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POBREZA EN ARGENTINA

Desigualdad con perspectiva de género

Materia: Demografía social


Profesora: Mariana Gómez Schettini
Alumnas:
Alicia Barrios DNI 14821891
Rocío Rodríguez DNI 39208292
alicianb@hotmail.com.ar
rocioanahirz@gmail.com.ar
2020
Introducción 

Como futuras trabajadoras sociales es fundamental comprender al otro y esto conlleva


a internealizar de que somos resultado de nuestro pasado. Toda la sociedad argentina
es resultado de un pasado histórico. En la actualidad nos encontramos con un gran
interrogante que es: ¿Porque existe la pobreza? Y a su vez nos preguntamos si ¿El
género determina mayor probabilidad de pobreza? Lo cual abordaremos en el
desarrollo.

La pobreza encierra un concepto descriptivo de una situación existente configurativa


que ubica objetiva y subjetivamente una condición social en un marco que define y
divide la estructura social, que también tiene territorio e historia. Esta cuestión social
hoy en día está totalmente naturalizada y no existe justificación alguna, pero es debido
comprender, que es una consecuencia de un largo recorrido histórico en Argentina
desde el siglo XX hasta la actualidad. 

Este informe demográfico aborda las políticas aplicadas en sucesivas gestiones


gubernamentales que insidien en las problemáticas diversas que hacen de la cuestión
social una marcada desigualdad y la naturalización de la pobreza estructural en cuanto
a su permanencia estadística y las necesidades de salud, vivienda, servicios y
alimentos incumplidos.

El neoliberalismo salvaje dejó a miles de personas en situación de pobreza extrema y


en la calle. Grassi, toma a la pobreza como un todo, un conjunto de aspectos que la
componen y que la determinan estructuralmente. Supone a la pobreza como
estructural. No solo se debe la pobreza a medidas políticas, sino también económicas
que en su conjunto dejaron nuevos pobres y desató una crisis de inestabilidad en
todos los ámbitos. Con el gobierno de Macri, estas medidas de ajuste en el marco del
neoliberalismo, al igual que en el 2001, se tradujo en nuevos pobres, indigentes y en
más personas en situación de calle.

En este momento predomina el trabajo precarizado en donde la gente se la rebusca


para poder sobrevivir, la vulneración de derechos y la debacle económica hacen a la
situación.

El sistema hegemónico globalizado del capitalismo feroz asedia continuamente con


directivas y especulaciones que suman ganancias. Y las políticas neoliberales
contribuyen para que el trabajo que es el eje central de la economía tenga
transformaciones de productividad en reprimenda de los asalariados. Los procesos
sociales que agravaron la crisis recaen en la degradación del mercado laboral, con

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transformaciones de esquemas productivos con estrecha relación en las ofertas de
empleos precarizados e informales que han ido reemplazando y sustituyendo al
empleo formal de ingresos que contribuyen a un sostenimiento y acceso a una vida
que genera más seguridad, en cuanto a la estabilidad laboral y económica.

La baja estrepitosa de demanda laboral que aumentó el índice de desempleo en los


´90 dando inicio de permanencia a la estructura de la pobreza, (Grassi, E2013) que en
si misma, marca un sentimiento de desigualdad en cuanto hace referencia a un sector
que se define como un extracto social, que subsiste con ingresos mínimos que solo
alcanzan a cubrir alimentación y servicio básicos, o en su defecto solo puede cubrir la
alimentación definiéndose como pobreza extrema o indigencia. (Beccaría,L 2008)y
recae en la necesidad de la mujer como fuerza de trabajo sumatoria y necesaria para
poder cubrir demandas no alcanzadas. También, intensifica los valores de la
desigualdad patriarcal en relación con la inserción laboral de la mujer, que persiste en
relegar su espacio, violentando los derechos igualitarios para toda persona como
demanda la Constitución Nacional Argentina según él Art.14 Bis; el derecho a trabajar
en condiciones y salario digno.

Desarrollo

La historia argentina enmarca una cultura de transiciones estatales heterogéneas que


transformaron las características poblacionales, culturales y económicas de un pueblo
Nación que emerge en la contienda de la aristocracia colonial con la búsqueda
permanente de emancipación.  El país crece a pasos agigantados, pero la crisis el `30
impulsada por la Gran Depresión desestabiliza el período de bonanza.  Con la llegada
de Perón al gobierno se profundizó en el proceso de industrialización por sustitución
de importaciones logrando que Argentina se caracterice por tener gran empleo activo,
generando una movilidad ascendente y por lo tanto menos desigualdad en la
sociedad. Además, se contó con políticas públicas universales en educación y salud.
Esto se debe a el proceso de industrialización por sustitución de importaciones iniciado
en la década de 1930 que luego fue profundizado por Perón a partir de 1946. En estos
años la pobreza no era un fenómeno masivo y el desempleo no aparecía como
problema social.

