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DEDIACTORIA

Este trabajo está dedicado especialmente a nuestros queridos familiares y

amigos por darnos su apoyo y motivarnos durante la realización de este trabajo de

investigación, les agradecemos infinitamente por sus palabras alentadoras. A

nuestros padres por su comprensión y por guiarnos en cada paso de la

elaboración de este trabajo, así como por brindarnos la oportunidad de seguir

adelante en esta etapa académica tan importante para nosotros, a nuestros

amigos por su apoyo moral e incondicional en todo momento, a nuestro profesor

del curso de Acto Jurídico por darnos las pautas y brindarnos los conocimientos

necesarios para poder elaborar el trabajo, a todos ellos les dedicamos este

trabajo, así como nuestro aprecio y agradecimiento. A ustedes les dedicamos

nuestro esfuerzo y entrega en este trabajo, esperamos poder seguir demostrando

nuestro compromiso en adelante con el curso y con ustedes quienes han

depositado su confianza en nosotros. Finalmente nos queda por decir,

profundamente y repetidamente, gracias.


ÍNDICE

PRÓLOGO......................................................................................................1

1. INTRODUCCIÓN AL CURSO...............................................................5

2. HECHO...............................................................................................7

2.1. HECHO NATURAL...............................................................................8

2.2. HECHO HUMANO................................................................................9

2.3. HECHO JURÍDICO.............................................................................10

4. HECHO JURÍDICO HUMANO: INVOLUNTARIO Y VOLUNTARIO.

VOLUNTAD: CONECPTO Y ELEMENTOS.........................................................14

4.1. LA VOLUNTAD TIENE TRES ELEMENTOS QUE LA CONFORMAN

..............................................................................................................................18

5. VOLUNTARIO: LICITO (EXPRESO Y TÁCITO) E ILÍCITO (DELITO Y

CUASIDELITO)........................................................................................................21

5.1. EL SILENCIO SEGÚN LA DOCTRINA..............................................24

5.2. EL SILENCIO SEGÚN EL CODIGO CIVIL PERUANO.....................24

5.4. VOLUNTAD ILÍCITA: DELITO Y CUASIDELITO...............................25

6. MANIFESTACION DE LA VOLUNTAD....................................................30

6.1. PROCESO FORMATIVO DE LA MANIFESTACION DE VOLUNTAD

..............................................................................................................................31
6.1.1. LA FORMACIÓN DE LA VOLUNTAD INTERNA............................32

6.2. REQUISITOS DE VALIDEZ...............................................................35

6.3. EFICACIA DE LA MANIFESTACION DE VOLUNTAD.....................38

CONCLUSIONES.........................................................................................41

REFERENCIAS............................................................................................43
PRÓLOGO

El motivo base de esta monografía es –entre otros– la delimitación de

conceptos como «hecho», «voluntad», «lícito», «humano» … Para, a partir de esto,

proceder a resolver una de las controversias más frecuentes en la doctrina civil

peruana –e incluso internacional–, la cual es poco profundizada –aun sin consenso–

debido a su poca relevancia, pues la legislación no requiere una delimitación

clasificatoria de hecho para llegar al negocio jurídico, que por cierto, la doctrina

peruana del negocio jurídico posee un error per se en cuando denomina «acto

jurídico» al –ahora sí consensual– «negocio jurídico» por razones que, también

dilucidaremos líneas abajo.

Este trabajo se propone como objetivo servir de solución –o al menos

aporte– a las diferencias conceptuales, es decir –¿y por qué no? – semánticas, las

cuales deben tener un matiz uniforme, condición con la que no se cumple, ya que,

de ser así, podríamos dar por culminada la contraposición de clasificaciones.

Buscamos, de ser posible, realizar un aporte a los jóvenes estudiantes de

Derecho en cuanto realizaremos la publicación de este documento, la cuestión es

compartir el conocimiento y formar paulatinamente doctrinarios jurídicos en pro de

un mejor desarrollo del Derecho Civil en el Perú, es decir, en su Código Civil, leyes

de materia civil, resoluciones legislativas, sentencias que versan sobre casos

particulares, etcétera.

Además, en este trabajo lograremos, luego de diferenciar conceptos y llegar

al acto jurídico –según la legislación peruana– explicar en los términos más breves

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y entendibles posibles la voluntad, su manifestación o exteriorización, su eficacia

como parte del acto jurídico; lo que, nos obliga a mencionar –ya como acotación–

unas breves acotaciones acerca de los requisitos de eficacia de los actos jurídicos.

Finalmente, estableceremos las conclusiones del proyecto intentando haber

perfilado la teoría del acto jurídica en su manera más general, pero prolija en cuanto

a esclarecer conflictos doctrinarios.

INTRODUCCIÓN

El acto jurídico, según la definición oficial que da el Código Civil del Perú de

1984, dice que es “la manifestación de voluntad destinada a crear, regular, modificar

2
o extinguir relaciones jurídicas” Nacido de la doctrina francesa, se dice que este es

un acto consiente, voluntario, humano y licito que tiene como finalidad establecer

relaciones de tipo jurídicas entre personas, con el fin de crear, modificar u extinguir

derechos. Puede darse entre personas naturales y/o jurídicas

Sin embargo, existen las confusiones entre acto y hecho jurídico, ya que

ambos parecen tener el mismo significado a primera vista. Pero son totalmente

diferentes. Entonces, ¿Qué es lo que diferencia a cada uno de estos? Lo más

significativo, es la manifestación de voluntad. Podemos decir que es la

exteriorización de lo que el sujeto de derecho busca y quiere, sus intereses. Este es

un requisito muy importante para que el hecho jurídico, se vuelva un acto jurídico.

Se podría decir, que es como una relación género-especie

Todos estos actos van a causar consecuencias en la realidad, siempre de

tipo jurídico. Es un elemento muy importante en el ordenamiento jurídico peruano,

hasta el punto que tiene un libro propio en el actual código civil del Perú- Esta figura

jurídica, aunque ha tenido sus inicios en el código civil de 1936, no había tenido la

misma importancia que con el código que tenemos actualmente. La diferencia más

grande, es que el acto jurídico en ese tiempo se mostraba como algo pasajero,

mostrado en muy pocos artículos; mientras que la figura en el código de 1984 tiene

su propio libro exclusivo, y su figura se ha ampliado radicalmente.

Esto involucra muchos temas tales como sus tipos (unilaterales, onerosos,

puros, positivos, patrimoniales, etc); sus elementos (naturales, accidentales y

esenciales); sus efectos; las razones de su ineficacia y mucho más. En este trabajo,

3
vamos a profundizar la construcción y características del acto jurídico en general, el

esquema que se utiliza para diferenciar un acto jurídico de un hecho jurídico; y que

tiene que ver la manifestación de la voluntad en este tema.

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1. INTRODUCCIÓN AL CURSO

Para poder profundizar en los temas previstos, debemos establecer en dónde

nos ubicamos, por lo que, procederemos a aclarar algunos contenidos. La sociedad

se encuentra en constante conflicto acarreado casi por naturaleza en el ser

humano, por lo que, haciendo uso de la razón y el conocimiento, el hombre ha

podido establecer una manera de vivir pacíficamente –o al menos lo intenta– en

sociedad, es así como hoy somos una colectividad jurídicamente organizada, mejor

dicho, un Estado, para el que, previamente se tuvo que crear primigeniamente la

Política y el Derecho, en pro de la convivencia pacífica.

