto o lesión del cerebro inmaduro” (Bax, 1964). La lesión cerebral no es progresiva y causa un
deterioro variable de la coordinación de la acción muscular, con la resultante incapacidad del niño
para mantener posturas normales y realizar movimientos normales. Este impedimento motor
central se asocia con frecuencia con afección del lenguaje, de la visión y de la audición, con
diferentes tipos de alteraciones de la percepción, cierto grado de retardo mental Y/o epilepsia.
(Bobath, 2001).

4.3.1 Tipos de Parálisis Cerebral

Parálisis cerebral Espástica: Es el tipo más frecuente, donde se observan los músculos tensos y
rígidos, con dificultad para realizar movimientos. Puede ser leve o llegar a la rigidez absoluta. Con
frecuencia, estos niños y niñas presentan convulsiones y tendencia a mostrar un menor nivel de
inteligencia. Tienden a ser pasivos e inhibidos, y en ocasiones irritables.
Parálisis Cerebral Atetósica o Discinética: Los niños y niñas que presentan este tipo de parálisis
tienen unos músculos que pasan rápidamente de flojos a tiesos o tensos. Sus brazos y piernas
presentan movimientos descontrolados, que pueden ser lentos o rápidos, especialmente cuando
el niño o niña intenta realizar algún movimiento. En cuanto al lenguaje, puede ser difícil
entenderles debido a que tienen dificultad para controlar su lengua, la respiración y las cuerdas
vocales. La inteligencia frecuentemente es normal aunque en algunos casos se puede ver
disminuida. Dependiendo de la causa de la parálisis cerebral pueden llegar a presentar sordera. Al
relacionarse con los demás, la mayoría de estos niños y niñas son extrovertidos pero muestran
cambios bruscos en su estado de ánimo.

Parálisis Cerebral Atáxica: Los niños y las niñas que tienen este tipo de parálisis tienen poco control
del movimiento de la cabeza, el tronco, hombros y pelvis, lo que hace que muestren movimientos
aumentados, especialmente con los brazos para controlar el equilibrio, y si aprenden a caminar lo
harán de una manera bastante inestable. Son propensos a tener temblor en las manos ante los
movimientos, dificultad para realizar actividades manuales de mucha precisión, como al intentar
escribir y colorear y un hablar tembloroso. (Bobath, 2001).

(Bobath, 2001).Según la parte del cuerpo que se encuentra afectada la parálisis cerebral se puede
clasificar en:

Según las características de sus movimientos podemos encontrar:

Hemiplejía: Se llama así cuando el brazo y la pierna de un mismo lado del cuerpo (derecho o
izquierdo) se encuentran afectados, mientras que el otro lado funciona normalmente.

Diplejía: Cuando afecta los brazos y las piernas, pero especialmente el movimiento de las piernas.

Triplejía: Cuando se ven afectados tres extremidades, por ejemplo las dos piernas y un brazo o los
dos brazos y una pierna.

Tetraplejía: Cuando están afectados los dos brazos, las dos piernas y el tronco.
Monoplejia: Cuando se afecta solamente una extremidad (esta forma es la menos frecuente).
(Bobath, 2001).

4.3.2 Condiciones asociadas a la Parálisis Cerebral

Debido a que la parálisis cerebral implica una lesión en el cerebro y como éste controla tantas
funciones del cuerpo, la parálisis cerebral también puede causar otras alteraciones, perceptuales,
de lenguaje y comunicación e inteligencia baja, socio-afectivas y del comportamiento. En muchos
de los casos éstas afectan más el desempeño de los niños y las niñas que las mismas alteraciones
del movimiento. Las más frecuentes son:

Alimentación: Es frecuente encontrar disminución en la apertura de la boca, incoordinación en la


succión, masticación, deglución (tragar los alimentos), dificultando que el niño o niña pueda comer
y tomar los alimentos. Esto retarda la ingesta de alimentos sólidos, lo que puede llevar a
desnutrición, que se observa en el bajo peso y talla.

Circulatorios y respiratorios: Debido a que algunos niños y niñas se mueven muy poco, tienden a
presentar fallas en su circulación sanguínea, especialmente en los pies. Por otro lado, la falta de
fuerza en los músculos que ayudan a toser hace que puedan presentar infecciones respiratorias
frecuentes (gripa, bronquitis, bronquiolitis).

Convulsiones y epilepsia: Uno de cada tres niños con parálisis cerebral puede presentarlas.
Generalmente aparecen durante los dos primeros años; pero también pueden comenzar a
cualquier edad. A menudo, estas se pueden controlar con medicación.

