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En esta última dirección encaminó sus esfuerzos Narciso López, general de origen

venezolano que, tras haber servido largos años en el ejército español, se involucró

en los trajines conspirativos anexionistas. López condujo a Cuba dos fracasadas

expediciones, y en la última fue capturado y ejecutado por las autoridades

coloniales en 1851.

Otra corriente separatista más radical aspiraba a conquistar la independencia de

Cuba. De temprana aparición —en 1810 se descubre la primera conspiración

independentista liderada por Román de la Luz—, este separatismo alcanza un

momento de auge en los primeros años de la década de 1820. Bajo el influjo

coincidente de la gesta emancipadora en el continente y el trienio constitucional en

España, proliferaron en la isla logias masónicas y sociedades secretas. Dos

importantes conspiraciones fueron abortadas en esta etapa, la de los Soles y

Rayos de Bolívar (1823), en la que participaba el poeta José María Heredia

―cumbre del romanticismo literario cubano― y más adelante la de la Gran Legión

del Águila Negra, alentada desde México.

El padre Félix Varela Morales, definido por Luz y Caballero como "el que nos

enseñó primero en pensar", fue el iniciador de la ideología de la independencia

cubana. Educador, político sagaz, filósofo, sostuvo que Cuba debía ser

independiente tanto de España como de los Estados Unidos y que esa

independencia solo sería real si se lograba con los propios medios y por los
propios naturales. Condenado a muerte por la corona española, vivió en el exilio

hasta su muerte en 1853. Su esfuerzo, sin embargo, tardaría largos años en

fructificar pues las circunstancias, tanto internas como externas, no resultaban

favorables al independentismo cubano.

El fracaso de la Junta de Información convocada en 1867 por el gobierno

metropolitano para revisar su política colonial en Cuba, supuso un golpe

demoledor para las esperanzas reformistas frustradas en reiteradas ocasiones.

Tales circunstancias favorecieron el independentismo latente entre los sectores

más avanzados de la sociedad cubana, propiciando la articulación de un vasto

movimiento conspirativo en las regiones centro orientales del país.

Guerras de Independencia (1868-1898)

Guerra de los Diez Años (1868-1878)

Artículo principal: Guerra de los Diez Años

Independencia[cita requerida] de Cuba representada por la revista La Flaca en

1873.

El 10 de octubre de 1868 en el Ingenio "La Demajagua", que le pertenecía el

hacendado Carlos Manuel de Céspedes, en la región de Manzanillo, comenzó la

primera guerra de independencia cubana. Céspedes libera a sus esclavos y, sin


imponerles nada, los invita a iniciar la lucha contra el colonialismo español que se

imponía en Cuba. Así se iniciaba el periodo revolucionario de las luchas por la

independencia de Cuba que no triunfaría hasta el 20 de mayo de 1902. En este

levantamiento se traza Céspedes un programa de lucha donde expresa las causas

y los objetivos del inicio de la guerra conocido como el Manifiesto del 10 de

Octubre.

Sin embargo, la guerra fracasó, fundamentalmente por la falta de unidad en las

fuerzas independentistas. No se pudieron alcanzar los dos objetivos principales de

la lucha: la abolición de la esclavitud y la independencia.

Durante el período de la guerra que por el tiempo que se extendió tomó el nombre

de Guerra de los Diez Años surgieron grandes jefes revolucionarios, que tuvieron

una significación histórica en las posteriores guerras y contiendas. Es el caso de

Ignacio Agramonte, Antonio Maceo, Máximo Gómez, José Maceo, Vicente García

González y Calixto García, entre otros muchos.

Período de entreguerras (1878-1895)

Artículo principal: Tregua Fecunda


Entre 1878 y 1895 los Estados Unidos hacen importantes inversiones en Cuba,

sobre todo en azúcar, minería y tabaco. Hacia 1895 ascendían a 50 millones de

pesos. En esta etapa Estados Unidos intensificó su control comercial sobre Cuba.

Paz en Cuba, entrada del general Martínez Campos en la Habana, 1878.

Como consecuencia de la guerra y de las transformaciones económicas que

exigían mano de obra cualificada, España decretó en 1886 la abolición de la

esclavitud, lo que provocó el aumento del proletariado. A ello se unía la negativa

situación comercial. Las presiones de la burguesía textil catalana habían llevado a

promulgar de la Ley de Relaciones Comerciales con las Antillas (1882) y el

Arancel Cánovas (1891),19 que garantizaban el monopolio del textil catalán

obligando a Cuba absorber sus excedentes de producción.20 Este privilegio en el

mercado cubano asentó la industrialización en Cataluña durante la crisis de la

década de 1880, derivada de sus problemas de competitividad,21 a costa de los

intereses de la industria cubana, lo que fue un estímulo esencial de la revuelta.22

Durante esta etapa se produjeron cambios que acentuaron la estructura colonial,

la deformación económica y la dependencia del exterior, lo que exigía la

necesidad de una guerra de liberación nacional.


Entre 1879 y 1880 tuvo lugar la Guerra Chiquita, preparada por Calixto García al

frente del Comité Revolucionario Cubano de Nueva York. Se sumaron, dentro de

Cuba, Quintín Bandera, José Maceo y otros. Se produjeron alzamientos de

importancia en Oriente y Las Villas. España triunfó con facilidad e hizo que los

cubanos sintieran la necesidad de otra preparación y organización mucho mayor.

Se promovieron ideas revolucionarias y alentaron a más cubanos a la lucha.

Mientras, en Cuba, se reunieron fuerzas para el alzamiento.

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