Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
MARIO TESTA, realiza un escrito sobre su experiencia internado en un hospital durante 12 días. A
partir de lo cual llega a las siguientes conclusiones:
GALENDE, relata sobre el caso Santiago, donde la externación se presentaba difícil: no tenía
familiares, ni vivienda, ni trabajo, y además se mostraba preocupantemente adaptado al hospital.
1
2
Los conceptos nos permiten pensar, pero también nos lo impiden. Ya que fijan límites y
cierran nuestro pensamiento. Siendo las conceptualizaciones lo único pensado.
Un paradigma es la visión de la realidad que está internalizada en nosotros y que se
expresa en nuestros conceptos.
Hay un paradigma de salud, que se denomina Paradigma Tecnocrático, el cual recorta un
plano físico y un plano mental, disociando la unidad. Ofrece el concepto de salud mental,
de este modo cierra nuestro pensamiento a una realidad que no es mental, a una
perturbación que surge de y en los vínculos familiares y sociales.
Siendo un paradigma positivista, el cual se asume como ciencia, no como paradigma:
Centra el progreso en el avance científico y técnico.
Afán de medir y cuantificar (avance medido con incrementos en tecnología y no
repara en relaciones de intercambio y comunicación).
Se considerada a las enfermedades como algo aislado, no como efecto de una
totalidad viviente.
Asume la estandarización de las enfermedades, atacando a los síntomas a través de
medios químicos o mecánicos. Lo que recae en una vida aliviada por remedios
omnipresentes.
Focaliza la formación de los profesionales y técnicos de la salud en aspectos científicos
y tecnológicos.
Existen algunos fenómenos que anuncian su disolución:
IATROGENIA: los efectos enfermantes de los recursos concebidos originariamente
para curar. El poder enfermante de la “curación”.
ENDEMIA: zonas donde las enfermedades son recurrentes. Puede servir para
replantear la concepción externa, mostrando las vinculaciones íntimas, indisolubles
entre las condiciones de vida y salud.
TRANSPLANTES Y TERAPIA INTENSIVA: puede ser esto positivo, pero a la vez, usado
esto en contra del hombre por la técnica misma, robando el derecho a existir y no
vegetar, la dignidad de la muerte, la lucidez del fin.
HOSPITALISMO: los niños que eran privado del aspecto afectivo de su madre podían
enfermar aunque las necesidades básicas estén atendidas.
ANCIANIDAD: esta negada. El anciano muere y se debilita antes por pérdida de sus
roles sociales, de la necesidad y posibilidad de ser un transmisor de la cultura,
recibiendo comunicación y afecto.
Nuestra época presenta un desafío, habiéndose distanciado del mito y la filosofía por la
conquista del saber científico, tiene ahora que volver a reunirse con la fuente de aquellos
para volver a rescatar al hombre desde un punto más rico y más profundo:
El Paradigma Alternativo, se asume como paradigma. Parte de una concepción del
hombre y la sociedad:
2
3
3
4
Epidemiología Moderna -> Causalidad estructural (red causal): Incluir la estructura social y la
determinación de los niveles de S-E según las diferentes clases sociales.
-> Determinación estructural: no hay causalidad única y lineal
posible.
BERLINGUER, sostiene que Salud y Enfermedad están desigualmente distribuidos entro los
individuos, las clases y los pueblos.
4
5
La OMS, ha tratado de dar una definición de salud (“Bienestar físico, mental y social”), la
cual ha tenido durante algún tiempo efectos positivos, relacionado a la sanidad de
fenómenos psíquicos y sociales antes olvidados. Pero no ha respondido al uso y a la crítica;
identificando a la salud con el bienestar y confundiendo los males mentales y sociales con
enfermedades.
En el fenómeno enfermedad, se entrecruzan tres componentes: a) un hecho objetivo
corpóreo, demostrable; b) una mayor o menor conciencia individual del mal; c) una idea y
medida derivados de los conocimientos, prejuicios, intereses de la época: un juicio de
valor, una interpretación ética, científica, que sirve como guía operativa.
Los Conceptos cristianos derivan por un lado de la incitación a soportar la enfermedad
como sacrificio y purificación, por otro, el estímulo a asistir a los enfermos. La relación
entre el mal físico y el pecado debe ser entendida “en la novedad y la esperanza de la
Pascua, más allá de la resignación y contra la desesperación”.
Con respecto al ciclo de Salud-Enfermedad, se considera a la enfermedad como un
fenómeno vital, no como un componente negativo de la salud, sino como un aspecto de la
vida, aunque sea negativo. Por otro lado, la enfermedad es considerada como un proceso,
un movimiento de acción y reacción, un conflicto entre agresión y defensa.
GOFFMAN, considera que una institución total puede definirse como un lugar de residencia y
trabajo, donde un gran número de individuos en igual situación, asilados de la sociedad por un
período apreciable de tiempo; comparten en su encierro una rutina diaria administrada
formalmente.
