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ISAE UNIVERSIDAD

LICENCIATURA EN PREESCOLAR
LPRE #16

NOMBRE: URRIOLA NEREIDA 12-701-1060

PROFESOR: DONOSO JESÚS

MATERIA: HISTORIA DE PANAMÁ

TEMA:
LEGADOS DE LA CONQUISTA EN AMERICA Y PANAMÁ

FECHA:
17 DE JULIO DE 2019
ii

INTRODUCCIÓN
La conquista del continente americano, por parte de los españoles fue un
acontecimiento trascendental e histórico, dado al impacto y transformación que trajo
consigo. Esta intervención produjo el comienzo a la evolución con pasos a los
somos hoy en día.

El legado que nos dejaron los españoles en América, produjo nuevas lenguas,
hábitos, formas de vida, mejoras en la producción agrícola e incluso la introducción
del comercio como industria pujante del posicionamiento económico y social al nivel
global, entre otras muchas cosas positivas y a la vez negativas para nuestro
continente.

Así como en América, en Panamá, causo también un gran impacto el


asentamiento de estos personajes; como en otros países de la región, pero con la
diferencia de que ellos vieron en Panamá, una oportunidad visionaria para
engrandecer las riquezas de la corona española de aquel entonces.

Todo este poderío asentado en nuestro Istmo, produjo guerras, masacres, robos
hacia nuestros primeros habitantes, los cuales eran quienes valoraban realmente
nuestra riqueza en fauna, flora, tierras, bosques y recursos naturales e hídricos. Y
sin dejar a un lado la mezcla de razas la cual produjo un gran mestizaje y del cual
son descendientes las generaciones posteriores a todo esto.

A continuación, dentro del texto de este documento se expondrá una breve


investigación sobre los “Legados de la Conquista española en América y en
Panamá”, de manera que el lector se encontrara con información acerca del
asentamiento de los españoles en América y en el Istmo, el legado producto al a
intervención cultural, económica, racial, religiosa y económica que se dio. La
presente investigación está acompañada por citas bibliografías y referenciales en
formato APA, el cual busca darle respeto al derecho de autor y fuentes de
información legitimas.
iii

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ii
1. LEGADO DE LA CONQUISTA ESPAÑOLA EN AMÉRICA 1
1.1. Población y Territorio 1
1.2. Legado Cultural 3
1.3. Legado en la Religión 3
1.4. Legado en el Comercio y la Economía 4
1.5. Administración Institucional 7
1.6. Independencia 8
2. LEGADOS DE LA CONQUISTA ESPAÑOLA EN PANAMÁ 9
2.1. Idioma 10
2.2. Intercambio Comercial 13
2.3. Agricultura y Ganadería 14
2.4. Raza y Mestizaje 15
2.5. Ideología Religiosa 15
CONCLUSION iv
REFERENCIAS v
INFOGRAFIA WEB v
1

1. LEGADO DE LA CONQUISTA ESPAÑOLA EN AMÉRICA

El legado de la conquista española en América, estaba intacto después de varios


siglos, cuando sus territorios se sintieron fuertes para separarse de la colonia
española.

Entre su legado caló y ha perdurado su


lengua, cultura, ciudades, religión cristiana y
una deplorable organización administrativa y
comercial, quedaban como herencia para
que una nueva sociedad emergerá.

Según Jacques Lafaye: “Sólo por una falsa perspectiva histórica y, en


consecuencia, por un anacronismo, hablamos de la conquista de América. En
realidad, hubo conquistas, en regiones muy alejadas unas de otras, que poco a poco
fueron revelándose como partes del gran conjunto geográfico que comprendía un
inmenso continente e islas.” (Lafaye, 1999, pág. 20)

A principios del siglo XIX, toda masa territorial de habla española en América, se
proclamó independiente de España, siguiendo los pasos que pocos años antes
había dado la América anglosajona respecto de Gran Bretaña. Dicho territorio se
extendía sin pérdida de continuidad de norte a sur, abarcando casi 14 millones de
km², donde vivían aproximadamente 13.5 millones de personas.

