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Rafael Ducker
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El libro “De Perezoso a Exitoso” es un texto que sabe conjugar teoría psicológica con
ejercicios prácticos para brindar al lector las herramientas necesarias para ser protagonista de su
propia transformación, al mismo tiempo que aprende claves sobre los hábitos que lo conducirán a
un éxito garantizado, tanto en el mundo profesional como en la vida personal.
Este libro no está creado para personas de una rama específica, está recomendado para
cualquier persona que esté dispuesta e interesada en hacer cambios trascendentales en su vida. Lo
interesante es que esos cambios son vistos por el autor como transformaciones, lo que convierte al
libro en una obra incluso filosófica, por mostrar una manera particular de ver la vida con la que el
lector seguramente sentirá afinidad una vez que se vaya adentrando en cada uno de los capítulos
que lo componen.
El texto está compuesto por 11 capítulos donde de manera lógica y secuencial se van
presentando diversas teorías científicas que demuestran la influencia que tienen los hábitos de las
personas en sus éxitos y fracasos.
Co este libro el lector no solo aprenderá tips y consejos útiles para alcanzar el éxito, sino que
lo hará de una manera muy pedagógica por el toque didáctico que el autor ha sabido aplicar a la
obra, demostrando que el conocimiento es la verdadera clave del éxito.
A continuación, te iremos describiendo a manera de síntesis lo que cada uno de los capítulos
ofrece, para que te sirva de abreboca y te animes a leerlo si lo que estás buscando es un libro que
te muestre el camino que solo tú puedes recorrer para alcanzar tus metas:
9- Las personalidades más exitosas que han aprendido a transformar sus hábitos
Todos admiramos a alguien y el autor de este libro lo sabe. En este capítulo incluso se nos
habla hasta un poco de farándula al abordar a las diferentes celebridades del mundo de los
negocios que han alcanzado éxito y fama gracias a que han sabido realizar las transformaciones
necesarias en sus hábitos.
Leer este capítulo será dar un paseo por la vida de las personalidades más exitosas e
influyentes de la humanidad con la cual podremos compararnos a nosotros mismos, entendiendo
que, si ellos fueron capaces de alcanzar sus metas, nosotros también, siempre y cuando sepamos
hacer lo necesario para lograrlo.
Los 3 hábitos que te conduzcan al éxito son hábitos que deberás potenciar, mientras que los
otros son hábitos que necesitarás transformar. Ten esa lista a la mano que la usaremos para los
próximos capítulos.
Transformación, La Clave de Los Hábitos
Albert Einstein decía que la energía no se destruía, sino que se transformaba. Esa teoría o
postulado es algo así como mi bandera, mi lema, mi filosofía que me lleva a ser fiel a mi principio
de que lo mejor cuando un hábito no nos aporta beneficios, es transformarlo.
Erradicar un hábito no es necesariamente imposible, pero recuerda que dependiendo del tipo
de necesidad que esté involucrada, puede que el hábito esté muy arraigado, y cuando es así, es de
verdad muy difícil eliminarlo. En esos casos, lo más inteligente es intentar transformarlos, para
que así el hábito siga existiendo, pero esta vez no solo deje de tener repercusiones negativas, sino
que además aporte beneficios sustanciales.
Ahora, visto de otra manera, alguien pudiera decir que es más fácil eliminar algo que
transformarlo. Por ejemplo, es más fácil tirar una computadora a la basura que repararla, pero con
los hábitos las cosas no funcionan de esa manera, pues son mucho más complejas.
Los hábitos son algo que opera principalmente dentro de nuestro cerebro, recuerda que son
atajos que se van instaurando en nuestra memoria hasta hacerse algo tan cotidiano y repetitivo que
lo hacemos casi de manera inconsciente. Intentar eliminar algo de nuestra memoria no es tarea
fácil. ¿Cuántas personas no han intentado desaparecer de sus pensamientos a algún ex? ¿Cuántas
veces no hemos tenido experiencias negativas que nos gustaría no recordar jamás en la vida?
Ahora te pregunto: ¿Alguna vez has podido olvidar algo de manera consciente? ¿Alguna vez
has podido desaparecer de tu memoria algo en lo que desearías no volver a pensar jamás? Yo
particularmente creo que no, creo que eso es imposible, o por lo menos muy difícil.
Yo sé que transformar las cosas no es algo sencillo, implica trabajo, dedicación y esfuerzo.
Transformar es un proceso complejo que además requiere tiempo, pero cuando estamos decididos
y existe una razón positiva por la que hacemos las cosas, todo vale la pena.
Un objeto dañado, un televisor que se quemó, un microondas muy viejo que ya ni enciende;
casi todas las cosas que ya no funcionan o que de alguna manera no nos sirven, pueden parecer
ejemplos perfectos de cosas que es mejor botar antes que transformar. Pero cuando se trata de
personas, de seres vivos, es distinto.
La conducta de un niño con faltas de educación no es algo que podamos eliminar. De hecho,
no solo no podemos, sino que no debemos eliminarlo, lo ideal es atender el problema y poder
transformar la conducta de ese niño.
Las emociones tampoco podemos eliminarlas, y creo que no existe algo más humano que las
emociones, no en vano hay mucha poesía y literatura en general, magníficas obras de arte que se
han escrito con las emociones como musa principal. Estar triste, aunque no nos aporte mayor
beneficio, es una emoción que no se puede eliminar, pero sí podemos dedicar esfuerzos a
transformar esa tristeza en algún otro tipo de emoción que sí nos aporte bienestar y sensaciones
positivas.