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 La Historia marca ejes relevantes que hicieron eco en la memoria colectiva de los
argentinos, con heroínas que reivindicaron a la mujer frente al patriarcado existencial
que exige permanencia en todos los sectores.

En 1947 Eva Perón impulsa el voto femenino marcando un lugar en la sociedad para
la mujer y el empoderamiento como herramienta de decisión política en la elección
gubernamental estableciendo “El día Nacional de los Derechos políticos de la Mujer”
(Arias, J 2012) Este es el puntapié inicial que incentivaría al género relegado a ocupar
espacios identificados como patrimonio masculino. Desenmarcando la imagen de
madre, esposa y ama de casa como único referente descriptiva de su lugar que
conquista espacios en la educación y el trabajo.

Durante 1974 la parte del PBI perteneciente a los asalariados era del 45% por
consecuencia de las primeras medidas ejecutadas por la dictadura militar; en el año
1976 pasó a ser del 25% y a pesar de una recuperación subsiguiente en 1980
representaba el 39% del producto, los asalariados jamás lograron recuperar los niveles
de participación en el producto que conocieron en el gobierno de Perón.

Todo esto se modificó tras la última dictadura militar que se distinguió por la perjudicial
redistribución del ingreso y una gran concentración del capital basado en la
valorización financiera, donde la apertura económica, la apreciación del tipo de
cambio, la desregulación y las privatizaciones fueron los ejes centrales. Además, estas
políticas provocaron la quiebra de pymes dando lugar a la concentración de capital
solo a un pequeño conjunto de grupos económicos y empresas extranjeras que
controlaban los mercados saliendo totalmente beneficiadas, aumentando la deuda
externa privada que luego serán estatizadas. El resultado a todas estas medidas
económicas tomadas fue: mayor pobreza y desempleo. Los golpes militares marcaron
la economía con restricciones y políticas que quitan libertades; la guerra de Malvinas;
la transición a la democracia, la hiperinflación y las reformas del ´90 configuraron una
estructura económico-social de características clasistas que traza un límite subjetivo
entre la objetividad social del margen y el centro.

“Según datos del último censo nacional de población, en 2001 Argentina contaba
con 36.260.130 habitantes, un 11,2% más que en 1991; más de la mitad de ellos
(el 51,3%) eran mujeres. Se trata además de una población eminentemente
urbana: casi el 90% vive en localidades de 2.000 habitantes o más y un tercio se
concentra entre la Ciudad de Buenos Aires y los veinticuatro partidos del
conurbano bonaerense. Es también una población joven: el 28% está compuesto
por menores de 15 años y el 53% tiene menos de 30. Los mayores de 65 años
constituyen el 10% del total. La población económicamente activa –es decir,

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aquella que trabaja o bien busca trabajo activamente– representaba en 2001 el
57,21% de la población de 14 años y más. El 40,87% de ella eran mujeres,
proporción sensiblemente mayor a la correspondiente a 1980, cuando éstas
representaban sólo el 26,9% de la PEA.”(Carla Del Cueto y Mariana Luzzi)

A partir del 2003, de la mano del presidente Néstor Kirchner comienza un período de
restauración de derechos que se aplican con políticas sociales dirigidos a los más
vulnerables, desarrollando programas de asistencias enfocadas a activar el consumo.
Antes de que asuma Néstor Kirchner más de un tercio de la población activa lo hacía
sin regulaciones ni protecciones, pero él se encargó de otorgar medidas laborales que
lograran trabajo pleno y formal. Además, logro la recuperación de industrias y un gran
crecimiento económico.

Doce años de lineamientos a combatir el flagelo fueron quebrados, mutilados, por


políticas del gobierno de Mauricio Macri que atendían indicaciones capitalistas de
orden global trasladando la economía a un retorno de nuevos pobres que se
multiplicaron en asentamientos, sin techos, desempleados, empleados precarizados y
múltiples factores que cimentan marginalidad. En la actualidad estas medidas
neoliberales produjeron que predominara el trabajo precarizado en donde la gente se
la rebusca para poder sobrevivir, la vulneración de derechos y la debacle económica
hacen a la situación. Esta pobreza estructural impacta en la vida de los individuos y
genera una catástrofe tanto económica como social que perdurará en el tiempo y será
difícil pero no imposible de revertir.

