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.BIBLIOTECA KAROL WOJTYLA


DE

AUTORES CRISTIANOS ;

Declarada de i k t e i é s nacional
430
LAR E N O V A C I ~ N
ESTA C O L E C C l Ó N SE PUBLICA BAJO 1.0s AllSPlClOS Y ALTA
D l R E C C l d N DE LA PONTlFlCIA UNI\'ERSIDAD DE SALAMANCA
E N SUS FUENTES
1.A COMISI6N DE DICHA PONTIFICIA U N I Y E R -
SIDAD ENCARGADA DE LA I N M E D I A T A R E L A -
C16N CON LA 8AC ESTA INTEGRADA E N E L
Sobre la aplicación del
ANO 1982 POR LOS SENORES SIGUIENTES: Concilio Vaticano ZZ
PRESIDENTE
Emmo. y Rvdmo. Sr. Dr. V I C E N T E ENRIQUE
Y T A R A N C 6 N . Cardenal Arzobispo de Madrid-Alcald y Gran
Canciller de la Universidad Pontificia

VICEPRESIDENTL: Ilmo. Sr. Dr. J U A N L U I S ACEBAL LUJAN,


Rector Magnifico.
VOCALES: Dr. A L F O N S O O R T E G A CARMONA, Vicerrector Aca-
ddmico: Dr. RAMONTREVIJANO E T C H E V E R R ~ A .Decano de la
Facultad de Teología; Dr. J U A N SANCHEZ YSANCHEZ, Decano
de la Facultad de Derecho Canónico; Dr. MANUELCAPELO
MARTINEZ. Decano de la Facultad de Ciencias Polílicar y So-
ciología; Dr. SATURNINO ALVAREZ TURIENZO. Decano de la
Facultad de Filosofía; Dr. JOSÉ O R O 2 R E T A . Decano de la
Facultad de Filología Bíblica Trilingüe; Dr. JORGE SANS
VILA. Decano de la Facultad de Pedagogía; Dr. GERARDO
PASTORRAMOS.Decano de la Facultad de Psicología;
Dr. R O M A N S A N C H U CHAMOSO. Secretario General de la
Universidad Pontificia.
SECRETARIO: Director del Departarnenlo de Publicaciones.

LA EDITORIAL CATOLICA, S. A. - APARTADO466 BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS


MADRID MCMLXXXll MADRID MCMLXXXll
Título d e la edición original: U PODSTAW ODNOWY.
Studium o realizacji Vaticanum II. K r a k ó w 1972.
I
INDICE G E N E R A L
La traducción h a sido realizada p o r Jose L u i s LEGAZA

PRIMERA PARTE

SIGNIFICADO FUNDAMENTAL DE LA INICIACION


CONCILIAR

CAPITULO1.-Postulado del enriquecimiento de la fe ........... 9


CAPITULO11.-La fe como don de Dios y actitud consciente
del hombre .......................................................................... 13
CAPITULO111.-Fe y dizílogo............ . . . . ........................... 19
CAPITULO1V.-Conciencia de la Iglesia - como fundamento de la
iniciación mnaliar ...................
....... ............................ 27
SEGUNDA PARTE

FORMACION DE LA COMCIENCIA
CAP~TULO 1.-Conciencia de la creaci6n ................................ 35
CAP~TULO 11.-Revelacibn de la Santlsima Trinidad y concien-
d a de la salvaei6n ............................................................. 43
O J e s u c r i s t o y la wnciencia de la redend h...
C A P ~ T U L111. 53
1. La redención como realidad perennemente referida al
hombre en el mundo .............................. . ............... 55
2. La redención como realidad siempre presente en la
Iglesia .......................................................................... 66
3. María en el misterio de Cristo y de la Iglesia ....... 79

IV.-Conciencia de la Iglesia como Pueblo de Dios...


CAPIT~JLO 89
l. La vocación de la persona en la comunidad ........... 91
O Librcria Editricc Vaticana. Ciudad del Vaticano 1981 2. Conciencia de la Iglesia como Pueblo de Dios ad intra
S dr la edición española: Biblioteca dc Autores Cristianos, y ad extra ................................................................. 97
dr La Editorial Católica. S. A. Madrid 1982 3. Comunibn, vinculo propio de la lglesia como Pueblo
Mateo Inurria. 15 de Dios .................................................................. 107
Depósito legal: M. 16.673-1982 4. Koinonía y diaconía en la constitución jerárquica de la
ISBN: W220-1051-8
Impreso en Esparla. Printcd in Spain Iglesia ......................................................................... 117
-
Pdgs.
CAPITULO V.-Cienaa hlitbriea y escatologia en la Iglesia
mmo Pueblo de Dios ............... . . . . ............................... 125 SIGLAS
1. Historia de la salvación ........................................... 126 v
2. Evolución del mundo y "crecimiento del reino" ..... 133
3. Carkcter cscatol6gico de la Iglesia: restauración del
mundo ...................................................................... 142
4. Significado de la santidad. Maria, figura de la Iglesia... 151
CI =Constitución dogmática Lumen genrium. sobre la Iglesia.
CL =Constitución Sacrosancrum Concilium, sobre la sagrada
liturgia.
CM =Constitución pastoral Caudium et spes, sobre la Iglesia en
el mundo actual.
CREACION D E ACTiTüDES CR =Constitución dogmktica Dei Verbum. sobre la divina reve-
lación.
CAPITULO 1.-Mlslh y testimonio como fundamento del m"-
quecimiento & la fe ...................... . . ............................. DAS =Decreto Apostolicam acruositarem. sobre el apostolado de
163 los seglares.
CAPITULO11.-AnPIlsis de la actitud de partldpnelóo .......... 177
1. Munus sacerdotale: Participación en el sacerdocio dc DCS =Decreto Inter mirifica. sobre los medios de comunicación
................................................ 179
Cristo ......................... social.
a) Participación en el sacerdocio de Cristo ............ 179 DE = Decreto Uniratls redintegrario. sobre el ecumenismo.
b) Significado de la liturgia .................................... 186 DEC = Declaración Gravissimum educarionir. sobre la educación
2. Munus prophericum: Responsabilidad respecto a la cristiana de la juventud.
palabra de Dios ..................................................... 196 DFS =Decreto Optotam rotius, sobre la formación sacerdotal.
3. Munus regale: Fundamento de la moral cristiana .... 209
DIO =Decreto Orientalium Ecclesiarum. sobre las Iglesias orienta-
CAPITULO 111.-Actitud de identidad humana y reepoasnbllidad les católicas.
alstiana ........................................................................... 219 DLR =Declaración Dignitalis humanae, sobre la libertad religiosa.
l. Identidad y solidaridad ............................................... 220 DM =Decreto Adgenles divinitus. sobre la actividad misionera de
2. Ambitos principales de la responsabilidad cristiana ...... 233 la Iglesia.
i DMVS = Decreto Presbyterorum Ordinis. sobre el ministerio y vida
CAPITULOIV.-Actitud ecuméniea ................... ...... ............ 251 de los presbiteros.
CAPITULOV.-Actitud sp0st6lica ............................................ 267
1 DO =Decreto Christus Dominus. sobre el oficio pastoral de los
1. Apostolado ...................................................................
. , ........... 268 i obispos.
2. Formacion :...................................................... 282
DRNC =Declaración Nostra aerate. sobre las relaciones de la Iglesia
1 CAPITULOVI.-Comtniedb de la Iglesia mmo mmunidad ...... 295 con las religiones no cristianas.
l. Sintesis de las estructuras y de las actitudes ........... 296 DVR =Decreto Perfectae cariratis. sobre la adecuada renovación
2. Caracteres especificos de la comunidad cristiana: .... 318 de la vida religiosa.
3. Comunidad eclesial y libertad religiosa ..................... 326

Vlll
INTRODUCCZON

Un obispo que ha participado en el Concilio Vaticano 11 se


siente en deuda con él. Es evidente. El Concilio, aparte de los
beneficios que se le han atribuido y seguirán atribuykndosele,
tiene un valor y un significado único e irrepetible para cuantos
han tomado parte en él y lo han puesto enpráctica, sobre todo
para los obispos, los padres conciliares. Participando activa-
mente durante cuatro aaos en el Vaticano 11 y elaborando sus
textos, lograron al mismo tiempo enriquecerse espiritualmente
en virtud de ese Concilio que estaban viviendo. La propia ex-
periencia de una comunidad universal constituía para cada
uno de ellos un inmenso bien, de alcance histórico. La historia
, del Concilio -algo que sólo más tarde podrá ser escrito
exhaustivamente- estaba ya presente como acontecimiento ex-
cepcional en el ánimo de todos los obispos que tomaban parte
en él, a lo largo del período que va de 1962 a 1965; absorbía
por completo sus pensamientos, estimulaba su responsabilidad
y constituía una experiencia excepcional, en el marco de una
realidad profundamente vivida.
t De esta experiencia -cancelada históricamente, pero espi-

+
ritualmente viva- brota inexcusablemente la exigencia de co-
rres onder a la deuda contraída, Y, si nos preguntamos con
quien la emos contraído, vamos derechos -incluso pasando
por todas las personas, enunciados, mentalidades, actitudes,
prospectivas y toda la realidad visible de la asamblea
1
1
1

conciliar- hasta aquel que es el Invisible, el que incesante-


mente cumple la promesa hecha un día a los apóstoles en el
! cenáculo: "El os enseñará todo y os recordará cuanto yo os he I
dicho" (Jn 14,26).
Mediante la compleja experiencia del Concilio hemos con-
traído una deuda con el Espíritu Santo, con el Espíritu de
Cristo. Ese Espíritu que es el que habla a la Iglesia (cf. Ap 2,7)
y cuya palabra durante el Concilio, y en su virtud, fue espe-
cialmente expresiva y decisiva para la Iglesia. Los obis os
t
---1;i
miembros del Colegio, que han heredado de los apostoles a
promesa que hizo Cristo en el cenáculo, están esvecialmente
l obligados a ser conscientes de la deuda contraída "con la pala-
b ~ ~ I E w í r i t ~ . ~ ~ ~ ~ iestaxnanlipara
I ~ u e ~ ~ . LtraduciroLo~ ~e vez empleamos el término "iniciación conciliar", lo hacemos
al lenguaje humano laqalabra de Dios. Esta expresión,-en precisamente en este sentido. "Iniciación" quiere decir, o bien
cuanto que es humana, puede ser imperfecta y estar abierta a "introducción", o bien inequivocamente "participación en el
formulaciones siempre más exactas, pero es, al mismo tiempo, misterio". El obispo, testigo auténtico del Concilio, es aquel
auténtica, ya que contiene precisamente lo que el Espiritu que conoce su "misterio", razón por la cual carga principal-
"dice a la Iglesia" en un determinado momento histórico. De mente con la responsabilidad de introducir e iniciar la realidad
este modo, la conciencia de la deuda procede de la fe y del del propio Concilio. Siendo, como es, maestro de la fe, le co-
Evangelio, que nos permiten poner la palabra de Dios en len- rresponde principalmente exigir esta respuesta de fe, que debe-
guaje humano contemporáneo, conectándola con la autoridad ria constituir el f ~ t delo Concilio y la base de su actuación.
del supremo Magisterio de la Iglesia. Este libro ha sido concebido como un ensayo de "inicia-
Cristo dijo: "Yo estoy con vosotros todos los dias hasta el ción". No trata de ser un comentario a los documentos del
fin del mundo" (Mt 28,20). Palabras estas que han reverdecido Vaticano 11, pues eso es tarea de los teólogos, quienes, por lo
nuevamente en el Concilio. demás -y hasta en Polonia- lo están infatigablemente ha-
La conciencia de la deuda con el Concilio va unida a la ciendo. Este libro podría considerarse más bien como un vade-
necesidad de dar una resouesta. Es la fe la aue la exige. Y así mkcum que sirva de introducción a los- -
tiene que ser, dado que su esencia es una respuesta a la
bra de Dios, a lo que el hspiritu habla a la Iglesia. Por lo
a- no 11, si bien siempre desde el ~ u n t ode vista de su actuación
en la vida y en la f e de la Iglesia. Por último, este libro hay que
tanto, cuando nos reterimos a la actuacion del Concilio, se 'considerarlo no como un trabajo cientifico, sino como un am-
trata, en Último análisis, única y solamente, de esta r e s ~ e s t a . plio documento "de trabajo" en el ambito de la actividad de la
La prospectiva válida para valorar el v r o b l e m a l a d e l a Iglesia en el mundo, y en particular de la polaca. No olvide-
fe, es decir, su estructura vital en cada cristiano. De esta pros- mos que la Iglesia busca en si misma y en el mundo una ade-
p e c t i v a l a conciencia de la deuda que hay cuación a la verdad del Concilio, al soplo del Espiritu que la
que pagar. Y si esta conciencia está viva en todo cristiano, ha invadido.
mucho más ha de estarlo en el obispo, ya que se trata de la Ofrendo y dedico este libro, muy especialmente a quienes
respuesta a la palabra del Espiritu, a la expresión humana de en la Iglesia de Cracovia me han ayudado desinteresadamente
la que él mismo ha participado. En cuanto miembro del Con- y colaboran conmigo, en mi calidad de obispo, a poner en acto
cilio, es testigo y, a la vez, deudor de esta palabra. Por ello el Vaticano 11.
debe sentir una auténtica responsabilidad con respecto a esa
respuesta integral de la fe, que la Iglesia y el mundo han de
dar a la palabra del Señor, a la palabra del Espiritu. En esto
consiste la continuidad del testimonio que procede del ce-
náculo.
Seria un error no tener en cuenta la actuación del Vatica-
no 11 en cuanto respuesta de la fe a la palabra del Sefior trans-
mitida por este Concilio. Hay que auspiciar que la idea con-
ductora de la actuación del Vaticano 11 sea la que busca la
renovación emprendida por el Concilio como una etapa histó-
rica de la autorrealizaci6n de la Iglesia. Y es que la Iglesia, a
.través del Concilio, ha especificado no sólo qué es lo que
.-~ ,- pien-
sa de si misma, sino también de aué manera quiere r e a l i z a r ~ a
si misma. La doctrina del Vaticano 11 aparece como una ima-
g-ptada a nuestro tiempo, de esa autorrealización de la
Iglesia, imagen que de diversas maneras ha de penetrar en las
almas de todos los miembros del Pueblo de Dios. Si alguna
4
PRIMERAPARTE

SIGNIFICADO FUNDAMENTAL
DE LA ZNICIACZON CONCILIAR
1
CAP~TULO
POSTULADO DEL ENRIQUECIMIENTO DE LA FE

En la base de la actuación del Vaticano 11. es decir, en la


renovación conciliar, hay que colocar e@rincipio)del enrique-

to una aclaración.
Esta clarificación reside en cierto modo en el hecho mismo
del Concilio y en su finalidad esencial. Entre los documentos
del Vaticano 11, la constitución sobre la revelación divina Dei
Verbum es la que mejor ilustra el tema.

.La Iglesia camina a través de los siglos hacia la pleni-


tud de la verdad, hasta que se cumplan en ella plena-
mente las palabras de Dios. (CR 8).

Esta tendencia de la Iglesia indica, a la vez, la orienrncidn

Desde este punto de vista fundamental hay que juzgar la


realidad del Concilio Vaticano 11 y buscar los caminos de su
realización. Este criterio es el más adecuado y el que mejor se
corresponde con la realidad del Concilio, que, como acto del

Dios en la Iglesia (cf. Mt 7.24-27; Lc 6,649). Las demás for-


mulaciones más bien parecen presentar aspectos parciales y
secundarios respecto al esencial. No '.ay ninguno que determi-
ne. mejor el proceso de autorrealización de la Iglesia que la
realidad de la fe y su enriquecimiento gradual. Sobre todo en
este punto hay que extremar la atención, en busca de su clave,
para comprender el pensamiento del Concilio y de cuantos es-
fuerzos se han hecho para realizarlo. Esfuerzos diversos y
cuantiosos, que conocemos gracias a las actuales facilidades
informativas, pero que tienen que corresponder a la verdadera buscando esencialmente alcanzar la plenitud de la verdad divi-
finalidad del Concilio, que es la que integralmente se busca. na (Jn 16,13).
El propio concepto de enriquecimiento en la fe puede pare- Todo esto encuentra excepcional confirmación en el V&-
cer demasiado audaz si se tiene presente el gran número de cano 11, que, conservando el carácter pastoral -más aún, pre-
voces que se elevan acerca de la crisis de la fe, acerca de la cisamente en razón de su finalidad pastoral-, ha desarrollado
debilitación del sentido religioso, etc., voces que, por lo de- am~liamentela doctrina de la fe y , consiguientemente, ha
más, han hallado eco incluso en los documentos del Vatica- puesto los cimientos de su enriauecimient~
no 11. Por eso conviene precisar en qué sentido vamos a hablar En la consideración de este objetivo fundamental del Con-
en este libro del enriquecimiento de la fe y en quésentido enten- cilio, objetivo que los padres de la Iglesia, reunidos junto a la
demos el postulado fundamental de la actuacron de! ~oncilE.'-A- tumbade San Pedro, tenian por encima de todo ante sus ojos,
este respecto hay que adquirir conciencia exacta no solo de la conviene también introducir otra distinción que ha de permi-
finalidad esencial del concilio -como ya se ha indicado-, tirnos profundizar en el propio significado pastoral del Conci-
sino tambien de la tinatidad especifica que determinó la con- lio. Es el caso que, examinando el conjunto del magisterio
vocsoria del Concilio Vaticano 11 y que, consecuentemente, conciliar, vemos cómo los a s de la Iglesia tenian como
tuvo especial influencia en su deiarrollo v su carácter. meta no sólo y únicamente responder a la pregunta de en qué
~ a n i Juan
o XXIII, que convocó el Concilio, como su suce- ue creer, de cuál es e l w a
sor y la asamblea de los padres, han subrayado frecuentemente ef* o cosas por el estilo, sino que buscaban sobre
que este Concilio era ante todo "pastoral" y que, por tanto, todo dar respuesta a otra pregunta más compleja: qué si~nifica
era necesario dirigir sus trabajos y tomar las decisiones en vir- ser cre ente, ser católico, ser miembro de /o&lesia. Y se de&-
tud de esta situación. Tal circunstancia ha de estar presente c ? e n el amplio contexto del
cuando de los trabajos del Concilio - q u e en si mismos cons- mundo actual, de acuerdo, por cierto, con lo que exige la com-
tituyen una unidad completa- pasamos al trabajo de la Igle- plejidad de la pregunta.
sia, que trata de autorrealizarse en el espiritu conciliar. Así, La pregunta de "qué quiere decir ser miembro creyente de
pues, a la luz de los fines del Vaticano 11 - q u e ha querido ser Ia;Iglesia" es, desde luego, dificil y compleja. Y lo es no sólo
pastoral por encima de todo- es como debemos considerar porque presupone la ~ r o o i averdad de la k,, la pura doctrina,
nuestro postulado del enriquecimiento de la fe y colocarlo sino porque exige que esta verdad se i m ~ l a n t een la conciencia
como base de cualquier actuación del Concilio y de cualquier 1 hombre y quede bien definida la actitud o. mejor dicho, las
renovación. ersas actitudes que constituyen el hecho de ser miembro
Cabe decir que, en la historia de la Iglesia, todo concilio ha creyente de la'glesia. Diriamos que en esto
sido oastoral, incluso por el hecho de que los obispos reuni- el carácter pastoral del magisterio conciliar, correspondiente al
dos. bajo la guía del Papa, son pastores de la Iglesia. Magiste- fin pastoral que S e propuso el Concilio. Un concilio "pura-
-rio significa enseñanza basada en la autoridad; enseña-ue
es la misión de los apóstoles y de sus sucesores, pues es parte
mente" doctrinal habria concentrado preferentemente su aten-
ción en precisar el significado de las propias verdades de la fe,
y, más aún, misión de su ministerio. Esta enseñanza, en su mientras que un concilio pastoral, sobre la base de las verda-
contenido esencial, se retiere a ias cuestiones de la te y de la des que proclama, recuerda o esclarece, se propone ante todo
moral; es decir, q U C T m m o nay que creer y, por lo tanrb, brindar un estilo de vida a los cristianos, a su modo de pensar
m e m o s de vivir segun esta te. La doctrina de la fe y de la y de actuar. Por eso es necesario llevar a la práctica el Concilio
m ñ 5 ? n s t i t u y e el contenido de la con la mirada puesta en este estilo. En elpresente estudio. que
enseñanza de los pastores de la Iglesia, de forma que, por un trata de ponerse al servicio de esa actuación .del .Vaticano 11,
lado, los actos de -m1 del Manisterio tienen sinni- retendemos fijar nuestra atención en la c m de los cris-
ficado pastoral, y por otro. los -diante su !anos y en las actitudes que deben adoptar. Estas actitudes, que
protunda radicación en la fe y la moral, tienen significado doc- proceden de una conciencia cristiana debidamente formada,
t G Estos actos de carácter pastoral contienen la doctrina pueden, de alguna manera, 'considerarse conio la prueba
que la Iglesia anuncia -y frecuentemente la evidencia más- auténtica de que el Concilio funciona. En esta dirección es en
LA FE COMO DON DE DIOS Y ACTITUD CONSCIENTE
DEL HOMBRE

Hablando del piquecimiento de la fe y considerándolo


como postulado fundamental de la Iglesia, nos damos cuenta
claramente de que estamos tocando la realidad sobrenatural.

. . .
de un encuentro, únicoen su nénero. cuvo u c w PS 11 re&-
ción de sí mismo oor narte de Dios.
*Quiso Dios, en su bondad y sabiduría, revelarse a si
mismo y manifestar el misterio de su voluntad (cf. Ef
1,9)m (CR 2).
Así leemos en la constitución dogmática acerca de la reve-
lación divina. Es éste uno de tantos pasajes, tomados del am-
plio texto conciliar, que hablan de la&iciativa de Dios de en-
contrarse con el hombre. El hecho de la ,revelación Darece
sobre onerse al hecho de la creación, formando así una nueva
A imension e este encuentro; dimensión a la vez sabrenatural e
=l.
.Dios, creando y conservando el universo por su Pala-
bra (cf. Jn 1,3), ofrece a los hombres en la creación un
testimonio perenne de si mismo (cf. Rom 1,19-20); que-
riendo ademas abrir el camino de la salvación sobrena-
tural, se reveló desde el principio a nuestros primeros
padresn (CR 3).
Según doctrina explícita del Vaticano 11, la fe es una res-
puesta particular del hombre a la-ver
si mismo.
*Cuando Dios revela, el hombre tiene que someterse
con la fe (Rom 16,26; cf. Rom 1,5; 2Cor 10,5-6)
-leemos a continuación en el mismo documento-, con
lo cual el hombre se entrega entera y libremente a Dios,
le ofrece "el homenaje total de su entendimiento y vo-
luntad", asintiendo libremente a lo que Dios revela,,
. .,
existe una e s u e v el hombre como
(CR 5).
La fe, según esto, no es únicamente respuesta del intelecto
a una verdad abstracta. Incluso la exacta afirmación de que tal
respuesta depende de la voluntad, no acaba de decirnos todo fundamental aqui.
acerca de la realidad de la fe. "La obediencia de la fe" no hay <<Elacto de fe es voluntario por su propia naturaleza,
aquella facultad del alma humana. sino ya que el hombre ... no puede adherirse a Dios, que se
estructura ~ e r s o n a del
l revela a sí mismo, a menos que, atraído por el Padre,
rinda a Dios el obsequio racional y libre ... Los hombres
Lo debida respuesta del hombre a la revelación de s i mismo deben responder a Dios creyendo voluntaria mente^^

-por parte de Dios consiste en el abandono en Dios por parte del


hombre. Esta es la verdadera diimensión de la fe, cosa que no
consistes(- en aceptar un determinado contenido, &o
aceptar la vocación misma y el sentido de la existencia. Por
(DLR 10).
.Dios, ciertamente, llama a los hombres a servirle en
espíritu y en verdad. Por este llamamiento quedan ellos
obligados en conciencia, pero no accionados. Porque
eso, esto le supone al hombre, al menos como principio y pre- Dios tiene en cuenta la dignidad de la persona humana,
misa existencial, que, en la fe, disoone de sí abandonándose que El mismo ha creado, y que debe regirse por su pro-
enteramente a Dios. Esta dimensión de la fe es sobrenatural en pia determinación y usar de libertad. (DLR 11).
el sentido estricto de la palabra.
Y refiriéndose luego al modo de actuar de Cristo, quien
'<Para dar respuesta de la fe -leemos- es necesaria la "con su muerte y resurrección ... y, finalmente, enviando al Es-
gracia de Dios, que se adelanta y nos ayuda, junto con el píritu Santo, cumplimentó y completó la revelación" (CR 4),
auxilio del Espíritu Santo, que mueve el corazón y lo la declaración sobre la libertad religiosa enseña:
dirige a Dios ... Para que el hombre pueda comprender
cada vez más profundamente la revelación, el Espíritu -(Cristo) dio, en efecto, testimonio de la verdad, pero
Santo perfecciona constantemente la fe con sus dones. no quiso imponerla por la fuerza a los que la contrade-
(CR 5). cian; (DLR- 11). -
Es precisamente esta dimensión fundamental de la fe, di- <,Larevelación ... manifiesta la dignidad de la persona
mensión que brota de la realidaa sobrenatural donde se halla humana en toda su amplitud, demuestra el respeto de
Dios, la que sobre todo hay que tener continuamente presente Cristo a la libertad del hombre en el cumplimiento de la
cuando se habla de su enriquecimiento. Y es que se trar-lo obligación de creer en la palabra de Diosn (DLR 9).
que constituye, siempre y b a ~ otodos 10s aspectos, la esencia de La participación del hombre en este encuentro con Dios. en-
este enriquecimiento de la fe, y lo que debemos considerar al cuentro constitutivo de la fe, es totalmente personal. Lo demues-
analizar tanto su contenido como su momento existencial. tra la declaración sobre la libertad religiosa, que desarrolla, a
Tratamos aqui de hacer lo uno y lo otro. El enriquecimiento su vez, las afirmaciones de la constitución acerca de la revela-
esencial de la fe en todos sus aspectos debe realizarse en esa ción divina. Estas afirmaciones se refieren al tema de la fe, es
dimensión fundamental que viene puesta nuevamente de relie- decir, del hombre como sujeto de encuentro con Dios que se
ve por la constitución sobre la revelación. revela a sí mismo, y marcan la profundidad específicamente
En estrecha conexión con esto hemos de examinar la partici- humana aue imulica la fe y, en este caso, la dimensión particu-
pación del hombre en tal enriquecimiento. Lo declaración acerca lar de la p o s q n á i a ; q - e n la fe conscienk s e m a o i f k t a
de la llbertod religiosa. en sus dos partes, ha arrojado nueva luz d
en toda su plenitud. Precisamente desde este punto de vista del
sobre este tema. La primera parte enuncia el principio general sujeto personal se deben examinar también la posibilidad v la
de la libertad religiosa basándose en el análisis de la propia exigencia del enriquecimiento de la fe. Y esto es tanto más
actitud religiosa, mientras la segunda lo hace a la luz de la ca-itno 11 nos brinda
revelación. Común a ambas partes es la afirmación de que sólidas bases paraello. Por eso conviene considerar la puesta
en acto de esta doctrina como empresa f u n d a m e n ~ d e l ~ e - Concilio motiva el derecho a la libertad religiosa en una dimen-
novación conci@r. sc trata de nada complctamrnte nuevo. sión social y pública. Al mismo tiempo que el derecho a la
ya que se inscribe en -pro~iáTendciiCiadFsiempr~fo?mar libertad religiosa emerge de una lectura de la declaración conci-
el-do catolicismo consciente y las enXCRzascon?iliares liar auasi od extra. en lo aue se refiere al ordenamiento oúblico
nos permiten afrontarlo con mayor valentia y responsabilidad.
Y ello en virtud de la declaración acerca de la libertad religio- - -
sa, que realiza un agudo análisis del acto religioso, a cuya luz
--
y la I lesi , que persiguc su u
-a .. . , al postulado ha
resplandece plenamente el significado personal de la respuesta r--
e ser entendido por encima dc todo como posrulado de enriqye-
- damos, en la fe, al Dios que se revela.
que cimiento de la fepor uorre del s u o , enriquecimiento queco-
~ P o razón
r de su dignidad -leemos en el texto- todos rresponde a la naturaleza del suieto que, además de ser persona,
los hombres, por ser personas, es decir, dotados de ra-
zón y de voluntad libre y, por tanto, enaltecidos con una
responsabilidad personal, son impulsados por su propia
naturaleza a buscar la verdad, y además tienen la obliga-
ción moral de buscarla, sobre todo la que se refiere a la Dios aue se revela a si mismo. La conciencia de la fe no se
religión. Están obligados, asimismo, a adherirse a la ver- identifica con la ciencia, aunque ésta consiste en una amplia
dad conocida y a ordenar toda su vida según las exigen- conciencia del contenido de la revelación, sino que- N
?
cias de la verdad. (DLR 2).
La reli ión puede definirse genéricamente como relación
del hom*n Dios. Relación que en el hombre tiene-- postulado de la fe consciente se orienta en esa dirección
damento en la naturaleza
.. racional y libre, propia de la perso- El postulado de la fe consciente -n cuanto postulado del
g.Pm eso la reliei6n es algo personal. El hombre lleva consi- enriquecimiento de la fe por parte del sujeto- no es otra cosa
ao en la reliaión su libertad v se compromete a partir de un que una constante solicitud del hombre para dar una respuesta
Principio de coherencia entre verdad realidad; sobre cuya al Dios que se revela. Esta respuesta presuoone la aracia de la
base se modela la fe como respuesta a la palabra de Dios, que fe y procede no sólo del hecho de la revelación, sino sobre
en ella se revela. Se trata en este caso de una res uesta que todo de la acción interior de Dios en el alma del hombre, aun-
por su esencia, es sobrenatural -como hemos &S-i
a la vez, estrictamente personal. El hombre mantiene en ella su
que tal respuesta es al tiempo un acto consciente del h d e ,
pues se trata de una respuesta aue se da oersonalmente,
Iibertad y asume el compromiso de acoger como verdad la
-El ejercicio de la religión, por su propia índole, consis-
te ante todo en los actos internos, voluntarios y libres
con los que el hombre se ordena directamente a Dios..
(DLR 3).
e la humanidad del hombre que hay que definir como algo
personal. La fe es un problema de conciencia. Respuesta que también se da comunitariamente:
C a d a uno tiene la obligación, y, en consecuencia, tam- .La misma naturaleza social del hombre exige que éste
bién el derecho de buscar la verdad en materia religiosa, manifieste externamente los actos internos de la religión,
a fin de que, utilizando los medios adecuados, llegue a que se comunique con otros en materia religiosa, que
formarse prudentemente juicios rectos y verdaderos de profese su religión de forma comunitaria* (DLR 3).
concienciam (DLR 3).
Fieles al oensamiento del Vaticano 11, hemos de concebir y
El postulado de la fe consciente, del catolicismo consciente,
halla pleno apoyo en la toma de posición a través de la cual el
k

do interior y su significado trascendente conio de su carácter


exterior v social.
.Los actos religiosos con los que el hombre, en virtud CAP~TVLO
111
de su intima convicción, se ordena privada y pública- i
mente a Dios, trascienden por su naturaleza el orden FE Y DIALOGO
terrestre y temporal> (DLR 3).

I
-La verdad ... debe buscarse de modo apropiado a la
dignidad de la persona humana y a su naturaleza social,
es decir, mediante la libre investigación, con ayuda del
magisterio o ensefianza, de la comunicación y del diálo-
go, por medio de los cuales los hombres se exponen mu-
tuamente la verdad que han encontrado o juzgan haber
encontrado para ayudarse unos a otros en la búsqueda
de la verdad; y una vez conocida ésta, hay que adherirse
firmemente a ella con el asentimiento personal^ (DLR 3).
exión sobre la actuación del Concilio tiene
xplorar las múltiples vías de enriquecimiento

1
!
por el propio Concilio. Ue acuerdo con su
orientación pastoral, el Vaticano 11 responde a la pregunta de
;qué quiere decir creyente?; ¿,qué significa ser miembro de La
Iglesia? Y en su resp esta toma en consideración la verdad
intrínseca acerca del ombre como persona, que vive en el
E
mundo y se ve condicionado de diversas maneras por los de-

1
más hombres y sociedades humanas. Esta verdad hemos de
tenerla presente en la iniciación de la reflexión sobre las rela-
ciones entre fe y diálogo. El concepto de diálogo aparece en las

1
enunciaciones de la Iglesia durante el Concilio, y Pablo VI le
confiere un significado especial en su primera encíclica Eccle-

!I

!1
!I
i
siam suam. Concepto este que, por lo demás, incluso en dicha
encíclica, asume otros muchos significados según el texto en
que se aplique. De. ,todos modos nos parece esencial concretar
la r e l a c i ó n e n t r e d e o v fe; y esto para explicar no solamen-
l
1