Ahora la pregunta es: ¿Cómo hacemos para transformar un hábito? Bueno, yo te voy a contar
cómo lo hice yo y por qué hasta los momentos ha sido una de las cosas más importantes y
trascendentales que he aprendido en la vida.
El primer paso es identificar nuestros hábitos para luego evaluarlos. Cuando ya sabemos que
tenemos un hábito podemos comenzar a analizarlo y determinar el tipo de hábito que es, es decir,
podemos clasificarlo. Dependiendo del tipo de hábito que sea es que tomaremos la decisión
acerca de si requiere ser transformado o potenciado.
Recuerda que los hábitos transformables son aquellos que no nos aportan beneficios y que por
el contrario representan algún tipo de obstáculo en el logro de nuestros objetivos, es decir, son
aquellos hábitos que pueden perjudicarnos tanto a nosotros mismos como a quienes nos rodean.
Cuando yo identifico que un hábito me está afectando de manera negativa, comienzo a
reflexionar sobre eso. Lo primero que debemos hacer es analizar las causas y las consecuencias
de ese hábito, reflexionar acerca de los puntos exactos en los que ese hábito está teniendo esa
influencia no deseada.
Por ejemplo, durante un tiempo estuve llegando tarde a la oficina donde trabajaba, la cosa se
terminó volviendo cotidiana, hasta que me di cuenta de que llegar tarde comenzaba a caer mal en
mis compañeros, y a su vez eso causaba que cuando yo necesitara ayuda de ellos, pocas veces me
la ofrecían. En ese instante me di cuenta de que llegar tarde, aunque no influía en mi trabajo como
tal, generaba una sensación de molestia e incomodidad en quienes me rodeaban, y más temprano
que tarde esa incomodad me terminaba pasando factura.
Cuando necesité que alguno de mis compañeros me cubriera mientras yo iba a resolver unos
asuntos personales, nadie quiso hacerlo. El problema no eran mis compañeros, cualquiera hubiera
podido pensar que se trataba de que ellos eran malas personas o algo parecido, pero la verdad es
que esa actitud era el fruto que yo mismo había cosechado con mi hábito de llegar tarde casi todas
las mañanas.
Reflexioné bastante y me di cuenta de que el problema era llegar tarde, pero por más que
intenté llegar temprano en reiteradas oportunidades, nunca lo lograba. Allí me di cuenta que no se
trataba de pararme más temprano sino de acostarme más temprano la noche anterior. Hice la
prueba y comencé a llegar un poco más temprano, pero igual algunas veces volvía a llegar tarde.
Comencé a analizar mejor mi hábito y entonces descubrí que además de acostarme más
temprano, lo que realmente necesitaba hacer era tratar de dejar todo listo por la noche, para que a
la mañana siguiente no me quedaran tantas cosas pendientes y así no perdiera tanto tiempo antes
de salir de casa.
Cuando comencé a transformar mi hábito noté varias cosas, la primera es que las cosas no son
tan sencillas como parecen. Transformar un hábito tan arraigado como el del sueño no es nada
fácil. Tantos años levantándome a una misma hora, cuesta trabajo acostumbrar al cerebro y al
cuerpo en sí, a algo distinto.
Luego también noté que no todos los correctivos o modificaciones daban resultado, y que al
final de cuentas los hábitos, por muy cotidianos que sean, conforman un ciclo complejo que
involucra toda una serie de factores que influyen y que deben ser tomados en cuenta.
El hábito de pararse tarde parece tener una solución simple: pararse más temprano. Pero la
verdad es va mucho más allá de ello, como hemos podido evidenciar con mi ejemplo. Por último,
terminé dándome cuenta de que, si no nos rendimos, si nos enfocamos en lo que deseamos y nos
mantenemos constantes en nuestros objetivos, poco a poco los iremos logrando hasta obtener los
resultados esperados.
Al principio era muy agobiante para mí. Me estresaba ver cómo me levantaba más temprano y
las cosas no cambiaban, seguía llegando tarde al trabajo. La transformación no puede ocurrir de
un día para otro, y no existe una receta precisa para lograr los cambios que deseamos, pero lo que
sí es seguro es que es posible, aunque nadie te va a decir cómo hacer las cosas, pues solo tú tienes
la respuesta a tus preguntas.
Con este libro, como ya lo he dicho en reiteradas oportunidades en capítulos anteriores, yo lo
que deseo es contarte mi historia, compartir contigo lo que he aprendido sobre los hábitos y
servirte de guía en el camino que estás emprendiendo, ese que yo ya recorrí. El detalle es que tus
pasos no serán idénticos a los míos, y eso es lo hermoso de la vida, que cada quien deja una
huella imborrable e inigualable.
Yo deseo ser tu mentor, he pasado por cosas que tú también estás pasando. Quiero contarte
cómo superé mis obstáculos para que tú también superes los tuyos, pero mi intención principal es
contarte mi historia para motivarte a que tú escribas la tuya. Fueron muchos los libros que leí, y
son todavía muchos más los que planeo seguir leyendo a lo largo de lo que me resta de vida, y
ahora quiero hacer lo que otros hicieron conmigo, servir de guía.