Estamos de acuerdo cuando Grassi señala que el neoliberalismo se enfocaba en la


pobreza “asistiéndolos” pero desprotegía el trabajo que es el factor que da seguridad y
protege a las personas. Apoyan el empleo informal como una nueva modalidad de
trabajo donde no pueden gozar de sus protecciones y en algunos casos, como lo son
los talleres clandestinos, se relevan situaciones de extrema explotación. El empleo
doméstico es un sector necesario, pero totalmente vulnerado por la informalidad
laboral y este afecta en gran dimensión a las mujeres.

En este debatir ocupacional de la vida en comunidad se entrelazan problemáticas


sociales que profundizan su crudeza en el contexto socio-económico-cultural. Donde el
género marca estados de gracias para unos y condicionantes para otros. Los espacios
privilegiados vulneran los derechos igualitarios de la mujer y el patriarcado se
evidencia en la violencia que suma efectos en la pobreza, en cuanto las condiciones
de economía básica le impiden autonomía y desarrollo. Si bien la violencia de género
es multi-causal; la pobreza estructural obedece a factores que contribuyen a generar
círculos que encierran la problemática como un atenuante de impacto.

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En la actualidad, desde un enfoque de género, la situación laboral de la mujer con
respecto a la del hombre es desigual. Los datos sorprenden si se detallan las
diferencias entre las mujeres y hombres en variables claves como las del mercado
laboral. La brecha de ingresos, la situación de trabajadoras en condición de
informalidad, pocas actividades para la mujer, entre otras. El servicio doméstico es la
principal ocupación de las mujeres en la Argentina, tratándose de tareas
extremadamente feminizadas sumando que la mayoría de estas mujeres trabajadoras
son las más vulnerables al no percibir aportes jubilatorios, obra social ni un salario
digno. También impacta demasiado la desocupación que existe en las mujeres en el
cual el causante puede ser el desbalance en las tareas del hogar. Un trabajo que
requiere varias horas semanales de esfuerzo pero que no es remunerado, que se
mantienen igual por más que la mujer trabaje jornada completa fuera del hogar y el
hombre no. La sobrecarga que sufren las mujeres con la doble jornada y la falta de
conciliación por parte de los varones, hace que las mujeres en vez de progresar en su
carrera profesional abandonen sus puestos de trabajo o reduzcan sus jornadas
laborales.

Según datos obtenidos en el conurbano bonaerense difieren ampliamente de las


estadísticas obtenidas en CABA (Rofman y Puntno, 2017) estos datos indican una
sumatoria de situaciones que impiden el desarrollo personal de la mujer en cuanto a la
educación (base fundamental) para la inserción laboral.

En consideración que la violencia de género es multi-causal y tiene raíces sociales que


parten de la desigualdad entre hombres y mujeres y estas desigualdades están
potenciadas y se mantienen por estereotipos y roles de género horizontal y vertical, es
que se desarrolla este informe que evidencia la persistencia de violencia de género en
las desigualdades sociales. La cantidad de trabajos no remunerados (doméstico,
comunitario, entre otros) en gran parte es invisibilizada y aunque se visibilice no
implica un cambio, ni buscar la manera de organizar el trabajo.

Según datos obtenidos las mujeres que tienen hijos son cada vez más jóvenes y en el
conurbano bonaerense las que tienen entre 4 y más hijos asciende a 11,6% y las
instituciones de cuidado de niños pequeños no son suficiente. Las estadísticas
demuestran que menos de un tercio de estos niños no asisten a los centros de
cuidados. Configurando un cause central de impedimento para el desarrollo personal
en cuanto les impiden a las jóvenes madres poder seguir estudiando o en su defecto
desempeñarse laboralmente. Una muestra más de violencia silenciada por falencia
estructural.

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Pero aun así las mujeres con nivel de educación superior en la provincia de Buenos
Aires alcanzan 9,25% respecto al hombre con 6%, pero de igual modo los sueldos son
inferiores, y las estadísticas demuestran que el desempleo y el empleo informal con
trabajo precario las afectan más a ellas según datos obtenidos en 2016. También hace
referencia a que el 95% de las trabajadoras cumplen tareas de empleadas domésticas.
Dando cuenta de la segregación horizontal en el mercado de trabajo, en cuanto, la
segregación vertical se expresa en igual puesto de trabajo con menor ingreso para la
mujer. La igualdad no es garantizada dentro de un mercado organizado por el poder
patriarcal capitalista, hecho para quienes no tienen obligaciones familiares y tienen
resueltas las condiciones de sobrevivencia, solucionando sus problemas recurriendo a
servicios mercantilizados, de manera precaria, por las pobres, aumentando así la
brecha de la desigualdad. Porque incluso teniendo un empleo bien remunerado,
existen las dificultades para cumplir con el trabajo y la familia, debido a la inexistencia
de servicios públicos de cuidado de menores. Esta visión busca sacar provecho de las
“virtudes'” maternales y domésticas que se supone tienen las mujeres, como de las
redes de solidaridad que crean para la supervivencia. Estas “virtudes” producen
discriminación y desigualdad tanto en género como de clase asumiendo que tanto la
solución como la responsabilidad de los males que una padece son individuales
quedando condenadas a la exclusión. Aún para el imaginario social la madre es la
encargada del porvenir de la sociedad, liberando de responsabilidad al estado del
futuro de sus hijos, culpabilizándolas si estos delinquen sin comprender las
condiciones de vida y acceso a recursos (sociales, económicos y educativos) que no
les fueron brindados.