5
6
La característica central de las instituciones totales se describe como una ruptura de las
barreras que separa estos tres ámbitos de la vida:
Todos los aspectos de la vida se desarrollan en el mismo lugar y bajo la misma
autoridad.
Cada etapa de la actividad diaria del miembro se lleva a cabo en la compañía
inmediata de un gran número de otros a quienes se les da el mismo trato y de quienes
se requiere que hagan juntos las mismas cosas.
No todas las etapas de las actividades diarias están estrictamente programadas, de
modo que una actividad conduce en un momento prefijado a la siguiente y toda
secuencia de actividades se impone desde arriba mediante un sistema de normas
formales explicitas y un cuerpo de funcionarios.
Las diversas actividades obligatorias, se integran en un solo plan racional
deliberadamente concebido para el logro de los objetivos propios de la institución.
El hecho clave de las instituciones totales consiste en el manejo de muchas necesidades
humanas mediante la organización burocrática de congiomercados humanos,
En las instituciones totales hay una escisión básica entre un gran grupo manejado, que
adecuadamente se llama internos y un pequeño grupo personal supervisor.
El personal tiende a sentirse superior y los interno a sentirse inferiores, débiles,
censurables y culpables. La movilidad social entre ambos estratos es sumamente
restringida, la distancia social, grande casi siempre, está a menudo prescripta.
6
7
¿De qué modo la persona estigmatizada responde a ello? Puede corregir directamente lo
que considera el fundamente objetivo de su deficiencia. Cuando dicha reparación es
posible, el resultado no es la adquisición de un status normal, sino la trasformación de su
yo.
El individuo estigmatizado puede también intentar corregir su condición en forma
indirecta, dedicando un enorme esfuerzo personal al manejo de áreas de actividad que se
consideran inaccesibles para quienes posea su defecto.
Es posible que el individuo estigmatizado utilice su estigma para obtener “beneficios
secundarios”, como una excusa por la falta de éxito que padece a causa de otras
cuestiones en realidad.
La Locura cuya voz el Renacimiento ha liberado y cuya violencia domina, va a ser reducida
al silencio en la época clásica, mediante un extraño golpe de fuerza.
Descartes, encuentra a la locura al lado del sueño y de todas las formas de error. “Yo, que
pienso, no puedo estar loco”. Justamente la locura es condición de imposibilidad de
pensamiento. Descartes destierra la locura en nombre del que duda, y que ya no puede
desvariar, como no puede dejar de pensar y dejar de ser.
En el Siglo XVII se han creado grandes internados. El poder absoluto ha hecho uso de
medidas arbitrarias de detención. Desde Pinel, se sabe que los locos, durante un siglo y
medio, han sufrido el régimen de estos internados. Pero nunca se precisó cuál era su
estatuto.
Desde la mitad del siglo XVII, la locura ha estado ligada a la tierra de los internados, y al
ademán que indicaba que era aquél su sitio natural. El internamiento de los alienados es la
estructura más visible en la experiencia clásica de la locura.
En 1656, a partir de un decreto de fundación en París, se crea el Hospital General.
Diversos establecimientos ya existentes son agrupados bajo una administración única.
Todos son afectados ahora al servicio de los pobres de Paris. Se trata de acoger, hospedar
y alimentar; es preciso también vigilar la subsistencia, el cuidado, el orden general.
El Hospital General no es un establecimiento médico, es una estructura semijurídica, una
especie de entidad administrativa, que decide, juzga y tiene soberanía absoluta. Es un
extraño poder que el Rey establece entre la policía y la justicia, es el tercer orden de la
represión. Esta estructura extiende pronto su red sobre toda Francia.
La iglesia, no es ajena a este movimiento. Reforma sus instituciones hospitalarias y
redistribuye los bienes de sus fundaciones; crea congregaciones que se proponen fines
análogos a los del Hospital General.
En esas casas se lleva una vida case conventual, llena de lecturas, oficios, plegarias,
meditaciones. Desempeñando un papel a la vez de ayuda y de represión. Están destinados
a socorrer a los pobres, pero casi todos contienen celdas de detención y alas donde se
encierra a los pensionados cuya pensión pagan el rey o la familia.
En estas instituciones vienen a mezclarse así, los antiguos privilegios de la Iglesia en la
asistencia de los pobres y en los ritos de la hospitalidad, y el afán burgués de poner orden
en el mundo de la miseria: el deseo de ayudar y la necesidad de reprimir; el deber de
caridad y el deseo de castigar; toda una práctica equívoca.
7
8
8
9
Parte de una fecha, 1942 “Plan Beveridge”, modelo de organización de salud después de la
Segunda Guerra Mundial. A partir de ahí se considera Salud como un DERECHO. Por tanto,
la sociedad debe garantizar no sólo la vida, sino un bien estado de salud. Puntos a destacar
de este Plan:
1- Estado se hacer cargo de la salud. Lo cual significa asegurar la fuerza física nacional,
capacidad de trabajo y producción. El concepto de individuo en buena salud para el
Estado se sustituye por el del Estado para el individuo en buena salud.
