Sei sulla pagina 1di 9

ArielLingüística Robert-Alain de Beaugrande

Wolfgang Ulrich Dressler

Introducción
a la
lingüística
del texto
/ española
/!Versión y estudio preliminar de
,
SEBASTIAN BONILLA
;;¡
/,'1
lí/
c:�---"�'"�'jÍ

EditorialAriel, S.A
Barcelona
-

32 1 :\ T RODCCClÓ� A LA L ll\GUiST lCA

la materia confundiría al estudiante con una colección desorganizada


de disputas, muchas de las cuales no son relevan tes desde nuestra
perspectiva actual. En este libro dedicamos algún espacio a comparar
el « paradigma» de la lingüís tica del texto con paradigmas an teriores.
También hemos intentado mantener un grado razonable de unidad y
consistencia en nuestra exposición, incluso en cuestiones que todavía
provocan vivos debates en el seno de la comunidad de la lingüística
del texto. En este sentido, hemos señalado cuáles son algunas de las
principales áreas de disensión, aunque inevitablemente hayamos pa­ CAPÍTULO I
sado por alto o atenuado algunas afirmaciones y puntos de vista que
nos parecían demasiado personales. Esperamos que tales deficiencias NOCIONES BÁSICAS
sean perdonadas en un manual sobre u n ámbito de conocimiento no­
vedoso que vive i nmerso en una rápida evolución.
l . He aquí seis muestras de lenguaje que comparten algunos ras­
gos y difieren en o tros: 1

[1] NIÑOS
JUGANDO
DESPACIO

[2] Duérmete niño, duérmete ya,


que viene el coco y te comerá

[3] A sus veinte años de edad, Willie B. es un teleadicto i ntransigente.


Odia las noticias y los programas de entrevistas, pero es un fanático
aficionado de los partidos de fútbol. Se pone tan nervioso cuando in­
terrumpen con anuncios la retransmisión de un partido que i ncluso
a veces le pega puñetazos al televisor. Un amigo s uyo dice que se
comporta como «Un niño pequeño>> . Willie B. es el único gorila del
zoo de Atlanta. El pasado mes de diciembre un representante de Ten­
nessee TV se enteró de la solitaria vida que lleva Willie B. y le regaló
un televisor para que le hiciera compañía.

[4] En una zona del desierto de N uevo México se alzaba un enorme cohe­
te V-2 de color amarillo y negro de 1 4 metros de altura. Vacío pesa­
ba cinco toneladas. Llevaba como combustible ocho toneladas de al­
cohol y oxígeno líquido. Todo estaba preparado para el lanzamiento.
Los militares y los científicos se habían parapetado detrás de unos

Los ejemplos [ 1 ] y [2] son de dominio público. El ejemplo [3] se extrajo del número publicado
el 22 de enero de 1 979 de la revista Time. El ejemplo [4] aparece en McCall y Crabbs ( 1 96 1 ); este ejem·
plo ha sido muy utilizado después en otros trabajos (véase la nota 10 en el capítulo V, Beaugrande,
1 980a y e, 1 9 8 l b , y Simon y Chester, 1 979). El ejemplo [5] procede de House at Poolz Conzer de Mil­
ne ( 1 928: 44 y ss.). El poema [6] es un soneto del amor oscuro de Federico García Lorca. Estos ejem­
plos serán tratados a lo largo del libro: [ 1 ] en L4-6 y 1 9-2 1 ; [2] en 1.1 1 ; [3] en VII .Z J -28; [4] en Ill.26,
IV.7- 1 0 , 24, 29, V.29-39; [5] en VL29-3 1 ; y [6] en VIL29-42
--