Pienso que no existe mejor mentor que los libros, para mí representan un universo de
conocimiento depositado en páginas que además de ofrecernos sabiduría, nos pueden entretener y
motivar a hacer las cosas. No sé si luego tú también te motives a escribir un libro, lo cual te
confieso me llenaría de mucho orgullo, pero por los momentos, con saber que vas aprendiendo lo
que te quiero enseñar, me complace lo suficiente como para seguir este camino con el mejor de los
ánimos.
Dentro de esos mentores literarios que he tenido podría pasarme toda la vida entera
haciéndote recomendaciones, pero para resumir un poco el cuento quisiera hablarte de Giber
Becerra, autor y coach motivacional que además es preparador físico del Club Deportivo
América, que hace vida dentro de la liga mexicana de fútbol.
Giber descubrió que tenía el hábito de no dejar tiempo para la lectura. Al principio se lo
atribuía al trabajo, pero por pura casualidad recibió de regalo un libro que lo hizo reflexionar
sobre las maneras de pensar, sobre el poder de la mente y lo que él llama parásitos mentales,
aquellos pensamientos negativos, pesimistas y hasta fatalistas que no nos permiten avanzar porque
creemos que no vale la pena intentar ciertas cosas.
Cuando Giber reflexionó al respecto, se dio cuenta de que su problema era que no dejaba
tiempo para la lectura, no porque de verdad no le alcanzaran las horas del día, sino porque en el
fondo creía que era algo inútil e innecesario. Siempre había una excusa para no leer. A medida
que fue identificando ese aspecto negativo en su hábito, también se fue dando cuenta de que
aquella manera de pensar era errada, y que no le estaba mintiendo a nadie más que así mismo,
haciéndose creer que no tenía tiempo para leer cuando en realidad no quería hacerlo.
Pero lo más importante, además de haber podido identificar el hábito y la influencia negativa
del mismo, es que pudo salir de esa falsa creencia y transformarla en una más acertada: Los libros
son el mejor y más grande mentor que podamos tener.
¿Cómo hizo Giber para transformar su hábito? Primero comenzó a reflexionar bastante, a
pensar al respecto, pero sobre todo se convenció a sí mismo viendo otros ejemplos. El libro que
le prestaron lo llevó a leer otro, y luego otro, y así sucesivamente hasta que no solo invirtió dinero
en libros, sino que también sacrificó todo el tiempo que fuera necesario para dedicarse a leer.
Giber se dio cuenta de que la avería en su hábito no era la falta de tiempo sino su manera de
pensar.
Cuando tu mayor obstáculo está en tu mente, el camino es cuesta arriba, porque cambiar
nuestros paradigmas mentales, nuestra manera de ver la vida, no es algo sencillo. Pero si
pensamos en la palabra transformar nos daremos cuenta de que el proceso de cambio deja de ser
algo tedioso para convertirse en una aventura traducida en un proyecto de vida.
Pocas cosas son tan satisfactorias como ver que hemos trazado un rumbo, emprendido un
camino basado en estrategias diseñadas por nosotros mismos, y que al final dicha planificación
nos dé los resultados esperados.
Con este libro espero que puedas sentirte inspirado a encontrar las averías en tus hábitos,
pero no habré logrado nada si no te atreves a ser el protagonista de tu propia transformación. Por
eso espero que a medida que vayas leyendo estas líneas, vayas aplicando lo que hayas aprendido.
Para este capítulo no tenemos ejercicios porque hasta los momentos es bastante teoría la
manejada y no te quiero saturar de información, pero no te tardes en comenzar el próximo capítulo
donde he preparado un contenido esta vez mucho más práctico para ti, menos conceptual, más de
acciones que de conceptos.
Divide y conquistarás
Aprende a fragmentar tus hábitos para luego transformarlos
“Divide y conquistarás” es una frase de Nicolás Maquiavelo, que emplea en su popular
tratado filosófico El Príncipe. En su libro Maquiavelo expone diferentes postulados acompañados
de estrategias políticas destinadas al logro de los objetivos.
En este libro no pretendo hablarte ni de política, ni de guerras, mucho menos de conflictos
por poder. Pero, así como Maquiavelo pensaba que la mejor manera de derrotar al enemigo era
logrando causar división entre sus filas, resulta que los hábitos que no nos aportan consecuencias
negativas, pueden ser mejor abordados si se atienden desde sus diferentes partes.
Hasta los momentos, si bien hemos ido realizando algunos ejercicios, pudiésemos decir que,
hasta el capítulo anterior, hemos visto con detalle todo lo que corresponde a los aspectos teóricos
que quiero enseñarte, esas cosas que yo aprendí y que así como me han sido útiles a mí, pueden
serlo también para ti.
Cuando yo trato de enseñarte lo que he aprendido, no solo pienso en lo que tú puedes lograr
al adquirir los mismos conocimientos que yo, sino que también te imagino como una persona que
además de lograr cambios positivos en su vida, eres capaz de transmitir las cosas positivas que
vas aprendiendo a lo largo de ella, porque lo esencial es que nuestro esfuerzo pueda beneficiarnos
tanto a nosotros como a quienes nos rodean.
Conocer cómo funcionan los hábitos y cómo se crean, es vital para poder entender cómo fluye
el ciclo de nuestra vida, porque no olvidemos que la vida en cierta medida es una sucesión de
hábitos.