9
10
2- Aparece un derecho como moral del cuerpo. El concepto de higiene como limpieza. Y
el de estar enfermo cuando se desee y necesite, derecho a interrumpir por esto el
trabajo.
3- La salud, la enfermedad y el cuerpo empiezan a tener sus bases de socialización y se
convierten en instrumentos de la socialización de los individuos.
4- La salud como objeto de una verdadera lucha política.
Marca el nacimiento de una somatocracia. Cuando la medicina moderna asumía sus
funciones modernas, aparecieron los antibióticos. En este momento se establece la crisis;
dos fenómenos simultáneos: el avance tecnológico (lucha contra las enfermedades) y el
nuevo funcionamiento económico y político de la medicina; conduciendo esto, a
diferencia de lo que se esperaba, a un estancamiento de la salud pública. La medicina por
lo menos desde el Siglo XVIII constituye una actividad social, TODA la medicina es social.
Como primera característica de la medicina, aparece la IATROGENIA. Considerando que la
medicina mata, siempre mató, desde su ignorancia médica a su no cientificidad. El
verdadero problema sería una iatrogenia positiva, no por errores de diagnóstico, sino por
la propia acción. Ya que en la medida en que descubrimos defensas también se produce
exposición. Esta dimensión podría denominarse riesgo médico. Momento en que un
efecto positivo de la medicina fue acompañado de varias consecuencias negativas y
nocivas.
A este respecto abunda ejemplos en la historia de la medicina moderna, donde adquirió
por primera vez la fuerza para logras que ciertos enfermos salieran del hospital. Hasta la
mitad del S. XVIII nadie salía del hospital, se ingresaba en estas instituciones para morir.
Otro ejemplo de progreso es el descubrimiento de la anestesia, donde desaparece la
barrera del sufrimiento.
En la actualidad surgió la posibilidad de modificar el armamento genético, por ende a toda
la especia humana. La historia del hombre no continúa simplemente la de la vida, ni la
reproduce, sino que la reanuda, y puede ejercer efectos totalmente fundamentales sobre
sus procesos.
La medicalización indefinida es la segunda característica. Define al ámbito que la medicina
que es responder a las necesidades del enfermo, que este límite se ha rebasado
considerablemente por varias razones. En primer lugar, la medicina responde a otro
motivo que no es la demanda del enfermo. La medicina se impone al individuo, como acto
de autoridad. En segundo lugar tampoco el espacio de objetos de la intervención médica
se refiere a la enfermedad sino a otra cosa.
A partir del S XVII la medicina se empezó a interesar por otros aspectos que no eran los
enfermos, allí pasó de ser esencialmente clínica a ser social. Cuatro procesos que
caracterizan a la medicina de ese siglo:
1- Aparición de una autoridad médica (que es también una autoridad social, con poder
de decisión sobre una ciudad, barrio, institución, etc)
2- Aparición de un campo de intervención de la medicina distinto de las enfermedades.
3- Introducción de un aparato de medicalización colectiva (hospital)
4- Introducción de mecanismos de administración médica (estadísticas, registro de
datos)
10
11
11
12
12
13
La Salud Mental es una disciplina del campo socio-político. Una intervención en Salud
Mental requiere de una comprensión de los procesos sociales y de su regulación, para
entender a nuestra disciplina como uno de sus aspectos.
Una disciplina como la Salud Mental, se encuentra de inmediato en el problema de los
límites. De allí la tentativa de expandir los límites de todos los planos de subjetivación o
limitar a lo considerado psíquicamente patológico, diferenciado. Su constitución está
dividida en clases sociales, en conflictos de generación. Hay una diferenciación de
características poblacionales: sociedad urbano/rural, marginal/estable.
En lo visible de la relación psiquiátrica el poder está en posición de sujeto de la
enunciación, tiene la palabra y el saber y el enfermo está en posición de sujeto del
enunciado, es hablado por el saber psiquiátrico o se limita a responder. La masa social
vota pero no habla. Los medios de comunicación social nos confinan permanentemente la
condición de receptores y consumidores.
El análisis freudiano de la civilización pone énfasis en lo irreductible del vínculo conflictivo
del hombre con la cultura, y como tal la invariante, frente a las formas históricas que va
tomando la formación social.
El equilibrio tal como lo muestran todas las evidencias de la vida social, está lejos de
lograrse. Como Freud lo demuestra, en la sociedad la adaptación del individuo a su medio
es neurotizante, o mejor aún, crea ciertos rasgos patológicos de carácter.
Los sistemas liberales, en nombre de principios de libertad, imponen a grandes masas
humanas la violencia cotidiana de la explotación, la marginación, la miseria y la muerte.
