Así como la libertad constitucional es la libertad jurídica, la igualdad constitucional es también la igualdad jurídica y no la igualdad natural. La igualdad jurídica no propicia suprimir en forma absoluta las desigualdades naturales, pero tampoco aceptarlas en su totalidad, porque ello estaría gestando una igualdad meramente nominal que en ambos casos desnaturalizaría la libertad constitucional. La igualdad jurídica, traducida en la igualdad ante la ley, significa que todas las personas están reconocidas como titulares de derechos y obligaciones, que son iguales bajo las mismas circunstancias y las mismas condiciones razonables frente al poder estatal. Además, la igualdad constitucional, que se traduce en la igualdad ante la ley, con la consecuente obligación para el Estado de asegurar un trato igualitario de los individuos en sus relaciones con el poder, no se traslada necesariamente al ámbito de las relaciones sociales particulares que no afectan el orden público, ni la moral pública o las buenas costumbres. Caso contrario, se estará vulnerando el ejercicio razonable de la libertad. Así, son aceptables las discriminaciones políticas, sociales, religiosas, por razones de nacionalidad, sexo o posición económica que establezcan los particulares para participar en determinadas asociaciones, clubes, colegios, empresas u otros emprendimientos, siempre que ellas no generen un perjuicio para el orden público, o que sean manifiestamente arbitrarias.
Regulación constitucional de la igualdad
El principio constitucional básico en materia de igualdad resulta del art. 16 de la Ley Fundamental, que prohíbe las discriminaciones por razones de sangre o de nacimiento, desconoce los fueros y los títulos nobiliarios, proclama que todos los habitantes son iguales ante la ley y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad, y concluye señalando que la igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas. Pero la referencia constitucional no se agota con el art. 16, pues existen otras disposiciones complementarias que, en forma expresa o implícita, desarrollan el principio de la igualdad. Así, el art. 15 prohíbe la esclavitud y todo contrato de compraventa de personas. El art. 14, en forma igualitaria, reconoce las libertades constitucionales a todos los habitantes del país. El art. 20 extiende a los extranjeros el reconocimiento de todas las libertades civiles de los ciudadanos, enunciando la de ejercer su industria, comercio y profesión, poseer bienes raíces, comprarlos y enajenarlos, navegar los ríos y costas, ejercer libremente su culto, testar y casarse conforme a las leyes. El art. 14 nuevo, incorporado en 1957, asegura a los trabajadores igual remuneración por igual tarea. El art. 4º dispone que las contribuciones directas que imponga el Congreso deben ser proporcionales. El art. 75, inc. 2º, establece que las contribuciones directas que imponga el Congreso deben ser proporcionalmente iguales en todo el territorio de la Nación. El art. 8º afirma que los ciudadanos de cada provincia gozan de todos los derechos, privilegios e inmunidades inherentes al título de ciudadano en las demás provincias. El art. 37 establece la igualdad del voto, y la igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres para acceder a los cargos públicos y partidarios. El art. 75, inc. 19, dispone que la legislación nacional que organice la educación debe asegurar la igualdad de oportunidades y posibilidades sin discriminación alguna. El art. 75, inc. 23, establece que corresponde al Congreso promover medidas legislativas que garanticen la igualdad real de oportunidades y el ejercicio de los derechos constitucionales, en particular respecto de los niños, mujeres, ancianos y discapacitados.
Igualdad natural, igualdad ante la ley e igualdad de oportunidades
La igualdad natural de los seres humanos se basa en afirmar que todos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos. Todos somos tan diferente a la vez porque cada individuo es único, que pertenece a alguna cultura con unos determinados rasgos y características. La igualdad ante la ley reconoce que todas las personas deben ser tratadas de la misma manera por la ley, y que estén sujetas a las mismas leyes de justicia (debido proceso), reconoce la equiparación igualitaria de todos los ciudadanos en derechos civiles y políticos, por lo tanto, la ley debe garantizar que ningún individuo o grupo de individuos sea privilegiado o discriminado por el estado sin distinción de raza, sexo, orientación sexual, género, origen nacional, color, origen étnico, religión u otras características ya sean personales o colectivas sin parcialidad. La igualdad de oportunidades es una idea de justicia social que propugna que un sistema es socialmente digno y justo cuando todas las personas tienen las mismas posibilidades de acceder al bienestar social y poseen los mismos derechos políticos.