Posteriormente y con el desarrollo de la doctrina –ya desde filósofos como

Aristóteles o Maquiavelo– hemos ido mejorando una teoría del Derecho, luego este

ha podido ser dividido en especialidades o ramas que, actualmente son estudiadas

en la Facultad por separado, las cuales son, por ejemplo, civil, laboral,

constitucional, penal, tributario, entre otras; de entre todas esta resaltan –a nuestro

criterio– dos tipos, de los cuales emanan más tipos con el paso de los años, no

estamos hablando sino del Derecho Civil y del Constitucional, el primero es en el

que profundizaremos y, por su parte, el segundo es el que tiene preeminencia por

sobre las demás, pues –tal como su objeto de estudio– es la base ordenadora y

continente de conceptos abstractos de todo Estado.

El maestro Rubén Cruz explicaba en la clase de introducción al Derecho

Civil, que:

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El Derecho Civil es el conjunto de normas que regula al sujeto de derecho en

sus relaciones personales y patrimoniales con equidad e igualdad de condiciones

entre estos.

Definición compartida y desarrollada de –entre otras– la propuesta por Paula

Meiss:

Rama del Derecho Privado que regula los derechos de las personas, su

patrimonio, sus relaciones familiares y de sucesión del patrimonio.

Es entonces cuando concebimos al Derecho como conjunto de normas

(objetivo) y como rama del Derecho Privado (ciencia jurídica), quedando así –y en

parangón con las definiciones comúnmente aceptadas de «Derecho»– la definición

subjetiva, que sería justamente lo que regula el Derecho Civil o Derecho Madre,

llamado así porque de este emanan muchas ramas más de la ciencia jurídica.

Como toda parte del Derecho, este se tiene presentes principios básicos,

entre los cuales destacan el de la buena fe, la misma autonomía privada

mencionada, pacta sunt servanda «lo pactado obliga [a las partes]»…

Los sujetos de derecho –salvo los concebidos– pueden realizar, en uso de su

autonomía, acciones que regulen su convivencia en pro de una mayor estabilidad y

prevalencia de sus derechos e intereses. Debido a esta autonomía privada es que,

el Derecho Civil se configura como normas de tipo supletorio, es decir, que se

toman cuando se quiera, no cuando lo obligue el Estado, ya que, son pocas las

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normas civiles que exigen obligatoriedad (públicas), como las normas sobre familia,

sucesiones…

Finalmente, los sujetos de derecho usarán la autonomía para emitir su

voluntad en los denominados por la doctrina alemana, y la actual predominante,

«negocio jurídico», que, pese a su gran desarrollo, no es tomado por la doctrina

nacional, llamándolo así «acto jurídico», como lo desarrolló y propugnó el derecho

primigenio francés.

2. HECHO

Es aquí donde nos encontramos ante un primer «problema», pues su

clasificación no es del todo igual, entonces, procederemos a explicar algunas de las

más reconocidas por la doctrina peruana y acotaremos una propuesta por nosotros,

ya que hemos de realizar un análisis un tanto prolijo del «hecho», para lo que,

primer debemos definirlo y es que, según la Enciclopedia jurídica, «hecho» es:

Cualquier suceso o acontecimiento, ocurrido al margen de la voluntad de las

personas.

Con lo cual, proscribiríamos la posibilidad de que, el hecho incluya al acto, es

más, no podríamos tomar un «hecho humano», ya que, por definición y

razonamiento lógico, este no solo implica la intervención o presencia del ser

humano, sino, que este sea el motivo del hecho, es decir, su motor o causante.

Finalmente desarrollaremos esto en nuestra postulación de teoría y clasificación

breve del hecho.

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Entonces, las clasificaciones más aceptadas –y muchas de ellas

concordantes– del Derecho son la de Aníbal Torres Vásquez, Juan Espinoza

Espinoza, entre otras como la de José León Barandiarán y Lizardo Taboada

Córdova, sin embargo, analizaremos las dos primeras.

En pro de abarcar la parte doctrinaria con una claridad de conceptos,

definiremos brevemente los tipos de hecho convencionalmente aceptados:

2.1. HECHO NATURAL

Llamado también biológico, es aquel que ocurre en la realidad con la

característica eminente de que no interviene el hombre –ya que este se ve

implicado como causante en el siguiente tipo–, dese el caso –por ejemplo– de algún

terremoto, un maremoto, el cauce potente de un río y el consecuente

desprendimiento de parte de un terreno agrícola, entre otros. En los cuales,

probablemente el hombre intervino –para el caso del terremoto–, pero determinar

cuál fue el grado y quién(es) lo hizo (hicieron), conllevaría mucho esfuerzo –

contrario a la economía– pudiendo llegar a nada, es decir, mantenernos en la

indeterminación de los «culpables» y su grado de intervención, por lo que, este

hecho está limitado a considerarse natural, netamente de lo que rodea al hombre,

mas no lo incluye. Para el caso en el que este acontecimiento se haya producido

por intervención directa del ser humano –en realidad, ser(es) humano(s)

determinado(s)–, la cuestión cambia, pues el punto sería investigar y conseguir los

hechos probatorios necesarios para proceder con las consecuencias jurídicas que

estos conllevan, claro está, en el caso de que produzcan un daño, como muertes,

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derrumbes, accidentes de tránsito…; es entonces cuando nos trasladaríamos a los

hechos jurídicos –posición con la que no estamos totalmente de acuerdo–, los

cuales conllevan consecuencias jurídicas, háblese ahora de la «causalidad

jurídica».

Mismo efecto ocurriría si la consecuencia de que el río lleve consigo la parte

de un terreno termina en la agregación de este al terreno de otro, estando ante un

caso de accesión por avulsión, lo cual también sería un hecho jurídico, de hecho,

conllevaría un supuesto de hecho en el que encuadraría y la consiguiente

consecuencia jurídica que corresponde, como bien sabemos, por la estructura de la

norma jurídica.

2.2. HECHO HUMANO

Los hechos también pueden ser provocados por la mano –exclusivamente– o

intervención –coadyuvantemente– del hombre, es decir, las personas haciendo uso

de su raciocinio –o sin hacerlo y actuando sin conocimiento de lo que sus actitudes

conllevan– puede modificar la realidad, de manera que el ser humano demuestra el

ejercicio de su facultad de motilidad incluida en su actuación.

Dese el caso de un hombre que corre todos los días por las mañanas junto a

su perro, hablaríamos netamente de un hecho humano –según la clasificación

doctrinaria generalmente aceptada–, dado que no se estaría implicando la actuación

del Derecho, es decir, de sus efectos en este, que conllevarían consecuencias

normativas.

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Por otro lado, si un hombre conduce su vehículo automotor a 200 Km/h

pasando por un colegio y en tal acto, un niño se cruza por su camino y, debido a la

velocidad elevada, le es imposible detenerse, por lo que, lo atropella y le produce la

muerte instantánea; este caso –la muerte– sería un hecho humano, ya que fue

provocado eminentemente por acción de una persona –en sentido extenso–, la cual,

si bien no previó el hecho –por lo que no constituiría un acto jurídico–, terminó

produciendo daño a otros con la eventual consecuencia negativa que, debido a la

regulación normativa, tendrá efectos jurídicos.

Cabe destacar que, en el caso de que este acelere y huya de la escena,

también conllevaría un hecho humano, el cual –por lo mismo que el anterior–

consistiría igualmente en un hecho humano, pero convertido en jurídico por su

incidencia en el Derecho (causalidad jurídica).

2.3. HECHO JURÍDICO

He aquí el punto de quiebre entre la doctrina general y la propuesta nuestra

de clasificación nuestra, de lo cual hablaremos líneas abajo.