Esta sociedad, se encuentra con dificultades para ocultar lo visible. Uno de los modos más
evidentes de destrucción de lazos sociales es la masificación. Esta es un proceso de
deshumanización donde el individuo no puede sostener una representación de sí mismo
en tanto masa, sino que requiere del otro. La caída de ideales colectivos y proyectos se ha
reemplazado por la masa de consumidores y en ella se pierden las individualidades. Otro
de los modos de destrucción de lazos sociales es el del miedo, puesto que todo terror es
desimbolizante, produce despersonalización, confusión y violencia indiscriminada.
Las faltas del saber, que son faltas también del ser, no impiden sino que posibilitan un
advenimiento de la verdad. Existe entonces una escisión entre el saber y la verdad. El
inconsciente es así el nombre de la verdad.
Freud puso su empeño en la confrontación del saber racional con la naturaleza
contradictoria de lo real, de hacer visibles las contradicciones para transformarlas.
Diferenció:
Verdad material: permanece más allá del lenguaje, como un concepto límite. No es
originaria, se nos muestra como límite en el que el análisis se detiene.
Verdad histórica: es el dominio del lenguaje. Es lo que genera en el individuo o en lo
colectivo, la certeza en el delirio, en la ideología, en la religión, y va a poder rodear de
creencias a otros contenidos, deformándolos.
Para el autor, el PSA es un pensamiento crítico, porque tiene la capacidad de
problematizar la realidad sobre la que se piensa, mostrar su complejidad, sus tensiones,
sus fuerzas y los cambios de resolución de los conflictos. La idea de un PSA que recupere la
tradición crítica freudiana significa, que devele las contradicciones y su lugar social,
13
14
supone una toma de partido por un modo de intervención sobre lo humano. Además, un
pensamiento crítico se propone transformar comprendiendo la complejidad de su objeto.
El PSA ha ejercido una política implícita: nunca avaló la exclusión-custodia de los
enfermos mentales, siempre sostuvo una práctica de respeto por la palabra del enfermo y
una ética de la verdad y el deseo. Una política de este tipo plantea un doble
requerimiento: una toma de partido en la teoría y práctica del PSA, y la definición de una
intervención crítica sobre el aparato ideológico de la salud, en la medicina mental, en la
organización social, en la norma educativa. El primer requerimiento implica lo que
llamamos desviaciones del PSA, como por ej., en los comienzos de la enseñanza de Lacan,
que encaro la política de rescatar en su radicalidad la posición PSA sobre el sujeto,
permitiendo rescatar núcleos críticos esenciales del pensamiento freudiano y dejando de
lado la manipulación del otro en tanto relación de poder.
Se trata de la asunción en profundidad de la posición de analistas. Se trata de establecer
las relaciones entre identidad analítica e identidad social, que no siempre responden a
iguales criterios. Las instituciones PSA han creado distintas ceremonias sociales e
institucionales para la consagración de esa identidad. Así como no hay autocreación,
tampoco hay identidad del analista, en tanto profesión, escapa a su determinación por los
propios símbolos de la cultura y la sociedad. Cada analista construye su identidad sobre la
marcha de cada análisis que tiene, dependiendo del contexto en el que esté sumergido.
Castel, considera que cuando el analista se profesionaliza, como prestador de servicios,
designa un lugar social que articula una demanda a una respuesta disciplinaria.
El PSA funda una práctica en el territorio social que posibilita la apertura de interrogantes
en el seno mismo de las demandas que trata. La opinión de Castel impulsa, en el repliegue
de lo social que promueve para los psi, una neutralización de la capacidad crítica del PSA.
El PSA está tan lejos absorbido por la demanda social como de neutralizar los contenidos
conflictivos que la misma expresa.
Se trata de tender al equilibrio, a buscarlo, por recomposiciones menos neurotizantes. La
noción de equilibrio es la de una adaptación conflictiva, no estable, y tiene en el texto
freudiano un espesor metapsicológico: tópico, dinámico y psicológico. Se encuentra
contenido en la idea de un “principio de constancia” y vinculado en el texto de “Malestar
en la cultura”, con la prosecución de la felicidad en la economía psíquica individual.
Críticas a Castel:
El PSA y los psicoanalistas son el recambio institucional de una medicina mental
desprestigiada. La “verdad social” del psa seria esta relación inmediata entre el psa y
el control social que ejerce la psiquiatría.
Define cuatro modos de esta “verdad social”: a) el pasaje de la institución asilar a la
sublimación psicoanalítica de la psicoterapia institucional. B) pasaje de la intervención
psiquiátrica clásica a una política del sector en la cual el psa interviene en la
comunidad. C) la proliferación de instituciones parapsiquiátricas que, por vía del psa,
extiende la influencia médica a otros sectores sociales. D) la difusión del psa en la
cultura, como psicología de recambio, al servicio de hacer de los conflictos algo ind. (¿)
y cumplir con el mandato social de “curarlos” en beneficio de estabilidad social. Las
contradicciones entre psa y psiquiatría han generado luchas concretas por la
hegemonización ideológica y práctica de la Salud Mental.