La igualdad en los tratados internacionales con jerarquía constitucional: qué
previsiones consagran que no están Sobre la base de los tratados internacionales sobre derechos humanos, el 3 de agosto de 1988 fue sancionada la ley 23.592, que contiene una norma de naturaleza civil y otra de carácter penal. La primera (art. 1°) califica como acto ilícito civil todo impedimento, obstrucción, restricción o menoscabo que altere arbitrariamente el ejercicio sobre bases igualitarias de los derechos y garantías constitucionales. Asimismo, otorga al damnificado el derecho a requerir que se deje sin efecto el acto discriminatorio y a demandar la indemnización del daño moral y material que se le hubiera ocasionado. Su aplicación requiere que el acto constituya: 1) Una discriminación arbitraria; 2) un menoscabo para el ejercicio de los derechos constitucionales. La segunda (art. 2°) eleva —en un tercio el mínimo y en un medio el máximo— la escala penal de todo delito reprimido por la ley cuando sea cometido por persecución u odio a una raza, religión o nacionalidad, o con el objeto de destruir en todo o en parte a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Añade una figura penal por la cual se reprime, con prisión de un mes a tres años, a quienes participen en una organización o realizaren propaganda basados en ideas o teorías de superioridad de una raza, religión, origen étnico o color, que tengan por objeto la justificación o promoción de la discriminación racial o religiosa en cualquier forma (art. 3°). Igual pena se deberá aplicar a quienes por cualquier medio alentaren o incitaren a la persecución o el odio contra una persona o grupo de personas a causa de su raza, religión, nacionalidad o ideas políticas.
La igualdad y el acceso a los cargos públicos
El art. 16 de la Constitución Nacional establece que todos los habitantes del país son admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad. La idoneidad consiste en la aptitud intelectual, física y moral que tiene una persona para desempeñar con eficiencia un cargo público. Todos los habitantes de la Nación están en un plano de igualdad para acceder a los cargos públicos, siempre que reúnan las condiciones subjetivas y objetivas de idoneidad establecidas por la Constitución y, en ciertos casos, por sus leyes reglamentarias. Algunas de esas condiciones para acceder a determinados cargos están previstas por la propia Constitución. Tal es lo que ocurre con los requisitos exigidos para acceder al cargo de diputado nacional (art. 48), senador nacional (art. 55), presidente y vicepresidente (art. 89) y juez de la Corte Suprema de Justicia (art. 111). Esas condiciones no pueden ser ampliadas legislativamente. Otras emanan de las normas reglamentarias que, sin alterar las condiciones establecidas por la Constitución, pueden regular todas aquellas que se relacionen con el concepto de idoneidad y establecen incompatibilidades que no serán condiciones propiamente dichas. Así, se puede vedar el acceso a los cargos públicos previstos por la Constitución a todas aquellas personas que han sido condenadas por la comisión de un delito que ponga en evidencia la inexistencia de la idoneidad, y siempre que el impedimento sea razonable en su naturaleza y duración. Para los cargos públicos que no estén previstos en la Constitución, en orden a las condiciones para acceder a ellos, tanto el órgano legislativo como el ejecutivo y el judicial pueden establecer los requisitos de idoneidad respecto de aquellos que están bajo sus respectivas dependencias, siempre que la creación del cargo no esté constitucionalmente asignada a otro órgano.
La igualdad y los derechos de los extranjeros
Artículo 16- La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: No hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad. La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas. El art. 20 extiende a los extranjeros el reconocimiento de todas las libertades civiles de los ciudadanos, enunciando la de ejercer su industria, comercio y profesión, poseer bienes raíces, comprarlos y enajenarlos, navegar los ríos y costas, ejercer libremente su culto, testar y casarse conforme a las leyes Artículo 25.- El Gobierno federal fomentará la inmigración europea; y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias, e introducir y enseñar las ciencias y las artes. El art. 75, inc. 19, dispone que la legislación nacional que organice la educación debe asegurar la igualdad de oportunidades y posibilidades sin discriminación alguna. Artículo 14 Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender.
Qué son las acciones positivas
Las acciones positivas son medidas dirigidas a eliminar las desigualdades existentes contra grupos históricamente discriminados. Son medidas temporales con las que se pretende suprimir y compensar las desventajas existentes. El inc. 23 del art. 75 de la Constitución establece, en su primer párrafo, que corresponde al Congreso "Legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad". Para hacer efectivo el principio de igualdad reconocido por el art. 16 de la Constitución, dispone que corresponde promover una igualdad real, y no meramente nominal, de oportunidades y de trato. No basta con proclamar la igualdad ante la ley, sino que es necesario remover los obstáculos arbitrarios que, en algún caso, impiden su concreción. Lo que la Constitución aspira es que sean creadas las condiciones promocionales para que, en un plano de igualdad, puedan acceder o tener la posibilidad de ejercitar ciertos derechos aquellas personas que se encuentran en una situación de manifiesta inferioridad o incapacidad, pero no de ineptitud.
Qué es una categoría sospechosa y que utilidad tiene
La lista de “categorías sospechosas” comprende habitualmente la raza, el género, la religión, la opinión política, el origen nacional o social, la posición económica y las características físicas, entre otras. El fundamento de la doctrina de las categorías sospechosas es revertir la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran los miembros de ciertos grupos socialmente desaventajados como consecuencia del tratamiento hostil que históricamente han recibido y de los prejuicios o estereotipos discriminatorios a los que se los asocia aun en la actualidad.
*Algunos fallos a tener en cuenta: Arenzon, Freddo, Gottschau, Hooft, Sisnero*