El hecho jurídico es aquel que, como ya hemos dado unas pinceladas

previas, tiene consecuencias en el Derecho, es decir, efectos jurídicos. Posee

relevancia jurídica, el Derecho lo regula mediante sus normas u otras fuentes de

este, tal como la jurisprudencia, la costumbre, etcétera.

A manera de una mejor aclaración, la causalidad jurídica es –en palabras

nuestras– el suceso mediante el cual una consecuencia de cualquier hecho

determina que este sea jurídico por tener incidencia en el campo del Derecho.

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Dese el caso de los mencionados anteriormente: Terremoto que conlleva

daños, o que es producido por mano del hombre, accesión por avulsión; además, la

firma de un contrato de compraventa, la creación de un vínculo laboral entre un

señor determinado y una universidad específica…

3. PROPUESTA DE CLASIFICACIÓN

Bien, dejando claro en qué consiste cada tipo de hecho, procederemos a

exponer algunas de las clasificaciones eminentemente aceptadas de autores

peruanos:

Juan Espinoza Espinoza: El mencionado autor sustenta que el hecho jurídico

se clasifica en natural, legal y humano, agrega subdivisiones en este, pero sin

irrelevantes por nuestra concordancia con dicho pensamiento.

Hablemos de los «hechos legales» dentro de los jurídicos, ¿hace referencia a

su consecuencia dada por ley?, sí, siendo así, ¿por qué los hechos naturales y

humanos no se incluyen en este?, es decir, somos del pensamiento profundizante y

lógico de que, «los hechos deben clasificarse en naturales o humanos, no es más»,

vale decir, los hechos «o son producidos por el hombre o no lo son», pues cuando

tomamos como parámetro la incidencia de un ser, en este caso del hombre, la

clasificación es tajante y solamente divide en dos, dándose el «sí» y el «no». Por

ejemplo, en la clasificación del acto jurídico, tenemos el de según la forma, cuando

es formal «la norma le otorga una forma obligatoria» y cuando es no formal, «la

norma no le otorga una forma obligatoria», parece simple, pero el hecho de

apartarnos doctrinariamente de esta reflexión lógica y simple nos ha hecho pensar

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en que existen muchas maneras de clasificar algo cuando se toma un parámetro en

términos de si su concurrencia se da o no. Claro está, consideramos que la

clasificación de «jurídicos» respondería a una dada según su juridicidad, por lo que,

nos debemos circunscribir a llamarlos «jurídicos» o «no jurídicos»,

independientemente de si son humanos o naturales, ya que ambos encuadrarían

perfectamente en las dos clases, por lo que, hablamos de clasificaciones distintas y

no de una dentro de otra, porque mezclar clasificaciones nos lleva a concepciones

erróneas sobre el hecho, que es lo que estamos clasificando.

En el caso que tratamos sería entonces que, los «hechos jurídicos legales» –

llamados así por Espinoza– son naturales o biológicos, pues nacen o de uno o de

otro, no aparecen esporádicamente de una determinación ajena a estos.

El maestro Aníbal Torres Vásquez nos enseña el hecho como natural y

humano. Tesis que coincide con lo pensado por nosotros, sin embargo, cabría

hacer la acotación de que, los hechos también pueden ser «no jurídicos», en los

cuales fácilmente se encuadraría un hecho jurídico o humano, más adelante

veremos ejemplos de cada clase. La mención y crítica a esto es debido a que,

considerar que todos los hechos naturales y humanos no se encuentran dentro de

los jurídicos, pues –como dijimos antes– se trata de una clasificación transversal, no

de una clasificación incluida en otra clase, llevándonos así a hablar de dos

subclases.

Ahora bien, la doctrina planteada por un integrante de este equipo, José

Cabrejos Mego, consiste en que debemos hablar de clasificaciones transversales

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del hecho y no de una sola dada de manera categórica con la búsqueda de

encuadrar luego las otras clases dentro de esta, partimos de que, el hecho puede

ser humano o natural, y puede ser jurídico o no serlo –daremos a esto el nombre de

«extrajurídico»–. Para su planteamiento ha sido necesario tomar la definición del

Diccionario de la lengua española, el cual define «hecho» como cosa que sucede,

ya que, de esta manera abarcamos a los hechos humanos y no nos circunscribimos

–como con muchas definiciones– a los naturales.

Elaborando un cuadro para su mejor entendimiento, tenemos:

El hecho Jurídico Extrajurídico


Terremoto producido
por encontrarse en una
Terremoto producido
zona accidentada, sin
por acción de la
que el hombre haya
naturaleza, conllevando
Natural desarrollado actividad
consigo la destrucción
ahí siquiera, teniendo
de un asentamiento
solo la percepción por
humano.
parte de animales
aledaños.
Humano Terremoto producido Terremoto producido
por experimentos por experimentos
nucleares realizados científicos en la
por un grupo de creación de material
científicos en la bélico, en un campo
creación de bombas, totalmente alejado de la
teniendo como vida humana, donde
consecuencia la absolutamente nadie se

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percata de su
destrucción de un acaecimiento, salvo los
edificio que yacía en el mismos científicos que
terreno en el que se ya esperaban el suceso
produjo. y se encontraron
preparados para esto.

4. HECHO JURÍDICO HUMANO: INVOLUNTARIO Y VOLUNTARIO. VOLUNTAD:

CONECPTO Y ELEMENTOS

Viendo entonces que el hecho humano es todo acontecimiento o suceso que

se producen por intervención de la voluntad humana, podemos entrar a su

subdivisión, los hechos jurídicos. Estos son denominados así, porque son sucesos o

acontecimiento que tienen presencia de voluntad humana y al hablar de jurídico, se

refiere a cualquier hecho que produce consecuencias jurídicas. Todo hecho es

natural, y al derecho solo le interesaran los hechos que contengan estas

consecuencias al efectuarse

Dependiendo de la voluntad humana, se pueden dividir en dos clases:

Hechos jurídicos voluntarios y hechos jurídicos involuntarios. Según palabras del

profesor de derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Rómulo Morales

Hervias, estos se pueden definir de esta manera

“En los hechos jurídicos involuntarios el propio hecho se produce

independientemente de la voluntad humana. Por casualidad una voluntad coexiste

con el hecho pero no tiene ninguna relevancia jurídica. Por el contrario, en los

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hechos jurídicos voluntarios, la voluntad es la que provoca el propio hecho al cual

se dirige.” (Pág.18)

Podemos interpretarlo de esta manera. Los primeros son acontecimientos

que se hacen con intensión y voluntad del hombre, se busca un objetivo al realizar

su accionar. Los segundos son acontecimientos que, aunque haya algo de voluntad

humana, esta no tiene intención de producir una consecuencia jurídica, volviéndose

una consecuencia no deseada o prevista

Siendo más específicos, los hechos jurídicos involuntarios son aquellos

sucesos de las cuales, aunque tengan consecuencias jurídicas, fueron causadas sin

voluntad del hombre. Un ejemplo de esto es el derecho penal. Esto es cuando una

persona causa un accidente de tráfico, pero en sí, no tenía la intención de

provocarlo. Se le atribuye un delito culposo, un delito de la cual no lo quiso hacer a

voluntad propia y con intención malicia. Cabe destacar, que no es lo mismo que el

dolo, ya que esto es lo contrario a la culpa; aquí una persona comete un crimen a

voluntad propia y conociendo lo que hacia

Podemos poner otro caso más simple. Pepe está discutiendo con Pablo en

un segundo piso. En un instante de su pelea, Pepe empuja a Pablo y hace que

empuje a Manuel, una persona que está observando el ambiente y no tiene nada

que ver en esa discusión. Esta persona cae y termina muriendo por los golpes

ocurridos en los impactos. Desde un punto objetivo, Pablo empujo a Manuel, por lo

tanto él es culpable. Pero, si analizamos el hecho jurídico a más profundidad,

vemos que el jamás tuvo la intención de dañarlo o matarlo. Estamos en este caso

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en otro delito culposo (en el cual no lo quiso hacer con voluntad propia y con

malicia). Por lo tanto, este hecho jurídico se puede clasificar como uno involuntario

Mientras tanto, los hechos jurídicos voluntarios son aquellos sucesos de las

cuales suceden con intensión, libertad y discernimiento. Un ejemplo de ello es en un

contrato de compra/venta. La compra de un automóvil puede ser libre y con una

intensión propia del comprador.

