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 Morales, M. y Banda, A. (2015).

Empoderamiento psicológico: un modelo

sistémico con componentes individuales y comunitarios. Revista de Psicología.

Pontificia Universidad Católica del Perú Lima, Perú. Recuperado

de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=337838597001

Empoderamiento psicológico: un modelo sistémico con componentes individuales y

comunitarios

El empoderamiento, además de abarcar las autopercepciones de competencia, incluye el


compromiso activo dentro de la comunidad, la comprensión de su entorno sociopolítico, el
aprendizaje sobre los agentes de control y la acción para influenciar a esos agentes
(Morales, M. y Banda, A. 2015. p. 6).

El componente intrapersonal se refiere a la capacidad percibida por el ser humano para


influir en los sistemas sociales y políticos. Esta autopercepción incluye un dominio
específico del control percibido, el autoconcepto, la autoeficacia, autoestima, la motivación
para ejercer control y los sentimientos de competencia que alentarán a las personas a actuar
y participar (Christens, Speer & Peterson, 2011b; Speer, Peterson, Armstead & Allen,
2013).

El empoderamiento incrementa la satisfacción y confianza de los individuos, ya que se


pueden reconocer los efectos o resultados que ocasionan las propias acciones, aumenta la
creatividad por que se reconoce la autonomía con que se desenvuelve el ser humano y se
reduce la resistencia al cambio ya que las personas se encuentran involucradas (Chiavola,
Cendrís Parra & S.nchez, 2008).

La teoría de empoderamiento reconoce que el ajuste entre las características individuales


(por ejemplo la raza o los ingresos) y los procesos potencialmente empoderadores pueden
tener efectos vitales para el desarrollo de los resultados del empoderamiento (Morales, M. y
Banda, A. 2015. p. 10).

El empoderamiento psicológico es un indicador de que los individuos están tomando


acciones colectivas como componente comportamental, y este a su vez influye el
componente intrapersonal para generar un cambio social o político. La consolidación o
incremento del empoderamiento psicológico representa construir procesos de resiliencia
que permitan a los individuos afrontar la adversidad, adaptarse a las nuevas situaciones u
obstáculos y rehacerse, con lo cual se promueven los comportamientos positivos y
saludables (Morales, M. y Banda, A. 2015. p. 16).

La consolidación o incremento del empoderamiento psicológico representa construir


procesos de resiliencia que permitan a los individuos afrontar la adversidad, adaptarse a las
nuevas situaciones u obstáculos y rehacerse, con lo cual se promueven los comportamientos
positivos y saludables (Morales, M. y Banda, A. 2015. p. 16).
 Loreto Martínez, M. y Silva, C. (2004). Empoderamiento: Proceso, Nivel y

Contexto. Psykhe. Pontificia Universidad Católica de Chile Santiago, Chile.

Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=96713203

Empoderamiento: Proceso, Nivel y Contexto

El empoderamiento es también concebido como un proceso cognitivo, afectivo y


conductual. Rappaport (1984) refiere que el empoderamiento implica un proceso y
mecanismos mediante los cuales las personas, las organizaciones y las comunidades ganan
control sobre sus vidas (Loreto Martínez, M. y Silva, C. 2004. p. 30).

Zimmerman Al respecto distingue tres niveles, que son el individual, el organizacional y el


comunitario (Loreto Martínez, M. y Silva, C. 2004. p. 30). Zimmerman (2000) formula
como variable de resultado el hecho que ésta ofrezca alternativas efectivas de servicios,
compita efectivamente por recursos y trabaje en redes con otras organizaciones, lo que
conceptualmente puede interpretarse como un proceso. A nivel comunitario, este mismo
autor describe a la variable de resultado, que sería la comunidad empoderada, como aquella
en la que también se puede interpretar que se viven procesos de empoderamiento, como
señala la frase: .inicia esfuerzos para mejorar la comunidad. (Zimmerman, 2000, p. 54), o
donde las personas y grupos trabajan juntos para definir las necesidades de la comunidad,
desarrollar estrategias y acciones para satisfacerlas (Zimmerman, 2000, p. 54).