14
15
Toda sociedad produce una subjetividad situada en su tiempo histórico y a la vez genera
las condiciones suficientes y necesarias para establecer distintas formas de padecimiento
mental. El daño mental sólo es comprensible en relación con los códigos simbólicos que
cada sociedad en cada momento histórico pone en juego. Si el sujeto es normal por
referencia a una norma, hay que señalar que no hay normas absolutas, lo que es absoluto
es la necesidad histórica, humana, de la existencia de normas. Tal norma es siempre una
construcción cultural.
Las disciplinas.
Toda cultura elabora ella misma los modelos para su comprendida. La representación que
la cultura da al daño mental circunscribe el lugar en que ha de constituirse el
conocimiento y define la disciplina que ha de encargarse del mismo.
15
16
Hay una correspondencia estrecha entre los modos sociales en que se representa la
subjetividad y sus alteraciones y la respuesta que una disciplina efectúa esa
representación.
Toda disciplina es un sector acotado y específico de práctica social que genera las teorías
que han de corresponderse con esas prácticas y las legitima. Una práctica es un proceso de
transformación efectuado por un trabajo humano determinado, específico. Las técnicas
puestas en acción por la práctica, son modos de operación con instrumentos diversos
sobre un campo o sector de la realidad y tendientes a su transformación. Las disciplinas
definen las prácticas y las técnicas que se realicen ya que la técnica requiere de los saberes
que la disciplina formaliza.
En toda demanda de Salud Mental opera el deseo ya que el motor esencial humano, cuyo
núcleo articulador esencial es el temor a la locura y a la muerte. La demanda no es
necesidad, porque la necesidad está articulada a una demanda. La disciplina se sostiene en
la medida que instaura un técnico capaz de responder desde ese lugar del otro. Es la
demanda social, la que entra en juego cuando hay que definir los vínculos entre una
disciplina nueva y las necesidades sociales. Cuando la disciplina se constituye, la necesidad
social se transforma irreversiblemente en demanda.
Teorías y saberes.
En salud mental tota teoría implica una ética. Cada teoría ha sustentado una forma de
ejercicio de poder de unos hombres (médicos, psicólogos, técnicos), sobre otros
(enfermos mentales). La constitución de una disciplina sobre lo mental, tiende a modificar
o transformar los valores de la disciplina, produciendo efectos en los modos prácticos de
abordaje de los problemas de salud.
El progreso de los conocimientos en Salud Mental, está ligado a una revalorización de las
condiciones sociopolíticas de vida de los grupos humanos, y el progreso de los
tratamientos se debe por un lado, al desarrollo de la farmacología moderna y por otro
fundamentalmente, a las reformas de los criterios sociales: no segregación, modificación
del encierro asilar, tratamientos en y por la comunidad, revalorización de la conflictiva
subjetiva y grupal.
Las tendencias históricas en Salud Mental son teorizaciones y por su nivel de solidez
teórica no llegan a ser teorías:
16
17
Prácticas terapéuticas.
Las instituciones.
17
18
Las instituciones totales se caracterizan por la ruptura de las barreras que en la vida
cotidiana separan (dormir, trabajo, esparcimientos). Uno de los mecanismos clave de estas
instituciones es el manejo expropiado por la organización, de la totalidad de las
necesidades de los individuos, que pasan a ser administradas mediante la sistematización
burocrática del funcionamiento del conjunto.
Con respecto al concepto de salud mental, considera que existe un campo de prácticas
sociales que se denominan de Salud Mental, donde coexisten y antagonizan cuerpos
conceptuales diversos, entran en contradicción formas hegemónicas y alternativas, se
imbrican ideologías y teorías. No es homologable a la psiquiatría, ésta constituye una parte
del mismo; pero aun compartiendo marcos ideológicos comunes, la SM, reconoce un
nacimiento en la Higiene Mental.
Para la “mediana científica”, los problemas psiquiátricos constituyeron siempre el talón de
Aquiles. Frente a ellos sus intentos de curación jamás tuvieron los resultados obtenidos
con las enfermedades infecto-contagiosas. Se apropió de la locura catalogándola como
enfermedad, solo pudo categorizarla, establecer sus nosografías, aplicarles técnicas
biológicas o recluirá y custodiarla.
El desarrollo de los psicofármacos transformó el consumo en la mediación indicada para
cualquier forma de “malestar subjetivos”
La actual faz monopólica financiera del capitalismo que tiende a la concentración
corporativa del poder, no deja de tener significación en la forma de vida de las poblaciones
de los países capitalista, desarrollados.
La discusión acerca de los aspectos teóricos-técnicos en salud mental, se deben derivar y
encuadrar en una referencia permanente a los objetivos generales de salud y el paradigma
de sustitución deseada que se propone, partiendo de una caracterización de las demandas
y potencialidades actuales.
