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Trabajo final de

acreditación

Materia: Análisis filosófico de la educación

Estudiante: Fernando Pedro Guagnini

Docente: Gisella García

Cursada: 2da Junio 2020


Introducción
Hemos decidido analizar el documental “La batidora, radio en la escuela”
centrándonos en el modo en que refleja las “grandezas y miserias” que forman parte
de la educación argentina. Así, podemos observar la experiencia de una escuela
pública en donde los estudiantes comparten un proyecto de radio llamado “La
batidora”, que los impulsa a debatir y reflexionar sobre distintos temas ligados a lo
político y lo social. También, se da un espacio en donde los estudiantes charlan
sobre sus vidas y se abren a cuestiones personales.
Sin dudas, este proyecto se acerca a las ideas de la educación popular,
puesto que a través de la radio puede escucharse la voz de quienes pertenecen a la
comunidad escolar. Así, los estudiantes toman un rol activo en el proceso educativo
en lugar de ser sujetos pasivos que van “sólo a estudiar”. A lo largo del documental,
puede escucharse a varios de los jóvenes expresar no sólo felicidad respecto al
proyecto, sino también orgullo, además de la esperanza de poder llevar su radio por
fuera de la escuela para ser transmitida en el barrio. Una de las grandes razones
para afirmar que estamos frente a un caso de educación popular es que, en este
espacio, puede verse como “docentes y estudiantes son a la vez estudiantes y
docentes, con status similar, y están vinculados por el diálogo pedagógico
caracterizado por una relación horizontal” (Torres, 2001:37). A su vez, este proyecto
implica una integración del sujeto en la educación, lo cual, según Adelar
Hengemühle (2001), consigue motivar a los estudiantes. Un ejemplo de ello es el
interés por hablar sobre temáticas y gustos personales. Se destaca aquí la cuestión
musical. Otro tema que menciona Hengemühle respecto a la motivación es la
importancia de los desafíos y los deseos. En este documental, se muestra el deseo
de extender la radio hacia otros horizontes y el desafío que ello supone.
Pero, si “La batidora” representa una grandeza de la educación en el caso
argentino, podemos decir que vemos en el documental también algunas “miserias”.
La falta de inversión en educación no sólo se plasma en el esfuerzo que hacen
estudiantes y profesores para mantener vivo el proyecto por sus propios medios,
sino que se hace visible en las malas condiciones de la escuela. Vemos entonces
una institución que no está equipada adecuadamente, lo cual muestra un abandono
del Estado. Por otra parte, si bien los estudiantes se entusiasman con “La batidora”,
mencionan en ocasiones que proyectos de este estilo no son muy usuales. Algunos
dicen que no se sienten motivados a estudiar y que no todos los docentes se
interesan en sus gustos. A su vez, en algunas escenas se ven resquicios de una
escuela que aún mantiene viejas prácticas algo autoritarias. Todo ello, en suma, se
vislumbra en un documental que, a nuestro parecer, refleja con claridad algunos
logros y fracasos de la educación argentina.
Desarrollo
El documental “La batidora, radio en la escuela” nos muestra una realidad
compleja en torno a la educación argentina. En el principio vemos un contingente de
estudiantes formando en lo que pareciese ser una escuela que mantiene prácticas
pedagógicas ligadas al paradigma del normalismo. Los jóvenes comienzan a
formarse en fila en el patio. De fondo, la bandera argentina en el mástil como
símbolo patrio. Una profesora los controla. Allí aparece el primer “saquensé la
capucha”. Más adelante se les pide a los estudiantes buen comportamiento y se le
da un apercibimiento a una joven que llegó tarde. Mientras tanto, las escenas nos
muestran una escuela en malas condiciones, el discurso de uno de los profesores
hace alusión a la falta de clases por paro. La imagen es desesperanzadora, porque
aquel paradigma normalista se ve opacado por un Estado que ya no acompaña. La
primera impresión que nos da el documental es el de una escuela en crisis en donde
la falta de inversión nos remonta al paradójico pensamiento neoliberal, el cual va en
contramano de una tradición liberal anterior que permitió el florecimiento de la
educación pública. Esta contradicción entre prácticas de la pedagogía normalista
que son aplicadas en un marco de desamparo, creemos, son las que se vislumbran
en un primer pantallazo del documental.
Sin embargo, aparece luego la esperanza. El proyecto de radio “La batidora”
permite a los estudiantes compartir experiencias y gustos personales, además de
debatir sobre cuestiones de su comunidad. Eso, según ellos, los motiva. Como
mencionamos en la introducción, “La batidora” puede enmarcarse como un espacio
