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LA EMOCIÓN

DEL SÍNTOMA
Asumir nuestro poder y responsabilidad

• Estamos acostumbrados a atribuir la causa de nuestras enfermedades únicamente a


factores externos. No obstante, tenemos mucho más poder del que creemos.
• Está contrastado empíricamente que los conflictos emocionales tienen una influencia
directa sobre la salud y el bienestar de las personas. Si reprimimos o juzgamos
nuestras emociones y las mantenemos en el tiempo, pueden llegar a generarnos un
estrés muy importante
La inteligencia de nuestro cuerpo

• La mente somática se refleja en nuestro lenguaje, se conoce como el lenguaje de


los órganos: “tuve una intuición visceral”, “seguí los dictados de mi corazón”, “me
revuelve las tripas”, “es difícil de digerir”, “me parte el corazón”… (ejemplo
examen-diarrea).
• Todas las emociones son necesarias, todas cumplen una función biológica y
adaptativa. El secreto está en permitirnos expresarlas.
El problema no es lo que pasa, sino cómo percibimos
lo que pasa, lo que determina nuestra reacción
corporal y nuestro estado emocional.
Personalidad psicosomática:

• Adaptación social excesiva.


• Incapacidad de contactar con las propias emociones.
• Relaciones carentes de afecto.
• En la sociedad actual, hay un esfuerzo desmesurado por pertenecer a un grupo, a un
sistema. No obstante, la excesiva necesidad de «formar parte» a veces nos lleva a
renunciar a quien realmente somos, a abandonar partes de nosotros mismos por
ajustarnos a lo que los demás esperan de nosotros. Hay que empezar a mostrarse tal y
como uno es. Esa es la única manera de empezar a estar con uno mismo.
La comunicación es la base de cualquier sistema:

• Personas que no sienten que puedan dar su opinión y se quedan callados para no ofender
a nadie.
• Personas que sienten que, cuando hablan y opinan, molestan y son excluidos.
• Personas que sienten que sus ideas no se tienen en cuenta y son ignoradas.
• Personas inmaduras que no pueden ni tan siquiera expresarse porque a la mínima que
hablan de algo que sienten que se genera conflicto.
• Personas que no muestran su desacuerdo, no establecen ciertos límites necesarios y se
sienten invadidos.
Preguntas reflexivas que podemos hacernos:

• ¿Qué aspectos importantes de mí he reprimido para mantener una relación?


• ¿De qué forma me disfrazo frente a la otra persona?
• ¿Me sé valorar frente a la otra persona, sé ser asertivo/a?
• ¿Me siento relajado/a o tenso/a cuando estoy a su lado?
• ¿Siento que la otra persona quiere hacerme la vida más fácil? ¿Se la quiero yo
hacer más fácil?
Aplicación práctica (1)

Piensa en un momento en el que has percibido que no podías expresar lo que realmente
sentías, o que al hacerlo te has sentido juzgado. Presta atención a cómo actúas, cómo
respondes.

• Ejemplo: ‘’El otro día, a la hora de comer, estábamos mi mujer, mis dos hijos y yo. Le dije a
mis hijos que tuvieran cuidado cuando salieran a comprar al supermercado; mi mujer
respondió que soy un exagerado y un alarmista, que lo único que consigo es meterles
miedo, y que mejor me quede callado.’’
Ahora piensa en una persona admires y que sabes que daría una respuesta o realizaría una
conducta muy diferente en esa misma situación.

• Ejemplo: ‘’ Me diría que tengo el mismo derecho sobre mis hijos para opinar sobre la
situación. Que más allá de que tenga o no razón, tengo el derecho de decir lo que pienso y
ser respetado.’’
A partir de ahí, ¿qué tendrías que sostener una vez aplicaras ese consejo? ¿Qué incomodidad
tendrías que aprender a sostener? ¿Quién no estaría de acuerdo contigo?

• Ejemplo: ‘’ Por un lado, tendría que sostener el desacuerdo de mi mujer y saber mantener mi
postura. También tendría que sostener una mayor responsabilidad para con mis hijos; si se
termina haciendo lo que yo digo, es un «peso» que también sentiría.
Gracias.

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