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Electivo: Cine y Video de los Pueblos Originarios

Año 2008.

“Reflexividad en la Herramienta Fílmica”

Carolina García

Para este segundo ensayo me gustaría comenzar planteando una


pregunta, la cual se enmarca en la misma línea más o menos crítica
que el ensayo precedente, mi pregunta es entonces: Cómo
realizadores audiovisuales ¿que facultades debiésemos considerar a
la hora de realizar un trabajo audiovisual con pueblos originarios?

Esta pregunta parte de la base de que, tanto las sociedades


tradicionales como más aun las sociedades indígenas poseen un
sustrato cultural en el que no se han desarrollado de manera
espontánea el tipo de tecnologías utilizadas por el trabajo
documental, ni tampoco son de uso masivo en contextos de
concentración, por ello, estas técnicas podrían ser un elemento que
cause demasiados contrastes en algunos escenarios en los que
pretende vincularse este tipo de documental.

Si el aparataje audiovisual es lo bastante histriónico como para pasar


desapercibido ¿Cuál es el nivel de credibilidad que podemos esperar
de una herramienta que, desde el momento que abre su aparataje
para capturar todas las imágenes necesarias, se relaciona de forma
intrusa en su captura de la realidad social y cultural de un pueblo
originario?

Si bien es cierto que hay momentos y momentos para una cámara, y


que éstos baches pueden ser complementados con diferentes
recursos como grafías, símbolos, imágenes extraídas de otras partes,
relato, voz en off, etc: lo qué la hace distinta de otras técnicas de
recolección de datos, y por tanto, su verdadero sentido, es que ésta
se eleva desde su capacidad de captura de movimientos, de la
esquicites ejemplificadora que son los momentos. De acuerdo a ello,
para recoger significados fílmicos no dejamos de lado la cámara, por
tanto no habría abstracción de la presencia del lente, de su minucioso
enfoque, pero si habría una modificación del acontecimiento estrella,
es aquí entonces que nace su sentido, desconocerlo en este contexto,
es replicar las estructuras de dominación que suelen estar presentes
en este medio.

De ello, al observar aquellos “antropólogos” en TV es inevitable


preguntar si lo que nos muestra su trabajo realmente es así, ocurre
de ese modo, o es una actuación pagada por la línea de televisión
que lo auspicia?.
Y no es que poner en duda el desempeño de nuestros colegas sea el
motor de la crítica, sino más bien de pensar, situarnos y
contextualizar, es un llamado a ese poco de empatía con quien se
propone ser objeto de estudio, pues es éste quien ejercita la apertura
de mostrarse realizando celebraciones sociales o encuentros consigo
mismo, en lo que lo hace compartir aquella privacidad, pues…
¿realmente estas personas son capaces de realizar de forma
fidedigna aquellos actos que se suponen de un bagaje cultural propio,
que a la vez están siendo atrapados por un desconocido, más con
aquel instrumento en frente que pone nervioso a cualquiera que no
sea de la industria?

Claramente mi cuestionamiento va hacia los documentales


tradicionales que según el artículo “¿Cual documental sos vos?” del
artista visual costarricense Jorge Albán, no cuestionarían la posición
del documentalista, y que según mis inferencias, carecen de una total
autenticidad al momento en que interfieren significativamente en los
escenarios que intentan captar, trastocando de cierto modo la
originalidad y fidelidad de lo observado con una cámara de por
medio.

Se observa que, en nuestro contexto, las realizaciones más actuales


no han logrado salirse mucho de aquella línea del documental
expositivo, en el cual siempre se encuentra el objeto alineado a la
tendencia conductista. Esta expresión en la realización audiovisual
queda manifestada desde el momento en que la misma escuela
enseña a hacer escaletas. Pautear cada segundo de rodaje en terreno
es significativo de un discurso pre-elaborado por el autor, mas no por
la realidad y su peso, por subjetiva que esta sea.

Sin embargo existen variadas tendencias que intentan superar esta


ilusión ingenua de cientificidad o veracidad carente de lo que se
presenta como fiel producto de una realidad (recordemos además
que ante todo proceso fílmico operan innumerables procesos de
edición y síntesis de lo que finalmente opera de criterio del director),
estas tendencias son tres:

1- El Documental participativo, el cual “emplea y revela dinámicas


antropológicas de observación participante consciente de que la
cámara, inevitablemente siempre afecta lo que sucede. Su
documentación no es del evento virgen original, sino el encuentro de
subjetividades entre la cámara y los sujetos. El documentalista es un
personaje más en el documental y la cámara no escatima
oportunidad de mostrar cómo la documentación afecta los hechos”
(Alban, 20000). Podemos observarlo con la realización “Ahora que
Somos Hermanos” de Vincent Carelli en la cual los sujetos grabados
escriben su historia desde sus propias filmaciones.
2-El Documental Reflexivo o Antirealista, es otra muestra de una
concientización del género, el cual se cuestiona, además de la
presencia de la cámara, la fidelidad de ésta como instrumento.
“Explora la supuesta objetividad y autenticidad de la documentación
mediante aparatos subjetivamente dirigidos” (Alban, 2000) además
figura como la forma de realización audiovisual más crítica, ya que
parte con su auto-cuestionamiento.

3- El Documental Performático o Emocional, se construye a partir del


rescate de las experiencias personales subjetivas, principalmente
desde individuos ajenos a puntos de vista convencionales y que
recrean otro tipo de realidades a pesar de no encontrarse tan lejanos
al contexto del espectador. “Suele ser personal, especulativo… toma
prestadas técnicas experimentales de la literatura, el cine de ficción y
enlazar testimonios/experiencias personales… de minorías, de género
o clase, con realidades político/históricas mayores…”(Alban:2000).
Ante este tipo de experiencias fílmicas se me viene enseguida a la
cabeza realizaciones como Sexo Urbano, de HBO, claramente un buen
ejemplo de filmaciones que se acercan a una concepción de
representatividad desde la subjetividad de cada persona, recogiendo
además un análisis de contexto y segmento social que posibilita el
entendimiento de estas realidades.

Debo confesar que antes de haber leído el articulo citado, mi


percepción hacia los documentales era ambigua, sabia que habían
documentales los cuales me aburrían por su carencia de perspectiva,
pero también estaba muy segura de haberme fascinado con unos
cuantos que han tocado mi sensibilidad, además me habían
entretenido enseñándome diversas realidades que pueden confluir en
un mismo escenario como es el caso de “Sexo Urbano”, o de
“Ciudades y Copas” del canal Discovery Travel & Living, entre otros.
Sin duda mi sorpresa recae en trabajos como “BARAKA” (el cual
extrañe en una finalización de curso), o también en lo que puede
significar una muy importante herramienta para un futuro laboral
pronto, como es el caso de los documentales participativos,
ejemplificado en el curso por la realización de Carelli.

Sin duda es en esta línea por la cual creo que debiesen ser las
realizaciones actuales, especialmente si es que desde la antropología
queremos trabajar, como es mi caso particular.

Bibliografía
-Jorge Alban, “¿Cuál Documental Sos Vos?” del comentario en inglés titulado
SIX TYPES OF DOCUMENTARY, en INTRODUCTION TO DOCUMENTARY, Bill Nichols, año
2000.

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