Tomando en cuenta el caso anterior, imaginemos ahora que en la discusión

entre Pepe y Pablo, el primero decide sacar una pistola porque se enojó con él, y le

disparo, terminando en la muerte de este último. Este hecho jurídico es voluntario,

ya que Pepe sabía que aunque está mal matar, decidió seguir adelante con su

acción, tuvo control propio de su hecho, y lo ejecuto. Cabe resaltar que en este tipo

de hechos voluntarios, pueden ser lícitos (de buena fe) o ilícitos (que buscar dañar a

alguien). Más adelante veremos a profundidad esta división

Antes de entrar a una ejemplificación mayor, debemos ver la definición de

voluntad, ya que podemos observar que es un elemento clave en cada uno de los

hechos humanos y jurídicos. Según la Real Academia Española (RAE), la voluntad

es la “Facultad de decidir y ordenar la propia conducta.” Se puede interpretar que el

propio ser humano puede controlar sus decisiones sobre los hechos y conductas de

su vida. Recordando el caso interior, el “asesinato” de Pablo lo hizo sin intención, es

decir, nunca decidió la idea de matar a Manuel; no obstante, en el caso de Pepe, el

sí asesino a su compañero ordenándose a sí mismo hacer esa acción, es decir,

ordeno su conducta para ejecutar esa acción

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Sin embargo, en el campo del derecho, el termino voluntad se entiende más

como voluntad jurídica. Esta forma parte del acto jurídico, y es la capacidad de

decidir deliberadamente sobre el propio comportamiento en vista de un objetivo. Es

un elemento importante del acto jurídico, su esencia, ya que necesita de esta para

formarse un acto jurídico legitimo

Según el profesor Hervias, la voluntad la define “como la libertad de actuar

con conocimiento. Es un acto de querer y de conocer. El autor del acto quiere y

conoce su comportamiento.” (Pág.18). Se puede decir que su decisión es casi igual

que la hecha por la RAE, sin embargo, tomemos en cuenta que esta definición de

término ha sido adaptada para el campo del derecho, tal como podemos ver con la

palabra “acto”. Vemos aquí como hay una gran diferencia entre la definición de

voluntad en un sentido amplio, y voluntad en un sentido concreto, es decir, en su

campo respectivo.

Cabe destacar que al derecho le interesa toda voluntad interna que ha sido

exteriorizada, ya que hacer ver las intenciones del sujeto de derecho (si son licitas o

ilícitas). Aquí nos damos cuenta que no es necesario solamente la voluntad, esta

necesita salir a la luz, exteriorizarse. Si esto no pasa, esta voluntad no interesa al

derecho.

Con esta idea en mente, podemos decir que la manifestación de la voluntad

interna es muy necesaria y es uno de los elementos que requiere todo acto/negocio

jurídico. En cada uno de ellos, se pueden formar dependiendo la cantidad de

voluntades que se presenten. Por ejemplo, un acto se puede formar por la

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manifestación de una sola voluntad (unilateral); por la manifestación de dos

voluntades (bilateral); o por la manifestación de tres o más voluntades (plurilateral),

4.1. LA VOLUNTAD TIENE TRES ELEMENTOS QUE LA CONFORMAN

Discernimiento: Esto se refiere a la aptitud de razonar con respecto a nuestra

moral para entender y valorar el significado de un acto y sus consecuencias (ver si

algo que hacemos está bien o no). Es la que forma juicios de valor en los hechos.

Por ejemplo: Una persona toma la idea de vender una casa, entonces, teniendo una

idea de moral, se hará la pregunta: ¿Esto será bueno o malo? ¿Qué podría

causarme?

Intención: Esto se refiere a que el sujeto quiere o conoce lo que se sabe. Es

la razón o propósito para celebrar un acto jurídico y es lo que permite ver si un

sujeto tiene conciencia del acto que celebrara y sus consecuencias. Por ejemplo:

Una persona hizo un contrato de compra/venta de una casa con otra persona, con

el fin de tener una mejor vivienda, y ya sabe que tendrá que perder dinero para ello

Libertad: Se puede decir que es la ausencia de presión externa al tomar

decisiones, es tener la posibilidad de elegir entre diferentes opciones, sin coacción

de cualquier tipo. Se refiere a la espontaneidad que debe haber para la toma de

decisión de celebrar el acto jurídico. Por ejemplo: Una persona puede vender su

propia casa cuando él quiere, tiene libertad de hacerlo, y no depende o es forzada

por otra persona para que lo haga depende a su voluntad

Hay que tomar en cuenta que hay casos donde la falta de uno de ellos puede

disminuir la eficacia jurídica del acto. Al referirnos al discernimiento, puede fallar si

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hay inmadurez o insania en la mente de la persona (no tiene un correcto código

moral); con la intención, puede fallar si una de las partes hace una acción con dolo,

es decir, con el objetivo de dañar a alguien a propósito; y con la libertad, puede

fallar esta con acciones como fraude, actos forzados por terceros, o incluso

simulación

Hemos mencionado como la voluntad tiene un rol bien grande en los hechos

jurídicos, ya sean voluntarios o involuntarios, no hay excepción. Este también tiene

la misma importancia en el acto jurídico, y hay teorías de las cuales llevan a

profundidad estos términos.

Esto se puede ver con mayor investigación con la llamada “Teoría de la

voluntad”. Nacida de Roma, pero desarrollada a profundidad por la doctrina

francesa, esta teoría considera que la voluntad interna siempre debe primar sobre la

externa. Consideran que si estas dos voluntades no combinan, no hay eficacia

jurídica. A pesar que mencionamos que la voluntad debe salir al exterior, esta teoría

muestra que no tiene tanto peso como la que tiene el ser humano adentro suyo, que

es la voluntad interna

No obstante, existe también la llamada “Teoría de la declaración”. A

diferencia de la anterior, esta es desarrollada a profundidad por la doctrina alemana.

Pero la mayor diferencia viene con su posición de las voluntades. Esta teoría piensa

que la voluntad exteriorizada vale más que la interna, y esa es la única que debe

ser apreciada en el derecho

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Podemos ver que, aunque la voluntad es protagonista en estas teorías, cada

una tiene una diferente perspectiva, y son muy absolutas; o te inclinas a una, o te

vas a la otra. Es aquí donde entra una teoría que mantiene “balanceadas a ambas”:

La teoría de la responsabilidad

Esta última teoría, concilia las teorías de voluntad y declaración para que

haya un equilibrio. Aquí, la voluntad externa juega un gran rol, pero si esta no se

cumple, se toma la imagen de la voluntad interna y se va a la indemnización, para

mantener un contrato de buena fe.