1.1. Población y Territorio


Entre las colonias británicas, pasaron de 0,8 millones de km² a más de 2 millones
en población después de la independencia, no eran del todo homogéneas, pues,
aunque el 80% de la población blanca era de origen inglés, escocés e irlandés,
había muchas diferencias entre ellas. La diversidad de estructuras sociales,
religiosas, económicas y mentales podía apreciarse con claridad.
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El territorio que ocupaba la América española era seis veces más grande que el
de la Anglosajona, y tenía más del doble de habitantes.

Los periódicos españoles de la época se hacían eco del destacado aumento de


población de Estados Unidos, el joven país que en diez años había crecido en más
de 1 millón de habitantes, y ya contabilizaba cinco millones de personas libres en
1800, y casi un millón de origen africano, la mayoría esclavos. Aparte había que
sumar los 600.000 indígenas que habitaban el territorio bajo su control.

Posteriormente, unos diez años


más tarde, en 1810, Estados Unidos
tenía 10 millones de habitantes, de
los cuales 1,5 millones eran
esclavos negros y los indígenas se
habían reducido a 325.000. En el
censo de 1890 con todo el territorio
continental ya ocupado de costa a
costa, la población era de
62.947.714 habitantes de los cuales 248.000 eran indígenas. A estos, la ciudadanía
estadounidense no se les concedería hasta 1924.

Inicialmente la mayoría de la población norteamericana constituía una sociedad


eminentemente rural, obteniendo muchos granjeros concesiones de tierra en
distintos lugares improductivos y áridos, que trataron de convertirlos en fértiles.
Cuando no lo conseguían cambiaban su residencia y recorrían el territorio buscando
otro lugar.

En la América española, a finales del siglo XVIII, la población se repartía entre


los 7 millones de la Nueva España Continental (incluida Guatemala) y los casi 5,5
millones que habitaban en América del Sur. Eran mayoritariamente indígenas
(46%), con una minoría de blancos (20%), mestizos o mulatos (26%) y negros (8%),
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la mitad aproximadamente libres. A diferencia de la Anglosajona, aquí los elementos


indígenas, europeos, asiáticos y africanos se habían mezclado para dar vida a un
nuevo pueblo multicultural y multiétnico.

1.2. Legado Cultural


En la América Anglosajona el inglés, el holandés
y el alemán se hablaban en las colonias,
extinguiéndose todas las lenguas propias
autóctonas.
En Hispanoamérica, la lengua española se
hablaba en todo su territorio, pero era compatible
con varias lenguas autóctonas, como el Quechua, el Aimara, el Maya, el Guaraní y
el Náhualt.

1.3. Legado en la Religión


La religión colonial en la América Anglosajona, estaba compuesta por múltiples
confesiones, en la que no llegó a dominar ninguna sobre el resto, pero donde la
presencia del protestantismo y del puritanismo fue notable. Estaba prohibida la
religión católica de “los papistas”; la libertad de culto oficial no llegó hasta después
de la Revolución de Independencia.

Para (Bonavía, 2001, págs. 55, 56): La conquista de América no se realizó


únicamente bajo la perspectiva de una conquista política o de una
explotación económica, sino que también fue realizada desde una
perspectiva de empresa misionera. De ahí que la Iglesia desempeñase un
papel importante en la organización de la vida americana y constituyese un
poder que tuvo que establecerse y regularse de cara a las exigencias del
poder civil. La unidad básica de la estructura eclesiástica, similar al cabildo,
la formaban las parroquias, bajo la tutela espiritual del párroco. Estaban
sometidas a la autoridad eclesiástica superior de los obispos y arzobispos,
que velaban por las diócesis, las cuales abarcaban varias parroquias. Pero
la Iglesia dependía del Estado: el derecho de patronato, concedido por el
Vaticano en 1518, establecía una relación a la que la Iglesia debió ajustarse
durante todo el tiempo de la dominación colonial. En virtud de ese derecho,
el Consejo de Indias presentaba al rey una lista de propuestas para el
nombramiento de arzobispos y obispos, que finalmente, elegía el monarca.
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En la América española, la religión como


segundo elemento aglutinante en la
configuración de una identidad nacional
después de la lengua, era la católica de
forma mayoritaria, lo que daba sentido a la
unidad entre los territorios.

