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para que ejercieran como maestros donde tener la recomendación de un durante la primera mitad
del siglo XX, implica
en las escuelas de todo el país, en este Jerarca de la Iglesia Católica se convertía profundizar sobre el
sentido, en la mejor carta de presentación para entramado de relaciones
ser nombrado oficialmente en una que se tejieron en esta época
entre la Iglesia Católica y
la familia y la Iglesia [eran], pues las escuela. la educación colombiana,
únicas sociedades que [tenían] po- teniendo en cuenta
que, durante el periodo
testad docente propia y ordinaria, La movilización de este tipo de ideas mencionado.
comunicada inmediatamente por religiosas en el plano formativo,
“Dios ama a los niños porque son [...] la formación religiosa, moral,
intelectual y física del niño, sobre
en la tierra los divinos intérpretes la base de los dogmas y de la moral
de su celestial idioma: el amor y la de la Iglesia Católica, tendiente a
verdad, y, sin embargo, hay quienes formar el ciudadano perfecto, ple-
se complacen en poner en sus tiernos namente consciente y cumplidor
labios frases descompuestas, para de sus deberes para con Dios, para
provocar la hilaridad inconsciente, con la patria, con la sociedad, con
la familia y consigo mismo (MEN,
fuera de sentido moral, que sólo 1949, p. 10).
debiera complacer a seres agotados
por el vicio”
Así, se entendió que el niño era un
(Goethe, 1916).
sujeto al que el maestro podía ejercer
control sobre su voluntad, modelándola
en el bien moral; el espíritu, guiando
Durante la primera mitad del siglo
sus facultades estéticas; el carácter,
XX, se resalta la necesidad de que los
robusteciéndolo en la severa disciplina;
niños fueran cuidados, protegidos y
cualidades necesarias para alcanzar
orientados por los adultos a través de
un estado sublime de perfección que
ejemplo, quienes debían inculcarles
respondiera al perfil del ciudadano que
desde los primeros años las creencias y
el país necesitaba.
prácticas religiosas que los distinguían
como verdaderos cristianos, por tanto:
La formación del maestro A su vez, las creencias católicas le
para la infancia, a través atribuyeron a los niños características
de las influencias religiosas, Padres, maestros y sacerdotes apa-
configuró la relación recen como la trinidad educadora relacionadas con la divinidad, haciéndose
pedagógica que se establecía de la época y constituyen aquellos evidente metáforas donde se expresaba
entre el maestro y el niño en
la escuela pilares en los que la sociedad de- explícitamente que “los niños son
positó la responsabilidad de “per- diáfanas y blancas nubes que transportan
Referencias
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