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LA GESTIÓN DEL TALENTO Y LOS ENEATIPOS.

Cualquier actividad relacionada con la gestión del talento que no parta de la concepción de
que existen diversos patrones de comportamiento, y que aún bajo la misma descripción del
puesto o la estandarización de competencias, no se puede esperar los mismos resultados de
diferentes individuos, estará condenada a fracasar y a retrasar el crecimiento organizacional.

Existen un gran número de sistemas de clasificación de perfiles de comportamiento,


específicamente de liderazgo, que son utilizadas con apego por muchas empresas. Es muy
socorrida la utilización de modelos como el DISC Assessment,  el Indicador  Myers-Briggs
(MBTI), el Modelo Insights Discovery, entre muchos otros, para seleccionar, desarrollar,
evaluar y retener al talento en las organizaciones. Si bien, todos resultan muy útiles para
englobar perfiles de personalidad y liderazgo, en mi experiencia no existe un sistema más
preciso y completo para comprender las diferentes maneras de percibir el mundo y actuar en
la vida, que el Eneagrama.

Este sistema de clasificación de la personalidad es tan sólido y ha cobrado tanta relevancia en


el ámbito organizacional, que empresas como  Microsoft, IBM, Google, Sony, Disney, Procter &
Gamble, L’Oreal, General Electric, Deutch Bank, Pfizer, Motorola, Kodak, General Motors,
Stanford University, y Harvard Business School, entre otras, lo han adaptado como el modelo
para la gestión del talento y el cambio organizacional. Incluso se dice que la CIA lo utiliza para
predecir el comportamiento de mandatarios extranjeros.
El Eneagrama de la personalidad en un sistema que parte de nueve principales tipos –o
eneatipos,- los cuales poseen características específicas relacionadas con comportamientos
personales, y por supuesto organizacionales. A partir del Eneagrama podemos entender nueve
maneras de pensar, liderar, comunicarse, retroalimentar, armar equipos, crecer
profesionalmente, y desde luego, lograr resultados.

El Eneagrama es un sistema dinámico,  por lo que los nueve tipos principales se entremezclan
con otros subtipos que definen personalidades diversas, es decir, aunque el tronco común para
cada eneatipo sea el mismo, cada uno de los nueve perfiles tiene características de otros tipos
dependiendo de su educación, vivencias, situaciones de estrés y situaciones favorables. Aun así,
estos comportamientos se pueden predecir cuando se conoce a fondo al Eneagrama.

Para aproximarnos a conocer estos nueve diferentes tipos de personalidad, presento a


continuación, una breve descripción de los mismos.

Tipo 1. El Perfeccionista. Idealistas, de sólidos principios, éticos y concienzudos, con un fuerte


sentido del bien y del mal, esforzados en el mejoramiento del mundo. Organizados y
meticulosos, críticos y perfeccionistas. Al mismo tiempo son sensibles a la crítica y temen
cometer errores.
Tipo 2.  El Ayudador.  Orientados a los demás, comprensivos, sinceros, bondadosos, generosos
y abnegados. También suelen ser sentimentales, aduladores y necesitados. Al mismo tiempo
pueden llegar a ser manipuladores y tener dificultad para reconocer sus propias necesidades.
Tipo 3. El Triunfador. Adaptables y orientados al éxito. Seguros de sí mismos, atractivos,
encantadores, ambiciosos, competentes y enérgicos, movidos por el progreso personal y
preocupados por su imagen y por lo que piensen los demás. Normalmente tienen problemas de
adicción al trabajo y de competitividad.
Tipo 4. El Individualista. Del tipo romántico, introspectivo, conscientes de sí mismos, sensibles,
emocionales, reservados y callados. Así mismo son creativos e inspirados. Pueden llegar a ser
tímidos, autocomplacientes, desdeñosos y ajenos a las formas normales de vivir. A este eneatipo
también se le llama “El Artista.”
Tipo 5.  El Observador. Del tipo racional, curioso, investigador. Analíticos, enfocados,
visionarios, independientes e innovadores. Amantes de la información y los datos. Al mismo
tiempo pueden ser introvertidos, nerviosos, aislarse y desligarse del mundo y de los demás.
Tipo 6. El Leal. Del tipo comprometido, orientado a la seguridad. Las personas del tipo seis son
dignas de confianza, trabajadoras y responsables, pero también pueden adoptar una actitud
defensiva, ser evasivas y muy nerviosas, inseguras, desconfiadas, desafiantes y rebeldes.
Tipo 7. El Entusiasta. Del tipo productivo y ajetreado. Versátiles, optimistas y espontáneos;
juguetones, animosos y prácticos, también podrían abarcar demasiado, ser desorganizados e
indisciplinados, en constante búsqueda de experiencias nuevas y estimulantes, pero la
actividad continuada los aturde y los agota.
Tipo 8. El Jefe. El tipo poderoso y dominante. Seguros de sí mismos, fuertes y capaces de
imponerse. Protectores, ingeniosos y decididos, también resultan orgullosos, desafiantes,
controladores e intimidadores. Cuando se controlan pueden usar su fuerza para mejorar la
vida de otras personas.
Tipo 9. El Pacificador. Del tipo acomodadizo, adaptable y humilde. Conformistas, confiados,
estables, afables, bondadosos y apoyadores, orientados a mantener la paz y evitar los conflictos.
Tienden a ser complacientes, a postergar y a minimizar cualquier cosa importante o tener
problemas de pasividad.
Ubicarse a sí mismo en un eneatipo, así como los subtipos que componen nuestro estilo de
personalidad, puede marcar una diferencia sustancial en la forma en que percibimos el
mundo, sostenemos relaciones interpersonales, nos comunicamos y tomamos decisiones.

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