1.4. Legado en el Comercio y la Economía


Es curioso observar como la independencia en América fue tan distinta en el
Norte Anglosajón y en el Sur Español. Norteamérica terminó adoptando un sistema
proteccionista y autárquico, mientras que la América española optó por el de Simón
Bolívar, librecambista.

Por ello, Estados Unidos, tuvo una economía protegida y proteccionista, hasta
que se encontró en una posición lo suficientemente fuerte para abrir sus fronteras a
los productos extranjeros. Sus principales ramas de la actividad económica eran
entonces la agricultura, las manufacturas, la construcción naval, la minería, la pesca
y el comercio.

Aproximadamente el 90 % de su fuerza
laboral al final del siglo XVIII estaba
relacionada directa o indirectamente con la
agricultura. Los principales problemas eran
la falta de medios de transporte y los
precarios medios de comunicación.

En los Estados del norte predominaba el trabajo libre; la agricultura solía ser de
subsistencia y el cultivo principal era el trigo. En los Estados del sur existían grandes
plantaciones que se dedicaban a producir tabaco, arroz y, más tarde, algodón para
el mercado europeo, sobre la base del trabajo de los esclavos.
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En 1800 la América española era un


mercado que consumía del exterior,
manufacturas, alguna maquinaria y algunos
alimentos. Era en gran medida autosuficiente y
exportaba algodón, añil, grana, cacao, tabaco,
cuero, palos tintóreos y metales preciosos.

Disponía de una importante industria de base como las tintóreas, madereras y


salineras para obrajes, construcción de barcos y salazón de carnes y pescados,
respectivamente.

Los bienes de consumo industrializados eran la loza y la cerámica, el mobiliario,


las medicinas, la joyería, las bebidas alcohólicas, los derivados del sector
alimentario, graso y curtidos.

Existían industrias para la producción de azúcar, frutas en conserva, maíz,


quesos, velas, jabones, zapatos,
badanas, suelas y sillas de montar.
Poseía una producción agropecuaria y
una minería notables y una producción
ganadera en todos los Virreinatos.

Nueva España exportaba tanto a Asia como a Europa y a otros dominios


americanos plata en barras, en moneda y en piezas de orfebrería; grana cochinilla,
añil y palo de Campeche para el teñido de telas; carey y perlas de la Baja California;
objetos de hierro forjado, cerámica de Puebla, Guanajuato y Nueva Galicia; textiles
de algodón y lana, chocolate, vainilla y recipientes de vidrio.
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De gran importancia fueron las leyes destinadas a permitir el libre comercio entre
las distintas provincias y reinos de América y con
otras naciones europeas (1778) para lo cual abrió
al comercio 13 puertos de España con 27 de Indias.
Además se dispuso el fin del monopolio que
mantenía el Galeón de Manila en el comercio con
Oriente, y se inició la apertura al «comercio
neutral», es decir, con países como Dinamarca,
Suecia y Estados Unidos (1797).

En México, Perú y Bolivia la economía minera era relevante y en Argentina el


puerto de Buenos Aires tenía una posición privilegiada. En Chile existía una potente
economía agropecuaria y agrícola, así como producción de plata y cobre.

