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• Dongo(Como), 24 de diciembre de 1993 Noche Buena

Para Mí es como lejano todo lo que me rodea: la fatiga del viaje para llegar
hasta Belén; el rumor de la numerosa caravana; la afanosa búsqueda de
un lugar donde pasar la noche; el doloroso estupor ante cada puerta que
se cierra; la secreta confianza frente a una pobre Gruta que se abre.

Como caricia me envuelve la delicada y afectuosa asistencia de mi


castísimo esposo José. Es él quien busca volver más acogedor el sitio; es
él quien prepara la cuna dentro de un pesebre más caliente; es él quien
busca un amparo al rigor del frío; es él quien está a mi lado y se une a mi
gran oración; es él quien ve abrirse el cielo; es él quien contempla
admirado el prodigio y escucha el canto de los Ángeles y la Paz que
desciende del cielo; es él quien abre la puerta a los pobres y a los
pequeños y acoge los sencillos dones de los Pastores. Yo estoy absorta
en profundo éxtasis: se me abre el rostro del Padre y contemplo el divino
misterio de su Amor Misericordioso: el Verbo, que ha tomado forma de
hombre en mi seno virginal, como Niño recién nacido, se hace presente
entre mis brazos matemos y lo cubro de besos y lágrimas; el Espíritu
Santo contempla complacido su fruto.

• 24 de diciembre de 1976 Noche Santa

Con mi esposo José, justo y casto, humilde y fuerte, elegido por el Padre
para ser mi ayuda preciosa, sobre todo en estos momentos, cuando Yo
recorría el último tramo de un camino muy fatigoso.

• 24 de diciembre de 1983 Noche Santa

Revivid el diligente silencio de mi castísimo esposo José; su fatiga para


conducimos en nuestro largo camino; su insistencia en encontramos una
casa; su renovada paciencia ante el rechazo de cada puerta que se abría;
su confianza al conducimos hacia un lugar resguardado y seguro; su
amoroso trabajo para hacer más hospitalaria la mísera gruta; su orante
expectación de todo lo que se habría de cumplir; y finalmente su enorme
dicha al inclinarse para besar y adorar a su Dios, nacido de Mí en la Noche
Santa.
Como José, también vosotros poneos manos a la obra presurosos para
preparar a todos a su cercano retomo. Encended en los corazones las
luces, al presente apagadas; abrid las almas a la gracia y al amor; abrid
de par en par todas las puertas a Cristo que viene.
• San Luis (Argentina) 19 de marzo de 1996 Solemnidad de San José

Confiaos a la poderosa protección de mi castísimo esposo José. Imitad su


silencio laborioso, su oración, su humildad, su confianza, su trabajo.
Imitad su dócil y preciosa colaboración al designio del Padre Celestial,
dando ayuda y protección, amor y apoyo a su divino Hijo Jesús. Ahora
que entráis en los tiempos dolorosos y decisivos, confiad también a él mi
Movimiento. El es el protector y defensor de esta Obra Mía de amor y de
misericordia. Protector y defensor en los dolorosos acontecimientos que
os esperan. Protector y defensor contra las numerosas insidias que de
manera astuta y peligrosa, os tiende siempre mi Adversario y vuestro.
Protector y defensor en los momentos de la gran prueba, que ahora os
espera, en los últimos tiempos de la purificación y de la gran tribulación.
Mientras manifiesto mi gratitud a la Nación Argentina, por el homenaje de
amor y de oración que he recibido por todas partes, con Jesús y mi
castísimo esposo José os bendigo en el Nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.»

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