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ISCEEM-SEIEM-ENST
Resumen
La laicidad, uno de los pilares constitucionales de la educación en México, es un
elemento esencial e imprescindible en el desarrollo de las competencias para la
vida en sociedad y para la vida en convivencia en la conformación del ciudadano
democrático y con juicio crítico, competencias señaladas el plan de estudios 2009,
educación básica en el nivel primaria (SEP, 2009). Sin embargo, la laicidad no se
encuentra presente explícitamente en el plan y programas de estudio de
educación primaria, por lo que resulta urgente que la escuela reconsidere su
tratamiento explícito como forma de vida, iniciando por restablecer su concepto
correcto para poder mostrar sus grandes potencialidades en la formación del
ciudadano en una sociedad que se conforma cada vez más en la multiculturalidad.
Introducción
Existe una tarea pendiente en la educación actual: abrir el dialogo acerca del
establecimiento explicito de la laicidad y de la necesidad de profundizar en su
conceptualización como eje principal en la formación de alumnos con competencias para
la convivencia y la vida en sociedad. ¿Cómo actuar ante alumnos y compañeros docentes
con diferentes concepciones religiosas o filosóficas? ¿Qué hacer ante alumnos y
docentes que se niegan a saludar a la bandera, cantar el himno nacional y participar en
convivios y actividades relacionadas con tradiciones mexicanas? ¿Cómo solucionar
conflictos de origen religioso en el aula? ¿Qué postura adoptar ante la educación sexual?
¿Qué responder a los cuestionamientos de alumnos acerca de temas controvertidos como
los matrimonios del mismo sexo y el aborto, entre otros?
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Lic. En Educación, Maestro en Ciencias de la Educación y doctorante en Ciencias de la Educación en el
Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México (ISCEEM). Se desempeña como maestro
frente a grupo en nivel primaria y en la escuela normal de Santiago Tianguistenco. Ha investigado aspectos
relacionados con la educación laica desde el 2006 y ha sido ponente tanto en México como en el extranjero en
congresos nacionales e internacionales referentes a la educación, laicidad y religión.
Existen casos de intolerancia ante determinados grupos religiosos como los testigos de
Jehová por su negativa a participar en actos cívicos o casos en los que se llegan a
realizar misas de graduación al interior de las escuelas. Los temas de educación sexual
impartidos por los docentes pueden estar muchas veces influenciados por sus propias
concepciones religiosas o liberales, que influyen en la tendencia a caracterizar ciertos
temas como correctos o incorrectos en las subjetividades de los alumnos.
¿Qué es laicidad?
¿La laicidad está en contra de la religión?, ¿La laicidad carece de utilidad en una
sociedad multicultural?, ¿Es otra convicción más, como las religiones o las filosofías?
Responder a estas preguntas requiere del conocimiento pleno de la laicidad, desde sus
orígenes etimológicos, sus fundamentos y usos, hasta los elementos con los que se
interrelaciona. Existen muchas ideas acerca de la laicidad, como la conocida adjetivación
atea o la hostilidad a la religión; otras más han sido creadas bajo conceptos que en
ocasiones están muy alejados de los fundamentos laicos.
Para entender la laicidad es necesario conocer que ésta tuvo su origen en Francia y
surgió como el resultado de una lucha por el establecimiento de la libertad de conciencia,
reprimida hasta entonces principalmente por la religión católica (Blancarte en Gutiérrez,
2006:149).
En griego, hay dos palabras distintas para designar al pueblo: laos y demos. Laos ha
dado laicidad, principio de derecho que vincula el poder público al conjunto del pueblo;
vinculación liberadora que prohíbe cualquier puesta en tutela de unos hombres por otros.
Demos ha dado democracia, tipo de organización política que expresa la soberanía del
pueblo. El laos define a la comunidad humana y el demos a la comunidad política. El
pueblo es, por lo tanto, la referencia fundadora en la democracia y en la laicidad.
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El coloquio realizado en El Colegio de México el 6 de abril de 2000, es considerado como uno de los
primeros encuentros donde se analizó la laicidad y su relación con la educación, la democracia y los valores,
así como los riesgos a los que se podría enfrentar. 7 años después, Rodolfo Vázquez, (Vázquez, 2007) retoma
y analiza los resultados de ese coloquio retomando los diferentes elementos con que se relaciona la laicidad en
su libro, (compilación) “Laicidad, una asignatura pendiente.”
Bien común Igualdad
Libertad Respeto
demos laos
Pueblo
Educación laica
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Ferdinand Buisson, uno de los fundadores de la laicidad declaró: “la libertad de
conciencia es el fondo de todas las libertades”.
finalidades de la acción y sobre el sentido de los conocimientos. En palabras de Henri
Peña la escuela de la república es la escuela de la libertad, donde los alumnos construyen
ahí su libertad de hombres y de mujeres, de ciudadanos (Peña, 2001: 403).
La escuela laica se preocupa por una educación para la libertad y propone garantizar el
acceso al círculo razonado del conocimiento. “Los fundadores de la escuela laica,
supieron recordar en el momento oportuno, cuando el partido clerical echaba pestes
contra la “escuela sin Dios”, que ésta no es la escuela contra Dios, y que la educación de
la razón por sí misma, no descalifica el régimen de la creencia” (Peña, 2001: 408). Más
que un simple servicio público, la escuela es una institución orgánica del Estado
democrático, lo que equivale a decir que es esencial para la autenticidad de la ciudadanía,
pero también para la construcción del bien común. Aspecto que debería extenderse a las
escuelas privadas ya que también educan al ciudadano que forma parte del mismo
Estado democrático y ambos tipos de ciudadanos conviven en el ámbito público.
Reflexiones finales
La escuela laica marcó un gran paso histórico hacia la conformación plena de una
sociedad democrática, fue garante del principio histórico de la separación Estado-iglesias
y ha sido reconocida por muchos intelectuales, no sólo en Francia y otras partes del
mundo, sino también en México desde hace ya más de 100 años, como es el caso del
célebre educador mexicano Gregorio Torres Quintero que en el año de 1902 realizó una
declaración que merece ser recordada: “la escuela laica es la conquista social más
gloriosa del siglo XIX” (Bazant, 1993: 24).
La educación laica no tiene como finalidad atacar a las religiones ni luchar contra las
enseñanzas espirituales provenientes del hogar. La esencia de la educación laica tiene un
gran potencial en la formación de ciudadanos que se relacionen armónicamente, que
procedan a favor de la democracia, la libertad, la paz, el respeto a los derechos humanos
y actúen con respeto ante la diversidad sociocultural; todos éstos aspectos, señalados en
las competencias para la convivencia y la vida en sociedad del plan y programas de
estudio 2009, pero que no consideran de manera explícita la laicidad, dando un peso casi
exclusivo a la democracia. Ante esto, cabe citar nuevamente a modo de cierre las
palabras del exrector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente en el año 2007, “Sin laicidad
no hay democracia”.
Bibliografía
PÉREZ, Sergio (2005) Escuela, etnia y religión. México. Instituto Superior de Ciencias
de la educación del Estado de México