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Este resucitado es Jesucristo. Su mensaje cautivó, atrajo a las minorías porque era diferente,
apartado de mensajes salvíficos donde la guerra y la muerte se mezclaban para garantizar la
supuesta liberación del pueblo judío de su opresor, Roma. Algunos movimientos populares de
liberación se manifestaron en el siglo I d.C, por lo que Roma tuvo que intervenir ya que lo que
menos toleraba la famosa Pax Romana era la sublevación al imperio.
Jesús nos revela el Reino de Dios, un reino donde prima el amor por el prójimo, donde el
respeto a la vida es relevante, dónde la mujer debe ser reconocida como seguidora activa,
lideresa y predicadora de las buenas nuevas, donde Dios Padre es sacado de detrás de unas
cortinas del templo de Jerusalén y ser manifestado a los hombres pobres de Judea para dejar
de ser una propiedad del templo y de la elite sacerdotal.
La preocupación de Jesús era los niños, las mujeres y los hombres que sufrían la pobreza que
provocaba un sistema de opresión imperial económico, político y religioso, y al que habría que
añadir la gran corrupción de la elite herodiana. Por ello, su mensaje es bien recibido entre los
pobres, quienes ven en este sujeto de Nazareth, de una tierra perdida, olvidada, y pobre
también, un mensaje llamativo y apropiado; un mensaje de justicia social, de equidad, de
respeto y de dignidad por la vida. Se trataba de hacer memoria de las antiguas directrices de
Dios, que habían sido olvidadas por el pueblo y por sus dirigentes: el respeto por la viuda, el
huérfano, el extranjero, el pobre, la tierra… Jesús les devuelve la esperanza en medio de la
desesperación, y les recuerda que Dios se acuerda de los pobres y que camina con ellos.
Cuando Jesús llega a Jerusalén ese domingo de Ramos lo hace montado en un burrito: mensaje
anti-imperial, si se tiene en cuenta que para esa fecha, la pascua, el procurador romano de ese
momento, Poncio Pilato, viaja de su residencia en la ciudad de Cesarea Marítima o Cesarea
sobre el mar, que estaba a unos 90 kms al noroeste, hasta Jerusalén entrando en toda una
procesión imperial con caballos y soldados llevando el escudo imperial romano, águilas
doradas sobre mástiles, destellando por el metal y el oro. El sonido de la marcha de los
soldados romanos y el sonido de los redoblantes se escuchaban con estruendo dándole una
solemnidad y temor a la procesión. Eso es lo que infundía el imperio, temor. Jesús llega
montado en su burrito, presentando otro mensaje, el mensaje de paz y justicia que ofreció no
solo en su discurso sino en su vida misma. Él presenta la humildad y sencillez de sus palabras
con un mensaje sentido y que surge del corazón de un hombre justo. Su mensaje no
atemoriza, acerca a las multitudes al gran amor de Dios por todos y todas.
Él también obtiene un gran recibimiento: muchas personas con ramas le aclaman cuando entra
en Jerusalén. ¿Qué pensarían los romanos sobre este hombre que recibe estas expresiones del
pueblo? Jesús se enfrenta a la corrupción del templo, de la práctica hipócrita de los fariseos,
quienes se creían los vigilantes del cumplimiento de la ley judía, que era en el imaginario
colectivo del pueblo, la ley de Dios. Ridiculiza a la casta sacerdotal y empieza a levantar
ampollas, ya que en ella se encuentran los mayores terratenientes del pueblo. Ampollas que
significarán la causa de su muerte. Jesús predica en la ciudad Santa de Dios; su mensaje no es
recibido de la misma forma que en otras ciudades, lo cual no deja de ser curioso e incluso
paradójico si tenemos en cuenta que allí se encontraba el templo de Jerusalén, el templo del
Dios judío.
Jesús es apresado, escupido, flagelado, golpeado y sometido a las torturas con las que los
romanos tenían por costumbre atormentar a los sentenciados a muerte; y más este que fue
condenado a la pena capital: la crucifixión. Algo que sólo se aplicaba los pobres y a los
enemigos del imperio, es decir a aquellos que se erigían como líderes de insurrecciones
populares.
Este judío muere; es sepultado según la tradición de su pueblo, pero un gran acontecimiento
cambiará la concepción de los seguidores y seguidoras de Jesús de ese momento: el Maestro
ha resucitado. ¿Resucitado? ¿Después de tres días? Las mujeres son las primeras en verle
(Marcos 16,9; Mateo 28, 9-10). Pero lo curioso es que los discípulos no creen el mensaje de
vida que esas mujeres les comunican. Una vez que Él se aparece a sus amigos y la fe de éstos
es transformada, la confianza de que su maestro es el Señor de Señores, el hijo de Dios, se
afianza: no hay discusión estamos ante el verdadero Mesías.