5. VOLUNTARIO: LICITO (EXPRESO Y TÁCITO) E ILÍCITO (DELITO Y

CUASIDELITO)

El consentimiento, es decir la voluntad del individuo, puede ser expresa o

tácita. Es expreso cuando se manifiesta verbalmente, por escrito o por signos

inequívocos y el tácito resultará de hechos o de actos que lo presupongan o que

autoricen a presumirlos, excepto en los casos en que por ley o por convenio la

voluntad deba manifestarse expresamente.

Tautológicamente también se puede tomar el concepto de que la voluntad

expresa es el consentimiento cuando se expresa, es decir, cuando se utilizan signos

con el objetivo de comunicar algo a otra persona. Expreso significa, pues,

comunicado a otro. Y cuando es tácito entonces tales signos no están presentes

(tacere en latín significa callar que es de donde deriva “tácito”).

Es así como se deduce el consentimiento de “hechos o actos” (facta

concludentia) porque el individuo no ha hablado.

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El término es expreso:

“cuando su fijación ha sido hecha por una manifestación de voluntad precisa

y directa”. El término tácito se da “cuando en el acto no se ha señalado un plazo,

pero de su naturaleza y circunstancias se deduce con toda certidumbre que las

partes no quieren que los efectos se produzcan o se ejerzan sino desde o hasta un

determinado momento”. Es el caso de un alquiler de una casa por la temporada de

verano (Espinoza Espinoza, 2008, pp. 287-288).

La manifestación de voluntad expresa puede ser formulada directamente por

la persona interesada o por su representante legal o convencional. La manifestación

expresa (denominada también positiva o directa o inmediata) está orientada, de

forma directa e inmediata, a hacer conocer la voluntad interna

Es aquella manifestación de voluntad que es expresada o bien efectuada a

través del lenguaje oral, escrito o bien mediante cualquier medio directo que pueda

ser manual, mecánico, electrónico o equivalente a estos.

“La característica principal para la existencia de la manifestación de

voluntad expresa es que esta debe llegar directamente al receptor. De esta

manera tenemos, a forma de ejemplo, una persona puede lanzar la oferta de venta

de un bien a través del lenguaje oral y la otra admitir adquirir dicho bien de

forma verbal.”

Como un ejemplo de manifestación de voluntad expresa recogida en el

Código Civil, tendremos que en el artículo 799°se regula lo referente a

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la revocación expresa del testamento cuando apunta «La revocación expresa del

testamento, total o bien parcial, o bien de ciertas de sus disposiciones,

solo puede ser hecha por otro testamento, cualquiera que sea su forma».

En la manifestación Tacita de voluntad esta es plasmada mediante

determinados comportamientos, actitudes, circunstancias o bien posturas que

acepta la persona, que, de forma indudable y específica, dan a comprender la

voluntad en cierto sentido.

La manifestación de voluntad implícita trae consigo el factor conocido en la

doctrina como facta concludentia esto son hechos o bien actos concluyentes que,

de forma ideal y también indudable, sin duda a este respecto, indican la voluntad del

sujeto que está ejecutando estos actos. Así como un a manera de explicar mejor

como funciona este en nuestra normativa podemos apreciar:

Por poner un ejemplo: si “A” entra a un establecimiento, experto en la venta

de vinos, observa y examina la etiqueta de cierta botella de vino, sin utilizar una sola

palabra ni solicitar permiso o bien absolutamente nadie, usando el descorchador

abre la botella y saborea en una copa aquel vino, en un caso así vamos a estar en

frente de una manifestación de voluntad implícita de «A» por cuanto con su

comportamiento da a comprender al establecimiento que comprará el vino

degustado.

Diferente ejemplo, vendría a ser en caso de que: «A» solicita un préstamo a

“B” por un par de años y, este le escribe diciéndole que le deposite en su cuenta

bancaria (ahorros) de antemano el cinco por ciento del interés del primer año; en un

22
caso así incluso cuando “B” no haya dicho en forma expresa su voluntad de prestar,

no obstante, al señalar que abone por adelantada los intereses, sin duda este acto

revela su voluntad de prestar, con lo que, vamos a estar frente a una voluntad

implícita.

Si recurrimos al código civil podemos hallar múltiples artículos, donde desde

su contexto indica la existencia de manifestaciones de voluntad implícita, de este

modo en el contexto de revocación de la manifestación de la voluntad sea expresa o

tácita tenemos: En el artículo 502° con respecto a la revocación implícita:

“El testamento cerrado queda anulado si su testador lo retira de la custodia del

notario”

Asimismo, encontramos la revocación tacita cuando se expresa:

“El testamento ológrafo quedara anulado so el testador lo rompe destroza o bien

invalida de cualquier otra manera”

5.1. EL SILENCIO SEGÚN LA DOCTRINA

El silencio conforme lo expresa la doctrina, especialmente menciono la

italiana, en este sentido tiene un significado neutro. Es decir, sin contenido alguno

implicado, por lo que no es aseveración ni negación de algo, sino es aquello que no

se puede determinar por cuanto carece de significación alguna.

23
5.2. EL SILENCIO SEGÚN EL CODIGO CIVIL PERUANO

Sin embargo, de lo anterior mencionado, nuestro código civil le da una

significación al silencio, siempre que la ley o bien el acuerdo le tribuyan un

determinado y estricto sentido. Pues de acuerdo al artículo 142° de nuestro código

civil se señala con respecto al silencio dentro de la manifestación de la voluntad:

“El silencio importa como manifestación de voluntad cuando la ley o bien el

acuerdo le atribuyan significado”

De este modo, Por ejemplo: Si «A» le afirma a «B», te vendo mi vehículo y te

doy plazo hasta fin de mes a fin de que me comuniques tu resolución y, en caso de

que no afirmes nada se supone que desechas mi oferta, en este supuesto, en el

caso de que llega el día pactada y “B” no se manifiesta, la oferta va a quedar sin

efecto, bajo la presunción de que «B» no deseaba adquirir el vehículo; con lo

que vamos a estar ante, un silencio en acuerdo por las partes.

5.3. DIFERENCIA ENTRE EL SILENCIO Y LA VOLUNTAD EXPRESA Y


TÁCITA

Existen notorias diferencias, por cuanto el silencio no es expresado (tal y

como si lo es la voluntad expresa y de forma implícita respectivamente por medio de

sus formas). Es una abstención una inacción por el parte del sujeto.

No obstante, el código civil peruano, le da la categoría de manifestación de

voluntad a esta abstención por compromiso de las partes o bien por orden de la ley.

También la atribución o bien significado de cierto silencio por la ley o bien el

acuerdo solo es posible frente a la existencia de una relación jurídica preexistente

24
producida por cierto acto jurídico, en cuyo contenido se haya convenido en dar

significado al silencio o bien en ausencia de esta previsión, a tal inacción se le

atribuye un significado por orden de la ley.

5.4. VOLUNTAD ILÍCITA: DELITO Y CUASIDELITO

La distinción entre hecho y acto radica en que a los primeros se les considera

el género y a los segundos como la especie ya que suponen la actuación voluntaria

del agente. Por ejemplo, la muerte de una persona será un hecho, pero el homicidio

será siempre un acto. En virtud de lo expuesto, se consideran a los actos jurídicos

como "hechos voluntarios con contenido jurídico. " Los actos así entendidos,

admiten una doble clasificación: los actos lícitos y los actos ilícitos. Los primeros

dan lugar a los llamados negocios jurídicos. Los segundos, en materia civil,

constituyen los delitos y los cuasidelitos, en los cuales lo que interesa es la

consecuencia económica de la infracción.