3-+ 1:\TRODLCC IÓ :\ A LA LI:\Gl!ÍSTIC-\ 1\0CIOr-;ES BASICAS 35

Pero yo te sufTL Rasgué mis venas,


montículos de tierra, a cierta distancia del ingenioo Dos destellos 1 o­
tigre y paloma, sobre tu cintura
j os anunciamn la inmi nencia del lanzamientoo De pronto, con una
en duelo de mordiscos y azucenas.
gran llamarada y un fuelle estmendo, el enorme cohete ascendió pri­
Llena, pues, de palabras mi locura
mero lentamente v luego cada \oez más ele prisao Iba dejando una es­
o déjame vivir en mi serena
tela de llamaradas amarillas de unos 20 metms de largo. En un ins­
noche del alma paro siempre oscura.
tante, la llamarada parecía una csl! ella amarillao En pocos segundos,
se había alejado tanto que ni siquiera podía \·islumbrarse; el radar se­
guía su trayectoria a medida que ascendía a una velocidad cercana a 2 . Todos los ejemplos anterio1 es son TEXTOS usados e n SITUACIO­
los 200 kilómetros por horao lVlinutos después del lanzamiento, el pi­ NES DISCURSIVAS diferentes. El hecho de que estos textos puedan utili­
loto de un avión de vigilancia lo vio regresar. Aterrizó a unos 64 ki­ zarse de diversas maneras indica que pertenecen a TIPOS DE TEXTO dis­
lómetros del punto de partida. tintos : [ 1 ], señal de tráfico; [2], canción de cuna; [3], artículo perio­
dístico; [ 4], fTagmento de artículo científico; [5], conversación entre
[5] HE FFALUMP (relal/liéndose) : ¡Jo, jo! dos participantes que intercambian el tumo de habla; y [6], poema. Pa­
PIGLET (distraídamente) : Tra-la-la, tra-la-la. rece razonable exigir a una ciencia del texto que sea capaz de descri­
HE FFALUI\lP (sorprendido .v no lo suficientemente seguro de sí mismo) : bir o de explicar tanto los rasgos que comparten como las diferencias
¡Jo, jo! que separan unos tipos de texto de otros. De igual manera, una cien­
PIGLET (más dislraídanzente aún}: Tu-tu-tu, tu-tu-lLL cia del texto debería hacer explíci to qué normas han de cumplir los
HE FFALUI\lP(iba a decir de nuet•o «jo, jo", pero le da z u z repentino ata­ textos, cómo se producen y cómo se realiza su recepción, de qué ma­
que de tos) : Lo (tose). .. ¿Qué pasa aquí?
nera los usan los hablantes en el marco de una situación comunicati­
PIGLET (sorprendido) : ¡ Hola! Mira, he hecho una trampa y estoy espe­
rando que caiga en ella un heffalump.
va determinada, etc. Las palabras y oraciones que aparecen literal­
H EFFALUMP (con et•idente desaprobación ) : ¡Vaya ! (Después de wz largo mente en un texto son indicaciones interesantes que ha de tener muy
silencio) ¿ Estás seguro de lo que dices? en cuenta el analista, pero no reproducen la totalidad de lo que se está
PIGLEI : Sí. comunicando, por lo que si en nuestro análisis nos limitásemos a ellas
H EFFALUMP: ¡Vaya! (Nervioso) Yo . . . yo creía que era una trampa que nunca podríamos ofrecer una descripción completa de cómo funciona
había hecho yo mismo para cazar un piglet. un texto. Y precisamente el problema más apremiante que ha de re­
PIGLET (s01prendido): ¡ Oh, no! solverse es cómo FUNCIONAN los textos en la INTERACCIÓN COMUNICATIVA .
H EFFALUMP: ¡ O h ! (En tono conciliador) Puede ... , puede que yo me haya
3 . U n TEXTO e s un ACONTECIMIENTO COMUNICATIVO que cumple sie­
equivocado. te normas de TEXTUALIDAD. Si un texto no satisface alguna de esas nor­
PIGLET: Me temo que sí. (Cortésmente) Lo siento (en tono burlesco).
H EFFALUJ\lP: Bueno, bueno, bueno. Supongo que será mejor que me
mas entonces no puede considerarse que ese texto sea comunicativo.
vaya. Por consiguiente, los textos que no sean comunicativos no pueden
PIG LET (descuidadamente) : ¿Te vas? Bien, si por casualidad ves por ahí analizarse como si fueran textos genuinos (véase III.S). En este capí­
a C hristopher Robín, ¿puedes decirle que lo estoy buscando? tulo se esbozan las siete normas de textualidad de una manera i nfor­
H E FFALUI\lP (ansioso por quedar bien) : ¡ Desde l uego! ¡ D esde luego ! mal y, más adelante, se dedica un capítulo aparte a profundizar en
(huye a toda velocidad). cada una de ellas.
4. La primera norma de textualidad es la COHESIÓN. La cohesión
[6] EL POETA PIDE A SU AMOR QUE L E ESCRIBA establece las diferentes posibilidades en que pueden co11ectarse e11tre sí
de11tro de ww secue11cia los componentes de la SUPERFICIE TEXTUAL, es
Amor de m is entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
decir� las palabras que realmente se escuchan o se leen. 2 Los compo-
y pienso, con la flor que se marchi ta,
que si vivo sin mí quiero perderte. 2. La « Superficie• textual no es, desde luego, un material e11 bmto compuesto por sonidos o mar·
cas impresas. Su existencia presupone que las expresiones lingüísticas que la componen han sido pre­
El aire es inmortal. La piedra inerte sentadas por alguien en la interacción y el receptor ha logrado identificarlas. La cuestión que plantea
ni conoce la sombra ni la evita. el enfoque procedimental es cómo se produce realmente esa identificación Sobre este tema puede con­
Corazón interior no necesita sultarse Selfridge y Neisser ( 1 960); Sperling ( 1 960), Neisser ( 1 967), Crowder y M ot1on ( 1 969), Woods
la miel helada que la luna vierte. et al. ( 1 976), Rumelhan ( 1 977a) v Walker (ecL) ( 1 978).
3ó 1 '\TRODLCClÓ'\ A LA Ll '\G LÍ ST l C A '\OC!Oi'\ES BASICAS 37