Ahora que ya conoces cómo funcionan los hábitos, creo que es momento de adentrarnos en
una fase más práctica de este libro, a través de ejercicios más concretos y ejemplos más prácticos,
que te ayudarán a lograr tus objetivos, entre ellos potencias tus hábitos positivos, y transformar
aquellos que necesitan alguna mejora.
La mejor manera de transformar un hábito, es conociéndolo muy bien. Ya sabemos cómo
operan los hábitos, ya aprendimos cómo se forman, también hemos aprendido a identificarlos e
incluso a catalogarlos o etiquetarlos según el tipo de influencia que ejercen sobre nuestra vida y
nuestras acciones.
Una vez que ya conocemos a profundidad un hábito y hemos tomado la decisión de
transformarlo, lo importante es fragmentarlo, dividirlo en sus diferentes fases, para que se nos
haga más fácil descubrir el área por la que lo vamos a abordar.
En este capítulo realizaremos ejercicios destinados a aprender de manera concreta cómo
transformar un hábito, pero antes aprendamos sobre una ley que históricamente ha sido clave
sobre el comportamiento de los seres vivos, especialmente los humanos.
El condicionamiento operante es una vertiente del conductismo, y el conductismo es a su vez
una corriente o estilo de pensamiento. No todas las personas pensamos igual, y es tal vez allí
donde radica la belleza del mundo; en la originalidad, en las particularidades que cada persona
puede ofrecer día a día y de las que podemos disfrutar si son bien manejadas, como sucede con
los hábitos.
Más adelante, en otro capítulo, te contaré con más detalle sobre los diferentes estilos de
pensamiento que existen. Por ahora solo te hablaré del conductismo. El conductismo es un estilo
de pensamiento que se centra en la conducta, en lo que hacemos y queremos seguir haciendo, al
mismo tiempo que también en lo que hacemos y deseamos dejar de hacer. En otras palabras, el
conductismo es tal vez la corriente o estilo de pensamiento que más relación guarda con los
hábitos.
El conductismo es también una teoría psicológica que sostiene que nuestra forma de ser y
nuestra manera de actuar, puede ser condicionada mediante algo conocido como la ley de estímulo
y respuesta, al mismo tiempo que por la ley de refuerzo y castigo. A esta vertiente teórica del
conductismo se le conoce como condicionamiento operante.
El condicionamiento operante, al igual que los ciclos de los hábitos, también establece que
toda acción tiene un estímulo y una respuesta. El estímulo es lo que nos lleva a realizar una
determinada acción, y dicha acción es lo que conocemos como respuesta.
Por otro lado, el mismo condicionamiento operante también establece que si realizamos una
acción y obtenemos una recompensa, consciente o inconscientemente vamos a intentar repetir esa
acción para volver a tener esa recompensa. Pero el condicionamiento operante también establece
que, si realizamos una acción y obtenemos un castigo por ello, vamos a evitar repetir dicha acción
para no volver a ser castigados.
Veamos ejemplos de cómo lo aplicaron los primeros expertos como Pavlov, Brunner y el
propio Skinner, todos científicos clásicos que en su momento dedicaron su carrera y hasta su vida
entera a estudiar la conducta de los seres vivos, aplicando experimentos en animales para luego
trasladarlos a los humanos. Skinner es conocido por haber sido un poco más drástico y aplicar sus
experimentos a sus propios hijos, los otros dos fueron menos arriesgados y probaron con simios,
perros, y otros animales.
Un ejemplo sería sacar a pasear nuestro perro, si hace sus necesidades en el lugar que
esperamos, le otorgamos una galleta, mientras que, si no lo hace, nos lo llevamos a casa y no le
damos nada a cambio. Fijémonos en cada detalle. Mostrar la correa al perro es la señal de que
vamos a pasear, ese es el estímulo. La respuesta debería ser que haga sus necesidades en el lugar
apropiado para eso. Si el perro hace lo que esperamos, le damos un premio, y quizás así aprenda
a repetir esa acción. El premio sería la galleta. El castigo sería no darle la galleta.
Visto de ese modo, podemos decir que hemos fragmentado el hábito del perro aplicando las
leyes del condicionamiento operante. Mi intención ahora es preguntarte: ¿Te sientes listo para
fragmentar tus hábitos y aprender a identificar la mejor manera de abordarlos?
No todas las personas son conductistas, pero los hábitos sin duda sí que lo son. Podemos
tener una corriente o estilo de pensamiento muy específico, puede que seamos cognoscitivistas, o
constructivistas, o incluso humanistas; entre tantas otras maneras de pensar que se han ido
descubriendo a lo largo del avance de las ciencias y los estudios psicológicos en particular, pero
nuestros hábitos siempre tendrán un estímulo y una respuesta, y podrán repetirse o no en la medida
en que tengamos recompensas y castigos, respectivamente.
Ahora, como te comenté al principio de este capítulo, en este apartado seremos mucho más
prácticos. Para poder entender nuestros hábitos, es importante dominar la teoría, pero para poder
transformarlos lo que se necesita es acción, y vamos a comenzar desde ya a realizar acciones
destinadas a transformar esos hábitos que de algún modo no nos están aportando los beneficios
que deseamos.