Zimmerman (2000) se deduce que en el nivel individual la unidad de análisis


son los individuos, solos o en grupos. Este nivel incluye creencias acerca de la propia
competencia, esfuerzos para ejercer control y una comprensión del ambiente sociopolítico:
Procesos de empoderamiento a nivel individual pueden ser logrados a través de la
participación en organizaciones o actividades comunitarias, participando en equipos de
gestión laboral, o aprendiendo nuevas destrezas. Procesos tales como . trabajar
con otros en función de una meta común, pueden todos tener potencial empoderador. (p.
47). Zimmerman postula que estas personas experimentan procesos de aprendizaje en la
toma de decisiones y en el manejo de recursos. Señala que el proceso tiene un componente
intrapersonal (percepción del locus de control, de autoeficacia, motivación de control en el
ámbito personal, interpersonal y sociopolítico), un aspecto cognitivo que apunta a
cómo las personas usan sus destrezas analíticas para influir en su medioambiente y un
componente de comportamiento que implica realizar acciones para ejercer control,
participando en organizaciones y actividades de la comunidad (Zimmerman, 2000).

el proceso de empoderamiento a nivel organizacional implica el proceso de fortalecimiento


de la organización como un todo para lograr sus objetivos y metas como sistema o unidad,
lo que a su vez significa probablemente generar procesos de liderazgo compartido, procesos
de capacitación de sus miembros en función de los objetivos de la organización, procesos
de toma de decisiones y sistemas de comunicación y apoyo eficaces, sistemas de
distribución de roles y responsabilidades según capacidad, la creación de entornos de
intercambio de información y recursos (Loreto Martínez, M. y Silva, C. 2004. p. 34).
Zimmerman (2000) en función de dos distinciones: comunidad empoderadora y comunidad
empoderada. De acuerdo a este autor, las comunidades empoderadoras disponen de
recursos accesibles para todos los miembros, espacios recreativos (parques, servicios
de seguridad, de salud y otros), y participación ciudadana en los medios de comunicación
(Zimmerman, 2000) (Loreto Martínez, M. y Silva, C. 2004. p. 35).

La diferenciación entre empoderamiento a nivel individual y a nivel grupal obligaría a


cambiar la definición de Zimmerman sobre el empoderamiento psicológico como sinónimo
del nivel individual, que apunta a individuos en interacción que pueden compartir
una meta común (Loreto Martínez, M. y Silva, C. 2004. p. 36).

 Sandoval, E. (2015). Empoderamiento pacifista para otros mundos posibles. Revista

de Paz y Conflictos. Universidad de Granada. Granada. España. Recuperado

de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=205043417004

Empoderamiento pacifista para otros mundos posibles

Ante las múltiples violencias estructurales, sociales, culturales, económicas,


directas, simbólicas y políticas, surgen distintas formas y modos de manifestarse y
de resistencias colectivas e individuales; unas de tipo violento y otras de carácter
pacífico, las cuales se relacionan con la organización social y política en el ámbito
del poder a nivel macro y también micro (Sandoval, E.2015.p. 76).

Múltiples han sido las estrategias diseñadas y aplicadas por gobiernos,


Organizaciones No Gubernamentales (ONG), instituciones internacionales, sociedad
civil y Banco Mundial para revertir condiciones desfavorables de la población,
algunas de las cuales han tenido como propósito explícito empoderar a ésta. Sin
duda, un trabajo por hacer de gran valía es el de profundizar en la conceptualización
y en su aplicación práctica de la relación entre el empoderamiento, el poder y la
dominación en el contexto actual de la globalización, desde las perspectivas tanto
aduladoras como críticas (Sandoval, E.2015.p. 77).