l1
il
te la propia idea de "diálogo", sino también . .
la orientación
OU~; sienifica para la Ielesia v la vida c m
i Esto se perfila con especial transparencia cuando se con-
cibe la-con un sentido preferentemente existencial. en cuan-
to estado de conciencia v aumd-&del crevente. Esta postura
1
1
parece corresponder a las orientaciones del Concilio. La fe así
ii concebida es juntamente acto y hábito (habitus) del que se de-
1; 18
ij
I l9 /
i
rivan los actos particulares. La fe, pues, es una respuesta cons- ficado puramente teológico, y mucho menos "apologético".
ciente, que el hombre brinda al Dios que se revela a si mismo: Más bien parece que la idea del Concilio se ciñe a una realidad
respuesta al don puramente sobrenatural, que es, ciertamente, aún más profunda, pues se trata de dar respuesta a la pregunta
don, pero que, a la vez, también -tal como expusimos en el de tipo existencial de ";que significa ser creyente y miembro
capítulo anterior- goza de carácter personal. Se trata de una ombre que cree y es miembro de la Iglesia,
actitud religiosa madura del hombre y de una relación madura ~$&?%ee'n? Iholamente en lo que reiixcta a Dios. como
con la verdad. LA fe es "asentimiento" -leemos en el documen- respueSta a su revelación, sino tambien en lo que respecta a los
to conciliar-, es decrr. estar convencidos de la verdad de la hombres. A este fin, el Concilio enseiía en Ia constitución so-
revelación. En cuanto adhesión de convencimiento a la verdad bre la Ielesia aue "todos los hombres están llamados a consti-
~~~ ~~~

ceja de ser búsqueda de la verdad, en el sentido estricto de la tuir el G e b l o h e ~ i o s "(CI 13), pero tanto en este documento
palabra. si bien. a la vez. se mantiene abierta a la ~osibilidad como en otros manifiesta que existen cristianos separados, se-
de una búsqueda ulterior sobre la. base
verdad conocida. Esta es-la vía
- o
. v en el marco de la guidores de religiones no cristianas, no creyentes y ateos. De
ahí que la fe en todo creyente, en todo miembro de la Iglesia
t o d e la fe, del aue antes hablamos. -cuando hay un convencimiento maduro y personal de que la
Así, pues, el diálogo, además de coexistir con la fe. puede revelación es verdad-, puede y, más aún, debe connotar el
ontribuir también a su enriquecimiento. En este sentido, apo- principio del diálogo.
yándonos en la declaración sobre la libertad religiosa.
- . entende-
mos "el diálogo" en su acepción más genérica y simple, es *La Iglesia, en virtud de la misión que tiene de ilu-
decir, como "intercambio de ideas". minar a todo el orbe con el mensaje evangélico y de re-
unir en un solo Espíritu a todos los hombres de cual-
-...los hombres se exponen mutuamente la verdad que auier nación. raza o cultura. se convierte en seAal de la
han encontrado o juzgan haber encontrado para ayudar- &atemidad que permite y cónsolida el diálogo sincero.
se unos a otros en la búsqueda" (DLR 3). (CM 92).
Si la fe es, por una parte, "asentimiento", es decir, convic- El diálogo, en su actual sentido, significa intercambio de
ción acerca de la verdad alcanzada en la revelación, por otra, y ideas, significa también pregunta y respuesta y,finalmente,
en cuanto actitud conscientemente religiosa que trata de enri- una secuencia de preguntas y respuestas. Pero, además del diá-
quecerse, connota el diálogo y lo acepta. El Vaticano 11 admite logo concebido de acuerdo con las características apuntadas
el diálogo como metodo de e-cimTento de la fe Respon- hay que tener en cuenta el diálogo en sentido potencial, es
diendo a la pregunta de ' ' l e ser miembro creyente decir, en la disposición a él. Esta disposición se convierte en
de? ',
el Concilio afirma que eso significa estor con- realidad en el hombre creyente cuando éste, en la comunidad
vencido de la verdad de la revelación y, al mismo tiempo, tener de la Iglesia, brinda a Dios la respuesta a su revelación, y tal
acidad de didlogo. Se trata en este caso de la capacidad de disposición conviene porque hay hombres que no dan esa res-
ogar con hombres no convencidos, o que tienen otras con- puesta, o parecen no darla o la dan de otra forma. Lo cual no
vicciones respecto a la verdad de la revelación. Una capacidad se refiere sólo a los individuos, sino a masas enteras de la hu-
de diálogo que no se limita a una serie de puntos, comunes a manidad actual, "círculos de diálogo" que dice Pablo VI en su
todos los hombres -independientemente de su relación con la encíclica Ecclesiam suam. Cabria desentenderse de estos hom-
revelación o, en general, con Dios-, sino que también aborda bres y estos círculos, contentándonos con una respuesta perso-
temas referentes a la propia verdad de la revelación y a la nal que diéramos a Dios mediante la fe en la Iglesia, pero el
convicción de esta verdad. Concilio ha adoptado otra postura, y, si en el pasado más bien
No cuesta trabajo darse cuenta de que 6 -- se aplicaba el método de la disyunción para conservar la pure-
&o le plantea a la fe. a la& conscientemente reliaiosa,
-- za de la fe, el Vaticano Ii, por el contrario, ha señalado otro
unas exiaencias explfcitas oue pueden y deben contribuir a enri- camino para enriquecer la fe.
-,Sin embargo, no se trata de un enriquecimiento me- Esta vía se acerca más a la situación global del creyente en el
ramente intelectual. El diálogo no tiene, en este caso, un signi- mundo contemporáneo, el cual, iluminado por la fe, se plantea
una pregunta que se refiere diversamente a los creyentes y no temente a Cristo, que es el camino, la verdad .v la vida
creyentes; una pregunta que no debe llevar a cierto grado de (Jn 14.6). en quien los hombres encuentran la plenitud
indiferentismo, sino más bien a detenerse ante todo círculo fue- de la vida religiosa y en quien Dios reconcilió consigo
ra de la Iglesia y en éstos ante todo hombre, con todo respeto todas las cosas- (DRNC 2).
hacia la persona humana y su conciencia. Un respeto que va Análogas formulaciones sobre las relaciones de la fe con el
aparejado con el sentido de responsabilidad para con la ver- diálogo hallamos también, en mayor número, en el decreto
dad y el deber de una búsqueda sincera de la misma por parte sobre ecumenismo, documento casi íntegramente dedicado a
de cada uno, tal y como vemos en la declaración sobre la liber- este tema, al que dedicaremos un capítulo. Desde ahora. sin
tad religiosa. El que se acoge a una actitud de indiferentismo embargo, hay que señalar determinadas formulaciones alta-
se mantiene y mantiene a los demás exonerados de tal deber; mente significativas:
en cambio, el método del diálogo presupone ese deber y, en
cierto modo, lo acrecienta. "Es necesario que los católicos reconozcan con gozo y
t e ...Todos los hombres están obligados a buscar la ver-
aprecien los bienes verdaderamente cristianos, proceden-
dad, sobre todo en lo referente a Dios y a su Iglesia, y, tes del patrimonio común, que se encuentran entre nues-
una vez conocida, a abrazarla y practicarla. Confiesa tros hermanos separados. Es justo y saludable reconocer
asimismo el sagrado Concilio que estos deberes rozan y las riquezas de Cristo y las obras de virtud en la vida de
! otros que dan testimonio de Cristo, a veces hasta el de-
ligan la conciencia de l o s hombres y que la verdad no se !
impone de otra manera que por la fuerza de la misma rramamiento de sangre" (DE 4).
verdad, que penetra suave y, a la vez, fuertemente en las Para leer, en cambio, en otro lugar:
almas" (DLR 1). !
Si tenemos presente lo que el Concilioenseila acerca de la 1
"La manera y el sistema de exponer la fe católica no
persona humana y la conciencia, nos percataremos mejor del I debe convertirse, en modo alguno, en obstáculo para el
l diálogo con los hermanos. Es de todo punto necesario
significado del diálogo en el marco de todos loscírculos que se !
mantienen "fuera" de la Iglesia. Cuando exhorta al diálogo y 1 que se exponga claramente toda la doctrina. Nada es tan
sugiere su posibilidad y mdtodo, el Concilio lo hace siempre en ¡ ajeno al ecumenismo como ese falso irenismo, que datia
!
relación con la fe. Basta fijarse en los siguientes textos: a la pureza de la doctrina católica y oscurece su genuino
I y definido sentido. La fe católica hay que exponerla con
"La Iglesia católica ...exhorta a sus hijos a que con pru- ! mayor profundidad y con mayor exactitud, con una for-
dencia y caridad, mediante el diálogo y la colaboración I ma y un lenguaje que la haga realmente comprensible a
con los adeptos de otras religiones, dando testimonio de 1 los hemanos separados. (DE 11).
la fe y vida cristiana, reconozcan, guarden y promuevan
aquellos bienes espirituales y morales, así como los valo- Una simple mirada a los textos citados nos lleva a recupe-
res socio-culturales que en ellos existen. (DRNC 2). rar el hilo de nuestro discurso, pues e- . , o,
l aunque sólo se le considere en su referencia potencial a los
La declaración. . acerca de las relaciones de la Iglesia con las 1 hombres de "fe diversa". exiee de cada uno -aparte del respe-
religiones no cristianas se dio prisa en subrayar, concisa pero t o a personas y conciencias- una actitud conscientemente re-
elocuentisimamente, los bienes y valores contenidos en ello.
-La Iglesia católica nada rechaza de lo que en estas
1
i -
ligiosa. Los documentos conciliares hablan claro cuando expli-
can que se trata precisamente de la actitud basada en la
religiones hay de verdadero y santo. Considera con sin- 1 relación c i o
ya en el capitulo anterior- que no debe sustraerse a la "nme-

i1
cero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos
y doctrinas que, aunque discrepen en muchos puntos de b_a" del diálogo, en el que, por el contrario, manifiesta su pro-
lo que ella profesa y enseiia, no, pocas veces reflejan un pia madurez espiritual. No se trata, pues, solamente de un exa-
destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hom- men sobre las verdades de la fe, sobre el "asentimiento" que les
bres. Anuncia y tiene la obligación de anunciar constan- d a la razón. sino dé un examen relativo al amor al hombre, a los

22 23
3.-RrnovilObn cn m i fuenrrs
hombres de convicciones distintas: un examen que se desenvuelve al mismo tiempo, se diriee también a la fe de
slem re en los cristianos creyentes, de los miembros de la Iglesia,-y les
fácil seria, ciertamente, la fe "sin diálogo". Pero el Concilio plantea graves
- e
que quiere responder a la pregunta de "¿qué significa ser cre-
yente y ser miembro de la Iglesia?", no puede eximirse de él.
-
la fe:
*El remedio del ateismo hay que buscarlo en la exposi-
Cuán dificil sea este examen de una fe madura, es algo que
se deduce claramente de las páginas de los documentos conci- ción adecuada de la doctrina Y en la integridad de vida
liares dedicados a la relación con la no-creencia y el ateísmo. de la Iglesia Y de sus miembros ... Esto se logra principal-
mente con el -ni0 de fe viva v adulta. educada
"Quienes voluntariamente pretenden apartar de su co- i para poder percibir con lucidez las dificultades v ~ o d e r -
razón a Dios y soslayar las cuestiones religiosas, desoyen las vencer. Gran número de mártires dieron y dan pre-
el dictamen de su conciencia y, por tanto, no carecen de claro testimonio de esta fe, la cual debe manifestar su
culpa. Sin embargo, también los creyentes tienen en esto fecundidad imbuyendo toda la vida, incluso la profana,
su parte de responsabilidad. Porque el ateismo, conside- de los creyentes, e impulsándolos a la justicia y al amor,
rado en su total integridad, no es un fenómeno origina- sobre todo respecto del necesitado* (CM 21).
rio, sino un fenómeno derivado de varias causas, entre Según la doctrina del Concilio, el diálogo es la vía del enri-
las que se debe contar también la reacción critica contra
las religiones y, ciertamente, en algunas zonas del mun-
do, sobre todo contra la religión cristiana. Por lo cual, acias a 61, la fe se vuelve especialmente viva y vivificada por el
en esta génesis del ateísmo pueden tener parte no peque-
fia los propios creyentes, en cuanto que, con el descuido j
de la educación religiosa, o con la exposición inadecua- -El Concilio, testigo y expositor de la fe de todo el
da de la doctrina o incluso con los defectos de su vida Pueblo de Dios, congregado por Cristo, no puede dar
religiosa, moral y social, han velado más bien que reve- prueba mayor de solidaridad, respeto y amor a toda la
lado el genuino rostro de Dios y de la religión,, (CM 19). familia humana que la de dialogar con ella acerca de
todos estos problemas, aclarados a la luz del Evangelio,
Tal vez aquí, más que en los otros dos "círculos de diálo- y poner a disposición del género humano el poder salva-
go", se manifiesta lo que puede y debe ser el "diálogo" para la dor que la Iglesia, conducida por el Espíritu Santo, ha
fe. La vía de su enriquecimiento. En este camino madura la fe, recibido de su Fundador. (CM 3).
que clava su mirada, por así decir, en los contrastes extremos y
se exige a si misma plena coherencia. De hecho -especial-
mente de cara a la no-creencia del ateísmo- el examen más siempre la necesaria pmdencia, no excluye a nadie por
dificil es el del amor al hombre, a los hombres, en el terreno de parte nuestra, ni siquiera a los que cultivan los bienes
la fe. Un examen así es todo un iuicio. Y el Concilio no omite esclarecidos del espíritu humano, pero no reconocen to-
el juicio a s e r a de los motivos d b i s m p aceptados por los davía al Autor de todos ellos. Ni tampoco excluye a
propios ateos: aquellos que se oponen a la Iglesia y la persiguen de
varias maneras. !&os Padre es el principio v el fin de
"La Iglesia se esfuerza por conocer las causas de la todos. Por ello. todos estamos llamados a ser h e r u m w .
negación de Dios que se esconden en la mente del hom- En consecuencia. con esta c o m h varacibnbumana)r
bre ateo, y, consciente de la gravedad de los problemas divina, podemos y debemos cooperar, sin violencias, sin
planteados por el ateismo y movida por el amor que engaiíos, en verdadera paz. a la edificación del mundo*
siente a todos los hombres, juzga que los motivos del (CM 92).

Il
ateismo deben ser objeto de serio y más profundo exa-
men. (CM 21).
I Como vemos, a! idea del diálogo hunde sus raíces en el
contenido de lale -precisamente en lo que el Concilio Vatica-
n o 11 ha mayormente destacado e iluminado con sus
ensefianzas- y, a la vez, implica profundos valores moyales,
que califican la existencia y desarrollo de la familia humanaen
el mundo.
CONCIENCIA DE LA IGLESIA COMO FUNDAMENTO
DE LA INICIACION CONCILIAR

La vía del enriquecimiento de la le, reabierta por el Conci-


lio t a t i c a n o 11, pasa por la conciencia de la Iglesia. Asi lo
estableció tambikn Pablo VI en la orimcrd encíclica de su oon- ~ ~~

tificado, publicada el mismo aíío en que el Concilio prom;l&-


ba la constitución dogmática sobre la Iglesia: Lumen genrium.
Esta constitución constituye, en cierto sentido, la clave aEt
pensamiento conciliar en su totalidad. En ella volvemos a en-
contrar también el conjunto de Los carhinos del enriquecimien-
to de la fe, que parten del Vaticano 11 hacia el tuturo. Este
mlsmo conjunto obra en casi todos los documentos concilia-
res, si bien en grado diverso. El complemento m4s adecuado
de la constitución dogmática es la constitución oastoral acerca
de la Iglesia en el mÜndo de hoy, que comienza con las pala-
bras Gaudium e f sues.
Por esta razón precisamente se hizo necesario aclarar preci-
samente la relacidn "e-diálogo". puesto que ello va esrrecha-
mente ligado a la conciencia de la Iglesia. La Iglesia es verdad
de fe y objeto de uno de los artículos del Credo: "Creo en la
Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica". Si la 6ptica
del Concilio fuera "puramente doctrinal", a lo mejor la doctri-
na acerca de la verdad de la fe que se refiere a la Iglesia se
habría desarrollado de otra manera. Pero precisamente en este
punto tenia e l Concilio que ser eminentemente pastoral. No
era posible trata- Iglesia solamente como "objeto". Era
necesario expresarla tambien como "sujeto". Semejante intea-
cibn acom~afiabaciertamente la primera oremnta aue se hizo
el ~ o n c i l i iEcclesia.
: quid dicis de'te i p s a ? : ~ ~ l ~ s i a , dices de
ti misma? Esta pregunta dirigida a la QleSia-suieto, se endere-
=también a cuantos constituyen este sujeto. 0-
"Iglesia", en efecto, es una comunidad única en su gknero.
No cabe duda de que es comunidad de ig, comuniaaa de
respuesta incesante a la palabra de Dios, comunidad de hom-
bres vinculados y unidos entre si por esta respuesta. La comu-
nidadsurgida de tal respuesta, del diálogo con Dios, a- de la conciencia de la Iglesia, y cuyos caminos ha indicado el
na en cierto sentido la dimensión vertical de la Iglesia y. al Vaticano 11. contiene en si. como exnresión de la fe. la nrofe-
mismo tiempo. se abre a todos los hombres. La te unida al sión y el d&logo. El diálogo, pues, no es un método aieno a
diálogo constituve la dimensión horizontal dc la Iglesia~~que la dimensión vertical de la Ielesia. como alguna vez se pensó,
no es sólo dimensión "humanistica". La dimensión horizontal sino que se trata de un esfuerzo aue acomnaiia a, la
pZGceCíe de la vertical v corresponde a la rcalidads
~p

revela- t e p o s
. profesión y
ICOS. nara. en
ción, por la que sahcmos que Dioi "quirre q u i iodos loslnim- Ía. respuesta de fe dada a Dios. hallar el sitio m o r n b r e y
bres se salven y alcancen la conciencia de 13 vrrdad" (Il'im
2.4). La conciencia de la lalesia no nuede restrineirse: debe 4laefinirlo.
' Esta matización :
. ' , ' es importante para la conciencia de
Ig esia. La dimensión horizontal de esta conciencia sigue a
corresponder a la universalidad del plan divino de la sal;ación la dimensión vertical. v no a la i u m a . Solamente sobre ia
y de la obra de la redención. Por su Darte. m .,n hori-
zontal penetra en la dimensión vertical. El Concilio vislumbra
acertadamente la base de esta última dimensión includ en únicamente competencia de la conciencia de la Iglesia. La idea
cada uno de los hombres: de "diálogo de i a salvación" no habla tanto ;e sus fines y
"La Iglesia, que por razón de su misión y de s u com- efectos cuanto, más bien, de sils presupuestos y del significado
petencia no se confunde en modo alguno con la comu- con que debe ir sellado en la conciencia de la Iglesia y de todo
nidad política ..., es a la vez signo y salvaguardia del ca- creyente. .
rácter trascendente de la persona humana" (CM 76). La constatación de que las vias de enriquecimiento de la fe,
que del Vaticano 11 arrancan hacia el futuro, deben pasar por
El carócter trascendente de la persona, unido a laS obl-. . la conciencia de la Iglesia, tiene para nosotros, en el ámbito de
nes del hambre para con la verdad. constituye no sólo la base las consideraciones presentes, o/ro si~nificadotambién. Puede
-1 diálogo, sino que establece también e/ ámbito s u b ~ e t i v o d p ~ hablarse de un significado- , . .. . . . ..
conciencia de la l~lesia,la cual, en cierto sentido..semc~nfw. Fieles al fin pastoral del Concilio, nosotros deseamos respon-
-
G71.
Este ámbito es más amplio que el que circunscnbe la perte-
der más detalladamente a la pregunta de ;qué significa ser cre-
yente, ser miembro de la Iglesia? Respondiendo a esta oregun-
nencia a una u otra religión, en el cual el vinculo espiritual y la ta, querríamos en cierto modo "armonizar" la conciencia
posibilidad de diálogo radican en el "resplandor de aquella catdlica formándola de acuerdo con el pensamiento del Conci-
verdad que ilumina a los hombres", como cita la declaración - lio. Querríamos también que a esta conciencia correspondie-
sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cnstia- ran las actitudes es~iritualesoroouestas nor el Vaticano 11. Lo
nas. El Concilio en este punto se convierte n' portavoz de la querríamos, convencidos de que'el ~onCilio,que ha sido "pa-
convicción de que los actos religiosos, por los que los seres labra del Espíritu" (cf. Ap 2,7.17.29), debe lograr una gradual
humanos, privada y públicamente, se dirigen con decisión inte- pero sólida actuación en la vida de la Iglesia. v. nor ende. en la
nor a Dios, trascienden por su naturaleza el orden de las co- de cada uno de los cristianos. De la concieic'ia de la ~glesia-
sas terrestres y temporales (DLR 3). La convicción acerca del sujeto, que nos une a todos en la comunidad y nos niantiene
carácter trascendente de la relixión. del acto religioso. está es- en relación con cada uno de los hombres, pasamos a la 1~1es;a-
gechamente vinculada a la convicción del carácter trascendep objeto de la te. Esto no quiere decir que se trate de dos polos
te de la persona humana. Esta es la característica propia del opuestos entre los cuales oscile nuestuuensamiento. sino de
hombre. Si la Iglesia, cual leemos en la constitución pastoral,
"essigno y salvaguardia del carácter trascendente de la persona
&S aspectos de una única -1idgdfiomala - Iglesia ,; al mis-
mo tiempo,hegm&en la Iglesia. Creerno: en la Iglesia y so-
humana", quiere esto decir que la conciencia de la Inlesia no mos la Iglesia. T2da la iniciación conciliar debe precisamente
sólo está abierta a cada uno de los hombres,sino aue. a mayor corresponder a esta realidad.
abundamiento, no puede rectamente constituirse más que en La verdad sobre la Inlesia la tenemos al final del Credo
~ ~ .. ....
~~

relación con el hombre y en unión suya. cristiano. La Iglesia, comg objeto de la fe, como realidad obje-
Por lo tanto, el enriquecimiento de la fe, que ha de brotar tiva revelada, presupone la realidad de Dios, de la Santisima
. Trinidad, la realidad de la creación, de la revelacign y de la verdades -las profesadas, como las vividas-, ;no debemos,
j j redención. La Iglesia procede de estas realidades, en las que se empero, i p o r a r la analogía existente entre la lógica interna de
halla su explicación y, por eso, en el Credo. se le da su lugar la fe que profesamos en el Credo v la historia de su gradual
después de ellas.. Este
. orden de realidades es el que debe expre- I enriquecimiento. Sobre este . . trasfondo se. ,c o m ~ r e n d emeior eq
s ~ ~ i a c o n c i e Trataremos n c i a a continuación ué consiste d i c h 6 p r i n c i o i o d e es hila-
de ilustrar de qué modo el Vaticano 11 nos ayuda a "armoni: . . existente
?al, tratándose de la reciproca relación .. entre el depó-
zar" esa conciencia y a formarla. La verdad sobre la Iglesia no sito de la revelación v la c o n c i e n c i a r de la Iglesia.
se establece solamente en nuestro Credo. junto a las demás Algo muy importante, bien para la completa actividad de la
verdades, sino que permanece en estrecha y orgánica conexión I Iglesia y su autorrealización, bien para el modo de pensar y de
con ellas, pues las verdades de la fe no están solamente vincu- ! obrar de los católicos y su conciencia y actitud. Algo muy
ladas entre ellas, sino que además se compenetran reciproca- importante para la teologia, asi como para la enseñanza en
mente. Por eso es imposible concebir la realidad de la Ielesia I general, la catequesis y la homilética, campos estos de acción
abiertos hoy ante nosotros y que, más o menos conscientemen-
te, se ocupan precisamente de esta reciproca integración.
úerido que en el contexto oXá- Hemos, pues, de afirmar que la integración posconciliar de
. . la fe no es una adición mecánica de los contenidos del magiste-
s& dices de ti misma? rio del Concilio a cuanto hasta ahora representaba la enseñan-
Marchando. pues, por la senda del enriquecimiento de la za de la Iglesia; ni @quiera puede decirse que sea lo que en
fe, que Dasa por la conciencia de la Ielesia. hemos de tener riguroso lenguaje escolástico se llama iuxlaposilivo, ya que La
S-iempre presente el nrincinio recioroca. Lo p6- inserción del pensamiento del Vaticano 11 en el ámbito de to-
mero de todo es necesario someter cuanto ha proclamado el das las anteriores formulaciones de la Iglesia ya se produjo
Vaticano 11 al principio de la integración de la fe. El Concilio con vistas al desarrollo histórico de los documentos. Integra-
no se ha ocupado del contenido integro de nuestra fe v no ha
recogido y formulado todas las ve;dades en un Credo, Tan
sólo después del Concilio lo hizo Pablo VI, quien el 30 de
junio de 1968 pronunció el Credo PopuN Dei, con referencia
explicita al magisterio conciliar. Este Credo señala claramente
que las enseñanzas del Vaticano 11, centrado principalmente
en la realidad de la Iglesia, deben inscribirse orgánicamente en
el contexto del depósito de la fe, y, por ende, integrarse en l a .
doctrina de todos los demás concilios anteriores y del magiste-
-- ~

mentr cl principio de identidad de la -el . . 'us


n o pontificio. Y si la verdad acerca de la Iglesia se profesa ropios inicios: los ar>i>s- . Cstr principio, o p r r u i
hacia el final de nuestro Credo y, en sucesión lógica, viene n! el Concilio, debe continuar siendolo. a fin de integrar todo
después de las demás verdades de la fe, no está fuera de lugar el patrimonio de l a f e con la conciencia y en la conciencia de
hacer presente que ello corresponde a una sucesión histórica. la E E a .
En efecto, el Concilio Vaticano 11, que se ha ocupado particu- En las reflexiones sucesivas trataremos siempre de aplicar
larmente de la verdad acerca de la Iglesia -y, por lo tanto, ha este principio, indispensable para el trabajo que se impone la
sido un Concilio eclesiológico-, se ha celebrado en el siglo xx Iglesia, camino de su ulterior autorrealización. En los juicios
y ha venido después de otros muchos concilios que se han que se han pronunciado sobre el Concilio y la actividad de la
ocupado especialmente de esas verdades de la fe que en el Cre- Iglesia en el periodo posconciliar se han acentuado con exceso
do profesamos antes de la verdad sobre la Iglesia. las divisiones y diferencias entre el grupo de los llamados inte-
Si bien esta constatación no debe tomarse en sentido dema- gristas y el de los progresistas, y, en cambio, se ha puesto poco
siado exclusivo (o más bien "disyuntivo"), precisamente por la i sobre el tapete la consideración de que unos y otros, en su
integridad de la fe y de la recíproca compenetración de sus responsabilidad para con la Iglesia, han de dejarse conducir
1 30

i
inexcusablemente por el principio y el imperativo de su identi-
dad y que, por consiguiente, unos y otros estaban y están obli-
gados a respetar el principio de integración, como condición
de la identidad de la misma. No tratamos, sin embargo, de 1 SEGUNDAPARTE
ocuparnos de este aspecto del problema,'sino que queremos FORMACION DE LA CONCIENCIA
temontarnos a la conciliar "palabra del Esptitu" en su simpli-
cidad y organicidad fundamentales. El Credo entero es reflejo
en la conciencia de la Iglesia, y a la vez la conciencia de la
Iglesia se extiende a todo el Credo, hallando en todas las ver-
dades de la fe la base para formarse y profundizar en si mis-
ma. De ello son prueba elocuente los documentos del Concilio
Vaticano 11.
Más adelante trataremos, por lo menos, de perfilar este
tema. aunaue no oodamos exoonerlo exhaustivamente Aoare-

con los que ~ o d e m o sd e f i n i r riqüeza.


1
CAP~TULO

CONCIENCIA DE LA CREACION

ción, pensamos, más que nada, en la fe "en Dios, Padre todo-


poderoso, creador"; esas palabras con las que da comienzo
todo Credo. Esta verdad de fe ocupa el primer lugar y empapa
todas las demás; incluso la verdad sobre la Iglesia, y forma la
conciencia de ella en sus mismisimas raíces. La conciencia de la
Iglesia está unida orgánicamente con la conciencia de la exis-
tencia de Dios, creador del mundo, y a la que corresponde la
conciencia de lo obra de la creación.
Puédesenos preguntar en qué medida el Vaticano 11 enri-
quece con esta perspectiva nuestra fe. Debemos responder di-
ciendo que, ante todo, él hereda esta fe y además la anuncia en
la riqueza y fuerza sustancial con que ha sido transmitida de

1
generación en generación por el pueblo de Dios en la tierra.
-El padre Eterno -leemos al comienzo de la consti-
tución Lumen gentium-, por una disposición libkmma
y arcana de su sabiduría y bondad, creó todo el univer-
so. (CI 2).
<<SiendoPrincipio sin principio ...; nos crea libremente
por un acto de su excesiva y misericordiosa benignidad ...
El, además, difundió con liberalidad, y no cesa de difun-
I
dir, la bondad divina, de suerte ... que es creador de to-
das las cosas. (DM 2).

tución Dei Verbum.


-Dios, creando y conservando el universo por su Pa-
labra (cf. Jn 1,3), ofrece a los hombres en la creación
35
un testimonio perenne de sí mismo (cf. Rom 1,19-20). trabajos del Concilio es algo que se presta a profundas refle-
(CR 3). xiones. En la primera etapa no estaba todavía perfilada con
claridad. Fue Juan XXIII el que la introdujo, sefialándole al
Esta es la vía a través de la cual la razón humana puede, Concilio la necesidad de elaborar un documento sobre el tema
incluso con sus propias fuerzas, llegar al conocimiento de de la presencia de la Iglesia en el "mundo contemporáneo".
Dios; ya lo había expuesto ampliamente el Vaticano 1, y el Este documento se llevó a efecto y ha alcanzado amplísimo
Vaticano 11 lo recuerda: eco. Pero no es esto lo más importante. Lo importante es que
*El santo Sínodo profesa que el hombre "puede cono- dicho documento ha dado lugar a que se esclarezca más inten-
cer a Dios, principio y fin de todas las cosas, con la samente la relación entre conciencia de la Iglesia y conciencia
razón natural, por medio de las cosas creadas" (cf. Rom de la creación. Al comienzo de la constitución pastoral sobre
1,20)* (CR 6).
la Iglesia en el mundo contemooráneo. el Concilio a UC
es ;1 que debemos entender por ese "mundo". Y, a n t e x e
Esta es laconciencia que procede "de las cosas creadas", nonerse a describir el "mundo contemooráneo". formula lo
r
pero sigue planteada la cuestión de si esta conciencia es con- aue vamos a citar en s e ~ u ~ dcomo
a. queriendo indicar que el
ciencia esencial de Dios y de la obra de la creación. Al conceo- mundo contemporáneo es uno de los momentos de este mundo
to de creador y de obra-de la creación pertenece tambiin, en que expresa con sencillez la obra entera de la creación v su des-
cierta medida, la paternidad de Dios y su "designio arcano"; arrollo unilateral en relación al Creador.
digamos, su plan rico en sabiduria y fmto de la bondad y "El mundo que (el Concilio) tiene ante si es, por tan-
benevolencia del creador. La obra de la creación es hiia del to, el de los hombres, esto es, la entera familia humana en
amor. La razón humana puede, con el "lumen naturale", co- el conjunto universal de las realidades entre las que ésta
x a Dios en cuanto principio de todo cuanto existe. & vive; el mundo que es teatro de la historia humana ..., el
conciencia del Creador y de la abra de la creacidn ost tu la obvia- mundo que los cristianos creen creado y conservado en
mente la revelación de sí mismo por Darte de Dios, pues sin ella existencia por el amor del Creador, esclavizado bajo la
no es posible que al intelecto solo se le alcance ni "el designio gervidumbre, según el designio divino, a transformarse y
-cano", esto es, el plan eterno de la creación, ni sus motivos. a alcanzar su consumación~~ (CM 2).
La conciencia de la -ntra aquí frente a la
Así, pues, el concepto de "mundo" tiene en el documento
conci:iar muchos significados, pero el fundamental y más
apropiado es el que corresponde a la realidad de la
ue se revel . ElConcilio enseria explícitamente que Dios "creado por amor del Creador"; y su sostenimiento "en exis-
hombres en las cosas creadas un perenne testi- tencia" es una creaciun continug. ks sorprendente el hecho de
monio de si mismo" (CR 3). El término "testimonio" es parti- que el Concilio, que comenzó, por así decirlo, orientándose
cularmente significativo, ya que, indicando el elemento de la hacia la realidad de la Iglesia, se haya después cruzado en su
revelación contenida en la propia creación, muestra que la camino. en apariencia sólo indirectamente. con la realidad de
creación es, diríamos, primera y fundamental enunciación de la creación. s i la constitución pastoral sobre la Iglesia en el
Dios; es su palabra, que exige, por encima de todo, una res- mundo actual es c o n s i d e r a d a t o com~lementariode
puesta de fe. El Vaticano 11 pretende ser guía de esa respuesta la constitucjM doemática sobre la Iglesia, me atrevo a supo-
de fe en este su esencial fundamento. Aunque pueda parecer ner que ello ha de atribuirse no sólo al hecho de la problemá6-
que no la desarrolle de modo especial y que más bien indique ca de la "contemporaneidad", sino más, seauramente. al de la
la necesidad de integración con el contenido anterior de la fe. problemática del "mundo" y al de una vinculación entre la
sin embargo, incluso en este terreno, ofrece un -¡en- c r -
tp específico. yor alcance y pormenorización de lo oue -ne-
Este enriquecimiento procede de la realidad aue es el"mun- cución dogmatica sobre la Iglesia El avance en estas coniide-
-
do". El modo en que esta realidad hace su aparición en los ractoncs demostrará cuál es el significado qur le correrponde
al "mundo" en orden del enriquecimiento de la fe, cuyo ámbi- propia naturaleza de la creación, todas
to es la conciencia de la Iglesia. Detengámonos entre tanto en otadas de coiisistencia. v e r d a d m d
la conciencia de la creación. p o f i a s y de un propio orden regulado, que el hombre
Toda la constitución Goudium et spes. y en concreto el copi- debe respetar con el reconociiiicnto de IU rnetoaoiogía
tulo ZZI de la primera parte, dedicado al análisis de la actividad aarticular de cada ciencia o arte. Por ello. la investiea-
humana en el mundo, arroja una luz especial sobre el tema en z ó n metbdica en todos los campos del saber, si está re-
cuestión. Respecto a este documento, el Concilio afirma muy alizada de una forma autknticamente científica y confor-
significativamente que "la Iglesia... desea unir la luz de la reve- me a las normas morales, nunca será en realidad
lación al saber humano para iluminar el camino recientemente contraria a la fe, porque k r e a l i d a d e s profanas y las de
emprendido por la humanidad" (CM 33). Este es el camino la fe tienen su origen en un mismo Dios. Más aún, quien
marcado al hombre por el Creador desde el principio. con perseverancia y humildad se esfuerza por penetrar
en los secretos de la realidad, está llevado, aun sin saber-
"Creado el hombre a imagen de Dios, recibió el man- lo, como por la mano de Dios, quien, sosteniendo todas
dato de gobernar el mundo en justicia y santidad, some- las cosas, da a todas ellas el ser* (CM 36).
tiendo asi la tierra y cuanto en ella se contiene, y de
orientar a Dios la propia persona y el universo entero, La autonomia de las cosas creadas no es sólo un derech?
reconociendo a Dios como creador de todo. (CM 34). del hombre, sino, ante todo, uno de sus deberes. peber del
seiior de las cnaturas, al que corresponde "someteríaSaeT.
Podemos decir que en esta frase viene formulada la m c j a ;ubordinarlas. Pero el camino que lleva, a esta meta pasa
misma de la conciencia de la creación, obieto de la cual son, al . .por
una subordinación e s o e c i f i r ~conciencra v de la ac-
mismo tiempo, el "mundo" Y el "hombre". Por eso, en la pa-. humana a esa realidad que constituye todo ser c r e a L E h n &
norámica de la obra de la creación. el hombre se sitúa. bien iodo para conocer y actuar que -aunque no vaya acompaña-
desde fuera, en cuanto consciente del mundo, bien desdé den- do de la conciencia de la creación v de la relación consciente
tro, en cuanto consciente de sí mismo. El Concilio se da cuen- 'con el Creador- es va cierw encuentro con él. es siemure un
ta de la convicción, cada dia mayor en el mundo actual, de encuentro en lo obra de la creocidn y en el ámbito de la misma.
"que la humanidad ... puede y debe cada vez más perfeccionar Este encuentro es orecisamente el de todos los hombres aue
su dominio sobre las cosas creadas" (CM 9). Y es esta convic- respetan la justa aitonomia de las cosas creadas. Ahora bien,
cibn, este proceso dinámico el que trata de iluminar en profun- esta autonomia indica indirectamente la necesidad de "orde-
didad mediante la verdad sobre la creación. nar en la verdad", o más bien de "subordinar en la verdad".
De esto se habla de un modo seguramente más explícito en Necesidad esta que se refiere al hombre y a toda su actividad
el celebre pdrrafa dedicado al problema de lo outonomia de las respecto al mundo. Y hasta tal punto -como enseña el
cosas creadas. Concilio-, que se encuentra siempre con el Creador.
-Si por autonomia de la realidad terrena -leemos en La continuación del citado texto, en el que el Concilio se
este párrafo- se quiere decir que las cosas creadas y la opone al concepto erróneo de la expresión "autonomia de las
realidades temporales", nos ilustra todavía más acerca del
sociedad misma gozan de propias leyes y valores, que el tema de la conciencia de la creación.
hombre ha de descubrir, emplear y ordenar poco a poco,
es absolutamente legitima esta exigencia de autonomia. "Pero, si "autonomía de lo temporal" -leemos-
No es sólo que la reclamen imperiosamente los hombres quiere decir que la realidad creada es independiente de
de nuestro tiempo. Es que además responde a la volun- Dios y que los hombres pueden usarla sin referencia al
tad del Creador* (CM 36). Creador, no hay creyente alguno a quien se le escape la
falsedad envuelta en tales palabras. La criatura sin el
En este pasaje encontramos un texto ciertamente esencial Creador desaparece. Por lo demás, cuantos creen en
para determinar las vias del enriquecimiento de la fe del hom- Dios, seacual fuere su religión, escucharon siempre la
bre actual: manifestación de la voz de Dios en el lenguaje de la
39
4.-RmovoriM en sur fumies
creación. Más aún, por el olvido de Dios, la propia cria- los hombres y las mujeres que, mientras procuran el sus-
tura queda oscurecida- (CM 36). tento para sí y su familia, realizan su trabajo de forma
El texto tiene un carácter figurativo y es en cierto modo un que resulte provechoso y en servicio de la sociedad, con
escorzo mental; sin embargo, percibimos claramente que en- razón pueden pensar que con su trabajo desarrollan la
tramos en contacto con el núcleo más profundo del dogma de obra del Creador" (CM 34).
la creación, del que nos abastecemos abundantemente. El La verdad sobre la creaci6n es esa verdad de fe con la que
Concilio afirma, ante todo, que la verdad acerca de la creación el hombre se encuentra en el mundo más que con ninguna
y el Creador es común a casi todas las religiones, fuente del otra. Esa que parece salir al encuentro de los interrogantes
lenguaje en sí y por si religioso de las criaturas. Por eso, la fundamentales referentes a la existencia del mundo y al sentido
afirmación de que "las cosas creadas no dependen de Dios" es de la existencia del hombre en el mundo. Esta verdad sirve
un atentado directo contra la esencia de esta verdad y este para organizar sustancialmente toda la esfera de los valores,
lenguaje, ya que es como decir que ''las cosas creadas no han ayudando, por ejemplo, a convencernos de que el hombre
sido creadas". Sin embargo, no se trata en este caso de una "vale más por lo que es que por lo que tiene", como dice la
contradicción conceptual. El dogma de la creación d e f w e l constitución Gaudium el spes, siguiendo a Pablo VI, y de ella
modo más profundo la propia realidad. No sólo el concepto procede la afirmación posterior de que los "progresos en el
ae "creación" carece de sentido si se le desnuda de la_id&l campo técnico ... pueden proporcionar, por así decirlo, materia
"Creador", sino aue la orooia realidad aue definimos con ese a la promoción humana, si bien solos no pueden de modo
alguno realizarla" (CM 35).
que es T a u t o r de esta existencia, a l a que sostiene continua- Cuando constatamos que la conciencia de la creación es el
mente. El ser creado significa el ser que presupone al Creador fundamento de la conciencia de la Iglesia, logramos descubrir
l -y Creador se desvanece". Por eso, la "autonomia de las las orientaciones del enriquecimiento de la fe seiialadas por el
realidades temporales", concebida como negación de Dios Concilio, que, penetrando en la obra de la creación, proclama
creador es, al mismo tiempo, negación de las criaturas. es des- la verdad sobre el Creador. La verdad sobre Dios, que crea y
conocimiento de su carácter orkológico: "$1 olvido de Dios mantiene en su existencia al mundo, nos revela su trascenden-
priva de luz a la propia criatura", razón por la cual comporta cia y su aún más fundamental presencia en el mundo. Y es con
una desorientación fundamental en la conciencia, en la acción ésta con la que el hombre incesantemente se encuentra. La
del hombre. Iglesia profesa esta verdad al comienzo de su Credo, y el Con-
En apariencia, esta consideración tiene un sinnificado cilio nos ayuda a verla no solamente como una realidad que se
negativo, mientras indirectamente, en cambio, emerge precisa- encuentra, por así decirlo, "por fuera" de la conciencia de la
mente de ella I afirmación de la obra de la creacih, base de Iglesia, sino como parte integrante de esta misma conciencia.
1e: conciencia f e la Iglesia. La i ' el Hasta ahora hemos dado sólo un primer paso en esta direc-
mundo". v su conciencia alcanza e-aócln al ción, pero el primer paso determina los demás. La conciencia
s e corresponde el "mundo", pues todo el desarrollo dZ1 de la Iglesia, con motivo de la obra de la creación, es, en cierto
mundo logrado por el hombre no es otra cosa que una mani- modo, conciencia del mundo; y viceversa, la conciencia del
festación v revelación cada vez mayar de la o m dezla mundo empapada de la verdad sobre la creación y su Creador,
creación. se hace conciencia de la Iglesia en su estructura fundamental.
.Los cristianos, lejos de pensar que las conquistas lo- Sobre ella continuamos contmyendo.
gradas por el hombre se oponen al poder de Dios y que Se diría que el enriquecimiento de la fe -contribución del
la criatura racional pretende rivalizar con el Creador, Vaticano 11- parte no tanto de la conciencia de la creación
están, por el contrario, persuadidos de que las victorias hacia las posteriores verdades de nuestro Credo cuanto preci-
del hombre son signo de la grandeza de Dios y conse- samente de esas verdades hacia la conciencia de la creación,
cuencia de su inefable designio. Esta enseiíanza vale ofreciéndole así un contexto de fe más rico.
igualmente para los quehaceres más ordinarios. Porque
REVELACION DE LA SANTISIMA TRINIDAD
Y CONCIENCIA DE LA SALVACION

.Dios, creando y conservando el universo por su Pa-


labra (cf. Jn 1,3), ofrece a los hombres en la creación
un testimonio perenne de sí mismo (cf. Rom 1,19-20);
queriendo, además, abrir el camino de la salvación so-
brenatural, se reveló desde el principio a nuestros pri-
meros padres,, (CR 3).

La fe procede de la revelación; es la aceptación de la reve-


lación y es su respuesta. El Concilio Vaticano 11 ha confir-
mado una vez más el camino que lleva a Dios a través del
testimonio de las criaturas. Camino que, aunque indirecto, es
verdaderamente importante para el encuentro con Dios, en-
cuentro que, sin embargo, debe también estar preparado por
parte del hombre y actuarse bajo la guía de su entendimiento.
El propio Concilio ha resaltado el camino de la revelación;
es decir, aquel que lleva de Dios al hombre. Y Dios, desde el
principio, se ha revelado a nuestros padres. Esta revelación
tenía como finalidad la salvación del hombre y, desde el prin-
cipio, ha mostrado el sentido y carácter sobrenatural deésta.
Da la impresión de que el Concilio, afrontando la gran empre-
sa de la autoconciencia de la Iglesia, haya explícitamente unido
la imagen de la vida interior de Dios, transmitida por la revela-
cidn, y la conciencia de la salvación por parte del hombre, con-
sistente en la participación en esa vida. Precisamente por esto,
la respuesta a la revelación no es solamente la aceptación inte-
lectual de su contenido, sino - c o m o leemos en la constitución
Dei Verbum- es una actitud con la que "el hombre se abando-
na enteramente en Dios" (CR 5).
.Quiso Dios, con su bondad y sabiduría, revelarse a sí
mismo y manifestar el misterio de su voluntad (cf. Ef
1,9): por Cristo, la Palabra hecha carne, y con el Espíri-
tu Santo, pueden los hombres llegar hasta el Padre y
participar de la naturaleza divina (cf. Ef 2.18; 2Pe 1,4). Iglesia toca no s61o el más intimo misterio de Dios, sino tam-
En esta revelación, Dios invisible (cf. Col 1,15); lTim bien el propio misterio. Esto se confirma, entre otras razones,
1,17), movido de amor, habla a los hombres como a por el propio titulo del capitulo 1 de la constitución Lumen
amigos (cf. Ex 33.11; Jn 15,14-15), trata ciin ellos (cf. genrium, que se ocupa del mysterium Ecclesiae. Podemos decir
Bar 3,38) para invitarlos y recibirlos en sr ;mpaAían que este configurarse de la conciencia de la Iglesia resulta del
(CR 2). modo en que Dios se revela a si mismo. Dios, efectivamente,
' -por medio de la revelación Dios quiso manifestarse
se ha revelado a si mismo como unidad y, a la vez, como
a sí mismo y sus planes de salvar al hombre, para que el comunidad de persona; razón por la cual los hombres que
hombre se haga partícipe de los bienes divinos, que su- aceptan esta revelación no sólo se hallan ante una realidad
peran totalmente la inteligencia humana" (CR 6). que es Dios en si mismo, sino que deben también constatar
que han sido, digamos, introducidos en las profundidades de
Ln revelación de sí mismo y la voluntad de salvar al hombre esta realidad misteriosa y sobrenatural y que, por lo tanto, su
forman, como se ve, un acto único por parte de Dios, al cual, vocación es la unión con Dios.
por parte del hombre, por parte de la familia humana en la Llegados a este punto, lo mejor que podemos hacer es sim-
Iglesia, corresponde el conocimiento de Dios en el misterio de plemente citar los primeros párrafos de la constitución Lumen
su esencia interior y, juntamente, el conocimiento de la salva- gentium. sobre la unidad divina del Padre, del Hijo y del Espi-
ción. A esto lleva el conocimiento de aquella "arcana voluntad ritu Santo, no ya y solamente en la trascendencia de la divini-
de Dios" que ha manifestado con la revelación de si mismo. dad, sino tambitn en la plenitud de la revelación, que constitu-
Dios. en efecto, se ha revelado no sólo para que todos los ye el misterio de la Iglesia.
hombres pudieran conocerlo como Padre, Hijo y Espiritu San-
to en la unidad de la divinidad, sino también para que, por *El Padre Eterno, por una disposición libérrima y arca-
medio del Hijo-Verbo que se hizo carne, tuvieran acceso en el na de su sabiduría y bondad, creó todo el universo, decre-
Espiritu Santo al padre y se hicieran partícipes de la misma tó elevar a los hombres a participar de la vida divina, y
naturaleza divina, es decir, de la divinidad. La obra de la sal- como ellos hubieran pecado en Adán, no los abandonó,
vación significa una particular unión con Dios, o más bien una antes bien les dispensó siempre los auxilios para la salva-
comunión misteriosa y, a un tiempo, profundamente real. Este ción, en atención a Cristo Redentor, que es la imagen de
es el realismo de la gracia con el que Dios -llevado por la Dios invisible, primogénito de toda criatura (Col 1,15). A
superabundancia de su amor- hace al hombre hijo suyo y todos los elegidos, el Padre, antes de todos los siglos, los
vive con él como un amigo. La revelación, por tanto, no es conoció de antemano y los predestind a ser conformes con
solamente la manifestación del misterio de Dios, sino además la imagen de su Hijo. para que éste sea elprimogénito entre
una invitación. El hombre, al aceptarla, participa de la obra de muchos hermanos (Rom 9.29). Y estableció convocar a
la salvación. quienes creen en Cristo en la santa Iglesia* (CI 2).
La conciencia de la Iglesia está vinculada estrechisimamen- <<Vino,por tanto, el Hijo, enviado por el Padre, quien
te a la conciencia de la salvación. La Iglesia profesa la verdad nos eligió en El antes de la creación del mundo y nos
de un Dios que salva, y esta verdad completa la verdad de un predestinó a ser hijos adoptivos, porque se complació en
Dios que crea. La conciencia de la salvación parece como "su- restaurar en El todas las cosas (cf. Ef 1,4-5 y 10). Así,
perestructurarse" sobre la conciencia de la creación y, al mis- pues, Cristo, en cumplimiento de la voluntad del Padre,
mo tiempo, penetra en ella hasta el fondo y es una respuesta inauguró en la tierra el reino de los cielos, nos reveló su
adecuada a la revelación del misterio de la Santlsima Trinidad. misterio y con su obediencia realizó la redención. La Igle-
Esta verdad de la fe que permite al hombre penetrar hasta el sia, o reino de Cristo, presente actualmente en mis-
fondo en la realidad trascendente del ser divino. constituve. en terio por el poder de Dios crece visiblemente en el
cierto sentido, la cumbre de la conciencia de la iglesia. ~ Í ~ a t i - mundo>>(CI 3).
cano 11 se ha manifestado harto claramente a este resoecto. A "Consumada la obra que el Padre encomendó realizar
través de la verdad de la fe acerca de la Santísima ~ r i i i d a d la
, al Hijo sobre la tierra (cf. Jn 17.4). fue enviado el Espiritu

44
Santo el día de Pentecostés, a fin de santificar indefinida- tanto, su fundamento en el modo mismo en que la Trinidad
mente la Iglesia y para que de este modo los fieles tengan divina se ha revelado; esa revelación va estrechamente ligada
acceso al Padre por medio de Cristo en un mismo Espíri- al designio del Padre con respecto a la salvación y, al tiempo,
tu (cf. Ef 2,18). El es el Espiritu de vida o la fuente de
agua que salta hasta la vida eterna (cf. J n 4,14; 7,38-39),
por quien el Padre vivifica a los hombres muertos por el
' es decisiva para su realización. Podemos resumir brevemente
todo esto diciendo que Dios quiere que el hombre se salve
mediante si mismo, ofreciéndole la participación en la propia
pecado, hasta que resucite sus cuerpos mortales en Cristo
i
vida divina. La revelación al respecto no es solamente una de-

l
(Rom 8,lO-11). El Espíritu habita en la Iglesia y en el claración verbal, sino que es una acción particular de Dios en
corazón de los fieles como en un templo (cf. I c o r 3,16; la trinidad de las personas. Esta acción tiene por finalidad Ile-
6,19), y en ellos ora y da testimonio de su adopción como var al hombre a participar realmente de la naturaleza y de la
j
hijos (cf. Gá1 4,6; Ro'm 8 , 5 1 6 y 26). Guía a la Iglesia a vida divina. En los textos citados, la constitución Lumen gen-
toda la verdad (cf. Jd 16,13), la unifica en comunión y !
j
tium nos presenta concisa, auténtica y sintéticamente esa reve-
ministerio, la provee y gobierna con diversos dones jerár- lación, que es acción del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
quicos y carismáticos y la embellece con sus fmtos (cf. Ef Acción que constituye todo el orden sobrenatural de la gracia
4,11-12; I c o r 12,4; Gál 5,22). Con la fuerza del Evangelio y el misterio de la Iglesia. Por esta razón es por la que la
rejuvenece a la Iglesia, la renueva incesantemente y la conciencia de la Iglesia advierte la necesidad de penetrar en el
conduce a la unión consumada con su Esposo. En efecto, misterio de la Santisima Trinidad.
el Espiritu y la Esposa dicen al Señor Jesús: ¡Ven! (cf. Ap El Dios que salva es el Padre, que quiere salvar al hombre: es
22,17)» (CI 4). el Hijo, enviado por el Padre para que en El, mediante la en-
carnación y su humanación, se realice la renovación de todas
Así se expresa el Concilio Vaticano 11 acerca del misterio / las cosas, y sobre todo la adopción de los hombres como hijos
de la Trinidad divina y, al mismo tiempo, acerca del misterio de Dios, y es, por último, el Espíritu Santo, enviado después
de la Iglesia. Cabe referirse de nuevo, en este punto, al princi- que el Hijo hubo llevado a cabo la obra confiada por el Padre,
pio de la integración para vislumbrar la dirección exacta del "para santificar constantemente a la Iglesia ... El Espíritu mora
enriquecimiento de la fe. La revelación del Padre, del Hijo y en la Iglesia y en los corazones de los fieles como en un tem-
del Espiritu Santo ha orientado desde el comienzo la fe de la plo, y en ellos ora y da testimonio de su adopción como hijos"
Iglesia, el magisterio y la teología hacia el misterio de Dios. (CI 4). El misterio de la divinidad, la Santísima Trinidad, se le
De ello dan testimonio elocuente los primeros concilios y el plantea abiertamente a la conciencia de la Iglesia no sólo
Credo, recitado todavía durante la santa misa. Habidndose como suprema y completa verdad que la Iglesia profesa acerca
Dios revelado a sí mismo. habiendo desvelado ante el hombre de Dios "en sí mismo", sino también como verdad sobre la
el misterio del ser y la vida interior de la única divinidad en la salvación a la que Dios llama e invita al hombre. Es además
trinidad de las personas, se deduce que el acto fundamental de verdad acerca del Padre, que engendra desde la eternidad al
la fe, el modo fundamental como responde el hombre a la Hijo-Verbo, siendo con El la fuente perenne del Espíntu-
revelación de sí mismo por parte de Dios, consiste en hacer Amor. Al mismo tiempo es ésta la verdad sobre el Padre que
profesión de la verdad acerca de Dios "en símismo". El Vatica- obra en la historia de la humanidad por la encarnación visible
no 11 retoma esta expresión de la fe, que corresponde a la tras- P. del Hijo y por la venida del Espiritu Santo, que el texto conci-
cendencia absoluta de la divinidad. liar llama "efusión", . uoraue,
. . de modo invisible, perdura
Sin embargo, la revelación de la Santísima Trinidad da a ininterrumpidamente.
nuestra fe otra expresión más, cosa que el Concilio ha particu- -. enriauecimiento
. . ~' de la fe en la Santísima ninidad, mani-
larmente resaltado, desde las primeras frases de su más impor- festado en las enseñanzas dél Vaticano 11, hay que referirlo a la
tante documentación, con desarrollo posterior a lo largo de realidad de la misión de las personas divinas, misión que se diri-
sus enseñanzas. Esta expresión de la fe es la de la llamado. Dios ge al hombre, constituye la realidad divina de la Iglesia y de
no sólo se ha revelado a si mismo al hombre, sino que a la vez lo I este modo hace que la Iglesia lleve en sí la conciencia de la
ha llamado y escogido. Esta expresión de la fe tiene, por lo salvación y trate de penetrar en cada uno de los hombres y en
46
toda la familia humana. Esta conciencia está expresada, entre i,Por qué ha de caminar hacia la realidad última, que es Dios:
otros mOnIentos, en una de las primeras frases de la constitu- ; Padre, Hijo y Espíritu Santo? por qué se enderezan al hombre
ción Lumen gentium: missiones divinarum personarum y por qué éstas, precisamente
éstas, constituyen el más hondo misterio divino de la Iglesia?
'.La Iglesia es en Cristo como un sacramento, o sea, La Iglesia descubre en su propia misión la conciencia de la
signo e instmmento de la unión intima con Dios y de la salvación a través de la confrontación fundamental entre la
unidad de todo el gCnero humano- (CI 1).
verdad revelada acerca de Dios y la del hombre, verdad que
constituye el perenne depósito de su doctrina y de sus enseñan-
zas. Estas verdades vienen, sin embargo, marcadas con un
acento nuevo, como era necesario.
He aquí una enunciación definitiva:
,.El Sefior, cuando ruega al Padre que todos sean uno,
cqmo nosotros tambiLn somos uno (Jn 17,21-22). abriendo
perspectivas cerradas a la razón humana, sugiere una
cierta semejanza entre la unión de las personas divinas y
misión divina. la unión de los hijos de Dios en la verdad y en la caridad.
Esta semejanza demuestra que el hombre, Única criatura
Una exposición, seguramente la más concisa, de la verdad terrestre a la que Dios ha amado por sí misma, no puede
que atahe a la misión de las personas divinas se encuentra en encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera
el decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia. de si mismo a los demás* (CM 24).
-La Iglesia peregrinante es, por su naturaleza, misione- La semejanza del hombre con Dios halla, en cierto modo,
ra, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y de la su fundamento, en el misterio de la Santísima Trinidad. El
misión del Espíritu Santo, según el propósito de Dios hombre se asemeja a Dios no sólo en virtud de la naturaleza
Padre. espiritual de su alma inmortal, sino también gracias a su natu-
Este propósito dimana del *amor fontal. o caridad de raleza social, entendida ésta como característica de la persona
Dios Padre, que, siendo Principio sin principio, del que "incapaz de encontrar su propia plenitud si no es en la entrega
fue engendrado el Hijo y procede el Espíritu Santo por el sincera de si misma a los demás". Consiguientemente, "la
Hijo, creándonos libremente por un acto de su excesiva y unión en la verdad y en la caridad" constituye la expresión
misericordiosa benignidad y llamándonos, además, gra- última de la comunidad de personas. Tal unión merece el
ciosamente a participar con El en la vida y en la gloria, nombre de communio, y communio significa más que comuni-
difundió con liberalidad, y no cesa de difundir, la bondad dad (communitas). En latín, communio señala, de hecho, una
divina, de suerte que el que es creador de todas las cosas relación entre las personas que sóloes ~ r o p i ade ellas, e indica
ha venido a hacerse todo en todas las cosas (1Cor 15,28), además el bien que estas personas intercambian en su recipro-
procurando a la vez su gloria y nuestra felicidad" (DM 2). co dar y recibir.
No vamos a añadir a este texto un comentario matizado de El Concilio no ha completado un análisis de la obra de la
tipo exegético, como tampoco lo hemos hecho antes. Nos va- salvación con miras a un enriquecimiento directo -a través de
mas a limitar tan sólo a perfilar las principales orientaciones su magisterio- de la doctrina de la gracia. Aquí se extiende
del enriquecimiento de la fe, presentadas por el magisterio un vasto campo de integración teológica y kerigmática. Sin
conciliar. El texto citado del decreto sobre las misiones es una embargo, el Concilio, refiriéndose a la tradición más antigua,
excelente confirmación de la estrecha unión entre fe de profe- ha, en cierto sentido, descubierto los polos mismos del miste-
sión Y fe de llamada, a la que ya nos hemos referido. Con n o de la salvación, entre los cuales se desenvuelven el proceso
relaciÓn a la fe de llamada, el Concilio ha elevado con discre- I sobrenatural de la gracia -acontecimiento interior- y la his-
ci6n la Pregunta de que, ¿por qué el hombre ha sido llamado? toria de la salvación en cuanto sucesión de los acontecimien-
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i
tos, digamos. exteriores y culniinantcs de la Iglesia visiblc.
Esta presentación y esta postura del Vaticano I I no sólo admi- <<Lalglesia sabe perfectamente que su mensaje est6 de
te la posibilidad de integración, sino que la reclama. Pese a acuerdo con los deseos más profundos del corazón humano
ello, las afirmaciones más antiguas cobran aqui acentos total- cuando reivindica la dignidad de la vocación del hombre,
mente nuevos. como se desprende del último texto citado. El devolviendo la esperanza a quienes desesperan ya de sus
propio Jesús nos propone esta semejanza e incluso, se podría destinos más altos. Su mensaje, lejos de empequeñecer al
decir, esta analogia metafísica entre Dios persona y comuni- hombre, difunde luz, vida y libertad para el programa
dad -o, si se quiere, comunión de las personas en la unidad humano. Lo único que puede llenar el coraz6n del hom-
de la divinidad- y entre el hombre como persona y su voca- bre es aquello de "nos hiciste, Señor, para ti y nuestro
ción a la comunidad "en la verdad y en la caridad"; comunidad corazón está inquieto hasta que descanse en ti"n (CM 21).
en cuyas raices se asienta el derecho a realizarse mediante el <<Biensabe la Iglesia que sólo Dios, al que ella sirve,
don de si. ¡Cuán elocuente es la afirmación de la constitución responde a las a$iraci&es más profundas del corazón
Gaudium el spes de que "el hombre en la tierra es la única humano.~ .el, cual nunca se sacia plenamente con solos los
~~

criatura que Dios haya querido por si misma", como criatura- alimentos terrenos. Sabe tambi& que el hombre, atraído
fin, y no sólo como criatura-medio! El designio y la obra de la sin cesar por el Espiritu de Dios, nunca jamás será del
salvación responden a esta realidad fundamental del hombre. todo indiferente ante el problema religioso, como lo prue-
La salvación tiene carácter personal y, al mismo tiempo, "de ban no sólo la experiencia de los siglos pasados, sino
comunión", y se realiza en la comunidad de la Iglesia y por también múltiples es timo ni os de nuestra época. Siempre
medio de la Iglesia. deseará el hombre saber, al menos confusamente, el senti-
De este modo, el Concilio camina sobre las huellas del de- d o de su vida, de su acción y de su muerte. La presencia
signio eterno del Padre, su plan "de amor"; plan que está en misma de la Iglesia le recuerda al hombre tales proble-
Dios y procede de Dios, pero cuyas trazas pueden descubrirse mas; pero es solo Dios... el que puede dar respuesta cabal
en la naturaleza del hombre, en el orden mismo de la creación. a estas preguntas. (CM 41).
Es como si el Concilio quisiera señalar que, siguiendo estas El Vaticano 11 ve en la revelación la respuesta a los peren-
huellas, el hombre es capaz de descubrir su pertenencia al orden nes interrogantes del hombre. La conciencia de la salvación
sobrenatural. divino, no solamente sobre la base de la semejanza brota de la fe con que aceptamos la respuesta de Dios y da-
que busca su prototipo, sino tambien sobre la base de ese encuen- mos, a la vez, nosotros mismos una respuesta a Dios, a su
tro en el que emerge y se manifíesta la conciencia de la salva- revelación. Esta respuesta es profesión y, a un tiempo -como
ción. Dios se revela asi mismo al hombre para que emerja esta hemos comprobado antes-, aceptación de la llamada que en
conciencia. La conciencia de la salvación es también el elemen- la revelación de la Santisima Trinidad descubre lo que afana
to fundamental de la respuesta de fe. La lglesia la considera los corazones y los espiritus de los creyentes de las religiones
parte esencial de su misión respecto al hombre, y por esta ra- incluso no cristianas. En la declaración conciliar leemos:
zón el Concilio, en la constitución Gaudium el spes, proclama: .Ya desde la antigüedad y hasta nuestros días se en-
"Es la persona del hombre la que hay que salvar. Es la sociedad cuentra en los diversos pueblos una cierta percepción de
humana la que hay que renovar" (CM 3). La conciencia de la aquella fuerza misteriosa que se halla presente en la mar-
salvación, en su cumplimiento, y actuada incesantemente por cha de las cosas y en los acontecimientos de la vida huma-
Dios, es el hilo conductor de las enseñanzas del Concilio. La na, y a veces también el conocimiento de la suma divini-
Iglesia alcanza con esta conciencia dimensiones escatológicas, dad e incluso del Padre. Esta percepción y conocimiento
hacia el encuentro último con Dios que llama, y al mismo penetra toda su vida con un intimo sentido religioso. Las
tiempo la introduce en el mundo, en el "mundo contemporá- religiones, al tener contacto con el progreso de la cultura,
neo" en continua evolución. se esfuerzan por responder a dichos problemas con no-
La conciencia de la salvación logra asi que la Iglesia se ciones más precisas y con lenguaje más elaborado,,
sienta estrechamente ligada con aquello que le es al hombre (DRNC 2).
más intimo, y tal vez más secreto. Más detalladamente aún se expresa al respecto el decreto
sobre las misiones:
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51
-Este propósito universal de Dios en pro de la salva-
ción del género humano no se realiza solamente de un
modo como secreto en el alma de los hombres, o por los C A P ~ T U L111
O
esfuerzos, incluso de tipo religioso, con los que los hom-
bres buscan de muchas maneras a Dios, para ver de dar
con El, si es posible, y encontrarlo, aunque no estó lejos de JESUCRISTO Y LA CONCIENCIA DE LA REDENCION
cada uno de nosotros (Act 17,27), ya que dichos esfuerzos
necesitan ser iluminados y sanados, si bien es verdad que,
por benevolente designio de la Rovidencia divina, pue-
den alguna vez considerarse como pedagogía hacia el ver-
dadero Dios o preparación para el Evangelio* (DM 3). El enriquecimiento de la fe, al que mira el Concilio Vatica-
Sobre este amplio trasfondo se podrá seguramente perfilar no 11 en virtud de la conciencia de la Iglesia, halla su nervio en
más claramente el significado de la frase con la que el Vatica- Jesucristo. Sin embargo, debemos hablar más bien de "vía"
no 11 sintetiza el pensamiento sobre la vinculación vital de la que de "nervio", ya que se trata de los caminos del enriqueci-
Iglesia con la Santísima Trinidad: "la lglesia universal se pre- miento de la fe. Pues bien, Jesucristo es ese camino. Trate-
senta como un pueblo reunido en la unidad del Padre, del Hijo mos, entonces, a tenor del magisterio conciliar, de someter a
y del Espíritu Santo" (CI 4). Esta idea fue expuesta por algu- análisis la conciencia de la redención, la cual precisamente, en
nos Padres de la Iglesia, como San Cipriano, San Agustín, San la estructura de nuestra fe, corresponde a la persona de Jesu-
Juan Damasceno; siguiendo sus huellas, el Concilio la refuer- cristo y sintetiza su vida, su muerte y su resurrección. La re-
za. A la luz del análisis realizado por nosotros, ya sabemos
dención es obra de Cristo, Dios-Hijo, que se hizo hombre.
mejor cómo entender la "unificación" del pueblo de Dios. Sa- Esta es la esencia de la misión de la segunda persona, por
bemos también que a la conciencia trinitaria de la Iglesia une medio de la cual Dios entra de modo visible en la historia de
la doctrina del Concilio, a través de la "unidad" trinitaria del la humanidad, haciendo de ella una historia de la salvación.
propio Dios, la conciencia de la salvación. La obra de la redención es, según palabras de nuestro Señor
Jesucristo (cf. Jn 16,7), condición explícita de la "misión" del
Espíritu Santo, de su venida el día de Pentecostés y de su con-
tinua visita a las almas de los hombres y a la Iglesia. Lo re-
cuerdan los textos "trinitarios" del Vaticano 11 antes citados.
Acerca de la redención propiamente dicha. los textos conci-
liares son concisos, haciendo referencia simplemente 4 lo que es
objeto de nuestra fe.
.rCristo ... con su obediencia realizó la redención" (CI
3).
"El Padre Eterno ... creó todo el universo, decretó ele-
var a los hombres a participar en la vida divina, y como
ellos hubieran pecado en Adán, no los abandonó, antes
bien les dispensó siempre los auxilios de la salvación, en
atenci6n a Cristo redentor,) (CI 2).
La obra de la redención permanece ligada estrechísima-
mente al plan y a la obra de la salvación. Más aún, constituye
su fundamento, sobre todo después de la caída de Adán. Fun-
damento que se halla en Dios mismo, pero que se realiza en la
naturaleza humana y en la historia.
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<,El Hijo de Dios, en la naturaleza humana unida a sí, "Dios que quiere que rodos los hombres se salven y lle-
redimió al hombre, venciendo la muerte con su muerte v guen al conocimienro de lo verdad (ITim 2,4) ..., cuando
resurrección, y lo transformó en una nueva criatura (ci. ¡ lleg6 la plenitud de los tiempos, envió a su Hijo, el Ver-
Gál 6.15: 2Cor 5.17). (CI 7).
.Esta obra de ¡a redención humana y de la perfecta j bo hecho carne, ungido por el Espíritu Santo, para evan-
gelizar a los pobres y curar a los contritos de corazón
glorificación de Dios, preparada por las maravillas que i como "médico corporal y espiritual", Mediador entre
Dios obró en el pueblo de la antigua Alianza, Cristo, el Dios y los hombres. En efecto, su humanidad unida a la
Señor, la realizó principalmente por el misterio pascua1 persona del Verbo, fue instrumento de nuestra salvación,*
de su bienaventurada pasión, resurrección de entre los (CL 5).
muettos y gloriosa ascensión* (CL 5).
1 La conciencia de la redención discurre asi como un ancho
La obra de la redención es la obra del mediador; es la for- rio que atraviesa el magisterio del Concilio Vaticano 11, y se
ma concreta de la mediación entre Dios y los hombres, en 1 dirige a todos aquellos que buscan en él el enriquecimiento de
conexión con la misión de Jesucristo. su fe. Analizaremos esta conciencia en sus dos aspectos com-
'<Cristo Jesús fue enviado al mundo como verdadero
mediador entre Dios y los hombres" (DM 3).
/ plementarios, tal como se perfila en los principales documen-
tos del Vaticano 11. La redención del mundo perdura en la
! Iglesia. Asi las cosas, y a la luz de los textos conciliares, consi-
Como mediador, Cristo es redentor del mundo, de ese deramos en primer lugar esta realidad como referida continua-
mundo "que los cristianos creen fundado y conservado por el mente al mundo y al hombre en el mundo. A este propósito, la
amor del Creador, esclavizado bajo la servidumbre del pecado, constitución Gaudium el spes será nuestro principal guia. Tam-
pero liberado por Cristo, crucificado y resucitado, roto el po- ; bién nos ocuparemos del modo como la realidadde la redención
der del demonio, para que el mundo se transforme según el 1 perdura en la Iglesia. y entonces nos servirá especialmente de
propósito divino y llegue a su consumación" (CM 2). Este tex- guia la constitución Lumen genrium. Tanto en uno como en
to, que ya hemos citado antes en el capitulo sobre la concien- otro aspecto, la realidad de la redención está íntimamente uni-
cia de la creación, lo traemos de nuevo a colación porque la da a Jesucristo. El Concilio vuelve a manifestar la fe de toda la
conciencia de la creación. en la óptica del Vaticano II, va estre- Iglesia en Jesucristo y sobre la base de esta profesión enrique-
chamente unida a la conciencia de la redención. ce nuestra conciencia de la redención.
.Dios salvador y Dios creador (es) siempre el mismo
Dios, y asi también se (identifica) Señor de la historia
humana y Señor de la historia de la salvación* -leemos
en la constitución Gaudium el spes (CM 41). La redencidn como realidad perennemente referido
Es muy significativo el que esta constitución nos brinde una l al hombre en el mundo
visión más amplia de la obra de la redención, del mismo modo
que se ha referido a la obra de la creación. Un análisis más Puede extrañar que lo primero que hagamos sea dirigir
detallado nos descubre, por asi decir, las raices comunes de am- nuestra atención a algo que parece estar "fuera" de la Iglesia,
bos documentos sobre la Iglesia: uno dogmático y otro pastoral. esto es, el "mundo", tomando por guia la constitución pasto-
El mundo, objeto de la obra de la creación, lo es también de la ral Gaudium et spes. pero, mirándolo bien, este documento
redención, si bien la redención del mundo se haconsumado en el completa la constitución dogmática Lumen gentium sobre la
mundo concebido exactamente como lo presenta laconstitución Iglesia, no sólo en razón de su orientación hacia lo que está
Gaudium er spes: "El mundo ... de los hombres ... el mundo que "fuera", sino también porque de por si descubre qué es la Igle-
es teatro de la historia del género humano" (CM 2). El mundo sia en su esencia, mostrándonos el dinamismo de su misterio
ha sido redimido por el Hombre-Dios y ha sido redimido en el en todo su alcance. La obra de Jesucristo, obra de redención
hombre. La redención del mundo es esencialmente redención que determina a la Iglesia en su más profunda "interioridad",
del hombre. es obra de la redención del "mundo". Sin la constitución Gau-
54 55
5,-Renovación en rus /"enle,
dium el spes, que habla precisamente de la Iglesia en el mundo las inmensas posibilidades que les ofrece el mundo ac-
actual, faltaría esta dimensión de nuestra fe en la redención y tual. Las naciones, por otra parte, se esfuerzan cada vez
en la Iglesia, y esta orientación de su enriquecimiento. más por formar una comunidad universal. De esta for-
La constitución postora1 no solamente nos enseña de modo ma, el mundo moderno aparece a la vez poderoso y dé-
nuevo la verdad sobre la redención del mundo y del hombre en el bil, capaz de lo mejor y de lo peor, pues tiene abierto el
mundo (así como, a la par, enseha la verdad sobre la creación), camino para optar entre la libertad o la esclavitud, entre
sino que nos permite ver esta verdad en el amplio contexto de lo el progreso o el retroceso, entre la fraternidad o el odio.
contemporaneidad. En cierto sentido "actualiza" la verdad de El hombre sabe muy bien que esta en su mano dirigir
la redención, acercándola a la experiencia del hombre de hoy. correctamente las fuerzas que él ha desencadenado, y
En este punto, el Concilio sigue el ejemplo de San Pablo, que pueden aplastarle o salvarle. Por ello se interroga a
quien también acercaba la verdad de la redención a las expe- sí mismo* (CM 9).
riencias de los hombres de entonces valiéndose de la observa-
ción de sus vidas y, en algún momento también, de la intros- El texto citado es tan sólo un sumario conclusivo y merece
pección, con lo que en este caso la conciencia de la redención la pena tener en cuenta los párrafos anteriores, en los que cada
coincidía con la experiencia interior del propio apóstol. El do- uno de los elementos del análisis se presentan de fonna más
cumento conciliar no puede ir tan lejos, puesto que su género declarada. No lo vamos a hacer aquí, pero seguiremos el docu-
literario es otro, pero la orientación, conforme a la cual se mento en los "interrogantes más profundos del género huma-
establece la conciencia de la redención, es muy parecida. no"; interrogantes perennes que conforma la continuidad esen-
Desde este punto de vista debemos también releer la am- cial de la condicidn del hombre en el mundo, no obstante la
plia introducción que encontramos al comienzo de la canstitucidn mutabilidad de los componentes externos de su existencia. Lo
"Caudium et spes". esencial es la profundidad de estos interrogantes, comparables a
una sonda sumergida en lo que hay de más profundo en la
(.Es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los realidad del hombre y de su existencia en el mundo. Es indis-
signos de la época e interpretarlos a la luz del Evangelio, pensable ponerse al nivel de profundidad al que nos lleva la
de forma que, acomodándose a cada generación, pueda constitución Caudium et spes. Téngase presente que es relativa-
la Iglesia responder a los perennes interrogantes de la mente fácil alcanzar esa profundidad si hacemos cada uno un
humanidad sobre el sentido de la vida presente y de la pequeiío esfuerzo de reflexión.
vida futura, y sobre la mutua relación de ambas. Es ne-
cesario por ello conocer y comprender el mundo en que "Los desequilibrios que fatigan al mundo moderno es-
vivimos, sus esperanzas, sus aspiraciones y el sesgo dra- tán conectados con ese otro desequilibrio fundamental
mático que con frecuencia le caracteriza,, (CM 4). que hunde sus raíces en el corazón humano. Son muchos
los elementos que se combaten en el propio interior de!
No nos es posible traer aquí íntegramente esta exposición, hombre. A fuer de criatura, el hombre experimenta múl-
que es algo más que una mera descripción de las "condiciones tiples limitaciones; se siente, sin embargo, ilimitado en
del hombre en el mundo actual", como reza el subtitulo. Se sus deseos y llamado a una vida superior. Atraído por
trata, a la vez, de un análisis y una síntesis que ilustra hechos muchas solicitaciones, tiene que elegir y que renunciar.
ya conocidos a través de otras fuentes, a modo de loci commu- Más aún, como enfermo y pecador, no raramente hace
nes de la actualidad informativa y de la ciencia a ella vinculada lo que no quiere y deja de hacer lo que querría llevar a
acerca del mundo y del hombre. Estos hechos han sido exami- cabo. Por ello siente en sí mismo la divisi6n que tantas y
nados hasta el fondo. Leemos a este respecto: tan graves discordias provoca en la sociedad* (CM 10).
.Bajo todas estas reivindicaciones se oculta una aspi- No es ésta sólo una descripción de la condición del hombre
ración más profunda y mas universal: las personas y los en el mundo actual, como tampoco lo son las que hallamos en
grupos sociales están sedientos de una vida plena y de las cartas de San Pablo, particularmente en la carta a los Ro-
una vida libre, digna del hombre, poniendo a su servicio manos, a la que alude. El método descriptivo, de utilidad
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cuando se está en el punto de partida, no basta para un análi- las direcciones en que se orientan las respuestas que los hom-
sis ulterior, e incluso puede dar lugar a una cierta alienación, si bres dan a los hombres; evidentemente también muchas de
por alienación entendemos el hablar de los fenómenos esen- ellas no son más que falta de respuesta.
cialmente humanos sin referencia a su causa, que es el hombre "Todo hombre resulta para si mismo un problema no
mismo. De ahí la necesidad de un análisis en profundidad del resuelto, percibido con cierta oscuridad. Nadie, en cier-
hombre como causa de esos fenómenos. La constitución Gau- tos momentos, sobre todo en los acontecimientos más
dium e! spes completa tal análisis en dos ocasiones: la primera, importantes de la vida, puede huir del todo al interro-
en la introducción, y la segunda, en el capitulo primero de la gante referido. A este problema sólo Dios da respuesta
primera p,arte. Debemos, pues, referimos tanto a una como a plena y totalmente cierta; Dios, que llama al hombre a
otro, teniendo en cuenta que el análisis del capitulo primero es pensamientos más altos y a una búsqueda más humilde
más sintético y más sistemático, mientras que el de la intro- de la verdad,, (CM 21).
ducción es, por asi decirlo, más narrativo y existencial. Uno y
otro sirven, cada uno a su modo, para presentar la persona de La respuesta que da Dios a los hombres en Jesucristo toma
Jesucristo; para releer el misterio de la redención. La reden- en consideración los interrogantes más fundamentales a los que
ción del mundo, consumada por Dios en Jesucristo, corres- los hombres tienen constantemente que acudir.
ponde, como si dijéramos, a la doble realidad del hombre. por
la que su dignidad y su vocación a cuanto se conforme a esto *¿Qué es el hombre? ¿Cuál es el sentido del dolor, del
dignidad y la eleva, se halla en intersección con su debilidad y mal, de la muerte, que, a pesar de tantos progresos he-
su pecado. chos, subsiste todavía? ¿Que valor tienen las victorias
logradas a tan caro precio? ¿Qué puede dar el hombre a
*Pero iquC es el hombre? -leemos en el capítulo pri- la sociedad? ¿Que puede esperar de ella? qué hay des-
mero de la constitución-. Muchas son las opiniones pués de esta vida temporal?" (CM 10).
que el hombre se ha dado y se da sobre si mismo. Diver-
sas e incluso contradictorias. Exaltándose a si mismo Recogiendo los perpetuos intérrogantes del hombre, "el
como regla absoluta o hundiéndose hasta la desespera- Concilio habla a todos para esclarecer el misterio del hombre"
ción. La duda y la ansiedad se siguen en consecuencia. (CM 10) a la luz de Cristo.
La Iglesia siente profundamente estas dificultades y, -Cree la Iglesia que Cristo, muerto y resucitado por
aleccionada por la revelación divina, puede darles la res- todos, da al hombre su luz y su fuerza por el Espíritu
puesta que perfile la verdadera situación del hombre, dé Santo, a fin de que pueda responder a su máxima voca-
explicación a sus enfermedades y permita conocer, si- ción y que no ha sido dado bajo el cielo a la humanidad
multáneamente y con acierto, la dignidad y la vocación otro nombre en el que sea necesario salvarse. Igualmente
propias del hombre. (CM 12). cree que la clave, el centro y el fin de toda la historia
Esta respuesta de la Iglesia tiene por centro el misterio de humana se halla en su Señor y Maestro. Afirma además
la redención, obra de Jesucristo, que está continuamente pre- la Iglesia que, bajo la superficie de lo cambiante, hay
sente en la Iglesia y, mediante ella, en la humanidad y en el muchas cosas permanentes que tienen su último funda-
mundo. El Concilio sabe que muchos hombres rehúsan, por mento en Cristo, quien existe ayer, hoy y para siempre,,
diversos motivos, aceptar esta respuesta. La causa es, para (CM 10).
unos, el materialismo práctico y el consumismo, y para otros, Hemos citado integro este texto, a fin de no desarticular la
la extrema pobreza. Los hay que "esperan sólo del esfuerzo profesión de fe en Jesucristo que el Concilio Vaticano 11 ha
humano la verdadera y plena liberación de la humanidad y depositado alli. Hemos de volver otra vez a la segunda parte
abrigan el convencimiento de que el futuro reino del hombre de esta profesión, pero aquí, en cambio, hay que subrayar la
sobre la tierra saciará plenamente todos sus deseos" (CM 10). conciencia de la redención contenida explicitamente en ella. La
Y no faltan tampoco aquellos que piensan que la existencia redención es la respuesta a los perpetuos interrogantes del hom-
humana carece de sentido. Evidentemente son muy distintas bre, no sólo en el sentido de que brinda "explicación al misterio
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del hombre". Verdaderamente la redención espora el hombre. a de la naturaleza o como elemento anónimo de la ciudad
un mismo tiempo. fuente "de luz y de energías para responder 4 humana. Por su interioridad es, en efecto, superior al
su vocacidn suprema". Cristo, muerto por todos y resucitado, universo entero; a esta profunda interioridad retorna
puede dar a cada hombre esta luz y esta fuerza por medio de cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le
su Espiritu. Así lo cree la Iglesia. La obra de la redención se aguarda, escrutador de los corazones, y donde él perso-
identifica con el misterio pascua1 del Redentor, al que sigue nalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio des-
no sólo la venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés, sino tino. Al afirmar, por tanto, en si mismo la espiritualidad
también su continua comunicación. El es el que alarga a los y la inmortalidad de su alma, no es el hombre juguete de
hombres directamente la luz y la fuerza sobrenatural. El alcan- un espejismo ilusorio provocado solamente por las con-
ce de su obra es universal. diciones físicas y sociales exteriores, sino que toca, por el
El misterio de la redención, estrechamente unido a Jesu- ¡i contrario, la verdad más profunda de la realidad>,
cristo, a su vida, muerte y resurrección, es la realidad central 1 (CM 14).
de nuestra fe. El Vaticano 11 brinda aquí una importante con- / Este volverse a la interioridad del hombre nos permite des-
tribución para el enriquecimiento de la fe con respecto a la cubrir -como dice la constitución Gaudium et spes-los ele-
conciencia de la redención. Esta realidad central cristiana se mentos fundamentales de la naturaleza espiritual del hombre,
orienta de tal manera al hombre, que -conforme a la expre- I que constituyen la dignidad de la persona humana, esto es, el
sión de la Goudium et spes- puede vislumbrarse un como an- conocimiento, la conciencia y la libertad. A lo largo de este
tropocentrismo especifico que surge en medio de ese cristocen- análisis, el hombre descubre la propia vocación, no sólo con-
trismo tan claramente perfilado por la constitución: firmada por Dios mediante la revelación, sino reavivada conti-
-En realidad. el misterio del hombre -leemos- sdlo se nuamente. El fermento evangélico suscitó y suscita en el corazón
esclarece en el misterio del Verbo encarnado. Porque del hombre esta irrefrenable exigencia de dignidad (CM 26).
Adán, el primer hombre, era "figura del que había de Es ésta una solemne afirmación que, en cierto modo, resu-
venir" (Rom 5.14). es decir, Cristo nuestro Seiíor. Cris- me la reflexión de la fe acerca de la condición del hombre en el
to, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio mundo actual, pues la conciencia de la redención linda con
del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hom- todo cuanto refleja la dignidad del hombre, a pesar de su debi-
bre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su lidad. Más aÚn, gracias a la redención, puede y debe el hombre
vocación* (CM 22). preocuparse por su dignidad, por muy tortuosos y dificultosos
Creo que estamos tocando un punto clave del pensamiento que sean los senderos que cruzan por su corazón.
conciliar. La revelación del misterio del Padre y de su amor en "El hombre, en efecto, cuando examina su corazón,
Jesucristo revela el hombre al hombre, con la respuesta Última comprueba su inclinación al mal y se siente anegado por
a la pregunta de ¿que es el hombre? No podemos separar esta muchos males, que no pueden tener origen en su santo
respuesta del problema de su vocación; el hombre manifiesta Creador. Al negarse, con frecuencia, a reconocer a Dios
lo que es aceptando su propia vocación y realizándola. como su principio, rompe el hombre la debida subordi-
Por medio de Jesucristo, y a través del misterio de la re- nación a su fin Último, y también toda su ordenación
dención, va continuamente hacia el hombre la intensa corrien- tanto por lo que toca a su propia persona como a las
te de esa fe de llamada en la que el hombre ha de encontrarse relaciones con los demás y con el resto de la creación.
a si mismo y darse cuenta de que es el centro del plan interno Es esto lo que explica la división intima del hombre.
del Padre, de ese amor que se ha abierto al mundo. La concien- Toda la vida humana, la individual y la colectiva, se pre-
cia de la redención concierne al hombre en su integridad y se senta como lucha, y, por cierto, dramática, entre el bien
refiere tanto a su realidad interior como a su "situación" en el y el mal, entre la luz y las tinieblas. Más todavía, el
mundo visible. hombre se nota incapaz de dominar con eficacia por si
.No se equivoca el hombre al afirmar su supenondad solo los ataques del mal, hasta el punto de sentirse
sobre el universo y al no considerarse ya como partícula como aherrojado entre cadenas. Pero el Seiíor vino en

60
persona para liberar y vigorizar al hombre, renovándolo consiguiente, incluso la revalorización del hombre y la eleva-
interiormente y expulsando al príncipe de este mundo ción de la naturaleza humana de cada uno de nosotros a la
(cf. J n 12,13), que le retenia en la esclavitud del pecado. dignidad sobrenatural se consuma mediante la participación
El pecado rebaja al hombre, impidiéndole lograr su pro- en la redención.
pia plenitud. (CM 13).
"El hombre cristiano, conformado con la imagen del
De este modo, la redención, obra de Cristo, esa redención Hijo, que es el primogénito entre muchos hermanos, re-
que da a la vida de la humanidad en la Iglesia una dimensión cibe las primicias del Espíritu (Rom 8,23), las cuales le
cristocéntrica, es, en esta dimensión, antropocéntrica hasta el capacitan para cumplir la ley nueva del amor. Por medio
fondo, pues se coloca, por así decirlo, en cada hombre y en de este Espíritu, que es prenda de la herencia (Ef 1,14), se
toda la humanidad, entre el bien y el mal, entre el pecado y la restaura internamente todo el hombre hasta que llegue
salvación. Esta es la redención del pecado y, puesto que el la redención del cuerpo (Rom 8,23). Si el espíritu de aquel
pecado "rebaja al hombre", es precisamente en ella - e n su que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en voso-
misma esencia y efectos-donde se encuentra la revalorización tros, el que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos
fundamental e inagotable del hombre. dará también vida a vuestros cuerpos mortales por virtud
Lo conciencia de la revalorización del hombre por parte de de su Espiritu, que habita en vosotros (Rom 8.1 1). (CM 22).
Cristo es un elemento integrante de la fe, conectado con el pro- La efusión del Espíritu Santo es fruto del misterio pascual
pio misterio de la encarnación del Dios-Verbo: de Jesucristo; fruto permanente, consumación de esa obra de
-El que es imagen de Dios invisible (Col 1,15) es tam- la redención siempre en acto. El cristiano es consciente de esta
bién el hombre perfecto, que ha devuelto a la descenden- realidad por medio de la fe, y esta conciencia plasma su acti-
cia de Adán la semejanza divina, deformada por el pri- tud tanto en la "lucha dramática entre el bien y el mal" como
mer pecado. En él, la naturaleza humana asumida, no en lo que se refiere al "enigma de su condición humana", que
absorbida, ha sido elevada, también en nosotros, a dig- "frente a la muerte no es más que un sueño" (CM 18). En
nidad sin igual. El Hijo de Dios, con su encarnación, se efecto:
ha unido, en cierto modo, con todo hombre. Trabajó -Urgen al cristiano la necesidad y el deber de luchar,
con manos de hombre, pensó con inteligencia de hom- con muchas tribulaciones, contra el demonio, e incluso
bre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de de padecer la muerte. Pero, asociado al misterio pascual,
hombre. Nacido de la Virgen Maria, se hizo verdadera- configurado con la muerte de Cristo, llegará, corrobora-
mente uno de los nuestros, semejante en todo a nos- d o por la esperanza, a la resurrección>, (CM 22).
otros, excepto en el pecado,, (CM 22).
-Por ser Dios, habita en El corporalmente toda la pleni- La obra de la redención es universal y se extiende y fructifi-
tud de la divinidad (Col 2,9); según su naturaleza huma- ca más allá de cuanto el hombre pueda imaginarse, pues todos
na, nuevo Adán, es constituido cabeza de la humanidad han sido injertados en el misterio pascual de Jesucristo.
regenerada, lleno de gracia y de verdad (Jn 1,14). Así, <<Estovale no solamente para los cristianos, sino también
pues, el Hijo de Dios marchó por los caminos de la ver- para todos los hombres de buena voluntad, en cuyo cora-
dadera encarnación para hacer a los hombres partícipes zón obra la gracia de modo invisible. Cristo murió por
de la naturaleza divina ... Los Santos Padres proclaman todos, y la vocación suprema del hombre, en realidad, es
constantemente que no está sanado lo que no ha sido una sola, es decir, la divina. En consecuencia, debemos
asumido por Cristo. Mas El asumió la entera naturaleza creer que el Espiritu Santo ofrece a todos la posibilidad
cual se encuentra en nosotros, miserables y pobres, pero de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien a
sin el pecado" (DM 3). este misterio pascual~~ (CM 22).
La encarnación del Hijo de Dios es el inicio de la reden- La universalidad de la redención pone aún más de relieve
ción y en ella halla consumación su finalidad intrínseca. Por el intrínseco contenido antropológico, ese "misterio del hom-
62 63
bre", que a través del misterio de Jesucristo constituye una de La constitución Gaudium et spes nos enseña de modo espe-
las principales orientaciones del enriquecimiento de la fe que cial cómo la redención consumada por Cristo subraya el valor
brota de las fuentes del Concilio: de la comunidad humana y el valor de la varia actividad del
.Este es el gran misterio del hombre que la revelación hombre en el mundo. Y además recuerda también los valores
cristiana esclarece a los fieles. Por Cristo y en Cristo se de la vida matrimonial y familiar, de la cultura, de la vida
ilumina el enigma del dolor y de la muerte, que fuera del socio-económica, de la política y de las relaciones internacio-
Evangelio nos envuelve en absoluta oscuridad. Cristo re- nales, que entran en juego con la obra de Jesucristo. Una co-
sucitó; con su muerte destmvó la muerte v nos dio la rrecta y bien meditada lectura de estos capítulos de la constitu-
~~. .- ción pastoral, en los que tal vez resalta especialmente el
vida, para que, hijos con el Hijo, clamemolen el Espin-
tu: Abba!, [Padre!. (CM 22). aspecto ético de los problemas aludidos, presupone obviamen-
te todo ese mundo de valores que el cristiano percibe 4 la luz de
Siguiendo paso a paso el magisterio del Concilio, que en la fe que emana del misterio de la redención; podemos decir que
este tema se ha centrado sobre todo en la constitución Gau- a la luz de la fe pascual.
dium et spes, llegamos a una profunda conciencia de la reden- Para no hacer interminables las citas, vamos a centrarnos
ción como realidad referido al hombre. Los pecados del hom- solamente en los pasajes del capitulo 111 de la primera parte:
bre, tanto en su dimensión personal como social, todo el
mysterium iniquitatis. y en él toda la pecaminosidad y debili- -A través de toda la historia humana existe una dura
dad del ser humano, constituyen el objeto de la redención. batalla contra el poder de las tinieblas, que, iniciado en
Pero a tenor de los citados testimonios es evidente que la re- los orígenes del mundo, durará, como dice el Seiior, has-
dención no se queda en este multiforme y complejo aspecto ta el día final. Enzarzado en esta pelea, el hombre ha de
negativo, sino que acude a iluminar los valores y la dignidad luchar continuamente para acatar el bien, y sólo a costa
del'hombre. En Jesucristo, Dios entra en la historia del hom- de grandes esfuerzos, con la ayuda de la gracia de Dios,
bre para revelársele a si mismo y revelar a la vez la profundi- es capaz de establecer la unidad en sí mismo ... A la hora
dad del ser humano. A la luz del magisterio conciliar, la reden- de saber cómo es posible superar tan deplorable miseria,
cidn es un espacio misterioso real en el que nacen y crecen los la norma cristiana es que hay que purificar por la cmz y
valores, sobre todo los humanos. Hay que referir esta afirma- la resurrección de Cristo y encauzar por caminos de per-
ción, indirectamente, también a los demás valores, teniendo en fección todas las actividades humanas, las cuales, a cau-
cuenta que también ellos están subjetivamente vinculados al sa de la soberbia y el egoísmo, corren diario peligro. El
hombre. hombre, redimido por Cristo y hecho, en el Espíritu
-El Concilio se propone, ante todo, juzgar bajo esta luz Santo, nueva criatura, puede y debe amar las cosas crea-
(de la fe) los valores que hoy disfrutan de máxima consi- das por Dios. Pues de Dios las recibe, y las mira y respe-
deración y enlazarlos de nuevo con su fuente divina. Es- ta como objetos salidos de las manos de Dios.
tos valores, por proceder de la inteligencia que Dios ha Dándole gracias por ellas al Bienhechor y usando y
dado al hombre, poseen una verdad extraordinaria; gozando de las criaturas en pobreza y con libertad de
pero, a causa de la cormpci6n del corazón humano, su- espíritu, entra de veras en posesión del mundo como
fren con frecuencia desviaciones contrarias a su debida quien nada tiene y es dueiio de todo. Todo es vuestro;
ordenación. Por ello necesitan purificación~~ (CM 11). vosotros sois de Cristo, y Cristo es de Dios ( I c o r 3,22-23).
( C M 37).
Todo hombre -precisamente por eso- tiene el deber de .constituido Seiior por su resurrección, Cristo, al que
mantener en pie el concepto de la persona humana integral, en le ha sido dada toda potestad en el cielo y en la tierra,
el que descuellan los valores de la inteligencia, de la voluntad, obra ya, por la virtud de su Espíritu, en el corazón del
de la conciencia y de la fraternidad, fundados todos ellos en hombre, no sólo despertando el anhelo del siglo futuro,
Dios creador y admirablemente sanados y elevados en Cristo sino alentando, purificando y robusteciendo también
(CM 61). con ese deseo aquellos generosos propósitos con los que
i
la familia humana intenta hacer mds llevadera su propia tituido en Señor, Cristo y Sacerdote para siempre (Act
vida y someter la tierra a este f » i , b (CM 38). 2,36; Heb 5.6; 7,17-21), y derramó sobre sus discípulos el !
-Ya que Cristo es principio y modelo de esa humani- Espíritu prometido por el Padre (cf. Act 2.33). Por esto, 1
dad renovada, a la que todos aspiran, llena de amor fra-
terno, de sinceridad y de espíritu de paz. (DM 8). i la Iglesia, enriquecida con los dones de su Fundador y
observando fielmente sus preceptos de caridad, humil-
dad y abnegación, recibe la misión de anunciar el reino
knunciamos a otras muchas citas del magisterio conciliar. 1 de Cristo y de Dios e instaurar10 en todos los pueblos, y

1
Pero, a la luz de los anteriores textos, queda bien claro que la
actuación del Concilio Vaticano 11 ha de seguir Profundizando constituye en la tierra el germen y el principio de ese 1
!
en la conciencia de la redención como realidad profunda y reino. Y mientras ella paulatinamente va creciendo, an-
universalmente abierta al hombre y al "mundo". Profunda- hela simultáneamente el reino consumado y con todas
mente, porque penetra en los secretos más recónditos del alma j sus fuerzas espera y ansía unirse con su Rey en la gloria.
humana; universalmente, porque empapa todas las esferas de
los valores mediante los cuales el hombre está ligado al mun-
do. Por eso, precisamente, la redención consumada por Jesu-
(CI 5).
La redención, realidad abierta siempre al hombre y al
"mundo", siempre como renovada referencia al hombre, per-
~
cristo es redención del "mundo". Y precisamente gracias al dura en la Iglesia. En ella se dan cita esas dos dimensiones,
magisterio del Concilio, esta expresión de la fe se ha especial- tan claramente por el Concilio Vaticano 11: la di-
mente enriquecido. Además, este enriquecimiento de la fe PO- mensión vertical, que continuamente se extiende en la dimen-
dria recibir la calificación característica de "pascual" a tenor sión horizontal y, haciéndose con ella, la orienta incesante-
de los textos citados y otros muchos del magisterio conciliar y mente hacia la vertical. Lo ideo del pueblo de Dios predomina
de la temática esencial de la constitución sobre la sagrada li- en la conciencia de la Iglesia. Un análisis penetrante del magis- 1!
turgia, liturgia "mediante la cual, especialmente en el santo terio conciliar demuestra que esta idea actúa en el terreno de la
sacrificio de la Eucaristía, se actúa la obra de nuestra reden- conciencia de lo redención, del mismo modo que en el terreno de
ci0n" (CL 2). esta conciencia se manifiesta precisamente el pleno realismo de 1
El enriquecimiento "pascuol" de la fe consiste en acoger el lo fe, propio de la autodeterminación conciliar de la Iglesia. Y es
misterio de Cristo tal como ha sido anunciado desde el princi- que "este pueblo mesiánico tiene como cabeza a Cristo, entre-
pio, e introducirlo en el hombre y sus diversas dimensiones hasta gado a la muerte por nuestros pecados y resucitado para puri-
descubrir en profundidad lo verdad y el valor. El misterio pas- ficarnos" (Rom 4.25) (CI 9). Cristo es cabeza de la Iglesia, y
cual, como misterio de la cruz, es capaz de juzgar y convertir así como la cabeza influye en todo el complejo organismo del
los corazones humanos (scrutatio cordium). Al mismo tiempo, cuerpo, del mismo modo Cristo llena con su redención la Igle-
el Concilio pone de manifiesto cuánto espacio espiritual está sia y obra un incesante influjo de vida en su Cuerpo místico.
en este misterio a disposición del auténtico valor del hombre y Según esta inveterada analogía paulina, ~ o d e m o sentender de I
de todos los valores vinculados al hombre. Se trata como de qué modo la realidad de la redención persiste en la Iglesia.
un reflejo de la resurrección, que siempre y en todo surge del Este perdurar es algo dinámico y vivificante: "El Hijo de
sacrificio, creando en la conciencia de los cristianos la esperan- Dios ..., comunicando su Espíritu a sus hermanos, congregados I

za no sólo en el sentido escatológico, sino también en la di- de entre todos los pueblos, los constituyó en su Cuerpo misti-
mensión de todas las temporalidades plenamente. co" (CI 7).
«Y del mismo modo que todos los miembros del cuer-
2 po humano, aun siendo muchos, forman, no obstante,
un solo cuerpo, así también los fieles en Cristo (cf. I c o r
Lo redencidn como reolidod siempre presente en lo Iglesia 12.12). Tambikn en la constitución del cuerpo de Cristo
está vigente la diversidad de miembros y oficios. Uno
*Cuando... Jesús, después de haber padecido muerte de sólo es el Espíritu, que distribuye sus variados dones

i
cruz por los hombres, resucitó, se presentó por ello cons- para el bien de la Iglesia, según su riqueza y la diversi-
I 66 67 I
i
1
i . ~~ ~~~
1
dad de ministerios ( I c o r 12,l-11)... La Cabeza de este Y para que nos renováramos incesantemente en El (cf.
cuerpo es Cristo. El es la imagen de Dios invisible. y en Ef 4.23). nos concedió participar de su espíritu. quien,
El fueron creadas todas las cosas. El es antes que todos, siendo uno solo en la Cabeza y en los miembros. de tal
y todo subsiste en El. El es la cabeza del cuerpo, que es modo vivifica todo el cuerpo, lo une y lo mueve, que su
la Iglesia. El es el principio, el primogénito de los muer- oficio pudo ser comparado por los Santos Padres con la
tos, de modo que tiene la primacía en todas las cosas (cf. función que ejerce el principio de vida o el alma en el
¡ Col 1.15-18). Con la grandeza de su w d e r domina los cuerpo humano* (CI 7).
cielos y la Gerra, y c o i su eminente perfección y acción
llena con las riquezas de su gloria todo el cuerpo (cf. Ef "Obrar en la caridad conforme a la verdad". he aqui el
1,18-23). Es necesario que todos los miembros se hagan modo del obrar humano en el que fructifica la redención de
conformes a El hasta el extremo de que Cristo quede Cristo. Este fruto de la redención cobra en el hombre una di-
formado en ellos (cf. Gál 4,19). Por eso somos incorpo- mensión interior y espiritual en la que, de vez en cuando, se
rados a los misterios de su vida, configurados con El, debe distinguir la influencia del Espíritu Santo como prolon-
muertos y resucitados con El, hasta que con El reinemos gación de aquella venida que completó el misterio pascua1 del
(cf. Flp 3,21; 2Tim 2.11; Ef 2,6; Col 2,12, etc.). Peregri- Redentor. Hemos constatado antes ya que la realidad de la
nando todavía sobre la tierra, siguiendo de cerca sus pa- redención siempre se dirige al hombre y se manifiesta siempre
sos en la tribulación y en la persecución, nos asociamos en el bien, en el valor y en la victoria sobre el mal y el pecado.
a sus dolores como el cuerpo a la cabeza, padeciendo Este proceso ampliamente articulado, que penetra en las con-
con El a fin de ser glorificados con El (cf. Rom 8,17). ciencias y en las almas de cada hombre, brota de la propia
realidad de la redención, a la vez que la actualiza y la comple-
(CI 7). ta, radicándose no sólo en cada uno de los hombres, sino tam-
La obra de la redención continúa "en nosotros", esto es bién en la comunidad del Cuerpo mistico, que de este modo
"en la Iglesia". Realidad esta que podemos también expresar "se edifica" y continúa desarrollándose. Para determinar de
de otra manera, si decimos que la Iglesia es una redención qué forma la realidad de la redención perdura en la Iglesia,
permanente y que esa forma asumida por ella en Cristo debe ante todo hay que tocar esa dimensión invisible, sugerida por
como refluir "de nosotros" en la Iglesia, considerada ahora la analogía del cuerpo mistico. Si se profundiza en el proble-
más profundamente v a la vez más amoliamente. no tanto baio~~ ~~~
ma, oodemos afirmar aue la realidad de la redención ~ e r d u r a
su &pecto institucional cuanto, partic;l&nente; bajo el asp&- en 1; Iglesia, porque, ante todo, sus efectos se realizan en el
to místico. Precisamente en este sentido la lglesia ha sido cons- "mundo". Existe un estrecho lazo entre los dos aspectos de la
tituida y continúa formándose por Cristo y la realidad de la redención, que aqui analizamos siguiendo los principales
redención, que en ella perdura y se actualiza sin cesar. En conse- enunciados del Vaticano 11.
cuencia, la conciencia de la redención está más estrecha y di- Lo redención del "mundo" subsiste incesantemente en la
rectamente conectada con la conciencia de la Iglesia. Iglesia. sobre todo. por la voluntad de Cristo redentor:
Esta conciencia encuentra expresión en la doctrina del
cuerpo mistico de Cristo, que el Vaticano 11 nuevamente re- "El Seflor, una vez que hubo completado en si, con su
cuerda y vivifica. Leemos: muerte y resurrección, los misterios de nuestra salvación
y la restauración de todas las cosas, habiendo recibido
*Por El, todo el cuerpo. alimentado y trabado por los toda potestad en el cielo y en la tierra, antes de ascender
coyunturas y ligamentos. crece en aumento divino (Col a los cielos, fundó su Iglesia como sacramento de salva-
2.19). El mismo conforma constantemente su cuerpo, c i ó n ~(DM 5).
que es la Iglesia, con los dones de los ministerios, por los Leemos también:
cuales, con la virtud derivada de El, nos prestamos mu-
tuamente los servicios para la salvación, de modo que, -Cristo ama a la Iglesia como a su esposa, convirtién-
viviendo la verdad en. caridad, crezcamos por todos los dose en ejemplo del marido, que ama a su esposa como
medios en El, que es nuestra Cabeza (cf. Ef 4,ll-16, gr.). a su propio cuerpo (cf. Ef 5,2528). A su vez, la Iglesia,
68 69
le está sometida como a su Cabeza (Ef 23-24). Porque en sitada de purificación, avanza continuamente por la sen-
El habita corporalmente toda la plenitud de su divinidad da de la penitencia y de la renovación,. (CI 8).
(Col 2,9), colma de bienes divinos a la Iglesia, que es su
cuerpo y su plenitud (cf. Ef 1,22-23), para que ella tienda Estas palabras dan testimonio no sólo de que la Iglesia
y consiga toda la plenitud de Dios (cf. Ef 3 , 1 9 ) ~(CI 7). 1 -no obstante un profundo sentido de su debilidad humana-
busca imitar a Cristo, sino de que se siente transido y plosmu-
Para dar a entender el modo y grado de unión de Cristo da por el misterio de lo redención y ve este misterio como una
con la Iglesia y subrayar así que la realidad de la redención de ;
I realidad constitutiva de su dinámica interna y su vitalidad. La
Cristo permanece en la Iglesia, el Concilio Vaticano 11 apela a I conciencia de la Iglesia está impregnada hasta lo más hondo
esas analogías fundamentales de que se sirvió San Pablo para de la conciencia de la redención, y no puede ni por un instante
explicar esta verdad de la fe. Se trata de la analogía de la apartarse de ella tanto en lo que se refiere a sil contenido de
unidad del organismo humano y su cabeza, y de la unidad de "pasión" como al de "resurrección".
la mujer y su marido en el matrimonio. Ambas analogías se
completan entre si y, en cierto sentido, se entrelazan. Y las dos
manifiestan el altisirno grado de unión de Cristo con la Iglesia
1
1
"La Iglesia "va peregrinando entre las persecuciones
del mundo y los consuelos de Dios", anunciando la cmz
-salvaguardando, obviamente, su peculiaridad-, unión que 1 del Señor hasta que venga (cf. I c o r 11,26). Está fortale-
determina también la profunda y eficaz duración de la reali- cida con la virtud del Señor resucitado, para triunfar con
dad de la redención en la Iglesia. paciencia y caridad de sus aflicciones y dificultades, tan-
La unión de Cristo con la Iglesia procede de la voluntad to internas como externas, y revelar al mundo fielmente
! su misterio, aunque sea entre penumbras. Hasta que se
del Redentor. La Iglesia. por uno porte, trata de hacer todo lo
posible para vivir esta unión y conservar el dan de la redención manifieste en todo el esplendor al final de los tiempos*
con el que Cristo lo enriquecib desde el principio. (CI 8).
El decreto acerca de las misiones habla así de la principal
*Como Cristo realizó la obra de la redención en pobre-
za y persecución, de igual modo la Iglesia está destinada a 1 obligación de la Iglesia:
recorrer el mismo camino a fin de comunicar los frutos de
la salvación a los hombres. Cristo Jesús, existiendo en la
~
!
"Como esta misión continúa y desarrolla en el decurso
de la historia la misión del propio Cristo, que fue envia-
forma de Dios... se anonadó a si mismo. tomando la forma d o a evangelizar a los pobres, la Iglesia, a impulsos del
de sierva (Flp 2,ó7), y por nosotros se hizo pobre siendo 1
Espíritu Santo, debe caminar por el mismo sendero de
rico (2Cor 8.9); así también la Iglesia, aunque necesite de
medios humanos para cumplir su misión, no fue institui-
da para buscar la gloria terrena, sino para proclamar la 1 Cristo; es decir, por el sendero de la pobreza, la obedien-
cia, el servicio y la inmolación propia hasta la muerte,
de la que surgió victorioso por su resurrección. Porque

i
humildad y la abnegación, también con su propio ejem- asi caminaron en la esperanza todos los apóstoles, que
plo. Cristo fue enviado por el Padre a evangelizar a los con múltiples tribulaciones y sufrimientos completaron
pobres y levantar a los oprimidos (Lc 4,18), para buscar y lo que falta a la pasión de Cristo en provecho de su
solvar lo que estaba perdido (Lc 19,lO); así también la I cuerpo, que es la Iglesia. Muchas veces fue también se-
1
Iglesia abraza con su amor a todos los afligidos por la milla la sangre de los cristianos" (DM 5).
debilidad humana; más aún, reconoce en los pobres y en
los que sufren la imagen de su Fundador pobre y pacien-
te, se esfuerza en remediar sus necesidades y procura ser-
i
I
Meditando, con espíritu del Vaticano 11, en la redención
como realidad siempre presente en la Iglesia y sin cesar consti-
vir en ellos a Cristo. Pues mientras Cristo,santo, inocente,
inmaculado (Heb 7,26), no conoció el pecado (cf. 2Cor
1 tuyéndola, damas tambi4n con ese lazo que existe entre el "cuer-
po místico de Cristo" y el "pueblo de Dios". La Iglesia es, al
5,21), sino que vino únicamente a expiar los pecados del I mismo tiempo, lo uno y lo otro. En la constitución Lumen
pueblo (cf. Heb 2,17), la Iglesia encierra en su propio / gentium. la imagen de la Iglesia en cuanto Pueblo de Dios tie-
seno a pecadores, y siendo al mismo tiempo santa y nece- ne seguramente más garra. Sin embargo, en el conjunto del
70 71
6.-Rrnovocidn en tu* fuenres
magisterio conciliar hallamos razones suficientes para afirmar el Pueblo de Dios. Algo altamente significativo para la propia
que el pueblo de Dios cs también el cuerpo mistico de Cristo, !
conciencia de la redención y el enriquecimiento de la fe en este
y para esclarecer esta identidad teológica. Precisamente la rea- ámbito. La triple misión de Cristo, de la que es partícipe el
lidad de la redención nos ayudo a explicarlo. La conciencia de la ¡ Pueblo de Dios, nos permite definir con mayor precisión a ese
redención es lógicamente anterior a la conciencia del Pueblo
de Dios, como aparecerá con mayor evidencia cuando analice-
1 pueblo como "mesiánico"; estrechamente unido, pues, a la
mos esta última. Era deber nuestro someter primero a análisis
la conciencia de la redención, porque ésta es una exigencia de
/ obra del Mesías, la redención.

.'Así como Cristo fue enviado por el Padre, El nos en-


la lógica de la fe y, a su vez, también una condición de su vió a los apóstoles, llenos del Espíritu Santo. No sólo los
enriquecimiento. Para sacarle provecho al magisterio conciliar, envió a predicar el Evangelio a toda criatura y a anun-
ante todo hemos de dirigirnos a la realidad de la redención y, ciar que el Hijo de Dios, con su muerte y resurrección,
a tenor de sus enseñanzas, profundizar, en primer lugar, en la nos librb del poder de Satanás y de la muerte, y nos
conciencia de la redención, y solamente luego dirigir nuestra condujo al reino del Padre, sino tambien a realizar la
mirada a la realidad del Pucblo de Dios. De no proceder así o obra de salvación que proclamaban mediante el sacrifi-
de pasar corriendo por la realidad de la redención, para irnos cio y los sacramentos, en torno a los cuales gira toda la
a la del Pueblo de Dios, ocurrirá que la segunda realidad no se vida litúrgica. Y así, por el bautismo, los hombres son
nos mostrara en toda la plenitud y profundidad de su signifi- injertados en el misterio pascua1 de Jesucristo: mueren
cado. De ser así, podríamos hablar de una "sociologización" con El, son sepultados con El y resucitan con El; reciben
unilateral del concepto, en sí mismo preñado de un intimo el espíritu de adopción de hijos por el que clamamos:
potencial teológico. Se podría incluso decir que la dimensión Abba! ;Padre! (Rom 8,15), y se convierten así en los ver-
horizontal le hacía sombra a la vertical. No cabe duda de que daderos adoradores que busca el Padre. Asimismo,
ha sido un gran acierto el del Vaticano 11 al haber iluminado cuantas veces comen la cena del Seiior, proclaman su
esta dimensión horizontal, y lo ha sido también el que la idea muerte hasta que vuelva,> (CL 6).
de Pueblo de Dios haya encontrddo un puesto tan principal en
el Magisterio, pero a condición de que sepa conservar la rique- Hay que demostrar mediante un nuevo análisis de qué
za teológica que le pertenece, riqueza que proviene del hecho modo la misión de profeta, sacerdote y rey se enraím en la obra
de que el "pueblo de Dios" se contiene en el "cuerpo mistico de la redención consumada por Jesucristo y cómo la constitu-
de Cristo", y, viceversa, el "cuerpo mistico de Cristo", en el ye. El magisterio del Concilio nos ayuda a verla, sobre todo,
"pueblo de Dios". desde el punto de vista de la participación del Pueblo de Dios,
La redención es una realidad siempre presente en la Iglesia. y, por ende, no tanto en Cristo mismo cuanto en la Iglesia.
puesto que la Iglesia es siempre tambit'n heredera. de la misión Cristo y la realidad de la redención continúan en la Iglesia,
del Redentor. Una triple misión: gracias precisamente a la participación en el triple ministerio
<,Para esto envió Dios a su Hijo, a quien constituyó en de ~ r i s &que caracteriza al Pueblo de Dios. puede decirse que
heredero de todo (cf. Heb 1,2), para que sea Maestro, la realidad de la redención, que perdura en la Iglesia de forma
Rey y Sacerdote de todos, Cabeza del pueblo nuevo y mística -fruto estable del amor del Esposo a la Esposa y mis-
universal de los hijos de Dios. (CI 13). terio de la unidad del cuerpo con su Cabeza- encuentra su
expresidn en la conciencia y actitud de la Iglesia-Pueblo. herede-
Cristo, pues, es cabeza del Cuerpo mistico y cabeza del ra de la misión de Cristo Redentor. De esta expresión, en cuan-
"pueblo de los hijos de Dios" como maestro, rey y sacerdote. to parte integrante de la conciencia de la redención, tratare-
La triple misión, el triple ministerio del Redentor está estre- mos por separado; en un segundo tiempo nos volveremos a
chamente unido a la obra redentora y perdura en la Iglesia, en ocupar de ella para analizar las actitudes que en la formación
virtud de que el Pueblo de Dios participa continuamente del de la vida cristiana. sobre la base del Vaticano 11, deben res-
ministerio profktico, sacerdotal y real de Cristo. Y es esta par- ponder a la misión profética, regia y sacerdotal de Cristo,
ticipación la que hace que la obra de la redención perdure en Seiior.
-El pueblo santo de Dios participa también de la fun- que es función de la jerarquía, viene a encontrarse con el senti-
ción profética de Cristo, difundiendo su testimonio vivo d o sobrenatural de la fe, en el que participa la comunidad toda
sobre todo con la vida de fe y caridad y ofreciendo a de los creyentes y al mismo tiempo constituye la participación
Dios el sacrificio de alabanza, que es fruto de los labios en la misión profética de Cristo, en la que toma parte todo el
que confiesan su nombre (cf. Heb 13,15). La totalidad Pueblo de Dios. Como vemos, esta participación está integra-
de los fieles que tienen la unción del Santo (cf. IJn 2.20 da por la doctrina y la profesión, como dos vigas que se com-
y 27), no puede equivocarse cuando cree, y esta prerro- pletan y sostienen mutuamente. El Magisterio ejerce en este
gativa peculiar suya la manifiesta mediante el sentido proceso una función directiva, que se relaciona estrechamente
sobrenatural de la fe de todo el pueblo cuando, "desde con la constitución jerárquica de la Iglesia. Sin embargo, la
los obispos hasta los últimos fieles laicos., presta su doctrina de la fe y su profesión se unen, por así decirlo, en un
consentimiento universal en las cosas de fe y costum- único y común fundamento: la misión profética de Cristo y la
bres. Con este sentido de la fe que el Espiritu de verdad participación en la misma.
suscita y mantiene, el Pueblo de Dios se adhiere indefec- Hay que resaltar este punto del magisterio conciliar como
tiblemente a la fe confiada de una vez para siempre a los un momento especialmente importante para el enriquecimien-
santos (Jds 3), penetra más profundamente en ella con to de la fe, con respecto no sólo a su contenido, sino también a
juicio certero y le da más plena aceptación en la vida, su significado subjetivo. La fe -su profesión y doctrina, su
guiado en todo por el sagrado magisterio, sometiéndose profundización cognoscitiva y su más completa actuación en
al cual no acepta ya una palabra de hombres, sino la la vida- establece una particular unión de todo creyente con
verdadera palabra de Dios (cf. lTes 2 , 1 3 ) ~(C1 12). la misión de Cristo, pues no se trata sólo de una aceptación
Y en otro lugar: masiva, sino también de una continuación creativa de la pro-
pia misión profética.
<<Cristo,el gran Profeta, que proclamó el reino del Pa- El Concilio habla, en varias ocasiones, de la misión sacer-
dre con el testimonio de la vida y con el poder de la dotal del Redentor y de la participación en ella del Pueblo de
palabra, cumple su misión profética hasta la plena mani- Dios en la Iglesia. El magisterio del Vaticano 11 nos permite
festación de la gloria, no sólo a través de la jerarquía, conocer más a fondo la verdad según la cual la realidad de la
que ensefia en su nombre y con su poder, sino también redención. consumada de modo especial por el acto sacerdotal de
por medio de los laicos, a quienes, consiguientemente, Cristo, perdura en la Iglesia, y también de modo especial me-
constituye en testigos y les dota del sentido de la fe y de diante la continuación del sacerdocio de Cristo.
la gracia de la palabra (cf. Act 2.17-18; Ap 19,10), para
que la virtud del Evangelio brille en la vida diaria, fami- ,'Cristo Señor, Pontífice tomado de entre los hombres
liar y social" (CI 35). (cf. Heb 5,l-5), de su nuevo pueblo hizo ... un reino y
La participación del Puebla de Dios en la misión de Crisro, sacerdotes para Dios, su Padre (Ap 1.6; cf. 5,9-10). Los
misión en primer lugar profética, demuestra que la realidad de la bautizados, en efecto, son consagrados por la regenera-
redención perdura en la Iglesia. ción y la unción del Espíritu Santo como casa espiritual
Cristo es el Maestro que transmite la palabra de Dios a la y sacerdocio santo, para que, por medio de toda obra
humanidad y con la fuerza de esta palabra edifica la comuni- del hombre cristiano ofrezcan sacrificios espirituales y
dad del Pueblo de Dios en la Iglesia. Esta comunidad, como es anuncien el poder de aquel que los llamó de las tinieblas
sabido, se constituye en virtud de la participación vital de a su admirable luz (cf. IPe 2,410). Por ello, todos los
cuantos creen en la misión profética de Cristo. La palabra de discipulos de Cristo, perseverando en la oración y ala-
Dios, transmitida en Cristo y por Cristo -de la que participan bando juntos a Dios (cf. Act 2.42-47), ofrézcanse a si
todos los hombres-, los congrega y los une. Todos también, mismos como hostia viva, santa y grata a Dios (cf. Rom
en cuanto comunidad de la Iglesia, difunden la palabra del 12,l) y den testimonio por doquiera de Cristo, y a quie-
Evangelio y dan testimonio de ella no sólo profesando la mis- nes lo pidan, den también razón de la esperanza de la
ma verdad, sino también actuándola en su vida. La doctrina, vida eterna que hay en ellos (cf. IPe 3,15). (CI 10).
74
Seguidamente, la constitución Lumen gentium se ocupa de de los sacramentos: "El carácter sagrado y orgánicamente es-
la relación entre el sacerdocio común de los fieles y el sacerdo- tructurado de la comunidad sacerdotal se actualiza por los sa-
cio ministerial, es decir, el jerárquico. Sin perjuicio de volver- cramentos" (CI l l).
nos a ocupar de este tema en otro lugar, vamos a detenernos Se actualiza además nor "las virtudes". La redención. en
ahora en lo que para todo el Pueblo de Dios pueda tener rele- cuanto realidad permanenie de la Iglesia, se manifiesta no sólo
vancia con respecto a su participación en la misión sacerdotal en la vida sacramental de los cristianos, sino también en su
de Cristo. vida moral: en la moral cristiana. Nos encontramos aqui casi
.El carácter sagrado y orgánicamente estructurado de ya en ese punto en que el elemento divino y el humano se
la comunidad sacerdotal se actualiza por los sacra- compenetran íntimamente sobre la base del principio de la
mentos y por las virtudes. (CI 11). participación en la triple misión de Cristo, pudiéndose decir
que la moral seiíala especialmente la contribución del hombre.
Tanto la constitución Lumen gentium como la constitución Podemos darnos cuenta fácilmente de que la participación en
sobre la sagrada liturgia evidencian los lazos particulares exis- el sacerdocio de Cristo por medio de los sacramentos es tam-
tentes entre la redención de Cristo y la vida sacramental del bién por participación en su misión profética, ya que la vida
cristiano. sacramental es, a su tiempo, profesión de fe y anuncio de ella,
<.En efecto, la liturgia, por cuyo medio "se ejerce la y ambos implican la existencia de una viva y vivida moral cris-
obra de nuestra redención", sobre todo en el divino sa- tiana, indisolublemente unida a la vida sacramental, en cuanto
crificio de la Eucaristía, contribuye en sumo grado a-que componente y condición necesaria de la santificación del
los fieles expresen en su vida y manifiesten a los demás hombre.
el magisterio de Cristo y la naturaleza auténtica de la Parece, pues, que este aspecto de la redención como reali-
verdadera Iglesia. (CL 2). dad siempre presente en la Iglesia se manifiesta con toda evi-
*Con razón, pues, se considera la liturgia como el dencia especialmente en la participación en la misión real de
ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella, los signos Cristo.
sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la Leemos al respecto:
santificación del hombre, y así, el Cuerpo místico de Je- -Cristo, habiéndose hecho obediente hasta la muerte y
sucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el habiendo sido por ello exaltado por el Padre (cf. Flp
culto público integro,, (CL 7). 2.8-9), entró en la gloria de su reino. A El están someti-
No vamos aqui a entrar en los pormenores de. este tema, das todas las cosas, hasta que El se someta a sí mismo y
sobre el que hemos de volver más adelante. Tan sólo trazare- todo lo creado al padre, a fin de que Dios sea todo en
mos la línea maestra: realidad de la redención, presente conti- todas las cosas (cf. I Cor 15,27-28). Este poder lo comu-
nuamente en la Iglesia a travds de la participación en el sacerdo- nicó a sus discípulos, para que también ellos queden
cio de Cristo, vida sacramental de la Iglesia y liturgia. Seria constituidos en soberana libertad, y por su abnegación y
-en el ámbito de toda la lógica de la fe profesada y santa vida venzan en sí mismos el reino del pecado (cf.
vivida-corno una línea descendente, siguiendo a la cual he- Rom 6,12). Más aún, para que, sirviendo a Cristo tam-
mos de buscar esa vía de enriquecimiento de la fe que parte del biCn en los demás, conduzcan en humildad y paciencia
Vaticano 11 hacia el futuro. Al someter a análisis la "actitud a sus hermanos al Rey, cuyo servicio equivale a reinar*
litúrgica", tan profundamente elaborada durante los trabajos (CI 36).
conciliares, deberemos acordarnos de que el fundamento de
esta actitud espiritual, asi como su activación, está precisa- El texto antes citado prosigue, refiriéndose directamente a
mente en la conciencia de la redención, en cuanto realidad los seglares católicos, de acuerdo con el título del capitulo IV
presente siempre en el sacerdocio de Cristo, del que todo el de la constitución Lumen gentium. Enseiía el Concilio que
Pueblo de Dios es partícipe. "Tambikn por medio de los fieles laicos el Seiíor desea
Esta participación se lleva a cabo en la Iglesia por medio dilatar su reino: reino de verdad y de vida. reino de santi-
76 77
importante para el establecimiento de las relaciones entre la curso de la historia de la salvación. Dado que estos dos aspec-
eclesiologia y la mariologia. En el presente análisis, que tiene tos, el histórico y el escatológico, se encuentran y compenetran
por objeto las vías del enriquecimiento de la fe que circulan en la totalidad de la economía de la salvación, en especial
por el magisterio del Concilio Vaticano 11, debemos, en primer cuando se trata de la participación que en ella ha tenido la
lugar, subrayar la solución adoptada por el Concilio con la Madre de Dios, nos referiremos por lo menos a un texto que,
decisión de no producir un documento de contenido marioló- por otra parte, pertenece al capitulo que sigue (segunda parte,
gico propiamente dicho, sino de insertarlo en la constitución capitulo V).
dogmática sobre la Iglesia. Ya este mismo hecho compmeba,
en cierto modo, que la conciencia de la Iglesia está especial- .<Los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, y la
mente transida por el misterio de la Madre de Dios; misterio Tradición venerable manifiestan de un modo cada vez
que, a su vez, se encierra por entero en el misterio de Cristo más claro la función de la Madre del Salvador en la eco-
-Verbo encarnado- y de él pasa al misterio del Cuerpo místico nomía de la salvación, y vienen como a ponerla delante
de Cristo. La lectura del capitulo VlII de la constitución Lu- de los ojos. En efecto, los libros del Antiguo Testamento
men gentium nos convence de que este pasaje se actualiza en narran la historia de la salvación, en la que paso a paso
unión de la obra redentora, que Jesús consuma no sólo como se prepara la venida de Cristo al mundo. Estos primeros
Hijo de Dios, sino también como Hijo de Maria. Por eso -a documentos, tal como se ve en la Iglesia y tal como se
tenor del magisterio conciliar- hallamos en nuestras reflexio- interpretan a la luz de una revelación ulterior y plena,
nes sobre la conciencia de la redención el lugar adecuado para evidencian poco a poco, de una forma cada vez más cla-
meditar en el misterio de la Madre de Dios. ra, la figura de la mujer Madre del Redentor. Bajo esta
Esta consideración, tal como se deduce de las primeras pa- luz aparece ya proféticamente bosquejado en la promesa
labras del capitulo VIII, esta empapada de la especial venera- de victoria sobre la serpiente, hecha a los primeros pa-
ción que la Iglesia abriga hacia ella. He aqui este pasaje de la dres caídos en pecado (cf. Gén 3,15). Asimismo, ella es
introducción: la Virgen que concebirá y dará a luz un Hijo, que se
-Queriendo Dios, infinitamente sabio y misericordioso, llamará Emmanuel (cf. 1s 7,14; comp. con Miq 5.2-3; Mt
llevar a cabo la redención del mundo, al llegar la pleni- 1,22-23). Ella sobresale entre los humildes y pobres del
tud de los tiempos. envid a su Hijo, nacido de mujer... para Seiíor, que confiadamente esperan y reciben de El la sal-
que recibiésemos la adopción de hijos (GáI 4,4-5). "El vación. Finalmente, con ella misma, Hija excelsa de
cual, por nosotros los hombres y por nuestra salvación, Sión, tras la prolongada espera de la promesa, se cumple
descendió de los cielos y por obra del Espíritu Santo se la plenitud de los tiempos y se instaura la nueva Econo-
encarnó de la Virgen Maria". Este misterio divino de la mía, al tomar de ella la naturaleza humana el Hijo de
salvación nos es revelado y se continúa en la Iglesia, que Dios, a fin de librar al hombre del pecado mediante los
fue fundada por el Seiíor como cuerpo suyo, y en la que misterios de su humanidad. (CI 55).
los fieles, unidos a Cristo Cabeza y en comunión con
todos sus santos, deben venerar tambien la memoria "en La figura de la Madre de Dios se ha perfilado sobre el
primer lugar de la gloriosa siempre Virgen Maria, Madre rrasfondo de la historia de la salvacidn, sobre todo comofigura
de nuestro Dios y Señor Jesucristo",~ (CI 52). de aquel que. en la más perfecta medida, resume en si la aspira-
cidn a la salvacidn que el hombre y la humanidad sdlo pueden
El cuerpo central del capitulo VllI de la constitución Lu- alcanzar de Dios. La constituciOn subraya la primacia de Ma-
men gentium estii dedicado al modo especial en que la bienaven- ría "entre los humildes y los pobres del Señor"; primado de
turada Virgen ha participado en la economia de la salvacidn. "humildad" y de "espíritu de pobreza" al que corresponde
Este hecho va unido a otra característica de la conciencia de la también el primado de la "espera en confianza". La figura
Iglesia, la histórica y, a la vez, escatológica, de la que tratare- espiritual de la Virgen se perfila aqui con pocas, pero elocuen-
mos en uno de los capitulas siguientes. Convendrá, pues, vol- tes palabras. En efecto, quien habia, más que nadie, esperado
ver una vez más a la participación de la Madre de Dios en el con confianza la obra de Dios como don gratuito, debía parti-
80 81
cipar en esta obra; debia participar en la economía de la salva- ret en el momento de la anunciación -y decimos nuevamente,
ción de la humanidad de forma única en su género. porqué ya han sido varias veces consideradas por la tradicióii
-Pero el Padre de la misericordia quiso que precediera de la Iglesia- y constata que fruto de estas palabras son la
a la encarnación la aceptación de la Madre predestinada, encarnación y la maternidad divina de Maria. Al mismo tiem-
para que de esa manera, asi como la mujer contribuyó a po, estas palabras penetran en la obra misma de la redención,
la muerte, también la mujer contribuyese a la vida. Lo expresando una plena y madura disponibilidad a ofrecerse a si
cual se cumple de modo eminentisimo en la Madre de misma a la persona y la obra del Hijo.
Jesús, por haber dado al mundo la Vida misma, que re-
nueva todas las cosas. (CI 56). -Con razón, pues -seguimos leyendo-, piensan los
Santos Padres que Maria no fue un instrumento pura-
I El texto del Vaticano 11 subraya la "causalidad": Maria no
sólo ha "contribuido a dar vida", sino además -y antes que
mente pasivo en las manos de Dios, sino que cooperó a
la salvación de los hombres con fe y obediencia libres.
nada- lo ha hecho al dar su consentimiento. De esta forma, Como dice San Ireneo, "obedeciendo, se convirtió en
la Madre de Jesucristo entra en el contenido de nuestra fe y se causa de salvación para si misma y para todo el género
vincula de un modo particular con la conciencia de la reden- humano". Por eso no pocos Padres antiguos afirman
ción. El documento conciliar analiza con mayor profundidad gustosamente con él en su predicación que "el nudo de
aún ese momento clave de la mariologia que es el misterio de la la desobediencia de Eva fue desatado por la obediencia
Encarnación y de la Redención: de Maria; que lo atado por la virgen Eva en su increduli-
<<LaMadre de Jesús ... ha sido adornada por Dios con dad fue desatado por la virgen Maria mediante su fe"; y,
los dones dignos de un oficio tan grande. Por lo que comparándolo con Eva, llaman a Maria "Madre de los
nada tiene de extraño que, entre los Santos Padres, pre- vivientes", afirmando aún con mayor frecuencia que "la
valeciera la costumbre de llamar a la Madre de Dios muerte vino por Eva; la vida, por Maria". (CI 56).
totalmente santa e inmune de toda mancha de pecado,
como plasmada y hecha una nueva criatura por el Espi- Es evidente que la relación de la Iglesia primitiva y la actual
ritu Santo. Enriquecida desde el primer instante de su con la Madre de Dios se funda no sólo en un culto excepcional
concepción con el resplandor de una santidad entera- debido a su maternidad divina, sino también en la conciencia de
mente singular, la Virgen nazarena, por orden de Dios, la redención y la consciencia de su participación en la obra de
es saludada por el ángel de la anunciación como llena de Cristo: "cooperó a la salvación del hombre", leemos en la cons-
gracia (cf. Lc 1,28), a la vez que ella responde al mensa- titución. Cooperación activa de Maria, que se manifiesta parti-
jero celestial: He aquí la esclava del Señor, hágase en mi cularmente en su obediencia. Obediencia mediante la cual no
según tu palabra. Asi Maria, hija de Adán, al aceptar el sólo se sometió pasivamente a la iniciativa salvifica de la Santi-
mensaje divino, se convirtió en madre de Jesús, y al sima Trinidad, sino que, además, con toda su vida y su modo de
abrazar de todo corazón y sin entorpecimiento de peca- obrar la hizo suya y ha participado en ella de tal forma que
d o alguno la voluntad salvifica de Dios, se consagró to- nuestra conciencia de la redención debe siempre redescubrir el
talmente como esclava del Señor a la persona y a la obra "acto de la Madre" unido al "acto de Cristo"; "con El y bajo
de su Hijo, sirviendo con diligencia al misterio de la re- El", como leemos en el texto que acabamos de citar.
dención con El y bajo El, con la gracia de Dios omnipo- "Esta unión de la Madre con el Hijo en la obra de la reden-
tente» (CI 56). ción se manifiesta desde el momento de la concepción virginal
de Cristo hasta su muerte" (CI 57). La doctrina del Concilio
El modo mismo en que Maria ha sido introducida por Dios prueba esta unión siguiendo cada uno de los hechos de la vida
en la realidad de la encarnación y ella misma ha entrado en de Jesús y de Maria, tal como aparecen en la Sagrada Escritu-
esta realidad, constituye el principio de su participación en la ra. Especial importancia tiene la hora del Calvario, intima-
obra de la redención. El documento conciliar vuelve nueva- mente ligada al momento de la anunciación y en correspon-
mente sobre las palabras pronunciadas por la Virgen de Naza- dencia con la actitud de Maria en aquellas circunstancias:
I 82
P

-La Santísima Virgen avanzó en la peregrinación de la la tierra la Madre excelsa del divino Redentor, compaiera
fe y mantuvo fielmente su unión con el Hijo hasta la singularmente generosa entre todas las demás criaturas y
I cruz, junto a la cual, no sin designio divino, se mantuvo humilde esclava del Seriar. Concibiendo a Cristo, engen-
erguida (cf. Jn 19,25), sufriendo profundamente con su drándolo, presentándolo al Padre en el templo, pade- .
' Unigenito y asociándose con entrailas de madre a su sa- ciendo con su Hijo cuando moría en la cruz, cooperó de
crificio, consintiendo amorosamente en la inmolación de forma enteramente impar a la obra del Salvador con la
i la víctima que ella misma había engendrado. (CI 58).
Estas últimas palabras explican decisivamente la fe de la
obediencia, la fe, la esperanza y la ardiente caridad, con
el fin de restaurar la vida sobrenatural de las almas. Por

l
3
Iglesia, manifiesta en la frase anterior: "cooperó a la salvación
del hombre", y explican en profundidad el "acto de Madre"
albergado en su obediencia, que, tanto en la anunciación como
al pie de la cruz, manifestó la plena aceptación de la economia
eso es nuestra madre en el orden de la gracia" (CI 61).
.Esta maternidad de Maria en la economia de la gracia
perdura sin cesar desde el momento del asentimiento
que prestó fielmente en la anunciación, y que mantuvo
1 divina. La aceptación de la economía divina a la hora de lo cruz. sin vacilar al pie de la cruz hasta la consumación perpe-
tua de todos los elegidos. Pues, asunta a los cielos, no ha
~
I
en la que se inmoló "la víctima engendrada por ella". se identifi-
ca con el sacrificio total de su corazón de Madre.
.Con este "acto de madre" -acto que, como resulta
dejado esta misión salvadora, sino que, con su múltiple.
intercesión, continúa obteniéndonos los dones de la sal-
vación eterna. Con su amor materno se cuida de los her-
I

I
I
del magisterio conciliar, se inserta en la realidad de la manos'de su Hijo que todavía peregrinan y se hallan en 1
redención- Maria entra en la historia de la salvación de peligros y ansiedad, hasta que sean conducidos a la pa-
I los hombres como su madre. De ello constituyen su pri- tria bienaventurada. Por este motivo, la Santísima Vir-
mera manifestación las propias palabras del Redentor gen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada,
pronunciadas desde lo alto de la cruz: Auxiliadora, Socorro, Mediadora. Lo cual, sin embargo,
Fue dada por el mismo Cristo Jesús, agonizante en' la ha de entenderse de tal manera que no reste ni aiíada
cruz, como madre al discipulo con estas palabras: Mujer. nada a la dignidad y eficacia de Cristo, Único mediador.
he ahí a tu hijo (cf. J n 19,26-27). (CI 58). (CI 62).
De ahí deriva la presencia y la participación de María en el La maternidad divina de María es un hecho Único, que en
nacimiento de la Iglesia: la historia de la salvación aparece estrechamente vinculado a
<'Por no haber querido Dios manifestar solemnemente la realidad de la encarnación del Verbo, a la que pertenece.
el misterio de la salvación humana antes de derrimar el Mientras, la maternidad espiritual de María, en el orden de la
espíritu prometido por Cristo, vemos que los apóstoles, gracia, sobrepasa con mucho los límites de este hecho y se ex-
antes del día de Pentecostés,perseveraban undnimes en la tiende tan allá como la obra de la redención realizada por su
oracidn con algunas mujeres, con Marta, la Madre de Je- Hijo, "hasta la consumacidn perpetua de todos los elegidos" (CI
sús, y con los hermanos de Pste (Act 1,14), y que también 62). La Madre de Dios realiza su maternidad universal en la
María imploraba con sus oraciones el don del Espíritu, economía de la gracia, como mediadora de ésta. La Iglesia pro-
que en la anunciación ya la había cubierto con su som- fesa la fe en esta materna mediación de la gracia divina, diferen-
bra" (CI 59). ciándola, no obstante, con exactitud de la mediación del propio
El nacimiento de la Iglesia el día de Pentecostés es como la Cristo Redentor.
prosecución del misterio de la Encarnación, consumado en "Jamás podrá compararse criatura alguna con el Verbo
María por obra del Espíritu Santo. A partir del Vaticano 11 la encarnado y Redentor; pero así como el sacerdocio de
i
llamamos también Madre de la Iglesia. Cristo es participado tanto por los ministros sagrados
1 *'La Santisima Virgen, predestinada desde la eternidad cuanto por el pueblo fiel, de forma diversa, y como la
! como Madre de Dios juntamente con la encarnación del bondad de Dios se difunde de distintas maneras sobre
Verbo, por disposición de la divina Providencia, fue en las criaturas, asi tambien la mediación Única del Reden-

iI 84 85 !
l

li
tor no excluye, sino que suscita en las criaturas diversas cado y, a la vez, sean mejor cumplidos sus mandamien-
clases de cooperación, participada de la única fuente. La tos. (CI 66).
Iglesia no duda en confesar esta función subordinada de De la plenitud del Dios-Hijo, su Madre ha alcanzado en
Maria, la experimenta continuamente y la recomienda a sumo grado la "plenitud de gracia" propia de Maria, que la
la piedad de los fieles, para que, apoyados en esta pro- Iglesia profesa y alaba en ella, quien, habiendo iniciado su
tección maternal, se unan con mayor intimidad al Me- existencia en la tierra como Inmaculada Concepción, la termi-
diador y Salvador" (CI 62). nó como Asunta a los cielos:
La mediación de la Madre de Dios estó, pues, subordinada a "La Virgen inmaculada, preservada inmune de toda
la único mediación de Crisisto, el único que constituye el funda- mancha de culpa original, terminado el decurso de su
menta y la fuente de roda la economía sobrenatural de lo gracia vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria
y de la salvación. Ahora bien, la mediación de Maria, en cuan- celestial y fue ensalzada por el Señor como Reina uni-
to expresión de su maternidad espiritual en el orden de la gra- versal, con el fin de que se asemeje de forma más plena a
cia, tiene un alcance universal y goza de una especial eficacia. su Hijo, Señor de los señores (cf. Ap 19,16) y vencedor
Como vemos, la verdad sobre la Madre de Dios y de los del pecado y de la muerte* (CI 59).
hombres, que la Iglesia profesa y de la que vive, está en más
intima relación con la conciencia de la redención. En ella se En el intento de caractrizar los caminos del enriquecimien-
contiene, de ella procede y a ella lleva: to de la fe, que en el magisterio conciliar están vinculados a la
conciencia de la redención, nos hemos valido de la expresión
<<Unosolo es nuestro Mediador, según las palabras del "enriquecimiento pascual". Esta caracterísrica volvemos a en-
Apóstol: Porque uno es Dios. y uno también el Mediodar contrarla en la doctrina conciliar sobre la Madre de Dios,
entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se cuando hace patente su participación, como madre, en la obra
entregó a sí mismo para redención de todos (1Tim 2,s-6). de Cristo y en la misión de la Iglesia. La redención es una
Sin embargo, la misión maternal de Maria para con los realidad constantemente dirigida al hombre y al "mundo";
hombres no oscurece ni disminuye en modo alguno esta una realidad siempre presente en la Iglesia. Gracias a esta rea-
mediación única de Cristo, antes bien sirve para demos- lidad de la redención se revelan la verdad más profunda y el
trar su poder. Pues todo el influjo salvifico de la Santisi- valor más auténtico del hombre, de su vida y actividad en sus
ma Virgen sobre los hombres no dimana de una necesi- diversas dimensiones. La cruz de Cristo no sólo no impide,
dad ineludible, sino del divino beneplácito y de la sino, por el contrario, favorece todo esto. Maria participa de
superabundancia de los méritos de Cristo; se apoya en modo especial en el misterio pascual de Cristo, en ella consu-
la mediación de éste, depende totalmente de ella y de la mado perfectamente, como lo atestiguan todos los misterios de
misma saca todo su poder. Y, lejos de impedir la unión su vida y de su vocación; Maria participa también con mayor
inmediata de los creyentes con Cristo, la fomenta. (CI plenitud en la redención, realidad siempre dirigida al hombre
60). "en el mundo" y, al mismo tiempo, siempre perdurante en la
Lo mismo cabe decir respecto al culto que rinde la Iglesia a Iglesia.
la Madre de Dios: Precisamente por esto compete a la Madre de Dios ese
puesto único que ocupa en la conciencia de la Iglesia. De
.Este culto, tal como existió siempre en la Iglesia, a modo harto convincente lo expone el Vaticano 11:
pesar de ser enteramente singular, se distingue esencial-.
mente del culto de adoración tributado al Verbo encar- '.La Iglesia, en su labor apostólica, se fija con razón en
nado, lo mismo que al Padre y al Espíritu Santo, y lo aquella que engendró a Cristo, concebido del Espíritu
favorece eficazmente ... al ser honrada la Madre, el Hijo, Santo y nacido de la Virgen, para que también nazca y
por razón del cual existen todas las cosas (cf. Col 1,15- crezca por medio de la Iglesia en las almas de los fieles.
16) y en el queplugo al Padre eterno que habitase todo la La Virgen fue en su vida ejemplo de aquel amor mater-
plenitud (Col 1,19), sea mejor conocido, amado, glorifi- nal con que es necesario que estén animados todos aque-
llos que, en la misión apostólica de la Iglesia, cooperan a
la regeneración de los hombres,, (CI 65). i C A P ~ T I I LIV
O
La Iglesia del Vaticano 11 ve en la Madre de Dios un rno-
delo que imitar. Sobre esta idea del magisterio conciliar hemos
de volver seguidamente. CONCIENCIA DE LA IGLESIA COMO PUEBLO DE DIOS

El Pueblo de Dios, concepto bíblico muy antiguo, se ha


convertido, gracias al Vaticano 11, en uno de los principales
contenidos a los que se liga el proceso histórico del enriqueci-
miento de la fe que vivimos en relación con el Concilio. Cabe
subrayar, sin embargo, que la conciencia de la Iglesia como
Pueblo de Dios presupone todo cuanto hasta ahora ya ha sido
objeto de nuestro análisis. Y es que la realidad del Pueblo de
Dios radica sobre todo en la realidad revelada por Dios, quien
con un acto libre de su amor se vuelve hacia los hombres:
hacia el hombre inserto en el mundo. Lo conciencia de la Igle-
sia como Pueblo de Dios presupone, por lo tanto, la conciencia
de la creación, de la salvación y de la redención, en la que se
funda. También el Concilio presenta así la verdad acerca del
Pueblo de Dios, y sobre esta doctrina hay que formar una fe
madura de la Iglesia actual. Lo esencial es que la realidad total
del Pueblo de Dios tenga su fuente y su principio en Dios,
"que se revela a si mismo". De esta manera, la fe del hombre y
de la humanidad, en cuanto respuesta que se da a Dios con el
entendimiento y con la vida, constituye la realidad del Pueblo
de Dios.
"Y así toda la Iglesia aparece como un pueblo reunido en
virtud de la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo"
(CI 4). Repitamos una vez m h esta cita conciliar clásica, lo-
grada por los Padres y puesta como piedra angular de toda la
constitución Lumen gentium. A esta unión mística con la unidad
de la Trinidad corresponde, en el orden histórico, la alianza de
Dios con los hombres, no sólo como individuos, sino también
como pueblo.

-En todo tiempo y en todo pueblo es grato a Dios


quien le teme y practica la justicia (cf. Act 10,35). Sin
embargo, fue voluntad de Dios santificar y animar a los
hombres, no aisladamente, sin conexión alguna de unos
con otros, sino constituyendo un pueblo quele confesa-
ra en verdad y le sirviera santamente. Por ello eligió al mente y se completan recíprocamente dos momentos: el perso-
pueblo de Israel como pueblo suyo, pactó con él una nal y el comunitario. En la doctrina del Vaticano II hay que
alianza ... Todo esto sucedió como preparación y figura percibir, pues, la abierta relación entre la realidad del Pueblo
de la alianza nueva y perfecta que habia de pactarse en de Dios y la vocación del hombre como persona, que es también
Cristo y de la revelación completa que habia de hacerse vocación en la comunidad. Concretamente: "El hombre, única
por el mismo Verbo de Dios hecho carne. criatura terrestre a la que Dios ha amado por si misma, no
Este pacto nuevo, a saber, el Nuevo Testamento en su puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega since-
sangre (cf. I Cor 11,25), lo estableció Cristo convocando ra de si mismo a los demás" (CM 24). Este pasaje señala el
un pueblo de judíos y gentiles que se unificara no según carácter de la persona humana y su irrepetible relación con
la carne, sino según el espíritu, y constituyera el nuevo Dios.
pueblo de Dios. Pues quienes creen en Cristo, renacidos
no de un germen corruptible, sino de uno incorruptible,
mediante la palabra de Dios vivo (cf. 1Pe 1,23), no de la 1
carne, sino del agua y del Espíritu Santo (cf. Jn 3,s-6),
pasan, finalmente, a constituir un linaje escogido, sacer- La vocación de la persona en la comunidad
docio regio, nacidn santa, pueblo de adquisicidn.... que en
un tiempo no era pueblo y ahora es pueblo de Dios (1Pe La constitución Goudium et spes pone mucho énfasis en
2,9-10). (CI 9). este punto, con lo cual se manifiesta -y no por primera
vez-como documento complementario de la constitución Lu-
men gentium. La vocación del hombre, en cuanto persona in-
La realidad de la redención de Cristo se continúa en la herente a la comunidad, constituye el fundamento de la reali-
Iglesia, esto es, entre los hombres, quienes, gracias a la acción dad del Pueblo de Dios. Por eso conviene detenerse en este
interior y eficaz del Espíritu Santo, se "rehacen" en un pueblo. punto: asi dispondremos de una visión más clara de una reali-
La unidad que constituye este pueblo es la unión de unos hom- dad en la que, por cierto, razón y fe se complementan.
bres agrupados en comunidad espiritual, si bien el contenido y
el principio de la comunidad de este pueblo son divinos, ya .Ln fe todo lo ilumina con una nueva luz y manifiesta el
que proceden de la elección hecha por Dios, de la redención plan divino sobre la entera vococidn del hombre. Por ello
consumada por Cristo y de la santificación obrada por el Espi- orienta la mente hacia soluciones plenamente humanas~,
ritu, como nos dice San Pedro en su primera carta, recogida (CM 11).
por el Concilio. En la formación de la conciencia de la Iglesia
como Pueblo de Dios hay que saber unir la teología y la "so- El Concilio presenta esta solución ensefiando que el hom-
ciologia", teniendo delante las "grandes cosas de Dios", asi bre está llamado a realizar la dignidad de la propia persona, y
como los derechos de la existencia humana, que es, a la vez, que hemos de buscar las raíces de esta vocación en la propia
personal y social, y, sobre todo, personal y comunitaria. naturaleza humana, que es tanto como decir en la obra de la
"Dios -en efecto- formó una congregación de quienes, creación.
creyendo, ven en Jesús al autor de la salvación y el principio "La Sagrada Escritura nos enseña que el hombre ha sido
de la unidad y de la paz, y la constituyó Iglesia a fin de que creado "a imagen y semejanza de Dios", con capacidad para
fuera para todos y para cada uno el sacramento visible de esta conocer y amar a su Creador, y que ha sido constituido por
unidad salutífera" (CI 9). En la formación de la conciencia de Dios señor sobre la entera creación visible, para gobernarla y
la Iglesia como Pueblo de Dios hemos constantemente de usarla glorificando a Dios" (CM 12). Ahora bien, desde un
mantener la orientación "vertical", exigida por la realidad principio el hombre-persona ha sido también creado y llamado a
trascendente de Dios, por la realidad de la creación, por la la comunidad: "Dios no creó al hombre en solitario, sino que
salvación y la redención, y, al propio tiempo, hemos de tomar desde el principio "los creó hombre y mujer" (Gén 1,27), de
la dirección"horizontaI", hacia el hombre "en el mundo", ha- modo que su unión constituye la forma primitiva de comunión
cia el hombre en cuya naturaleza se compenetran profunda- de personas. El hombre, por lo tanto, es, en razón de su intima
90 91
naturaleza, un ser social, hasta el punto de que, si no se rela- pastoral trata también el problema del ateísmo, la verdad refe-
ciona con los demás, no puede vivir ni desarrollar sus cualida- rente a la vocación sobrenatural del hombre tiene en este do-
des" (CM 12). cumento un acento especial. Leemos:
El hombre, en cuanto persona, trasciende el universo y se
considera, con razón, "superior a las cosas corporales ... reco- "La Iglesia afirma que el reconocimiento de Dios no se
nociendo estar en posesión de un alma espiritual e inmortal". opone en modo alguno a la dignidad humana, ya que
Y es a esa alma a quien corresponde determinar la profundi- esta dignidad tiene en el mismo Dios su fundamento y
dad de la persona humana, allí donde el propio hombre "deci- perfección. Es Dios creador el que constituye al hombre
de su destino bajo la mirada de Dios" (CM 14). Siendo como inteligente y libre en la sociedad, y, sobre todo, el hom-
es la naturaleza del hombre intelectiva, "se perfecciona y debe bre es llamado, como hijo, a la unión con Dios y a la
perfeccionarse por medio de la sabiduría, la cual atrae con participación de su felicidad. Enseña además la Iglesia
suavidad la mente del hombre a la búsqueda y al amor de la que la esperanza escatológica no merma la importancia
verdad y del bien. Imbuido por ella, el hombre se alza por de las tareas temporales, sino que más bien proporciona
medio de lo visible hacia lo invisible" (CM 15). nuevos motivos de apoyo para su ejercicio. Cuando, por
el contrario, faltan ese fundamento divino y esa esperan-
.La dignidad humana requiere, por tanto, que el hom- za de la vida eterna, la dignidad humana sufre lesiones
bre actúe según su conciencia y libre elección, e s decir, gravísimas - e s lo que hoy con frecuencia sucede-, y
movido e inducido por convicción interna personal, y no los enigmas de la vida y de la muerte, de la culpa y del
bajo la presión de un ciego impulso interior o de la mera dolor quedan sin solucionar, llevando no raramente al
coacción externan (CM 17). hombre a la desesperación~~ (CM 21).
La libertad es una de las características propias de la perso- Como vemos, se halla en el magisterio la doctrina y la apo-
na y, al mismo tiempo, uno de sus deberes. logía de la vocación del hombre a la unión con Dios y a la
participación sobrenatural en la vida divina. Estas enseñanzas
*El hombre logra esta dignidad cuando, liberado total- del Evangelio -como hemos comprobado en el capítulo
mente de la cautividad de las pasiones, tiende a su fin anterior- ocurre que están imbuidas por la conciencia de la
con la libre elección del bien y se procura medios ade- redención y &a, a la vez, por ellas.
cuados para ello con eficacia y esfuerw crecientes.
(CM 17). ..La libertad humana -leemos en el contexto sobre la
vocación del hombre y la dignidad de la persona-, heri-
La naturaleza intelectiva de la persona y la libertad que im- da por el pecado, para dar la máxima eficacia a esta
plica, como facultad de autodeterminación, hallan su expresión ordenación hacia Dios, ha de apoyarse necesariamente en
en la conciencia. La conciencia sirve, a su vez, para "resolver la gracia de Dios. Cada cual tendrá que dar cuenta de su
de acuerdo con la verdad todo ese gran numero de problemas vida ante el tribunal de Dios según la conducta buena o
morales que surgen tanto en la vida individual como en la mala que haya observado- (CM 17).
social. Y cuanto más prevalece la conciencia recta, tanto más
las personas y los grupos sociales se alejan de las ciegas arbi- La vocación a la unión con Dios está estrechamente vincu-
trariedades y ponen su empeiio en adecuarse a las normas ob- lada en el sujeto humano a la vocación a la dignidad propia de
jetivas de la moralidad" (CM 16). la persona, y del modo más auténtico se le confiere a la perso-
Esto es, en síntesis, lo que podemos llamar las vértebras de na humana en virtud de su intrínseca realidad.
la vocación del hombre, llamado a la dignidad propia de la Esta vocación, verdaderamente personal del hombre, que
persona, tal y como lo proclama el Concilio Vaticano 11. A constituye el contenido nuclear del Evangelio, debe, empero,
esta voación corresponde plenamente la realidad de la gracia: realizarse en comunión con los demás hombres: es, por lo tanto,
La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación una vocación a la comunidad.
del hombre a la unión con Dios. según leemos en la propia cons- -La revelación cristiana presta gran ayuda para fomen-
titución Gaudium et spes (CM 19). Y dado que la constitución tar esta comunión interpersonal y, al mismo tiempo, nos
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lleva a una más profunda comprensión de las leyes que hay que proceder a una renovación de los espíritus y a
regulan la vida social. que el Creador grabó en la natura- profundas reformas de la sociedad. El Espíritu de Dios,
leza espiritual y moral del hombre. (CM 23). que con admirable providencia guía el curso de los tiem-
Esta comunión entre personas "exige un respeto recíproco 1
pos y renueva la faz de la tierra, no es ajeno a esta evolu-
hacia su plena dignidad espiritual" (CM 23). La constitución ción. Y, por su parte, el fermento evangélico ha desperta-
pastoral Goudium et spes se ocupa de modo especial del carác- d o y despierta en el corazón del hombre esta irrefrenable
ter comunitario de la vocación del hombre en el plan divino,
asi como del aspecto ético de esta misma vocación. l exigencia de dignidad. (CM 26).
No tratamos aquí de ocuparnos largo y tendido del aspecto
"La índole social del hombre demuestra que el desarro- ético del problema. Las consideraciones sobre el tema de la
llo de la persona humana y el crecimiento de la propia i vocación del hombre, en cuanto persona en el seno de la co-
sociedad están mutuamente condicionados. Porque el l
munidad, tienen como única fínalidod abonor el terreno para un
principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones socia- análisis de la conciencia de la Iglesia como Pueblo de Dios. La
les es y debe ser la persona humana, la cual, por su misma comunidad humano y el "carácter comunirario" se perfeccionan
naturaleza, tiene absoluta necesidad de la vida social. La y consuman "por obra de Jesucristo. El propio Verbo encarnado
vida social no es, pues, para el hombre, sobrecarga acci- quiso participar de la vida social humana" (CM 32). A este
dental. Por ello, a través del trato con los demás, de la propósito, el documento conciliar recuerda cómo Jesucristo, a
reciprocidad de servicios, del diálogo con los hermanos, travks de sus actos, "santificó las relaciones humanas, muy
la vida social engrandece al hombre en todas sus cualida- especialmente las de tipo familiar, de las que se deriva la vida
des y le capacita para responder a su vocación. (CM 25). ! social"; y cómo en su predicación "mandó expresamente a los
El aspecto ético de las comunidades humanas y de su vida hijos de Dios que se trataran unos a otros como hermanos ... Y
constituye un tema que aparece frecuentemente en los enuncia- él mismo se ofreció por todos hasta la muerte ... Mandó asimis-
dos del documento pastoral del Concilio. Reaparece no sólo en mo a los apóstoles que anunciaran el mensaje evangélico a
el capítulo 11 de la primera parte, dedicada ex profeso a la todos los hombres, a fin de que el género humano se convirtie-
comunidad humana, sino también en todos los capítulos de la se en familia de Dios, en la que la plenitud de la ley fuera el
segunda parte, en los que salen a colación los problemas más amor" (CM 32). Y el texto concluye con estas palabras:
urgentes de la Iglesia en el mundo actual, tales como matrimo- I -Primogénito entre muchos hermanos, constituye, con
nio y familia, cultura, vida económica, vida de la comunidad el don de su Espíritu, una nueva comunidad fraterna
política y, en fin, relaciones internacionales. En todas estas entre todos los que con fe y caridad le reciben después de
dimensiones de la existencia se realiza de modo diferente la su muerte y resurrección, esto es, en su Cuerpo, que es la
vocación del hombre como persona en el seno de la comuni- Iglesia, en la que todos, miembros los unos de los otros,
dad; a todas ellas hay que aplicar los principiosdel Evangelio, deben ayudarse mutuamente según la variedad de dones
de los que el Vaticano 11 hace memoria, aplicándolos a las que se les hayan conferido. Esta solidaridad debe aumen-
necesidades de nuestro tiempo. tarse siempre hasta el día en que llegue su consumación y
0. en que los hombres, salvados por la gracia, como familia
.'El orden social, pues, y su progresivo desarrollo deben
en todo momento subordinarse al bien de la persona, ya que amada de Dios y de Cristo hermano, darán a Dios gloria
perfecta., (CM 32).
el orden real debe someterse al orden personal. El propio
Sefior lo advirtió cuando dijo que el sábado había sido En la Iglesia perdura, por tanto, la realidad de la redención,
hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. El como hemos tratado de hacer ver en el capítulo anterior. Esta
orden social hay que desarrollarlo a diario, fundarlo en la realidad une a los hombres-personas en una comunidad, de tal
verdad, edificarlo sobre la justicia, vivificarlo por el manera que todos los "miembros entre sí presten servicios re-
amor. Pero debe encontrar en la libertad un equilibrio l cíprocos, de acuerdo con los diversos dones que les han sido
cada día más humano. Para cumplir todos estos objetivos concedidos" (CM 32). Con estas palabras se reafirma la ver-
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dad accrca del Cuerpo mistico de Cristo, y esta verdad revelada nas. Como sugiere la constitución Gaudium et spes, es Jesús
nos permite ver en la Iglesia mucho más de cuanto se pueda quien nos ha hecho conocer que existe "una cierta semejanza
percibir a través de las categorias de la "sociologia comunita- entre la unión de las personas divinas y la unión de los hijos de
ria", que nos ofrece la imagen de las demás comunidades hu- Dios en la verdad y la caridad" (CM 24).
manas. Por eso el Concilio Vaticano 11, en el texto que acaba- De este modo, ya desde el comienzo de nuestras reflexiones
I mos de citar, nos ensefia, entre otras cosas, que la Iglesia, -que tienen como finalidad formar la conciencia de la Iglesia
mejor aún que una comunidad ("communitas'~está en posesión como Pueblo de Dios en el proceso posconciliar del enriqueci-
de la naturaleza de la comunión ~'communio"),en la que, a miento de la fe- venimos indicando las principales orientacio-
través de los servicios que los hombres se prestan unos a otros, nes de los dinamisrnos incluidos en la propia realidad del Pue-
se realiza, de diversas maneras y con distintos tipos de rela- blo de Dios a la que constituyen. Las ensefianzas del Concilio
ción, aquel "sincero don de si" mediante el cual el hombre- vinculan íntimamente estas orientaciones con la vocación del
persona puede "encontrarse plenamente" (CM 24). Así enten- hombre como persona a participar en la vida divina, que debe
dida, la '~communio"constituye la común y recíproca pertenen- realizarse en la comunidad. De este modo, la idea de Pueblo
cia al Cuerpo mlstico de Cristo, en el que todos son "miembros de Dios se nos manifiesta, desde la primera ojeada, en su con-
entre sí" (CM 32). tenido revelado y teológico. Sobre la base de este contenido
La conciencia, por tanto, de la Iglesia como Pueblo de esencial es donde conviene fundamentar las consideraciones
Dios está profundamente transida por la conciencia de la vo- posteriores, que demostrarán, con mayor claridad, cómo el
cación de la persona y la conciencia de esa comunión de perso- Concilio Vaticano 11 contribuye al enriquecimiento de la fe,
N nas, que, en la Iglesia-Pueblo de Dios, se realiza precisamente revitalizando el antiquisimo concepto biblico del Pueblo de
porque ella es Cuerpo mistico de Cristo. La realidad del Cuer- Dios y aplicándolo a la conciencia de la Iglesia de nuestros
po místico indica y preanuncia a todos los hombres -cada dias.
uno de los cuales lleva en si la vocación a la dignidad propia
de la persona- el descubrimiento y realización de sí a través
de la "entrega sincera" a los demás; entrega que, haciéndose a 2
una multitud de personas, incluso inmensa, le imprime un ca- Conciencia de la Iglesia como Pueblo de Dios
rácter de "comunión". Communio significa actuación de una "ad intra" y "ad extra"
comunidad en la que la persona no sólo se conserva a si mis-
ma, sino que se realiza definitivamente. La aplicación de la distinción ad intra y adextra, puesta en
El enriquecimiento de la fe que brota del Vaticano 11 está, práctica desde la primera sesión del Concilio, en 1962, ha de-
por tanto, estrechamente vinculado a la idea de Pueblo de mostrado ser utilísima durante los trabajos del mismo. Se diría
Dios. Esta idea, como en seguida veremos, nos permite "re- que la teología del Pueblo de Dios, precisamente, permite in-
leer" más detalladamente la verdad acerca de la paternidad de troducir la distinción ad intra y ad extra, asi como su aplica-
Dios y el alcance universal de la realidad de la redención. ción a la conciencia de la Iglesia. Tomando en consideración
La fe de profesión se encuentra aquí con la fe de llamada. la compleja realidad de la humanidad, constata el Concilio
Sobre la base de la obra de la creación y de la redención, los que amplios sectores humanos están -diferentemente desde
hombres son llamados a la comunidad. En la conciencia de la un punto de vista teológico- fuera de la Iglesia, a la vez que
Iglesia como Pueblo de Dios se contiene este llamamiento fun- declara con plena convicción que todos los hombres están in-
damental. Y al mismo tiempo, la plena conciencia de la voca- cluidos en el plan paterno de Dios, que todos han sido redimi-
ción de la persona da a este llamamiento fundamental las pros- dos por Cristo y que el soplo del Espíritu Santo alienta santifi-
pecrivas de la "comunidn". La conciencia de la Iglesia como cante sobre todas las almas. Y es precisamente todo esto lo
pueblo de Dios no puede jamás desistir de tender a tales perspec- que integra el concepto de Pueblo de Dios. Concepto de cuya
tivas. Siempre, avanzando por los caminos de la fe, tendrá de- realidad particular es momento constituyente y determinante
lante de los ojos como modelo y realidad última la communio el hecho de que la humanidad procede de Dios, de forma que
personarum propia del mismo Dios en la trinidad de las perso- este momento pone la primera piedta para definir al pueblo
como "Pueblo de Dios". Las diferenciaciones y distinciones, (cf. J n 13.34). Y tiene en último lugar, como fin, el dilatar
sean del género que sean, que se hagan por parte de los hom- más y más el reino de Dios, incoado por el mismo Dios en
bres, parecen, en cambio, ocupar un lugar secundario. Por lo la tierra, hasta que. al final de los tiempos, El mismo
tanto. el concepto de "Pueblo de Dios" sirve sobre todo para también lo consume, cuando se manifieste Cristo, vida
reafirmar la realidad de la creación, de la redención y de la nuestra (cf. Col 3,4), y la misma criatura sea libertoda de
salvación. la cual sitúa, por así decir, la conciencia de lo Iglesia la servidumbre de la corrupción para participar en la liber-
en las dimensiones históricas humanas concretas, y no al revés. tad de los hijos de Dios (Rom 8.21). Este pueblo mesiáni-
Como Pueblo de Dios, la Iglesia se reencuentra propiamente a co, por consiguiente, aunque no incluya a todos los hom-
sí misma, no sólo ad intra, sino también ad extra. En este sen- bres actualmente y, con frecuencia, parezca una grey
tido, ha sido plasmada la conciencia de la Iglesia por el Vati- pequeiia, es, sin embargo, para todo el género humano,
cano 11, y en esa dirección debe moverse el proceso de profun- un germen segurísimo de unidad, de esperanza y de salva-
dización y enriquecimiento de la fe. Obviamente, es básica en ción. Cristo, que lo instituyó para ser comunión de vida,
este proceso una relectura provechosa de la propia realidad de de caridad y de verdad, se sirve también de él como de
la revelación y de la redención. Por esta razón les hemos pres- instrumento de la redención universal y lo envía a todo el
tado anteriormente una atención tan grande. universo como luz del mundo y sal de la tierra (cf. Mt
Estas orientaciones vienen dadas también por los siguientes 5,13-16)n (CI 9).
pronunciamientos de la constitución Lumen gentium:
«Todos los hombres están llamados a formar parte del Quedo suficientemente claro en qud sentido la realidad del
Pueblo de Dios sea la dimensión fundamental de lo Iglesia. La
Pueblo de Dios. Por lo cual, este pueblo, sin dejar de ser Iglesia se identifica sobre todo con el Pueblo de Dios. Esta iden-
uno y único, debe extenderse a todo el mundo y en todos tidad da testimonio de que la Iglesia continúa en primer lugar
los tiempos, para así cumplir el designio de la voluntad de el plan paterno de Dios, esto es, el plan de la salvación. Y
Dios, quien, en un principio, creó una sola naturaleza confirma también que la Iglesia se mantiene siempre en la
humana, y a sus hijos, que estaban dispersos, determinó prospectiva de las misiones divinas del Hijo y del Espiritu San-
luego congregarlos (cf. Jn 11,52). Para esto envió Dios a to, referidas a todo hombre, sin estar limitadas por la estructu-
su Hijo, a quien constituyó en heredero de todo (cf. Heb ra visible de la Iglesia. La propia estructura visible está conti-
1,2), para que sea Maestro, Rey y Sacerdote de todos, nuamente referida al misterio de la Iglesia, a esa "estructura
Cabeza del pueblo nuevo y universal de los hijos de Dios. invisible" a la que todo el "pueblo" debe ese su ser realmente
Para esto, finalmente, envió Dios al Espiritu de su Hijo, "de Dios".
Señor y Vivificador, quien es para toda la Iglesia y para El hecho de que la Iglesia vea en la realidad del Pueblo de
todos y cada uno de los creyentes el principio de asocia- Dios su dimensión fundamental, aquella con la que se identifi-
ción y unidad en la doctrina de los apóstoles, en la mutua ca especialmente, constituye también una motivación teológica
unión, en la fracción del pan y las oraciones (cf. Act 2,42 para las categorías od intra y ad extra: y ello nos permite ade-
gr.),, (CI 13). más comprender toda la serie de formulaciones con las que
Y esta otra afirmación: nos encontramos tanto en la constitución Lumen gentium,
como en todo el magisterio conciliar. Leemos entre otras
«Este pueblo mesiánico tiene por cabeza a Cristo, que cosas:
fue entregado par nuestros pecados y resucitó para nuestra
salvación (Rom 4,25), y teniendo ahora un nombre que "Todos los hombres son llamados a esta unidad católi-
está sobre todo nombre, reina gloriosamente en los cielos. ca del Pueblo de Dios, que simboliza y promueve la paz
La condición de este pueblo es la dignidad y la libertad de universal, y a ella pertenecen o se ordenan, de diversos
los hijos de Dios, en cuyos corazones habita el Espíritu modos, sea los fieles católicos, sea los demás creyentes en
Santo como en un templo. Tiene por ley el nuevo manda- Cristo, sea tambikn todos los hombres en general, por la
to de amor, como el mismo Cristo nos amó a nosotros gracia de Dios llamados a la salvaciónn (CI 13).

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De la dimensión fundamental de la, llamémosla así, estructu- mensión de las personas. La verdad acerca de la necesidad
ra invisible del Pueblo de Dios, que corresponde al misterio de la objetiva de la Iglesia para la salvación ha sido presentada por
Iglesia. pasamos gradualmente a la estructura visible: el magisterio conciliar, también desde el punto de vista de la
conciencia y de la elección personal de cada hombre. Bajo este
.Esta Iglesia, establecida y organizada en este mundo aspecto, el Vaticano 11 no quiere prejuzgar nada; más aún,
como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gober- trata expresamente de no pronunciarse acerca del orden subje-
nada por el sucesor de Pedro y por los obispos en comu- tivo, partiendo de la prospectiva del orden objetivo, y no al
nión con él, si bien fuera de su estructura se encuentren revés.
muchos elementos de santidad y de verdad que, como Esta postura explica lo que leemos acerca del tema de la
bienes propios de la Iglesia de Cristo, impelen hacia la pertenencia de los propios católicas a la Iglesia:
unidad católica" (CI 8). .
-A esta sociedad de la Iglesia están incorporados ple-
Esta cita procede del capítulo primero de la constitución namente quienes, poseyendo el Espíritu de Cristo, acep-
Lumen gentium. que lleva por título "El misterio de la Iglesia". tan la totalidad de su organización y todos los medios de
Veamos cómo, bajo la influencia de este misterio, al que está salvación establecidos en ella, y en su cuerpo visible están
estrechamente vinculada la conciencia de la vocación de todos unidos con Cristo, el cual la rige mediante el Sumo Pontí-
los hombres a la salvación, el Vaticano 11, sopesando palabra fice y los obispos, por los vínculos de la profesión de fe,
por palabra, habla no sólo de la pertenencia a la unidad católi- de los sacramentos, del gobierno y comunión eclesiásti-
ca del pueblo de Dios, sino también del estar ordenados a ella. cos. No se salva, sin embargo, aunque esté incorporado
Esta concordancia en la ponderación de las palabras deriva de a la Iglesia, quien, no perseverando en la caridad, per-
ese especial sentido de la responsabilidad que acompaña a la manece en el seno de la Iglesia "en cuerpo", pero no
fe, porque "la Iglesia peregrinante es necesaria para la salva- "en corazón". (CI 14).
ción". El Concilio profesa y enseña esta fe "basándose en la
Sagrada Escritura y en la tradición". Aquí la constitución se refiere a San Agustín y pro-
<'El único Mediador y camino de salvación es Cristo, sigue:
quien se hace presente a todos nosotros en su Cuerpo, .Pero no olviden todos los hijos de la Iglesia que su
que es la Iglesia. El mismo, al inculcar con palabras explí- excelente condición no deben atribuirla a los méritos pro-
citas la necesidad de la fe y del bautismo (cf. Mc 16,16; J n pios, sino a una gracia singular de Cristo, a la que, si no
3,s). confirmó al mismo tiempo la necesidad de la Iglesia, responden con pensamiento, palabra y obra, lejos de sal-
en la que los hombres entian por el bautismo como por varse, serán juzgados con mayor severidad. (CI 14).
una puerta. Por lo cual no podrían salvarse aquellos
hombres que, conociendo que la Iglesia católica fue insti- Se trata de aquellos que pertenecen a la Iglesia, que "están
tuida por Dios a través de Jesucristo como necesaria, sin plenamente incorporados" a esta sociedad. A ellos se refiere es-
embargo, se negasen a entrar o a perseverar en ella. (CI pecialmente la categoría ad intra. Y es evidente que esta catego-
14). ría, en el magisterio conciliar, quiere expresar su más profun-
"Los hombres que, conociendo ... se negasen": estas pala- d o significado en relación con la dimensión del Pueblo de Dios
bras nos hacen entrar en la esfera interior de cada hombre, en y, por lo tanto, con la propia realidad de la gracia y del amor.
la esfera de su entendimiento y de su voluntad; en una pala- Es evidente que también la pertenencia a la Iglesia puede ser
bra, de su conciencia. En este punto, las enseñanzas de la meramente externa, sin esos elementos interiores caracteristi-
constitución Lumen gentium se aproximan mayormente al con- cos de la pertenencia al Pueblo de Dios y que sitúan al hombre
tenido de la declaración acerca de la libertad religiosa, como en el orden de la salvación. De ahí que una pertenencia externa
ya hemos antes aclarado. La dimensión del Pueblo de Dios sin adhesión interior haga más grave aún la responsabilidad del
A s a dimensión fundamental con la que la Iglesia se identifica católico. De ahí resulta para cada persona la necesidad de ha-
sobre todo- corresponde al mismo tiempo a la auténtica di- cer todo lo posible para que esta pertenencia exterior se co-

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rresponda plenamente con una adhesión interior. Se ve ade- con lo que se afirma en la declaración acerca de las relaciones
más que toda la Iglesia ha de emplearse en realizar continua- de la Iglesia con estas religiones.
mente "en su cuerpo visible" la auténtica realidad del Pueblo En la referida constitución se lee:
de Dios, a fin de reencontrarse y reafirmarse en esta su dimen- -Por último, quienes todavía no recibieron el Evange-
sión fundamental. lio, se ordenan al Pueblo de Dios de diversas maneras.
A propósito de los catecúmenos, la constitución Lumen En primer lugar, aquel pueblo que recibió los testamen-
gentium se expresa así: "Los catecúmenos que, movidos por el tos y las promesas y del que Cristo nació según la carne
Espiritu Santo, solicitan con voluntad expresa ser incorpora- (cf. Rom 9.4-5). Por causa de los padres es un pueblo
dos a la Iglesia, por este mismo deseo ya están vinculados a amadisimo en razón de la elección, pues Dios no se arre-
ella, y la madre Iglesia los abraza en amor y solicitud como piente de sus dones y de su vocación (cf. Rom 11;28-29).
suyos" (CI 14). (CI 16).
Pasando luego a los que son ad extra. el Vaticano 11 toma
en consideración primeramente a los hermanos cristianas sepa- Las palabras que acabamos de citar se refieren a los he-
rados de la Iglesia: breos que no han creído en Cristo. Las siguientes, a los
musulmanes:
"La Iglesia se reconoce unida por muchas razones con
quienes, estando bautizados, se honran con el nombre de "Pero el designio de salvación abarca tambiin a los que
cristianos, pero no profesan la fe en su totalidad o no reconocen al Creador, entre los cuales están en primer
guardan la unidad de comunión con el sucesor de Pedro. lugar los musulmanes, que, confesando adherirse a la fe
Pues hay muchos que honran la Sagrada Escritura como de Abrahán, adoran con nosotros a un Dios único, mi-
norma de fe y vida, muestran un sincero celo religioso, sericordioso, que juzgará a los hombres en el día postre-
creen con amor en Dios Padre todopoderoso y en Cristo, ro* (CI 16).
Hijo de Dios Salvador; están sellados con el bautismo,
por el que se unen a Cristo, y además aceptan y reciben Debemos subrayar la expresión "con nosotros" empleada
otros sacramentos en sus propias Iglesias o comunidades en este contexto. Esta parece indicar no sólo un monoteísmo
eclesiásticas. Muchos de entre ellos poseen el episcopado, genérico, sino también algo de común comparativamente con
celebran la Sagrada Eucaristía y fomentan la piedad ha- la revelación.
cia la Virgen, Madre de Dios. Aiiádase a esto la comu- La constitución no hace análogas afirmaciones respecto a
nión de oraciones y otros beneficios espirituales, e incluso las demás religiones no cristianas.
cierta verdadera unión con el Espíritu Santo, ya que El Así leemos:
ejerce en ellos su virtud santificadora con los dones y "Ni el mismo Dios está lejos de otros que buscan en
gracias, y a algunos de entre ellos los fortalecerá hasta la sombras e imágenes al Dios desconocido, puesto que to-
efusión de la sangre. (CI 15). dos reciben de El la vida, la inspiración y todas las cosas
(cf. Act 17,25-28), y el Salvador quiere que todos los
Sobre este tema se pronuncia atentamente el decreto acerca hombres se salven (cf. lTim 2,4)r (CI 16).
del ecumenismo (cf. DE 3). al que volveremos en seguida. La
constitución Lumen gentium, tras haber hablado del sector de La declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las
cristianos separados de la Iglesia católica, comienza a ocuparse religiones no cristianas dedica particular atención a los valores
de la "ordenación al Pueblo de Dios", una cierta pertenencia de espirituales y morales, inherentes a las religiones del Extremo
todos los cristianos al Pueblo de Dios, incluso teniendo pre- Oriente, a ejemplo del hinduismo y del budismo. La constitu-
sente la "separación de los hermanos", de la que trata la pro- ción Lumen gentium, considerando este problema desde el pun-
pia constitución Lumen gentium. y más detalladamente el de- to de vista de la ordenación al Pueblo de Dios, pone especial
creto acerca del ecumenismo. Más allá de estos sectores están acento en la búsqueda de Dios, que constituye para el hombre
los adeptos de otras religiones no cristianas. Y lo que leemos el núcleo de la religión. Precisamente esta búsqueda parece
acerca de ellos en la constitución Lumen gentium se completa constituir la base de la ordenación al Pueblo de Dios:
102 103
8-Renovi?c;6n en ms fuenres
<#Puesquienes, ignorando sin culpa el Evangelio de cia las que deciden, esencial y definitivamente, la pertenencia
Cristo y su Iglesia, buscan, no obstante, a Dios con un al Pueblo d e Dios, y estas acciones, además, son las que orde-
corazón sincero y se esfuerzan, bajo el influjo de la gra- nan a cada uno de los hombres al Pueblo de Dios, incluso a
cia, en cumplir con obras su voluntad, conocida median- falta de muchas de las pruebas externas que permitirían for-
te el juicio de la conciencia, pueden conseguir la salva- mular juicio al respecto. Como vemos, el Vaticano 11, ponién-
ción eterna* (CI 16). dose en linea con toda la tradición, traza la imagen de la reali-
dad del Pueblo de Dios, en la que, si de una parte hay que
Está claro que esta "búsqueda de Dios" se expresa particu- temer que se pueda pertenecer exteriormente sin pertenecer in-
larmente en la rectitud de conducta, conforme a los dictáme- teriormente, de otra no cabe excluir que se pertenezca, o al
nes de la conciencia. menos se esté ordenado a ello "desde dentro" sin que exista un
En el sector de los "ordenados" al Pueblo de Dios, el Con- vinculo visible con cualquier comunidad religiosa. Resulta
cilio sitúa también a aquellos que, aunque no conozcan el aquí dificil demostrar cómo esa imagen de la realidad del Pue-
Evangelio y la Iglesia, buscan. sin embargo, a Dios. Prosi- blo de Dios corresponde a la revelación en sus textos más anti-
guiendo con el texto citado de la Lumen gentium. leemos: guos y a la tradición entera. Es ésta una tarea especifica de los
.Y la divina Providencia tampoco niega los auxilios ne- teólogos.
cesarios para la salvación a quienes sin culpa no han Debemos, sin embargo, tener en cuenta que en los cimien-
llegado todavía a un conocimiento expreso de Dios, y se tos de la realidad revelada del Pueblo de Dios hallamos siem-
esfuerzan en llevar una vida recta, no sin la gracia de pre esa relación inferpersonal "Dios-hombre, hombre-Dios" en
Dios. (C1 16). su mds auténtico significado bíblico: Dios no forma a su pueblo
si no es escogiendo, llamando, guiando a si a todos y a cada
Hemos hablado antes de los hombres que, buscando a uno de los hombres, al modo irrepetiblemente suyo. Si la reali-
Dios, se esfuerzan por seguir su voluntad de acuerdo con los dad del Pueblo de Dios es, en el designio de Dios y en su
dictámenes de la propia conciencia. Su comportamiento res- realización, cuasi originaria con la vocación del hombre como
pecto al valor moral expresa su aspiración a Dios, de cuya persona, del mismo modo son cooriginarios para todo hombre
existencia están convencidos, aunque no lo conozcan por me- el hecho de ser persona y el hecho de entrar en comunión con
dio de la revelación. A continuación, sin embargo, la doctrina los demás hombres. Solamente Dios conoce el vinculo que une
de la Lumen gentium ordena al Pueblo de Dios incluso a aquellos a los hombres en su comunión con su pueblo. El Vaticano 11
hombres que "no han llegado todavía a un claro conocimiento y afirma que este vinculo es más amplio que el de la propia
reconocimiento de Dios", pero que "se esfuerzan... por llevar comunidad "eclesial", aunque éste determine la dimensión
una vida recta" (CI 16). El Vaticano 11, fundándose en la tradi- fundamental de la Iglesia. Esto, por otra parte, explica cómo la
ción, constata que incluso esto no puede realizarse sin la gra- conciencia de la Iglesia en cuanto Pueblo de Dios sea a la vez
cia divina. Si bien estos hombres no parecen tener a Dios ad intra y ad extra. Afirmando todo esto, el Vaticano 11 admite
como fin de sus buenas acciones, Dios mismo les lleva a si la existencia de una diferencia entre "pertenencia" y "ordena-
mediante esos actos. ¿Se trata a lo mejor de los "cristianos ción" al Pueblo de Dios, cosa que indica una gradación dife-
anónimos" de que hablan ahora los teólogos? rente de ese vinculo que constituye la comunión de Dios con
los hombres.
..Cuanto hay de bueno y verdadero en ellos, la Iglesia Parecería entonces necesario que esta última parte de las
lo juzga como una preparación al Evangelio y otorgado presentes consideraciones, basadas en la constitución Lumen
por quien ilumina a todos los hombres para que al fin genfium, se confrontara con lo que leemos en la constitución
tengan la vidan (CI 16). pastoral Gaudium et spes acerca del ateísmo. Habría que ha-
La última frase indica claramente el criterio esencial según cerlo por lo menos sobre la base de las afirmaciones que den-
tro de poco vamos a citar. Por una parte, la Lumen gentium
el cual se configura, en el magisterio conciliar, la realidad del nos habla de los hombres que "sin culpo... no han llegado to-
Pueblo de Dios. Este criterio está constituido por la acción del
mismo Dios en las almas: son las acciones de Dios y su efica- davía a un conocimiento expreso de Dios, y se esfuerzan en

104 105
llevar una vida recta, no sin la gracia de Dios" (CI 16). hom- abandona enteramente a Dios" (CR 5), realidad, asimismo,
bres a los que ordena al Pueblo de Dios. Por otro lado, leemos que, en definitiva, constituye también un misterio que sólo co-
en la Gaudium et spes: "Quienes voluntariamente pretenden noce Dios.
apartar de su corazón a Dios y soslayar las cuestiones religio-
sas. desoyen el dictamen de su conciencia y, Dor lo tanto. no
carecen de culpa" (CM 19). En los textos hasia ahora citados
hallamos una explícita contraposición de la que se debe dedu- 3
cir que, si los primeros pueden ordenarse al Pueblo de Dios, Comunidn, vhculo propio de la Iglesia
los demás, en cambio, no. Sin embargo, el Vaticano 11, en este como Pueblo de Dios
ounto. formula su iuicio con máxima cautela. He aauí lo aue
dice: *As¡, pues, el único Pueblo de Dios está presente en
todas las razas de la tierra, pues de todas ellas reúne sus
-En esta génesis del ateísmo pueden tener parte no pe- ciudadanos, y éstos lo son de un reino no terrestre, sino
queña los propios creyentes, en cuanto que, con el des- celestial. Todos los fieles dispersos por el orbe comuni-
cuido de la educación religiosa, o con la exposición in- can con los demós en el Espiritu Santo, y así, "quien habi-
adecuada de la doctrina, o incluso con los defectos de ta en Roma sabe que los de la India son miembros su-
su vida religiosa, moral y social, han velado más bien yos" ... Este carácter de universalidad que distingue al
que revelado el genuino rostro de Dios y de la religión., Pueblo de Dios es un don del mismo Señor con el que la
(CM 19). Iglesia católica tiende, eficaz y perpetuamente, a recapi-
tular toda la humanidad, con todos sus bienes, bajo
A la luz de estas palabras, la contraposición clave: "sin Cristo Cabeza, en la unidad de su Espiritun (CI 13).
culoa" v "no carecen de culpa" sufre una evidente modifica-
ción. E( Vaticano 11 no elimina de esta manera las fronteras "Catolicidad" significa "universalidad" de la Iglesia. Pare-
entre quienes están ordenados al Pueblo de Dios y los que no ce que el análisis del pueblo de Dios ad intra y ad extra que
lo están. La precisión de estos confnes la lleva el Concilio sólo acabamos de hacer nos sirve para ofrecer suficiente fondo a la
hasta aquel punta que el juicio humano puede alcanzar, para conciencia de esta universalidad. Ahora bien, esta universali-
dejar luego el juicio únicamente a Dios, pues El es el único dad extensiva, es decir, la carolicidad, es tarea permanente de la
"que escruta los corazones" (scrutator cordium). No obstante, Iglesia.
el Concilio afirma: .Así, pues, la Iglesia ora y trabaja para que la totalidad
.Con mucha frecuencia, los hombres, engañados por del mundo se integre en el Pueblo de Dios, Cuerpo del
el Maligno, se envilecieron con sus fantasías y trocaron Señor y templo del Espíritu Santo, y en Cristo. Cabeza
la verdad de Dios en mentira, sirviendo a la criatura más de todos, se rinda al Creador universal y padre todo
bien que al Creador (cf. Rom 1,21-25), o, viviendo y mu- honor y gloria,, (CI 17).
riendo sin Dios en este mundo, se exponen a la desespe- Las dimensiones de la catolicidad se extienden, por lo tan-
ración extreman (CI 16). to, no sólo a todos los hombres, sino también al cosmos. Por
medio de la redencióh, la conciencia de la Iglesia entra, junto
Si este punto de nuestras reflexiones sobre la conciencia de
la Iglesia como Pueblo de Dios puede calificarse de "punto de con la humanidad - d e forma continua y siempre renovada-,
en la obra de la creación, de la que hace brotar alabanza al
llegada", hay que constatar también que, como en el punto
de partida, la conciencia de la Iglesia es, en última instancia, Creador y Padre.
Este último significado de la catolicidad de la Iglesia ha
conciencia del misterio. En el punto de partida estaba la reali- sido posteriormente completado en las enseñanzas conciliares
dad de Dios, "que se manifestó a sí mismo" (CR 3). realidad,
por otro significado, que nos permite concebir la universalidad
por cierto, que, pese a la revelación, no deja de ser un miste- de la Iglesia no sólo de forma extensiva, sino también desde un
rio. En el punto de llegada está la realidad del hombre que "se
punto de vista cualitativo; es decir, desde ese tipo de unión y
de unidad propio de la Iglesia como Pueblo de Dios, pueblo dad. A través del don que hace cada uno de si. cl bieti de una
"cuya ley es el mandamiento nuevo del amor, como el mismo de las partes se convierte de alguna manera rn bien de todos y
Cristo nos ha amado (cf. Jn 13,34)" (C1 9). Precisamente de adquiere dimensión universal. Todos logran algo y todos par-
acuerdo con esta ley, la catolicidad de la Iglesia se manifiesta y ticipan de ello. precisamente porque este bien se ha convertido
explica a través de la "communio", es decir, la comunidad y en entrega. La communio. pues. es, en este sentido. el funda-
unidad social, que existen a semejanza de la comunión inter- mento de la catolicidad.
personal, las cuales, como leemos en la constitución Gaudium El Vaticano 11, poniendo de relieve este tipo de unión y de
et spes, no pueden encontrarse plenamente "más que a través unidad propias del Pueblo de' Dios, nos anima a tomar con-
de un sincero don de si" (CM 24). ciencia de la multiforme composición de la Iglesia.
La Iglesia es el Pueblo de Dios formado por hombres- .De donde resulta -leemos a continuación en ese tex-
personas. Pero sobre estos sus fundamentos constitutivos po- to clásico de la constitución Lumen gentium-que el Pue-
demos distinguir también otros rasgos de su composición, tal blo de Dios no sólo reúne a personas de pueblos diver-
como ha sido expuesto por la constitución Lumen gentium. Es- sos, sino que en si mismo está integrado por diversos
tar compuesto implica una relación de las partes con el todo, y órdenes. Hay, en efecto, entre sus miembros una diversi-
viceversa, del todo con las partes, en lo cual se manifiesta el dad, sea en cuanto a los oficios, pues algunos desempe-
segundo significado de la "catolicidad" de la Iglesia, el que se ñan el ministerio sagrado en bien de sus hermanos, sea
refiere al tipo de unión y de unidad propio de la comunidad en razón de la condición y estado de vida, pues muchos
del Pueblo de Dios. en el estado religioso estimulan con su ejemplo a los her-
.En virtud de esta catolicidad -leemos en la Lumen manos al tender a la santidad por un camino más estre-
gentium-, cada una de las partes colabora con sus do- cho. Además, dentro de la comunión eclesiástica, existen
nes propios con las restantes partes y con toda la Iglesia, legítimamente Iglesias particulares que gozan de tradi-
de tal modo que el todo y cada una de las partes aumen- ciones propias, permaneciendo inmutable el primado de
tan a causa de todos los que mutuamente se comunican la Cátedra de Pedro, que preside la asamblea universal
y tienden a la plenitud en la unidad. (CI 13). de la caridad, protege las diferencias legitimas y simultá-
neamente vela para que las divergencias sirvan a la uni-
El tipo de unión y de unidad propio de la Iglesia como dad en vez de dañarla. De aquí se derivan, finalmente,
Pueblo de Dios, compuesto en definitiva por hombres-per- entre las diversas partes de la Iglesia, unos vinculos de
sonas, corresponde al carácter personal de la comunidad ente- intima comunión en lo que respecta a riquezas espiritua-
ra, que lleva en si y expresa el propio perfil de las relaciones les, obreros apostólicos y ayudas temporales. (CI 13).
interpersonales. Del mismo modo que las personas se encuen-
tran a si mismas mediante el don de si, a través de las relacio- Puede decirse que este texto es un sucinto resumen de toda
nes interpersonales que llamamos communio, asi también cada la constitución Lumen gentium o, al menos, de la mayoría de
una de las "partes" se encuentran y confirman a símismas en la sus capitulas. En la comunidad del Pueblo de Dios se encuen-
comunidad de la Iglesia en cuanto que "llevan sus propios dones tran diversos pueblos, cada uno de los cuales aporta a esta
a las oiras partes" y a toda la Iglesia". Esa realidad que Ilama- comunidad algo especial que enriquece a los demás. En virtud
mos communio corresponde en este caso no sólo a una comu- de la multiplicidad y diversidad histórica de los pueblos que
nidad de personas restringida, sino a todo el pueblo, cuya uni- han entrado y siguen entrando a formar parte de la Iglesia
dad procede del Espiritu de Dios y de lo que constituye la universal, se ha llegado a constituir una multiplicidad de Igle-
esencia de la persona. Asi, pues, del don que cada parte ofrece sias particulares.
a las demás y a toda la Iglesia se deriva el que tanto la propia Además de una communio perfilada como comunidn de las
Iglesia' en su conjunto como cada una de las partes "salgan pueblos y de las Iglesias, la constitución Lumen gentium señala
reforzadas". Todo esto es función de la catolicidad, es su ex- otro aspecto: el Pueblo de Dios ... en símismo está integrado por
presión y su fruto. Y es que catolicidad, en sentido más bien diversos órdenes (CI 13). Nos adentramos de este modo en una
intensivo que extensivo, entendemos que significa universali- nueva dimensión de la estructura de la Iglesia, en la que está

108 .. 109
más cerca de la vocación de cada una de las personas y, a la capítulos recientemente evocados (111, IV y VI) de la constitu-
vez, traza una especie de composición ad intra de la propia ción Lumen gentium. Hemos establecido desde un principio
Iglesia en cuanto comunidad y sociedad totalmente especifica. que este estudio no trata de ser un comentario, sino un vade-
El texto citado de la constitución Lumen gentium habla de los r mécum particular conciliar, con el que, presentando ordenada-
diversos estados y oficios como elementos que diferencian a mente la riqueza de la doctrina del Concilio Vaticano 11, bus-
cada uno de los hombres en la comunidad eclesial. Estos esta- camos trazar las sendas del enriquecimiento de la fe que,
dos y estos oficios, entiéndase los hombres que pertenecen a arrancando de ella, avanzan hacia el futuro. Expresión de este
dichos estados o realizan esos oficios, sirven a la comunidad y, enriquecimiento son tanto la conciencia general de la vocación
en ella, a los demás hombres, lo que quiere decir, empleando del hombre, a la que el Vaticano 11 ha prestado mucha aten-
el lenguaje de la Lumen gentium, que ellos brindan sus "pro- ción, como las vocaciones concretas y particulares perfilndas en
pios dones" a la unidad de la Iglesia. Aportan un don los que la estrucrura de la Iglesia como Pueblo de Dios. A este propósi-
se "emplean en el sagrado ministerio en bien de sus herma- to es útil releer cada uno de los mencionados capítulos de la
nos" (CI 13); otro, los que, aspirando "a la santidad por un constitución Lumen gentium. precisamente desde el punto de
camino más estrecho, estimulan a los hermanos" (CI 13). Es vista de la diversidad de las vocaciones. Aunque se habla de
obvio que en el primer caso se trata de la jerarquía, a la que se "estados" y "funciones", es fácil descubrir y concretar en ellos
ha dedicado el capítulo 111 de la constitución Lumen gentium: y un contenido personalistico. No sin razón hemos iniciado el
en el segundo, del estado religioso (capítulo VI de la misma presente análisis de la conciencia de la Iglesia como Pueblo de
constitución). De modo especialmente profundo, el Vatica- Dios explicando -a tenor del pensamiento del Vaticano II-
no 11 ha analizado además ese don que aportan los seglares a la relación existente entre la persona y la comunidad, y entre
1
la comunidad de la Iglesia (capitulo IV de la constitución Lu- la comunidad y la persona. Si la idea de "estado" o de "fun-
men gentium). ción" en la Iglesia encierra un contenido de carácter persona-
lístico y si ello, aunque sólo sea indirectamente, expresa una
.Los miembros del Pueblo de Dios son llamados a una relación recíproca entre comunidad y persona, es algo que
comunicación de bienes, y las siguientes palabras del ocurre gracias precisamente a la realidad de la communio, en
apóstol pueden aplicarse a cada una de las Iglesias: El cuanto tipo de unión constitutivo de la comunidad de la
don que cada uno ha recibido póngala al servicio de los Iglesia-Pueblo de Dios. La communio establece también cuál
otras, como buenas administradores de la multiforme gra- es, en esta comunidad, el puesto y la función no sólo de cada
cia de Dios (1Pe 4,10),, (CI 13). I
uno de los "estados" o "grupos sociales", como la jerarquía,
Esto significa la communio ecclesiarium y la communio mu- los seglares, los religiosos, sino también de cada una de las
nerum, y , a través de ella, la communio personarum. Esta es la personas.
imagen de la Iglesia nacida del magisterio del Concilio. El tipo Todo cuanto leemos en los capitulos de la constitución Lu-
de unión y de unidad propio de la comunidad de la Iglesia- men gentium sobre el tema de estos grupos tiene carácter gené-
Pueblo de Dios determina, por tanto, esencialmente la forma rico, si, pero no hasta el punto de impedirnos identificar la
de la propia comunidad. La Iglesia, como Pueblo de Dios, por vocación de la persona y la realidad de la comunión existente
la profundidad de sus premisas, por su naturaleza comunita- i entre las personas y los gmpos. El texto nos hace comprender
ria, está por la semejanza que debería existir entre "la unión que, en la comunidad de la Iglesia como Pueblo de Dios, cada
de los hijos de Dios unidos en la verdad y en la caridad" y la hombre lleva "a las otras partes de sus propios dones" (CI 13),
unidad esencialmente divina "de las divinas personas": in com- sobre todo por medio de lo que él es y cómo es.
munione Sanctissimae Triniratis. Aunque la realización de esta *Los laicos - c i t a m o s como ejemplo- congregados en
forma divina de unión padezca, en el orden humano, deficien- el Pueblo de Dios e integrados en el único Cuerpo de
cias y desviaciones, como algo vivido por hombres, permane- Cristo bajo una sola Cabeza, cualesquiera que sean, es-
\
ce, sin embargo, incólume el principio peculiar de la unidad t
tán llamados, a fuer de miembros vivos, a contribuir con
social de la Iglesia en cuanto Pueblo de Dios. todas sus fuerzas, las recibidas por el beneficio del Crea-
No tratamos de analizar detalladamente en este caso los dor y las otorgadas por la gracia del Redentor, al creci-
110 111
miento de la Iglesia y a su continua santificación,> (CI a quienes los practican, es necesario que la vida espiri-
33). tual de éstos se consagre también al provecho de toda la
La realidad de la communio se deriva de la multiplicidad de Iglesia. De aquí nace el deber de trabajar según las fuer-
las vocaciones y crea, por ahí decirlo, un espacio en el que zas y según la forma de la propia vocación, sea con la
éstas puedan debidamente formarse y desarrollarse. Estas vo- oración, sea también con el ministerio apostólico, para
caciones constituyen la Iglesia-comunidad, pero, por otra par- que el reino de Cristo se asiente y consolide en las almas
te, la Iglesia, como comunidad del Pueblo de Dios, constituye y para dilatarlo por todo el mundo. (CI 44).
en cierto sentido a cada una de ellas. Communio significa, po- "Nadie piense -leemos más adelante- que los religio-
demos decir, un estable dinamismo inmanente de la comuni- sos, por su consagración, se hacen extraños a los hom-
dad, que, de la multiplicidad y complejidad lleva hasta la bres o inútiles para la sociedad terrena. Porque, si bien en
unidad -no sólo del pueblo, sino del cuerpo- y, al mismo algunos casos no sirven directamente a sus contemporá-
tiempo, con idéntica fuerza y eficacia, sostiene la complejidad neos, los tienen, sin embargo, presentes de una manera
y multiplicidad en la propia unidad del pueblo y del cuerpo. más intima en las entrañas de Cristo y cooperan espiri-
Subrayamos una vez más que todo esto es también índice de la tualmente con ellos, para que la edificación de la ciudad
realidad de la redención que perdura en la Iglesia. terrena se funde siempre en el Señor y se ordene a El, no
Teniendo todo esto presente, no podemos sino reconocer sea que trabajen en vano quienes la edifican,, (CI 46).
que El Vaticano II se ha convertido en fuente especial de ese Contamos aquí con la posibilidad de darnos cuenta de
enriquecimienlo de la fe que podemos definir "de comunión". cómo la vocación en la comunidad y a la comunidad es auténtica
. Este enriquecimiento brota de una actitud que, a su vez, deriva vocación de la persona: vocación de realizarse a sí misma:
de esa precisa dimensión de la conciencia de la Iglesia que
constituye la communio. Esta dimensión tiene un importante <<Tengantodos bien entendido que la profesión de los
significado para profundizar en el enriquecimiento de la fe, consejos evangélicos, aunque implica la renuncia de bie-
entendida precisamente en el sentido en el que la presenta el nes que indudablemente han de ser estimados en mucho,
Vaticano 11. Al hecho de la revelación "de si mismo" (cf. CR no es, sin embargo, un impedimento para el verdadero
2.3) por parte de Dios, el hombre responde abandonándose desarrollo de la persona humana, antes, por su propia
"del todo libremente" (CR 5). No es ésta una respuesta sola- naturaleza, lo favorece en gran medida. Porque los con-
mente intelectual, sino que es sobre todo existencial, en el sen- sejos, abrazados voluntariamente según la personal vo-
tido estricto de la palabra. Con esta respuesta, el hombre- cación de cada uno, contribuyen no poco a la purifica-
persona entra en la comunidad del Pueblo de Dios; se trata de ción del corazón y a la libertad espiritual, estimulan
la respuesta a su vocación en la comunidad y a la comunidad. continuamente el fervor de la caridad y, sobre todo,
Abandonándose por entero a Dios, el hombre-persona se da, como demuestra el ejemplo de tantos santos fundadores,
al tiempo, a la comunidad que es la Iglesia. La realidad de la son capaces de asemejar más al cristiano con el género
communio es decisiva para el significado más profundo de to- de vida virginal y pobre que Cristo Señor escogió para si
dos los "estados" y "oficios" en la Iglesia, y, por ende, de y que abrazó su Madre, la Virgen. (CI 46).
todas las vocaciones en la comunidad del Pueblo de Dios. Esto
es esencial para la conciencia de la Iglesia como comunidad v Volvamos, sin embargo, a la propia realidad de la commu-
sociedad, y es también esencial para cada uno de los miembros nia, entendida como forma de unión tipica de la Iglesia-Pueblo
de la Iglesia. de Dios, que constituye el vinculo específico de esta comunidad.
Veamos ahora cómo manifiestan esta verdad los documen-
tos del Concilio, trayendo como ejemplo la vocación religiosa. .Si bien en la Iglesia no todos van por el mismo cami-
no, sin embargo, todos están llamados a la santidad y
<'Perocomo los consejos evangélicos -leemos en la Lu- han alcanzado idCntica fe por la justicia de Dios (cf. 2Pe
men gentium-, mediante la caridad hacia la que impul- 1,l). Aun cuando algunos, por voluntad de Cristo, han
san, unen especialmente con la Iglesia y con su misterio sido constituidos doctores, dispensadores de los miste-
rios y pastores para los demás. existc una auténtica Lo "verdadera igualdad" de todos los miembros del Pueblo
igualdad en todo en cuanto a la dignidad y a la acción de Dios se ideniiftca con la fraternidad proclamada por nues-
común a todos los fieles en orden a la edificación del tro Setior Jesucristo. El Vaticano 11 recuerda esta doctrina en
Cuerpo de Cristo. Pues la distinción que el Señor esta- la constitución Lumen gentium:
bleció entre los sagrados ministros y el resto del Pueblo <<Loslaicos, del mismo modo que por la benevolencia
de Dios lleva consigo la solidaridad, ya que los pastores divina tienen como hermano a Cristo, quien, siendo Se-
y los demás fieles están vinculados entre si por recíproca ñor de todos, no vino a ser servido, sino a servir (cf. Mt
necesidad. Los pastores de la Iglesia, siguiendo el ejem- 20,28), también tienen por hermanos a los que, constitui-
plo del Señor, pónganse al servicio los unos de los otros dos en el sagrado ministerio, enseñando, santificando y
y al de los restantes fieles; estos, a su vez, asocien gozo- gobernando con la autoridad de Cristo, apacientan a la
samente su trabajo al de los pastores y doctores. De esta familia de Dios, de tal suerte que sea cumplido por to-
manera, todos rendirán un múltiple testimonio de admi- dos el nuevo mandamiento de la caridad. A cuyo p r o p b
rable unidad en el Cuerpo de Cristo. Pues la misma di- sito dice bellamente San Agustin: "Si me asusta lo que
versidad de gracias, servicios y funciones congrega en la soy para vosotros, también me consuela lo que soy con
unidad a los hijos de Dios, porque todas... esras cosas vosotros. Para vosotros soy obispo, con vosotros soy
son
a-.
obras del único e idénrico Espíritu (1 Cor 12,11). (CI cristiano. Aquel nombre expresa un deber; éste, una gra-
cia; aqutl indica un peligro; éste, la salvación"~, (CI 32).
Por lo tanto, la communio. como vinculo propio de la co- Para la constitución del Pueblo de Dios es más fundamen-
munidad del Pueblo de Dios en la Iglesia, se expresa en una tal el orden de la gracia que el orden de la autoridad sobre el
"distinción" tal que "incluye un vinculo" y, consiguientemen- que se apoya el ordenamiento jerárquico de la Iglesia. Este
te, un "testimonio de la admirable unidad" que pastores y orden de la gracia sirve también de fundamento a la igualdad
fieles mantienen en la "diversidad" dentro del Cuerpo de Cris- final de todos los miembros de la Iglesia, respecto a la realidad
to. Más aún. lo consritución jerárquica de la Iglesia, de la que de la salvación a la que todos por igual están llamados.
en seguida vamos a hablar, presupone "una verdadera igual- El Concilio Vaticano 11 ha dedicado muchos esfuerzos a
~
I
dad" de todos los miembros del Pueblo de Dios. Esta igualdad se
basa "en la dignidad y acción común a todos los fieles en la
hacer conscientes a los fieles de ese vinculo que constituye la
communio para la comunidad del Pueblo de Dios. Parece,
pues, que podemos decir que, de la auténtica profundización
edificación del Cuerpo de Cristo". Dignidad común a todos,
1 tanto si es la humana, propia de cada uno de los hombres en de la fe en la Iglesia como comunidad -en la que el vinculo
l
~ cuanto que es persona, como si se trata de la cristiana, prove-
niente del orden de la gracia. Pero no es sólo en este campo y
propio de la misma está constituido justamente por la commu-
nio-, dependen en su mayor parte el desarrollo interior y la
renovación de la Iglesia en el espíritu del Vaticano 11. Convie-
a este titulo cómo el Vaticano 11 proclama "una verdadera
igualdad" de todos los miembros en el seno de la Iglesia, sino ne tal vez buscar en esta cuestión el punto de apoyo. o incluso el
también a titulo de la tarea esencial de "edificar el Cuerpo de fundamento en orden a la necesidad de ese diálogo dentro de la
Cristo". Tarea en la que toman parte todos por igual, pues Iglesia que han puesto de relieve el Concilio y el papa Pablo VI.
todos disponen de posibilidades al respecto. Y los resultados Respecto a este tema encontramos frases muy elocuentes en la
positivos de la acción de un miembro seglar del Pueblo de constitución Lumen gentium.
Dios pueden superar los resultados de la acción de un miem-
bro de la jerarquia o del estamento religioso. La historia de la <,Los laicos, al igual que todos los fieles cristianos, tie-
Iglesia parece brindarnos suficientes testimonios de este hecho, nen el derecho de recibir con abundancia de los sagrados
pese a que, a lo mejor, nadie pueda nunca verificar de lleno pastores los auxilios de los bienes espirituales de la Igle-
cuál sea la medida de los resultados obtenidos en la "edifica- sia, en particular la palabra de Dios y los sacramentos.
ción del Cuerpo de Cristo". La Iglesia, en cuanto realidad so- Y manifiéstenles sus necesidades y sus deseos con aque-
brenatural, será siempre un misterio. lla libertad y confianza que conviene a los hijos de Dios
1,
115
y a los hermanos en Cristo. Conforme a la ciencia, la mente participes de la conciencia de "comunión". Idea esta que
competencia y el prestigio que poseen, tienen la facultad, tiene además un profundo significado ético, y así, bajo este
más aún, a veces el deber, de exponer su parecer acerca aspecto, sirve para formar auténticamente la moral social cris-
de los asuntos concernientes al bien de la Iglesia. Esto tiana. La Iglesia. que en su realidad de Pueblo de Dios es esen-
hágase, si las circunstancias lo requieren, a través de ins- cialmente social, sea ad intra o ad extra, debe asimismo, no
tituciones establecidas para ello por la Iglesia, y siempre sólo ad intra, sino también adextra, buscar cómo llevar a cabo
en veracidad, fortaleza y prudencia, con reverencia y ca- la "comunión" entre los hombres. Conviene, sin embargo,
ridad hacia aquellos que, por razón de su sagrado minis- particularmente que en esa misma sociedad eclesial todos
terio, personifican a Criston (CI 37). acompasen su comportamiento a ese principio de la comu-
nión, cuyo sentido teológico y cuyo alcance, sobre todo, han
Seguidamente, la constitución recuerda el deber de obe- sido evidenciados de nuevo por el Vaticano 11.
diencia a todo cuanto "los sagrados pastores", en cuanto re-
presentantes de Cristo, establecen como maestros y rectores de
la Iglesia" (CI 37). Este deber se deriva particularmente del
ejemplo del propio Cristo. Se habla también de la necesidad de 4
orar por los superiores en la Iglesia. Leemos sucesivamente: "Koinonia" y "diaconio" en la constiiucidn jerórquica
de la Iglesia
-Por su parte, los sagrados pastores reconozcan y pro-
muevan la dignidad y responsabilidad de los laicos en la .Este santo Sinodo, siguiendo las huellas del Concilio
Iglesia. Recurran gustosamente a su prudente consejo, en- Vaticano 1, enseña y declara con él que Jesucristo, Pas-
comitndenles con confianza cargos en servicio de la Igle- tor eterno, edificó la santa Iglesia enviando a sus apósto-
sia y denles libertad y oportunidad para actuar; más les lo mismo que El fue enviado por el Padre (cf. Jn
aún, anímenles incluso a emprender obras por propia 20,21), y quiso que los sucesores de aquéllos, los obis-
iniciativa. Consideren atentamente ante Cristo, con pa- pos, fuesen los pastores en su Iglesia hasta la consuma-
terno amor, las iniciativas, los ruegos y los deseos prove- ción de los siglos. Pero para que el mismo episcopado
nientes de los laicos. En cuanto a la justa libertad que a fuese uno solo e indiviso, puso al frente de los demás
todos corresponde en la sociedad civil, los pastores la apóstoles al bienaventurado Pedro e instituyó en la per-
acatarán respetuosamente. Son de esperar muchísimos sona del mismo el principio y fundamento, perpetuo y
bienes -leemos finalmente-para la Iglesia de este trato visible, de la unidad de fe y comunión. Esta doctrina
familiar entre los laicos y los pastores; asi se robustece sobre la institución, perpetuidad, poder y razón de ser
en los seglares el sentido de la propia responsabilidad, del sacro primado del Romano Pontífice y de su magis-
se fomenta su entusiasmo y se asocian más fácilmente las terio infalible, el santo Concilio la propone nuevamente
fuerzas de los laicos al trabajo de los pastores. (CI 37). como objeto de fe inconmovible a todos los fieles, y,
La constitución Gaudium et spes formula las exigencias del prosiguiendo dentro de la misma línea, se propone, ante
diálogo interno de la Iglesia con estas palabras: "Esto requie- la faz de todos, profesar y declarar la doctrina acerca de
re, en primer lugar, que se promueva en el seno de la Iglesia la Jos obispos, sucesores de los apóstoles, los cuales, junto
mutua estima, respeto y concordia, reconociendo todas las le- con el sucesor de Pedro, vicario de Cristo y cabeza visi-
gitimas diversidades, para abrir, con fecundidad siempre cre- ble de toda la Iglesia, rigen la casa de Dios vivo. (CI 18).
ciente, el diálogo entre todos los que integran el único Pueblo El capitulo 111 de la constitución Lumen gentium está ente-
de Dios, tanto los pastores como los demás fieles. Los lazos de ramente dedicado a exponer la doctrina acerca de la constitu-
unión de los fieles son mucho más fuertes que los motivos de ción jerárquica de la Iglesia, y particularmente acerca del epis-
división entre ellos. Haya unidad en lo necesario, libertad en copado. Seria muy útil unir a un análisis detallado de este
lo dudoso, caridad en todo" (CM 92). capitulo un análisis del decreto sobre el ministerio pastoral de
Lo más importante es que en la Iglesia todos seamos plena-
/ los obispos en la Iglesia. Ambos textos tienen un significado
fundamental para la teología del episcopado. Nosotros, por tores de la Iglesia, de modo quc quien los escucha escu-
nuestra parte, no vamos a exponer una exégesis pormenoriza- cha a Cristo. y quien los desprecia desprecia a Cristo y a
da del capítulo 111 de la Lumen gentium, ni del decreto sobre el quien le envió (cf. Lc 10.16)" (CI 20).
ministerio pastoral de los obispos en la Iglesia; nuestro propó- *'En la persona, pues, de los obispos a quienes asisten
sito es destacar la comunión del Pueblo de Dios, communio los presbíteros, el Señor Jesucristo, Pontífice supremo,
(gr. koinonía). a cuyo servicio están, en la Iglesia, la vocación y está presente en medio de los fieles. Porque, sentado a la
el ministerio episcopal. Esta vocación y su ministerio sirven diestra del Padre. no está ausente de la congregación de
("diaconía'y a la comunidad. Y es significativo que los padres sus pontífices, sino que, principalmente a través de su
conciliares hayan querido situar el capitulo dedicado a la je- servicio eximio, predica la palabra de Dios a todas las
rarquía justo después del capítulo que trata del Pueblo de gentes y administra continuamente los sacramentos de la
Dios, en una clara intención de puntualizar los lazos de unión fe a los creyentes, y por medio de su oficio paternal (cf.
orgánica de entrambos. Ese sentido de servicio de la autoridad Icor 4,15) va congregando nuevos miembros a su Cuer-
corresponde a la verdad evangélica que el propio Cristo ha po con regeneración sobrenatural; finalmente, por me-
ensenado con su palabra y con su ejemplo. Esta verdad halla dio de su sabiduría y prudencia, dirige y ordena al Pue-
su expresión en la doctrina del Vaticano 11. La diaconía apare- blo del Nuevo Testamento en su peregrinar hacia la
ce, pues, estrechamente ligada a l a koinonia. La Iglesia descu- eterna felicidad. (CI 21).
bre su naturaleza comunitaria no sólo en la realidad universal <,Los obispos, de modo visible y evidente, hacen las
del Pueblo de Dios, sino también en la potestad sobre este veces del mismo Cristo, Maestro, Pastor y Pontífice, y
pueblo constituida por Cristo y subordinada por entero al actúan en lugar suyo. Pertenece a los obispos incorpo-
anuncio del Evangelio. rar, por medio del sacramento del orden, nuevos elegidos
al Cuerpo episcopal» (CI 21).
*Para realizar estos oficios tan excelsos, los apóstoles
fueron enriquecidos por Cristo con una efusión especial Tema especial de lo doctrina conciliar lo constituye la comu-
del Espíritu Santo, que descendió sobre ellos (cf. Act nidod de los obispos; los lazos recíprocos entre ellos y, sobre
1,8; 2,4; Jn 20.22-23), y ellos, a su vez, por la imposición todo. con el sucesor de San Pedro.
de las manos, transmitieron a sus colaboradores este
don espiritual (cf. lTim 4,14; 2Tim 1,67), que ha Ilega- "Asi como, por disposición del SeAor, San Pedro y los
do hasta nosotros en la consagración episcopaln (CI 21). demás apóstoles forman un solo colegio apostólico, de
modo análogo se unen entre sí el Romano Pontífice, su-
De este modo, los apóstoles serán "a un tiempo semilla del cesor de Pedro, y los obispos, sucesores de los apóstolesn
nuevo Israel y origen de la jerarquía sagrada" (DM 5). (CI 22).
.Esta divina misión confiada por Cristo a los apóstoles Es dste el punto de partida de lo doctrina acerca de la cole-
ha de durar hasta el fin del mundo (cf. Mt 28,20), puesto giolidod del episcopado.
que el Evangelio que ellos deben propagar es en todo
tiempo el principio de toda la vida para la Iglesia. Por "El Colegio o cuerpo de los obispos, por su parte, no
esto, los apóstoles se cuidaron de establecer sucesores en tiene autoridad, a no ser que se considere en comunión
esta sociedad jerárquicamente organizada ... Y así como con el Romano Pontífice, sucesor de Pedro, como cabeza
permanece el oficio que Dios concedió personalmente a del mismo, quedando totalmente a salvo el poder prima-
Pedro, príncipe de los apóstoles, para que fuera transmi- cial de éste sobre todos, tanto pastores como fieles. Por-
tido a sus sucesores, así tambikn perdura el oficio de los que el Romano Pontífice tiene sobre la Iglesia, en virtud
apóstoles de apacentar la Iglesia, que debe ejercer de for- de su cargo, es decir, como vicario de Cristo y pastor de
ma permanente el orden sagrado de los obispos. Por toda la Iglesia, plena, suprema y universal potestad, que
ello, este sagrado Sínodo enseña que los obispos han su- puede siempre ejercer libremente. En cambio, el Cuerpo
cedido, por institución divina, a los apóstoles como pas- episcopal, que sucede al Colegio de los apóstoles en el

118 119
9,-Renovocidn en sur Juenles
Magisterio y en el regimen pastoral. más aún. en el que El principio de la colegialidad pone en evidencia particular-
perdura conlinuamente el cuerpo apostólico, junto con su mente el principio del primado. Uno y otro provienen de la
cabeza. el Romano Ponfífce, y nunca sin esta cabeza. es institución de Cristo; uno y otro expresan la estructura "de
tambiin sujeto de la suprema y plena potestad sobre la comunión" de la Iglesia como Pueblo de Dios y sirven junta-
Iglesia universal^^ (CI 22). mente para realizarla.
Cristo construye continuamente la Iglesia en la tierra como
Estas son las formulaciones conciliares acerca del principio su Cuerpo, a través de ese núcleo al que el Vaticano 11 llama
de la colegialidad. Corpus seu collegium de los obispos, en su calidad de sucesores
"Este Colegio, en cuanto compuesto de muchos, ex- de los apóstoles. Este Cuerpo, que es la Iglesia, en su constitu-
presa la variedad y universalidad del Pueblo de Dios; y ción jerárquica, existe y vive en fuerza de la "comunión" reci-
en cuanto agrupado bajo una sola cabeza, significa la uni- proca de todos los obispos en la Iglesia, la cual, a su vez, está
dad de la grey de Cristo,, (CI 22). condicionada por la "comunión" con el centro común, la cáte-
"El Romano Pontífice, como sucesor de Pedro, es el dra de Pedro.
principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, así *Por tanto, todos los obispos, en cuanto se lo permite
de los obispos como de la multitud de los fieles. Por el desempeíio de su propio oficio, esthn obligados a co-
su parte, los obispos son, individualmente, el principio laborar entre sí y con el sucesor de Pedro, a quien parti-
y fundamento visible de unidad en sus Iglesias particu- cularmente le ha sido confiado el oficio excelso de pro-
lares, formadas a imagen de la Iglesia universal, en las pagar el nombre cristiano. Por lo cual deben Socorrer
cuales y a base de las cuales se constituye la Iglesia cató- con todas sus fuerzas a las misiones, ya sea con opera-
lica, una y única. Por eso, cada obispo representa a su rios para la mies, ya con ayudas espirituales y materia-
Iglesia, y todos juntos con el Papa representan a toda la les; bien directamente por si mismos, bien estimulando
Iglesia en el vinculo de la paz, del amor y de la unidad,, la ardiente cooperación de los fieles. Procuren, pues, fi-
(C1 23). nalmente, los obispos, según el venerable ejemplo de la
antigüedad, prestar con agrado una fraterna ayuda a las
El principio de la colegialidad determina por sí mismo el otras Iglesias, especialmente a las más vecinas y a las
modo en que se ejerce la autoridad en la Iglesia, modo institui- más pobres, dentro de esta universal sociedad de la cari-
do por el propio Cristo. Al propio tiempo, este principio ex- dad. (CI 23).
presa indirectamente la realidad de la Iglesia como "koinonía",
ya que una Iglesia universal realiza su existencia en varias Igle- En el decreto sobre el ministerio pastoral de los obispos en
sias particulares. Los obispos, sucesores de los apóstoles, me- la Iglesia podemos leer:
diante su unión con el sucesor de Pedro, obispo de Roma, .Desde los primeros siglos de la Iglesia, los obispos
expresan conjuntamente multiplicidad y unidad, universalidad que estaban al frente de las Iglesias particulares, movi-
y particularidad. Y en esto se revela la esencia de "comunión" dos por la comunión de fraterna caridad y por el celo de
de la Iglesia en cuanto comunidad del Pueblo de Dios en la la misión universal confiada a los apóstoles, aunaron sus
tierra. El Pueblo de Dios es la Iglesia, y la Iglesia es también fuerzas y voluntades para promover el bien común y el
comunión de las Iglesias, communio Ecclesiarum, constituida de las Iglesias particulares. Por esto se organizaron los
por la "comunión" de los obispos-pastores. Recordemos una sinodos, los concilios provinciales y, finalmente, los conci-
vez más las palabras antes citadas: lios plenarios, en los que los obispos estatuyeron una
'<Además, dentro de la comunión eclesiástica, existen norma igual para varias Iglesias, la cual debía observar-
legítimamente Iglesias particulares, que gozan de tradi- se en la enseñanza de las verdades de la fe y en la orde-
ciones propias, permaneciendo inmutable el primado de nación de la disciplina eclesiástican (DO 36).
la Cátedra de Pedro, que preside la asamblea universal Así se lee en el capítulo 111 del citado decreto, que habla de
de la caridad* (CI 13). la cooperación de los obispos al bien común del mayor núme-

121
ro de Iglesias. El capitulo 11 dc este decreto trata de las obliga- su uueblo es un verdadero servicio. Que en la Soarada Es-
ciones de los obispos respecto a las Iglesias particulares, es criiura se llama con toda propied'd <<diakoni&,o sea,
decir, las diócesis; en cambio, el capitulo 1 se ocupa de las ministerio (cf. Act 1,17 y 25; 21,19; Rom 11,13; lTim
relaciones de los obispos con la Iglesia universal. 1,12),~(CI 24).
La solicitud dictada por el principio de colegialidad y la
cooperación de los obispos en bien del mayor número de Igle- La constitución Lumen gentium se expresa así respecto al
ministerio jerárquico:
sias particulares en el seno de la Iglesia universal halla actual-
mente su expresión en la institución de las conferencias episco- <<Elminisrerio eclesiástico, de institución divina, es ejerci-
pales: "las Conferencias episcopales -leemos en la consti- d o en diversos órdenes por aquellos que ya desde anti-
tución Lumen gentium- pueden hoy contribuir grande y guo vienen llamándose obispos, presbíteros y diáconosn
fecundamente a que la unión colegial logre aplicaciones con- (CI 28).
cretas" (CI 23).
Hemos puesto ya suficientemente de relieve el vínculo que Al aportar este texto, nuestro deseo es demostrar cómo el
el magisterio conciliar descubre entre la comunidad del Pueblo Vaticano 11 trata de poner de relieve no sólo no sólo la estruc-
de Dios y el sentido de servicio de la autoridad en la Iglesia: tura del ministerio, es decir, de la autoridad jerárquica consti-
entre la koinonía y la diaconía. Este vinculo aparece con toda tuida por Cristo en la Iglesia, sino también el espíritu de esta
claridad a la luz de la communia, que constituye una realidad institución. Lo cual cobra mayor elocuencia a la luz de la reali-
más fundamental aún y une más directamente a la persona a la dad de nuestro tiempo.
comunidad. Naturalmente, este vinculo es, a la vez, el ideal y
la norma de realización, y no solamente una simple realidad (.Como el mundo entero cada día tiende más a la uni-
que está en vias de realización. Sin embargo, en esta imagen dad civil, económica y social, conviene tanto más que
global dominada por la communio, como vinculo propio del los sacerdotes, uniendo sus esfuerzos y cuidados bajo la
Pueblo de Dios, la diaconía jerárquica halla fácilmente su pues- guía de los obispos y del Sumo Pontífice, eviten toda
to: si todos se orientan a un servicio mutuo, a la entrega que causa de dispersión, para que todo el género humano
enriquece recíprocamente, entonces, obviamente, la autoridad, venga a la unidad de la familia de Dios. (CI 28).
la jerarquía se presenta de modo muy simple como "ministe-
rio", es decir, "servicio". Esto no significa que el Concilio re-
nuncie a subrayar el carácter jerárquico de la autoridad en la
Iglesia, pues sin él no habría potestad. La autoridad jerárqui-
ca, por el contrario, es necesaria en orden al propio servicio.

'<Los obispos, en cuanto sucesores de los apóstoles, re-


ciben del Señor, a quien ha sido dado todo poder en
el cielo y en la tierra, la misión de enseñar a todas .las
gentes y de predicar el Evangelio a toda criatura, a fin
de que todos los hombres consigan la salvación por me-
dio de la fe, del bautismo y del cumplimiento de los
mandamientos (cf. Mt 28,18-20; Mc 16,15-16; Act 26,17s).
Para el desempetio de esta misión, Cristo Señor prome-
tió a los apóstoles el Espíritu Santo, y lo envió desde el
cielo el día de Pentecostés, para que, confortados con su
virtud, fuesen sus testigos hasta los confines de la tierra
ante las gentes, los pueblos y los reyes (cf. Act 1,8; 2,lss;
9,15). Esre encargo que el Señor confió a los pastores de
CONCIENCIA HISTORICA Y ESCATOLOGICA
DE LA IGLESIA COMO PUEBLO DE DIOS

Continuando el estudio de las vias de enriquecimiento de la


fe de las que el Concilio Vaticano 11 se ha hecho portavoz,
debemos poner de relieve tanto el aspecto histórico como el
escatológico de la Iglesia, cual dos componentes esenciales de
la realidad del Pueblo de Dios, de su propia existencia. La
Iglesia, como Pueblo de Dios, existe de esta manera, y a estas
caracteristicas de su ser objetivo en la fe corresponde la con-
ciencia de la Iglesia.
"Nacida del amor del Padre Eterno, fundada en el tiem-
p o por Cristo Redentor, reunida en el Espiritu Santo, la
Iglesia tiene una finalidad escarológica y de salvación,
que sblo en el siglo futuro podrá alcanzar plenamente.
Está presente ya aqui en la tierra, formada por hombres,
es decir, por miembros de la ciudad terrena que tienen la
vocación de formar en la propia historia del genero huma-
no la familia de los hijos de Dios, que ha de ir aumentan-
d o sin cesar hasta la venida del Seiior. Unida, ciertamen-
te, por razón de los bienes eternos y enriquecida con
ellos, esta familia ha sido .<constituida y realizada por
Cristo como sociedad en este mundo. y está dotada de
"los medios adecuados propios de una unión visible y
social.. De esta forma, la Iglesia, <<entidadsocial visible
y comunidad espiritual., avanza juntamente con toda la
humanidad, experimenta la suerte terrena del mundo, y
su razón de ser es actuar como fermento y como alma de
la sociedad, que debe renovarse en Cristo y transformar-
se en familia de Dios. Esta compenetración de la ciudad
terrena y de la ciudad eterna sólo puede percibirse por
la fe; más aún, es un misterio permanente de la histo-
ria humana que se ve perturbado por el pecado'hasta la
i plena revelación de la claridad de los hijos de Dios.
(CM 40).
Siguiendo de cerca el pensamiento del Vaticano 11, tratare- <A todos los elegidos, el Padre, antes de todos los si-
mos de aclarar analíticamente el doble contenido y significado glos, los conoció de antemano y los predestinó a ser con-
del ser de la Iglesia y, a la vez, de su conciencia, de los que formes can la imagen de su Hijo, para que éste sea el pri-
sintéticamente habla el texto de la constitución Gaudium et mogénito entre muchos hermanos (Rom 8.29). Y estable-
11 spes que acabamos de citar. Pese a que este doble aspecto del ció convocar a quienes creen en Cristo en la santa
ser de la Iglesia y esta recíproca compenetración de la historia Iglesia, que ya fue prefigurada desde el origen del mun-
I
y la escatología correspondiente a la tradición de la fe y su do, preparada admirablemente en la historia del pueblo
1 doctrina, es, sin embargo, dificil no caer en la cuenta de que el de Israel y en la Antigua Alianza, constituida en los
Vaticano 11 ha acentuado firmemente estos temas y de un tiempos definitivos, manifestada por la efusión del Espí-
1
¡
modo nuevo. Ello indica cuáles sean las orientaciones funda-
mentales del enriquecimiento y profundizamiento de la fe.
ritu y que se consumará gloriosamente al final de los
tiempos. Entonces, como se lee en los Santos Padres, to-

i Puntualización esta que ha encontrado ya amplia expresión y


difusión en las obras de los teólogos y en la catequética. Y esto
sirve para cuanto en particular se refiere a la historia de la
I dos los justos desde Adán, desde el justo Abel hasta el
último elegido. serán congregados con una Iglesia univer-
sal en la casa del Padre,, (CI 2).
/ !
salvación, sobre todo al constatar que la conciencia de la Igle-
sia como Pueblo de Dios es "histórica". Así, pues, la salvación, cuya fuente y consumación están en
1 Dios, en la Santísima Trinidad, tiene su propia historia del
lado del Pueblo de Dios. Lo "venida" de Dios decide la salva-
ción incluso en la dimensión histórica, esto es, la historia de la
I salvación. Esta venida constituye sobre todo la revelación de sí
Historia de la salvacidn mismo por parte de Dios. "Dios invisible (cf. Col 1,15; lTim
1,17), en su gran amor, habla a los hombres como a amigos
Debemos ante todo poner de relieve que la conciencia "his- (cf. Ex 33,ll); Jn 15,14-15) y se entretiene con ellos (cf. Bar
tórica" de la Iglesia como Pueblo de Dios está estrechamente 3,38), para invitarlos y admitirlos a la comunión con El" (CR
conectada con la fe en Dios uno y trino, que "ha venido" y 2). Estos hombres son "históricos", en el sentido de que cada
"viene" continuamente al hombre, a la comunidad humana, a uno de ellos tiene su propia historia y, al mismo tiempo, todos
través de la misión salvifica del Verbo y del Espíritu Santo. Lo participan de la historia de las diversas sociedades y de toda la
I
que el Concilio exactamente ha expresado con claridad en el familia humana.
capitulo 1 de la constitución Lumen genrium hace desde luego, .Dios ... queriendo abrir el camino de la salvación so-
que la conciencia de la salvación esté vinculada en la fe de la brenatural, se reveló desde el principio a nuestros prime-
Iglesia, no sólo a la existencia misma de Dios en su trascen- ros padres. Despues de su caída, los levantó a la esperan-
dencia o. a la llamada que dirige al hombre, sino -más aún za de la salvación (cf. Gén 3,15), con la promesa de la
todavía- a la "venida" de Dios al hombre, a la comunidad hu- redención; después cuidó continuamente del género hu-
mana. Esta "venida" reviste un carácter histórico, sobre todo en mano, para dar la vida eterna a todos los que buscan la
el sentido de haberse realizado y realizarse incesantemente en el ! salvación con la perseverancia en las buenas obras (cf.
curso de lo historia de la humanidd. La historia de la salvación Rom 2,6-7). Al llegar el momento, llamó a Abrahán
no significa -ni puede significar- una reducción de la acción para hacerlo padre de un gran pueblo (cf. Gén 12,2-3).
de Dios y de la misión de las Personas a la dimensión de cual- Despues de la edad de los patriarcas, instmyó a dicho
quier historia humana (aquí no se trata siquiera de una simple pueblo por medio de Moisés y los profetas, para que lo
"historización" de la teología), sino que significa que esta ac- reconocieran a El como Dios único y verdadero, como
ción y esta misión incluso conservando la trascendencia divi- Padre providente y justo juez; y para que esperara al
na, se pone en acto en el tiempo y en el curso de la historia Salvador prometido. De este modo fue preparando a tra-
con miras al hombre y a la humanidad. Y por ello también 1 vés de los siglos el camino del Evangelio. (CR 3).
ella se hace "historia". .<Dios habló a nuestros padres en distintas ocasiones y
126 127
de muchas maneras por los profetas. Ahora. en est etapa originarios forman la historia de la revelación, y los hilos que
@al nos ha hablado por el Hijo (Heb 1,l-2). Pues envió a de ella se derivan forman la historia del Pueblo de Dios, por-
su Hijo, la Palabra eterna, que alumbra a todo hombre, que esta realidad presupone la revelación y habla también de
para que habitara entre los hombres y les contara la inti- la salvación como contenido no sólo revelado, sino también
midad de Dios (cf. Jn 1,l-18). Jesucristo, Palabra hecha aceptado con la fe y realizado en la vida. Hemos constatado
carne, <<hombreenviado a los hombresm, habla las pala- ya que la Iglesia, según el Vaticano 11, se identifica con la
bras de Dios (Jn 3,34) y realiza la obra de la salvación realidad del Pueblo de Dios y hemos esclarecido también
que el Padre le encargó (cf. J n 5,36; 17.4). Quien ve a cómo hay que entender dicha afirmación. Basándose en esta
Jesucristo ve al Padre (cf. Jn 14,9); El, con su presencia identidad, hay, pues, que admitir que la historia de la Iglesia
y manifestación, con sus palabras y obras, signos y mila- - d e l mismo modo que la historia de Israel en la Antigua
gros, sobre todo con su muerte y gloriosa resurrección, Alianza- c'onstituye uno de los hilos que hay que tener en
con el envío del Espiritu de la verdad, lleva a plenitud cuenta cuando contemplamos la historia de la salvación en
toda la revelación y la confirma con testimonio divino; a conjunto.
saber, que Dios está con nosotros para librarnos de las
tinieblas del pecado y la muerte, y para hacernos resuci- (<Hizo primero una alianza con Abrahán (cf. Gén
tar a una vida eterna,, (CR 4). 15,18); después, por medio de Moisés (cf. Ex 24,8), la
*<Larevelación se realiza por obras y palabras intrinse- hizo con el pueblo de Israel, y así se fue revelando a su
camente ligadas; las obras que Dios realiza en la historia pueblo con obras y palabras, como Dios vivo y verdade-
de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y las ro. De este modo, Israel fue experimentando la manera
realidades que las palabras significan; a su vez, las pala- de obrar de Dios con los hombres, la fue comprendien-
bras proclaman las obras y explican su misterio. La ver- do cada vez mejor al hablar Dios por medio de los pro-
dad profunda de Dios y de la salvación del hombre que fetas, y fue difundiendo este conocimiento entre las na-
transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, media- ciones (cf. Sal 21.28-29; 95,l-3; 1s 2,l-4; Jer 3,17)n (CR
dor y plenitud de toda la revelación.~(CR 2). 14).
El Concilio tiene ante si la Iglesia como Pueblo de Dios,
La "venida" de Dios a la humanidad se concreta sobre en el que la "venida" de Dios, el misterio de la salvación se
todo en la revelación. El contenido de la revelación y el fin de encuentra continuamente, en el curso de la historia, con el
esta "vcnida", que se consuma y sigue consumándose en el hombre-humanidad. Por eso la Iglesia es una realidad histórica
tiempo, es la salvación del hombre. La conciencia de la salva- y goza de esa conciencia histórica que le es propia y cuyo conte-
ción está estrechamente ligada a la misión del Hijo y del Espí- nido esencial es la historia de la salvación. Leemos en la consti-
ritu Santo, misión en la que se expresa el eterno dcsignio del tución Lumen gentium:
Padre, que "creó el universo y decidió elevar a los hombres a *Dios formó una congregación de quienes, creyendo,
la participación de su vida divina" (CI 2). Este designio, el ven en Jesús al autor de la salvación y el principio de la
ctcrno plan divino, y la misión drl Hijo y del Espíritu Santo unidad y de la paz, y la constituyó Iglesia a fin de que
íntimamente unida a aquél, constituye el misterio de la Iglesia; fuera para todos y cada uno el sacramento visible de
misterio que consiste en la salvación de la que la Iglesia es porto- esta unidd salutífera. Debiendo difundirse en todo el
dora gracias a la "venida" de Dios, que se ha consumado y sigue mundo, entra, par consiguiente. en la historia de la huma-
consumándose. Esta "venida" logra que la Iglesia, inmersa en nidad, si bien trasciende los tiempos y las fronteras de las
su propio misterio, esté siempre protegida frente a la historia, pueblos» (CI 9).
ya que en ella se realiza la salvación de los hombres. Hay hilos
que entretejen la trama de la historia y que debemos discernir, La realidad histórica de la Iglesia, así constituida, y la con-
aunque en la historia de la salvación todos ellos se compene- ciencia "histórica" que le corresponde, la contempla el Vatica-
tran recíprocamente y la idea de "historia de la salvación" se no 11 siempre en su dimensión escatológica. Basta seguir leyen-
refiere de algún modo a cada uno de ellos. Así, pues. los hilos do el texto que acabamos de citar:
"Caminando, pues. la Iglesia cn medio de tentaciones y evidente que la universalidad de la Iglesia está empapada de
tribulaciones, se ve confortada con el poder de la gracia conciencia histórica. Leyendo el texto citado resulta dificil sus-
de Dios, que le ha sido prometido para que no desfallez- traerse a la convicción de que contiene una interpretación es-
ca de la fidelidad perfecta por la debilidad de la carne. pecifica de la verdad en la relación entre naturaleza y gracia,
antes, al contrario, persevere como esposa digna de su verdad vista no tanto a través del prisma de la historia interior
Sefíor y, bajo la acción del Espiritu Santo. no cese de del alma cuanto del de la historia de toda la humanidad y cada
renovarse hasta que por la cruz llegue a aquella luz que uno de los pueblos. En la circunstancia de nuestro Millenium
no conoce ocaso. (C1 9). (la cristianización de Polonia en 966) hemos leído y releído
dichos textos conciliares con la máxima atención y emoción.
Historia y escatología se completan "sustancialmente". lo
que permite valorlir con exactitud el carácter especifico de la "Predicando el Evangelio, la Iglesia atrae a los oyentes
historia de la salvación. La escatologia no cancela la historici- a la fe y a la profesión de la fe, los prepara al bautismo,
dad de la historia de la salvación. sino que le atribuye un senti- los libra de la servidumbre del error y los incorpora a
d o distinto dcl que acostumbramos a dar ;11 término "histo- Cristo, para que por la caridad crezcan en El hasta la
ria". Esto es así porque la escatologiü significa la plenitud de plenitud. Con su trabajo consigue que todo lo bueno
la "salvación". de cuya "historia" se trata. A lo largo de este que se encuentra sembrado en el corazón y en la mente
camino que lleva a esa plenitud, a esa realización última. la de los hombres, y en los ritos y culturas de estos pue-
salvación tiene su historia en los hombres, en la humanidad, blos, no sólo no desaparezca, sino que se purifique, se
en las naciones. y "la Iglesia entra en la historia de los hom- eleve y perfeccione para la gloria de Dios, confusión del
bres". Todo esto, sin embargo. se actualiza "a lo largo del demonio y felicidad del hombre. (CI 17).
camino" que conduce al futuro revelado por Dios, a la reali- La historia de la salvación pasa por las almas humanas,
dad Última y en razón de ella. Ninguna otra historia cuya cate- pero encuentra su expresión también en varias comunidades;
goría propia sea el pasado, tiene estas referencias. más aún, dentro de ciertos limites, se hace historia de estas
El continuo insertarse de la Iglesia en la historia humana comunidades.
ha sido presentado con perspicacia por el Concilio, tanto res- La exposición más exacta y concisa de esa realidad históri-
pecto a las personas como a los pueblos y las naciones: ca y, a la vez, de la conciencia histórica de la Iglesia la tene-
mos, posiblemente, en el decreto Ad gentes, acercq de la activi-
<<Ycomo el reino de Cristo no es de este mundo (cf. Jn dad misionera de la Iglesia. Leemos allí, por ejemplo, que
18,36), la Iglesia o el Pueblo de Dios, introduciendo este
reino, no disminuye el bien temporal de ningún pueblo; (<Dios,para establecer la paz o comunión con El y una
antes, al contrario, fomenta y asume, y al asumirlas, las fraterna sociedad entre los hombres pecadores, dispuso
purifica, fortalece y eleva todas las capacidades y rique- entrar en la historia humana de moda nueva y definitivo,
zas y costumbres de los pueblos en lo que tienen de bue- enviando a su Hijo en carne nuestra, a fin de arrancar
no. Es muy consciente de que ella debe congregar en por El a los hombres del poder de las tinieblas y de Sa-
unión de aquel Rey, a quien han sido dadas en herencia tanás, y en El reconciliar consigo al mundo. (DM 3).
todas las naciones (cf. Sal 2,8) y a cuya ciudad ellas "Para que esto se realizara plenamente, Cristo envió de
traen sus dones y tributos (cf. Sal 71(72),10; 1s 60,4-7; parte del Padre al Espíritu Santo, para que llevara a
Ap 21,24). Este carácter de universalidad que distingue cabo interiormente su obra salvífica e impulsara a la
al Pueblo de Dios es un don del mismo SeRor con el que Iglesia a extenderse a si misma. El Espíritu Santo obraba
la Iglesia católica tiende, eficaz y perpetuamente, a reca- ya, sin duda, en el mundo antes de que Cristo fuera glo-
pitular toda la humanidad con todos sus bienes, bajo rificado. Sin embargo, el día de Pentecostés descendió
Cristo Cabeza, en la unidad de su Espíritu. (CI 13). sobre los discípulos para permanecer con ellos para
siempre; la Iglesia se manifestó públicamente ante la
El significado conciliar de la universalidad (catolicidad) de multitud; comenzó la difusión del Evangelio por la pre-
la Iglesia ya lo hemos explicado anteriormente. Ahora bien, es dicación. (DM 4).
*En realidad de verdad, el Evangelio ha sido en la his- la Iglesia responder a los perennes interrogantes de la
toria humana, incluso la temporal, fermento de libertad humanidad. (CM 4).
y de progreso, y continúa ofreciéndose sin cesar como La categoría propia de la historia es el tiempo, que es
fermento de fraternidad, de unidad y de paz. No sin cau- como el cauce originario por el que discurre la historia del
sa, Cristo es honrado por los fieles como "Esperanza de hombre, de la humanidad y de los pueblos. La entrada de
las naciones y Salvador de todas ellas". (DM 8). Dios en la historia se consuma en la Iglesia y, a través de ella,
El Vaticano 11 qvidencia claramente la conciencia histórica evidencia continuamente la contemporaneidad como suma es-
de la Iglesia, que inicia con la "entrada de Dios en la histo- pecífica de los "signos de los tiempos". Signos estos que deter-
ria", entrada que, en la economía de la Nueva Alianza, va minan con exactitud todo cuanto tiene significación e impor-
unida a la misión histórica de la Iglesia entre los hombres y los tancia para la historia de la salvación, para la entrada de Dios
pueblos. Los textos conciliares subrayan en diversos lugares en la historia y para la misión de la Iglesia: "Es necesario por
que "el período de la actividad misionera se sitúa entre la pri- ello conocer y comprender el mundo en que vivimos, sus espe-
mera y segunda venida de Cristo", y que "tiende a su plenitud ranzas, sus aspiraciones y el sesgo dramático que con frecuen-
escatológica" (DM 9). La historia de la salvación, como he- cia le caracteriza" (CM 4).
mos dicho, está vinculada a la escatología. Al mismo tiempo, El concepto de "signos de los tiempos" -uno de aquellos
la propia conciencia histórica de la Iglesia se expresa con el que aparecen con frecuencia y son analizados más veces en la
sincero reconocimiento de las características de todo sujeto, de doctrina del Vaticano 11- pone de relieve también la concien-
todo ambiente, en los que la misión de la Iglesia, y, por medio cia histórica propia de la Iglesia. El concepto de "signos de los
de ella, "la entrada de Dios en la historia", sigue realizándose. tiempos" subraya por ello el que para la misión de la salvación
Dan testimonio de ello los textos conciliares arriba citados, a cumplida por la Iglesia es esencial radicarse siempre en el
los que hemos de añadir otro de la constitución sobre la sagra- tiempo, el cual moldea y estructura su historia.
da liturgia.
.La Iglesia ... respeta y promueve el genio y las cuali- 2
dades peculiares de las distintas razas y pueblos. Estudia
Evolucidn del mundo y "crecimiento del reino"
con simpatía y, si puede, conserva íntegro lo que en las
costumbres de los pueblos encuentra que no esté indisolu-
blemente vinculado a supersticiones y errores, y aun a La constitución Gaudium et spes insiste en que, para la his-
veces los acepta en la misma liturgia, con tal que se pue- toria de la salvación, importa elpropio curso de la historia. El
dan armonizar con el verdadero y auténtico espíritu litúr- Concilio tiene bien en cuenta este curso.
gico. (CL 37). *La propia historia -leemos- está sometida a un pro-
ceso tal de aceleración, que apenas es posible al hombre
Debemos, finalmente, constatar que, durante el Vaticano II, seguirla. El género humano corre una misma suerte y no
la conciencia histórica de la Iglesia se manifestó particularmente se diversifica ya en varias historias dispersas. La humani-
en la constitución "Goudium er spes" sobre la Iglesia en el mun- dad pasa así de una concepción más bien estática de la
do actual. Ya la introducción de esta constitución, que trata realidad a otra más dinámica y evolutiva, de donde sur-
de perfilar la condición del hombre en el mundo de hoy, afir- ge un nuevo conjunto de problemas que. exige nuevos
ma que la misión de la Iglesia y, a través de ella, "la entrada análisis y nuevas síntesis,, (CM 5).
de Dios en la historia" exige un reconocimiento sincero de
todos los sujetos y ambientes que constituyen esta historia. El texto citado habla no sólo de la aceleración del curso de
la historia, sino también de la inclinación de una parte de los
"Es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los hombres de hoy a darle un sentido "dinámico". El signo de los
signos de la época e interpretarlos a luz del Evangelio, tiempos consiste en indicar una cierta convicción del hombre
de forma que, acomodándose a cada generación, pueda contemporáneo por la que entiende que el sentido de su histo-

132
ria en la ticrrd está en el desarrollo y el progreso temporal de enseña que "la ley fundamental de la perfección humana y.
SU existencia. por lo tanto. de la transformación del mundo. es CI manda-
.<Entretanto, se afianza la convicción de que el género miento del nuevo amor. Así, pues. n los que creen en la cari-
humano puede y debe no sólo perfeccionar su dominio dad divina les da la certeza de que abrir a todos los hombres
los caminos del amor y esforzarse por instaurar la fraternid:id
sobre las cosas creadas, sino que le corresponde además
establecer un orden político, económico y social que esté universal no son cosas inútiles. Al mismo tiempo advierte que
esta caridad no hay que buscarla únicamente en los aconteci-
más al servicio del hombre y permita a cada uno y a
mientos importantes. sino. ante todo, nos enseña a llevar la
cada grupo afirmar y cultivar la propia dignidad ... Las cruz que la carne y el mundo echan sobre los hombros de los
personas y los grupos sociales están sedientos de una que busca11 la paz y Iii justicia" (CM 38). Queda claro que al
vida plena y de una vida libre, digna del hombre, ponien- Evangelio no sólo corresponde el ideal de un mundo "más
do a su servicio las inmensas posibilidades que les ofrece humano", sino que aparece con realismo cuáles son los ca-
el mundo actual. Las naciones, por otra parte, se esfuer- minos que llevan a ese mundo. El Concilio nos explica de qué
zan cada vez más por formar una comunidad universaln modo estos caminos se hacen realidad en los hombres.
(CM 9).
.*Mas los dones del Espíritu Santo son diversos: si a
La Iglesia, con la conciencia de la historia de la salvación unos llama a dar, con el anhelo de la morada celeste,
que le es propia, sale al encuentro de esa evolución multiforme testimonio manifiesto y a mantenerlo vivo en la familia
y de esa conciencia del hombre de hoy vinculada con ella: humana, a otros los llama para que se entreguen al servi-
-El Verbo de Dios, por quien fueron hechas todas las cio temporal de los hombres, y asípreparen el material
cosas, hecho El mismo carne y habitando en la tierra, del reino de los cielos. Pero a todos les libera, para que,
entró como hombre peifecro en la historia del mundo asu- con la abnegación propia y el empleo de todas las ener-
midndola y recapitulándola en si mismo" (CM 38). gías terrenas en pro de la vida humana, se proyecten ha-
cia las realidades futuras, cuando la propia humanidad
Este texto es muy expresivo y contribuye grandemente a se convertirá en oblación acepta a Dios. (CM 38).
esclarecer la conciencia "histórica" de la Iglesia-Pueblo de
Dios. La actividad humana en el mundo, que se dirige al des- Por consiguiente, el ideal de un mundo cada vez más hu-
arrollo y progreso universal, ha sido puesta por el Concilio mano, que, como queda dicho, se cohonesta con el Evangelio,
frente a frente del mysterium paschale: no es la última palabra que ese Evangelio dice a los hombres
acerca de su vocación. El Vaticano 11 distingue con claridad la
',Constituido Señor por su resurrección, Cristo, al que evolución del "mundo" de la historia de la salvación,' bus-
le ha sido dada potestad en el cielo y en la tierra, obra cando al mismo tiempo poner de relieve plenamente los víncu-
ya por la virtud de su Espíritu en el corazón del hombre, los existentes entre ellos.
no sólo despertando el anhelo del siglo futuro, sino alen- *Por ello, aunque hay que distinguir cuidadosamente
tando, purificando y robusteciendo también con ese de- progreso temporal y crecimiento del reino de Cristo, sin
seo aquellos generosos propósitos con los que la familia embargo, el primero en cuanto puede contribuir a orde-
humana intenta hacer más llevadera su propia vida y so- nar mejor la sociedad humana, interesa en gran medida
meter la tierra a este fin» (CM 38). al reino de Dios. Pues los bienes de la dignidad humana,
El misterio pascua1 de Jesucristo está abierto tanto a la la unión fraterna y la liberrad, en una palabra, todos los
escatología (pues desvela "el anhelo del mundo futuro") como frutos excelentes de la naturaleza y de nuestro esfuerzo,
a la evolución del mundo, que el Concilio entiende principal- después de haberlos propagado por la tierra en el Espiri-
mente como la misión de hacer "más humana" la vida de la tu del Señor y de acuerdo con su mandato, volveremos a
humanidad y de los hombres. El Vaticano 11 ha acentuado encontrarlos limpios de toda mancha, iluminados y trans-
el significado ético de la evolución. El ideal de un mundo figurados, cuando Cristo entregue al Padre el reino eter-
"más humano" congenia con el Evangelio. Y es que Cristo nos no y universal: "Reino de verdad y de vida; reino de santi-

134 135
10-Renovacidn en rus fuenrer
dad y gracia; reino de justicia, de amor y de paz".'El (.No hay ley humana que pueda garantizar la dignidad
reino está ya misteriosamente presente en nuestra tierra; personal y la libertad del hombre con la seguridad que
cuando venga el SeRor, se consumari su perfección. (CM comunica el Evangelio de Cristo, confiado a la Iglesia.
39). El Evangelio anuncia y proclama la libertad de los hijos
de Dios, rechaza todas las esclavitudes, que derivan, en
Según la doctrina del Vaticano 11, la Iglesia participa de la última instancia, del pecado; respeta santamente la digni-
evolución del mundo no sólo en cuanto que el ideal de un dad de la conciencia y su libre decisión; advierte sin ce-
mundo siempre más humano está conforme con el Evangelio, sar que todo talento humano debe redundar en servicio
sino tambikn porque la historia de la salvación pasa por la de Dios y bien de la humanidad; encomienda, finalmen-
realización de ese mundo, y en ella se prepara la realidad úl- te, a todos a la caridad de todos. (CM 41).
tima. Más aún, esta realidad, cuasi en embrión y misteriosa-
mente, está presente ya en el mundo por medio de la Iglesia. Leemos a continuación:
Por eso merece la pena prestar atención ante todo al modo en <<LaIglesia, pues, en virtud del Evangelio que se le ha
que la Iglesia, según la doctrina del Concilio, participa de la confiado, proclama los derechos del hombre y reconoce
evolución y el proceso hacia un mundo cada vez más humano, y y estima en mucho el dinamismo de la época actual, que
también al modo en que ella, desde su conciencia, sobrepasa está promoviendo por todas partes tales derechos. Debe,
Contlfl~~mente esta evolución orientándose hacia la realidad úl- sin embargo, lograrse que este movimiento quede imbui-
tima, esa que será "plenitud del reino de Dios". do del espíritu evangélico y garantizado frente a cual-
De la participación activa del "reino" en la evolución del quier apariencia de falsa autonomia. Acecha, en efecto,
mundo nos habla el Vaticano 11 en gran número de pasajes, la tentación de juzgar que nuestros derechos personales
pero muy especialmente en los capitulos III y 1V de la consti- solamente son salvados en su plenitud cuando nos ve-
tución Gaudium et spes (primera parte). Concretamente, en el mos libres de toda norma divina. Por ese camino, la dig-
capítulo 111 leemos más de una vez que "la actividad humana, nidad humana no se salva; por el contrario, perece" (CM
individual y colectiva, es decir, ese esfuerzo ingente con el que 41).
los hombres tratan a lo largo de los siglos de mejorar sus pro-
pias condiciones de vida, considerado en si mismo, corres- La evolución respecto al reconocimiento de la dignidad de
ponde al designio de Dios" (CM 34). Por eso, en el capitu- la persona humana corresponde al Evangelio, que incluso en-
lo IV, ese mismo documento afirma: cuentra en él constante "levadura", por lo que podemos ver en
la realización de esta tendencia no sólo el fruto del espíritu
.Al buscar su propio fin de salvación, la lglesia no,sólo humano, sino tambikn el fruto de la acción del Espíritu divino
comunica la vida divina al hombre, sino que además di- en el alma humana. Admitiendo esta participación en la evolu-
funde sobre el universo mundo, en cierto modo, el refle- ción del "mundo" y subrayando lo que es en ella esencial, el
jo de su luz, sobre todo curando y elevando la dignidad Vaticano 11 pone asimismo en guardia contra cualquier clase
d e la persona, consolidando la firmeza de la sociedad y de desviación: la dignidad del hombre no puede identificarse
dotando a la actividad diaria de la humanidad de un con una autonomia del hombre mal entendida. El Concilio se
sentido y de una significación mucho más profundos. compromete a fondo a precisar la relación exacta del Evan-
Cree la Iglesia que de esta manera, por medio de sus gelio con la evolución y evitar dejar en la sombra el significado
hijos y por medio de su entera comunidad, puede ofre- propio de muchos conceptos propios del lenguaje del proceso.
cer gran ayuda para dar un sentido más humano al hom-
bre y a su historia* (CM 40). <<Elhombre contemporáneo camina hoy hacia el des-
arrollo pleno de su personalidad y hacia el descubrimien-
El capitulo IV de la constitución Gaudium et spes, exami- to y afirmación crecientes de sus derechos. Como a la
nando las obligaciones de la lglesia en el mundo actual, reco- Iglesia se ha confiado la manifestación del misterio de
noce que una de las principales es la salvaguarda de la dig- Dios, que es el fin último del hombre, la lglesia descubre
nidad personal y de la libertad del hombre: con ello al hombre el sentido de la propia existencia, es
decir, la verdad más profunda acerca del ser humano,, la conciencia histórica se distingue por una especial compren-
(CM 41). sión dcl argumento de la historia y de los divcrsos ambientes
<<LoIglesia reconoce, además. cuanto de bueno se halla humanos en que aquélla se desarrolla.
en el actual dinamismo social: sobre todo la evolución *<Estaadaptación de la predicación de la palabra revela-
hacia la unidad, el proceso de una sana socialización ci- da debe mantenerse como ley de toda la evangelización.
vil y económica. La promoción de la unidad concuerda Porque así, en todos los pueblos, se hace posible expre-
con la misión íntima de la Iglesia, ya que ella es, "en sar el mensaje cristiano de modo apropiado a cada uno
Cristo, como sacramento, o sea, signo e instmmento de de ellos, y al mismo tiempo se fomenta un vivo intercam-
la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el géne- bio entre la Iglesia y las diversas culturas -tema ya tra-
ro humano", y enseña así al mundo que la genuina tado con referencia a la constitución Lumen gentium (cf.
unión social exterior procede de la unión de los espíritus CI 13). Para aumentar este trato, sobre todo en tiempos
y de los corazones, esto es, de la fe y de la caridad, que como los nuestros, en que las cosas cambian tan rápida-
constituyen el fundamento indisoluble de su unidad en el mente y tanto varían los modos de pensar, la Iglesia ne-
Espíritu Santo. Las energías que la Iglesia puede comu- cesita de modo muy peculiar la ayuda de quienes, por
nicar a la actual sociedad humana radican en esa fe y en vivir en el mundo, sean o no sean creyentes, conocen a
esa caridad aplicadas a la vida práctica. No radican en el fondo las diversas instituciones y disciplinas y compren-
mero dominio exterior ejercido por medios puramente den con claridad la razón íntima de todas ellas. Es pro-
humanosn (CM 42). pio de todo el Pueblo de Dios, pero principalmente de
El Concilio entiende esta participación de la Iglesia en la los pastores y de los teólogos, auscultar, discernir e inter-
evolución del mundo bilateralmente. Leemos, por ejemplo, cn pretar, con la ayuda del Espíritu Santo, las múltiples vo-
el capítulo IV de la constitución Gaudium et spes, esta frase: ces de nuestro tiempo y valorarlas a la luz de la palabra
"De igual manera comprende la Iglesia cuánto le queda aun divina, a fin de que la verdad revelada pueda ser mejor
por madurar, por su experiencia de siglos, en la relación que percibida, mejor entendida y expresada en forma más
debe mantener con el mundo" (CM 43). Y además: adecuada. (CM 44).
.La Iglesia, por disponer de una estructura social visi- El Vaticano 11, subrayando la participación de la Iglesia en
ble, señal de su unidad en Cristo, puede enriquecerse, y la evolución del "mundo", incluso a través de su propia evolu-
de hecho se enriquece también con la evolución de la ción y hasta proclamando su necesidad, toma postura res-
vida social, no porque le falte, en la constitución que pecto al pasado y al mismo tiempo respecto al futuro. Es ésta
Cristo le dio, elemento alguno, sino para conocer con una expresión particular de la conciencia histórica de la
mayor profundidad esta misma constitución, para expre- Iglesia, puesto que la categoría normal de la historia es sola-
sarla de forma más perfecta y para adaptarla con mayor mente el pasado, y, en cambio. la historia de la salvación, con
acierto a nuestros tiempos ... Más aún, la Iglesia confiesa su continua referencia a la dimensión escatológica, a la vez
que le han sido de mucho provecho y le pueden ser toda- esencial y dinámica, está singularmente motivada para
vía de provecho la oposición y aun la persecución de sus afrontar el porvenir.
contrarios. (CM 44). Unicamente en la totalidad de estas dimensiones conserva
Ln Iglesia, es evidente, participa en la evolución del mundo la Iglesia plena conciencia de su identidad y halla en ella tam-
incluso con su propio evolución. El Vaticano 11 representa una bién la base de todo el programa de renovación y "aggiorna-
conciencia madura de esta verdad, de la que establece uno de mento". Solamente con esta condición fundamental puede
los principios fundamentales del programa de renovación. participar la Iglesia en la evolución del mundo, incluso a
En este punto aparece especialmente clara la conciencia través de su propia "evolución". Podemos decir que éste es el
histórica de la Iglesia. Puede decirse que toda la concepción susrrato m& hondo de la "conciencia histórica" de la Iglesia.
conciliar del "aggiornamento" (renovatio accommodata) expre- premisa fundamental además del juicio que la Iglesia, a través
sa, sobre todo, esta conciencia. Como antes hemos subrayado, del Concilio. ha dado de sí misma:

138 139
.Aunque la Iglesia, por la virtud del Espíritu Santo. se historia de la salvación, ha sido preparado históricamente an-
ha mantenido como esposa fiel de su Señor y nunca ha I tes de que se realizara, y, una vez actuado históricamente,
cesado de ser signo de salYación en el mundo, sabe, sin sigue realizándose en la historia del Pueblo de Dios en la
embargo. muy bien que no siempre. a lo largo de su pro- tierra.
longada historia, fueron todos sus miembros, clérigos o
laicos, fieles al espíritu de Dios. (CM 43). ~
1
La conciencia de la salvación ("estrato condicionante" de
la conciencia histórica de la Iglesia) está estrechamente unida a
la conciencia de la redención. A la luz de la doctrina conciliar,
Este juicio sobre el pasado se extiende tanibiéli ;il presente: la redención -como hemos ya tratado de aclarar- es una
"Sabe también la Iglesia que aún hoy dia cs mucha la dis- I realidad que mira siempre al "mundo" y, como tal, está
tancia que se da entre el mensiije que ella nnuiiciit y la fragi- siempre presente en la Iglesia. Esta concepción ha sido confir-
lidad humana de los mensajeros a quienes esta confiado el mada por la mayor parte de los textos del Vaticano 11 que
Evangelio" (CM 43). Este criterio entra igualmente dentro dc l tratan de la evolución del "mundo" humano en relación con el
las prospectivas del futuro. y en cierto modo en los propios "crecimiento del reino de Dios". Hay en el misterio y realidad
presupuestos de una renovación, que debe ser permanente: de la redención un acento especialmente intenso, proveniente
.Dejando a un lado el juicio de la historia sobre estas de la fe, que llama al hombre y a la humanidad a hacer re-
deficiencias, debemos tener, sin embargo, conciencia de alidad la dignidad, la libertad y la hermandad. El Concilio,
ellas y combatirlas con máxima energía, para que no da- especialmente en la constitución Gaudium et spes, pone de re;
Aen a la difusión del Evangelio. De igual manera com- lieve que el contenido fundamental de esta llamada corres-
ponde a reales y, por así decir, empíricamente cognoscibles
prende la Iglesia cuánto le queda aún par madurar, par su
experiencia de siglos. en la relacidn que debe mantener con
1 aspiraciones humanas "en el mundo". Por eso se crea un lazo
el mundo. Dirigida por el Espíritu Santo, la Iglesia, profundo, hasta el punto de alcanzar una identidad elemental
como madre, no cesa de "exhortar a sus hijosa lapurifica- entre los principales vectores de la historia y de la evolución
ción y a la renovación, para que brille con mayor claridad "del mundo" y la historia de la salvación. Elplan de la salva-
la señal de Cristo en el rostro de la Iglesia". (CM 43). ción hinca sus raíces en las aspiraciones más reales y en las
finalidades de los hombres y de la humanidad. También la re-
Nos parece habernos hecho con los hilos principales que en dención mira continuamente al hombre y a la humanidad "en
la doctrina del Vaticano 11 sirven para enriquecer la conciencia el mundo". Y la Iglesia se encuentra siempre con el "mundo"
histórica de la Iglesia como Pueblo de Dios. Para darles un ! en el terreno de estas aspiraciones y finalidades del hombre-
ordenamiento fundamental es necesario referirse a todo humanidad. De igual modo, la historia del "mundo" discurre
cuanto hemos dicho ya sobre el tema de la conciencia de la por el cauce de la historia de la salvación, considerándolo en
salvación respecto a la revelación de la Santísima Trinidad y cierto modo como propio. Y, viceversa: las verdaderas con-
también sobre el tema de la conciencia de la redención en rela- quistas del hombre y de la humanidad, autknticas victorias en
ción con el misterio de Jesucristo. Estos estratos de la con- la historia del mundo, son también el "sustrato" del reino de
ciencia -si cabe hablar así- son antecedentes, dado que con- Dios sobre la tierra.
dicionan la conciencia histórica de la Iglesia. La salvación del Sin embargo, la historia de la salvación sobrepasa siempre la
hombre es plan y designio de la Santísima Trinidad antes de 1 historia del "mundo". Esto está confirmado y determinado por
hacerse - c o n la "venida de Dios", con la "misión de las I la redención en cuanto realidad divina en Jesucristo, dirigida
PersonasM-trama de la historia. La salvación sobrenatural se I al hombre "en el mundo", a la humanidad. La redención, pese
hace trama de la historia porque se actualiza en la historia de a ser "histórica", es al tiempo profundamente escatológica, y
los hombres y de los pueblos, e incluso se desarrolla a la par l da sobre todo testimonio de la necesidad de purificar conti-
de ella. Por tanto, no sólo los hombres "prestan" su historia al
plan eterno y al misterio de la salvación, sino que también la
propia salvación se consuma históricamente, lo que corresponde,
i
I
nuamente los valores más humanos, las aspiraciones y fines
del hombre, en los cuales la historia del mundo se encuentra
de algún modo con la historia de la salvación. La realidad de
bien al plan, bien al misterio. El misterio pascual, cumbre de la 1 la redención da testimonio de la necesidad de hallar en estos
valores, aspiraciones y fines la dimensión divina que les es bre sufre con el dolor y con la disolución progresiva del
propia, a fin de que puedan ser "sustrato del reino del Dios". cuerpo. Pero su máximo tormento es el temor por la
Al mismo tiempo, la redención, por su propia virtud, ofrece desaparición perpetua. Juzga con instinto certero cuan-
esa dimensión y ejerce en realidad la purificación de todos los ,' d o se resiste a aceptar la perspectiva de la ruina total y
valores, de todas las aspiraciones y finalidades. De este modo del adiós definitivo. La semilla de rternidad que en si
pasa a ser la base de la renovación, siendo un nuevo inicio de lleva, por ser irreductible a la sola materia, se levanta
toda la realidad de la creación. Y, a travbs de todo ello, la re- contra la muerte. Todos los esfuerzos de la técnica mo-
dención -misterio y realidad continuamente presente en la derna, por muy útiles que sean, no pueden calmar esta
Iglesia y siempre mirando al mundo- con su profundo y elo- ansiedad del hombre: la prórroga de la longevidad que
cuente dinamismo, orienta al "mundo" -por medio de la hoy proporciona la biologia no puede satisfacer ese de-
Iglesia- hacia lo consumaciónfinal. La historia de la salvación seo del más allá que surge ineluctablemente del corazón
'i\ es una historia real y, a un tiempo, una historia que siempre se
sobrepasa a si misma. Es una historia de la que hallamos su
pleno sentido no tanto en el pasado como en el futuro.
1 humano,, (CM 18).

La escatología, esa verdad de la doctrina de la fe -y, más


l .Sin embargo, mientras la Iglesia camina en esta tierra
aún, de la revelación- que habla de los "novísimos", es parte
de la tradicional constatación de la inevitahilidad de la muerte
lejos del Señor (cf. 2Cor 5,6), se considera como en des- a la que el hombre está sometido. El Vaticano 11 expone -en
tierro, buscando y saboreando las cosas de arriba,don- el texto que acabamos de citar- dicha verdad, tal como se
de Cristo está sentado a la derecha de Dios, donde la configura en la conciencia del hombre de hoy. Pero, al mismo
vida de la Iglesia está escondida con Cristo en Dios hasta I tiempo, conforme a la dilatada tradición de la fe y del pensa-
que aparezca con su Esposo en la gloria (cf. Col 3,l-4).
\.,.
[r-1 6)
miento humano, explica ese "levantarse" contra la muerte, la
resistencia que el hombre le ofrece con su anhelo de inmorta-
"El verbo de Dios, por quien todo fue hecho, se encar- lidad. La escatología cristiana parte de estas dos verdades fun-
nó para que, Hombre perfecto, salvara a todos y recapi- damentales: muerte del cuerpo e inmortalidad del alma.
tulara todas las cosas. El Señor es el fin de la historia
humana, punto de convergencia hacia el cual tienden los <<Mientratoda imaginación fracasa ante la muerte, la
deseos de la historia y de la civilización, centro de la Iglesia, aleccionada por la revelación divina, afirma que
humanidad, gozo del corazón humano y plenitud total I
el hombre ha sido creado por Dios para un destino feliz
de sus aspiraciones. El es aquel a quien el Padre resuci- situado más allá de las fronteras de la miseria terrestre.
tó, exaltó y colocó a su derecha, constituyéndole juez de La fe cristiana enseña que la muerte corporal, que entró
vivos y de muertos. Vivifcados y reunidos en su Espíritu, en la historia a consecuencia del pecado, será vencida
, . caminamos como peregrinos hacia la consumación de la cuando el omnipotente y misericordioso Salvador restitu-
historia humana, la cual coincide plenamente con su ya al hombre en la salvación perdida por el pecado. Dios
amoroso designio: Restaurar en Cristo todo lo que hay en ha llamado y llama al hombre a adherirse a El con la total
el cielo y en la tierra (Ef 1,10). He aqui que dice el Señor: plenitud de su ser en la perpetua comunión de la inco-
Venga presto y conmigo mi recompensa, para dar a cada 1
rruptible vida divina. Ha sido Cristo resucitado el que ha
uno según sus obras. Yo soy el alfa y la omega, el primero ganado esta victoria para el hombre; liberándolo de la
y el último, el principio y elfin (Ap 22,12-13). (CM 45). muerte con su propia muerte, apoyado en sólidos argu-
mentos, responde satisfactoriamente al interrogante an-
gustioso sobre el destino futuro del hombre y, al mismo
' 8
tiempo, ofrece la posibilidad de una comunión con tiues-
Carácter escatoldgico de la Iglesia: restauracidn del mundo tros mismos queridos hermanos arrebatados por la muer-
.,El máximo enigma de la vida humana es la muerte I te, dándonos la esperanza de que poseen ya en Dios la
-leemos en la constitución Gaudium et spes-. El hom- vida verdadera,, (CM 18).
Estas verdades encierran todo cuanto, según la revelación, del Señor, que velemos constantemente para que, termi-
constituye la realidad de la vida eterna a la que el hombre está nado el único plazo de nuestra vida terrena (cf. Heb
llamado. En el magisterio conciliar, la escatología del hombre 9,27), merezcamos entrar con El a las bodas y ser conta-
se presenta a la luz de la verdad total sobre la Iglesia, enten- dos entre los elegidos (cf. Mt 25,31-46). y no se nos man-
dida como sacramento universal de la salvación eterna: de, como a siervos malos y perezosos (cf. Mt 25,26), ir al
..Unidos, pues, a Cristo en la Iglesia y sellados con el fuego eterno (cf. Mt 25,411, a las tinieblas exteriores,
Espíritu Santo, que es renda de nuestra herencia (Ef donde habrá llanto y rechinar de dientes (Mt 22,13 y
1,14), con verdad recibimos el nombre de hijos de Dios y 23,30). Pues, antes de reinar con Cristo glorioso, todos
lo somos (cf. Col 3,4), en la cual seremos semejantes a debemos comparecer ante el tribunal de Cristo para dar
Dios porque lo veremos tal como es (cf. 1 Jn 3.2). (CI cuenta cada uno de las obras buenas o malas que haya
48). hecho en su vida mortal (2Cor 5,IO): y al fin del mundo
saldrdn los que obraron el bien para la resurrección de
La vida eterna es fruto de la misión salvífica del Hijo de vida: los que obraron el mal, para la resurrección de conde-
Dios, Jesucristo, y del Espíritu Santo, que encarna la gracia de nación (Jn 5.29; cf. Mt 25,46).~(CI 48).
la filiación divina en el alma inmortal como "prenda de he-
redad". Según la revelación y según la doctrina inmutable de La escatología cristiana es cristocéntrica. Resulta fácil des-
la Iglesia, existe un estrecho lazo entre la gracia santificante, es cubrir en ella la consumación de la redención como realidad
decir, la filiación por adopción divina y el asemejamiento a que. estando continuamente presente en la Iglesia, mira
Cristo que lleva consigo, y la visión beatifica de Dios "tal siempre al hombre "en el mundo". Gracias al misterio de la
como es" (1Jn 3,2). Esta visión beatifica se fundamenta en el redención, el hombre comparte de algún modo con Cristo la
asemejamiento sobrenatural del hombre con Dios, en virtud filiación divina, y en la eternidad compartirá su gloria. A lo
del cual debe "aparecer" con Cristo en la gloria. La vida largo de la senda de esta "glorificación" del hombre en Cristo
eterna es la consumación final de la vocación del hombre, a la está el juicio, que es también "tribunal de Cristo". La escato-
que, bajo el influjo de la gracia, tiende su naturaleza espiritual. logía del hombre aparece en la dictrina del Vaticano 11 como
consecuencia de la redención. como fruto del misterio pascua1 de
-Por tanto, mientras moramos en este cuerpo, vivimos en Cristo, que obra en el hombre a través de los "sufrimientos del
el destierro, lejos del Señor (2Cor 5,6), y aunque posee- momento actual" camino de la "gloria futura" (Rom 8,18).
mos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro inte- Leemos en la constitución Lumen gentium:
rior (cf. Rom 8,23) y ansiamos estar con Cristo (cf. Flp
1 , 2 3 ) ~(CI 48). *Teniendo, pues, por cierto que los padecimientos de
esto vida son nada en comparación con la gloria futura que
Estas "primicias del Espíritu" san las que aquí en la tierra se ha de revelar en nosotros (Rom 18; cf. 2Tim 2,11- 12),
nos orientan a Cristo: gesto que tiene un carácter escatológico, con fe firme aguardamos la esperanza bienaventurada y
ultraterreno. Y esta característica es la que nos obliga a en- la llegada de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro
tender la vida entera como una prueba que tendrá como re- Jesucristo (Tit 2,13), quien transfigurará nuestro abyecto
compensa final la "gloria futura, que ha de ser revelada en cuerpo en cuerpo glorioso semejante al suyo (Flp 3,21) y
nosotros" (Rom 8.18). Por eso leemos a continuación: vendrá para ser glor~ficadoen sus santos y mostrarse ad-
mirable en todos los que creyeron (2Tes 1,IO)n (CI 48).
.Este mismo amor nos apremia a vivir más y más para
aquel que murió y resucitó por nosotros (cf. 2Cor 5,15). La resurrección del cuerpo. centro mismo del mysterium
Por eso procuramos agradar en todo al Señor (cf. 2Cor paschale de Jesucristo en la tierra, aparece, en la prospectiva
5,9) y nos revestimos de la armadura de Dios para per- escatológica, como plenitud de semejanza con Cristo; una se-
manecer firmes contra las asechanzas del demonio y re- mejanza en el Espíritu mediante la gracia de la filiación divina,
sistir en el dia malo (cf. Ef 6,ll-13). Y como no sabemos que debe llevar, en la realidad última, a la semejanza en el
ni el día ni la hora, es necesario, según la amonestación cuerpo. "haciéndose conforme a su cuerpo glorioso".
144 145
Sin embargo, antes de alcanzar la victoria final y el reino ella, unirlos a sí más estrechamente y para hacerles parti-
de Cristo, la Iglesia, peregrina en la tierra, permanece en unión cipes de su vida gloriosa alimentándolos con su cuerpo y
no sólo con la Iglesia de la gloria, sino también con la Iglesia sangre. (CI 48).
de la purificación. En la constitución citada se lee: .Pues todos los que son de Cristo por poseer un Espiri-
',Así, pues, hasta que el Señor venga revestido de majes- tu, constituyen uni misma Iglesia y mutuamente se unen
tad y acompañado de sus ángeles (cf. Mt 25,31) y, des- en El (cf. Ef 4,16)bs (CI 49).
truida la muerte, le sean sometidas todas las cosas (cf. En Jesucristo, ambas dimensiones de la Iglesia, la dimen-
1 Cor 15,26-27), de sus discipulos unos peregrinan en la sión temporal y la dimensión escatológica, se hallan no sólo
tierra; otros, ya difuntos, se purifican; otros, finalmente, unidas entrc sí, sino mutuamente compenetradas. La comu-
gozan de la gloria, contemplando "claramente a Dios nidad escatológica de la Iglesia se va formando continuamente
mismo, uno y trino, tal como es"; mas todos, en forma y en unión viva con las tendencias de la Iglesia peregrina en la
grado diverso, vivimos unidos en una misma caridad tierra. Centro y fuente de esta unidad es Cristo.
para con Dios y para con el prójimo y cantamos idénti-
co himno de gloria a nuestro Dios,, (CI 49). .La unión de los viadores con los hermanos que se dur-
Es muy significativo que, en la propia conclusión de la mieron en la paz de Cristo, de ninguna manera se inte-
constitución Gaudium et spes. el Vaticano 11 llama a todos los rrumpe, antes bien, según la constante fe de la Iglesia, se
cristianos al juicio de Dios y, exhortándoles a asumir "una robustece con la comunicación de bienes espirituales.
tarea inmensa en esta tierra", subraya que "de ello deberán Por lo mismo que los bienaventurados están más intima-
dar cuenta a quien habrá de juzgar a todos en el último día. mente unidos a Cristo, consolidan más eficazmente a
No todos los que digan "Señor, Señor" entrarán en el reino de toda la Iglesia en la santidad, ennoblecen el culto que
los cielos, sino los que hagan la voluntad del Padre y los que, ella ofrece a Dios aquí en la tierra y contribuyen de múl-
de veras, pongan manos a la obra" (CM 93). tiples maneras a su más dilatada edificación (cf. 1 Cor
En el conjunto de las enseñanzas del Vaticano 11 podemos 12.12-27). Porque ellos, habiendo llegado a la patria y
hallar todo cuanto definimos como "escatología del hombre" estando en presencia delSetior (cf. 2Cor 5,8), no cesan de
y que en la tradición, por ejemplo en la catequética y homilé- interceder por El, con El y en El a favor nuestro ante el
tica, solía llamarse "los novísimos". Sin embargo, el análisis Padre, ofreciéndole los méritos que en la tierra consi-
precedente de la conciencia de la Iglesia como Pueblo de Dios guieron por el Mediador único entre Dios y los hombres,
ha demostrado va la atención aue el Vaticano 11 dedica a la Cristo Jesús (cf. lTim 2,5), como fruto de haber servido
al Sefior en todas las cosas y de haber completado en su
comunidad y a las relaciones reciprocas entre las personas y la
~-
comunidad. Idéntica visión comunitaria de la Ielesia la ha-
~~ ~

llamos al considerar la dimensión escatológica. El Concilio es-


~
carne lo que falta a los padecimientos de Cristo en favor
de su Cuerpo, que es la Iglesia (cf. Col 1,24). Su fraterna
clarece "la escatología de la Iglesia" más ampliamente que "la solicitud contribuye, pues, mucho a remediar nuestra de-
del hombre", pero dado que entre la comunidad y la persona bilidad,, (CI 49).
median íntimos lazos, la escatologia de la Iglesia nos permite Jesucristo es centro y fuente de la comunión de los santos,
penetrar más adentro en la escatologla del hombre. mediante la cual toda la Iglesia se halla en intima unión y "co-
munión". La dimensión escatológica de la Iglesia no sólo se
,,Porque Cristo, levantado sobre la tierra, atrajo hacia hace continuamente realidad en razón de su peregrinar sobre
si a todos (cf. Jn 12.32,gr.); habiendo resucitado de entre la tierra, sino que penetra también en este peregrinar en virtud
los muertos (Rom 6,9), envió sobre los discípulos a su
Espíritu vivificador, y por El hizo a su Cuerpo, que es la de una anticipación específica, que se manifiesta en la historia
de la salvación y en la vida de la Iglesia en el tiempo. Entre esa
Iglesia, sacramento universal de salvación; estando sen- historia y la escatología, entre el peregrinar y la consumación
tado a la derecha del Padre, actúa sin cesar en el mundo media un ritmo ascendente y descendente a la vez. El ritmo
para conducir a los hombres a la Iglesia, y, por medio de ascendente corresponde al peregrinar terreno y al caminar la
Iglesia hacia su meta. Esto lo veremos más claramente al me- La restauración escatológica del mundo ha comenzado ya
ditar sobre el significado de la santidad, a la luz de la doctrina con la redención consumada por Cristo, "redención del
del Vaticano 11. Sin embargo, este peregrinar sobre la tierra y mundo" que se prolonga en la Iglesia. La Iglesia participa en
este caminar de la Iglesia hacia su meta llevan yo aparejados los la evolución del mundo. Más aún, la Iglesia peregrina como
I signos de la "consumación" final del propio peregrinar. quien lleva sobre sus espaldas la "figura fugaz de este mun-
1 do", pues evolución no deja de significar transitoriedad. Sin
.La plenitud de los tiempos ha llegado, pues, a nos- embargo, en lo más profundo de la evolución del mundo so-
otros (cf. I Cor 10,11), y la renovación del mundo está metido a la transitoriedad, la Iglesia halla -por medio de la fe
irrevocablemente decretada y en cierta manera se antici- basada en la palabra de Dios- la voz que llega m i s allá de las
pa realmente en este siglo, pues la Iglesia, ya aqui en la criaturas, que "gimen y están como de parto", pero que "sus-
tierra, está adornada de verdadera santidad, aunque to- piran por la manifestación de los hijos de Dios" (Rom 8.19-
davía imperfecta. Pero mientras no lleguen los cielos 22). Esta manifestación constituye la perspectiva última del
nuevos y la tierra nueva, donde mora la justicia (cf. 2Pe hombre; no "fuera del mundo", sino junto con él. El Vatica-
3,13), la Iglesia peregrina lleva en sus sacramentos e ins- no 11, fiel a la Sagrada Escritura, presenta la escatologia del
tituciones, pertenecientes a este tiempo, la imagen de hombre, la "manifestación de los hijos de Dios", como raíz y
este siglo que pasa, y ella misma vive entre criaturas que fundamento de la definitiva "renovación del mundo". En este
gimen con dolores de parto al presente en espera de la punto se manifiesta con toda claridad el carácter escatológico
manifestación de los hijos de Dios (Rom 19,22)n (CI 48). de la Iglesia. La relación "Iglesia-mundo" de la que nos habla
el Concilio, alcanza aqui su consumación total. La escatología

i
1
El Concilio Vaticano 11 ha contribuido notablemente al en-
riquecimiento de la conciencia escatológica de la Iglesia, con-
ciencia en la que halla, por así decirlo, plena expresión esa
relación fundamental "Iglesia-mundo" que ha desempeñado
un papel tan eminente en todo el pensamiento conciliar. Se
de la Iglesia es, a la vez, consumación del mundo: constituye
una especie de "consumación cósmica". Cristo es quien debe
conducir al "mundo" a esta consumación.

vivificados y reunidos en su Espíritu, caminamos


trata en este caso de ese mundo "que los cristianos creen fun- como peregrinos hacia la consumación de la historia hu-
dado y conservado por el amor del Creador, esclavizado bajo mana, la cual coincide plenamente con su amoroso de-
la servidumbre del pecado, pero liberado por Cristo, crucifi- signio: restaurar en Cristo todo lo que hay en el cielo y en
cado, roto el poder del demonio, para que el mundo se trans- la tierra (Ef 1,lO)x (CM 45).
forme según el propósito divino y llegue a su consumación"
(CM 2). La conciencia escatológica de la Iglesia está estrecha- La consumación de la historia humana en Cristo consti-
mente ligada a la conciencia de la creación y de la redención. tuye algo así como el núcleo mismo de la consumación del
Abraza al "mundo" como realidad universal crsada, en cuyo mundo. Cristo es aquel sobre el que se funda y mediante el
centro el Creador ha puesto al hombre. Y esta realidad, junto que debe realizarse esta "consumación cósmica": Christus -
con el hombre, deberá renovarse indefinidamente en Cristo. Consummator. La "consumación del mundo" corresponde a la
"redención del mundo".
*La Iglesia, a la que todos estamos llamados en Cristo
Jesús y en la cual conseguimos la santidad de la gracia <<Asíque la restauración prometida que esperamos ya
de Dios, no alcanzará su consumada plenitud sino en la comenzó en Cristo, es impulsada con la misión del Espi-
gloria celeste, cuando llegue el tiempo de la restauración ritu Santo y por El continúa en la Iglesia, en la cual, por
de todas las cosas (cf. Act 3,21) y cuando, junto con el la fe, somos instniidos también acerca del sentido de
género humano, también la creación entera, que está in- nuestra vida temporal, mientras que con la esperanza de
timamente unida con el hombre y por él alcanza su fin, los bienes futuros llevamos a cabo la obra que el Padre
será perfectamente renovada en Cristo (cf. Ef 1,lO; Col nos encomendó en el mundo y labramos nuestra salva-
1.20; 2 Pe 3,lO-13). (CI 48).
1 ción (cf. Flp 2,12)~(CI 48).
El Vaticano I I ve de niodo p;irticular en la liturgi;~de 1:) cual puede de alguna manera anticipar un vislumbre del
Iglesia el preludio "de 13 gloriii eterii;~" de Dios. e11 la que siglo nuevo,, (CM 39).
vivirá la Iglesia escatológica, que ha de unir en Cristo n todos
los hombres que se han salvado y a todo el mundo rinovado.
('Porque todos los que somos hijos de Dios y constitui-
mos una sola familia en Cristo (cf. Heb 3,6), al unirnos Significado de la santidad. María, figura de la Iglesia
en mutua caridad y en la misma alabanza de la Trinidad,
secundamos la intima vocación de la Iglesia y participa- E1 significado de la santidad en el Vaticano 11 aparece en el
- de la -aloria consumada^^
mos. oreaustdndola. en la lituraia contexto de la historia terrena de la salvación y de la escato-
(CI il).- logía de la Iglesia, tal como dejamos sentado en las páginas
"La más excelente manera de unirnos a la Iglesia celes- anteriores. El capítulo VII de la constitución "Lumen gentium"
tial tiene lugar cuando -especialmente en la sagrada li- se titula: "Indole escatológica de la Iglesia peregrinante y su
turgia, en la cual "la virtud del Espiritu Santo actúa so- unión con la Iglesia celestial". A su vez, el capitulo V se titula:
bre nosotros por medio de los signos sacramentales" "Vocación universal a la santidad de la Iglesia". La santidad
-celebramos juntos con gozo común las alabanzas de la cristiana ocupa el centro de la fe y es también la plenitud de su
divina Majestad, y todos, de cualquier tribu, y lengua, y actuación, plenitud de la vida "de fe". Debemos, pues, preci-
pueblo, y nación, redimidos por la sangre de Cristo (cf. sar su significado, con especial referencia al capitulo VI1 y V
Ap 5,9) y congregados en una sola Iglesia, ensalzamos de la constitución Lumen gentium.
con un mismo cántico de alabanza a Dios uno y trino., El capitulo VII, "escatológico", ha sido el principal objeto
(CI 50). de nuestras anteriores consideraciones. El determina el signifi-
', cado de la santidad desde el punto de vista de la "consuma-
La gloria de Dios es elfin de todo lo creado. La consuma- ción", que la Iglesia alcanzará en el cielo. La comunión de los
ción definitivo de esta gloria es la elevación del hombre y la salvados, de los bienaventurados y de los santos pone ante
renovación del mundo en Cristo. nuestros ojos a aquellos que, antes de alcanzar la meta, han
'<Ignoramos el tiempo en que se hará la consumación compartido los trabajos del peregrinar terreno de la Iglesia.
de la tierra y de la humanidad. Tampoco conocemos de
qué manera se transformará el universo. La figura de -En la vida de aquellos que, siendo hombres como nos-
este mundo, afeada por el pecado, pasa, pero Dios nos otros, se transforman con mayor perfección en imagen
enseña que nos prepara una nueva morada y nueva tie- de Cristo (cf. 2Cor 3,18), Dios manifiesta al vivo ante
rra donde habita la justicia, y cuya bienaventuranza es los hombres su presencia y su rostro. En ellos El mismo
capaz de saciar y rebasar todos los anhelos de paz que nos habla y nos ofrece un signo de su reino, hacia el cual
surgen en el corazón humano. Entonces, vencida la somos atraídos poderosamente con tan gran nube de tes-
muerte, los hijos de Dios resucitarán en Cristo, y lo que tigos que nos envuelve (cf. Heb 12,l) y con tan gran tes-
fue sembrado bajo el signo de la debilidad y de la co- timonio de la verdad del Evangelio. (CI 50).
rmpción, se revestirá de incorruptibilidad, y, permane- La santidad del hombre hace particularmente presente a
ciendo la caridad y sus obras, se verán libres de la servi- Dios: es un testimonio viviente de El y confirma la verdad del
dumbre de la vanidad todas las criaturas que Dios creó Evangelio. Por eso es por lo que con mayor fuerza atrae a los
pensando en el hombre. demás a los caminos de la salvación.
Se nos advierte que de nada le sirve al hombre ganar
todo el mundo si se pierde a si mismo. No obstante, la .Mirando la vida de quienes siguieron fielmente a Cris-
espera de una tierra nueva no debe amortiguar, sino más to, nuevos motivos nos impulsan a buscar la ciudad futu-
bien avivar, la preocupación de perfeccionar esta tierra, ra (Heb 13.14 y 11,10), y al mismo tiempo aprendemos
donde crece el cuerpo de la nueva familia humana, el el camino más seguro por el que, entre las vicisitudes
es siempre respuesta en l a f e al don divino, a la gracia, asume la para gloria de Dios. Por ello. en la Iglesia, todos, lo
forma de perfección moral, cuyo punto clave e:, la caridad. mismo quienes pertenecen a la jerarquia que los apacen-
tados por ella, están llarnidos a la santidad, según aque-
i <<Dioses caridad, y el que permanece en .la caridad per-
manece en Dios y Dios en él (1Jn 4,16). Y Dios difundió
Ilo del Apóstol: Porque ésta es la voluntad de Dios, vues-
tra santificacidn (ITes 4,3; cf. Ef 1,4). Esta santidad de la
su caridad en nuestros corazones por el Espíritu Santo, Iglesia se manifiesta y sin cesar debe manifestarse en los

i que se nos ha dado (cf. Rom 5,5). Por consiguiente, el


primero y más imprescindible don es la caridad, con la
que amamos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo
por El. (CI 42).
frutos de gracia que el Espíritu produce en los fieles. Se
expresa multiformemente en cada uno de los que, con
edificación de los demás, se acercan a la perfección de la
caridad en au propio género de vida; de manera singular
aparece en la práctica de los comúnmente llamados con-
La perfección cristiana, la santidad, corresponde plenamente sejos evangélicos. Esta práctica de los consejos que, por
a la dignidad de la persona. De ella nos hablan frecuentemente impulso del Espiritu Santo, muchos cristianos han abra-
los documentos conciliares, y, en particular, la constitución Gau- zado tanto en privado como en una condición de estado
dium et spes. aceptado por la Iglesia, proporciona al mundo y debe
1
,<Es,pues, completamente claro que todos los fieles, de proporcionarle un espléndido testimonio y ejemplo de
cualquier estado o condición, están llamados a la pleni- esa santidad* (CI 39).
tud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, y Disponemos aqui también de una exposición concisa de lo
esta santidad suscita un nivel de vida más humano en la que constituye la esencia de la santidad, según el Evangelio: la
sociedad terrenav (CI 40). caridad, que se desarrolla por obra de la gracia y alcanza la
perfección según la vocación personal de cada cristiano. Por
La santidad ha unido siempre y sigue uniendo profunda- consiguiente, el Vaticano 11 traza varios de los caminos a la
mente a la Iglesia con el hombre y con la humanidad. Por eso santidad: el que pasa por la vida conyugal, el de los que no
el Vaticano 11 nos enseña en el siguiente texto: contraen matrimonio y el de los viudos, así como también el
"En el logro de esta perfección empeñen los fieles las que se manifiesta y realiza por medio de diversas actividades y
fuerzas recibidas según la medida de la donación de deberes (cf. CI 41). A seguido de estas indicaciones, el Conci-
Cristo, a fin de que, siguiendo sus huellas y hechos con- lio alumbra el significado y el valor de los consejos evangéli-
forme a su imagen, obedeciendo en todo a la voluntad cos, de los que la Lumen gentium trata más ampliamente en el
del Padre, se entreguen con toda su alma a la gloria de capítulo VI, dedicado a la vocación religiosa. Tras haber sub-
Dios y al servicio del prójimo. Así, la santidad del Pueblo rayado la importancia de la castidad (virginidad y celibato
de Dios producirá abundantes fmtos, como hrillante- "por el reino"), el Concilio parece haber querido dar relevan-
mente lo demuestra la historia de la Iglesia con la vida cia al valor de la pobreza, entendida en sentido lato.
de tantos santos- (CI 40). ..Estén todos atentos a encauzar rectamente sus afectos,
! ~ llamada
a universal a la santidad es también, para el Va- no sea que el uso de las cosas del mundo y un apego a
ticano 11, el motivo principal de la santidad en la Iglesia. las riquezas contrario al espíritu de pobreza evangélica
les impida la prosecución de la caridad perfecta. Acor-
.La Iglesia, cuyo misterio está exponiendo el sagrado dándose de la advertencia del Apóstol: Los que usan de
Concilio, creemos que es indefectiblemente santa. Pues este mundo no se detengan en eso, porque los atractivos
Cristo, el Hijo de Dios, quien con el Padre y el Espíritu de este mundo pasan (cf. 1 Cor 7,31, gr.). (CI 42).
Santo es proclamado *el único Santo*, amó a la Iglesia
como a su esposa, entregándose a sí mismo por ella para Las palabras del Apóstol que aquí se traen a colación co-
santificarla (cf. Ef 5,25-26), la unió a sí como a su pro- bran especial actualidad en el contexto de la doctrina sobre la
pio cuerpo y la enriqueció con el don del Espíritu Santo Iglesia, que trata de hallar en el mundo actual su imagen origi-

154
b

naria: imagen de la "Iglesia de los pobres", tan próxima a las seguirán siéndolo siempre, a dar este supremo testimo-
bienaventuranras de Cristo. nio de amor ante todos, especialmente ante los persegui- !
Los consejos evangélicos deberían -más aún que los
mandamientos- hacernos progresar en la caridad, pues en ella
consiste la santidad del cristiano. El progreso en la santidad se
¡
dores. Por tanto, el martirio, en el que el discípulo se
asemeja al Maestro, que aceptó libremente la muerte por
la salvación del mundo, y se conforma a El en la efusión
!
mide por el crecimiento en la caridad. Este principio permite de su sangre, es estimado por la Iglesia como un don
- e n el ámbito de la vocación universal a la santidad- que eximio y la suprema pmeba de amor, y, si es don conce-
l converjan la multiplicidad de los caminos que conducen a cada
hombre hasta ella, en busca de una única santidad.
dido a pocos, sin embargo, todos deben estar prestos a
confesar a Cristo delante de los hombres y a seguirle,
por el camino de la cruz, en medio de las persecuciones
"Una misma es la santidad que cultivan, en los múlti-
l1 ples géneros de vida y ocupaciones, todos los que son
que nunca faltan a la Iglesia. (CI 42).
guiados por el Espíritu de Dios y, obedientes a la voz del Tras haber hablado de este testimonio supremo de amor
Padre, adorándole en espíritu y verdad, siguen a Cristo que es el martirio, el documento conciliar marca también los
'1
m i pobre, humilde y cargado con la cruz, a fin de merecer caminos que llevan a la santidad y habla de los medios de
!l ser hechos partícipes de su gloria. Pero cada uno debe santificación contrastados por una larga experiencia.

1.1
caminar sin vacilación por el camino de la fe viva, que
engendra la esperanza y obra por la caridad, según los "Pero, a fin de que la caridad crezca en el alma como
dones y funciones que les son propios" (CI 41). buena semilla y fructifique, todo fiel debe escuchar de
buena gana la palabra de Dios y poner por obra su vo-
Jesucristo es el único "artífice" de la santidad de sus discí- luntad con la ayuda de la gracia. Participar frecuente-
pulos y seguidores, y es también "el que la consuma". Pese a mente en los sacramentos, sobre todo en la Eucaristía y
la variedad de modos en que la santidad se refleja en cada uno en las funciones sagradas. Aplicarse asiduamente a la

1 de los hombres, sucede que esta misma variedad podemos re- oración, a la abnegación de si mismo, al solicito servi-

~
ferirla -identificación y reconducción- a la Fuente y Modelo cio de los hermanos y al ejercicio de todas las virtudes.
comunes. En todos los imitadores del único Maestro -al igual (CI 42).
que en El- se manifiesta en este mundo "la caridad con la que
Dios ha amado al mundo". La conciencia de la Iglesia como Pueblo de Dios -tal
como se deduce de la precisa y rica doctrina del Vaticano II-
.Por tanto, todos los fieles cristianos, en las condicio- es histórica y escatológica a la vez. Sobre la base de esta con-
nes, ocupaciones o c~rcunstanciasde su vida, y a través ciencia se desarrolla también el significado de la santidad, que
!
de todo eso, se santificarán más cada día si lo aceptan ilustra más claramente y reafirma lo que une a la historia de la

1
todo con fe de la mano del Padre celestial y colaboran salvación y a la escatología: buscar la consumación de la Igle-
con la voluntad divina, haciendo manifiesta a todos, in-
cluso en su dedicación a las tareas temporales, la caridad
con que Dios amó al mundo. (CI 41). i sia. Los santos en la Iglesia cooperan a la formación de la con-
ciencia histórica y escatológico del Pueblo de Dios: conciencia
que en cierto sentido es la última palabra de la respuesta dada
.¡ El testimonio más acabado de este amor es el martirio. Esta
ha sido siempre convicción de toda la tradición, reafirmada
por el Vaticano 11:
i en la fe al Dios que se revela. "Dios invisible (cf. Col 1,15;
lTim 1,17), hombres como amigos (cf. Ex 33,ll: J n 15,14-15)
y conversa con ellos (cf. Bar 3,38), invitándolos y admitiéndo-
los a la comunidad con él" (CR 2).
-Dado que Jesús, el Hijo de Dios, manifestó su amor El Vaticano 11 nos ensefia que, entre todos los santos y
entregando su vida por nosotros, nadie tiene mayor bienaventurados, hay que atribuir un puesto especial a la Madre
amor que el que entrega su vida por El y por sus herma- de Dios. Esta doctrina, heredada de toda la tradición, enrique-
nos (cf. 1Jn 3.16; Jn 15,13). Pues bien: algunos cristia- cida con nuevos argumentos, aparece, como sabemos, en el
1 nos, ya desde los primeros tiempos, fueron llamados, y capitulo VI11 de la constitución Lumen gentium.

156 157
<.La Virgen Santisima, por el don y la prerrogativa de Esposo-Redentor y a lo que continuaniente la conduce el Es-
la maternidad divina, que la une con el Hijo Redentor, y piritu Santo. Leemos al respecto en el capitulo VIII:
por sus gracias y dones singulares, está también intima-
mente unida con la Iglesia. Como ya enseñó San Am- ,'Mientras la Iglesia ha alcanzado en la Santisima Vir-
t gen la perfección en virtud de la cual no tiene mancha ni
brosio, la Madre de Dios es tipo de la Iglesia en el orden
de la fe, de la caridad y de la unión perfecta con Cristo. arruga (cf. Ef 5,27), los fieles luchan todavia por crecer
Pues en el misterio de la Iglesia, que con razón es Ilama- en santidad, venciendo enteramente al pecado, y por eso
da también madre y virgen, precedió la Santisima Vir- levantan sus ojos a Maria, que resplandece como mode-
gen, presentándose de forma eminente y singular como lo de virtudes para toda la comunidad de los elegidos.
modelo tanto de la virgen como de la madre. Creyendo (CI 65).
y obedeciendo, engendró en la tierra al mismo Hijo del El prototipo que es Maria por medio de la Iglesia (Madre y
Padre, y sin conocer varón, cubierta con la sombra del 1
Esposa) se refiere también al Pueblo de Dios. Maria es, para
Espiritu Santo, como una nueva Eva que presta su fe todos y cada uno de los miembros de este pueblo, ejemplo de
exenta de toda duda, no a la antigua serpiente, sino al santidad en el que se expresa la aspiración y, a la vez, la con-
mensajero de Dios. Dio a luz al Hijo, a quien constituyó sumación. En virtud de esa plenitud de la gracia, propia de la
primogénito entre muchos hermanos (cf. Rom 8,29), Madre de Dios, en la aspiración está ya presente la consuma-
esto es, a los fieles, a cuya generación coopera con amor ción de modo efectivo.
materno. (CI 63).
<.Mientras tanto, la Madre de Jesús, de la misma mane-
La maternidad espiritual de lo Iglesia encuentra su prototipo ra que, glorificada ya en los cielos en cuerpo y alma, es
en la maternidad divina de María. La Iglesia ve su semejanza imagen y principio de la Iglesia que habrá de tener su
con Ella tanto en su maternidad como en su virginal entrega a cumplimiento en la vida futura, asi en la tierra precede
Dios, su Esposo. con su luz al peregrinante Pueblo de Dios como signo de
'.La Iglesia -leemos a continuación-, contemplando esperanza cierta y de consuelo, hasta que llegue el dia
su profunda santidad e imitando su caridad y cumplien- del Señor (cf. 2Pe 3,lO)n (CI 68).
d o fielmente la voluntad del Padre, se hace también ma- Y es que es, sobre todo, en Maria en quien se revela plena-
dre mediante la palabra de Dios aceptada con fidelidad, l mente el camino hacia Cristo, que es "Auctor et Consumma-
pues por la predicación y el bautismo engendra a una tor" -aquel que obra y consuma-, tanto si pensamos en su
vida nueva e inmortal a los hijos concebidos por obra santidad particular como en cualquier otra forma de santidad
del Espiritu Santo y nacidos de Dios. Y es igualmente que se realiza en el Pueblo de Dios.
virgen que guarda pura e integramente la fe prometida
al Esposo y, a imitación de la Madre de su Señor, por la .<La Iglesia, meditando piadosamente sobre Ella y con-
virtud del Espiritu Santo, conserva virginalmente una fe templándola a la luz del Verbo hecho hombre, lleno de
integra, una esperanza sólida y una caridad sinceran reverencia, entra más a fondo en el soberano misterio de
(Ci 64). 1 la Encarnación y se asemeja cada dia más a su Esposo.
Pues Maria, que, por su intima participación en la histo-
La Madre de Dios, en cuanto figura de la Iglesia -figura n a de la salvación, reúne en si y refleja en cierto modo
cuyo fundamento está, para el Vaticano 11, en la unión miste- las supremas verdades de la fe, cuando es anunciada y
riosa entre maternidad y virginidad-, forma parte integrante venerada, atrae a los creyentes a su Hijo, a su sacrificio
de la conciencia histórica y escatológica de la Iglesia, y en ella y al amor del Padre. La Iglesia, a su vez, glorificando a
encuentra su expresión. Si en la constitución Lumen gentium Cristo, se hace más semejante a su excelso modelo, pro-
leemos acerca de la Madre de Cristo que avanzó en la peregri- gresando continuamente en la fe, en la esperanza y en la
nación de lo fe (CI 58), también la Iglesia puede ver en Ella solo , caridad, y buscando y obedeciendo en todo la voluntad
la consumación de aquello a lo que fue preparada por el divina. (CI 65).
158
TERCERA
PARTE

CREACION DE ACTITUDES
CAP~TULO
1

MISION Y TESTIMONIO COMO FUNDAMENTO


DEL ENRIQUECIMIENTO DE LA FE

En conformidad con la situación del presente estudio, no


tratamos de dar una explicación de la doctrina del Vaticano 11
"como tal", sino más bien buscar en todo el magisterio conci-
liar la respuesta a las preguntas de carácter existencia1 de
"¿Qué significa ser Creyente, ser cristiano, estar en la Iglesia?"
Nosotros pensamos que estas preguntas estaban implícitas en
el problema central que el Concilio se planteó y que ha formu-
lado en su interrogación inicial: Ecclesia, quid dicis de te ipsa?
"Iglesia, ¿qué dices de ti misma?"
Pensamos que esta misma implicación de las preguntas ha
determinado la orientación pastoral del Concilio Vaticano II.
Por eso, los esfuerzos para realizar las enseñanzas del Concilio
deben coordinarse con esas mismas orientaciones. Por consi-
guiente, en este estudio trataremos de iluminar, bien el signifi-
cado fundamental de la iniciación, que, como muchas veces
hemos puesto de relieve, debe conducir a la profundización y
al enriquecimiento de la fe. El enriquecimiento de la fe se expre-
sa en cada una de las personas y comynidades mediante la con-
ciencia de la actitud. Por ello hemos expuesto nuestras conside-
raciones, en primer lugar, bajo el aspecto de la formación de la
conciencia del hombre creyente, conformándonos a la doctrina
del Concilio, y ahora nos aprestamos a ir más,lejos, viendo el
aspecto de las actitudes a través de las cuales debe expresarse
el enriquecimiento "conciliar" de la fe. i
Situando así la cuestión, ya en el capitulo 1: "Postulados
del enriquecimiento de la fe", hemos tratado de indicar, en
cierto modo, las dimensiones propias de este problema. La fe,
como también su enriquecimiento, es un don sobrenatural de 1
Dios, don que no se sobrepone ni a la programación ni a la
causalidad del hombre. Sin embargo, el hombre y la Iglesia, 1
1
como comunidad humana, pueden y deben cooperar a la gra- i
cia de la fe y contribuir a su enriquecimiento. El propio Conci-
lio ha obrado así, y su acción -teniendo en cuenta el nivel en
163
que se ha desarrollado- puede entenderse como plan de ac- confirniación hallamos en el sujeto consciente. En síntesis, po-
ción para toda la Iglesia. La actuación del Concilio en la Igle- demos decir que la actitud es una relación activa, pero no es
sia se puede y debe entender en cuanto enriquecimiento de la fe propiamente la acción como tal. Sigue, si, a la conciencia y al
"según el plan" t r ~ Z ~ dpor
0 el Concilio. Expresamos en estos enriquecimiento de la conciencia, pero la relación con ellos es
términos el orden de actuación humano, mientras creemos que ya otra cosa nueva y diferente. Es un "tomar postura" a la vez
éste está subordinado a la acción divina del Espíritu Santo en que una disponibilidad para obrar de acuerdo con la postura
la Iglesia. Por esta razón debemos tener especial cuidado y i tomada. En cierta medida, la actitud contiene eso que la psico-
i
solicitud, a fin de que la actuación del Concilio se corresponda logia tomista incluye en la categoría del habitus y hasta del
con su auténtica doctrina, en lo que podemos concebir un plan 1
habitus operativus, que, sin embargo, no se identifican entre si.
casi histórico de acción de toda la Iglesia de cara al enriqueci- Dejando esta cuestión a los psicólogos, y en todo caso a los
miento de la fe, del que depende esencialmente el sentido salvi- psicólogos de la religión, queremos tan sólo que se vea que esa
fico de la actuación del Concilio. - realidad interior, que definimos con el término "actitud",pre-
Teniendo siempre ante los ojos estas premisas, que resu- supone una comprensión sujicientemente profunda de la subjeti-
men brevemente la propia teología de la fe, podemos conside- vidad del hombre, análoga al resto de la conciencia, a la que
rar las perspectivas de su enriquecimiento desde el punto de ! nos hemos referido en la parte anterior de nuestras considera-
vista del desarrollo de la conciencia del creyente, asi como des- i ciones. Tanto en el primero como en el segundo caso se troto
de el punto de vista de la formación de las debidas actitudes. de la expresión humana del enriquecimiento de la fe. tal como la
La fe se expresa con una determinada "actitud", cosa que afir- conocemos por la revelación y la experiencia.
mamos tanto basados en la revelación como en la experiencia. En la constitución Dei Verbum, el Concilio indica la confi-
Y ello ha sido comprobado de modo indiscutible incluso en el guración fundamental de la actitud con que se expresa la res-
análisis de los textos conciliares que hemos hecho en la parte 1 puesta del hombre a la revelación que de si mismo le da Dios,
de nuestro estudio. En ellos leemos que a la revelación que presentándolo como abandono de si "por entero en manos de
Dios hace de sí mismo el hombre responde abandonándose Dios" por parte del hombre. Consideramos, pues, esta actitud
"por entero" a El (cf. CR 5). Esta respuesta es justamente como algo fundamental para ulteriores reflexiones. Y aunque
fruto de la fe. Así, pues, está claro que la esencia de la fe no no lo sometamos a un análisis detallado, sin embargo, en el
consiste sólo en un asenso puramente intelectual a la verdad estudio que sigue acerca de las actitudes que en la doctrina del
revelada por Dios o en una reverberación de los contenidos Vaticano 11 trataremos de determinar, esta actitud fundamen-
revelados en la conciencia humana, sino en algo más. "El tal siempre estará presente, si bien expresada y realizada de
abandono de si en Dios" como respuesta a la revelación testimo- diversos modos. El proceso del enriquecimiento de la fe, situa-
nia asimismo que la fe se manifiesta mediante la actitud del d o en el plan del Concilio y al que debe dirigirse su actuación,
hombre: actitud que pertenece a la esencia misma de la fe, por- se resume, en definitiva, en el desarrollo y radicación de esta
que corresponde a la realidad plena de la revelación. Esta no actitud. El enriquecimiento y profundización de la conciencia
es sólo información y conjunto de informaciones de las que de las personas y de las comunidades creyentes tiene como
basta con tomar conciencia, sino más bien un abrirse de Dios finalidad precisamente esa actitud; lo que debe servir, por otro
hacia el hombre en Jesucristo, y un comprometerse en la vida lado, de verificación. La fe sin obras está muerta (cf. Sant
y en el destino de él. Podríamos decir, pesando las palabras, 2,26); no puede ser ni sólo ciencia ni sólo contenido de la con-
que en la revelación se expresa la "actitud" de Dios respecto al ciencia, siendo esencial la actitud del "abandono de si en
hombre. Por eso la respuesta a la revelación debe expresarse Dios", que expresa por sí mismo una continua disponibilidad
con la actitud del hombre respecto a Dios. a ese "Acto" fundamental, que se corresponde con la realidad
No damos aquí definición alguna de la actitud, sino más de la revelación, y todos los demás actos que de él proceden y
bien aceptamos el significado común del término, buscando, de él asumen carácter especifico. Indicando la actitudde "aban-
por medio de algunas aproximaciones, excluir eventuales am- dono de si mismo en Dios", el Vaticano 11 toca el punto mós
bigüedades. El término "actitud" se aplica, generalmente, en vital y vivificante para cuanto se refiere al proceso de enrique-
sentido analógico e indica diversas formas de relación, cuya cimiento de la fe.

164
Buscando en el conjunto del magisterio conciliar una di- por Dios. debe hallarse a si niisnio, honibre. eri el ámbito de
mensión más completa de esta actitud fundamental, hemos de esta misión divina. "Abitndonándose 21 Dios por completo"
llamar la atención acerca de la realidad de la misión, estrecha- debe el hombre no sólo aceptar la misión divina. sino también.
mente ligada a la revelación, y que, en consecuencia, deter- en cierto sentido. asumirla. De algún niodo podemos conside-
mina de modo dinámico el misterio mismo de la Iglesia. Dios rar fundidas entre si la actitud fundanieiital "de abiindoiio to-
se revela a si mismo a la humanidad y revela su plan salvífico tal de si mismo en Dios" y "la actitud misionera: el hombre
a través de la misión del Hijo y del Espiritu Santo. Por eso, la que se confía a Dios. asumiendo. con todo su ser. la misión divi-
conciencia de la salvación, en la doctrina del Vaticano 11, está na en la que se actúa la revelación. La asume a la vez "en si" y
íntimamente ligada a la revelación de la Santisima Trinidad, "en la comunidad". Y es así como toma parte en el "estado de
como ya antes hemos demostrado. Sin embargo, la misión de misión" en el que se halla toda la Iglesia. Más aún. cada uno
las divinas personas a la humanidad no es sólo revelación, sino constituye una única e irrepetible concreción de este "estado"
también acción salvifica, que hace del género humano Pueblo salvifico.
de Dios. La Iglesia brotó y sigue brotando constantemente de Esta actitud está estrechamente ligada a la actitud de testi-
esta misión divina. Ello confiere un sentido "misionero" a toda monio y como que se identifica con ella. Se abandona entera-
su existencia y determina hasta el fondo la actitud de todo cris- mente a Dios el hombre que. aceptando el testimonio divino
tiano y. en cierto modo. de todo creyente. aunque no pertenezca transmitido en Jesucristo y asumiéndolo con todo su ser. está
a la Iglesia por el bautismo y se halle sólo en el estado de dispuesto a confesar a Cristo y a dar testimonio $e Dios. En
"ordenación" de que habla la constitución Lumen gentium (cf. esta actitud hallamos la plena dinámica existencia1 de la fe y
CI 14-16). Todos, personalmente, se hallan, al menos en po- de su profesión. Seguramente aquella fórmula tradicional de
tencia, en el ámbito de la misión salvifica trinitaria que se con- "aceptar como verdad cuanto Dios ha revelado y la Iglesia nos
suma por medio de la Iglesia, pero además todos aquellos que ensella a creer" ha acentuado de un modo más bien pasivo, y
al menos sean cristianos participan de algún modo en la mi- prevalentemente receptivo, esa idea de "aceptar" que en la
sión de la propia Iglesia. realidad de los hechos se ha equiparado en cierto modo al
<,Quéquiere, entonces, decir misión de la Iglesia? Significa, término "profesar", del que se ha constituido como en su
en primer lugar, ese "estado de misión" (status missionis), fru- esencia. El Vaticano 11 subraya explicitamente que el testimo-
to de la misión salvifica trinitaria, por la que la Iglesia ha sido nio consiste en creer y profesar la fe, es decir, acoger el tes-
llamada a la existencia. En este sentido, la Iglesia está siempre timonio del mismo Dios y al tiempo responder a aqudl con el
"en estado de misión" (Ecclesia est in statu missionis). Ello, propio testimonio. Impostaci6n esta en la que hallamds el dina-
como a primera vista es evidente, no significa todavía una fun- mismo fundamental del diálogo de la salvación, del que haescri-
ción, ni siquiera una institución, sino la propia naturaleza de to Pablo VI en la encíclica Ecclesiam suam. Esta es la dimen-
la Iglesia, puntualizando la estrecha relación que la liga con el sión fundamental y decisiva del "diálogo de la salvación" que
misterio que es la realidad divina trinitaria en la misión de las se desarrolla entre Dios y el hombre.
Personas: el Hijo que procede del Padre en el Espiritu Santo, y Leemos en la constitución Dei Verbum:
el Espiritu que procede del Padre y del Hijo. Por consiguiente,
en este sentido y sobre esta base, estamos en condiciones de *Jesucristo... realiza la obra de la salvación ... lleva a
definir la actitud de cada uno de los hombres en la Iglesia. plenitud toda la revelación y la confirma con testimonia
Cada hombre se encuentra, también él, en la Iglesia en "esta- divino; a saber, que Dios está con nosotros para librar-
do de misidn", al igual que toda la Iglesia, si bien con ello no nos de las tinieblas del pecado y la muerte y para hacer-
queremos aludir a ninguna función determinada, ni mucho nos resucitar a una vida eterna. (CR 4).
menos a ninguna obligación concreta, en especial de carácter La propia constitución declara también:
institucional. Se trata tan sólo de esa actitud que expresa la
debida respuesta a la revelación. La revelación no se identifica *Dios, que habló en otros tiempos, sigue conversando
con la misión, pese a que se realice en ella. El creyente, el siempre con la Esposa de su Hijo amado; asi, el Espiritu
cristiano, que responde a la "revelación de si mismo" hecha Santo, por quien la voz viva del Evangelio resuena en la

166 167
12.-Renovacih en rus fuenler

--
Iglesia y, por ella, en el mundo entero, va introduciendo Como vemos, la misión va estrechamente unida al tes-
a los fieles en la verdad plena y hace que habite en ellos timonio:
intensamente la palabra de Cristo (cf. Col 3,16)n (CR 8). (<Losdiscípulos de Cristo, unidos íntimamente en su
.<Esta tradición, con la Escritura de ambos Testamen- vida y en su trabajo con los hombres, esperan poder
tos, son el espejo en que la Iglesia peregrina contempla a ofrecerles el verdadero testimonio de Cristo y trabajar
Dios, de quien todo lo recibe, hasta el dia en que llegue por su salvación, incluso donde no pueden anunciar a
a verlo cara a cara, como El es (cf. 1Jn 32). (CR 7). Cristo plenamente. (DM 12).
El Vaticano 11 descubre la "admirable condescendencia de Hablando de las competencias de los seglares en la activi-
la eterna sabiduría" en el hecho de que dad misionera, el decreto afirma:
....la palabra de Dios, expresada en lenguas humanas, '.La obligación principal de los seglares, hombres y mu-
se hace semejante al lenguaje humano, como la Palabra jeres, es el testimonio de Cristo, que deben dar con la
del Eterno Padre, asumiendo nuestra débil condición vida y con la palabra en la familia, en su grupo social y
humana, se hizo semejante a los hombres. (CR 13). en el ámbito de su profesión. (DM 21).
-Cristo estableció en la tierra el reino de Dios, se mani-
festó a si mismo y a su Padre con obras y palabras, llevó a Explica también el decreto la propia esencia de este testimo-
cabo su obra muriendo, resucitando y enviando al Espiri- nio en estos términos:
tu Santo. Levantado de la tierra, atrae a todos hacia si (cf.
J n 12,32,gr.), pues es el Único que posee palabras de vida .Es necesario que en ellos aparezca el hombre nuevo,
eterna (cf. J n 6,68). A otras edades no fue revelado este creado según Dios en justicia y santidad verdadera. (DM
misterio, como lo ha revelado ahora el Espíritu Santo a 21).
los apóstoles y profetas (cf. Ef 3,46,gr.). Para que predi- Las Iglesias particulares deberán tener conciencia de ser
quen el Evangelio, susciten la fe en Jesús, Mesias y Señor, enviadas:
y congreguen la Iglesia. De esto dan testimonio divino y
.A quienes no creen en Cristo, para servirles de sefial
perenne los escritos del Nuevo testamento^ (CR 17). de orientación hacia Cristo con el testimonio de la vida
A la luz de estos textos resulta evidente que la fe significa de cada fiel y de toda la comunidadu (DM 20).
acoger la revelación como testimonio de Dios desde Jesucris-
to, pero significa también estar dispuestos a dar testimonio. El deber de dar testimonio es inherente de modo particu-
En los documentos del Vaticano II hallamos repetidamente la lar a la vida del misionero:
expresión prestar o dar testimonio. Traemos aquí a colación -Con una vida realmente evangélica, con mucha pa-
sólo algunas enunciaciones al respecto: ciencia, con longanimidad, con suavidad, con caridad
'<Porque todos los cristianos, donde quiera que vivan, sincera, dé testimonio de su Sefior, si es necesario, hasta
están obligados a manifestar con el ejemplo de su vida y la efusión.-de la sangren (DM 24).
el testimonio de la palabra el hombre nuevo ..., de tal Todos los textos hasta ahora citados están tomados del de-
forma que todos los demás, al contemplar sus buenas creto Ad gentes, cuyo tema es la actividad misionera de la Igle-
obras, glorifiquen al Padre y perciban con mayor pleni- sia. Como hemos ya dicho antes, no se trata en este caso sola-
tud el sentido genuino de la vida humana y el vinculo mente del sector de la actividad. La actividad misionera de la
universal de la unión de los hombres. Para que los fieles Iglesia hinca sus raíces en su propia naturaleza, donde está
puedan dar fructuosamente este testimonio de Cristo, contenida "la misión". Esto debe hallar su expresión en la ac-
únanse con aquellos hombres por el aprecio y la caridad" titud de cada miembro del Pueblo de Dios, independientemen-
(DM 11). te del hecho de si de algún modo ésta está vinculada a la acti-
Asi leemos en el capitulo 11 (art. 1) del decreto Ad gentes, vidad misionera de la Iglesia en el sentido institucional. "La
titulado "El testimonio cristiano" misión" así entendida está de tal modo unida al dar testimonio,
168
que la actitud testimonial debe considerarse una expresión ma- relieve una y otra vez por el decreto dedicado al ap.osfolado de
dura de la fe. Tal como resulta de los textos citados, esta los seglares, donde leemos, por ejemplo:
expresión de la fe es un testimonio constituido no sólo por
palabras, sino por toda una vida. Se trata de la existencia1 -La forma peculiar del apostolado individual y, al mis-
"revelación del hombre nuevo". mo tiempo, signo muy en consonancia con nuestros
Que el Concilio trate con esto de la actitud de testimonio lo tiempos, y que manifiesta a Cristo viviente en sus fieles,
confirman. además del decreto "Ad gentes", gran número de tex- es el testimonio de toda la vida seglar que fluye de la fe,
tos. Así, por ejemplo, hablando del ministerio pastoral de los de la esperanza y de la caridad. (DAS 16).
obispos en la Iglesia, el Vaticano 11 se expresa, entre otras, de <'Este apostolado, sin embargo, no consiste sólo en el
la forma siguiente: testimonio de vida. El verdadero apóstol busca ocasio-
nes para anunciar a Cristo con la palabra. (DAS 6).
..Ahora bien, atiendan los obispos a su cargo apostóli-
co como testigos de Cristo ante todos los hombres, pro- Por lo que a la vida conyugal y familiar respecta, el Conci-
veyendo no sólo a los que ya siguen al Mayoral de los lio se refiere más de una vez a la necesidad del testimonio,
pastores, sino consagrándose también con toda su alma enseñando que los esposos cristianos deben preocuparse de va-
a los que de cualquier modo se hubieren desviado del lorar el matrimonio con el "testimonio de su propia vida"
i camino de la verdad e ignoran el Evangelio de Criston (CM 52).
i (DO 11).
<.As¡ es como la familia cristiana, cuyo origen está en
En el ámbito de la doctrina sobre el ministerio y la vida el matrimonio, que es imagen y participación de la alian-
de los presbiteros leemos: za de amor entre Cristo y la Iglesia, manifestará a todos
-No podrian ser ministros de Cristo si no fueran testi- la presencia viva del Salvador en el mundo y la auténtica
gos y dispensadores de una vida distinta de la terrena, ni naturaleza de la Iglesia, ya por el amor, la generosa fe-
podrian tampoco servir a los hombres si permanecieran cundidad, la unidad y fidelidad de los esposos, ya por la
ajenos a la vida y condiciones de los mismos. (DMVS 3). cooperación amorosa de todos sus miembros* (CM 48).
El decreto sobre la renovación de la vida religiosa afirma: El Concilio, por lo tanto, enseña que
"Así, pues, los religiosos todos, por la integridad de la #.los esposos cristianos son para sí mismos, para sus hi-
fe, por la caridad para con Dios y el prójimo, por el jos y demás familiares, cooperadores de la gracia y testi-
amor a la cruz y la esperanza de la gloria venidera, han gos de la fe. (DAS 11).
de difundir por todo el mundo la buena nueva de Cristo,
a fin de que su testimonio aparezca a los ojos de t o d o s ~ Por otra parte, el testimonio manifestado en el seno de la
(DVR 25). comunidad conyugal y familiar tiene también valor de testimo-
nio "exferior". Leemos al respecto.
Puesto que:
<<Seapreciará más hondamente el genuino amor con-
.El estado religioso ... cumple también mejor la función yugal y se formará una opinión pública sana acerca de él
de testimoniar la vida nueva y eterna conquistada con la si los esposos cristianos sobresalen con el testimonio de
redención de Cristo" (CI 44). su fidelidad y armonía en el mutuo amor y en el cuidado
En otro lugar se ha dicho acerca de la vida religiosa: por la educación de sus hijos, y si participan en la nece-
saria renovación cultural, psicológica y social en favor
"La unidad de los hermanos pone de manifiesto el ad- del matrimonio y de la familia,, (CM 49).
venimiento de Cristo (cf. Jn 13,35; 17,21) y de ella ema-
na una gran fuerza apostólica>, (DVR 15). Esto se refleja en la obra educativa, en la que los cristianos
"conscientes de su vocación deben adiestrarse, bien en testimo-
La importancia del testimonio ha sido también puesta de niar la esperanza que alienta en ellos (cf. 1Pe 3,15), bien en
promover I;i elevacióii en sentido cristiano del muiido. ii fiii dc campo. Adquirida la competencia profesional y la expe-
que los valores naturales. pertenecicntcs ii la visión conipleti~ riencia, que son absolutamente necesarias, respeten en la
del hombre redimido por Cristo. sirwin ;il bien de toda 1;) so- acción temporal la justa jerarquia de valores, con fideli-
ciedad" (DEC 2). dad a Cristo y a su Evangelio, a fin de que toda su vida,
Los posibilidodes ,y necrsidades (Ir dor trstimonio crisriano así la individual como la social, quede sorurodo con el
son muchísimas. La constitucióii Coudium rt sper scñ;il;i varios espíritu de las bienoventuronzas. y partinrlormente con
sectores: cultura. economia, politica. relaciones internaciona- el espíritu de la pobrezom (CM 72).
les. En ellos la participüción activa y la coli~boraciónde los <<Loscristianos todos deben tener conciencia de la vo-
cristianos constituyen una base para dar testimonio. cacibn particular y propia que tienen en la comunidad
política; en virtud de esta vocación están obligados a dar
<.Con esta cooperación dinámica y prudente, que es de ejemplo de sentido de responsabilidad y de servicio al
gran importancia en las actividades temporales, los segla- -bien común; así demostrarán también con los hechos
res rinden testimonio a Cristo, Salvador del mundo, y a cómo pueden armonizarse la autoridad y la libertad, la
la unidad de la familia humana. (DAS 27). iniciativa personal y la necesaria solidaridad del cuerpo
"Vivan los fieles en muy estrecha unión con los demás social, las ventajas de la unidad combinada con la prol
hombres de su tiempo y esfuércense por comprender su vechosa diversidad,, (CM 75).
manera de pensar y de sentir, cuya expresión es la cultu-
ra Compaginen lo\ conocimientos de las nucvds ciencias Y de nuevo el decreto sobre el apostolado de los seglares:
v doctrinas v de los mas rrcientrs descubrimientos con Id
moral cristiana y con la enseñanza de la doctrina cristia- <'De esta manera, el seglar se incorpora profunda y ar-
na, para que la cultura religiosa y la rectitud de espiritu dorosamente a la realidad misma del orden temporal y
vayan en ellos al mismo paso que el conocimiento de las acepta participar con eficacia en los asuntos de esta esfe-
ciencias y de los diarios progresos de la técnica; así se ra, y al mismo tiempo, como miembro vivo y testigo de
capacitaran para examinar e interpretar todas las cosas lo Iglesia, hace a ésta presente y actuante en el seno de
con integro sentido cristiano. (CM 62). las realidades temporales. (DAS 29).
(<LaIglesia, en efecto, predica la "verdad evangélica" e
Citemos también como ejemplo este pasaje del decreto sobre ilumina "todos los sectores de la acción humana con su
los medios de comunicación social: doctrina y con el testimonio de los cristianos". (CM 76).
<'Apresúrense, pues, los sagrados pastores a cumplir en Sobre la base de los textos conciliares referidos aqui, pode-
este campo su misión, intimamente ligada a su deber or- mos hacernos idea del significado del testimonio, e indirecta-
dinario de predicar; los seglares que intervienen en el mente de la octirud de testimonio. El significado del testimonio
uso de diversos medios, esfuércense por dar testimonio en la doctrina del Vaticano 11 es explícitamente analógico,
de Cristo, realizando, en primer término, su propia tarea puesto que el Concilio habla del testimonio de Dios y del
con pericia y espiritu apostólico y prestando, además, hombre, que, de diversa manera, corresponde al divino, y a
por su parte, con los medios de la técnica, de la econo- una respuesta multiforme a la revelación. En todo caso, sin
mia, de la cultura y del arte, auxilio directo a la acción embargo, la respuesta es testimonio, y el testimonio, respuesta.
pastoral de la Iglesia. (DCS 13). El Concilio habla.. . por otra Darte. del testimonio debido a
sim mismo, en la constitución Caudrum et spes se dice:
..Los cristianos que toman parte activa en el movimien-
to económico-social de nuestro tiempo y luchan por la
justicia y caridad, convénzanse de que pueden contribuir
l Cristo, conforme a la frase evangélica: "Seréis mis testigos"
(Act 1,8); lo que también se refiere al testimonio debido a la
Iglesia, asi como al de la propia Ialesia. Este es el asvecto
objetivo del testimonio y del d a r testimonio, mientras'que,
subjetivamente, éste se actúa con la palabra, las obras y la vida
mucho al bienestar de la humanidad y a la paz del mun- entera, y sobre él se establece el hombre "nuevo, creado según
do. Individual y colectivamente den ejemplo en este Dios en justicia y santidad" (Ef 4.24).
De aqui resulta que la actitud de testimonio tiene su dimen- parece. sin embargo, haber señalado en este capitulo cuál es el
sión interior, su profundidad y también una dimensión interhu- terreno fértil en el que han de crecer todas estas actitudes.
mana y social que precisa de una extensión y de un alcance. A "Misión y testimonio" son base del enriquecimiento de la fe,
esto sigue igualmente el contenido del testimonio. La dimen- c
que, a su vez, se expresa en cada uno de cllos.
sión interior y la orofundidad del testimonio cristiano están El Concilio, en su orientación pastoral, ofrece, como es
vinculados a la madurez con la que el hombre acoge el testimo- evidente, una respuesta profunda a la pregunta de "qué signifi-
nio de Dios transmitido oor Cristo. La dimensión interhuma- ca ser creyente, de qué significa ser cristiano en la Iglesia y en
na y la extensión social del testimonio se identifican, en cierto el mundo actual". Ello no traza solamente un plan externo de
sentido, con el apostolado, del que seguidamente hablaremos. renovación de la Iglesia, basado en nuevas estructuras que co-
No obstante, ambas dimensiones deben estar conectadas, ya rresponden mejor a las estructuras actuales de la sociologia de
que separadas no pueden estar. El apostolado de la jerarquia y la comunidad, sino que perfila un verdadero y propio plan de
de los seglares, la actividad entera de la Iglesia, y en particular I enriquecimiento de la fe. Las consideraciones de este capitulo
la de la Iglesia misionera, dependen en cada miembro del Pue- son ilustrativas de cómo el magisterio conciliar considera el
blo de Dios de asumir la misión en la que el Padre presenta a proceso fundamental, que tiende a vivificar y dinamizar la fe
la familia humana su plan eterno, realizándolo a través de la de todo cristiano, proceso necesario para la realización del
misión del Verbo y del Espíritu, que, por lo tanto, dependen Concilio y, con ello, la autorrealización de la Iglesia. La unión
de la aceptación del testimonio de Dios, que, a su vez, trata de de este proceso con la actitud de testimonio nos permite con-
expresarse de diversas maneras con el testimonio del hombre, tactar con la Iglesia primitiva, que vivió de cerca la misión de
con un resultado que depende de su cooperación con la gracia. las Personas divinas en el momento de su eventualidad históri-
La actitud de testimonio es siempre el fruto concreto, único e ca. El cristiano de hoy se sitúa a miles de años de aquel mo-
irrepetible del encuentro y del diálogo en el que Dios "se revela mento, pero participa igualmente de la misión divina. Aquél
a si mismo", y el hombre, en respuesta, se confía a él, abando- debe formar diligentemente en lo intimo de su ser esa actitud
nándose enteramente en la fe; abandono este en el que el hom- de testimonio derivada de la misión de las Personas divinas, a
bre se encuentra a si mismo en el ámbito de la misión salvífica, fin de que, siendo portador de las caracteristicas del Mysterium
del que resulta "sujeto y participe". divino, éste refleje también los signos de los tiempos.
Para concluir, podemos citar cuanto el Concilio ha dicho
en la constitución Lumen gentium acerca de los seglares, doc-
trina que, en un contexto más amplio, se refiere a todos los
cristianos:
*'Cada laico debe ser ante el mundo un testigo de la
resurrección y de la vida del Sefior Jesús y una señal del
Dios vivo. Todos juntos y cada uno de por si deben ali-
mentar al mundo con frutos espirituales (cf. GáI 5,22) y
difundir en él el espíritu de que están animados aquellos
pobres, mansos y pacificas a quienes el Sefior, en el
Evangelio, proclamó bienaventurados (cf. Mt 5,3-9). En
una palabra, "lo que el alma es en el cuerpo, esto han de
ser los cristianos en el mundo". (CI 38).
Si queremos además distinguir y coordinar las actitudes
que tienen un significado esencial para la actuación del Conci-
lio en la Iglesia, debemos desde el principio hacer notar que, al
distinguirlas, tiernos a la vez de tener presente cómo estas "di-
versas" actitudes se compenetran e implican mutuamente. Nos
174
ANALISIS DE LA ACTITUD DE PARTICIPACION

Ciñéndonos al análisis de la actitud de participación, esta-


mos convencidos de que, recorriendo este camino, llegaremos
a descubrir ese significado mucho más profundo y universal
que el Concilio desea conferir a la vida cristiana, en el que el
testimonio humano se convierte en expresión de la misión sal-
vifica de Dios. El Vaticano II ha ligado la misión salvipca a la
triple potestad de Cristo: sacerdote, profeta y rey, y ha demos-
trado también de qué manera la participación en la triple po-
testad de Cristo califica la propia realidad de la vida cristiana.
Precisamente por esto sentimos la necesidad de definir con
mayor precisión la actitud de participación, no sólo por estar
convencidos de que tocamos uno de los filones centrales de la
doctrina conciliar sobre el Pueblo de Dios, sino también por-
que la actitud de participación nos explica más adecuada y
completamente el significado de la actitud de testimonio en la
que expresa la realidad de la fe. El cristiano da testimonio de
Cristo no "desde fuera", sino basado en la participación, en El,
en la misión. De este modo se configura la propia realidad de
la fe y su expresión, es decir, el testimonio cristiano. La fe, en
toda la riqueza de las características personales y comunita-
rias, es esencial y últimamente expresa la participación en el
testimonio de Cristo. Es éste un testimonio del mismo Dios, al
que Cristo ha dado expresión y dimensión humanas, justo a
travks de su triple potestad de sacerdote, profeta y rey.
Hagamos notar que por "potestad" no entendemos aqui el
"derecho a gobernar", como podria sugerir el lenguaje común
y cierta asociación de ideas, sino que entendemos, en primer
lugar, el "oficio", tal como indica el vocablo latino munus (rria
munera Christi), y, en segundo lugar: la "capacidad a la 'Yuer-
za" de realizar las respectivas obligaciones. Hablando de parti-
cipación en la triple potestad de Cristo, el Concilio nos enseña
que todo el Pueblo de Dios y cada uno de sus miembros parti-
cipan en los oficios asumidos y cumplimentados por Cristo
-oficio de sacerdote, profeta y rey-, asi como en la fuerza
177
indispeiisable para poncrlos eii práctic;~.Estos oficios forniiiii mos de seguir, puesto que la perspectiva del enriquecimiento
parte de la misión dcl Rcdcntor: y In piirticip;rcióii eii ellos de la fe trazada por el Vaticano 11 está orientada en esa direc-
deriva del hecho de que la rrdriición perdura en I;i Iglesiii gra- ción y, por consiguiente, hay que comprenderla hasta el fondo
cias a esa f u e r r ~que el Redentor h'i mcrccido al Pueblo dc y asimilarla.
Dios y a cada uno de sus mirmbros. El Rcdeiitor cs nuestro
Mediador ante rI Padre.
El magisterio concili:ir nos permite considerar la participa- 1
ción en el triple oficio de Cristo no sólo en el sentido ontolú~i- Munus sacerdotale:
co, sino también en sentido de determinadas actitudes, las cuales Participación en el sacerdocio de Cristo
se expresan en la actitud de testimonio y le confiere11una di-
mensión propia. como una forma interior alcanzada por el El Concilio ha distinguido explícitamente el sac6rdocio ordi-
propio Cristo: forma de su misión y de su fuerza. "Pan esto nario del sacerdocio jerórquico, y es esta distinción precisamen-
envió Dios a su Hijo, al que confirió el dominio dc todas las te la que nos permite entrever con más claridad la actitud deri-
cosas (cf. Heb 1.2). para que fuera maestro. rey y sacerdote de vada a todos los cristianos de su participación en el sacerdocio
todos" (C1 13). De esta triple misión de Cristo participa todo de Cristo:
el Pueblo de Dios. incluso los seglares, como repetidamente
explica el magisterio conciliar: a) Participación en el sacerdocio de Cristo
'Con el nombre de laicos se designa aqui todos los fie- '<El sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio mi-
les cristianos -leemos en la constitución Lumen gen- nisterial, o jerárquico, aunque diferentes esencialmente y
tium-. a excepción de los miembros del orden sagrado no sólo en grado, se ordenan, sin embargo; el uno al
y los del estado religioso aprobado por la Iglesia. Es otro, pues ambos participan, a su manera, del Único sa-
decir, los fieles que, en cuanto incorporados a Cristo por cerdocio de Cristo. El sacerdocio ministerial, por la po-
el bautismo, integrados al Pueblo de Dios y hechos par- testad sagrada de que goza, forma y dirige el pueblo
ticipes, a su modo, de la función sacerdotal, profética y sacerdotal, confecciona el sacrificio eucaristico en la
real de Cristo, ejercen en la Iglesia y en el mundo la persona de Cristo y lo ofrece en nombre de todo el Pue-
misión de todo el pueblo cristiano en la parte que a ellos blo a Dios. Los fieles, en cambio, en virtud de su sacer-
corresponde,, (CI 31). docio regio, concurren a la ofrenda de la Eucaristía y lo
Esta triple participación está vinculada explicitamente con ejercen en la recepción de los sacramentos, en la oración
la misión, que constituye el contenido del testimonio cristiano. y acción de gracias, mediante el testimonio de una vida
Es, pues, de justicia que, sobre la actitud de testimonio,trate- santa, en la abnegación de la caridad operante.. (CI 10).
mos de precisar cuáles son las actitudes derivadas de ser "par- Este texto clave del Vaticano 11 no sólo demuestra clarisi-
ticipe del oficio sacerdotal, profético y real de Cristo". Desde mamente la relación entre el sacerdocio jerárquico, fmto de un
un principio hay que poner de relieve que estas actitudes se sacramento especial en la Iglesia, y el sacerdocio ordinario de
compenetran recíprocamente y, en cierto sentido, se determi- todos los cristianos, sino que señala también la participación
nan unas a otras. Y es que constituyen, por asi decir, un com- en el ministerio sacerdotal del propio Cristo, que es común a
plejo orgánico en el ámbito de la actitud fundamental de testi- todos los bautizados. Precisamente en esta común participación
monio, creando una como base de esta actitud, mientras, a su se basa toda comunión eucaristica concreta y, con mayor ra-
vez, la condicionan. Ellas determinan su profundidad y su ver- zón, la de la comunidad de toda la Iglesia.
dadero significado. Es indudablemente dificil separar y distin-
guir con exactitud lo que resulta de la participación del cristia- los bautizados, en efecto, son consagrados por la re-
no en cada uno de los ministerios -fuerza y capacidad- de generación y la unción del Espiritu Santo como casa es-
Cristo. Sin embargo, los textos conciliares señalan las líneas piritual y sacerdocio santo, para que, por medio de toda
principales de esta distinción, que nosotros también tratare- obra del hombre cristiano, ofrezcan sacrificios espiritua-

178 179
les y anuncien el poder de aquel que los llamó de las fieles... ofrecen a Dios sacrificios espirituales por medio de Je-
tinieblas a su admirable luz (cf. IPe 2,410). Por ello, sucristo" (DMVS 2). En este punto se encierra también la ana-
todos los discipulos de Cristo ... ofrézcanse a si mismos logia con la actitud sacrificial de Cristo, cuyo sacerdocio ha-
como hostia viva, santa y grata a Dios (cf. Rom 1 2 , l ) ~ lla aquí vivo reflejo, cual si la imagen de Cristo sacerdote se
(CI 10). adentrase en sus fieles. Hay que subrayar que en este contexto
"El Señor Jesús, a quien el Padre santificó y envió al no se trata sólo de una semejanza externa, sino más bien del
mundo (Jn 10.36). hace participe a todo su Cuerpo misti- fruto de una participación interior, la obra del Espiritu Santo,
co de la unción del Espiritu con el que fue ungido, pues que actúa en todos los bautizados para formar en ellos la acti-
en él todos los fieles son hechos sacerdocio santo y re- tud en la que se manifiesta la semejanza con Cristo sacerdote.
gio, ofrecen sacrifpcios espirituales a Dios por Jesucristo Precisamente esta actitud con la que el hombre, por Cristo y
y pregonan las maravillas de aquel que de las tinieblas con Cristo -"en unión de la oblación del cuerpo del SeñorT'-,
los ha llamado a su luz admirable,, (DMVS 2). se ofrece al Padre a si mismo y al mundo, expresa de modo
particularmente intimo y a la vez fundamental la esencia exis-
Por eso, en el capitulo IV de la constitución Lumen gen- tencial de la fe. En la fe, como nos enseña el Vaticano 11, el
tium, que, como se sabe, está dedicado a los seglares en la hombre, respondiendo a las revelaciones de si mismo por parte
Iglesia, leemos entre otras cosas: de Dios, "se abandona por entero a Dios". Este "abandono",
.Dado que Cristo Jesús, supremo y eterno sacerdote, que forma parte de la esencia misma de la fe, se realiza, por asi
quiere continuar su sacerdocio y su servicio por medio decir, con mayor plenitud precisamente en la actitud derivada
de los laicos, los vivifica con su Espiritu y los impulsa de la participación en el sacerdocio de Cristo. Esta actitud, en
sin cesar a toda obra buena y perfecta. Pues a quienes efecto, confiere a los actos de fe del cristiano la más completa
asocia intimamente a su vida y a su misión, también los dimensión existencial.
hace participes de su oficio sacerdotal, con el fin de que Vale, pues, la pena de confirmar y examinar la participa-
ejerzan el culto espiritual para gloria de Dios y salvación ción en el sacerdocio de Cristo y la actitud que de ella se origi-
de los hombres. Por lo cual, los laicos, en cuanto consa- na, antes de proceder a la consideración del aspecto profético
grados a Cristo y ungidos por el Espiritu Santo, son ad- y regio. Y si bien todos estos aspectos indican la orientación
mirablemente llamados y dotados, para que en ellos se del enriquecimiento conciliar de la fe en el campo de las actitu-
produzcan siempre los más ubérrimos frutos del Espiri- des de todo cristiano, sin embargo, la participación en el sacer-
tu. Pues todas sus obras, sus oraciones e iniciativas docio de Cristo subraya la actitud más sencilla y , a la vez, más
apostólicas, la vida conyugal y familiar, el cotidiano tra- completa. Esta contiene la relación auténticamente cristiana
bajo, el descanso de alma y de cuerpo, si son hechas en con Dios, con el misterio de la creación y de la redención,
el Espiritu, e incluso las mismas pruebas de la vida si se visto en el modo en que la conciencia de estos misterios ha
sobrellevan pacientemente, se convierten en sacrificios sido presentada y profundizada por el Vaticano 11. En talacti-
espirituales, aceptables a Dios por Jesucristo (cf. 1Pe tud se expresa además la vocación de la persona en su propio !
2,5), que en la celebración de la Eucaristía se ofrecen núcleo existeucial, vocación de la que nos habla la constitu-
piadosísimamente al Padre junto con la oblacidn del cuer- ción Gaudium e! spes. en frase a la que hemos de referirnos
po del Señor. De este modo, también los laicos, como continuamente, considerándola bajo aspectos diversos y en re-
adoradores en todo lugar, actúan santamente, consagran lación con varios pasajes: !
el mundo mismo a Dios» (CI 34).
.El hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha
De los pronunciamientos del Vaticano 11 aquí referidos se amado por si misma, no puede encontrar su propia ple-
deduce que el sacerdocio ordinario de los fieles y la participa- nitud si no es en la entrega sincero de sí misma a los
ción común en el sacerdocio de Cristo, en el que el bautismo demás. (CM 24).
nos inicia, están ligados a una actitud determinada: eso actitud
mediante lo cual el hombre se pone a si mismo y al mundo en Cuando el hombre se entrega a Dios se encuentra plena-
manos de Dios. Cosa que se realiza por Jesucristo: "todos los mente a si mismo.

180
A la luz de estas ideas, la actitud derivada de la participa- ! bien espiritual de la Iglesia. a saber. Cristo mismo, nucs-
ción en el sacerdocio de Cristo se manifiesta como una actitud i tra Pascua y Pan vivo por su carne, que da la vida a los
que recoge en sí de modo especial toda la riqueza de la fe, hombres, vivificada y vivificante por el Espíritu Santo.
tanto en cuanto a su contenido como en cuanto a su obliga- l Así son ellos invitados Y conducidos a ofrecerse a si mis-
ción subjetiva. El magisterio conciliar, que con tanta insisten- mos, sus trabajos y todas sus cosas en unión con El mis-
cia dirige su atención a esta actitud, señala también el lugar mo. (DMVS 5 ) .
que ocupa en la vida interior del cristiano y en la de cada hora bien; por el ministerio de los presbíteros se
comunidad cristiana, en la q u e hay que tratar de desarrollar consuma el sacrificio espiritual de los fieles en unión con
toda la riqueza :de la fe. Podríamos de alguna manera decir el sacrificio de Cristo, mediador único, que por mano de
que la doctrina del sacerdocio de Cristo y de la participación ellos, en nombre de toda la Iglesia, se ofrece incruenta y
en él es el mismo corazón de las enseñanzas del Vaticano 11, y sacramentalmente en la Eucaristia hasta que el Señor
que en ella se encierra de algún modo cuanto el Concilio que- I mismo retorne. A esto tiende y en esto se consuma el
ría decir acerca de la Iglesia, del hombre y del mundo. ministerio de los presbiteros. Su ministerio, que comien-
Solamente en los cimientos de la verdad referente al sacer- za por la predicación evangélica del sacrificio de Cristo
docio de Cristo, del que participa todo el Pueblo de Dios, se saca su fuerza y su virtud, y tiende a que "toda la ciudad
perfila la "subordinación" recíproca entre sacerdocio común y misma redimida, es decir, la congregación y sociedad de
sacerdocio jerdrquico. l los santos, sea ofrecida como sacrificio universal a Dios
i por medio del Gran Sacerdote, que también se ofreció a
*El mismo Señor, con el fin de que los fieles formaran I si mismo en la pasión por nosotros para que fuéramos
un solo cuerpo, en el que no todos los miembros desempe- cuerpo de tan gran cabeza"* (DMVS 2).
ñan la misma función (Rom 12,4), de entre los mismos A la luz de los textos conciliares aqui citados, vemos clara-
fieles instituyó a algunos por ministros, que en la socie- mente cuál es el sentido de la "subordinación" recíproca entre
dad de los creyentes poseyeran la sagrada potestad del sacerdocio común y sacerdocio jerárquico en la Iglesia. Cristo
orden para ofrecer el sacrificio y perdonar los pecados, y instituyó el sacerdocio jerárquico en función del común. Por esta
desempeñarán públicamente el oficio sacerdotal por los
hombres en nombre de Cristo. Así, pues, enviados los
apóstoles como El fuera enviado por su Padre, Cristo,
~ razón, no sólo es '~erarquico".sino "ministerial". y debe servir
C'ministrare") para que el Pueblo de Dios se manrenga y des-
arrolle todo cuanto da testimonio de la participación en el sacer-
por medio de los mismos apóstoles, hizo partícipes de su !
docio de Cristo: la actitud derivada de esta participación. La
propia consagración y misión a los sucesores de aqué- actitud por la que el hombre pone en manos de Dios a sí mis-
llos, que son los obispos, cuyo cargo ministerial, en grado mo y al mundo, es la expresión más sencilla, y mas profunda a
subordinado, fue encomendado a los presbiteros, a fin de la vez, de la fe, es el testimonio interior de la creación, de la
que, constituidos en el orden del presbiterado, fuesen co- revelación y de la redención dado a Dios. El ministerio' sacer-
operadores del orden episcopal para cumplir la misión dotal de los obispos y presbiteros se orienta hacia esta actitud.
apostólica confiada por Cristo. (DMVS 2). Por eso el sacerdocio de los ministros y el sacerdocio de los
.Los obispos son los principales administradores de los 1 fieles están estrechamente ligados a la Eucaristía, en la que
misterios de Dios, así como también moderadores, pro- Cristo invita a los hombres "a ofrecerse con El a sí mismo, a
motores y custodios de toda la vida litúrgica en la Iglesia su própio trabajo y a todo lo creado" (DMVS 5), y por medio
que les ha sido confiada- (DO 15). de la cual los lleva a ofrecer a Dios "sacrificios espirituales"
*El obispo, por estar revestido de la plenitud del sacra- (cf. DMVS 2). "En el santo sacrificio de la Eucaristia" -en el
mento del orden, es "el administrador de la gracia del que los sacerdotes cumplen su deber priucipal- "se realiza la
supremo sacerdocio", sobre todo en la Eucaristía, que él 1 obra de nuestra redención" (CL 2).
mismo celebra o procura que sea celebrada, y mediante l
la cual la Iglesia vive y crece continuamente.. (C1 26). *El ministerio de los presbiteros, por estar unido con el
.<Yes que en la santísima Eucaristía se contiene todo el orden episcopal, participa de la autoridad con que Cris-

182 183
13.-Renovandn en sus fucnlcl
to mismo edifica, santifica y gobierna su cuerpo. Por Cristo como virgen casta, y así evocan aquel misterioso
eso, el sacerdocio de los presbiteros supone, desde luego, connubio, fundado por Dios y que ha de manifestarse
los sacramentos de la iniciación cristiana; sin embargo, plenamente en lo futuro, por el que la Iglesia tiene por
se confiere por aquel especial sacramento con el que los único Esposo a Cristo. Conviértense, además, en signo
presbíteros, por la unción del Espíritu Santo, quedan se- vivo de aquel mundo futuro, que se hace ya presente por
llados con un carácter particular, y así se configuran con la fe y la caridad, y en que los hijos de la resurrección no
Cristo sacerdote, de suerte que puedan obrar como en tomarán, ni las mujeres marido, ni los hombres mujeres*
persona de Cristo cabeza- (DMVS 2). (DMVS 16).
Si el ministerio sacerdotal separa en cierto sentido a obis- Estamos -como se ve- en el ámbito de los propios conte-
pos y sacerdotes del resto de los miembros del Pueblo de Dios, nidos de la fe, que han tenido enorme resonancia en la con-
que son tan sólo participes del sacerdocio común, en virtud de ciencia de la Iglesia a lo largo del Vaticano 11, con especial
este hecho precisamente deben ellos distinguirse por la actitud atención a la vocación y al estado religioso. En nuestro caso,
derivada de la participación en el sacerdocio de Cristo. tales contenidos se plantean en un marco mucho más amplio,
«Como ministros sagrados, señaladamente en el sacri- el que determina la participación en el sacerdocio de Cristo
ficio de la misa, los presbíteros representan a Cristo, por parte de los mismos sacerdotes, en su calidad de instructo-
que se ofreció a sí mismo como victima por la santifica- res y rectores del pueblo sacerdotal, que ofrecen el sacrificio
ción de los hombres; de ahí que se les invite a imitar lo eucaristico "en la persona de Cristo" (cf. CI 28). En este sacri-
mismo que tratan, en el sentido de que, celebrando el ficio y, por lo tanto, en su misión, se manifiesta lo jerarquía de
misterio de la muerte del Señor, procuren mortificar los valores que debe, especialmente, imbuir la vida de los presbí-
sus miembros de vicios y concupiscencias* (DMVS 13). teros, los cuales "están en disoosición de enseñar a estimar los
.A decir verdad, para cumplir incesantemente esa mis- valores humanos y a aprecia; los bienes creados como dones
ma voluntad del Padre en el mundo por medio de la de Dios" (DMVS 17).
Iglesia, Cristo obra por sus ministros, y, por tanto, El .Viviendo en medio del mundo, sepan siempre que,
permanece siempre principio y fuente de la unidad de según la palabra del Señor, Maestro nuestro, ellos no
vida de ellos. De donde se sigue que los presbíteros con- son del mundo.
seguirán la unidad de su vida uniéndose a Cristo en el Usando, pues, del mundo como si no lo usaran, Ilega-
conocimiento de la voluntad del Padre y en el don de sí
mismos por el rebaño que les ha sido confiado...;el alma rán a aquella libertad por la que, libres de todo cuidado
desordenado, se tomen dóciles para oír la voz de Dios
sacerdotal se esfuerce en reproducir en sl misma lo que se en la vida cotidiana. De esta libertad y docilidad nace la
hace en el ara sacrificial* (DMVS 14). discreción espiritual, por la que se halla la recta actitud
La expresión de esta actitud la hallamos en el celibato: ante el mundo y los bienes terrenos... Es más, inviteselos
a que abracen la pobreza voluntaria, por la que se con-
<'Por la virginidad o celibato guardado por amor del forman más manifiestamente a Cristo y se tornan más
reino de los cielos, se consagran los presbíteros de nueva prontos para el sagrado ministerio. (DMVS 17).
y excelente manera a Cristo, se unen más fácilmente a El
con corazón indiviso, se entregan más libremente, en La actitud derivada de la participación en el sacerdocio de
El y por El, al servicio de Dios y de los hombres, sirven Cristo une a todos los bautizados, por lo que es algo común a
más expeditivamente a su reino y a la obra de regenera- todo el Pueblo de Dios. Consiste en darse a si mismos y al
ción sobrenatural y se hacen más aptos para recibir más mundo a Dios por medio de Cristo. Sin embargo, a quienes
dilatada paternidad en Cristo. De este modo, pues, pro- han recibido el sacramento del orden, y por ello han sido lla-
claman ante los hombres que quieren dedicarse indivisa- mados a regir la Iglesia, se les exige un testimonio mucho más
mente a la misión que se les ha confiado, a saber, la de elocuente de esta actitud, con un mayor acento en el de la jerar-
desposar a los fieles con un solo varón y presentarlos a quía de los valores y de la perspectiva escatoldgica que el sacrifi-
184
cio de Cristo y su sacerdocio brindan continuamente a la historia del Vaticano 11. Por eso, en lo que a nosorros respecro, nuestro
de la salvación: propdsiro es reafirmarnos tan sólo en la relación especifica exis-
,<Yaque todos los presbíteros cooperan en la ejecución tente entre esta renovación y la participación real en el sacerdo-
del designio saludable de Dios ... y que sólo poco a poco cio de Cristo.
se lleva a efecto ... Todo lo cual, como quiera que está -Con razón, pues, se considera a la liturgia como el
escondido con Cristo en Dios, puede sobre todo perci- ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella, los signos
birse por la fe.. (DMVS 22). sensibles significan, y cada uno a su manera realizan, la
En la participación en el sacerdocio de Cristo, común a santificación del hombre, y así, el Cuerpo místico de Je-
todos los bautizados, y en una actitud común derivada de ella, sucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el
está el origen de las vocaciones sacerdorales en la Iglesia. culto público íntegro.
Realmente, en esta obra tan grande, por la que Dios
<<Eldeber de fomentar las vocaciones afecta a toda la es perfectamente glorificado y los hombres santificados,
comunidad cristiana, la cual ha de procurarlo ante todo Cristo asocia siempre consigo a su amadisima esposa la
con una vida plenamente cristiana ... Esta activa colabo- Iglesia, que invoca a su Señor y por El tributa culto al
ración de todo el Pueblo de Dios en el fomento de las Padre Eterno.
vocaciones responde a la acción de la divina Providencia. Para realizar una obra tan grande, Cristo está siempre
(DFS 2). presente en su Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica.
Está presente en el sacrificio de la misa, sea en la perso-
Por consiguiente, el sacerdote puede ser "escogido de entre na del ministro, "ofreciéndose ahora por ministerio de
los hombres" (Heb 5, l), puesto que todo el Pueblo de Dios es los sacerdotes lo mismo que entonces se ofreció en la
ya "sacerdocio regio" (1Pe 2,9). cruz", sea, sobre todo, 'bajo las especies eucaristicas.
Está presente con su virtud en los sacramentos, de modo
b) Significado de la liturgia que cua.ndo alguien bautiza, es Cristo quien bautiza.
Está presente' en su palabra, pues cuando se lee en la
'<El sacerdote ... confecciona el sacrificio eucaristico en 1glesia:la Sagríida Escritura, es El quien habla. Está pre-
la persona de Cristo y lo ofrece en nombre de todo el sente, por último, cuando la Iglesia suplica y canta sal-
Pueblo a Dios. Los fieles, en cambio, en virtud de su mos, el mismo aue ~rometió:Donde están dos o tres con-
sacerdocio regio, concurren a la ofrenda de la Eucaristía gregados en mi'nombre, allf estoy yo en medio de ellos
y lo ejercen en la recepción de los sacramentos, en la (Mt 18,20). (CL 7).
oración y acción de gracias, mediante el testimonio de
La constituc~óndel Vaticano 11 acerca de la sagrada liturgia
una vida santa, en la abnegación y caridad operante.
toma en consideración ante todo el principio de su reno-
(CI 10). vación v desarrollo. basándose en la oremisa de oue "toda cele-
~ ~~-
~ ~

Leemos en otro lugar que "la condición sagrada y orgánica bración litúrgica, en cuanto obra de' Cristo sacerdote y de su
de la comunidad sacerdotal se realiza por medio de los sacra- Cuerpo, que es la Iglesia, constituye una acción sagrada por
mentos y de las virtudes'' (Cl 11). De ahí se deduce que la excelencia, y ninguna otra acción de la Iglesia, de igual titulo y
actitud resultante de la participación en el sacerdocio de Cristo grado, puede igualarla en eficacia" (CL 7);
halla su manifestación y se convalida no sólo en el testimonio .Toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo
de la vida litúrgica, sino también en toda la moral cristiana y sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es acción
en la aspiración a la santidad. sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo títu-
No obstante, y queriendo aprovechar el patrimonio que el lo y en el mismo grado, no la iguala ninguna otra acción
Concilio nos ofrece, queremos prestar particular atención a la de la Iglesia* (CL 7).
liturgia. Mucho se ha escrito ya a este respecto, y mucho se ha (.No obstante, la liturgia es la cumbre a la cual tiende la
hecho también para renovar la liturgia, a tenor de las normas actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de
186
donde mana toda su fuerza. Por tanto, de la liturgia. salmos que cantan, las preces, oraciones e himnos litúrgicos es-
sobre todo de la Eucaristia, mana hacia nosotros la tán penetrados de su espiritu, y de ella reciben el significado de
gracia como de su fuente'y se obtiene con la máxima las acciones y los signos" (CL 24).
eficacia aquella santificación de los hombres en Cristo y , <<Lasacciones litúrgicas no son acciones privadas, sino
aquella glorificación de Dios a la cual las demás obras
de la Iglesia tienden como a su fin,, (CI 10). celebraciones de la Iglesia ..., pertenecen a todo el Cuer-
po de la Iglesia, lo manifiestan y lo implican; pero cada
Por este motivb. el Concilio sitúa entre sus proyectos y uno de los miembros de este Cuerpo recibe un influjo
compromisos prioritarios esta renovación de la liturgia. a fin diverso según la diversidad de órdenes, funciones y par-
de que todos podamos participar de ella provechosamente. ticipación actual* (CL 26).
Muchas páginas de la constitución conciliar muestran una
honda solicitud para que se realice una efectiva. consciente y 1
La Iglesia se manifiesta en la liturgia y en ella se realiza
activa participación en la liturgia por parte de los fieles: como comunidad y como comunidad jerárquica.
uLa santa madre Iglesia desea ardientemente que se Ile- ('Siempre que los ritos, cada cual según su naturaleza
ve a todos los fieles a aquella participación plena, cons- ! propia, admitan una celebración comunitaria, con asis-
ciente y activa en las celebraciones litúrgicas que exige la I tencia y participación activa de los fieles, incúlquese que
naturaleza de la liturgia misma, y a la cual tiene derecho hay que preferirla, en cuanto sea posible, a una celebra-
y obligación, en virtud del bautismo, el pueblo cristiano, ción individual y casi privada. Esto vale sobre todo para
linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo ad- la celebración de la misa, quedando siempre a salvo la
I
quirido (1Pe 2,9: cf. 2,4-5). Al reforzar y fomentar la naturaleza pública y social de toda misa, y para la admi-
sagrada liturgia hay que tener en cuenta esta plena y nistración de los sacramentos* (CL 27).
activa participación de todo el pueblo, porque es la Y en otro lugar:
fuente primaria y necesaria en la que han de beber los
fieles el espiritu verdaderamente cristiano" (CL 14). *'La principal manifestación de la Iglesia se realiza en la
participación plena y activa de todo el Pueblo santo de
Sigue, por lo tanto, una recomendación a los pastores de Dios en las mismas celebraciones litúrgicas, particular-
almas para que se esfuercen en lograr esa participación de mente en la misma Eucaristia, en una misma oración,
1
los fieles "por medio de una adecuada educación", y para junto al único altar, donde preside el obispo rodeado de
que ellos mismos "estén impregnados ... del espiritu y de la su presbiterio y ministros. (CL 41).
fuerza de la liturgia y lleguen a ser maestros" (CL 14).
Se trata, pues, explícitamente -y en primer lugar- de la Podemos añadir, a tenor del pensamiento conciliar, que la
renovación y, en cierto sentido, de la formación de los pas- Iglesia se manifiesta entonces como "sacerdocio regio", como
tores y de los seglares en la actitud "litúrgica". A este pro- comunidad del Pueblo de Dios que porticipo realmente en el sa-
pósito, el Concilio prevé -y la Iglesia lo está realizando ya cerdocio de Cristo.
sistemáticamente- una renovación de los textos y ritos litúr- Por eso la preocupación de una consciente y plena partici-
gico~: I pación en la liturgia y el desarrollo de "una actitud litúrgica"
I
.En esta reforma, los textos y los ritos se han de orde- es, a la vez, signo de la premura de promover esa actitud que
debe brotar de la participación en el sacerdocio de Cristo, tan-
nar de manera que expresen con mayor claridad las co- to de parte de los celebrantes como de parte de los fieles.
sas santas que significan y, en lo posible, el pueblo cris-
tiano pueda comprenderlas fácilmente y participar en *Por tanto, la Iglesia, con solícito cuidado, procura
ellas por medio de una celebración plena, activa y comu- ! que los cristianos no asistan a este misterio de fe como ex-
nitaria" (CL 21). I traños y mudos espectadores, sino que, comprendiéndolo
Los textos de la Sagrada Escritura son fuente de la que "se bien a través de los ritos y oraciones, participen cons-
toman las lecturas que luego se explican en la homilía, y los ciente, piadosa y activamente en la acción sagrada, sean

188 189
instruidos con la Palabra de Dios, se fortalezcan en la La actitud resultante de la participación en el sacerdocio de
mesa del Señor, den gracias a Dios, aprendan a ofrecerse Cristo se expresa por la participación en los sacramentos, por
a si mismos al ofrecer la hostia inmaculada, no sólo por la vida sacramental. El trozo que hemos citado de la constitu-
manos del sacerdote, sino juntamente con él; se perfec- < ción sobre la sagrada liturgia incluye todo cuanto testimonia
cionen día a día por Cristo Mediador en la unión con la profundidad característica de esta actitud, de su estrecha
Dios y entre si, para que, finalmente, Dios sea todo en relación con el proceso de la santificación del hombre.
todosn (CL 48). Ello deriva del hecho de que el propio sacerdocio de Cristo
se ha realizado en la obra de la redención, por lo que todos
Siguen las prescripciones acerca de la liturgia de la palabra, aquellos que realmente participan de él recogen el fruto de esta
la homilía, la oración de los fieles (CL 51; 52) y el estímulo a obra: la santificación. La participación en el sacerdocio de
la comunión sacramental: "Se recomienda especialmente la Cristo a través de los sacramentos de la Iglesia tiene esta fina-
1
participación más perfecta en la misa, la cual consiste en que lidad y tiene este efecto. Así nos lo ensefia al respecto el
los fieles, después de la comunión del sacerdote, reciban del Concilio.
mismo sacrificio el cuerpo del Señor" (CL 55). Vienen después
las normas referentes a la comunión bajo las dos especies y la <.Los fieles, incorporados a la Iglesia por el bautismo,
concelebración (cf. CL 55; 56). quedan destinados por el carácter al culto de la religión
cristiana, y, regenerados como hijos de Dios, están obli-
"Los pastores de almas fomenten con diligencia y pa- gados a confesar delante de los hombres la fe que reci-
ciencia la educación litúrgica y la participación activa de bieron de Dios mediante la Iglesia. Por el sacramento de
1
los fieles, interna y externa, conforme a su edad, condi- la confirmación se vinculan más estrechamente a la Igle-
ción, género de vida y grado de cultura religiosa, cum- sia, se enriquecen con una fuerza especial del Espíritu
pliendo así una de las funciones principales del fiel dis- Santo, y con ello quedan obligados más estrictamente a
pensador de los misterios de Dios, y en este punto guíen difundir y defender la fe, como verdaderos testigos de
a su rebaño no sólo de palabra, sino también con el Cristo, por la palabra junto con las obras. Participando
ejemplo. (CL 19). del sacrificio eucarístico, fuente y cumbre de toda la vida
cristiana, ofrecen a Dios la Víctima divina y se ofrecen a
Los cristianos ejercen su sacerdocio regio -como enseña la I si mismos juntamente con ella. Y así, sea por la oblación
constitución "Lumen gentium" en el texto que hemos citado vo- o sea por la sagrada comunión, todos tienen en la cele-
rias veces (cf. CI 10)- mediante la participación en los sacra- bración litúrgica una parte propia, no confusamente,
mentos. sino cada uno de modo distinto. Más aún, confortados
(<Lossacramentos están ordenados a la santificación de con el cuerpo de Cristo en la sagrada liturgia eucaristi-
los hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, en ca, muestran de un modo concreto la unidad del Pueblo
definitiva, a dar culto a Dios; pero en cuanto signos, de Dios, significada con propiedad y maravillosamente
también tienen un fin pedagógico. No sólo suponen la realizada por este angustísimo sacramento.
fe, sino que a la vez la alimentan, la robustecen y la Quienes se acercan al sacramento de la penitencia ob-
expresan por medio de palabras y cosas; por esto se Ila- tienen de la misericordia de Dios el perdón de la ofensa
man sacramentos de la fe. Confieren, ciertamente, la hecha a El y al mismo tiempo se reconcilian con la Igle-
gracia, pero también su celebración prepara perfecta- sia, a la que hirieron pecando, y que colabora a su con-
mente a los fieles para recibir con fruto la misma gracia, versión con la caridad, con el ejemplo y las oraciones.
rendir el culto a Dios y practicar la caridad. Por consi- Con la unción de los enfermos y la oración de los presbi-
guiente, es de suma importancia que los fieles compren- teros, toda la Iglesia encomienda los enfermos al Señor,
dan fácilmente los signos sacramentales y reciban con la paciente y glorificado, para que los alivie y los salve (cf.
mayor frecuencia posible aquellos sacramentos que han Sant 5,14-16), e incluso les exhorta a que, asociándose
sido instituidos para aumentar la vida cristianan (CL 59). voluntariamente a la pasión y muerte de Cristo (cf. Rom

190 191
8.17: Col 1,24; 2Tim 2,ll-12; IPe 4,13), contribuyan así tencia contribuye de maneia extraordinaria a fomentar
al bien del Pueblo de Dios. la vida cristiana. (DO 30).
A su vez, aquellos de entre los fieles que están sellados La meta de la renovación litúrgica señalada por el Conci-
con el orden sagrado son destinados a apacentar la Igle- lio, meta que subraya la exigencia de una participación cons-
sia por la palabra y gracia de Dios, en nombre de Cristo. ciente y plena de los fieles. ilumina claramente lo que la teología
Finalmente, los cónyuges cristianos, en virtud del sacra- de los sacramentos define como "opus operantis". Los sacra-
mento del matrimonio, por el que significan y participan mentos no sólo "confieren la gracia. sino que su propia cele-
el misterio de unidad y amor fecundo entre Cristo y la bración dispone excelentemente a los fieles a recibirla con fru-
Iglesia (cf. Ef 5,32), se ayudan mutuamente a santificarse to, a honrar a Dios debidamente y a ejercer la caridad". tal
en la vida conyugal y en la procreación y educación de como leemos en la constitución sobre la sagrada liturgia.
la prole, y por eso poseen su propio don, dentro del
Pueblo de Dios, en su estado y forma de vida. De este .Por consiguiente, es de suma importancia que los fie-
consorcio procede la familia, en la que nacen nuevos les comprendan fácilmente los signos sacramentales y re-
ciudadanos de la sociedad humana, quienes, por la gra- ciban con la mayor frecuencia posible aquellos sacra-
cia del Espíritu Santo, quedan constituidosen el bautis- mentos que han sido instituidos para alimentar la vida
mo hijos de Dios, que perpetuarán a través del tiempo el cristiana. (CL 59).
Pueblo de Dios. (CI 11). En esta dirección se orientan también las normas que el
La exposición de la doctrina de los sacramentos contenida Vaticano 11 ha dictado respecto a la liturgia de los respectivos
en la constitución Lumen genrium pone de relieve su significa- sacramentos y a la necesidad de su renovación. Digase lo mis-
d o santificante y "comunitario". Uno y otro provienen de esa mo a propósito de las normas sobre la liturgia de los
participación en el sacerdocio de Cristo en la que toma parte sacramentales:
todo el Pueblo de Dios. "Fortalecidos con tantos y tan pode- <'La liturgia de los sacramentos y de los sacramentales
rosos medios de salvación, todos los fieles de cualquier condi- hace que, en los fieles bien dispuestos, casi todos los ac-
ción y estado son llamados por el Sefior, cada uno por su cami- tos de la vida sean santificados por la gracia divina, que
no, a la perfección de aquella santidad con la que es perfecto emana del misterio pascual de la pasión, muerte y resu-
el mismo Padre" (CI 11). La actitud que brota de la participa- rrección de Cristo, del cual todos los sacramentos y sa-
ción en el sacerdocio de Cristo es esencialmente actitud de los cramentales reciben su poder, y hace también que el uso
cristianos que tienden a la santidad. En esta tendencia a la honesto de las cosas materiales pueda ordenarse a la
santidad participa la persona en la comunidad de la Iglesia. santificación del hombre y a la alabanza de 'Dios>%
Por eso el Vaticano 11 exhorta a los obispos y sacerdotes, (CL 61).
como pastores que presiden la comunidad, a preocuparse de la
santificacibn (munus sanctificandi). Particularmente exhorta:
Acerca de los obispos habla como de quienes están "encar- *El rito de las exequias debe expresar más claramente
gados de perfeccionar su grey" (DO 15), y luego pasa a sus el sentido pascual de la muerte cristiana. (CL 81).
colaboradores, enseñándonos que
La constitución propone asimismo que "se revisen los su-
<<Enel cumplimiento de la obra de santificación, procu- cramentules teniendo en cuenta la norma fundamental de la
ren los párrocos que la celebración del sacrificio eucarís- participación consciente, activa y fácil de los fieles y atendien-
tico sea centro y culminación de toda la vida de la co- d o a las necesidades de nuestros tiempos" (CL 79). Prevé tam-
munidad cristiana, y trabajen igualmente por que los bién la posibilidad de que "ciertos sacramentales, al menos en
fieles se apacienten del pasto espiritual por medio de la : circunstancias particulares y a juicio del ordinario, puedan ser

devota y frecuente recepción de los sacramentos y por la administrados por seglares cualificados'' (CL 79).
consciente y activa participación en la liturgia. Recuer- El sacerdocio de Cristo se manifiesta en toda su plenitud
den también los párrocos que el sacramento de la peni- en el misterio pascual. En este misterio Cristo se da a si mismo

192 193
en el sacrificio de la redención, que es la fuente inagotable de La constitución sobre la sagrada liturgia da especial impor-
la santificación del hombre. El cristiano se hace con esta fuen- tancia al breviario como "oración oficial" de la Iglesia, oración
te mediante los sacramentos, con los que, a la vez, realiza y en la que expresa el "oficio sacerdotal", mientras que la parti-
expresa su propia participación en el sacerdocio de Cristo. La cipación en el sacerdocio común de Cristo encuentra su expre-
liturgia hace posible esta realización y expresión, porque reúne sión en cualquier clase de oración elevada por el Pueblo de
en si misma realidad (res) y signo (sacramentum). La realidady Dios. Toda oración contiene un determinado don de si y de las
los signos sacramentales, empapando la vida cristiana, alcanzan criaturas al Padre, mediante Cristo.
el desarrollo de la participación en el sacerdocio de Cristo. A un <<Contodo -leemos en la constitución conciliar sobre
auténtico desarrollo de esta participación ha de corresponder la sagrada liturgia-, la participación en la sagrada litur-
una actitud adecuada. Por eso, la constitución conciliar sobre gia no abarca toda la vida espiritual. En efecto, el cris-
la sagrada liturgia subraya entre otras cosas la importancia del tiano, llamado a orar en común, debe, no obstante, en-
"opus operantis". trar también en su cuarto para orar al Padre en secreto;
más aún, debe orar sin tregua, según enseña el Apóstol.
.,Mas, para asegurar esta plena eficacia, es necesario Y el mismo apóstol nos exhorta a llevar siempre la mor-
que los fieles se acerquen a la sagrada liturgia con recta tificación de Jesús en nuestro cuerpo, para que también
disposición de ánimo, pongan su alma en consonancia su vida se manifieste en nuestra carne mortal. Por esta
con su voz y colaboren con la gracia divina, para no causa pedimos al Señor en el sacrificio de la misa que,
recibirla en vano. Por esta razón, los pastores de almas "recibida la ofrenda de la víctima espiritual", haga de
deben vigilar para que en la acción litúrgica no sólo se nosotros mismos una "ofrenda eterna" para si. (CL 12).
observen las leyes relativas a la celebración válida y lici- Con la misma urgencia con la que el Vaticano 11 promueve
ta, sino también para que los fieles participen en ella la renovación de la liturgia, subraya también que ésta no debe
consciente, activa y fructuosamenten (CL 11). convertirse en un fin en si misma. La "liturgia (...)es la fuente
primera e indispensable en la que los fieles pueden beber el
La penetración del sacerdocio de Cristo en la vida de los genuino espíritu cristiano" (CL 14). Así es como se debe en-
cristianos se expresa -como enseña la constitución Lumen tender el significado de la liturgia y en este sentido realizar la
gentium- "con la oración y la acción de gracias" (CI 10). obra de su renovación.
Porque: -Porque la liturgia consta de una parte que es inmuta-
<<ElSumo Sacerdote de la nueva y eterna Alianza, Cris- ble, por ser de institución divina, y de otras partes suje-
to Jesús, al tomar la naturaleza humana, introdujo en tas a cambio, que en el decurso del tiempo pueden y aun
este exilio terrestre aquel himno que se canta perpetua- deben variar, si es que en ellas se han introducido ele-
mente en las moradas celestiales. El mismo une a sí la mentos que no responden bien a la naturaleza intima de
comunidad entera de los hombres y la asocia al canto de la misma liturgia o han llegado a ser menos apropiados*
este divino himno de alabanza. Porque esta función sa- (CL 21).
cerdotal se prolonga a través de su Iglesia, que sin cesar El plan de renovación de la liturgia está ideado de tal for-
alaba al Señor e intercede por la salvación de todo el ma que realice plenamente su fin. La liturgia lo realiza, bien
mundo no sólo celebrando la Eucaristía, sino también mediante el ciclo del año litúrgico, bien a través de la música y
de otras maneras, principalmente recitando el oficio di- el arte sagrados, intimaniente vinculados a ella. El año litúrgi-
vino. (CL 83). co nos permite vivir los misterios de la redención "de algún
-Por tanto, todos aquellos que ejercen esta función, modo presentes en todos los tiempos, a fin de que los fieles
por una parte, cumplen la obligación de la Iglesia, y por puedan contactar con la gracia de la salvación y llenarse de
otra, participan del altísimo honor de la Esposa de Cris- ella" (CL 102). El Vaticano 11, que da al respecto disposicio-
to, ya que, mientras alaban a Dios, están ante su trono nes fundamentales, lo hace también acerca de la música y del
en nombre de la madre Iglesia. (CL 85). arte sagrado:
195
"El arte religioso, y su cumbre. que es el arte sacro, por tiblemente a la fe confiada de una vez para siempre a los
su naturaleza, están relacionados con la infinita belleza santos (Jds 3), penetra más profundamente en ella con
de Dios, que intentan expresar de alguna manera por juicio certero y le da más plena aplicación en la vida,
medio de obras humanas. Y tanto más pueden dedicarse guiado en todo por el sagrado magisterio, sometiéndose
a Dios y contribuir a su alabanza y a su gloria cuanto al cual no acepta ya una palabra de hombre, sino la
más lejos están de todo propósito que no sea colaborar verdadera palabra de Dios (cf. lTes 2,13)m (CI 12).
lo más posible con sus obras para orientar santamente
los hombres hacia Dios,, (CL 122). El Vaticano 11 pone claramente la participación en la mi-
sión profética de Cristo y la condición profética del testimonio
cristiano al lado de la actitud derivada de la participación en el
2 sacerdocio de Cristo. Siendo, como es, esta condición diferen-
te, como lo es la actitud, merece por ello un análisis aparte.
Munus propheticum: Responsabilidad respecto a la palabra Parece que lo esencial aquí es ese "sentido de la fe" del que el
de Dios Vaticano 11 dice "que ha sido suscitado y resucitado por el
Espíritu de verdad" (ve, pues, en él un fruto directo y auténti-
Hemos de poner ahora de relieve la actitud que en la doc- co de la gracia) y que se manifiesta a través del "universal
trina del Vaticano 11 se deriva de la participación en el munus consenso (del Pueblo de Dios) en cuestiones de fe y de moral"
propheticum de Cristo: munus, como ya hemos aclarado, quiere (por lo que alcanza a la dimensión de la comunidad de la Igle-
decir ministerio y, a la vez, fuerza para realizarlo. Cristo ha sia y la determina). Este consenso -según la doctrina del
consumado su misión profética: era el Verbo encarnado, y en Concilio- no tiene un carácter estático, sino dinámico, es de-
lenguaje humano expresó la verdad divina. En esta misión par- cir, "acoge no la palabra de los hombres, sino, como es en
ticipa la Iglesia como Pueblo de Dios. La conciencia de la realidad, la palabra de Dios" (1Tes 2,13) y además "se adhiere
participación en la misión de Cristo profeta tiene un significa- indefectiblemente a la fe confiada de una vez para siempre a
d o inmenso para el enriquecimiento de la fe, no sólo por lo los santos, penetra más profundamente en ella con juicio certe-
que respecta al contenido, sino también por lo que se refiere a ro y le da más amplia aplicación en la vida" (CI 12). Hallamos
la actitud. En cabeza hay que situar la responsabilidad respec- aquí una nueva confirmación a favor del enriquecimiento de la
to a la palabra de Dios confiada a la Iglesia. También el Con- fe, que hemos asumido como pieza clave y fundamento de la
cilio resalta especialmente esta actitud. "Profeta" es aquel que actuación del Concilio. La fe, con su carácter esencialmente
"habla en nombre de Dios"; el que conoce la verdad contenida sobrenatural, acoge en sí toda la estructura dinámica de la
en la palabra de Dios. la lleva consigo, la transmite a los demás conciencia humana, la penetra y se expresa por ella. Elsentido
y la custodia como su patrimonio más precioso. profético de la actitud de testimonio cristiano tiene su "quid" en
«El Pueblo santo de Dios participa también de la fun- el seniido de responsabilidad para con el don de la verdad contc-
ción profética de Cristo, difundiendo su tstimonio vivo, nido en la revelacidn. Esto precisamente se expresa a través del
sobre todo, con la vida de fe y caridad, y ofreciendo a sentido de la fe, y es además determinante para la armonia
Dios el sacrificio de alabanza, que es fruto de los labios entre el sentido de la fe y la acción del Magisterio de la Iglesia;
que confiesan su nombre (cf. Heb 13,15). La totalidad es una manifestación de la propia responsabilidd para con la
de los fieles, que tienen la unción del Santo (cf. IJn 2.20 verdad de Dios, de la participación en el munuspropheticum de
y 27). no puede equivocarse cuando cree, y esta prerro- Cristo.
gativa peculiar suya la manifiesta mediante el sentido Tratemos de considerar todo esto en la sucesión sugerida
sobrenatural de la fe de todo el pueblo cuando, "desde por el texto citado por la constitución Lumen genrium: par-
los obispos hasta los Últimos fieles laicos», presta su tiendo, pues, de ese sentido universal de la fe que le es propio
consentimiento universal en las cosas de fe y costum- a todo el Pueblo de Dios, para después pasar a considerar el
bres. Con este sentido de la fe, que el Espiritu de verdad magisterio que presupone ese sentido universal de la fe y, por
suscita y mantiene, el Pueblo de Dios se adhiere indefec- asi decir, lo condiciona: lo condiciona con su autoridad. La

196
enseñanza de /a Iglesia es también una potestad determinada. y en la esperanza, aprovechan el tiempo presente (Ef
que los apóstoles han recibido directamente de Cristo. 5,16; Col 4.5) y esperan con paciencia la gloria futura
(cf. Rom 8,25). Pero no escondan esta esperanza en el
.Para que este Evangelio se conservara siempre vivo interior de su alma, antes bien manifiéstenla incluso a
y entero en la Iglesia, los apóstoles nombraron como su- través de las estructuras de la vida secular, en una cons-
cesores a los obispos, "dejándoles su cargo en el magis- tante renovación y en un forcejeo con los dominadores de
terio". (CR 7). este mundo tenebroso, contra los esplritus malignos (Ef
Gracias a esto: ~.
6.12).
~ - , ~
Los laicos quedan constituidos ey poderosos pregoneros
-La Iglesia, con su enseñanza, su vida, su culto, conser- de la fe en las cosas que esperamos (cf. Heb 11,l) cuando,
va y transmite a todas las edades lo que es y lo que cree,, sin vacilaicón, unen a la vida según la fe la profesdn de
(CR 8). I esa fe. Tal evangelización, es decir, el anuncio de Cristo
«La Tradición y la Escritura constituyen el depósito sa- I pregonado por el testimonio de la vida y por la palabra,
grado de la palabra de Dios, confiado a la Iglesia. Fiel a I adquiere una caracteristica específica y una eficaciasingu-
dicho depósito, el pueblo cristiano entero, unido a sus ! lar por el hecho de que se lleva a cabo en las condiciones
pastores, persevera siempre en la doctrina apostólica y comunes del mundo. (CI 35).
en la unión, en la eucaristía y la oración (cf. Act
2,42,gr.), y así se realiza una maravillosa concordia de A continuación, la constitución Lumen gentium pone de re-
pastores y fieles en conservar, practicar y profesar la fe lieve el carácter profético de la vida matrimonial y familiar:
recibida. El oficio de interpretar auténticamente la pala-
bra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado única- .<La familia cristiana proclama en voz muy alta tanto
mente al magisterio de la Iglesia, el cual lo ejercita en las presentes virtudes del reino de Dios como la esperan-
nombre de Jesucristo. Pero el magisterio no está por enci- ¡ za de la vida bienaventurada. De tal manera, con su
ma de la palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar ejemplo y su testimonio arguye al mundo de pecado e
puramente lo transmitido, pues por mandato divino y ilumina a los que buscan la verdad. - C o m o participes
con la asistencia del Espíritu Santo, lo escucha devota- del munus prophericum de Cristo-, los laicos, por consi-
mente, lo custodia celosamente, lo explica fielmente; y guiente, incluso cuando están ocupados en los cuidados
de este depósito de la fe saca todo lo que propone como temporales, pueden y deben desplegar una actividad
revelado por Dios para ser creído. (CL 10). muy valiosa en orden a la evangelización del mundo;
-por ello-, aplíquense a un conocimiento más profun-
La unanimidad de prelados y fieles "en mantener, practicar d o de la verdad revelada y pidan a Dios con instancia el
y profesar la fe transmitida" está, por lo tanto, garantizada y, don de la sabiduría* (CI 35).
a la vez, condicionada, bien por el sentido sobrenatural de la
fe de todo el Pueblo de Dios, bien por el Magisterio de la La responsabilidad para con la verdad divina y la condi-
Iglesia. A través de uno y otro se realiza el munuspropheticum: ción profética del testimonio cristiano hallan su expresión par-
ticular en la vida religiosa: "El estado religioso, que, a los que
.Cristo, el gran Profeta ..., cumple su misión profética lo abrazan, los hace más libres de los cuidados terrenales, pre-
hasta la plena manifestación de la gloria, no sólo a tra- senta por su parte a todos los creyentes los bienes celestiales
vés de la jerarquía, que enseña en su nombre y con su presentes en este mundo; (...) el estado religioso imita más fiel-
poder, sino también por medio de los laicos, a quienes, mente y representa ininterrumpidamente en la Iglesia la forma
consiguientemente, constituye en testigos y les dota del de vida que el Hijo de Dios abrazó cuando vino a este mundo
sentido de la fe y de la gracia de la palabra (cf. Act para hacer la voluntad del Padre y propuso a los discípulos
2,17-18; Ap 19,lO) para que la virtud del Evangelio brille que le seguían" (CI 44).
en la vida diaria, familiar y social. Se manifiestan como En la vida y el ministerio de los sacerdotes, la responsabili-
hijos de la promesa en la medida en que, fuertes en la fe dad respecto al don de la verdad divina contenida en la revela-
198 199
I4.-Renovoci6n en sur fuenres
ción va ligada no sólo al deber de profesar la fe, sino, de modo Como verificación particular de la autenticidad y eficacia
especial, a la misión de predicar. que le es propia. de la palabra proclamada, el Coiicilio señala la participación
en la Eucaristia, que "se presenta como fuente y culminación
"El Pueblo de Dios se congrega primeramente por la de toda la evangelización, y asi como los catecúmenos son in-
palabra de Dios vivo, que con toda razón es buscada en troducidos paulatinamente en la participación de la Eucaristia,
la boca de los sacerdotes. En efecto, como quiera que los fieles, signados ya por el sagrado bautismo y la confirma-
nadie puede salvarse si antes no creyere, los presbiteros, ción, están plenamente insertos en el Cuerpo de Cristo por
como cooperadores que son de los obispos, tienen por medio de la Eucaristia" (DMVS 5). La palabra de Dios, trans-
deber primero el de anunciar a todos el Evangelio de mitida por los sacerdotes, alcanza su eficacia total cuando da
Dios, de forma que, cumpliendo el mandato del Señor: como fruto una viva participación en la Eucaristia.
marchad por el mundo entero y llevar la buena nueva a El sentido de responsabilidad hacia la palabra de Dios, es-
roda criatura (Mc 16,15), formen y acrecienten el Pueblo trechamente vinculado al sentido dc la fe en toda la Iglesia, se
de Dios. Porque la palabra de salvación se suscita en el manifiesta de diversas formas en los seglares, los religiosos y
corazón de los que no creen y se nutre en el corazón de los sacerdotes. En cada una dc estas formas se expresa la acti-
los fieles la fe, con la que empieza y se acrecienta la tud derivada de la participación en el munus propheticum de
congregación de los fieles, según aquello del Apóstol: La Cristo. Sea cual.fuere estaforma, encuentra su punto de apoyo
fe viene de la audición; la audición, empero, por la palabra en la infalibilidad de que ha dotado Cristo a su Iglesia. El Vati-
de Cristo (Rom 10,17). A todos, pues, se deben los presbi- cano 11 recuerda a este respccto la doctrina del Concilio
teros para comunicarles la verdad del Evangelio, de que anterior:
gozan en el Seíior. Ora, pues, con su buena conducta <<Estainfalibilidad que el divino Redentor quiso que
entre los gentiles, los induzcan a glorificar a Dios, ora tuviese su Iglesia cuando define la doctrina de fe y cos-
públicamente predicando anuncien el misterio de Cristo a tumbres, se extiende a tanto cuanto abarca el depósito de
los que no creen; ya enseñen la catequesis cristiana o la Revelación, que debe ser custodiado santamente y ex-
expliquen la doctrina de la Iglesia, ya se esfuercen en presado con fidelidad. El Romano Pontifice, Cabeza del
estudiar las cuestiones de su tiempo a la luz de Cristo, su Colegio episcopal, goza de esta misma infalibilidad en
misión es siempre, no enseñar su propia sabiduria, sino la razón de su oficio cuando, como supremo pastor y doc-
Palabra de Dios, e invitar a todos instantemente a la tor de todos los fieles, que confirma en la fe a sus her-
conversión y santidad,, (DMVS 4). manos (cf. Lc 22,32), proclama de una forma definitiva
la doctrina de fe y costumbres ... La infalibilidad prome-
Aqui se pone muy de relieve la responsabilidd respecto a la tida a la Iglesia reside también en el Cuerpo de los obis-
palabra de Dios. Si el Concilio lo ha subrayado ya en los pos cuando ejerce el supremo magisterio en unión con el
documentos dedicados a la vida de los seglares, es más com- sucesor de Pedro. A estas definiciones nunca puede fal-
prensible aún que lo haya hecho hablando de la vida y de la tar el asenso de la Iglesia por la acción del mismo Espiri-
actividad de quienes tienen el deber de proclamar la palabra. El tu Santo, en virtud de la cual la grey toda de Cristo se
Vaticano 11 tiene puestos los ojos no sólo en su autenticidad, mantiene y progresa en la unidad de la fe. (CI 25).
sino también en su eficacia en la predicación sacerdotal.
También la naturaleza de la infalibilidad propia del sucesor
«Ahora bien, la predicación sacerdotal, que en las cir- de San Pedro la explica el Vaticano 11 apoyándose en la doc-
cunstancias actuales del mundo resulta no raras veces trina del Concilio anterior:
dificilisima, para que mejor mueva a las almas de los -Por esto se afirma, con razón, que sus definiciones son
oyentes no debe exponer la palabra de Dios sólo de irreformables por si mismas, y no por el consentimiento
modo general y abstracto, sino aplicar a las circunstan- de la Iglesia, por haber sido proclamadas bajo la asisten-
cias concretas de la vida la verdad perenne del Evangelio. cia del Espiritu Santo, prometida a él en la persona de
(DMVS 4). San Pedro, y no necesitar de ninguna aprobación de
otros ni admitir tampoco apelación a otro tribunal. Por- en el munur propherirum de criito y rri el "scntido de In IC.'
que en esos casos, el Romano Pontifice no da una sen- inherente a tal munus. Esta participacióii, prccisonieiitr, es eii
tencia como persona privada, sino que, en calidad de este caso primaria y fundamental: Cristo, como profeta. quiere
maestro supremo de la Iglesia universal, en quien singu- que su Iglesia sea asidua "en escuchar las enseñanzas de los
larmente reside el carisma de la infalibilidad de la Iglesia apóstoles" (Act 2.42) y quiere que goce indefectiblemente del
misma, expone o defiende la doctrina de la fe católica,, don de la verdad contenida en la Revelación. Por eso ha dot;t-
(Ci 25). do del carisma de la infalibilidad en la doctrina al Colegio
Todo el Pueblo de Dios se ha hecho y sigue haciéndose ininte- episcopal con el sucesor de San Pedro a la cabeza. y al propio
rrumpidamente participe de la misión profético de Cristo. Está sucesor de Pedro en particular. La obediencia de cada uno de
claro que tal participación va vinculada a la responsabilidad res- los discípulos de Cristo hacia el supremo magisterio en lo 1,qle-
pecto a la verdad que Cristo profeta ha anunciado. El carisma de sia es la expresión de la responsabilidad para con la palabra
la infalibilidad es su expresión. de Dios, para con el don de la verdad transmitida en la Revela-
ción. El elemento de responsabilidad da a la obediencia en la
<<Peroel Magisterio no está por encima de la palabra de fe un significado de acritud activo y comprometido. Es muy sig-
Dios, sino a su servicio. (CR 10). nificativo el hecho de que el Concilio no haya vuelto a repetir
<<Mascuando el Romano Pontífice, o el Cuerpo de los la tradicional distinción entre Iglesia docente o Iglesia discen-
obispos juntamente con 61, definen una doctrina, lo ha- te. Evidentemente, ha querido excluir una toma de conciencia
cen siempre de acuerdo con la misma revelación, a la insuficiente con respecto a la participación universal en el mu-
cual deben atenerse y conformarse todos, y la cual es nus propheticum de Cristo.
íntegramente transmitida por escrito o por tradición a
través de la sucesión legitima de los obispos, y especial- "Entre los principales oficios de los obispos se destaca
mente por cuidado del mismo Romano Pontifice, y, bajo la predicación del Evangelio. Porque los obispos son los
la luz del Espíritu de verdad, es santamente conservada pregoneros de la fe que ganan nuevos discípulos para
y fielmente expuesta en la Iglesia. El Romano Pontifice y Cristo y son los maestros auténticos, o sea, los que están
los obispos, por razón de su oficio y la importancia del dotados de la autoridad de Cristo, que predican al pue-
asunto, trabajan celosamente con los medios oportunos blo que les ha sido encomendado la fe que ha de ser
para investigar adecuadamente y para proponer de una creida y ha de ser aplicada a la vida, y la ilustran bajo la
manera apta esta revelación. luz del Espíritu Santo, extrayendo del tesoro de la Reve-
Aunque cada uno de los prelados no goce por si de la lación cosas nuevas y viejas (cf. Mt 13,52), la hacen fruc-
prerrogativa de la infalibilidad, sin embargo, cuando, tificar y con vigilancia apartan de su grey los errores que
aun estando dispersos por el orbe, pero manteniendo el la amenazan (cf. 2Tim 4,l-4). Los obispos, cuando ense-
vinculo de comunión entre si y con el sucesor de Pedro, ñan en comunión con el Romano Pontifice, deben ser
ensefiando auténticamente en materia de fe y costum- respetados por todos como testigos de la verdad divina y
bres, convienen en que una doctrina ha de ser tenida católica; los fieles, por su parte, en materia de fe y cos-
como definitiva, en ese caso proponen infaliblemente la tumbres, deben aceptar el juicio de su obispo dado en
doctrina de Cristo. Pero todo esto se realiza con mayor nombre de Cristo, y deben adherirse a él con religioso
claridad cuando, reunidos en concilio ecuménico, son respeto. Este obsequio religioso de la voluntad del en-
para la Iglesia universal los maestros y jueces de la fe y tendimiento, de modo particular ha de ser prestado al
costumbres, a cuyas definiciones hay que adherirse con magisterio auténtico del Romano Pontifice, aun cuando
la sumisión de la fe. (CI 25). no hable ex cathedra,* (CI 25).
La responsabilidad con respecto a la verdad de Dios dada en
El Vaticano 11 nos permite comprender mejor la "doctrina don a la Iglesia con la Revelación, se expresa no sólo en su
de la infalibilidad", asi como la "institución" de la infalibili- diligente preservación del error, sino también en todo el rico
dad en la Iglesia, con el trasfondo de la participación universal proceso vital a través del cual la palabra de Dios se hace operan-

203
te en la Iglesia. Hemos, ante todo, aquí, de acudir a la consti- Todo el conjunto de problemas de la renovación litúrgica,
tución Dei Verbum, en la que hallamos gran número de enun- del que ya hemos tratado, debe examinarse no sólo desde el
ciaciones al respecto. punto de vista de la participación en el sacerdocio de Cristo,
<'La Iglesia, esposa de la Palabra hecha carne, instruida sino también desde el ángulo profktico que la constitución so-
por el Espíritu Santo, procura comprender cada vez más bre la liturgia pone de relieve, uniendo la mesa del cuerpo del
profundamente la Escritura para alimentar constante- Señor con la de la palabra de Dios, como hacían ya los testigos
mente a sus hijos con la palabra de Dios. (CR 23). de la tradición antigua.
-Y es tan grande el poder y la fuerza de la palabra de %Aunque la sagrada liturgia sea principalmente culto
Dios, que constituye sustento y vigor de la Iglesia, firme- de la divina Majestad, contiene también una gran ins-
za de fe para sus hijos, alimento del alma, fuente límpida trucción para el pueblo fiel. En efecto, en la liturgia
y perenne de la vida espiritual. (CR 21). Dios habla a su pueblo; Cristo sigue anunciando el
Por eso: Evangelio. Y el pueblo responde a Dios con el canto y la
oración ... Por tanto, no sólo cuando se lee lo que se ha
.'La Iglesia siempre ha venerado la Sagrada Escritura, escrito para nuestra enseñanza (Rom 15,4), sino también
como lo ha hecho con el cuerpo de Cristo, pues, sobre cuando la Iglesia ora, canta o actúa, la fe de los asisten-
todo en la sagrada liturgia, nunca ha cesado de tomar y tes se alimenta, y sus almas se elevan hacia Dios a fin de
repartir a sus fieles el pan de vida que ofrece la mesa de tributarle un culto racional y recibir su gracia con mayor
la palabra de Dios y del cuerpo de Cristo" (CR 21). abundancia. (CL 33).
,'Y como la vida de la Iglesia se desarrolla por la par-
ticipación asidua del misterio eucarístico, así es de espe- La palabra de Dios vive en la Iglesia a través de la predica-
rar que recibirá nuevo impulso de vida espiritual con la ción, que pertenece al oficio episcopal y a sus cooperadores
redoblada devoción a la palabra de Dios, que dura para sacerdotes. De ello se ha hablado ya. El anuncio de la palabra
siempre (1s 40,8; IPe 1,23-25). (CR 26). de Dios le vale a la Iglesia para llevar a cabo su misión tanto
El Vaticano II subraya que, "en los libros sagrados, el Pa- "dentro" como "fuera".
dre, que está en los cielos, sale lleno de amor al encuentro de -Dondequiera que Dios abre la puerta de la palabra
sus hijos y conversa con ellos" (CR 21). para anunciar el misterio de Cristo a todos los hombres,
<<Recuerdenque a la lectura de la Sagrada Escritura confiada y constantemente hay que anunciar al Dios
debe acompañar la oración, para que se realice el diálo- vivo y a Jesucristo, enviado por El para salvar a todos, a
go de Dios con el hombre, pues "a Dios hablamos cuan- fin de que los no cristianos, bajo la acción del Espíritu
d o oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus pala- Santo que abre sus corazones, creyendo se conviertan
bras". (CR 25). libremente al Señor y se unan a El con sinceridad, quien,
En estos textos, el Concilia demuestra cuán alta estima tiene por ser camino, verdad y vida (Jn 14,6), colma todas sus
del diálogo de la salvación, a través del cual la palabra de Dios exigencias espirituales, más aún, las colma infinitamente"
vive en los corazones de los hombres, y en quk gran medida "el (DM 13).
tesoro de la Revelación confiado a la Iglesia" sacia cada vez Esto es lo que leemos en el decreto Ad gentes. dedicado a la
más el corazón humano" (CR 26). actividad misionera de la Iglesia. El anuncio del Evangelio
Viva resonancia de estos enunciados la hallamos en la debe servir para la conversión, y ésta, a su vez d o m o enseña
constitución acerca de la sagrada liturgia: el decreto-, es siempre un cierto extenderse de la Iglesia tanto
<.A fin de que la mesa de la palabra de Dios se prepare ad extra como ad intra.
con más abundancia para los fieles, ábranse con mayor La responsabilidad con respecto a la palabra de Dios, a la
amplitud los tesoros de la Biblia, de modo que, en un verdad revelada, ha imbuido siempre y formado la actividad
periodo determinado de años, se lean al pueblo las par- científica de la Iglesia. Esta actividad comprende la teologia, la
tes más significativas de la Sagrada Escritura" (CL 51). filosofia y las demás ciencras, a la vez que abraza una amplia

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corriente de la actividad cognoscitiva y entra de forma particu- alcance y, tenicndo en cuenta con esmero las investiga-
lar en la formación sacerdotal, a la que el Concilio ha dedica- ciones más recientes del progreso contemporáneo, se
do un decreto. Allí, entre otras cosas, leemos: perciba con profundidad mayor cómo la fe y la razón
r tienden a la misma verdad. Una como presencia pública,
*'Lo primero a que hay que atender en la revisión de
estable y universal del pensamiento cristiano en todo el
los estudios eclesiásticos es a que el conjunto de las dis- afán por promover la cultura superior, debe formar...
ciplinas filosóficas y teológicas se articule mejor y a que hombres de auténtico prestigio por su doctrina, prepara-
todas ellas concurran armoniosamente a abrir cada vez dos para desempeñar las funciones más importantes en
más las inteligencias de los alumnos al misterio de Cris- la sociedad y testimoniar su fe ante el mundo, esto es,
to, que afecta a toda la historia de la humanidad, influye participes maduros del munus propheticum,, (DEC 10).
constantemente en la Iglesia y actúa sobre todo por obra
del ministerio sacerdotal>>(DFS 14). A este mismo fin:
El decreto sobre la formación sacerdotal da una serie de *'En el cumplimiento de su función educadora, la Igle-
indicaciones respecto al e.~tudiode las diversas ramas de la cien- sia se preocupa de todos los medios aptos, sobre todo de
cia eclesiástica. Subraya, sin embargo, el aspecto subjetivo de los que le son propios, el primero de los cuales es la
la educación: instrucción catequética* (DEC 4).
<<Elmismo modo de enseñanza debe suscitar en los
alumnos el amor a la verdad, la cual ha de ser rigurosa- Como vemos, existe una vasta gama de medios de instruc-
mente buscada, observada y demostrada, reconociendo ción en la fe, medios que van desde la catequesis a la universi-
al mismo tiempo con honradez los límites del conoci- dad católica, y el cristiano debe utilizarlos en la medida en que
miento humano. Préstese gran atención a la relación que está llamado a participar en el munus propheticum de Cristo.
une la filosofía y los verdaderos problemas de la vida, Idéntico aspecto profético de la vocación cristiana y del
asi como las cuestiones que más preocupan a los alum- testimonio guía también nuestra atención, como ha ocurrido
nos. Estos han de ser también ayudados a percibir el con el Concilio, hacia los llamados medios de comunicación
nexo que existe entre los argumentos filosóficos y los social, "que de modo más directo se refieren al espíritu huma-
misterios de la salvación, que la teología considera a la no y que han ofrecido nuevas posibilidades de comunicar, con
luz superior de la fe. (DFS 15). la máxima facilidad, toda suerte de noticias, ideas y enseñan-
zas". Los llamados "medios de comunicación social", porque
La participación en el "munus propheticum" de Cristo y la "por naturaleza están capacitados para llegar y mover no sólo
índole profética del testimonio cristiano, quc se manifiesta en la a los individuos, sino (...) a toda la sociedad humana, como es
responsabilidad con relación a la verdad revelada, correspon- el caso de la prensa, el cine, la radio, la televisión, etc. (DCS 1).
den ff esa responsabilidad hacia la verdadpropia de la inteligencia
humana. La vocación profética de todo cristiano presupone y *La Iglesia católica, como ha sido fundada por Cristo
postula, por tanto. una educación e instrucción adecuada. El Señor para llevar la salvación a todos los hombres, y por
Concilio ha dedicado a este tema una declaración en la que, ello se siente acuciada por la necesidad de evangelizar,
entre otras cosas, leemos: considera que forma parte de su misión predicar a los
hombres, con ayuda de los medios de comunicación so-
.La Iglesia atiende igualmente con desvelo a las escue- cial, el mensaje de salvación y enseñarles el recto uso de
las de grado superior, sobre todo a las universidades y estos medios" (DCS 3).
facultades. Más aún, en las que dependen de ella, procu-
ra organizarlas de modo que cada disciplina se cultive Resulta, pues, evidente, también en este terreno, la respon-
según sus propios principios, sus propios métodos y la sabilida para con la verdad que tienen quienes participan en el
1
propia libertad de investigación científica, a fin de que munus propheticum de Cristo y esto tanto de parte de cuantos
cada día sea más profunda la comprensión que de ella se transmiten el pensamiento como de parte de quienes lo reciben.

206
.Para el recto empleo de estos medios es totalmente de Dios, sino además porque en la preparación y transmisión
necesario que todos los que los usan conozcan y lleven a de las comunicaciones debe tener voz el derecho a la verdad y
la práctica fielmente. en este campo, las normas del or- al deber de una información conforme con ésta. El decreto
den moral* (DCS 4). conciliar subraya en este lugar con justicia, ante todo, el orden
-El principal deber moral, en cuanto al recto uso de los moral cristiano, pues es obvio que también este orden tiene un
medios de comunicación social, afecta a los periodistas, significado profético.
escritores, actores, autores, productores, realizadores,
distribuidores, administradores y vendedores, críticos y
1. demás que de cualquier modo intervienen en la confec-
J
1
ción y difusión de las comunicaciones, pues son de abso-
luta evidencia la gravedad e importancia de los deberes Munus regale: Fundamento de la moral cristiana
que a todos ellos hay que atribuir en las actuales cir-
cunstancias de la humanidad, ya que, informando e inci- Si la moral, en su significación cristiana y bajo un perfil
tando, pueden dirigir, recta o desgraciadamente, al géne- espiritual, participa asimismo en el munuspropheticum, sin em-
ro humano. (DCS 11). bargo, su vinculo más propio es el que tiene con el munus
regale de Cristo. Recordemos, en primer lugar, brevemente,
La Iglesia es plenamente consciente de cuán amplia e im- que la misión regia de Cristo se expresa en la Iglesia a través
portante es esta esfera de información para la vida espiritual de la potestad conjiada a los apóstoles y a sus sucesores.
de los hombres.
.Existe, pues, en la sociedad humana el derecho a la -Los obispos rigen, como vicarios y legados de Cristo,
información sobre aquellas cosas que convienen a los las Iglesias particulares que les han sido encomendadas,
hombres, según las circunstancias de cada cual, tanto con sus consejos, con sus exhortaciones, con sus ejem-
particularmente como unidos en sociedad. Sin embargo, plos, pero también con su autoridad y sacra potestad, de
el recto ejercicio de este derecho exige que, en cuanto a la que usan únicamente para edificar a su grey en la
su objeto, la información sea siempre verdadera y, salva- verdad y en la santidad, teniendo en cuenta que el que es
das la justicia y la caridad, integra; además, en cuanto al mayor ha de hacerse como el menor, y el que ocupa el
modo, ha de ser honesta y conveniente, es decir, debe primer puesto, como el servidor (cf. Lc 22,2627).
respetar escrupulosamente las leyes morales y los legiti- CI 27).
mos derechos y dignidad del hombre, tanto en la obten-
En otro lugar leemos lo que sigue acerca de cómo ejercitar
.
ción de la noticia como en su difusión.. Dues no toda
ciencia aprovecha, pero la caridad es constructiva ( I c o r el ministerio pastoral:
8,l). (DCS 5). "Respecto a los fieles, a quienes han engendrado espiri-
El decreto considera seguidamente el problema de las "re- tualmente por el bautismo y la doctrina (cf. I c o r 4,15;
laciones entre los derechos -como suele decirse- del arte y 1Pe 1,23), tengan la solicitud de padres en Cristo. Ha-
de las leyes morales" (DCS 6). Los medios de comunicación ciéndose de buena gana modelos de la grey (cf. 1Pe 5,3),
sirven paraformar la opinión pública, y "las opiniones públicas gobiernen y sirvan a su comunidad local de tal manera,
ejercen hoy una enorme influencia en la vida privada y pública que ésta merezca ser llamada con el nombre que es gala.
de los individuos de toda categoría social". Por eso "es necesa- del único y total Pueblo de Dios, es decir, Iglesia de
rio que todos los miembros de la sociedad cumplan, también Dios (cf. I c o r 1,2; 2Cor 1.1 y passim). Acuérdense de
en este campo, sus deberes de justicia y caridad" (DCS 8). que, con su conducta de cada día y con su solicitud,
También en este ómbito de la vida humana actual existe un deben mostrar a los fieles e infieles, a los católicos y no
lugar preciso para la actitud derivada de la participacidn en el católicos, la imagen del verdadero ministerio sacerdotal
"munus propheticum", no sólo porque los medios de comuni- y pastoral, y de que están obligados a dar a todos el
cación social pueden estar al servicio del anuncio de la palabra testimonio de verdad y de vida, y de que, como buenos
pastores, han de buscar también a aquellos (cf. Lc 15,4 hasta que él someta a si mismo y a todas las criaturas al Padre,
7) que, bautizados en la Iglesia católica, abandonaron la a fin de que Dios sea todo en todos (cf. I c o r 15,27-28)".
práctica de los sacramentos e incluso han perdido la fe. Esta visión cristiana -perspectiva integral, es decir, esca-
(CI 28). tológica de la realeza del hombre cn el reino de Cristo- está
estrechamente vinculada al orden interpersonal y social de la
No en menor medida, al explicar el munus regale de Cristo moral evangélica. Este orden consiste en servir "a Cristo en los
y la participación en él, el magisterio conciliar se abre sobre demás", servicio que la constitución Lumen gentium lo entien-
todo a una nueva perspectiva. de como un llevar "con humildad y paciencia a los hermanos
al Rey". La participación en el munus regale de Cristo se ha
"Cristo, habiéndose hecho obediente hasta la muerte y vinculado estrechamente al apostolado, del que hablaremos se-
habiendo sido por ello exaltado por el Padre (cf. Flp guidamente. Ahora lo que queremos es poner de relieve sobre
2,8-9), entró en la gloria de su reino. A El están someti- todo la actitud de la moral cristiana, que es característica de la
das todas las cosas, hasta que El se someta a si mismo y participación en el munus regale de Cristo. Sólo Cristo es ese
a todo lo creado al Padre, a fin de que Dios sea todo en rey, al que servirle es reinar (cf. 1Re 3,7). La doctrina del Vati-
todas las cosas (cf. I c o r 15,27-28). Este poder lo comu- cano 11 subraya la realeza del servicio, del mismo niodo que
nicó a sus discipulos, para que también ellos queden antes ha subrayado la realeza del dominio sobre el pecado.
constituidos en soberana libertad, y por su abnegación y Tanibién, en este punto, la participación subjetiva en el munus
santa vida venzan en si mismos el reino del pecado (cf. regale de Cristo está vinculada al crecimiento objetivo de su
Rom 6,12). Más aún, para que, sirviendo a Cristo en los reino. El que en el texto analizado por la constitución Lumen
demás, conduzcan en humildad y paciencia a sus herma- gentium se refiere a los seglares es aplicable asimismo a todos
nos al Rey, cuyo servicio equivale a reinar. (CI 36). 10s discipulos de Cristo.
El texto de la constitución Lumen genfium une con claridad <<Tambiénpor medio de los fieles laicos el Señor desea
la misión regia de Cristo con la vocación al estado de "libertad dilatar su reino: reino de verdad y de vida. reino de santi-
regia" de sus discipulos y confesores. ¿Y en qué consiste este
dad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz. Un
estado? Consiste -leemos- en un género de vida en el que el reino en el cual la misma creación será liberada de La
cristiano, a través de "la abnegación", vence en si mismo "al servidumbre de la corrupción para participar la libertad
reino del pecado". de la gloria de los hijos de Dios (cf. Rom 8,21). Grande,
Se trata, pues, de la santidad en un sentido moral, del do- en verdad, es la promesa, y excelso el mandato dado a
minio del mal, pues en esto se manifiesta, de cierto modo, la los discipulos: Todas las cosas son vuestras. pero vosotros
realeza del hombre, ya que el hombre es llamado a realizar en sois de Cristo, y Cristo es de Dios ( I c o r 3,23),, (CI 36).
si mismo esta "realeza", este dominio de si mismo. La doctri-
na del Concilio atribuye a la verdad perenne del ethos humano La actitud derivada de la participación en el munus regale
un significado estrictamente evangélico. Antes que nada
aprendemos del texto citado que esa tendencia al estado de la de Cristo se convierte, a la luz de la doctrina conciliar, en un
"libertad regia", a través del dominio del pecado, hace al elemento determinante para toda la moral cristiana en la rela-
hombre semejante a Cristo, quien ha sido glorificado y exalta- ción que le es propia con Cristo. como modelo el más perfecto.
La moral cristiana se caracteriza por esta relación y es en ver-
d o por su obediencia al Padre hasta la muerte. Todo cristiano
dad, en virtud de ella, por lo que está transida del profundo y
que, imitando a Cristo, domina al pecado y realiza de este significativo hilo de la "realeza" del hombre, unido al proceso
modo el autodominio propio de la persona humana -por asi objetivo del crecimiento del reino de Dios, proceso que lleva
decirlo, el sentido de realeza-, participa, por esa misma razón
también, en el munus regale de Cristo y concurre a la realiza- hasta la consumación final. -
Esta realeza y el desarrollo del reino de Cristo que se reali-
ción de su reino. Participa en su munus regale no sólo en la za junto con ella, se expresa, a su vez, en la relación del cristia-
dimensión subjetiva, sino además en la objetiva, que es, a la
no con el mundo.
vez, histórica y escatológica. "Todo ha sido sometido a Cristo,
'<Deben, por tanto, los fieles conocer la íntima natura- vidad humana. proveniente de las "competenciiis eii I:is cieii-
lcza de todas las criaturas, su valor y su ordenación a la cias profanas", debi- exprcsarse no sólo eii las obras dc la
gloria de Dios. Incluso en las ocupaciones seculares de- técnica y de la civilización. siiio también tender ;i consolidiir
! ben ayudarse mutuamente a una vida más santa, de tal la justicia. el amor y la paz entre los hombres. L.# constitu-
¡ manera que el mundo se impregne del espíritu de Cristo ción Lumen gentium subordina el progreso material al progreso
11 y alcance su fin con mayor eficacia en la justicia, en la moral. pues de lo que se trata es de lograr que los bienes "es-
l caridad y en la paz. (CI 36). tén mejor distribuidos" entre los hombres, ya que de esto de-
I pende el progreso "en la libertad humana y cristiana". De cstc
El texto que acabamos de citar está tomado del capitulo IV modo. también en el campo del dominio del niundo y del pro-
de la constitución Lumen gentium, dedicado a los seglares en la greso material, la debida participación en el munus regale de
Iglesia, y si bien cuanto expone se refiere a todos los discipulos Cristo está unida al sentido moral de este progreso. El progre-
,l de Cristo, no en menor medida subraya con justicia que so material. por si solo. no expresa ni realiza la realeza del
¡ <<Enel cumplimiento de este deber universal, corres- hombre en su total dimensión.

1 ponde a los laicos el lugar más klestacado. Por ello, con


su competencia en los asuntos profanos y con su activi-
.dgualmente coordinen los laicos sus fuerzas para sa-
near las estructuras y los ambientes del mundo cuando
¡
I
dad elevada desde dentro por la gracia de Cristo, contri-
buyan eficazmente a que los bienes creados, de acuerdo
inciten al pecado, de manera que todas estas cosas sean
conformes a las normas de la justicia y más bien favo-
con el designio del Creador y la iluminación de su Ver- rezcan que obstaculicen la práctica de las virtudes.
bo, sean promovidos, mediante el trabajo humano, la Obrando de este modo impregnarán de valor moral la
técnica y la cultura civil, para utilidad de todos los hom- cultura y las realizaciones humanas. (CI 36).
bres sin excepción; sean más convenientemente distribui-
dos entre ellos y, a su manera, conduzcan al progreso Infundiendo valor moral en la cultura y todos los sectores
universal en la libertad humana y cristiana. Así, Cristo, de la vida humana (de que habla más detalladamente la segun-
a través de los miembros de la Iglesia, iluminará más da parte de la constitución Gaudium et spes) los cristianos ac-
y más con su luz salvadora a toda la sociedad humana. túan sobre sí mismos y los demás mirando a esa realeza del
1 (CI 36). hombre, que se realiza esencialmente mediante el valor moral.
! De esta manera se esfuerzan también por el acrecentamiento
Este aspecto de la participación en el "munus regale" de del reino de Cristo en el mundo, puesto que, empapando de
Cristo está íntimamente vinculado a la misión de enseñorear la valores morales todos los sectores de la vida humana, "el cam-
tierra ("Someted la tierra", cf. Gén 1.28) que el Creador ha po del mundo está mejor preparado para recibir la semilla de
asignado a los hombres desde el principio. Y es sobre esta base la palabra divina y, a la vez, las puertas de la Iglesia están más
de la "asignación" como se ha difundido la "luz" traída por patentes para que por ellas entre en el mundo el anuncio.de la
Cristo. Los cristianos estarán a la altura de ese plan eterno paz" (CI 36).
sólo cuando hayan conocido "la naturaleza intima de toda la La moral, el valor moral, ha sido presentada por la doctri-
creación" y cuando, fundándose en esta conciencia, hagan na conciliar como parte integrante de la misión cristiana. In-
progresar "los bienes creados", misión y finalidad del trabajo fundir en los diversos sectores de la vida valores morales signi-
! humano. De este modo, el trabajo humano refleja el significa- fica llenarlos del espíritu de Cristo. Al mismo tiempo, la
I d o derivado de la misión regia de Cristo. Toda la obra de moral, el valor moral, constituye el bien fundamental de toda
transformación del mundo, dedicada a que aquél alcance un persona y toda sociedad humana. 1.0s cristianos deben tener
nivel humano -ciencia, técnica, civilización-, lleva en si la conciencia de uno y otro aspecto de la moral, no sólo distin-
huella de la realeza del hombre y es participación en el munus guiéndolos, sino vinculándolos profundamente entre si.
regale de Cristo. El Vaticano 11 ve uno de los aspectos de esta
participación en las "competencias" y actividades de los segla- -Conforme lo exige la misma economia de la salvación,
res "elevadas intrínsecamente por la gracia de Cristo". La acti- los fieles aprendan a distinguir con cuidado los derechos
y deberes que les conciernen por su pertenencia a la Igle- El que en los cimientos de la moral del cristiano se apoye
sia, y los que les competen en cuanto miembros de la la propia realidad del "munus regule" de Cristo. nos obliga a
sociedad humana. Esfuércense en conciliarlos entre sí, mirar con otros ojos lo que acerca del ateísmo contemporáneo
teniendo presente que en cualquier asunto temporal deben hallamos en la constitución Gaudium e! spes:
guiarse por la conciencia cristiana, dado que ninguna ac-
tividad humana, ni siquiera en el dominio temporal, -Con frecuencia, el ateismo moderno reviste también la
puede sustraerse al imperio de Dios. En nuestro tiempo forma sistemática, la cual, dejando ahora otras causas,
es sumamente necesario que esta distinción y simultánea lleva el afán de autonomía humana hasta negar toda de-
armonía resalte con suma claridad en la actuación de los pendencia del hombre respecto de Dios. Los que profe-
fieles, a fin de que la misión de la Iglesia pueda respon- san este ateismo afirman que la esencia de la libertad
der con mayor plenitud a los peculiares condicionamien- consiste en que el hombre es el fin de si mismo, el único
tos del mundo actual. Porque ha de reconocerse que la artífice y creador de su propia historia. Lo cual no pue-
ciudad terrena, justamente entregada a las preocupacio- de conciliarse, según ellos, con el reconocimiento del Se-
nes del siglo, se rige por principios propios. (CI 36). ñor, autor y fin de todo, o por lo menos tal afirmación
de Dios es completamente superflua. El sentido de poder
que el progreso técnico y actual da al hombre puede fa-
Las últimas palabras del texto citado se vinculan con el vorecer esta doctrina* (CM 20).
principio de la autonomia de las cosas terrenas reconocida por A este respecto, el Vaticano 11 cita igualmente esa corriente
la Iglesia, como así lo confirma la constitución Gaudium et del ateismo contemporáneo que "pone la liberación del hom-
spes (cf. CM 36). También, en este campo, la moral cristiana es bre principalmente en su libertad económica y social (CM 20).
fuente de las actitudes que expresan la participación en el mu- Según la concepción de los propios ateos:
nus regale de Cristo. El cristiano es consciente de que la moral
contribuye esencialmente a la formación de la vida humana en <<Lareligión, por su propia naturaleza, es un obstáculo
las dimensiones temporales, y, por ende, del mismo modo, al para esta liberación, porque el orientar el espíritu huma-
acrecentamiento del reino de Dios. En la actitud moral, en la no hacia una vida futura ilusoria, apartaría al hombre
madurez de su conciencia y de su acción, descubre no sólo el del esfuerzo por levantar la ciudad temporal,, (CM 20).
sentido de la "realeza" del hombre, sino también de la partici-
pación eii la misión regia del mismo Cristo. Esta conciencia no Si la Iglesia -como leemos a continuación en el propio
consiente sustraerse al deber de infundir valores morales en los documento-, "fiel a sus deberes para con Dios y para con los
diversos sectores de la vida humana, sino que lo lleva más hombres, no puede dejar de reprobar ... con toda energía" las
lejos aún. La doctrina del Vaticano 11 así lo exige: ideologías que "degradan al hombre de su innata grandeza"
(CM 21), ello se debe al hecho de que tal convicción se deriva
de la conciencia cristiana de la "realeza" del hombre y de su
<<Nose creen, por consiguiente, oposiciones artificiales participación en el munus regale de Cristo.
entre las ocupaciones profesionales y sociales, por una
parte, y la vida religiosa por otra. El cristiano que falta a <.Porqueel hombre, con su acción. no sólo transforma las
sus obligaciones temporales, falta a sus deberes con el cosas y la sociedad, sino que se perfecciona a sí mismo.
prójimo; falta, sobre todo, a sus obligaciones para con Aprende mucho, cultiva sus facultades, se supera y se
Dios y pone en peligro su eterna salvación. Siguiendo el trasciende. Tal superación, rectamente entendida, es niás
ejemplo de Cristo, quien ejerció el artesanado, alégrense
los cristianos de poder ejercer todas sus actividades tem-
. .
importante que las riquezas exteriores aue ouedan acu-
mularse. El hombre vale más por lo que "es" que por lo
porales haciendo una sintesis vital del esfuerzo humano, que "tiene",, (CM 35).
familiar, profesional, científico o técnico, con los valores El análisis de la actitud de participación ha puesto de relie-
religiosos, bajo cuya altísima jerarquía todo coopera a la ve todo cuanto, según la doctrina del Vaticano 11, tiene un
gloria de Diosu (CM 43). significado fundamental para el enriquecimiento de la fe de los
214
cristianos. Si la fe es la actitud con la que el hombre se aban- por tanto, considerarse, a un tiempo, como verificación y ex-
dona enteramente a Dios, respondiendo así a la revelación por presión de la madurez sobrenatural del hombre "en Cristo";
parte de Dios, el hombre debe buscar en el propio Cristo las cosa que tiene un significado esencial para la vida del Pue-
razones de su propia actitud y de su propia respuesta. Cristo blo de Dios y para su misión.
1
no es solamente aquel que Dios nos ha revelado y por medio Lo confirman las siguientes frases de la declaración sobre
¡ del cual Dios se ha revelado a sí mismo, sino también aquel la educación cristiana:
1 que determina la respuesta del hombre en la fe, concretándola
no sólo con respecto al contenido de la fe, sino también a la *Todos los cristianos, puesto que, en virtud de la rege-
nerac,ión por el agua y el Espíritu Santo, han llegado a
i existencia misma del que cree, del que profesa la fe y quiere
"dar testimonio de ella". El ámbito del contenido de la fe y el
de toda la existencia en la fe se compenetran, por su parte, y se
conforman recíprocamente.
1
ser nuevas criaturas y se llaman y son hijos de Dios,
tienen derecho a la educación cristiana. La cual no persi-
gue solamente la madurez de la persona humana antes
Cuanto el Concilio ha recordado en lo que se refiere, a la
triple misión de Cristo, como sacerdote, profeta y rey, y a su
1
I
descrita, sino que busca, sobre todo, que los bautizados
se hagan más conscientes cada día del don recibido de la
fe, mientras se inician gradualmente en el conocimiento
triple potestad que plasma el rostro interior del Pueblo de l
Dios, constituye el contenido de la fe, sirve para enriquecer la 1 del misterio de la salvación; aprendan a adorar a Dios
conciencia del creyente, determina su existencia en la fe y, ade- I Padre en espíritu y en verdad (cf. Jn 4,23), ante todo en
más, forma su actitud interior. La actitud derivada de la parti- ¡ la acción litúrgica, formándose para vivir según el hom-
bre nuevo en justicia y santidad de verdad (Ef 4,22-24), y
cipación en la triple potestad de Cristo es no sólo la expresión 1
de una fe consciente, que madura en la intimidad del hombre, así lleguen al hombre perfecto, en la edad de la plenitud
sino también una como expresión de Cristo, que guía el des- de Cristo (cf. Ef 4,13), y contribuyan al crecimiento del
arrollo de la fe de todo el pueblo y de cada uno de sus miem- Cuerpo mistico~~ (DEC 2).
bros. Cristo y el cristiano se encuentran íntimamente en la mi- La educación cristiana debe servir a los cristianos para que

i
:i
;!
sión sacerdotal, profJtica y regia; y la participación en esta
misión determina las características esenciales del cristiano.
Se trata de características de la semejanza con Cristo. Ca-
"adquieran cada vez más conciencia del don de la fe". Debe,
pues, servir al enriquecimiento de la fe, pero es necesario que
este enriquecimiento vaya por el camino de la participación
racterísticas interiores y al mismo tiempo "de misión", puesto descrito por el Concilio, gracias al cual el cristiano se halla, en
que, en virtud de ellas, la misión de Cristo perdura en los 1 cierto sentido, a sí mismo en Cristo, para redescubrir a Cristo
hombres y en la humanidad. Ellos constituyen la realidad del y su misión en tl, en la dimensión de la propia vida y en la
Pueblo de Dios en cada hombre y a través de cada hombre. vocación.
Sin embargo, no cumple a ellos constituir esa realidad en su
más profundo estrato ontológico, pues lo que la constituye es
únicamente la gracia de la "adopción como hijo de Dios". A
esta gracia -el sentido esencial, más interior y misterioso de
la semejanza con el Hijo de Dios encarnado- siguen las carac-
terísticastípicas de la misión de Cristo. Junto con la misión, se
insertan en la dimensión humana de la historia de la salvación
y, de algún modo, la determinan y utilizan en favor suyo. El
Hijo de Dios era, en cuanto hombre, sacerdote, profeta y rey.
Una maduración normal de las características y actitudes deri-
vantes de la participación en la misión de Cristo sacerdote,
profeta y rey, no puede ponerse en acto fuera del fundamento
de la semejanza de cada hombre con el Hijo de Dios, que es
la gracia de adopción. La formación de estas actitudes debe,

216 217
ACTITUD DE IDENTIDAD HUMANA
Y RESPONSABlLlDAD CRISTIANA

¡ El análisis de la actitud de participación que hemos expues-


to anteriormente ha demostrado cuáles son los momentos ca-
pitales en los que el cristiano se identifica con la misión del
mismo Cristo. Estos momentos tienen importancia en orden a
un profundo enriquecimiento de la fe y a la vida interior del
cristiano. A ellos se vincula la, diríamos así, búsqueda del pro-
pio lugar en la vasta y diferenciada comunidad del Pueblo de
Dios. Es el lugar en cierto sentido indicado y asignado a cada
uno por Cristo, como mediador Único, que encamina a toda la
humanidad hacia Dios y, en esa humanidad, a cada hombre,
imprimiendo esa orientación en lo más hondo de su ser.
El Vaticano 11 especifica y traza, al mismo tiempo, la acti-
tud de identidad humana, en cuanto propia de la existencia del
cristiano, enriquecida por Cristo. Un detallado. estudio de los
documentos conciliares hace ver cómo esa actitud está presen-
te al nivel más profundo del pensamiento del Vaticano 11 y en
sus finalidades, esto es, en el ámbito de ese plano fundamental
que concierne a l a s misiones pastorales que debe realizar. Pa-
rece que la mayor parte de los elementos que caracterizan la
actitud de "identidad humana" se hallan en la constitución
"Gaudium et spes". A este respecto, tambiCn el documento com-
pleta la constitución Lumen gentium, que trata sobre todo de la
actitud de participación, analizada anteriormente. La constitu-
ción pastoral Gaudium et spes (así como los demás documen-
tos, si bien en menor grado) enseña convincentemente que la ac-
titud de participación en la triple misidn de Cristo -propia
del cristiano- estó y debe estar totalmenre imbuida de lo que es
autJnticamente humano.
La especificación de esta actitud en el magisterio conciliar
y un estudio profundo al respecto nos obliga a superar, más
aún, a contraponernos a lo que la mentalidad contemporánea
expresa con el acento de "alienación". Una idea que se ha
convertido casi en raíz y síntesis de los argumentos empleados

219
contra toda religión, y en particular contra el cristianismo. Un zas, tristezas y angustias de los discipulos de Cristo.
detallado análisis de la doctrina del Vaticano 11, y sobre todo Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco
de la Gaudium et spes, demuestra en qué medida -y en qué en su corazón. La comunidad cristiana está integrada por
forma- el hombre es el centro de la religión, especialmente dc hombres que, reunidos en Cristo, son guiados por el Es-
la cristiana. En ella nos encontramos con el hombre en toda la píritu Santo en su peregrinar hacia el reino del Padre y
verdad y en toda la problemática que le es propia, en la reali- han recibido la buena nueva de la salvación para comu-
dad de la creación y de la redención que la Iglesia anuncia y de nicaria a todos. La Iglesia, por ello, se siente intima y
la que vive. Estas realidades divinas -en su esencia- no ale- realmente solidaria del género humano y de su historia.
jan al hombre de si mismo para encontrarse a si mismo en la (CM 1).
plena verdad de su propia humanidad y de su propia persona-
lidad. Todo ello anula la "alienación". Hay, pues, que consta- Trátase de la "unión", en el sentido más amplio, entre los
tar una vez más que la actitud de "identidad humana" empapa. 1 seres humanos; unión que verdaderamente determina la acti-
diríamos. intrínsecamente la actitud de participación por medio tud de "identidad humana" desde su raiz.
de la cual el cristiano se identifica en cierto modo con la misión
del propio Cristo. El estudio de la doctrina conciliar nos lleva a .El Concilio, testigo y expositor de la fe de todo el
precisar esta actitud como una de aquellas que tienen un valor Pueblo de Dios congregado por Cristo, no puede dar
determinante para la actuación del Concilio. prueba mayor de solidaridad, respeto y amor a toda la
De cuanto hemos dicho hasta ahora se deduce claramente familia humana que la de dialogar con ella acerca de
que la actitud de identidad humana está estrechamente vincu- todos estos problemas, aclarárselos a la luz del Evange-
lada a la actitud de participación. Un análisis posterior demos- lio y poner a disposición del género humano el poder
trará y confirmará su particular convergencia en el ámbito de salvador que la Iglesia, conducida por el Espíritu Santo,
ha recibido de su Fundador. Es la persona del hombre la
la moral. Ello hace que la actitud de "identidad humana" no que hay que salvar. Es la sociedad humana la que hay
tenga un carácter estático, sino dinámico y, a la vez, normati- que renovar. Es, por consiguiente, el hombre; pero el
vo. Se trata de la actitud de identidad humana transida por lo hombre todo entero, cuerpo y alma, corazón y concien-
aspiración y el esfuerzo dirigidos a formar la dignidad del hom- cia, inteligencia y voluntad, quien centrará las explica-
bre y de la comunidad humana. Parecen asi estar vinculados los
ciones que van a seguir. Al proclamar el Concilio la alti-
principales elementos normativos y las más relevantes tenden-
cias éticas, contenidos en el conjunto de la doctrina conciliar.
, sima vocación del hombre y la divina semilla que en éste
"Asimismo, cuanto llevan a cabo los hombres para lograr más se oculta, ofrece al género humano la sincera colabora-
ción de la Iglesia para lograr la fraternidad universal que
justicia, mayor fraternidad y un más humano planteamiento responda a esa vocación~~ (CM 3).
en los problemas sociales, vale más que los progresos técni-
cos" (CM 35). Desde las primeras formulaciones declarativas del "pro-
emio", la constitución pastoral perfila esa identidad y solidari-
dad, que deben ser el contenido de la vida y la actitud del
1 cristiano.
Identidad y solidaridad (<ElPueblo de Dios y la humanidad, de la que aquél
forma parte, se prestan mutuo servicio, lo cual demues-
Ya las primeras palabras de la constitución Gaudium et tra que la misión de la Iglesia es religiosa y, par lo mismo,
spes marcan esta linea del magisterio conciliar en torno a la plenamente humana. (CI 11).
identidad y solidaridad. Y asi leemos lo siguiente: -Creyentes y no creyentes están, generalmente, de
*'Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias acuerdo en este punto: todos las bienes de la tierra deben
de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los ordenarse en función del hombre, centro y cima de todos
pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperan- ellos. (CM 12).
221
Para el análisis de la actitud de identidad humana tiene día mayores, en el cumplimiento de sus tareas. Las insti-
enorme importancia la conciencia de la condición del hombre tuciones, las leyes, las maneras de pensar y de sentir he-
en el mundo contemporáneo, tema de la introducción de la redadas del pasado, no siempre se adaptan bien al esta-
constitución Gaudium et spes, la cual no es sólo una simple do actual de las cosas. De ahí una grave perturbación en
descripción, sino más bien la constatación de que, cn todo el comportamiento y aun en las mismas normas regula-
cuanto constituye la condición del hombre en el mundo con- doras de éste,, (CM 7).
temporáneo -"condiciónv ententida en sentido global-, el .De esta manera, las relaciones humanas se multiplican
cristiano se halla a si mismo v halla la dimensión fundamental sin cesar, y, al mismo tiempo, la propia socialización
de su existencia. Es imposible citar aquí la referida exposición crea nuevas relaciones, sin que ello promueva siempre,
ni analizarla in extenso. pero si merece la pena, por lo menos, sin embargo, el adecuado proceso de maduración de la
leerla in extenso. Dara darnos cuenta de las múltioles transfor- persona y las relaciones auténticamente personales (per-
maciones que determinan esa "condición" en la que se basa la i sonalizaci6n)~(CM 6).
"identidad humana" del cristiano.
Las transformaciones de las que habla la constitución Gau-
<<Comoocurre en toda crisis de crecimiento, esta trans- dium et spes en la introducción se caracterizan por los contras-
formación trae consigo no leves dificultades. Así, mien- tes que "surgen también entre las razas y grupos diversos de la
tras el hombre amplia extraordinariamente su poder, no sociedad. entre naciones ricas y menos dotadas y pobres, y,
siempre consigue someterlo a su servicio. Quiere conocer finalmente, entre los organismos internacionales nacidos de la
con orofundidad creciente su intimidad esoiritual.. v+ con aspiración de los pueblos a la paz y la ambición por imponer
frecuencia se siente más incierto que nunca de si mismo. 1 la propia ideología, asi como el egoísmo colectivo de los Esta-
Descubre paulatinamente las leyes de la vida social, y dos y otras organizaciones. De ahí proceden las desconfianzas
duda sobre la orientación que a ésta se debe dar. y las disensiones, los conflictos y las amarguras, de los que el
Afectados por tan compleja situación, muchos de hombre es a la vez causante y víctima" (CM 8).
nuestros contemporáneos difícilmente llegan a conocer Podríamos decir que ésta es la dimensión exterior y "ma-
los valores permanentes y a compaginarlos con exactitud croscópica" de la condición del hombre en el mundo contemporá-
al mismo tiempo con los nuevos descubrimientos. neo. La constitución "Gaudium et spes" la relaciona con la di-
La inquietud los atormenta, y se preguntan, entre an- mensión inferior, propia y característica de casi todos los
gustias y esperanzas, sobre la actual evolución del mun- I hombres.
do. El curso de la historia presente es un desafío al hom- -Surge muchas veces, en el propio hombre, el desequili-
bre que le obliga a responder,, (CM 4). brio entre la inteligencia práctica moderna y una forma
La actitud de identidad humana formulada por el Vatica- de conocimiento teórico que no llega a dominar y orde-
no 11 consiste ante todo en el hecho de que el cristiano acep- nar la suma de sus conocimientos en síntesis satisfacto-
ta como propios cada uno de los elementos de la condición del rias. Brota también el desequilibrio entre el afán por la
hombre en el mundo actual, siguiendo con perspicacia la orien- eficacia practica y las exigencias de la conciencia moral,
tación de los interrogantes que en esa situación el hombre y la y no pocas veces entre las condiciones de la vida colecti-
humanidad se plantean en los diversos círculos y relaciones. va y las exigencias de un pensamiento personal y de la
misma contemplación. Surge, finalmente, el desequili-
$'El cambio de mentalidad y de estructuras somete con brio entre la especialización profesional y la visión gene-
frecuencia a discusión las ideas recibidas. Esto se nota ral de las cosas* (CM 8).
particularmente entre los jóvenes, cuya impaciencia, e .'Las nuevas condiciones ejercen influjo también sobre
incluso a veces angustia, les lleva a rebelarse. Conscien- la vida religiosa. Por una parte, el espíritu critico más
tes de su propia función en la vida social, desean partici- agudizado la purifica de un concepto mágico del mundo
par rápidamente en ella. Por lo cual no rara vez los pa- y de residuos supersticiosos, y exige cada vez más una
dres y los educadores experimentan dificultades, cada adhesión verdaderamente personal y operante a la fe, lo
cual hace que muchos iilcancen un sentido más vivo de fundidad, la idea de la "humanización" de todo cuanto con el
lo divino. Por otra parte. muchedumbres cada vez niis hombre contacta cn su existencia y actividad terrenas.
numerosas se alejan prácticamente de la religión. Lii ne-
gación de Dios o de la religión constituye. como en épo- *'Nuestra época, más que ninguna otra, tiene necesidad
cas pasadas. un hecho insólito e individual; hoy dia. en de ... sabiduria para humanizar todos los nuevos descu-
efecto, se presenta. no rara vez. conio exigencia del pro- brimientos de la humanidad. (CM 15).
greso cientifico y de un cierto humanismo nuevo. En Esta expresión se repetirá más veces y reaparecerá en gran
muchas regiones. esa negación se encuentra expresada número de textos de la doctrina conciliar. Hacer la vida huma-
no sólo en niveles filosóficos, sino que inspira amplia- na más humana, he aqui el objetivo fundamental del Concilio,
mente la literatura. el arte, la interpretación de las cien- estrechamente ligado a la aspiración a participar en la vida
cias humanas y de la historia. y la misma legislación ci- divina y en la misión de Cristo. En esta conexión se hace más
vil. Es lo que explica la perturbación de muchos. (CM 7). evidente aún la dignidad de la persona en su integridad, la dig-
nidad del espíritu y del cuerpo humano.
En este marco de la condición humana en el mundo actual
está presente también un testimonio de identidad de cado cris- ({Nodebe, por tanto, el hombre despreciar la vida cor-
tiano. La actitud de "identidad humana" que hallamos en In poral, sino que, por el contrario, debe tener por bueno y
doctrina del Concilio arranca precisamente de este testimonio. honrar a su propio cuerpo como criatura de Dios que ha
Seguramente que no faltan tirofundas razones para oue el de resucitar en el último dia. Herido por el pecado, ex-
documento tome sus hendas para facilitar el trabijo de perimenta, sin embargo, la rebelión del cuerpo. La pro-
formación de la actitud de identidad humana. Poroue sobre esta pia dignidad humana pide, pues, que glorifique a Dios
en su cuerpo y no permita que lo esclavicen las inclina-
~~~~