nen tes que integran la superficie textual dependen unos de otros con­ explica� cómo es posible que s e produzcan AMBIGÜEDADES d e este tipo
forme a unas convenciones y a unas formalidades gramaticales deter­ en la superficie textual , sino que también ha de aclarar cómo los ha­
minadas, de manera que la cohesión descansa sobre DEPENDENCIAS blantes resuelven, de hecho, la mayor parte de estas ambigüedades sin
GRAi\IATICALES. Tal como han señalado con frecuencia los lingüistas, las ninguna dificultad. En la interpretación de un texto, como puede ver­
secuencias superficiales de un texto no se pueden reorganiza¡ de un se, la superficie textual no es decisiva en sí misma; para conseguir que
modo 1adicalmente distinto al originario sin que ello cause al teracio­ la comunicación sea eficaz ha de existir INTERACCióN entre la cohesión
nes significativas en ese texto. Por ejemplo, sería absurdo modificar el y las otras normas de textualidad (véase III.4).
ejemplo [ 1 ] de la manera siguiente 6. La segunda norma de textualidad es la COHERENCIA. La cohe­
rencia regula la posibilidad de que sean accesibles entre sí e interac­
[ ] a] JUGANDO túen de un modo relevm1te 5 los componentes del MUNDO TEXTUAL, es de­
DESPACIO cit; la configuración de los CONCEPTOS y de las RELACIONES que sub_va­
NIÑOS
cen bajo la superficie del texto. Un CONCEPTO es una estructuración de
conocimientos (o contenidos cognitivos) que el hablante puede activar
y pedir luego a las autoridades pertinentes que lo adopten como texto o recuperar en su mente con mayor o menor unidad y congruencia
en una señal de tráfico. La serie de palabras [ l a] es tan inconexa que (véase V.4 y ss.). Las RELACIONES son los VÍNCULOS que se establecen en­
los conductores apenas entenderían una señal con esas características, tre los conceptos que aparecen reunidos en un mundo textual deter­
debido, obviamente, a que se han deteriorado las dependencias gra­ minado : cada vínculo recibe una denominación según los conceptos
maticales inscritas en su superficie textual, y éstas son las principales que conecte. Por ejemplo, en 'niños jugando', 'niños' es un concepto
indicaciones que permiten entender el significado y el uso de las pa­ objeto y 'jugando' es un concepto acción. Que se pueda establecer una
labras que aparecen en el texto. Todos los procedimientos que sirven relación mental entre ambos conceptos se debe a que los 'niños' son
para marcar relaciones entre los elementos superficiales de un texto los agentes de la acción 'jugar' (véase V. 26[b ]). En ocasiones, aunque
se incluyen en el concepto de COHESióN} no siempre, las relaciones no se establecen en el texto de un modo EX­
5. Adviértase que el ejemplo original PLÍCITO, esto es, no se ACTIVAN directamente a través de las expresiones
que aparecen en la superficie textual (véase V.4). Para suplir esta ca­
[J] NIÑOS rencia de indicaciones explícitas los hablantes suelen aventurar hipó­
JUGANDO
tesis acerca de la existencia latente de tantas relaciones como sean ne­
DESPACIO
cesarias para dar sentido al texto desde el inicio. Así, por ejemplo, en
ausencia de otras pistas, en la señal de tráfico [ 1 ], 'despacio' tiene más
podría in terpretarse de diversas maneras. Del hecho de que los 'niños' sentido si se entiende como « Cantidad de movimiento>> que como un
estén 'jugando despacio'-+ podrían derivarse algunas conclusiones nada «atributo>> asociado con 'niños'.
favorables sobre la capacidad física o la i nteligencia de esos niños. Sin 7. El tipo de relaciones que se incluyen bajo la denominación de
embargo, la interpretación más natural aconseja segmentar el texto en CAUSALIDAD6 ejemplifican de un modo particularmente claro en qué
dos partes ('niños jugando', por un lado, y 'despacio', por otro), dedu­ consiste la coherencia. Las relaciones de causalidad regulan la mane­
ciendo a continuación que los conductores han de aminorar la veloci­ ra en que una situación o un acontecimiento influye en las condicio­
dad de sus vehículos para evitar poner en peligro la vida de los niños nes que han de darse para que ocurra otro acontecimiento. En un
que juegan en las i nmediaciones. Una ciencia del texto no sólo ha de ejemplo como el siguiente:

3 . El término «cohesión" fue divulgado p o r Halliday y m á s tarde p o r su esposa Hasan (véase Ha­ 5 . Sobre la coherencia, véase Harwcg ( 1 968), Km1tunen ( 1 968), Bellert ( 1 970), Van Dijk ( 1 972a,
lliday, 1 964, Hasan, 1 968, y Halliday y Hasan, 1 976). Cotéjese también con el uso de esta noción en 1 977a ), Kintsch ( 1 974) y Beaugrande ( 1 980a) La «coherencia» se ha confundido o mezclado a menu­
Crymes ( 1 968), Harweg ( 1 968), Palek ( 1 968), Hobbs ( 1 976) y Webber ( 1 978). Advié11ase que la utili­ do con la «cohesión"; no obstante, parece indispensable establecer una distinción entre la conectivi­
zación que se hace en este manual del término «cohesión» es extremadamente amplia, puesto que in­ dad superficial y la conectividad del contenido subyacente (véase \Viddowson, 1 973, Coulthard, 1 977,
cluye todos los medios de señalización de dependencias textuales superficiales (confróntese con Halli­ y Beaugrancle, 1 980a)
dav, 1 964: 303) . 6. Pueden encontrarse desc1ipciones sobre la causalidad diferentes pero compatibles con la nues­
.
4. Los ejemplos lingüísticos se enmarcarán entre comillas simples. Para otros tipos de ejemplos tra en Schank ( 1 975) y \Vilks ( 1 977b). En IV.46 se mencionan algunos «marcadores" que señalan la
se usarán las comillas angulares" causalidad.
-