Deformidades en los huesos: Se presentan como consecuencia del poco movimiento y las posturas
inadecuadas de los niños y las niñas. Estas no son tan visibles en los bebes pero se hacen más
evidentes a medida que crecen. Las más frecuentes son las escoliosis (deformidad en la columna),
luxaciones de cadera (el hueso de la cadera se sale de su lugar) y contracturas (dificultad para
estirar las rodillas, los codos, las piernas y los pies).

Visual y auditivo: Es muy común en la parálisis cerebral especialmente en los bebes prematuros.
En lo visual puede suceder que el movimiento de los ojos sea incoordinado o como sucede en el
estrabismo (bizco), el cual puede ser corregido con gafas o en los casos más graves, con una
operación. Las alteraciones auditivas se presentan con mayor frecuencia en aquellos casos de
parálisis cerebral atetósica, y pueden ir desde problemas para escuchar o discriminar sonidos,
hasta la sordera total. Por otro lado, también pueden tener infecciones en el oído como cualquier
otro niño o niña.

Perceptual: Esta es frecuente en los niños y niñas con parálisis cerebral. Por ejemplo, requieren de
un mayor apoyo y esfuerzo para calcular distancias, reconocer imágenes dentro de otros objetos,
encontrar semejanzas y diferencias, identificar partes que faltan en dibujos, etc.

En Comunicación y Lenguaje: Estos niños y niñas pueden demorarse más tiempo para decir y
comprender palabras y frases. Su habla puede ser en ocasiones poco clara, debido a la dificultad
de movimientos de los órganos encargados de ella.

Aprendizaje y nivel intelectual: Como consecuencia de la lesión cerebral tienden a presentar un


ritmo y estilo de aprendizaje diferente. Por ejemplo, requieren mayor tiempo para aprender
nociones como colores, formas, números, etc. Su inteligencia puede ser normal o presentar algún
grado de retraso mental.

Socio-Afectivas y del Comportamiento: Como todo niño y niña tienen un temperamento y


características de personalidad propias, Sin embargo, algunos de estos niños y niñas pueden
mostrar mayor irritabilidad y cambios bruscos de estado de ánimo. Otros, como la inseguridad,
timidez, temores y dificultad para relacionarse con los demás, son consecuencia de la forma de
crianza y las pocas oportunidades de compartir con otras personas y en diferentes lugares.
(Orientaciones pedagógicas para la atención y la promoción de la inclusión de niñas y niños
menores de seis años con parálisis cerebral)

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, la cifra de personas con


alguna discapacidad en Colombia es de 2’652.000 habitantes, una población similar a la de
Medellín. De esos, se calcula que el 10 por ciento son niños con parálisis cerebral.

En Colombia existen más de 300.000 niños que sufren de parálisis cerebral, según el (DANE) estos
niños se ven afectados principalmente en su capacidad de moverse, mantenerse en equilibrio y
adoptar una buena postura por sus propios medios. Estas condiciones, no les permite realizar
movimientos, desarrollar sus actividades cotidianas como sentarse, gatear o pararse, lo realizan
de manera diferente a los demás niños o niñas.
Estudios de la Organización Mundial de la Salud, OMS, revelan que la parálisis cerebral infantil es
la primera causa de discapacidad motora de los niños en el mundo. La entidad calcula que cada
año más de un millón de menores que sobreviven tras sufrir asfixia durante el parto desarrollan la
enfermedad, dificultades de aprendizaje u otras discapacidades.

Orlando Carreño, neurólogo pediatra y presidente de la Fundación Neuroinfancia, asegura que la


causa más frecuente de parálisis cerebral en niños son los nacimientos prematuros: “Mientras más
temprano es el parto, hay más riesgo de lesiones en el cerebro y más riesgo de parálisis cerebral
infantil”. Otras causas de la enfermedad según el especialista son las enfermedades de la mamá
durante el embarazo: diabetes, hipertensión, infecciones, preclancia, partos distócicos o que la
gestante sea adolescente y primigestante, lo que puede ocasionar más dificultades durante el
parto, como falta de oxígeno.

La parálisis cerebral sucede por una lesión sufrida en el cerebro durante su fase de desarrollo.
Puede presentarse desde el embarazo, hasta los tres primeros años de vida. Esta lesión no
aumenta sino que sus manifestaciones cambian a medida que el niño o niña va creciendo.

La Parálisis Cerebral puede ser leve o grave. Un niño con una PC leve puede tener movimientos
extraños, pero es posible que necesite poca ayuda o ninguna. Es posible que un niño con una PC
grave no pueda caminar. Puede tener dificultades para hablar y, quizá, necesite atención y
asistencia de por vida.