base constata:
ciones depravadas de su corazón,, (CM 14).
<<Bajotodas estas reivindicaciones se oculta una aspira- Es evidente, pues, que la formación de la actitud que aqui
ción más profunda y más universal: las personas y los venimos definiendo como la de "identidad humana" consiste
grupos sociales están sedientos- de una vida plena y de no sólo en aceptar la situación del hombre en el mundo actual,
una vida libre, digna del hombre, poniendo a su servicio sino en participar vivamente en las aspiraciones que tienen
las inmensas posibilidades que les ofrece el mundo ac- como finalidad la auténtica dignidad del hombre. De esta for-
tual. Las naciones. por otra parte, se esfuerzan cada vez ma hemos de lograr descubrir la conciencia y el orden moral
más por formar una comunidad universal,, (CM 9). objetivo. al que subordina la recta conciencia humana:
Si la actitud de identidad humana tiene sus orígenes en tener .,En lo más profundo de su conciencia descubre el
presente y, en cieno sentido, en hacer suyos todos los elementos hombre la existencia de una ley que él no se dicta a si
"situacionales" que configuran la realidad de la existencia hu- mismo, pero a la cual debe obedecer, y cuya voz resue-
mana en el mundo actual, ello, sin embargo. se desarrolla cuando na, cuando es necesario, en los oidos de su corazón, ad-
se logra esclarecer las dos principales aspiraciones de que habla virtiéndole que debe amar y practicar el bien, y que debe
el texto que acabamos de citar: la aspiración de la auténtica dig- evitar el mal: haz esto, evita aquello. Porque el hombre
nidad de la persona humana y la aspiración a la auténtica comu- tiene una ley escrita por Dios en su corazón, en cuya
nión entre los hombres. Una y otra están estrechamente rela- obediencia consiste la dignidad humana y por la cual
cionadas con el orden de valores evangélicos y con el ethos serán juzgados personalmente.
cristiano. Es, por lo demás, significativo el hecho de que la #<Laconciencia es el núcleo más secreto y el sagrario
primera parte de la constitución Gaudium er spes se titule: "La del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios,
Iglesia y la vocación del hombre", y que el primer capitulo de cuya voz resuena en el recinto más intimo de aquella. Es
esta parte sea el de "la dignidad de la persona humana". la conciencia la que de modo admirable da a conocer esa
Ya hemos citado más veces pasajes tomados de este capitu- ley, cuyo cumplimiento consiste en el amor de Dios y del
lo precisamente. La doctrina cristiana contiene en si, en pro- prójimo~t(CM 16).
224
Acerca del orden moral objetivo: humana, unió a sí con cierta solidaridad sobrenatural a
todo el género humaiio como una sola familia y estable-
.El Concilio declara que la primacía absoluta del orden ció la caridad como distintivo de sus discipulos con estas
moral objetivo debe ser respetada por todos, puesto que palabras: En esto conocerán todos que sois mis discípulos.
es el único que supera y congruentemente ordena todos si tenéis caridad unos con otros (Jn 13,35)n (DAS 8).
los demás órdenes de las realidades humanas ... Pues es
el orden moral el único que abarca en toda su naturaleza El mandamiento de la caridad es básico para el orden mo-
al hombre, creatura racional de Dios y llamado a lo ral. Y contiene también el principio de acción en virtud del
eterno, y solamente él, si es observado con entera fideli- cual la vida humana puede hacerse "cada vez mas humana",
dad, conduce al hombre al logro pleno de la perfección y como repetidamente dice el Concilio. Este principio incide fi-
de la bieiiaventuranzaw (DCS 6). nalmente, de forma esencial, en la actitud de identidad huma-
na que debe significar al cristiano. El Evangelio afirma que la
Por tanto, la declaración sobre la educación cristiana en- "identificación" del Hijo de Dios, Cristo, con los hombres
sefia, entre otras cosas, que como hermanos, para los que son en sentido universal, por así
.Los niños y los adolescentes tienen derecho a que se decirlo, centro sobrenatural de la solidaridad humana, es el
les estimule a apreciar con recta conciencia los valores origen de una actitud concebida de esa forma.
morales y a prestarles su adhesión personal,) (DEC 1). <<Entrelos signos de nuestro tiempo hay que mencionar
La recta conciencia y el orden moral objetivo se correspon- especialmente el creciente e ineluctable sentido de la "so-
den recíprocamente y, a la vez. constituyen la dignidad humana. lidaridad" de todos los pueblos. Es misión del apostola-
dos seglar -leemos en el decreto dedicado a este tema-
.Cuanto mayor es el predominio de la recta conciencia, promover solícitamente este sentido de solidaridad y
tanto mayor seguridad tienen las personas y las socieda- convertirlo en sincero y auténtico afecto de fraternidad,,
des para apartarse del ciego capricho y para someterse a (DAS 14).
las normas objetivas de la moralidad. No rara vez, sin
embargo, ocurre que yerre la conciencia por ignorancia El capítulo II de la primera parte de la constirución "Gau-
invencible, sin que ello suponga la pérdida de su digni- dium et spes" enseña cómo hay que entender y realizar esa
dad. Cosa que no puede afirmarse cuando el hombre se actitud de identidad humana que establece una profunda soli-
despreocupa de buscar la verdad y el bien, y la concien- daridad con el hombre y con los hombres en las diversas situa-
cia se va progresivamente entenebreciendo por el hábito ciones de nuestra existencia.
del pecadon (CM 16). "En nuestra época, principalmente, urge la obligación de
acercarnos a todos y de servirlos con eficacia cuando Ile-
Como fundamento del orden moral, la recta conciencia hu- gue el caso, ya se trate de ese anciano abandonado de
mana reconoce y acepta esta ley que se observa sólo por amor todos, o de ese trabajador extranjero despreciado injus-
de Dios y del prójima. En el decreto acerca del apostolado de tamenle, o de ese desterrado, o de ese hijo ilegítimo que
los seglares hallamos un texto dedicado de forma particular al debe aguantar sin razón el pecado que él no cometió, o
mandato evangélico de la caridad: de ese hambriento que recrimina nuestra coiiciencia re-
cordando la palabra del Señor: Cuantas veces hicisteis
,<Elmandamiento supremo de la ley es amar a Dios de eso a uno de estos mishermanos menores. a mí lo hicisteis
todo corazón y al prójimo como a si mismo (cf. Mt (Mt 25,40)n (CM 27).
22,37-40). Cristo hizo suyo este mandamiento del amor
al prójimo y lo enriqueció con un nuevo sentido al que- La constitución pastoral se expresa aquí, evidentemente,
rer ,identificarse El mismo con los hermanos como obje- con un lenguaje concreto, como en el trozo citado del evange-
to único de la caridad diciendo: Cuantas veces hicisteis lio según San Mateo. Este "lenguaje concreto" pone de relieve
eso a uno de estos mis hermanos menores, a mi me lo "la eximia dignidad de la persona hu,mana, superior a todas
hicisteis (Mt 25,40). Cristo, pues, al asumir la naturaleza las cosas, cuyos derechos y deberes son universales e inviola-
bles" (CM 26). La constitución Gaudium et spes constata que interb de I:i propi;i utilidiid o coi1 cl ;iS51i de doiiiiii;lr:
tal conciencia "crece". Por eso "el orden social ... y su progre- cumplir niites qiic iind;i I;is cxigciicins dc I;i justici:i, p;ir;i
so deben siempre dejar que prevalezca el bien de las personas" no dar como nyud:i de c;trid:id lo que y;i sc dchc por
(CM 26). r~izóiide iustici:~;supriiiiir Iiis c;iusns, y iio sólo los ckc-
tos. de los males y org;iiiiz;ir los ;iuxilios de t;il 10riii:i
-La igualdad fundamental entre todos los hombres exi- que quienes los rcciben se vay;in liber;iiido progrcsiv;i-
ge un reconocimiento cada vez mayor. Porque todos mente de 13 dcpeiidenciü externa y se vayan b;ist;iiido
ellos, dotados de alma racional y creados a imagen de por si misnios,, (DAS 8).
Dios, tienen la misma naturaleza y el mismo origen. Y
porque, redimidos por Cristo, disfmtan de la misma vo- Estas palabras están tomadas del decreto sobre el apostoia-
cación y de idéntico destino,, (CM 29). d o de los seglares y explican el modo en que hay que llevar a
i ! cabo las obras de caridad para con el prójimo, considerado
La verdad revelada acerca del hombre -como insiste el
1i
/ j