El ejercicio en este capítulo es un poco más complejo y lo iremos fragmentando por fases, tal
como iremos haciendo con nuestros hábitos hasta identificar esa parte que necesita ser modificada
para lograr la transformación deseada.
Fase 1: Toma uno de los tres hábitos que ya tienes visualizados como hábitos transformables,
esos que no aportan beneficios y que deseas modificar para que sí lo hagan. Una vez que tengas
ese hábito, comienza a fragmentarlo según la siguiente fase.
Fase 2: Identifica las partes de ese hábito y determina cuál es el estímulo, dónde está la
chispa, eso que te lleva a realizar esa acción repetitiva que ya se convirtió en hábito. ¿Por dónde
comienza ese hábito?
Fase 3: Una vez que ya has identificado el estímulo de tu hábito, comprueba que es cierto que
esa es la chispa. Pregúntate si ese hábito, si esa acción es la respuesta al estímulo que
identificaste. Por ejemplo: Si mi hábito es levantarme tarde, podríamos decir que es la respuesta
al estímulo de acostarme o dormirme muy tarde por la noche.
Fase 4: Una vez que ya sabes cuál es tu hábito, y conoces muy bien a qué estímulo sirve de
respuesta, es momento de hablar de refuerzos y castigos. Pregúntate: ¿Qué premio o recompensa te
hace mantener ese hábito? Y luego pregúntate: ¿Qué castigo puede ser aplicado para tratar de
transformar ese hábito?
Hazlo en una hoja en blanco, escribe a mano los detalles de los que te he hablado, y seguro te
sorprenderás de lo claro que se ve el panorama una vez que fragmentamos lo que necesitamos
analizar.
A continuación, te dejaré un ejemplo de cómo yo haría este ejercicio:
Fase 1 Fase 2 Fase 3 Fase 4
Identificar Identificar Comprobar Determinar
hábito estímulo que el hábito posible
transformable: de ese es respuesta al castigo para
hábito: estímulo: transformar
Comer hábito:
constantemente Hora libre Sí, cuando llega
comida chatarra. para la hora del Habituarme a
almorzar y almuerzo siento llevar mi
aprovechar la necesidad de propia
salir de la ir a un comida
oficina. establecimiento preparada en
de comida casa, y no
rápida como comer si no
una manera de lo hago.
distraerme y
olvidar un poco
el trabajo
Puede parecer drástico, pero comer comida chatarra todos los días es un hábito transformable
porque desde el punto de vista tanto económico como en salud, solo aporta consecuencias
negativas.
El estímulo no es solo el hambre o el deseo y la necesidad de comer, sino que también
representa una excusa al momento del descanso, una manera de descansar por un momento alejado
del estrés laboral.
No está mal querer despejar la mente, pero inconscientemente estaba malgastando dinero y
poniendo en riesgo mi salud, así que era necesario transformar.
Una manera de no olvidar que no debo repetir ese hábito, es obligándome a traer mi propia
comida ya preparada, hecha en casa de la manera más saludable posible, y el castigo sería que, si
lo olvido, no almuerzo.
La transformación hacia la que apunto es que no hay nada de malo en salir y distraerse un
momento, el detalle negativo estaba en el despilfarro de dinero y el poco cuidado a mi salud. La
idea es lograr el hábito de salir a almorzar fuera de la oficina, sin necesidad de ir a un
establecimiento de comida rápida, y en vez de ello ir a un parque o una plaza, o incluso un centro
comercial a comer algo mejor y distraerme igual, que era mi intención inicial, después de todo.
Espero que puedas realizar este ejercicio con la mejor disposición y lo conserves contigo
porque para el próximo capítulo lo tendremos en cuenta.
La importancia de conocernos a nosotros mismos
Estilos de pensamiento y su influencia sobre nuestros hábitos
¿Cómo te fue con el ejercicio anterior? ¿Lograste identificar un hábito transformable para
luego fragmentarlo? Bien, en el capítulo anterior hablamos del conductismo, así como también de
otras corrientes de pensamiento, pero el ejercicio estaba basado únicamente en el
condicionamiento operante, esa vertiente del conductismo que ya vimos que puede ayudar a crear
o transforma un hábito a través de estímulos/respuestas y castigos/recompensas.
Como ya te conté en líneas anteriores, el conductismo no es la única corriente de pensamiento
que se ha descubierto hasta ahora, hay muchas más, y conforme vayan desarrollándose más
avances científicos en materia de psicología, seguramente se irás descubriendo cada vez más
corrientes o estilos de pensamiento.
Hay una frase bastante común que dice: “cada cabeza es un mundo”. Esa frase quiere decir
que nadie piensa 100 % igual que nadie. Podemos coincidir en una o varias cosas, pero jamás
podremos pensar en toda ocasión totalmente igual que como lo hacen los demás.
El conductismo es apenas una de las corrientes de pensamiento conocidas hasta ahora, pero
fue tomada para el capítulo anterior porque es la que más relación guarda con la forma en que se
crean los hábitos, sin embargo, esto no quiere decir que si posees hábitos eres totalmente
conductista.
A continuación, te iré detallando las diferentes corrientes de pensamiento hasta que
encuentres una con la que te sientas más identificado:
Cognoscitivismo: Esta corriente establece que todo está en la mente, en la forma de pensar, y
por supuesto en la razón y la lógica. Según este estilo de pensamiento, las cosas las aprendemos
mejor si las memorizamos, aunque también si las analizamos y reflexionamos sobre ellas.