En la América española, cuando se produjo la independencia, la condición de los


indígenas americanos era notablemente superior a la del proletariado europeo; en
1800, los mineros mejicanos eran los
mejores pagados del mundo después de
los de Silesia, y su agricultura era la más
productiva tras la francesa, multiplicando
por 1.8 cada hectárea de la de Castilla.
Humboldt escribió: “el minero novohispano es un hombre libre y el mejor pagado
que he conocido

La Independencia tuvo un costo económico muy alto. La separación de España


no trajo, como soñaban los liberales el auge comercial al eliminarse las restricciones
mercantiles. La producción decreció, virtualmente se perdieron los antiguos
mercados, el crédito escaseó y la renta per cápita tardó en recuperarse.
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Desapareció el monopolio comercial


y, por tanto, el proteccionismo, con el
consiguiente empobrecimiento de
muchas regiones, incapaces de
competir con las industrias de Europa.

Entre 1820 y 1850 los países menos afectados obtuvieron crecimientos positivos
del indicador de PIB por habitante como Chile que aumentó un 20.4% y Argentina
un 5.8%.

Los situados destinados a los puertos


fortificados como La Habana y
Cartagena dejaron de llegar, paralizando la
otrora intensa actividad mercantil que
disfrutaban con los gastos en
construcciones y muelles y con la actividad
de las milicias, suspendiéndose por completo el comercio con España.

La independencia económica fue una utopía, ya que las nuevas naciones


cayeron en la más absoluta dependencia de ingleses y franceses, de la que no
saldrían hasta la llegada del nuevo patrono norteamericano.

1.5. Administración Institucional


La monarquía española se transformó profundamente durante el siglo XVIII
cuando la casa de Borbón acentuó la
centralización absolutista. Influida por la
ilustración francesa, la fisiocracia y el
mercantilismo, la Corona ejecutó
amplias reformas fiscales y comerciales, tanto
en España como en sus territorios
americanos.
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Desde un principio España habría de reforzar la tradición de autoritarismo


que ya en tiempos de los aztecas y los incas había imperado entre los
pueblos del continente recién descubierto. En una primera etapa, el gobierno
se ejercía personal y militarmente, ya porque se obtuviese por elección
delegada por la corona a los cabildos, ya por usurpación de los jefes de
expediciones, que compartían tal gobierno con subalternos calificados en
regiones recién conquistadas. No faltaron religiosos, como Bartolomé de las
Casas, que defendieron ardorosamente a los indios. (Bonavía, 2001, pág.
52)

La estructura institucional del Imperio español con sus múltiples conexiones por
medio del idioma, las leyes, las costumbres y la familia demostró una organización
insólitamente poderosa. Si se puede decir que el ordenamiento político y la
regulación económica limitaba parcialmente las oportunidades de los
hispanoamericanos de participar en la expansión del comercio Atlántico, también
hay que reconocer que los protegía de los rigores del capitalismo mercantil que
regía dicho comercio.

1.6. Independencia
La desaparición del aparato estatal español dejó un vacío que los países
independizados no estaban preparados para cubrir. Las burguesías liberales que
dirigieron o apoyaron los movimientos de independencia, no estaban en condiciones
de organizar sistemas de poder capaces de sustituir a la antigua potencia.

No hubo cambios en la estructura


administrativa, ni tampoco mejoras sociales de las
llamadas castas: criollos, mestizos, morenos, ni
para los indígenas ni para los esclavos negros. La
independencia no fue unida a ninguna mejoría
económica ni social ni administrativa.

Una característica común es que, con la independencia, tanto en Angloamérica


como en la América española, se intentaron hacer confederaciones de países, pero
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solo triunfaron en la primera; en el sur a pesar de tener como modelo el ensayado


en el norte con éxito, fracasaron.

El Imperio español por otra parte había llegado a su final y los movimientos
independentistas debido a su natural efecto disgregador fueron la causa de su
fragmentación en los países nacientes.
Es esta tradición hispánica de un solo sistema gobernante, una organización
económica integrada y racionalizada, y una omnipresente matriz cultural, la que
imbuye la comprensión bolivariana del poderío y el potencial de una América unida.