en donde la pedagogía escapa del paradigma normalista para relacionarse más con
las ideas de Freire. Así, conviven en la escuela del documental varios paradigmas:
el de una institución que fue abandonada por el modelo neoliberal y fue recuperada
por algunos de sus profesores y estudiantes, el de un sitio donde continúan
estableciéndose prácticas pedagógicas normalistas y al mismo tiempo existe un
proyecto movilizador en donde se aprende haciendo. Pero, ¿por qué decimos que
“La batidora” puede considerarse un proyecto relacionado a la educación popular?
Pasaremos a desarrollar un poco esta experiencia.
En primer lugar, como mencionamos en la introducción, “La batidora” se
conforma como un espacio radial en donde los estudiantes pueden pasar la música
que les gusta y discuten y reflexionan sobre temáticas sociales, políticas e incluso
personales. Aquí participan también algunos docentes. Así, “La batidora” basa sus
prácticas educativas en “experiencias colectivas e individuales, tomando muy en
serio el conocimiento previo adquirido por las poblaciones” (2001:36). Además, la
radio inspira en los participantes “un sentido de orgullo, dignidad y confianza en sí
mismos para que alcancen un nivel político y social de autonomía” (2001:36). Este
sentido se genera puesto que los estudiantes toman la iniciativa y ya no son meros
repetidores de lo que le transfieren los docentes. Así, se produce una educación
problematizadora en donde los jóvenes reflexionan y discuten sobre temas de su
realidad. Un ejemplo de ello es cuando se tratan temas políticos como el impacto de
la empresa de tratamiento de basura CEAMSE en la contaminación y la
desaparición de las monedas, en aquel momento fundamentales para viajar en tren.
Uno de los jóvenes resalta, respecto a ello, que la radio podría servir para que la
gente conozca las problemáticas de su comunidad. Esto, desde la mirada de Freire,
significa creer que los cambios son posibles y que la comunidad no debe resignarse
frente a las problemáticas que sufre.
A su vez, los jóvenes se presentan en este espacio con sus gustos y
particularidades personales. Uno de los estudiantes llega a afirmar que muy pocos
docentes le piden “su manera de pensar”. Desde esta perspectiva, y teniendo en
cuenta a Freire, puede decirse que en “La batidora” se comprende la relación entre
el aquí de los docentes y el aquí de los educandos. (Freire, 1985). Es decir, se
respetan los saberes de los jóvenes, su modo de ver las cosas. Esto puede
reflejarse en algunas escenas en donde se les pide a los alumnos que rapeen y
luego que expliquen algunas características de la música que a les gusta. Aquí los
docentes no ningunean o menosprecian los gustos musicales de los jóvenes, sino
que se establece una capacidad de diálogo verdadera. En este diálogo, los sujetos
dialógicos aprenden y crecen aceptando sus diferencias. Con ello, se respeta la
autonomía del ser del educando. (Freire, 2005).
Ligado a esto, podemos volver a mencionar la cuestión de la integración del
sujeto y la comprensión de su complejidad. Esta temática está muy relacionada a la
de la motivación. Según Hengemühle hay que tener en cuenta que las personas
sólo se motivan delante de situaciones que tienen sentido y provocan el deseo. Un
claro ejemplo de ello es cuando se le pide a uno de los estudiantes que cuide la
puerta de la biblioteca para que nadie entre mientras la radio transmite. Este joven
cuenta luego que su padre es policía y que hace vigilancia al igual que él. Con ello,
el chico expresa su alegría por hacer “algo que sirva”. Desde su perspectiva, cuidar
que nadie entre se torna un desafío y produce sentido.
Otro ejemplo que podemos aportar es el de Marcelino, quien comenta haber
estado preso y que durante tres años se le negó la entrada a la escuela por no
“tener conducta” y ser “atrevido”. “La batidora” permitió que Marcelino regresase y
pudiera participar activamente del proyecto, lo cual demuestra que todos pueden
aprender. En este sentido, podemos rescatar a Anijovich (2013), quien destaca la
importancia de un aula heterogénea que dé espacio a todos los estudiantes, más
allá de las dificultades o problemáticas que presenten o estén transcurriendo. En el
documental, Marcelino participa dando una charla sobre los efectos de las drogas, lo
cual es un tema central en la juventud de estos días. Podemos decir volviendo a
Anijovich que, con esta actividad, el joven se convierte en el centro del proceso
educativo gracias a una enseñanza en donde se intentan presentar las mejores
opciones para cada quien.
Por último, una cuestión que podemos visualizar no sólo en la escena de
Marcelino, sino en otras, es la de la concepción de los jóvenes que tienen algunos