El Cognoscitivismo establece que según el conocimiento que tengamos sobre algo, podremos
formarnos una opinión y realizar determinadas acciones. Un ejemplo de una persona con un hábito
cognoscitivista sería alguien que a la hora de comer necesita conocer el valor nutricional de todo
lo que está en el plato, y si no conoce dichos valores no se atreve a decidir si desea comer eso o
no.
Otro ejemplo de una persona cognoscitivista puede ser una persona que piensa que para
poder conducir no solo es necesario tener habilidades de manejo, sino que además es muy
importante conocer de memoria las leyes y señales de tránsito.
Los cognoscitivistas son personas cuyo pensamiento guarda mucha relación con la memoria.
No solo les importa conocer las cosas, sino que también basan sus juicios en lo que recuerdan. Si
una persona de corriente cognoscitivista va a una tienda y recibe un trato inadecuado, es probable
que además de no volver a ir a esa tienda, comience a creer que todos los demás establecimientos
con características similares serán lugares igual de inapropiados.
Constructivismo: Es una corriente de pensamiento marcada por el fenómeno de que cada
persona forma o construye su propio conocimiento. Los constructivistas son personas que no creen
mucho en las referencias, no se establecen ideas de algo hasta conocerlo por sí mismos.
Un ejemplo de una persona con pensamientos constructivistas sería alguien a quien le
advierten que no vea una determinada película, pero igual decide hacer caso omiso e ir al cine a
verla para formarse su propia opinión.
Las personas constructivistas no son reacias al conocimiento ni a las referencias, es solo que
prefieren que les des herramientas o material y los dejes decidir qué hacer con esa información.
En pocas palabras, un constructivista es alguien que agradece que le recomiendes un plato de
comida específico, pero decide que solo cuando él lo pruebe dirá si es agradable o no.
Los sujetos que se identifican con esta corriente de pensamiento suelen ser personas
proactivas y dinámicas a las que les gusta el trabajo individual o en equipo, pero generalmente no
le huyen al hecho o fenómeno de trabajar.
Humanismo: Esta es una corriente de pensamiento un poco más contemporánea en
comparación con las anteriores, que son definitivamente mucho más clásicas. El principal
precursor de esta corriente fue el científico Carl Rogers.
El humanismo se centra en la persona, es una corriente de pensamiento en la que los sujetos
creen que todo ser humano tiene la capacidad de cambiar para mejor. Esta corriente también
establece que no creemos para siempre en algo, que a lo largo de nuestra vida y nuestras
experiencias podemos cambiar, no solo de conducta sino también de opinión.
Las personas humanistas suelen ser menos radicales, creen que existe un mundo diverso y que
lo que puede ser importante para ti, tal vez para mí no lo es. Un ejemplo de una persona humanista
sería alguien que conoce a otra persona con muchos hábitos transformables, pero no por ello
busca alejarse de esa persona ni lo tilda como un sujeto tóxico, pues piensa que el ser humano es
capaz de cambiar y por ende de modificar sus conductas más inapropiadas.
Una persona humanista suele ser optimista, suele tener actitud positiva ante la vida, y piensa
que no existen absolutos. El humanista no es una persona perfecta ni cree que el mundo lo sea,
pero sí piensa que todos podemos ser mejores personas, incluyéndose tanto a sí mismo como a
quienes lo rodean.
El Cognoscitivismo, el construccionismo y el humanismo, son apenas tres de las diferentes
corrientes o estilos de pensamiento que existen según los diferentes científicos que han estudiado
el aprendizaje humano. Hoy conociste estos tres estilos nuevos, en el capítulo anterior ya
hablamos bastante sobre el conductismo, incluso con mucha más profundidad porque tanto en la
teoría como en la práctica parece ser el estilo de pensamiento que mejor guarda relación con los
hábitos.
Ahora te pregunto: ¿Con cuál corriente o estilo de pensamiento te sientes mejor identificado y
por qué?
Conocernos a nosotros mismos es vital para poder conocer nuestros hábitos y luego aprender
a transformarlos cuando sea necesario. No siempre seremos de un mismo estilo de pensamiento,
en ocasiones podremos mostrar características propias del conductismo y puede que en otras
circunstancias mostremos mayor afinidad con el constructivismo. Puede que para algunas
situaciones nos sintamos más cómodos con el humanismo y para otras con el Cognoscitivismo. A
eso, a ese fenómeno de tomar la postura que mejor nos convenga o parezca para diferentes
situaciones, se le conoce como eclecticismo. Todos podemos ser eclécticos, pragmatistas,
podemos creer que no existen absolutos, como también podemos ser radicales e intransigentes.
A continuación, te ofrezco una lista con características propias de cada corriente o estilo de
pensamiento en las que quiero que enfoques mucha atención:
Conductismo Cognoscitivismo Constructivismo Humanismo
Se centra en Se centra en Busca Cree en la
la conducta el construir su humanidad
Cree en conocimiento propio como algo
recompensas y la memoria conocimiento positivo
y castigos Cree en No se basa Cree que
Busca repetir conceptos y mucho en todos
acciones definiciones referencias podemos
positivas establecidas Cree mucho cambiar y ser
Cree que Opta por la en sus mejores
toda acción memorización experiencias personas
es en realidad Establece propias Es optimista
una reacción prejuicios Es proactivo Se muestra
a algo según y dinámico activo ante
experiencias nuevos
previas conocimientos
Ahora que ya has visto este pequeño repaso de cómo se caracteriza cada uno de los cuatro
estilos de pensamiento que considero debes conocer, sería muy positivo que realizaras el siguiente
ejercicio:
Escribe una lista con 5 cosas que te hagan sentirte identificado con alguna teoría, corriente o
estilo de aprendizaje. Recuerda que no todos pensamos igual y que no siempre nos identificaremos
con una misma corriente.