Hay tres clases generales de Parálisis Cerebral:

La Parálisis Cerebral Espástica es la forma más común. Hace que los músculos se pongan rígidos y
dificulta el movimiento. Esta PC puede afectar un solo lado del cuerpo, solo las piernas o todo el
cuerpo. Esto depende de la clase y la gravedad de la PC espástica.

La Parálisis Cerebral Atetósica o Discinética provoca movimientos corporales descontrolados.


Estos movimientos pueden ser lentos o rápidos y bruscos. Este tipo de PC afecta a todo el cuerpo.

La Parálisis Cerebral Atáxica afecta al equilibrio, la coordinación y la percepción de la profundidad.


Esta es la forma menos común de PC.

Muchos niños con PC también sufren otras enfermedades. Entre las más comunes, están las
siguientes:

Discapacidad intelectual o dificultades del aprendizaje

Convulsiones

Retraso en el crecimiento y el desarrollo

Deformidades espinales
Pérdida visual o auditiva

Trastornos del habla.

Infecciones y enfermedades prolongadas. . (Bobath, 2001)

La parálisis cerebral puede tener varias causas:

Antes del nacimiento: que la madre presente una enfermedad infecciosa como la rubéola,
toxoplasmosis, citomegalovirus entre otros, especialmente durante los primeros tres meses del
embarazo.

Cuando el bebé presenta en la sangre el factor RH positivo la madre tiene RH negativo. Esto se
presenta cuando la madre ha tenido un embarazo anterior.

Cuando la madre tiene una lesión grave en el corazón, anemia, desnutrición, especialmente,
durante los primeros tres meses del embarazo.

Aumento de la tensión arterial, alteraciones en el útero y la placenta, ya que pueden causar


disminución de oxígeno al feto.

Otras causas pueden ser: parto prematuro, intoxicaciones del feto por rayos x (radiografías), bajo
peso del bebé, alcoholismo y drogadicción de la madre.

En el momento del parto: la causa más común es que al bebé le llegue muy poca o ninguna
cantidad de oxígeno a su cerebro debido a: Partos muy demorados, uso inadecuado de
implementos para sacar el bebé (como fórceps).

Cuando se enreda o enrolla el cordón umbilical en el cuello del bebé.

Cuando se pasa de tiempo para nacer (más de los 9 meses ó 42 semanas) y el bebé aspira meconio
(su propio popó).

Y después del nacimiento: que el bebé tenga alteraciones metabólicas, como la hipoglicemia (bajo
nivel de azúcar en la sangre)

Infecciones en el bebé como la meningitis, causada por una bacteria que le produce fiebre muy
alta e irritabilidad. Golpes fuertes en la cabeza por accidentes o maltrato físico.

Desnutrición en el bebé.

Atragantamiento o intoxicaciones en el bebé.

Un trastorno genético que puede ser hereditario aunque los padres estén completamente sanos.
Es importante recordar que la parálisis cerebral, no puede curarse pero el tratamiento médico y
terapéutico temprano, mejorará las capacidades funcionales del niño o de la niña y disminuirá la
posibilidad de que su condición empeore. Por lo tanto, hay que tener en cuenta:

Suministrar las dosis de medicamentos formulados por el médico tal y como él las indica.

Utilizar los elementos adecuados para mantener en una posición determinada, una o varias partes
del cuerpo (Férulas) y otros aparatos indicados por el médico.

Evitar suspender los tratamientos médicos y reemplazarlos por otros, realizados por personas no
profesionales de la salud, tales como sobanderos, hierbateros, etc.

Seguir las indicaciones de los terapeutas para alzarlos, acostarlos y sentarlos, evitando así
deformidades en los huesos y falta de flexibilidad en los músculos del niño o la niña.

En la actualidad la parálisis cerebral no tiene cura, los niños y niñas que la padecen pueden
mejorar sus capacidades físicas si reciben el tratamiento a tiempo, de forma continua e idónea.
Para cada uno de los tipos de parálisis cerebral se debe elaborar un plan de masaje terapéutico
adecuado a los síntomas y necesidades que presenta, así como las aptitudes que tiene
conservadas. El tratamiento se irá cambiando según vaya creciendo y evolucionando el niño. Las
intervenciones del plan de tratamiento de masaje terapéutico deberán establecerse por su
cuidador quien será la persona encargada de realizar las sesiones de masaje.

En ocasiones, los cuidadores se centran únicamente en las posibilidades de caminar, olvidando


que lo importante es desarrollar el mayor número de habilidades que les permitan alcanzar la
mayor autonomía posible.

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