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ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

Magistrado ponente

STC4669-2020
Radicación n.° 05001-22-10-000-2020-00087-01
(Aprobado en sesión virtual de veintidós de julio de dos mil veinte)

Bogotá, D.C., veintidós (22) de julio de dos mil veinte


(2020).-

Decide la Corte la impugnación formulada frente al


fallo proferido el 23 de junio del año en curso por la Sala de
Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Medellín, dentro de la acción de tutela promovida por
Jessica Paola Goez Marín como representante de su
menor hijo Miguel Ángel Jiménez Goez, contra el
Juzgado Cuarto de Familia de Oralidad de Medellín,
trámite al que fueron vinculadas las partes y demás
intervinientes del proceso declarativo a que alude el escrito
inicial.

ANTECEDENTES

1. La accionante reclama la protección constitucional


de los derechos fundamentales de su descendiente al debido
proceso, a la igualdad y a la vida digna, presuntamente
conculcados por la autoridad jurisdiccional accionada, con la
Rad. n°. 05001-22-10-000-2020-00087-01

sentencia emitida en el marco del proceso de regulación de


cuota alimentaria que contra aquél promovió Jovani Alberto
Jiménez Builes, con radicado 2018-00468-00.

Por tal motivo, pretende que por esta vía se conceda el


resguardo deprecado, ordenando al Juzgado Cuarto de
Familia de Medellín, «revoc[ar] la sentencia proferida el 5 de
diciembre de 2019», y que como consecuencia de ello, «se proceda
a fijar como cuota alimentaria el 25% de lo que constituye el salario
devengado por el señor Jiménez Builes (…) y de igual manera el 25% de
las prestaciones legales y extralegales»; debiendo hacerse
seguimiento a la orden que se imparta, advirtiéndole a la
citada autoridad judicial que no debe volver a incurrir en la
misma acción u omisión denunciada (expediente en versión
digital, archivo «cuaderno tutela Tribunal 2020-00087-00» fl. 10).

2. En apoyo de sus reclamos y en cuanto interesa


para la resolución del asunto aduce, que el 22 de agosto de
2015 nació su hijo MAGM, quien fue reconocido como hijo de
Jovani Alberto Jiménez Builes mediante sentencia del 1° de
febrero de 2018 del Juzgado Primero de Familia del Circuito
de Bello, decisión en la que además se fijó a cargo del padre
una cuota alimentaria por el 25% de su salario, prestaciones
legales y extralegales.

Narra que mediante sentencia del 5 de diciembre de


2019, el Juzgado Cuarto de Familia de Medellín accedió a las
pretensiones de la demanda para disminuir la citada
mensualidad alimentaria, decisión que, dice, emergió sin que
el padre del menor demostrara «suficiente, plena y
fehacientemente, en absoluto algún cambio en [sus] finanzas o capacidad
económica», cuando de hecho, dice, han mejorado,

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incumpliéndose entonces con lo señalado en el artículo 129,


párrafo 8° de la Ley 1098 de 2006, de modo tal que, afirma,
la decisión se fundó principalmente en la cuantificación de
las necesidades del alimentado, y en el hecho de que la cuota
había sido fijada sin supuestamente sopesarse que el
alimentante tenía cónyuge y otra hija, cuando lo cierto es,
que las obligaciones para con éstas ya existían al momento
en que fue fija inicialmente la cuota alimentaria a favor de su
pequeño hijo.

Finalmente asegura, que lo fallado, por haberse


fundado en los gastos de su hijo, no lo dejó en condición de
igualdad con la menor nacida en el matrimonio del
alimentante, siendo entonces inconsecuente con las
condiciones económicas y sociales que corresponden a su
hijo, y que puede brindar el progenitor, por ser «una persona
socialmente relevante», condiciones de entrada desventajosas
para el menor por no contar en el hogar con su padre,
situación que, en su criterio, desconoce la prevalencia de los
intereses de los niños, y justifica la intervención del juez de
tutela a favor de su hijo (ibídem, fls. 2 al 11).