Las personalidades más exitosas que han aprendido a
transformar sus hábitos
Como podrás ver, los ejemplos no necesariamente son de personas famosas, puedes colocar
personas cercanas a ti, personas que de algún modo te inspiran a ser cada vez mejor en lo que
haces.
Aprendiendo a crear hábitos nuevos
(Advertencia: solo para expertos)
Hola, hemos llegado a este capítulo y solo puedo hacerte una advertencia: si has llegado hasta
aquí es porque no eres una persona común y corriente. Si lograste interesarte por la
transformación de tus hábitos y has cumplido con detalle los ejercicios de los capítulos previos,
es porque eres una persona decidida, comprometida consigo misma, capaz de identificar lo que
debe mejorar y realizar acciones para lograrlo.
En este capítulo, ya no te hablaré de transformaciones, porque las más interesantes son las
que tú hayas hecho aplicando los conocimientos de los que hemos conversado en los apartados
que te hicieron llegar hasta este capítulo.
En esta parte del libro es momento de enseñarte algo nuevo, algo de lo que no he podido
contarte demasiado en las partes anteriores de este libro, porque como ya lo he dicho, son cosas
solo para expertos. Es importante aclarar que con “expertos” no me refiero a personas que se las
saben todas y se creen muy inteligentes. Con la utilización de la palabra experto me refiero
aquellas personas que han sabido darse cuenta de lo que es provechoso para ellos, así como
también de aquello que no.
Este capítulo será totalmente práctico, te iré desglosando en 6 breves detalles, las diferentes
maneras en las que puedes crear hábitos nuevos, y tú manera de demostrar que estás preparado
para esta fase final del libro, será ir cumpliendo de manera práctica lo que te iré enseñando a
partir de este momento. ¿Estás preparado?
Comencemos por recordar lo que son los hábitos. ¿Recuerdas cómo se forman? Pues te invito
a rememorar las primeras cosas de las que te hablé al inicio de este texto. Primero que nada, no
olvidemos que los hábitos se forman casi de manera inconsciente y que son todas aquellas
acciones que realizamos de manera cotidiana, y que generalmente están ligadas a la obtención de
placer o al cumplimiento de una necesidad.
Bien, recordando que los hábitos son eso, es momento de tener una hoja blanca a la mano y
comenzar con los ejercicios que he preparado para ti en este capítulo:
1) Menciona un hábito que crees que te impida ser mejor en algo, uno que de alguna
manera represente un obstáculo, uno que no te permita lograr lo que necesitas lograr
y que sabes que necesitas transformar.
2) Bien, ahora que ya tienes ese hábito identificado, te invito a hacer algo distinto. No
pienses en transformarlo, mejor piensa en cuál sería un hábito positivo que no tienes,
pero te gustaría mantener, un hábito que sea lo opuesto a ese que ya sabes que tienes
y que no te permite mejorar o avanzar en lo que te propones.
A continuación, un ejemplo:
Hábito que desearía ¿Por qué?
transformar
Casi nunca miro a las personas Soy tímido y cuando no miro a
a los ojos. las personas a los ojos piensan que
es por algo malo, en varias
entrevistas de trabajo no me han
contratado por eso.
Si te fijas en el ejemplo que te acabo de dar, la persona tiene un hábito que de alguna manera
no puede controlar, y lamentablemente mirar está dentro de las bases de la pirámide de Maslow,
es decir, es casi un instinto, y por lo tanto ese será un hábito difícil de transformar.
Sin embargo, una manera interesante de mejorar nuestra situación cuando tengamos un hábito
muy difícil de transformar y que sepamos que nos está trayendo consecuencias negativas, es
empezar de cero y crear uno nuevo.
Ya has identificado un hábito transformable y uno que podría sustituirlo. Ahora te pregunto:
¿Cómo hacemos para que ese habito que deseamos tener, se convierta en algo cotidiano, algo que
hagamos diariamente casi de manera automática?
Bueno, es momento de la tercera fase de este ejercicio complejo:
3) Recuerda las tres partes del ciclo de los hábitos y aplícalas al ejemplo que has
escrito, a ese hábito que no tienes, pero te gustaría tener para reemplazar al hábito
que consideras no te aporta beneficios positivos.
A continuación, un ejemplo:
Hábito que Arrancada Trayecto Meta
deseo crear
Ser más sociable Al momento de Entablar una Lograr
y confiado al encontrarme con conversación proyectarme
hablar con las personas clave con temas que como una
personas (jefes, tengamos en persona confiada
compañeros de común y en los y segura de sí
trabajo, clientes) que al mismo misma.
ser yo quien tiempo yo me
comience la pueda destacar
conversación conversando.
Ejemplo: de
deportes con un
cliente que es fan
de algún equipo
de futbol
americano.