38 I\:TRODCCCIO\: .-\ L.-\ Ll\:GCÍSTIC.-\ \:OCIONES B..i.SIC.-\S 39


[7] Se cayó de un ter cer piso v se rompió una pierna 1 0 . O tra manera d e observar los acontecimientos o las situacio­
nes es desde el punto de vista de su ordenación en el TIEMPO. La cau­
el acon tecimiento 'caída' es la CAUSA del acontecimien to 'rotura', pues­ sa, la posibilidad y la razón se caracterizan por su direccionaliclad pro­
to que el primero ha creado las condiciones necesarias para que se gresiva, esto es, el primer acontecimiento es la causa, hace posible o
diera a continuación el segundo. En el ejemplo siguiente, por el con­ �roporciona la razón para que suceda el acontecimiento posterioL En
tJ ario, se aplica un tipo de causalidad más débil: cambio, el propósito se caracteriza por su direccionalidad regresiva,
es decil; la acción posterior conlleva el propósito que ha movido la
[S] María del Campo cocinó un delicioso pastel de chocolate. Horas des­ realización de la acción anterior. Las relaciones temporales pueden lle­
pués, María del Mar robó el pas tel y se lo comió con sus amigas. gar a ser muy complejas, dependiendo de la manera en que se orde­
nen las acciones, los acontecimientos o las situaciones implicadas en
En este caso, la acción de María del Campo ha creado las condi­ ellas. En el ejemplo siguiente:
ciones suficientes, pero 110 necesarias, para que María del Mar pudiera
llevar a cabo su acción (es decir; la ha hecho posible, aunque no obli­ [1 1] Cuando fue a coger un yogur, vio que la nevera estaba vacía
gatoria); a esta relación se le llama POSIBILIDAD.
8. Las relaciones conceptuales mencionadas no agotan todos los nuestro conocimiento estereotipado del mundo nos indica que la ac­
tipos de causalidad. En un ejemplo como el siguiente: ción A 'ir a coger un yogur' sucedió con posterioridad a la acción B
'acercarse a la nevera' (la acción B marca el límite terminal de la ac­
[9] No gana más dinero porque trabaja pocas horas ción B), pero también nos indica que la acción A sucedió al mismo
tiempo que la acción C 'ver la nevera vacía'. La relación de PROXIMIDAD
la primera acción no es la causa o lo que hace posible que suceda la TEMPORAL que puede darse entre dos acontecimientos distintos se con­
segunda, sino que 'no gana más dinero' es indudablemente un resul­ cretará ele maneras diferentes, según los límites establecidos entre las
tado predecible y razonable de 'trabaja pocas horas'. Cuando una ac­ acciones que compongan esos acontecimientos. 7
ción es el resultado esperable de un acontecimiento previo, la relación 1 1 . La sección V.2 5 y ss. se reservan para una exposición sobre
que se establece entre esa acción y el acontecimiento se denomi na RA­ otras relaciones ele coherencia. No obstante, hemos ele señalar que nos
ZON. En resumen: que alguien se caiga de u n tercer piso es la causa (y estamos moviendo s iempre entre consideraciones que van más allá del
no lo que hace posible o la razón) de que se rompa una pierna; que texto, entendi do éste en un sentido restringido como aquello que se ha
alguien haga un pastel hace posible (pero no es la causa ni la razón) dicho o se ha escrito ele un modo explícito. De ello se deduce clara­
que alguien lo robe; que alguien trabaje poco es la razón (y no la cau­ mente que la coherencia no es un simple rasgo que aparezca en los
sa ni lo que lo hace posible) de que gane poco dinero (véase Wilks, textos, sino que se trata más bien ele un producto ele los procesos cog­
1 9 7 7b : 2 3 5 y ss. ). nitivos puestos en funcionamiento por los usuarios de los textos. La
9 . Aún hay otra relación distinta a la d e causa, la posibilidad y la simple yuxtaposición de acontecimientos y ele situaciones en un texto
razón, como puede apreciarse en el ejemplo siguiente: activa operaciones que generan relaciones ele coherencia. Puede ad­
vertirse ese efecto en el ejemplo siguiente:
[ 1 0] La abuela fue a la alacena para darle un hueso a su perTo
[2] Duérmete niño, duérmete ya,
La primera acción de la abuela (dirigirse a la alacena) hace posi­ que viene el coco y te comerá
ble la segunda (darle un hueso al perTo), pero existe una diferencia
muy importante entre los ejemplos [8] y [ 1 0] : en [ 1 0] el agente tiene En el texto se señalan de un modo explícito una serie de acciones
u n PLAN, mientras que en [8] el agente no hizo su pastel para que se ('dormir', 'venir' y 'comer'); las únicas relaciones que se establecen en·
lo llevara u n ladrón. Cuando se planea i ntencionadamente que suce­ tre cada acción son las de AGENTE ('coco') y ENTIDAD AFECTADA ('niño')
da un acontecimiento B a partir de la concreción de un aconteci­ (acerca ele estos términos, véase V. 2 6 y ss. ) . Aunque sea simplemente
miento anterior A, se considera que el acontecimiento B posee u n
PROPOSITO. 7. En IV.47 se analizan algunos marcadores que indican proximidad temporal. Sobre las !i·onte­
ras entre acontecimientos, véase IIL2-l
�OCIO:\ES BASIC..\S
40 I�TRODL:CCIÓ� A L A L l t\ G C Í STICA 41