RESPUESTA DEL ACCIONADO Y LOS VINCULADOS

a). Jovani Alberto Jiménez Builes, como demandante


al interior del asunto criticado, manifestó por intermedio de
apoderado judicial, que el proceso donde se fijó la cuota
alimentaria, tuvo como propósito establecer su filiación con
el menor, sin reparar en cuáles eran sus ingresos o las
especificas necesidades de éste, siendo claro además, que
«una cuota alimentaria que superaba los $5´000.000,oo, resultaba

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desproporcionada para atender las necesidades de un niño de 5 años »,


todo lo cual se vio reflejado en la decisión cuestionada por
esta vía (ibíd. fls. 59 y 60).

b). El titular del Juzgado Cuarto de Oralidad de


Familia de Medellín señaló, que su decisión obedeció a que
el demandante demostró «que su situación económica ha variado
al adquirir otras obligaciones alimentarias, contrajo matrimonio con
Gloria Xiomara Meneses Betancur con quien procreó a su hija Sofía
Jiménez Meneses, y que le era imposible seguir sufragando la cuota
que le fuera fijada por el Juzgado Primero de Familia de Bello », la
cual era alta para las necesidades de un niño en ese
entonces de 3 años de edad, sin que la demandada
demostrara lo contrario, máxime cuando el deber de
establecimiento de los hijos está a cargo de ambos padres,
conclusiones a las que arribó a través de la « legítima
interpretación de los medios de convicción recaudados» (ib. fls. 62 al
68).

c.) El Procurador 17 Judicial II de Familia no solo


consideró incumplido el requisito de procedibilidad de la
inmediatez, sino que señaló que la tutela no es el escenario
para la reevaluación de las pruebas al interior de un
proceso (ídem, fls. 69 al 73).

LA SENTENCIA IMPUGNADA

El Juez constitucional de primera instancia accedió a la


protección solicitada, por lo que dejó sin efecto la sentencia
dictada el 5 de diciembre de 2019 por el Juzgado Cuarto de
Familia de Oralidad de Medellín, ordenando a dicha
autoridad, que «en el lapso de cinco (5) días hábiles siguientes al

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levantamiento de la aludida suspensión de los términos, cite a la


audiencia, prevista por el CGP, artículo 392, para que dicte una nueva
sentencia, siguiendo los lineamientos mencionados en este proveído, sin
que lo expuesto comporte imposición, sobre el sentido de la decisión que
tomará, en informe a esta Sala, sobre el cumplimiento de este fallo».

Para ello consideró, que «la sentencia fustigada ofrece una


ostensible falta de motivación», porque «omitió analizar si las
condiciones del alimentante y del alimentado, que originaron la tasación
inicial de los alimentos, variaron ostensiblemente, de tal modo que
hubiera lugar, a la pretendida disminución de la cuota alimentaria, a lo
cual se suma que al accionante, en el aludido proceso, le correspondía
acreditar si, a raíz de nuevas obligaciones o por la disminución, en su
capacidad económica, ya no podía solventar la que se le impuso, en el de
filiación, saltando a la vista que el señor Jiménez Builes, más allá del
desacuerdo que planteó, en su libelo primigenio, acerca de la alta
onerosidad que le representaba sufragarla, no demostró que, para
hacerlo, hubiese cambiado negativamente su propia posibilidad
económica, o que las condiciones de su hijo, en torno a sus alimentos,
fuesen ostensiblemente inferiores económicamente, a las que ostentaba,
cuando se estableció, aspectos que le correspondía acreditar como
demandante»; por lo que, en suma, «el juez, luego de despachar
desfavorablemente las excepciones planteadas por la pasiva, en el
indicado proceso, procedió a disminuir la cuota alimentaria, sin que
mediara una sustentación, precisa, clara y suficiente, acorde con los
medios de prueba incorporados» (ejusdem, fls. 76 al 103).

LA IMPUGNACIÓN

El señor Jovani Alberto Jiménez Builes replicó el


anterior fallo, argumentando que correspondía a la aquí
accionante y demandada, acreditar en el juicio cuestionado
las reales necesidades de su hijo, o que el 25% de los
ingresos del padre eran necesarios para atender las mismas;

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no obstante, en dicho proceso se probó que el menor requería


alrededor de $2´487.000,oo mensuales, y no los
$5´000.000,oo que estaba recibiendo.