Jesús resucita, y para los judíos este mensaje es sorprendente. Dios levantó a este Jesús de
entre los muertos y su resurrección fue uno de los elementos principales del mensaje de
Pedro en el libro de Hechos (2,14-38), ya que se reconoce públicamente la gloria de Jesús en
Dios Padre. Este muerto ahora ha resucitado y está a la diestra de Dios.
Estamos ante una persona que murió siendo coherente con su mensaje hasta la muerte, y no
cualquier muerte sino, como resaltaría el Apóstol Pablo, hasta la muerte de Cruz (Filipenses
2,8). Esto quiere decir que no vendió su mensaje ni se corrompió, sino que se mantuvo firme
ante la amenaza del imperio y de los sacerdotes.
Para los gentiles no resultaba novedoso el tema de la resurrección. Ya entre egipcios y griegos
existían historias de dioses que resucitaron, como sería el caso de Horus. De igual forma
existían rumores de personas que tenían capacidades de resucitar a los muertos con ciertas
artes mágicas. La pregunta que resulta es: ¿Qué diferencia hay entre este resucitado y los
otros? Lo innovador está en que este resucitado lo es para la inmortalidad.
Los griegos no podían aceptar la resurrección, ya que creían que el cuerpo era la cárcel del
alma y, por lo tanto, innecesaria para la inmortalidad. Sólo el alma era inmortal.
Por otra parte, el que murió era pobre, un desdichado y un enemigo del imperio, pero el
Apóstol Pablo predica al Cristo resucitado y le exalta por encima del emperador, y afirma que
Jesús es el hijo de Dios, Señor (kirios) y Salvador (soter), términos muy comunes en el
vocabulario imperial romano para referirse al emperador.
Jesús resucitado es el nuevo emperador, pero su reino no es de este mundo. A diferencia del
Imperio, es un reino de paz y de justicia, de amor al prójimo, lo cual produce sus efectos en el
corazón de las personas que escuchan el mensaje de Jesús resucitado.
La resurrección de Jesús nos muestra que él está por encima de las injusticias de los imperios
y sistemas de dominación, no pudieron acallar su valor y su mensaje
El Apóstol Pablo nos enseña a ser sus imitadores así como él lo es de Cristo. Es decir, nos
llama a ser coherentes con el mensaje del evangelio; con ese mensaje de amor y de justicia
en un contexto de desigualdad y de tiranía. Para el oyente la esperanza de que resucitaría
como lo hizo Jesús se convirtió en la fuerza para enfrentarse sin temor a las estructuras
imperiales que podían acabar con su vida por transmitir el mensaje del Reino. Él veía en
Jesús el ejemplo a seguir. Jesús había vencido al mundo (sistema de dominación imperial)
(Juan 16,32-33). Ahora, sus seguidores confiados podían proclamar un mensaje diferente, el
mensaje del Reino de Dios, aunque sufrieran aflicciones por un mensaje opuesto a la
estructura dominante. Por ello encontramos en esa fe férrea de los mártires de los primeros
dos siglos del cristianismos, que se entregaron a los brazos de la muerte sin temor, la
esperanza de que Dios les levantaría de los muertos, como Jesús lo fue, solo si se esforzaban
siempre (2 Timoteo 4,7-8).
Aunque el sistema pretenda acallar esta propuesta del Reino de Dios, será ese mismo Dios el
que la resucite y la haga revivir en los corazones de las personas. Esto quiere decir que la
resurrección de Jesús se ha convertido en el triunfo del justo sobre las injusticias, sin que
importe de donde procedan, aunque sea del imperio más grande de la historia.
Resurrección mensaje de esperanza ayer y hoy para todo aquel que lucha por la propuesta
del reino de Dios
Los valores han pasado a ser ignorados en la vida social; solo importa el dinero, aunque no la
manera de conseguirlo. Jesús nos llama a entender que él es verdadero Señor y el verdadero
Salvador y a no dejarnos engañar por aquellos que pretenden adjudicarse dichos calificativos.
No es fácil asumir el mensaje de Jesús; hay que cargar la cruz. Una cruz
que puede llevarnos a la muerte en algunos casos, pero esa es la realidad
del mensaje, no otra. Sin embargo, hasta el fin de nuestros días seamos
coherentes con el mensaje del Reino de Dios, y llevemos esperanza a
aquel que sufre, que llora, que tiene hambre y sed de Justicia.