- Concilio- constituye el mós sólido fundamento de la actitud de éste tanto desde el ángulo individual como social. Si la pri-
identidad y de solidaridad humona. macía del espiritu se expresa a través de la caridad, las pala-
, , bras citadas muestran -según lo que dice San Pablo en la
l 1 carta a los Corintios (1Cor 13)- cómo ha de ser la caridad.
<<Esevidente que no todos los hombres son iguales en
lo que toca a la capacidad física y a las cualidades inte- El texto conciliar pone de relieve el criterio fundamental para
lectuales y morales. Sin embargo, toda forma de discri- distinguir los deberes de la moral social derivados de la justicia
minación de los derechos fundamentales de la persona, y aquellos en que se basa la caridad. La caridad se dirige a la
1
1 ya sea social, ya cultural, por motivos de sexo, raza, co- persona y respeta siempre su verdadera dignidad, que está inti-
I mamente vinculada al atributo de la libertad. Por eso, la cari-
i lor, condición social, lengua o religión, debe ser vencida
y eliminada por ser contraria al plan divino. dad respeta a la persona por encima de miras calculadoras e
Las instituciones humanas, privadas y públicas, es- interesadas: no se sirve del hombre. sino que sirve a su humani-
fuércense por ponerse al servicio de la dignidad y del fin dad. El texto conciliar que acabamos de citar nos deja vislum-
¡l del hombre. Luchen con energía contra cualquier escla-
vitud social o politica y respeten, bajo cualquier régimen
político, los derechos fundamentales del hombre. Más
brar cómo la caridad cualifica la actitud de identidad humana
y cómo hay que entender esto.
La constitución Gaudium et spes enumera y expone en rápi-
aún, estas instituciones deben ir respondiendo cada vez da síntesis todo cuanto en la vida actual es radicalmente confra-
más a las realidades espirituales, que son las más pro- rio a la justicia para can el hambre, y más aún a la caridad hacia
1 fundas de todas, aunque es necesario todavia largo plazo la persona humana. Estas palabras nos recuerdan algunos tex-
de tiempo para llegar al final deseado,, (CM 29). tos de San Pablo.
i ,<Cuantoatenta la vida -homicidios de cualquier clase,