en virtud de la configuración verbal, es probable que cualquier re­ pecífica dentro de u n PLAN ) . 9 Bien es verdad que -en algún grado al
ceptor textual suponga que las acciones descritas intentan ser una pis­ menos- puede considerarse que, en sí mismas, la cohesión y la co­
ta de la CARACTERIZACIÓN de los agentes (aunque no se dice en ningún herencia son metas operativas que si no se alcanzan podrían bloquear
momento que el niño no quiere dormir y que el coco se come a los la consecución de otras metas discursivas. No obstante, como sucede
niños que no duermen) . Esta operación de enriquecimiento del mun­ de maneJa notoria en la conversación espontánea, los receptores prac­
do textual mediante la aportación del propio conocimiento del mundo tican habitualmente cierta TOLERANCIA hacia producciones lingüísticas
que realiza el receptor se denomina H A C E R INFERENCIAS (véase V. 3 2 de sus interlocutores que difícilmente pueden considerar;e como
y ss .). cohesionadas y coherentes (véase VI.2 y ss.). Una estructura relati­
1 2 . El fenómeno de la coherencia puede ser también útil para vamente confusa como la siguiente (documentada en Coulthard,
perfilar mejor algunas características que debería reunir una ciencia 1 977 : 72) :
del texto sólidamente fundamentada sobre la idea de que el texto es
una forma de actividad humana. Un texto no tiene sentido por sí mis­ [ 1 2] Bien, ¿dónde . . . en qué parte de la ciudad vives?
mo, sino gracias a la interacción que se establece entre el CONOCI­
M IENTO PRESENTADO EN E L TEXTO y el CONOCIM IENTO D E L MUNDO ALMACE·
no provoca trastornos en la comunicación, pues aunque la meta se­
NADO EN LA M E M ORIA de los i nterlocutores (véase Petofi, 1 974, y IX.24-
cundaria de mantener la cohesión no se cumpla por completo, el ha­
40) . De este planteamiento se deduce que los lingüistas textuales han blante consigue alcanzar su meta principal: enterarse de la dirección
de cooperar con los psicólogos cognitivistas en la exploración de cues­ de su i nterlocutor. Ahora bien, también es cierto que si el hablante se
tiones básicas para ambas disciplinas, como por ejemplo el problema obstina tercamente en producir un texto sin cohesión ni coherencia
del sentidoS de un texto. O tra conclusión que puede derivarse de lo ex­ entonces ese texto puede perder buena parte de su interés (véase IX. l S
puesto hasta aquí es que las teorías y los métodos que se u tilicen en y ss.), por lo que la relación comunicativa con el receptor también
la investigación no han de ser DETERMINísncos sino, por el contrario, puede deteriorarse completamente.
PROBABI LÍSTICOS, es decir, deberán aclarar no lo que sucede siempre
14. La cuarta norma de textualidad es la ACEPTABILIDAD. La acep­
sino, por el contrario, lo que sucede 11ormalme11te. Bien es verdad que tabilidad se refiere a la actitud del receptor: una serie de secuencias
hablantes diferentes pueden inferir sentidos ligeramente distintos en que consti � uyan un texto cohesionado y coherente es aceptable para
la interpretación de un mismo texto. No obstante, no cabe la menor un determmado receptor si éste percibe que tiene alguna relevancia
duda de que el «Sentido del texto» es una propiedad bastante estable: por ejemplo, porque le sirve para adquirir conocimientos nuevos �
la mayor parte de los hablantes pueden ponerse de acuerdo sin pro­ porque le permite cooperar con su interlocutor en la consecución de
blemas en cuál es el contenido de un texto, puesto que normalmente una meta discursiva determinada. 1 0 Esta actitud receptora es, en últi­
realizan unas operaciones de interpretación similares (véase V. l ) . ma i nstancia, la responsable de factores tales como el tipo de texto, la
1 3 . Tanto l a cohesión como l a coherencia son nociones centra­
situación social o cultural y la deseabilidad de las metas que preten­
den alcanzar los hablantes. En este sentido, podría interpretarse que
das en el texto que designan operaciones enfocadas hacia los mate·
una de las metas propias del receptor textual es el mantenimiento de
riales textuales. Además de éstas, se necesitan otro tipo de nociones
la cohesión y la coherencia, puesto que tiene la potestad de tolerar las
centradas en el usuario que expliquen con mayor amplitud el fun­
imperfecciones formales que presenta el material textual hasta donde
cionamiento de la actividad comunicativa en la que están implicados
tanto los productores como los receptores de textos. Un ejemplo de ese
tipo de nociones es la tercera norma de textualidad: la INTENCIONALI­ 9. Se ha discutido mucho acerca de la <dntencionalidad•, pero no se ha llegado a nin<>una con­
DAD . La i ntencionalidad se refiere a la actitud del productor textual: �
clusión definitiva. No obstante, pueden consultarse las publicaciones siguientes, � n las que e trabaja
que una serie de secuencias oracionales constituya un texto cohesio­ con este concepto: Wünderlich ( 1 97 1 ), Héirmann ( 1 976), Bruce ( 1 977), Van Dijk ( 1 977a), Schlesinger

nado y coherente es una consecuencia del cumplimiento de las inten­ ? ; � :