Nadie que se considere amigo de la


verdad puede negar que España llevó una fe,
una lengua, una cultura compleja y rica al
Nuevo Continente; sin que nación alguna se
le parangonara, se preocupó por evangelizar
a los pueblos donde se asentó y por otorgar
a los naturales una dignidad y unos derechos
de los que carecían los súbditos de otros pueblos de la Tierra.

En todo caso, España, además de crear nuevas sociedades hispanas y de


haber impuesto en América su concepto de civilización y su insoslayable
fe cristiana, había conseguido la autofinanciación de sus territorios americanos y
había dejado intacta toda la riqueza de sus tierras, sus mares y sus gentes, para
que un nuevo régimen ganara el futuro.

2. LEGADOS DE LA CONQUISTA ESPAÑOLA EN PANAMÁ

El Istmo de Panamá es una de las regiones que más tarde se sumó al


movimiento de Independencia de Hispanoamérica. Aquí no hubo rastros de un
movimiento autonomista sino hasta 1820, y la primera declaratoria de
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independencia no llegó sino hasta noviembre de 1821, cuando ya el proceso estaba


consolidado en esta parte del continente.

“En realidad, si bien la función del istmo de Panamá como puente terrestre
entre dos continentes fue un determinante factor geográfico en el
desenvolvimiento de los indígenas que residieron allí antes del contacto
español, debe achacarse igual preponderancia a la heterogeneidad
ambiental de un territorio bañado por dos océanos ecológicamente disímiles
entre sí y caracterizado por un sinfín de ríos y valles que facilitan las
comunicaciones en dirección perpendicular a las cordilleras y las
obstaculizan en un sentido longitudinal.” (Alfredo Castillero Calvo, Fernando
Aparicio, 2004, pág. 5)

Fue el navegante español Rodrigo Bastidas quien recorrió hace poco más de
500 años una de las costas de un istmo que, en verdad, había sido descubierta por
los antepasados de los indígenas panameños hace más de 12,000 años. No
podemos celebrar, en cambio, el aniversario de la primera pisada de quien fuera el
jefe de estos antiquísimos grupos de cazadores y recolectores en suelo panameño
porque el prehistoriador no tiene la posibilidad de
contar el tiempo en años, sino, con la ayuda del
fechamiento radiocarbónicoi, en milenios, siglos o,
si tiene mucha suerte, décadas. Tampoco
sabemos cómo se llamaba esta persona, ni qué
idioma hablaba, ni si se le permitía casarse con su
sobrina o comer carne de caballo - facetas del
comportamiento humano que sí están al alcance de la historia documental y de la
antropología social.

2.1. Idioma
El tamaño de la población entre Azuero y Darién, antes de la llegada de los
conquistadores españoles era de entre 150 y 250 mil habitantes,1522, cuando se
fundan las ciudades españolas y se realizan las primeras encomiendas, sólo
pudieron contabilizarse 8.729 personas.
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Los españoles introdujeron un idioma más a los muchos que se hablaban


en Panamá en 1501 (Umaña, 1991), nuevas tecnologías, una economía
monetaria y un extraño simbolismo religioso. También agregaron varios
animales domésticos a la dupleta precolombina - el pato real (Cairina
moschata) y el (Richard Cooke, Luis Alberto Sánchez, 1992) - y algunas
plantas cultivadas, como la caña de azúcar y los plátanos (Crosby, 1991), a
las muchas que los indígenas venían sembrando en tierras istmeñas desde
hacía muchos milenios. La invasión y colonización españolas fueron
acompañadas, además, de muchos patógenos que se burlaron
mortíferamente de los sistemas de inmunidad de los amerindios causando
un desplome demográfico que en muchas partes precedió la presencia física
de los invasores europeos (Dobyns, 1983; Ramenofsky, 1988:1-21).