Desde tiempos remotos existen mártires que mueren llevando el mensaje de Cristo a lugares
insospechados, muchos de ellos en conflicto con la ideología del reino de Dios. Pero esos
mártires ofrecen su vida con la esperanza firme de que algún día se levantaran de entre los
muertos para vivir plenamente con Cristo por siempre en una tierra nueva y en un cielo nuevo.
LA RESURRECCIÓN DE CRISTO
1ra Corintios 15: 12-19
Reflexión: La resurrección de Cristo es la columna vertebral del cristianismo, si negamos que
Jesús no resucitó con un cuerpo de carne y hueso, entonces nosotros no resucitaremos en el
día de la redención, de nada valdría nuestra predicación, nuestra esperanza, nuestro gozo en
Dios, por lo tanto si alguien os anuncia un evangelio diferente del cual esta en la Escritura no le
sigan(Gálatas 1:6-7). Tampoco debemos pensar que Jesucristo fue creado nuevamente al morir
y resucitar, o que resucitó en espíritu, porque estaríamos en contra de la Escritura. Si
realmente pensamos que cuando morimos el alma deja de existir, entonces no tendría ningún
significado cuando el apóstol Pedro dijo en una de sus cartas “obteniendo el fin de vuestra fe,
que es la salvación de vuestras almas”(1ra Pedro 1:9), también en Mateo 22:31-32
encontramos: “Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue
dicho por Dios, cuando dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?
Dios no es Dios de muertos, sino de vivos”, es claro que la Escritura dice que nuestra alma no
muere, así si estas en Cristo y guardas su palabra tu alma vivirá eternamente con Dios, y los
desobedientes al evangelio de Cristo, sufrirán el castigo eterno en el lago de fuego. Por eso es
importante saber que Jesucristo resucitó al tercer día con carne y hueso, es decir,
corporalmente, en Lucas 24:39-40 “Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y
ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les
mostró las manos y los pies”, es más tenia hambre y pidió a los discípulos algo de comer,
“¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. Y
él lo tomó, y comió delante de ellos”(Lucas 24:41-43), también le dijo a Tomás :“Pon aquí tu
dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino
creyente”(Juan 20:27). Jesús dijo en Juan 2:18-21, sobre su resurrección: ”Y los judíos
respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? Respondió Jesús y les
dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y
seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo
de su cuerpo. También la biblia dice: “Porque muchos engañadores han salido por el mundo,
que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el
anticristo” (2da Juan 7).
La Pascua es un día festivo de los cristianos que celebra la muerte y resurrección de Jesucristo.
Así como el Viernes Santo recuerda la crucifixión y muerte de Nuestro Señor, el Domingo de
Pascua celebra su resurrección. ¿Por qué los cristianos han celebrado la resurrección de Cristo
a través de la historia? ¿Qué importancia tiene su resurrección en la vida cristiana? Aquí
ofrezco 10 razones.
3. LA RESURRECCIÓN DE CRISTO JESÚS SIGNIFICA QUE LOS CREYENTES ESTÁN UNIDOS CON
CRISTO (2 CO. 4:14).
Cuando creemos en Cristo, somos unidos con Él por la fe. La unión con Cristo significa que
cuando Dios nos mira, Él no ve nuestra pecaminosidad, sino la justicia de Cristo. Significa que
hemos muerto con Él y vivimos con Él (Ro. 6:8). Esta unión solo es posible a través de la
resurrección de Cristo. Es semejante a cuando una pareja se ha unido en matrimonio, que las
cosas de un esposo pertenecen a su esposa. Los cristianos reciben la justicia de Cristo por
medio de su unión con Él (1 Co. 1:30).
Pablo explica que la resurrección no es solo una parte fundamental del evangelio, sino que es
el pegamento que sostiene cada parte del evangelio. Sin la resurrección, los cristianos creerían
en vano y no tendrían esperanza. Pero Cristo ha resucitado y ahora tenemos la esperanza del
perdón de nuestros pecados, el derecho de estar bien delante de Dios, y la vida eterna por
medio de Cristo.
10. LA RESURRECCIÓN DE CRISTO JESÚS SIGNIFICA QUE ÉL JUZGARÁ AL MUNDO CON JUSTICIA.
“Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios declara ahora a todos los
hombres, en todas partes, que se arrepientan. Porque Él ha establecido un día en el cual
juzgará al mundo en justicia, por medio de un Hombre a quien Él ha designado, habiendo
presentado pruebas a todos los hombres cuando Lo resucitó de entre los muertos”, Hechos
17:30-31.