“La perspectiva de género ha puesto de manifiesto las profundas desigualdades


que marcan la vida cotidiana de varones y mujeres, en todos sus ámbitos de
acción. Asimetrías que tienen su origen en una estructura económica, social y
cultural patriarcal, que atraviesa a todos los sectores sociales, pero que asume
características particulares en espacios sociales y territoriales más desfavorecidos
a la vez que más heterogéneos” (Rofman, Puntano.2017)

Es Así como la situación laboral incide directamente en la economía de las familias


con ingresos que marcan una tasa de pobreza masculina de 39,3% y una tasa de
31,2% para la mujer. Pero, aunque los hogares de las mujeres son 8% menos, el
estado de pobreza es más riguroso en las viviendas de las mujeres. Evidenciando al
ingreso desigual como factor constitutivo de la precarización laboral y el trabajo

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informal formando parte del 49,3% del total de la población en esta situación laboral.
Siendo un total de 71,1% los desocupados hombres y mujeres jefes de familias que se
encuentran desocupados. El nivel de indigencia en el conurbano bonaerense la
pobreza extrema alcanza 7%, siendo 11,3% en niños menores de 18 años, varones
7,3% y mujeres 6,8%. Siendo de 11,5% en hogares de jefas de familia y de 4,5% de
jefes.

Estos datos relevantes hacen eco en la situación laboral como imperativa en


relacional que enfrenta la pobreza y del desencadenante de género. La inclusión
laboral de la mujer madre en espacios desigualitarios que reservan prioridades
masculinas con ingresos más altos permitiéndoles alcanzar la canasta básica en mejor
proporción que las mujeres.

Cuadro representativo poblacional e inserción laboral y educación comparativa entre


hombre y mujer

2017 Mujer Hombre Población total


Población activa 30,4% 43,2% 38,1%
con empleo Formal
Empleo Precario 30,3% 26% 27%
Empleo discontinuo 20,5% 21,9% 24,3%
Desocupado 9,9%
Posibilidades de 30,4% 43,2%
acceder a un
empleo formal
Posibilidades de 62,5% 50,8%
acceder a un
empleo informal
Población que 28,6% 43% 74%
cuenta con
cobertura, aportes

Aporte de datos de la Defensoría del Pueblo Bonaerense y Observatorio de la Deuda


Social de la UCA primer cuatrimestre 2017.

2016 Educación
Mujer 9,25%
Hombr 6%
e

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La educación adquiere un rol primordial en el formato de un Curriculum Vitae, para la
inserción laboral, en las posibilidades de obtener un puesto y en las características del
empleo, que conlleva al tipo de ingreso; que en definitiva aseguran o no, la situación
económica de una familia.

Cuadro comparativo entre hombre y mujer en situación de pobreza

2016
hombre y mujer en situacion de pobreza
Mujer Poblacion total

31.2
35.2

39.3
33.1
4.5
7.3
6.8 11.5
P o b r eza Ec o n o m i c a P o b r eza Ex t r em a J efe P o b r eza J efe d e P o b r eza segú n S ex o
d e Fam i l i a Fam i l i a

2016 Mujer hombre Población


total
Pobreza 6,8 7,3 34,1%
Pobreza extrema jefe de 11,5 4,5 7,0%
familia
Pobreza jefe de familia 39,3 31,2
Pobreza según sexo 33,1 35,2

Datos obtenidos de menores 18 años en situación de pobreza

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Pobreza 2016
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%

Población total Pobreza Pobreza Extrema

2016 Niños, niñas y


adolescentes menores de
18 años
Pobreza 49,6%
Pobreza extrema 11,3%
Población total N,N y A 1.662.055

Este cuadro representa comparativamente en relación con el hombre, las mujeres


madres y jefas de familia que se desempeñan laboralmente con hijos menores. Y de
hogares monoparentales que tienen a cargo 4 o más hijos/as, como afectan en la
situación de pobreza, más que a los hombres.