En un lapso menor a 20 años, entre 1501, fecha supuesta de la llegada de


Rodrigo de Bastidas a la costa caribeña del Istmo de Panamá, y 1519, cuando se
funda la ciudad de Panamá, en la costa del Pacífico, se produjo la destrucción de la
sociedad indígena que habitaba el centro y el oriente del istmo, entre la península
de Azuero y el Darién. Fue una verdadera hecatombe que liquidó demográficamente
a la cultura “cueva”, como la han denominado los antropólogos, o la cultura Kuna o
Dule.

De manera que el proceso de conquista sobre Tierra Firme, “Castilla del Oro” o
el Istmo de Panamá, se estructuró con dos
objetivos claros: la búsqueda del paso hacia las
islas Molucas o China, y la apropiación del oro
local. No hubo, al menos durante las tres
cuartas partes del siglo XVI, intención alguna de
dominio económico para aprovechar la
producción agrícola indígena, ni mucho menos el establecimiento de colonias
agrícolas por parte de los propios colonizadores.

El resultado de este holocausto se aprecia mejor, si se toma en cuenta que, entre


1519 y 1522, cuando se fundan las ciudades españolas de Panamá, Nombre de
Dios y Natá, y se realizan las primeras encomiendas, sólo pudieron contabilizarse
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8.729 personas, que fueron entregados en “encomienda” a 120 españoles. En Natá


no llegaban a 3.000 los indígenas repartidos.

Según (Carles, 1969, pág. 8) en su libro 220 Años del Periodo Colonial en
Panamá: “Recorrida la costa Pedrarias decidió el 15 de agosto de 1519, establecer
en Panamá una ciudad que sirviera de punto de partida a las exploraciones que se
hicieran en las costas del mar del sur. Así, desocuparía, lo más pronto posible lo
que le fuera la ciudad de Santa María que le “era odiosa” por haber sido fundada
por Vasco Núñez de Balboa.”

Sólo se salvaron de este desastre las comunidades que habitaban la cordillera


hacia el occidente y en la vertiente caribeña, que permanecieron aislados y en
resistencia a los conquistadores. Las kunas llegarían posteriormente, procedentes
del Golfo de Urabá, ocupando el espacio deshabitado que dejaron la extinta
población cueva y los propios españoles en la Zona del Darién, según la versión
prevaleciente entre historiadores y antropólogos.

La penetración española en Veraguas y Coclé


del Norte, expandiéndose desde Natá, sólo se
consolidaría en las últimas décadas del siglo XVI.
En lo que hoy es la provincia de Chiriquí tardaría
más porque, aunque tempranamente se fundó
Fonseca, ésta fracasó.

La situación descrita convirtió la ausencia de mano de obra en un problema


crónico a lo largo de los siglos XVI y XVII. Problema que se intentó resolver, primero
con indígenas esclavizados procedentes de la zona de Nicaragua y, posteriormente,
con mano de obra esclavizada de África. De acuerdo a Castillero, los españoles
organizaron política y económicamente el espacio a partir de la fundación de
ciudades. Bajo esa lógica, Pedrarias Dávila en representación de la Corona,
abandonó pronto a Santa María La Antigua, fundada en el golfo de Urabá por las
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huestes de Vasco Núñez de Balboa, motivado por la pobreza de sus suelos, el


agotamiento de los lavaderos de oro y el proyecto de expansión hacia el norte,
Centroamérica, y hacia el sur, hacia el Perú.

El despoblamiento del Istmo no estaba restringido a los indígenas, sino también


a la población española, que marchaba al sur. Hacia 1537, en Natá, por ejemplo,
sólo quedaban 15 encomenderos y alrededor de 600 indígenas. A mitad del siglo
XVI, en el entorno de la ciudad de Panamá, ya existía una importante presencia de
esclavos africanos, pero no hay registros estadísticos de esta población para esas
fechas.