Un día, todas las personas del mundo serán juzgadas por las cosas que han hecho. Los que no
creen serán responsables de su desobediencia contra Dios, enfrentando la condenación de
Dios y siendo enviados al infierno. Los creyentes serán responsables delante de Dios por las
cosas que han hecho y serán recompensados en los cielos según sus obras como creyentes.
La señal que Dios nos dio para confirmar su juicio fue la resurrección de Cristo Jesús de los
muertos. Si usted no cree en el Señor Jesucristo, este juicio debe de causarle un temor
profundo. Usted se enfrentará a la ira de Dios y sufrirá una eternidad en el infierno; recibiendo
el castigo que merece por su pecados. Pero este juicio no tiene que ser algo temible.
Hay una manera de obtener el perdón y vida eterna en Cristo: crea en el Señor Jesucristo y
arrepiéntase de su pecado. Cuando creemos en Jesús, recibimos todos los beneficios de su
resurrección. Nuestra fe en Cristo es lo que nos une a Cristo y nos ayuda recibir el perdón de
nuestros pecados. Una persona continuando en la incredulidad asegura la ira de Dios para sí.
No pierda el regalo increíble que Dios nos ofrece en Cristo: ¡crea en Jesús hoy! “Jesús le
contestó: ‘Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque muera, vivirá, y todo el
que vive y cree en Mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?’” , Juan 11:25-26.
Intro.
B. Jesús dijo que iba a resucitarse después de 3 días en la tumba. Juan 2:19-22
1) Si él hubiera quedado en la tumba, los hombres hubieran dicho, “sí, no era nada más que un
mero hombre. Era igual con nosotros”.
2) Su resurrección testifica que él era más que hombre.
* Joven que quería fundar una religión nueva. Un anciano le dijo que la manera mejor de
hacerlo sería por hacerse morir y resucitar de los muertos.
1) Eran valientes en decir a los que les acusaron, “Ustedes le crucificaron, pero Dios le resucitó
de los muertos”.
2) Todos se dieron cuenta de la valentía de Pedro y Juan. v. 13
Concl.
Si, por casualidad, hay alguien que profesa ser cristiano que dice, “¿Qué me importa si Cristo
resucitó de los muertos?” Aquella persona es o ignorante o no sabe mucho de la Biblia ni de la
salvación. Damos gracias a Dios por la resurrección de Cristo por la seguridad que nos da.
La resurrección tiene un enorme significado para los cristianos, porque en ella se basa toda la
filosofía del cristianismo, la Salvación y la Vida Eterna.
El significado de la resurrección de Jesucristo es Salvación y Vida Eterna para la humanidad,
para todo aquel que cree en el Hijo de Dios, quien se hizo hombre para morir por todos los
pecadores y salvarnos del castigo eterno.
La resurrección significa la victoria de Jesús sobre el pecado y la redención para el pecador. El
pecado entró al mundo por la desobediencia del primer hombre y las consecuencias de dicho
pecado, tales como la maldición, enfermedades y muerte, han sido por siglos nuestra
herencia.
Sin embargo, Dios sabiendo de antemano la imposibilidad de salvarnos por medio de nuestras
obras, pues por bien que nos comportáramos siempre quedaríamos en deuda ante la perfecta
santidad del único y perfecto Dios, decidió ofrecer a su único Hijo, bueno y sin tacha para
salvarnos.
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos
justicia de Dios en él”, 2 Corintios 5:21. Era necesario un sacrificio perfecto del “Cordero de
Dios”, cuya sangre derramada, limpiara por completo nuestros pecados.
“Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió
por nosotros”, Romanos 5:8, y al resucitar venció por nosotros la muerte segunda, que
significaría el vivir alejados de Dios por toda la eternidad, Apocalipsis 20:14. Ese fue su regalo,
un regalo de amor invaluable, al dar su vida santa por la de todos nosotros pecadores.
La resurrección de Jesús significa redención
¿Si la resurrección de Jesús significa redención, Salvación y Vida Eterna, cómo la recibimos?
Aunque no es tan difícil, sí requiere de mucho compromiso.
Para convertirnos en verdaderos cristianos, debemos en primera instancia arrepentirnos de
nuestros pecados de corazón, entregar por completo nuestra vida a Jesucristo creyendo que Él
murió por nosotros, aceptar su Señorío en nuestro caminar por el mundo, es decir,
someternos a su Voluntad y Autoridad, para que seamos transformados por completo a través
del Espíritu Santo, muriendo para la carne y renaciendo en el espíritu.