l
I
El Concilio subraya la primacía del'espíritu en la moral
humana. La caridad es la fuerza del espíritu y la actuación del
orden espiritual en las relaciones interpersonales. Esta es la
verdad del Evangelio, que el Vaticano 11 recuerda al mundo
genocidios, a b o r t o , eutanasia y el mismo suicidio
deliberado-; cuanto viola la integridad de la persona
humana, como, por ejemplo, las mutilaciones, las tortu-
ras morales o físicas, los conatos sistemáticos para do-
1 contemporáneo: minar la mente ajena: cuanto ofende a la dignidad hu-
('Para que este ejercicio de la caridad sea verdadera- mana, como son las condiciones infrahumanas de vida,
mente irreprochable y aparezca como tal, es necesario las detenciones arbitrarias, las deportaciones, la esclavi-
ver en el prdjimo la imagen de Dios. según la cual ha sido tud, la prostitución. la trata de blancas y de jóvenes; o
creado, y a Cristo Señor, a quien en realidad se ofrece lo las condiciones laborales degradantes, que reducen al
que al necesitado se da; respetar can móxima delicadeza operario al rango de mero instrumento de lucro, sin res-
la libertad y la dignidad de la persona que recibe el auxi- peto a la libertad y a la responsabilidad de la persona
lio; no manchar la pureza de intención con cualquier humana; todas estas prácticas y otras parecidas son en sí
misnias infrimantes, degradan la civilización humana, imposible si los individuos y los grupos sociales no culti-
deshonran más a sus autores que a sus victiinas y son van cn si mismos y difunden en la sociedad las virtudes
totalmente contrarias al honor debido al Creador,, (CM morales y sociales, de forma que se conviertan verdade-
27). ramente en hombres nuevos y en creadores de una nue-
va humanidad>, (CM 30).
La gloria del Creador es el hombre viviente, pensamiento
este de San Ireneo que también lo hallamos en el texto conci- Las frases citadas demuestran de qué modo el Vaticano 11
liar. La actitud de identidad humana del cristiano esta firme- se plantea el ámbito de solidaridad humana, considerada
mente asentada en la conciencia de la creación y de la "cosa sagrada". A esta solidaridad, entendida en sentido glo-
redención. bal, se llega partiendo, por así decirlo, de círculos humanos
También desde este punto de vista. el Vaticano II estudia los más restringidos, en los que las personas son solidarias entre
procesos de lo llamado socialización, característicos de nuestro sí. En definitiva, lo actitud moral de cada hombre. sus "virtudes
tiempo. morales y sociales", conducen a esa solidaridad en cada uno de
sus círculos, incluso en el más amplio.
"En nuestra época, por varias causas, se multiplican sin La formación de esa actitud -de acuerdo con la visión
cesar las conexiones mutuas y las interdependencias; de cristiana de la nioral- es fruto de una constante cooperación
aquí nacen diversas asociaciones e instituciones, tanto con la gracia divina, cooperación que lleva a una auténtica
de derecho público como de derecho privado. Este fenó- madurez espiritual, de la que, a su vez, emana.
meno, que recibe el nombre de socialización, aunque
encierra algunos peligros, ofrece, sin embargo, muchas <.Para que cada uno pueda cultivar con mayor cuidado
ventajas para consolidar y desarrollar las cualidades el sentido de su responsabilidad tanto respecto de si mis-
de la persona humana y para garantizar sus derechos,, mo como de los varios grupos sociales de los que es
(CM 25). miembro, hay que procurar con suma diligencia una
Sin embargo, algo más arriba leemos que
.<Entrelos principales aspectos del mundo actual hay
~
i
más amplia cultura espiritual, valiéndose para ello de los
extraordinarios medios de que el género humano dispo-
ne hoy,, (CM 31).
que señalar la multiplicación de las relaciones mutuas 1
entre los hombres. Contribuye sobremanera a este des-
arrollo el moderno progreso técnico. Sin embargo, la
, Se trata aqui sobre todo dk la "educación de los jóvenes de
cualquier origen social", que "debe ser planteada de forma
perfección del coloquio fraterno no está en ese progreso,
sino más hondamente, en la comunidad que entre las per-
1 que suscite hombres y mujeres no tanto refinadamente intelec-
tuales cuanto, más bien. dotados ile una recia personalidad,
como nuestro tiempo lo está pidiendo a gritos" (CM 31).
sonas se establece, la cual exige el mutuo respeto de su
plena dignidad espiritual,) (CM 23). *Todos los hombres, de cualquier raza, condición y
En conformidad con toda la tradición de la doctrina social edad, por poseer la dignidad de persona, tienen derecho
de la Iglesia, el Concilio recuerda que se muestra evidente cómo inalienable a una educación que responda al propio fin,
el perfeccionamiento de la persona humano y el desarrollo de la al propio carácter, al diferente sexo y acomodada a la
propia sociedad son interdependientes" (CM 2 5 ) . Por eso insiste cultura y a las tradiciones varias; y, al mismo tiempo,
en la solidaridad: abierta a las relaciones fraternas con otros pueblos, para
fomentar en la tierra la unidad verdadera y la paz,,
*'La aceptación de las relaciones sociales y su observan- (DEC 1).
cia deben ser consideradas por todos como uno de los
principales deberes del hombre contemporáneo. Porque La necesidad y el significado profundo de una educación
cuanto más se unifica el mundo, tanto más los deberes así entendida, fmto y prenda de la actitud de identidad buma-
del hombre rebasan los limites de los grupos particulares na y de una sincera solidaridad, se hacen más claros aún cuan-
y se extienden poco a poco al universo entero. Ello es d o consideramos la realidad social de nuestro tiempo.
<<Escierto que las perturbacioncs que tan frecuente- moral social, mientras halla en la convivencia humana situa-
mente agitan la realidad social proceden en parte de las ciones que favorecen la solidaridad, halla también s;tuaciones
tensiones propias de las estructuras económicas, políti- que implican contrastes.
cas y sociales. Pero proceden, sobre todo, de la soberbia
y del egoismo humanos, que trastornan también el am- -Quienes sienten u obran de modo distinto al nuestro
biente social. Y cuando la realidad se ve viciada por las en materia social, política e incluso religiosa, deben ser
consecuencias del pecado, el hombre, inclinado ya al también objeto de nuestro respeto y amor. Cuanto más
mal desde su nacimiento, encuentra nuevos estímulos humana y caritativa sea nuestra comprensión intima de
para el pecado, los cuales sólo pueden vencerse con de- su manera de sentir, mayor será la facilidad para esta-
nodado esfuerzo ayudado por la gracia* (CM 25). blecer con ellos el diálogo. Esta caridad y e s t a benigni-
El análisis de la realidad social, realidad que hay que trans- dad en modo alguno deben convertirse en indiferencia
formar por medio de una educación apropiada, no es sólo un ante la verdad y el bien. Más aún, la propia caridad exi-
análisis "sociológico", sino también un análisis "evangélico", ge el anuncio a todos los hombres de la verdad saluda-
realizado a travks de las categorias de la verdad sobre el hom- ble. Pero es necesario distinguir entre el terror, que siem-
pre debe ser rechazado, y el hombre que yerra, el cual
bre bebida en la única fuente, la dcl Evangelio. Esta visión conserva la dignidad de la persona incluso cuando está
cristiana de la verdad acerca del hombre, llamado a vivir y desviado por ideas falsas o insuficientes en materia reli-
trabajar en la sociedad, no pierde de vista, sin embargo, los giosa. Dios es el único juez y escrutador del corazón
condicionamientos del orden socioeconómico: humano. Por ello, nos prohibe juzgar la culpabilidad in-
<<Lalibertad humana, con frecuencia, se debilita cuan- terna de los demás. (CM 28).
do el hombre cae en extrema necesidad, de la misma Por eso, en los párrafos dedicados a las relaciones de la
manera que se envilece cuando el hombre, satisfecho por Iglesia con el ateismo, leemos:'
una vida demasiado fácil, se encierra como en una dora-
da soledad. Por el contrario, la libertad se vigoriza cuan- <<LaIglesia, aunque rechaza en forma absoluta el ateís-
do el hombre acepta las inevitables obligaciones de la mo, reconoce sinceramente que todos los hombres, cre-
vida social, toma sobre si las niultiformes exigencias de yentes y no creyentes, deben colaborar en la edificación
la convivencia humana y se obliga al servicio de la co- de este mundo, en el que viven en común. Esto no puede
munidad en que vive,, (CM 31). hacerse sin un nrudente v sincero diáloeo. Lamenta.
Las palabras citadas sintetizan en cierto modo el significa- pues, la Iglesia ia discriminación entre creyentes y no
do y el valor de la actitud de identidad humana y de auténtica creyentes que algunas autoridades políticas, negando los
solidaridad, que consiste en la orientación correcta de la libertad derechos fundamentales de la persona humana, estable-
del individuo respecto al bien común. cen injustamente. Pide para los creyentes libertad activa
para que puedan levantar, en este mundo también, un
*Es necesario r>or ello estimular en todos la voluntad 1 templo a Dios. E invita cortésmente a los ateos a oue
de participar en ¡os esfuerzos comunes. Merece alabanza consideren sin prejuicios el Evangelio de Cristo* (CM i l ) .
la conducta de aquellas naciones en las que la mayor
parte de los ciudadanos participa con verdadera libertad
en la vida pública. (CM 31). 2
Ambitos principales de la responsabilidad cristiana
El juicio de la constitución Gaudium er spes corresponde al
pensamiento de toda la doctrina tradicional de la Iglesia acer- .'De la dignidad de la persona humana tiene el hombre
ca del individualismo y el totalitarismo en la vida y ordena- de hoy una conciencia cada día mayor y aumenta el nú-
miento social. mero de quienes exigen que el hombre, en su actuación,
El mandamiento del amor, en cuanto fundamento de la goce y use de su propio criterio y de libertad responsa-
ble. no iiiovido por c«;iccinii.'siiio gui:ido por In c<iii- de un modo de actuar que favorezca la actitud de responsabili-
cierici:~del deber.. (DLR 1). dad humana.
Con esta afirmación se abre la declaración sobre 13 1ibert;id '(Por lo cual, este Concilio Vaticano exhorta a todos,
religiosa. Esta afirmación nos permite comprender mejor en pero principalmente a aquellos que cuidan de la educa-
qué consiste. según la doctrina del Vaticano 11, la esencia de la ción de otros, a que se esmeren en formar hombres que,
responsabilidad cristiana. Esta se manifiesta en una profunda acatando el orden moral, obedezcan a la autoridad legi-
conciencia del deber, que procede de la conciencia rectamente tima y sean amantes de la genuina libertad; hombres que
formada. La responsabilidad va a la par con la dignidad de juzguen las cosas con criterio propio a la luz de la ver-
la persona, pues expresa la autodeterminación por medio de la dad, que ordenen sus actividades con sentido de responsa-
cual el hombre -incluso alejado de la arbitrariedad- hace bilidad y que se esfuercen por secundar todo lo verdade-
buen uso de la libertad, dejándose guiar siempre por los valo- ro y lo justo, asociando de buena gana su acción a la de
res auténticos y las leyes justas. los demás,, (DLR 8).
No hay razón, pues, para maravillarse de que la actitud de <'Precisamenteen nombre de una actitud deresponsabi-
responsabilidad asi entendida esté al máximo conforme con la lidad así entendida, el Concilio declara lo siguiente:
doctrina del Vaticano 11 y sea uno de los elementos según los Se debe observar la regla de la entera libertad en la
cuales el Concilio orienta ese plan de enriquecimiento de la fe sociedad, según la cual debe reconocerse al hombre el m&
que caracteriza su doctrina. ximo de libertad, y no debe restringirse sino cuando es
necesario y en la medida en que lo sean (DLR 7).
eCuanto este Concilio Vaticano declar;~acerca del de-
recho del hombre a la libertad religiosa tiene su fund:~. Se puede y se debe hablar, por lo tanto, en este contexto de
mento en la dignidad de la persona. cuyas exigcnci;~~ se una confluencia y condicionamiento recíproco. El Concilio sub-
han ido haciendo más patentes cada vez a la razón hu- raya con vigor que la actitud de responsabilidad está condi-
mana a lo largo de la expericncia de los siglos. Es mjs, cionada por la "libertad integral" del hombre en la sociedad.
esta doctrina de la libertad tiene sus raíces en la divina La experiencia nos ensrfia diariamente que la libertad
Revelación,, (DLR 9). -interior y exterior- es indispensable para el desarrollo de la
actitud de responsabilidad. Sin embargo, debemos constatar
El Concilio une estrechamente la libertad, que, por propia también que sólo una madura responsabilidad cualifica la li-
naturaleza, corresponde a la persona humana, con la respon- bertad en las confrontaciones de estos dos aspectos. En otras
sabilidad.
.~~~
~ ~ ~
palabras, sólo el hombre responsable le saca provecho a la
libertad interior, ya que, otra parte, no existen razones
*<Enel uso de todas las libertades hay que observar el para limitar su libertad exterior, hasta el punto de que tales
principio moral de la responsabilidad personal y social. limitaciones podrían ser contrarias a la moral social y a la
Todos los hombres y grupos sociales, en el ejercicio de "economia de los valores humanos" fundamental, que es fin y,
sus derechos, están obligados por la ley moral a tener en a la vez, condición esencial del debido desarrollo de la
cuenta los derechos ajenos y sus deberes para con los sociedad.
demás y para con el bien común de todos. Hay que La educación tiende a reforzar en el hombre la actitud de
obrar con todos conforme a la justicia y al respeto debi- responsabilidad
do al hombre,, (DLR 7).
"La verdadera educación se propone la formación de la
La actitud de una responsabilidad madura es, ciertamente, persona humana en orden a su fin último y al bien de las
el elemento que, mediante la contribución de cada hombre, sociedades, de las que el hombre es miembro y en cuyas
"hace que la vida humana sea más humana". El Concilio le responsabilidades participará cuando llegue a ser adulto.
pide a cada hombre, y a cada cristiano en particular, ese tipo (DEC 1).
de actitud. Actitud que exige a la vez, por parte de los legisla- .<Por tanto, ésta es la norma de la actividad humana:
dores, organizadores y tutores de la vida social, la observancia que, de acuerdo con los designios y voluntad divinos,
234
sea conforme al auténtico bien dcl género huinuno y per- El Vaticano 11 no enumera todos los sectores de responsa-
mita al hombre, como individuo y como niiembro de la bilidad cristiana, sino que llama la atención sólo sobre algunos
sociedad, cultivar y realizar Íntegramente sil plena voca- de ellos. Nosotros también, esbozando la actitud de responsa-
ción.. (CM 35). bilidad cristiana, haremos lo mismo.
La actitud de responsabilidad cristiana corresponde a la El primer ámbito grande en el que esta actitud debe realizar-
actitud de responsabilidad humana, pero presupone la reali- se es el del matrimonio y la familia. Como sefiala el propio
dad de la creación y de la redención, con la que se vincula la titulo del capitulo 1 de la segunda parte de la constitución
dimensión de los valores que constituyen la plenitud del ethos Gaudium e! spes, se trata de valorar la dignidad del matrimonio
cristiano. El Vaticano 11 -sobre todo en la constitución Gau- y de la familia. Esto es ante todo misión y vocación de los
dium et spes- nos pone delante diversos sectores de la respon- propios cónyuges.
sabilidad cristiana y denuncia algunos de los "problemas más '<Por tanto, el Concilio, con la exposición mas clara de
urgentes". En el magisterio conciliar encontramos en todos es- algunos puntos capitales de la doctrina de la Iglesia, pre-
tos sectores el postulado fundamental de la responsabilidad para tende ilumiiiar y fortalecer a los cristianos y a todos los
con el hombre, para con cada uno de los hombres. hombres que se esfuerzan por garantizar y promover la
¡ Este postulado, además, se dirige a cada hombre, y en par-
ticular a cada cristiano, destacando la dignidad de la persona
intrínseca dignidad del estado matrimonial y su valor
! humana y su vocación, y se expresa particularmente en la con-
eximio,, (CM 47).
¡