Ahora, una vez que has identificado lo que serían las etapas del ciclo de ese hábito que
deseas crear de manera consciente, es momento de la cuarta parte de este ejercicio:
4) Pregúntate cuál podría ser una avería en ese hábito. ¿Qué cosas podrían hacer que
ese hábito positivo no se dé como esperas?
A continuación, un ejemplo:
Hábito que deseo crear Avería
Ser más sociable y confiado al Vergüenza, pena, falta de
hablar con las personas seguridad.
La quinta parte de este ejercicio va encaminada a hacer que te des cuenta de algo:
5) Pregúntate: ¿Qué puedes hacer para evitar averías en ese nuevo hábito que deseas
instaurar en tu cerebro?
La respuesta a esa pregunta solo la tienes tú. En esta parte del ejercicio deberás hacer una
lista con las averías que puede tener ese hábito y las posibles maneras de solucionarlas. A
continuación, un ejemplo:
Averías Soluciones
Vergüenza Enfocarme en lo
que soy capaz, en mis
talentos, y olvidarme
por un momento de
mis defectos.
Pena Pensar que la
otra persona puede
estar interesada en lo
que tengo que decir.
Falta de Pensar mis ideas
seguridad con anterioridad, y
hablar de cosas que
realmente domino
para no aparentar
inseguridad.
Por último, la sexta parte de este ejercicio, pero antes es importante que recuerdes que los
hábitos solo se vuelven algo cotidiano y automático cuando lo hacemos repetitivamente. Por ello,
a continuación, el 6to y último apartado de este ejercicio donde aprenderás cómo crear tus
propios hábitos de manera consciente:
6) Haz una lista de 3 situaciones que creas que puedes planificar, y ejecuta lo que ya
determinaste, es decir, lleva a cabo tanto la arrancada como el trayecto y la meta de
lo que sería ese posible hábito que deseas crear.
Si tuviésemos que continuar con el ejemplo anterior, una manera de planificar escenarios para
poner en marcha ese hábito que deseo crear, sería prepararme para conversaciones específicas
que sé que están por ocurrir. No siempre podremos planificar todo, pero mientras se pueda, será
una genial manera de poner en práctica lo que sabemos de los hábitos hasta que se vuelvan algo
inconsciente y cotidiano.
Ya dicho esto, pues solo me queda desearte el mejor de los éxitos esperando que puedas
lograr crear tu propio hábito. Recuerda: La meta lo es todo, la meta es la clave del hábito, lograrla
es lo que hace que nuestro cerebro lo aprenda y lo ejecute.
Consejo final de este capítulo: Trata de agregar a esa meta alguna recompensa, algo que te
haga sentir placer una vez logrados tus propósitos.
Transforma tus hábitos en 5 pasos y conviértete en una
persona exitosa
Ya has aprendido, no solo a transformar tus hábitos sino incluso a crear nuevos, de manera
consciente, con propósito y fundamento. Si eres una persona preocupada por tus hábitos, por
comprenderlos, controlarlos, y potenciarlos o transformarlos, es porque eres alguien preocupado
por ti mismo, y cuando te importas tú de manera positiva, también te estás preocupando por las
pernas que te rodean, lo que te convierte en alguien especial encaminado al logro de sus metas y la
obtención de beneficios tanto para ti como para los tuyos.
En este capítulo final mi intención es recordarte los 5 pasos que te ayudarán a transformar tus
hábitos para alcanzar el éxito que deseas y mereces, son pasos que ya hemos visto a lo largo de
este libro y que te desgloso a continuación:
Identifica tus hábitos:
Recuerda que los hábitos son cuestiones cotidianas, cosas que hacemos casi todos los días y
en ocasiones hasta sin darnos cuenta, de manera casi inconsciente, como si lo hiciéramos en
Piloto Automático.
Lo primero que debemos hacer es entender que los hábitos son importantes y que de ellos
depende que las cosas nos puedan salir bien o mal, esto debido a que a la larga suelen tener
influencia sobre las cosas que nos pasan y la gente que nos rodea.
Una vez que hemos entendido eso, es momento de darnos cuenta de cuáles hábitos tenemos.
Existen muchos tipos de hábitos, unos más frecuentes que otros, lo importante antes que nada es
darnos cuenta de que existen, de que suceden, para que luego podamos tener verdadera
consciencia sobre ellos y por supuesto control total de nuestros actos y sus consecuencias.
Aprende cómo operan:
Si no sabes cómo operan los hábitos, no podrás identificarlos ni clasificarlos, y mucho menos
transformarlos. Para entenderlos lo importante es no olvidar que funcionan en un ciclo parecido al
de un automóvil donde: La arrancada es esa chispa que genera el hábito, esa cosa que sucede e
inicia el proceso o ciclo del hábito. El trayecto es ese periodo del hábito en el que una vez
iniciado, nos encaminamos al logro de la meta, que finalmente es lo que buscamos con el hábito,
aún cuando todo esto suceda de manera inconsciente.
El Hábito más Importante – Aprende a renovar tu mente, romper malos hábitos y cambiar tu vida
para siempre
Una última palabra
Antes de culminar con este libro, quiero manifestarte mi más sincero agradecimiento por
tomarte el tiempo de leer mi trabajo y sueño de meses, el cual finalmente termina de la mejor
forma. Mantente atento, ya que, si descargaste mi libro gratuito “Hábitos en 21 días” (disponible
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