Recalcó, que los derechos de los niños no son absolutos


y deben ser apreciados con racionalidad y ponderación, y en
este caso, el menor no quedó desprotegido con la mesada
resultante de la disminución, máxime si se tiene en cuenta
que las necesidades de éste también deben ser cubiertas por
la progenitora (Cit., fls. 120 y 121).

CONSIDERACIONES

1. Tratándose de providencias o actuaciones


judiciales, la procedencia de la acción de tutela es
excepcional, pues sólo tiene lugar cuando el funcionario
judicial adopte una decisión por completo opuesta al régimen
legal previamente señalado, caso en el cual se justifica la
intervención del juez constitucional para evitar o remediar la
respectiva vulneración de los derechos fundamentales que
con tal decisión se genere, siempre que el afectado acuda al
mecanismo dentro de un término prudencial, y no disponga
de otro medio ordinario y efectivo para lograrlo.

2. Circunscrita la Corte a los motivos de disenso


expuestos en la impugnación por el señor Jovani Alberto, se
observa que recaen, en lo esencial, en que no había lugar a
dejar sin efecto la sentencia emitida el 5 de diciembre de
2019 por el Juzgado Cuarto de Familia de Medellín, en el
marco del proceso para la disminución de la cuota
alimentaria que promovió frente a su menor hijo MAJG,

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representado legalmente por su progenitora Jessica Paola


Goez Marín, en razón a que allí se demostró que las
necesidades de aquél eran muy inferiores al monto de la
mesada que le fue inicialmente fijada, sin que además, la
nueva cuota alimentaria fijada fuera insuficiente para
cubrir las garantías mínimas de éste, conforme a la
adecuada valoración de los medios de convicción arrimados
al proceso.

3. Revisado el contenido la decisión antes


individualizada, observa la Corte que la inconformidad del
impugnante radica, en que, según su dicho, fue acertado lo
resuelto por el Juzgado Cuarto de Familia de Oralidad de
Medellín al resolver: «PRIMERO.- DECLARAR no probadas las
excepciones de mérito presentadas por la señora JESSICA PAOLA GOEZ
MARÍN …. SEGUNDO.- ACCEDER a las pretensiones del señor JOVANI
ALBERTO JIMÉNEZ BUILES, en cuanto a la disminución de la cuota
alimentaria a la que se encuentra obligado frente a su hijo MIGUEL
ANGEL JIMENEZ GOEZ fijándose en la suma de DOS MILLONES
QUINIENTOS MIL PESOS ($2.500.000) MENSUALES. Dos cuotas
adicionales en el mes de junio y diciembre de cada año
equivalente al 15% de las primas legales y extralegales que
perciba el demandante …»

Sin embargo, para arribar a la conclusión aquí


cuestionada, inició considerando el juzgado del conocimiento,
que, «dar[ía] el respectivo valor probatorio únicamente a la
documentación que guarda relación con las necesidades del niño MAJG y
con la capacidad económica del demandante, específicamente en lo
relacionado a las obligaciones alimentarias que tiene actualmente a su
cargo el señor Jovani Alberto Jiménez Builes, y que no fueron tenidos en
cuenta cuando se fijó la cuota alimentaria, de la que hoy se pide su
disminución a la fecha», y bajo esa premisa emprendió el análisis

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de los medios de prueba, de los cuales extrajo, que «es claro


pues, que el señor Jiovani Alberto Jiménez Builes es una persona de una
posición social profesional sobresaliente, que cuenta con las capacidades
patrimonio y solvencia económica [$21´600.000,oo] para garantizar una
cuota alimentaria digna para su hijo MAJG conforme al nivel social y a
las condiciones particulares que el mismo ostenta, no obstante, se
deviene (sic) como ineludible el hecho de que las circunstancias
domésticas del demandante, no fueron tenidas en cuenta por la
funcionaria que fijó la cuota alimentaria que hoy se revisa, pues no se
advirtió que tenía a su cargo dos obligaciones alimentarias más, como
son la de su hija Sofía Jiménez Meneses y la de su cónyuge Gloria
Xiomara Meneses Betancur, lo que de suyo implica que aquel se
encuentra dentro de una de las circunstancias que ameritan la revisión
de la cuota alimentaria, sumado a lo anterior, cuando se fijó la cuota
alimentaria que hoy se revisa, tampoco se tuvo en cuenta la capacidad
económica de la señora Jessica Paola Goez Marín».