Von Ernesto Beling expresa según su definición de delito

“delito es un acto, típico, antijurídico, imputable, culpable, sancionado y que

cumple en veces condiciones objetivas de punibilidad”

El delito constituye un acto, ya que supone una conducta humana que se

realiza con conciencia y voluntad, pues caso contrario estaríamos frente a un

25
hecho, que no es imputable. Las personas jurídicas no pueden ser sujetos de

acción, no hay presencia de voluntad: facultad psíquica de la persona individual; el

acto es sobre personas físicas individuales. De ahí que se discute si es posible

considerar imputables a las personas jurídicas, la doctrina si inclina más bien en

considerar a las medidas que afecten a las personas jurídicas como consecuencias

accesorias.

La tipicidad es la adecuación de un hecho cometido a la descripción que de

ese hecho se hace en la ley. Por imperativo del principio de legalidad; solo los

hechos tipificados en la ley penal como delitos pueden ser considerados como tales.

Ningún hecho, por antijurídico y culpable que sea, puede llegar a la categoría de

delito si al mismo tiempo no es típico; es decir, no corresponde a la descripción

contenida en una norma penal.

El tipo es la descripción de la conducta prohibida que lleva a cabo el

legislador en el supuesto de un hecho de una norma penal. La tipicidad es la

cualidad que se atribuye a un comportamiento cuando es subsumible en el

supuesto de hecho de una norma penal.

El tipo en el Derecho Penal tiene una triple función:

1) SELECCIONADORA de los comportamientos humanos penalmente

relevantes.

2) DE GARANTÍA en la medida que solo los comportamientos subsumibles

en él pueden ser sancionados penalmente.

26
3) MOTIVADORA por cuanto con la descripción de los comportamientos en

el tipo penal, el legislador indica a los ciudadanos qué comportamientos están

prohibidos y espera que los ciudadanos se abstengan de realizar la conducta

prohibida.

La antijuridicidad es un juicio negativo de valor que recae sobre un

comportamiento humano y que indica que ese comportamiento es contrario a las

exigencias del ordenamiento jurídico. Sin embargo, no todo comportamiento

antijurídico penalmente relevante:

Es solo los comportamientos antijurídicos que, además, son típicos y pueden

dar lugar a una reacción jurídico-penal.

Las causas de Justificación constituyen las causas de exclusión de la

antijuridicidad que convierten al hecho en sí típico en un hecho perfectamente lícito

y aprobado por el ordenamiento jurídico. La doctrina reconoce las siguientes causas

de justificación:

• Legitima defensa.

• Estado de necesidad.

• Mandato legal.

• Obediencia debida.

• No exigibilidad de otra conducta.

ALESSANDRIY SOMARRIVÀ expresa sobre su concepto de Delito:

27
“El delito puede definirse como el acto doloso, o cometido con la intención

de dañar a otra persona. El cuasidelito, como el acto culpable, pero no intencional,

que causa daño a otra persona”. (Chile, 1942)

G. OSPINA FERNÁNDEZ sobre delito y cuasidelito:

“El delito consiste en la lesión de una norma jurídica, cometida con la

intención de dañar, vale decir, con dolo; y el cuasidelito o culpa, que también es un

hecho ilícito, pero cometido por simple descuido o negligencia." (Bogotá, Colombia.

1983)

Como hemos podido apreciar en el delito, el elemento básico es el dolo, la

intención de dañar. En el cuasidelito no existe dolo, no hace presente esa intención

de dañar solo hay culpa, negligencia por parte del autor. Se alegaba que solamente

hay ilícito la acción u omisión que dan lugar al hecho ilícito se debían a dolo o

culpa del causante

La doctrina contemporánea y muchas disposiciones legales tienden a

prescindir del elemento subjetivo (dolo o culpa), creemos que esta diferenciación

tiene mayor trascendencia porque tanto el delito como el cuasidelito, en materia civil

dan lugar a la misma o idéntica indemnización, no porque una persona alegue la

existencia de delito va a conseguir una mayor indemnización; ambas son iguales.

Es más, en la práctica jurídica no es frecuente que se presente una demanda de

indemnización fundada en un delito, la mayor parte de éstas siempre están

fundadas en la existencia de un cuasidelito, ya que es más fácil de probarlo.

28
La concepción clásica de que solamente hay ilícito si la acción o la omisión

se debían a dolo o culpa de la agente considerada en la doctrina jurídica y aún

mantenida en el Código Civil Ecuatoriano ha pasado a un plano más relativo y de

menor importancia; en nuestros días la vida cotidiana hace que se prescinda de

este factor subjetivo: dolo o culpa para asignar la obligación de restituir o de

indemnizar por un acto punible.

Esta tendencia de prescindir de la apreciación de la intención del causante

del perjuicio se justifica hoy en día de diversas maneras:

1) Con el factor subjetivo se tiende a confundir dos nociones totalmente

diversas: la del delito penal y la del delito civil, ya que si se exigiría dolo o culpa para

el delito o cuasidelito civil en realidad se equiparían éstos al delito o cuasidelito

penal, ya que la intención es lo que prevalece en la responsabilidad penal.

2) Es imposible que se llegase a confundir el delito y el cuasidelito civil del

delito o cuasidelito penal, ya que el Derecho Penal está influenciado por una idea de

moralidad, en el Derecho Civil, prima el factor económico sobre el factor moral; es

por esto por lo que, no se debe tomar como factor indispensable para la existencia

del acto ilícito la culpabilidad o la intención dolosa de su autor.

3) La dificultad de juzgar el fuero interno de las personas sumado al hecho de

que en la gran mayoría de las veces es imposible llegar a establecer la verdadera

causa de los daños.

29
6. MANIFESTACION DE LA VOLUNTAD

Toda conducta individual implica la orientación de las acciones que se

realizan en cierta medida mediante la toma de decisiones. El intento de establecer

el propósito único y apropiado de una acción se basa en la intención de lograr ese

objetivo, seguido de la elaboración del plan mental para la realización de dicha

acción. La finalización de la decisión es seguida por su ejecución para lograr el

objetivo perseguido. La manifestación de la voluntad se realiza cuando el individuo

actúa a sabiendas, incluso si el propósito de sus acciones coincide o no con los

intereses y necesidades de los demás.

El concepto de manifestación procede del vocablo latino “manifestatio” que

puede entenderse como algo percibido por los sentidos o que puede ser entendido

o reconocido por la mente, la voluntad puede ser entendida como el poder de tomar

nuestras propias decisiones, de dirigir nuestros actos a un fin que buscamos,

entonces, la manifestación de la voluntad viene a ser la exteriorización de un querer

accionar desde nuestra mente mediante una acción.

Los actos voluntarios dependerán de la convicción del individuo, siendo la

fuerza resultante de la interacción de los procesos psíquicos y emocionales, que

adquieren una cierta forma, y significado a través de las acciones conscientes del

individuo.

La manifestación de voluntad es uno de los elementos fundamentales, del

acto jurídico, pues es aquel que define al mismo como tal, ya que ante su

inexistencia nos encontraríamos frente a un hecho jurídico mas no frente a un acto

30
jurídico. Como requisito de validez del acto jurídico, la manifestación de voluntad es

el resultado de todo proceso volitivo del hombre que transcurre de lo subjetivo, es

decir la voluntad interna, hacia la voluntad exteriorizada o externa y, y por tanto

adquiere relevancia jurídica.