En América Latina el empoderamiento es un término relativamente nuevo, tanto en


la práctica como en el concepto mismo. Es decir, aunque no surgen al mismo tiempo
y la práctica antecede al concepto, el empoderamiento como tal se vincula a la
transformación positiva de personas y sociedades vulneradas y vulnerables. En este
sentido, una de las primeras preguntas que giran en torno al empoderamiento tiene
que ver en cómo surge, para después preguntarnos sobre su práctica, su proceso y
posteriormente aproximarnos al empoderamiento pacifista (Sandoval, E.2015.p. 78).
Como desarrollo, el empoderamiento es considerado un proceso fundamental para lograr el
crecimiento económico. Entendido como el incremento de capacidades en las personas para
lograr la participación y el buen gobierno. Como parte del Desarrollo Humano, el
Empoderamiento surge en la década de 1990 como crítica o postura contraria al Desarrollo
Económico, enfocado al crecimiento y equilibrio macroeconómico como prioridad del
desarrollo, impulsados por organismos financieros internacionales, dejando consecuencias
lamentables en los sectores vulnerables, marginados y pobres (Sandoval, E.2015.p. 85).

Los límites del empoderamiento pacifista están en la comprensión y en la relación que se


tenga del poder, lo cual permite entender, en el sentido de Boaventura de Souza Santos, que
el poder se entiende como «cualquier relación social regulada por un intercambio desigual»
(de Souza, 2000: 266), o en el sentido de Foucault (1992) de comprender el poder más allá
de la política y de las instituciones estatales. De las macropolíticas del poder a las
micropolíticas de la cotidianidad: La Microfísica del Poder (1992). En este texto se
argumenta que los discursos político/ideológicos del poder penetran en la vida de las
personas, pero el poder está en todas partes, no sólo en las instituciones o en el Estado,
encontrándose las relaciones entre poder y saber: poder es conocimiento y el conocimiento
genera poder. Es por ello que desde el empoderamiento pacifista se mira el poder de otra
manera, no de coerción, no de imposición, no violenta, sino un poder pacífico, de libertad,
de prácticas de paz que conlleven a un cambio social positivo, como contrapoder pacífico
fundamentado en una conciencia no violenta y en la cultura de paz (Sandoval, E.2015.p.
89).

el empoderamiento permite a las personas y grupos tomar decisiones propias,


controlar recursos, participar activamente, obtener conciencia y conocimiento
para su beneficio y tener espacios de poder más allá de las instituciones estatales
(Sandoval, E.2015.p. 93).

Comentarios:

Buenos días compañera el empoderamiento psicológico permite tener al sujeto tener


control sobre su vida y la participación en los asuntos sociales, económicos,
políticos y culturales; con respecto al tema que abordamos de violencia de género,
debemos tomar conciencia del papel de la mujer y los mitos vinculados al género y
así se pueda llegar a implementar conductas que fomenten el bienestar psicológico y
la prevención de problemas emocionales.

El empoderamiento incrementa la claridad de rol y la responsabilidad en la toma de


decisiones, es un proceso que permite generar autonomía; El empoderamiento psicológico
individual es la clave para que los individuos  confíen en  la capacidad que tienen para
cumplir las metas que se proponen. Las necesidades individuales se cumplen cuando los
sujetos se dan cuenta de que tienen el poder, o cuando creen que son aptos para hacer frente
a los acontecimientos o situaciones.
Análisis Critico:

La violencia de género es el término que mejor se adapta a esta realidad, ya que explica

que la violencia contra las mujeres es consecuencia de la discriminación y del desequilibrio

de poder entre mujeres y hombres en la sociedad (Álvarez, A. 2002. p. 4). Los objetivos de

la agresión son diferentes, el hombre la utiliza para hacer daño de forma consciente y para

mantener el control sobre la mujer, mientras que en la mujer suele ser una respuesta a una

situación previa de violencia ejercida por el hombre, una reacción defensiva y con ella la.

mujer no consigue salir de la espiral de violencia a la que se encuentra sometida, sino

aumentarla (Mayor WS, Salazar PCA. 2019. p. 5).