La resurrección de Jesús debe traernos un cambio intencional de vida, viviendo en santidad,
andando en obediencia a sus mandamientos y dejando el pecado atrás, porque ya no debemos
ser esclavos del pecado sino de Jesucristo a quien le debemos todo y porque lo demanda Dios.
Él dijo sed santos porque yo soy santo.
Ahora tenemos vivir para Cristo, seguirlo, estudiar concienzudamente su Palabra, amar al
prójimo y a Dios por encima de todo y compartir el Evangelio a toda criatura, porque es un
mandato de Dios, como lo expresa el libro de Marcos 16:15.
La Salvación es un poceso de Santificación que comienza cuando decidimos seguir a Cristo y
termina con nuestra muerte o con la Segunda Venida de Cristo si es que estamos vivos para
entonces. La Salvación requiere de dos cosas importantes que son la Justifiación y la
Santificación.
¿Por qué es importante la resurrección de Jesucristo?
Pregunta: "¿Por qué es importante la resurrección de Jesucristo?"
La resurrección de Jesucristo es también importante porque valida quién Jesús afirmó ser, es
decir, el Hijo de Dios y Mesías. Según Jesús, Su resurrección fue la "señal del cielo" que
autentificó Su ministerio (Mateo 16:1-4). La resurrección de Jesucristo, atestiguada por cientos
de testigos oculares (1 Corintios 15:3-8), provee una prueba irrefutable de que Él es el Salvador
del mundo.
Otra razón por la cual la resurrección de Jesucristo es importante, es que prueba Su carácter
sin pecado y Su naturaleza divina. Las Escrituras decían que el "Santo" de Dios nunca vería
corrupción (Salmo 16:10), y Jesús nunca vio corrupción, ni siquiera después de Su muerte (ver
Hechos 13:32-37). Fue sobre la base de la resurrección de Cristo que Pablo predicó: "Por
medio de él se os anuncia perdón de pecados...en él es justificado todo aquel que cree"
(Hechos 13: 38-39).
Jesús dijo: "Yo soy la resurrección y la vida" (Juan 11:25), y en esa declaración afirmó ser la
fuente de ambas. No hay resurrección aparte de Cristo, no hay vida eterna. Jesús hace más
que dar vida; Él es vida, y por eso la muerte no tiene poder sobre Él. Jesús confiere Su vida a
los que confían en Él, para que podamos compartir Su triunfo sobre la muerte (1 Juan 5:11-12).
Nosotros que creemos en Jesucristo, experimentaremos personalmente la resurrección
porque, teniendo la vida que Jesús nos da, hemos vencido a la muerte. Es imposible que la
muerte gane (1 Corintios 15:53-57).
Jesús es "la primicia de los que han dormido" (1 Corintios 15:20). En otras palabras, Jesús abrió
el camino en la vida después de la muerte. La resurrección de Jesucristo es importante como
testimonio de la resurrección de los seres humanos, que es un principio básico de la fe
cristiana. A diferencia de otras religiones, el cristianismo posee un Fundador que trasciende la
muerte y promete que Sus seguidores harán lo mismo. Todas las demás religiones fueron
fundadas por hombres o profetas cuyo fin fue la tumba. Como cristianos, sabemos que Dios se
hizo hombre, murió por nuestros pecados y resucitó al tercer día. La tumba no pudo retenerlo.
Él vive, y se sienta hoy a la diestra del Padre en el cielo (Hebreos 10:12).
La inspirada Palabra de Dios garantiza la resurrección de los creyentes cuando Jesucristo venga
por Su Cuerpo (La Iglesia) en el Arrebatamiento. Tal esperanza y seguridad surge en un
grandioso canto triunfal como lo escribe Pablo en 1 Corintios 15:55, “¿Dónde está, oh muerte,
tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” (Cf. Oseas 13:14).
La Resurrección es una victoria triunfante y gloriosa para cada creyente. Jesucristo, quien
murió, fue sepultado, y resucitó al tercer día de acuerdo a las Escrituras (1 Corintios 15:3-4). Y,
¡Él vendrá nuevamente! Los muertos en Cristo resucitarán primero, luego nosotros, los que
hayamos quedado y vivamos para Su venida, seremos transformados y recibiremos nuevos
cuerpos glorificados (1 Tesalonicenses 4:13-18). ¿Por qué es importante la resurrección de
Jesucristo? Demuestra quién es Jesús. Demuestra que Dios aceptó el sacrificio de Jesús a
nuestro favor. Comprueba que Dios tiene el poder de levantarnos de los muertos. Garantiza
que aquellos que crean en Cristo no permanecerán muertos, sino que serán resucitados a una
vida eterna. ¡Esa es nuestra bendita esperanza!