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Miserable de mi Romanos 7

He escuchado muchas veces a la gente usar estas palabras de Pablo en Romanos 7:24
diciendo: “Miserable de mi ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Las usan de una
forma que implica que estas palabras aplican a nosotros, los nacidos de nuevo. Las usan
como si los cristianos están en un tipo de esclavitud con el pecado o para tener una escusa
para poder pecar.

V 7-9
La era “sin la ley”, fue antes de que se diera la ley, cientos de años antes del nacimiento de
Pablo. Entonces, cuando Pablo dice “Yo sin la ley vivía en un tiempo” utiliza la primera
persona en singular (“Yo”) solo figurativamente. NO estaba vivo en aquel tiempo, pero
figurativamente se pone a sí mismo en la posición de la gente que estaba viva diciendo
“estaba vivo”. Lo mismo para la siguiente parte de este pasaje que dice: “pero venido el
mandamiento, el pecado revivió y yo morí”. El mandamiento vino con Moisés y Pablo no
estaba vivo en ese tiempo tampoco. Es obvio entonces que se está usando a sí mismo
(primera persona del singular) FIGURATIVAMENTE, no literalmente. El mismo patrón
continúa por todo Romanos 7. Pablo se usa a sí mismo y muchas veces en tiempo
presente para describir lo que era una situación PASADA. La razón por la que lo hace es
para hacer la situación más viva y el contraste con la presente situación)
Antes de Cristo la ley estaba presente, y aunque esa ley era buena, santa y justa era
imposible de mantener para la gente que solo tenía la naturaleza pecadora, carnal1. Como
característicamente dice:
V. 12, 14
“vendido al pecado”? Se refiere a la era de la ley, el tema principal de Romanos 7. En la
era de la ley, ¡no había nuevo nacimiento! ¡No había nueva naturaleza! Todas esas son
cosas puestas a nuestra disposición después del sacrificio de Jesús, pero antes de eso, en
la era de la ley, no estaban disponibles. Así que lo único que la gente tenía en ese tiempo
era la vieja naturaleza de pecado. Aunque la ley era buena, santa y justa era una ley
espiritual mientras que ellos eran carnales, vendidos al pecado. Entonces, cuando Pablo
dice “soy carnal, vendido al pecado” se usa a sí mismo y al tiempo presente
figurativamente, poniéndose en el lugar de aquellos que vivieron en la era de la ley,

V. 15-24
Lo que Pablo está describiendo es una situación miserable. Si no tomas en cuenta el
contexto del pasaje y si ignoras y descuentas las realidades del nuevo nacimiento tú
también te vas a sentir miserable. Tu también vas a clamar “oh miserable de mi, ¿quién
me librará de este cuerpo de muerte?”.
Pero Pablo dice todo lo que dice para describir la situación antes de Cristo. Es una
situación que anhelaba un libertador. Sí, antes de Cristo todos nosotros clamábamos “Oh
miserable de mí, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?”. Pero las buena noticia es
que hace más de 2000 años ¡vino el libertador! Su nombre es Jesucristo.
Pablo no detiene la pregunta: “Oh miserable de mi, ¿quién me librará de este cuerpo de
muerte?” sino que inmediatamente continua con la respuesta que dice:
Romanos 8:1-4
Hubo un tiempo en el que éramos esclavos, vendidos al pecado. Pero ¡ya no! Al creer en el
Señor Jesucristo nos hizo libres de esa esclavitud. Ahora somos nuevas criaturas, Cristo en
nosotros. Ahora somos LIBRES.

Conclusion:
Romanos 7:24
“¡Miserable hombre de mí! ¿quién me librará del cuerpo de esta muerte?
Y ahí está la respuesta solo 2 versos más adelante:
8:2 “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y
de la muerte.”.

Ya no somos esclavos, vendidos al pecado. Ya no somos “miserables”. Más bien, Cristo,


Nos ha liberado, vino, se dio a sí mismo en rescate por nosotros y nos hizo LIBRES. Por lo
cual, la próxima vez que escuches a alguien clamar “oh miserables de nosotros”

NO están vendidos al pecado, ni son miserables esperando un libertador. ¡El libertador ha


venido y su nombre es Jesucristo! Ha abierto la puerta de nuestra prisión y nos ha hecho
libres. Ya no somos “miserables”. FUIMOS una vez miserables cuando estábamos muertos
en pecados e iniquidades (Efesios 2:1). Pero ahora ¡ya no estamos muertos! Dios nos dio
vida en el

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