:
ciencia de la relación del hombre con Dios, tal como la presen- Merece la pena releer integro este capitulo de la constitu-
ta la constituci6n acerca de la divina revelación y la declara- ción pastoral, que, con el trasfondo de las notas introductorias
ción sobre la libertad religiosa, asi como en la concepción de referentes al matrimonio y a la familia en el mundo contempo-
la relación del hombre con el mundo, relación que, según la ráneo, pone de relieve ante todo la santidad del matrimonio y
doctrina del Vaticano 11, forma parte de la conciencia de la de la familia, esto es, su puesto en el plan divino de la salva-
!
!
Iglesia, definitivamente formada por la verdad sobre la crea- ción y, además, el significado propio del amor conyugal y de
I! ción y la redención. su relación con la procreación. Imposible citar aqui el texto
Podemos afirmar, sin temor a exagerar, que toda la obra completo al que nos referimos; por ello hemos de dejar que
del Vaticano 11 nace de un vivo sentido de responsabilidad ha- hablen algunos de sus fragmentos:

l cia el hombre y su destino, terreno y eterno. En consecuencia,


de aqui debemos recabar el criterio fundamental para evaluar
toda responsabilidad cristiana, pues el hombre es, por así de-
cirlo, el valor central al que se refiere esta responsabilidad en
los diversos sectores.
<#Elgenuino amor conyugal es asumido en el amor divi-
no y se rige y enriquece por la virtud redentora de Cristo
y la acción salvifica de la Iglesia para conducir eficaz-
mente a los cónyuges a Dios y ayudarlos y fortalecerlos
en la sublime misión de la paternidad y la maternidad.
11 -Cuanto más se acrecienta el poder del hombre, más Por ello, los esposos cristianos, paro cumplir dignamente
amplia es su responsabilidad individual y colectiva. De
sus deberes de estado. están fortificados y como consagra-
donde se sigue que el mensaje cristiano no aparta a los dos por un sacromento especial,> (CM 48).
hombres de la edificación del mundo ni los lleva a des- -Esta misión de ser la familia la célula primera y vital
preocuparse del bien ajeno, sino que, al contrario, les de la sociedad la ha recibido directamente de Dios.
impone como deber hacerlo>, (CM 34).
Cumplirá esta misión si, por la mutua piedad de sus
<<Procurenlos católicos cooperar con todos los hom- miembros y la oración en común dirigida a Dios, se
bres de buena voluntad para promover cuanto hay de ofrece como santuario doméstico de la Iglesia,, (DAS 11).
verdadero, de justo, de santo, de amable (cf. Flp 4,8).
Dialoguen con ellos, precediéndoles en la prudencia y en La constitución Gaudium er spes muestra una alta estima y
el sentido humano, e investiguen la forma de perfeccio- comprensión por el amor conyugal y por cuanto le es propio.
nar, según el espíritu del Evangelio, las instituciones so- Entiende ser muy importante el que "los jóvenes estén debida-
ciales y públicasn (DAS 14). mente instruidos y a su tiempo (...) acerca de la dignidad del
236 237
amor conyugal, su función y sus manifestaciones; de modo tencia de 1:)s persoii;is vers;id;~scii las cieiici:,~s;igr;id;is,~
que, formados en el aprecio de la castidad, puedan, a una edad (CM 52).
conveniente, pasar de un noviazgo honesto al desposorio"
(CM 49). Por lo que se refiere a la coordinación entre amor La constitución pastoral hace referencia también a los hom-
I bres que ejercen diversas profesiones, enumerándolas una por
conyugal y procreación, la constitución pastoral recuerda "que
no puede darse una verdadera contradicción entre las leyes una. En primer lugar señala a "los expertos en ciencias, sobre
divinas de transmisión de la vida y el deber de fomentar el todo biológicas, médicas, sociales y psicológicas", y se refiere a
autentico amor conyugal" (CM 51). ellos como a quienes "pueden contribuir mucho al bien del ma-
trimonio y de la familia, y a la paz de las conciencias, si se
.En el deber de transmitir la vida humano y de educarla, ,esfuerzan por aclarar más a fondo, con estudios convergentes,
lo cual hay que considerar como su propia misión, los las diversas circunstancias favorables a la honesta ordenación
cónyuges saben que son cooperadores del amor de Dios de la procreación humana" (CM 52). Seguidamente, trata de
!
creador y como sus inlérpretes. Por eso, con responsabili- lo que compete al sacerdote como pastor de los cónyuges y
dad humana y cristiana, cumplirán su misión, y con dó- de las familias, para determinar finalmente cuanto en favor de
cil reverencia hacia Dios se esforzarán ambos, de común esta causa pueden lograr los diversos "movimientos familia-
acuerdo y común esfuerzo, por formarse un juicio recto, res". En el trasfondo de este vasto panorama es donde se po-
atendiendo tanto a su propio bien personal como al bien nen en claro los diversos deberes de los cónyuges.
de los hijos, ya nacidos o todavía por venir, discerniendo
las circunstancias de los tiempos y del estado de vida -Los propios cónyuges, finalmente, hechos a imagen de
tanto materiales como espirituales, y, finalmente, tenien- 1
Dios vivo y constituidos en el verdadero orden de perso-
do en cuenta el bien de la comunidad familiar, de la nas. vivan unidos, con el mismo cariño. modo de pensar
sociedad temporal y de la propia Iglesia. Este juicio, en idéntico y mutua santidad, para que. habiendo seguido a
último término, deben formarlo ante Dios los esposos Cristo, principio de vida. en los gozos y sacrificios de su
personalmente. En su modo de obrar, los esposos cris- vocación. por medio de su fiel amor sean testigos de
tianos sean conscientes de que no pueden proceder a su aquel misterio de amor que el Señor con su muerte y
antojo, sino que siempre deben regirse por la conciencia, resurrección rebeló al mundo. (CM 52).
la cual ha de ajustarse o la ley divina misma, dóciles al El segundo dmbito en el que, de acuerdo con la doctrina
magisterio de la Iglesia que interpreta auténticomente esa ! conciliar, hay que acentuar la actitud de responsabilidad cris-
ley a la luz del Evangelio. Dicha ley divina muestra el tiana se describe en el capítulo 11 de la segunda parte de la
pleno sentido de amor conyugal, lo protege e impulsa a constitución Gaudium et spes. El propio título de Algunosprin-
la perfección genuinamente humana del mismo. (CM 50). cipios referentes a la recta promoción < / l . lo cultura presenta el
objeto de esta responsabilidad. No ~i;,rlemosen este lugar,
Tratando de la actitud de responsabilidad típica de este como es evidente, ilustrar la inmensa y niultiforme riqueza de
campo fundamental que es el del matrimonio y la familia, el los pensamientos contenidos en dicho capitulo de la constitu-
Vaticano 11 la entiende no sólo como una actitud propia de los ción Gaudium el spes. Renunciando al texto completo, nos
cónyuges, sino que afirma que todos los cristianos deben contri- 1
quedamos ahora con los fragmentos que más abiertamente se
buir al desarrollo de los valores esenciales del matrimonio y de la ocupan de la actitud de responsabilidad cristiana en el campo
familia. de la cultura.
<'Los cristianos ... promuevan con diligencia los bienes *Cada día es mayor el número de los hombres y muje-
del matrimonio y de la familia, así con el testimonio de res de todo grupo o nación que tienen conciencia de que
la propia vida como con la acción concorde con los son ellos los autores y promotores de la cultura de su
hombres de buena voluntad ... Para obtener este fin ayu- comunidad. En todo el mundo crece más y más el senti-
darán mucho el sentido cristiano de los fieles, la recta i d o de la autonomía, y al mismo tiempo de la responsabi-
conciencia moral de los hombres y la sabiduría y compe- lidad, lo cual tiene enorme importancia para la madurez

238
espiritual y moral del género humano. Esto se ve más túa a la cultura cn el puesto eminente quc Ic corresponde
claro si fijamos la mirada en la unificación del mundo y en la entera vociición del hombre.) (CM 57).
en la tarea que se nos impone de edificar un mundo me-
jor en la verdad y en la justicia. De esta manera somos Esto se refiere a la cultura entendida como transformación
testigos de que está naciendo un nuevo humanismo, en del mundo material, afin de que sea "morada digna de toda la
el que el hombre queda definido principalmente por la familia humana", lo mismo que a la cultura entendida como
responsabilidad hacia sus hermanos y ante la historia. perfeccionamiento del propio hombre. La constitución Gau-
En esta situación no hay que extrañarse de que el hom- dium et spes resalta el esfuerzo de la ciencia y del arte.
bre. que siente su responsabilidad en orden al progreso de -El hombre, cuando se entrega a las diferentes discipli-
la cultura, alimente una más profunda esperanza. pero al nas de la filosofía, las matemáticas y las ciencias natura-
mismo tiempo note con ansiedad las múltiples antinomias les, y se dedica a las artes, puede contribuir sobremanera
existentes, que él mismo debe resolver,, (CM 56). a que la familia humana se eleve a los más altos pensa-
mientos sobre la verdad, el bien y la belleza, y al juicio del
El documento conciliar enumera seguidamente las antino- amor universal, y así sea iluminado mejor por la maravi-
mias que en la cultura del mundo contemporhneo parecen más llosa sabiduría que desde siempre estaba con Dios dispo-
significativas, tales como, por ejemplo, el progreso científico y niendo todas las cosas con El, jugando en el orbe de la
técnico y sus relaciones con la cultura que se centra en los tierra y encontrando sus delicias en estar entre los hijos
valores espirituales; la especialización progresiva y la exigencia de los hombres. Con todo lo cual, el espiritu humano,
de una síntesis; el progreso y la tradición; el desarrollo de la más libre de la esclavitud de las cosas, puede ser elevado
ciencia y la necesidad de la sabiduría; las tendencias universa- con mayor facilidad al culto mismo y a la contemplación
listas y la cultura nacional; la desproporción entre la participa- del Creador. Más todavía, con el impulso de la gracia se
ción en los bienes de la cultura por parte de una dlite re8tringi- dispone a reconocer al Verbo de Dios,, (CM 57).
da Y el hecho de que no ~articioeen ellos una amolia mavoria.
~inalmentese 1 Vemos cuán profundas raíces ha echado en la cultura la 1
actitud de respoñsabilidad cristiana, tratando siempre de ele-
q,De qué manera... hay que reconocer como legitima la varla. Mediante esta actitud, el cristiano participa en la misión
autonomía que reclama para sí la cultura, sin llegar a un de la Iglesia, que aun sin identificarse "de modo exclusivo e
humanisnio meramente terrestre o incluso contrario a la inexcusable" con alguna de las formas de la cultura, "puede
misma religión? entrar en comunión con las diversas formas de cultura; comu-
En medio de estas antinomias -leemos como
respuesta- se ha de desarrollar hoy la cultura humana, ."".,
nión que enriquece tanto a la Iglesia como a las diversas cultu-
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de tal manera que cultive equilibradamente a la persona .".y*-.
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humana integra y ayude a los hombres en las tareas a
cuyo cumplimiento todos, y de modo principal los cris- <<Labuena nueva de Cristo ... purifica y eleva incesante-
tianos, están llamados, unidos fraternalmente en una mente la moral dc los pueblos. Con las riquezas de lo
sola familia humana,, (CM 56). alto fecunda como desde sus entrañas las cualidades es-
,.Los cristianos -prosigue el texto-, en marcha hacia pirituales y las tradiciones de cada pueblo y de cada
la ciudad celesre, deben buscar y gustar las cosas de arri- edad, las consolida, perfecciona y restaura en Cristo.
ba; lo cual en nada disminuye, antes, por el contrario, Así, la Iglesia, cumpliendo su misión propia, contribuye,
aumenta la importancia de la misión que les incumbe de por lo mismo, a la cultura humana y la impulsa (CM 58).
trabajar con todos los hombres en la edificación de un Por las razones expuestas, la Iglesia recuerda a todos
mundo más humano. En realidad, el misterio de La fe cris- que la cultura debe estar subordinada a la perfección inte-
tiana ofrece a los cristianos valiosos estímulos y ayudas gral de la persona humana, al bien de la comunidad y de la
para cumplir con más intensidad su misión, y sobre todo sociedad entera humana. Por lo cual es preciso cultivar el
para descubrir el sentido pleno de esa actividad que si- espíritu de tal manera que se promueva la capacidad de
24 1
admiración, de intuicióii, de contemplación y de formar- principios de Justicia y equidad, exigidos por la recta ra-
se un juicio personal, asi como el poder cultivar el senti- zón,, (CM 63).
do religioso, moca1 y social*^ (CM 59). La constitución pastoral hace referencia a la ética social ca-
tólica, en su totalidad, para resaltar solamente algunos princi-
El Concilio considera "deberes más urgentes para los cris- pios esenciales válidos para formar la responsabilidad cristiana
tianos en torno a la cultura", especialmente, los que están vin- en este sector tan vasto y dificil.
culados a la universalización de la misma; el derecho al uso de Respecto al desarrollo económico afirma, ante todo, que
los bienes de la cultura debe ser reconocido a todos y actuado éste debe estar esencialmente al servicio del hombre, y éste
en la vida (cf. CM 60); en segundo lugar están las tareas que se obligado a conducirlo de forma que se eliminen las ingentes
refieren a la educación del hombre, a una cultura integral disparidades económicas (cf. CM 66).
(cf. CM 61). Todo esto implica la necesidad de una debida coor-
dinación entre la cultura, personal o social, y la enseñanza *<Hoymás que nunca, para hacer frente al aumento de
cristiana (cf. CM 62). población y responder a las aspiraciones más amplias
El tercer ámbito que la constitución Gaudium et spes señala del género humano, se tiende con razón a un aumento
como campo de la responsabilidad cristiana es el de la vida en la producción agricola e industrial y en la prestación
económico-social. de los servicios. Por ello hay que favorecer el progreso
técnico, el espiritu de innovación, cl afán por crear y
"También en la vida económico-social deben respetarse ampliar nuevas empresas, la adaptación de los métodos
y promoversc la dignidad de la persona humana, su en- productivos, el esfuerzo sostenido de cuantos participan
tera vocación y el bien de'toda la sociedad. Porquc el en la producción; en una palabra, todo cuanto puede
hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida contribuir a dicho progreso. La finalidad fundamental de
económico-social. esta producción no es el mero incremento de los produc-
La economia moderna, como los restantcs sectores de tos, ni el beneficio, ni el poder, sino el servicio del hom-
la vida social, se caracteriza por una creciente domina- bre, del hombre integral, teniendo en cuenta sus necesida-
ción del hombre sobre la naturaleza, por la multiplica- des materiales y sus exigencias intelectuales, morales,
ción e intensificación dc las relaciones sociales y por la espirituales y religiosas; de todo hombre, decimos, de
interdependencia entre ciudadanos, asociaciones y pue- todo grupo de hombres, sin distinción de raza o conti-
blos, asi como también por la cada vez más frecuente nente. De esta forma, la actividad económica debe ejer-
intervención del poder politico. Por otra parte, el pro- cerse siguiendo sus métodos y leyes propias, dentro del
greso en las técnicas dc la producción y en la organiza- ámbito del orden moral, para que se cumplan así los
ción del comercio' y de los servicios han convertido a la designios de Dios sobre el hombre,, (CM 64).
economia en instrumento capaz de satisfacer mejor las
nuevas necesidades acrecentridas de la familia humana. La premisa fundamental de la doctrina social de la Iglesia
Sin embargo, no faltan motivos de inquietud>.(CM 63). es la de la primacia de la ética sobre la economia. Este princi-
pio halla su expresión en el texto citado. Después, la constitu-
También aquí, como en la introducción titulada "Situa- ción pastoral invoca "algunos principios relativos al conjunto
ción del hombre en el mundo de hoy", el documento conciliar de la vida económico-social", empezando por el trabajo huma-
expone cuáles son los diversos factores que producen los "des- no. A propósito de éste pone de relieve que
equilibrios económicos y sociales", y denuncia las "disparida-
des" que se notan en este campo. *El trabajo humano que se ejerce en la producción y en
el comercio o en los servicios es muy superior a los res-
.<Por ello son necesarias muchas reformas en la vida tantes elementos de la vida económica, pues estos últi-
económico-social y un cambio de mentalidad y de COS- mos no tienen otro papel que el de instrumentos. Pues el
tumbres t n todos. A estc fin, la Iglesia, en el transcurso trabajo humano, autónomo o dirigido, procede inmedia-
de los siglos, a la luz del Evangelio, ha concretado los tamente de la persona, la cual marca con su impronta la
m~teriasobre la que rrabaja y la somete a su voluntad Es La actitud de responsabilidad cristiana ha sido puesta de
para el triibqindor y p;ir;i su taiiiilia el nicdio ordiiinrio relieve por la doctrina del Vaticano 11 no sólo respecto a las
de subsistencin; por él el honibre se une ;i sus herniaiios relaciones económico-sociales, sino también respecto a la vida
y les hace un servicio. puede prnctic;ir 1ii vcrd;idcrn de la comunidad política. Este es el campo y esfera ulteriores de
caridad y cooper;ir ;il perfeccion;imiento de la cre;icióii esa responsabilidad.
divina. No sólo esto. Sabenios quc. coi1 I;I oblación dc su ..Los cristianos todos deben tener conciencia de la vo-
trabajo a Dios, los honibres se ;isociaii ;I la propi;! obra cación particular y propia que tienen en la comunidad
redentora de Jesucristo. quien dio al tr;ib;ijo uii:i digni- política; en virtud de esta vocación están obligados a dar
dad sobreeminente Inboriindo con sus propias mimos en ejemplo de sentido de responsabilidad y de servicio al
Nazaret. De aquí se deriva para todo cl hombre el deber bien común. (CM 75).
de trabajar fielmente. así como también rl derecho ;il "En el amor a la patria y en el fiel cumplimiento de los
trabajo. (CM 67). deberes civiles, siéntame obligados los católicos a pro-
Corresponde a este derecho, por parte de la sociedad, el mover el genuino bien común y hagan valer asi el peso
deber de proporcionar trabajo y retribuirlo con justicia. La de su opinión, para que el poder politico se ejerza con
constitución pastoral se muestra firme contra lo que "con de- justicia y las leyes respondan a los preceptos de la moral
masiada frecuencia sucede, en cambio, incluso en nuestros y al bien común. Los católicos, preparados en los asun-
dias, al estar los trabajadores de alguna manera sometidos por tos públicos y fortalecidos, como es su deber, en la fe y
la propia actividad", mientras que, por el contrario, "hay en la doctrina cristiana, no rehúsen desempeñar cargos
que ... adaptar todo el proceso productivo a las exigencias de la politicos, ya que con ellos, dignamente ejercidos, pueden
persona y a sus formas de vida, sobre todo de su vida domésti- servir al bien común y preparar al mismo tiempo los
ca, particularmente en relación con las madres de familia, y caminos del Evangelio. (DAS 14).
teniendo siempre en cuenta el sexo y la edad de cada uno"
El documento conciliar esclarece, al menos en sus líneas
(CM 67). esenciales, cómo hay que entender lo de "preparar los caminos
Junto al derecho a la retribución se invoca también el dere- al Evangelio" en la vida de la comunidad política. De.ello se
cho al descanso.
ocupa largamente la ktica social católica, cuyos principios fun-
En los párrafos siguientes, la constitución pastoral mencio- damentales han sido puestos de relieve en la constitución pas-
na el principio de la participación de los trabajadores en las
empresas y en la planificación de la economía general, y brin- toral. Asi, echando un vistazo general a la vida pública con-
da indicaciones concisas sobre el modo de resolver los conflic- temporánea, el capitulo IV, en la segunda parte de la consti-
tución Gaudium e! spes, recuerda en primer lugar la naturaleza
tos económico-sociales (cf. CM 68). Siguiendo adelante en el y fin de la comunidad politica (cf. CM 74) y examina además la
tema, aclara brevemente de qué modo se ha entendido siempre necesidad y las circunstancias de la colaboración de todos los
en la Iglesia, y debe entenderse hoy, el principio fundamental miembros de la misma a las tareas que la vida pública com-
sobre el destino de los bienes terrenos en favor de todos los
hombres (cf. CM 69). Un párrafo aparte se ocupa de las inver- porta y exige.
siones y del dinero (cf. CM 70). El que sigue se refiere al pro- -La mejor manera de llegar a una politica auténtica-
blema "del acceso a la propiedad", explicando en que consiste mente humana es fomentar el sentido interior de la justi-
la legitimidad de la propiedad privada. En este contexto, la cia, de la benevolencia y del servicio al bien común y
constitución toca el problema de los latifundios, es decir, de robustecer las convicciones fundamentales en lo que
las grandes propiedades de tierra (cf. CM 71). Todos los ele- toca a la naturaleza verdadera de 'la comunidad politica
mentos de la ética social católica han sido introducidos en el y al fin, recto ejercicio y limites de los poderes públicos.
presente capitulo de la constitución Gaudium et spes con refe- (CM 73).
rencia a los cristianos "aue toman Darte activa en el desarrollo ',Esto parece tener especial importancia en el trasfondo
económico-social conteiporáneo propugnan la justicia y la de las justas aspiraciones de nuestra época.
caridad" (CM 72). La conciencia más viva de la dignidad humana ha he-

245
cho que en diversas regiones del mundo surja el propósi- necesidad de una "condena absoluta" de cualquier clase de
to de establecer un orden político-jurídico que proteja guerra, asi como de una "acción internacional para evitarla"
mejor en la vida pública los derechos de la persona, (cf. CM 80-82). Por ende, la constitución Gaudium et spes sub-
como son el derecho de libre reunión, de libre asocia- raya, con fuerza y con firmeza, la necesidad de construir una
ción, de expresar las propias opiniones y de profesar pri- comunidad internacional, cuya misión fundamental sea la de
vada y públicamente la religión. Porque la garantía de conocer bien los conflictos y sus causas, juntamente con la
los derechos de la persona es condición necesaria para búsqueda de remedios (cf. CM 83-90). Dándose cuenta de que
que los ciudadanos, como individuos o como miembros las profundas raíces de los conflictos radican en las desigual-
de asociaciones, puedan participar activamente en la dades económicas, el Concilio ve como tarea principal de la
vida y en el gobierno de la cosa pública%>(CM 73). comunidad de las naciones y de las instituciones internaciona-
les la colaboración en el campo económico. Ello dicta también
El Concilio considera esta participación como un derecho y fórmulas detalladas respecto- a la colaboración internacional,
undeber de los cristianos, y por esa razón dedica a ese tema un considerando tanto la situación de las naciones subdesarrolla-
~ ~~

capitulo entero. Al mismo tiempo, analizando el problema de das, o en vias de desarrollo, como la de las sociedades más
un debido equilibrio entre comunidad política e Iglesia, subra- ricas (cf. CM 86). El documento presta además especial aten-
ya: "Hágase clara distinción entre las acciones que los fieles, ción a los problenias demográficos (cf. CM 87).
individualmente o en grupo, realizan en su propio nombre, Sobre este amplio trasfondo se dibujan las tareas del
como ciudadanos, guiados por la conciencia cristiana, y las cr~stiano:
acciones que realizan en nombre de la Iglesia en comunión con <.Cooperen gustosamente y de corazón los cristianos en
sus pastores" (CM 76). la edificación del orden internacional con la observancia
Sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado hemos de auténtica de las legítimos libertades y la amistosa frater-
volver. nidad con todos, tanto más cuanto que la mayor parte
El último problema importante de la Iglesia en el mundo con- de la humanidad sufre todavía tan grandcs necesidades,
¡ temporáneo -la esfera casi más amplia de la responsabilidad que con razón puede decirsc que es el propio Cristo
cristiana- ha sido afrontado en el capitulo V de la segunda quien en los pobres levanta su voz para despertar la cari-

~
I
parte de la constitución Gaudium et spes, titulado: El fomento
de la paz y la promocidn de la comunidad de los pueblos. Lo
importante en este problema procede, por un lado, de la cons-
dad de sus discípulosL,Que no sirva de escándalo a la
humanidad el que algdnos paises, generalmente los que
tienen una población cristiana sensiblementc mayorita-
1 tatación de que "la sociedad humana por entero ha alcanzado
~ un momento sumamente decisivo en el progreso de su madu-
rez", y por otro, por la convicción de que "la humanidad no
ria, disfrutan de la opulencia, mientras otros se ven pri-
vados de lo ncccsario para la vida y vivcn atormentados
por el hambre, las enfermedades y toda clase de mise-
1 podrá, sin embargo, consumar la obra pretendida de construir
un mundo más humano para todos los hombres a lo ancho y
rias. El espíritu de pobreza y de caridad son gloria y
i testimonio de la Iglesia de Cristo. Merecen, pues, ala-
1 lo largo de toda la tierra, si los hombres no se convierten con
renovado espíritu a la verdadera paz" (CM 77). Por eso, tras
banza y ayuda aquellos cristianos, en especial jóvenes,
1 que se ofrecen voluntarios para auxiliar a los demás
1 haber explicado, a modo de introducción, cuál es la naturaleza hombres y pueblos. Más aún, es deber del Pueblo de
1 de la paz a la luz del derecho natural y de la verdad del Evan. Dios, y los primeros los obispos, con su palabra y ejrm-
I gelio (cf. CM 78), el documento conciliar somete a un detalla- plo, socorrer, en la medida de sus fuerzas, las miserias de
do análisis la problemática moral de la guerra actual, y desea nuestro tiempo y hacerlo, como era antes costumbre en
1 "ante todo mentalizar en el valor inmutable del derecho natu- la Iglesia, no sólo con los bienes superfluos, sino tam-
i ral de gentes y de sus principios universales" (CM 79). La pro- bién con los necesarios,) (CM 88).
pia conciencia del género humano exige abstenerse de los ho-
rrores de la guerra, en particular de la guerra total. Exige, por El Concilio resalta el valor de la presencia constructiva de
lo tanto, frenar la carrera de armamentos, haciendo sentir la la Iglesia en la comunidad internacional, presencia que contri-

247
17.-Renovocidn en sus /uenres
buye a reforzar en el mundo entero la paz y a poner sólidos doctrinal. Sin embargo, sabemos bien que estos dos aspectos se
cimientos a la construcción de la unidad fraterna de los hom- compenetran recíprocamente. La tarea de los estudiosos en
bres, haciendo conocer la ley divina y la natural. La Iglesia se teología moral será la de dar a conocer el fundamento doctri-
esfuerza en este sentido, "sea a través de sus instituciones pú- nal propio de las actitudes que, según el pensamiento del Vati-
blicas, sea con la plena y leal colaboración de todos los cristia- cano 11, deben realizarse. Aunque el Concilio se haya absteni-
nos, animada por el único anhelo de servir a todos" (CM 89). do de tratar muchos problemas que son objeto de discusión y
El documento subraya tambien la participación de todos los de investigación en el campo de la ética y de la teología moral,
cristianos cat6licos y de los hermanos separados en las institu- sin embargo, ha puesto nuevamente de relieve el carácter per-
ciones internacionales que tienen como finalidad la colabora- sonalístico y a la vez universalístico de la moral, que, pertene-
ción en favor de la justicia y de la paz (cf. CM 90). Iustifia et ciendo al Evangelio, corresponde a las exigencias de questro
Pax: con este nombre se ha definido el órgano central de la tiempo.
Iglesia posconciliar, nacido como fruto de la inspiración y de Por eso, la actitud que hemos tratado de esbozar en este
la exhortación de la constitución pastoral. Su misión es ante capítulo tiene un importante significado para la actuación del
todo la de educar y cumplir la misión cristiana de la paz: Concilio. Definiéndola como actitud de "identidad humana",
(.Nada les aprovecha (a los rectores de los pueblos) tra- tocamos, según parece, un punto especialmente sensible para
bajar en la construcción de la paz mientras los senti- el hombre de hoy, y señalamos también de qué modo esta
mientos de hostilidad, de menosprecio y de desconfian- "identidad humana" sea base no sólo de la solidaridad huma-
za, los odios raciales y las ideologias obstinadas, dividen na, subrayada frecuentemente por el Vaticano 11, sino, sobre
a los hombres y los enfrentan entre si. Es de suma ur- todo, de una auténtica "responsabilidad cristiana". El cristia-
gencia proceder a una renovación en la educación de la no alcanza su identidad humana cuando en los diversos cam-