Concepciones o representaciones de salud mental:
1- Las concepciones dualistas y sus distintas representaciones del “bienestar de la
psique”: planteada la existencia de una “psique”, se supone un “estado óptimo”
posible de la misma. Estado de bienestar que nosotros llamamos Salud.
Corresponde a una doctrina dualista, contiene un supuesto de la relación entre tal
“psique” y el “soma”.
2- El pensamiento Griego, la virtud y la lógica: el “bienestar” del alma se define por la
presencia de virtudes “esenciales”. Definición positiva de “salud mental”,
coherente con la definición positiva de la salud del cuerpo, no sólo la ausencia de
enfermedad, sino el despliegue de sus potencialidades de fuerza, belleza y placer.
La psique consiste en la adecuación de sus sentidos interiores a una “norma”
ideal; las leyes de la lógica universales y trascendentales al sujeto. El dualismo está
18
19
19
20
20
21
21
22
En Freud se trataría de explicar la estructura subjetiva como una organización racional del
cuerpo pulsional por imperio de la forma social. Si cada uno de nosotros ha sido
constituido por el sistema de producción histórico, es evidente que el aparato psíquico no
hace sino reproducir y organizar ese ámbito individual, la propia corporeidad, como
adecuado al sistema para poder vivir y ser dentro de él. Muchas de las explicaciones que
desarrolla Freud se basan en modelos de las instituciones represivas sociales interiorizadas:
la policía, los militares, la religión, la economía, la familia. Todo lo que vemos en acción
afuera aparece y permite la construcción teórica de una organización subjetiva adentro,
que determina nuestro modo de ser como réplica de la organización social.
Lo subjetivo es absolutamente incomprensible si no se prolonga hasta alcanzar el campo
colectivo de las determinaciones históricas. No se puede negar que es la suya una
psicología que no solo incluye al hombre dentro de la complejidad del mundo actual, sino
que recurre necesariamente a la historia de su advenimiento para dar cuenta de la
conducta individual. Freud abre las posibilidades de pensar la conducta del hombre en el
campo de mayor densidad significativa dentro de la cual encuentre su sentido. Lo “social”
domo marca, como imposición, y más que nada como resultado de un debate, de un
conflicto donde la forma de lo social triunfa solo bajo el modo de una transacción.
Transacción: elaboración objetivo-subjetivo de un acuerdo, resultado de una lucha previa.
Si hay transacción, si el yo es su lugar, hubo lucha en el origen de la individualidad: hubo
vencedores y vencidos, y la forma del sujeto es la descripción de ese proceso. Esto
constituye lo fundamentalmente de su aporte, aquel que permite pensar al sujeto como
una fuerza de resistencia pronta a surgir, inagotable e insublimable, y sin la cual todo
proceso histórico de transformación carecía de fundamento. Además, podríamos mostrar
que no hay cura para el hombre (cura individual) si esta, que busca su resolución más allá
de la adaptación, no se prolonga hasta abarcar el campo histórico como lugar de la sin-
razón.
Nuestro aparato psíquico, aquel que nos proporciona nuestro propio funcionamiento como
sujetos, es congruente con la forma de aparecer de los objetos sociales. El hecho de que
nosotros, que vivimos bajo esa forma doble, seamos ese “mixto”; el hecho de que toda
relación con la sociedad este determinada por una forma de objetividad que también
presenta esa contradicción; el hecho, para decirlo en palabras de Marx, de que seamos,
como la misma mercancía, “físicamente metafísicos”, nos va señalando que el imperio de
una forma contradictoria objetiva que esta instaurada y tiene vigencia en la realidad
implica que ese imperio determina también su imperio en nuestra propia forma de ser sus
sujetos, y es organizada por ella.
El planteo de su “aparato psíquico” es, viniendo desde la psicología, congruente con el
planteo de la filosofía, y nos muestra a la subjetividad histórica de cada sujeto como el
lugar donde este debate constituye el fundamento mismo de lo más individual.
El “aparato psíquico” no se trata de un aparato biológico, si bien supone que se desarrolla
en un cuerpo biológico, solo que aquí esa biología sirve de lugar material donde se
desarrolla un aparato psíquico, es decir histórico. Esta materialidad psíquica supone la
aparición de estructuras significativas que la conviertan en un lugar donde lo histórico que
la produce se presente como lugar contradictorio de su acceso al mundo de los hombres.
22
23
Se ve entonces que este aparato que Freud está construyendo corresponde a una forma
mediadora entre el sujeto y la estructura del sistema histórico-social, que no aparece
todavía con su nombre, salvo cuando aparecen la censura y el lenguaje. Pero este aparato
es también un aparato dualista, por lo menos que corresponde a la forma de la
subjetividad contradictoria, mixta.