En seguida observó, que «en este proceso quedó probado, que


la misma [Jessica Paola Goez Marín] dijo en su interrogatorio que no
trabaja, que está desempleada, también quedó claro (sic) los gastos
mensuales del niño ascienden a la suma en su interrogatorio, y de
acuerdo a la prueba documental que aportó e indicó que la matrícula son
$380.000,oo, la mensualidad $170.000,oo, la orquesta $75.000,oo bmx
36.000, bmx 112.00, bmx 224.000, bmx 148.000, arriendo, como ella
vive con tres personas más, se dividía el arriendo lo que le corresponde al
menor serían $296.750,oo, sumando estos gastos totales, para este
juzgado de acuerdo a la prueba documental aportada, da unos gastos
mensuales de $1´441.750,oo, deviene de lo dicho entonces que se
accederá a las pretensiones de la demanda».

A continuación anotó, que «en consecuencia, pasa el


despacho a resolver también las excepciones de mérito alegadas por la
demandada y que denominó “ausencia de causa pretendi para el cambio
de circunstancias”, “falta de acreditación y prueba por parte del actor”, “
no menoscabar los derechos prevalentes del menor”, “ el interés superior
de los niños” e “indebida notificación”. Tenemos para decir entonces lo

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siguiente, tratándose alimentos para un menor de edad, se entiende que


los mismos son sujetos de especial protección y que tienen derecho a los
alimentos y a los demás medios para su desarrollo físico, psicológico,
espiritual, moral, cultural y social, de acuerdo a la capacidad económica
del alimentante, como bien se ha dicho en la presente providencia, el niño
MAJG debido a la minoría de edad y la posición social que ostenta, debe
ser protegido con una cuota alimentaria de acuerdo a sus necesidades y
particularidades, eso sí, teniendo en cuenta obviamente la capacidad
actual tanto del señor Jiovani Alberto Jiménez Builes, como de la señora
Jessica Paola, pues no debe olvidarse que la obligación alimentaria para
con los hijos menores de edad corresponde a ambos padres de acuerdo a
sus capacidades».

En este caso, como ya se dijo, el señor Jiovani Alberto cuenta con


una capacidad económica para sufragar la cuota alimentaria para con su
hijo Miguel Ángel, pero además tiene a su cargo otras dos personas, a las
que por ley les debe alimentos como son su hija (…) y la Cónyuge Gloria
Xiomara, circunstancias que no fueron tenidas en cuenta cuando se fijó
la cuota alimentaria, allí tampoco se estableció el monto al cual
ascendían los gastos mensuales del niño MAJG, y tampoco la capacidad
económica de la señora Jessica Paola Goez Marín, situaciones que no
pueden pasarse por alto en esta oportunidad, por lo tanto las excepciones
propuestas no están llamadas a prosperar, por último, la excepción que
denominó indebida notificación, esta no es una verdadera excepción, por
lo que el despacho se abstendrá de su análisis.

En consecuencia indicó, que «ante la existencia de variación


de las circunstancias domésticas del alimentante, se aceptarán las
pretensiones del actor, en cuanto a la disminución de la cuota alimentaria
a la que se encuentra obligado, frente a su hijo MAJG, lo cual de
conformidad con el análisis que se ha hecho en el proceso, y de acuerdo
a los gastos debidamente acreditados del menor, se le fijará una cuota
mensual de $2´500.000,oo, del salario que devenga el señor Jiovani
Alberto Jiménez Builes en la entidad que se encuentra laborando, dinero
que será consignado dentro de los primeros cinco (5) días de cada mes,
en la cuenta de ahorros que suministrará la demandada Jessica Paola
Goez Marín. De igual manera, aportará el 15% de las prestaciones

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legales y extralegales, es decir, vacaciones, cesantías, primas y


bonificaciones. Se condenará en costas a la parte demandada»

4. Bajo este panorama, observa la Corte que si bien


para arribar a la decisión cuestionada, el Despacho
convocado encontró probado que la cuota alimentaria fijada
a favor del niño MAJG en la sentencia de reconocimiento de
filiación del señor Jovani Alberto Jiménez Builes con el
menor, era superior a la actual necesidad de éste, pasó por
alto que en ella no habían sido sopesadas las obligaciones
alimentarias que el alimentante tenía con su cónyuge y su
hija menor de edad, situación que hace necesaria la
intervención excepcional del juez de tutela, porque la nueva
mesada no emergió entonces de constatar una disminución
en la capacidad económica del alimentante o en la necesidad
del alimentario, comparadas con la capacidad y necesidad
presentes al momento de la tasación inicial, conforme
establece el inciso 8º del artículo 129 de la Ley 1098 de 2006.