6.1. PROCESO FORMATIVO DE LA MANIFESTACION DE VOLUNTAD

La voluntad jurídica se forma, a través de un proceso que, ciertamente, sólo

tendremos en cuenta desde el punto de vista del Derecho. Por lo tanto, se trata de

estudiar la voluntad como fenómeno jurídico y considerar el proceso que comienza

dentro del sujeto para formar la voluntad interior y termina con su externalización, a

través de su manifestación, para que la voluntad se vuelva jurídica propiamente.

“Para que exista voluntad jurídica se requiere de la concurrencia de

elementos internos (discernimiento, intención y voluntad) y externos

(manifestación); que, con los elementos internos queda formada la voluntad, la

misma que para producir efectos jurídicos requiere que sea manifestada; que, la

voluntad declarada es la voluntad exteriorizada por medio de declaraciones y

comportamientos y, es la única que puede ser conocida por el destinatario”

(Casación 1772-98, Apurímac).

La voluntad interna, es decir, aquella voluntad que no se ha manifestado, no

es de interés para el Derecho. Pero en la medida en que la voluntad puede producir

un hecho jurídico, es indiscutible que se vuelve relevante para este. Sin embargo,

como señala Aguiar: “El Derecho considera la voluntad interna solo como

presupuesto de su manifestación, pues se requiere que la primera sea causa de la

31
segunda, de tal modo que haya conformidad entre la voluntad en sí misma con su

manifestación y que entre ellas exista una relación de causa a efecto.”

6.1.1. LA FORMACIÓN DE LA VOLUNTAD INTERNA

Como se mencionó anteriormente, la manifestación de voluntad requiere de

ciertos elementos para ser considerada propiamente como tal, en el caso de la

etapa subjetiva del proceso formativo de la voluntad jurídica, vamos a tomar en

consideración tres factores que, combinados, dan lugar a la formación de la

voluntad interna: el discernimiento la intención y la libertad.

a. El discernimiento

El discernimiento es la capacidad de reconocer pequeños detalles, distinguir

con precisión la diferencia entre cosas similares y hacer juicios inteligentes

mediante el uso de tales observaciones, es la aptitud que tenemos para percibir qué

cosas de un tipo en particular de acuerdo a nuestro juicio son buenas y cuáles son

malas, de distinguir lo que nos conviene de lo que no nos conviene, lo que nos

interesa de lo que nos interesa, y, en general, es aquella lo que nos hace actuar con

entendimiento y desarrollo nuestra inteligencia.

Como señala Espinoza (2012: 907): “discernir jurídicamente es diferenciar

entre hacer o no hacer algo y conocer si ese “algo” es bueno o malo”; o “distinguir

entre el bien y el mal, lo lícito o lo ilícito, lo que está o no permitido, lo que beneficia

o es perjudicial” (Torres 2015: 988).

32
La doctrina le da especial relevancia al discernimiento pues lo toma como

factor para la determinación de la capacidad de ejercicio, así como nuestro Código

Civil, del cual podemos extraer lo siguiente:

“Las personas privadas permanentemente de discernimiento son incapaces

absolutos. En el supuesto de falta de discernimiento, no hay voluntad jurídica, por

esta razón, se le sanciona con la nulidad absoluta” (art. 219.2 del Código Civil).

Respecto a ello Espinoza señala:

“En los casos de falta de discernimiento, la persona no puede expresar su

verdadera voluntad, lo que se realiza es un acto carente de una valoración

subjetiva. Es por eso por lo que el derecho protege este tipo especial de sujetos”

(Espinoza, 2008:28).

Como puede apreciarse, el discernimiento es inherente a la racionalidad del

ser humano y por eso es el presupuesto de su capacidad de ejercicio.

b. La Intención

La intención es el propósito de alcanzar un objetivo previsto por el sujeto, es

decir, el objetivo intencionado de concluir un acto jurídico y producir sus efectos. Se

complementa con el discernimiento, ya que cualquier acto jurídico que se realice por

discernimiento se considera intencional.

Por lo tanto, se puede considerar a la intención como una función del

conocimiento que permite al sujeto tomar conciencia del acto jurídico que está

celebrando y de sus efectos. Debe también estar libre de malicia y propósito

33
engañoso. La intención debe ser necesariamente de buena fe y, por lo tanto, debe

asumirse que los efectos del acto corresponden a la intención del sujeto, a menos

que el sujeto produzca una manifestación de voluntad cuyos efectos no desea.

c. Libertad

La libertad es la naturalidad que debe existir para tomar la decisión de

celebrar un acto jurídico. Es la determinación, el poder de elección, que se

manifiesta como resultado del discernimiento y la intención. Es la capacidad que

tiene el sujeto de elegir, de manera independiente y por voluntad propia, la

realización o no de un acto jurídico. Siendo la libertad un factor esencial en la

configuración de la manifestación de voluntad, a ella se le va a oponer la violencia o

bien intimidación, donde en este último caso no se va a poder decir de que existe

libertad para producir la manifestación de voluntad de forma válida.

6.1.2. LA EXTERIORIZACIÓN DE LA VOLUNTAD INTERNA

La voluntad interna, una vez formada, debe ser externalizada a través de la

manifestación. La voluntad interior, también llamada voluntad real, aunque se

combine con discernimiento, la intención y la libertad, no es suficiente para formar la

voluntad jurídica y dar validez al acto jurídico que se celebrará, porque requiere la

externalización de la voluntad interna a través de la manifestación.

La voluntad interior debe estar contenida en la manifestación para que la

voluntad sea propiamente jurídica. También pueden surgir diferencias cuando el

34
sujeto no correlaciona deliberadamente su voluntad interior con sus

manifestaciones, porque quiere simular el acto jurídico que celebra.

6.2. REQUISITOS DE VALIDEZ

De acuerdo con el artículo 140º de nuestro Código Civil, al conceptualizar al

acto jurídico, dicho precepto normativo también hace referencia a sus requisitos

necesarios (elementos esenciales de carácter general) aquellos que le son

comunes, estos son 4, que pasaremos a explicar:

a. Agente capaz

La capacidad para ser parte contractual se rige por las disposiciones

contenidas en el título II del Libro I sobre Derechos de las Personas, respecto de la

capacidad de goce, de ejercicio y la incapacidad absoluta, relativa y adquirida.

Como premisa general solo las personas que tienen plena capacidad de

ejercicio pueden celebrar contratos, porque solo alguien con plena capacidad podrá

manifestar válidamente su voluntad o consentimiento; en este caso tanto los

menores como los incapaces no podrían celebrar contratos, salvo que se

encuentren debidamente representados por padres, tutores o curadores, según sea

el caso.

Al respecto, el artículo 1358 establece una excepción: “los incapaces no

privados de discernimiento pueden celebrar contratos relaciones con las

35
necesidades ordinarias de su vida diaria.” De esta manera, cualquier menor de

edad, podrá comprar una golosina, un juguete, entre otros bienes, que son

naturales a su edad y necesidades.”

Finalmente, cuando el agente o declarante no tiene la capacidad de derecho,

el acto jurídico es nulo. Si el agente no tiene capacidad de ejercicio, el acto podrá

ser nulo o anulable, si es incapaz absoluto o relativo, respectivamente. La misma

disposición se aplica a los contratos.

b. Objeto física y jurídicamente posible

Entendemos por jurídicamente posible, su legalidad o licitud; por físicamente

posible, aquello que el agente pueda realizar. En este punto, la materialización del

objeto como tal, es la primera aproximación, de tal manera que nadie puede vender

algo que no existe. A su vez, conocemos que existen bienes inmateriales. En este

caso la posibilidad radicará en la titularidad sobre ellos, y ya no necesariamente, en

su posibilidad de materialización.