i
mentalidad y a una nueva orientación en la opinión pú- pos de su vida permanece fiel a la ley de la caridad. Entonces
blica. Los que se entregan a la tarea de la educación, la identidad humana del cristiano coincide con la participación
principalmente de la juventud, o forman la opinión pú- en el misterio de Cristo y su misión. Ambas actitudes se com-
blica, tengan como gravisima obligación la preocupa- penetran recíprocamente. Cristo, de quien el Vaticano 11 afir-
ción de formar las mentes de todos en nuevos sentimien- ma que "descubre (...) plenamente el hombre al hombre" (CM
tos pacificos. Tenemos todos que cambiar nuestros 22), no disminuye la identidad humana de ninguno de los que
corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en participan en su misterio, antes, por el contrario, la profundiza
aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a y enriquece. Asi, pues, la actitud de identidad humana es para
cabo, para que nuestra generación mejore,, (CM 82). el cristiano la característica esencial de su fe viva.
"Todo lo que, extraído del tesoro doctrinal de la Igle-
El Concilio Vaticano 11 se ha abstenido de tratar en pro- sia, ha propuesto el Concilio, pretende ayudar a todos
fundidad y, a la vez, detalladamente los problemas éticos, tal los hombres de nuestros días, a los que creen en Dios y a
como parecian indicar los primeros esquemas de los documen- los que no creen en El de forma explicita, a fin de que,
tos preparados para las deliberaciones. Toda la problemática con la más clara percepción de su entera vocación, ajus-
de la moral cristiana ha contribuido, en cambio, a orientar ten mejor el mundo a la superior dignidad del hombre,
fundamentalmente al Concilio y se expresa sobre todo en am- tiendan a una fraternidad universal más profundamente
bos
- ~ documentos
.~~
- ~~~~ ~centrales del Vaticano 11. Basta oensar en la arraigada y, bajo el impulso del amor. con esfuerzo ee-
doctrina referente al Pueblo de Dios y a su misión, que consti- neroso y unido, respondan a las urgentes exigencias de
tuye la forma concreta de la presencia de la Iglesia en el mun- nuestra edad. (CM 91).
d o contemporáneo. La actitud de "identidad humana" y de
"responsabilidad cristiana" es el elemento integrante de la mi-
sión del Pueblo de Dios, sin el cual no podemos hablar de su
autkntica realización. El modo de concebir y de proponer los
contenidos dticos que el Concilio ha escogido es más pastoral que
248
CAPITULO
IV

ACTITUD ECUMENICA

La actitud ecuménica ha encontrado en la doctrina del Va-


ticano 11 no sólo su expresión, sino también una profunda y
articulada motivación, brindada por la doctrina sobre la Igle-
sia como pueblo universal de Dios. El Vaticano 11, señalando
en la Iglesia esta conciencia, conforma ipso facto la actitud
ecuménica entendiéndola en su sentido más amplio. Si bien, en
el sentido estricto del t4rmino. esta actitudseñala la relacidn con
los crisrianos seporados, sin embargo, en cierto modo, expresa
tombién la relación con las religiones no cristianas. Cosa que
viene confirmada por la respectiva declaración.
-En nuestra época, en la que el género humano se une
cada vez más estrechamente y aumentan los vinculos en-
tre los diversos pueblos, la Iglesia considera con, mayor
atención en qué consiste su relación con respecto a las
religiones no cristianas. En su misión de fomentar la
unidad y la caridad entre los hombres, aún más, entre
los pueblos, considera aqui, ante todo, aquello que es
común a los hombres y conduce a la mutua solidaridad.
(DRNC 1).
Podemos decir que estas palabras encierran el fondo huma-
nistico del ecumenismo entendido en el sentido mas amplio.
Hallamos también aqui la confirmación de esa actitud de iden-
tidad humana y de solidaridad de la que antes nos hemos
ocupado.
Esta actitud, sin embargo, t n la doctrina del Vaticano 11,
tiene sobre iodo un profundo sentido religioso.
"Todos los pueblos forman una comunidad, tienen un
mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el
género humano sobre la haz de la tierra, y tienen tam-
bién el mismo fin último, que es Dios, cuya providencia,
manifestación de bondad y designios de salvación se ex-
tienden a todos, hasta que se unan los elegidos en la
25 1
ciudad santa, que será iluminada por el resplandor de hombrc para con Dios Padre y la relación del hombre
Dios y cn la que los pueblos caminarán bajo su luz. para con los hombres sus hermanos están de tal forma
Los hombres esperan de las diversas religiones la res- unidas, que, como dice la Escritura, elque no ama, no ha
puesta a los enigmas recónditos de la condición humana, conocido o Dios (IJn 4.8). Así se elimina el fundamento
que hoy como ayer conmueven intimamente su corazón: de toda teoria o práctica que introduce discriminación
¿Qué es el hombre? ;,Cuál es el sentido y el fin de nuestra entre los hombres y entre los pueblos en lo que toca a la
vida? ¿Qué es el bien y qué el pecado? ¿Cuál es el origen dignidad humana y a los derechos que de ella dimanan.
y el fin del dolor? ;,Cuál es el camino para conseguir la La Iglesia, por consiguiente, reprueba como ajena al es-
verdadera felicidad? ¿Qué es la muerte, el juicio, y cuál piritu de Cristo cualquier discriminación o vejación re-
la retribución después de la muerte? $uál es, finalmen- alizada por motivos de raza o color, de condición o reli-
te, aquel último e inefable misterio que envuelve nuestra gión,, (DRNC 5).
-
existencia, del cual procedemos y hacia el cual nos diri- <<Porlo demás, Cristo, como siempre lo ha profesado y
gimos?,, (DRNC 1). profesa la Iglesia, abrazó voluntariamente, movido por
La conciencia de lo que une entre sí a los seguidores de las inmensa caridad, su pasión y muerte por los pecados de
diversas religiones, incluso no cristianas, inspira un sentido de todos los hombres, para que todos consigan la salva-
unidad y predispone a superar las reclprocas resistencias. como ción. Es, pues, deber de la Iglesia, en su predicación,
se dice en la declaración conciliar. Así, por ejemplo: anunciar la cruz de Cristo como signo del amor univer-
sal de Dios y como fuente de toda gracia,, (DRNC 4).
"La Iglesia mira también con aprecio a los musulma-
nes... Si en el transcurso de los siglos surgieron no pocas Asi también, en la actitud ecuménica radica la fe en la pater-
desavenencias y enemistades, el sagrado Concilio exhor- nidad de Dios, que obrara al universo, y la redención de Cristo.
que es don para todos los hombres sin excepción. La auténtica
ta a todos a que, olvidando lo pasado, procuren sincera- actitud ecuménica es expresión de esta fe, de ella brota y se
mente una mutua comprensión, defiendan y promuevan
hace testimonio de su profundización. Al mismo tiempo esta
unidos la justiciasocial, los bienes morales, la paz y li- actitud manifiesta el profundo amor hacia el hombre, cuya
bertad para todos los hombres* (DRNC 3).
libertad interior respeta, esa "libertad responsable" que co-
El Concilio toma el significado de la actitud ecuménica, rresponde a la convicción intima sobre la verdad, "sobre todo
entendida en sentido amplio, incluso en el campo de la respon- en el campo religioso", como afirma el Concilio en su declara-
sabilidad temporal, que los cristianos aspiran a compartir con ción sobre la libertad religiosa.
todos.
Por lo que respecta a las relaciones con los seguidores de la <.Este Concilio Vaticano declara que la persona huma-
religión del Antiguo Testamento, el Concilio, "escrutando el na tiene derecho a la libertad religiosa ... Declara, ade-
misterio de la Iglesia ..., recuerda el vinculo con el que el pue- más, que el derecho a la libertad religiosa se funda real-
blo del Nuevo Testamento está ligado espiritualmente a la es- mente en la dignidad misma de la persona humana, tal
tirpe de Abrahán" (DRNC 4). como se la conoce por la palabra revelada de Dios y por
la misma razón,, (DLR 2).
<'Como es, por consiguiente, tan grande el patrimonio #.Por tanto, no se le puede forzar (al hombre) a obrar
espiritual, común a cristianos y judíos, este sagrado contra su conciencia ni tampoco se le puede impedir que
Concilio quiere comentar y recomendar el mutuo cono- obre según ella, principalmente en materia religiosa.)
cimiento y aprecio entre ellos, que se consigue, sobre (DLR 3).
todo, por medio de los estudios bíblicos y teológicos y <.Por consiguiente, el derecho a la libertad religiosa no
con el diálogo fraterno. (DRNC 4). se funda en la disposición subjetiva de la persona, sino
..No podemos invocar a Dios, Padre de todos, si nos en su misma naturalezas, (DLR 2).
negamos a conducirnos fraternalmente con algunos
hombres, creados a imagen de Dios. La relación del Esto está de acuerdo también con la esencia misma de la fe:
<*Está,por consiguiente, en total acuerdo con la índole dores. h;i ciiipez;ido rcciciitciiiciitc :i iiifuiidir con iii:iyor
de la fe excluir cualquier género de coacción por parte :ibund;iiicio rii los cristi;iiios dcsuiiidos ciitrc si cl ;!rrc-
de los hombres en materia religiosa,) (DLR 10). peiitiniieiito y el deseo de la utiióii ... P;irticip;iii eii cstc
Asi lo enseña la declaración conciliar, esclareciendo el nioviniieiito dc I:i unid;id.' Il:ini;ido ecuniéiiico, los que
principio de la libertad religiosa a la luz de la revelación. Por- iiivociin ;iI Dios triiio y conlies;iii ii .lesus Señor y S;ilv;i-
que éste fue el modo de obrar de Jesucristo y éste el camino dor: y no sólo c;id;i uiio iiidividuiiliiie~itc.siiio t;iiiihiéii
que siguieron los apóstoles. congregodos eii iisomhleiis. eii las que oyeron cl Eviitige-
lio y ;i 1:)s que cada uno 1l:ini:i 1glesi;i suyn y dc Dios. Siii
#<LaIglesia, por consiguiente.fiel a la verdad evangélica, embargo. casi todos. iiuiique de ni;iiier:i distiiitn. iispiroii
sigue el camino de Cristo y de los apóstoles cuando reco- :I una 1glesi:i de Dios úiiic:~y visible que se:! verd;idrr;t-
noce y promueve el principio de la libertad religioso como mzntr. uiiivers;il y eiivi;id:i ;I todo el niundo. n fin de quc
conforme a la dignidad humana y a la revelación de Diosn el mundo se convierta iil Evaiigelio y de esta ni:iiier:i se
(DLR 12). salve pira glorin de Diosv (DE 1).
Y añade el Vaticano 11: En el capitulo 1, el decreto conciliar formula los principios
católicos del ecumenismo. Sucesivamente, el capitulo 11 trata
t<Aunque en la vida del Pueblo de Dios, peregrino a de la introducción del ecumenismo en la vida, el cual tiene
través de los avatares de la historia humana, se ha dado fundamental importancia para la formación de la acritud ecumé-
a veces un comportamiento menos conforme con el espi- nico en la Iglesia. Tras haber aludido a las escisiones que se
ritu evangélico, e incluso contrario a él, no obstante, produjeron ya en su dia en tiempo de los apóstoles, el docu-
siempre se mantuvo la doctrina de la Iglesia de que nadie mento pasa a los acontecimientos de los tiempos posteriores,
debr ser forzado a abrazar la fe,. (DLR 12). tras las cuales "comunidades no pequeñas se separaron de la
Si el amor al hombre exige el respeto de la "libertad res- plena comunión con la Iglesia católica, seguramente no sin
ponsable" en el campo religioso, debe también buscar las vías culpa de hombres de ambas partes" (DE 3). D i ~ a m o en s segui-
de aproximacidn, e incluso las de una real unidad, especialmente da Que de estas coiiiunidadcs cristianas sepdra&ds. en 0rieGe !
entre los seguidores de Cristo. Por eso: Occidcntr. habla am~liamenreel c n ~ i t u l o111 del dccrcto. Por
tanto, recogemos la afirmación de que quienes... nacen y son
.<Promoverla restauración de la unidad entre todos los instruidos en la fe de Cristo en esas comunidades, no pueden ser
cristianos es uno de los principales propósitos del Conci- acusados del pecado de separación. y la Iglesia cardlica los abra-
lio ecuménico Vaticano 11. Porque una sola es la Iglesia za con fraternal respeto y amor. Más aún, por parte de los hijos
fundada por Cristo Señor; muchas son, sin embargo, las de la Iglesia católica, son justamente reconocidos como her-
comuniones cristianas que a si niismas se presentan ante manos en el Señor" (DE 3). Existe una auténtica convergencia
los hombres como la verdadera herencia de .Jesucristo; entre esta afirmación y la primera, que hemos citado tomán-
todos se confiesan discipulos del Señor, pero sienten de dolas de la declaración sobre la libertad religiosa.
modo distinto y siguen caminos diferentes, como si Cris- Subrayando el sentido de especial fraternidad entre los
to mismo estuviera dividido. Esta divisióii contradice cristianos separados, el Vaticano 11 señala el fundamento obje-
abiertamente a la voluntad de Cristo, cs un escándalo tivo de la unión que existe entre ellos. Si, por lo tanto, por una
para el mundo y daíia la causa santisima de la predica- parte, "a causa de las divergencias. que de diversos modos se
ción dcl Evangelio a todos los hombres,, (DE 1). dan entre ellos y la Iglesia católica, sea en el campo doctrinal
El decreto conciliar acerca del ecumenismo, constatando y, a veces, en el disciplinario, sea acerca de la estructura de la
en el proemio el hecho histórico del cisma, afirma que en nues- Iglesia, no pocos, y a veces graves impedimentos se oponen a
tros tiempos crece entre los cristianos el deseo de unidad. la plena comunión eclesial, a la superación de los cuales se
dirige el movimiento ecuménico" (DE 3 ) , por otra, al mismo
<.Pero el Señor de los siglos, que sabia y pacientemente tiempo, esre movimiento se funda en elementos de auténtica
continúa el propósito de su gracia sobre nosotros peca- unidad.

254 255
*.Además de los elementos o bienes que coniuntamente La fe en la Iglesia apostólica, guiada por el Espíritu Santo,
edifican y dan vida a la propia Iglesia, pueden encon- es, por tanto, para el Concilio, la base sobre la cual debe apoyar-
trarse algunos, más aún, muchísimos y muy valiosos, se la acción ecuménica: el "santo Concilio exhorta a todos los
fuerlr del recinto visible de la Iglesia católica: la palabra fieles católicos a que, reconociendo los signos de los tiempos,
de Dios cscrita, la vida de la gracia, la fe, la esperanza y participen decididamente en la obra ecuménica" (DE 4). Por
la caridad, y otros dones interiores del Espíritu Santo y lo tanto, el Concilio no sólo aprueba, sino que también solicita.
los elementos visibles: todas estas realidades, que provie- El principio básico del ecumenismo, que dice cuán necesa-
nen de Cristo y a El conducen, pertenecen por derecho a ria sea la acción ecuménica, viene a continuación aclarado más
13 única Iglesia de Cristo. Los hermanos separados de detalladamente, lo cual tiene un significado esencial para pre-
nosotros practican también no pocas acciones sagradas cisar la actitud ecuménica.
de la religión cristiana, las cuaies, de distintos modos, .<Por "movimiento ecuménico" se entienden las activi-
según la diversa condición de cada Iglesia o comunidad, dades e iniciativas que, según las variadas necesidades de
pueden, sin duda, producir realmente la vida de la gracia la Iglesia y las características de la época, se suscitan y se
y hay quc considerarla apta para abrir el acceso a la ordenan a favorecer la unidad de los cristianos. Tales
comunión de la salvación. Por ello, las Iglesias y comu- son, en primer lugar, todos los esfuerzos para eliminar
nidades separadas, aunque creemos que padecen defi- palabras, juicios y acciones que no responden, según la
ciencias, dc ninguna manera están desprovistas de scnti- justicia y la verdad, a la condición de los hermanos sepa-
d o y valor en el misterio de la salvación. Porque el rados, y que, por lo mismo, hacen más difíciles las rela-
espíritu de Cristo no rehúsa servirse de ella como medio ciones mutuas con ellos; en segundo lugar, en las reunio-
de salvación, cuya virtud deriva de la misma plenitud de nes de los cristianos de diversas Iglesias o comunidades,
gracia-.y de verdad que fue confiada a la Iglesia católica^> organizadas con espíritu religioso: el dióloao entablado
(Uk 3). entre peritos bien p;eparados;en e¡ que cada uno explica
<<Sinembargo -afirma seguidamente el decreto conci- con mayor profundidad la doctrina de su comunión y
liar sobre el ecumcnismo-, los hermanos separados de presenta con claridad sus caracteristicasn (DE 4).
nosotros, ya individualmente, ya sus comunidades e Igle-
sias, no disfrutan de aquella unidad que Jesucristo quiso De este modo, la actitud ecum6nica debe caracterizarse en
dar a todos aquellos que regeneró y convivificó para un primer lugar por un respeto total hacia los hombres. por la dis-
solo cuerpo y una vida nueva, y que la Sagrada Escritu- Í ponibilidad a encontrarse y a colaborar con ellos, y también por
ra y la venerable Tradición de la Iglesia confiesan. Por-
que úiiicamente por medio dc la Iglesia católica de Cris-
1 el "diálogo". es decir, por el intercambio sobre temas doctrina-
les, lo que obviamente presupone una debida preparación teológi-
to, que es el auxilio general de salvación, puede i ca; este "diálogo", este intercambio de opiniones, que tiene
alcanzarse la total plenitud de los medios de salvacióri. como finalidad la conciencia recíproca, debe, sobre todo, estar
Creemos que el Señor encomendó todos los bienes de la I empapado de oración.
Nueva Alianza a un único Colcgio apostólico, al que I Los católicos, en la acción ecuménica, deben, sin
Pedro preside, püra constituir el único Cuerpo de Cristo, duda, preocuparse de los hermanos separados, orando
al cual es necesario que se incorporen plenamente todos por ellos, tratando con ellos de las cosas de la Iglesia y
los que de algún modo pertenecen al Pueblo de Dios. adelantándose a su encuentro (DE 4).
(DE 3).
Se trata no sólo de la oración por los hermanos separados,
La fuente de esta unidad es el Espíritu Santo: sino también de la que se hace junta con ellos. a fin de impetrar
<<ElEspíritu Santo, que habita en los creyentes y llena y la unidad de la Iglesia.
gobierna a toda la Iglesia, realiza esa admirable unión *Es cosa habitual entre los católicos reunirse con fre-
de los fieles y tan estrechamente une a todos cn Cristo, cuencia para aquella oración por la unidad de la Iglesia
que es el principio de la unidad de la Iglesia>>(DE 2). que el mismo Salvador, la víspera de su muerte, dirigió
257
enardecido al Padre: Que todos sean uno (Jn 17,21). Es espiritual y a una profunda conversión. Por eso, el decreto con-
licito, e incluso deseable, que los católicos se unan con ciliar se expresa así respecto a los católicos:
los hermanos separados para orar en ciertas circunstan-
cias especiales, como son las oraciones "por la unidad" y <.Pero, antes que nada, los católicos, con sincero y
en las asambleas ecuménicas. Estas oraciones en común atento ánimo, deben considerar todo aquello que en la
son medio extraordinariamente eficaz, sin duda, para propia familia católica debe ser renovado y llevado a
impetrar la gracia de la unidad y expresión genuina de cabo para que la vida católica dé un más fiel y más claro
los lazos que siguen uniendo a los católicos con los her- testimonio de la doctrina y de las normas entregadas por
manos separados: Donde hay dos o tres reunidos en mi Cristo a través de los apóstol es^^ (DE 4).
nombre. alliestoy yo en medio de ellos (Mt 18,20)~(DE 8). Seguidamente el texto afirma:
Podemos, finalmente, decir que el Concilio, en toda su ac- *Aunque la Iglesia católica se halla enriquecida con
ción ecum~nica,subraya. con claridad, el primado de la oración. toda la verdad revelada por Dios y todos los medios de
<*Estesagrado Concilio ... se declara consciente de que la gracia, sin embargo, sus miembros no viven con todo
este santo propósito de reconciliar a todos los cristianos el fervor que tales riquezas exigen; tanto que el rostro de
en la unidad de la una y única Iglesia de Cristo excede la Iglesia resplandece menos ante nuestros hermanos
las fuerzas y la capacidad humana. Por eso pone toda su separados y el universo mundo, y se retrasa el creci-
esperanza en la oración de Cristo por la Iglesia, en el miento del reino de Dios., (DE 4).
amor del Padre para con nosotros. en la virtud del Espiritu Y en otro lugar leemos:
Santo. "Y la esperanza no quedará fallida. uues el amor
de Dios se ha derramado e-n nuestros corazones por la %'Elauténtico ecumenismo no se da sin la conversión
virtud del Espiritu Santo, que nos ha sido dado" (Rom interior. Porque es de la renovación interior, de la abne-
5 , 5 ) ~(DE 24). gación propia y de la libérrima efusión de la caridad de
donde brotan y maduran los deseos de la unidad. Por
Precisamente aquí es evidente más aún el lazo entre actitud ello debemos implorar del Espiritu divino la gracia de
ecuménica y todo el proceso del enriquecimiento de la fe, que una sincera abnegación, humildad y mansedumbre en
debe conducir desde el Vaticano 11 al futuro de la Iglesia como servir a los demás y de un espíritu de liberalidad fraterna
Pueblo de Dios. El Concilio es muy consciente de que los cis- con todos ellos.
mas ocurridos a lo largo de la historia han tenido una profun- Recuerden todos los fieles que tanto mejor promove-
da incidencia en el alma humana y en la organización de las rán e incluso practicarán la unión de los cristianos
comunidades separadas. Humanamente parecían irreversibles cuanto mayor sea su esfuerzo por vivir una vida más
e insuperables. Sin embargo, hay que recordar que la acción pura según el Evangelio. Porque cuanto más estrecha
ecuménica y la auténtica actitud ecuménica sólo pueden nacer sea su comunión con el Padre, el Verbo y el Espiritu
de la esperanza, guiada por la fe, de que la Iglesia, dividida Santo, más Íntimamente y más fácilmente podrán aumen-
por los hombres, es en el pensamiento y en la voluntad de tar la mutua verdad,, (DE 7).
Cristo una sola; y de la esperanza de que los hombres, con *Esta conversión del corazón y santidad de vida, junto
ayuda de la gracia y pese a las actuales divisiones, lo mismo con las oraciones públicas y privadas por la unidad de
que a las antiguas, logren alcanzar un día esa unidad que la los cristianos, han de considerarse como alma de todo el
Iglesia tiene en el peiisamiento y en la voluntad de Cristo. movimiento ecuménico y, con toda verdad, pueden Ila-
humildeme mente, por tanto, pedimos perdón a Dios y marse ecumenismo espiritual,, (DE 8).
a los hermanos separados, as¡ como nosotros perdona- I
mos a quienes nos hayan ofendido,, (DE 7). Si hablamos de la actitud ecuménica como de uno de los
elementos de la realizacibn del Concilio Vaticano 11, es necesa-
El primado de la fe y de la esperanza, así como la primacía rio situar en primer plano precisamente este "ecumenismo espiri-
de la oración, están vinculados a la necesidad de una renovación tual". La obra de renovación de la Iglesia y de la unión de los 1
258
cristianos tiene aquí su sólido fund;imento. Ciert:imente, no pan en tales reuniones, bajo la vigilancia de los prelados,
todos pueden piirticipar en el diálogo ecuménico, pero si todos sean verdaderos peritos. De este diálogo brotará un co-
pueden participar dentro de I:i Iglesia en el "ecumenismo espi- nocimiento más claro del verdadero carácter de la Igle-
ritual". No está fuera de lugar advertir que -por lo que res- sia católica. Por este camino se llegará a un conocimicn-
pecta a la distinción entre orientación vertical y horizontal- lo más exacto de la mentalidad de los hermanos
el Vaticano 11 atribuye a la primera, a la vertical. un valor separados, y éstos, a su vez, obtendrán una exposición
preeminente y de ella deriva la función del "diálogo ecuméni- más adecuada de nuestra fe), (DE 9).
co". La unión de los cristianos puede, efectivamente. ser sólo Tras haber puesto en guardia contra un "falso irenismo":
fruto de la gracia. signo del perdón por partc de Dios. Debe- "nada más ajeno al ecumenismo que el falso irenismo" (DE
mos. pues, ante todo. implorarla y merecerla. Todos los es- II), el Vaticano 11 formula los principios positivos de que hay
fuerzos realizados horizontalmente pueden recibir de sólo que servirse en el diálogo ecuménico. sobre todo por parte de los
Dios la fuerza indispensable y el auténtico signific~do"ecu- teólogos católicos.
ménico".
No quiere esto decir que el Concilio infravalore la necesi- .Aparte de esto, en el diálogo ecuménico, los teólogos
dad de acción y de diálogo por parte de todos. Al contrario: católicos, afianzados en la doctrina de la Iglesia, al in-
vestigar con los hermanos separados sobre los divinos
.'Este sagrado Concilio advierte con gozo que la p;irti- misterios, deben proceder con amor a la verdad, con ca-
cipación de los fieles c;itólicos en la labor ecuménic:~ ridad y con humildad. Al comparar las doctrinas, re-
aunienta a diiirio, y I;i recomienda a los obispos de todo cuerden que existe un orden o 'Yerarquía" en las verdades
el mundo para que I;i promuevan diligentemente y la de la doctrina católica, ya que es diverso el enlace de
l
dirijan con prudencia,, (DE 4). tales verdades con el fundamento de la fe cristiana. De
l <'La preocupación por el restablecimiento de la unión esta manera se prepara el camino por el que todos, ani-
es cosa de toda la Iglesia. cuanto de los postores, y aft-c- mados por esta fraterna competencia, se estimularán
ta a cada uno según su propia capacidad. ya sea en la para un conocimiento más profundo y una exposición
i
',:
vida cristiana diaria. ya en las investigaciones teológicas más clara de las irrastreables riquezas de Cristo.> (DE 11).
I/ e históricas. Este cuidado evidencia ya de alguna manera
la unión fraterna que existe entre todos los cristianos y Con estas palabras se perfila una cierta metodología para
i los estudios sobre ecumenismo, lo que tiene mucha importan-
I lleva a la plena y perfecta unidad según la benevolencia de
cia para el diálogo teológico. No se puede, por lo demás, per-

1
Dios), (DE 5 ) .
<.Hay que conocer la disposición de ánimo de los her- der de vista el hecho de que "muchos de los cristianos no
manos separados. Para lo cual se requiere necesariamen- siempre entienden el Evangelio en el campo moral de la misma
te un estudio que ha de realizarse según la verdad y con manera que los católicos, ni admiten las mismas soluciones
j espíritu benévolo* (DE 9). para las cuestiones más dificiles de la sociedad de hoy" (DE
1. 23). Este hecho confirma la necesidad de evitar el falso irenis-
Es obvio que la aproximación no es posible sin un conoci- mo que, trae una apariencia de que casi nada se diferencia. Lo
miento reciproco. Se trata, sin embargo, de un conocimiento que, por otra parte, no impide constatar que los hermanos
reciproco que sirva para aproximarse. separados desean "como nosotros ... adherirse a la palabra de
Cristo como a la fuente de la virtud cristiana, y obedecer al
<<Loscatólicos, debidamente preparados, deben adqui- mandato del Apóstol: ¡Cuanto hagáis, de palabra o de obra,
rir un mejor conocimiento de la doctrina y de la historia, hacedlo todo en nombre del Seiior Jesús, dando gracias al
dc la vida espiritual y cultural, de la psicología religiosa Dios Padre por medio de El! (Col 3,17)". Y el decreto
y de la cultura propia de los hermanos. Para lograr tal concluye:
conocimiento ayudan mucho las reuniones de entrambas
partes para tratar de cuestiones principalmente teológi- <'De aquí puede partir el diálogo ecuménico sobre la
cas en un nivel de igualdad, con tal que los que partici- aplicación moral del evangelio^^ (DE 23).
Lerreno -110 obstante algunas diferencias señala- nos. La vía de la cooperación ecuménica parece más cercana y
das por texto arriba citado respecto al modo de interpretar directamente accesible qiie la via del diálogo teológico. yendo
el Evangelio en su "aplicación moral"-, el Vaticano 11 ve por estas vías debemos observar con detalle la coherencia con
amplias posibilidades de cooperación ecuménica. Porque la verdad, para no transformar el ecumenismo en "falso irenis-
mo" e indiferentismo práctico. Por eso este "santo Concilio
<<La-común- fe con la que se cree en Cristo pro- 1 desea tan insistentemente que las iniciativas de los hijos de la
duce frutos de alabanza y de acción dc gracias Por 10s Iglesia católica procedan juntamente con las de los hermanos
beneficios recibidos de Dios; únesele también un vivo
i separados, sin que se pongan obstáculos a los caminos de la
sentido de justicia y una sincera caridad para con el pró-
jimo. Esta fe activa ha producido no pocas instituc¡oneS ; Providencia y sin que se prejuzguen los futuros impulsos del
Espíritu Santo" (DE 24); como "exhorta a los fieles a abste-
para socorrer la miseria espiritual Y corporal, par;* culti- 1 nerse de cualquier ligereza o celo imprudente que puedan per-
var la educüción de la juventud, para humanizar las con- 1
diciones sociales de la vida, para establecer la paz en el ! judicar el verdadero progreso de la unidad. Desde luego, su
acción ecuménica no puede ser más que plena y sinceramente
mundo,) (DE 23).
. < ~Iglesia
a católica -leemos en la constitución Gau-
dium et S ~ S - de buen grado estima mucho todo 10 que
/ católica, esto es, fiel a la verdad que hemos recibido de los
apóstoles Y de 10s padres, y coherente con la fe que la Iglesia
católica ha profesado siempre, y a la vez inclinada a esa pleni-
en este orden ,han hecho y hace11 las demás Iglesias tris- tud con la que el Señor quiere que crezca su Cuerpo en el
tianas o comunidades eclesiásticas coii su obra de cola- curso de los siglos" (DE 24).
boración. (CI 40). ! La fidelidad a la verdad apostólica y la conformidad con la fe
~~t~ torea común se reduce, en definitivo, "a hacer más hu- "que ha profesada siempre la Iglesia" impone afrontar con toda
mana la familia de los hombres y su historia" (CM 40). i diligencia la cuestión de la "communicario in sacris".
<<Estacooperación de todos los cristianos -manifiesta <<Sinembargo, no es licito considerar la comunicación
el decreto sobre el ecumenismo- expresa .con viveza la en las funciones sagradas como un medio que pueda
unión que ya los vincula entre si y expone a más plena usarse indiscriminadamente para restablecer la unidad
luz el rostro de Cristo siervo. Esta cooperación, vigente de los cristianos. Esta comunicación depende principal-
ya en no pocas naciones, debe ir perfeccionáiidose cada mente de dos principios: de la sigiiificación obligatoria
vez más, sobre todo en las regiones que están viviendo la de la unidad de la Iglesia y de la participación en los
evolución social o técnica, en la recta estimación de la medios de la gracia. La significación de la unidad prohibe
dignidad de la persona humana, en la promoción del la mayoría de las veces esta comunicación. La necesidad
bien de la paz, en la aplicación social continuada del de procurar la gracia la recomienda a veces. (DE 8).
Evangelio, en el desarrollo de las ciencias y de las artes
con espiritu cristiano, y también en el uso de toda clase Tal vez este pasaje pone en evidencia, más que cualquier
dc remedios contra las desgracias de nuestra época, otro, la complejidad de la auténtica actitud ecuménica. Desde
como son el hambre y las calamidades, el analfabetismo luego, manifiesta no sólo la aspiración a la unidad, incluso la
y la miseria, la escasez de viviendas y la injusta distribu- tendencia a manifestar en qué medida esta unidad entre los
ción de los bicnes. Por medio de esta cooperación, todos cristianos supera ya toda división, sino también el deber de
los que creen en Cristo pueden aprender con facilidad la respetar la disciplina de la fe, así como la coherencia con la
manera de conocerse mejor los unos a los otros y de verdad realmente profesada por diversas comunidades. Sin el
apreciarse más y de allanar el camino a la unidad de los ieconocimiento de esta disciplina y de esta coherencia, lo úni-
cristianos,) (DE 12). co que se hace es "perjudicar el verdadero progreso de la uni-
La via de la "aplicación moral del Evangelio" trazada por el dad", como afirma el decreto conciliar en el texto que acaba-
Concilio Vaticano 11 debe, como veremos, sewir al mundo mos de citar (cf. DE 24). La disciplina de la fe y la coherencia
contemporáneo y, al tiempo, facilitar la unión de los cristia- con la verdad profesada no contradicen en nada el principio

1 18.-Renovación en rus fuentes


agustiniano de in necesariis unitas. in dubiis libertas. in omnibus .Todas estas coszis. cuando son realizadas prudente y
caritas. pacientemente por los fieles de la Iglesia c:itólic;i biijo I;i
vigilancia de los pastores, contribuyen al bien de la justi-

ii
'<Conservando la unidad en lo necesiirio -enseria el
decreto-, todos eil la Iglesia. según la funcióil enco- cia y de la verdad. de la concordia y de la colaboración.
mendada a cada uno, guarden la debida libertad. tanto del espíritu fraterno y de la unión; .para que por este
en las varias formas de vida espiritual y de disciplina camino. poco a poco. superados los obstáculos que im-
como en la diversidad de ritos litúrgicos. e incluso en la piden la perfecta comunión eclesiástica. todos los cristia-
elaboración teológica de la verdad revelada: pero practi- nos se congreguen en 13 única celebración de la Eucaris-
quen en todo la caridad. Porque. con este modo de pro- tía, para que aquella unidad de una y única Iglesia que
Cristo concedió desde el principio a su Iglesia. y que
j ceder. todos manifestarán cada vez más plenamente la
auténtica catolicidad. al mismo tiempo que la apostolici- creemos que subsiste indefectible en la Iglesia católica,

,i da de la Iglesia. (DE 4).


En otro lugar, el decreto subraya que "las divisiones de
crezca cada día hasta la consumación de los siglos. (DE
4).
La aparición de la actitud ecuménica y su ordenado des-
los cristianos impiden que la propia Iglesia realice la plenitud
de la catolicidad que le es peculiar" (DE 4). arrollo, en conformidad con la doctrina del Vaticano 11, es uno
! La autintica actitud ecuménica tiende a realzar esa pleni- de los signos principales y. al mismo tiempo. una de las pruebas
! de la renovación de la Iglesia.
tud, no obsrante las diferencias. de las que casi diríamos que se
! sirve. La doctrina del Vaticano 11 acerca del ecumenismo acen- "Toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente
túa vigorosamente la importancia de la caridad como energid en el aumento de la fidelidad hacia su vocación; por
que también lleva a la unidad en la verdad, respetando, sin eso, sin duda, se explica por qué el movimiento tiende
embargo, el significado propio de la verdad profesada por hacia la unidad. La Iglesia peregrina en este mundo es
¡1 cada cristiano y cada comunidad cristiana. llamada por Cristo a esta perenne reforma, de la que

,;i
,, "Es evidente que el trabajo de preparación y reconci-
liación de todos aquellos que desean la plena comunica-
ción católica se diferencia por su naturaleza de la labor
ecuménica; no hay, con todo, oposición alguna, puesto
ella, en cuanto institución terrena y humana, necesita
permanentemente; tanto que, si algunas cosas, por cir-
cunstancias de lugar y tiempo, decayeren de su debida
observancia en las costumbres, en la disciplina ecle-
! que ambas proceden del admirable designio de Dios. siástica o, incluso, en el modo de exponer la doctrina
l (DE 4). -lo que debe distinguirse con sumo cuidado del depó-
1i El Concilio ve, en este punto, la vía ecuménica que lleva a
sito mismo de la fe-, deberán restaurarse a tiempo en
la forma y orden debidos" (DE 6).
la unión de los cristianos como una vía que tiene sus peculiari-
1 dades, pero reconociendo que en ella obra el Espíritu Santo, al Al final de la constitución Gaudium e! spes, el Vaticano 11
afirma que
que debemos fidelidad. Fidelidad que se manifiesta precisa-
mente en la actitud ecuménica. <'La unidad de los cristianos es objeto de esperanza y
Desde el Vaticano 11 acá es muchísimo lo que se ha hecho de deseos, hoy incluso, por muchos que no creen en
en progreso de la acción ecuménica. Con la ayuda de las insti- Cristo. Los avances que esta unidad realice en la verdad
l
i
tuciones existentes y de diversos ambientes se han puntualiza-
d o no pocas cuestiones referentes a la convivencia recíproca
con los cristianos separados. Aquí, empero, nos detenemos a
y en la caridad bajo la poderosa virtud del Esviritu San-
to serán otros tantos presagios de unidad y dé paz para
el universo mundos, (CM 92).
considerar la propia doctrina del Concilio. Doctrina que, guiada
por el Espíritu Santo, perfila .la forma esencial de la acritud De ahí el llamamiento dirigido a todos los hermanos cris-
ecuménica, la cual forma parte de todo el proceso del enrique- tianos a "cooperar fraternalmente para servir a la familia hu-
cimiento de la fe. Este proceso es tarea de todos y cada uno, mana, que está llamada en Cristo Jesús a ser la familia de los
i de acuerdo con el puesto y grado de cada cual. hijos de Dios" (CM 92).
CAP~TULO
V

ACTITUD APOSTOLICA

Lo que en el presente análisis del proceso de enriqueci-


miento y profundizacibn de la fe querríamos calificar y nom-
brar como actitud apostólica constituye, en cierto sentido, una
precisidn de las consideraciones anteriores propuestas en el capi-
tula titulado "Misión y testimonio". En dicho capitulo ha que-
dado perfilado el fundamento del que se origina la actitud
apostólica. Si, siguiendo la doctrina del Vaticano 11, sabemos
que la fe, en cuanto respuesta del hombre a Dios que se revela
a si mismo, se expresa como disponibilidad a aceptar y asumir
la misión salvifica, estamos ya seiialando la actitud apostólica,
llegando asicasi a la raiz misma del apostolado en la existen-
cia del cristiano, plasmada por la fe. Este problema merece ser
considerado detalladamente, en razón de haber sido amplia-
mente tratado por el magisterio del Vaticano 11. Nos propone-
mos hacerlo en las dos secciones siguientes, la primera de las
cuales estará dedicada al apostolado entendido en sentido lato,
y la segunda, al problema de la formación, indispensable en
todo apostolado.

<<Comoel Hijo fue enviado por el Padre, así también El


envió a los apóstoles (cf. Jn 20,21) diciendo: Id, pues, y
enseñad a todas las genres. bautizándolas en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. enseñándoles a
guardar todo lo que os he mandado. Yo estaré con voso-
tros siempre hasta la consumación del mundo (Mt 28,19-
20). Este solemne mandato de Cristo de anunciar la ver-
dad salvadora, la Iglesia lo recibió de los apóstoles con
orden de realizarlo hasta los confines de la tierra (cf. Act
1,8). Por eso hace suyas las palabras del Apóstol: )Ay de
m i s i no evangelizare! ( I c o r 9,16), y sigue incesantemen-
te enviando evangelizadores, mientras no estbn plena-
mente establecidas las Iglesias recién fundadas y ellas, a
su vez, continúen la obra evangelizadora. El Espintu
Santo la impulsa a cooperar para que se cumpla el desig-
267
l nio de Dios, quien constituyó a Cristo principio de sal-
vación pard todo el mundo,, (CI 17).
cuerpo, de igual manera en el Cuerpo mistico de Cristo,
que es la Iglesia, todo el cuerpo crece según la operación
propia de cada uno de sus miembros (Ef 4,16). No sólo
esto. Es tan estrecha la conexión y trabazón de los
1 miembros en este Cuerpo (cf. Ef 4,16), que el miembro
Apostolado que no contribuye según su propia capacidad al aumen-
to del Cuerpo debe reputarse como inútil para la Iglesia
Como se deduce de estas palabras de la constitución Lumen y para si mismo. (DAS 2).
genrium. Cristo transmitió a los apóstoles la misión salvificd Según esta premisa teológica,el apostolado de la Iglesia se
recibida del Padre, y los apóstoles la han pasado a la Iglesia, a ident~flcacon el apostolado entendido en sentido lato. es decir,
fin de que ella le db pleno cumplimiento, bajo la guia de quie- con lo misión y vocación de rodos los bautizados.
nes son, por oficio, sucesores de los apóstoles. "Cristo, santifi-
cado y enviado al mundo por el Padre (cf. J n 10,36), ha hecho, *.A todos los cristianos se impone, por consiguiente, la
por medio de los apóstoles, participes de su consagración y de gloriosa tarea de trabajar para que el mensaje divino de
su misión a sus sucesores, los obispos, quienes confían legiti- la salvación sea conocido y aceptado en todas partes por
mamente, en diversos grados, el oficio de su ministerio a diver- todos los hombres. (DAS 3).
sas personas en la Iglesia" (CI 28). Se trata, directamente, de <,Por tanto, el apostolado de la Iglesia y de todos sus
los presbiteros y diáconos. Sin embargo, la misión salvifica ha miembros se ordena en primer lugar a manifestar al
sido transmitida a toda la Iglesia y, en la Iglesia, a todos los mundo con palabras y obras el mensaje de Cristo y a
miembros del Pueblo de Dios sin excepción, si bien de forma y comunicar su gracia,, (DAS 6).
en medida distintas. Por consiguiente:
.<La Iglesia ha nacido con este fin; propagar el reino de *El derecho v la oblieación de eiercer el aoostolado es
Cristo en toda la tierra para gloria de Dios Padre, y algo común á todos -los fieles,. clbrigos 'o seglaresn
hacer así a todos los hombres participes de la redención (DAS 25).
salvadora y, por medio de ellos, ordenar realmente todo el
universo hacia Cristo. Toda la actividad del Cuerpo mísri- El lazo existente entre el apostolado y la realidad del "ser
co, dirigida a este fin, recjbe el nombre de apostolado, el cristiano", esto es, la esencia misma de la vocación cristiana,
cual la Iglesia lo ejerce por obra de todos sus miembros, sirve para que se deba considerar la actitud aposrólica en su
aunque de diversas maneras. La vocación cristiana es, por esencia y su multiplicidad a la vez. Todo el Pueblo de Dios
su misma naturaleza. vocación también al aposrolado~~ participa en el patrimonio apostólico; si la jerarquia garantiza
(DAS 2). de modo particular la "apostolicidad" de la Iglesia, no menos
Este texto es muy importante, ya que explica la esencia del son llamados todos a edificar la Iglesia a través de su apostola-
apostolado y revela su estrecho vinculo con la vocación cristia- d o para "ordenar ... el mundo entero a Cristo". Esta tarea exi-
na. El apostolado de la Iglesia, que consiste en orientar al ge que se defina el orden según el cual se edifica la Iglesia, y
mundo entero hacia Cristo, entra, por así decir, en la realidad además que se esclarezcan los principios en los que se basa la
misma del "ser cristiano", y es a través de esta realidad como colaboración. Siguiendo la doctrina del Concilio, dedicaremos
se define fundamentalmente, mientras, a su vez, la determina expresamente un capitulo a este tema. De momento nos deten-
del mismo modo. El Concilio acude aqui a la analogía del dremos en el apostolado para determinar, según el pensamien-
Cuerpo mistico. to del Vaticano 11, las características propias de cada una de
las vocaciones en el seno del Pueblo de Dios.
~ A s como
i en el conjunto de un cuerpo vivo no hay Por lo que respecta a las relaciones entre el apostolado de los
miembros que se comporten de forma meramente pasi- seglares y el apostolado de la jerarquía (y de la actitud apostóli-
va, sino que todos participan en la actividad vital del ca consecuente), hay que subrayar que se inregran mutuamente,
ya que la vocación sacerdotal presupone el apostolado de todo Prro iio puede diirsc esta rrspuestn sin I;i iiiocióii y I:I
el Pueblo de Dios, y particularmeiite el de la familia cristiana, fortalcz;~del Espiritu Saiito.~(DM 24).
sobre todo de los padres. La actitud apostólica de los que en el Pueblo de Dios han
.<Sonpara sus hijos los primeros predicadores y educa- recibido el sacramento del orden tiene una coracteristica especi-
dores de la fe; los forman con su palabra para la vida fica. cuyos orígenes hay que buscarlos propiamente en esta
cristiana y apostólica, les ayudan prudentemente a elegir sacramento.
su vocación y fomentan con todo esmero la vocación .-El don espiritual que los ;ipóstoles recibieron en la
sagrada cuando la descubren en sus hijos,, (DAS 11). ordenacióii no les prepara a uiia misión liinitüda y res-
En el presente capitulo tralaremos de seguir el pensamiento tringida. sino n la niisión universal y amplísima de salvn-
del Vaticano 11, ilustrando en primer lugar en qué manera el ción hasta lo último de la tierra (Act 1.8). pues cualquier
apostolado se une a la vocación sacerdotal y religiosa, y tam- ministerio sacerdotiil participa de Iii mismii amplitud
bién a la vocación de los seglares en la Iglesia. Estas diversas universal de la misión confiada por Cristo a los apóstol es^^
formas de apostolado tienen su único origen en la vocación cris- (DMVS 10).
tiana, de la que proceden y a cuya realización se dirigen. De <.Como los presbiteros participan, por su parte. cl mi-
los sacerdotes dice el Concilio: "Si bien es cierto que, por ra- riisterio de los apóstoles, dales Dios gracia pnra que sean
zón del sacramento del orden, desempeñan en el Pueblo y por ministros de Cristo en las naciones desempeñando CI sa-
el Pueblo de Dios un oficio excelentísimo y necesario de pa- grado ministerio del Evangelio, a fiii de que sea acepta-
dres y maestros, son, sin embargo, juntamente con todos los da la oblación de las naciones santificadas por el Espi-
fieles, discípulos del Seiior, y por la gracia de Dios que Ilama, ritu Santo. Pues por la predicación apostólica del
fueron hechos participes de su reino. Porque ... son hermanos Evangelio se convoca y congrega al Pueblo de Dios. de
entre sus hermanos" (DMVS 9). suerte que todos los que a este pueblo pertenecen, por
Su apostolado, en cuanto a la forma y su radio de acción, estar santificados por el Espiritu Saiito, se ofrezcan a sí
está estrechamente ligado al sacramento del orden. mismos conlo sacrificio viviente. santo y aceplo a Dios
(Rom 12,1)), (DMVS 2).
<.Porque el sacerdocio de Cristo, del que los presbiteros
han sido hechos realmente partícipes, se dirige necesaria- La índole propia del apostolado de los sacerdotes, tal
mente a todos los pueblos y a todos los tiempos, y no como la presentan los citados textos, debe reflejarse en su for-
está reducido por límite alguno de sangre, nación o mación, y de ella hablaremos aparte. Por formación eutendr-
edad, como misteriosamente se representa ya en la figu- mos un configurarse de la vida que corresponde a diversas
ra de Melquisedec. Recuerden, pues, los presbiteros que vocaciones, es decir, a diversas misiones en la Iglesia. Las cita-
deben llevar atravesada en su corazón la solicitud por das enunciaciones del Vaticano 11 subrayan suficientemente el
todas las Iglesiasn (DMVS 10). carácter propio de la misión de los presbiteros; digamos, de
aquellos que han recibido el sacramento del orden.
Lsto encuentra su expresión particular en el apostolado mi- Análogamente, el Concilio pone de relieve el significado
sionero: apostólico de la vocación religiosa.
"Aunque a todo discípulo de Cristo incumbe la tarea -En medio de tanta variedad de dones, todos los que
de propagar la fe según su condición, Cristo Señor, de son llamados por Dios a la práctica de los consejos
entre los discípulos, llama siempre a los que quiere para evangélicos y los profesan fielmente, se consagran de
que le acompañen y para en,viarlos a predicar a las gen- modo particular a Dios, siguiendo a Cristo, que, virgcn
tes,, (DM 23). y pobre (cf. Mt 8,20; Lc 9,58), por su obediencia hasta la
'<El hombre, sin embargo, debe responder al Ilama- muerte de cruz (Flp 2,8), redimió y santificó a los hom-
miento de Dios, de forma que, sin asentir a la carne y a bres. Así, movidos por la caridad, que el Espiritu Santo
la sangre, se vincule totalmentr a la obra del Evangelio. derrama en sus corazones (cf. Rom 5,5), viven más y

27 1
más para Cristo y su Cuerpo, que es la Iglesia (cf. Col .Y como es necesario que los discípulos den siempre
1,24). Ahora bien, cuanto más fervientemente se unen testimonio de esta caridad y humildad de Cristo imitán-
con Cristo por esa donación de si mismos, que abarca la dola, la Madre Iglesia se goza de que en su seno se
vida entera, tanto más feraz se hace la vida de la Iglesia hallen muchos varones y mujeres que siguen más de cer-
y más vigorosamente se fecunda su apostolado>~ (DVR 1). ca el anonadamiento del Salvador y dan un testimonio
Estas afirmaciones señalan los estrechos lazos existentes en- más evidente de El al abrazar la pobreza en la libertad
de los hijos de Dios y al renunciar a su propia voluntad.
tre la vocación religiosa y el apostolado de la Iglesia. La voca-
ción religiosa participa de moda particular en la misión salvifica A saber: aquellos que, en materia de perfección, se so-
meten a un hombre por Dios más allá de lo mandado, a
de la Iglesia, y por eso es también una forma muy importante de
apostolado. fin de hacerse más plenamente conformes a Cristo obe-
diente,> (CI 42).
"La profesión de los consejos evangélicos aparece
como un símbolo que puede y debe atraer eficazmente a Si el Vaticano 11 enseña que la vocación cristiana es, por
todos los miembros de la Iglesia a cumplir sin desfalleci- naturaleza, vocación de apostolado, lo demuestra también pro-
miento los deberes de la vida cristiana,, (C1 44). porcionalmente respecto a la vocación religiosa.
Y, por lo tanto, en el decreto Ad genies, hablando de la "Toda la vida religiosa de sus miembros debe estar im-
actividad misionera de la Iglesia, el Concilio enseña: buida de espíritu apostólica, y toda la acción opostdlica,
informada de espíritu religioso» (DVR 8).
',Promu&vase con diligencia, desde el período de im-
plantación de la Iglesia, la vida religiosa, la cual no sola- El apostolado no es algo externo y sobreañadido a la vida
mente proporciona a la actividad misionera ayudas pre- religiosa, sino que se inserta en ella en virtud de la profunda e
ciosas y enteramente necesarias, sino que, por una interior identidad de la propia vocación religiosa.
más íntima consagración a Dios hecha en la Iglesia, in- ..Así, pues, a fin de que sus miembros respondan ante
dica claramente también la naturaleza intima de la voca- todo a su vocación de seguir a Cristo y sirvan a Cristo
ción cristiana,, (DM 18). mismo en sus miembros, es necesario que su acción
-Mas, como quiera que esta donación de sí mismos ha apostólica proceda de la íntima unión con El. Con lo
sido aceptada por la Iglesia, sepan (los religiosos) que que se fomenta la caridad misma para con Dios y el
están también destinados a su servicio. Este servicio de prójimo^^ (DVR 8).
Dios debe urgir y fomentar en ellos el ejercicio de las
virtudes, señaladamente de la humildad y obediencia, de Cuando el decreto trata, por ejemplo, de las monjas, que
la fortaleza y castidad, por las que participan del anona- "por su instituto se dedican a las obras externas de apostola-
damiento de Cristo (cf. Flp 2,7-S), a la vez que de su do", establece:
vida en el espíritu (cf. Rom 8,l-13). Así, pues, los religio- "Deben ser eximidas de la clausura papal, a fin de que
sos, fieles a su profesión, dejándolo todo por Cristo (cf. puedan cumplir mejor las funciones de apostolado que
Mc 10,28), deben seguirle a El (cf. Mt 19,21) como a lo se les encomiendan, manteniendo, no obstante, la clau-
único necesario (cf. Lc 10,42), oyendo sus palabras (cf. sura según la norma de las constitucionesn (DVR 16).
Lc 10.39) y dedicándose con solicitud a los intereses de
Cristo (cf. I c o r 7,32). Por eso, los miembros de cual- El Concilio ha dedicado la mayor atención al apostolado se-
quier instituto, buscando ante todo y únicamente a glar, dato este que debe ciertamente hacernos ver en ello un
Dios, es menester que junten la contemplación, por la 6' .
signo de los tiempos". Y es que tenemos que convenir que, en
que se unen a Dios de mente y corazón, con el amor la doctrina de la Iglesia, nos habíamos ocupado de este proble-
apostólico, por el que se esfuerzan en asociarse a la ma escasamente duraate demasiado tiempo. De ahí la necesi-
obra de la redención y a la dilatación del reino de Dios. dad de remediar este vacío. En este caso, y precisamente res-
(DVR 5). pecto a los seglares en la Iglesia y a su apostolado, hemos
/i
273
rccibido del Concilio muy ricas enseñanzas, de forma que el los asuntos temporales y ordenándolos según Dios. Vi-
Vaticano 11 puede llamarse con justicia el Concilio de los se-
glares. Podemos decir más: el problema del apostolado de los
seglares ha dado ocasión a una más amplia y penetrante elabo-

ciliar, y este texto lo confirma:


-
ración del tema del "apostolado" en el magisterio global con-

.<Porquecl apostolado de los seglares, que brota de I;i


1 ven en el siglo, es decir, en todos y cada uno de los
deberes y ocupaciones del mundo y en las condiciones
ordinarias de la vida familiar y social, con las que su
existencia está como entretejida. Allí están llamados por
Dios, para que, desempeñando su propia profesión,
guiados por el espiritu evangélico, contribuyan a la san-
tificación del mundo como desde dentro, a modo de fer-
esencia misma de su vocación cristiana, nunca puede fal- mento. Y asi hagan manifiesto a Cristo ante los demás,
tar en la Iglesia. La propia Sagrada Escritura demuestra primordialmente mediante el testimonio de su vida, por
con abundancia cuán espontáneo y fructuoso fue tal di- la irradiación de la fe, la esperanza y la caridad. Por lo
namismo en los orígcnes de la Iglesia (cf. Act 11.19-21; tanto, de manera singular, a ellos corresponde iluminar
18,26; Rom 16,l-16; Flp 4.3). Nuestro tiempo no exige y ordenar las realidades temporales a las que están estre-
menos celo en los seglares. Por el contrario, las circuns- chamente vinculados, de tal modo que sin cesar se reali-
tancias actuales piden un aposrolado seglar mucho más cen y progresen conforme a Cristo y sean para la gloria
intenso y más amplio^^ (DAS 1). del Creador y del Redentor,) (CI 31).
El documento subraya: No cabe decir que sea ésta la definición del laicado, sobre
<<Pruebade esta múltiple y urgente necesidad es la ac- todo teniendo en cuenta la amplitud del texto, pero lo que si
ción manifiesta del Espiritu Santo, que da hoy a los sc- podemos afirmar es que expresa lo que es esencial para la vo-
glares una conciencia cada dia más clara de su propia cación y la misión de los seglaresen la Iglesia. La propia natu-
responsabilidad y los impulsa por todas partes al servil raleza de la "laicidad" indica un lazo con el mundo, por lo
cio de Cristo y de la Iglesias>(DAS 1). que la vocación de los seglares se diferencia de la jerarquía y
de la de los religiosos (a los que Cristo y la Iglesia han impues-
El problema del apostolado de los seglares lo trata esen- to un determinado apartamiento del mundo). Más aún: este
cialmente el documento central del Vaticano 11, la constitución lazo con el mundo, este "carácter seglar" propio del laicado, es
Lumen gentium. El decreto sobre el apostolado de los seglares la base de su apostolado específico: "allí son llamados por Dios
-sin perjuicio de que contenga notable riqueza doctrinal- es para contribuir... a la santificación del mundo". La laicidad,
más bien un documento complementario y práctico. Los scgla- por lo tanto, está al servicio de la santidad y es, pues, todo
res constituyen el sector más amplio del Pueblo de Dios, su menos su negación. La laicidad radicada en la misma esencia
fundamento social. El Vaticano II ha estudiado en profundi- de la vocación cristiana de los seglares constituye una especial
dad la estructura de este fundamento y nos ha mostrado su trama y expresión de su apostolado especifico.
dinamismo específico.
<.Hay en la Iglesia diversidad de ministerios, pero uni-
.El carácter secular es propio y peculiar de los laicos. dad de misión. A los apóstoles y a sus sucesores les con-
Pues los miembros del orden sagrado, aun cuando algu- fió Cristo el encargo de enseñar, de santificar y de regir
na vez pueden ocuparse de los asuntos seculares incluso en su propio nombre y autoridad. Los seglares, por su
ejerciendo una profesión secular, están destinados prin- parte, al haber recibido participación en el ministerio sa-
cipal y expresamente al sagrado ministerio por razón de cerdotal, profético y real de Cristo, cumplen en la Iglesia
su particular vocación. En tanto que los religiosos, en y en el mundola parte que les atañe en la misión total
virtud de su estado, proporcionan un preclaro e inesti- del Pueblo de Dios. (DAS 2).
mable testimonio de que el mundo no puede ser trans- .<Ahora bien, el apostolado de los laicos es participa-
formado ni ofrecido a Dios sin el espiritu de las bien- ción en la misma misión salvifica de la Iglesia, apostola-
aventuranzas. A los laicos corresponde, por propia d o al que todos están destinados por el Señor mismo en
vocación, tratar de obtener el reino de Dios gestionando virtud del bautismo y de la confirmaciónn (CI 33).
274 275
,.El deber y el derecho del seglar ;iI :~p»stol:ido deriv;i jerarquía como los seglares participan de los dones carismáti-
de su misni;i unión con Cristo C;ibcz;i. Insertos por el cos. Estos nos preparan para emprender "diversas obras y ofi-
bautismo en el Cuerpo misrico de Cristo. robustecidos por cios", juntamente, en bien de la comunidad humana y cristia-
la confirmación en la .fortaleza del Espíritu Santo. es el na. Vivifican todo apostolado, incluido el de los seglares, a fin
mismo Señor el que los destina al apostolado» (DAS 3). de que "contribuyan ellos también, como buenos dispensado-
-Y los siicramentos. especialnieiite la sagrada Eucnris- res de las diversas gracias recibidas de Dios" (1Pe 4,10), a la
tia. comunic;in y alinientan aquel amor hacia Dios y ha- edificación de todo el Cuerpo en la caridad (cf. Ef 4,16). De la
cia los hombres que es el alma de todo npostol;ido,~ recepción de estos carismas, incluso los más sencillos, brota
(CI 33). para todo creyente el derecho y el deber de ejercerlos para bien
de los hombres y edificacidn de la Iglesia. tanto /a Iglesia como
Hemos querido analizar en el presente estudio estas actitu- tal, como en el mundo" (DAS 3). Descubriendo la vocación de
des, cuya formación discurre paralelamente al proceso del enri- los seglares en la comunidda del Pueblo de Dios, el Concilio
quecimiento y profundización de la fe. Que la formación de ka ha despertado nuevamente la atención hacia los carismas inhe-
actitud apostólica radique en la actitud de participación resul- rentes a su vocación, y, en cualquier caso, ha reivindicado el
ta evidente tras el análisis al que hemos dedicado ya bastante lugar que les corresponde en la vida de la Iglesia.
espacio. En este campo. el Concilio ha aportado un enriqueci- Hay que tener en cuenta que los carismas de los seglares se
miento incalculable. unifican con su vocación.
Incluso si la fuente principal de la que el cristiano bebe su
participación en la misión de Cristo es la palabra de Dios y los .,Ejercen, en realidad, el apostolado con su trabajo por
sacramentos, esta realidad, sin embargo, simultáneamente está evangelizar y santificar a los hombres y por perfeccionar
cruzada por otra corriente, la de la acción íntima del Espiritu y saturar de espiritu evangélico el orden temporal, de tal
Santo. Y ésta, manifestándose en las diversas vocaciones, co- forma que su actividad en este orden dé claro testimonio
bra capital importancia para el apostolado y la construcción de Cristo y sirva para la salvación de los hombres. Y
de la Iglesia. como lo propio del estado seglar es vivir en medio del
mundo y de los negocios temporales, Dios llama a los
..Además, el mismo Espiritu Santo -leemos eii el capi- seglares a que, con el fervor del espiritu cristiano, ejer-
tulo dedicado al Pueblo de Dios- no sólo santifica y zan su apostolado en el mundo a manera de fermento.
dirige el Pueblo de Dios mediante los sacramentos y los (DAS 2).
ministerios, y le adorna con virtudes, sino que también Empapar de espiritu evangélico toda el orden de las cosas
distribuye gracias especiales entre los fieles de cualquier temporales. y pe$eccionarlo, parece constituir la característica
condición, dando a cada uno según quiere ( I c o r 12,ll) particular del apostolado de los seglares. Y , justo, discurriendo
sus dones, con los que les hace aptos y prontos para por estos caminos, debemos deducir cuáles sean sus tareas
ejercer 13s diversas obras y deberes que sean útiles para apostólicas y formar su actitud apostólica.
la renovación y la mayor edificación de la Iglesia, según
aquellas palabras: A cada uno... se le otorga la manifesta- .$La misión de la Iglesia no es sólo ofrecer a los hom-
cidn del Espíritu para común utilidad ( I c o r 12,7). Estos bres el mensaje y la gracia de Cristo -esto constituye
carismas. tanto los extraordinarios como los más comu- tarea especial de la jerarquia-, sino también impregnar
nes y difundidos, deben ser recibidos con gratitud y con- y perfeccionar todo el orden temporal con el espiritu
suelo, porque son muy adecuados y útiles a las necesida- evangélico. Los seglares, por tanto, al realizar esta mi-
des de la Iglesia* (CI 12). sión de la Iglesia, ejercen su propio apostolado tanto en
la Iglesia como en el mundo, lo mismo en el orden espi-
A propósito de los carismas, en la Iglesia antigua tenemos, ritual que en el temporal; órdenes ambos que, aunque
entre otras informaciones, las de las cartas de San Pablo. El distintos, están intimamente relacionados en el único
Vaticano 11 recoge estas ensefianzas del Apóstol y las aplica a propósito de Dios, que lo que Dios quiere es hacer de
la vida actual de la Iglesia. En el Pueblo de Dios, tanto la todo el mundo una nueva creación en Cristo, incoativa-
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mente aqui en la tierra, plenamente en el último dia. El por qué y en qué sentido el perfeccionamiento del orden tem-
seglar, que es al mismo tiempo fiel y ciudadano, debe poral sea precisamente apostolado. Esta dilucidación es bien
guiarse, en uno y otro orden, siempre y solamente por su clara, ya que explica la relación válida entre el valor de las
conciencia cristiana), (DAS 5 ) . cosas temporales y la persona humana, en la cual la dimensión
Nos viene a la mente cuanto el Concilio ha enseñado sobre de la naturaleza se encuentra con la de la gracia, haciendo que
las relaciones entre la evolución temporal del mundo y el "creci- ambas culminen en Cristo. De ahi
miento del reino". Esta verdad tiene particular importancia <.Es obligación de toda la Iglesia trabajar para que los
para los seglares, para la formación de su mentalidad, de su hombres se capaciten a fin de establecer rectamente todo
conciencia y de su apostolado. A esto se refiere cuanto hemos el orden temporal y ordenarlo hacia Dios por Jesucristo.
dicho anteriormente sobre el tema de la actitud de responsabi- Es preciso, sin embargo, que los seglares acepten
lidad cristiana, que es elemento integrante del apostolado, y como obligación propia instaurar cl orden temporal y
particularmente del apostolado de los seglares. El decreto de- actuar directamente y de forma concreta en dicho orden,
dicado a este problema nació sobre la base de la doctrina con- dirigidos por la luz del Evangelio y la mente de la Igle-
tenida en los principales documentos del Vaticano 11. Y aqui sia, y movidos por la caridad cristiana,, (DAS 7).
cobra su fuerza la convicción que ha llevado a definir la natu- A estas tareas corresponden las directrices que la constitu-
raleza específica de la misión y del apostolado de los seglares.
ción Lumen gentium da a los seglares.
.<El plan de Dios sobre el mundo es que los hombres <<Deben,por tanto, los fieles conocer la intima natura-
instauren con espíritu de concordia el orden temporal y leza de todas las criaturas, SU valor y SU ordenación a la
lo perfeccionen sin cesar.
Todo lo que constituye el orden temporal: bienes de la gloria de Dios. Incluso en las ocupaciones seculares de-
vida y de la familia, la cultura, la economía, las artes y ben ayudarse mutuamente a una vida más santa, de tal
las profesiones, las instituciones de la comunidad politica, manera que el mundo se impregne del espiritu de Cristo
las relaciones internacionales y otras realidades semejan- y alcance su fin con mayor eficacia en la justicia, en la
tes, así como su evolución y progreso, no son solamente caridad y en la paz,, (C1 36).
medios para el fin último del hombre, sino que tienen Por eso precisamente:
además un valor propio puesto por Dios en ellos, ya se <Igualmente, coordinen los laicos sus fiterzas para sa-
los considere en si mismos, ya como parte de todo el near las estructuras y los ambientes del mundo cuando
orden temporal: Y vio Dios todo lo que había hecho. y era inciten al pecado, de manera que todas estas cosas sean
muy bueno (Gén 1,31). Esta bondad natural de las cosas conformes a las normas de la justicia y más bien favo-
temporales recibe una dignidad especial por su relación rezcan que obstaculicen la práctica de las virtudes.
con la persona humana, para coyo servicio fueron crea- Obrando de este modo. impregnaran de valor moral la
das. Plugo, finalmente, a Dios unificar todas las cosas, cultura y las realizaciones humanas,, (CI 36).
tanto naturales como sobrenaturales, en Cristo Jesús,
para que El tenga la primacía sobre todas las cosas (Col En este punto, el magisterio conciliar une explícitamente el
1,18). Estc destino, sin embargo, no sólo no priva al or- apostolado de los seglares y su actitud apostólica con la parti-
den temporal de su autonomía, de sus propios fines, le- cipación en el munus regale de Cristo, del que antes hemos
yes, medios e importancia para bien del hombre, sino hablado.
que, por el contrario, lo perfecciona en su valor y exce- Por lo tanto, nos parece haber aclarado suficientemeiite
lencia propia y, al mismo tiempo, lo ajusta a la vocación -a tenor del pensamiento del Concilio- la caracteristica
plena del hombre sobre la tierra,, (DAS 7). esencial del apostolado de los seglares. El Vaticano 11 subraya
que este apostolado se realiza sobre todo a través de la presen-
Este Último texto indica solamente el orden temporal y sus cia de los cristianos en el mundo, entre los hombres, en los
diversas esferas, en cuanto "ámbitos" propios del apostolado diversos ambientes de su vida. De ello habla de modo particu-
dt. los seglares, pero nos permite también comprender mejor lar el decreto acerca de la actividad misionera de la Iglesia en

.i
19 -R<novocibn en sur furnrer
el articulo titulado "El testimonio cristiano". Y es que la sola "Triihajen los cristi;tiios y colabore11coi1 todos los de-
presencia de los seglares no basta. Deben también dar testimo- más en la rectii ordeiiacióii de los ;isu~itosccoiióniicos y
nio. En realidad, la actitud apostólica rio puede sino identifi- sociales... Tomen pirtc. iidemás. los cristiiinos en los es-
carse con la actitud de testimonio, de la que hemos hablado. fuerzos de ;iqucllos pueblos que. luchando con1r:i el
#.La presencia de los cristianos en los grupos humanos hambre. la ignoranci:~ y las enfermediides. pugnan por
ha de estar animada por la caridad con que nos amó conseguir mqjores coiidiciones de vida y por iifirrnar In
Dios, que quiere que tambien nosotros nos amemos mu- paz en el niuiido ... Porque no busciiii el progreso y 1;)
tuamente con la misma caridad. En realidad, la caridad prosperidad meramente miiteri:il de los hombres, sino
cristiana se extiende a todos, sin distinción de raza, con- que promueven su dignidad y unión triiterna. ensebndo
dición social o religión; no espera lucro o agradecimien- las verdades religiosas y niorales que Cristo esclareció
to alguno. Porque así como Dios nos amó con amor con su luz. y con ello abren gr~dualmenteun acceso más
gratuito, así los fieles han de vivir preocupados por el amplio hacia Dios), (DM 12).
hombre mismo, amándolo con el mismo movimiento "A ellos -es decir. a los seglares-. de manera singu-
con que Dios lo buscó. (DM 12). lar. corresponde ilumiiiar y ordenar las realidades tem-
orales a las aue cstán estrechamente vinculados, de tal
El amor es el contenido esencial del testimonio cristiano y modo que sin cesar se realiceii y progresen conforme a
de la actitud apostólica. El documento caracteriza el apostola- Cristo y sean parte para la gloria del Creador y del Re-
d o de la presencia del modo siguiente: dentor. (CI 31).
"Los seglares cumplen en el mundo esta misión de la
*Todos los cristianos deben sentirse miembros delgnrpo Iglesia. ante todo. con la concordancia entre su vida y su
humano en el que viven y tomar parte en la vida cultural
y social interviniendo en las diversas relaciones y nego- fe. con la que se convierten en luz del mundo; con la
honradez en todos los negocios, la cual atr;ie a todos
cios de la vida humana. Familiarícense con sus tradicio-
nes nacionales y religiosas; descubran, con gozo y respe- hacia el amor de la verdad y del bien, y. finalmente. a
to, las semillas de la Palabra que en ellas se contienen; Cristo y a la Iglesia: con la caridad fraterna. por la que,
pero atiendan, al propio tiempo, a la profunda transfor- participando en las condiciones de vida, trabajo, sufri-
mación que se realiza entre las gentes y trabajen para mientos y aspirdciones de los hermanos, disponen insen-
que los hombres de nuestro tiempo, entregados con ex- siblemente los corazones de todos hacia la acción de la
ceso a la ciencia y a la tecnologia del mundo moderno, gracia salvadora: con la plena conciencia de su papel en
la edificación de la sociedad, por la que se esfuerzan en
no se alejen de las cosas divinas, sino que, por el contra-
rio, despierten a un deseo más vehemente de la verdad y llenar de magnanimidad cristiana su actividad domésti-
de la caridad revelada por Dios. Como el mismo Cristo ca, social y profesional. De esta forma, su modo de pro-
escudrifió el corazón de los hombres y los llevó con un ceder va penetrando poco a poco en el ambiente de su
vida y de su trabajo. Este apostolado debe abarcar a
coloquio verdaderamente humano a la luz divina, asi sus todos los que se encuentran en el ambiente y no debe
discípulos, inundados profundamente por el Espíritu de excluir bien espiritual o material alguno que pueda ha-
Cristo, deben conocer a los hombres entre los que viven cerles. (DAS 13).
y conversar con ellos para advertir, en dialogo sincero y <<Loscomunes "valores humanos" exigen también, no
paciente, las riquezas que Dios, generoso, ha distribuido pocas veces, una cooperación semejante de los cristia-
a las gentes, y al mismo tiempo han de esforzarse por nos que persiguen fines apostólicos con quienes no llevan
examinar estas riquezas con la luz evangélica, liberarlas el nombre cristiano, pero reconocen tales valor es">^
y reducirlas al dominio de Dios Salvador)>(DM 11). (DAS 27).
La actitud apostólica presupone, pues. un creativo radicarse El pasaje citado parece sintetizar con toda precisión cuanto
en la vida. en la cultura, en la actividad de la sociedad, de lo constituye la actitud apostólica de los seglares, en su esencia y
nacidn y del momento histórico. peculiaridad. Además, el Vaticano 11 dice:
280 28 1
los verdaderos apóstoles, lejos de contentürse con madurez. Por eso, en la cuestión de la formación radica toda
esta sola actividad, ponen todo su empeño en anunciar a auténtica actitud apostólica, tanto si se refiere a los miembros
Cristo a sus prójimos también de palabra. Porque son de la jerarquía como si se refiere a los religiosos y a los
muchos los hombres que sólo pueden escuchar el Evan- seglares.
gelio o conocer a Cristo por sus vecinos seglares, (DAS "Quedan, pues, invitados y aun obligados todos los fieles
.",.
111
cristianos a buscar insistentemente la santidad y la perfección
<<Conel apostolado de la palabra, absolutamente nece- dentro del propio estado" (CI 42), enseña la constitución Lu-
sario en algunas circunstancias, los seglares anuncian a men gentium. La razón más profunda, en la que se apoya la
Cristo, explican su doctrina, la difunden cada uno según importancia de la formación en la vida cristiana y en el apos-
su condición y deber, y la profesan fiel mente^^ (DAS 16). tolado, se encuentra en la doctrina del Vaticano 11 sobre la
Ahora bien, el apostolado de los seglares, que mana de la vocación universal a la santidad (vocación que siempre se indi-
presencia misma de los cristianos en el mundo -ya que la vidualiza, dado que es personal, a la vez que comunitaria).
vocación cristiana es, por su naturaleza, apostólica-, se basa Hemos, pues, de tener ante todo presente que el Vaticano 11
esencialmente en la coherencia entre vida y fe. Esta es la con- enseña en el decreto sobre el apostolado de los seglares:
dición fundamental que se refiere a la personalidad misma de
todo cristiano, y no sólo del seglar. Si esta condición es esen- ''Cristo, enviado por el Padre, es la fuente y origen de
cial, en general, para el apostolado de los seglares, tanto más todo el apostolado de la Iglesia. Es, por ello, evidente
lo será cuando los seglares, llevados por el espiritu apostólico, que la fecundidad del apostolado seglar depende de la
ejercen el apostolado de la palabra. El Vaticano 11, como ya unión vital de los seglares con Cristo. L o afirma el Se-
hemos manifestado, ve la posibilidad y necesidad también de fior: El que permanece en mi y yo en él, ése da mucho
este apostolado. fruto, porque sin mí no podéis hacer nada (Jn 15,s).
(DAS 4).
,.Sin embargo, no basta que el pueblo cristiano esté
presente y establecido en un pueblo, ni basta que des- Obviamente, este principio se refiere a cualquiera de las
arrolle el apostolado del ejemplo; se establece y está pre- formas de apostolado.
sente para anunciar con sus palabras y con su trabajo a Por lo que respecta a la formación propia de la vocación
Cristo a sus conciudadanos no cristianos y ayudarles a sacerdotal, le ha sido dedicado un decreto conciliar aparte. A
la plena aceptación de Cristo,, (DM 15). su vez, las directrices de este decreto, que se ocupa directamen-
te de la preparación al sacerdocio y de la actividad de los semi-
narios eclesiásticos en la Iglesia, deben estar vinculadas con lo
2 que el Vaticano 11 enseña acerca de la formación de los sacer-
Formación dotes en el decreto sobre el ministerio y vida sacerdotales:
'.Pues, si es cierto que la gracia de Dios puede llevar a
Como ya hemos señalado antes, por formación entendemos cabo la obra de salvación aun por medio de ministros
aquí la confguración de la vida que corresponde a una determi- indignos, de ley ordinaria, sin embargo, Dios prefiere
nada vocación en la I,lesia y que está al servicio del apostolado. mostrar sus maravillas por obra de quienes, más dóciles
Por este motivo incluirnos el problema de la formación en el al impulso e inspiración del Espíritu Santo, por su inti-
presente capitulo, dedicado a la actitud apostólica. Está claro ma unión con Cristo y la santidad de su vida, pueden
que el modo de vivir la vida cristiana que se expresa en la decir con el Apóstol: Pero ya no vivo yo, sino que Cristo
vocación sacerdotal, religiosa o seglar debe estar elaborado vive en mí (GáI 2,20). Por lo tanto, para conseguir sus
con empeño y seriedad, del mismo modo que la formación fines pastorales de renovación interna de la Iglesia, de
consiste en plasmar y adquirir la madurez que es propia de cada difusión del Eva:~gelio por el mundo entero, así como de
vocación en la Iglesia. El apostolado, como ya hemos podido diálogo con el mundo actual, este sacrosanto Concilio
comprobar sobre la base de los textos citados, es fruto de esa exhorta vehementemente. a todos los sacerdotes a que,
282 283
empleondo los medios recomendodos por la Iglesia. se es- Así, desempeñando el oficio de buen pastor, en el mis-
fuercen por olcanrar una sontidod cado vez mayor, para mo ejercicio de la caridad pastoral hallarán el vínculo de
convertirse, dia a dia, en más aptos instmmentos al ser- la perfección sacerdotal, que reduzca a unidad su vida y
vicio de todo el Pueblo de Dios,, (DMVS 12). acción. Esta caridad pastoral fluye, ciertamente, sobre
todo, del sacrificio eucaristico, que es, por ello, centro y
El Concilio nos recuerda los métodos de santificación sa- raiz de toda la vida del presbítero, de suerte que el alma
cerdotal ya experimentados: sacerdotal se esfuerce en reproducir en si misma lo que
se hace en el ara sacrificial. Pues esto no puede lograrse
*En el misterio del sacrificio eucaristico, en el que los si los sacerdotes mismos no penetran, por la oración,
sacerdotes cumplen su principal ministerio, se realiza cada vez más intimamente, en el misterio de Cristo"
continuamente la obra de nuestra redención, y, por (DMVS 14).
ende, encarecidamente se les recomienda su celebración
cotidiana; la cual, aunque puede no haber en ella presen- A una formación sacerdotal así concebida corresponde en
cia de fieles, es ciertamente acto de Cristo y de la Iglesia. estrecha relación el celibato, del que ya antes hemos tratado.
Así, al unirse los presbíteros al acto de Cristo sacerdote, '<El celibato, empero, está en múltiple armonia con el
se ofrecen diariamente por entero a Dios, y, al alimen- sacerdocio. Efectivamente, la misión del sacerdote está
tarse del cuerpo de Cristo, participan de corazón la cari- intimamente consagrada al servicio de la nueva humani-
dad de aquel que se da en manjar a los fieles. De modo dad, que Cristo, vencedor de la muerte, suscita por su
semejante, en la administración de los sacramentos se Espíritu en el mundo, y que trae su origen no de las
unen a la intención y caridad de Cristo, cosa que hacen sangres, ni de'la voluntad de lo carne, ni de la voluntad del
de manera especial cuando se muestran en todo momen- varón, sino de Dios (Jn 1,13)n (DMVS 16).
to y de todo punto dispuestos a ejercer el ministerio del
sacramento de la penitencia cuantas veces se lo piden Junto con el celibato entra en la formación sacerdotal la "rec-
razonablemente los fieles. En la recitación del oficio di- ta actitud ante el mundo de los bienes terrenos" (DMVS 17).
vino prestan su voz a la Iglesia, que, en nombre de todo <<Estaactitud es de gran importancia para los presbíte-
el género humano, persevera en la oración, juntamente ros, pues la misión de la Iglesia se cumple en medio del
con Cristo, que vive siempre paro interceder por nosotras mundo, y los bienes creados son absolutamente necesa-
(Heb 7,25). (DMVS 13). rios para el provecho personal del hombre. Den, pues,
Tras haber enumerado dichos medios de formación, el do- gracias por todo lo que el Padre celestial les da para
cumento del Vaticano 11 plantea el problema originodo por lo pasar rectamente la vida. Es menester, sin embargo, que
situación de los sacerdotes en el mundo contempordneo: disciernan a la luz de la fe todo lo que les ocurriere, a fin
de orientarse al recto uso de los bienes que respondan a
En cuanto a los presbiteros, envueltos y distraidos en la voluntad de Dios, y rechazar cuanto dañare a su mi-
las muchísimas obligaciones de su ministerio, no sin an- sión. (DMVS 17).
siedad buscan cómo puedan reducir o unidod su vida inte-
rior con el tráfogo de lo vida externo. (DMVS 14). Seguidamente, el decreto conciliar, aleccionado con el
ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, de los apóstoles y de la
Este problema, que es como un interrogante planteado por Iglesia primitiva, amonesta:
muchos sacerdotes de nuestro tiempo, no ha sido dado de lado
por el Concilio: -Eviten los presbiteros, y también los obispos, todo
(<Lospresbiteros hallarán la unidad de su propia vida aquello que de algún modo pudiera alejar a los pobres,
en la unidad misma de la misión de la Iglesia, y asi se apartando, más que los otros discípulos de Cristo, toda
unirán con su Señor, y, por El, con el Padre, en el Espi- especie de vanidad. Dispongan su morada de tal forma
ritu Santo, para que puedan llenarse de consolación y que a nadie resulte inaccesible, ni nadie, aun el más hu-
sobreabundar de gozo. milde, tenga nunca miedo de frecuentarla" (DMVS 17).
285
Un decreto especial del Concilio Vaticano I I se ocupit del #.Imbúyanse de tal forma los alumnos en el misterio
problema de la preparación al sacerdocio y de la actividad de los de la Iglesia, expuesto principalmente por este santo
seminarios eclesiásticos. que, como afirma: "son necesarios Concilio. Aprendan a participar con corazón dilatado en
para la formación sacerdotal" (DFS 4). Esta "formación sn- I
la vida de toda la Iglesia, según el aviso de San Agustin:
cerdotal. dada la unidad intrinseca del sacerdocio católico. es i "En la medida que uno ama a la Iglesia de Cristo, posee
necesaria a todos los sacerdotes del clero secular y regular de el Espiritu Santo". (DFS 9).
cualquier rito" (DFS, proemio). La preparación al sacerdocio Por lo que respecta a la actitud evangélica, el Vaticano 11
consiste en la formación espiritual integrada con la intelectual
y pastoral; la formación espiritual, "con la ayuda del director da gran número de directrices:
espiritual. ha de impartirse de tal forma que los alumnos *<Entiendancon toda caridad los alumnos que su des-
aprendan a vivir en íntima comunión y familiaridadcon el tino no es el mando ni son los hombres, sino la entrega
Padre por medio de su Hijo Jesucristo en el Espiritu Santo"
1 total al servicio de Dios y al ministerio pastoral. Con
l singular cuidado edúqueseles en la obediencia sacerdo-
(DFS 8). Y ésta sea tal que les disponga "a seguir a Cristo
redentor con generosidad y pureza de intención" (DFS 3). tal, en el tenor de vida pobre y en el espiritu de la propia
abnegación, de suerte que se habitúen a renunciar con
',Habiendo de configurarse a Cristo Sacerdote en el prontitud a las cosas que, aun siendo licitas, no convie-
Espiritu Santo por la sagrada ordenación, habitúense a nen, y a asemejarse a Cristo cmcificadon (DFS 9).
unirse a El, como amigos, con el consorcio intimo de *Fórmense en la reciedumbre de espiritu y, en general,
toda su vida. Vivan el misterio pascua1 de Cristo de tal sepan apreciar todas aquellas virtudes que gozan de ma-
manera que sepan iniciar en él al pueblo que ha de enco- I yor estima entre los hombres y avalan al ministro de
mendárseles. Enséñeseles a buscar a Cristo en la fiel me- Cristo, cuales son la sinceridad, la preocupación cons-
ditación de la palabra de Dios, en la activa comunica- tante por la justicia, la fidelidad a la palabra dada, la
ción con los sacrosantos misterios de la Iglesia, sobre buena educación y la moderación en el hablar, unida a
todo en la Eucaristia y el oficio divino; en el obispo, que la caridad,, (DFS 11).
los envía, y en los hombres a quienes son enviados, prin- Se trata de poner en práctica:
cipalmente en los pobres, los niños, los enfermos, los
pecadores y los incrédulos. Amen y veneren con fiel con- .<Aquellaperfecta caridad que les capacifa para hacerse
fianza a la Santisima Virgen María. a la que Cristo, mu- I todo a todos en su ministerio sacerdofabb (DFS 10).
riendo en la cruz, entregó como madre al discípulo,, También la reforma de los estudios debe orientarse de for-
(DFS 8). ma que contribuya a la profundización de la formación
Acerca de los ejercicios de piedad que la tradición de la espiritual:
Iglesia recomienda, el decreto señala: .Las restantes disciplinas teológicas deben ser igual-
mente renovadas por medio de un contacto más vivo
-Foméntense intensamente los ejercicios de piedad re- con el misterio de Cristo y con la historia de la salva-
comendados por la venerable costumbre de la Iglesia. ción,, (DFS 16).
Cuidese, sin embargo, de que la formación espiritual no !
consista sólo en ellos y no cultive únicamente el afecto E n relación con la formación sacerdotal en las tierras de
religioso. Aprendan los alumnos, mas bien, a vivir según misiones, el Vaticano 11 subraya la necesidad de mantener vivo
la forma del Evangelio; a cimentarse en la fe, la esperan- "el afán de acomodarse al modo peculiar de pensar y de pro-
za y la caridad, para alcanzar, con la práctica de estas ceder de la nación" (DM 16) en la que los futuros sacerdotes
virtudes, el espiritu de oración, conseguir la fortaleza y habrán de desenvolver su actividad pastoral.
defensa de su vocación, lograr el vigor de las demás vir- wEdúquense en el espiritu ecuménico y prepárense con-
tudes y aumentar en el celo por ganar a todos los hom- ! venientemente para el diálogo fraterno con los no cristia-
bres para Cristo" (DFS 8). nos,, (DM 16).
286 287
<<Elenviado entra en la vida y en la misión de aquel que Estos consejos son precisamente los que señalan la orienta-
se ononodó o si mismo tomando lo formo de siervo (Flp ción de la vida religiosa y conducen la formación de los reli-
2,7). Por lo cual debe estar dispuesto a perseverar toda la giosos y de las religiosas.
vida en su vocación, a renunciarse a sí mismo y a todo lo
que tuvo hasta entonces y a hacerse todo para todos.
«Los consejos evangdlicos de la castidad consagrada a
El que anuncia el Evangelio entre los gentiles dé a co- Dios, de pobreza y de obediencia, como fundados en las
i nocer con confianza, el misterio de Cristo, cuyo legado es, palabras y ejemplos del Señor, y recomendados por lbs
de forma que se atreva a hablar de El como conviene, sin Apóstoles y Padres, así como por los doctores y pastores
avergonzarse del escándalo de la cruz. Siguiendo las hue- de la Iglesia, son un don divino que la Iglesia recibió de
llas de su Maestro, manso y humilde de corazón, mani- su Señor y que con su gracia conserva siempre. La auto-
fieste que su yugo es suave y su carga ligera. ridad de la Iglesia, bajo la guía del Espíritu Santo, se
Dios le concederá valor y fortaleza para conocer preocupó de interpretar estos consejos, de regular su
la abundancia de gozo que se encierra en la experiencia práctica e incluso de fijar formas estables de vivir-
i intensa de la tribulación y de la absoluta porbreza. Esté los. (CI 43).
1 convencido de que la obediencia es virtud característica "El cristiono, mediante los votos u otros vinculos sa-
del misterio de Cristo, quien con su obediencia redimió al grados -por su propia naturaleza semejantes a los
i mundo. (DM 24).
i votos- con los cuales se obliga a la prcictica de los tres
Un problema en si es el de lo formación religioso, respecto a susodichos consejos evangdlicos, hace una total consagra-
la cual el Concilio expone su enseñanza tanto en la constitu- ción de sí mismo a Dios, amado sobre todas las cosas,
ción Lumen gentium como en un decreto a propósito. de manera que se ordena al servicio de Dios y a su gloria
por un título nuevo y especial. Ya por el bautismo había
#<Recuerdenante todo los miembros de cualquier insti- muerto al pecado y estaba consagrado a Dios; sin em-
tuto que, por la profesión de los consejos evangélicos, bargo, para extraer de la gracia bautismal fruto más co-
respondieron a un llamamiento divino, de forma que no pioso, pretende, por la profesión de los consejos evangé-
sólo muertos al pecado (cf. Rom 6,11), sino también re- licos, liberarse de los impedimentos que podrían apar-
nunciando al mundo, vivan únicamente para Dios. En- tarle del fervor de la caridad y de la perfección del culto
tregaron, en efecto, su vida entera al servicio de Dios, lo divino, y se consagra más íntimamente al servicio de
cual constituye, sin dudo, uno peculior consagración que Dios. La consagración será tanto más perfecta cuanto,
radico íntimomente en lo consagración del bautismo y la por vinculos más firmes y más estables, represente mejor
expreso con mayor plenitud,, (DVR 5 ) . a Cristo, unido con vinculo indisoluble a su Igle-
sia. (CI, 44).
1/ El Vaticano 11 recuerda que:
La profesión religiosa, que hunde sus raíces en la realidad
Y *La caridad, como vinculo de perfección y plenitud de del bautismo, refuerza los vínculos que unen a la Iglesia con el
la ley (cf. Col 3,14; Rom 3,10), rige todos los medios de que es llamado, y, "finalmente, de modo especial, manifiesta
santificación, los informa y los conduce a su fin" (CI la elevación del reino de Dios sobre todas las cosas terrenas y
42). sus exigencias supremas; demuestra además a todos los hom-
bres la preeminente grandeza de la virtud de Cristo reinante y
I/ Al mismo tiempo llama la atención acerca de que: la infinita potencia del Espíritu Santo, admirablemente ope-
rante en la Iglesia" (CI 44). De este modo, la profesión y la
-La santidad de la Iglesia se fomenta de u i ~ amanera formación religiosa que a ella corresponde tienen un particular
especial con los múltiples consejos que el Señor propone significado escotológico.
en el Evangelio para que los observen sus discípulos* El decreto acerca de la renovación de la vida religiosa pone
(CI 42). en evidencia el valor de los votos por medio de los cuales los
religiosos y las religiosas se comprometen a observar los con- des de cada uno. Porque el scgl;ir, conociendo bici1 cl
sejos evangélicos. mundo contcmporáiieo. dcbe ser mirmhro bien :id;ipt;i-
do a la sociedad y 3 la culturii de su tiempo,, (DAS 29).
((La castidad... libera de modo singular el corazón del
hombre (cf. I c o r 7,32-35)..., es sieno esoecial de ~..
~
los hie- Este pensamiento retorna continuamente y de diversos mo-
nes celestes y medio aptisimo para quelos religiosos se dos en la doctrina conciliar. Naturalmente. la cultura humana
consagren fervorosamente al servicio divino y a las no refleja todavía la expresión total de la vida cristiana. Por
obras de apostolado. De este modo evocan ellos ante eso el Concilio enseña:
todos los fieles aquel maravilloso connubio, fundado «Apren&¿. ante todo. el seglar a cumplir la misión de
por Dios y que ha de revelarse olenamente ~ .en
~~~ . el
-.. -. "qioln
.e." Cristo y de la Iglesia, viviendo de la fe en el misterio
futuro, por el que la Iglesia tiene por esposo único a divino de la creación y de la redención, movido por el
Cristo- (DVR 12). Espiritu Santo. que vivifica al Pueblo de Dios e impulsa
<,Por la profesión de la obediencia, los religiosos se a todos los hombres a amar a Dios Padre. y al mundo y
unen más constante y plenamente a la voluntad salvifica a los hombres en El. Esta formación debe considerarse
de Dios. Se someten con fe a sus superiores, que hacen como fundamento y condición de todo apostolado fe-
las veces de Dios, y por ellos son dirigidos al ministerio cundo. Y como la formación para el apostolado no pue-
de todos los hermanos en Cristo, a la manera que Cristo de consistir solamente en la instmcción teórica, aprenda
mismo, por su sumisión al Padre. sirvió. a- siis.-- hzrmannr"
el seglar poco a poco y con prudencia, desde el comien-
y dio su vida por la redención de'muchos (cf. Mt 20.28; zo de su formación, a verlo, a juzgarlo y a hacerlo todo a
J n 10,14-18),~(DVR 14). la luz de la fe, a formarse y perfeccionarse a si mismo
En fin, el voto de pobreza del que se ha hablado ya mu- por la acción con los dones y a entrar así en el servicio
chas veces, y "la vida común, a ejemplo de la Iglesia primitiva". afectivo de la Iglesia,, (DAS 29).
los religiosos, como miembros de Cristo, han de ade- Las palabras citadas sintetizan el método moderno del apos-
lantarse unos a otros en el trato fraterno con muestras tolado de los seglares (ver, juzgar, actuar). llevado a cabo sobre
de deferencia (cf. Rom 12,10), llevando unos las cargas todo en las organizaciones de la Jeunesse OuvriPre Chrétienne
de los demás (cf. GáI 6,2). Por la cridad de Dios que el (JOC), bajo la dirección del ilustre sacerdote J. Cardjin, quien,
Espiritu Santo ha derramado en los corazones (cf. Rom durante el Concilio, fue elevado al Colegio cardenalicio. La
5 3 , la comunidad, congregada como verdadera familia, formación apostólica debe modelar toda la personalidad cristia-
en el nombre del Sefior, goza de su presencia (cf. Mt na. Por eso también la preparación al apostolado "para la cre-
18,20)». ciente maduración de la persona humana, para el tratamiento
de los problemas, requiere un conocimiento cada vez más pro-
Por lo que se refiere a la formación de los seglares, debemos fundo y una acción cada vez más efectiva. En la satisfacción
en primer lugar referirnos a cuanto ya se ha dicho a propósito de todas las exigencias de la formación téngase siempre pre-
de su "estado en la Iglesia" y del apostolado que compete a su sente la unidad y la integridad de la persona humana, así
vocación cristiana. como el que se salve y acreciente su armonia y equilibrio"
corno los seglares participan a su modo de la misión (DAS 29).
de la Iglesia, su formación apostólica recibe una cracteris- El Concilio presta además atención a la necesidad de una
tica especial por la misma índole secular y propia del lai- formación cristiana de los seglares, comenzando por los niños y
cado y por el carácter de su espiritualidad,, (DAS 29). los jóvenes. Constata que
*<Losjóvenes ejercen en la sociedad actual una fuerza
A continuación el Concilio afirma: de extraordinaria importancia. Este aumento de la im-
-La formación para el apostolado supone una comple- portancia de las generaciones jóvenes en la sociedad exi-
ta formación humana, acomodada al carácter y cualida- ge de ellos una correspondiente actividad apostólica, a
lo cual los dispone su misma indole natural. Maduran en tud los talentos con que Dios ha enriquecido su alma y
la conciencia de la propia personalidad, impulsados por ejercer con mayor eficacia los carismas que el Espiritu
el ardor de vida y por un dinamismo desbordante; asu- Santo cedió para bien de sus hermanos. (DAS 30).
men la propia responsabilidad y desean tomar parte en
la vida social y cultural. Este celo, si está lleno del es- Estos son los carismas de los que hemos hablado en el pre-
píritu de Cristo y se ve animado por la obediencia y el sente capitulo. Tienen gran importancia para el apostolado y
amor a los pastores de la Iglesia, ofrece la esperanza cier- deben ser utilizados con la finalidad de formar la actitud
ta de frutos abundantes. Los jóvenes deben convertirse apostólica.
en los primeros e inmediatos apóstoles de los jóvenes,>
(DAS 12). <<Losesposos y padres cristianos, siguiendo su propio
camino, mediante la fidelidad en el amor, deben soste-
El Concilio insiste en recomendar que "toda la familia ... y nerse mutuamente en la gracia a lo largo de toda su vida
su vida en común sea un como noviciado del apostolado" e inculcar la doctrina cristiana y las virtudes evangélicas
(DAS 30). Luego se dirige a los sacerdotes para que, "en las a los hijos amorosamente recibidos de Dios. De esta ma-
catequesis y en el ministerio de la palabra, en la dirección espi- nera... se constituyen en testigos y colaboradores de la
ritual y en los demás ministerios pastorales, tengan a la vista la fecundidad de la madre Iglesia, como simbolo y partici-
formación del apostolado" (DAS 30). "También los jóvenes pación de aquel amor con que Cristo amó a su Esposa y
tienen una actividad apostólica. Según sus propias fuerzas, son se entregó a si mismo por ella. Ejemplo parecido lo pro-
verdaderos testimonios vivientes de Cristo entre sus compañe- porcionan, de otro modo, quienes viven en estado de
ros" (DAS 12). El Vaticano 11 concede, pues, suma importan- viudez o de celibato... Aquellos que están dedicados a
cia a todo el proceso de la educación y de la formación, que se trabajos muchas veces fatigosos deben encontrar en esas
desarrolla a travks del intercambio vivo de valores entre las ocupaciones humanas su propio perfeccionamiento, el
generaciones. medio de ayudar a sus conciudadanos y de contribuir a
-Procuren los mayores entablar con los jóvenes diálogo elevar el nivel de la sociedad entera y de la creación.
amistoso, que, salvadas las distancias de la edad, permi- Pero también es necesario que imiten en su activa cari-
ta a unos y otros conocerse mutuamente y comunicarse dad a Cristo, cuyas manos se ejercitaron en los trabajos
lo bueno que cada generación tiene. Estimulen los adul- manuales, gozosos en la esperanza y ayudándose unos a
tos a la juventud hacia el apostolado, primeramente con otros a llevar sus cargas., (CI 41).
el ejemplo, y en ocasiones con pmdentes consejos y
auxilios eficaces. Los jóvenes, por su parte, sientan res- Por lo que se refiere al apostolado de los seglares, orienta-
peto y confianza en los mayores, y aunque sientan la d o "a la instauración cristiana del orden temporal", el Vatica-
natural inclinaciSn hacia las novedades, aprecien, sin no 11 subraya la necesidad de enseñar el "verdadero significa-
embargo, como es debido, las tradiciones valiasas. do y valor de los bienes temporales en si mismos y con
(DAS 12). respecto a las finalidades todas de la persona humana" (DAS
31). Y continúa:
Asi, el Concilio indica con claridad el camino de la forma-
ción apostólica, que es fundamental y orgánica a la vez. Es el f<Ejercitenseen el recto uso de las cosas y en la organi-
camino de la educación y de la autoeducación, lo cual halla co- zación de las instituciones, atendiendo siempre al bien
rrespondencia en las fases subsiguientes del desarrollo de la común, según los principios de la doctrina moral y social
personalidad humana. de la Iglesiax (DAS 31).
*Para cultivar las b u e n a "relaciones humanas" esnece-
.'Cada uno debe prepararse diligentemente para el sario que se fomenten los auténticos valores humanos,
apostolado, obligación que es más urgente en la edad sobre todo el arte de la convivencia y de la colaboración
adulta. Porque, con el paso de los años, el alma se abre fraterna, asi como también el cultivo del diálogo,, (DAS
mejor, y asi puede cdda uno descubrir con mayor exacti- 29).
<.Corno las obras de caridad y de misericordia ofrecen
un tcstimonio excelente de la vida cristiana, la forma-
ción apostÓlicd debe llevar también a la práctica de tales
obras, para que los cristianos aprendan desde nifios a
compadecerse de los hermanos y a ayudarles generosa-
mente cuando lo necesiten,) (DAS 31). CONSTRUCCION DE LA IGLESIA COMO COMUNIDAD

La acritud apostólica se expresa en la relación con los hom-


bres. se expresa con el amor. El decreto declara que la Iglesia,
"mientras disfruta de las iniciativas de los más, reivindica las
obras de caridad como deber y derecho inalienable". Se trata Iniciando el análisis de las actitudes, cuya formación es in-
en este caso de la "misericordia para con los pobres y enfer- herknte a la doctrina del Vaticano 11, actitudes que constituyen
mos a través de las llamadas obras de caridad y mutua ayuda, en ciQto sentido la imagen de la fe del cristiano de hoy, hemos
destinadas a aliviar las necesidades humanas. subray.ado que en muchos puntos se encuentran, parcialmente
Exponiendo la doctrina acerca del apostolado de los segla- se identifican y sobre todo se completan. Ahora puede afir-
res, el Vaticano 11 la presenta como una exhortación del pro- marse esto con certeza, cuando el análisis de las actitudes ha
pio Cristo: progresado suficientemente. El título del presente capítulo sir-
ve también para sefialar una actitud, o mejor aún, un conjunto
"Es el propio Señor el que invita de nuevo a todos los de actitudes que en la doctrinaconciliar aparecen claramente
seglares por medio de este santo Concilio, a que se le como específicas para la Iglesia y el cristiano del Vaticano 11.
unan cada día más intimamente y a que, sintiendo como Cuando hablamos de la "construcción de la 1glesia.como co-
propias sus cosas (CS. Flp 2,5), sc asocien ü su misiún munidad", nuestra atención se dirige no sólo y no tanto al
salvadora ..., para que, con las diversas formas y mane- proceso de la "constnicción" -ni siquiera a las estructuras
ras del único apostolado de la Iglesia, que deberán adap- que el Vaticano 11 prevé a tal fin- cuanto más bien a la acti-
tarse constantemente a las nuevas necesidades de los tud sin la cual estas estructuras, así como el proceso de construc-
tiempos, se le ofrezcan como coopcradoresv (DAS 33). ción de la Iglesia como comunidad, aparecerían flotando en el
vacio.
Queremos calificar como "comunitaria" esta actitud. El an+
lisis de los textos conciliares evidenciará su esencia y esclarecerá
sus relaciones con la construcción de la Iglesia, que es comuni-
dad del Pueblo de Dios y a la vez Cuerpo de Cristo.