La violencia contra las mujeres tiene también un alto costo social y económico para el

Estado y la sociedad, y puede transformarse en una barrera para el desarrollo

socioeconómico. Es por esto que la violencia de género es un fenómeno que se presenta

actualmente en todoos los niveles sociales debido a factores socioculturales que facilitan y

refuerzan la ocurrencia de dicha problemática, tales como el desempleo, la pobreza, la

violencia social, insatisfacción de necesidades básicas entre otros (Mayor WS, Salazar

PCA. 2019. p. p.6-9).

La violencia de genero es un problema multicausal que se asocia con varios factores

sociales, individuales, políticos y comunitarios. Entre los factores individuales se incluyen

el sexo, edad, otros factores biológicos y fisiológicos, nivel socioeconómico, situación

laboral, nivel de educación, uso de alcohol o drogas y haber sufrido o presenciado maltrato

físico en la niñez. Aunque todos estos elementos inciden, no necesariamente determinan las

situaciones de violencia. Cada factor de riesgo tiene su propio impacto marginal en la

probabilidad de que una persona se comporte violentamente o sea objeto de violencia

(Sierra, R. 2006.p.80).
La violencia funciona como un mecanismo de control social de la mujer y sirve para

reproducir y mantener el status quo de la dominación masculina. De hecho, la sociedades o

grupos dominados por ideas “masculinas tienen mayor incidencia de agresiones a la mujer.

Los mandatos culturales, y a menudo también los legales sobre los derechos y privilegios

del papel del marido han legitimado históricamente un poder y dominación de éste sobre la

mujer, promoviendo su dependencia económica de él y garantizándole a éste el uso de la

violencia y de las amenazas para controlarla (Sierra, R. 2006.p.81).

La conducta violenta frente a la mujer se produce como patrones de conducta aprendidos

y transmitido de generación a generación. Las mismas normas sociales minimizan el daño

producido y justifican la actuación violenta del marido. Se intenta explicar atribuyéndola a

trastornos del hombre o, incluso, de la mujer. Por mucho que el hombre tenga problemas de

estrés, de alcohol, de personalidad, curiosamente la violencia sólo la ejerce sobre la mujer

no contra un conocido o amigo, y, por supuesto, nunca contra su jefe, por ejemplo.

También influyen toda la serie de mitos arraigados en la sociedad que perpetúan la

violencia y niegan la asistencia adecuada a estas víctimas.

El modelo de conducta sexual condicionado por el papel de los géneros también

favorece en alguno casos la existencia de una actitud violenta contra la mujer al tratarse de

un modelo androcéntrico. Existe una serie de factores que favorecen esta agresividad entre

los que se encuentran: los patrones de hipermasculinidad, el inicio de un mayor grado de

relación sentimental, la duración prolongada de la relación y los modelos sexuales

existentes, que contienen una tensión intrínseca entre hombres y mujeres, creando la

posibilidad o las condiciones para que se produzcan errores en la comunicación que

desemboquen en una situación de violencia frente a la mujer.Por el contrario, el alcohol,


tantas veces esgrimido como causante o precipitante del maltrato, ha sido eliminado como

un factor etiológico directo de este tipo de violencia. Se ha comprobado que actúa de forma

general como desinhibidor y de forma particular como excusa para el agresor y como

elemento para justificar la conducta de éste por parte de la víctima (Sierra, R. 2006.p.p. 85-

90).

Referencias:

Aliaga P., Patricia, Ahumada G., Sandra, & Marfull J., Marisol. (2003). VIOLENCIA

HACIA LA MUJER: UN PROBLEMA DE TODOS. Revista chilena de obstetricia

y ginecología, 68(1), 75-78. https://dx.doi.org/10.4067/S0717-75262003000100015

Mayor WS, Salazar PCA. La violencia intrafamiliar. Un problema de salud

actual. Gaceta Médica Espirituana. 2019;21(1):96-105.

Sierra, R. (2006). Impacto Social de la violencia Intrafamiliar. Medicina legal. Recuperado

de

https://www.medicinalegal.gov.co/documents/20143/49496/Violencia+Intrafamiliar

.pdf

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