2.2. Intercambio Comercial


El comercio de todas las colonias españolas estaba bajo los dictámenes de la
corona. Con el fin de aprovechar al máximo la nueva fuente de materias primas de
alta calidad, España estableció un monopolio comercial con América. Para ello se
implementó el sistema de flota y galeones, que
consistía en la circulación de navíos mercantes
desde Europa hacia América y viceversa, los que
transportaban las materias primas y los productos
manufacturados para ser transados. Estos,
además, eran vigilados de cerca por barcos de
guerra (galeones), los que aseguraban la integridad
de las mercancías y de la tripulación.

“Así, la etapa colonial que va de 1501 a 1821 implicaría el desarrollo de rutas


alternativas en el Istmo para la transportación del oro y la plata de las minas del
Perú a la Madre Patria (España). Este periodo colonial se caracterizó por el uso del
camino de cruces y las ferias de Portobelo; este último, verdadero mercado global
de la época.” (Tola, 2013)
14

Gracias a esta modalidad, el intercambio era continuo. Los comerciantes de


nuestro país, por medio de sus agentes, llegaban a la ciudad de Portobello
(Panamá) para adquirir los productos manufacturados provenientes de Europa,
entre los que destacaban armas, joyas, aceite, vino y telas. Su traslado
incrementaba considerablemente el precio de venta, lo que, paralelamente,
fomentaba el contrabando de mercancías para conseguirlas a menor costo.

El monopolio comercial era tan estricto que incluso el intercambio entre las
mismas colonias estaba fuertemente vigilado. Este hecho cambió de forma
progresiva a contar del siglo XVII, cuando la corona flexibilizó las trabas
comerciales. Una de ellas repercutió de manera directa en nuestro país, ya que
permitió la apertura de dos importantes puertos, Valparaíso y Talcahuano.

2.3. Agricultura y Ganadería


La actividad ganadera predominó durante los primeros cien años de la Colonia,
siendo el sebo y el cuero los principales productos. Mientras el primero constituía la
materia prima en la elaboración de las velas, el segundo era exportado hacia Perú,
donde era transformado en diversos objetos, como suelas, badanas o cordobanes.

Durante el siglo XVIII la agricultura fue la actividad


económica más importante. Factores externos (una
devastadora plaga arrasó con casi la totalidad de los
cultivos peruanos) aceleraron la demanda de nuestros
productos, especialmente del trigo.
Chile fue considerado, entonces, el granero del Perú,
haciendo disminuir así las labores ganaderas e
implementándose incluso una red vial para facilitar la exportación de los productos
agrícolas.

Entre los cultivos más frecuentes que se desarrollaron en las estancias se


encontraban el trigo, la cebada, el maíz, árboles frutales, hortalizas y viñedos.
15

2.4. Raza y Mestizaje


El mestizaje, además de ser una mezcla étnica, provocó un sincretismo tanto
religioso como cultural entre españoles e indígenas. Además de esto, provocó un
cambio en la sociedad jerarquizada, ya que
era aplicada según color de piel, y origen. El
mestizaje trajo consigo una considerable
baja en la población indígena y española, y
los mestizos se transformaron en la principal
mano de obra y en la fuente principal de
trabajo en el siglo XVII.

2.5. Ideología Religiosa


Desde los comienzos de la época de la Conquista, los sacerdotes venían
dispuestos a evangelizar a los indígenas y convertirlos al cristianismo, con lo que
se cumplía el fin espiritual de la colonización.

En un principio, los sacerdotes que se


radicaron en Chile fueron capellanes de
ejército, que incluso tuvieron que
participar en combates más de alguna
vez. Más tarde, se dedicaron a convertir a
los aborígenes sometidos tras dichas
guerras, y otros fueron misioneros en tierras de Arauco.