(.Ydel mismo modo que todos los miembros del cuer-


po humano, aun siendo muchos, forman, no obstante,
un solo cuerpo, así también los fieles en Cristo (cf. I c o r
12,12). Tambibn en la constitución del cuerpo de Cristo
está vigente la diversidad de miembros y oficios. Uno
solo es el Espiritu, que distribuye sus variados dones
para el bien de la Iglesia según su riqueza y la diversidad
de ministerios ( I c o r 12,l-11). Entre estos dones resalta
la gracia de los apóstoles, a cuya autoridad el mismo
Espiritu subordina incluso los carismáticos (cf. I c o r 14).
El mismo produce y urge la caridad entre los fieles, uni-
ficando el Cuerpo por si y con su virtud y con la cone-
295
M.-Rcnovacibn en NI fumlli
xión interna de los mien~bros.Por coiisiguientc. si uii <.La responsabilidad de diseminar la fe incumbe a todo
miembro sufre en algo. con él sufre11todos los demás: o discipulo de Cristo en su parte. Pero, aunque cualquiera
si un miembro es honrado. gozan conjuntiiniente los de- puede bautizar a los creyentes, es, sin embargo, propio
más miembros (cf. I c o r 12.26)~(CI 7). del sacerdote llevar a su complemento la edificación del
Cuerpo mediante el sacrificio eucaristico~~ (CI 17).
La unidad de la Iglesia-cuerpo de Cristo es fruto de la acción -Es, pues, la sinaxis eucaristica el centro de toda la
del Espiritu Santo. Esta acción produce multiplicidad y lleva a la asamblea de los fieles que preside el presbiteron
unidad: multiplicidad de los dones, vocaciones, ministerios y (DMVS 5 ) .
unidad del Cuerpo místico. Y como este Cuerpo es a la vez "Sin embargo, ninguna comunidad cristiana se edifica
Pueblo de Dios, debemos reconocer que fruto de la acción del si no tiene su raíz y quicio en la celebración de la santisi-
Espiritu Santo es esa actitud que en todo miembro de este pueblo ma Eucaristía, por lo que debe, consiguientemente, co-
contribuye a la unión delosmiembros. esto es, a la formación de la menzarse rada educación en el espíritu de comunidad Esta
comunidad de la Iglesia a través del vinculo de la comunión celebración, para ser sincera y plena, debe conducir tan-
espiritual que la distingue. En la formación de la actitud comuni- to a las varias obras de caridad y a la mutua ayuda
taria podemos, pues, vislumbrar la expresión de ese enriqueci- como a la acción misional y a las varias formas de testi-
miento de la fe para el que el Vaticano II constituye también un monio cristiano,, (DMVS 6).
fundamento histórico y una inspiración doctrinal. En efecto, en
los documentos conciliares hallamos muchos textos que nos Este primer principio "eucaristico" de la construcción de la
permitirán comprender y esclarecer esta actitud en sus diversos Iglesia como comunidad contiene en sí tambien el momento je-
aspectos y esferas de acción. rárquico. Reunir al Pueblo de Dios forma parte integrante del
Por consiguiente, sobre la base de los respectivos textos, ministerio y de la misión de quienes han recibido de Cristo la
queremos demostrar que la construcción de la comunidad de potestad de celebrar la Eucaristía.
la Iglesia es una sintesis de estructuras y de actitudes. Sin em-
bargo, en conformidad con las premisas del presente estudio, ,.Esta Iglesia de Cristo está verdaderamente presente en
tratamos de llamar particularmente la atención sobre las acti- todas las legitimas reuniones locales de los fieles, que,
tudes. Y es que, en relación con la renovación propuesta por el unidas a sus pastores, reciben también en el Nuevo Tes-
Vaticano 11, se habla mucho de las estructuras, motivo por el tamento el nombre de Iglesias. Ellas son, en su lugar, el
cual parece necesario considerar las actitudes como la segunda Pueblo nuevo, llamado por Dios en el Espiritu Santo y
componente indispensable para el proceso de renovación. en gran plenitud (cf. lTes 1,5). En ellas se congregan los
fieles por la predicación del Evangelio de Cristo y se
celebra el misterio de la cena del Señor, "para que, por
medio del cuerpo y de la sangre del Señor, quede unida
1 toda la fraternidad". En toda comunidad de altar, bajo
SIntesis de las estructuras y de las actitudes el sagrado ministerio del obispo, se manifiesta el simbo-
lo de aquella caridad y "unidad del Cuerpo místico sin
El Vaticano II cnsefla en muchos textos que lo Eucaristía es la cual no puede haber salvación". En estas comunida-
el fundamento de la construcción de la comunidad de la Iglesia: des, aunque sean frecuentemente pequeñas y pobres, o
vivan en la dispersión, está presente Cristo, por cuya vir-
.<Participando realmente del cuerpo del Señor en la tud se congrega la Iglesia una, santa, católica y apostóli-
fracción del pan eucaristico, somos elevados a una co- ca. Pues "la participación del cuerpo y sangre de Cristo
munión con El y entre nosotros. Porque el pan es uno, hace que pasemos a ser aquello que recibimos". Ahora
somos muchos un solo cuerpo. pues todos participamos de bien, toda legítima celebración de la Eucaristía es dirigida
ese único pan ( I c o r 10,17). Asi, todos nosotros nos con- por el obispo, a quien ha sido confiado el oficio de ofre-
vertimos en miembros de ese Cuerpo (cf. I c o r 12,27) y cer a la divina Majestad el culto de la religión cristiana y
cada uno es miembro del otro (Rom 12,5)2 (CI 17). de reglamentarlo en conformidad con los preceptos del

297
SeAor y las leyes de la Iglesia, precisadas más concreta- penetren reciprocamente. Esto tiene su importancia en orden a
mente para su diócesis según su criterio., (CI 26). la formación de la conciencia y de las actitudes.
Como se deduce del texto citado, la Iglesia en cuanto co- -Como no le es posible al obispo, siempre y en todas
munidad, se reúne en torno a la Eucaristia, cuya fuerza de partes, presidir personalmente en su Iglesia a toda la
comunión converge con la fuerza de la palabra de Dios, que grey, debe por necesidad erigir diversas comunidades de
"reúne a los fieles". La comunidad del Pueblo de Dios se for- fieles. Entre ellas sobresalen las parroquias, distribuidas
ma en torno a estas dos mesas instituidas en la Iglesia desde localmente bajo un pastor que hace las veces del obispo,
los inicios: la mesa de la palabra de Dios y la mesa de la Euca- ya que de alguna manera representa a la Iglesia visible
ristía. El elemento jerárquico se manifiesta tanto en el anuncio establecida por todo el orbe. De aquí la necesidad de
de la palabra como en la celebración de la Eucaristia. fomentar teórica y prácticamente entre los fieles y el cle-
d o s presbiteros, próvidos cooperadores del orden ro la vida litúrgica parroquial y su relación con el obis-
episcopal y ayuda e instrumento suyo, llamados para po. Hay que trabajar para que florezca el sentido comu-
servir al Pueblo de Dios, forman, junto con su obispo, un nitario parroquial, sobre todo en la celebración común
solo presbiterio, dedicado a diversas ocupaciones. En de la misa dominical" (CL 42).
cada una de las congregaciones locales de fieles repre- La estructura jerárquica planea, por asi decirlo, sobre to-
sentan al obispo, con el que están confiada y animosa- das las comunidades del Pueblo de Dios, incluso las más pe-
mente unidos, y toman sobre sí una parte de la carga y quefias, y delinea su construcción, que se basa en la palabra de
solicitud pastoral y la ejercen en el diario trabajo,, (CI Dios y en la Eucaristia. De aquí, pues, deriva el carácter espe-
28).
-.,~ cial de la autoridad, que en la Iglesia está confiada al Papa, a
losf fiel es. por su parte, deben estar unidos a su obispo los obispos y a los sacerdotes.
como la Iglesia a Jesucristo, y como Jesucristo al Padre,
para que todas las cosas se armonicen en la unidad y '<Estos pastores ... son los ministros de Cristo y los dis-
crezcan para gloria de Dios (cf. 2Cor 4,15)v (CI 27). pensadores de los misterios de Dios (cf. I c o r 4,1), a
quienes está encomendado el testimonio del Evangelio
AAadamos también lo que se lee en el decreto sobre el de la gracia de Dios (cf. Rom 15.16; Act 20.24) y la glo-
apostolado de los seglares: riosa administración del Espíritu y de la justicia (cf.
.La parroquia ofrece modelo clarísimo del apostolado 2Cor 3,8-9). (CI 21).
"comunitario", porque reduce a unidad todas las diver- La potestad pastoral es como la pieza maestra de toda comu-
sidades humanas que en ella se encuentran y las inserta nidad y la condición del recíproco compenetrarse de las dimen-
en la universalidad de la Iglesia* (DAS 10). siones locales con la dimensión universal.
Se puede decir que de esta manera toma forma el verdade- -Cada uno de los obispos que es puesto al frente de
ro rostro de la comunidad en su dimensión de Iglesia local. Esta una Iglesia particular, ejerce su poder pastoral sobre la
dimensión, sin embargo, revela incesantemente aquella Última porción del Pueblo de Dios a él encomendada, no sobre
a la que se dirigen, esto es, la dimensión universal de la Iglesia, las otras Iglesias ni sobre la Iglesia universal. Pero en
que corresponde a la institución de Cristo. cuanto miembros del colegio episcopal y como legítimos
.Ellos, bajo la autoridad del obispo, santifican y rigen sucesores de los apóstoles, todos y cada uno, en virtud
la porción de la grey del Seííor a ellos encomendada, de la institución y precepto de Cristo, están obligados a
hacen visible en cada lugar a la Iglesia universal y pres- tener por la Iglesia universal aquella solicitud que, aun-
tan eficaz ayuda en la edificación de todo el Cuerpo de que no se ejerza por acto de jurisdicción, contribuye, sin
Cristo" (cf. Ef 4,12)n (CI 28). embargo, en gran manera al desarrollo de la Iglesia uni-
versal. Deben, pues, todos los obispos promover y de-
La constitución de la Iglesia, establecida por Cristo, hace fender la unidad de la fe y la disciplina común de toda la
que estas dos dimensiones, la "universal" y la "local" se com- Iglesia, instmir a los fieles en el amor de todo el Cuerpo
I
299
mistico de Cristo, especialmente de los miembros po- do de las almas. El, por tanto, como quiera que ha sido
bres, de los que sufren y de los que son perseguidos por enviado como pastor de todos los fieles para procurar el
la justicia (cf. Mt 5,lO); promover, en fin, toda actividad bien común de la Iglesia universal y de cada Iglesia, tie-
que sea común a toda la Iglesia, particularmente en or- ne el primado de la potestad ordinaria sobre todas las
den a la dilatación de la fe y a la difusión de la luz de la Iglesias. Mas también los obispos. puestos por el Espiritu
verdad plena entre todos los hombres. Por lo demás, es Santo, son sucesores de los apóstoles como pastores de
cierto que, rigiendo bien la propia Iglesia como porción las almas, y, juntamente con el Sumo Pontífice y bajo su
de la Iglesia universal, contribuyen eficazmente al bien autoridad. han sido enviados para perpetuar la obra de
de todo el Cuerpo mistico, que cs también el cuerpo de Cristo, Pastor erernon (DO 2).
las Iglesias* (CI 23). *Este oficio episcopal suyo, que recibieron por la con-
sagración episcopal, lo ejercen los obispos, participes de
Tras esta exposici0n, que define genéricamente e¡ carácter la solicitud de todas las Iglesias, en comunión y bajo la
de la comunidad, a cuya constmcción todos contribuyen en la autoridad del Sumo Pontífice por lo que atañe al magis-
Iglesia, podemos pasar a unas consideraciones m i s determi- terio y gobierno pastoral, unidos todos en colegio o
nadas. cuerpo por lo que atañe a la Iglesia de Dios universal.
La edificación de la Iglesia como comunidad del Pueblo de Cada uno lo ejerce respecto de las partes del rebafio del
Dios ad intra comprende diversos sectores que, si bien se dife- Señor que le han sido confiadas, cuidando cada uno de
rencian entre si, sin embargo y en conformidad con lo que la Iglesia particular que le ha sido encomendada o a ve-
hasta ahora hemos puesto de relieve, se compenetran y condi- ces proveyendo algunos conjuntamente a ciertas necesi-
cionan mutuamente. Tratando de la actitud referente a la dades comunes de diversas Iglesias (DO 3).
construcción de la Iglesia como comunidad -a la luz del Vati-
cano 11-, podemos y debemos pensar, bien en todos los Algunos años después de la clausura del Concilio. el Sino-
miembros, bien en algunos en particular. Hay aquí una analo- do extraordinario de los obispos en Roma (1969) se reunió
aia evidente, que se entiende si se refleia sobre la existencia del para ocuparse de las cuestiones de la colegialidad y de su ac-
orden jerárquico y del carismático. ~ u i i ~ en u eel caso de algu- tuación en el sentido tanto "afectivo" como "efectivo". Por
no de estos órdenes manifiesta una tinica
~ ~ ~~~~~

~~r
~ individualización de
~~~~
ahora nos limitamos a considerar el magisterio conciliar, que
las vocaciones y de las actividades en la Iglesia, presupone, sin en modo suficientemente claro hace presentes cuáles son las
embargo, la orientación hacia la comunidad: sea el orden jerár- actitudes que corresponden a la necesidad y al deber de cons-
quico, sea el conjunto de los dones carismáticos. sirven a la co- truir la Iglesia como comunidad, deber que incumbe sobre
munidad del Pueblo de Dios en la Iglesia. El Vaticano 11, te- todo al colegio que tiene la mayor responsabilidad al respecto.
niendo en cuenta los diversos dones del Espiritu Santo, gra- En este colegio "se prolonga ininterrumpidamente el cuerpo
cias' a los cuales se construye la Iglesia, constata que entre apostólico", razón por la cual, como dice entre otras cosas el
ellos "sobresale el de los apóstoles, a cuya autoridad el propio Concilio, "este sacrosanto Sinodo declara que todos los obis-
Espíritu somete también a los carismáticos" (cf. I c o r 14) pos, que son miembros del Colegio episcopal, tienen el derecho
(CI 7). de intervenir en el Concilio ecuménico" (DO 4), no sólo, por
Trataremos, pues, de seguir este orden correspondiente a la lo tanto, los que sean ordinarios de lugar. Finalmente, el Vati-
constitución divina de la Iglesia, y analizaremos en primer lu- cano 11 sienta las bases del Sínodo de los Obispos (mencionado
gar en que? consiste la construcción de lo Iglesia como comunidad hace poco), como nueva institución jerárquica permanente de la
jerárquica. Por eso comenzamos por la dimensión universal, Iglesia romana.
con referencia a todas las dimensiones "locales". "Los obispos, escogidos de entre las diversas regiones
"En esta Iglesia de Cristo, como sucesor de Pedro, a del orbe, reunidos en el consejo que se designa con el
quien Cristo confió apacentara sus ovejas y corderos, el nombre especifico de Sínodo episcopal, sinodo que,
Romano Pontifce goza, por institución divina, de potes- como representación que es de todo el episcopado cató-
tad suprema, plena, inmediata y universal para el cuida- lico, significa a la vez que todos los obispos, en comu-
/
300 30 1
1

nión jerárquica, participan de la solicitud por la Iglesia patrimonio espiritual de las Iglesias orientales, porque "lo con-
universal. (DO 5). sidera firmemente como patrimonio de la Iglesia universal"
.Estén seííaladamente solícitos por aquellas regiones (DIO 5), y ha confirmado también su "derecho y deber de
del 'orbe terrestre en que todavía no ha sido anunciada la regirse según sus propias disciplinas peculiares" (DIO 5), po-
!
palabra de Dios o en que, principalmente por el escaso niendo de relieve que "pueden siempre y debeñ conservar sus
número de sacerdotes, se hallan los fieles en peligro de legítimos ritos y su propia disciplina" (DIO 6). Esto se refiere
apartarse de los mandamientos de la vida cristiana y aun igualmente a su constitución jerárquica, en la que se acentúa,
de perder la fe misma. Por ello procuren con todas sus más que en Occidente, el elemento sinodal.
l fuerzas que los fieles sostengan y promuevan fervorosa- Otro sector en el que el Concilio ha mostrado insistente-
! mente las obras de evangelización y de apostolado. Cui- mente la necesidad de construir la comunidad es el presby-
den además con empeño de que se preparen ministros terium: comunidad de sacerdotes reunida en torno a su obispo.
sagrados idóneos, y también auxiliares, religiosos o lai- I Nos hallamos aquí directamente en la dimensión de la Iglesia
cos, para las misiones y regiones que sufren escasez de local, pero el Concilio afirma explícitamente:
clero. Tengan asimismo presente los obispos que, en el
m , uso de los bienes eclesiásticos, han de tenerse en cuenta .Para conseguir el fin propio de la diócesis es menes-
no sdlo las necesidades de la propia didcesis, sino además ter que, en el Pueblo de Dios que pertenece a una misma
las de las otras Iglesias particulares, como partes que son diócesis, se manifieste claramente la naturaleza de la
I de la Iglesia única de Cristo. Atiendan, finalmente, a ali- Iglesia y continuamente los obispos puedan cumplir con
viar, según sus fuerzas, las calamidades que sufren otras eficacia, en ellas, sus deberes pastorales, y que, finalmen-
diócesis o regiones.. (DO 6). I te, se provea de la manera más perfecta posible a la sa-
"Abracen seaaladamente con ánimo fraterno y ayu- lud del Pueblo de Dios* (DO 22).
den con genuina y eficaz diligencia a aquellos obispos Solamente sobre la base de un principio tan claro puede
que, por causa del nombre de Cristo, sufren calumnias o organizarse la comunidad, lo que quiere decir también del con-
vejaciones, están detenidos en las cárceles o se les impide junto de las actitudes que la caracterizan, tanto porparte del obis-
l ejercer el ministerio, y así, por la oración y ayuda de los
hermanos, se aliviarán y mitigarán sus dolores,, (DO 7).
po como de los sacerdotes, de los que hay que esperar que "re-
conozcan verdaderamente al obispo como padre suyo y lo
En la premura que el Vaticano 11 demuestra para con un i
obedezcan reverentemente" (CI 28).
desarrollo de la actividad jerárquica en la Iglesia, formula el .El obispo, por su parte, considere a los sacerdotes,
deseo de que a los dicasterios de la Curia roma (que "sin duda sus cooperadores, como hijos y amigos, a la manera en
hasta ahora han proporcionado una preciosa ayuda al Roma- que Cristo a sus discípulos no los llama ya siervos, sino
no Pontífice y a los pastores de la Iglesia) se les dote de un amigos (cf. J n 15,15)» (CI 28).
nuevo ordenamiento más conforme con las necesidades de los
tiempos, de las regiones y de los ritos" (DO 9). Se trata de la Este vínculo del sacerdote con su obispo hace que en la
reforma y de la, por asi decir, internacionalización de la Curia Iglesia todos los sacerdotes estén unidos con el colegio
.->
romana. Además de esto, el Vaticano 11 expresa su pleno apo- l episcopal.
yo a todas las formas tradiciona[es de la colegialidad "local" y <.Todos los sacerdotes, tanto diocesanos como religio-
aconseja establecer las Conferencias episcopales nacionales, sos, están, pues, adscritos al cuerpo episcopal, por razón
deseando que "la venerable institución de los sinodos y conci- del orden y del ministerio, y sirven al bien de toda la
lios cobre nuevo vigor, a fin de que en las varias Iglesias, se- Iglesia según la vocación y gracia de cada cual" (CI 28).
gún las circunstancias de los tiempos, se provea más adecuada
y eficazmente al incremento de la fe y a i mantenimiento de la El Vaticano 11 trata por separado el tema de los diáconos, a
disciplina" (DO 36). quienes se les imponen las manos "no en orden al sacerdocio,
S sino en orden al ministerio", y son los que "sirven al Pueblo
vale seguramenie la pena recordar que el Concilio Vatica-
no 11 ha subrayado, en un decreto, la necesidad de conservar el de Dios, en comunión con el obispo y su presbiterio" (CI 29).
b
i
Ii
l
Evoquemos también un pasaje sobre los seminarios ec~e-
siásticos:
De este modo, bajo la dirección del obispo, "en virtud de
la sagrada ordenación y misión común, todos los presbíteros

,l
1 "El obispo, por su parte, aliente con especial y atenta
predilección a cuantos traba'an en el seminario, y muCs- i
estón ligados entre sí por una íntimo fraternidad. que debe es-
pontánea y gustosamente manifestarse en la mutua ayuda, es-
I 1
trese como verdadero padre en Cristo para los alumnos. piritual y material, pastoral y personal, en las reuniones y en la
j .j Todos los sacerdotes, finalmente, consideren el semina- 1 comunidad de vida, de trabajo y de caridad" (CI 28). Este lazo
/ '1 rio como el corazón de la diócesis y prkstenle con gusto fraterno de todo el presbiterio en torno al obispo refleja en
'1 su personal colaboración. (DFS 5). cierto modo el lazo colegial de todo el episcopado en torno al

!l
sucesor de Pedro. Y si en uno y otro caso se trata de sectores
Evidentemente, también la frase que acabamos de citar es particulares de corresponsabilidad -sacerdotal o episcopal-,
11 parte integrante del capitulo que trata acerca de la construc- se logra que en uno y otro caso la "corresponsabilidad" se
'1 ción de la Iglesia como comunidad. I realice sobre la base del principio de una justa relación con la
11. .;
8 ,
La doctrina conciliar subraya en diversos lugares el lado responsabilidad de aquel que preside toda comunidad, como
N paternal de la misión del obispo respecto a todos, y sobre todo cabeza suya.
j 1 respecto a los sacerdotes. -Ahora bien, el ministerio sacerdotal, por el hecho de
i
., i,,
;
"En el ejercicio de su oficio de padre y pastor, sean ser ministerio de la Iglesia misma, sdlo puede cumplirse
los obispos en medio de los suyos como los que sirven. en comunidn jerdrquica con todo el Cuerpo. Así, la cari-
dad pastoral apremia a los presbíteros a que, obrando
:~ Abracen siempre con particular caridad a los sacer-
dotes, ya que éstos asumen parte de sus deberes y solici- 1 en esta comunión, consagren por la obediencia su propia

~l tud, que tan celosamente cumplen con diario cuidado, voluntad al servicio de Dios y de sus hermanos, aceptan-
d o y ejecutando con espíritu de fe lo que se manda o

i
teniéndolos por hijos y amigos, y, por tanto -sigue el
decreto recomendando a los obispos-, prontos siempre recomienda por parte del Sumo Pontífice y del propio
, a oírlos, y, fomentando la costumbre de comunicarse obispo, lo mismo que por otros superiores; gastando de
I N
confidencialmente con ellos, esfuércense en promover el buenísima gana y hasta desgastándose a si mismos en
,, entero trabajo pastoral de toda la diócesis* (DO 16). cualquier cargo, por humilde y pobre que sea, que les
m fuere confiado. De esta manera mantienen y fortalecen
El presbyterium -en cuanto organismo existente en cada 1 la necesaria unidad con sus hermanos en el ministerio, y
1
Iglesia local y del que se afirma: un solo presbiterio es una solo señaladamente con los que el Señor ha constituido recto-
familia, de la que el obispo es elpodre (DO 28)- es, podríamos res visibles de su Iglesia, y trabajan en la edificación del
decir, el fundamento de la construcción de la comunidad en la Cuerpo de Cristo, que crece "por toda juntura por don-
Iglesia local. Se trata en este caso, como se deduce de los tex- de se nutre". (DMVS 15).
tos citados, de una comunidad en el sentido "afectivo" y De estas palabras se deduce que la actitud correspondiente
"efectivo", que debería abarcar también a los religiosos
sacerdotes. a la construcción de la Iglesia como comunidad hunde sus raí-
ces en la espiritualidad del sacerdote, basada en la fe viva. La
d o s religiosos sacerdotes que se consagran para el ofi- expresión de esta fe es un lazo de obediencia, rectamente enten-
cio del presbiterado, a fin de ser también ellos próvidos dido, que el documento conciliar precisa sucesivamente:
1 cooperadores del orden episcopal, pueden ser hoy día .Esta obediencia, que conduce a la más madura liber-
ayuda aún mayor para los obispos, dada la mayor nece- tad de los hijos de Dios, exige por su naturaleza que, al
sidad de las almas. Debe, por tanto, decirse con verdad, excogitar prudentemente los presbíteros, en el cumpli-
en cierto modo, que pertenecen al clero de la diócesis en miento de su ministerio, movidos de la caridad, nuevos
cuanto toman parte en la cura de almas y en el ejercicio

I
métodos para el mayor bien de la Iglesia, propongan
de las obras de apostolado bajo la autoridad de los obis- confiadamente sus proyectos y expongan insistentemente
pos. (DO 34). las necesidades de la grey que les ha sido confiada, pron-
304 305

>.
i
tos siempre a someterse al juicio de los que ejercen la «Tengan los obispos a los presbíteros como hermanos y
autoridad principal en el gobierno de la Iglesia de Dios. amigos suyos, y lleven, según sus fuerzas, atravesado en
(DMVS 15). su corazón el bien, tanto material como espiritual, de los
mismosw (DMVS 7).
Se trata. pues, de una obediincio que no suprime de modo
alguno la iniciorivo y la búsquedo creativo. más aún. la estimu- Por eso seguimos leyendo:
la, porque precisamente bajo esta forma es una virtud que ad-
quiere pleno valor y contribuye a constniir la Iglesia como *Porque sobre los obispos de manera principal recae el
comunidad. De ello habla también el decreto en otro lugar: grave peso de la santidad de sus sacerdotes; tengan,
pues, el máximo cuidado de la continua formación de
<<Lospresbiteros, por su parte, teniendo presente la sus sacerdotes. Oiganlos de buena gana, y hasta consúl-
plenitud del sacramento del orden de que gozan los obis- tenlos y dialoguen con ellos sobre las necesidades del
pos, reverencien en ellos la autoridad de Cristo. Pastor ~ ~
trabajo pastoral y el bien de la diócesis. Ahora bien,
supremo. Unanse, por lo tanto, a su obispo con'sincera para que esto se lleve a efecto, constitúyanse, de manera
caridad y obediencia.. (DMVS 7). acomodada a las circunstancias y necesidades actuales,
Viene después otra característica de la obediencia, desde el en la forma y a tenor de las normas que han de ser de-
punto de vista de la construcción de la comunidad: terminadas por el derecho, una junta o senado de sacer-
dotes representantes de la agrupación de todos ellos, que
"Por obediencia sacerdotal, que, penetrada de espíritu con sus consejos pueda ayudar eficazmente al obispo en
de cooperación, se funda en la participación misma del el gobierno de la diócesis>>(DMVS 7).
ministerio episcopal, que se confiere a los presbiteros
por el sacramento del orden y la misión canónica* Por cuanto se refiere al lado económico de la vida del pres-
(DMVS 7). biterio, el Concilio establece lo siguiente:
Y prosigue el documento: "Por lo cual, ha de abandonarse el sistema llamado be-
neficial o, por lo menos, reformar de manera que la par-
<'La unión de los presbiteros con los obispos se requie- te beneficia1 o el derecho a las rentas ajenas por dote al
re tanto más en nuestros dias cuanto que, en nuestra oficio sea tenido como secundario, y se atribuya en dere-
edad, por causas diversas, es menester que las empresas cho el lugar principal al oficio eclesiástico mismo, que,
apostólicas no sólo revistan formas múltiples, sino que por cierto, en adelante, debe entenderse ser cualquier
traspasen los limites de una parroquia o di6cesis:Asl. cargo establemente conferido para cumplir un fin espin-
pues, ningún presbítero puede cumplir cabalmente su mi- tualn (DMVS 20).
sión oislado y como por su cuenta, sino sólo uniendo sus
fuerzas con orros presblteros. bajo la dirección de los que A tenor de las enseñanzas del Vaticano 11, la construcción
están al frente de la Iglesia. (DMVS 7). de la Iglesia como comunidad contiene explícitamente el mo-
mento jerárquico, que, a través del servicio sacerdotal, alcanza
En estas palabras, el documento conciliar indica, podría- a toda la comunidad de los fieles:
mos decir, la necesidad de la actitud "comunitaria" de los
sacerdotes, los cuales, "constituidos en el orden del presbiterio los presbiteros, que ejercen el oficio de Cristo, Cabe-
mediante la ordenación, están todos unidos entre si por la inti- za y Pastor, según su parte de autoridad, reúnen en
ma fraternidad sacramental" (DMVS 8). El vinculo de la obe- nombre del obispo la familia de Dios como una fraterni-
diencia al obispo u otro superior califica la realización del lazo dad de un solo ánimo, y por Cristo, en el Espíritu, la
comunitario". Ello exige, por otra parte, una debida actitud
S'
conducen a Dios Padre. Y para ejercer este ministerio,
del superior. Por lo tanto, el Vaticano 11 exhorta aquí no sólo como para cumplir las restantes funciones de presbítero,
a lo construcción de la comunidad afectivo, sino tambidn a la se les confiere potestad espiritual, que ciertamente se da
efectiva. para edificación* (DMVS 6).

306 307
Esta consrruccián .no se detiene en el nivel jerárquico, sino que le han sido otorgados, se convierte en testigo y si-
que depende en gran parte también de la actitud "comunitaria" multáneamente en vivo instnimento de la misión de la
del Iaicada. Es sabido que el Concilio ha trabajado a fondo en misma Iglesia en la medida del don de Cristo (Ef 4.7).
este problema, y por eso queremos ahora trazar sus principales Asi, pues, incumbe a todos los laicos la preclara empresa
lineas, en lo que se refiere a la comunidad de los seglares en la de colaborar para que el divino designio de salvación
Iglesia y la comunión del clero con los seglares. alcance más y más a todos Los hombres de todos los
.Los sagrados pastores conocen perfectamente cuánto tiempos y en todas las partes de la tierra. Por consi-
contribuyen los laicos al bien de la Iglesia entera. Saben guiente, ábraseles por doquier el camino para que, con-
los pastores que no han sido instituidos por Cristo para forme a sus posibilidades y según las necesidades de los
asumir por sí solos toda la misión salvifica de la Iglesia tiempos, también ellos participen celosamente en la obra
en el mundo, sino que su eminente función consiste en salvifica de la Iglesia. (CI 33).
apacentar a los fieles y reconocer sus servicios y caris- La actitud "comunitaria" tanto de seglares como de los
mas, de tal suerte que todos, a su modo, cooperen unáni- miembros de la jerarquía y de los órdenes deriva, pues, de la
memente en la obra común» (CI 30). comunidad de tareas hacia la "obra salvífica de la Iglesia". La
El texto conciliar citado puede considerarse clásico para el diferenciación de tales tareas presupone la comunidad, puesto l
tema que estamos tratando. El Vaticano 11, Concilio del Pue- que, en definitiva, a ella tienden como fin.
blo de Dios, pone a la luz la multiplicidad y diferenciación de (.Los seglares tienen su parte activa en la vida y en la
las vocaciones en el seno de la Iglesia e indica los caminos que acción de la Iglesia, como partícipes del oficio de Cristo
llevan a la recíproca complementación en el ámbito de la mi- sacerdote, profeta y rey. Su acción dentro de las comuni-
sión que le ha sido asignada. dades de la Iglesia es tan necesaria, que sin ella el propio
.La misión de la Iglesia tiene como fin la salvación de apostolado de los pastores no puede conseguir, la mayo-
los hombres, la cual hay que conseguir con la fe en Cris- ría de las veces, plenamente su efecto. (DAS 10).
to y en su gracia. Por tanto, el apostolado de la Iglesia y <<Loslaicos, que desempeñan parte activa en toda la
de todos sus miembros se ordena en primer lugar a ma- vida de la Iglesia, no solamente están obligados a cristia-
nifestar al mundo con palabras y obras el mensaje de nizar el mundo, sino que, además, su vocación se extien-
Cristo y a comunicar su gracia. Todo esto se lleva a de a ser testigos de Cristo en todo momento en medio de
cabo principalmente por el ministerio de la palabra y de la sociedad humana. (CM 43).
los sacramentos, encomendado de forma especial al cle- Así, pues, el Concilio. tras un profundo análisis de la rela-
ro, y en el que los seglares tienen que desempeñar tam- ción Iglesia-mundo, formula claromente el principio de la com-
bién un papel de gran importancia para ser cooperoda- plementariedad, que debe ser la base para la edificación de la
res... de la verdad (3Jn 8). En este orden sobre todo, se comunidad de la Iglesia en nuestro tiempo.
complemenfan mutuamente el apostolado seglar y el mi-
nkrerio pastor al^^ (DAS 6). <.De los sacerdotes, los laicos pueden esperar orienta-
ción e impulso espiritual. Pero no piensen que sus pasto-
Justo en esto se expresa la estrecha comunidad de tareas, res están siempre en condiciones de poderles dar inme-
dependiente de la madurez de la actitud de pastores y seglares. diatamente solución concreta en todas las cuestiones,
Tal es la actitud dirigida a la construcción de la Iglesia como aun graves, que surjan. No es ésta su misión. Cumplan
comunidad a la que sirven, diversamente, la actividad pastoral más bien los laicos su propia función con la luz de la
y el apostolado seglar. sabiduria cristiana y con la observancia atenta de la doc-
<LOSlaicos están especialmente llamados a hacer pre- trina del Magisterio. (CM 43).
sente y operante a la Iglesia en aquellos lugares y cir- No podría haberse expresado con mayor claridad, preci-
cunstancias en que sólo puede llegar a ser sal de la tierra sión y sinceridad los derechos y al mismo tiempo los deberes
a través de ellos. Así, todo laico, en virtud de los dones de los seglares en la misión de la Iglesia. El Vaticano 11 avisa
l
! 308
que hay, digámoslo asi, que guardarse del "clericalismo", que signos de los tiempos. Examinando si los espíritus son
puede consistir :no sólo en el hecho de que unos sacerdotes inva- de Dios. descubran con sentido de fe, reconozcan con
dan algunos sectores de la actividad de la Iglesia que sobrepa- gozo y fomenten con diligencia los multiformes carismas
san sus competencias, sino también en el hecho de que se le de los laicos, tanto los humildes como los más altos.
atribuyan al clero tareas que los seglares no quieren asumir. Se- Ahora bien, entre otros dones de Dios que se encuentran
gún el Concilio, uno de los primeros principios del apostolado abundantemente en los fieles, son dignos de singular cui-
de la Iglesia es que los seglares asuman todas las tareas que dado aquellos por los que no pocos son atraídos a una
corresponden a su vocación en la Iglesia y en el mundo. Ello más alta vida espiritual. Encomienden igualmente con
no quiere decir de modo alguno división de la comunidad, confianza a los laicos organismos en servicio de la Igle-
porque, contrariamente, la construye. El Concilio habla de sia, dejándoles libertad y campo de acción Y hasta invi-
ello en diversos textos: tándoles ~ ~ o r t u n a m e n t queemprendan
e~a también obras
por su cuenta. (DMVS 9).
.Los laicos, como todos los fieles, siguiendo el ejemplo
de Cristo, que con su obediencia hasta la muerte abrió a Como vemos, el decreto sobre el ministerio y la vida sacer-
todos los hombres el dichoso camino de la libertad de dotal, documento dedicado especialmente a la misión de los
los hijos de Dios, acepten con prontitud y obediencia sacerdotes en la Iglesia. trata, amplia e incisivamente, de la
cristiana aquello que los pastores sagrados, en cuanto cuestión de la recíproca relación entre pastores y seglares en la
representantes de Cristo, establecen en la Iglesia en su comunidad de la Iglesia. Los presbíteros, "por su vocación y
calidad de maestros y gobernantes. Ni dejen de enco- ordenación, son en realidad segregados, en cierto modo, en el
mendar a Dios en la oración a sus prelados, que vigilan seno del Pueblo de Dios; pero no para estar separados ni del
cuidadosamente como quienes deben rendir cuenta por pueblo mismo ni de hombre alguno, sino para consagrarse t e
nuestras almas, a fin de que hagan esto con gozo y no talmente a la obra para la que el Señor los llama" (DMVS 3).
con gemidos (cf. Heb 13,17),~(CI 37). La vocación sacerdotal se orienta justamente hacia las seglares.
La correlación entre las actitudes de la jerarquía y del lai- *A los sacerdotes, en cuanto educadores de la fe, atañe
cado, correspondiente a la construcción de la Iglesia como co- procurar, por sí mismos o por otros, que cada uno de
munidad, se apoya en una sólida base. Fundándose en ella, el los fieles sea llevado, en el Espíritu Santo, a cultivar su
Concilio enseña cdmo deben crearse las recíprocas relaciones .propia vocación de conformidad con el Evangelio. a una
entre pastores y seglares en el ámbito de las comunidades con- caridad sincera y activa y a la libertad c o n q u e ' ~ r i s t o
cretas eclesiales y en otras esferas de acción. nos libertó* (DMVS 6).
"Es menester, consiguientemente, que, sin buscar su A continuación, el documento afirma de modo harto signi-
propio interés, sino el de Jesucristo, de tal forma presi- ficativo: "De poco aprovecharán las ceremonias, por bellas
dan los presbíteros, que aúnen su trabajo con los fieles que fueren, ni las asociaciones, aunque florecientes, si no se
laicos y se porten en medio de ellos a ejemplo del Maes- ordenan a educar a los hombres para que alcancen la madurez
tro, que no vino a ser servido entre los hambres, sino a cristiana" (DMVS 6). En esto consiste la tarea esencial de los
servir y dar su vida para rescate de muchos (Mt 20,28). pastores respecto a sus hermanos, en hacer que "cada uno
Reconozcan y promuevan los presbíteros la dignidad de sepa descubrir en los mismos acontecimientos -sean o no
los laicos y la parte propia que a éstos corresponde en la importantes- las exigencias naturales y la voluntad de Dios".
misión de la Iglesia. Honren también cuidadosamente la Deben también educar "a los cristianos... a no vivir egoista-
justa libertad que a todos compete en la ciudad terrestre. mente, sino según las exigencias de la nueva ley de la caridad,
Sigan de buen grado a los laicos, considerando fraternal- la cual quiere que cada uno administre en favor del prójimo la
mente sus deseos y reconociendo su experiencia y com- medida de gracias que ha recibido, y que de este modo todos
petencia en los diversos campos de la actividad humana, cumplan cristianamente sus propios deberes en la comunidad
a fin de que, juntamente con ellos, puedan conocer los humana" (DMVS 6). Leemos tambikn:

310 31 1
21.-RenovoRdn rn NE /YC.tes
.Pero, si es cierto que los presbíteros se deben a todos, y de la comunidad. El Concilio da especial importancia al des-
de modo particular, sin embargo, se les encomiendan los cubrimiento y desarrollo de los carismas de los seglares, de
pobres y los más débiles, con quienes el Señor mismo se esos dones del Espíritu, de esas capacidades que hacen que la
muestra unido, y cuya evangelización se da como signo vida de la sociedad civil y eclesial asuma una impronta autén-
de la obra mesiánica. Dedíquese también particular dili- ticamente cristiana. Esto es de gran importancia para toda la
gencia a los jóvenes, lo mismo que a los cónyuges y pd- actividad pastoral, que desarrollan los sacerdotes bajo la direc-
dres de familia,, (DMVS 6). ción de los obispos. En el decreto sobre el ministerio pastoral
de los obispos en la Iglesia leemos:
Es evidente que la construcción del Cuerpo de Cristo por
parte de los sacerdotes se apoya en una auténtica actividad *En el ejercicio de esta solicitud pastoral respeten a sus
pastoral. fieles la participación que les corresponde en las cosas de
.Mas el deber del pastor no se limita a cuidar sólo in- la Iglesia, reconociendo su deber y también su derecho a
dividualmente de los fieles, sino que se extiende tambikn cooperar activamente en la edificación del Cuerpo misti-
apropiadamente a formar una genuina comunidad cristia- co de Cristo. (DO 16).
na. (DMVS 6). Es tarea propia del obispo, como pastor y cabeza de la
El pastor no sólo está animado por el amor de las almas, Iglesia local, animar y unificar toda la actividad pastoral y el
sino que preside la comunidad prestándole ayuda en el cumpli- apostolado de los seglares, cual dos formas de actividad por
miento de la misión salvifica. medio de las cuales se realiza la misión salvífica de la Iglesia.
A este fin, el Vaticano 11.hace una serie de recomendaciones.
.Además, la comunidad eclesial ejerce, por la caridad, Así, por ejemplo, dice que "para estar en condiciones de pro-
la oración, el ejemplo y las obras de penitencia, una ver- veer mejor al bien de los fieles..., se apliquen a conocer a fon-
dadera maternidad para conducir las almas a Cristo. do sus necesidades y las condiciones sociales en las que viven"
Ella constituye, en efecto, un instmmento eficaz por el (DO 16) (a este fin sirven también los sondeos sociales).
que se sefiala y allana a los no creyentes el camino hacia "Muéstrense diligentes hacia todos, sean de la edad, condición
Cristo y su Iglesia, y por el que también los creyentes se y nacionalidad que fueren; tanto si son del país como si están
incitan, nutren y fortalecen para la lucha espiritual,, de paso o si son extranjeros" (DO 16).
(DMVS 6). Sobre esta base:
Tal es el sentido de la construcción de la comunidad, tal su
significado para la Iglesia. Esta construcción es efecto de la re- «Foméntense las varias formas de apostolado y, en
lación recíproca entre sacerdotes y seglares; por eso el Concilio toda la diócesis o en regiones especiales de ella, la coor-
exhorta: dinación e intima conexión de todas las obras de aposto-
lado bajo la dirección del obispo, de suerte que todas las
<'En cuanto a los fieles mismos, dense cuenta de que empresas e instituciones -catequéticas, misionales, cari-
están obligados a sus presbíteros, y ámenlos con filial tativas, sociales, familiares, escolares y cualesquiera
cariño, como a sus pastores y padres; igualmente, parti- otras que persigan un fin pastoral- sean reducidas a
cipando de sus solicitudes, ayuden en lo posible, por la acción concorde, por la que resplandezca al mismo tiem-
oración y de obra, a sus presbíteros, a fin de que éstos po más claramente la unidad de la diócesism (DO 17).
puedan superar mejor sus dificultades y cumplir más
fructuosamente sus deberes. (DMVS 9). El obispo, en cuanto cabeza de la Iglesia local, y todos sus
colaboradores deben mirar a esto:
Aparece ahora claramente cómo la c o n s t ~ c c i ó nde la Igle-
sia en cuanto comunidad debe ser fruto de actitudes maduras <<Enel ejercicio de esta cura de almas, los párrocos y
y de su recíproca correlación. La pastoral es una forma del sus auxiliares de tal manera han de cumplir su deber de
ejercicio de la autoridad, pero es también una forma totalmen- enseñar, santificar y gobernar, que los fieles y comunida-
te especifica que corresponde a la visión evangélica del hombre des parroquiales se sientan realmente miembros tanto de

312
la diócesis como de la Iglesia universal. Colaboren, por
tanto, con los otros párrocos, así como con los sacerdo- *Ya que, si alguno de ellos, cuando faltan los sagrados
ministros o cuando éstos se ven impedidos por un régi-
tes que ejercen el cargo pastoral en el territorio (como
son, por ejemplo, los arciprestes o decanos) o se consa- men de persecución, les suplen en ciertas funciones sa-
gradas según sus posibilidades, y si otros muchos agotan
gran a obras de carácter supraparroquial, afin de que la
cura pastoral de las almas no carezca de unidad en la dió- todas sus energías en la acción apostólica, es necesario,
sin embargo, que todos contribuyan a la dilatación y al
cesis y se torne mús eficoz. (DO 30). crecimiento del reino de Dios en el mundo. (CI 35).
El mismo decreto se refiere asi a los religiosos: Si bien el apostolado de los seglares brota de la madurez
<'Pertenecen asimismo de manera peculiar a la fami- espiritual de cada cristiano. no en menor grado se realiza en la
lia diocesana, prestan una gran ayuda a la sagrada je- comunidad, a ella tiende y la construye.
rarquía; ayuda que, al aumentar las necesidades del -El apostolado que cada uno debe ejercer y que fluye
apostolado, pueden y deben prestar más y más cada día,, con abundancia de la fuente de la vida auténticamente
(DO 34). cristiana (cf. J n 4,14) es el principio y la condición de
Tanto en la diócesis como en la parroquia: todo apostolado seglar, incluso del asociado, y nada
,,La cura de almas ha de estar, además, informada puede sustituirlo. A este apostolado, siempre y en todas
siempre por el espíritu misional, de suerte que se extien- partes fecundo, y en determinadas circunstancias el Úni-
da de forma debida a todos los que viven en la parro- co apto y posible, están llamados y obligados todos los
seglares, de cualquier condición, aunque no tengan oca-
quia. Ahora bien, si los párrocos no pudieran llegar a
determinados grupos de personas, llamen en su ayuda a sión o posibilidad de cooperar en asociaciones. (DAS
otros, incluso laicos, que les presten auxilio en las tareas 16).
de apostoladow (DO 30). El mismo documento del Vaticano 11 constata en otro
El Concilio considera la participación de los seglares en la lugar:
construcción de la Iglesia como comunidad bajo el aspecto de .Cada cristiano está llamado a ejercer el apostolado
comunidad de los propios seglares y también bajo el de su unión individual en las variadas circunstancias de su vida; re-
con la jerarquía y los pastores. El decreto sobre el apostolado cuerde, sin embargo, que el hombre es social por natura-
de los seglares se incorpora en esto no sólo a la viva tradición leza y que Dios ha querido unir a los creyentes en Cristo
de la Iglesia primitiva, sino también a la viva experiencia de la en el Pueblo de Dios (cf. IPe 2,5-10) y en un solo cuerpo
Iglesia contemporánea. Comunidad primigenia y fundamental (cf. I c o r 12,12). Por consiguiente, el apostolado organi-
de los cristianos seglares es el matrimonio y la familia. En zado responde adecuadamente a las exigencias humanas
diversos lugares, el Concilio explica qué significado tiene esta y cristianas de los fieles y es al mismo tiempo signo de la
comunidad cristiana fundamental para la construcción de la comunión y de la unidad de la Iglesia en Cristo, quien
Iglesia. dijo: Donde dos o tres estún congregados en mi nombre,
allí estoy yo en medio de ellos (Mt 18,20). Por esto, los
.En ella, el apostolado de los laicos halla una ocasión cristianos -continiia el d e c r e t e han de ejercer el apos-
de ejercicio y una escuela preclara si la religión cristiana tolado aunando sus esfuerzos. Sean apóstoles tanto en el
penetra toda la organización de la vida y la transforma seno de sus familias como en las parrwuias v diócesis.
más cada dia. Aquí los cónyuges tienen su propia oca-
sión: el ser mutuamente y para sus hijos testigos de la fe
y del amor de Criston (C1 35).
I las cuales expresan el carácter co&unitano de¡ apostola-
do. v en los eruoos cuva constitución libremente decidan,, 11
De esta escuela deben salir testigos maduros de Cristo, En cuanto a las asociaciones de seglares, el decreto recuer-
acerca de los cuales la constitución Lumen gentium dice, entre da que:
otras cosas, lo siguiente:

314
I -Las asociaciones no son fin en sí mismas, sino que
deben servir a la misión que la Iglesia tiene que realizar construcción común, en la que deben tomar parte los seglares
en el mundo; su eficacia apostólica depende de la con- y la jerarquia, todos ellos según sus respectivas incumbencias y
formidad con los fines de la Iglesia y del testimonio cris- responsabilidades. De hecho, "los seglares pueden también ser
tiano y espiritu evangélico de cada uno de sus miembros llamados de diversas formas a colaborar más inmediatamente I

y de toda la asociación" (DAS 19). en el apostolado de la jerarquía, a semejanza de aquellos hom- 1


"El fin inmediato de tales organizaciones es el fin apos- bres y mujeres que ayudaban al apóstol Pablo en la evangeli-
tólico de la Iglesia, es decir, evangelizar y santificar a los zación, fatigándose mucho por el Señor (cf. Flp 4,3; Rom
hombres y formar cristianamente su conciencia, de suer- .
16.3~~)".
. I
te que puedan imbuir de espíritu evangélico las diversas En nuestros tiempos, esta evocación tiene una dimensión
comunidades y los diversos ambientes. (DAS 20). adecuada a la misión de la Iglesia actual, que se dirige a roda la
humanidad. "Inmenso es el campo del apostolado abierto en el
El apostolado de los seglares, que tiende a construir las orden nacional e internacional, donde de modo especial los
propias comunidades con formas organizativas propias, debe seglares son ministros de la sabiduría cristiana", afirma el de-
estar debidamente inserto en la comunidad de la Iglesia: creto sobre el apostolado de los seglares (DAS 14). En cual-
<<Hayen la Iglesia muchas obras apostólicas constitui- quier campo, "los seglares, colaborando con la jerarquia según
das por libre elección de los seglares y dirigidas por su su propio método, aportan su experiencia y asumen su respon-
pmdente juicio. En determinadas circunstancias, la mi- sabilidad en la dirección de determinadas organizaciones, en la
sión de la Iglesia puede cumplirse mejor con estas obras, ponderación de las circunstancias en que se debe ejercer la
y, por ello, no es raro que la jerarquia las alabe o reco- acción pastoral de la Iglesia y en la elaboración y ejecución del
miende. Ninguna obra, sin embargo, debe arrogarse el plan de actividades" (DAS 20).
nombre de católica sin el asentimiento de la legitima ..En lo que atañe a obras e instituciones del orden tem-
autoridad eclesiástica. (DAS 24). poral, la función de la jerarquía eclesiástica es enseñar e
No es ésta una condición solamente exterior ni solamente interpretar auténticamente los principios morales que
una "legalización" de la iniciativa apostólica de los seglares en deben observarse en las cosas temporales; tiene también
la Iglesia. El Concilio afirma explicitamente que esta imposta- el derecho de juzgar, tras madura consideración y con la
ción del problema "es un elemento esencial del apostolado ayuda de peritos, acerca de la conformidad de tales
cristiano": obras e instituciones con los principios morales, y dicta-
minar sobre cuanto sea necesario para salvaguardar y
-El apostolado seglar, individual o asociado, debe ocu- promover los fines de orden sobrenatural. (DAS 24).
par el lugar que le corresponde en el apostolado de toda
la Iglesia. Más aún, es elemento esencial del apostolado En otro lugar, el Concilio subraya que los seglares tienen el
cristiano la unión con quienes el Espíritu Santo puso derecho y el deber de hacer uso de sus propios carismas en la
para regir su Iglesia (Act 20,28). (DAS 23). Iglesia y en el mundo, "con la libertad del Espiritu, el cual
"sopla donde quiere" (Jn 3,8), y al mismo tiempo en la comu-
Y añade el decreto: nión con los hermanos en Cristo, sobre todo con los propios
pastores, que tienen el encargo de enjuiciar su autenticidad y
.No menos necesaria es la cooperación enire las varias uso ordenado, no, por supuesto, para aniquilar al Espíritu,
obras de apostolado, que la jerarquia debe ordenar de
sino para someter todo a examen y mantener lo que sea bueno
modo conveniente^^ (DAS 23).
(cf. lTes 5,12.19.21)" (DAS 3).
Por tanto, refiriéndose nuevamente, bien a la tradición de De esta manera hemos esbozado, al menos, el amplio tema
la comunidad en la Iglesia primitiva, en la cual a la autoridad del magisterio conciliar, que se refiere a la construcción de la
de los apóstoles "el propio Espiritu somete incluso a los caris- Iglesia-comunidad del Pueblo de Dios. En este sentido, se per-
máticos" (cf. I c o r 14), bien a la rica experiencia de la Iglesia fila claramente una síntesis especifica de estructuras y actitu-
contemporánea, el Vaticano 11 establece los principios de la des. De acuerdo con la premisa de la que hemos partido, he-
mos tratado de llamar la atención, sobre todo, acerca de las nuye el sigiiificado de las misiones concebidas como institucio-
actitudes. Teniendo en cuenta las propias estructuras en orden nes de la Iglesia, sino que permite buscar este significado
a la formación de las actitudes, hemos intentado mostrar el propio en el corazón mismo de la Iglesia.
significado de estas últimas en la activación de las estructuras En el tratamiento de este tema tenemos, sin embargo, de-
de la comunidad eclesial. Obvio es que el Vaticano 11 no sólo lante todo cuanto se ha estudiado hasta ahora acerca de las
ha convalidado una serie de estructuras ya experimentadas, actitudes que -en relación con las estructuras eclesiásticas an-
sino también que ha introducido algunas nuevas. Se ha mante- tiguas y posconciliares- son indispensables para la construc-
nido, por ejemplo, la estructura de las provincias eclesiásticas ción de la Iglesia como comunidad del Pueblo de Dios. Por
y convalidado la institución de las conferencias episcopales. medio del presente análisis, el carácter especificamente misione-
Entre las nuevas estructuras de la comunidad eclesial merecen ro -esto es, el hecho de que algunas comunidades se organicen
particular atención el Sinodo de los Obispos, a nivel de la Igle- en condiciones de actividad propiamente misionera de la Iglesia,
sia universal, y los Consejos presbiteriales y pastorales, a nivel y además en el ámbito de instituciones y estructuras
de la Iglesia local. Estas nuevas estructuras -junto a las ya misioneras- parece tener un significado particular. Y esto
existentes y experimentadas- tienen como finalidad la pro- precisamente es lo que queremos poner de relieve, no sólo
fundización y consolidación de la comunidad eclesial en sus para no dar de lado a uno de los documentos del Vaticano 11
diversas dimensiones. Sin embargo, y a fin de que produzcan más ricos en contenido, sino también porque la "condición
sus debidos frutos, es necesario que con tales estructuras se misionera" -naturalmente bajo una nueva forma- retorna
corresponda el espiritu de la comunidad, es decir, el conjunto frecuentemente a los paises y sociedades en las que el cristia-
de las actitudes que sirven para construir la propia comunidad nismo está enraizado y la Iglesia organizada frecuentemente ya
en la Iglesia. I desde muchos siglos atrás.
A estas consideraciones acerca de esta doctrina esencial del Por otro lado, no es ésta la única circunstancia ni la única
Vaticano 11 hay que añadir tambien dos datos complemen- causa que, al final de este análisis, nos induce a prestar aten-
tarios. ción a la "condición misionera" de la Iglesia. Tal vez otras
circunstancias y causas particulares emerjan por si solas en el
curso de estas consideraciones. Pero, en general, nos dejamos
guiar por la convicción, nacida del magisterio conciliar, de
que, si la situación de la Iglesia en los países y sociedades don-
Caracteres específicos de la comunidad misionera de está desde hace largo tiempo radicada, es modelo para la
construcción de una Iglesia propiamente misionera, este "ca-
Las presentes reflexiones vienen dictadas por la exigencia rácter especificamente misionero" se convierte en un modelo
de llamar la atención sobre uno de los documentos del Vatica- para toda la Iglesia, y en particular para los paises y sociedades
no 11 que parece especialmente rico en contenido doctrinal y que desde hace tiempo han salido del ámbito de la acción mi-
pastoral. Nos hemos referido muchas veces a las formulaciones sionera y poseen -como ocurre en Polonia- una milenaria
del decreto "Ad "aentes". aue habla de la actividad misionera de organización eclesiástica.
la Iglesia. Una mirada sobre el "carácter misionero" permite situar el
En el análisis de las actitudes que parecen brotar del magis- proceso de la construcción de la Iglesia, cual comunidad origina-
terio del Concilio Vaticano 11, hemos colocado eii primer pla- ria. en esa "historia apostólica" que comenzó "el día de la ve-
no la actitud de misión y testimonio, subrayando la verdad de nida del Espiritu Santo".
que la Iglesia es misionera por naturaleza y de que el Pueblo .El Espíritu Santo "unifica en la comunión y en el mi-
de Dios está en estado de misión (in statu missionis). No he- nisterio, y provee de diversos dones jerhrquicos y caris-
mos, empero, hablado aún de la misión en el sentido institu- máticos" a toda la Iglesia a través de todos los tiempos,
cional, porque hasta la verdad acerca del carácter misionero vivificando, a la manera del alma, las instituciones ecle-
1
de la Iglesia es más una verdad "eclesiológica" que "misiono- siásticas e infundiendo en el corazón de los fieles el mis-
lógica". Alladamos que esta situación del problema no dismi- mo espíritu de misión que impulsó a Cristo. A veces
319
también se anticipa visiblemente a la acción anostólica. por la gracia y caridad del Espíritu Santo, se hace pre-
de la misma forma que sin cesar la acompaña $dirige dé sente en acto pleno a todos los hombres o cuerpos, para
diversas maneras. (DM 4). llevarlos, con el ejemplo de su vida y la predicación, con
"Se hace así patente que'la actividad misionera fluye de los sacramentos y los demás medios de gracia, a la fe, la
la misma naturaleza íntima de la Iglesia, cuya fe salvífica libertad y la paz de Cristo, de suene que se les descubra
propaga, cuya unidad católica perfecciona dilatándola, el camino libre y seguro para participar plenamente en el
con cuya apostolicidad se sustenta, cuyo sentido colegial misterio de Cristo. (DM 5).
de la jerarquía pone en práctica, cuya santidad testifica, "El fin propio de esta actividad misionera es la evan-
difunde y promgeven (DM 6). gelización y la plantación de la Iglesia en los pueblos o
<.Aunque Dios, por los caminos que El sabe, puede gmpos humanos en los cuales no ha arraigado todavía*
traer la fe ... a los hombres que, sin culpa propia, des- (DM 6).
conocen el Evangelio, incumbe, sin embargo, a la Iglesia
la necesidad, a la vez que el derecho sagrado, de evan- Hablando del "carácter misionero" en la construcción de
gelizar, y, en consecuencia, la actividad misionera con- la Iglesia como comunidad, debemos tener presente en primer
serva integra, hoy como siempre, su fuerza y necesidad. lugar a la comunidad universal. El "carácter misionero" perte-
(DM 7). nece a lo noturoleza más urofunda
' de lo construcción de la Icle-
sia, en todo su amplitud.'
La actividad misionera de la Iglesia se basa en profundas
premisas teológicas. en el conocimiento de la esencia misma de .Todos los fieles, como miembros de Cristo vivo, in-
la Iglesia, en su universalidad ("catolicidad"), que corresponde corporados y asemejados a El por el bautismo, por la
al designio eterno de salvar a todos por obra de Dios y redimir confirmación y por la Eucaristía, tienen el deber de co-
a todos por medio de Cristo. Tomando, pues, como base esta operar a la expansión y dilatación del Cuerpo de Cristo
verdad de la fe, "la Iglesia. que ha sido enviada por Cristo a para llevarlo cuanto antes a la plenitud. Por ello, todos
revelar y comunicar la caridad de Dios a todos los hombres y los hijos de la Iglesia han de tener viva conciencia de su
a todos los pueblos, comprende perfectamente que le quede aún responsabilidad para con el mundo, fomentar en sí mis-
por realizar uno ingente obra misionera" (DM 10). mos el espíritu verdaderamente católico y consagrar sus
energías a la obra de la evangelización. Sepan todos, sin
'<Pues dos mil millones de hombres, cuyo número embargo, que su primera y principal obligación en pro
aumenta cada día y se reúnen en grandes y determinados de la difusión de la fe es vivir profundamente la vida
gmpos con lazos estables de vida cultural, con antiguas cristiana. (DM 36).
tradiciones religiosas, con firmes vínculos de relaciones
sociales, nada o muy poco oyeron del Evangelio; de El documento conciliar, remitiéndose a la doctrina del Va-
ellos, unos siguen algunas de las grandes religiones, ticano 11 sobre el ecumenismo, añade: "Este testimonio de
otros permanecen alejados del conocimiento del mismo vida producirá más fácilmente su efecto si se da juntamente
Dios, otros niegan expresamente su existencia, incluso a con otros grupos cristianos" (DM 36).
veces la combaten. Lo Iglesio, para poder ofrecer a todos Tareas particulares, de las que hemos tratado anteriormen-
el misterio de la salvación y la vida traída por Dios, debe te, pesan sobre el colegio episcopal.
insertarse en todos estos grupos con el mismo afecto con .Todos los obispos, como miembros del Cuerpo episco-
que Cristo se unió por su encarnación a las determina- pol, sucesor del colegio de los apóstoles, han sido consa-
das condiciones sociales y culturales de los hombres con grados no sólo para una diócesis determinada, sino para
quienes convivió~~ (DM 10). la salvación de todo el mundo. A ellos, con Pedro y bajo
Por eso mismo: Pedro, afecta primaria e inmediatamente el mandato de
Cristo de predicar el Evangelio a toda criatura. De aquí
-La misión de la Iglesia se cumple por la operación

320
con la que, obediente al mandato de Cristo y movida
i procede esa comunión y cooperación de las Iglesias, que
es hoy tan necesaria, para proseguir la obra de la evan-
gelización. En virtud de esta comunión, cada Iglesia dre; nutrida cuidadosamente con la palabra de Dios, da
siente la solicitud de todas las deniás, se manifiestan mu- testimonio de Cristo y, finalmente, anda en la caridad y
tuamente sus propias necesidades. se comunican entre sí se inflama de espíritu apostólico. La comunidad cristia-
sus bienes, ya que la dilatación del Cuerpo de Cristo es na debe establecerse desde el principio de tal forma, que,
deber de todo el Colegio episcopal. Suscitando, promo- en lo posible, sea ella misma capaz de satisfacer sus pro-
viendo y dirigiendo la obra misional en su didcesis, con pias necesidades. Esta congregación de los fieles, dotada
la que forma una sola cosa, el obispo hace presente y de las'riquezas culturales de su propia nación, ha de
como visible el espíritu y el ardor misionero del Pueblo arraigar profundamente en el pueblo. (DM 15).
de Dios, de forma que toda la diócesis se haga Esta última afirmación parece particularmente importante
misionera. en orden al carácter misionero de la Iglesia.
Es propio asimismo de las Conferencias episcopales esta-
blecer y promover obras en que sean recibidos fraternal- -La Iglesia no esta verdaderamente formada, no vive
mente y ayudados con cuidado pastoral conveniente los plenamente, no es señal perfecta de Cristo entre los
que inmigran de tierras de misiones para trabajar y estu- hombres en tanto no exista y trabaje con la jerarquía un
diar. Porque por ellos se avecinan de alguna manera los laicado propiamente dicho. Porque el Evangelio no puede
pueblos lejanos y se ofrece a las comunidades cristianas penetrar profundamente en las conciencias, en la vida y
antiguas una ocasión magnífica de dialogar con las na- en el trabajo de un pueblo sin la presencia activa de los
ciones que no oyeron todavía el Evangelio y de manifes- seglares* (DM 21).
tarles, con el servicio de amor y de ayuda que les pres- Se trata de constmir la propia comunidad que los seglares
tan, el genuino rostro de Cristo. (DM 38). en unión con la jerarquía forman en toda Iglesia particular, y
Asi, pues, el "carácter misionero" es un elemento indispen- al mismo tiempo, de realizar pioneramente la propia "catoli-
sable para la "construcción del Cuerpo de Cristo", tanto en la cidad": esto es, la universalidad del Pueblo de Dios. Podemos
.dimensión de la Iglesia universal como en la de cada Iglesia decir que la misionariedad de la Iglesia universal y la índole
local. La Iglesia entera -y, en ella, toda Iglesia- es totalmen- misionera de las Iglesias particulares se expresan en esto y se
te consciente de las tareas que el propio designio divino de la identifican con esto.
salvación y la obra redentora de Cristo le han asignado, y tien- .Los fieles seglares pertenecen plenamente al mismo
de a realizar la obra misionera contribuyendo al mismo tiempo tiempo al Pueblo de Dios y a la sociedad civil: pertene-
a construirse como comunidad cen a su nación, en la que han nacido, de cuyos tesoros
El documento conciliar nos permite también examinar de culturales empezaron a participar por la educación, a
qué modo se organiza la comunidad de la Iglesia en tierra de cuya vida están unidos por multiformes vínculos socia-.
misión, donde el "carácter misionero" halla el puesto que le les, a cuyo progreso cooperan con el propio esfuerzo en
compete y la expresión típica. La con.rtrucción de la comunidad sus profesiones, cuyos problemas sienten como propios
de cada una de las Iglesias de misidn es un tema tratado de y se esfuerzan por solucionar; y pertenecen también a
modo especial en el decreto Ad gentes. Es evidente que esto es Cristo, porque han sido regenerados en la Iglesia por la
tarea de los misioneros, a propósito de los cuales el Vaticano 11 fe y por el bautismo, para con la renovación de la vida y
se expresa así: de las obras ser de Cristo, a fin de que todo se someta a
<'Los misioneros, por consiguiente, cooperadores de Dios en Cristo y, finalmente, Dios lo sea todo en todas
las cosas,, (DM 21).
Dios, susciten tales comunidades de fieles que, viviendo
conforme a la vocación con que han sido llamadas, ejer- El decreto enseña seguidamente que, en la comunidad mi-
citen las funciones que Dios les ha confiado, sacerdotal, sionera. los cristianos se convierten en hombres nuevos y que:
profética y real. De esta forma, la comunidad cristiana
se hace exponente de la presencia de Dios en el mundo, '<Debenexpresar esta vida nueva en el ambiente de la
pues por el sacrificio' eucarístico pasa con Cristo al Pa- sociedad y de la cultura patria, según las tradiciones de
323 -. , '
su nación. Tienen que conocer esta cultura, sanearla y .<El obispo, en primer lugar, debe ser heraldo de la fe
conservarla, desarrollarla según las nuevas condiciones que lleve nuevos discipulos a Cristo. Para cumplir debi-
y, finalmente, perfeccionarla en Cristo, para que la fe damente este sublime ministerio, ha de conocer a fondo
cristiana y la vida de la Iglesia no sea ya extralia a la las condiciones de su grey y las intima sopiniones de sus
sociedad en que viven, sino que empiece a penetrarla y conciudadanos acerca de Dios, advirtiendo también cui-
transformarla. Unanse a sus conciudadanos con sinceri- dadosamente los cambios que la urbanización, las emi-
dad, a fin de que en el trato con ellos aparezca el nuevo graciones y el indiferentismo religioso han introducidon
vinculo de unidad y solidaridad universal que brota del (DM 20).
misterio de C r i s t o ~(DM 21).
En cambio, por fiera:
Todo e¡ proceso de la construcción de la comunidad ecle-
sial en tierras de misión se centra en el hecho de llevar a los .<Trabajenlos cristianos y colaboren con todos los de-
hombres al misterio de Cristo; ello, además de su inserción en más en la recta ordenación de los asuntos económicos y
Ia comunidad eclesial, tiene gran importancia para la convi- sociales ... Gusten los fieles de cooperar prudentelnente
vencia en medio de sus connacionales. Por eso, la comunidad en este campo con los trabajos emprendidos por institu-
misionera tiene un carácter de apertura y , al mismo tiempo, por ciones privadas y públicas, por los gobiernos, por los
la fuerza de este carácter, debe orientarse hacia la profundiza- organismos internacionales, por diversas comunidades
ción en la madurez cristiana de todos sus miembros, sobre cristianas y por las religiones no cristianas. (DM 12).
todo de los neófitos salidos apenas del catecumenado, De aquí se sigue que la construcción de la comunidad mi-
.El cual no es mera exposición de dogmas y preceptos, sionera presenta un singular dinamismo, expresión sobre todo
sino formación y noviciado convenientemente prolonga- del "carácter especificamente misionero".
d o de toda la vida cristiana, con el que los discípulos se
unen a Cristo, su maestro. (DM 14). .,Las Iglesias jóvenes, radicadas en Cristo y edificadas
<.Puesto que, por la acción de la gracia de Dios, el nue- sobre el fundamento de los apóstoles, asumen en admi-
vo convertido emprende un camino espiritual por el que, rable intercambio todas las riquezas de las naciones que
participando ya por la fe del misterio de la muerte y de han sido dadas a Cristo en herencia. Dichas Iglesias reci-
la resurrección, pasa del hombre viejo al nuevo hombre ben de las costumbres y tradiciones, de la sabiduría y
perfecto en Cristo. Trayendo consigo este tránsito un doctrina, de las artes e instituciones de sus pueblos, todo
cambio progresivo de sentimientos y de costumbres, lo que puede servir para confesar la gloria del Creador,
debe manifestarse con sus consecuencias sociales y des- para ensalzar la gracia del Salvador y para ordenar debi-
arrollarse paulatinamente durante el catecumenado. damente la vida cristiana» (DM 22).
Siendo el Señor, al que se confia, blanco de contradic- El documento conciliar acerca de las misiones dice al res-
ción, el convertido sentirá con frecuencia ruoturas
r ~
v se-
~~-, - - pecto algo más:
paraciones, pero tambikn gozos que Dios concede sin
medida. (DM 13). .Para conseguir este propósito es necesario que en cada
gran territorio socio-cultural se promueva aquella consi-
Las palabras citadas describen no sólo el clima de la con- deración teológica que someta a nueva investigación, a
versión interior, sino también de la comunidad misionera; la la luz de la tradición de la Iglesia universal, los hechos y
conversión "debe manifestarse en sus connotaciones de orden las palabras reveladas por Dios, consignadas en la Sa-
social" tanto dentro como fuera de la comunidad. grada Escritura y explicadas por los Padres y el Magiste-
Dentro, pues: rio de la Iglesia. Asi se verá más claramente por qué
caminos puede llegar la fe a la inteligencia, teniendo en
<'La vida del Pueblo de Dios debe ir madurando en cuenta la filosofia o la sabiduría de los pueblos. Con ello
todos los campos de la vida cristiana, que deberá reno- se abrirán los caminos para una más profunda adapta-
varse según las normas de este Concilio>, (DM 19). ., ción en todo el ámbito de la vida cristiana. Con este
modo de proceder se evitari toda ;!p;iricnci;i de sincretis- ',La libertad o inmunidad de coacción en materia reli-
mo y de falso particularismo, se ;!comodará I;i vid;! cris- giosa que compete a las personas individualmente consi-
tiana a la indole y al carácter de cada cultura y se incor- deradas, debe serles reconocida también cuando actúan
porarán a la unidad católica las tradiciones p~irticul;ires. en común. Porque las comunidades religiosas son exigidas
con las cualidades propias de cada familia de pueblos, por la naturaleza social del hombre y de la misma religión.
ilustrados con la luz del Evangelion (DM 22). (DLR 4).
Justamente el modelo de la "economía de la Encarnación" La declaración sobre la libertad religiosa ha constatado en
parece definir más profundamente el significado del dinamis- primer lugar que "la penona humana tiene el derecho a la
mo que empapa la construcción de la Iglesia como comuni- libertad religiosa" (DLR 2), y ha motivado esta afirmación ba-
dad, a tenor de su "carácter misionero". Detengámonos en sándose sobre todo en principios racionales (por lo menos en
estos breves trozos que, si bien no agotan la riqueza del a l m ~ . primera instancia, dado que, en la segunda parte del documen-
llaman la atención acerca del problema, que tiene una impor- to, esa afirmación va a ser ilustrada teológicamente, dentro del
tancia cada vez mayor para la formación de las actitudes del
cristiano de hoy, y en particular de su actitud "comunitaria".
, análisis de la libertad religiosa a la luz de la Revelación).
*Esta libertad consiste en que todos los hombres deben
"En el actual orden de cosas. del que están surgiendo i estar inmunes de coacción, tanto por parte de personas
nuevas condiciones para la humanidad, la Iglesia, sal de particulares como de grupos sociales y de cualquier po-
la tierra y luz del mundo, se siente llamada con mayor 1
testad humana, y ello de tal manera, que en materia reli-
urgencia a la obra de salvación y renovdción de toda giosa ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia
criatura. para que todas las cosas sean instauradas en ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en
Cristo y en El formen los hombres una sola f~miliay un público, solo o asociado con otfos, dentro de loslimites
único Pueblo de Dios. (DM 1). debidos (DLR 2). Se injuria, pues, a la persona humana
y al mismo orden que Dios ha establecido para el hom-
bre si se niega a Cste el libre ejercicio de la religión en
la sociedad, siempre que se respete el justo orden públi-
c o (DLR
~ 3).
i
Este derecho fundamental de la persona humana es tam-
Comunidad eclesial y libertad religiosa
,
j
bién -según la doctrina del Vaticano 11- derecho de las co-
munidades religiosas, cuya' existencia -corno antes se ha
Las observaciones que siguen, referentes al capitulo dedica-
d o a la creación de las actitudes inherentes a la construcción I indicad- viene postulada "tanto por la naturaleza social de
los seres humanos como por la misma religión (DLR 4). "No
de la Iglesia como comunidad, proceden de la doctrina del Va- se funda, por lo tanto, el derecho a la libertad religiosa
ticano 11 sobre la libertad religiosa. Sabido es que la declara- -como leemos en otro lugar- sobre una disposición subjeti-
ción dedicada a esta ensefianza centra su interés no sólo sobre va de la persona, sino sobre su propia naturaleza" (DLR 2).
los derechos de la persona, sino también sobre los de la comu-
nidad, 10 que, dirLamos, constituye la condición externa, Pero 1 Por lo tanto:
necesaria. de todo el proceso de construcción de la Iglesia como "El poder civil, cuyo fin propio es cuidar del bien co-
comunidad y también la condición de todas las actitudes refe- mún temporal, debe reconocer ciertamente la vida reli-
rentes a este proceso. La consideración de este problema es giosa de los ciudadanos y favorecerla, pero hav aue afir-
importante también desde el punto de vista de la formación de mar que excedena sus limites si preiendierá dirigir o
las propias actitudes, pues los cristianos deben ser plenamente impedir los actos religiosos~~(DLR 3).
-- los
p o n e c i p n t e ~de --- derechos
-~ oue al resoecto les amparan, tanto

más que estos derechos deteiminan también sus diberes, ~ r e c i - 1 En relación con los derechos y deberes del poder público,
samente ante la comunidad de la Iglesia. ¡ el postulado del libre ejercicio de l a religión en 10 sociedad se
presenta como una de las exigencias primarias que brota del Por lo que concierne alpoder civil, debe ante todo obrar de
principio general "de libertad en la convivencia humana", que forma que:
se refiere sobre todo a los valores del espiritu (DLR 1 ) .
Así, pues, sobre la base de dichas premisas, la declaración -La igualdad jurídica de los ciudadanos, la cual perte-
conciliar proyecta, concisa pero incisivamente, la naturaleza nece al bien común de la sociedad, jamás, ni abierta ni
de la libertad religiosa en relación con la comunidad formada ocultamente, sea lesionada por motivos religiosos, ni se
por las personas que se unen con el fin de profesar y practicar establezca entre aquellos discriminación alguna. De aquí
su religión. se sigue que no es lícito al poder público imponer a los
ciudadanos, por la violencia, el temor u otros medios, la
*<Porconsiguiente, a estas comunidades, con tal que no profesión o el rechazo de cualquier religión, o impedir
se violen las justas exigencias del orden público, debe que alguien ingrese en una comunidad religiosa o la
reconocérseles el derecho de inmunidad para regirse por abandone. En mayor medida todavía se obra contra la
sus propias normas, para honrar a la Divinidad con cul- voluntad de Dios y los sagrados derechos de la persona
to público, para ayudar a sus miembros en el ejercicio de y de la familia de los pueblos cuando se usa de la fuerza,
la vida religiosa y sostenerles mediante la doctrina, así bajo cualquier forma, a fin de eliminar o cohibir la reli-
como para promover instituciones en las que sus segui- gión, sea en todo el género humano, sea en alguna re-
dores colaboren con el fin de ordenar la propia vida se- gión o en un grupo determinado>>(DLR 6).
-.eún sus ~rincioiosreligiosos.
~ o r m tamGén
a de la libertad religiosa el que no
se prohiba a las comunidades religiosas manifestar libre-
mente el valor peculiar de su doctrina para la ordena-
ción de la sociedad y para la vitalizaciónde toda la acti-
vidad humana. Finalmente, en la naturaleza social del
I El Vaticano 11 acentúa de modo particular los derechos de
10s padres y de las familias en este campo:
('Cada familia, en cuanto sociedad que goza de un de-
recho propio y primordial, tiene derecho a ordenar libre-
hombre y en la misma índole de la religión se funda el mente su vida religiosa doméstica bajo la dirección de
derecho por el que los hombres, movidos por un sentido los padres. A éstos corresponde el derecho de determi-
religioso propio, pueden reunirse libremente o establecer nar la forma de educación religiosa,que se ha de dar a
asociaciones educativas, culturales, caritativas, social es^^ sus hijos de acuerdo con su propia religión. Así, pues, el
(DLR 4). poder civil debe reconocer el derecho de los ~ a d r e sa
elegir con auténtica libertad las escuelas u otros medios
Es evidente que se trata de todo cuanto, en el marco de la
vida pública. condiciona la construcción de la comunidad y favo- de educación, sin imponerles ni directa ni indirectamente
cargas injustas por esta libertad de elección. Se violan,
rece su desarrollo según la conciencia de la propia misión. Cuan- además, los derechos de los padres si se obliga a los hi-
to hasta ahora hemos referido sobre la constmcción de la Igle- jos a asistir a lecciones que no correspondan a la convic-
sia como comunidad, implica esas premisas de libertad, de ción religiosa de los padres o si se impone un sistema
forma que, si faltaren, sufriría impedimento. En el último paso único de educación del cual se excluya totalmente la for-
se produce la violación del orden ético, siendo la libertad reli- mación religiosa. (DLR 5).
giosa uno de los elementos fundamentales del bien común.
(<Elbien común de la sociedad ... consiste sobre todo en En todo lo que hasta ahora hemos tratado sobre el tema de
el respeto de los derechos y deberes de la persona huma- la libertad religiosa, sobre la posibilidad "de profesar la reli-
na. Por ello, la protección del derecho a la libertad reli- gión tanto en forma privada como pública", el documento
giosa conciernetanto a los ciudadanos como a los gm- conciliar se remite también al hecho de que "la libertad religio-
pos sociales, a Los poderes civiles como a la Iglesia y sa en la mayor parte de las constituciones figura ya como dere-
otras comunidades religiosas, de manera propia a cada cho civil y ha sido proclamada solemnemente en documentos
uno de ellos, conforme a su obligación respecto del bien internacionales" (DLR 15).
común.. (DLR 6). En cambio. por lo que se refiere a la Iglesia. su juicio sobre
la libertad religiosa se deriva sobre todo de la esencia misma de %Creemosque esta única religión verdadera -as¡ lo de-
la ,fe. clara el documento- subsiste en la Iglesia católica y
"Está, por consiguiente, en total acuerdo con la índole apostólica. a la cual el Señor Jesús confió 13 obligación
de la fe excluir cualquier género de coacción por parte de difundirla a todos los hombres. (DLR 1).
de los hombres en materia religiosa. Y por ello, el régi- La convicción acerca de la legitimidad del principio de la li-
men de libertad religiosa contribuye no poco a fomentar bertad religiosa, que brota de la esencia misma de la fe. va uni-
aquel estado de cosas en que los hombres puedan fácil- da. en la conciencia del cristiano. a la profunda convicción de su
mente ser invitados a la fe cristiana, abrazarla por su veracidad. Este vínculo es fundamental para la actitud del se-
propia determinación y profesarla activamente en toda guidor de Cristo, para su actitud interior y para la construc-
la ordenación de la vida. (DLR 10). ción de la comunidad de la Iglesia. La conciencia de que "esta
única religión verdadera ... subsiste en la Iglesia católica y apos-
Y es que esto corresponde -prosigue el documento- al tólica" tiene un significado fundamental para la construcción
designio del Creador y al modo de obrar de Cristo y de sus de la comunidad eclesial.
apóstoles.
<.Porque el discípulo tiene la obligación grave para
',La Iglesia, por consiguiente, fiel a la verdad evangéli- con Cristo Maestro de conocer cada día más la verdad
ca, sigue el camino de Cristo y de los apóstoles cuando que de El ha recibido, de anunciarla fielmente y de de-
reconoce y promueve el principio de la libertad religiosa fenderla con valentía, excluidos los medios contrarios al
como conforme a la realidad humana y a la revelación espíritu evangélico. La caridad de Cristo le acucia, sin
de Dios. Defendió y enseñó en el decurso de los tiempos embargo. al mismo tiempo, para que trate con amor,
la doctrina recibida del Maestro y de los apóstoles. Aun- prudencia y paciencia a los hombres que viven en el
que en la vida del Pueblo de Dios, peregrino a través de error o en la ignorancia de la fe. Deben, pues, tenerse en
los avatares de la historia humana, se ha dado a veces cuenta tanto los deberes para con Cristo, Verbo vivifi-
un comportamiento menos conforme con el espiritu cante, que hay que predicar, como los derechos de la
evangélico, e incluso contrario a él, no obstante, siempre persona humana y la medida de la gracia que Dios, por
se mantuvo la doctrina de la Iglesia de que nadie debe ser Cristo, ha concedido al hombre, que es invitado a recibir
forzado a abrazar la fe. (DLR 12). y profesar voluntariamente la fe" (DLR 14).
i El Vaticano 11 recoge esta doctrina, la reafi~may proclama El seguidor y discípulo de Cristo deduce de su fe tanto la
no sólo en la declaración sobre la libertad religiosa, sino tam- conciencia de su misión como el respeto profundo hacia la con-
bién en otros documentos, como, por ejemplo, en el decreto ciencia de cada uno, sabiendo bien que "el hombre percibe y
sobre la actividad misionera. reconoce por medio de su conciencia los dictámenes de la ley
divina, conciencia que tiene obligación de seguir fielmente en
<<LaIglesia prohibe severamente que a nadie se obligue, toda su actividad para llegar a Dios, que es su fin. Por tanto,
o se induzca, o se atraiga por medios indiscretos a abra- no se le puede forzar a obrar contra su conciencia. Ni tampoco
zar la fe, lo mismo que defiende con energía el derecho se le puede impedir que obre según ella, principalmente en ma-
de que nadie sea apartado de la fe con vejaciones y ame- teria religiosa" (DLR 3). El cristiano no sólo concilia esta con-
nazas,, (DM 13). vicción personal, honestamente aplicada a la vida social y a la
El decreto precisa: "Según la antiquísima costumbre de la convivencia con todos los hombres, con la actitud apostólica,
Iglesia, investiguense los motivos de la conversión y, si es nece- sino que ve en ella un elemento esencial para la construcción
sario, purifiquense" (DM 13). Se trata de una adición esencial de la comunidad de la Iglesia, pues tiene conciencia de que "el
en el documento misional. La postura del Vaticano 11, así ex- fermento evangélico fue actuando durante largo tiempo en el
presa, deja "integra la doctrina tradicional católica acerca del espíritu humano y contribuyó poderosamente a que la humani-
deber moral de los hombres y de las sociedades para con la dad, en el decurso de los siglos, percibiera con más amplitud la
verdadera religión y la única Iglesia de Cristo" (DLR 1). dignidad de la persona y madurara la convicción de que, en
materia religiosa, esta dignidad debía conservarse inmune de íntegramente su vocación eterna. La Iglesia, por su par-
cualquier coacción humana en la sociedad política" (DLR 12). te, fundada en el amor del Redentor, contribuye a difun-
Se trata de ese mismo 'yermento evangdlico" en el que se basa dir cada vez más el reino de la justicia. En el seno de
el verdadero desarrollo de la Iglesia y es la condición esencial cada nación y entre las naciones respeta y promueve
para la construcción de su comunidad. tambihn la libertad y la responsabilidad políticas del
Esta comunidad, tanto en la dimensión universal como en ciudadano. (CM 76).
cualquier dimensión local, exige la libertad religiosa como con- Todo esto es importante, no sólo en orden a una justa rela-
dición necesaria para realizar su misión. ción entre la Iglesia y la comunidad política, esto es, el Estado,
<.En la sociedad humana y ante cualquier poder públi- sino también para la formación de la actitud de todo cristiano,
co, la Iglesia reivindica para sí la libertad como autoridad que tome parte en la construcción de la comunidad eclesial y
espiritual, constituida por Cristo Sefior, a la que por sea a la vez hijo de la propia nación y ciudadano del Estado.
divino mandato incumbe el deber de ir a todo el mundo
y de predicar el Evangelio a toda criatura. Igualmente, Ciertamente, las realidades temporales y las realidades
la Iglesia reivindica para sí la libertad, en cuanto es sobrenaturales están estrechamente unidas entre sí, y la
! misma Iglesia se sirve de medios temporales en cuanto
¡ una sociedad de hombres que tienen derecho a vivir en
su propia misión lo exige. No pone, sin embargo, su es-
la sociedad civil según las normas de la fe cristiana,,
(DLR 13). peranza en privilegios dados por el poder civil; más aún,
I
renunciará al ejercicio de ciertos derechos legítimamente
En el decreto sobre el oficio pastoral de los obispos en la l adquiridos tan pronto como conste que su uso puede
Iglesia leemos: empafiar la pureza de su testimonio o las nuevas condi-
.En el cumplimiento de su cargo apostólico, que mira a ciones de vida exijan otra disposición. Es de justicia que
la salvación de las almas, los obispos gozan de suyo de pueda la Iglesia en todo momento y en todas partes pre-
dicar la fe con auténtica libertad, enseñar su doctrina
'1;
;I
1,
plena y perfecta libertad e independencia respecto de
cualquier potestad civil. No es lícito, por tanto, impedir
directa o indirectamente el ejercicio de su cargo eclesiás-
j social, ejercer su misión entre los hombres sin traba al-
guna y dar su juicio moral, incluso sobre materias refe-
tic0 ni prohibirles que se comuniquen libremente con la rentes al orden político, cuando lo exijan los derechos
sede apostólica y otras autoridades eclesiásticas y con , fundamentales y de la persona o la salvación de las al-
sus propios súbditos~~ (DO 19). mas, utilizando todos y solos aquellos medios que sean
conformes al Evangelio y al bien de todos según la di-
La constitución Gaudium et spes toma en consideración versidad de tiempos y de situaciones,, (CM 76).
también el problema de las relaciones entre la Iglesia y el
Estado: De todo esto es consciente el cristiano que participe activa-
mente en la vida de la Iglesia y en su misión. Y sabe además
<<Esde suma importancia, sobre todo allí donde existe
que:
una sociedad pluralistica, tener un recto concepto de las
relaciones entre la comunidad política y la Iglesia ... La 1 '<Con su fiel adhesión al Evangelio y al ejercicio de su
comunidad politica y la Iglesia son independientes y autó- misión en el niuiido, la Iglesia, cuya misión es fomentar
nomas, cada una en su propio terreno. Ambas, sin em- y elevar todo cuanto de verdadero, de bueno y de bello
bargo, aunque por diverso título, están al servicio de la hay en la comunidad humana, consolida la paz en la
vocación personal y social del hombre. Este servicio lo humanidad para gloria de Dios. (CM 76).
realizará con tanta mayor eficacia, para bien de todos,
cuanto más sana y mejor sea la cooperación entre ellas, Esta conciencia le permite participar plenamente en l a
habida cuenta de las circunstancias de lugar y tiempo. construcción de la Iglesia.
El hombre, en efecto, no se limita al solo horizonte tem-
poral, sino que, sujeto de la historia humana, mantiene
i
CONCLUSZON

Al emprender este trabajo, el autor ha querido de algún


modo corresponder a su deuda con el Concilio Vaticano 11.
Ahora bien, pagar una deuda al Concilio quiere decir ponerlo
en práctica. Razón por la cual este trabajo se ha ocupado de la
I realización de aquél, y en nuestro caso concreto, de la rea-
lización del Concilio en Polonia, y, sobre todo, en aquella
Iglesia, a la que el que esto escribe está ligado por el más
íntimo vinculo de su vocación. Tal era la finalidad del trabajo
propuesto desde el principio. Ya entonces fue calificado de
"documento de trabajo", a fin de subrayar que su propósito
era insertarse en el contexto mayor del trabajo posconciliar,
por medio del cual la Iglesia busca su autorrealización en el
I
espíritu del Vaticano 11.
Llegados al termino de este estudio sobre la realización del
Concilio, debemos todavía aclarar un problema de importan-
cia capital en orden a lo que hemos tratado, por lo que omitir
esta aclaración sería muy grave.
El propio concepto de puesta en acto del Concilio, eviden-
ciado en el titulo, habrá seguramente suscitado en el lector el
t deseo de una serie de clarificaciones pormenorizadas acerca de
cdmo es, o cdmo debería ser puesto en prictica el Concilio Vati-
cano II en nuestra Iglesia. Ahora bien, ese "cómo" habría de
tener en cuenta determinadas prácticas, organizaciones o téc-
nicas de acción, a fin de realizar el plan trazado por el Conci-
lio. Este tipo de previsiones y aspiraciones respecto al estudio
de la realización del Vaticano 11, especialmente cuando se lo
considera como "documento de trabajo", es comprensible,
1 puesto que responde a la mentalidad de, hoy.
Sin embargo, esta toma de posición en el problema no co-
rrespondería ni a la esencia de lo que el Vaticano 11 ha sido
como concilio pastoral, ni con lo que habría debido ser su
actuación. Ciertamente, se podría recoger una serie de infor-
maciones acerca de cómo podría o debería serlo. Esto sin per-
juicio de que cualquier especulación sobre "cómo poner en
acto el Concilio" tenga que ir precedida de una afirmación de
l base. Se trata de comprender qué significa "actuar el Concilia",
lo que equivale a comprender qud es lo que en esencia hay que

335
poner en acto. Precisamente por esta razón, en el presente estu- ro sentido y valor de las reolid;ides teniporales, tanto en
dio sobre la actualización del Vaticano 11, hemos tratado de sí niismas como en orden nI fin del honibre. Quienes
ocuparnos no tanto del "cómo", cuanto más bien de "qué" poseen esta fe viven con la esperünm de la revelación de
hay que poner en acto. Y esto es lo que importa más. los hijos de Dios. acordándose de 1;) cruz y de IU resu-
En consecuencia, nos vimos forzados a aclarar, desde el rrección del Señor,, (DAS 4).
principio, qué implica la definición "concilio pastoral", y Ile-
gamos a la conclusión de que esta definición mantiene sus pre- Particularmente hemos dedicado este estudio a1 análisis de
misas, que justamente debían verificarse a lo largo de los tra- las ensefianzas del Vaticano 11 desde el punto de vista de la for-
bajos del Concilio, el cual, por lo demás, como es ya sabido, se mación de la conciencia y de las actitudes del cristiano contem-
hizo a sí mismo aquella preliminar pregunta de: Ecclesia, quid poráneo. Parece que de ello se trata en particular en la puesta en
dicis de te ipsa?: "Iglesia, iqué dices de ti misma?" acto del Conoilib. Este es el proceso de "iniciación" 4 través del
Esta era una pregunta que se refería a la autoconciencia de cual la concienefa conciliar de la Iglesia debe ser compartida por
la Iglesia, una pregunta que ha exigido una serie de obligacio- todos. Sobre este punto hemos concentrado la atención de
nes y trabajos realizados por el Concilio, ya que, además, ha nuestro estudio. Ello puede dar la impresión de una "ordena-
tenido enorme repercusión en todas las constituciones, decre- ción" de textos conciliares selectos, y sin duda que esto ha
tos y declaraciones. Sin embargo, esta interrogacidn introducto- tenido también su cabida (en el prefacio lo hemos definido
ria sobre la Iglesia implicaba una serie de exigencias de la Igle- como una especie de vademdcum introductorio del Concilio).
sia. que es una Iglesia de vivos: ¿qué quiere decir ser creyente, Sin embargo, es esencial tener presente el método con el que se
ser cristiano, estar en la Iglesia y, a la vez, en el mundo actual? ha puesto en práctica esta ordenación y la finalidad a la que
El Concilio, respondiendo a si mismo, a su pregunta esencial tiende.
acerca de la autoconciencia de la Iglesia, ha tratado de respon- En Polonia, la Iglesia se ha empleado en la actualización
der, a un tiempo, a las preguntas implícitas referentes a la fe y del Concilio coincidiendo con el milenario de su cristianiza-
a la existencia entera del cristiano. Y por esta razón es por la ción, vivido por noshtros casi al día siguiente de la clausura
que ha sido un concilio pastoral. del Vaticano 11. kn efecto, el Concilio terminó sus tareas en
Ahora bien, para poner en acto el Concilio hemos de se- diciembre de 1965, y nuestro milenario comenzó a primeros de
guir el mismo camino. En este sentido, cualquier considera- 1966. Remontándonos a los inicios de la fe de nuestra nación y
ción acerca de la actualización del Concilio debe apoyarse en siguiendo las sendas de su desarrollo en el curso de tantas ge-
una idea clara sobre el tema. Y esto es lo que por encima de neraciones, nos hemos sensibilizado particularmente con la Ila-
todo hemos tratado de iluminar en el presente estudio. El Con- muda 01 enriquecimiento de la fe, en el que se basa toda la
cilio ha esbozado la forma de fe que corresponde a la existencia orientación pastoral del Concilio. Vemos, pues, en la doctri-
del cristiano
~ ~- de hov:.
, oor eso mismo. la actualización del Concilio
consiste, sobre todo, en el enriqueCimiento de esta fe. La puesta
na del Vaticano 11 un medio fundamental para dirigir eficaz-
mente la rica experiencia de nuestro pasadi cristianó hacia un
en acto del Concilio "se logrará más que nada con el testimonio futuro cristiano.
de una fe viva y madura, que es tanto como decir oportunamente La profunda conciencia de la grandeza de ese don que es la
educada en la capacidad de enfrentarse lúcidamente con las difi- fe en el alma de todo hombre y en la vida de la sociedad, ha
cultades para superarlas (...). Esta fe debe manifestar su fecundi- inspirado la exigencia de confiar, particularmente, la fe a la Ma-
dad penetrando plenamente en la vida del creyente, incluso en su dre de Cristo y a lo Iglesia. Esta humilde confianza, llena de
estrato profano" (CM 21). esperanza, debe convertirse en el terreno en el que puede fruc-
.<Solamentecon la luz de la fe y con la meditación de la tificar gradualmente el enriquecimiento conciliar de la fe. Por
palabra divina es posible reconocer siempre y en todo parte del hombre serán necesarias muchas reflexiones e investi-
lugar a Dios. en quien vivimos. nos movemos y existimos gaciones, gran número de iniciativas y actividades. En último
(Act 17,28); buscar su voluntad en todos los aconteci- análisis, sin embargo, el enriquecimiento de la fe será siempre
mientos, contemplar a Cristo en todos los hombres, pró- un don, incluso si en él el hombre se expresa con su respuesta
ximos o extrafios, y juzgar con rectitud sobre el verdade- personal a la revelación que hace Dios de sí y si esta respuesta
se expresa con adaptación madura a la realidad de nuestro
tiempo.
Desearíamos, por lo tanto, ardientemente poner en prácti- ZNDZCE DE CITAS CONCZLZARES
ca el Concilio, marcando con regularidad el rirmo de esra ac-
ruacidn. Es obvio que esa actuación no ha de ser precipitada,
para que no resulte superficial; como tampoco debe ser retar-
dada ni frenada, sino ir con los "signos de los tiempos". Lo
que se ha de hacer es tener en cuenta lo esencial. El enriqueci- 1
miento de la fe en la doctrina del Concilio es pensamiento y
orientación. El enriquecimiento de la fe en la realidad de la
~-
Ielesia es una iniciación en fase de ~ l e n i t u dv una madurez de
conciencia y actitudes por parte de todos los miembros del
l CI CONSTITUCION DOGMATlCA SOBRE LA IGLESIA
(LUMEN GENTIUM)

Pueblo de Dios. Cristo habló claramente de la levadura que


hace fermentar toda la masa (cf. Mt 13,33). 1 48 33 11 1 112 275 276 308-309
El' autor pide a Dios que este trabajo se enderece por los 2 35 45 53 127 128 34 180
3 45 53 79 35 74 198-199 314 315
caminos de ese proceso y sea capaz de contribuir al mismo. 4 45-46 47 52 36 77-78 210 211 212 213-214
Con esto desea pagar, en parte al menos, su deuda contraída 5 66-67 279
con el Concilio Vaticano 11. 6 142 37 115-116
I 7 54 67-68 69-70 79 295-296 38 174
300 19 154-155
CM CONSTITUCION PASTORAL SOBRE LA IGLESIA EN
EL MUNDO ACTUAL (GAUDIUM ET SPES)
CR CONSTITIICION DOCMAI ICA SOBRE 1.A DIVINA RE-
VELACION (DEI VERBUM)

DAS DECREl'O SOBRE EL 4POSTOLADO DE LOS SEGLA-


RES (APOSTOLICAM .4CTUOSITATEM,
DIO DECRETO SOBRE LAS IGLESIAS ORIENTALES CA-
DECRETO SOBRE LOS MEDIOS DE COMUNICACION TOLlCAS IORIENTALIUM ECCLESIARUM)
DCS
SOCl A L (INTER MIRIFICA)

DLR DECLARACION SOBRE LA LIBERTAD RELIGIOSA


(DIGNITA TIS HUMANAE)

DE DECRETO SOBRE EL ECllMENlSMO ( U N I T A T I S


REDINTEGRATIO)

DM DECRETO SOBRE LA ACTIVIDAD MISIONERA DE LA


IGLESIA (AD GENTES DIVINITUS)
DEC DECLARACION SOBRE LA EDUCAClON CRISTIANA
DE LA JUVENTUD (GRA VISSIMUM EDUCATIONIS)

DFS DECRETO SOBRE LA FORMACION SACERDOTAL


(OPTATAM TOTIlJS)

Proemio 285-286
2 186
DMVS DECRETO CORRE F1. MINISTtRIO i V I D . \ DE LOS
I'RESBIIEROS (PRESHYTFRORL'M ORDINIS)

DO DECRETO SOBRE EL OFICIO PASTORAL D E LOS


OBISPOS (CHRISTUS DOMINUS)
ACABOSE D E I M P R I M I R ESTE VOLUMEN
" [ A RENOVACION EN SllS FIIENI.ES". DE 1
BIBLIOTECA D E AUTORES CRISTIANOS.
EL DIA 25 D E MAYO D E 1982, F E E
TIVIDAD DE SAN GREGORIO VII.
PAPA. EN LOS TAI.LERES DE
IMPRENTA FARESO. S. A,.
PASEO D E LA DIREC.
CION. NUM. 5.
M A D R I D

U U S D E 0 VIRGINIQUE MATRI

DRNC DECLARACION SOBRE LAS RELACIONES DE LA


IGLESIA CON LAS RELIGIONES NO CRISTIANAS
(NOSTRA AETATE)

DVR DECRETO SOBRE LA ADECUADA RENOVACION DE


LA VIDA RELIGIOSA (PERFECTAE CARITATIS)

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