Al respecto vemos la necesidad de trabajar de cara a prevenir y concientizar a la


ciudadanía, en los diferentes aspectos con respecto a la igualdad de derechos y
oportunidades para evitar la violencia silenciosa de género que afecta a las mujeres
privándola de espacios y desarrollo personal en similitud con el género opuesto.

Conclusiones

Tenemos presente que los pobres son víctimas de los procesos sociales que fueron
empobreciéndolos, al contrario de lo que los sectores dominantes nos quieren hacer
creer que “son pobres porque así lo desean” señalando que ellos mismos lograran
salir de aquella adversidad. Estos sectores de poder han instalado y creado este
imaginario social que se trasladó a otros sectores como el de la clase media e incluso
a los mismos sectores bajos. La realidad es que nuestro adversario no son los pobres,
si no la pobreza. La transformación operatoria de la actual gestión enfrenta la crisis

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global que provoca una pandemia; diseñando políticas de asistencia en forma integral.
Pero todo recurso aplicado resulta insuficiente en el paisaje distorsionado de
necesidades multiplicadas por una economía paralizada en la planificación de políticas
públicas de resguardo poblacional.

A pesar de que en Argentina se han dado importantes avances en términos de


igualdad de género, la pobreza sigue afectando a una proporción muy importante de la
población. Los estudios de género han identificado claramente las áreas de mayor
desigualdad: educación, oportunidades de trabajo, remuneraciones, derechos a la
propiedad, acceso a préstamos e información y la carga de trabajo doméstico. La
pobreza ensancha sus fronteras provocando inestabilidad. Y la misma genera
inseguridades sociales que tienden a gestar nuevos paradigmas de supervivencia. El
punto importante sobre nuestro trabajo fue observar el recorrido histórico que da
cuenta de las condiciones de desigualdad social y las regularidades que esta conlleva
en diferentes contextos. Entendiendo que la raíz del problema o la cuestión social
abarca un enfoque dimensional como lo es la pobreza estructural; no solo es una
cuestión educativa o económica. Y así, establecer un cambio sociocultural donde se
logre visualizar que la pobreza deje de ser una situación habitual y comenzar a ponerla
en cuestión, ante la falta de políticas de empleo y políticas salariales beneficiando a
quienes se encuentren dentro de una exclusión social y en un contexto de tanta
vulnerabilidad de derechos.

Frente a este contexto, se requiere un Estado con capacidad para implementar


políticas públicas que contribuyan a la generación de ingresos por parte de las mujeres
y a la reducción de la brecha de género en el mercado laboral y al interior de los
hogares. Este objetivo de reducir la pobreza paralelamente a una reducción de las
brechas, exige políticas integrales con enfoque de género.

Es importante generar posibilidades de empleo para las mujeres permitiendo acceder


a recursos monetarios logrando una autonomía económica. Es necesario trabajar en el
desarrollo de políticas que se enfoquen a superar la pobreza de las mujeres. Se
requiere crear condiciones favorables que permitan el bienestar generalizado para
hombres y mujeres de todas las edades. Se concluye que la disminución de las
brechas de iniquidad de género requiere del incremento de capacidades de las
mujeres, el desarrollo de estrategias multidimensionales de empoderamiento para su
autodesarrollo y para acceder a los espacios donde sus derechos sean reconocidos
realmente.

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Bibliografía

Grassi, E. (2013). La Cuestión social y la cuestión de la pobreza. La Dignidad de los


Nadies, 10-17. 

Beccaria, Luis Alberto "Población y bienestar en la Argentina del primero al segundo


Centenario. Una historia social del siglo XX" de Susana Torrado (comp.) Población de
Buenos Aires, vol. 5, núm. 7, abril, 2008, pp. 47-50 Dirección General de Estadística y
Censos Buenos Aires, Argentina

Ana Josefina Arias Pobreza y modelos de intervención: aportes para la superación del
modelo de asistencia y promoción 1° edición, Ciudad Autónoma de Buenos Aires:
Espacio Editorial, 2012 220 páginas | ISBN 978-950-802-345-2

Adriana Rofman, Liliana Puntano. (2017). GÉNERO EN EL CONURBANO: EN LA


TAREA DE VISIBILIZAR LAS DESIGUALDADES. Universidad Nacional General
Sarmiento: Observatorio del conurbano bonaerense.

Del cueto Carla y Luzzi Mariana (2008) Rompecabezas: Transformación en la


estructura social argentina. De la transición al presente (1983-2008) de la página 17 a
la 37

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