docentes. Respecto a este tema podemos sostenernos en lo escrito por Débora
Kantor en su texto Variaciones para educar adolescentes y jóvenes (2008). Aquí, la
autora aborda la importancia de ver a jóvenes y adolescentes como sujetos de
derecho en lugar de caer en la estigmatización. Según Kantor, la juventud es
muchas veces producto de demonización. Se apela así a la criminalidad, la
ociosidad y la hostilidad para retratar a individuos que, en realidad, deberían ser
integrados en el tejido social. También, es importante para la autora el modo en que
los adultos entran en diálogo con los jóvenes, es decir, la forma en que construyen
discursos y prácticas que habilitan experiencias educativas. Así, la solución no está
ni en desamparar al joven ni en retornar al viejo esquema autoritario, sino más bien
en adultos que sepan contener a los estudiantes y al mismo tiempo desafiarlos, que
puedan confiar en ellos y a la vez discutirles. Creemos que en varias escenas puede
notarse esta relación propuesta por Kantor, en donde se considera a los estudiantes
como sujeto de derecho y se los apoya, pero también se les dan desafíos y se los
mueve a tomar acciones por sí mismos.
Ahora bien, como mencionamos en la introducción, nuestra intención es
analizar este documental en torno a los aspectos positivos y negativos que posee la
educación argentina. En este sentido, expresamos también que “La batidora, radio
en la escuela” es un documental que nos muestra una realidad compleja. Es por ello
que, para finalizar, responderemos brevemente la siguiente pregunta: ¿alcanza el
proyecto de “La batidora” para lograr una educación significativa?
Conclusión
“La batidora” se constituye claramente como un proyecto que redefine la
posición pedagógica de los docentes respecto de sus estudiantes y que promueve
un tipo de educación en donde los sujetos participan activamente y reflexionan
sobre su realidad con la esperanza de poder cambiarla. Esto, sin embargo, nos
resulta todavía insuficiente si tenemos en cuenta el camino que aún resta por
recorrer. Como sostuvimos a lo largo de este análisis, el documental refleja claros y
oscuros a partir de una experiencia particular en la educación argentina. Más allá de
“La batidora” vemos en otras escenas del documental un significativo abandono por
parte del Estado. De hecho, el Estado ni siquiera apoya el proyecto en cuestión,
siendo que debe armarse un bingo para poder adquirir mejores equipos. Y la deuda
no es sólo para con “La batidora”. La escuela en general aparece en muy malas
condiciones, existen incluso algunas escenas que desilusionan mucho. En una de
ellas, por ejemplo, se muestra un mensaje que considera a la adquisición de un
dispenser como “un logro”. Esto es algo que sabemos no ocurre sólo en la escuela
del documental, sino en varias otras a lo largo del país. A su vez, cabe destacar que
los propios jóvenes aluden también a momentos en donde la escuela los desmotiva
o aburre. En algunas escenas, puede verse a docentes que mantienen posturas que
no se corresponden con el espíritu de este proyecto, tal y como sucedía en las
primeras escenas.
En este sentido, finalmente, creemos que “La batidora” es un proyecto que
promueve grandes valores en torno a la educación y a la mirada sobre los
estudiantes, pero se torna insuficiente cuando vemos la realidad de una escuela,
parecida a tantas otras del país, en donde los derechos mínimos siguen siendo en
varias ocasiones vulnerados. Es así como podemos concebir a “La batidora” como
un esperanzador proyecto que requiere de mayor acompañamiento, no sólo por
parte del Estado, sino también del resto de la comunidad de la escuela. Ante este
hecho, insistimos en la idea de que el trabajo debe ser conjunto, de modo que la
experiencia educativa no sea sólo valedera por un proyecto aislado, sino que pueda
ser significativa en su totalidad.
Bibliografía
 Anijovich, Rebeca (2013): Todos pueden aprender. En
www.nacio.unlp.edu.ar/prospectiva/001/Todos_pueden_aprender-
Anijovich.pdf.
 Freire, Paulo (1985): De las virtudes del educador. Conferencia realizada en
el Centro Cultural General San Martín el 21/06/1985.
 Freire, Paulo (2005): Pedagogía de la autonomía, Editorial Siglo XXI, Buenos
Aires.
 Hengemühle, Adelar (2001): “Subjetividad: el desafío de integrar el sujeto en
la educación”, en Revista lasallista de Investigación. Enero-Junio, año/vol. 2
Colombia, pp. 65-75.
 Kantor, Débora (2008): Variaciones para educar adolescentes y jóvenes, Del
estante editorial.
 Torres, Carlos Alberto (2001): Grandezas y miserias de la educación
latinoamericana en el siglo veinte. En Torres, C. (Comp.) Paulo Freire y la
agenda de la educación latinoamericana en el Siglo XXI. (pp. 23-52) Buenos
Aires:Clacso.

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