Freud encuentra que el dualismo está presente en la estructura del aparto psíquico que la
censura separa; que nosotros, en nuestra individualidad, hemos sido organizados como el
lugar donde la dominación y el poder exterior, cuya forma extrema es la racionalidad
pensante que nos cerca desde adentro y desde afuera, reprime nuestro propio poder, el
del cuerpo, que solo sentirá, pensara y obrara siguiendo las líneas que la represión, la
censura y la instancia criticadora le han impuesto como única posibilidad de ser: de ser
“normal”. Lo que Freud describe es aquello que la enfermedad individual, y los procesos
revolucionarios colectivos, trataran de romper. Es la emergencia, más allá de la censura y la
represión, de significaciones, vivenciad, sentimientos, pensamientos, relaciones, impulsos,
etc., presentes en nuestra subjetividad, muchas veces sin que hayan siquiera alcanzado la
consciencia, pero actualizados en relaciones objetivas, que rompan con esta oposición
tajante que el sistema organizo en nosotros mismos como si fuera _y de alguna manera lo
es_ propia.
La locura, en última instancia, es el desborde y la ruptura de este aparato de contención
que nosotros mismos somos. Freud descube que el represor no esta solo fuera del aparato
psíquico, en el aparato del estado, o de la economía o de la religión. Nos dice que si hay
represión también hay que buscarla allí donde se forma sistema con ella: en la forma como
está organizada nuestra propia subjetividad. Que yo mismo, que el sujeto mismo en tanto
yo, es el lugar de la represión: que yo soy, para mí mismo, el represor.
Es necesario entonces tener presente que cuando Freud describe la estructura del aparato
psíquico como resultado social, no es lo que él piensa que se podría alcanzar
históricamente. Lo que el describe es la estructura que corresponde a la conformación
histórica de la subjetividad, represión mediante.
El problema del Edipo si bien aparece planteado por Freud a nivel individual, señala que el
Edipo individual es incomprensible si no se lo entiende sobre el fondo del Edipo colectivo e
histórico con el cual se inicia la historia de los hombres.
La subjetividad queda determinada y organizada por una forma individual, es el resultado
de un proceso infantil, pero también individual e imaginario. Lo importante es que sucede
con la agresión que intento abrir camino a nuestro deseo y nos llevó al enfrentamiento del
obstáculo exterior, por más amado que fuese, que se oponía a él (al padre). Es
precisamente esta agresión, que ahora por culpa dirigimos contra nosotros mismos, la que
el sistema exterior aprovechamos para mantenernos obedientes a el: utiliza para
dominarnos nuestra propia fuerza. Es decir, el sistema no utiliza solo el poder de su fuerza
para dominarnos, sino también las fuerzas de los dominados mismos. El sistema apoya en
esto el poder de sus instituciones. Las formas objetivas de dominación encontraran así su
ratificación subjetiva, como si la esencia misma del hombre solicitara, desde adentro de su
mismo, el ejercicio de la dominación.
23
24
En el texto, Freud: la disolución del poder colectivo en la dispersión individual. Masas, instituciones y
Edipo. Interesa plantear el problema de organización subjetiva, y mostrar que en Freud esta
determinación social inaugura un ámbito donde están interiorizadas las formas y las categorías del
sistema histórico de producción, y que estas constituyen ese núcleo que cada uno vive como lo más
propio, es decir, como yo.
En el comienzo mismo de la individualidad, vemos aparecer un enfrentamiento, el núcleo
fundamental de una rebeldía contra el poder. El poder que trata de negar nuestro propio
deseo. El pensamiento de Freud es radical. Muestra como la sociedad determina no solo el
surgimiento y la inhibición de ciertas pulsiones que ella misma suscita, la insatisfacción de
los impulso que ella misma produce, sino algo mas fundamental: la negación del propio
deseo como causación para incluirnos en la historia y en las relaciones con los demás. Y
con ello la negación y el alejamiento de una experiencia primordial que tiene al propio
cuerpo como lugar donde esta se elabora.
Desde fuera desde un orden externo inapelable, una ley absoluta va a determinar y
organizar la vida de mi propio cuerpo. La negación del propio deseo, aparecerá la ley del
Otro determinando el contorno y los límites de nuestro pensar y de nuestro sentir. La
conciencia puede pensarlo todo, todo salvo lo más importante: el origen de la le que la
regula.
La radicalidad del pensamiento de Freud consiste en este ir hasta el fundamento mismo del
ser t nos lo muestra como producto de un orden cultural cuyo poder consiste precisamente
en ocultar en el sujeto el lugar donde se implanta.
Lo que Freud muestra es la prolongación del sujeto en las instituciones donde el poder
colectivo es expropiado en provecho de una minoría dominante que se apoya en la
solución equivoca del Edipo. Si la teoría de Freud va más allá de la cura individual a la cual
se la quiere restringir, para convertirla en un poderoso instrumento de análisis político y
social, debemos reivindicar ese aspecto colectivo e histórico.