0 77), Coh':? ( 1 78), Mc ·� lla ( 1 978), \ ilensky ( 1 978a), Allen ( 1 979) y Beaugrande ( 1 979a y b, 1 980a)
(\ease tamb � en \ L6) Adv1e11ase que qUJ en produce un texto no tiene por qué ser el mismo que lo pre­
.
ciones del productor ( transmitir conocimiento o alcanzar una META es- s��ta, p� r eJemplo e� el caso de la alus10n textual (IX. 1 2); este fenómeno puede incluirse bajo la no­
Cien de mtertextuahdad (acerca de la parodia, véase !.22)
1 0 . Sobre la aceptabilidad, puede consultarse Quirk y Svartvik ( 1 966) y Greenbaum (ed.) ( 1 977).
8. En V.l se distingue entre •significado", entendido como la capacidad que tienen las expresio­
nes l ingüísticas para ser significantes, y "sentido', entendido como el conocimiento que realmente Sobre la aceptación de las metas discursivas de los otros pa11icipantes, véase Cohen ( 1 978), McCaila
transmiten las expresiones que aparecen en los textos. ( 1 978) y Allen ( 1 979)
42 l �T RO D C C C l Ó � A LA L I N G L' i S TI C.-\ NOCIONES BASICAS 43

sus propios intereses se lo aconsejen. En este mismo sentido, la ope­ Parece ser que al receptor se le persuade con mayor facilidad si se
ración de HACER INFERENCIAS mencionada en L 1 1 demuestra de un le obliga a que realice un esfuerzo aportando conocimiento adicional
modo contundente cómo los receptor es apoyan el mantenimiento de para entender el contenido del texto: de esa manera se crea la ilusión
la coherencia mediante la realización de sus propias contribuciones al subj etiva de que el propio receptor; en alguna medida al menos, ha
sentid o del texto. enunciado el texto. El ejemplo [1 4] es más informativo que el ejem­
15. Si el receptor minimiza su grado de aceptabilidad, el proce­ plo [ 1 4a] debido a un factor que constituye la norma de textualidad
so comunicativo puede deteriorarse. Si el receptor cuestiona la acep­ que se tratará a continuación.
tabilidad de lo que dice el hablante, cuando la intención de éste ha 1 7 . La quinta norma de textualidad es la INFORMATIVIDAD. La in­
sido en realidad ser claro y comprensible, el hablante puede conside­ formatividad sirve para evaluar hasta qué punto las secuencias de un
rarlo como una señal de que el receptor no quiere cooperar en el man­ texto son predecibles o inesperadas, 1 1 si transmiten información co­
tenimiento de la conversación o en que ésta transcurra de un modo nocida o novedosa. La afirmación 'probablemente no pueda telefo­
habitual. Véase el ejemplo siguiente (Dickens, 1 947: 774): neamos' es mucho más sorprendente en el escueto ejemplo [ 1 4] que
en el [ 1 4a], donde se presenta, después de una prolija argumentación,
[ 1 3] -Lo que necesitamos, señor, es pruebar esto. como una conclusión lógica. Procesar secuencias con un alto nivel de
-Se dice probar, señor Weller, probar -dijo Pe!! . informatiyidad requiere realizar un esfuerzo mayor que procesar se­
-Bueno, señor -replicó bruscamente el señor Weller-, pruebar cuencias con un baj o nivel de informatividad, pero por el contrario
y probar es lo mismo, poco más o menos; si usted no entiende lo que
también suele ser una actividad mucho más interesante. No obstan te,
quiero decir, señor, estoy seguro de que ya encontraré quien me en­
tienda. el productor textual ha de ser cuidadoso y evitar que la tarea de pro­
-No se enfade, por favor, señor Weller -dijo Pell mansamente. cesamiento que ha de realizar el receptor no sea tan ardua como para
que se ponga en peligro la comunicación.
1 6. En ocasiones, el productor textual especula con la actitud de 1 8. Cualquier texto es, en alguna medida al menos, informativo .
aceptabilidad de sus receptores, presentando textos que exigen que El problema no radica en qué medida la forma y el contenido de un
éste se esfuerce si quiere dotarlos de sentido. Por ejemplo, la Compa­ texto sean predecibles, puesto que, en cualquier caso, siempre habrá
ñía Telefónica Bell advierte a sus abonados: alguna serie de secuencias que no puedan preverse. Con toda proba­
bilidad, un nivel especialmente bajo de informatividad puede pertur­
[ 1 4] Llámenos antes de cavar una zanja. Probablemente no pueda tele­ bar� causar fastidio e incluso provocar el rechazo del texto. Tómese en
foneamos después consideración la secuencia que abre un típico manual científico: 12

La Compañía Telefónica Bell i nvita a que sus abonados i nfieran [ 1 5] El mar es agua
que cuando se excava una zanja se corre el peligro de cortar un cable
telefónico soterrado y, en consecuencia, puede averiarse la instalación El hecho que se afirma aquí es tan conocido por todos que no vale
para llamar por teléfono no sólo a la Compañía Telefónica para que la pena enunciarlo en un libro científico. Nadie duda de que [ 1 5 ] sea
arregle la avería, sino i ncluso para insultar a quienes pusieron ahí ese un texto cohesionado y coherente, y que, como tal, indudablemente in­
cable o para recibir la llamada del jefe e n la que nos despide por co­ tente ser un texto aceptable. Sin embargo, se trata en realidad de un
meter una negligencia profesionaL Resulta curioso que [ 1 4] sea una texto con muy poco i nterés para sus receptores puesto que es míni­
versión más efectiva del mensaje que cualquier otra que, como [ 1 4a], mamen te informativo. Ahora bien, cuando se accede a su continua­
sea más explícita (en el sentido que se expone en 1.6) : ción, el texto va adquiriendo una mayor entidad:

[ 1 4a ] Llámenos antes d e cavar una zanja. Cabe la posibilidad d e que haya


un cable soterrado. Si usted rompe ese cable, se quedará sin servi­ 11 Sobre la informatividad, puede consultarse Shannon ( 1 9 5 1 ) , Weltner ( 1 96.\ ) , Grimes
cio telefónico, por no mencionar que puede recibir además una ( 1 975), Loftus y Loftus ( 1 976), Groeben ( 1 978) y Beaugrande ( 1 978b, l 980a) Véase también el ca­
fuerte descarga eléctrica. En cualquiera de estos casos, usted no po­ pítulo VII
drá telefoneamos. 1 2 .. Con este enunciado comienza el libro de Chanslor ( 1 967: 9). Para un análisis más profundo
del fTagmento véase Beaugrande ( 1 978b)
44 I N TRODUCCIO!'-i A LA LINGU i ST I C A NOCIO!'-iES BÁSICAS 45

[ l Sa] El mar es agua únicamente en el sentido de que el agua es la sus­ [ 1 b] Los conductores deberían conducir despacio, porque los niños que
tancia predominante en su composición .. En realidad, el agua es juegan en las inmediaciones podrían cruzar la calzada sin miraL Los
una mezcla de sales y gases que, además, contiene una cantidad vehículos pueden detenerse con mayor facilidad si circulan despacio
enorme de organismos vivos . . .
podría aclarar cualquier posible duda acerca del sentido, el uso y el
La afirmación de u n hecho obvio e n el ejemplo [ 1 5] funciona como grupo de receptores a quien va dirigido el texto. Ahora bien, en una
punto de partida a partir del cual se pueden realizar a continuación ;ituación como la circulación de tráfico en la que los receptores tie­
afirmaciones con un grado más elevado de informatividad. La expre­ nen limi tada su capacidad y su tiempo de atención, no parece que sea
sión 'en realidad' que aparece en la superficie textual de [ 1 5a] señala lo más apropiado señalizar todas y cada una de las circunstancias que
que la relación entre 'mar' y 'agua' (véase V. 26[l]) no es, en absoluto, puedan concurrir en una situación determinada. Esta consideración
rigurosa. La refutación de una creencia estereotipada eleva el nivel de f·uerza al productor textual a emplear un máximo de economía en su
informatividad del fragmento en que aparece (véase VII. l 6 ) . actividad comunicativa. La si tuacionalidad constriñe con tanta fuerza
1 9. L a sexta norma d e textualidad e s l a SITUACIONALIDAD. L a si­ el intercambio comunicativo que la versión minimizada [ 1 ] es mucho
tuacionalidad se refiere a los factores que hacen que un texto sea RE­ más apropiada que [ 1 b], aunque ésta sea más clara y proporcione una
LEVANTE en la SITUACióN en la que aparece; l 3 ya se vio anteriormente mayor cantidad de información (véase I.23).
que la señal de tráfico 2 1 . La séptima norma de textualidad es la INTERTEXTUALIDAD. La
intertextualidad se refiere a los factores que hacen depender la utili­
[1] NIÑOS zación adecuada de un texto del conocimiento que se tenga de otros
JUGANDO textos anteriores. 1 -l Un conductor que ha visto la señal de tráfico [ 1 ]
DESPACIO probablemente se encontrará más adelante con otra señal del tipo:

podía i nterpretarse de diversas maneras, pero la i nterpretación más [ 1 6] FIN DE LA LIMITACIÓN DE VELOCIDAD
probable era bastante obvia. La facilidad con que los hablantes pue­
den decidir semejantes cuestiones se debe a la influencia de la situa­ No se puede anular el límite de velocidad a menos que anterior­
ción en la que se presenta el texto. En el caso del ejemplo [ 1 ], la señal mente se hubiese establecido una limitación previa. Parece claro que
está emplazada en una localización en la que cierta clase de recepto­ el sentido y la relevancia de [ 1 6] depende del conocimiento que se ten­
res, llamados conductores, probablemente esperan que la señal se re­ ga de [ 1 ] y de la aplicación de su contenido a la situación en curso.
fiera a un determinado tipo de acción, cuyo cumplimiento o desobe­ 22. La intertextualidad es, en un sentido general, la responsable
diencia puede afectarles. Parece razonable suponer que 'despacio' ha de la evolución de los TIPOS DE TEXTOS, entendiendo por 'tipo' una cla­
de entenderse como un requerimiento para reducir la velocidad, más se de texto que presenta ciertos patrones característicos (véase IX. l
que como un anuncio acerca de las capacidades físicas o mentales de y ss.). Cada tipo de texto en particular posee un grado diferente de de­
los niños. En ese mismo contexto, los peatones entenderán que el tex­ pendencia de la intertextualidad. En ciertos tipos de textos como la
to de la señal no es relevante para ellos, porque su velocidad de mar­ parodia, las reseñas críticas, las contraargumentaciones o los i nfor­
cha no puede poner en peligro a nadie. Todo ello demuestra que el mes, el productor textual ha de consultar continuamente el texto prin­
sentido y el uso de ese texto se ha decidido por medio de la situación cipal para construir su discurso paródico, crítico, contraargumentati­
en la que aparece. vo o informativo, y, con toda seguridad, los receptores textuales nece­
20. La situacionalidad puede afectar i ncluso a los medios de co­ sitarán conocer el texto previo para entender el texto actual. Como
hesión. Por un lado, una versión del texto similar a la siguiente: ejemplificación de este planteamiento, recuérdese que hace algunos
años apareció un anuncio en varias revistas con la fotografía de un jo­
ven que imploraba:
1 3.La "situacionalidad» ha recibido un tratamiento más adecuado en disciplinas como la socio­
lingüística y la etnometodología que en la propia lingüística. Pueden consultarse los artículos reuni­
dos en Gumperz y Hymes (eds.) ( 1 972) y Bauman y Scherzer (eds ) ( 1 974). Dittmar ( 1 976) ofrece un 1-l.. Puede encontrarse un uso más I estringido de la noción de « intertextualidad" en Klisteva
panorama global de la sociolingüística 0 968); Quirk ( 1 978) presenta una concepción más parecida a la nuestra.
46 r :--; TRODl)CCIÓ'\ A LA L I '\ G C Í ST ICA '\OCIO:\ES B.i.SICAS 47

