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William Morris, el hombre que

transformó lo hermoso en útil (y


viceversa)
Dos de las frases de William Morris (1834-1896) que ha escogido la
Fundación Juan March para presentar en sociedad su nueva exposición
resumen a la perfección la esencia de este artista adelantado a su tiempo.
La primera, habla sobre la equiparación de los objetos cotidianos (o artes
menores) con las consideradas obras de arte al uso: "el verdadero secreto
de la felicidad reside en sentir un interés genuino por los pequeños
detalles de la vida cotidiana". Mientras que la segunda insiste en la
democratización del arte para llegar a todos los estratos sociales: "No
quiero arte para unos pocos, de la misma manera que no quiero
educación para unos pocos o libertad para unos pocos", reivindicaría.

Morris fue un hombre excepcional en un tiempo estancado y


mediocre. El estilo victoriano con toda su parafernalia tocaba fondo por
aquel entonces y él defendió a capa y espada una vuelta a la naturaleza, la
simplicidad y la funcionalidad. En una célebre conferencia titulada The
Beaty of Life (La belleza de la vida) celebrada en 1880 diría: "No tengas
nada en tu casa que no sepas que es útil o no consideres bello". Y es que
según defendía, una casa hermosa era la producción más importante del
arte.

El británico fue una especie de hombre del Renacimiento, inquieto y


perfeccionista, que tocó muchísimos palos (y todos bien, como diría Edward
Coley Burne-Jones): escritor, poeta, artesano, activista socialista, traductor,
ilustrador, diseñador (creó Kelmscott que puede ser considerada la primera
empresa dedicada al diseño gráfico y, además, solvente) y fundador de la
compañía Morris, Marshall, Faulkner & Co (a partir de 1875 Morris &
Co.), dedicada las artes decorativas y la decoración de interiores. Gracias a
esta última faceta se convirtió, además, en el fundador y líder del
movimiento Arts and Crafts (las artes y los oficios artesanales).
Un siglo y medio después, la Fundación pone en marcha una gran
exposición titulada William Morris y compañía: el movimiento Arts and
Crafts en Gran Bretaña, que analiza los pormenores de este movimiento
que vivió sus años de bonanza entre 1880 y 1914 y llegó a extenderse
con rapidez por el resto de Europa y Estados Unidos. A su alrededor
proliferó una nueva generación de arquitectos, diseñadores, artistas y
artesanos, que también compartieron su fe en el trabajo colaborativo y a los
que también podremos descubrir en esta muestra (Charles Robert Ashbee,
Mackay Hugh Baillie Scott, Ernest Willliam Gimson, William Richard Lethaby
y Charles F. A. Voysey).

"Es aleccionador presentar la obra de un artista que vive con


naturalidad la armonía entre el arte y utilidad", explicó durante la
presentación de la exposición Javier Gomá, director de la institución. "Es un
artista que es empresario, algo que no es frecuente en el siglo XIX y que
tampoco lo es ahora. Además, su compañía tiene éxito y él se empeñó en
que las condiciones laborales de sus trabajadores fueran justas y en que los
productos que hacían ayudasen a dignificar la vida de las personas que los
compraban y los usaban. Tiene un concepto del arte al servicio de la
sociedad", resumió Gomá.

Curiosamente, es la primera vez que se organiza en nuestro país una


exposición sobre este movimiento y se ha dividido en cuatro secciones
cronológicas y temáticas que incluyen 300 piezas de mobiliario, textiles,
papeles pintados, joyas, vidrio, cerámica, metalistería, encuadernaciones,
pintura, dibujo, grabado y fotografría. Abierta al público hasta el próximo 21
de enero, la muestra pasará luego al Museu Nacional d'Art de
Catalunya, donde se podrá ver entre el 22 de febero y el 21 de mayo
de 2018.

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