Toda relación objetal, toda satisfacción, o en pocas palabras, todo tener, encontrara, para
poder ser forzado, por lo tanto para ser autorizado, la persistencia en nosotros del ser del
otro como límite. Porque todo tener estará fundamentado, en Freud, sobre una identidad
fundamental originaria: tuve que tener al otro (por identificación) para ser semejante a él.
Si quisiera tener fuera de los límites de este ser que el otro me marco, tendría que enfrenar
no solo los obstáculos del mundo exterior sino sobre todo aquellos que están en mí mismo
como límite.
El poder esta omnipresente en todas las relaciones que establezco con la estructura social,
las organizaciones y las leyes represivas que el sistema organizo para que toda satisfacción
que persiga lo que sea dentro de mantenimiento de sus límites.
Freud expone sus presupuestos a través de lo que el mismo llama “mi mito científico”. Es
uno de los pocos científicos que reconoce, en tanto científico, que su punto de partida es
necesariamente una hipótesis mítica que tiene que ser justificada más adelante. El mito se
refiere al origen de la historia, nuevamente al tránsito de la naturaleza cultural. Freud
presupone dos formas colectivas sucesivas: la primera, la llamada horda primitiva y la
segunda, que resulta de una transformación cualitativa y radical de la anterior, la alianza
fraterna. Se trata del tránsito de un colectivo natural, la horda primitiva, al primer colectivo
cultural, la alianza. Freud no parte del individuo aislado, sino de una estructura colectiva.
24
25
Lo individual que la psicología analiza tiene sentido sobre el fondo de un colectivo actual,
pero presupone un colectivo histórico y un tránsito que produjo la aparición de la
subjetividad actual.
Siempre es necesario presuponer un proceso colectivo de partida para comprender la
historia, hay algo que elegir como tránsito de la naturaleza hacia la cultura. Freud elige y
supone en el comienzo de la historia la emergencia necesaria de un poder colectivo donde
los hombres sometidos reconocen la sumisión, pero también el descubrimiento de su
propio poder.
Mientras que el Edipo en el niño es un hecho infantil, imaginario e individual, aquí en
cambio, se trata, en el origen histórico, de un hecho colectivo, real y adulto. Por eso se
trata aquí de arrepentimiento, y no, como en el caso del niño, de culpa inconsciente.
Como la enfermedad y el triángulo edipico están determinados por la familia, el Edipo
histórico es solo un adelanto semejante del Edipo individual. Prolongan el primero en el
segundo, como si la familia actual fuese la continuación ininterrumpida de la primera
familia, es decir de la horda primitiva. La significación del drama edipico no puede quedar
restringida a la familia: debe buscar su sentido afuera, en el campo total del sistema
político y social que determina a la familia.
El ideal de yo es, en realidad, el ideal del otro que está en mí determinando mi relación con
la realidad. Pese a que cada uno tenga su propio padre específico, convergen todos
coincidiendo su objeto ideal particular en un objeto exterior común: general o sacerdote o
líder. Esta familia patriarcal está determinada y sometida por la educación, la religión, el
estado y el ejército. Y todas ellas están determinadas a su vez, en última instancia, por las
relaciones de producción. Esto, que nos daría el marco de comprensión de toda conducta
individual y colectiva, porque son en realidad determinantes de los contenidos y de la
forma del “aparato psíquico”, queda sin embargo restringido en el psicoanálisis
convencional, únicamente al campo de la familia. Debemos prolongar el Edipo hasta incluir
en el a las demás instituciones en las cuales se prolonga como formas comunes de
dominación social.
El problema consiste en ampliar los límites de la propia individualidad, esa que está
limitada desde adentro _el superyó_ y desde afuera _las instituciones represivas_ por la
angustia de muerte. Y en comprender que en esa ampliación no es la individualidad, lo más
propio, lo que se disuelve, sino que encuentra precisamente allí la posibilidad de
desarrollar específicamente su diferencia, su propia particularidad negada en la
dependencia tanto interior como exterior.
El lugar del poder no es el de su mera representación, porque todo lo que este moviliza
para enfrentarnos está formado por nosotros mismos colocados, en las instituciones
colectivas, a su disposición. Es esta disposición la que debe ser quebrada colectivamente.
Para vencer la angustia de muerte es necesario enfrentar el obstáculo también en la
realidad y para enfrentar el obstáculo también en la realidad y para enfrentar el obstáculo
en realidad es necesario crear una fuera en la realidad misma que enfrente la fuerza del
poder actual. Quiere decir que no hay salida en ninguno de los extremos planteados por
Freud que no culmina en la necesidad de una intercorporeidad política constituida por los
hombres en quienes el deseo insatisfecho permanece vivo, aunque frustrado. Solo a partir
de esta intercorporeidad podremos establecer una existencia de un colectivo que no
25
26
ANA MARIA FERNANDEZ, desarrolla la noción de dispositivo: (es una noción foucaulutiana)
26
27
27