Creemos que la imposibilidad en ambos casos no tiene naturaleza personal,

sino general. Así, se pueden cumplir prestaciones por terceros o a través de otros

contratos, que la parte primigenia no podría realizar; por ejemplo, si una de las

partes tiene que entregar una cierta cantidad de dinero a la otra, no se requerirá que

sea esta misma la que realice exclusivamente la entrega, no es necesario, salvo

que nos refiramos a obligaciones de carácter personal tal como se establece en el

artículo 1149 aplicable a todo tipo de contrato: “ la prestación puede ser ejecutada

36
por persona distinta al deudor, a no ser que del pacto o de las circunstancias

resultara que este fue elegido por sus cualidades personalidades”.

c. Fin lícito

La finalidad o fin lícito consiste en la orientación que se da a la manifestación

de la voluntad para que ésta se dirija, directa y reflexivamente, a la producción de

efectos jurídicos. Emite pues, una identificación de la finalidad del acto jurídico con

los efectos buscados mediante la manifestación de voluntad. Aquí cabe

preguntarnos por qué celebramos el contrato, cuál es el motivo o el impulso. La

respuesta a estas preguntas es el fin.

d. Forma

Todo acto jurídico y contrato deben revestir una formalidad mínima. En

ambos casos es la manifestación de la voluntad exteriorizada. Respecto al acto

jurídico, el artículo 143 establece que: “cuando la ley no designe una forma

específica para un acto jurídico, los interesados pueden usar la que juzguen

conveniente”; la misma norma se extiende a los contratos, de tal manera que estos

se perfeccionan por el consentimiento de las partes; excepto aquellos que, además

deben observar la forma señalada por ley, se presume que la forma que las partes

convienen adoptar anticipadamente y por escrito es requisito indispensable para la

validez del acto (artículo 1352 y 1411, respectivamente).

En ambos casos, si la ley ordena determinada forma y el acto no reviste la

forma imperativa, es inválido, consecuentemente, se castiga con nulidad absoluta

este acto.

37
6.3. EFICACIA DE LA MANIFESTACION DE VOLUNTAD

La voluntad se forma en cada persona (véase personalidad) mediante un

proceso interno, por el cual de forma libre, racional y consciente un sujeto toma una

decisión. Una vez concluido ese proceso interno, se hace necesario exteriorizar de

algún modo esa voluntad, si se quiere que la misma llegue a conocimiento de

terceros. Lo anterior nos lleva a distinguir entonces entre la voluntad propiamente

hablando (decisión que el sujeto toma tras un proceso interior y la exteriorización de

esa voluntad, esto es, su declaración).

Por tanto, declaración de voluntad es la exteriorización de la voluntad de un

sujeto de tal forma que los terceros conozcan cuál es. A los efectos del Derecho, la

declaración de voluntad será lo verdaderamente relevante, pues la voluntad que

queda sin exteriorizar no será tenida en cuenta. Aunque en un plano puramente

abstracto es fácil distinguir entre la voluntad y su declaración, desde un punto de

vista legal la declaración de voluntad puede dar lugar a diversos conflictos, pues

muchas veces la declaración no es reflejo fiel de la voluntad interior del sujeto, o

aun extiendo una declaración precisa, ésta no refleja una voluntad real, pues la

decisión de la persona no ha sido alcanzada con los requisitos de libertad,

racionalidad y consciencia a los que antes se ha hecho referencia.

Por otro lado, el Derecho en muchas ocasiones no tiene en cuenta una sola

declaración de voluntad, sino que para entender válidamente celebrado un negocio

jurídico se exige la concurrencia de varias declaraciones de voluntad emitidas por

sujetos distintos en un mismo sentido. Nuestro Derecho considera nulos los

38
negocios jurídicos en los que se dé una falta total de la voluntad, así como tiene por

defectuosos aquéllos en los que la voluntad se ha formado o exteriorizado con

algún vicio. Así, establecen los artículos 202,210 y 214 del Código Civil peruano que

será nulo el consentimiento prestado por error, dolo, violencia o intimidación

respectivamente.

Lo que se viene exigiendo en todo caso por la doctrina mayoritaria para

entender como eficaz una declaración de voluntad desde un punto de vista jurídico,

es que cuando un sujeto forme su voluntad en relación con un acto jurídico, y la

exteriorice mediante una declaración, debe hacerlo con el fin de que la misma surta

efectos jurídicos. No basta pues con haber tomado una decisión y poder

exteriorizarla, es necesario además de que el sujeto sea consciente y quiera que

esa declaración produzca efectos jurídicos. Esta exigencia tampoco puede

traducirse en una necesidad de que el sujeto conozca todos los efectos jurídicos de

su declaración y su alcance, sino que dicha declaración se haga con un fin

económico y social, que forzosamente será también jurídico.

39
CONCLUSIONES

El hombre crea el Derecho para mejorar su convivencia social.

El Derecho Civil y Constitucional son las ramas más grandes de la ciencia jurídica.

Los sujetos de derecho usan su autonomía para vivir satisfechos.

Debería concebirse la clasificación del hecho como doble, es decir, no ser una sola,

sino una según la juricidad (jurídicos y extrajurídicos) y otra según el origen

(naturales y humanos).

Los hechos jurídicos pueden ser voluntarios o involuntarios dependiendo de la

voluntad humana. A pesar de que cada uno puede causar consecuencias jurídicas,

la intención/forma para llegar a ese final difiere. Algunos lo pueden hacer con dolo o

culpa, y como vimos anteriormente, definen si un acto se hizo con conciencia o no

La voluntad siempre va a participar en todo hecho y acto jurídico. Es la que permite

ver la diferencia entre un hecho voluntario e involuntario, y vemos como su

influencia llega hasta el punto de crearse teorías absolutas que involucran este

concepto. Cabe resaltar que el campo de derecho tiene un diferente significado de

la palabra en general

Los tres elementos que conforman la voluntad son el discernimiento, la libertad y la

intención. Cada uno de ellos, demuestra si una persona está haciendo una acción

de forma licita o ilícita, es decir, si busca hacer buenas intenciones o causar daño a

alguien (dolo)

40
En conclusión, el término es expreso cuando está debidamente detallado y tácito

cuando de las circunstancias que rodean al acto se pueda inferir una manifestación

de voluntad.

La definición del concepto jurídico de la manifestación de voluntad constituye un

saber fundamental para la teoría del acto jurídico, puesto que sin ella el acto jurídico

no podría considerarse propiamente como tal y seria simplemente un hecho jurídico.

Existen dos formas de manifestación de voluntad, estas formas son: expresa y

tácita. La manifestación expresa es aquella que directamente busca su

entendimiento a través de diversos medios como el oral o el escrito, sin dejar lugar

a las dudas. La manifestación tácita consiste en la exteriorización de la voluntad de

manera indirecta, es decir que la voluntad de realizar un acto se deduce del

comportamiento de la persona, no lo expresa abiertamente.

Para que exista voluntad jurídica esta debe contener ciertos elementos tanto

internos como son el discernimiento, la intención y la voluntad; como externos como

es la manifestación, de la concurrencia de ambos estaremos frente a una voluntad

jurídica.

Es importante que la manifestación de voluntad cuente con requisitos para su

validez puesto que ello, permite que el acto jurídico exista.

La eficacia de la manifestación de la voluntad de las partes resulta fundamental

para lograr los fines perseguidos por estas, es decir, para la realización del acto

jurídico que estas buscan celebrar.

41
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