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4 de julio de 2020 EVANGELISMO

«Heme aquí, envíame a mí» (Isa. 6: 8)

S iempre me ha fascinado la teofanía o la Vi­


sión de Dios que tuvo el profeta lsaias En
el capítulo 6 de su libro, encontramos una de
para hablar como se podría pensar, sino todo
lo contrario, quedó listo para cumplir la comi­
sión divina.
las descripciones más hermosas so­bre el tro­ Entonces, oyó la voz de Dios pregun­
no de Dios y el llamado del joven profeta. tando: «¿A quién enviaré y quién irá por noso­
En su encuentro con Dios, lsaias ve al tros?» (vers. 8). Esta es una pregunta intere­
Señor y oye su voz ( vers. 1 y 8); dos pasos in­ sante ¿Acaso no sabía Dios a quién enviar?
dispensables para todo aquel a quien Dios de­ Claro que sí, él lo conoce todo; pero para sal­
signa como misionero. Nuestros OJOS de­ben var nuestra vicia, nuestra familia e incluso al
elevarse hacia las realidades eternas, fuera mundo, Dios busca personas que estén dis­
de los poderes de este mundo, hasta contem­ puestas a servirle ele corazón. Él no fuerza a
plar a Dios en su majestad. Y nues­tros oídos nadie, sino que está buscando voluntarios.
deben apartarse de los ruidos de este mundo Así que lsaías respondió: «Heme aquí,
para escuchar su «silbo apacible y delicado» envíame a mi», (vers. 8). ¿Qué causó aque­
(1 Rey 19: 12). lla respuesta del profeta? El estar en la pre­
Sin embargo, faltaba una obra más por sencia de Dios, el reconocer su indignidad y el
hacer. Los labios del profeta estaban impu­ haber sido perdonado.
ros y no podía proferir palabras de exaltación La experiencia del profeta lsaias nos re­
como lo hacían fácilmente los serafines cuan­ vela las siguientes verdades ... Primero, Dios
do decían: «Santo, santo, santo es el Señor To­ quiere y puede salvar al ser humano. Segun­
dopoderoso» (vers. 3, NVl). do, sclo aquellos que han gustado la salva­ción
Entonces, Dios emió a uno de los sera­ pueden servoceros efectivos del evan­gelio. Y
fines con un carbón encendido del altar, para en tercer lugar, querer ser salvos y no com­
tocar los labios de lsaías. Los labios son una partir con otros la salvación, es egoísmo; y
de las partes más sensibles del cuerpo. así que Dios nos salve solo para atraer a otros sin
que podriamos decir que aquella fue una pensar en nuestra salvación, es ser utilizados.
experiencia dolorosa para el profeta. Pero La ecuación correcta es que Dios nos salva y
lsaías no estaba preparado para proferir las luego pone en nuestro corazón el deseo de
palabras de Dios hasta que su dependencia acercar a otros a la salvación.
en el poder humano fuera puesta a un lado. ¿Estás listo para decir como lsaias:
Luego de que el serafín le acercó el carbón a «Heme aquí, envíame a mi»?
los labios, el profeta no quedó imposibilitado

Pr. Dany Perla Quintanilla


Nuevo Horizonte » Julio-Septiembre Asociación Metropolitana Salvadoreña

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