4.1. En cuanto a la capacidad del alimentante, no


obstante el estrado accionado la estableció en monto superior
al verificado al momento de la fijación inicial de la mesada,
pues, antes era de $17´800.000 y ahora de $21`600.000,oo
mensuales, centró su análisis en el aumento de los gastos del
alimentante, derivado exclusivamente de las obligaciones que
tiene con su cónyuge y su otra hija menor de edad, pasando
por alto que las precitadas deudas estaban presentes al
momento de la tasación de la cuota alimentaria a revisar, por
lo que no eran un factor que, sin más, mermara la capacidad
económica del obligado, salvo claro está, que se probara un
desconocimiento total de la circunstancia por parte del juez

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que fijó la cuota, un aumento significativo en el monto de


esas obligaciones en comparación al que tenían al fijarse la
mesada a revisar, o el surgimiento de otras nuevas.

Recuérdese que en esta especie de juicio, parte


necesaria del debate consiste en determinar «si las condiciones
económicas del alimentante desmejoraron, o en su defecto, si por otras
circunstancias, como lo sería la presencia de nuevos acreedores de
alimentos, éste puede seguir o no sufragando la cuota previamente fijada
(por acuerdo o judicialmente), eventos en los que se deberá reducir la
misma en relación con las necesidades de todos los involucrados. En este
sentido, si se demuestra que la capacidad del deudor mermó, el
funcionario deberá entonces entrar a reducir la cuota en la proporción que
corresponda, contrario sensu, si se acredita que aquella no se desmejoró,
lo procedente es negar las pretensiones» (E-05001-22-10-000-2020-
00046-01).

4.2. Así mismo, el estrado accionado no determinó si la


actual necesidad del alimentario era inferior a la tenida en
cuenta al momento de la tasación inicial, sino que la
estableció a partir de los montos probados dentro del juicio,
dejando de lado la necesaria labor comparativa que
propiciara variar la acreencia.

En este punto es necesario resaltar, que si bien una


mirada desprevenida a las actuales necesidades del menor,
da para colegir que podrían ser satisfechas, en su mínimo y
de forma modesta, con una cuota alimentaria inferior a la
que ahora recibe, no puede pasarse por alto que ese no es el
único criterio para la tasación de la mesada, pues, también lo
es, correlativamente, la capacidad económica del
alimentante, que según quedó constatado dentro del juicio, le

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permite brindar a su descendiente una provisión superior a


la estrictamente necesaria para una congrua subsistencia,
que en dado caso permitiría al menor acceder a más y
mejores servicios que los que pudiera brindar un progenitor
de menor capacidad económica, cuestión diferente es si la
persona encargada de administrar la cuota, la asigna y
distribuye de forma consecuente con su alcance.

4.3. Con lo anterior no se quiere decir, que al tener el


alimentante otra obligación alimentaria con otra
descendiente, también menor de edad, la graduación de los
alimentos a favor de su hijo resulte de una simple
equiparación con las condiciones de aquélla, como si se
tratara de una sencilla división en partes iguales del
patrimonio del alimentante, pues, lo cierto es que la tasación
partirá de la capacidad económica del alimentante y
resultará del estudio concienzudo de las diferencias
existentes entre los alimentarios, desde el punto de vista de
la edad, su entorno social y las necesidades básicas y
particulares de cada uno.