[ 1 7] Tú que estás en las alturas, concédeme un DON 's 24. A lo largo de este manual analizaremos los principios consti­
tutivos y regulativos de la comunicación textual . En cuanto a los prin­
Cierto profeso!� que estaba esperando a que el Ministerio fi nancia­ ci pios constitu tivos, nos ocuparemos de la problemática que plantea
ra su proyecto de investigación, rec01tó el texto del anuncio y, reto­ cada una de las siete normas de textualidad. En cuanto a los princi­
cándalo ligeramente, lo pegó en la pue1ta de su despacho.: pi os regulativos, intentaremos demostrar de qué manera la eficacia, la
efectividad y la adecuación controlan la constitución y el uso de los
[ 1 7a] Tú que estás en las alturas, concédeme un DON text os. No ha de sorprender a nadie que la propia naturaleza de los te­
mas a tratar nos aleje a veces ele las fronteras conocidas de la linaüís­
"'
En su contexto original, [ 1 7] era una incitación para que el públi­ tica. Más en concreto, en algunos momentos ele nuestro estudio nos
co adquir iera una determinada marca de pantalones vaqueros (ooN's). veremos obligados a confiar en los resultados obtenidos por otras dis­
En el nuevo con texto, [ 1 7a ] parece en principio fuera de lugar: la co­ ciplinas, especialmente la CIENCIA COGNITIVA, un campo en el que se en­
locación de un recorte de revista en la puerta de un despacho difícil­ trecruzan la lingüística, la psicología y la inteligencia artificial (véase
mente ayudará a conseguir la financiación de un proyecto de investi­ X.3 y X .26 y ss. ) . Téngase en cuenta que para poder explicar ele un
gación . Sin duda alguna, para acceder a una interpretación compe­ modo competente algo en apariencia sencillo, como qué es un texto,
tente ele [ 1 7a ] se ha de recurrir al conocimiento del texto anterior [ 1 7] hemos de recurrir a la interrelación de factores que afectan tanto a la
y ele la intención que lo produjo. Una vez que se tiene en cuenta esta cognición como a la planificación y al entorno social en que se en­
información, puede entenderse mejor que lo inesperado de la nueva marcan los acontecimientos comunicativos. Quizá no sea demasiado
versión incremen ta el interés y la informatividad del texto reutilizado ilusorio esperar que el con torno excesivamente amplio de la ciencia
(véase 1. 1 7) . Este efecto de sorpresa suple la falta de relevancia situa­ del texto que hemos intentado bosquejar en este manual se vaya lle­
cional inmediata y revela, además, la intención humorística que ha nando gradualmente de contenido gracias al trabajo de los investiga­
movido al nuevo usuario textual. dores ele diversas disciplinas que compartan nuestro m ismo compro­
23. En este capítulo se ha hecho una primera presentación de las miso por el estudio del uso del lenguaje entendido como la actividad
siete normas de textualidad: cohesión (1.4-5), coherencia (1.6- 1 2), i n­ humana más importante.
tencionalidad (I. 1 3 ) , aceptabilidad (!. 1 4- 1 6 ), informatividad, s ituacio­
nalidad (!. 1 9-20) e intertextualidad (1. 2 1 -22). Estas normas funcionan
como los PRINCIPIOS CONSTITUTIVOS (en el sentido en que emplea este
término Searle, 1 969: 3 3 y ss.) de la comunicación textual: estas siete
normas crean y definen la forma de comportamiento identificable
como « comunicación textual» . No puede quebrantarse ese conjun to ele
normas sin atentar contra el proceso comunicativo mismo. Existen
también PRINCIPIOS REGULATIVOS (ele nuevo siguiendo a Searle) que, más
que definirla, controlan la comunicación textual. En nuestro modelo
prevemos la existencia de al menos tres principios regulativos. La EFI­
CACIA de un texto depende de que los participantes empleen o no un
mínimo de esfuerzo e n su utilización comunicativa. La EFECTIVIDAD de
un texto depende de si genera o no una fuerte impresión en el recep­
tor y si crea o no las condiciones más favorables para que el produc­
tor pueda alcanzar la meta comunicativa que se había propuesto. La
ADECUACIÓN de un texto depende de si se establece o no un equilibrio
entre el uso que se hace de un texto en una situación determinada y
el modo en que se respetan las normas de textualiclad. I S

1 5. Más adelante se apela a este concepto en IL6, III.9, IV. ! ! , 28, 37, VIL28, VIII 1 1 , IX. ! ! y XJ6.

Potrebbero piacerti anche