Los Reyes Católicos y sus sucesores estuvieron obligados a promover la


evangelización y constituyeron un Patronato Real sobre la Iglesia, por el que se
aseguraba la retribución (remuneración) del clero, la construcción de iglesias,
catedrales, conventos y hospitales. El clero también percibía en muchos casos el
tributo del indígena y disponía de haciendas trabajadas mediante encomendados,
esclavos indígenas o asalariados.
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El rol de la iglesia en esta época tuvo mucha importancia ya que tu misión era
evangelizar a los indígenas mediante la enseñanza de leer, escribir, dar a conocer
los principios del catolicismo y la cultura española. Con esto, los indígenas
reaccionaron de tres maneras:
 Mediante la resistencia: No adoptaron el catolicismo.
 Mediante la adopción y resignación: Son persuadidos por el clero y
abandonan su religión nativa aceptando completamente el catolicismo.
 Mediante la adopción parcial: Adoptan parte de la religión católica sin
abandonar las nativas, es decir, se crea una mezcla de ambas religiones.
(Sincretismo religioso)

Además, queremos mencionar que la iglesia fue ejercida con el patronato real.
¿Qué es eso? Es el derecho perpetuo del estado español para intervenir en asuntos
eclesiásticos, en donde se cobra un diezmo (10%) y la corona es quien decide la
construcción de iglesias, conventos, etc.
iv

CONCLUSIÓN
Todo el legado y herencia social que poseemos de la conquista de los españoles
a nuestro continente y a nuestras tierras, causo una gran revolución significativa
para lo que somos hoy en día. Tanto que influyeron enormemente en nuestra
evolución genética, evolución económica y evolución social.

Para nuestro beneficio, no adaptamos y crecimos a tal punto que después de


independizarnos y pasar por largo proceso nos convertimos en la república
soberana que somos hoy en día; libertad que nos costó sangre, sacrificio, guerras
entre otras cosas.

Puesto a que somos lo que somos gracias a este asentamiento, cabe destacar
el espíritu aventurero de los conquistadores, y personajes que tuvieron participación
y vinculación de manera directa e indirectamente con estos acontecimientos. Esto
sí, sin dejar a un lado la parte negativa y colateral de su conquista.

Con este documento investigativo buscamos dar a conocer de manera breve,


resumida y tacita el “Legado de la Conquista española en América y Panamá”, por
lo que esperamos que el texto inverso en este trabajo haya sido del agrado del
lector.
v

REFERENCIAS

Alfredo Castillero Calvo, Fernando Aparicio. (2004). Historia General de Panamá (Vol. Volumen 1).
Panamá, Panamá: Comite Nacional del Centenario.

Bonavía, L. F. (2001). Historia Universal: América Latina. Biblioteca del Aula.

Carles, R. D. (1969). 220 Años del Periodo Colonial en Panamá (3ra Edición ed.). Panamá, Panamá.

Lafaye, J. (1999). Los Conquistadores; Figuras y Escrituras. Mexico: Fondo de Cultura Económica.

Richard Cooke, Luis Alberto Sánchez. (1992). Panamá Prehispánico: Tiempo, Ecología y Geografía
Política.

Tola, A. V. (12 de Noviembre de 2013). Panamá y su herencia colonial. Panamá América.

Umaña, A. C. (1991). Las Lenguas del Área Intermedia: Introduccion a su Estado Areal (1ra Edición
ed.). San José, Costa Rica: Editorial de la Universidad de Costa Rica.

INFOGRAFIA WEB
 https://laamericaespanyola.wordpress.com/2017/09/17/el-legado-de-
espana-america-1800/
 https://kaosenlared.net/el-impacto-de-la-conquista-espanola-sobre-los-
pueblos-del-istmo-de-panama/
 http://www.educapanama.edu.pa/?q=articulos-educativos/epoca-colonial-o-
hispanica-en-el-istmo
 https://www.alainet.org/es/active/37120
 http://ellegadocolonial.blogspot.com/
 https://repository.si.edu/bitstream/handle/10088/6691/Cooke_and_Sanchez
_Istmo.pdf?sequence=1&isAllowed=y
 http://salacela.net/es/wp-content/uploads/2017/09/3.pdf
 file:///C:/Users/FLIA%20CORDOBA/Downloads/colonial1.pdf

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