Respecto de la particular temática, en aras de buscar


un equilibrio entre todos y dar de manera equitativa a cada
uno lo que legalmente le corresponde, sin vulnerar con ello
los derechos de unos o de otros, es decir, salvaguardándoles
el «derecho a la igualdad» que les asiste entre alimentarios, la
Corte Constitucional ha explicado que «un factor central en
materia de trato igual a los hijos, está definido por la equitativa –no
idéntica- distribución de los recursos de los padres hacia éstos. Si bien
están autorizados tratos diferenciales, éstos no pueden tener como
base una razón o finalidad discriminatoria. (…). El Estado, sea al
momento de imponer las cuotas o cuando avala los acuerdos entre

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particulares, tiene la obligación de asegurar que las cuotas


alimentarias cumplan su propósito –satisfacer necesidades congruas o
necesarias- y que sean equitativas para los acreedores de las mismas.
Ello implica que no es posible realizar una distribución que conduzca al
desconocimiento de los derechos de otros acreedores –por ejemplo,
otros hermanos- o a una reducción de los recursos que se pueden dirigir
a otro núcleo familiar que impida su sustento. El juez, o la autoridad
competente, tiene la obligación de prever esta situación e impedir que
se presente» (T-288 y 492 de 2003).

5. Queda entonces en evidencia la falta de


argumentación en que incurrió la autoridad accionada en la
decisión cuestionada, lo que dejó sin sustento la misma, y
hace necesario que sean otras las consideraciones a que
deba acudir para adoptar la determinación que corresponda,
ya que esta Corte ha sido enfática en señalar, sobre el
sustento de las providencias proferidas por los funcionarios
judiciales, que «la motivación de las decisiones constituye imperativo
que surge del debido proceso, cuya finalidad consiste en brindar el
derecho a las partes e intervinientes de asentir o disentir de la actividad
intelectual desplegada por el juez natural frente al caso objeto de
controversia, razón por la cual esta debe ser, para el asunto concreto,
suficiente, es decir, "…la función del juez tiene un rol fundamental, pues
no se entiende cumplida con el proferimiento de una decisión que
resuelva formalmente, el asunto sometido a su consideración"» (STC1636-
2020).

En ese sentido, la Corte ha sostenido que «es


indispensable indicar que a todo funcionario judicial le asiste el deber de
sustentar razonadamente sus determinaciones, apoyado en la
normatividad en rigor aplicable a la materia. Por tanto, refulge con
claridad el quebranto a la prerrogativa supralegal al debido proceso, y
por esa senda, el otorgamiento del resguardo», ya que «la imposición de
motivar toda providencia que no tenga por única finalidad impulsar el
trámite, reclama, como presupuesto sine qua non, que la jurisdicción

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haga públicas los motivos que ha tenido en cuenta al adoptar la


respectiva resolución, de tal manera que tras conocérselas se tenga
noticia de su contenido para que no aparezca arbitraria, caprichosa,
antojadiza, sino producto del análisis objetivo, amén de reflexivo de los
diferentes elementos de juicio incorporados al plenario y dentro del marco
trazado por el objeto y la causa del proceso» (ib.).

6. Así, aunque los jueces ordinarios gozan de una


discreta y razonable libertad para la exégesis del
ordenamiento jurídico, no cabe duda que en el presente
caso se hace necesario confirmar la intervención
excepcional del Juez de tutela resuelta por el a quo
constitucional, con el fin de remediar el quebrantamiento
constitucional advertido, a fin de que el juez de
conocimiento resuelva nuevamente sobre la revisión de la
cuota alimentaria, teniendo en cuenta lo expuesto a lo largo
de este proveído, sin que de ninguna manera se esté
imponiendo el sentido de la decisión.

7. Corolario de lo esgrimido, y sin más razones por


innecesarias, se impone ratificar el fallo constitucional de
primera instancia.

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, en Sala de Casación Civil, administrando justicia
en nombre de la República de Colombia y por autoridad de
la Ley, CONFIRMA la sentencia objeto de impugnación.

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Comuníquese telegráficamente lo aquí resuelto a las


partes, al a-quo y, en oportunidad, remítase el expediente a
la Corte Constitucional para su eventual revisión.

Como en el presente asunto se encuentra involucrados


menores de edad, tanto la Secretaría como la Relatoría de
esta Sala, deberán ocultar su nombre, únicamente para
efectos de publicidad; por tanto, en todas las copias que se
expidan a terceros, deberá suprimirse dicha identidad

1El presente documento se suscribe de conformidad con lo previsto en el artículo 11


del Decreto Legislativo 491 de 28 de marzo de 2020, por cuya virtud se autoriza la
“firma autógrafa mecánica, digitalizada o escaneada”.

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